Imagen de Aranjuez: Lord Grantham en la corte de

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Imagen de Aranjuez: Lord Grantham en la corte de Carlos III
Magdalena Merlos
UNED
Historia del Arte
RESUMEN
Se analiza la percepción de Aranjuez en el siglo XVIII a través de un álbum de dibujos realizados por el
embajador británico en España, Lord Grantham, datado en 1779 y custodiado en el British Museum
(Londres). El álbum se pone en relación con la biografía y círculo de relaciones del autor, junto con
testimonios de viajeros e imágenes gráficas contemporáneas, con especial referencia a Henry Swinburne.
El análisis se contextualiza en el marco histórico y geográfico del Real Sitio (Aranjuez).
ABSTRACT
The perception of Aranjuez in the 18th century is analysed through a drawing album made by the British
ambassador in Spain, Lord Grantham, dated in 1779 and guarded in the British Museum (London). The
album is related to the author’s biography and relationships, with travellers’ testimonies and
contemporary images, with special reference to Henry Swinburne. The analysis is set in the historical and
geographic framework of the Real Sitio (Aranjuez).
PALABRAS CLAVE
Aranjuez (Madrid, España) - Paisaje Cultural de Aranjuez Patrimonio Mundial
Tajo (río, España)
Thomas Robinson (II Barón Grantham) (1738-1786)
Henry Swinburne (1743-1803)
Domingo de Aguirre (ca.1742 - 1805)
Carlos III, Rey de España (1716-1788)
Historia del Arte siglo XVIII - Dibujo - Artes gráficas siglo XVIII - Grabado– Viajeros siglo XVIII
KEY WORDS
Aranjuez (Madrid, Spain) – Aranjuez Cultural Landscape World Heritage
Tajo (river, Spain)
Thomas Robinson (II Baron Grantham) (1738-1786)
Henry Swinburne (1743-1803)
Domingo de Aguirre (ca.1742 - 1805)
Carlos III, King of Spain (1716-1788)
History of Art 18th century - Drawing- Graphic Arts 18th century (etchings)- Travellers 18th century.
La imagen gráfica de Aranjuez durante el reinado de Carlos III está determinada por un
proceso, más evolutivo que revolucionario, que entronca con la época renacentista. La
peculiar alegría de vivir de la corte de Fernando VI no ha terminado (perpetuada en la
figura del Príncipe de Asturias), pero la Ilustración trae a primer plano no sólo el
desarrollo de la ciudad del rey, sino también la naturaleza productiva en la fórmula de la
ciudad rústica (Tovar, 1988).
Ahora bien, esta imagen de Aranjuez (oficial, científica y corográfica), aun siendo la
más difundida, no es la única. La segunda mitad del siglo XVIII se corresponde con el
espíritu ilustrado de Europa, pero también con el nacimiento del romanticismo en su
sentido histórico (acotado entre 1750 y 1850). Los románticos abrían sus ojos a una
Europa de contrastes en la que España y Aranjuez no pasan desapercibidos. España es el
misterio, la aventura, el exotismo, pero también una nación esforzada en renovarse, en
salir a la luz de la civilización, a la civilización de las luces. Ello despierta la curiosidad
en los viajeros, quienes incorporan la Península al Grand Tour, trascendiendo las
motivaciones del oficio diplomático (el contingente mayor de visitantes de Aranjuez,
como sede cortesana).
Las relaciones entre la corte española, la diplomacia extranjera y estos viajeros cultos o
aventureros (o ambas cosas) tejen un sustrato cultural cosmopolita y moderno que no
siempre se percibe y que en Aranjuez tiene una interesante manifestación, como se
deduce de los mismos testimonios de la época. La ciudad es un catálogo de palacios
nobiliarios, establecimientos hosteleros y sedes diplomáticas. Sus elegidos habitantes de
temporada, cuando no han de atender a sus obligaciones protocolarias y políticas,
organizan su ocio entre el paseo, las tertulias y los almuerzos privados.
Son fundamentalmente los viajeros británicos quienes abren una novedosa mirada
(Roberston, 1988). Ya en concreto, y respecto de Aranjuez, la sensibilidad romántica se
anticipa al incorporar junto a la cortesana la dimensión rústica del lugar, reviviendo el
tópico bucólico, tema caro tanto al neoclasicismo como al romanticismo.
Giuseppe Baretti (1719-1789)1, Richard Twiss (1747-1821), John Talbot Dillon (17391805), Henry Swinbourne (1743-1803) y Joseph Townsend (1739-1816) vienen a
anteponer (fusionando ilustración, pintoresquismo y sentir romántico, según una certera
clasificación (Guerrero, 1990: 36-50)) el entorno natural a la ciudad y al palacio,
acentuando la mirada en el río y en las calles arboladas para evocar tiempos pasados con
la ayuda de la literatura (los versos de Argensola o Gómez de Tapia por ejemplo). Al
mismo tiempo se eleva la voz del español Antonio Ponz (1725-1792) para interpretar la
amenidad de un lugar (en las antípodas de la melancolía) sobre la continuidad de un
segundo renacimiento.
