LA NUEVA NAO: DE FORMOSA A AMÉRICA LATINA I

Anuncio
LA NUEVA NAO:
DE FORMOSA A AMÉRICA LATINA
Bicentenario del Nombramiento de
Simón Bolívar como Libertador
Lucía Chen (Hsiao-Chuan Chen)
Alberto Saladino García
Compiladores
I
Universidad de Tamkang
Taipei, 2013.
Título:
La nueva Nao: De Formosa a América Latina
Bicentenario del Nombramiento de Simón Bolívar como Libertador
Autores:
Juan José G. Bracamontes Gutiérresz, René Patricio Cardoso Ruiz, Guadalupe
Isabel Carrillo Torea, Karime Castillo Cárdenas, James Yifan Chen, Lucía Chen,
Gabriela Correa López, David Alexander De León Salazar, Ana Eduwiges Orozco
Aguayo, Yrmina Glorida Eng Menéndez, Lisdey Espinoza Pedraza, Patricia
Fournier, Roberto Antonio Garay Saravia, Anabell Romo González, Yadir
González Hernández, Zhou Guanru, Sergio Hernández Galindo, Thomas
Hillerkuss, Shinji Hirai, Liliana Jiménez Ramírez, Tomás Martínez Saldaña, Dahil
M. Melgar Tísoc, Emiliano Ricardo Melgar Tísoc, Edgar Samuel Morales Sales,
Francisco Luis Pérez Expósito, Radina Plamenova Dmimitrova, Juan José
Ramírez Bonilla, Jenaro Reynoso Jaime, Alberto Saladino García, Salvador
Salazar Navarro, Benito Antonio Sánchez Robles, Reyna Beatriz Solís Ciriaco,
Hernán G. H. Taboada, Carlos M. Tur Donatti, Carlos Uscanga, Martha Rosas
Vilchis, Norma Villagómez Rosas, Alberto Villar Calvo, Elisa Hsiu-chi Wang,
Walburga Wiesheu
Los capítulos de este libro fueron dictamidos por una comisión de especialistas.
Primera edición, Julio de 2013
© 2013
Instituto de Posgrado de las Américas(IPA)de la Universidad de Tamkang.
Reservados todos los derechos.
Queda rigurosamente prohibida la reproducción parcial o total de esta obra por
cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento
informático, sin la autorización de los titulares del copyright.
ISBN: 978-986-5982-33-1
Diseño portada: Pei-Ru Su
Impresión: Instituto de Posgrado de las Américas(IPA)de la Universidad de
Tamkang.
Jefa de redacción: Luz del Carmen Gives Fernández
Responsable de edición: Elena Li-Huey Chang
Equipo de edición: Lucía Chen (Hsiao-Chuan Chen)
Elena Li-Huey Chang
Ning Chien-Ting Shiao
UNIVERSIDAD DE TAMKANG
Dra. Flora Chia-I Chang
Rectora
Dr. Gwo-Hsing Yu
Vicerrector de Asuntos Académicos
Dr. Po-Yuan Kao
Vicerrector de Asuntos Administrativos
Dr. Wan-Chin Tai
Vicerrector de Asuntos Internacionales
FACULTAD DE RELACIONES INTERNACIONALES
Dr. Wan-Chin Tai
Decano
INSTITUTO DE POSGRADO DE LAS AMÉRICAS
Dra. Lucía Chen (Hsiao-Chuan Chen)
Directora
INDICE
Página
PRÓLOGO …................……….......……………………………………............... I
INTRODUCCIÓN………….......……………………………………..................III
AGRADECIMIENTOS...........................................................................................V
BOLÍVAR EL LIBERTADOR, EN LA LITERATURA Y LA POLÍTICA
El icono literario de Simón Bolívar
Lucía Chen (Hsiao-chuan Chen)................…........................................................ 3
Simón Bolívar, libertador
Alberto Saladino García..................................................................................15
CHINA Y AMÉRICA LATINA: TRADICIONES Y CULTURA
Dos civilizaciones antiguas del jade: China y Mesoamérica
Walburga Wiesheu........................................................................................25
La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana:
su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad
Karime Castillo Cárdenas....................................................................................41
De lo religioso a su representación en medios seculares: simbolismo budista
y daoísta en la porcelana de la China imperial tardía de consumo en la
Nueva España
Patricia Fournier....................................................................................................63
El lazo entre el Departamento Marino de San Blas con China
Juan José G. Bracamontes Gutiérresz....................................................................81
Los secretos artesanales de los lapidarios: instrumentos y técnicas de trabajo
en Mesoamérica y China
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc y Reyna Beatriz Solís Ciriaco.............................93
HISTORIA, MITOS Y LEYENDAS EN LA NARRATIVA
Don César Fallet, un suizo prusiano: sus hazañas en Europa y el sureste de Asia,
y la Inquisición de Manila y de México
Thomas Hillerkuss..........................................................................................123
Las peregrinaciones como espacio sagrado en el Camino Real de tierra adentro
Tomás Martínez Saldaña y Ana Eduwiges Orozco Aguayo.................................137
Bellas que derrumban imperios: Yang Guifei y Malintzin, dos siluetas ante
el huracán histórico
Radina Plamenova Dmimitrova........................................................................147
La inversión de los valores: del crimen a la celebridad. Las heroínas
del narcotráfico
Guadalupe Isabel Carrillo Torea.........................................................................165
Los cuentos de Borges sobre cautivos
Liliana Jiménez Ramírez.....................................................................................177
La historia de Hernando de Rivas en Cielos de la tierrra de Carmen Boullosa
Norma Villagómez Rosas...............................................................................189
ESTADOS NACIONALES EN AMÉRICA LATINA, DERECHO Y CULTURA
Autonomía y autodeterminación en la historia de los pueblos indígenas: de la
pérdida de su autonomía a la lucha por su recuperación
René Patricio Cardoso Ruiz............................................................................205
Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina
Martha Rosas Vilchis y Alberto Villar Calvo.............................................227
El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI a XIX.
Las ciudades de Guatemala y Cusco
Anabell Romo González.......................................................................................241
La imagen histórica de la nación mexicana en la currícula 2011 de
educación básica
Jenaro Reynoso Jaime....................................................................................265
PRÓLOGO
Fue para mí un grato placer el poder visitar la tierra azteca en mayo del 2012, y
ser recibida calurosamente por el entonces rector de la Universidad Autónoma del
Estado de México, Dr. en C. Eduardo Gasca Pliego, institución con la cual la
Universidad de Tamkang mantiene importantes convenios de colaboración e
intercambio académico desde 1989; en dicha ocasión tuvimos la oportunidad de
afirmar y estrechar nuestros lazos de amistad y cooperación. Cabe decir que el
Instituto de Posgrado de las Américas de la Universidad de Tamkang ha sido un
puente importante entre Asia y América durante los últimos veinticinco años.
Fortaleciendo las tradiciones y siguiendo su cometido, la Universidad de
Tamkang invita a colegas latinoamericanos para hacer investigación y dar clases
en Taiwán, a su vez, envía alumnos de posgrado para estudiar en la Facultad de
Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, colabora con
diferentes universidades mexicanas en la realización de seminarios, simposios y
congresos, con el fin de contribuir a la consolidación de las relaciones entre Asia y
América Latina. En esta perspectiva hemos creado el grupo “Jóvenes
Embajadores de la Amistad” dirigido por la Dra. Lucía Chen, que tiene como
principal motivación, impulsar los lazos de amistad con los países de América
Latina y robustecer el intercambio cultural y estudiantil universitario entre ambas
regiones.
Manteniendo el entusiasmo por la investigación académica, la Universidad
de Tamkang, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad
Autónoma del Estado de México y la Escuela Nacional de Antropología e Historia
celebraron del 25 al 27 de abril de 2013, el XIII Seminario Internacional sobre
Asia Oriental y América Latina, bajo el título de “Bicentenario del nombramiento
de Simón Bolívar como Libertador”, con la concurrencia de ponentes procedentes
de Alemania, Argentina, Bulgaria, Costa Rica, Cuba, España, Ecuador, El
Salvador, México, Panamá, Taiwán y Venezuela. Fue un evento exitoso que se
caracterizó por su alto nivel intelectual, abarcando temas específicos relacionados
Flora Chia-I Chang con el nacionalismo, la política, la identidad, la integración, la globalización, la
cultura, la literatura, la historia y la antropología.
Para inmortalizar este gran evento, la Universidad de Tamkang compiló
algunos trabajos valiosos que fueron expuestos y sometidos a discusión por los
ponentes y asistentes para publicarlos en el libro titulado de La nueva Nao: De
Formosa a América Latina. El bicentenario del nombramiento de Simón Bolívar
como Libertador. Éste es el tercer libro de la serie que inició en el 2008, cuyo uso
crítico ha resultado útil a la comunidad académica y al público en general
interesado en el conocimiento de las relaciones e intercambios entre Asia Oriental
y América Latina. Si hacemos una comparación de los dos primeros números, que
presentan una serie de trabajos que motivan al lector a la continua búsqueda del
conocimiento de la historia, literatura y antropología entre ambos continentes a lo
largo de sus veintisiete artículos respectivamente, este tercer libro cuenta con
treinta y cinco ensayos, lo que deja de manifiesto un hecho evidente, que los
académicos latinoamericanos reconocen nuestro esfuerzo al tripular una Nao
académica y navegar entre el inmenso mar del conocimiento entre Asia Oriental y
América Latina.
Sin duda alguna, la publicación de este libro representa la continuidad y el
legado por mantener el intercambio entre Asia y América Latina desde los tiempos
más remotos, pasando por la época virreinal, hasta la actualidad. Este libro es la
Nao intelectual, la Nao de Formosa a América, la Nao de Tamsui a la Cuidad de
México y a Toluca, la Nao de Tamkang a la Universidad Nacional Autónoma de
México, a la Universidad Autónoma del Estado de México, a la Escuela Nacional
de Antropología e Historia. Utilizar “La nueva Nao” como título del libro
representa simbólicamente la unidad entre ambas regiones del planeta, mediante
razonamientos, interpretaciones, reflexiones y discernimientos que permiten
surcar los mares del conocimiento para dar paso a una mayor compresión de
nuestras sociedades.
Bajo el sello de la Universidad de Tamkang y gracias a la compilación de la
Dra. Lucía Chen y del Dr. Alberto Saladino, nuestra Nao académica navega hacia
el porvenir con las velas desplegadas.
Tamsui, Taipei, Universidad de Tamkang
Dra. Flora Chia-I Chang
Rectora
II
INTRODUCCIÓN
Es un enorme placer para nosotros continuar con esta serie de libros de La nueva
Nao: de Formosa a América Latina, producto del esfuerzo y la cooperación de los
académicos que colaboraron para su realización. Desde el primer libro hasta el
presente, nuestra serie ofrece a los investigadores de diferentes instituciones un
espacio para difundir e intercambiar ideas, que enriquecen la actividad académica
y fomenta la investigación, por esto es, que cada vez adquiere más importancia y
significación. En momentos difíciles para la humanidad como el presente, la
publicación de este libro, subtitulado “Bicentenario del nombramiento de Simón
Bolívar como Libertador”, toma mayor relevancia.
Hace dos siglos, el Libertador reivindicó el derecho del pueblo
latinoamericano a dirigir su propio destino e iniciar una nueva página de su
historia. A lo largo de esos doscientos años, entre la inestabilidad política y la
dependencia económica, América Latina ha logrado en algunos casos, salir de la
turbulencia y seguir el camino de la transformación democrática, gracias a su
carácter persistente. Cabe mencionar que el siglo XXI es el siglo de América
Latina y Asia; la primera está experimentando un auge en el concierto
internacional, mientras que la segunda está poniendo de relieve su importancia en
la escena política y económica.
Sin embargo, la turbulencia en la región asiática continúa. Aparte de los
viejos problemas de la Franja de Gaza, las luchas internas y las disputas entre
vecinos desestabilizan la región, y por supuesto, afectan muy seriamente los
esfuerzos que países como Taiwán vienen realizando en busca de la convivencia
armónica. Siria está sumergiendo en la vorágine política, en Irán estalló la
violencia por motivo de las elecciones presidenciales, la amenaza de Corea del
Norte de entrar en “estado de guerra” con Corea del Sur, un potencial conflicto
militar en el mar de Japón, China recupera su centralidad, el incremento del
interés de los EE.UU. de volver a Asia, etc. Ante esta situación, América Latina
puede ser ejemplo para los países asiáticos que todavía no han experimentado el
tránsito hacia un régimen democrático, como el Libertador en algún momento
expresó: “La justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene
la igualdad y la libertad”.
Consideramos que este libro ha sido muy fructífero, abraca temas de cultura
e identidad, nacionalismo, globalización, literatura, religión, arqueología y
antropología, entre otros, aportando valiosas interpretaciones para fortalecer el
conocimiento entre Asia Oriental y América Latina. Dicho de otra forma,
esperamos que en América Latina se conozca la cultura, historia y economía de
Asia Oriental, y en Asia Oriental se conozca con mayor profundidad la
latinoamericana. Por lo tanto, este trabajo de análisis representa la oportunidad
para discutir sobre las capacidades de las relaciones entre Asia y América Latina y
la necesidad de continuar impulsándolas para avanzar en el camino planteado.
Con este libro nos proponemos renovar nuestro compromiso de alentar la
cooperación académica y científica entre nuestras instituciones, la Universidad de
Tamkang, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad
Autónoma del Estado de México, la Escuela Nacional de Antropología e Historia,
el Colegio de México, la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa,
Universidad Autónoma de Zacatecas, el Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social, el Colegio de Postgraduados (México), la
Universidad de La Habana y el University College London.
Un buen libro siempre se asocia a la intelectualidad. Un buen libro también
representa la herencia de la sabiduría. Precisamente así fue que nació La nueva
Nao: De Formosa a América Latina. Bicentenario del nombramiento de Simón
Bolívar como Libertador. Reunirnos en nombre del Gran Libertador de América
nos conduce al compromiso de trabajar por sus ideales y aspiraciones, es decir por
la libertad y la unidad de todos los pueblos de Nuestra América. Encontrarnos en
nombre del Libertador nos lleva también al compromiso de velar por la
democracia y el respeto a la voluntad y soberanía popular. En fin, esta obra no
sólo nos dirige al conocimiento mutuo, sino que también nos hermana, acerca a
nuestros pueblos, más allá de toda diferencia política e ideológica y más allá de
toda frontera, así como también estamos seguros que habría sido parte del sueño
de Bolívar.
Lucía Chen (Hsiao-chuan Chen)/Alberto Saladino García
IV
AGRADECIMIENTOS
Nuestra máxima casa de estudios la Universidad de Tamkang agradece al Dr.
Adalberto Santana, Director del Centro de Investigaciones sobre América Latina
y el Caribe de la UNAM, al Dr. José Luis Vera Cortés, Director de la Escuela
nacional de Antropología e Historia, al Mtro. Juvenal Vargas, Director de la
Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, por
su gran apoyo para realizar con éxito el XIII Seminario Internacional sobre Asia
Oriental y América Latina en las tres sedes respectivas.
También hacemos un reconocimiento especial al Dr. Alberto Saladino García,
coordinador general del seminario, a la Dra. Walburga Wiesheu, profesora de la
Escuela Nacional de Antropología e Historia, al Dr. Hernán Taboada, profesor e
investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la
UNAM, por su colaboración en este evento.
Así mismo, queremos manifestar nuestra gratitud al Mtro. Andrea Lee
Sing-Ying Lee, Director General de la Oficina de Taiwán en México, y a los
colegas que amablemente ayudaron en la realización de este seminario, dado que
sin ellos no habríamos logrado el éxito alcanzado.
Igualmente expresamos nuestro más profundo agradecimiento al gobierno de
la República de China (Taiwán) por financiar este proyecto, a través del
Ministerio de Asuntos Exteriores, Consejo Nacional de Ciencia.
Instituto de Posgrado de las Américas, junio de 2013
Universidad de Tamkang
BOLÍVAR EL LIBERTADOR, EN LA LITERATURA Y LA POLÍTICA
EL ICONO LITERARIO DE SIMÓN BOLÍVAR
Lucía Chen (Hsiao-Chuan Chen)
Instituto de Posgrado de las Américas
Universidad de Tamkang
Su sueño ─suyo y de nadie más─ es una ruina. Quizá
siempre lo fue. Imposible gobernar un territorio tan
vasto. Imposible domeñar pueblos tan agrestes, tan
traicioneros, tan ingratos. Su fe, ahora lo sabe, se
decantó en pesadilla. Bolívar se refocila entre las
sábanas empapadas de sudor y por un instante imagina
el futuro: cien, doscientos años después de su muerte.
Atisba un mapa, formas difusas, luego alguien que
pronuncia su nombre.
Jorge Volpi, El insomnio de Bolívar
I. Introducción
A partir del siglo XV América Latina, desde el Río de Bravo hasta la Tierra de
Fuego, fue y sigue siendo una región recorrida por personajes cuyos pasos
constituyen una crónica de valor y heroísmo. Así que no es azar que tengamos una
larga lista de personajes ilustres, como los héroes de la independencia entre los
que se cuentan Miguel Hidalgo y Costilla, Simón Bolívar, Francisco de Miranda,
José de San Martín y Bernardo O’Higgins, Carlos Manuel de Céspedes y otros
más. Entre ellos, Simón Bolívar, sin duda alguna, es el más significativo: fue
nombrado libertador en 1813, fue el padre de la patria de Venezuela, el primer
presidente de la Gran Colombia, Perú y Bolivia, país este último bautizado con su
nombre. Aún más, hay numerosos aeropuertos, carreteras, plazas, parques,
edificios, escuelas que también retoman su nombre.
No obstante, ante la división de la Gran Colombia y desacuerdos entre los
diferentes sectores políticos, para mantener su aspiración de establecer una
Lucía Chen República como los Estados Unidos de América, Bolívar usó mano de hierro y fue
considerado un dictador. Entre libertador y dictador, entre jefe militar y viejo
frustrado, la imagen bolivariana no sólo puede ser usada para interpretar los
distintos períodos de la historia latinoamericana, sino también conlleva una gran
amplitud de matices simbólicos en el campo sociopolítico. El nombre de Bolívar
representa la dignidad y el heroísmo de los seres humanos bajo explotación. No es
por azar que Hugo Chávez diera el nombre de “Revolución Bolivariana” al
proyecto ideológico y social que comenzó en 1998 con su elección como
presidente de Venezuela. Cabe decir, que el emblema bolivariano muestra la
emancipación, y más aún, la integración, que forman la parte de la conciencia
latinoamericana.
Según Gerald Martin, el discurso de Gabriel García Márquez para el Premio
Nobel era tácitamente “bolivariano”, dado que el escritor colombiano “sintió que
le correspondía hablar en representación no sólo de un país, sino de todo un
continente”.1 El lenguaje “bolivariano” implica una identidad latinoamericana.
Entre la historia y la literatura, Simón Bolívar protagoniza la novela de García
Márquez, El general en su laberinto, donde se cuenta un episodio de la vida del
Libertador con matices ficticios, aunque el propio escritor lo trata como si fuera
una biografía larga y minuciosa. Entre la historia y la literatura, el ganador del
Premio Nobel maneja dos vertientes que entretejen la vida de Bolívar, la primera
es la imagen y la otra la situación. De acuerdo con el título, el “general” alude al
militarismo, al poder y a la autoridad, representando una imagen; mientras que el
“laberinto” simboliza el embrollo, el abismo y la dificultad, manifestando una
situación.
Con motivo del bicentenario del nombramiento de Simón Bolívar como
Libertador, este trabajo, diferente al de la larga lista de aportes críticos sobre él
existentes, intenta presentar al Libertador desde un punto de vista literario, basado
en El general en su laberinto, y se enfoca en dos aspectos, la imagen de un
libertador deprimido y el icono de un idealista insomne.
II. La imagen de un libertador deprimido
Sin duda alguna, Simón Bolívar es un personaje polémico, es Libertador
honorable y, a su vez, dictador ambicioso. En las memorias y los textos históricos,
aparte del dirigente decisivo, valiente e idealista, se ve a un Bolívar celoso,
desconfiado, vanidoso, arrogante y frío, con genio militar pero que se dedicó poco
tiempo a las artes militares; en la vida privada, fue muy apasionado por el baile y
1
Gerald Martín, Gabriel García Márquez, una vida, México, Dabate, 2009, pp. 532-533.
4 El icono literario de Simón Bolívar el sexo. 2 Si observamos sus famosos retratos, vemos a un supremo general
delgado en uniforme, con un gran aplomo en la expresión y destacados en su larga
cara unos ojos brillantes y nariz aguileña. En las memorias de Henri Louis
Ducoudray Holstein se lee:
El General Bolívar en su exterior, en su fisonomía, en todo su comportamiento,
no tiene nada que se pudiera notar como característico o imponente. Sus
maneras, su conversación, su comportamiento en sociedad, no tienen nada de
extraordinario, nada que pudiera llamar la atención de alguien que no lo
conociera; al contrario, su exterior está contra él. Tiene cinco pies cuatro
pulgadas de alto, su cara es larga, sus mejillas son huecas, su color de piel es
de un bronceado amoratado, sus ojos son de tamaño mediano y muy hundidos
en su cabeza, la cual está cubierta ligeramente con cabello y su cuerpo entero
es muy delgado.3
La imagen bolivariana bajo la pluma de García Márquez es tan nítida como un
retrato y a su vez manifiesta el poder seductor:
Lo más memorable de él, para bien o para mal, eran los ojos alucinados y el
habla inagotable y agotadora con una voz crispada de pájaro de rapiña.4
Entre el centralismo y el federalismo, entre el despotismo y la democracia, entre
la sublevación y la represión, entre la realidad y la ambición, entre la victoria y la
frustración, Bolívar se encontraba en un estado psíquico muy complejo a lo largo
de una vida dedicada a su empresa heroica. En 1815 durante su autoexilio en
Jamaica redactó la famosísima Carta de Jamaica, donde el ideal de liberación se
vierte en frases ardientes en búsqueda de la dignidad americana. En 1827, Bolívar
se vio obligado a renunciar al mandato de Perú, y en 1828, en un último intento de
evitar la división de la Gran Colombia, se proclamó dictador. Más aún, los debates
entre los jefes militares y la ruptura de la amistad con Santander fueron golpes
para Bolívar.
«No tengo amigos», dijo él. «Y si acaso me quedan algunos ha de ser por
poco tiempo».5
2
Henri Louis Ducoudray Holstein, Memorias de Simón Bolívar y sus principales generales,
Bogotá, Terra Firme, 2011, pp. 436-437.
3
Ibid., pp. 436-437.
4
Gabriel García Márquez, El general en su laberinto, Barcelona, Plaza & Janés, 1998, p. 83.
5
Ibid., p. 13.
5
Lucía Chen Simón Rodríguez, meses antes de la muerte de Bolívar, escribió una defensa
titulada “El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas
defendidos por un amigo de la causa social”, donde el maestro del Libertador
afirmaba que éste era hombre de la América del Sur y veía las cosas en grande. De
hecho, hacer una lectura de Bolívar no es nada fácil, habiendo sido su vida tanto
una marcha como un ensayo, ya que el Libertador se convierte en un símbolo
eminente, aunque sus enemigos se empeñaran en hacerlo odioso o despreciable.
Más aún, algunos historiadores y comentaristas lo estudian desde un punto de
vista negativo y el Che Guevara criticó que los latinoamericanos no estuvieran de
acuerdo con la interpretación de Marx sobre Bolívar. 6 Sobre esta misma,
Leopoldo Zea también había mostrado la limitación eurocéntrica para interpretar
imparcialmente a Bolívar. Entonces, la obra de García Márquez es un experimento
audaz que trata de un Bolívar más humano durante los últimos seis meses de su
vida después de perder todos los honores. Así dijo Gerald Martin:
García Márquez toma al más célebre y conocido de todos los latinoamericanos
y ofrece su propia versión de él, con audacia pasmosa y asombrosa naturalidad.
Aunque desde luego no sea ésta su obra más lograda, bien puede considerarse
su mayor logro, pues la magnitud del desafío queda expuesta a la vista de
todos. Cualquier lector familiarizado con las biografías de Bolívar puede, al
acabar este libro, llegar a la conclusión de que la versión que da García
Márquez del hombre, plasmada en bastante menos de trescientas páginas y
conteniendo toda la vida dentro del viaje que se lleva a término en los seis
últimos meses de ésta, será a partir de este momento inseparable de cualquier
imagen de Bolívar que quede para la posteridad.7
La enfermedad, la vejez y la muerte son fenómenos naturales del ser humano,
nadie puede escapar de esta suerte. Cuando el protagonista de García Márquez se
estrena ya tiene 46 años y está en la fase final de la vida, con un cuerpo carcomido
por la fatiga, la soledad, el abandono, la decepción y la enfermedad. Son
sufrimientos tanto físicos como psíquicos. Lo más sorprendente para los lectores
debe ser la escena de un Bolívar como si estuviera ahogado en la bañera con que
inicia la novela, escena que Gerald Martin comenta de esta manera:
Su desnudez impactó a muchos lectores, de igual modo que les impresionaría
hallarlo vomitando, peyendo, copulando y profiriendo insultos, haciendo
trampas a las cartas, o mostrando un lado petulante, pueril de su carácter, muy
alejado de la visión hagiográfica tan común en los discursos y ceremonias
latinoamericanos.8
6
7
8
Leopoldo Zea, “Visión de Marx sobre América Latina”, en Nueva Sociedad, No. 66, 1983, p. 59.
Gerald Martín, op. cit., p. 533.
Ibid., pp. 533-534.
6 El icono literario de Simón Bolívar Nadie es perfecto. Estas imágenes tan vívidas muestran las facetas más íntimas de
los seres humanos, como un próximo conocido, o más bien como un tú y un yo.
Es un Bolívar que sale de su retrato y de su estatua, cabe decir un Bolívar alejado
de lo que narra la historia. Ya hay muchas obras que hablan de sus logros
magníficos, pero al mismo tiempo el vanidoso Libertador tiene muchos enemigos
que lo critican radicalmente, en particular cuando cae en sus momentos de mayor
depresión y desgracia. Aparte de los hechos históricos, la imagen bolivariana de
García Márquez se explota desde la vida cotidiana y las costumbres personales, lo
cual es un ángulo poco estudiado sobre el Libertador.
La imagen es la de un general solitario, aislado, desolado y enfermo, su
cuerpo desmedrado cargando con dos pesos: uno la crítica severa de los enemigos
políticos y el otro su propia enfermedad, tuberculosis pulmonar. Cabe decir, la
imagen bolivariana de García Márquez es mucho más humana, es la del
Libertador que a través de la memoria y las reminiscencias retrocede a la gloria y
la grandeza de la empresa de la Independencia, mientras se destacan la turbulencia
política y una situación crítica y escabrosa. Dicho de otra forma, en el texto y
contexto se despliegan los episodios en torno de la malicia y la rivalidad entre los
jefes militares, reflejando la desunión de América Latina. Esta técnica
retrospectiva es comparada con la cámara lenta que enfoca el protagonista
cuidadosamente y luego poco a poco amplia hacia las ideas de emancipación y la
intriga interna de América Latina, siguiendo el planteamiento del narrador que a
veces se aplica a las memorias o los sueños del Libertador.
A las cinco, cuando José Palacios le llevó la primera tisana, lo encontró
reposando con los ojos abiertos. Pero trató de levantarse con tal ímpetu que
estuvo a punto de irse de bruces, y sufrió un fuerte acceso de tos. Permaneció
sentado en la hamaca, sosteniéndose la cabeza con las dos manos mientras tosía,
hasta que pasó la crisis. Entonces empezó a tomarse la infusión humeante, y el
humor se le mejoró desde el primer sorbo.
«Toda la noche estuve soñando con Casandro», dijo.
Era el nombre con que llamaba en secreto al general granadino Francisco de
Paula Santander, su grande amigo de otro tiempo y su más grande contradictor de
todos los tiempos, jefe de su estado mayor desde los principios de la guerra, y
presidente encargado de Colombia durante las duras campañas de liberación de
Quito y el Perú y la fundación de Bolivia.9
La expresión, el humor, el insomnio, el acento caribe, “el cabello encrespado de
color de ardilla”,10 las “mudas de ropa interior muy usada”,11 el “cuerpo pálido
9
10
Gabriel García Márquez, op. cit., pp. 56-57.
Ibid., p. 9.
7
Lucía Chen y la cabeza y las manos como achicharradas por el abuso de la intemperie”,12 y
otros detalles van delineándose a través de la cámara lenta, que distribuyen el
sabor otoñal y se van distribuyendo hasta la decadencia total. Contra viento y
marea y contra los golpes duros, Bolívar ya es un decrépito prematuro a los 46
años, edad que para muchos todavía es de juventud. En muchas culturas y de
acuerdo con estudios antropológico-políticos, la vejez es el símbolo de sabiduría,
tesoro y divinidad, mientras por el lado negativo se asocia a la soledad, la
marchitez y la muerte. La decrepitud del Libertador refleja la Latinoamericana
sometida a la larga inestabilidad desde el movimiento de Independencia. Si el
cuerpo es la “sede de un apetito insaciable de enfermedad y de muerte”,13 el del
Libertador, demacrado y macilento, es una miniatura de Nuestra Tierra donde
corren los caudillos, los oligarcas, los dictadores y los explotadores
multinacionales.
La América es ingobernable, el que sirve una revolución ara en el mar, este
país caerá sin remedio en manos de la multitud desenfrenada para después
pasa a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas, y muchos
otros pensamientos lúgubres que ya circulaban dispersos en cartas a
distintos amigos.14
Al viejo sólo le queda la memoria, el caso de Bolívar de García Márquez también.
En El general en su laberinto se plantean muchas tramas de memoria del pasado y
el transcurso del tiempo va retrocediendo: del presente retorna al pasado. Bajo
esta estructura temporal, la imagen bolivariana de García Márquez psíquicamente
retorna hacia el esplendor mientras que hace su viaje físicamente por el
Magdalena y junto con el curso fluvial está navegando hacia el seno de la
oscuridad, o sea, su propia muerte, como se dice en un informe oficial de un
diplomático inglés: “El tiempo que le queda le alcanzará a duras penas para llegar
a la tumba”.15 El viaje lleva muchos símbolos y uno de ellos es el recorrido de la
búsqueda de metas espirituales, también dice Jung que el viaje es “una imagen de
la aspiración del anhelo nunca saciado”,16 del mismo modo, el Libertador en su
travesía persigue su ilusión inalcanzable.
Hay un ciclo de esplendor del hombre, y luego llega el momento de su
decadencia; sin embargo, el cuerpo de Bolívar se puede podrir, pero las ideas no
11
12
13
14
15
16
Ibid., p. 37.
Ibid., p. 10.
Juan Eduardo Cirlot, Diccionario de símbolos, Madrid, Siruela, 2003, p. 164.
Gabriel García Márquez, op. cit., p. 262.
Ibid., p. 43.
Cirlot, op. cit., p. 463.
8 El icono literario de Simón Bolívar mueren y, aún más, viven en la eternidad del instante. Así que Bolívar merece el
título del Libertador y Simón Rodríguez nos comenta en esta manera:
Una de las cualidades que relevan más el mérito del Libertador es su docilidad
a las insinuaciones de la razón; y el que conozca la impetuosidad de su genio,
admirará más esta virtud, si es filósofo. Virtud se toma aquí en su verdadero
sentido, por fuerza, propiedad inherente, no por esfuerzo extraordinario, ni
sobrenatural.17
III. El icono de un idealista insomne
Simón Bolívar nació en una familia criolla de Caracas en 1783 y con arreglo a la
costumbre de la nobleza criolla de la época mantenía todavía admiración por
Europa, sin embargo, la semilla del rechazo al colonialismo ya estaba
profundamente sembrada en su alma. Bolívar conoció a Alexander Von Humboldt
en París cuando el científico prusiano acababa de terminar su viaje por la América
española en 1804. Al joven Bolívar le asombró que Humboldt tuviera tanto
conocimiento sobre su tierra natal, mucho más que los españoles que habían
gobernado esa tierra por cerca de tres siglos. Humboldt concluyó que los pueblos
de América española estaban maduros para la independencia pero no vio al
hombre que sería capaz de llevar adelante tan alto designio. El encuentro entre
Humboldt y Bolívar fue decisivo. El científico prusiano logró ser el maestro de
Bolívar y le inspiró un proyecto intelectual y un espíritu humanista basado en la
emancipación.
Como observó Humboldt, a principio del siglo XIX es el momento para la
Independencia que se realizó a favor de las ideas revolucionarias de los criollos,
movidos por el amor al terruño americano; se trataba de una emancipación
meramente política por la que lucharon Bolívar, San Martín, Miguel Hidalgo y
otros. Las revoluciones hacen grandes hombres dignos al realizarlas. El
compromiso político de Bolívar se manifiesta, en efecto, en el terreno del
criollismo, que anunció “no somos indios ni europeos”, otorgando dignidad al
nuevo “americano” ante su servidumbre europea. Esta declaración de aquel
momento todavía no había incluido la clase indígena; no obstante, la dignidad del
“americano” que se equipara a los otros hombres persiste hasta hoy en día.
Nosotros somos un pequeño género humano; poseemos un mundo aparte,
cercado por dilatados mares, nuevo en casi todas las artes y ciencias aunque en
17
Simón Rodríguez, “Defensa de Bolívar” (fragmento), en Leopoldo Zea, comp., Fuentes de la
cultura latinoamericana, Tomo II, México, FCE, 1995, p. 69.
9
Lucía Chen cierto modo viejo en los usos de la sociedad civil.18
Lo grande es que las ideas se realizan. Desde México hasta el Río de La Plata, los
héroes hicieron de América el lugar de la utopía que recorren la democracia, la
justicia y la libertad. Los hombres más grandes de la Independencia hacen la
historia, mientras que la historia les reconoce y los inscribe en su página de mérito.
