SISTEMA ECONOMICO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE

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SISTEMA ECONOMICO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE
Seminario "Migraciones e Integración Regional"
SELA/CAF/UNESCO-IESALC
Caracas, Venezuela, 1 y 2 de agosto de 2002
Palabras inaugurales del Embajador Otto Boye Soto,
Secretario Permanente del Sistema Económico Latinoamericano (SELA)
Señoras y Señores,
En nombre del Sistema Económico Latinoamericano, me es muy grato darles la
más cordial bienvenida a este importante seminario, que nos honramos en
coauspiciar.
Vuestra presencia, numerosa y selecta, es señal elocuente de la conciencia
sobre la importancia del tema que hoy nos ocupa. Este es, sin duda, de
importancia trascendental para el mundo y para nuestra región, por cuanto la
migración internacional tiene incidencias significativas en todos los órdenes de
la sociedad humana, es decir económicos, culturales, sociales, jurídicos y
políticos. Se ha convertido, así, en un asunto central, que ya no puede ni podrá
desconocerse en la agenda de negociaciones Internacionales del presente y
del futuro. Este es un tema que a todos nos afecta e incumbe.
La actual globalización, con su profunda incidencia en nuestras vidas, no ha
logrado penetrar en el campo de la movilidad de la mano de obra, la cual sigue
siendo objeto de severas restricciones a escala mundial, que lejos de
superarse están agravándose con el correr del tiempo, particularmente en el
mundo desarrollado. En efecto, si reconocemos que las grandes
desigualdades en los niveles de desarrollo socio-económico son la causa
fundamental de las migraciones, entonces la globalización real, la que hasta
ahora existe, contribuye notablemente a aumentarlas, provocando una
exacerbación de tales desigualdades entre países ricos y países pobres.
Basta observar las recientes reformas legislativas en algunos paises europeos
y en los Estados Unidos de América, para darse cuenta de que este problema
se agudiza cada vez más. No en vano se ha dicho, con mucha razón, que la
migración internacional pareciera estar excluida del actual proceso de
globalización, no obstante que en sus anteriores fases, desde el ultimo tercio
del siglo XIX y hasta la Segunda Guerra Mundial, los grandes desplazamientos
humanos constituyeron una gran fuerza motriz del progreso, e incluso, del
despegue industrial y tecnológico de las naciones que hoy son justamente las
más desarrolladas.
En ese contexto, es preocupante observar que la normativa y la legislación
internacional en materia de migraciones actualmente vigentes dejan mucho que
desear. Dicho menos diplomáticamente: evidencian grandes vacíos o fallas.
Por un lado, la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos
de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares, aprobada por las
Naciones Unidas en 1990, después de más de una decada, aún no ha sido
ratificada, a pesar de representar un gran progreso en cuanto a la preservación
de los derechos humanos fundamentales de los trabajadores migrantes, y
constituir un instrumento que favorece la articulación y convergencia de las
legislaciones nacionales actualmente discordantes entre si.
Por otro lado, los compromisos de movilidad temporal de los trabajadores,
surgidos de la Ronda Uruguay y pautados en el "Acuerdo General sobre
Comercio y Servicios de la Organización Mundial del Comercio (OMC)", han
resultado ser claramente insuficientes, sobre todo en cuanto a estimular un
mayor uso de mano de obra poco calificada en los contratos comerciales de
servicios. Es de esperar que en las negociaciones actualmente en curso en el
marco de la OMC este objetivo pueda por fin lograrse.
Por lo tanto, en el plano internacional, inevitablemente se requieren mayores
compromisos para facilitar la movilidad temporal y permanente de los
trabajadores y avanzar en otras áreas, vinculadas a la migración, como el
tránsito fronterizo, la seguridad social, el reconocimiento de estudios y
calificaciones personales, entre otros. Afortunadamente, pareciera haber
consenso en que la solución de muchos de los problemas relacionados con
este fenómeno exige normativas y medidas multilaterales, basadas en una
cooperación entre Estados que permita formas de gobernabilidad o manejo
racional de la migración internacional.
También en el plano nacional, en los países receptores de masivos flujos
migratorios, es necesario crear mecanismos que faciliten la integración de los
migrantes y su plena incorporación a las sociedades de destino, en aspectos
tales como la educación, los servicios de salud y la protección social.
Asimismo, se requieren medidas, en esos países, destinadas a reducir los
costos de transferencia de las remesas, que actualmente representan recursos
significativos para numerosos países en desarrollo, en muchos casos
superiores a los ingresos por exportaciones o por turismo (las cifras se van a
dar detalladamente en el curso de este encuentro y, por eso, me las ahorro
aquí.)
