Reseñas Gabriel Kenrick Kruell Reggi, La Crónica X: nuevas perspectivas a partir del problema historiográfico de la Crónica mexicáyotl y su cotejo con la Crónica mexicana, México, El Autor, 2011 (Tesis de Maestría en Estudios Mesoamericanos, UNAM). Algunos aspectos de la historiografía mexicana de tradición indígena han causado ciertos problemas a los historiadores desde antiguo. Cuestiones que tienen que ver con la autoría de ciertas obras o la pérdida de otras, y su posible descanso en repositorios diversos, han dado trabajo a los historiadores que han pretendido la reconstrucción del camino que siguieron dichas obras. Uno de esos problemas, de importancia capital debido a lo complicado de su resolución, es el que nos dejaron las obras históricas de fray Diego Durán, Hernando de Alvarado Tezozómoc, Juan de Tovar, José de Acosta y ciertas partes del Códice Ramírez; el enigma mencionado es el de la o las fuentes de que abrevaron todos ellos, pues sus respectivos trabajos tienen gran parecido; una de las soluciones fue planteada por Robert H. Barlow en 1945, quien supuso que todos se basaron en una fuente común en náhuatl de tradición netamente tenochca, llamada por el antropólogo de origen norteamericano Crónica X.1 Sin embargo, estudios posteriores han ido aclarando algunos aspectos del asunto planteado por Barlow y descartando otros, hasta llegar a una propuesta novedosa: la Crónica X podría ser obra del mismo Hernando de Alvarado Tezozómoc.2 De esta hipótesis surge la presente tesis del maestro Gabriel Kenrick Kruell, la cual es innovadora en varios aspectos. Dividida en cinco capítulos, la cuestión se zanja de la siguiente manera: Los capítulos primero y segundo se dedican a la revisión de los trabajos y estudios que se han realizado respecto a la Crónica mexicáyotl y a la relación existente entre la Crónica X y las obras que, supuestamente, se derivan de ella. Mucha relevancia tiene la descripción de la tradición textual de la Crónica mexicáyotl, cuyo ejemplar más antiguo que conocemos se encuentra en el volumen III del Manuscrito 374, conservado en la Biblioteca de la Sociedad Bíblica de la Universidad de Cambridge (Inglaterra), escrito con la letra del historiador originario de Chalco Amaquemecan, Domingo de San Antón Muñón Chimalpahin, y por eso bautizado con el nombre de Códice Chimalpahin. El capítulo tercero ofrece un cotejo entre algunos pasajes muy parecidos entre la Crónica mexicáyotl y la Crónica mexicana; esta parte es fundamental debido a que muestra la relación tan estrecha que existe entre ambas. Una de las conclusiones del autor es que la primera parte de la Crónica mexicáyotl podría representar una copia de un fragmento de la perdida Crónica X. Por eso, sería posible una identificación Hacia el año de 1945 Robert H. Barlow sustentó una conferencia que después fue publicada con el título siguiente: “La Crónica X: versiones coloniales de la historia de los mexica tenochca”, Revista Mexicana de Estudios Antropológicos, México, v. 7, 1945, pp. 65-87. 2 Esta hipótesis fue propuesta por primera vez por José Rubén Romero Galván, Los privilegios perdidos. Hernando Alvarado Tezozómoc, su tiempo, su nobleza y su Crónica mexicana. México, UNAM, IIH, 2003, p. 105. 1 Estudios Mesoamericanos Nueva época, 12, enero-junio 2012 100 RESEÑAS entre la Crónica X y la Crónica mexicáyotl, representando la Crónica mexicana una traducción al castellano de ambas. El concepto de “autoría” de la obras novohispanas de tradición indígena es revisado por Gabriel Kruell en el capítulo cuarto, ya que dicho concepto no existía como tal en la época prehispánica y era concebido de maneras muy diferentes por los historiadores indígenas del inicio de la Colonia. Se distinguen así las formas diversas de hacer historia de los cronistas indígenas Tezozómoc y Chimalpahin y se llega a la conclusión de que la Crónica mexicáyotl no solo es el resultado de una copia del autor chalca, sino también una importante relaboración de la historia escrita por el autor mexica tenochca Tezozómoc y que, por lo tanto, conviven en esta obra dos perspectivas diferentes de entender la historia. El capítulo quinto y último propone posibles investigaciones que podrían realizarse a partir de esta tesis, incluso se plantea la posibilidad de elaborar una edición crítica de la Crónica mexicáyotl, basada en el Códice Chimalpahin. Esta última representa una tarea urgente que nos permitiría distinguir con claridad las partes de la Crónica mexicáyotl atribuibles a Tezozómoc de aquellas en las que intervinó Chimalpahin y entender mejor la peculiar visión de la historia de estos dos autores indígenas novohispanos. El espacio de esta reseña es insuficiente para dar cuenta de la importancia de una tesis tan detallada y documentada; por la novedad de la propuesta, así como por el rigor en el manejo de las fuentes y por la minuciosa traducción del náhuatl, este trabajo es de lectura obligada a quien pretenda abordar el estudio de Hernando de Alvarado Tezozómoc y sus obras históricas a la luz de nuevos descubrimientos. IGNACIO SILVA C. Alejandra Dávila Montoya, Estudio historiográfico e iconográfico de las representaciones de la imagen de Axayacatl en el Códice Cozcatzin, México, La Autora, 2011 (Tesis de Maestría en Estudios Mesoamericanos, UNAM). El Códice Cozcatzin es un documento mixto de tradición indígena, escrito en español y náhuatl y pintado con hermosas imágenes que podríamos definir históricas, catastrales y