George Romney 1734 - 1802
Portrait of Thomas Robinson (hacia 1770)
En este contexto aparece un nombre, una figura. Es Thomas Robinson, segundo Barón
Grantham (1738-1786), quien nos lega una prácticamente desconocida serie de dibujos
de Aranjuez que ha llegado a nuestros días en forma de grabados, custodiada por el
British Museum de Londres. Los dibujos, datados entre 1777 y 1779, fueron impresos
hacia 1790 por Amabel Hume-Campbell, lady Polwarth, Condesa de Grey2, cuñada del
autor. Esta aparentemente curiosa noticia tiene una explicación en las costumbres de la
nobleza de la época, y la británica no era una excepción. En los círculos cultos era
habitual no sólo practicar el dibujo y la pintura como refinado entretenimiento (había
salas de dibujo en las residencias nobiliarias), sino utilizar estas modestas (y no tan
modestas) obras como obsequio a familiares y amistades3. También era habitual, sobre
estos originales, realizar planchas para su reproducción grabada en pequeñas tiradas de
circulación limitada. Ello hace que su conservación sea aún más preciada4.
Grantham, como era conocido Thomas Robinson en el siglo XVIII, pertenecía a una
familia de vasta cultura, coleccionista y amante de las artes (www.britishmuseum.uk;
Harris, 2006). Varios de sus miembros se formaron en la tradición del Grand Tour.
Especialmente aficionada a la cultura española, la familia fue pionera en el
descubrimiento de España que se inicia en estos años finales del siglo XVIII. Grantham,
hombre de Estado, tendrá en su vida varias misiones, una de ellas la embajada de Gran
Bretaña en España entre 1771 y 1779, ocho años en los que profundiza en el
conocimiento de la nación.
Su oficio, sus aficiones y sus desplazamientos por Europa le permiten relacionarse no
sólo con los contactos políticos a los que su cargo obliga, sino con un amplio conjunto
de personas tan variado como ilustrativo del panorama cultural y artístico del
momento5. Ahí están compatriotas que visitan la Corte de Carlos III (el mismo Henry
Swinbourne, con quien comparte más de una velada en su residencia de Aranjuez
durante el año 17766) o que mantienen el contacto por correspondencia (Joshua
Reynolds (1723-1792), Horatio Warpole (1717-1797)), eruditos españoles (Antonio
Ponz) y artistas de toda Europa, como el paisajista francés Jean Pillement (1728-1808)7,
el pintor germano Wenceslas Pohl8, o Antonio Mengs (1728-1779), viejo conocido de
una estancia anterior en Roma, autor a la sazón de un retrato del noble inglés. Con su
hermano Friedrick Robinson (Fritz) o con Beilby Porteus (1731-1809), futuro obispo de
Londres, intercambia opiniones literarias y libros (con menciones a El Quijote
incluidas). Su afición al arte y a la jardinería no se limita al mundo británico9. El interés
por la pintura (en especial la escuela española) le lleva no sólo a encargar copias de
autores de primera línea (Velázquez, o un Tiziano del convento de San Pascual de
Aranjuez), sino a tomar clases durante su estancia en Italia, donde entre 1759 y 1763
reside en la academia de Turín y es alumno de Bourza (Harris, 2006), especialista en el
dibujo de vistas10.
El álbum del British Museum se abre con una lámina en la que una lápida a modo de
memorial lleva inscrita la leyenda Six Views / upon the Tagus / near Aranjuez /
1779…11.
© Trustees of the British Museum
La piedra labrada, a modo de resto arqueológico en medio del bosque, anuncia la
atemporalidad, la perennidad de lo que se mostrará a continuación, en sintonía con la
estética paisajística (el arte de imitar la naturaleza) que se inaugurase, precisamente, en
el ámbito nobiliario británico y que tiene su impronta en el dibujo de Grantham. La
palabra «vista» sintetiza la intención de la serie, remite a la tradición de las vedute, al
espacio y al medio físico como tema, convertidos en paisaje a través de la percepción.
Son vistas, pero también fragmentos de una mirada integral. El río Tajo es el maestro de
ceremonias, costura de agua que secuencia las distintas caras del valle a su paso12. La
naturaleza se erige en legítima protagonista. El artificio, lo construido, aparece en
segundo plano, como testimonio del hombre que habita el lugar desde tiempos remotos.
Las figuras que animan las estampas subrayan esta relación y este equilibrio entre
naturaleza y hombre, las claves de un paisaje cultural por las que el hombre usa y
disfruta el territorio y armoniza otium et negotium (Merlos, 2001).
Las seis vistas comparten caracteres comunes que proceden del paisaje clásico. La
organización en planos para conseguir la profundidad (Poussin), acentuada por una
ligera diagonal como línea de penetración y el recurso al árbol umbroso en un lateral
como marco de la vista (Carracci), o la luz que emana del fondo (Lorrain). Este foco y
aquella sombra son los extremos de la escala tonal que propicia el efecto perspectivo.
Sobre estas premisas del clasicismo de la pintura de paisajes se manifiesta una de las
constantes de la representación gráfica de Aranjuez: la dificultad para discernir el
paisaje ideal del real. No sólo el valle o el río, también son ciertos los graciosos puentes
y las frondosas orillas, donde los árboles que festonean cadenciosamente el curso del
Tajo son lamidos por el agua, de forma caprichosa además, según el baile de sus
crecidas y riadas.