Lo cierto es que el rezago económico y social de los países en desarrollo y su
estancamiento tecnológico, que se han agravado en la última década, han
incrementado significativamente la propensión de sus ciudadanos a migrar a
los países desarrollados, lo cual ha provocado cambios profundos en las
legislaciones de éstos, en particular en Estados Unidos de América y en
algunos países europeos, que ahora son, por lo general, mucho más
restrictivas que en el pasado y se orientan fuertemente al control de la
inmigración ilegal, fenómeno éste que, junto al problema del empleo de
trabajadores indocumentados, se ha convertido en el tema más álgido de las
políticas inmigratorias de esos países. En general, no cabe duda de que, a
escala mundial, han sido reforzados los controles aplicables al ingreso, tránsito,
residencia y empleo de extranjeros.
Por lo que respecta al ámbito regional, los latinoamericanos y caribeños
representamos, hoy en dia, una de las corrientes migratorias más importante
del mundo, con un 10 % del total, y la más importante en los Estados Unidos
de América, con un 46 % del total, en contraste con lo ocurrido en ese país en
el pasado, cuando casi el 90 % de los inmigrantes que recibía eran de origen
europeo.
Las corrientes migratorias más fuertes son trabajadores con una calificación
profesional relativamente baja, interesados en desplazarse de Sur a Norte al
sufrir el desempleo y los bajos salarios en sus países de origen. La migración
intrarregional, a su vez, ha perdido intensidad, aun cuando ha sido uno de los
factores más importantes del desarrollo de nuestros países y de los procesos
de integración. En los años más recientes, sin embargo, las crisis económicas
recurrentes en países tradicionalmente receptores de inmigrantes, han
desmotivado las corrientes migratorias de las que en el pasado, puede decirse
que disfrutaban.
Los paises de la región participan en los dos foros intergubernamentales sobre
migración existentes en nuestro entorno: La Conferencia Regional sobre
Migración (América del Norte y América Central) y La Conferencia
Sudamericana sobre Migraciones. Ambas, sin duda alguna, representan la
base fundamental para constituir una agenda regional sobre migración e
integración que conduzca a la gobernabilidad de las migraciones a escala
regional. Para ello es necesario desarrollar entre ambas conferencias el
intercambio de experiencias y de información, con la finalidad de impulsar
acciones para atender problemas comunes y desarrollar la cooperación
solidaria entre paises receptores, de tránsito y emisarios de migraciones.
Esa gobernabilidad podrá afianzarse en los avances que se perciben al interior
de los esquemas de integración vigentes en la región en materia de
convergencia de políticas sociales, en el marco de la conformación de
mercados comunes y realidades que vayan aún más allá de eso. En realidad,
los acuerdos subregionales ofrecen oportunidades para la recepción de
migraciones dentro de espacios económico-sociales ampliados bajo
condiciones de gobernabilidad compartida y solidaria, que, con el tiempo,
podrían garantizar la plena libertad migratoria comunitaria, sobre la base del
reconocimiento y de la garantía de derechos laborales y socioeconómicos
relativos a salud, educación, protección social y libre tránsito. En particular, se
registran avances importantes en MERCOSUR y la Comunidad Andina, en el
tratamiento comunitario a las migraciones y en materia de garantías a los
intereses socioeconómicos y sociolaborales de los trabajadores migrantes, aún
cuando se trate todavía de políticas incipientes.
Por último, las negociaciones del ALCA también representan una oportunidad
para incluir compromisos explícitos sobre migraciones, con base en la
cooperación hemisférica para tratar la problemática de manera integral,
propiciando una mayor movilidad de los trabajadores dentro la esperada
expansión del mercado y garantizando la protección de los derechos humanos
y socioeconómicos de los migrantes. Esos compromisos deberían incluir, entre
otros, aspectos de mutuo interés, como el tránsito fronterizo, la circulación de
trabajadores, la seguridad social y el reconocimiento de estudios y
calificaciones profesionales.
Estimados amigos:
Todos estos elementos, internacionales, hemisféricos y regionales, deberían
pasar a formar parte de la agenda regional sobre la migración internacional y la
integración, cuyo desarrollo requerirá, sin duda, de una visión de conjunto y de
una acción también compartida, que pudiera ser desplegada por un foro
regional que aproveche los esfuerzos que actualmente realizan la conferencia
regional y la conferencia suramericana, y dé cabida a los paises del Caribe,
que no forman parte de ellas. el SELA, con su amplia composición de 28
estados miembros de América Latina y el Caribe, ofrece desde ya todo el
apoyo que pudiera requerírsele para una empresa de esta naturaleza.
Muchas gracias.
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