El Libertador es un agitador político que fortalece su ideología, representado un
espejo de América Latina. El Libertador es también un hacedor idealista que
consolida su ilusión, manifestando el destino de América Latina. Bajo la pluma de
García Márquez, se el carácter de Bolívar es leído desde una perspectiva amplia
de los tiempos:
De la generación de criollos ilustrados que sembraron la semilla de la
independencia desde México hasta el Río de La Plata, él era el más
convencido, el más tenaz, el más clarividente, y el que mejor conciliaba el
ingenio de la política con la intuición de la guerra.19
Sin embargo, a Bolívar la atmósfera política no lo favorece, y posteriormente la
gloria y la fama lo condenan a un destino inesperado. Debe preguntarse, ¿la crisis
es causada por la envidia de sus opositores o por la oposición a su tiranía? Se
queja de la desunión y el inútil esfuerzo; como un profeta, Bolívar advierte que
los enemigos no están fuera sino dentro, y comenta: “No son los españoles, sino
nuestra propia desunión lo que nos ha llevado de nuevo a la esclavitud”.20 En
efecto, los enemigos no sólo están en casa, sino también están dentro de él, al que
su propio cuerpo lo traiciona con la enfermedad. La turbulencia política y la
prematura vejez construyen un laberinto donde el Libertador se encierra, como si
fuera el Minotauro encerrado por el artesano Dédalo.
Como he citado anteriormente, el laberinto muestra una situación que los
estudios de antropología y simbolismo asocian con el inconsciente, el error y el
alejamiento de la fuente de la vida.21 El laberinto es comparado con la selva, la
confusión y la bifurcación de la vida tanto psíquica como física. Los pasos de un
laberinto simbolizan los experimentos, las pruebas, las aventuras, las dificultades,
las luchas y los rodeos para un héroe. El recorrido por el laberinto se asocia con la
peregrinación, representado una ruta del acceso iniciático a la sacralidad, la
18
19
20
21
Simón Bolívar, “Carta de Jamaica”, en Leopoldo Zea, comp., Fuentes de la cultura
latinoamericana, I, México, FCE, 1993, p. 22.
Gabriel García Márquez, op. cit., p. 84.
Ibid., p. 83.
Cirlot, op. cit., p. 274.
10 El icono literario de Simón Bolívar inmortalidad y la realidad absoluta. Según Eliade, la misión esencial del laberinto
era defender el centro,22 por lo cual, el laberinto siempre se relaciona con la
soledad. No es por azar que Octavio Paz en su libro El laberinto de la soledad
recoge nueve ensayos de tono trágico para interpretar los fenómenos
socio-políticos de México. El laberinto integra un rico simbolismo que en el caso
del icono bolivariano de García Márquez conlleva doble sentido: uno es el caos
fuera, otro es la vorágine dentro, de manera que la tierra americana sufre la intriga
política interna y el Libertador hace una “loca carrera entre sus males y sus
sueños”.23 Ante la desilusión y la muerte, el Libertador no tiene remedio, o mejor
dicho, no tiene esperanza de ver su sueño realizado:
«Carajos», suspiró. «¡Cómo voy a salir de este laberinto!»24
El laberinto se asocia con el encierro tanto psíquico como corporal del Libertador,
es el espejismo de la Utopía de la Gran Colombia sin salida y, a su vez, la realidad
de un cuerpo prematuro que lucha en vano para salir de las bifurcaciones, así que
el laberinto es la sepultura donde entierra la ilusión y el ideal junto con el cuerpo
podrido. Algo similar a esta presión psíquica y corporal es el insomnio que
simboliza el encarcelamiento de la razón del Libertador, royendo poco a poco el
heroísmo de Bolívar, cuya imagen es muy diferente que la de un gran Libertador
de la Historia:
Su insomnio tenaz dio muestras de desorden por aquellos días. Se quedaba
dormido a cualquier hora en mitad de una frase mientras dictaba la
correspondencia, o en una partida de barajas, y él mismo no sabía muy bien si
eran ráfagas de sueño o desmayos fugaces, pero tan pronto como se acostaba
se sentía deslumbrado por una crisis de lucidez.25
El insomnio es otro tema importante para plasmar la imagen bolivariana de García
Márquez. El insomnio es una enfermedad que no sólo se refiere a trastornos del
sueño, sino que también refleja estados de ánimo como la ansiedad, la agitación y
la preocupación. Según los datos históricos, Bolívar tenía dificultad por conciliar
el sueño al acostarse y esta enfermedad le molestaba mucho. Cómo el gran
hombre puede dormir tranquilamente cuando el Estado sufre inestabilidad. El
insomnio del Libertador no es una enfermedad piscológica, más bien una pasión
enfermiza, mostrando su carrera contra el tiempo limitado, el caos político y la
22
23
24
25
Gabriel García Márquez, op. cit., p. 275.
Ibid., p. 271.
Ibid.
Ibid., pp. 31-32.
11
Lucía Chen memoria de su momento. El insomnio lo mantiene despierto pero no lo ayuda a
retener el tiempo para continuar su empresa interrumpida o prolongar su vida; en
cambio, el trastorno del sueño lo persigue y le construye un laberinto mental, en
que padece la agonía y la tortura en un tiempo detenido. El insomnio siempre
manifiesta un hilo de significado para entretejer el texto con el contexto en las
obras narrativas de García Márquez: el ejemplo más notable es el episodio de
Cien años de soledad, donde el pueblo sufre una peste de insomnio traída por
Rebeca, a quien los Buendía adoptan como hija, y también otra peste de olvido
causada por el insomnio.
A través del insomnio se conoce a un Bolívar conmovido, desengañado,
derrotado, exasperado y tenso. El insomnio, comparado con el laberinto mental,
conlleva la metáfora de mantenerse despierto para pensar cómo superar las
pruebas, las dificultades y los rodeos. El idioma chino, para poner de relieve la
preocupación del porvenir, expresa que el hombre sabio se mantiene despierto
mientras que los demás están borrachos y dormidos. En este caso, el insomnio es
una reacción de la soledad. Algo positivo en torno al insomnio parece en El jinete
insomne, donde Manuel Scorza nos narra la historia de Raymundo Herrera,
presidente de la comunidad de Yanahuanaca/Yanacocha, a quien para cumplir con
su misión ancestral contra los usurpadores no le es permitido dormir, porque debe
emprender un viaje para despertar a las comunidades. Desde el punto de vista
socio-político, el insomnio puede ser asociado con despertar y abrir los ojos para
enfrentar las dificultades, y este corte se utiliza en otras obras narrativas como El
insomnio de Nazario Mieles del ecuatoriano Javier Ponce y El insomnio del
estadounidense Stephen King.
Un Bolívar, cansado, solitario, abandonado, aislado, hostigado y calumniado,
sufre el insomnio en las noches oscuras esperando el alba de la nueva república.
Por una parte, la noche es extremadamente larga para el Libertador, y éste no
tendrá oportunidad de ver el amanecer que se refiere tanto a la suerte de la Gran
Colombia como a su propio destino: “la patria inmensa y única que él había
forjado en tantos años de guerras se descuartizarían entre sí, su nombre sería
vituperado y su obra pervertida en la memoria de los siglos”.26 Por otro lado, el
Libertador a través del insomnio se convierte en la conciencia histórica viva de la
tierra latinoamericana, y se considera custodio de la memoria de América Latina
que ha pasado una larga noche que dura doscientos años. Por lo cual Jorge Volpi
retoma “El insomnio de Bolívar” como título de su libro para sus reflexiones del
proyecto continental del Libertador desde la independencia hasta la democracia,
en que el autor mexicano plasma el icono del Libertado con matiz narrativo:
26
Ibid., p. 149.
12 El icono literario de Simón Bolívar La tos le desgarra los músculos, como si el pecho se le partiese en dos: son las
cuatro de la madrugada y el Libertador ─así lo llaman─ no logra conciliar el
sueño. Hace días que no duerme bien, al menos desde que se embarcó en este
penoso descenso por el Magdalena.27
Después de dos siglos, nuestra Historia con mayúscula sigue propagando la
ideología de emancipación, transmitiendo la fe de integración, comunicando la
creencia de identidad y, lo más importante, realizando la gran ilusión de establecer
una América unida planteada por el idealista insomne.
IV. Conclusiones
La integración y la globalización son metas principales para el siglo XX y
actualmente se han logrado con magnitud en el siglo XXI, sin embargo, Bolívar
nos hace un proyecto original hace doscientos años. De acuerdo con la novela de
García Márquez, el Libertador no puede parar el curso de los ríos, en el mismo
sentido, no se oculta la gran ideal del Libertador. Por ser “Adelantado”, el Bolívar
del siglo XIX es tanto un libertador deprimido como un idealista insomne,
perdiéndose en los desvíos del laberinto y sufriendo los ataques del insomnio; no
obstante, usaría términos como “pionero”, “pensador” y “profeta” para
mencionarlo.
En 1991, la primera Cumbre Iberoamericana tuvo lugar en Guadalajara,
México. Fue la primera ocasión en la cual se reunieron todos los jefes de Estado
de las diecinueve repúblicas hispanoamericanas, junto con Brasil, España y
Portugal. Esta cumbre hizo realidad el antiguo sueño de Bolívar. Ante la amenaza
del vecino del norte y la propia intriga interna de la tierra latinoamericana, los
países desde el Río Grande hasta la Patagonia han aprendido una lección valiosa
que había notado en la Carta de Jamaica y otras obras de Bolívar, por lo cual han
desarrollado una zona integral tanto cultural como política.
La tos, la fiebre, el insomnio, el cansancio y la prematura vejez son
comparados con las incesantes guerras de la tierra latinoamericana, mientra el
laberinto es referido a la encarcelación del sueño causada por el malentendido
entre los jefes en el poder. García Márquez no nos hace el retrato del Bolívar ni el
arquetipo de un héroe, sino interpreta los sentimientos del Libertador bajo un
ambiente turbulento causado por el egoísmo y la traición. Más aún, entre el texto
y el contexto se reconoce a un Bolívar tanto de cuerpo fatigado como de ánimo
decaído. Desde el desorden García Márquez destaca el heroísmo y el gran ideal de
un hombre particular en una situación desvalida. Sin perder el humor negro, el
27
Jorge Volpi, El insomnio de Bolívar: cuatro consideraciones intempestivas sobre América
Latina en el siglo XXI, México, Debolsillo, 2010, p. 29.
13
Lucía Chen gran maestro del realismo mágico inserta duarnte la navegación del Río
Magdalena la escena de bautizar a un perro como homónimo del Libertador. La
“catadura perdularia y la peste de la sarna”28 del perro refleja a un Libertador
desconocido, con técnica narrativa audaz pero humana que plasma a un hombre
abandonado por abarcar persistentemente el sueño maniático de la integración
continental en el siglo XIX.
Si no hay profeta en su tierra, entonces no hay gran hombre en su época, en
el bicentenario del nombramiento del Libertador le rindo homenaje a su sueño
previsor.
Fuentes
Bolívar, Simón, “Carta de Jamaica”, en Leopoldo Zea, comp., Fuentes de la
cultura latinoamericana, Tomo I, México, FCE, 1993, pp. 11-32.
Cirlot, Juan Eduardo, Diccionario de símbolos, Madrid, Siruela, 2003.
Ducoudray Holstein, Henri Louis, Memorias de Simón Bolívar y sus principales
generales, Bogotá, Terra Firma Editores, 2011.
García Márquez, Gabriel, El general en su laberinto, Barcelona, Plaza & Janés,
1998.
Martin, Gerald, , Gabriel García Márquez, una vida, México, Dabate, 2009.
Rodríguez, Simón, “Defensa de Bolívar” (fragmento), en Leopoldo Zea, comp.,
Fuentes de la cultura latinoamericana, Tomo II, México, FCE, 1995, pp. 63-80.
Sandino, Augusto César, “Realización del sueño de Bolívar”, Leopoldo Zea,
comp., Fuentes de la cultura latinoamericana, Tomo II, México, FCE, 1995, pp.
437-454.
Sarmiento, Domingo F., “San Martín y Bolívar”, en Leopoldo Zea, comp.,
Fuentes de la cultura latinoamericana, Tomo II, México, FCE, 1995, pp.
531-554.
Volpi, Jorge, El Insomnio de Bolívar: Cuatro consideraciones intempestivas sobre
América Latina en el siglo XXI, México, Debolsillo, 2010.
Zea, Leopoldo, “Visión de Marx sobre América Latina”, en Nueva Sociedad, Núm.
66, 1983, pp. 59-66.
28
Gabriel García Márquez, op. cit., p. 106.
14 SIMÓN BOLÍVAR, LIBERTADOR
Alberto Saladino García
Facultad de Humanidades
Universidad Autónoma del Estado de México, México
Presentación
El tema ha sido ampliamente abordado pues existe una amplísima bibliografía. De
ella destaca la obra que escribió Leopoldo Zea, Simón Bolívar, integración en la
libertad, publicada en México en 1980 y ya con dos ediciones venezolanas. El
alto impacto generado por este libro se fundamenta en el hecho de que su autor
esclareció la problemática seminal de la génesis del latinoamericanista como
pensamiento liberador al suscribir:
… El pensamiento de Bolívar se planteó una serie de problemas que aquí resumo
en los siguientes: problema de la identidad, ¿quiénes somos los hombres de esta
América?; el problema de la dependencia, ¿por qué somos así?; el problema de la
libertad, ¿podemos ser de otra manera? Y el problema de la integración,
¿integrados en la dependencia, podemos integrarnos en la libertad?1
La identificación de esos problemas por parte de Leopoldo Zea me ha permitido
plantear que ellos constituyen el punto de partida de la filosofía latinoamericana
como filosofía de la liberación.2
Abordar el tema “Simón Bolívar, libertador”, por tanto, tiene su origen en
esa interpretación del pensamiento latinoamericanistas y, sobre todo, por la
declaratoria que hizo el Cabildo de Mérida el 23 de mayo de 1813, primero y
ratificado meses después, en agosto, por el de Caracas, Venezuela, en virtud de su
1
Leopoldo Zea, Simón Bolívar. Integración en la libertad, México, Edicol, 1980, p. 8. Alberto Saladino García, “Prólogo” al libro de Leopoldo Zea, Simón Bolívar, integración en la
libertad, Barquisimeto, Fundación Buría/Centro de Investigaciones sobre América Latina y el
Caribe de la UNAM, 2012, pp. 15-18. 2
Alberto Saladino García
ingreso triunfal a esas ciudades durante la reactivación de la lucha por la
independencia, hace doscientos años, al ser reconocido como Libertador.
Simón Bolívar nació en la ciudad de Caracas el 24 de julio de 1783 en el
seno de una familia criolla opulenta, y murió en la ciudad de Santa Martha 17 de
diciembre de 1830. Su proeza libertaria se explica por diversos acontecimientos y
hechos contenidos en su biografía: tuvo condiciones socioeconómicas
desahogadas para recibir una educación esmerada, la cual le fue impartida por
connotados personajes de la cultura caraqueña de entonces como Andrés Bello,
que fungió como su preceptor, y Simón Rodríguez, quien se desempeñó también
como su maestro, dos insignes intelectuales que participaron de las ideas de
renovación cultural neogranadina, por lo que fue influenciado de manera directa
por las ideas de la Ilustración; luego, al partir hacia Europa, a los dieciséis años,
continuó su formación con profesores proclives a las ideas iluministas; además
enriqueció su formación en la universidad de la vida que le proporcionó sus
recorridos por las principales ciudades del viejo continente.
Con base en esos datos e interpretaciones y por su magna obra
independentista, se ha ubicado a Simón Bolívar como paradigma, de entre los
promotores y participantes de las luchas de independencia latinoamericana, por
diversas razones: 1) fue el único líder que se preparó y juró su compromiso de
luchar para liberar a América del dominio colonial hispano; 2) promovió,
participó y dirigió las luchas libertarias en varias partes del continente americano;
3) esbozó un magno proyecto de vida independiente para nuestros países con base
en su propuesta de unidad de Hispanoamérica, y 4) inspiró y forjó instituciones
para formar a los ciudadanos de la época republicana. Por ello me parece
convincente sustentar que Simón Bolívar se convirtió en un verdadero libertador
consumado.
Para sustanciar cada uno de los perfiles señalados sobre la labor libertaria del
prócer venezolano paso a exponer los argumentos, datos, informaciones,
interpretaciones y reflexiones, alusivos.
Líder comprometido en la lucha por la liberación colonial de América
Con el bagaje de las ideas de la Ilustración, propaladas en Caracas y con sus
aprendizajes continuados en Europa e intensificados por su feliz encuentro con su
antiguo maestro Simón Rodríguez en París, Simón Bolívar se preparó
intelectualmente para propugnar cambios sociopolíticos en tierras americanas.
En su estadía por Europa, contrajo matrimonio con María Teresa del Toro en
la ciudad de Bilbao, el 26 de mayo de 1802, con quien después volvió a
Venezuela, pero el 22 de enero de 1803 su esposa falleció en Caracas. Regresó a
Europa en 1804 y en París continuó su relación con Simón Rodríguez quien fue
16
Simón Bolívar, libertador
testigo, junto con Fernando Toro, del compromiso de Simón Bolívar hecho en el
Monte Sacro, en Roma, al jurar dedicarse a luchar por la libertad de América:
“Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres; juro por ellos, juro por mi
honor, y juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma,
hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por la voluntad del poder
español”.3
Para concretar su compromiso volvió al continente americano en 1806, con
una estadía de tres meses en Estados Unidos donde, según su decir, conoció “la
libertad racional”.4 Con ese compromiso autoimpuesto de erigirse en libertador y
complementada su formación intelectual con las ideas de avanzada de Europa y
esclarecidas por sus propias vivencias en el país donde era práctica cotidiana la
libertad racional, llegó a Caracas en 1807 y al poco tiempo empezó a participar en
las luchas libertarias y en la administración pública: “En 1808 tomó parte en una
nueva conspiración de criollos contra los gobernantes españoles. En 1809 fue
nombrado justicia mayor del pueblo de Yare”.5
Con la noticia de que Francisco de Miranda se preparaba para arribar a
América e iniciar la lucha por la independencia contra España, también interpretó
que las condiciones para que fuera inminente lo constituiría la posible invasión de
Napoleón a la metrópoli,6 como en verdad sucedió.
A diferencia de los demás próceres independentistas, Simón Bolívar fue un
hombre singular de su tiempo, que se preparó para cumplir el rol de libertador
como efecto de su rica educación formal, por el aprendizaje de los valores
prohijados por la Ilustración y gracias a sus experiencias logradas en la
universidad de la vida por sus aprendizajes en las coyunturas de los países
europeos y de los Estados Unidos de Norteamérica. Fue el único líder americano
que anticipó un proyecto explícito para luchar por la liberación de las colonias
españolas.
Concreción de su proyecto independentista
Iniciada su intervención en la vida pública se involucró en acciones para hacer
realidad su compromiso libertario, por lo que figuró como miembro de la
Sociedad Patriótica, creada el 11 de agosto de 1810, la cual demandaba la
independencia absoluta. Así el Congreso de las Provincias de Venezuela aprobó el
5 de julio de 1811 esa exigencia y el texto de la declaración de independencia
3
Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno Bolivariano de Venezuela en
http://consulvenap.com/bolivar.htm (página consultada el 24 de abril de 2013). 4
Citado por Miguel Acosta Saignes, “Introducción” a la Antología de Simón Bolívar, México,
UNAM, Biblioteca del Estudiante Universitario 104, 1981, p. XXII. 5
Idem. 6
Ibidem, p. XXIII. 17
Alberto Saladino García
sería aprobado dos días después. De manera que la declaración de independencia
de Venezuela fue la primera hecha en tierra continental.
El proceso de lucha independentista naturalmente fue largo -quince años-, y
Simón Bolívar los vivió para contarlo. De hecho fue el único independentista que
analizó el estado de la cuestión en 1815 en carta dirigida a Henry Cullen,
caballero radicado en la isla de Jamaica. Su misiva, una verdadera crónica, da
cuenta de la lucha de los insurgentes de Río de la Plata, de Perú, de Nueva
Granada y de Nueva España.7
Entre los diversos argumentos con los que legitimó su acción libertaria
destaca el diagnóstico de exclusión padecida por los americanos como lo suscribe
en los términos siguientes:
Estábamos, como acabo de exponer, abstraídos, y digámoslo así, ausentes del
universo en cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y administración del
estado. Jamás éramos virreyes o gobernadores, sino por causas muy
extraordinarias; arzobispos y obispos pocas veces; diplomáticos nunca; militares,
sólo en calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni
magistrados, ni financistas y casi ni aun comerciantes: todo en contravención
directa de nuestras instituciones.8
Gracias a la claridad de su compromiso por la lucha libertaria –que dicho sea de
paso expresaba meridianamente las expectativas del sector de los criollos-,
además de participar en la independencia de Venezuela, lo hizo, como se sabe, por
la de Colombia, Ecuador, Perú y el Alto Perú. La consecución de la independencia
del Alto Perú, la última en que intervino, aconteció en 1825, cuyo congreso
reunido en la ciudad de Chuquisaca, la declaró el 10 de julio de dicho año y el 6
de agosto, como resultado de largas deliberaciones, decidió denominar a esta
nueva república con su apellido, por lo que desde entonces existe Bolivia.
Forjador de la integración latinoamericana
Si bien Francisco de Miranda se anticipó en propugnar la pertinencia de la unión
de los territorios coloniales americanos con su “Plan para la formación,
organización y establecimiento de un gobierno libre e independiente en América
meridional”, el cual presentó al gobierno inglés el 27 de marzo de 1790, 9 fue
Simón Bolívar, al calor de las luchas de independencia quien pudo fundamentarla
7
Simón Bolívar, Carta de Jamaica, México, UNAM, Latinoamérica, cuadernos de cultura
latinoamericana 1, 1978, pp. 11-13. 8
Ibidem, p. 19. 9
Carmen L. Bohórquez Morán, Francisco de Miranda, precursor de las independencias de la
América Latina, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello/Universidad del Zulia, 2002, p. 143. 18
Simón Bolívar, libertador
teóricamente y buscó concretarla de manera legal y política, como producto del
diagnóstico y problematización que hizo de la situación de la vida política
americana. Así se erigió en el mayor y principal ideólogo de la unidad
latinoamericana. Por eso, con justicia al reconocimiento de sus expectativas, en el
ámbito de los estudiosos del pensamiento político latinoamericano se emplea
como sinónimo de la integración latinoamericana las palabras bolivariano o
bolivarismo.
Para Simón Bolívar la condición para proyectar la unidad de las nuevas
repúblicas lo constituía la conquista de la libertad. Si juró luchar por la
independencia de América, también proyectó su futuro al sustentar: “Yo deseo
más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo,
menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria… La metrópoli,
por ejemplo, sería México, que es la única que puede serlo por su poder intrínseco,
sin el cual no hay metrópoli”.10
Si bien nunca deja de problematizar su concreción, no ceja de insistir en los
fundamentos, los límites y las virtudes de su proyecto de unidad continental:
Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación
con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un
origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente,
tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de
formarse; mas no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas,
intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la América. ¡Qué bello
sería que el Itsmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los
griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto
congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y
discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las
otras partes del mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna
época dichosa de nuestra regeneración…11
Si bien advertía la existencia de diversos factores que imposibilitaban concretar su
sueño de integración latinoamericana, persistió no sólo en respaldarla con la
justificación de la unión como garantía para expulsar a los españoles y fundar
gobiernos libres, sino que promovió la convocatoria para realizar el Congreso
Anfictiónico de Panamá el 7 de diciembre de 1824, de resultados poco exitosos.
Más aún clarificó las ventajas de esa integración de las nuevas repúblicas al
expresar: “… Luego que seamos fuertes, bajo los auspicios de una nación liberal
que nos preste su protección, se nos verá de acuerdo cultivar las virtudes y los
10
11
Ibidem, p. 24. Ibidem, p. 29. 19
Alberto Saladino García
talentos que conducen a la gloria; entonces seguiremos la marcha majestuosa
hacia las grandes prosperidades a que está destinada la América meridional;
entonces las ciencias y las artes que nacieron en Oriente y han ilustrado la Europa
volarán a Colombia libre, que las convidará con un asilo”.12
De modo que Simón Bolívar tuvo conciencia de que la lucha de
independencia por sí no basta sino debía sustentarse en la práctica de la libertad y
complementarla con la construcción de una gran nación, la cual, preveía, con tal
dimensión tendría todas las condiciones para forjar y estimular el
desenvolvimiento de las facultades intelectivas, sensitivas y volitivas de sus
habitantes, para bien de ellos, de sus sociedades y de la humanidad.
Forjador de instituciones con las cuales formar al ciudadano, al hombre de
los nuevos tiempos
Como ilustrado consumado, Simón Bolívar proyectó el establecimiento de
instituciones culturales con base en las cuales desplegar la independencia mental
que acompañara la política para garantizar ésta, para consolidar la vida
republicana y acrecentar la cultura.
Entre los mayores méritos de su obra como gobernante estuvo rodearse de las
mentes más lúcidas para impulsar sus proyectos educativos, entre ellos de
Hipólito Unanue y de Simón Rodríguez, porque sus propósitos libertarios no se
redujeron a concretar la independencia política, sino que para asegurarla le urgía
completarla con el cultivo de la independencia intelectual, por lo cual desplegó
proyectos de educación libertaria que Mariano Picón-Sala sintentizó en los
términos siguientes: “Aproximar a las normas de la civilización occidental ese
mundo semibárbaro que emergió con la revolución de Independencia, fue uno de
los anhelos más constantes de lo que pudiéramos llamar la pedagogía
bolivariana”, 13 para incardinar la cultura moderna en los habitantes de las
naciones que emergía.
Un listado de las instituciones educativas que inspiró y estableció, con dicho
propósito, es el siguiente: decretó la creación de la Universidad de Trujillo el 10
de mayo de 1824, en la misma fecha transformó un colegio privado de misioneros
en Colegio de Enseñanza Pública de Huamachuco; decretó la creación de varias
escuelas normales por el sistema de Lancaster en Lima, el 31 de enero de 1825;
asimismo la creación del Colegio de Cuzco el 8 de julio de 1825.
Información sumamente relevante al respecto lo constituye el decreto
mediante el cual Simón Bolívar estableció un Colegio y Academia de Niñas en
12
Ibidem, pp. 30-31. Mariano Picón-Salas, “Bolívar entre muchos testigos”, José Luis Busaniche, Bolívar visto por
sus contemporáneos, México, Fondo de Cultura Económica, Colección Tierra Firme, 1995, p. 7. 13
20
Simón Bolívar, libertador
Caracas, el 27 de junio de 1827 considerando: “Primero. Que el importante objeto
de la educación pública quedaría muy imperfecto no mejorando la de las niñas.
Segundo. Que no hay en esta ciudad establecimiento alguno en que ésta sea
adecuada a su fin…”14 De modo que manifestó su inquietud porque la educación
fuera una función pública para hombres y mujeres, lo cual pone en evidencia su
pensamiento ilustrado.
Por todo ello pienso que Simón Bolívar es un libertador consumado porque
además de luchar heroica y victoriosamente por la independencia de América
sentó bases sólidas para mantenerla con su magno proyecto de integración
latinoamericana y con el establecimiento de las condiciones culturales a través de
su irrestricto apoyo a la educación para forjar la independencia mental de los
futuros ciudadanos de las nuevas repúblicas.
Fuentes
Acosta Saignes, Miguel, “Introducción”, Antología de Simón Bolívar, México,
Universidad Nacional Autónoma de México, Biblioteca del Estudiante
Universitario 104, 1981.
Bohórquez Morán, Carmen L., Francisco de Miranda, precursor de las
independencias de la América Latina, Caracas, Universidad Católica Andrés
Bello/Universidad del Zulia, 2002.
Bolívar, Simón, Antología, México, Universidad Nacional Autónoma de México,
Biblioteca del Estudiante Universitario 104, 1981.
———, Carta de Jamaica, México, Universidad Nacional Autónoma de México,
Latinoamérica, cuadernos de cultura latinoamericana 1, 1978.
Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno Bolivariano de Venezuela en
http://consulvenap.com/bolivar.htm. Picón-Salas, Mariano, “Bolívar entre muchos testigos”, José Luis Busaniche,
Bolívar visto por sus contemporáneos, México, Fondo de Cultura Económica,
Colección Tierra Firme, 1995.
Saladino García, Alberto, “Prólogo”, Leopoldo Zea, Simón Bolívar, integración
en la libertad, Barquisimeto, Fundación Buría/Centro de Investigaciones sobre
América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional Autónoma de México,
2012.
Zea, Leopoldo, Simón Bolívar. Integración en la libertad, México, Edicol, 1980.
14
Miguel Acosta Saignes, Antología de Simón Bolívar, pp. 241-242. 21
CHINA Y AMÉRICA LATINA: TRADICIONES Y CULTURA
DOS CIVILIZACIONES ANTIGUAS DEL JADE:
CHINA Y MESOAMÉRICA
Walburga Wiesheu
Escuela Nacional de Antropología e Historia, México
China y Mesoamérica pueden ser consideradas como las dos grandes
civilizaciones antiguas en el mundo en que objetos de jade desempeñaron un
papel muy importante. Desde sus periodos formativos se desarrolló en ambas
áreas culturales una importante tradición lapidaria de este material, lo cual ocurrió
en estrecha conexión con el surgimiento de las primeras sociedades complejas de
las jefaturas y los Estados arcaicos.1 Esta piedra de una gran belleza física se
convirtió en una destacada gema asociada más que nada al poder político y el
prestigio social en general, pero en las etapas tempranas de la evolución de estas
dos eminentes civilizaciones se empleaba también como vital parafernalia ritual
en ceremonias relacionadas con creencias y prácticas religiosas del tipo
chamánico, mismas que al parecer fueron monopolizadas por los propios jefes o
gobernantes en culturas y sociedades antiguas que poseían marcados tintes
teocráticos.2
En ambas civilizaciones del jade esta suntuosa piedra de cualidades naturales
sobresalientes ha gozado de una particular apreciación. El jade fue estimado como
1
Otra importante cultura del jade fue la de los maoríes de Nueva Zelanda, que si bien pueden ser
calificados como conformando sociedades complejas del tipo de la jefatura, no llegaron a
desarrollar una civilización con estructuras estatales y urbanas o elementos como la escritura.
2
La importancia de elementos religiosos chamánicos se puede inferir ante todo para culturas del
período neolítico en China, y respecto del área mesoamericana, para la cultura olmeca del
Formativo o Preclásico y acaso también para los mayas del periodo del Clásico, en las que se
constituyeron economías rituales; para algunos indicios arqueológicos e imágenes véase a
Walburga Wiesheu, “Culturas tempranas del jade en las civilizaciones de China y Mesoamérica:
Economía de una piedra ‘preciosa’ en las etapas formativas de su desarrollo”, en Lucía Chen
(Hsiao-Chun Chen) y Alberto Saladino García (compiladores), La Nueva Nao: de Formosa a
América Latina. Reflexiones en torno al Bicentenario de las Independencias Latinoamericanas,
Taipei, Universidad de Tamkang, 2010, pp. 371-380.
Walburga Wiesheu
más precioso que el oro y la plata en Occidente. Tal como versa una frase antigua
atribuida a Confucio: “El oro tiene un precio, pero el jade es invaluable”. Para los
aztecas, la más valiosa de las estatuillas de jade valía una ciudad entera, pero
como observó el cronista Motolinía: “no darían en España por ella diez pesos, ni
pienso que cinco”.3
Tanto el término general de chalchihuitl en el idioma náhuatl como el de yu
en chino significan “piedra preciosa” y tienen la connotación de “tesoro” o
“riqueza”. De esta manera, los jades representaron los materiales más valorados
entre todos los empleados para elaborar finos objetos en diversos tamaños y
diferentes formas. Al mismo tiempo se cristalizó todo un culto en torno a esta
piedra preciosa que llegó a expresar valores humanos y culturales esenciales
inherentes a ambas grandes civilizaciones.
De hecho, como materiales con propiedades minerales y visuales únicas, los
jades fueron en particular estimados por su bella gama de colores, su dureza y
gran durabilidad, la traslucidez y el elegante lustre, sus cualidades acústicas y la
suave sensación táctil que brinda la piedra pulida, además de que se le han
atribuido propiedades curativas y de protección mágica.
En realidad el jade es un concepto genérico que incluye una serie de piedras
de tonalidades entre blancas y verdosas, y que poseen una textura densa, resistente
y compacta.4 En términos científicos abarca dos minerales semejantes, pero que
poseen una estructura y una composición química distintivas. En estado puro,
estos minerales presentan un color blanco, y sus tonalidades principalmente
verdes se deben a inclusiones de hierro, cobre o cromo.
Es de señalar que los primeros jades tallados en este material exótico no se
llegaron a conocer en Occidente a través del contacto con Asia, sino por medio de
la conquista europea de América. Los conquistadores ibéricos describieron el jade
como una gema que había ocupado una posición muy especial en las culturas
prehispánicas del Nuevo Mundo. Cronistas como los frailes Diego Durán y
Bernardino de Sahagún anotaban que las más finas de estas piedras verdes
preciosas o “esmeraldas” –como los españoles las llamaban entonces– eran signo
de todo lo valioso, hermoso y rico y que las usaban mucho los señores principales
y los nobles como objetos del poder y suntuosas joyas, pero que a personas de la
población común no les era permitido portarlas;5 así relató Sahagún que los
chalchihuites son unas piedras: “verdes y no trasparentes, mezcladas de blanco.
3
Citado en Gutierre Tibón, El jade de México. El mundo esotérico del “chalchihuite”, México,
Porrúa, 1983, p.10.
4
Andrew Middlestone y Ian Freestone, “The mineralogy and occurrence of Jade”, en Jessica
Rawson, Chinese jade from the Neolíthic to the Qing, Anexo, Londres, Museo Británico, 1995, pp.