Remontado el cauce, vega arriba, Tower of Colmenar on the Banks of the Tagus, near
Aranjuez13 inicia estos fragmentos de Aranjuez. Es el castillo de Oreja, hito del avance
de la Reconquista en la línea fronteriza del Tajo14. Queda patente el interés por el
pasado medieval y por los restos arqueológicos, que anima la curiosidad científica de la
época, como base del incipiente atractivo de España para los extranjeros.
Tower of Colmenar on the Banks of the Tagus, near Aranjuez
© Trustees of the British Museum
Más adelante se halla la presa del Embocador, la obra promovida por Carlos I que
inaugura el sistema de riegos del Real Sitio. Es la representada en Waterfall on the
Tagus near Aranjuez15. La presencia de pescadores y bañistas animan la escena; la presa
construida por el hombre está integrada en el paisaje, su utilidad práctica armoniza con
el disfrute de la actividad en el río.
Waterfall on the Tagus near Aranjuez
© Trustees of the British Museum
Aguas abajo comienzan a sucederse zonas de baño, como la Pavera o la representada en
View on the Banks of the Tagus, near Aranjuez16, que podría identificarse con las playas
pluviales localizadas aguas abajo del Puente de la Reina (si se admite la identificación
del puente que se ve al fondo y de las elevaciones de la Mesa de Ocaña, que cierran el
valle por el sur).
View on the Banks of the Tagus, near Aranjuez
© Trustees of the British Museum
El ocio en el río adquiere aquí mayor intensidad bucólica y sensual, con ecos arcádicos
(también con resabios rococó) en esas desnudas jóvenes que comparten un baño íntimo
y oculto, lejos del puente pero cerca del último embarcadero, según la toponimia de la
época. Bien podrían ser las ninfas de la literatura renacentista en torno al río Tajo, que
acaban de salir de la espesura del bosque en el que habitan.
La siguiente estampa, View in the Neighbourhood of Aranjuez17, pudo ser dibujada
desde la popularmente denominada curva del Castillo. La línea de elevaciones del fondo
correspondería al límite sur del valle y la construcción de la izquierda debería ser el
Dique del Real. Se incorporan a la imagen otros atractivos elementos de este ambiente
rural que afianzan su armonía, como la práctica ganadera y el paseo en barca.
View in the Neighbourhood of Aranjuez
© Trustees of the British Museum
El río fluye. Distant View of the Palace at Aranjuez18, a pesar de su título, se cierra con
la plaza de San Antonio, según se divisa desde la orilla donde avanza, separado por una
verja, el paseo que lleva desde la calle de la Reina al embarcadero de Fernando VI, a la
altura de la puerta que daba paso a Los Pabellones. Ahora son dos monjes quienes
disfrutan plácidamente de la contemplación y de la pesca, tal vez en silencio, prestando
atención a los sonidos de agua, aves y ramas que tanto mencionan los viajeros.
Distant View of the Palace at Aranjuez
© Trustees of the British Museum
Carlo Broschi Farinelli. Plano el Real Sitio de Aranjuez
©Patrimonio Nacional
El último de los dibujos, Wooden Bridge on the Tagus at Aranjuez19, debe corresponder
al puente que cruza desde el Raso de la Estrella a Picotajo, una de las distintas versiones
que conoció el Puente Verde. De nuevo aparece la línea de cerros al sur. Los habitantes
del paisaje son ahora un grupo que prepara su almuerzo al aire libre en medio de las
tareas del campo. Hay cierto gusto costumbrista que forma parte de esa larga tradición
de incluir personajes en el escenario ribereño, como hiciese Houasse o como hará
Brambilla, por citar sólo dos ejemplos. Es el paisaje habitado, humano.
Wooden Bridge on the Tagus at Aranjuez
© Trustees of the British Museum
Esta colección de dibujos posee un soporte literario que permite comprender su razón de
ser. Se trata de la correspondencia que mantuvo Lord Grantham durante su vida, una
serie documental que se custodia en los archivos británicos de Bedfordshire y Luton.
Gracias a ella se han podido contextualizar estos dibujos, tanto en los gustos artísticos
del dibujante como en su concepto del paisaje y de la belleza, en el calendario y la
rutina de las Jornadas de Primavera, en las mismas relaciones personales con su familia
y sus amistades y en la imagen visual del momento.
Grantham gusta de la pintura de paisaje y de las vistas (Nápoles, Roma) que no duda en
adquirir o comentar, atento siempre a lo que ve en las casas que visita (incluso conoce
las de la Torre de la Parada20). De hecho, en esta época, el grabado y este tipo de pintura
son elementos decorativos que elevan el prestigio de sus propietarios.
Su cultura visual y plástica pasa por la admiración a Claudio de Lorena y a Salvatore
Rosa. Así va forjando su propio concepto del paisaje y de la belleza. Prefiere el arte de
Mengs a la tradición naturalista española (Harris, 2006). Coincide con el pintor
cortesano en la búsqueda de la belleza ideal. Su fundamento es la tradición clásica, pero
cuando habla de sus propios paisajes, reflexiona: beauty sadly expressed21. No hay una
limitación a los cánones del ideal clásico, sino una puerta deliberadamente abierta a la
expresión de emociones.