genealógicas. Es el resultado de la copia de varios documentos legales utilizados por diferentes personas, propietarios de tierras y nobles indígenas, en la Nueva España de los siglos y . Su nombre se debe a que la primera parte que conforma el códice fue copiada de los papeles que a partir de 1572 estuvieron en las manos de don Juan Luis Cozcatzin, alcalde ordinario del cabildo de Tenochtitlán. Fue conocido, estudiado y custodiado por intelectuales e historiadores del México antiguo, como Sigüenza y Góngora, Boturini, Veytia, Léon y Gama y el padre Pichardo. Joseph Marie Alexis Aubin lo llevó a Francia con muchos otros documentos de México y actualmente se conserva en el Fondo Mexicano de la Biblioteca Nacional de Francia, clasificado bajo los números 41-45. Afortunadamente, contamos con la edición facsimilar de Ana Rita Valero de Lascuráin (1994) y con la digitalización del proyecto Amoxcalli, descargable de internet. Atraída por la representación visual de la derrota de Tlatelolco por el tlatoani mexica Axayácatl, que aparece casi al final del manuscrito, Alejandra Dávila Montoya decidió darse a la tarea de estudiar a fondo estas imágenes, analizar la relación que entretejen con el texto náhuatl que las acompaña y proponer una explicación historiográfica del porqué este episodio histórico está presente en un documento tan heterogéneo como el Cozcatzin. Los estudios anteriores al de la autora habían centrado su atención en alguna parte del códice, ya sea sobre las parcelas de tierras pintadas para servir a la demanda presentada a las autoridades virreinales en RESEÑAS 101 1572 por las familias del pueblo de San Juan Ixhuatepec (Tlalnepantla), copiada luego por los descendientes de don Diego de Mendoza Mahuanchi (en Ana Rita Valero de Lascuráin, Los códices de Ixhuatepec. Un testimonio pictográfico de dos siglos de conflicto agrario); la lista de los tlatoque de Tenochtitlán y Tlatelolco y la guerra de 1473 entre estos dos altepetl (en Robert H. Barlow, “La guerra de Tlatelolco y Tenochtitlan en el Códice Cozcatzin” y “Los caciques de Tlatelolco y Tenochtitlan en el Códice Cozcatzin”); la reivindicación de tierras de la nobleza indígena de dos cabeceras de Xochimilco, Ólac y Tepenchi (en Juan José Batalla Rosado, “Análisis de la nobleza xochimilca a través del Mapa de Xochimilco pintado en el Códice Cozcatzin”) o el registro catastral de algunas tierras pertenecientes a Tenochtitlán, Mexicatzinco, Iztacalco, Iztapalapa y Colhuacán (en María Casteñeda de la Paz, “Un plano de tierras en el Códice Cozcatzin. Adaptaciones y transformaciones en la Cartografía Prehispánica”). La tesis de la maestra Dávila, por otro lado, intenta ofrecer una explicación global del Códice Cozcatzin, fundando su análisis en la representación de dos episodios históricos relacionados con el tlatoani Axayácatl. El primero de estos episodios es plasmado en una imagen del folio 3v del códice. Axayácatl, sentado en su trono, preside una campaña militar en contra del tecpan de Tzacualco, de filiación étnica tepaneca. Destaca la imagen inusitada de un nopal ataviado que, según la autora nos explica, señalaba a la élite militar descendiente de Itzcóatl como legítima dueña de las tierras otorgadas por Axayácatl después de la campaña bélica victoriosa de Tzacualco. La maestra Dávila identifica tres personajes de la nobleza indígena que probablemente tuvieron especial interés en mandar a elaborar las diferentes partes del Códice Cozcatzin entre 1600 y 1610: don Melchor de Mendoza Cuacuapitzahuac, quien reivindicaba los derechos sobre las tierras de Ixhuatepec; don Alonso de la Serda sobre las tierras de Xochimilco; y don Alonso Axayácatl sobre las tierras de Mexicatzinco e Iztapalapa. El segundo episodio histórico estudiado en esta tesis es la célebre conquista de Tlatelolco por el tlatoani de Tenochtitlán Axayácatl en 1473, presentada en los folios 14v-15r y 18r del Cozcatzin. Lo interesante de la narración de la historia consiste en su doble versión, pictográfica y escrita en náhuatl. La autora ofrece un análisis iconográfico muy detallado de toda la secuencia visual que inicia con la salida de Tenochtitlán de Axayácatl, ataviado como el dios Xipe Tótec, pasa por el asesinato del tlatoani Moquíhuix en el templo mayor de Tlatelolco y termina con el castigo de los instigadores tlatelolcas de la guerra. Muy interesante es la comparación con los textos pictográficos de varios códices coloniales, como el Mendocino y el Azcatitlan, y con las ilustraciones que aparecen en la obra de los padres Diego Durán y Juan de Tovar. La traducción y el análisis de la versión escrita en náhuatl, por otro lado, presentan particularidades muy relevantes, sobre todo si la comparamos con las versiones históricas del mismo hecho narradas en castellano o en náhuatl por Durán, Tovar, Tezozómoc y Chimalpahin. Tal vez solo faltó un análisis historiográfico un poco más detallado de la versión de la conquista de Tlatelolco del Códice Cozcatzin y un cotejo más amplio con otros textos sobre el mismo hecho histórico, escritos en castellano y en náhuatl. Sin embargo puedo afirmar que la tesis de la maestra Dávila es de una lectura muy placentera y presenta un conocimiento muy profundo de las complejas dinámicas sociales de la élite indígena descendiente de los mexicas tenochcas. En fin, espero que se convierta en una obra de consulta obligada para todos los interesados en los códices novohispanos de tradición indígena. GABRIEL KENRICK KRUELL