413-423.
5
Gutierre Tibón, op.cit.
26
Dos civilizaciones antiguas del jade: China y Mesoamérica
Úsanlas mucho los principales, trayéndolas a las muñecas, atadas en hilo. Y
aquello es señal de que es persona noble el que la trayen; a los macehuales no era
lícito traella”.6 Tampoco en China el común de los mortales podía usar joyas de
jade;7 sólo los emperadores podían lucir los jades más puros y a los nobles de
jerarquías más bajas les era permitido emplear únicamente jades de menor calidad,
de acuerdo con el status de la persona.8 Como símbolos del poder y de la posición
social, los jades entonces representaban importantes marcadores del rango y la
identidad social.
Entre los conquistadores extranjeros del continente americano, este “oro
verde” de los pueblos indígenas pronto adquirió fama como remedio para prevenir
y curar males del ríñón. Por consiguiente, en Europa estas piedras se empezaron a
utilizar como un remedio para aliviar este tipo de padecimientos, por lo cual se
comenzaron a importar desde zonas de México, Centroamérica y la Amazonia.
Gracias a sus aludidos efectos medicinales fueron denominadas en español
“piedra de la ijada”; en el idioma francés la palabra l’ejade se transformó en
lejade para convertirse finalmente en le jade, y de allí este vocablo se transmitió a
otras lenguas modernas.9
Sin embargo, con la conquista de América, la destacada tradición
mesoamericana de la talla de jades de una historia de unos tres mil años pronto
declinó y las antiguas fuentes de estas piedras quedaron olvidadas. En el siglo
XVI, el término de jade también se comenzó a emplear para los jades del Lejano
Oriente. Al llegar al siglo XIX incluso se llegó a pensar que los jades utilizados
por los pueblos mesoamericanos procedían de Asia, no obstante que las listas de
tributos de los aztecas del Posclásico apuntaban hacia una posible existencia de su
fuente de origen en el sur del área mesoamericana.10
En el mismo siglo XIX se generó un renovado interés en el estudio del jade y
sus fuentes de origen, cuando las potencias occidentales saquearon el Palacio de
Verano en la capital china de Beijing, en 1861. Unos años más tarde el
mineralogista francés Damour identificó diferencias entre los materiales de los
6
Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva España, Tomo II, México,
Porrúa, 1989, p. 790.
7
Gutierre Tibón, op.cit.
8
Ming Yu, Chinese Jade. Sacred, Imperial and Civil Forms, Beijing, Intercontinental Press, 2009.
9
Howard Hansford, Chinese Carved Jades, Londres, Faber y Faber, 1968; Tatiana Proskouriakoff,
“I. The Material”, en Jades from the Cenote of Sacrifice, Chichén Itza, Yucatán, Memoirs of the
Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, vol. 10, núm. 1 Cambridge, Harvard University,
1974, pp. 1-6; Gutierre Tibón, op.cit.
10
Tatiana Proskouriakoff, Ibid; Karl Taube, Virginia B. Sisson, Russel Seitz y George E. Harlow,
“The Source of Mesoamerican Jade: Expanded Geological Recononaissance in the Motagua
Region, Guatemala”, en Karl Taube, Olmec Art at Dumbarton Oaks, Washington D.C.,
Dumbarton Oaks Library and Collection, 2004.
27
Walburga Wiesheu
jades más recientes y los antiguos de China, en tanto que encontró cierta similitud
entre algunos jades mexicanos y las piezas más recientes provenientes de Asia
Oriental. Propuso el término de jadeíta para estas últimas, mientras que determinó
que los jades que se habían utilizado en la China antigua eran un silicato de
magnesio para los cuales recurrió al término de nefrita, derivado de la expresión
en latín de lapis nephriticus para esta “piedra de los riñones”.11
La nefrita pertenece a la serie tremolita-actinolita del grupo de minerales de
los anfíboles. Aun cuando presenta una dureza menor que la jadeíta, la nefrita
posee una estructura microcristalina compacta que le dota de una notable
resistencia. El lustre de la nefrita es aceitoso o ceroso y a veces se torna
translúcida cuando se somete a un proceso de pulimento.12 Su gama de colores
abarca diferentes tonalidades verdes, blancas, marrones, amarillentas e incluso el
negro, pero dentro de una clasificación tradicional de nueve colores, el más
apreciado en la China antigua consistía en un blanco opaco conocido como “grasa
de macho cabrío”. La nefrita que Marco Polo de manera errónea había
denominado jaspe,13 ha sido considerado un material sagrado (shenwu) o “Piedra
del Cielo”, que en la China neolítica y dinástica fuera empleada casi de manera
exclusiva hasta el siglo XVIII.14 En los tiempos más antiguos existían diversos
yacimientos locales de este “jade viejo” (laoyu), de los que se abastecían las
diversas culturas neolíticas regionales y las primeras entidades estatales, pero al
parecer estas fuentes quedaron agotadas desde muy temprano.15
Los primeros objetos tallados en materiales de nefrita en China consistieron
en una serie de adornos sencillos y algunos instrumentos encontrados en culturas
neolíticas de hace unos 8000 años, pero con el surgimiento de las primeras
sociedades jerárquicas de jefaturas prehistóricas desde finales del cuarto milenio
a.C. se empezó a desarrollar una verdadera industria especializada en la lapidaria
del jade en lo que respecta a varias culturas regionales sobresalientes conformadas
11
Barber, 1954, citado en Alejandro Pastrana, “Sobre el jade y otras piedras verdes en el México
prehispánico”, en Homenaje a Julio César Olivé Negrete, México, UNAM/INAH, 1991, pp. 195208; Tatiana Proskouriakoff, op.cit.
12
Howard Hansford, op.cit.
13
Andrew Middleton y Ian Freestone, op.cit.
14
También ha sido la nefrita el material de jade trabajado por los artesanos maoríes en Nueva
Zelanda.
15
Existían en la última etapa del Neolítico varias de tales culturas regionales, tanto en el norte
como en el sur de China, e inclusive en Taiwán. Cada una tenía su estilo particular, aunque
algunas formas de objetos de jade evidencian una amplia distribución transregional. El
agotamiento temprano de fuentes locales de materiales de nefrita pudiera haber sido una de las
causas del decline y la caída de varias de las culturas de jade más prominentes de finales del
período prehistórico, puesto que afectó la manipulación ritual y el intercambio a larga distancia de
tales objetos suntuosos, sobre los que estas sociedades teocráticas basaban su poder como
importantes centros regionales.
28
Dos civilizaciones antiguas del jade: China y Mesoamérica
como organizaciones políticas de jefaturas e incluso probablemente ya de Estados
tempranos. Resulta en este contexto interesante mencionar que a raíz de los
importantes descubrimientos arqueológicos realizados en las últimas décadas en
China, de una serie de destacadas culturas de jade de finales del Neolítico, en que
numerosos adornos y finamente elaborados objetos ceremoniales de jade
empleados en prácticas rituales han sido recuperados principalmente en entierros
de miembros pertenecientes al sector de la elite, se ha planteado que esta última
etapa neolítica pudo haber representado toda una era tecnológica distintiva de una
Edad del Jade prehistórica que habría precedido la etapa dinástica de la Edad del
Bronce, tal como quedó incluso anotado en las propias fuentes escritas antiguas.16
Sin embargo, desde las dinastías tempranas de la Edad del Bronce y a lo
largo de la historia imperial de China, las fuentes de abastecimiento más
importantes de la nefrita han sido las que se encuentran en la región de Khotan
(Hetian) y Yarkand, en el ramal sur de la Ruta de la Seda en la parte occidental de
China, conocida como el Turkestán chino, en la provincia china actual de
Xinjiang. Desde allí los reinos locales mandaron estos materiales principalmente
como pagos tributarios anuales a las cortes imperiales, para ser elaborados en sus
talleres en exquisitas obras de arte. Provenientes de los montes Kunlun, estas
“esencias de la montaña”17 tradicionalmente han sido recolectadas en los lechos
de los ríos del Jade Blanco (Yurungkash) y del Jade Negro (Karakash). Un regalo
enviado al eminente emperador chino Qianlong de la última dinastía de China (la
de Qing) consistía en un enorme bloque de jade de Khotan de la tan apreciada
tonalidad blanca, que fue labrado para representar al monarca Yu El Grande, el
supuesto fundador de la primera dinastía de China (la de Xia), controlando a la
“Gran Inundación” que ocurrió a finales del Neolítico. Esta gran obra maestra del
género de “montañas de jade”, de unos 2.24 de alto y de más de 5,000 kg tardó
diez años en ser completada y fue terminada en 1788.18 Cabe aquí también
16
Para una discusión sobre este tema aún polémico y los argumentos utilizados en este debate,
véase a Walburga Wiesheu, “Cultura e industria lapidaria del jade en el Neolítico Terminal en
China. Consideraciones en torno al debate sobre una ‘Edad del Jade’”, en Walburga Wiesheu y
Gabriela Guzzy (coords.), El Jade y otras piedras verdes. Perspectivas interdisciplinarias e
interculturales”, México, INAH, pp. 259-304. La idea de la existencia de una Edad del Jade, tal
como se sugiere para la última etapa del Neolítico en China - entre finales del cuarto milenio a.C.
y a lo largo de todo el tercer milenio a.C.- y que representó un primer gran auge en la talla de jades,
quizás también pudiera ser pertinente para la secuencia cultural mesoamericana, en que los jades
desempeñaron un papel sumamente importante, en particular en los periodos desde el Formativo
Medio y el Clásico (900 a.C. - 900 d.C.).
17
Maurizio Scarpari, “El jade”, Antigua China. La Civilización china desde sus orígenes a la
dinastía Tang, Italia, Thunderbay Press, 2000, pp. 176-183. Para los yacimientos de esta área,
véase también a Chang Chenping, Yuchu Kunlun (Yacimientos de jade de Kunlun), Beijing,
Zhonghua Shudian, 2008.
18
Ming Yu, op.cit.
29
Walburga Wiesheu
mencionar que el propio emperador Qianlong era un destacado coleccionista de
jades antiguos, de los cuales se conservan una gran cantidad de piezas en el
Museo Palacio (Gugong) de la Ciudad Prohibida en Beijing.
Si bien en el siglo XIX se ha podido confirmar la existencia de depósitos de
nefrita en zonas de Alaska y la Columbia Británica en América del Norte, este
mineral de jade no había sido detectado en yacimientos de México y
Centroamérica ni en los objetos arqueológicos de las culturas prehispánicas del
mundo mesoamericano.19
Por su parte, la jadeíta es un silicato de sodio y aluminio del grupo mineral
de los piroxenos. Posee una estructura cristalina y alcanza una dureza de 6.5 a 7
en la escala de Mohs, de manera que puede rayar al vidrio y resistir al acero,20
por lo que en China también se conoce como “jade duro” (yingyu), a diferencia
del “jade blando” (ruanyu) de la nefrita. La jadeíta por lo general tiene un aspecto
vítreo y presenta una gama más variada de colores y tonalidades más brillantes
que la nefrita. Sus colores principalmente verdes son producto de impurezas
debidas a minerales como el hierro y el cromo, pero abarcan también tonos desde
el morado, naranja, azul y en especial un verde esmeralda translúcido conocido
como “jade imperial” en China. En China este “jade nuevo” (xinyu), denominado
también como feicui o “jade de ave martín pescador” –en alusión al plumaje verde
de dicha ave– se empezó a importar a partir del siglo XVIII desde los yacimientos
localizados en Birmania y fue un material sumamente cotizado por el ya
mencionado emperador Qianlong de la dinastía Qing.21 Resulta que la jadeíta es
un material más bien escaso, con sólo unos diez yacimientos geológicos en el
mundo, de los cuales el más explotado ha sido precisamente el de Birmania desde
la dinastía china de Ming.22 Acaso como un significativo paralelismo semántico
entre los términos de feicui para la jadeíta en el idioma chino y el de quetzalitzli
de los antiguos mexicanos, llama la atención que esta palabra azteca para designar
una variedad de las piedras verdes, de manera semejante evoca las plumas verdes
19
Véase a Alejando Pastrana, “Sobre el jade y rocas verdes en el México prehispánico”, en
Homenaje a Julio César Olivé Negrete, México, UNAM/INAH, pp. 195-208; Roger Keverne (ed.),
Jade, Londres, Lorenz Books, 1995; Fred Ward, Jades of Mesoamerica (Publicación especial para
Jades, S.A.), Saunders Court, Gem Book Publishers, 1997.
20
Alejandro Pastrana, op.cit.
21
Mientras que en China el mineral “viejo” de la nefrita ha sido considerado como un material
sagrado, utilizado principalmente para objetos ornamentales, rituales y funerarios, además de joyas
la jadeíta ha sido empleada para tallar útiles de escritorio para los letrados y delicadas piezas
decorativas en la corte imperial de la última dinastía de China.
22
Karl Taube, “Jade maya: piedra de dioses y reyes antiguos”, en Piedras del Cielo.
Civilizaciones del jade, México, INAH, pp. 33-40.
30
Dos civilizaciones antiguas del jade: China y Mesoamérica
de un ave, en este caso del quetzal. 23 Es aquí interesante señalar que la
clasificación azteca de jades abarca diez variedades diferentes.24
Cabe recalcar que mientras que en China la milenaria tradición lapidaria del
jade sigue viva hoy en día y que de hecho en las últimas décadas se ha desatado
toda una “jademanía” en este país oriental, en el área mesoamericana esta
importante tradición del trabajo de la piedra verde preciosa se vio interrumpida
por la conquista española.25 Pero en lo concerniente a los materiales de la jadeíta
utilizados en las culturas prehispánicas de Mesoamérica, en la década de 1950 se
redescubrieron sus fuentes de origen en el Valle del Río Motagua en Guatemala,
con lo que hasta cierto punto se logró revivir esta ancestral industria artesanal.26
En los depósitos de este yacimiento centroamericano se han podido identificar
vetas de diferentes colores, las cuales incluyen el famoso “azul olmeca” algo
translúcido de objetos de esta cultura con su característico estilo de arte
panmesoamericano de una amplia distribución durante el período del Formativo
Medio en el México prehispánico y en diferentes zonas de América Central.27
23
Gutierre Tibón, op.cit. y Fred Ward,, op.cit.
Alejandro Pastrana (comunicación personal). El cronista español Bernardino de Sahagún
(op.cit.) hizo referencia a las variedades de los chalchihuites o piedras verdes preciosas, de
acuerdo con su calidad y los colores; véase para estas calidades diferentes, a Emiliano Ricardo
Melgar Tísoc, “Chalchihuites y piedras verdes entre los mexicas”, Piedras del Cielo.
Civilizaciones del jade, México, INAH, 2012, pp. 41-46. Melgar señala que tal clasificación de
piedras preciosas de tonalidades verdes no solo demuestra la variedad de rocas empleadas sino
también el detallado conocimiento que tenían los artesanos prehispánicos sobre éstas.
25
En el área cultural mesoamericana, esta importante tradición lapidaria comenzó a finales del
Formativo Inicial (1600-1200 a.C.), en sitios del Centro de México, Oaxaca, el Golfo de México y
la zona mokaya de la costa del Pacífico en Chiapas (en esta última zona hay objetos que podrían
datar de 1400 a.C.), en los que se han recuperado pequeñas cuentas, pendientes, y hachas de piedra
verde (algunas de las cuales ya podrían haber servido para propósitos votivos), ello en el contexto
de incipientes sociedades jerárquicas de jefaturas sencillas; para más detalles respecto de los
hallazgos y el simbolismo de los jades tempranos, véase a Richard Lesure, “On the genesis of
value in early hierarchical societies”, en J. Robb (ed.), Material Symbols: Culture and Economy in
Prehistory, Universidad de Illinois del Sur, Occasional Papers 26, Carbendale, Centro de
Investigaciones Arqueológicas, 1999, pp. 23-54 y Richard G. Lesure, “Shared Art Style and Long
Distance Contact in Early Mesoamerica”, en Julia A. Hendon y Rosemary A. Joyce (eds.),
Mesoamerican Archaeology, Malden, Oxford y Victoria, Blackwell Publishing, 2004, pp.73-96.
26
Mary Louise Ridinger, “El jade”, Arqueología Mexicana, vol. 5., núm. 27, pp. 52-59; Fred
Ward, op.cit.
27
Karl Taube, Virginia B. Sisson, Russel Seitz, y George E. Harlow, “The Source of
Mesoamerican Jade: Expanded Geological Reconnaissance in the Motagua Region, Guatemala, en
Karl Taube, Olmec Art at Dumbarton Oaks, Washington, D.C. Dumbarton Oaks Research Library
and Collection, 2004; Karl Taube, Zachary Hruby y Luis Romero, “Jadeite Sources and Ancient
Workshops. Archaeological Reconnaissance in the Upper Río El Tambor, Guatemala”, Informe a
FAMSI, 2005.
24
31
Walburga Wiesheu
El hecho de que al lado de otra serie de piedras verdes, en culturas
mesoamericanas el mineral de jade empleado para tallar diversos objetos era la
jadeíta, y no la nefrita de los antiguos chinos, y el que se haya podido verificar la
existencia de yacimientos de jade en el continente americano mismo en definitiva
ha redundado en desechar aquellas viejas ideas difusionistas según las cuales su
presencia en el Nuevo Mundo se debía a contactos transpacíficos producidos
desde tiempos precolombinos. Por otro lado también se había postulado que
chinos habían llegado al otro lado de la Cuenca del Pacífico para surtirse del jade
en supuestas minas localizadas en el Estado de Guerrero en México,28 si bien es
posible que allí hayan existido yacimientos de jade o al menos de la serpentina,
misma que fuera ampliamente utilizada en el México antiguo como piedra
sustituta del jade y empleada con frecuencia con fines semejantes.
Precisamente en este contexto es de señalar que tanto en relación con el uso
de jades en China, pero en mayor medida aún en las culturas prehispánicas de
Mesoamérica, para tallar objetos de tales materiales más bien raros y exóticos,
además de los “jades verdaderos” (zhenyu en chino) de la jadeíta y la nefrita, se
han empleado una serie de piedras simulantes con aspectos visuales parecidos, a
modo de minerales o rocas sustitutas. Éstos incluyen algunos jades impuros o
“semi-jades” como la cloromelanita o la diópsida, así como pseudosjades o “jades
falsos”,29 que aparte de serpentinas abarcan minerales como la bowenita, albita,
amonita, fuchsita, calcedonia, aventurina, cuarzos e incluso la turquesa. Por lo
mismo, en relación con el uso de jades y una serie de otras piedras verdes se ha
hecho referencia a la concepción antropológica más amplia de “jades sociales” o
“jades culturales”, 30 bajo los cuales se engloban materiales con usos y
significados culturales análogos. En particular en los pueblos mesoamericanos, el
conjunto de las “piedras verdes” poseía un importante simbolismo relacionado
con la renovación de la vegetación, el agua y la planta del maíz, por lo cual las
piedras y rocas de dicha coloración se encontraban asociadas en primer lugar con
la fertilidad agrícola y la vida,31 además de otros aspectos como la durabilidad, la
28
R. Jett, 1991, citado en Walburga Wiesheu, “¿Llegaron chinos a América en tiempos
precolombinos? Ancestral interacción cultural en la Cuenca del Pacífico”, China y Mesoamérica.
Confluencias culturales, México, El Caimán Alado, 2003, pp. 61-83.
29
Wen, Guang y Zhichun Jing, “A Geoarchaeological Study of Chinese Archaic Jades”, en
Rosemary Scott (ed.), Chinese Jade, Londres, Percival Foundation of Chinese Art, 1997, pp. 105122.
30
Véase a Frederik W. Lange (ed.), Precolumbian Jade: New Geological and Cultural
Interpretations, Salt Lake City, University of Utah Press, 1993.
31
Adrian Digby, Maya Jades, Londres, Museo Británico, 1964; Karl Taube, Olmec Art at
Dumbarton Oaks, Washington, D.C., Dumbarton Oaks Research Library and Collection, 2004;
Karl Taube,“The Symbolism of Jade in Classic Maya Religion”, Ancient Mesoamerica, núm. 16,
2005, pp. 23-50.
32
Dos civilizaciones antiguas del jade: China y Mesoamérica
permanencia y lo eterno. 32 De acuerdo con Gutierre Tibón, 33 más allá de
encarnar poderes soberanos, los jades eran piedras con vida y que daban vida;
eran sustancias sacralizadas que representaban las fuerzas divinas y que a la vez
conferían a un individuo una protección mágica y espiritual.
Tales asociaciones simbólicas hasta cierto punto se encuentran compartidas
en determinados momentos de la historia milenaria de China, a lo largo de la cual
los usos y significados expresados en estas piedras consideradas las más bellas y
preciosas, han cambiado acorde a las ideas predominantes de diferentes épocas
culturales. Aparte de su conexión con prácticas chamánicas en lo que concierne a
los periodos tempranos de esta industria lapidaria, en su posterior vinculación con
creencias y prácticas del daoismo religioso, los jades estaban en especial
vinculados con nociones acerca de la longevidad, la vida eterna y la inmortalidad.
Gracias a sus efectos mágicos, no solamente se estilaba consumir polvos de jade34
e ingerir alimentos y bebidas en recipientes de este material de propiedades
mágicas, sino puesto que se pensaba que el jade representaba una esencia vital que
podía frenar la descomposición del cadáver, en prácticas funerarias en boga desde
finales de las dinastías Zhou hasta las de Qin y Han, se confeccionaban una
especie de velos con pequeñas piezas de jade que eran cosidas sobre telas y que a
manera de máscara cubrían los rostros de los difuntos; estos “velos-máscara”
evolucionaron a mortajas de jade que llegaron a envolver por completo el cuerpo
de la persona fallecida.35 Además se colocaban amuletos de jade en los orificios
del cuerpo de los difuntos para protegerlos contra los malos espíritus y evitar que
escapara la esencia vital.
32
Valeria García Vierna, “Retratos de los antepasados: las máscaras de jade y su importancia
entre las élites mayas”, en Fernando López Aguilar, Walburga Wiesheu y Patricia Fournier
(coords.), Perspectivas de la Investigación Arqueológica III, México, PROMEP/CONACULTAINAH-ENAH, 2008, pp. 33-60.
33
Gutierre Tibón, op.cit.
34
Dado que se pensaba que el jade era un producto natural que podía conservar la energía vital, se
volvían frecuentes fórmulas daoístas como: “Coma jade con regularidad y uno se convierte en
inmortal”; Zhang Hua, 1974, citado en Ming Wilson, Londres, Victoria & Albert Museum, 2004,
p.8.
35
De acuerdo con documentos históricos, el sistema ritual vigente durante la época Han
estipulaba que los hilos de oro para coser las laminitas de las mortajas de jade –de los cuales
solamente unos cuantos se han conservado por completo– eran reservados para el emperador,
mientras que para los príncipes y nobles de alto rango se empleaban hilos o alambres de plata, y
para los nobles de rango menor se debían utilizar hilos de cobre; véase al respecto a Maurizio
Scarpari, op.cit.; ello por cierto no siempre corresponde con la evidencia arqueológica. Para tales
usos funerarios y algunas imágenes, el lector puede consultar a Walburga Wiesheu y Xingcan
Chen , ”El paso a la vida eterna. Usos del jade en las prácticas funerarias de las dinastías Zhou a
Han en China”, en Patricia Fournier, Carlos Mondragón y Walburga Wiesheu (coords.), Ritos de
paso. Arqueología y antropología de las religiones, vol. III, México, PROMEP/CONACULTAINAH-ENAH, 2009, pp. 81-101.
33
Walburga Wiesheu
Tales creencias y prácticas nos revelan concepciones semejantes relacionadas con
el uso de máscaras y otras piezas funerarias en entierros de miembros de las clases
gobernantes en China y Mesoamérica. En ambas civilizaciones se usaban tapones
u obturadores para los orificios del cuerpo y se ponían otras piezas de jade en la
boca, que simbolizaban la respiración y la vida. Al estudiar jades mayas, Adrian
Digby opinó que esta práctica de colocar jades en la boca de los difuntos “puede
verse como un pasaporte al Cielo, pero es más probable que el jade era
considerado como poseyendo propiedades dadores de la vida, cuyo espíritu o
esencia sería absorbida por el espíritu del difunto y le asegura su supervivencia
espiritual continuada.”36 Mientras que en Mesoamérica por lo general se solía
colocar una cuenta de jade sobre la lengua del difunto, en China se empleaban
desde pequeños guijarros hasta objetos en forma de dragón, pero las piezas más
favorecidas eran las talladas en forma de cigarras, que de acuerdo con Scarpari
precisamente simbolizaban la continuidad de la existencia después de la muerte.37
Para tallar estas piedras duras y resistentes, en ambas civilizaciones del jade
se prefirieron los materiales recolectados en forma de cantos rodados o bloques en
los ríos, ya que aportaban el material más puro y duro, a la vez que se infundieron
significativos valores adicionales a través de un arduo trabajo lapidario, mediante
el cual se elaboraron objetos diversos destinados principalmente a un sector social
privilegiado y cuyo uso estaba restringido mediante determinadas reglas
suntuarias. El que los jades tallados en elaboradas piezas artísticas eran las piedras
preciosas por excelencia de la elite, es válido tanto para culturas prehispánicas
como la olmeca, maya, teotihuacana, zapoteca y azteca, como para la larga
tradición lapidaria que se desarrolló en China. Alcanzando altos grados de
maestría y de perfección técnica, en dichas culturas los jades constituían un
importante medio en que asimismo se materializaban complejas nociones
cosmológicas e intrincados simbolismos culturales, de modo que representaban un
vital soporte material sobre el que a menudo se plasmaban complejos diseños e
incluso inscripciones, para los cuales se requería del manejo de determinados
conocimientos especiales relativos a la historia, la cosmovisión y la escritura, y
que en las civilizaciones tempranas únicamente poseían individuos del propio
sector de la elite.
Es por ello que en la confección de tales objetos suntuosos, miembros de este
sector se desempeñaban también como artesanos o al menos controlaban o
intervenían en la etapa final de un complejo e intensivo proceso de la producción
lapidaria, mismo que posiblemente adoptaba un carácter ritual tal como se ha
36
37
Adrian Digby, op.cit., p. 8.
Maurizio Scarpari, op.cit.
34
Dos civilizaciones antiguas del jade: China y Mesoamérica
inferido tanto para China como para Mesoamérica.38 En el acto de la creación
artesanal, en sofisticados objetos de jade se les podría haber implantado
ritualmente un aliento sagrado o una respiración vital, tal como debe de haber
ocurrido en la manufactura de hachas simbólicas y de máscaras en el caso maya.39
En sitios de esta cultura y con base en evidencias arqueológicas de investigaciones
recientes, también se ha podido constatar que en residencias de la élite se llevaban
a cabo trabajos artesanales diversos, y tal como relata el cronista Sahagún con
respecto a la cultura azteca, el emperador mexica Moctezuma II instruyó bien a
sus hijos que no se encontraban en la línea directa de sucesión al trono, a que
aprendieron bien las habilidades artesanales.40
En las prominentes culturas antiguas del jade, en que estas nobles piedras
suntuosas han constituido importantes marcadores del poder político y religioso y
de patrones jerárquicos de la diferenciación social, ya desde tiempos formativos
en el desarrollo de sus civilizaciones se empezó a trazar una valoración diferencial
de acuerdo con la calidad del material, el tamaño, los colores, la composición de
los objetos así como la especificidad de las mismas; tratándose de un material más
bien escaso, no pocas piezas de jade fueron reutilizadas y retrabajadas, y
determinados objetos fueron usados como medio para evaluar y jerarquizar a las
personas y sus actividades sociales, a la par que se convirtieron en significativas
posesiones inalienables guardadas o atesoradas como patrimonio en el seno de las
familias reales y otros integrantes de la nobleza; su retención legitimaba el status
de una persona o un grupo con respecto a un pasado ancestral.41
Tomando en cuento su historia como objeto mediante el cual se establecían
determinadas relaciones sociales, y como material en sí resistente al uso y
desgaste, el jade entonces también poseía una significativa connotación de
potencial ancestral.42 Mas aparte de las excepcionales cualidades físicas propias
de la materia prima, una serie de valores quedaron agregados en la manufactura de
objetos singulares elaborados con mucho esmero y que encapsulaban
significativos valores estéticos y morales así como códigos culturales distintivos,
lo cual asimismo redundaba en un importante capital cultural y simbólico para
quienes poseían tales objetos preciosos. Las características de los jades
38
Walburga Wiesheu, 2010, op.cit. De hecho, en sitios mayas como Guaytán y Cancuén, en que
se han encontrado talleres de jade, se ha inferido un proceso de una producción segmentada, según
la cual integrantes de la elite se encargaron de los acabos finales, sobre todo en aquellos casos en
que éstos requerían del manejo de determinados conocimientos esotéricos y que estaban sujetos a
una circulación restringida.
39
Karl Taube, op.cit., 2005; Valeria García Vierna, op.cit.
40
Bernardino de Sahagún, op.cit.
41
Richard Lesure, op.cit. Según Lesure (Ibid.) ya para el Formativo Medio en Mesoamérica se
encontraban establecidas tales gradaciones de valor diferenciales en los objetos de jade.
42
Karl Taube, 2012, op.cit.
35
Walburga Wiesheu
constituyeron así metáforas idóneas para expresar ideales culturales que llegaron a
connotar valores centrales considerados esenciales en sus brillantes civilizaciones.
Ello trasciende tanto en lo referido a las piedras verdes en las fuentes
etnohistóricas del ámbito mesoamericano como en documentos históricos de la
China antigua.
En esta cultura asiática oriental y acorde a valores confucianos, las
cualidades del jade encarnaban un conjunto de ideas asociadas al poder y la
autoridad, a la vez que se convirtieron en parangón de las virtudes humanas
vinculadas a una cultura de elite y las cuales una “persona noble” (junzi) debía
cultivar. El hecho de portar pendientes de jade se entendió como señal de una
persona honesta y recta, y encarnaba la conducta moral de un “caballero”,
comparando las virtudes con las cualidades de una gema.43 En el diccionario más
antiguo de China, el Shuowen wenzi, que data de la dinastía Han, se describe el
jade de la siguiente manera:
El jade es la más bella de las piedras.
Está dotado de las cinco virtudes.
Benevolencia es su lustre, transparente pero cálido.
La rectitud es su translucidez; revelando el color y sus matices.
Sabiduría es su pura y penetrante nota cuando es golpeado.
Es valentía, ya que puede ser roto pero no se doblega.
Equidad son sus ángulos filosos pero que no hieren a nadie.
Los jades se prestaban así para connotar, entre otros, la belleza, la valentía, la
rectitud, la sabiduría, la constancia, la pureza, la dignidad social y la trascendencia;
sus extraordinarias cualidades representaban atributos de una conducta esperada
de personas con posiciones del poder y el prestigio social. Como materiales
atractivos para confeccionar exquisitos objetos de valor, los jades servían de
instrumentos críticos para distinguir a la gente noble de los demás miembros de
sociedades altamente estratificadas y para plasmar sobre estas piezas preciosas
una intrincada iconografía asociada a los poderes terrenales y celestiales.
43
Dado que encarnaba virtudes de un “caballero” o “persona noble”, se proclamaba que: “Un
caballero (“gentleman”, traducido en muchos textos confucianos como “hombre superior”)
siempre debe llevar un pendiente de jade”, o “El jade es la necesidad de un caballero”, citado en
Ming Yu, op.cit., p.27. Cabe agregar que aprovechando las cualidades acústicas de los jades, el
tintineo de estas piedras obligaba a los nobles o funcionarios chinos que portaban los pendientes
caminar con dignidad y cierta gracia. De manera semejante, el sonido metálico que emiten los
jades pulidos debe haber sido un efecto buscado en las hachuelas celtiformes que colgaban de los
cinturones, también confeccionados de jade, de los mandatarios mayas; véase al respecto a Karl
Taube, 2012, op.cit.
36
Dos civilizaciones antiguas del jade: China y Mesoamérica
Empleando entre otras técnicas lapidarias, la percusión, el desgaste, el corte, la
perforación, el pulimento, el bruñido y el esgrafiado, desde olmecas hasta aztecas
y a lo largo de los diferentes períodos de la historia china, se confeccionaron así
una gran variedad de objetos en estos materiales escasos pero muy valorados,
tanto para fines utilitarios pero de manera predominante para un consumo
suntuario y conspicuo, como aquel que se plasma en objetos ornamentales,
decorativos, rituales y funerarios que encontramos en las numerosas piezas de
jades que nos legaron las civilizaciones antiguas del jade de China y Mesoamérica.
Una pequeña muestra de la variedad de formas y algunos de los complejos
simbolismos de objetos tallados en este material tan apreciado se pudo admirar el
año pasado (2012) cuando por primera vez se reunieron piezas de estas dos más
importantes tradiciones lapidarias del jade en el mundo, en una exposición que
primero se realizó en el Museo de Antropología e Historia del Instituto Nacional
de Antropología e Historia en México, y después en el Museo
Palacio de la Ciudad Prohibida en Beijing, China.
Fuentes
Chang, Chenping, Yuchu Kunlun (Yacimientos de jade de Kunlun), Beijing,
Zhonghua Shudian, 2008.
Digby, Adrian, Maya Jades, Londres, Museo Británico, 1964.
García Vierna, Valeria, “Retratos de los antepasados: las máscaras de jade y su
importancia entre las élites mayas”, en Fernando López Aguilar, Walburga
Wiesheu y Patricia Fournier (coords.), Perspectivas de la Investigación
Arqueológica III, México, PROMEP/CONACULTA-INAH-ENAH, 2008.
Hansford, Howard, Chinese Carved Jades, London, Faber y Faber., 1986 Keverne,
Roger (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995.
Lange, Frederick W. (ed.), Precolumbian Jade: New Geological and Cultural
Interpretations, Salt Lake City, University of Utah Press, 1993.