Aranjuez ejerce una poderosa atracción como tema, no sólo por la impresión visual,
sino por el estímulo de los sentidos y el ritmo de sus días. Le cuenta a Porteus tanto las
costumbres: “Court returns to town during Holy week and soon after this comes to this
Sitio [residence], on a wooded flat between two rivers. Rise early, ride, bath; very hot
but must dress for Court then dine, sleep, walk or air, and attend Spectacle”22, como las
sensaciones de lo que llama arte de vivir bien: “The art of living well with the people of
this country, is by being plain & easy with them, neither formal nor illbred”23.
Para su hermano Friedrich reseña sus paseos más allá del Embocador: “Left the Holyday
Calle for the Cascade and Embocador. Narrow gravel road raised through the open
grove. This morning rode over both bridges and back by the Casa del Monto” [sic]24.
Terminada la tarea protocolaria hay tiempo para dibujar. Grantham parece practicar la
técnica al aire libre, ya incipiente en la misma escuela romana del XVII:
“Yesterday's routine. Dined at Morino's, avoided Bull Feast, walked from Embocador
to end of the Soto. Two observations occurred during this pursuit; merit and simplicity
of representations in statues and bas reliefs of the Antique and, the Landscapes of
Cloud were constantly in his mind. His long disuse of any cultivation of the classics,
enjoying them at present as never before etc. Draws between 3.30 and 5.30 pm, hoping
to complete Aranjuez collection before Sitio ends”25.
Éste es el propicio ambiente en el que realiza sus dibujos (que quiere terminar antes de
que finalicen las Jornadas de 1778). Son los escenarios, el horario, como evidencia esa
luz de tarde que baña el paisaje. Camina Thomas Robinson, el hombre, no el
diplomático, pensando en el arte, en la belleza del paisaje que le aproxima a los clásicos
y le ayuda a comprenderlos mejor que nunca: “Still reading Virgil, the Aenid. Had
forgotten it all since first time of reading, not sure if this due to poor memory or his
usual carelessness with his studies”26.
Está leyendo La Eneida. Porque no sólo es dibujar, lo que representa también lo
disfruta: el paseo, la contemplación y el baño. Conoce varios parajes, acaba de descubrir
uno cerca de la calle de la Reina27. Es el baño de una tarde de verano (la atmósfera
comienza a ser insalubre28). Desde Inglaterra Fritz le amonesta: “Does not approve of
Grantham bathing in Tagus, fear of tree branches and trunks, hopes his wish of never
revisiting these banks will be gratified”29.
Grantham es uno más de los protagonistas del paisaje en ese denominador común de
monjes que buscan el retiro, tipos que transitan el campo y, por qué no, ganados que
suministran la leche y la crema con las que el rey y los nobles obsequian a sus
invitados30. El ocio se identifica con la imagen, pues no parece desarrollarse en la
ciudad, sino que tiene sus momentos más gratificantes en la naturaleza.
El rey conoce su afición, le ha sugerido que represente Las parejas, el festejo
inmortalizado por Paret31. Aranjuez es la inspiración del gran político, pero el
aficionado la comparte con su círculo más íntimo. Practica la refinada costumbre de
regalar a su familia y amistades obras ajenas, pero también las propias. A Fritz le hace
llegar la vista del Castillo de Colmenar en 177832. A su cuñada, lady Pelham, quien
habrá de grabar su obra, dos dibujos. A veces, no contento con su trabajo, decide no
enviarlos33 o esperar a mejor ocasión34. Los que hoy se conservan no fueron los
únicos35. En la siguiente Jornada de 1779, su actividad será similar: “Walking and
riding on alternate days. Reading Fritz' letters. Drawing every afternoon” 36.
Ahora bien, Grantham está al corriente de la obra de sus contemporáneos y, en concreto,
de la representación de Aranjuez, al fin y al cabo es la imagen de una época. En el
despacho de Grimaldi, en 1776, ha podido contemplar por primera vez los grabados
que adornan las paredes (1775) sobre los dibujos de 1773 de Domingo de Aguirre37.
La obra del capitán de infantería e ingeniero Domingo de Aguirre (ca.1742 - 1805), tan
divulgada como escasamente estudiada38, es un conjunto de nueve vistas que cubre la
práctica totalidad del Aranjuez de Carlos III, con un fiel reflejo en su conocida
Topografía del Real Sitio. Aunque comparte elementos con los dibujos de Grantham (el
recurso al arbolado, animales y personas en primer término), surgen las diferencias.
Aguirre mira la naturaleza con interés geográfico, territorial, científico, oficial.
Aparecen las obras de Carlos III, pero no se atisba el río. En lugar de la espontánea
vegetación de ribera cruzan el horizonte las líneas de calles arboladas. Sirva de muestra
el grabado que menos intervención arquitectónica representa: Sitio real de Aranjuez:
visto desde los altos de Mira el Rey junto a la Casa de la Montaña39.
Domingo de Aguirre. Sitio real de Aranjuez: visto desde los altos de Mira el Rey junto a la Casa de la
Montaña. 1773. Ayuntamiento de Aranjuez.
