‰7"è$è#|KA)Š Expediente nro. 141.942. Orden nro. Libro de Sentencias En la ciudad de Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, a los ___________ días del mes de Octubre del año dos mil trece, reunidos en acuerdo los Señores Jueces de la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial, Doctores Guillermo Emilio Ribichini, Miguel Ángel Diez y Gustavo Jorge Salvatori Reviriego, para dictar sentencia en los autos caratulados “GRISTEIN, SAÚL C/ BANCO RÍO DE LA PLATA S.A. S/ CUMPLIMIENTO DE CONTRATO Y DAÑOS Y PERJUICIOS”, y practicado el sorteo pertinente (arts.168 de la Constitución provincial y 263 del Código Procesal), resultó que la votación debía tener lugar en el siguiente orden: Dres. Salvatori Reviriego, Diez y Ribichini, decidiéndose proponer y votar las siguientes CUESTIONES: 1ra.) ¿Se ajusta a derecho la sentencia de fs. 169/171 vta.? 2da.) ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? VOTACIÓN: A LA PRIMERA CUESTIÓN, EL SEÑOR JUEZ DOCTOR SALVATORI REVIRIEGO, DIJO: Saúl Gristein demandó al Banco Río de la Plata, S.A., por cumplimiento de contrato e indemnización de daños y perjuicios. Dijo haber suscripto con el Banco en diciembre de 1997, como parte de una operatoria denominada Premium, un contrato de mutuo con garantía hipotecaria por la suma de U$S. 45.000, que debían devolverse en sesenta cuotas mensuales ‰7"è$è#|KA)Š de U$S. 1045 cada una; habiéndose convenido por separado que en caso de cumplir el cliente con todas las condiciones exigidas por la operatoria de referencia, el Banco le abonaría un veinte por ciento de la suma que le había dado en préstamo, dentro de los sesenta días de verificado el cumplimiento de las cláusulas pactadas. Que luego de haber reclamado el cumplimiento de lo convenido, recién en diciembre de 2002 el Banco le informó que podía dirigirse a la sucursal a hacer efectivo el cobro de $ 9.000. Siguió diciendo que ante ese ofrecimiento recabó que se cumpliera con la entrega de nueve mil dólares estadounidenses, es decir de la cantidad expresada en la moneda de origen del crédito bonificado, a lo que se negó el banco, alegando la pesificación de la acreencia. Que ante ello, reclamó en la sucursal local del Banco demandado el pago en pesos, con resultado negativo. Luego envió una carta documento intimando el pago de los nueve mil pesos, y ante el incumplimiento de la entidad financiera, debió promover demanda, reclamando el pago de nueve mil pesos, con más sus intereses y una suma adicional por daño moral derivado del incumplimiento. En su responde el Banco Río de la Plata S.A. admitió deber los nueve mil pesos reclamados, pero negó haber incurrido en mora, explicando que si bien le fue indicado al actor que debía concurrir a la sucursal local a cobrar, éste jamás se presentó, habiéndose limitado a remitir dos cartas documento, en las que intimó el pago y alegó falsamente haber concurrido a percibir su acreencia. Alegó la demandada que siendo lugar de pago el domicilio del deudor, no hay mora de su parte. En lo que debe entenderse como un allanamiento parcial a la pretensión del actor, depositó el Banco en cuenta de autos la suma de nueve mil pesos, único importe que admitió deber, formulando oposición a que se calculen intereses sobre esa suma y a que se le acuerde indemnización al actor por daño moral. ‰7"è$è#|KA)Š Transitada la etapa de prueba, se llamaron autos para sentencia. Luego, se dicó el resolutorio de primera instancia, que desestimó la demanda. Dio por admitido el magistrado a quo que el actor cumplió la totalidad de las condiciones que estaban establecidas en la carta de compromiso otorgada por el banco demandado, y que por lo tanto se hizo acreedor al premio convenido, que debía ser abonando en el domicilio de la casa central, dentro de los sesenta