Lesure, Richard, “On the genesis of value in early hierarchical societies”, en J.
Robb (ed.), Material Symbols: Culture and Economy in Prehistory, Universidad
de Illinois del Sur, Occasional Papers 26, Carbendale, Centro de Investigaciones
Arqueológicas, 1999.
———, “Shared Art Style and Long Distance Contact in Early Mesoamerica”, en
Julia A. Hendon y Rosemary A. Joyce (eds.), Mesoamerican Archaeology,
Malden, Oxford y Victoria, Blackwell Publishing, 2004.
Middleton, Andrew y Ian Freestone, “The mineralogy and occurrence of jade”, en
Jessica Rawson, Chinese jade from to the Neolithic to the Qing, Anexo, Londres,
British Museum, 1995.
37
Walburga Wiesheu
Pastrana, Alejandro, “Sobre el jade y rocas verdes en el México prehispánico”,
Homenaje a Julio César Olivé Negrete, México UNAM /INAH, 1991.
Proskouriakoff, Tatiana, “I. The Material”, Jades from the Cenote of Sacrifice,
Chichén Itza, Yucatan”, Memoirs of the Peabody Museum of Archaeology and
Ethnology, vol. 10, núm. 1, Cambridge, Harvard University, 1974.
Rawson, Jessica, Chinese jade from to the Neolithic to the Qing, Londres, British
Museum, 1995.
Ridinger, Mary Louise, “El jade”, Arqueología Mexicana, vol. 5, núm. 27, 1997.
Sahagún, Bernardino de, Historia general de las cosas de la Nueva España, 1989,
México, Alianza.
Scarpari, Maurizio, “El jade”, Antigua China. La civilización china desde sus
orígenes a la dinastía Tang, Italia, Thunderbay Press, 2000.
Taube, Karl, Olmec Art at Dumbarton Oaks, Washington, D.C., Dumbarton Oaks
Research Library and Collection, 2004.
———, “The Symbolism of Jade in Classic Maya Religion”, Ancient
Mesoamerica, núm. 16, 2005.
———, Virginia B Sisson, Russel Seitz, y George E. Harlow, “The Source of
Mesoamerican Jade: Expanded Geological Reconnaissance in the Motagua
Region, Guatemala”, en Karl Taube, Olmec Art at Dumbarton Oaks, Washington,
D.C. Dumbarton Oaks Research Library and Collection, 2004.
Taube, Karl, Zachary Hruby y Luis Romero, “Jadeite Sources and Ancient
Workshops. Archaeological Reconnaissance in the Upper Río El Tambor,
Guatemala”, Informe a FAMSI, 2005.
Tibón, Gutierre, El jade de México. El mundo esotérico del “chalchihuite”,
México, Panorama, 1983.
Ward, Fred, “Jade. Stone of Heaven”, National Geographic, septiembre de 1987.
———, Jades of Mesoamerica (Publicación especial para Jades, S.A.), Saunders
Court, Gem Book Publishers, 1997.
Wen, Guang y Zhichun Jing, “A Geoarchaeological Study of Chinese Archaic
Jades”, en Rosemary Scott (ed.), Chinese Jade, London, Percival Foundation of
Chinese Art, 1997.
Wilson, Ming, Chinese Jades, Londres, Victoria & Albert Museum, 2004.
Wiesheu, Walburga, “¿Llegaron chinos a América en tiempos precolombinos?
Ancestral interacción cultural en la Cuenca del Pacífico”, China y Mesoamérica.
Confluencias Culturales, México, El Caimán Alado, 2003.
———, “Culturas tempranas del jade en las civilizaciones de China y
Mesoamérica: Economía de una piedra ‘preciosa’ en las etapas formativas de su
desarrollo”, en Lucía Chen (Hsiao-Chuan Chen) y Alberto Saladino García
(compiladores), La Nueva Nao: de Formosa a América Latina. Reflexiones en
torno al Bicentario de las Independencias Latinoamericanas, Taipei,
Universidad de Tamkang, 2010.
38
Dos civilizaciones antiguas del jade: China y Mesoamérica
———, “Cultura e industria lapidaria del jade en el Neolítico Terminal en China.
Consideraciones en torno al debate sobre una “Edad del Jade”, en Walburga
Walburga y Gabriela Guzzy (coords.), El jade y otras piedras verdes.
Perspectivas interdisciplinarias e interculturales, México, INAH, 2012.
Wiesheu Walburga y Xingcan Chen, “El paso a la vida eterna. Usos del jade en
las prácticas funerarias de las dinastías Zhou a Han en China”, en Patricia
Fournier, Carlos Mondragón y Walburga Wiesheu (coords.), Ritos de paso.
Arqueología y antropología de las religiones, Vol. III, México,
PROMEP/CONACULTA-INAH-ENAH, 2009.
Yu, Ming, Chinese Jade. Sacred, Imperial and Civil Forms, Beijing, China
Intercontinental Press, 2009.
39
LA INFLUENCIA DE LA PORCELANA ORIENTAL EN
LA MAYÓLICA NOVOHISPANA: SU VALOR
SIMBÓLICO Y SU PAPEL EN LA CONSTRUCCIÓN
DE IDENTIDAD
Karime Castillo Cárdenas
University College London, U.K.
La cerámica jugó un papel importante en la vida cotidiana de la Nueva España
que fue más allá de su funcionalidad o de su valor económico; también tenía un
valor simbólico determinado culturalmente que se le atribuyó, ya fuera para
enfatizar el estatus y la posición social de quienes la utilizaban, o para objetivar la
identidad. Este valor simbólico se ve reflejado en los contextos de uso,
intercambio y consumo. La elite novohispana utilizó los bienes importados de
Asia y Europa como marcadores culturales y símbolos que los distinguían del
resto de la población. Esto fomentó la producción de formas y estilos que
emulaban las finas lozas a las que solamente la élite tenía acceso. El presente
texto pretende explorar la manera en que la porcelana oriental, como bien de
prestigio y marcador de estatus e identidad en la sociedad colonial, influyó en la
producción de lozas novohispanas.
La porcelana china en México
Algunas décadas después de la Conquista, empezaron a funcionar talleres en la
Ciudad de México que producían copias de cerámica española vidriada con estaño
y plomo.1 Estos talleres buscaban satisfacer la demanda de loza por parte de los
colonos y sus descendientes, quienes trataban de mantener los usos y costumbres
de su tierra natal.2 Para finales del siglo XVI, una segunda industria cerámica
1
Florence Lister, C., “Foreword”, en Robin Farwell Gavin, Donna Pierce y Alfonso Pleguezuelo
(eds.), Cerámica y Cultura: The Story of Spanish and Mexican Mayólica, pp. XVII-XXIII,
Albuquerque University of New Mexico Press, 2003, p. XXII.
2
James Blackman, M., Patricia Fournier y Ronald L. Bishop, “Complejidad e interacción social en
el México colonial: Identidad, producción, intercambio y consumo de lozas de tradición ibérica
Karime Castillo Cárdenas
había surgido en Puebla. 3 Pero la mayólica novohispana no siguió con total
fidelidad los modelos españoles, sino que comenzó a mostrar una estética propia
producto de múltiples influencias estilísticas y su combinación con elementos
locales.4 Sin duda, una de las influencias más importantes en la mayólica virreinal
fue la porcelana china.
Como es bien sabido, desde 1573 y hasta principios del siglo XIX el Galeón
de Manila arribó a la Nueva España cargado de mercancías asiáticas.5 Los bienes
adquiridos a través del comercio directo con Filipinas se enviaban a Acapulco, de
donde partían a Veracruz, para después mandarlos hacia Sevilla u otras colonias
del Caribe. Durante el trayecto por México, muchos de estos productos, entre los
cuales estaba la porcelana, eran adquiridas por la burguesía novohispana.6
La porcelana azul y blanco fue la que más se importó durante el Virreinato,
incluyendo la de los últimos reinos de la Dinastía Ming, en particular el de WanLi (1573-1620), la del llamado periodo de transición (1620-83) y la de la primera
mitad de la Dinastía Ching, que corresponde al reinado de K’ang-hsi (16661722).7 La porcelana que llegaba a la Nueva España provenía de los hornos de
Jingdezhen así como de las provincias de Zhejiang, Fujian y Guangdong. Las dos
últimas se convirtieron en importantes centros manufactureros de porcelana
exportación.8
Un tipo de porcelana azul y blanca que pareció alcanzar un amplio mercado
en la Nueva España fue la que se conoce como Swatow, producida a finales de la
con base en análisis de activación neutrónica”, Cuicuilco 36: 203-222, 2006, p. 8. Gonzalbo, Pilar,
“De la penuria y el lujo en la Nueva España: siglos XVI-XVIII”, Revista de Indias, LVI (206): 4976, 1996, p. 69.
3
Francisco, Pérez de Salazar, “Talavera de Puebla”, en María Antonia Casanovas (coord.),
Talaveras de Puebla: Cerámica Colonial Mexicana Siglos XVII a XXI, pp. 54-61, Barcelona,
Madrid, México, Museu de Cerámica de Barcelona/Lunwerg Editores, 2007, p. 55.
4
Robin F., Gavin, “Introduction”, en Robin Farwell Gavin, Donna Pierce y Alfonso Pleguezuelo
(eds.), Cerámica y Cultura: The Story of Spanish and Mexican Mayólica, pp. 1-23, Albuquerque,
University of New Mexico Press, 2003, p. 9.
5
María, Bonta de la Pezuela, Porcelana china de exportación para el mercado novohispano: la
colección del Museo Nacional del Virreinato. México, UNAM-IIE, México, 2008, p. 11.
6
John Carswell, , Blue and White: Chinese Porcelain around the World. Chicago, Art Media
Resources, 2000, p. 142. Connors McQuade, Margaret, Talavera Poblana: four centuries of a
Mexican ceramic
tradition, Nueva York, Americas Society Art Gallery, The Hispanic Society
of America y Museo Amparo, 1999, p. 91. Robin F. Gavin, op. cit., p. 9.
7
Patricia, Fournier, Evidencias arqueológicas de la importación de cerámica en México con base
en los materiales del Ex-convento de San Jerónimo, Colección Científica 213, Serie Arqueológica,
México, INAH, 1990, p. 269. Lister, Florence y Robert Lister, Maiolica Olé: Spanish and
Mexican Decorative Traditions, Santa Fe, Museum of New Mexico Press, 2001, p. 83.
8
George, Kuwayama, Chinese Ceramics in Colonial Mexico, Los Angeles County Museum of Art,
University of Hawaii Press, 1997, p. 15.
42
La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana:
su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad
dinastía Ming y bajo la dinastía Ching.9 Su nombre deriva de Shantou, un puerto
en la provincia de Guangdong de donde se embarcaba esta cerámica para su
exportación.10 Era fabricada en la provincia de Fujian, y su calidad era más rústica
que la porcelana producida en los hornos imperiales, por lo que se conseguía a
menor costo. Las piezas tenían paredes gruesas, arena adherida a las bases, y
estaban decoradas con paisajes, barcas, dragones, aves fénix, venados y animales
acuáticos.11
De la dinastía Ming tardía, la mayoría de la porcelana que se exportó fue
aquella conocida como Kraak, un tipo de porcelana azul y blanco de calidad
variable y con diseños innovadores. Éste fue el tipo preferido por los comerciantes
portugueses y holandeses y se manufacturaba en hornos privados de Jingdzhen.
En general comprende piezas ligeras con una fina capa de vidriado. Entre sus
elementos decorativos destacan la división por paneles, elementos de flora y fauna
y los paisajes.12
A la porcelana producida entre 1620 y 1680, época transicional entre las
dinastías Ming y Ching, se le conoce como porcelana de transición.13 Aunque
muchos de los diseños del periodo anterior continuaron siendo populares, se trató
de un periodo de mucha innovación caracterizado por el florecimiento de la
producción provincial.14
Durante la dinastía Ching, bajo el reinado de K’ang-hsi (1662-1722), se
alcanzó un alto grado de calidad en el color azul y la porcelana se decoró
frecuentemente con paisajes utilizando diferentes gradaciones de dicho color.15
También se fabricaron series policromas para el mercado de exportación
decoradas con esmaltes de colores que se conocen como “familias”, según el
predominio de determinado color, e incluyen las familias negra, rosa y verde.
Además, se produjeron porcelanas cuya decoración imitaba el estilo Imari
japonés. 16 Durante el siglo XVIII se realizaron también numerosos pedidos de
9
Leonor, Cortina, “La cerámica: usos e influencias”, en Karina Simpson (coord.), La cerámica en
la ciudad de México (1325-1917), pp. 64-95, Museo de la Ciudad de México y Departamento del
Distrito Federal, 1997, p. 71.
10
Thomas V. Litzenburg, y Ann T. Bailey, Chinese Export Porcelain in the Reeves Center
Collection at Washington and Lee University, Londres, Third Millennium Pub., 2003, p. 19.
11
Cécile Beurdeley, y Michel Beurdeley, A Connoisseur’s Guide to Chinese Ceramics, Nueva
York, Leon Amiel Publisher, 1974, p. 202. Cooper, Emmanuel, A History of World Pottery,
Randor, Chilton Trade Book Publishing,1988, p. 56.
12
George, Kuwayama, op. cit., p. 17.
13
Patricia Fournier, op. cit., p. 106. Macintosh, Duncan, Chinese Blue and White Porcelain,
Londres, David & Charles-Newton Abbot, 1977, p. 64.
14
Cecile Beurdeley y Michael Beurdeley, op. cit., p. 209.
15
Ibid., p. 226. Duncan Macintosh, op. cit., p. 60.
16
Emmanuel Cooper, op. cit, p. 55. Patricia Fournier, op. cit., 201.
43
Karime Castillo Cárdenas
porcelana heráldica, que llevaba escudos de armas, motivos históricos, o
emblemas religiosos.17
Evidencia de la importación de porcelana china a la Nueva España puede
encontrarse entre los materiales que se recuperan en las excavaciones
arqueológicas que se han realizado en el Centro Histórico y otras zonas de la
ciudad de México.18
La influencia de la porcelana china en las lozas novohispanas
La porcelana china que llegaba en los galeones de Manila fue un modelo para los
loceros novohispanos, en especial para los de Puebla. 19 Su influencia en la
mayólica novohispana se puede apreciar en la aparición de formas y formatos
chinos, en la preponderancia de los colores azul y blanco, y en la abundancia de
motivos orientales.20 De los diferentes tipos de mayólica producidos en Nueva
España, el que mejor refleja la influencia de la porcelana china es el llamado
Puebla Azul sobre Blanco, cuya cronología abarca de 1700 a 1850 21 y cuya
decoración incluye motivos chinescos. Estas influencias fueron preponderantes en
el siglo XVII tardío y durante el siglo XVIII. Fue tal el impacto que causó la
porcelana oriental que en las ordenanzas de loceros de Puebla se estableció que la
loza de grado más fino debía elaborarse imitando a la loza de China.22
Algunas de las formas presentes en la mayólica que reflejan la influencia de
la porcelana oriental son el tazón con base anular, el pozuelo o pocillo, el tibor y
17
Patricia Fournier, op.cit., p. 159.
Octavio, Corona Paredes, Cuauhtémoc Domínguez Pérez, Adriana Maldonado Servín y Gabriel
Mora Cabrera, Rescate Av. Juárez No. 70, Colonia Centro, DF, Informe técnico final inédito,
México, DSA-INAH, 2000. Patricia Fournier, op. cit. González Rul, Francisco, “La cerámica
postclásica y colonial en algunos lugares de la ciudad de México y el area metropolitana”, en Mari
Carmen Serra y Carlos Navarrete (eds.), Ensayos de alfarería prehispánica e histórica de
Mesoamérica: Homenaje a Eduardo Noguera Auza, pp. 387-415, México, UNAM-IIA, 1988.
Terreros, Eladio y Rocío Morales, “Mayólica poblana azul sobre blanco, con diseños de porcelana
tipo Kraak”, Bulletin of Archaeology, The University of Kanazawa, 32: 51-56, 2011, en
http://hdl.handle.net/2297/27286.
19
Robin Gavin, op. cit., p. 9.
20
Leonor Cortina, op. cit., p. 71. Ruiz Gutiérrez, Ana, “Influencias artísticas en las artes
decorativas novohispanas”, en Pedro San Ginés Aguilar (ed.), Cruce de miradas: relaciones e
intercambios, pp. 333-344, Granada, Editorial Universidad de Granada, 2010, p. 336.
21
Kathleen, Deagan, Artifacts of the Spanish Colonies of Florida and the Caribbean, 1500 – 1800,
Washington D.C., Smithsonian Institution Press, 1987: 29. Goggin, John M., Spanish Mayólica in
the New World, New Haven, Yale University Press, 1968: 194. Müller, Florencia, Estudio de la
cerámica hispánica y moderna de Tlaxcala-Puebla, Colección Científica 103, México, INAH,
1981, pp. 10, 24.
22
Enrique A. Cervantes, Loza blanca y azulejo de Puebla, Tomo Primero, México, 1939, p. 29.
18
44
La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana:
su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad
las botellas con forma de pera.23 En Nueva España no hubo interés por reproducir
la pasta blanca de la porcelana como ocurrió en Europa, aún así, la porcelana
motivó a los alfareros a producir vasijas con paredes más delgadas y a mejorar el
vidriado mediante el incremento de estaño.24 Pero, sin duda, es en la decoración
azul sobre blanco donde la influencia de la porcelana oriental es más evidente.
Aunque los alfareros novohispanos apreciaron intensamente las cualidades
formales y decorativas de la porcelana china, no conocían el simbolismo y el
contexto cultural de los elementos orientales, de manera que al decorar las piezas
incorporaron en su vocabulario estilístico motivos abstraídos de una gran variedad
de fuentes y los aplicaron de manera indiscriminada en sus lozas.25
Entre los motivos orientales que fueron copiados y adaptados en la loza
novohispana se encuentran los siguientes:



División por paneles: composicionalmente, la división de los diseños
mediante paneles, así como las líneas o bandas diametrales en el cuerpo de
los platos de mayólica es influencia de la porcelana azul sobre blanco
Ming y Ching.26
Ave fénix: símbolo de la inmortalidad en Oriente, al ser plasmado en la
mayólica novohispana se omitieron los profusos detalles de la
representación china. Cabe señalar que la convención de representar un
ave en pleno vuelo es de procedencia oriental.27
Barda y roca: estos elementos forman parte de la decoración que remite a
paisajes orientales en la porcelana. 28 En el caso de la mayólica, los
motivos originales son reducidos a amplias siluetas de color y las rocas
son transformadas en una especie de grandes girasoles.29
23
George Kuwayama, op. cit., p. 25. Slack, Edward R., “Orientalizing New Spain: Perspectives on
Asian Influence in Colonial Mexico”, México y la Cuenca del Pacífico, 15 (43): 97-127, 2012, p.
121.
24
Farzaneh Pirouz-Moussavi, Fortunes and Circumstances: An Examination of the Talavera
Industry of Puebla, Tesis de doctorado inédita, St. Antony’s College, Trinity, University of Oxford,
2009: 143.
25
George Kuwayama, op. cit., p. 25.
26
Patricia, Fournier, La cerámica de la Ciudad de México: El caso de las colecciones de Mayólica
del Templo Mayor de la Gran Tenochtitlan, Informe inédito, Archivo de la Comisión de Año
Sabático del INAH, México, 2001: 55.
27
Florence, Lister y Robert Lister, op. cit., pp. 92, 103.
28
Idem.
29
Gustavo, Curiel, “El ajuar domestico del tornaviaje”, en Elisa Vargaslugo (coord.), México en el
Mundo de las Colecciones de Arte, vol. 3, no. 1: Nueva España, pp. 157-210, México,
UNAM/CONACULTA/SRE, México,1994, p. 207. Cortina, Leonor, “Polvos Azules de Oriente”,
Artes de México 3: 46-55, 2002, p. 54.
45
Karime Castillo Cárdenas







Venado: símbolo de longevidad y prosperidad, en la porcelana china suele
aparecer en pareja,30 pero en el caso de la mayólica es común encontrar
uno sólo, lo cual es un ejemplo de la abstracción de motivos y su uso de
manera indistinta. Lo que si se imitó fue su colocación en medio de un
denso follaje, lo cual también ocurre con otros animales en la porcelana
oriental.31
Ave sobre roca: aunque las aves eran elementos frecuentes en la cerámica
española que llegó a la Nueva España, la combinación de ave sobre roca
es de procedencia china.32 Al copiar este motivo en las pieza de mayólica,
la roca solía convertirse en una forma sumamente simplificada.
Contorno de nube: este recurso composicional, típico de la porcelana
china, 33 fue adoptado con entusiasmo por los loceros novohispanos.
Mientras que en los tibores chinos aparece en los hombros de los tibores,
en la mayólica se usó de diversas maneras, con proporciones
desmesuradas, como medallón alargado o combinado con otros motivos.34
Árbol que crece sobre roca: de este motivo chino llegan a encontrarse
ejemplares novohispanos en donde se sustituyó el árbol por un nopal.35
Aves acuáticas: En la porcelana Ming, la grulla es un símbolo taoísta de
longevidad y suele aparecer posando sobre rocas o ramas de pino.36 Como
sucede con otros animales, las aves acuáticas fueron copiadas en la
mayólica de forma simplificada y los detalles fueron omitidos. Además
hay ejemplares en los que aparece posada sobre un nopal.37
Criadillos chinos: los personajes orientales eran señalados como tales al
llevar coleta o trenza o por llevar parasol. También se copió el tema de
niños jugando, muy popular en la porcelana.38
Flores: la copia de flores como el crisantemo y de otras plantas y
elementos fitomorfos no se hizo de manera exacta. La representación de
plantas en la porcelana china solía ser muy precisa y se pueden identificar
decenas de plantas específicas. Este no fue el caso en la mayólica
30
Teresa, Canepa, “Kraak Porcelain: the rise of global trade in the late 16th and early 17th
centuries”, en Luísa Vinhais y Jorge Welsh (eds.), Kraak Porcelain, pp. 17-64, Londres, Jorge
Welsh Books, 2008, p. 22.
31
Gustavo Curiel, op. cit., p. 207. Florence Lister y Robert Lister, op. cit., p. 98.
32
Florence Lister y Robert Lister, op. cit. p. 92.
33
Duncan Macintosh, op. cit., p. 133.
34
Leonor Cortina, “Polvos Azules…”, op. cit., p. 54.
35
Florence Lister y Robert Lister, op. cit., p. 111.
36
Margaret Connors, op. cit., p. 92.
37
Florence Lister y Robert Lister, op. cit., p. 110.
38
Leonor Cortina, “Polvos Azules…”, op. cit., p. 54. Florence Lister y Robert Lister, op. cit., p. 92.
46
La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana:
su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad

novohispana, pues su objetivo no era representar plantas que fueran
identificables.39
Pagodas: en algunos casos las pagodas representadas en la mayólica
conservan un toque oriental, pero muchas veces adoptaron un aire más
europeo o fueron reducidas a dos líneas verticales con una V invertida o
una línea diagonal a manera de techo.40
Además de estos motivos se incluyeron otros como los duraznos, los tableros de
pétalos de flor de loto, los bordes ju-i, las redecillas, las olas de mar, además de
adaptaciones de símbolos budistas y taoístas, entre otros elementos. 41 En la
mayoría de los casos, los motivos orientales no se copiaron con exactitud, sino
que fueron adaptados y simplificados en la mayólica novohispana. Muchos de los
elementos fueron sacados de contexto y aplicados indistintamente, mientras que la
flora y la fauna fue representada de forma ambigua.42 También fue frecuente la
mezcla de motivos europeos mezclados con elementos orientales, como por
ejemplo, la colocación de personajes vestidos a la usanza europea en paisajes
llenos de detalles orientales. Cabe mencionar que los loceros coloniales también
retomaron los diseños chinescos recreados en las lozas europeas, lo cual se sumó
a las adaptaciones novohispanas.43
Los temas orientales fueron reinterpretados por los loceros novohispanos en
un lenguaje decorativo propio donde se mezclaron con la herencia española,
morisca, europea y local, integrándose de tal manera que permanecieron en boga
hasta las primeras décadas del siglo XIX.44
Valor simbólico e identidad
Considerando la notable influencia que la porcelana china tuvo en la loza virreinal,
vale la pena preguntarse porqué tuvo tal impacto. Es un hecho que cuestiones
como la moda del momento y la competencia que este nuevo tipo de loza
39
Florence Lister y Robert Lister, op. cit., pp. 97, 111.
Ibid., p. 115.
41
Leonor Cortina, “Polvos Azules…”, op. cit. Patricia Fournier, Evidencias arqueológicas de la
importación…op. cit. Francisco Pérez de Salazar, op. cit. Ana Ruiz Gutiérrez, op. cit. Terreros,
Eladio, “Motivos simbólicos representados en la porcelana oriental, siglos XVI y XVII. Centro
Histórico de la Ciudad de México”, Boletín del Gabinete de Arqueología, 9 (9), 2012, versión
electrónica consultada el 17 de marzo de 2013: http://www.ohch.cu/articulos/motivos-simbolicosrepresentados-en-la-porcelana-oriental-siglos-xvi-y-xvii.-centro-historico-de-la-ciudad-de-mexico.
Eladio Terreros y Rocío Morales, op. cit.
42
Florence Lister y Robert Lister, op. cit., p. 97.
43
Leonor Cortina, “Polvos Azules…”, op. cit., p. 53. Ana Ruiz Gutiérrez, op. cit., p. 336.
44
Leonor Cortina, “La cerámica…”, op. cit., p. 84. Gustavo Curiel, op. cit., p. 207. Francisco
Pérez de Salazar, op. cit. pp. 56-57.
40
47
Karime Castillo Cárdenas
significó para la producción alfarera novohispana fueron factores importantes,45
pero la porcelana también tenía un valor simbólico que se le designó para
objetivar o resaltar aspectos de la identidad.
Los bienes de consumo tienen una dimensión material, el valor de uso, y una
dimensión simbólica o cultural, el valor simbólico. Una vez que los bienes de
consumo han pasado por el proceso de mercado y entran en el ámbito de la vida
cotidiana, son utilizados por las personas no sólo en relación a la función para la
cual fueron creados, sino también para mediar las relaciones sociales y para
reproducir el orden social existente. 46 Así, los artefactos pueden actuar como
dispositivos que dan forma y representan a los individuos y a los roles sociales
que éstos desempeñan y representan, conformando, de esta forma, un sistema de
referentes mediante los cuales la gente construye su identidad.47
El término identidad se refiere a las diferentes maneras en que individuos y
grupos se distinguen en sus relaciones sociales y opera por dos mecanismos: lo
que nos asemeja y lo que nos distingue. Durante el proceso de construcción de
identidad, algunos aspectos de la cultura material desempeñan un papel
importante en la significación consciente de ésta y en la negociación de sus
relaciones. 48 Cada persona tiene diversas identidades sociales que están en
constante negociación y que organizan sus relaciones sociales. Una de éstas es el
estatus, término que se refiere a la posición que ocupa una persona o grupo vis-àvis otra persona o grupo en una situación social.49
Al funcionar como marcadores de identidad y status, o como parte de un
sistema de reproducción social, los bienes de consumo separan visiblemente al
mundo social en categorías de personas, denotando su posición con un significado
que habla de su estilo de vida.50 Esta demostración de significados constituye un
medio de comunicación entre las clases sociales definidas en función de niveles
de prestigio, privilegios y poder.51
45
María Bonta de la Pezuela, op. cit., p. 11. Farzaneh Pirouz-Moussavi, op. cit., p. 143.
Martyn, J. Lee, , Consumer Culture Reborn, Nueva York, Routledge, 1993, pp. 17, 26.
47
Ian Hodder, Reading the Past: Current Approaches to Interpretation in Archaeology, Nueva
York, Cambridge University Press, 1986, p. 6. “Knowledges”, en Preucel, Robert W. y Lynn
Meskell (eds.), A Companion to Social Archaeology, pp. 3-22, Malden, Blackwell Publishing,
2004, p. 15.
48
Mach, Zdzislaw, Symbols, Conflict, and Identity, Albany, State University of New York Press,
1993, pp. 5-6.
49
Joseph B., Aceves, Identity, Survival and Change, Morristown, General Learning Press, 1974, p.
69.
50
Arnold J., Bauer, Goods, Power, History, Nueva York, Cambridge University Press, 2001, p. 35.
51
James M. Blackman, Patricia Fournier y Ronald L. Bishop, “Complejidad e interacción
social…”, op. cit., p. 3.
46
48
La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana:
su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad
Ya fueran construidas o inventadas, las categorías étnicas fueron muy importantes
en la sociedad colonial y tuvieron un efecto poderoso a nivel legal y social. Las
categorías como criollo, mestizo o indio, que en aquella época denotaban la
“calidad” de las personas, conferían privilegios o desventajas.52 Estas categorías
conformaron el sistema de castas, que englobaba a todas las mezclas que no
cabían dentro de la clasificación primaria de españoles, indios y negros. 53 El
concepto de “calidad” en la sociedad novohispana se utilizaba para diferenciar,
definir y ordenar a la diversidad de la población colonial. Se trataba de un
concepto asociado no sólo con los atributos físicos de una persona, sino también
con características sociales, económicas y morales.54
Ya fueran construidas o inventadas, las categorías étnicas fueron muy
importantes en la sociedad colonial y tuvieron un efecto poderoso a nivel legal y
social. Las categorías como criollo, mestizo o indio, que en aquella época
denotaban la “calidad” de las personas, conferían privilegios o desventajas. 55
Estas categorías conformaron el sistema de castas, el cual englobaba a todas las
mezclas que no cabían dentro de la clasificación primaria de españoles, indios y
negros.56 En el orden colonial no había lugar para pretensiones igualitarias; la élite
debía identificarse inequívocamente como tal, mientras que las castas habían de
mostrar su condición de vasallos sumisos, es por esto que el lujo, la ostentación y
la opulencia fueron una necesidad social y no simple vanidad.57
La elite novohispana, constituida principalmente por españoles peninsulares
y criollos, no escatimó esfuerzos para demostrar su riqueza. Sus miembros
manifestaban sus atributos de honor, prestigio y riqueza por medio de objetos,
atuendos, hábitos, y costumbres que los distinguieron del resto, y los convirtieron
en modelos de imitación social. Para los nobles era necesario comportarse de
acuerdo con el rango para no perder el respeto de la sociedad y requerían de
elementos que hicieran evidente la diferencia de calidad de quienes alardeaban
superioridad.58 Este comportamiento estaba regulado por normas cortesanas en las
que la apariencia y el aparato de representación pública eran lo más importante.59
52
Arnold J. Bauer, op. cit., p. 84.
Magali M., Carrera, Imagining Identity in New Spain, Austin, University of Texas Press, 2003, p.
36.
54
Ibid., p. 6. Antonio, Rubial, “Nueva España: imágenes de una identidad unificada”, en Enrique
Florescano (coord.), Espejo Mexicano, pp. 72-115, México, FCE, 2002, p. 109.
55
Arnold Bauer, op. cit., p. 84.
56
Magali Carrera, op. cit., p. 36.
57
Pilar, Gonzalbo, “De la penuria y el lujo en la Nueva España: siglos XVI-XVIII”, Revista de
Indias, LVI (206): 49-76, 1996, p. 51.
58
Ibid., p. 57. Verónica, Zárate Toscazo, “Los privilegios del nombre: Los nobles novohispanos a
finales de la época colonial”, en Pilar Gonzalbo (coord.), El siglo XVIII: Entre tradición y cambio,
53
49
Karime Castillo Cárdenas
Las castas asimilaron las exigencias de representación de la sociedad cortesana
criolla y las utilizaron para “blanquearse”, imitando sus maneras con el fin de
ascender en la escala social y tener acceso a los privilegios de éstos.60 Como dice
Curiel, en esta carrera ascendente los bienes de carácter suntuario fueron
decisivos.61 Además, la cultura material pudo funcionar como un puente entre la
realidad de los individuos y los ideales que pretendían alcanzar. Cuando se
adquieren objetos excepcionales o bienes de prestigio, se crea la ilusión de que se
está alcanzando el ideal y refuerza la premisa de que el ideal es factible.62
La porcelana china como bien de prestigio en la Nueva España
Los bienes de prestigio son artículos valorados y poco comunes que funcionan
como marcadores de estatus. Son importantes en los procesos de producción y
reproducción social ya que al ser exhibidos legitiman los derechos de sus
poseedores. El significado conductual de un bien de prestigio se deriva en parte de
la forma en que es utilizado por las personas al tratar de conseguir ciertos
objetivos, como pueden ser la adquisición o legitimación de poder.63
Los miembros de la elite novohispana cifraron parte de su poder económico
y prestigio social en una vasta serie de bienes de carácter suntuario que incluían
los bienes importados de Asia y Europa y los objetos de plata, los cuales
utilizaron como símbolos que los distinguían del resto de la población.64 Tanto las
vajillas de plata como la porcelana china y el cristal, al ser productos caros y poco
accesibles, constituyeron bienes de prestigio utilizados por los estratos más altos
de la sociedad de la época. Para los grupos menos favorecidos, en su afán por
emular las prácticas de consumo de la élite, lo más cercano a la porcelana que
podían adquirir era la mayólica más fina, que imitaba sus formas y diseños.65
pp. 325-356. Historia de la vida cotidiana en México, Tomo III, México, El Colegio de
México/FCE, 2005, p. 325.
59
Antonio Rubial, op. cit., pp. 72-73.
60
Magali Carrera, op. cit., p. 43. Antonio Rubial, op. cit., p. 109.
61
Gustavo, Curiel, “El efímero caudal de una joven noble: Inventario y aprecio de los bienes de la
marquesa Doña Tersa Francisca María de Guadalupe Retes Paz Vera (Ciudad de México, 1695)”,
Anales del Museo de América 8: 65-101, 2000, p. 101.
