Salarios vencidos y reforma laboral. José Alfonso Bouzas

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Salarios vencidos y reforma laboral.
José Alfonso Bouzas Ortiz
Investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM
Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM
El concepto “salarios vencidos” es resultado del carácter tutelar reivindicativo de
los derechos de los trabajadores, característica esencial del Derecho Laboral
Mexicano1 y, a todas luces, la reforma atenta en contra de éstos principios y de los
derechos humanos que se consagraron en el artículo 123 de la Constitución.
Como lo expresa Mario de la Cueva, nuestro artículo 123, “tampoco es
completamente original. La exposición histórica comprueba que los legisladores
mexicanos se inspiraron en diferentes países como Francia, Bélgica, Italia,
Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda, de tal manera que la mayor parte de
las disposiciones que en el se consignaron eran ya conocidas en otras naciones…
En la Fracción XXII (del artículo 123 constitucional) se consignó una solución que
aventaja con mucho a la mayor parte de las legislaciones y cuya finalidad es
asegurar la estabilidad de los trabajadores en su empleo.”2 Esa fracción establece:
XXII. El patrono que despida a un obrero sin causa justificada o por haber
ingresado a una asociación o sindicato, o por haber tomado parte en una huelga
lícita, estará obligado, a elección del trabajador, a cumplir el contrato o a
indemnizarlo con el importe de tres meses de salario…
De la anterior disposición en la ley reglamentaria del trabajo, se estableció, que al
resolverse un litigio por despido y declarar que éste fue injustificado, debía ser
resarcido el trabajador afectado, pagándole los salarios por todo el tiempo que se
vio suspendido de su trabajo.
El planteamiento de condena al pago de los salarios vencidos es la lógica
consecuencia del despido injustificado que controvierte el patrón llevándolo a juicio
y no probando la justificación y es la congruente consecuencia de su conducta ya
que el trabajador dejó de prestar el servicio en contra de su voluntad y esta es la
única forma de garantizar la estabilidad en el empleo derivada de que la
De la Cueva Mario, Derecho mexicano del trabajo, Tomo 1, Decima segunda edición,
editorial Porrúa, SA, México 1970, P 106
2 Ibid 120
1
Constitución dispone que el trabajador no puede ser separado sin causa
justificada. Existe jurisprudencia diversa que lo ha interpretado así.
La reforma al artículo 48 de la Ley Federal del Trabajo limita el derecho al cobro
de salarios vencidos hasta por un año y si el litigio se prolonga por mas de un año,
otorga intereses al dos por ciento mensual sobre el importe del salario de quince
meses, suspendiéndose la cuantificación en el supuesto de que el trabajador
muera.
Las primeras interrogantes son; ¿porqué un año? ¿qué determina el que sean
intereses del dos porciento del importe de quince meses de salario? Respuesta
racional no existe, lo que si se puede constatar es que se abarata el monto de los
salarios vencidos.
Esta modificación desnaturaliza el objetivo que se perseguía; que no fuera
despedido un trabajador sin causa justificada.
Esta disposición mercantiliza la garantía social de estabilidad en el empleo.
Esta disposición, parte del supuesto de que al trabajador conviene que el litigio se
prolongue y como responsable se lo pretende cobrar.
Con independencia de los múltiples factores y razones por los que el
correspondiente juicio se prolonga y en promedio dura de tres a cinco años, está
dejándose de considerar que la carga de la prueba la tiene el patrón; él es quien
debe acreditar la justificación del despido.
Pero no teniendo motivo por el cual se sancione al trabajador reduciéndole el pago
de los salarios vencidos, si es evidente que con la reforma el que puede tendrá
interés en que el litigio se prolongue aun mas de lo que en la actualidad se
prolonga es el patrón. Llegado el caso de que tenga que pagar lo hace con pesos
devaluados.
En los hechos la consecuencia será obligar al trabajador a aceptar una
indemnización insignificante por ceder su derecho a la estabilidad en el empleo.
Con esta reforma el sector patronal y la clase política gobernante han terminado
con el carácter tutelar y la garantía social que el artículo 123 estableció al trabajo y
materializan el que el trabajo sea una mercancía mas. Reforma regresiva
desconocedora del carácter de derecho humano que el trabajo tiene.
En el debate parlamentario en el que por mayoría integrada por el PRI y el PAN se
aprobó, salieron “argumentos justificativos” en el sentido de que conductas
perversas eran las que prolongaban los juicios, sin poderse concretar de que
forma conviene al trabajador despedido injustificadamente dilatar el procedimiento
e ignorándose que las Juntas de Conciliación y Arbitraje, cuando menos en
conflictos individuales, han sido convertidas en mercados en los que se compra y
vende derechos laborales, buscando, como en todos los mercados, hacerlo en el
mejor precio.
Se ignoró también que los conflictos individuales tienen de todo menos solución
jurídica. Veamos; por regla los trabajadores son despedidos sin limitación e
incluso mediando conductas vejantes y demandan reinstalación o indemnización
constitucional, argumentando obviamente que el despido fue injustificado.
También por regla los empleadores comparecen a juicio sosteniendo que el
trabajador abandono el trabajo o renunció. (es una práctica generalizada que
desde que entran a trabajar, les hacen firmar una renuncia en blanco) Son muy
pocos los casos en los que, por contar con pruebas suficientes, el patrón optará
por sostener que el despido fue justificado. Montado en estos términos el
escenario, el trámite probatorio es una farsa en la que se busca avanzar con los
elementos que permitan prever un resultado favorable, siempre teniendo como
telón de fondo la “conciliación” que no es otra cosa que la compraventa de
derechos laborales a la que hemos hecho mención.
Para donde la balanza se incline, siempre será mas compleja la posibilidad de
llegar a una solución jurídica. Si es a favor del trabajador y se trata de una
pequeña o mediana empresa, es posible que ni aun ganando el litigio reivindique
su derecho, en tanto que los salarios vencidos pueden incluso haber llegado a
montos superiores a lo que la empresa vale y si se trata de una gran empresa,
prolongará el juicio todo lo que sea necesario o se valdrá de “ayudas” incluso de
dentro de las Juntas, para no satisfacer lo adeudado, casi por principio
ejemplificativo.
Estará también de por medio un sinnúmero de irregularidades de la práctica
laboral que vendrán a complejizar el trámite; no existiendo contrato escrito, la
antigüedad será materia de controversia, por regla, la inscripción en la seguridad
social contendrá información no verdadera y con ello, antigüedad, salario
categoría y nivel del trabajador y otros posibles aspectos, también serán materia
de controversia, los posibles testigos del despido injustificado son también
trabajadores y, por lo tanto no será fácil que acepten declarar. En estas
condiciones los resultados del litigio individual por despido de un trabajador, no se
corresponderán con la verdad.
Este es el problema y la realidad pero, abaratar el despido injustificado y atentar
en contra de la estabilidad en el empleo no es la solución. Privilegiar la inspección
en el trabajo, llevarla a la realidad, seguramente disminuiría considerablemente
este tipo de juicios y pasar la justicia laboral a manos del poder judicial
desapareciendo las socialmente indignantes Juntas de Conciliación y Arbitraje,
también sería una buena medida para mantener el carácter de derecho humano
que tiene el trabajo, saneando un escenario de relaciones sociales fundamental; el
de las relaciones sociales de carácter laboral.
Enero 12 2013.
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