días de verificado el cumplimiento de las condiciones previstas. Señala el sentenciante que no hubo mora de la demandada, al haber puesto a su disposición la suma de nueve mil pesos, y que el actor no acreditó haber concurrido al domicilio de pago a cobrar lo que le es debido. Lo que le bastó para rechazar la pretensión del actor e imponerle las costas del proceso. Por apelación del nombrado, llegan los autos a esta instancia. En su escrito de expresión de agravios, el demandante objeta que el Juez de primera instancia haya partido de una premisa errónea, cual es la presunción de que el acreedor no tuvo interés en percibir su acreencia, y pone de resalto las intimaciones que cursó a la entidad financiera en procura de percibir lo que se le debe. Considero que la sentencia se ajusta a derecho, aunque entiendo que frente al depósito de lo reclamado, correspondía receptar el allanamiento, dicho ello sin perjuicio de lo que debía resolverse en orden a las costas del proceso y a los restantes rubros del reclamo. No cabe duda de que en el caso que nos ocupa, el lugar de pago es el domicilio del deudor. Así resulta de lo expresamente convenido en el título constitutivo de la obligación, y en todo caso habría fungido como lugar residual de pago a falta de convención expresa (art.747 CC.). ‰7"è$è#|KA)Š También es indisputable la carga que pesa sobre el acreedor de concurrir a ese lugar a recibir el pago. Porque este deber de colaboración es un presupuesto de la mora debitoris, esto es, un presupuesto para que pueda imputarse al deudor las consecuencias del incumplimiento de la obligación (v. Pizarro-Vallespinos, Obligaciones, t. II, p. 507, Bs. Aires, 1999). Ahora bien, en las obligaciones a plazo que deben ser cumplidas en el domicilio del deudor, discrepa la doctrina nacional respecto de si frente al incumplimiento objetivo del plan prestacional, debe presumirse el cumplimiento de ese deber de colaboración, o si por el contrario, queda a cargo del acreedor que pretende imputar mora a su deudor, la prueba de que concurrió a cobrar, es decir, de que cumplió con esa carga instrumental. De un lado se sostiene que en estos casos el acreedor no solamente debe prestar su colaboración material, concurriendo al lugar de pago, sino que también debe acreditar tal extremo. Se argumenta en apoyo de esta posición que una solución contraria importaría poner en cabeza del deudor una prueba diabólica, por la dificultad que supone acreditar un hecho negativo como es la circunstancia de que el acreedor no se haya hecho presente durante las veinticuatro horas del día de pago (Cazeaux-Trigo Represas, “Derecho de las Obligaciones”, t. I, p. 221, Bs. Aires, 1979; etc.). Otra opinión, pone en cabeza del deudor la carga de la prueba de que el deber de colaboración de su acreedor quedó incumplido. Esta posición se sustenta en el último párrafo del art.509 CC., que consagra una presunción de imputabilidad del incumplimiento material del deudor; y en la consideración de que la producción de esa prueba negativa no es tan difícil como parece, pues conforme el principio de la buena fe, ha de presumirse un comportamiento razonable del deudor, que debería presentarse en un ‰7"è$è#|KA)Š horario acorde con lo que se acostumbra, y tratándose de un banco, en horario bancario (v. Wayar, Ernesto C., “Tratado de la Mora”, ps.500 y ss., Bs. Aires, 1981; Pizarro-Vallespinos, op. cit., t. II, ps.551 y ss.). Con lo que bastaría al deudor que pretende liberarse de la mora que se le imputa, con suministrar la prueba de la no concurrencia de su acreedor en ese lapso en el que razonablemente ha debido presentarse. La casación provincial, de obligado seguimiento para los tribunales inferiores de la Provincia, se inclina por la primera solución. Es doctrina legal de la