62
James G., Gibb, The Archaeology of Wealth, Nueva York, Plenum Press, 1996, p. 25.
63
Edward M. Schortman, y Patricia A. Urban, “Actions at a Distance, Impacts at Home: Prestige
Good Theory and a Pre-Columbian Polity in Southeastern Mesoamerica”, en Peter N. Peregrine y
Gary M. Feinman (eds.), Pre-Columbian World Systems, pp. 97-114, Monographs in World
Archaeology No. 26, Madison, Prehistory Press, 1996, pp. 98-99.
64
Arnold Bauer, op. cit., p. 81. Gustavo Curiel, “El efímero caudal de una joven…”, op. cit., p.
101.
65
Gonzalo, López Cervantes, Cerámica Mexicana. México, Editorial Everest Mexicana, 1983, p.
77.
50
La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana:
su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad
Parte de la importancia atribuida a la cerámica dependía de la relativa
abundancia de objetos similares hechos con otros materiales como metal, cristal o
porcelana. Desde este punto de vista, es importante tener una noción de los
precios y costos de producción de otros productos.66
Con base en recibos de bienes de dote, consultados en el Archivo de Notarías
de la Ciudad de México, así como en avalúos de bienes embargados y
testamentarios consultados en el Archivo General de la Nación, todos
correspondientes al siglo XVIII, se pueden hacer comparaciones entre los precios
de los diferentes tipos de lozas novohispanas que reflejan la diferencia en
accesibilidad que representaba cada tipo de loza. Por ejemplo: media docena de
tazas calderas de plata costaban 42 pesos, 1 real y medio;67 si eran de cristal,
valían 7 pesos 4 reales;68 si eran de loza de china o porcelana, el precio era de 1
peso 4 reales;69 si se trataba de loza de Puebla tenían un costo de 2 reales;70 y si
eran de loza vidriada (cocos amarillos) se vendían a un real y medio.71 En la Tabla
1 se presentan los precios por docena de otros artículos de acuerdo al tipo de loza,
que pueden compararse con otros bienes de prestigio como la plata y el cristal.
Plata
Cristal
4 reales
Plato
Plato chico
5.5 - 14.3
pesos
Porcelana
china
Mayólica
2.5 - 10 reales
0.16 - 3 reales
2 - 8 reales
0.16 - 0.2
reales
Vidriada
66
Pleguezuelo, Alfonso, “Ceramics, Business, and Economy”, en Robin Farwell Gavin, Donna
Pierce y Alfonso Pleguezuelo (eds.), Cerámica y Cultura: The Story of Spanish and Mexican
Mayólica, pp. 103-121, Albuquerque, University of New Mexico Press, 2003, p. 105.
67
AGN, Civil, Vol. 184, Exp. 11, No. 7, f. 85.
68
AGN, Civil, Vol. 184, Exp. 11, f. 90.
69
AGN, Civil, Vol. 778, Exp. 4, f. 8.
70
Enrique Cervantes, op. cit., p. 314.
71
Enrique Cervantes, Loza blanca y azulejo de Puebla, Tomo Segundo, México, 1939, p. 261.
51
Karime Castillo Cárdenas
Platón
45.6 - 66.6
pesos
3 reales - 6
pesos
6 reales
Taza
2 - 8 reales
Tazón
7 pesos
1.25 pesos
Pozuelo o
vaso
4.1 pesos
1 real - 2 pesos
Conservera
29.8 pesos
6 reales - 4
pesos
Mancerina
17.5 - 22.6
pesos
Jarro
10 - 18 pesos
Pichel
15. 4 - 22
pesos
Salero
26.7 pesos
0.75 - 7.5
reales
1.5 reales - 2
pesos 1 real72
2 reales - 4
pesos
11 reales
6 reales - 4
pesos
2.5 reales - 1
peso
4 - 8 reales
0.08 - 0.74
reales
0.3 real - 1.6
pesos
0.25 - 0.3
reales
0.08 - 1 real
0.12 - 0.16
reales
4 reales - 2.5
pesos
0.3 - 2 reales
2.5 - 4 reales
4 -8 reales
0.25 - 3 reales
Candelero
20.4 - 95 pesos
Tintero
22 pesos
Bacín
16.6 - 25 pesos
12 reales - 1.5
pesos
0.4 - 8 reales
6 reales - 1.5
pesos
1 - 4 reales
Tabla 1. Precios por docena de varios artículos en diferentes tipos de lozas del siglo
XVIII (modificado de Castillo 2007: 128).
De igual forma, en la Tabla 2 se muestra una comparación entre los precios por
unidad de la porcelana china y la mayólica en sus diferentes grados.
PORCELANA
CHINA
Ordinaria
Plato
Platón
2.5 - 10
reales
2.5 - 3
reales
3 reales 6 pesos
Taza
2-8
reales
Tazón
0.75 - 7.5
reales
Pozuelo
1.5 - 3
reales
Bacín
6 reales 1.5 pesos
Tibor
5- 25
pesos
2 reales
72
El precio en pesos de la docena de pozuelos de porcelana fue tomado de Yuste, Carmen, “Los
precios de las mercancías asiáticas en el siglo XVIII”, en Los precios de alimentos y manufacturas
novohispanos, Virginia García Acosta (coord.), pp. 231-264, México, Comité Mexicano de
Ciencias Históricas/CIESAS/UNAM-IIH/Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora,
1995, p. 263.
52
La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana:
su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad
2 - 4.5
reales
3.5 reales
Fina
Azul
1 peso
10 reales
0.08 0.74
reales
MAYÓLICA
0.16 - 3
reales
4-8
reales
0.3 real 1.6 pesos
0.08 - 1
real
Ordinaria
0.12 real
1 real
0.16 real
Blanca
1.5 real
6 reales
1.5 - 4
reales
Perla
0.8 real
6 reales
Achinada
0.3 - 0.8
real
6 reales
4-15
pesos
1- 4
reales
3-15
pesos
1 real
0.4 real
0.3 reales
0.3 - 0.6
real
Tabla 2. Precios unitarios de diversos artículos de mayólica y porcelana china del siglo
XVIII (modificado de Castillo 2007: 129).
Estos precios pueden variar pues seguramente otras investigaciones traerán a la
luz nuevos datos que alterarán los rangos aquí presentados; 73 aún así la
información presentada nos permite vislumbrar el valor económico adjudicado a
cada loza.
La diferencia en la valoración de los diferentes tipos de lozas también puede
verse en sus contextos de uso en la vida cotidiana. La cerámica con barniz de
plomo se utilizó en la preparación de los alimentos y como contenedor, pero no
fungió como vajilla de servicio. Su uso se limitó a la cocina, donde permanecía
fuera de vista.74 La mayólica también tuvo como ámbito el hogar e igualmente
sirvió como contenedor de alimentos, pero a diferencia de la loza vidriada, esta
cerámica fue utilizada a plena vista para el servicio de mesa. También fue
destinada al servicio de altar y a la enfermería.75
Por su parte, la porcelana, comúnmente llamada loza de china, formaba parte
del mobiliario de las grandes casas, donde se desplegaba con orgullo como
elemento decorativo y en el servicio de mesa. Siendo un bien de prestigio, solía
exhibirse en muebles llamados chineros o escaparates e incluso en patios y
jardines. En aquel tiempo, la posición social se medía, en parte, en términos de la
posesión y exhibición de bienes de lujo, y mientras mayor fuera la cantidad, era
73
Los precios de ambas tablas fueron obtenidos de diversos documentos consultados en el Archivo
General de la Nación y el Archivo de Notarías de la Ciudad de México, así como de Enrique
Cervantes, op. cit. Tomo II; ver Castillo op.cit. pp. 128-129, 140-141.
74
Farzaneh Pirouz-Moussavi, op. cit., p. 5.
75
Carlos, Aguirre Anaya, “La cerámica y la ciudad: permanencias e innovaciones”, en Karina
Simpson Hernández (coord.), La cerámica en la ciudad de México (1325-1917), pp. 18-33,
México, Museo de la Ciudad de México/Departamento del Distrito Federal, 1997, p. 32.
53
Karime Castillo Cárdenas
mejor, de manera que coleccionar porcelana y otros objetos suntuarios le confería
prestigio al propietario.76
En las cartas de dote del siglo XVIII es común encontrar mención de los
chineros o escaparates donde se exhibían piezas costosas entre los bienes que
conformaban la dote.77 Por ejemplo, Miguel Francisco de Lemos, al casarse con
Luisa López, recibió entre otras cosas “un escaparate de losa de China con
fuenthes, tasas, plattos, y otras menudencias, todo apresiado en cuarenta pesos”;78
por su parte, Isidro Romero Dávila, al desposar a María Antonia Velásquez,
recibió “un escaparate con su reja de alambre lleno de loza de china”.79 Los bienes
que se incluían en la dote eran considerados bienes de prestigio por lo cual son
abundantes las menciones de objetos de plata, cristal y loza de china. En cambio,
son muy escasas las menciones de mayólica y cuando aparece, se hace referencia
a la loza de Puebla.80
La diferencia en el valor simbólico de las lozas también era evidente en los
contextos de venta. Juan de Viera, quien viajó a la Nueva España en el siglo
XVIII, relata que uno de los lugares en donde se podía comprar “…todo género de
mercancía, así de la Europa como de la China y de la tierra, con infinita variedad
de loza, pedrería, argentería, pasamanería, etc…” fue el Parián.81 Este conjunto de
tiendas se extendía sobre una tercera parte de la Plaza Mayor frente al
Ayuntamiento. No cualquier individuo podía establecer una tienda o casa de
comercio ahí, pues éste era un privilegio reservado para españoles y criollos.82
Viera también señala que en la Plazuela del Volador, que iba desde la esquina del
Puente del Palacio hasta la esquina de San Bernardo, “…se vende lo mismo que
en la Plaza Mayor, verduras y frutas, con adición que aquí se encuentra mucha
loza vidriada para el consumo de las cozinas…”.83 La mayólica, por su parte, se
vendía en tiendas que sólo podían ser establecidas por maestros examinados.84 Así
vemos que mientras los productos importados y la mayólica se vendían en
76
Farzaneh Pirouz-Moussavi, op. cit., p. 142. Alfonso Pleguezuelo, op. cit., p. 118.
Gustavo, Curiel, “El efímero caudal de una joven…”, op. cit., p. 81.
78
ANCM, Not. 222, Vol. 1492, f. 18.
79
ANCM, Not. 233, Vol. 1763, f. 115.
80
ANCM, Not. 577, Vol. 3973, f. 37.
81
Juan de Viera, Compendiosa narración de la ciudad de México, México, Editorial Guaranda,
1952, p. 40.
82
Jorge, Olvera Ramos, “La disputa por el espacio público: los comerciantes y vendedores de la
Plaza Mayor”, en Carlos Aguirre Anaya, Marcela Dávalos y María Amparo Ros (eds.), Los
espacios públicos de la ciudad, siglos XVIII y XIX, pp. 84-97, México, Casa Juan Pablos e
Instituto de Cultura de la Ciudad de México, 2002, p. 87.
83
Juan de Viera, Compendiosa narración…, op. cit., p. 44.
84
AHDF, Vol. 432a, f. 63.
77
54
La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana:
su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad
comercios formales manejados casi exclusivamente por españoles y criollos, la
loza vidriada era vendida en plazuelas y calles.
Finalmente, las prácticas de consumo de los distintos centros poblacionales
de la Nueva España, de acuerdo con sus diferencias sociales, étnicas y
económicas, también reflejan el valor simbólico de las lozas. Las investigaciones
arqueológicas 85 han demostrado que el consumo de porcelana y mayólica era
común en los centros con población española y criolla, mientras que su presencia
era rara y escasa en los poblados indígenas. En los centros urbanos, como la
ciudad de México, Cuernavaca, Veracruz, Mérida y Puebla, predomina la
mayólica de mejor calidad y de grado intermedio, y son más frecuentes las lozas
importadas como la porcelana; mientras que en las zonas rurales y en las
poblaciones habitadas principalmente por indígenas como Tlatelolco, Cholula, y
el Valle del Mesquital, predominan las lozas de tradición indígena, la mayólica no
es tan abundante y es de grado común, y son escasas las lozas de importación.
Esto pudo derivarse de que en los centros urbanos se encontraba una mayor
concentración de españoles y criollos, quienes contaban con un alto poder
adquisitivo, mientras que en el ámbito rural predominaba la población indígena
cuya capacidad económica de compra era menor.86
Otra posibilidad es que estas diferentes tendencias de consumo hayan tenido
que ver con cuestiones de identidad. De manera las personas de ascendencia
española preferían artículos provenientes de su patria y artículos caros como la
porcelana por ser símbolos de prestigio; mientras que las poblaciones indígenas,
además de su menor poder adquisitivo, quizá prefirieron utilizar las lozas de
tradición indígena, como un símbolo identidad y, tal vez, de resistencia.
Así tenemos que los contextos de uso, intercambio y consumo de los
diferentes tipos de loza estuvieron relacionados con una compleja red de factores
que incluían aspectos económicos derivados de las diferencias en cuanto al poder
adquisitivo de las diferentes poblaciones, así como aspectos sociales y simbólicos
relacionados con cuestiones de identidad, “calidad” y con la marcación y
negociación del estatus.
85
Patricia, Fournier, “Tendencias de consumo y diferencias socioétnicas en el valle de México”,
en Primer Congreso Nacional de Arqueología Histórica, Enrique Fernández Dávila y Susan
Gómez Serafín (eds.), pp. 448-457, México, CONACULTA/INAH, 1996. Fournier Patricia,
“Tendencias de consumo en México durante los periodos Colonial e Independiente”, en
Approaches to the Historical Archaeology of México, Central and South America, Janine Gasco,
Greg Charles Smith y Patricia Fournier (eds.), pp. 49-58, Institute of Archaeology Monograph No.
38, Los Angeles, University of California, 1997. Reynoso Ramos, Citlalli, Consumer Behaviour
and Foodways in Colonial Mexico: Archaeological Case Studies Comparing Puebla and Cholula,
Tesis inédita de Maestría en Arqueología, Calgary, University of Calgary, 2004.
86
Idem, p. 55.
55
Karime Castillo Cárdenas
Conclusión
La sociedad novohispana se movía en un mundo de símbolos donde los bienes
tenían el propósito de hacer visibles las categorías culturales, es decir,
funcionaban como signos de identidad, prestigio, estatus y/o posición social.87 Por
lo tanto, el consumo de ciertos bienes estuvo determinado, no solamente por las
leyes de la oferta y la demanda, sino por el significado simbólico de estos bienes
en la sociedad colonial.88
Para la elite novohispana la porcelana funcionó como un símbolo que
distinguía a sus miembros del resto de la población y pronto se convirtió en un
bien anhelado por los grupos menos favorecidos. No cabe duda que la llegada de
la porcelana significó competencia y presionó a los alfareros locales a mejorar su
propia producción y adaptarse a las nuevas exigencias del mercado.89 Todos estos
factores fomentaron la producción de formas y estilos que emulaban a la
porcelana china a la que solamente el sector más pudiente tenía acceso.
Considerando las grandes diferencias en los precios, la mayólica más fina que
imitaba sus formas y diseños fue lo más cercano a esta loza oriental a lo que las
personas menos acomodadas tuvieron acceso. Pero también funcionó también
como un puente entre la realidad de los consumidores y los ideales sociales que
pretendían alcanzar.90
En sus contextos de uso, intercambio y consumo se ve reflejado el valor
simbólico que la porcelana y otros tipos de loza tenían para la población
novohispana. La porcelana era exhibida con orgullo en escaparates especiales y
formaba parte del mobiliario de las grandes casas, 91 mientras que la mayólica
parece haber tenido un uso más cotidiano como loza de servicio. Además, la
mayólica y la porcelana reflejaban el poder adquisitivo de los diferentes
segmentos poblacionales pues su costo provocó que la presencia de estos bienes
se concentrara en lugares con poblaciones predominantemente españolas y
criollas.92
La porcelana china, que durante 250 años llegó a la Nueva España en el
Galeón de Manila, fue quizá la loza que más fuertemente influyó en la producción
de mayólica. Su influencia pudo estar motivada por el deseo de emular las
prácticas de la élite, pero la decoración inspirada en la porcelana se integró de tal
forma al gusto nacional que eventualmente se convirtió en parte del repertorio
87
Hugh Mackay, (ed.), Consumption and Everyday Life, Thousand Oaks, Sage Publications, 1997,
p. 4.
88
Arnold J. Bauer, op. cit., p. 84.
89
Farzaneh Pirouz-Moussavi, op. cit., p. 143.
90
James Gibb, op. cit., p.25.
91
Leonor Cortina, “La cerámica…”, op. cit, p. 73.
92
Patricia Fournier, “Tendencias de consumo en México…”, op. cit., p. 56.
56
La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana:
su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad
estilístico de la mayólica producida en México, y particularmente de la famosa
talavera poblana.
Fuentes
Archivo General de la Nación (AGN), Civil, Vol. 184, Exp. 11, No. 7,
Ynventario, avaluo y aprecios de los muebles, plata y alaxas de la casa en
México.1782.
———, Civil, Vol. 778, Exp. 4, Cuaderno de Abaluo y Aprecio de los bienes
embargados a Don Francisco Magriñan vecino y del comercio de esta corte y
remate de ellos, 1760.
Archivo de Notarías de la Ciudad de México (ANCM), Notaría 222, José Ignacio
Escantin, Vol. 1492, Recibo de dote, 1720.
———, Notaría 233, Antonio Felipe Pacheco, Vol. 1763, Recibo de dote, 1715.
———, Notaría 577, Isidro Romero Dávila, Vol. 3973, Carta de dote, 1723.
Archivo Histórico del Distrito Federal (AHDF), Ayuntamiento, Actas de cabildo,
Vol. 432a, Tomo 2, Colección de ordenanzas de la muy noble insigne y muy leal
e imperial ciudad de México para gobierno de su cuerpo, de su república,
gremios, comercio, tratos, efectos, 1677.
Aceves, Joseph B., Identity, Survival and Change, Morristown, General Learning
Press, 1974.
Aguirre Anaya, Carlos, “La cerámica y la ciudad: permanencias e innovaciones”,
en Karina Simpson Hernández (coord.), La cerámica en la ciudad de México
(1325-1917), pp. 18-33, México, Museo de la Ciudad de México/Departamento
del Distrito Federal, 1997.
Bauer, Arnold J., Goods, Power, History, Nueva York, Cambridge University
Press, 2001.
Beurdeley, Cécile y Beurdeley Michel, A Connoisseur’s Guide to Chinese
Ceramics, Nueva York, Leon Amiel Publisher, 1974.
Blackman, M. James, Patricia Fournier y Ronald L. Bishop, “Complejidad e
interacción social en el México colonial: Identidad, producción, intercambio y
consumo de lozas de tradición ibérica, con base en análisis de activación
neutrónica”, Cuicuilco 36:203-222, 2006.
Bonta de la Pezuela, María, Porcelana china de exportación para el mercado
novohispano: la colección del Museo Nacional del Virreinato, México, UNAMIIE, 2008.
Canepa, Teresa, “Kraak Porcelain: the rise of global trade in the late 16th and early
17th centuries”, en Luísa Vinhais y Jorge Welsh (eds.), Kraak Porcelain, pp. 1764, Londres, Jorge Welsh Books, 2008.
57
Karime Castillo Cárdenas
Carrera, Magali M., Imagining Identity in New Spain. Austin, University of Texas
Press, 2003.
Carswell, John, Blue and White: Chinese Porcelain around the World, Chicago,
Art Media Resources, 2000.
Castillo Cárdenas, Karime, Alfareros, consumo y simbolismo: la producción de
lozas vidriadas en la ciudad de México y su papel en la sociedad virreinal, Tesis
inédita de Licenciatura en Arqueología, UDLAP, Cholula, 2007.
Cervantes, Enrique A., Loza blanca y azulejo de Puebla, Tomos Primero y
Segundo, México, 1939.
Connors McQuade, Margaret, Talavera Poblana: four centuries of a Mexican
ceramic tradition, Nueva York, Americas Society Art Gallery/The Hispanic
Society of America/Museo Amparo, 1999.
Cooper, Emmanuel, A History of World Pottery. Randor, Chilton Trade Book
Publishing, 1988.
Corona Paredes, Octavio, Cuauhtémoc Domínguez Pérez, Adriana Maldonado
Servín y Gabriel Mora Cabrera, Rescate Av. Juárez No. 70, Colonia Centro, DF,
Informe técnico final inédito, México, DSA-INAH, 2000.
Cortina de Pintado, Leonor, “La cerámica: usos e influencias”, en Karina Simpson
(coord.), La cerámica en la ciudad de México (1325-1917), pp. 64-95, México,
Museo de la Ciudad de México/Departamento del Distrito Federal, 1997.
———, “Polvos Azules de Oriente”, Artes de México 3: 46-55, 2002.
Curiel, Gustavo, “El ajuar domestico del tornaviaje”, en Elisa Vargaslugo (coord.),
México en el Mundo de las Colecciones de Arte, vol. 3, no. 1: Nueva España, pp.
157-210, México, UNAM/CONACULTA/SRE, 1994.
———, “El efímero caudal de una joven noble: Inventario y aprecio de los bienes
de la marquesa Doña Tersa Francisca María de Guadalupe Retes Paz Vera
(Ciudad de México, 1695)”, Anales del Museo de América 8: 65-101, 2000.
Deagan, Kathleen, Artifacts of the Spanish Colonies of Florida and the Caribbean,
1500 – 1800, Washington D.C., Smithsonian Institution Press, 1987.
Fournier, Patricia, Evidencias arqueológicas de la importación de cerámica en
México con base en los materiales del Ex-convento de San Jerónimo, Colección
Científica 213, Serie Arqueológica, México, INAH, 1990.
———, “Tendencias de consumo y diferencias socioétnicas en el valle de
México”, en Enrique Fernández Dávila y Susan Gómez Serafín (eds.), Primer
Congreso Nacional de Arqueología Histórica, pp. 448-457, México,
CONACULTA-INAH, 1996.
———, “Tendencias de consumo en México durante los periodos Colonial e
Independiente”, en Janine Gasco, Greg Charles Smith y Patricia Fournier (eds.),
Approaches to the Historical Archaeology of México,Central and South America,
58
La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana:
su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad
pp. 49-58, Los Angeles, Institute of Archaeology Monograph No. 38. University
of California, 1997.
———, “La cerámica de la Ciudad de México: El caso de las colecciones de
Mayólica del Templo Mayor de la Gran Tenochtitlan”, Informe inédito, Archivo
de la Comisión de Año Sabático del INAH, México, 2001.
Gavin, Robin Farwell, “Introduction”, en Robin Farwell Gavin, Donna Pierce y
Alfonso Pleguezuelo (eds.), Cerámica y Cultura: The Story of Spanish and
Mexican Mayólica, pp. 1-23, Albuquerque, University of New Mexico Press,
2003.
Gibb, James G., The Archaeology of Wealth, Nueva York, Plenum Press, New,
1996.
Goggin, John M., Spanish Mayólica in the New World, New Haven, Yale
University Press, 1968.
Gonzalbo, Pilar, “De la penuria y el lujo en la Nueva España: siglos XVI-XVIII”,
Revista de Indias, LVI (206): 49-76, 1996.
González Rul, Francisco, “La cerámica postclásica y colonial en algunos lugares
de la ciudad de México y el area metropolitana”, en Mari Carmen Serra y Carlos
Navarrete (eds.), Ensayos de alfarería prehispánica e histórica de Mesoamérica:
Homenaje a Eduardo Noguera Auza, pp. 387-415, México, UNAM-IIA, 1988.
Hodder, Ian, Reading the Past: Current Approaches to Interpretation in
Archaeology, Nueva York, Cambridge University Press, 1986.
Kuwayama, George, Chinese Ceramics in Colonial Mexico, Los Angeles County
Museum of Art, University of Hawaii Press, 1997.
Lee, Martyn, J., Consumer Culture Reborn, Nueva York, Routledge, 1993.
Lister, Florence C., “Foreword”, en Robin Farwell Gavin, Donna Pierce y
Alfonso Pleguezuelo (eds.), Cerámica y Cultura: The Story of Spanish and
Mexican Mayólica, pp. XVII-XXIII, Albuquerque, University of New Mexico
Press, 2003.
Lister, Florence y Robert Lister, Sixteenth Century Maiolica Pottery in the Valley
of Mexico, Tucson, University of Arizona Press, 1982.
———, Maiolica Olé: Spanish and Mexican Decorative Traditions, Santa Fe,
Museum of New Mexico Press, Santa Fe, 2001.
Litzenburg, Thomas V., y Ann T. Bailey, Chinese Export Porcelain in the Reeves
Center Collection at Washington and Lee University, Londres, Third Millennium
Pub, 2003.
López Cervantes, Gonzalo, Cerámica Mexicana, México, Editorial Everest
Mexicana, 1983.
Mach, Zdzislaw, Symbols, Conflict, and Identity, Albany, State University of New
York Press, 1993.
59
Karime Castillo Cárdenas
Macintosh, Duncan, Chinese Blue and White Porcelain, Londres, David &
Charles-Newton Abbot, 1977.
Mackay, Hugh (ed.), Consumption and Everyday Life, Thousand Oaks, Sage
Publications, 1997.
Müller, Florencia, Estudio de la cerámica hispánica y moderna de TlaxcalaPuebla, Colección Científica 103, México, INAH, 1981.
Olvera Ramos, Jorge, “La disputa por el espacio público: los comerciantes y
vendedores de la Plaza Mayor”, en Los espacios públicos de la ciudad, siglos
XVIII y XIX, Carlos Aguirre Anaya, Marcela Dávalos y María Amparo Ros
(eds.), pp. 84-97, México, Casa Juan Pablos/Instituto de Cultura de la Ciudad de
México, 2002.
Pérez de Salazar, Francisco, “Talavera de Puebla”, en Talaveras de Puebla:
Cerámica Colonial Mexicana Siglos XVII a XXI, María Antonia Casanovas
(coord.), pp. 54-61, Barcelona, Madrid, México, Museu de Cerámica de
Barcelona/Lunwerg Editores, 2007.
Pirouz-Moussavi, Farzaneh, Fortunes and Circumstances: An Examination of the
Talavera Industry of Puebla, Tesis de doctorado inédita, St. Antony’s College.
Trinity, University of Oxford, 2009.
Pleguezuelo, Alfonso, “Ceramics, Business, and Economy”, en Robin Farwell
Gavin, Donna Pierce y Alfonso Pleguezuelo (eds.), Cerámica y Cultura: The
Story of Spanish and Mexican Mayólica, pp. 103-121, Albuquerque, University
of New Mexico Press, 2003.
Preucel, Robert W. y Lynn Meskell (eds.), “Knowledges”, A Companion to Social
Archaeology, pp. 3-22, Malden, Blackwell Publishing, 2004.
Reynoso Ramos, Citlalli, Consumer Behaviour and Foodways in Colonial Mexico:
Archaeological Case Studies Comparing Puebla and Cholula, Tesis inédita de
Maestría en Arqueología, Calgary, University of Calgary, 2004.
Rubial, Antonio, “Nueva España: imágenes de una identidad unificada”, en
Enrique Florescano (coord.), Espejo Mexicano, pp. 72-115, México, FCE, 2000.
Ruiz Gutiérrez, Ana, “Influencias artísticas en las artes decorativas novohispanas”,
en Pedro San Ginés Aguilar (ed.),Cruce de miradas: relaciones e intercambios,
pp. 333-344, Granada, Editorial Universidad de Granada, 2010.
Schortman, Edward M. y Patricia A. Urban, “Actions at a Distance, Impacts at
Home: Prestige Good Theory and a Pre-Columbian Polity in Southeastern
Mesoamerica”, en Peter N. Peregrine y Gary M. Feinman (eds.), Pre-Columbian
World Systems, pp. 97-114, Monographs in World Archaeology No. 26, Madison,
Prehistory Press, 1996.
Slack, Edward R., “Orientalizing New Spain: Perspectives on Asian Influence in
Colonial Mexico”, México y la Cuenca del Pacífico, 15 (43): 97-127, 2012.
60
La influencia de la porcelana oriental en la mayólica novohispana:
su valor simbólico y su papel en la construcción de identidad
Terreros, Eladio, “Motivos simbólicos representados en la porcelana oriental,
siglos XVI y XVII. Centro Histórico de la Ciudad de México”, Boletín del
Gabinete de Arqueología, 9 (9), 2012, en http://www.ohch.cu/articulos/motivossimbolicos-representados-en-la-porcelana-oriental-siglos-xvi-y-xvii.-centrohistorico-de-la-ciudad-de-mexico.
Terreros, Eladio y Rocío Morales, “Mayólica poblana azul sobre blanco, con
diseños de porcelana tipo Kraak”, Bulletin of Archaeology, The University of
Kanazawa, 32: 51-56, 2011, en http://hdl.handle.net/2297/27286.
Viera, Juan de, Compendiosa narración de la ciudad de México, México,
Editorial Guaranda, 1952.
Yuste, Carmen, “Los precios de las mercancías asiáticas en el siglo XVIII”, en
Virginia García Acosta (coord.), Los precios de alimentos y manufacturas
novohispanos, pp. 231-264, México, Comité Mexicano de Ciencias
Históricas/CIESAS/ UNAM-IIH/Instituto de Investigaciones Dr. José María
Luis Mora, 1995.
Zárate Toscazo, Verónica, “Los privilegios del nombre: Los nobles novohispanos
a finales de la época colonial”, en Pilar Gonzalbo Aizpuru (coord.), El siglo
XVIII: Entre tradición y cambio, pp. 325-356, Historia de la vida cotidiana en
México, Tomo III, México, El Colegio de México/FCE, 2005.
61
DE LO RELIGIOSO A SU REPRESENTACIÓN EN
MEDIOS SECULARES: SIMBOLISMO BUDISTA Y
DAOÍSTA EN LA PORCELANA DE LA CHINA
IMPERIAL TARDÍA DE CONSUMO EN LA NUEVA
ESPAÑA
Patricia Fournier
Escuela Nacional de Antropología e Historia, México
Prolegómeno
De las llamadas doctrinas que caracterizaron tradicionalmente a los sistemas
ideológico-religiosos en China, usualmente en las piezas de porcelana de uso
cotidiano o para despliegue de las élites en la corte del Celeste Imperio, figuran
múltiples elementos decorativos que se asocian de manera directa con
concepciones budistas y daoístas. Llama la atención que a partir de la
comercialización a gran escala de la porcelana Ming, múltiples vasijas que
llegaron a los consumidores occidentales muestren esa clase de diseños cuyo
significado, obviamente, era desconocido entre sus usuarios cuyo interés era de
índole tanto estético como suntuario al adquirir las finas lozas orientales. En este
ensayo el énfasis recae en el análisis simbólico de elementos ornamentales
comunes en tiestos encontrados en excavaciones arqueológicas, sobre todo en la
capital de la Nueva España, para definir sus vínculos con el budismo y el daoísmo,
en particular piezas de porcelana de fines de la dinastía Ming pintadas a mano en
azul sobre blanco, la paleta pictórica más popular en esos tiempos y de singular
apreciación en el mundo.
La porcelana china y la globalización
Entre los siglos VII y X de nuestra era, se inventó en China la porcelana de pasta
dura 1 y se elaboraron vasijas y toda clase de formas con particular delicadeza
decorativa con profuso simbolismo, con elementos derivados de las doctrinas
1
Martin, Schönfeld, “Was There a Western Inventor of Porcelain?”, p. 717.
Patricia Fournier confucianista, daoísta, budista e incluso fundamentados en las tradiciones
populares o del folklore.
A partir del siglo XIV y en gran medida a resultas del interés motivado por
los viajes de Marco Polo 2 quien describió las maravillas chinas además de
introducir algunas a Venecia, en occidente se conocerá esta clase de cerámica, de
difícil obtención en aquellos tiempos posteriores a las Cruzadas a causa de la
consolidación del dominio territorial turco otomano a lo largo de parte de las vías
de comunicación con el lejano oriente, se tratara de las marítimas o terrestres. De
cualquier forma, las clases acomodadas de Europa ansiaban consumir la exótica
porcelana para denotar su posición privilegiada. De hecho, Marco Polo será el
primero en designar con el vocablo de “porcellana” a la fina cerámica china,
haciendo uso del nombre de un caracol típico del mediterráneo de singular
blancura y brillo.
Transcurrirán décadas para asegurar el abastecimiento de este bien preciado
gracias a los nuevos descubrimientos de rutas oceánicas hacia oriente; será debido
a la red comercial que después de penurias y esfuerzos se establece entre las
Filipinas y Nueva España,3 que en el virreinato e incluso en la madre patria se
acceda a bienes orientales como la porcelana en cantidades considerables, ya con
regularidad e intensidad a partir de 1587;4 es decir, la ruta se oficializa durante el
periodo en que en China reinaba el emperador Wanli de la dinastía Ming,
precisamente la época en que las marcas que en sus bases presentaban las piezas
fueron en extremo relevantes para garantizar la protección de la creatividad y
originalidad en la producción de los objetos.5 En esos tiempos, los principales
puertos para el comercio exterior se localizaban en su mayoría en la provincia de
Fujian, caso de Zhangzhou –que además fue un importante centro productor de
porcelana de exportación–, Quanzhou y Fuzhou, además de Ningbo, otro
fondeadero de la provincia de Zhejiang.6
Cabe hacer énfasis en que en occidente lo que se apreciaba visualmente
como elementos ornamentales que exhibían las vasijas y objetos de porcelana
china, en el Celeste Imperio tenía un sustrato distinto en doctrinas, preceptos
religiosos o mitológicos. Las representaciones plasmadas con el pincel de los
2
El comerciante y viajero relató en su obra Il Milioni, escrita fines del siglo XIII, que en la China
bajo el emperador mongol Kublai Kan: “ahí vi que se hacen las más bellas escudillas del mundo, y
no se hace en otro lugar del mundo, y de aquí se llevan a otras partes”. Polo, Il Milioni, p.131.