Por otra parte han de mencionarse, aunque no sea posible detenerse ahora, dos
amistades y dos referencias estilísticas de Grantham. Uno es Pierre Lelu (retrata a los
hermanos40), quien ha pintado Aranjuez41, al que denomina su sitio preferido42. El otro es
Antonio Mengs, autor de los dos retratos de los jóvenes príncipes de Asturias, también
con Aranjuez como telón de fondo43.
En esta contextualización de la obra de Grantham ha de nombrarse por último a Henry
Swinbourne (1743-1803), cuyos grabados de Aranjuez guardan estrecha relación con
los del embajador. El noble viajero llega en plena primavera a Aranjuez, el 3 de mayo
de 1776, para pasar las Jornadas hasta principios de junio.
Swinbourne no dibuja la corte, sino el paraje en el que se encuentra. La ciudad es el
telón de fondo. El modo en que representa Aranjuez se adapta a la descripción escrita
que incluye en su libro. Utiliza expresiones de admiración para presentar el deleitoso
lugar de Aranjuez, con afirmaciones acordes a la revalorización de la vida en la
naturaleza de la época: “for here are numberless avenues of aged elms on a perfect
level; green banks to rest upon, near a fine meandring river; fountains and shady
groves; plenty of milk and butter, and vegetables in great perfection” (Swinburne, 1799:
129).
Henry Swinbourne. Aranjuez. 1779.
Son dos dibujos. Uno de ellos es el que se ha difundido asociado tradicionalmente al
nombre de Jean François Bourgoing (1748-1811)44. Sin embargo, fueron dibujados y
grabados por el británico, como indica la reseña similar al pie de ambas imágenes (HS
del de sculpt 1776).
Compárese con el grabado que ilustra el libro de Bourgoing (Bourgoing, 1789).
Vue d’Aranjuez du côté du Tage (Bourgoing, 1789)
De vuelta a los dibujos de Swinburn. El primero toma la iconografía formada a
mediados de siglo, mostrando la ciudad levantada por Fernando VI desde los
alrededores del nuevo camino a Madrid, que se ve en el lateral derecho al otro lado el
río. Como novedad, se incorpora el Tajo a la escena (como hará Isidro González
Velázquez y no hizo Domingo de Aguirre) dando muestras de su capacidad lúdica para
la contemplación, la pesca y el paseo, como parece indicar la graciosa embarcación a la
izquierda. En las inmediaciones hay movimiento: el paso de un caballo por el camino
que viene de Madrid, o los animales que pacen cerca de la orilla. Todas las figuras
aparecen en la zona más próxima al espectador. El transcurrir de las horas poco tiene
que ver con la conversación animada de aquellas figuras, tan ociosas como encopetadas,
que animaban la cercana zona de la entrada al Parterre en una de las vistas de Aguirre.
La naturaleza ocupa el primer plano, una naturaleza de gozo, bucólica, sin
connotaciones utilitarias ni propagandísticas. La arquitectura queda relegada a un papel
secundario, una línea horizontal sobre la gran superficie de la curva del río y sobre la
vegetación que ciñe el cauce en un primer plano. El protagonismo de esta zona natural
se acentúa por el empleo de un punto de vista bajo. Río, camino y árboles (los dos
aislados, central y lateral derecho) dan la profundidad necesaria a la composición. La
calle de la Reina prolonga el horizonte de la arquitectura por la izquierda, quedando así
la plaza de San Antonio inscrita en su marco natural por todos lados, pues por encima se
traza la lejanía de los cerros y del cielo. Las elevaciones aparecen un tanto
sobredimensionadas, un posible anticipo de la presencia de rocas y paisajes de alta
montaña como recurso expresivo romántico de algunos de los grabados del siglo XIX.
No se atisba el palacio.
La segunda de las vistas sitúa, como la anterior, la arquitectura al fondo de la
composición45. El primer plano es el de la naturaleza y el recurso a sus formas para dar
profundidad y grandeza al espacio (el árbol, el sinuoso camino ascendente, las calles
laterales que avanzan hacia el palacio). Se observa de nuevo, como sucede con la plaza
de San Antonio, la horizontalidad de la arquitectura, integrada en el paisaje, aunque el
punto de vista está más elevado. Las figuras humanas dan vida a la escena, dedicadas al
paseo y a la contemplación. Resulta muy novedosa, pues está desprovista del estatismo
y protagonismo de representaciones del palacio anteriores (cítense las de Diego de
Villanueva o Aguirre).
Estas estampas del libro de Swinbourne poseen variado interés y todo un panorama de
sugerencias. En primer lugar la elección de Aranjuez entre las escasas ilustraciones de la
edición, pero de manera accidentada. Las vistas de Aranjuez sólo aparecen en algunos
ejemplares del libro (conclusión ésta a la que se ha llegado tras búsquedas en distintas
bibliotecas) y no son citadas en el índice, lo que induce a considerar que fueron
incorporadas durante el proceso de encuadernación. ¿Qué motivó la inclusión de
Aranjuez en un selecto y breve listado de obras que miraban desde la modernidad
ilustrada hacia el patrimonio monumental español antiguo y medieval? Tal vez, aun
estando fuera de contexto, el lugar causó una de las más positivas improntas de España.