Excma. Suprema Corte que “cuando el domicilio de pago es el del deudor se requiere la efectiva colaboración del acreedor para que se pueda efectivizar la obligación; caso en que la mora del art.509 del C. Civil no se produce de pleno derecho, pues es necesario que el acreedor demuestre que ha concurrido al domicilio de pago con intención de recibirlo” (SCBA, Ac. 53421 del 31/3/1998). Más allá de la confusión de este enunciado entre la concreción del deber de colaboración y la carga de la prueba del cumplimiento de ese deber, lo cierto es que es claro el criterio sentado por la casación provincial en orden a la necesidad de que el acreedor pruebe haber concurrido al domicilio del acreedor a efectos de recibir el pago. Tesitura que es reiteración de precedentes anteriores (v. Ac.29.284 en Ac. y Sent., 1980-III-24), y que sella la suerte de este pleito. Porque negada por el deudor la concurrencia del acreedor a cobrar, éste no produjo la prueba de haberlo hecho, y por lo tanto, el Banco demandado no puede considerarse en mora. De todos modos, entiendo que el responde del demandado incluye un virtual allanamiento parcial a la pretensión, porque ha reconocido deber esos nueve mil pesos que se le reclaman, y ha depositado a la orden del juzgado ‰7"è$è#|KA)Š la mencionada suma de dinero. Por lo que debió receptarse en sentencia ese allanamiento parcial, sin que ello implique modificación alguna en orden a los restantes planteos, ni a las costas del proceso. Ello así, pues aunque no ha objetado el actor este punto del pronunciamiento, su insistencia en que se condene al demandado al pago de la suma de nueve mil pesos, obliga a concederle lo que pide, aun supliendo el derecho erróneamente invocado. Pero en la medida en que no hubo mora del deudor, no se deben los intereses moratorios pretendidos. Tampoco se debe reparación alguna del daño moral. En primer lugar, porque la demora en el pago no es imputable al deudor. En segundo lugar, porque salvo que concurra dolo obligacional, el interés moratorio es el único resarcimiento frente a un incumplimiento de una obligación dineraria (doct. Art.622 CC.). Por lo hasta aquí expuesto, y con la prevención de que debe salvarse la omisión de considerar el allanamiento formulado por el demandado, doy mi voto a esta primera cuestión por la AFIRMATIVA. Los Señores Jueces Doctores Diez y Ribichini, por los mismos fundamentos, votaron en igual sentido. A LA SEGUNDA CUESTIÓN, EL SEÑOR JUEZ DOCTOR SALVATORI REVIRIEGO, DIJO: Por lo acordado al votar a la cuestión precedente, propongo se confirme la sentencia de fs.169/171 vta., integrándola con la recepción del allanamiento del Banco demandado a la pretensión del actor de cobro de la suma de Pesos NUEVE MIL, allanamiento que por ser oportuno, incondicionado y efectivo, y en la medida en que el accionado no estaba en ‰7"è$è#|KA)Š mora ni dio lugar a la demanda, no incide en la aplicación de las costas de primera instancia, que tampoco fueron cuestionadas. Propongo asimismo que las costas de alzada se carguen al actor vencido (art.68 CPCC.). ASI LO VOTO. Los Señores Jueces Doctores Diez y Ribichini, por los mismos motivos, votaron en igual sentido. Por lo que se SENTENCIA: AUTOS Y VISTOS: CONSIDERANDO: Que en el acuerdo que antecede ha quedado resuelto que se ajusta a derecho la sentencia de fs. 169/171 vta. POR ELLO, se la confirma, integrándola con la recepción del allanamiento del Banco demandado a la pretensión del actor de cobro de la suma de Pesos NUEVE MIL, con costas en la alzada al actor vencido, a cuyo efecto se fijan los honorarios de los Dres. Juan Carlos Ramos y Gustavo Daniel Avellaneda en las sumas de respectivamente (arts. 14, 16, 21, 23, 31 y cctes. Decreto ley 8904), con más el adicional de ley. Hágase saber y devuélvase. ‰7"è$è#|KA)Š