3
Roberto Junco y Fournier, “Del Celeste Imperio a la Nueva España…”, pp. 3-6.
4
Patricia Fournier, en prensa.
5
Dagmar, Schäfer, “Inscribing the Artifact and Inspiring Trust…”, p. 252.
6
Teresa, Canepa, “The Portuguese, Spanish and Dutch trade…”; Jorge Welsh Books, Zhangzhou
Export Ceramics…; Tan, Zhangzhou Ware found in the Philippines…; Wen-Chin, “Social and
Economic Factors in the Chinese Porcelain Industry in Jingdezhen…, p. 150.
64
De lo religioso a su representación en medios seculares: simbolismo budista y daoísta en la
porcelana de la China imperial tardía de consumo en la Nueva España artesanos que producían en entornos fabriles esa fina cerámica, remitían de origen
al simbolismo, que en sí resaltaba el significado y el poder de las imágenes,
además de que transformaba lo ornamental en diagramas codificados complejos.7
Asimismo, en China era de relevancia no solamente que los objetos en los que se
mostraban determinadas representaciones se exhibieran públicamente sino, sobre
todo, en qué contextos se hacía uso de ellos, tendencia que se acentúa durante el
siglo XVII8 y que denotaba el buen gusto y la erudición de sus consumidores. Sin
duda en occidente incluyendo por supuesto a la Nueva España, los usuarios
desconocían los códigos subyacentes y las normas de etiqueta orientales y, por lo
tanto, la complejidad simbólica se reducía a lo estético y banal amén que los
objetos se empleaban bajo ideas distintas de lo que se pensaba era elegante y
ostentoso.
Los precios de esta fina cerámica fluctuaron a lo largo del tiempo pero jamás
fueron bajos, menos aún fuera de China ya que su transporte los encarecía
considerablemente. Adicionalmente, los impuestos sobre el comercio exterior
rendían buenos frutos en China, pues del reinado de Wanli al llegar el año de 1639,
los que se recaudaron anualmente en los puertos de Fujian, por ejemplo, se
triplicaron, lo cual indica un incremento en la misma proporción en lo que refiere
al volumen de mercaderías, incluyendo por supuesto la porcelana.9
Respecto a la circulación de las vasijas, a inicios del siglo XVII el costo en el
Celeste Imperio de 50 tazas de porcelana era de 3 onzas de plata, o sea 0.06 onzas
por pieza, sin embargo la calidad de la cerámica fue en decremento al igual que su
precio en el mercado hacia 1644, y las de mejor hechura se cotizaban entre 0.3 y
0.5 onzas de plata cada una, aun cuando las de menor calidad alcanzaban apenas
0.5 onzas por cada 10 vasijas. De cualquier manera, en esta época de inestabilidad
política en el Celeste Imperio asociada con la llegada al poder de los manchúes de
la dinastía Qing, a mediados del siglo XVII volvió a encarecerse la porcelana10 sin
que hubiera necesariamente mejoras acentuadas en su calidad.11
7
J. Keith, Wilson, “Powerful Form and Potent Symbol…”, p. 286.
Craig, Clunas, Pictures and Visuality in Early Modern China, p. 57.
9
Hsu, Wen-Chin, op. cit., p. 150.
10
En Colima, en el año de 1604 “porcelana grande de la China” que formó parte de una dote se
valuó en pesos, toda una fortuna en esos tiempos, aunque no es claro cuál era la forma de pieza,
aunque por su alto costo es mi opinión que podría tratarse de un tibor. Cf. Machuca “De porcelanas
chinas y otros menesteres…”, p. 119. Llama la atención que una “taza conservera chica” se
cotizara en la ciudad en México en 4 reales en 1739, aun cuando este precio de venta en Nueva
España es posterior a la dinastía Ming. Bonta de Pezuela, Porcelana china de exportación para el
mercado novohispano…, p. 315.
11
Craig, Clunas, Superfluous Things…, pp. 131-132.
8
65
Patricia Fournier En sí, la plata se había convertido en una medida del precio de los objetos en
China debido a la amplia circulación del metal, que a raudales se introducía
gracias a las ventas masivas de sedas y también de porcelana; se calcula que de
ese lucrativo comercio con el exterior para el siglo XVII llegó a China hasta el
50% de la plata extraída en el Imperio Español en las Indias, contando a Nueva
España de donde 20% de la productividad de las vetas se destinó a la adquisición
de mercaderías orientales.12 Lo anterior es un claro indicador de que, sin importar
su precio, las piezas de esta fina cerámica llegaron a manos de consumidores en
todos los continentes y, dado el volumen y circulación que alcanzó desde los
inicios de su comercialización fuera de China hasta el siglo XVIII, la porcelana
constituye la evidencia material más temprana y más amplia de encuentros
culturales continuos en la escala mundial, e inclusive podría considerarse como
una evidencia del surgimiento de la primera cultura auténticamente global.13
Las Tres Doctrinas: Bosquejo de sus principios
Hoy día y a partir de múltiples estudios que tratan a fondo y diacrónicamente las
doctrinas, sistemas de enseñanza y estructuras religiosas en China, es factible
desentrañar los significados de muchos de los elementos que figuran en las piezas
de porcelana que constituyeron bienes de estatus socioeconómico y étnico en el
México virreinal. En lugar de simplemente exponer un listado de diseños y referir
a qué simbolizan, como a menudo ocurre en múltiples publicaciones acerca de
esta cerámica,14 referiremos sucintamente a su fundamentación original.
La introducción y amplia adopción en China del budismo que surgió en la
India, fue un proceso que se originó a inicios de la era cristiana. Implicó la
formación de una comunidad o sangha de personas de la clase alta y los letrados,
fueran monjes, monjas o sujetos laicos, para quienes este pensamiento religioso
constituyó una forma de vida bajo preceptos cosmogónicos en extremo elaborados,
filosofía que impactó radicalmente en la corte imperial de la dinastía Han del este
(25-220 d.C.). 15 Su inserción ocurrió en el seno del confucianismo, ideología
dominante para la cual la virtud pero en particular la armonía era el principal
principio subyacente, considerada en todos los niveles, desde el individual, el
social, entre sectores de la sociedad, grupos étnicos, entre diferentes sociedades
del mundo e incluso entre los seres humanos y el universo natural, además de
12
Frederic E., Jr., Wakeman, “China and the Seventeenth-Century Crisis”, p. 3.
Robert, Finlay, The Pilgrim Art…, p. 6.
14
Aaron, Miller, The Far East in the Northeast…; Terreros Espinoza, “Motivos simbólicos
representados en la porcelana oriental…”; Tripati et al., “Study of Chinese porcelain sherds of Old
Goa…”.
15
Yü, Chün-fang, “Ming Buddhism”, p. 893 et seq.
13
66
De lo religioso a su representación en medios seculares: simbolismo budista y daoísta en la
porcelana de la China imperial tardía de consumo en la Nueva España basarse en oposiciones binarias entre la armonía y la discordancia, equivalente a
lo correcto y lo incorrecto, lo positivo y lo negativo, el éxito y la derrota.16
Así, el budismo se incorporó a la filosofía y matriz ética dominante del
confucianismo desde épocas relativamente tempranas de la consolidación de la
China imperial, en forma tal que el budismo como sistema religioso externo pudo
operar en los huecos que dejaba la ortodoxia confuciana17 y, de esa manera, logró
esparcirse y proliferar de manera prácticamente espontánea en varias áreas de
Asia en gran medida gracias a las redes comerciales y de peregrinaje asociadas
con la ruta de la seda.18
Además, si comparamos el daoísmo y el budismo, la amalgamación de la
cosmogonía y la trascendencia del término Dao como cambio o transformación, o
sea el vacío del cual toda la realidad emerge, constituye una de las diferencias
fundamentales de las dos formas de pensamiento, puesto que en el budismo la
cosmogonía es parte del círculo de la vida y la muerte, que depende de causas
condicionadas y por completo separadas de lo trascendente. 19 De cualquier
manera, ambas enseñanzas asimilaron prácticas y conceptos de la una y la otra
durante las Seis Dinastías (220-589 d.C.), periodo en que floreció el budismo en
toda China. 20 Destaca que el primer emperador de la dinastía Tang, Taizong,
quien reinó entre los años de 626 y 649 de nuestra era, ejerciera influencia en los
cambios pues escribió obras acerca de la teoría de la amalgamación.21
La veneración a Buda, Laozi y Confucio era común a mediados de la dinastía
Ming y para la mitad del siglo XIV la noción de la unidad de las Tres Doctrinas se
había establecido sólidamente.22 Los infructuosos esfuerzos entre los filósofos por
demostrar que se lograba una esencia interna del sujeto, provocaron que fueran
insignificantes las distinciones entre el budismo, daoísmo y confucianismo. Dicha
esencia se visualizaba como algo que trascendía las categorías tradicionales de
pensamiento al percibir la verdad intrínseca y la naturaleza humana, entre otros
aspectos, como un principio inmanente. 23 Por ende, las Tres Doctrinas eran
simplemente técnicas distintas de mejorar la oportunidad de escuchar el camino
que debía seguir la existencia humana, aunque diferían en su enfoque al problema
16
Chenyang, Li, “The Confucian Ideal of Harmony”, p. 588.
Nicolas, Standaert, “Erik Zücher's Study of Christianity in Seventeenth-Century China…”, p.
485.
18
Rai, Verman, “Trade and Religion…”, pp. 10-11.
19
Friederike, Assandri, “Inter-religious Debate at the Court of the Early Tang…”, p. 27; Little y
Eichman, Taoism in the Arts of China, p. 13;
20
Idem,p. 27.
21
Liu, Ts'un-yan, “The Penetration of Taoism into the Ming Neo-Confucianist Elite”, p. 67.
22
Brook, “Rethinking Syncretism…”, pp. 20, 30.
23
Ibid, p. 20.
17
67
Patricia Fournier de si el individuo debía o no distanciarse de las tentaciones de la riqueza y el
estatus.24
Por su parte Hongwu, primer emperador de la dinastía Ming quien reinó por
tres décadas a partir de 1368, emitió una especial legislación vertida en el Gran
Código Ming (Ta-Ming Lü) en lo referente a la religión. Así, se distinguió entre
varias formas de actividad religiosa, incluyendo las que debían apegarse a los
estatutos para los sacrificios, la del clero budista y daoísta bajo el control del
estado, las que no eran dignas de adoptarse en la religión oficial pero que se
consideraban inocuas y no ameritaban suprimirse, en sí actividades que formaban
parte de las religiones y sistemas de creencias populares, además de aquellas que
según el estado eran amenazas para la paz y el bienestar moral de la sociedad.
Destaca que en lo general en el código se despreciaban las enseñanzas budistas y
daoístas, fuera que las actividades asociadas se toleraran o prohibieran, 25
prevaleciendo el Ta-Ming Lü durante la dinastía Qing sin grandes
modificaciones.26
Retomando la cuestión de la amalgamación, específicamente durante la
dinastía Ming tardía se logra con cierto éxito al entremezclarse las Tres Doctrinas.
Las tendencias daoístas en la religión china se desarrollaron rápidamente y
penetraron en todos los estratos de la sociedad, al lograr un gran número adeptos y
seguidores, desde aquellos en la corte imperial hasta infinidad de sujetos legos
que realizaban actividades de culto y oraban en templos y monasterios daoístas.27
A pesar de lo anterior, al llegar al trono en 1522 Jiajing, quien era un fanático
del daoísmo, hizo a un lado la tradición y normatividad ya instauradas de
tolerancia que posibilitaban la coexistencia de diferentes preceptos religiosos y, en
consecuencia, procedió a emitir un edicto en 1555 ordenando la destrucción de
todas las imágenes de Buda en la Ciudad Prohibida.28
La intolerancia o permisibilidad experimentó a lo largo del tiempo el
despunte de la una o la otra. Destaca que a fines del siglo XVI surgieran esfuerzos
en el seno de las religiones populares por proyectar la unidad de esos tres sistemas,
e incluso en un mismo sitio ritual los devotos podían venerar a las deidades de
diferentes tradiciones. 29 Si bien las Tres Doctrinas o cultos eran distintos, no
llegaban a ser exclusivistas, de manera tal que eran susceptibles de mezclarse sin
llegar a conjuntarse indisolublemente y, en consecuencia, estas cosmovisiones
24
Ibid, p. 21.
Taylor, “Official religion in the Ming”, p. 885-886.
26
Jones, “Studying the Ch'ing Code-The Ta Ch'ing Lü Li”, p. 357.
27
Ts'un-yan, “The Penetration of Taoism into the Ming Neo-Confucianist Elite”, p. 31.
28
Anthony Du, Boulay, Chinese Porcelain, p. 47.
29
Timothy, Brook, op. cit., p. 27.
25
68
De lo religioso a su representación en medios seculares: simbolismo budista y daoísta en la
porcelana de la China imperial tardía de consumo en la Nueva España coexistían en un entorno ecuménico sin reconciliar sus diferencias en un credo
único por lo que mantenían su independencia como entidades separadas.30
Valores simbólicos, culturales y estéticos de la porcelana
Vistos los fundamentos de las Tres Doctrinas y una vez documentado que en
distintas épocas llegaba a prevalecer una sobre otra o se lograba la amalgamación
relativa, es indispensable referir a la porcelana y su papel en diversos ámbitos de
la vida cotidiana en el Celeste Imperio y en occidente.
Para ello, hay que tomar en cuenta que en occidente los objetos chinos
tuvieron gran impacto por sus valores estéticos, puesto que provenían de lejanas
tierras donde se producían cosas hermosas dignas de poseer e incorporar a los
espacios de la vida cotidiana. Representaban, además, nexos con un amplio
mundo que estaba al alcance de la mano y, para algunos, de su capacidad
adquisitiva, indicadores de la fortuna de sus usuarios y merecedores de exhibirse
en los hogares de los favorecidos económicamente; de hecho, esas piezas de
porcelana que usualmente eran costosas simbolizaban una relación positiva con el
orbe. 31 En sí, esta cerámica evidencia una forma de intercambio tanto cultural
como económico que les permitió a los sujetos experimentar otra cultura y
percatarse de que ésta existía, en un proceso que desarrolló las nociones de
autoidentidad y otredad o alteridad.32
Pero la otredad, lo propio del lejano oriente y en particular de China,
difícilmente se comprendió en otras esferas en épocas aún relativamente
tempranas de la introducción de bienes asiáticos en los nuevos mercados
exteriores. Así ocurrió con el filósofo e historiador Giambattista Vico, quien en su
obra la Nueva Ciencia, de 1725, mencionó que el Celeste Imperio parecía
permanecer en un estatismo crónico, ahí se empleaban jeroglíficos que se
asemejaban a los egipcios, la pintura y las artes de ese lejano lugar eran burdas y,
por si fuera poco, ridiculizaba a la filosofía del confucianismo por ser tosca y
descuidada con un moralismo vulgar, sin que irónicamente la porcelana le causara
una impresión positiva33 a diferencia de la singular apreciación que le guardaban
los ávidos consumidores en Europa. Sin embargo, ya entrado el siglo XVIII, se
valorará la alteridad de diferente manera y, por ejemplo, para el enciclopedista del
periodo de la Ilustración Voltaire, China era el imperio más sabio del universo
donde se había perfeccionado la primera ciencia, es decir la moralidad,
manifestando su admiración por el confucianismo; de hecho, Confucio se
30
Ibid, p. 30.
Timothy, Brook, Vermeer's Hat…, p. 82.
32
Stacey, Pierson, “The Movement of Chinese Ceramics…”, p. 12.
33
Zhang, Longxi, “The Myth of the Other…”, p. 116.
31
69
Patricia Fournier convirtió en el santo patrono de la Ilustración y a través de esta filosofía se formó
un nexo intelectual entre occidente y China34 más allá de los objetos y bienes de
consumo importados, que se integraron a la vida de los privilegiados y que dieron
pie al surgimiento de tradiciones chinescas en las artes europeas y, asimismo,
novohispanas.
Respecto a las doctrinas y la elaboración de diseños en los objetos de
porcelana, durante el periodo de Jiajing, desaparecen los símbolos budistas frente
al predominio de los daoístas en la decoración.35 En esa época la producción en
los hornos imperiales de Jingdezhen era alta, pues no sólo abastecían a los
consumidores de la corte sino también a los mercados interno y externo, si bien el
gobierno instauró políticas que impulsaron la factura en talleres privados para
satisfacer la demanda; de hecho, para el periodo Wanli, se surtían la mayoría de
los pedidos en hornos particulares y proliferaron los que se centraban en la
elaboración de porcelana destinada a su exportación, además de que se normó la
actividad artesanal en gremios.36 Asimismo, las piezas de porcelana constituyeron
objetos de uso cotidiano, de manera que su producción se destinaba a buena parte
de la población en China y era común que se vendiera en tiendas.37
En los hornos privados por lo general se emulaban los diseños que se
elaboraban en los imperiales, lográndose una alta homogeneidad estilística y
técnica en la porcelana Ming tardía y Qing; las piezas que de origen se destinaban
a la corte pero como productos terminados no eran de suficiente calidad y, por lo
tanto, indignas de llegar a los ilustres consumidores, simplemente se vendían a
traficantes que las comercializaban ampliamente.38Destaca el hecho de que antes
de 1620, las autoridades imperiales y locales monitoreaban en detalle el contenido
temático de los elementos con que se ornamentaban los objetos de porcelana,39 lo
que incidía en una más acentuada homogeneidad en la decoración de las piezas.
Pero además de la normatividad acerca de la elaboración de la porcelana, en
el Celeste Imperio surgieron lineamientos que refieren a la apreciación estética.
Los más interesantes se incluyen en la obra de Wen Zhenheng, un erudito, pintor
y paisajista de jardines de una familia acaudalada de Suzhou –ciudad cercana a
Shanghai- quien entre 1615 y 1620 escribió la obra titulada el Tratado de las
Cosas Superfluas (长物志, Zhang Wu Zhi), un manual centrado en el consumo
cultural y las buenas costumbres.40
34
Ibid, pp. 117-118.
Anthony Du, Boulay, op. cit., p. 47.
36
Hsu, Wen-Chin, op. cit., pp. 141, 145.
37
Ibid. p. 148.
38
Stephen, Little, “Economic Change in Seventeenth-Century China…”, p. 49.
39
Ibid, p. 52.
40
Timothy, Brook, op. cit., p. 70; Clunas, Superfluous Things…, p. 55.
35
70
De lo religioso a su representación en medios seculares: simbolismo budista y daoísta en la
porcelana de la China imperial tardía de consumo en la Nueva España En la sección acerca de los objetos decorativos, Wen Zhenheng sentó altos
parámetros para lo que podía considerarse porcelana de buena calidad, digna de
que un caballero ilustre la coleccionara y exhibiera públicamente; para este
erudito, difícilmente las piezas posteriores a mediados del siglo XV ameritaban la
atención de los conocedores, que desearan que quienes lo frecuentaran supieran
qué poseían. El criterio de la perfección implicaba que un objeto de porcelana
debería ser tan azul como el cielo, tan lustroso como un espejo, tan delgado como
un papel y tan resonante como una campara; incluso Wen Zhenheng indicaba
claramente cuántas piezas podían emplearse y qué deberían contener cuando se
procedía a beber té,41 ocasión ceremoniosa para el despliegue de buen gusto y
elegancia en las reuniones que llevaban a cabo los eruditos de esos tiempos.
Además, para este letrado imbuido en un contexto social caracterizado por
marcadas diferencias de estatus entre los individuos, la riqueza de los sujetos y
sobre todo de los que recientemente habían adquirido una posición
económicamente privilegiada, en absoluto podía rayar en la vulgaridad con la
banal ostentación en el uso de objetos de porcelana, ni era posible perdonarla por
los de ilustre y acaudalada cuna, según las reglas del buen gusto.42
Pero cabe preguntarse qué ocurría en occidente. En breve, nos interesa
ilustrar algunos de los símbolos que aparecieron en las piezas en distintas épocas
y que son característicos de los objetos de porcelana que llegaron a manos de
consumidores novohispanos. En consecuencia, nos centraremos en tendencias y
motivos simbólicos que se plasman en la porcelana que cronológicamente
corresponde a la dinastía Ming tardía, que es la que predomina en contextos
arqueológicos de México.
Dragones terrestres o celestiales, parvadas de aves de las cuales al menos una
se asentaba en una roca, patos y gansos como seres acuáticos, así como manadas
de venados, casi siempre en pareja, al igual que caballos con un máximo de ocho
a veces representados en un galope celestial, hicieron largas travesías hasta arribar
en el Galeón de Manila al fondeadero de Acapulco, donde se vendían a
redistribuidores que acudían a la afamada feria anual que ahí se celebraba. En
consecuencia, esos seres infestaron en platos, tazones y múltiples objetos de fina
hechura las mansiones y mesas de los acaudalados consumidores novohispanos
desde las postrimerías del siglo XVI hasta las primeras décadas del XVII –es decir,
a fines de la dinastía Ming–, en la clase de porcelana usualmente denominada
Kraak43 que se producía en hornos privados y cuyas vasijas se destinaban sobre
41
Brook, op. cit., p. 70.
Ibid, p. 72.
43
Cf. Canepa y van der Pijl-Ketel, Kraak porcelain…; Rinaldi, Kraak Porcelain…
42
71
Patricia Fournier todo a la exportación, aunque su factura ocurriera bajo los cánones de los
imperiales pero sin igualar su alta calidad.
Y esos animales iban acompañados por símbolos adicionales, muchos en los
bordes o cuerpos de las piezas, reforzando los códigos que así se plasmaban que a
menudo incorporaban elementos del folklore vinculados con buenos augurios y
auspicios, es decir las ocho cosas preciosas (babao), los ocho símbolos o tesoros
budistas (bajixiang, 八吉祥), o bien los ocho emblemas de los inmortales daoístas
(baxian, 八仙) asociados con la transmutación y la felicidad.
Entre los diseños anteriores, podemos mencionar las connotaciones de las
parejas de patos, relacionadas con la felicidad y fidelidad conyugal. Las ocho
cosas preciosas o los “ocho tesoros”, entre los que se cuentan la recurrente hoja de
artemisa (ai ye, 艾叶) con propiedades curativas y símbolo de felicidad, fuera por
ejemplo en el fondo de platos pero sobre todo integrada a paneles primarios en los
bordes de esa forma de vasija, o bien en el cuerpo de tazones; el par de libros
(shu, 书) símbolo de conocimientos y guardián contra los malos espíritus; el
losange (fang sheng, 方胜) cerrado y el abierto, símbolos de victoria; el gong de
jade (te qin, 玉锣) símbolo del ejercicio de la discriminación y la felicidad; el
espejo o joya que promueve la felicidad conyugal y contrarresta la influencia
maligna. El caracol (lo) es uno de los emblemas budistas, símbolo de la voz Buda
y del cambio infinito, al igual que el jarrón (ping) que denota la armonía perpetua,
la inteligencia suprema y el triunfo sobre la vida y la muerte. Entre los emblemas
daoístas que representan a los Ocho Inmortales y a menudo se identifican en los
elementos pintados en porcelana, se encuentran el abanico de Zhongli Quan (鐘离
權), el guaje del mago Li Tie Guai (李鐵拐), y las castañuelas de Cao Goujiu (曹
國舅), por citar los más recurrentes. Otros símbolos que se pintan usualmente
dentro de paneles de bordes o cuerpos o bien se integran al diseño en el fondo de
platos, con la suástica (卐) que representa el corazón de Buda; el fénix, emblema
de empresa y del calor del sol; el perro de Fu o león budista, guardián de Buda,
que en ocasiones aparece junto con chakras o ruedas flamígeras, vinculadas con la
persona de Buda y el cambio infinito; y nubes con el significado de altura y
fertilidad.44
Entre los símbolos prevalentes en los materiales arqueológicos encontrados
en excavaciones en la capital del virreinato y otros sitios novohispanos, todos
correspondientes a la dinastía Ming tardía, se incluyen:
1. El dragón (long, 龙), animal conceptual mitológico que desde hace más de
6000 años se incorporó a la cultura asiática,45 mismo se asocia en China
44
Duncan, Macintosh, Chinese Blue and White Porcelain, pp. 126-128, 132, 133, 135.
D.G., Sri Ranjan y Chang C., “The Chinese Dragon Concept as a Spiritual Force of the Masses”,
pp. 65-66.
45
72
De lo religioso a su representación en medios seculares: simbolismo budista y daoísta en la
porcelana de la China imperial tardía de consumo en la Nueva España con el yang y los grandes hombres, es dador de lluvia y por ende de
fertilidad, se inserta en la cosmología confucianista como el relámpago y,
por su parte, la pareja de dragones enfrascados en una lucha mítica implica,
simbólicamente, que provocan una tormenta eléctrica y propiciarán lluvia
torrencial,46 según el arcano Yijing (易經) o Libro de las Mutaciones. Casi
3000 años antes de nuestra era, el dragón como dios del relámpago y de
las nubes, se relaciona con la vestimenta ritual del emperador como uno de
los seis antiguos emblemas, junto con el sol, la luna, las estrellas, las
montañas y animales como el faisán, este último representación del yin.47
El motivo de parejas de dragones a menudo circundando una joya o perla,
sea o no flamígera, vincula a esta criatura sagrada con el conocimiento y
sus poderes sobrenaturales, considerando que la joya simboliza la preciada
sabiduría que en el budismo denota la Iluminación,48 o sea el conocimiento
y la trascendencia. En la porcelana es variable la calidad del trazo pictórico
para plasmar dragones e incluso, en ocasiones, es un tanto descuidado y
las figuras aparecen prácticamente como motivos un tanto abstractos sobre
todo en el caso de las piezas hechas en hornos provinciales como los de
Zhangzhou, mismas que se comercializaron hacia Nueva España.49
2. Las parejas de venados (鹿) representaban augurios para una larga vida,
elementos de tradiciones populares usualmente pintados en un bosque con
pinos donde crecía el durazno, ambos árboles con hojas y frutos,
respectivamente, vinculados con la longevidad y el primero con la
perseverancia; asimismo entre las patas de los animales se mostraba el
Lingzhi (灵芝), o sea el hongo sagrado de la inmortalidad igualmente
asociado con la longevidad, mismo que solamente los venados podían
encontrar,50 hongo que crecía en las “Islas de los Ocho Inmortales” del
daoísmo. 51 Los cérvidos también se plasmaban correteando entre las
características rocas perforadas Taihu, que simbolizan precisamente las
islas orientales citadas, donde los dioses destilaron el elixir de la fuerza
vital o Qi, de manera que la presencia de las Taihu constituía una
representación del cosmos y del concepto daoísta del orden natural.52 Tal
vez la representación de venados es una de las más comunes en las piezas
46
M.W., Visser, The Dragon in China and Japan, pp. 35-37.
Ibid., p. 39.
48
Welch, Bjaaland Welch, Chinese Art…, p. 126.
49
Patricia, Fournier, Evidencias Arqueológicas de la Importación de Cerámica en México…, p. 39.
50
Duncan, Macintosh, op. cit., p. 132; Little y Eichman, op. cit., pp. 219, 288; Rinaldi, op. cit., p.
235.
51
Stephen, Little, Spirit stones of China…, p. 48.
52
Robert M., Craig, “Elder Brother Rock”, p. 97.
47
73
Patricia Fournier de exportación, sobre todo platos, que llegaron a Nueva España dada su
abundancia en depósitos arqueológicos de la ciudad de México.53
3. Por otra parte, un ave posada sobre una roca implicaba también longevidad
con nexos con la primavera,54 elemento folklórico, pero en las vasijas a
menudo figuran varios de los elementos que caracterizaban a los
inmortales daoístas. Aunque menos frecuente que la representación de
venados, en platos y tazones a menudo se identifica esta clase de ave entre
los materiales encontrados en excavaciones arqueológicas en la capital de
México.55
4. Los Ocho Caballos de Wang Mu llegaron igualmente a Nueva España y
hay un ejemplar, el tazón conocido como Walsingham engarzado en
plata, 56 que se piensa que la reina Isabel de Inglaterra obsequió a su
ahijado de la familia de ese nombre y para quienes debió constituir un bien
preciado. Estos seres simbolizan velocidad, según la historia ancestral del
viaje de un emperador Zhou, gracias al cual conoció en el mítico estanque
de jade a su consorte, Xi Wangmu, una diosa asociada con el yin, de
manera que su representación en piezas de porcelana tiene un sustrato
daoísta que, a su vez, se incorporó al budismo.57 En sí son escasos los
fragmentos fundamentalmente de tazones con la representación de estos
legendarios caballos, tiestos que sobre todo se han identificado
arqueológicamente en colecciones del estado de Guerrero.58
5. Aunque menos recurrentes, los ancestrales Ocho Trigramas o Bagua (八卦)
de la cosmovisión daoísta también hicieron su aparición en occidente,
como lo demuestra una vasija encontrada en las excavaciones del
exconvento de San Jerónimo en la ciudad de México.59 Los trigramas eran
un código del cielo, la tierra, el relámpago, el viento, el agua, el fuego, la
montaña y el lago, es decir los ocho fenómenos de la naturaleza o del
universo, con pares de ellos se conformaban en las representaciones los
hexagramas divinatorios del Yijing, y a menudo los Bagua rodeaban al
yang y al yin, lo masculino y femenino respectivamente, o sea el sol y la
luna, fuerzas binarias derivadas de la primordial unidad del caos; de hecho,
53
Patricia,Fournier, op. cit., pp. 34, 38; Kuwayama, Chinese Ceramics in Colonial Mexico, p. 53.
Cf. gotheborg.com.
55
Patricia, Fournier, op. cit., pp. 34-35.
56
Teresa, Canepa y van der Pijl-Ketel, op. cit., p. 279.
57
Welch, Bjaaland op. cit., pp. 113-114.
58
Roberto, Junco, Periplo de la porcelana china en Nueva España…, pp. 20 et seq.
59
Fournier, op. cit., p. 37.
54
74
De lo religioso a su representación en medios seculares: simbolismo budista y daoísta en la
porcelana de la China imperial tardía de consumo en la Nueva España en los trigramas las línea continuas eran el yang y las discontinuas el yin.60
En el ejemplar arqueológico del exconvento de San Jerónimo se observa
en el borde un loto abierto (莲花), flor que sirve como el trono donde
descansa Buda y símbolo de éste,61 del núcleo de la existencia al alcanzar
el virtuosismo de manera que la vasija plasma la amalgamación de
principios daoístas y budistas, propia de las postrimerías de la dinastía
Ming.
A manera de conclusión
Los ejemplos anteriormente citados evidencian las fuertes cargas simbólicas que
se representaron en los objetos de porcelana china, acordes sobre todo con las
doctrinas daoísta y budista imbuidas en la confucianista. Entre los consumidores
occidentales lo de menos era descifrar los códigos y significados, se trataba de las
piezas más hermosas jamás vistas y que rara vez se igualarían, por ejemplo en la
mayólica de la península ibérica, y que nunca se lograría emular en la
novohispana pues los iconos sacros se distorsionaban hasta asemejar elementos
usualmente florales, enmarcados en paneles con listones meramente decorativos,
que en sí eran conocidos y fáciles de concebir por los artesanos de la Nueva
España.
A final de cuentas, no era relevante el simbolismo frente a lo estético que se
observaba en las delicadas piezas de porcelana; se procedía además a engalanar y
atiborrar con porcelana los hogares de los acaudalados y, entre otros, a verter
chocolate en teteras y servirlo en los tazones originalmente empleados en China
para arroz o bien otras viandas.62
Sin duda no existía motivación para comprender si lo que se miraba como
lindos y exóticos diseños finamente pintados en vajillas, tibores y múltiples
objetos, acaso tenía algún significado oculto entre los productores y consumidores
del Celeste Imperio y que fuera digno de descifrarse o entenderse en occidente.
Para concluir, viene a colación una frase del exitoso y galardonado film del
director de origen taiwanés Ang Lee, La Historia de Pi, que subyace a la
intencionalidad de este ensayo: “Nadie conoce a Dios hasta que alguien se lo
presenta”.
60
Schuyler V. R. Cammann, “The Eight Trigrams: Variants and Their Uses”, pp. 301-302; Wan,
“Motifs with an Intention…, p. 200.
61
William E., Ward, “The Lotus Symbol…”, p. 144.
62
Esta exuberancia en la exhibición suntuaria de piezas de porcelana, seguramente habría sido
calificada como de deplorable gusto por el árbitro de la elegancia Wen Zhenheng, a quien además
habría consternado la manera en que en occidente de empleaban los tazones para té. Brook, op. cit.,
pp. 70-71.
75
Patricia Fournier Fuentes
Assandri, Friederike, “Inter-religious Debate at the Court of the Early Tang: An
Introduction to Daoxuan’s Ji gujin Fo Dao lunheng”, en Assandri, Friederike y
Dora Martins (eds.), From Early Tang Court Debates to China’s Peaceful Rise,
Amsterdam, Amsterdam University Press.
Bjaaland Welch, Patricia, Chinese Art: A Guide to Motifs and Visual Imagery,
Vermont, Tuttle Publishing, 2012.
Bonta de la Pezuela, María, Porcelana china de exportación para el mercado
novohispano: La colección del Museo Nacional del Virreinato, México, D.F.,
Instituto de Investigaciones Estéticas, Universidad Nacional Autónoma de
México, 2008.
Boulay, Anthony Du, Chinese Porcelain, London, Weidenfield and Nicolson,
1963.
Brook, Timothy, “Rethinking Syncretism: The Unity of the Three Teachings and
their Joint Worship in Late- Imperial China”, Journal of Chinese Religions,
volumen 21,1993.
———, Vermeer's Hat. The Seventeenth Century and the Dawn of the Global
World, New York and London, Bloomsbury Press, 2008.