Aranjuez queda, en cualquier caso, inscrita en los catálogos monumentales y
pintorescos (junto con Granada o Córdoba) que Swinbourne anuncia y que llegarán a su
esplendor en la obra, ya iniciado el siglo XIX, de Laborde.
Es tan difícil responder a esa pregunta como a esta otra: ¿halló el autor (o el editor) en
Aranjuez la ejemplificación de esa «salida de la cueva» de los españoles, empujados por
la ola ilustrada? Una tercera: ¿pudo influir su vínculo con Grantham en la decisión?
Ambos intercambiaron noticias sobre la edición del libro de Swinbourne46.
En segundo lugar, se detectan numerosas similitudes entre los dibujos de ambos. Sirva
comparar la primera de Swinbourne con Distant View of the Palace at Aranjuez.
Algunas son variantes, como la hora del día en que se realizan los dibujos (el del Tajo
por la mañana) y el tratamiento diferente de las hojas del arbolado (aunque la diferencia
puede corresponder al proceso de grabado). Las líneas de Grantham parecen más finas y
precisas. Otra diferencia es el hecho de que, tras el sugestivo título del libro en torno a
una España pintoresca, se halla un interés lucrativo. No es el caso de Grantham, quien
dibuja para sí.
¿Qué tienen en común las estampas de Swinbourne y las de Grantham, además de la
luz, la perspectiva, la composición o el punto de vista? Ambas muestran un Aranjuez de
múltiples facetas: pintoresco, un tanto romántico, de tranquilidad y dulce abandono al
arte de no hacer nada, de cierto resabio rococó, pero también de idealismo naturalista.
Aunados todos estos modos de información se crea un mensaje perceptivo único, el
predominio de las calidades de vida del lugar por encima del lugar mismo en sus
detalles. El enclave elegido, donde una vez más confluyen artificio y naturaleza, es una
síntesis: la visión de conjunto se eleva sobre las distintas piezas que lo integran. Apenas
parece un núcleo cortesano. Parece que los pensamientos de Rousseau tomen cuerpo: la
vida en el campo como vía de educación y de realización personal.
Y, sin embargo, no termina aquí la importancia de todas estas imágenes. No es una
mirada oficial, es la mirada sincera y desprovista de intenciones de dos extranjeros;
posiblemente la primera representación desinteresada del lugar, y no por ello exenta de
sensibilidad. El tema Aranjuez toma distancias de los moldes áulicos, aunque su
conformación como referente sentimental pivota sobre la naturaleza, con una sólida
base literaria. No son ya escenas cortesanas. Las personas no cumplimentan un papel en
el lugar, sino que habitan el paisaje. Los antecedentes inmediatos de esta percepción se
hallan en la pintura de Miguel Ángel Houasse, en el inicio del siglo XVIII. Sólo cabe
preguntar si Swinbourne influyó en el hacer de Grantham.
Grantham es una muestra del ejercicio de congruencia sin precedente entre las premisas
humanísticas e ilustradas del reinado de Carlos III, que reconoce en el hombre el hilo
conductor dejando abierta la puerta a una nueva sensibilidad. El hombre, aunque
modifica la naturaleza, es el hombre en la naturaleza. Hay un arte oficial, pero también
una expresión personal que escapa del tópico del siglo XVIII, que, mientras hunde las
raíces en el clasicismo, sintetiza el sentir romántico.
La mirada libre de Grantham queda así prendida en un cuaderno, un ejercicio
placentero, el goce del dibujo en el goce del lugar. Íntima y curiosa, pero inocente, pues
no ha sabido ocultarse a la indiscreta mirada del hombre contemporáneo.
BIBLIOGRAFÍA
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Meusnier, L. Veuë du palais jardins et fontaine darangouesse, maison de plaisance du
Roy d'Espagne, lieu tres curieux pour la grande abondance deses eaux, et pour la
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Roberston, I. Los curiosos impertinentes: viajeros ingleses por España desde la
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(http://www.gutenberg.org/ebooks/4609).
DOCUMENTACIÓN GRÁFICA Y TEXTUAL
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www.bedfordshire.gov.uk/archive
British Museum. London (BM). Prints and drawings.
www.britishmuseum.uk
Museo del Prado Galería online.
www.museodelprado.es
NOTAS
1
Aunque italiano, se contextualiza en Gran Bretaña.
A excepción de la portadilla, posiblemente dibujada ex profeso en el momento de la impresión o a
posteriori.
3
Amabel había recibido clases de Alexander Cozens y del grabador James Bretherton
(www.britishmuseum.uk, consultado 15 enero 2013).
4
BRITISH MUSEUM. London (BM). Se conserva el juego y algunas primeras copias. El Álbum de
Aranjuez forma parte de un conjunto de obras de temas variados, que pasan al museo en 1917,
procedentes de la venta de Wrest Park, por parte de un descendiente de Grantham, el Barón Lucas (Lucas
Wrest Park). El mismo origen es el del archivo de la familia Grey, custodiado en BLA (BLA. 1657-1853
Grey family, Manuscripts).
5
Los documentos de Lord Grantham en BLA Grey family, Manuscripts. L 30/14/307- L 30/14/408, L
30/15/54 - L 30/16/16.