Cammann, Schuyler V. R., “The Eight Trigrams: Variants and Their Uses”,
History of Religions, volumen 29, número 4, 1990.
Canepa, Teresa, “The Portuguese, Spanish and Dutch trade in Zhangzhou”, Fujian
Wenbo (Journal of the Fujian Provincial Museum, Fujian, China), número 4,
2010. (en chino).
Canepa, Teresa y Chistine van der Pijl-Ketel, Kraak porcelain: the rise of global
trade in the late 16th and early 17th centuries, London, Lisbon, Jorge Welsh,
2008.
Clunas, Craig, Pictures and Visuality in Early Modern China, London, Reaktion
Books Ltd., 1997.
———, Superfluous Things: Material Culture and Social Status in Early Modern
China, Honolulu, University of Hawaii Press, 2004.
Craig, Robert M., “Elder Brother Rock”, en Marian, Michael W. Fazio y
Lawrence Wodehouse (eds.), A World History of Architecture, London,
Laurence King Publishing Ltd., 2003.
Finlay, Robert, The Pilgrim Art. Cultures of Porcelain in World History, Berkeley,
Los Angeles, London, University of California Press, 2010.
Fournier, Patricia, Evidencias Arqueológicas de la Importación de Cerámica en
México, con base en los materiales del Ex-Convento de San Jerónimo, México,
Instituto Nacional de Antropología e Historia, Colección Científica 213, 1990.
———, “De China a la Nueva España: la comercialización y consumo de
porcelana Ming tardía en el registro documental y arqueológico”, en López
76
De lo religioso a su representación en medios seculares: simbolismo budista y daoísta en la
porcelana de la China imperial tardía de consumo en la Nueva España Camacho, María de Lourdes (coord.), Memorias del Primer Coloquio de
Arqueología Histórica, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia,
en prensa.
Antique Chinese and Japanese Porcelain Collectors' Help and Info Page, en
http://gotheborg.com, , documento electrónico, s.f.
Hsu, Wen-Chin, “Social and Economic Factors in the Chinese Porcelain Industry
in Jingdezhen during the Late Ming and Early Qing Period, ca. 1620-1683”,
Journal of the Royal Asiatic Society of Great Britain and Ireland, número 1,
pp.135-159, 1988.
Jones, William C., “Studying the Ch'ing Code-The Ta Ch'ing Lü Li”, The
American Journal of Comparative Law, volumen 22, número 2, 1974.
Jorge Welsh Books, Zhangzhou Export Ceramics. The so-called Swatow Wares,
London, Lisbon, Jorge Welsh Oriental Porcelain Works of Art, 2006.
Junco, Roberto, Periplo de la porcelana china en Nueva España: Arqueometría y
Arqueología histórica y en la Costa Grande de Guerrero, Tesis de maestría en
Arqueología, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2006.
Junco, Roberto y Patricia Fournier, “Del Celeste Imperio a la Nueva España:
importación, distribución y consumo de la loza de la China del periodo Ming
tardío en el México virreinal”, en Chen, Lucía (Hsiao-Chuan Chen) y Alberto
Saladino García (comp.), La Nueva Nao: De Formosa a América Latina.
Intercambios culturales, económicos y políticos entre vecinos distantes, Taipei,
Universidad de Tamkang, 2008.
Kuwayama, George, Chinese Ceramics in Colonial Mexico, Honolulu, University
of Hawaii Press, 1997.
Li, Chenyang, “The Confucian Ideal of Harmony”, Philosophy East and West,
volumen 56, número 4, 2006.
Little, Stephen, “Economic Change in Seventeenth-Century China and
Innovations at the Jingdezhen Kilns”, Ars Orientalis, volumen 26, 1996.
———, Spirit stones of China: the Ian and Susan Wilson collection of Chinese
stones, paintings, and related scholars' objects, Chicago, Art Institute of
Chicago, University of California Press, 1999.
Little, Stephen y Shawn Eichman, Taoism in the Arts of China, Chicago, The Arts
Institute of Chicago, 2000.
Liu, Ts'un-yan, “The Penetration of Taoism into the Ming Neo-Confucianist
Elite”, T'oung Pao, segunda serie, volumen 57, Livr. 1/4, 1971.
Longxi, Zhang, “The Myth of the Other: China in the Eyes of the West”, Critical
Inquiry, volumen 15, número 1, 1988.
Machuca, Paulina, “De porcelana china y otros menesteres: Cultura material de
origen asiático en Colima, siglos XVI y XVII”, Relaciones, número 131, pp. 77134, 2012.
77
Patricia Fournier Macintosh, Duncan, Chinese Blue and White Porcelain, London, Vancouver,
David & Charles, Newton Abbot, 1977.
Miller, Aaron, The Far East in the Northeast: An Analysis of Chinese Export
Porcelain Excavated at Ferryland, Newfoundland, Tesis de maestría,
Department of Anthropology, Saint John’s, Newfoundland, Memorial University
of Newfoundland, 2005.
Pierson, Stacey, “The Movement of Chinese Ceramics: Appropriation in Global
History”, Journal of World History, volumen 23, número 1, pp. 9-39, 2012.
Polo, Marco, Il Milioni, a cura di Valeria Bertolucci Pizzorusso, Milano, Adelphi,
1975.
Rinaldi, Maura, Kraak Porcelain: A Moment in the History of Trade, London,
Bamboo Publishing Ltd., 1989.
Schäfer, Dagmar, “Inscribing the Artifact and Inspiring Trust: The Changing Role
of Markings in the Ming Era”, East Asian Science, Technology and Society: an
International Journal, volumen 5, número 2, 2011.
Schönfeld, Martin, “Was There a Western Inventor of Porcelain?”, Technology
and Culture, volumen 39, número 4, 1998.
Sri Ranjan D.G., Dharma Keerthi y Zhou Chang C., “The Chinese Dragon
Concept as a Spiritual Force of the Masses”, Sabaramuwa University Journal,
volumen 9, número 1, 2010.
Standaert, Nicolas, “Erik Zücher's Study of Christianity in Seventeenth-Century
China: An Intellectual Portrait”, China Review International, volumen 15,
número 4, 2008.
Tan, Rita C., Zhangzhou Ware found in the Philippines. “Swatow” Export
Ceramics from Fujian 16th-17th Century, Malasya, Yuchengco Museum, The
Oriental Ceramic Society of the Philippines, ArtPostAsia Pte Ltd., 2007.
Taylor, Romeyn, “Official religion in the Ming”, en Twitchett, Denis y Frederick
W. Mote (eds.), The Ming Dynasty, 1398–1644, Part 2, Cambridge, Cambridge
University Press.
Terreros Espinoza, Eladio, “Motivos simbólicos representados en la porcelana
oriental, siglos XVI y XVII. Centro Histórico de la Ciudad de México”, Habana
Patrimonial, documento electrónico, en http://www.ohch.cu/articulos/motivossimbolicos-representados-en-la-porcelana-oriental-siglos-xvi-y-xvii.-centrohistorico-de-la-ciudad-de-mexico, 2012.
Tripati, Sila, Rohini Pande y V. Gopala Rao, “Study of Chinese porcelain sherds
of Old Goa, India: Indicators of trade contacts”, Man and Environment, volume
36, número 2, 2011.
Verman, Sanghamitra Rai, “Trade and Religion: Trade and Its Role in the Spread
of Buddhism in China from India (1st to 6th Century C.E.)”, Journal of Eurasian
Studies, volume 4, número 3, 2012.
78
De lo religioso a su representación en medios seculares: simbolismo budista y daoísta en la
porcelana de la China imperial tardía de consumo en la Nueva España Visser, M.W., The Dragon in China and Japan, Amsterdam, Johannes Müller,
1913.
Wakeman, Frederic E., Jr., “China and the Seventeenth-Century Crisis”, Late
Imperial China, volumen 7, número 1, 1986, pp. 1-26.
Wan, Maggie C. K., “Motifs with an Intention: Reading the Eight Trigrams on
Official Porcelain of the JiajingPeriod (1522-1566), Artibus Asiae, volumen 63,
número 2, 2003.
Ward, William E., “The Lotus Symbol: Its Meaning in Buddhist Art and
Philosophy”, The Journal of Aesthetics and Art Criticism, volumen. 11, número
2, 1952.
Wilson, J. Keith, “Powerful Form and Potent Symbol: The Dragon in Asia”, The
Bulletin of the Cleveland Museum of Art, volumen 77, número 8, 1990.
Yü, Chün-fang, “Ming Buddhism”, en Twitchett, Denis y Frederick W. Mote
(eds.), The Cambridge History of China vol. 8. The Ming Dynasty, 1398–1644,
Part 2, Cambridge, Cambridge University Press, 1998.
79
EL LAZO ENTRE EL DEPARTAMENTO MARINO DE
SAN BLAS CON CHINA
Juan José G. Bracamontes Gutiérrez
Escuela Nacional de Antropología e Historia, México
Durante los primeros siglos de ocupación hispánica las redes comerciales que se
crearon a partir de la llegada de Nao de China al puerto de Acapulco dieron lugar
a la creación de necesidades de consumo en la mayor parte de los virreinatos
españoles.1 En los territorios de la Nueva Galicia no fue la excepción, pues las
mercaderías orientales fueron un atractivo en gran estima para las clases
acaudaladas. Las mercancías más populares que trasportó la flota fueron: los
textiles, las especias, cerámica, marquetería, cera y estoraque. De Nueva España
se exportó: plata, grana cochinilla, jabón, sombreros, hilo de Campeche, artículos
de herrería y vino entre otros.
Los contactos que se dieron entre San Blas con Filipinas se debieron a
cuestiones de necesidad, pues no estaba permitido que la Nao comerciara con
otros bastiones, sin embargo los correos y los auxilios a la tripulación abrieron
poco a poco la brecha para introducir e integrar a una economía mundial al puerto
neogallego.
La nao de Manila
Con el arribo de la Nao de China hacia los territorios de la Nueva España se
cumplió el tan anhelado deseo medieval por hacerse de las ricas mercaderías de
oriente, las cuales se distinguieron por ser objetos marcadores de estatus por parte
de las elites virreinales y europeas que las consumieron. Así mismo, el comercio
del galeón transformo la mayor parte del orbe en el sentido de los principios de
1
Katherine Bjork, “The Link That Kept the Philippines Spanish: Mexican Merchant Interests and
the Manila Trade, 1571-1815”, Journal of World History, volume 9, número1, 1998, pp. 39-42.
Juan José G. Bracamontes Gutiérrez
una economía global. Yuste2 señala que el sistema comercial que se estableció
entre Filipinas y Nueva España, en un principio se dio en forma libre y sin
restricciones. No obstante, con la aplicación de medidas regulatorias el tráfico se
transformó en monopolio, en donde la descarga de artículos sólo estuvo
delimitada en los puertos de Acapulco y Perú. La Corona delimitó las regiones y
los comerciantes en un negocio lucrativo que perduraría por 200 años. Los
propósitos fundamentales del comercio fueron los siguientes:
1. Hacer de las Filipinas la única región autorizada para comerciar a un
mismo tiempo con Asia y América.
2. Hacer de la Nueva España el único centro consumidor en el continente,
de las mercancías que proveía el galeón.
3. Cerrar el mercado asiático a los comerciantes americanos y
principalmente novohispanos al impedirles realizar sus transacciones
comerciales directamente en las islas e incluso al negarles la
participación por medio de encomiendas comerciales.3
Los únicos que lograron negociar en Nueva España fueron una elite de
comerciantes en asociación con los filipinos. Esta sociedad se encargó de la
infraestructura tanto de los viajes y de las transacciones con el único puerto
permitido, es decir Acapulco. Según la autora los negociadores lograron un gran
avance en mantener un mercado intercolonial exclusivo gracias a la creación del
Consulado de México. De esa manera se libraron de la competencia con otros
comerciantes menores y de la intrusión de potencias extranjeras en lo que se
perfiló como un negocio lucrativo.
El correo entre San Blas y Filipinas
Se había mencionado anteriormente que los primeros vínculos entre San Blas con
Filipinas se debieron a cuestiones de necesidad, pues la estadía oficial era
únicamente en Acapulco. Por ejemplo, en 1779 zarpó un bajel a Manila con
correo extraordinario, pues España e Inglaterra estuvieron en conflicto y la red de
comercio se veía amenazada.4En 1780 se tenía planeado establecer un correo que
mantendría comunicado San Blas con Manila, por medio de un navío que
realizaría dos viajes al año. El plan no prosperó debido a que los fiscales de la
Real Hacienda sospechaban que la gestión del mismo sería imposible, además
2
Carmen Yuste, El comercio de la Nueva España con Filipinas, 1590-1785, México, INAH, 1984,
p. 13.
3
Ibíd., pp. 19-20.
4
Pardo Hernández, San Blas y su relación con Filipinas 1790-1820, Tesis de Licenciatura en
Historia, UAM, México, p. 33.
82
El lazo entre el Departamento Marino de San Blas con China favorecía al contrabando.5 Para 1794 de nueva cuenta se despachó del atracadero
san blaseño con correspondencia pública, pues se había retrasado la llegado del la
Nao de China. En el mismo se incluía dinero para el auxilio de Filipinas y de las
islas Marianas.6
Servicios e intercambio
Como se sabe el comercio de la Nao de Manila no fue autorizado hasta la segunda
mitad del siglo XVIII en San Blas. Por consecuencia, la mayor parte de los
contactos se dieron por situaciones especiales, como el envío de correos urgentes,
o el auxilio de una tripulación enferma, que de no atenderse era causa de retrasos
en la cuestión logística del comercio transpacífico.
Por ejemplo, según Yuste7 en 1773 se pensó que no se llevaría a cabo la
celebración de la Feria de Acapulco, pues una embarcación procedente de
Manila arribó al puerto de San Blas. La llegada de este navío causo confusión
entre los comerciantes mexicanos. Por una parte vieron con cierto recelo que las
transacciones se llevaran a cabo en ese espacio, ya que eso les hubiera ocasionado
la pérdida del monopolio. Por corto tiempo se llevó a cabo la celebración en San
Blas y al siguiente año retornó a Acapulco.
Retomando sobre los servicios que prestó San Blas además de los de correos
otras actividades realizó el puerto como lo fueron los servicios técnicos. Por
ejemplo, en 1791 la fragata San Andrés paró en el astillero para que le realizaran
unas reparaciones. Las piezas que se remplazaron fueron hechas de buena calidad
debido a la pericia de los trabajadores. Entre los materiales remplazados se
mencionan: una cuña de bronce para el mastelero, seis arrobas de plomo,
argollones, un gancho para el peñol, seis correderas y algunas piezas de manta
para las banderas.8
En diciembre de 1797 se requirió que una parte de los trabajadores de la
maestranza de San Blas se trasladaran a Manila, pues en aquellas tierras también
había abúndate trabajo. La travesía no presentó inconvenientes, aunque el retorno
de los mismos les tomó tres años, pues la nave Aranzazú quedó inutilizada por
completo.
Otro evento ocurrió en 1801 cuando el personal sanitario ayudó a la
maltrecha tripulación de la fragata San Rafael quienes sufrían de escorbuto.9
5
Ídem.
Ibíd. , p. 34.
7
Carmen, Yuste, op. cit., p. 46.
8
Pardo Hernández, op. cit., p. 51.
9
Ibid., p. 52.
6
83
Juan José G. Bracamontes Gutiérrez
Procedente de Manila el navío Santa Gertrudis, alias El Neptuno arribó
forzosamente al fondeadero neogallego en 1807 debido a que parte de su
tripulación solicitó atención médica.10 Otro arribo ocurrió en 1816 cuando la
embarcación conocida como la Magallanes tuvo que llegar a San Blas, pues los
insurgentes ya habían tomado Acapulco. La nave requirió de reparaciones y
pertrechos para continuar su retorno, los cuales fueron realizados por el personal
capacitado del puerto.11 Similar al anterior evento la fragata Victoria no corrió
con la misma suerte debido a que las tropas de Hidalgo se hicieron con el
cargamento.12
Además de los servicios prestados el puerto fungió como punto de enlace de
mercancía oriental, por ello se dará la siguiente explicación.
Comercio legal y algunos casos de contrabando
A partir de que el Departamento Marítimo de San Blas se habilitó como centro
comercial en mayo de 1796. La zona occidental tomó un crecimiento económico
inusitado, pues anteriormente las transacciones con otros virreinatos no
estuvieron permitidas. La medida borbónica beneficiaba al Consulado de
Guadalajara con el pago de 0.5% sobre las mercancías que ingresaban con su
jurisdicción y en este caso todas las que se relacionasen con su Intendencia.13
Yuste 14 señala que, en el caso de Acapulco, la intrusión de mercancía ilegal
prácticamente nació a la par con la legal, a pesar de la rigidez del control de las
autoridades por mantener alejadas las actividades ilícitas.
El temor de perder todo lo invertido más la aplicación de las sanciones
severas, no parecen haber hecho mella en el espíritu de lucro para los
contrabandistas. Los intrépidos comerciantes siempre estuvieron al filo del
peligro al embarcarse en la nao, por ello la introducción de mercaderías
significaba una inversión a largo plazo, que de concretarse de forma satisfactoria
se lograba obtener grandes beneficios. Yuste15 señala que varios de los efectos
aparecían fuera del registro oficial. Por ejemplo el visitador Martín Carrillo llegó
a informar en 1628 que el propio virrey marqués de Cerralvo estuvo involucrado
de forma directa con los fraudes de la carga del galeón. Una forma en que se logró
pasar infinidad de efectos ocurría cuando estos estaban registrados como
obsequios, la mayor parte eran artículos de lujo como: tibores, alhajas y
marquetería. Esta estrategia tenía por objetivo librarse del pago de la alcabala.
10
Ibid., p. 54.
Ibid., p. 37.
12
Ibid., 38.
13
Ibid., 61.
14
Carmen, Yuste, op. cit., p. 30.
15
Ídem.
11
84
El lazo entre el Departamento Marino de San Blas con China Como una medida de seguridad, el virrey Bucareli ordenó en 1778 que los
obsequios que llegaran en el galeón fuera del permiso de carga, se valuaran y
pagaran derechos dobles.16
Dilucidar casos de contrabando se inserta en los ámbitos de la complejidad,
pues debido al origen de su naturaleza clandestina solamente, se puede mencionar
los eventos que fueron denunciados. A continuación se expondrán los sucesos más
significativos que acontecieron en el San Blas borbónico.
Es probable que las actividades ilícitas se ejecutaron desde antes del
establecimiento de San Blas, por ejemplo en 1781 se dio la introducción de
efectos chinos que trasportó Nuestra Señora de los Remedios, alias la Favorita,
cuyo capitán era Francisco de la Bodega y Cuadra. El propio comisario Francisco
Trillo no vio inconvenientes en la entrada de los efectos, quizás porque él mismo
estuvo involucrado en la transacción.17
Un evento destacado sobre la práctica de actividades ilegales en San Blas se
remonta para 1797, cuando del bergantín el Activo se introdujeron productos
provenientes de Manila. Entre los efectos identificados fueron las porcelanas. Dos
años después del incidente los objetos fueron vendidos.
La cantidad recaudada fue de 936 pesos con tres reales, y ocho meravedíez,
la cual fue depositada en la Real Caja del Departamento Marítimo. 18 Todo se
vendió, con excepción de un manto de seda y un cajón de cera, pues el primero se
destinó a la iglesia de Tepic.
Un incidente de lo más interesante ocurrió en 1799, cuando la barcaza
Nuestra Señora del Pilar arribó a San Blas. Se descubrió que los oficiales del
Departamento Marítimo y los de la embarcación fueron los responsables de la
introducción clandestina de algunas mercaderías chinas valuadas en 118,284
pesos. El Consulado de Guadalajara decomisó las mercancías y amonestó a los
infractores de esta práctica.
Para 1802, de la fragata Francisco Javier proveniente de Manila, se desembarcó
un cajón de loza china quebrada, cuyo costo rondó en 150 pesos.19 El caso no
pasó a mayores posiblemente por el estado maltrecho de los efectos, sin embargo
también puede vincularse a que parte de las autoridades estuvieron involucradas
en la transacción.
Otro evento sucedió en 1817 cuando la fragata Santa Rita fondeó en el
puerto nayarita. El cargamento de dicha embarcación causó varios conflictos. En
primera instancia, el capitán Francisco Dapena solicitaba la extracción de plata
16
Ibid., p. 52
Archivo General de la Nación (México), Marina 068, volumen 52, fojas 178-180.
18
Pardo Hernández, op. cit., p. 81.
19
Archivo General de la Nación (México), Marina 068, volumen 193, expediente 1, fojas 1-1v.
17
85
Juan José G. Bracamontes Gutiérrez
quintada, ignorando el permiso correspondiente. Debido a lo sospechoso de la
actividad, las autoridades de la Contaduría argumentaron que no estaba permitido
realizar esa descarga, la cual se realizó a pesar de las advertencias. Por ello
Dapena tuvo que resarcir la falta a modo de multa.20
Otro conflicto se suscitó al no celebrarse la Feria de Tepic, pues las fechas no
coincidían con los intereses de los comerciantes. Por otro lado, la influencia que
las autoridades generaban hacían pasar por un lado los reglamentos. Al parecer de
la nave Santa Rita se descargaron efectos de la China sin que estos se pagaran los
impuestos. 21 Por el mismo año la nao Magallanes desembarcó mercaderías
orientales, las cuales se condujeron hasta Guadalajara pasando por alto los cobros
correspondientes.22
En Acapulco se trató de disminuir el contrabando con una estricta vigilancia
promovida por los oficiales de la Real Hacienda, quienes estuvieron atentos sobre
los movimientos fraudulentos. Generalmente, cuando las naos se les realizaba
alguna compostura como la carena, siempre se observó que no se le introdujera
nada.23 Es muy probable que este tipo de vigilancias también se ejecutaran en San
Blas como medida de seguridad.
Un aspecto que suscita interrogantes es respecto a las formas de pago que los
filipinos efectuaban a las autoridades de San Blas, según Trejo24 los extranjeros
pagaron las composturas y alimentos con efectos de las cargas.
A continuación se explicaran los espacios en donde fueron comercializadas las
mercaderías orientales como las ferias de Tepic y la de San Juan de los Lagos.
Las ferias comerciales en la Nueva Galicia
Básicamente los únicos puntos donde se vertieron los efectos procedentes de
Manila desde un punto de vista legal fueron dos. El primero fue la Feria de San
Juan de los Lagos y posteriormente la de Tepic. La segunda demoró más tiempo
para su establecimiento definitivo, pues las pugnas con los monopolios existentes
principalmente los que existían en la Ciudad de México no permitieron su
celebración, en cierto modo significaba la perdida de capital y de control.
A partir de 1796 la Feria de San Juan de los Lagos cobró un papel
fundamental para la zona occidental, debido a su proximidad con el camino real
20
Pardo Hernández, op. cit., p. 67.
Ibid., p. 68.
22
Ibid., p. 69.
23
Ibid., p. 71.
24
Dení Trejo Barajas, “El puerto de San Blas, el contrabando y el inicio de la internacionalización
del comercio en el Pacífico noroeste, Tzintzun, Revista de Estudios Históricos, núm. 44, 2006, p.
28.
21
86
El lazo entre el Departamento Marino de San Blas con China hacia el norte. Gálvez25 opina que gracias a esta posición estratégica el comercio
en esta zona se vio favorecido. La autora expone algunos de los beneficios:
“prácticamente esta región de Los Altos se convirtió en una de las zonas de mayor
tránsito arriero y núcleo principal de abastecimiento de las minas del norte”.26 No
obstante, este tránsito adquirió cierta importancia en la segunda mitad del siglo
XVIII en Guadalajara, por estar captando los usufructos del suelo alcabalatorio y
de las exóticas riquezas del Imperio Celeste.
Según Carrera Stampa27 la celebración de esta feria en un principio fue un
lugar de peregrinación religiosa para venerar la imagen de la virgen, sin embargo
debido a la constante afluencia de personas se transformó en un espacio para la
venta de mercancías. Los peregrinos llevaban consigo géneros de otras partes del
virreinato lo que propicio el conocimiento y la demanda de los objetos, en
especial aquellos considerados exóticos. El mercado tuvo un apogeo increíble,
por ejemplo: “en 1630 concurrían 2,000 personas, en 1639 concurrían ya 3000, en
1736 de 8000, y en 1792 eran unos 35,000”. El tiempo que permaneció podía ser
por más de quince días, y en algunos momentos se extendió tres más, todo esto
con la finalidad de que saliera vendido todo lo que había entrado, so pena de pagar
alcabala.28
El tráfico que existió a finales del siglo XVIII es ante todo un efecto de la
economía mundo, pues debido a la cantidad de productos provenientes de otras
naciones propicio nuevas tendencias y a la vez la continuación de las ya existentes,
por ejemplo en la siguiente cita se puede apreciar los patrones de consumo:
Hasta el año de 1792 se consumieron 100 tiendas de ropa de Europa y China, 10
de mercería y 31 de vinatería, habiendo entrado 4000 tercios de efectos de
Castilla e igual número de la tierra; se calcula prudentemente la venta en reales
efectivos en 500,000 pesos y 700,000 de fraude; en el concurso de gente para de
35,000 almas. Del Paso y terreno para la colocación de las tiendas se sacan
2,300 pesos; rinde la alcabala de 14 a 16,000 pesos.29
La suspensión de esta feria aconteció durante el periodo de la Independencia entre
1810 a 1817. La celebración mercantil prácticamente desapareció, mientras que la
religiosa aun se mantiene en la actualidad.30
25
María de los Ángeles Gálvez, “La Feria de San Juan de los Lagos a fines del periodo colonial”,
México UNAM, S/F, en http://www.economia.unam.mx/amhe/pdfs/doc3.pdf.
26
Ídem.
27
Manuel, Carrera Stampa, op. cit., p.334.
28
Ídem.
29
Ibid., op. cit., pp. 335.
30
Ídem.
87
Juan José G. Bracamontes Gutiérrez
La feria comercial de Tepic se ideó que fuera semejante a las que se
celebraron en Acapulco y Jalapa. No obstante, ocurrió lo mismo que en las demás,
pues estuvo sujeta al monopolio de algunos comerciantes y las mercancías
siempre fueron movidas según sus intereses.31
Sobre las relaciones con oriente, por ejemplo se llevaron intercambios con
mercaderías chinas, en donde destacaron: “unas coletillas, algunas porcelanas,
cajoncitos de ruedos y bolas.32 Todos estos efectos se introdujeron por Tepic, lo
cual produjo por derecho de avería trece pesos con cinco reales. El creciente
tráfico de la multiplicación de las operaciones mercantiles trajo consigo el repunte
de la prosperidad de la Nueva Galicia, pues nunca se habían estrechado las
relaciones con Manila como en esta época.33
Las ferias fueron espacios de confluencia social, pues la mayor parte de las
clases sociales ocupaban alguna actividad. Los filipinos se ponían en contacto con
los comerciantes de esta zona y las transacciones mercantiles era cuantiosas,
alcanzando sumas muy elevadas.34
En el siguiente apartado se muestran los últimos arribos que tuvo la Nao de
China en la Nueva España.
Las últimas naos de china en el periodo virreinal
Generalmente la Nao de Manila realizó una escala en el puerto de San Blas y allí
dejaba varios fardos y cajones cuyo destino eran Tepic y Guadalajara. 35
Tradicionalmente el comercio con Asia se efectuó en el puerto de Acapulco.
Oficialmente se suprimió en 1813 cuando las Cortes de Cádiz decidieron que el
antiguo sistema del galeón era obsoleto, para lo cual los comerciantes de Filipinas
optaron por continuar las transacciones con el uso de buques particulares.36
En la siguiente cita se puede apreciar el comercio con las naves orientales:
1814 Corbeta Fidelidad alías La Potenciana
1815 Fragatas Victoria y Carmen
1816 Bergantín Félix y la fragata Nacional alías Santa Rita
1818 Las fragatas María y Victoria y el bergantín San
Ruperto alias El Aventurero
1820 La fragata La Paz.37
31
Pardo Hernández, op. cit., p. 69.
Ibid., p. 63.
33
Ídem.
34
Manuel, Carrera Stampa, op. cit., p. 113.
35
Pardo Hernández, op. cit., p. 70.
36
Ibid., p. 63.
37
Ibid., p. 64.
32
88
El lazo entre el Departamento Marino de San Blas con China De estos negocios no se puede verificar los efectos que se descargaron en las
embarcaciones, pues a causa del periodo insurgente los informes son esquivos y
no señalan cuáles efectos eran los más solicitados.
A continuación se expondrán los vestigios arqueológicos que se localizaron
en San Blas, los cuales confirman la relación con Manila.
La arqueología histórica de San Blas
Por medio de un análisis acucioso de arqueología histórica en el promontorio de la
Contaduría se puede corroborar las relaciones de Nueva España con Filipinas. La
evidencia material que demuestra estas relaciones es principalmente la porcelana
y en forma aislada una moneda.
Los fragmentos cerámicos provenientes del remoto Imperio Celeste fueron
ante todo marcadores de estatus del cuerpo militar de alto rango y de los
mercaderes acaudalados, que en cierta forma trataron de distinguirse del resto de
la población gracias al consumo de estos objetos suntuarios.
Las vajillas de la Contaduría se caracterizan por ser de baja calidad técnica y
decorativa en azul opaco y oscuro sobre blanco. Generalmente se le reconoce
como loza Zhanghou o “Swatow”. Fueron manufacturadas en los hornos
provinciales de la región de Fugian. Cronológicamente las piezas se ubican desde
finales del siglo XVI y mediados del XVII, entre los periodos Wanli y la dinastía
Ming y los ulteriores del inicio de la Qing. Los elementos decorativos más
destacados son en la mayor parte fitomorfos o geométricos, aunque existen otros
ejemplares que se caracterizan por una división en paneles como la porcelana
Kraank.38
Se identificó también algunos tiestos que se elaboraron en la era del
emperador Kangxi (1662-1722), de igual manera se presentan en azul sobre
blanco y de una calidad considerable debido a su brillo y su decoración pictórica.
Los diseños fitomorfos que se presentan en estas porcelanas evidencian altos
niveles de calidad que lograron alcanzar los talleres de Jingdezhen.
Los artefactos orientales que más predominaron en las intervenciones de
superficie fueron los estilos “Nankin y Cantón (Figura 1). Se ubican
temporalmente de 1790 a 1835, tanto platos y taza con forma europea se ubican a
las postrimerías del reinado de Qianlong (1736-1795), el periodo Jianqing (1796 38
Patricia Fournier y Juan José G. Bracamontes, “Matanchel, San Blas y el comercio transpacífico
en Nueva Galicia: perspectivas desde la arqueología histórica”, en Lucia Chen (Hsiao-Chuan Chen)
y Alberto Saladino García (comp.), La Nueva Nao: De Formosa a América Latina. Reflexiones en
torno al Bicentenario de las Independencias Latinoamericanas”, Taipei, Universidad de Tamkang,
pp. 333-350, 2010.
89
Juan José G. Bracamontes Gutiérrez
1820), y abarcan a groso modo quince años bajo el dominio del emperador DaoGuang (1821-1850 ).39
Otros elementos analizados en sitio exhiben el diseño denominado “durazno
y hongo” (Figura 2), siendo muy común localizarlos en algunos depósitos
californianos que datan alrededor de 1820. Estas vasijas se produjeron durante la
época del emperador Daoguang.40 Las formas identificadas son los platos, tazones,
tazas y jarras. La mayor parte de estos se relacionaron al servicio de mesa. Según
Castillo41 los bienes de prestigio como las porcelanas generalmente se exhibieron
en escaparates llamados chineras, es posible que las mismas podrían haber sido
utilizadas en San Blas.
Un hallazgo de lo más particular fue el de una moneda de bronce (Figura 3).
La acuñación de este metálico es Beijing entre 1736 y 1795, probablemente
circuló para llevar a cabo transacciones comerciales en la época del auge de San
Blas o bien también se pudo utilizar como ficha de juego hasta llegar
eventualmente al contexto arqueológico.42
Figura 1: Porcelana Cantón de San Blas.
39
Ibíd., p 344
Ibíd., p. 345.
41
Karime Castillo, Alfareros, consumo y simbolismo: La producción de lozas vidriadas en la
ciudad de México y su papel en la sociedad virreinal, Tesis de Licenciatura en Arqueología,
Universidad de Las Américas, Puebla, México, 2007, p. 130.
42
Patricia, Fournier y Bracamontes, op. cit., p. 345.
40
90
El lazo entre el Departamento Marino de San Blas con China Figura 2: Porcelana tipo Durazno y Hongo.
Figura 3: Moneda china de bronce localizada en San Blas Nayarit.
Conclusiones
Los vínculos que se generaron en San Blas con Manila de forma directa o
indirecta a lo largo del siglo XVIII y principios del siglo XIX se encuentran
concatenados a las dinámicas que generó la economía mundo capitalista. Las
transformaciones paulatinas y acontecimientos que se dieron en este puerto
respondieron a los intereses que dio la Corona española por mantener este control.
El lazo creado a lo largo de los auxilios paulatinos que fue prestando San
Blas, fueron poco a poco incentivos para ser considerado un espacio para realizar
el comercio transpacífico. Existieron algunos precursores que intentaron instalarlo
a mediados de su fundación, no obstante cuando se abrió la vía legal a las
transacciones el puerto ya había presentado en más de alguna ocasión la entrada
de efectos ilegales.
91
Juan José G. Bracamontes Gutiérrez
Una parte acaudalada de la población porteña consumió las mercaderías
provenientes del Imperio Celeste al igual que las elites de Tepic y Guadalajara. La
mayor parte de estos géneros ofreció a los consumidores la posibilidad de ser
marcadores de estatus. El decrecimiento por la predilección de estas mercancías
se debió en gran parte a la inserción de cerámicas europeas principalmente
británicas, no obstante cuando se fracturó la ruta del Galeón a causa de los
insurgentes las elites novohispanas también modificaron posiblemente sus
preferencias.