6
Correspondence between Thomas Robinson and Henry Swinburne. BLA Grey family, Manuscripts. L
30/14/370 [n.d.].
2
“Letter XXXVIII. Aranjuez, May 3d, 1776.The pleasures of Aranjuez are walking or riding in the
morning, going to court, dining at some of the open tables kept by the great officers of state, a game at
cards, a drive along the avenue, and the Italian opera. The ministers are quite easy in their behaviour, and
their houses free from ceremony and restraint [...] The easy frankness, affability, and friendship, with
which Lord Grantham treats us, make us loath to waste elsewhere the hours we can pass so agreeably
under his roof” (Swinburne, 1779: 128-162).
7
Correspondence between Thomas Robinson and J. Pillement (BLA Grey family, Manuscripts. L
30/14/307).
Constancia de los encargos que le hacen: 12 August 1776. Pillement, Madrid to Grantham (BLA Grey
family, Manuscripts.L 30/14/307/1).
8
Pohl, Madrid to Grantham, Aranjuez, 22 May 1778, Correspondence between Thomas Robinson and
Wenceslas Pohl. (BLA Grey family, Manuscripts. L30/14/310) Entre otras datadas entre 1775 y 1778.
9
Valora la comparación de su hermano de los jardines de Kensington con el Buen Retiro “Fritz does the
Retiro too much honour in coupling it with Kenington [sic] Gardens” (1779. Correspondence between
Thomas Robinson and Fritz Robinson, BLA Grey family, Manuscripts. L30/15/54/134).
10
Sobre ruinas clásicas de Oriente próximo (Palmira, Baalbeck…): 13 January 1759. (BLA Grey family,
Manuscripts. L 30/14/315/22).
11
Lord Grantham. View of a memorial stone in the ground, lettered on the front with 'Six Views / upon the
Tagus / near Aranjuez / 1779'. Print made by Anne, Baroness Grenville (?) Print made by Thomas Philip
de Grey, 2nd Earl de Grey and 5th Baron Lucas (?). Date 1796-1859. (BM Prints & Drawings,
AN984739001, Registration number: 1928,0731.21).
12
La misma numeración de algunas de las seis vistas (la 1) ayuda a reconstruir su curso y el orden que dio
el autor, aunque no termina de coincidir con la secuencia geográfica.
13
Lord Grantham, Tower of Colmenar on the Banks of the Tagus, near Aranjuez (BM Prints & Drawings
AN818482001. Registration number: 1881,0108.71 Plate 1).
14
La conquista de Oreja en 1139 supone el paso de la zona a la Orden de Santiago, y el origen de la
titularidad regia de Aranjuez en la Edad Moderna.
15
Lord Grantham Waterfall on the Tagus near Aranjuez (BM Prints & Drawings AN818487001
Department: Registration number: 1881,0108.72 Plate 3).
16
Lord Grantham View on the Banks of the Tagus, near Aranjuez (BM Prints & Drawings
AN818497001Registration number: 1917,1208.2637 Plate 2). Su numeración es la 2, aunque en la
secuencia geográfica parece ser la 3, como se argumenta.
17
Lord Grantham View in the Neighbourhood of Aranjuez (BM. Prints & Drawings AN818499001
Department: Registration number: 1917,1208.2640).
18
Lord Grantham Distant View of the Palace at Aranjuez (BM Prints & Drawings, AN818727001
Registration number: 1881,0108.70).
19
Lord Grantham (BM Prints & Drawings AN818494001 Registration number: 1881,0108.69)
20
“Has writing a great deal. Has been at the Pardo. Rode after dinner to the Torre Parada, wretched
building, bad pictures, fine views”. (1778 Grantham, Madrid to Frederick BLA Grey family, Manuscripts
L 30/15/54/11).
21
1779, abril, 26. (BLA, Grey family, Manuscripts. L 30/15/54/116).
22
1772, junio, 22 Grantham, Aranjuez, Spain to Porteus (BLA, Grey family, Manuscripts L
30/14/315/24).
23
1773 julio 15 Grantham, Madrid to Porteus (BLA, Grey family, Manuscripts L 30/14/315/25).
24
BLA Grey family, Manuscripts L 30/15/54/136.
25
1778, 15 mayo. (BLA Grey family, Manuscripts L 30/15/54/39).
26
1778, 19, mayo. (BLA; Grey family, Manuscripts L 30/15/54/39).
27
“Bathed in the Tagus, new spot near the Calle, like Barnwell Pool” (1778 July 4. BLA Grey family,
Manuscripts L 30/15/54/56).
28
“Thanks for view of Torre de Colmeran, please send card of all drawings made. Doesn't like Grantham
staying at Aranjuez so long, unwholesome air ...” (1778 July 19 Fritz, Stanmer to Grantham. BLA Grey
family, Manuscripts L 30/14/333/115).
29
1778 August 3. Fritz, Whitehall to Grantham (BLA Grey family, Manuscripts L 30/14/333/120).
30
1778 (BLA Grey family, Manuscripts L 30/15/54/39).
“Has sent a little drawing. Four other views of the Tagus now in hand” ([1778] Jun, 30. BLA Grey
family, Manuscripts L 30/15/54/53).
31
“The King suggested Grantham draw the Parejas” (1778 June 26, BLA Grey family, Manuscripts L
30/15/54/53).
32
“Thanks for view of Torre de Colmeran, please send card of all drawings made. Doesn't like Grantham
staying at Aranjuez so long, unwholesome air etc...” (1778 July 19 Fritz, Stanmer to Grantham, BLA
Grey family, Manuscripts L 30/14/333/115).
33
“Four new drawings, not worth sending” 1778 June 26 Grantham, Aranjuez to Frederick
(BLA, Grey family, Manuscripts L 30/15/54/53).
34
“Send Lady Pelham two drawings. Four views of the Tagus cannot be spared until they are copied in
their proper size”. (1779 enero 18 Grantham, Madrid to Fritz, BLA Grey family, Manuscripts L
30/15/54/113 ).
35
“Drawing plans for Aranjuez detailed”. 1779 April 14. Grantham, Madrid to Fritz (BLA Grey family,
Manuscripts L 30/15/54/134).
36
1779 May 1 (BLA Grey family, Manuscripts L 30/15/54/137).
37
“Views of Aranjuez decorate Grimaldi's room”. 1776 October 3, Grantham, St. Ildefonso to Frederick
(BLA Grey family, Manuscripts L 30/15/54/3). Estas vistas han sido identificadas con las de Domingo de
Aguirre (Harris, 2006).
También pueden identificarse con Aguirre: “Dined at Morino's (sic). Rooms hung with views of
Aranjuez”(residencia de José Moñino, Conde de Floridablanca). 1778 agosto 29 Grantham to Fritz
(BLA Grey family, Manuscripts L 30/15/54/73).
38
Copias en numerosas instituciones, entre ellas la Biblioteca Nacional de España. Son escasos los
estudios, cítese Corella, 1989. Aguirre ocupa un capítulo de nuestra tesis doctoral bajo la dirección de la
Dra. Dª Victoria Soto Caba, de inminente lectura y cuyo título está inscrito en la Universidad Nacional de
Educación a Distancia (Facultad de Geografía e Historia, Departamento de Historia del Arte).
39
Domingo de Aguirre, dibujo 1773. Juan Barcelón (1739-1801) grabado Sitio real de Aranjuez: visto
desde los altos de Mira el Rey junto a la Casa de la Montaña (Ayuntamiento de Aranjuez).
Similar interés científico al de Aguirre, es la Vista de Aranjuez, grabada por Antonio Espinosa de los
Monteros (1732-1812) "Vista en perspectiva del paraje donde se hallan las aguas medicinales del Rl.
Sitio de Aranjuez, tomada desde un punto inmediato a sus manantiales, mirando a dcho. Rl. Sitio., sobre
posible dibujo del autor incluido en Gámez, 1771.
40
BLA Grey family, Manuscripts L 30/17/2/59 62 y 93.
41
1773 July 12 (BLA Grey family, Manuscripts L 30/17/4/56), 1774 June 3 (BLA Grey family,
Manuscripts L 30/14/408/17). No se poseen noticias de la pervivencia de esta creación sobre Aranjuez.
42
“some views of their favourite Sitio” 1773 June 21 (BLA Grey family, Manuscripts L 30/17/2/59).
43
Anton Rafael Mengs, Carlos IV, príncipe de Asturias. Hacia 1765 (MUSEO DEL PRADO. Núm. de
catálogo P02188).
Anton Rafael Mengs, María Luisa de Parma, princesa de Asturias Hacia 1765 (MUSEO DEL PRADO,
Núm. de catálogo P02189).
44
Bourgoing llega a Aranjuez en 1779, el mismo año en que se edita el libro de Swinbourne.
45
El Raso de la Estrella se muestra con las calles laterales (de Madrid y de Toledo) que existen desde la
época de Felipe II, mas no representa el viario en abanico que entre ambas incorpora Carlos III (y ya
presente en la topografía de Domingo de Aguirre), salvo que la vista tome sólo el tranzón más al sur,
forzando la perspectiva para presentar el palacio completo y el espacio diáfano, recurso muy similar al de
la plaza de San Antonio en el dibujo compañero. También es posible que las representaciones de Aguirre
en algún momento respondan a proyectos aún no finalizados y, por tanto, anticipen la fecha cierta de
trazado o construcción, una práctica habitual. El palacio ya muestra las alas de Sabatini. Posiblemente aún
no esté formada la plaza elíptica y se mantenga la pantalla de arbolado que se representa en las vistas de
Meusnier (Meusnier, 1665) y sus réplicas, y que ocultaría el palacio. Aguirre hubiese dibujado las calles
intermedias del Raso de la Estrella según proyecto, antes de ser trazadas.
46
Como le cuenta a Grantham, Swinbourne supervisó la edición de su libro “Refuses to read anything
connected with Spain in case he feels need to correct his MSS, now in hands of booksellers in London,
[Assume Travels in Spain', 1779], appearing to the public around Christmas time. Lists prints included in
book. Has ordered a copy to be sent to Mr. White's in Fleet Street, order it from there” (1778, August, 27.
Swinburne, Rome to Grantham, BLA Grey family, Manuscripts L 30/14/370/13).
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