Fuentes
Bjorkm, Katherine, “The Link That Kept the Philippines Spanish: Mexican
Merchant Interests and the Manila Trade, 1571-1815”, Journal of World History,
volumen 9, número 1, 1998.
Castillo Cardenas, Karime, Alfareros, consumo y simbolismo: La producción de
lozas vidriadas en la ciudad de México y su papel en la sociedad virreinal, Tesis
de Licenciatura en Arqueología, Universidad de Las Américas, Puebla, 2007.
Carrera Stampa, Manuel, Las Ferias novohispanas. En Historia Mexicana,
volumen 2, número.
———, La Nao de Manila. En Historia Mexicana, volumen 9, número 1, 1995.
Fournier, Patricia y Juan José G. Bracamontes, “Matanchel, San Blas y el
comercio transpacífico en Nueva Galicia: perspectivas desde la arqueología
histórica”, en Lucia Chen (Hsiao-Chuan Chen) y Alberto Saladino García
(comp.), La Nueva Nao: De Formosa a América Latina. Reflexiones en torno al
Bicentenario de las Independencias Latinoamericanas”, Taipei, Universidad de
Tamkang, 2010.
Gálvez Ruíz, María de los Ángeles, “La Feria de San Juan de los Lagos a fines
del periodo colonial. Fuentes y Metodología”, Universidad Autónoma de México,
2011, en http://www.economia.unam.mx/amhe/pdfs/doc3.pdf.
Pardo Hernández, Claudia Patricia, San Blas y su relación con Filipinas 17901820. Tesis de Licenciatura en Historia, UAM, México, 1994.
Trejo Barajas, Dení, “El Puerto de San Blas, el contrabando y el inicio de la
internacionalización del comercio en el Pacífico Noroeste”, Tzintzun. Revista de
Estudios Históricos, núm. 44, 2006.
Yuste, Carmen, El comercio de la Nueva España con filipinas, 1590-1785,
México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Colección Científica 109,
1984.
92
LOS SECRETOS ARTESANALES DE LOS
LAPIDARIOS: INSTRUMENTOS Y TÉCNICAS DE
TRABAJO EN MESOAMÉRICA Y CHINA
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
Museo del Templo Mayor,
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México 1. Introducción
Las piedras preciosas y semipreciosas fueron de los materiales más apreciados por
culturas y sociedades de distintas partes del mundo. Estos materiales pétreos
fueron empleados como bienes de prestigio, los cuales han sido definidos como
artículos de lujo inalienables o preciosidades que no eran abundantes ni de fácil
acceso, por lo cual su valor dependía de su escasez;1 manteniendo las diferencias
sociales; otorgando identidad y status a su posesión como un medio de control
efectivo sobre los demás;2 y con orígenes prestigiosos que remitían al pasado, a
los ancestros y los dioses.3 Debido a estas características, su trabajo requería de
gran habilidad y destreza por parte de los artesanos lapidarios, por lo cual el oficio
muchas veces se enseñaba desde la infancia entre padres e hijos. Por ello, el
conocimiento sobre las propiedades del material, el acceso a determinadas
herramientas y la ejecución de ciertas técnicas de trabajo muchas veces fueron
controladas por los grupos dirigentes. Sin embargo, todavía se desconocen la
mayoría de las técnicas y herramientas empleadas por los artesanos lapidarios, ya
que casi todos los estudios se basan en lo referido en fuentes históricas, imágenes
1
Robert D. Drennan, “¿Cómo nos ayuda el estudio sobre el intercambio interregional a entender el
desarrollo de las sociedades complejas”, en Evelyn Childs Rattray (ed.), Rutas de intercambio en
Mesoamérica. III Coloquio Pedro Bosch Gimpera, México, UNAM, 1998, pp. 26-28.
2
Annette Weiner, Inalienable possessions: The paradox of keeping-while-giving, Berkeley,
University of California Press, 1992, p. 36.
3
Takeshi Inomata, “The Power and Ideology of Artistic Creation. Elite Craft Specialists in Classic
Maya Society”, Current Anthropology vol. 42, núm. 3, 2001, pp. 321.
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
y algunos contextos arqueológicos de talleres. Por ello, en este trabajo
presentaremos una comparación tecnológica de este trabajo artesanal entre
Mesoamérica y China, a través de la arqueología experimental y el análisis de
huellas de manufactura con microscopía. A partir de ello mostraremos las
semejanzas y diferencias entre ambas regiones y la identificación de algunas
técnicas e instrumentos de trabajo no referidos en las fuentes históricas ni halladas
físicamente en contextos arqueológicos.
2. Las materias primas
En el trabajo lapidario, entre los componentes más importantes estaban las
distintas piedras aprovechadas como materias primas para la elaboración de
objetos ornamentales o votivos.
a) En Mesoamérica
Gracias a las fuentes escritas es posible conocer la gran variabilidad de los
materiales pétreos empleados, aunque el atributo más importante en las
clasificaciones y nomenclaturas parece haber sido el cromático (Tabla 1).
También se señalan varias características de cada piedra, como su dureza, brillo,
localización de yacimientos, su uso y las propiedades medicinales.
94
Los secretos artesanales de los lapidarios:
instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China Tabla 1. Ejemplos de materias primas empleadas en la lapidaria entre los nahuas
Piedra
Descripción
Representación
chalchihuites:
Hay otras piedras que se llaman
“esmeralda basta”a
chalchihuites; son verdes y no transparentes,
“esmeralda en bruto,
mezcladas de blanco; úsanlas mucho los
perla, piedra preciosa principales, trayéndolas en las muñecas,
verde”b
atándolas en hilo y aquello es señal de que es
“piedra preciosa”c
persona noble el que la trae; a los
“la que ha sido maceguales no les era lícito traerla
perforada”d
(Sahagún, 2006, Lib. IX, cap. VIII: 671).
C.F., lib. VIII, fol. 50, p. 300r
quetzaliztli o
quetzalitztli:
“esmeralda”a
“esmeralda, piedra
preciosa”b
“obsidiana preciosa”d
Las esmeraldas que se llaman quetzalitzli, las
hay en esta tierra muy buenas; son preciosas,
de mucho valor, llámanse así porque
quetzalli quiere decir pluma muy verde, e
itztli piedra de navaja, la cual es muy pulida
y sin mancha alguna, y estas dos cosas tiene
la buena esmeralda, que es muy verde, no
tiene mancha, y muy pulida y transparente,
es resplandeciente (Sahagún, 2006, Lib. IX,
cap. VIII: 670-671).
quetzalchalchíhuitl:
“piedra preciosa de
color azul o verde”ab
“jade fino”d
Hay otro género de piedras que se llaman
quetzalchalchíhuitl; dícese así porque es
muy verde y tiene manera de chalchíhuitl.
Las buenas de éstas no tienen mancha
ninguna, y son transparentes y muy verdes;
las que no son tales tienen razas y manchas,
y rayas mezcladas. Lábranse estas piedras,
unas redondas y agujereadas, otras, largas y
rollizas y agujereadas, otras, trianguladas,
otras, cortadas al sesgo, otras cuadradas
(Sahagún, 2006, Lib. IX, cap. VIII: 671).
Hay en esta tierra piedra mármol y llámanle
aitztli, (que) es como el de España (Sahagún,
2006, Lib. XI, cap. VIII: 673).
C.F., lib. XI, fol. 204, p. 356r
aitztli:
“obsidiana blanca”,
mármol d
piedra blanca e
C.F., lib. XI, fol. 205, p. 357v
C.F., lib. XI, fol. 211, p. 363v
a: Vocabulario de Molina; b: Diccionario de Siméon; c: Vocabulario de Rincón; d: Calepino de
Sahagún/Máynez; e: Diccionario de Wimmer; f: Sahagún. C.F.: Códice Florentino.
b) En China
En China, al igual que en Mesoamérica, la coloración también parece haber sido
una de las características más apreciadas en los objetos (Figura 1), ya que en el
caso del jade, llamado yu en chino, las tonalidades que aparecen en los contextos
95
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
arqueológicos abarcan un amplio espectro de verdes, aunque el blanco fue el color
más apreciado por su pureza. También su valor simbólico incidía en su
preferencia, ya que era considerado una piedra mágico-religiosa que representaba
la esencia del cielo y la tierra, simbolizaba la belleza, gracia, pureza y suerte, con
propiedades curativas, cargada de gran energía protectora contra los malos
espíritus y enfermedades, ejemplo de perfección y longevidad.4 Debido a ello, fue
el material pétreo más ampliamente empleado en una gran variedad de objetos
ornamentales (discos, pendientes, placas y cuentas) y en herramientas (hachas y
espadas), así como en vestimentas mortuorias para uso de las élites, emperadores
o personajes importantes.5
Resulta interesante que los lapidarios chinos también usaron otros minerales
verdosos, como la serpentina y la bowenita, pero cuyo trabajo difería de las
nefritas de mejor calidad, lo cual parece indicar que distinguían entre las calidades,
durezas y características físicas de las materias primas.6
4
Fred Ward, “Jade. Stone of Heaven”, National Geographic, vol. 172, núm. 3, 1987, pp. 284-315;
Angus Forsyth, “Neolithic Chinese Jades. Hemudu to Erlitou Period”, en Roger Keverne (ed.),
Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 49-79, p. 53; Chung Tang (ed.), East Asian Jade: Symbol
of Excellence, Hong Kong, Chinese University of Hong Kong, 1998; Heber Reginald Bishop, The
Bishop Collection. Investigations and Studies in Jade, Nueva York, Mershon Company Press,
1900, pp. 321-370; Richard Gump, Jade: Stone of Heaven, Nueva York, Doubleday & Company,
1962, pp. 20-230; Sidney Howard Hansford, Jade: Essence of Hills and Streams. The Von Oertzen
Collection of Chinese and Indian Jades, Londres, Purnell and Sons, 1969, pp. 30-100.
5
Forsyth, op. cit., pp. 53-79; Sun Shoudao y Guo Dashur, “Hongshan Jades - The Origins of the
Dragon”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 80-83; Mo Yongkang,
“Richesse and Ritual – The Impetus of Liangzhu Jades”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres,
Lorenz Books, 1995, pp. 84-88; Angus Forsyth, “Post-Neolithic to Han Chinese Jades. Shang to
Zhou Period”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 89-110; Brian S.
McElney, “Han to Song Chinese Jades. The Western Han to Southern Song Period”, en Roger
Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 111-126; Yang Boda, “The Glorious Age
of Chinese Jades. The Yuan, Ming and Qing Dynasties”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres,
Lorenz Books, 1995, pp. 127-188.
6
Tsui-Mei Huang, The role of jade in the Late Neolithic Culture of Ancient China: The case of
Liangzhu, Tesis de Doctorado, Pittsburgh, University of Pittsburgh, 1992.
96
Los secretos artesanales de los lapidarios:
instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China Figura1.Ejemplos de materias primas empleadas en China.
3. Los artesanos lapidarios
La transformación de las distintas piedras en bellos ornamentos y vestimentas, o
en vistosas herramientas, era llevada a cabo por grupos de artesanos
experimentados que debieron desarrollar una habilidad y destreza desde pequeños.
En este apartado señalaremos algunas de las características que debían de tener
quienes se dedicaban a este oficio.
a) Los artesanos lapidarios del Centro de México
En las fuentes históricas de la época colonial es posible encontrar algunas
referencias sobre los artesanos prehispánicos para elaborar objetos en distintos
materiales líticos. Según estas fuentes, el lapidario era un artesano toltecatl,
“artífice, sabio o maestro de arte, oficial de artes mecánicos o artista de las
llamadas artes menores”, 7 cuyo trabajo era considerado el arte de labrar las
distintas piedras preciosas y semipreciosas.8 Dice Sahagún que el buen lapidario
estaba bien enseñado y examinado en su oficio, tenía gran habilidad y pericia al
emplear sus instrumentos y era buen conocedor de las piedras que trabajaba. 9
Entre estos especialistas estaban los tlatecque (cortadores de piedra en general),
7
Fray Juan de Torquemada, Monarquía Indiana. De los veinte y un libros rituales y monarquía
indiana, con el origen y guerras de los indios occidentales, de sus poblazones, descubrimiento,
conquista, conversión y otras cosas maravillosas de la mesma tierra, México, UNAM, 1975, I, pp.
55 y 350-351. Para otra referencia sobre los lapidarios como toltecas véase también fray Diego
Durán, Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme, México, Porrúa, 2006, t. I,
lib. I, cap. I, p. 9.
8
Torquemada, op. cit., t. II, Lib. VI, cap. XXIV, p. 48.
9
Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, México, Porrúa,
2006, Lib. X, cap. VII, p. 536.
97
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
chalchiuhtlatecque (gematistas) y chalchiuhtlacuiloque (“el que trabaja o esculpe
la piedra preciosa”).10
Los lapidarios, al igual que otros artesanos (amantecas, escribanos, plateros y
pintores), transmitían y heredaban su oficio por parentesco a sus hijos como parte
de sus actividades educativas domésticas. La pertenencia a un calpulli, en el que
todos sus habitantes compartían y ejecutaban las mismas técnicas y profesiones
también favorecía la enseñanza de los padres a los jóvenes y la transmisión del
conocimiento de las técnicas de producción y los secretos de los oficios.11 Ello se
debe a que había una gran continuidad en la especialidad familiar del trabajo, ya
que el desempeño en las profesiones se heredaba por vía paterna, es decir de
padres a hijos, como aparece ilustrado en la lámina 70 del Códice Mendocino y
explican las glosas mismas (Figura 2):
Los oficios de carpintero y lapidario y pintor y platero y guarnecedor de plumas,
según que están figurados e intitulados, significan que los tales maestros
enseñaban los oficios a sus hijos, luego, desde muchachos, para que siendo
hombres se aplicasen por sus oficios y ocupasen el tiempo en cosas de virtud,
dándoles consejos que de la ociosidad nacían y se engendraban malos vicios, así
de los de malas lenguas, chismosos, y seguían las borracheras y otros malos
vicios, y poniéndolos otros muchos aterrores que mediante ellos se sometían en
todo aplicarse.12
Figura2.Enseñanza del oficio lapidario de padre a hijo. Códice Mendocino, 70r.
10
Sobre tlatecque y chalchiuhtlatecque véase a Sahagún, op. cit., adiciones al Lib. IX, cap. XV, p.
502, mientras que para chalchiuhtlacuiloque véase Sahagún, Book 8: Kings and Lords. Volume 8
of Florentine Codex, A General History of the Things of New Spain, Arthur O. J. Anderson y
Charles E. Dibble (trads.), Santa Fe, The School of American Resarch/The University of Utah,
1954, pp. 14 y 45.
11
Alfredo López Austin, La educación de los antiguos nahuas, México, SEP-Ediciones El
Caballito, 1985, t. 1, pp. 27-29.
12
Frances Berdan y Patricia Rieff Anawalt, The Essential Codex Mendoza, Berkeley y Los
Angeles, University of California Press, 1997, p. 70r.
98
Los secretos artesanales de los lapidarios:
instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China Otro lugar, aparte de la casa bajo tutela de los padres, donde podía aprenderse y
desarrollarse el oficio de las artes mecánicas era en los templos-escuela de los
barrios o telpochcalli,13 y en unas enormes casas junto a los templos llamadas
cuicacalli o “casa de canto”. 14 En estos centros educativos los mozos de cada
barrio tenían maestros y prelados que les enseñaban y ejercitaban en todo género
de artes; y cuando les detectaban la inclinación a ellas, los encaminaban hasta
hacerlos doctos y hábiles, 15 aunque lo más común era darles la profesión y
trabajos de los padres.16
El oficio también podía estar determinado por el signo del día en el que
nacían los individuos, poniéndoles las insignias e instrumentos de trabajo que les
servirían en el futuro, 17 como aparece ilustrado en el folio 57r del Códice
Mendocino.18 De esta manera, de acuerdo con la fecha de nacimiento, había cierta
predisposición19 a que muchos artesanos de los oficios mecánicos ejercieran su
profesión por haber nacido bajo el signo de xóchitl,20 en el día ce Ozomatli (“1
mono”),21 o en el día ce xóchitl (“1 flor”) dedicado a la diosa Xochiquetzalli.22
b) Los artesanos lapidarios en China
Los trabajadores de la lapidaria en China, al igual que en Mesoamérica, también
debieron aprender el oficio desde temprana edad, para lograr desarrollar sus
habilidades y destrezas con el tiempo. El conocimiento sobre las propiedades de
los materiales pétreos, las posibilidades de elaboración de objetos o la
predilección por determinadas técnicas era parte del aprendizaje y secretos
artesanales adquiridos en cada taller o grupo de trabajo (Figura 3).
13
Durán, op. cit., t. I, lib. I, cap. V, pp. 48-49. Véase también López Austin, op. cit., 1985, t. 1, pp.
25-27.
14
Ibid., t. I, lib. I, cap. XXI, pp. 190-191.
15
Ibid., p. 191.
16
Fray Gerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica Indiana, México, SEP, 2002, Lib. II, cap. XXIV, p.
242.
17
Durán, op. cit., t. I, lib. I, cap. V, p. 57.
Berdan y Anawalt, op. cit., p. 119. Cabe señalar que en esta lámina del Códice Mendocino
también hay otros objetos que podían ser ofrecidos dependiendo del sexo, como escudos y flechas
para que los niños fueran guerreros y escobas e instrumentos de hilar (malacates, hilo de algodón y
cestillas) para que las niñas realizaran actividades propias de la casa.
19
Sin embargo, ésta no siempre era tan tajante ni determinante para la elección del oficio ejercido
(María Castañeda, 2013: comunicación personal).
20
Sahagún, op. cit., 2006, lib. IV, cap. II, p. 219; Durán, op. cit., t. I, lib. II, cap. II, p. 232.
21
Sahagún, op. cit., 2006, lib. IV, cap. XXII, pp. 235-236.
22
Durán, op. cit., t. I, lib. I, cap. XVI, p. 152.
18
99
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
a
b
Figura 3. Enseñanza de secretos artesanales en cada taller o grupo de trabajo (a) y predilección por
determinadas técnicas como el corte con cuerdas de metal, tomadas de www.ancientchina.co.uk (a)
y de Whitlock y Erhmann, 1949, foto 5.
Según la interpretación de las evidencias arqueológicas de los entierros
Liangzhu, las propias élites podrían haber estado directamente involucradas en la
producción de los bienes de prestigio en lapidaria, sobre todo de jade. Esta
propuesta se basa en que en las tumbas de miembros de la élite se han hallado
grandes cantidades de piezas de este material pétreo en proceso de trabajo que no
presentan acabados (pulido, por ejemplo) o con marcas sin borrar de las primeras
etapas de manufactura. Debido a que controlaban la producción y distribución de
los productos terminados, y a que los complicados diseños tenían que ser hechos
por quienes conocieran su representación y simbolismo, considerados productos
“tanto de mentes como de manos”, se sugiere que los artesanos debieron ser
miembros de las élites e incluso los mismos líderes o jefes.23
También existe la propuesta del control de la producción artesanal por los
chamanes, quienes eran grandes maestros artesanos en el corte del jade, por lo
cual elaboraban las piezas más valiosas para la realización de determinados
rituales, permitiéndoles sustentar un monopolio con las entidades sobrenaturales.24
23
Li Liu, “´The Products of Minds as Well as of Hands´: Production of Prestige Goods in the
Neolithic and Early State Periods of China”, Asian Perspectives, vol. 42, núm. 1, 2003, pp. 1-19.
24
Ch´in Hsiao-I, “Introduction”, Collector´s Exhibition of Archaic Chinese Jades, Taipei, National
Palace Museum, 1995, p. 32.
100
Los secretos artesanales de los lapidarios:
instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China 4. Los instrumentos de trabajo
¿Con qué instrumentos se tallaban las piedras preciosas y semipreciosas? En este
apartado abordaremos algunas de las investigaciones que se han hecho al respecto
o las referencias históricas que describen el utillaje empleado.
a) Evidencias del trabajo artesanal en Mesoamérica
Las fuentes históricas nos señalan algunos de los materiales empleados en el
trabajo lapidario. Por ejemplo, los esmeriles, que eran arenas abrasivas hechas de
pequeñas piedras coloradas y molidas, procedentes de las provincias de Anáhuac,
Quetzaltepec y Totótepec (Figura 4a),25 o el tecpaxalli, pedernales de Huaxtepec
molidos hasta convertirlos en polvo o arena, los cuales se utilizaban para pulir las
piedras preciosas (Figura 4b).26 También había varias piedras empleadas a manera
de percutores y cinceles para hacer figuras grandes o pequeñas.27 Para raspar los
espejos de obsidiana se empleaba un abrasivo llamado teuxalli (“arena auténtica”),
y para aserrarlos un tipo de betún hecho de estiércol de murciélago.28 Las cañas
macizas de ótlatl u otate se utilizaban para pulir piedras,29 aunque los espejos se
pulían con cañas o juncos más gruesos llamados quetzalótlatl.30 Para trabajar el
cristal (blanco o rojo), el jade y la “esmeralda”, se empleaba arena de sílice y un
metal duro, después las perforaban con un punzón de metal y finalmente se pulían,
ya fuera con pedernal, con palos o con bambú fino.31 El “pedernal de sangre” se
raspaba con agua y una piedra dura procedente de Matlatzinco (Valle de Toluca),
luego se labraba con “esmeril” y se pulía con bambú. Otro material que se
trabajaba de forma similar, debido a su gran dureza, era la “bola verde”. En
contraste, debido a que el “pedernal de colibrí” y la turquesa no eran piedras muy
duras, se raspaban y pulían solamente con arena, mientras que para la turquesa se
empleaba un instrumento especial llamado “pulidor de turquesas” con el cual se le
daba brillo.32
25
Durán, op. cit., t. II, cap. LVI, p. 425; Sahagún, op. cit., Lib. XI, cap. X, p. 675.
Sahagún, op. cit., 2006, Lib. XI, cap. X, p. 675.
27
Durán, op. cit., t. II, cap. XXIII, p. 191.
28
Sahagún, op. cit., 2006, lib. X, cap. XXIII, p. 557.
29
Ibid., lib. X, cap. XVI, p. 547.
30
Ibid., lib. X, cap. XXIII, p. 557.
31
Ibid., adiciones al lib. IX, cap. III, pp. 507-508.
32
Ibid., p. 508.
26
101
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
a
b
Figura 4. Algunos abrasivos empleados en la lapidaria: esmeril (a) y tecpaxalli (b), tomadas de
Sahagún, 1979, III, Lib. XI, fols. 215-216, pp. 367r-368v.
En cuanto a las evidencias arqueológicas sobre el trabajo artesanal en
lapidaria, las investigaciones dedicadas a ellas son pocas, debido en parte a la
escasez de sus talleres o áreas de producción y porque las evidencias de
producción (piezas en proceso de trabajo y residuos) generalmente han sido
recuperadas en basureros y rellenos constructivos.33 Sin embargo, existen algunos
contextos productivos que pueden ejemplificar el trabajo lapidario prehispánico:
En el sitio de Nativitas, Tlaxcala, en el Centro de México, se recuperaron en
un contexto doméstico más de 4600 piezas de jadeíta del Motagua, varias de ellas
en proceso de trabajo, las cuales estaban asociadas a 1226 perforadores de
pedernal y 41 discos de basalto para pulir las cuentas.34
En el valle del río Motagua se han recuperado más de 9 mil evidencias de
producción de objetos de jadeíta en varios contextos domésticos de 28 sitios, las
cuales estaban asociadas con 401 perforadores de pedernal y varios nódulos de
jadeíta, 35 mientras que en talleres de jadeíta de los sitios de Calakmul en
Campeche y Cancuén en Guatemala se hallaron lajas de caliza con concavidades
en forma de roscas de las mismas dimensiones que las cuentas de jadeíta
33
Hattula Moholy-Nagy, “Middens, Construction Fill, and Offerings: Evidence for the
Organization of Classic Period Craft Production at Tikal, Guatemala”, Journal of Field
Archaeology, núm. 24, 1997, pp. 293-313; Bertina Olmedo Vera y Carlos Javier González
González, “Áreas de Actividad Relacionadas con el Trabajo del Jade”, en Linda Manzanilla (ed.),
Unidades Habitacionales Mesoamericanas y sus Áreas de Actividad, México, IIA/UNAM, 1986,
pp. 75-101; Carlos Javier González González y Bertina Olmedo Vera, “El Trabajo de la Turquesa”,
en Linda Manzanilla (ed.), Unidades Habitacionales Mesoamericanas y sus Áreas de Actividad,
México, IIA/UNAM, 1986, pp. 103-114.
34
Kenneth G. Hirth, Mari Carmen Serra Puche, Jesús Carlos Lazcano Arce y Jason de León,
“Intermittent Domestic Lapidary Production during the Late Formative Period at Nativitas,
Tlaxcala, Mexico”, Archaeological Papers of the American Anthropological Association, núm. 19,
2009, pp. 157-174, pp. 161-166.
35
Erick T. Rochette, “Jade in Full: Prehispanic Domestic Production of Wealth Goods in the
Middle Motagua Valley, Guatemala”, Archaeological Papers of the American Anthropological
Association, núm. 19, 2009, pp. 205-224, pp. 210-214.
102
Los secretos artesanales de los lapidarios:
instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China asociadas y grandes cantidades de navajillas de obsidiana y perforadores de
pedernal.36 Cabe señalar que en Cancuén se recuperaron 3528 piezas de jadeíta, la
mayoría en proceso de trabajo.37
En el taller de Otumba hay lajas y pulidores de basalto y perforadores de
obsidiana y de pedernal. También se propone el uso de abrasivos (obsidiana y
pedernal molidos) y taladros huecos de metal por el hallazgo de bulbos en el
fondo de las perforaciones.38 (Charlton, 1993:235-239).
En el taller de Ejutla en Oaxaca hay lascas de obsidiana, perforadores de
pedernal y taladros de cuarzo. También se propone el empleo de carrizos huecos y
abrasivos para perforar por el hallazgo de cilindros de onyx y el uso de arena y
fibras vegetales para cortes.39
b) Evidencias del trabajo artesanal del jade en China
Entre las piezas lapidarias más antiguas halladas en China están las de nefrita, las
cuales fueron recuperadas en sitios del Neolítico Medio (70000-5000 a.C.). Se ha
planteado que durante esta época el trabajo de estos materiales debió ser muy
sencillo y compartía varias técnicas del resto de la lítica, debido a que los adornos
elaborados presentaban abrasión y corte. Esta situación cambia drásticamente en
la etapa tardía de Era Yangshao hacia finales del Neolítico Tardío (3500-3000
a.C.), cuando en varias culturas ubicadas en las zonas costeras del norte y del sur
de China aumentó su complejidad social. Ello estimuló la jerarquización social a
través de la demanda de bienes de prestigio para la exaltación social o de
parafernalia ritual para la celebración de importantes ceremonias religiosas y
36
William J. Folan, Joel D. Gunn y María del Rosario Domínguez Carrasco, “Triadic Temples,
Central Plazas and Dynastic Palaces: A Diachronic Analysis of the Royal Court Complex,
Calakmul, Campeche, Mexico”, en Takeshi Inomata y Stephen D. Houston (eds.), Royal Courts of
the Ancient Maya. Volume Two: Data and Case Studies, Oxford, Westview Press, 2001, pp. 223265, p. 252; Brigitte Kovacevich, “Ritual, Crafting, and Agency at the Classic Maya Kingdom of
Cancuen”, en E. Christian Wells y Karla L. Davis Salazar (eds.), Mesoamerican Ritual Economy.
Archaeological and Ethnological Perspectives, Boulder, University Press of Colorado, 2007, pp.
67-114.
37
Kovacevich, op. cit., pp. 74-86.
38
Cynthia Otis Charlton, “Obsidian as Jewelry: Lapidary production in Aztec Otumba, México”,
Ancient Mesoamerica, 4, Cambridge, Cambridge University Press, 1993, pp. 231-243.
39
Gary M. Feinman y Linda M. Nicholas, “Craft Production in Classic Period Oaxaca:
Implications for Monte Albán´s Political Economy”, en Izumi Shimada (ed.), Craft Production in
Complex Societies. Multicraft and Producer Perspectives, Utah, University of Utah Press,
(Foundations of Archaeological Inquiry), 2007, pp. 105-113.
103
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
mortuorias que permitieron el desarrollo de una industria especializada en la talla
del jade.40
Este trabajo artesanal llegó a tener tanto desarrollo y distribución durante la
era Longshan del Neolítico Terminal (3000-2000 a.C.), que las culturas han sido
denominadas como “culturas del jade”. Llama la atención que las ubicadas en la
costa este de China fueron de las primeras en lograr el apogeo en este material
pétreo, debido a que en sus cercanías estaban disponibles importantes yacimientos
de esta materia prima, mientras que en las zonas interiores fue más tardío y con
pocos objetos de menor calidad.41 A pesar de esta generalización en el uso del
jade y a que existían algunas formas de piezas compartidas a nivel interregional,
en cada región se aprecian diferentes tradiciones artísticas locales asociadas al
simbolismo de determinados objetos y diseños.42
Desafortunadamente son pocos los estudios sobre las herramientas
empleadas en la elaboración de objetos de jade en China, debido en parte a la
escasez de contextos productivos o talleres. Sin embargo, algunas de ellas han
podido conocerse debido a los hallazgos en contextos arqueológicos, a lo
reportado en las fuentes históricas y a algunas herramientas expuestas en museos
regionales (Figuras 5 y 6). Por ejemplo, se han recuperado lajas de arenisca para
desgastar en algunos contextos productivos de jade de sitios Neolíticos,43 mientras
que el empleo de discos y herramientas de bronce, hierro y acero se describe en
algunas fuentes escritas y existen algunas imágenes sumamente detalladas sobre
los distintos procesos llevados a cabo.44 En general, el trabajo del jade en China se
40
Mou Yongkang y Wu Ruzuo, “A Discussion of Jade Age”, en Roderick Whitfield y Wang Tao
(eds. y trads.), Exploring China´s Past. New Discoveries and Studies in Archaeology and Art,
London, Saffron, 1999, pp. 41-49.
41
Walburga Wiesheu, “Culturas tempranas del jade en las civilizaciones de China y Mesoamérica:
economía de un piedra ´preciosa´ en las etapas formativas de su desarrollo”, en Lucía Chen y
Alberto Saladino (eds.), La Nueva Nao: de Formosa a América Latina, Taipei, Universidad de
Tamkang, 2010, pp. 371-389, p. 373.
42
Ibid.
43
Gwen P. Bennett, “Context and Meaning in Late Neolithic Lithic Production in China: The
Longshan Period in Southeastern Shandong Province”, Archaeological Papers of the American
Anthropological Association, vol. 17, núm. 1, 2007, pp. 52-67, pp. 56-59; Jianfang Lu y Tao Hang,
“Prehistoric jade working based on remains at the site of Dingshadi”, en E. Childs-Johnson (ed.),
Chinese Jades of Late Neolithic Through Han Periods. Enduring Art of Jade Age China, Nueva
York, Throckmorton Fine Art, 2002, vol. II, pp. 31-42; Forsyth, op. cit., pp. 56-57.
44
Sidney Howard Hansford, Chinese Jade Carving, Londres, Lund Humphries, 1950; W. L.
Hidburgh, “Chinese methods of cutting hard stones”, Journal of the Royal Anthropological
Institute 37, 1907, pp. 189-195; Margaret Sax, Nigel D. Meeks, Carol Michaelson y Andrews P.
Middleton, “The identification of carving techniques on Chinese jade”, Journal of Archaelogical
Science, núm. 31, 2004, et al., op. cit., p. 1414; Daphne Lange Rosenzweig, “A Chinese
104
Los secretos artesanales de los lapidarios:
instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China ha dividido en tres grandes momentos: el Neolítico (6000-1600 a.C.) con el
empleo de herramientas de piedra, muchas de ellas desconocidas; la Edad de
Bronce (1600-226 a.C.) caracterizada por la introducción de discos y utensilios
de cobre y bronce; y finalmente la Edad de Hierro (226 a.C.) al presente, donde el
utillaje anterior fue sustituido por piezas de hierro y acero.45
a
b
c
d
Figura 5. Algunas técnicas e instrumentos de trabajo del jade en China: perforador de arco (a),
corte con discos metálicos (b), aserrado con cuerdas de acero y abrasivos (c) y discos metálicos
para hacer diseños incisos. Ilustraciones de Li Shih-Ch´uan tomadas de Roger Keverne, 1995, p.
45.
Chronology”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp. 42-48, p. 45; Ward,
op. cit., pp. 291-293.
45
Forsyth, op. cit., pp. 56-57 y 77; Hansford, op. cit., pp. 91-110; Sax et al., op. cit., pp. 14131414.
105
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
Figura 6. Ejemplos de instrumentos de trabajo del jade en China.
Cabe señalar que en opinión de Mou y Wu, el trabajo del jade constituye un
parteaguas en la tecnología lítica, ya que se requieren de técnicas lapidarias
desarrolladas y que implican una gran cantidad de tiempo de trabajo invertido.
Según ellos, para darle forma se empleaban arenas abrasivas y cuerdas para
cortarlos, y que debido a su gran dureza y escasez de material de buena calidad,
las técnicas empleadas debían aprovechar al máximo cada bloque.46
También se han planteado que ya desde los artesanos Liangzhu se empleaba
un torno de taladrar y una rueda de esmeril de rotación lenta para desgastar,
perforar y pulir con abrasivos los objetos lapidarios. 47 Así mismo, el uso de
cuerdas hechas de tripas o tendones pudo ser utilizado para los perforadores de
arco.48
5. Los espacios de trabajo de los lapidarios
¿Dónde trabajaban los artesanos lapidarios en Mesoamérica y China? En este
apartado abordaremos los pocos datos e investigaciones que se han hecho sobre
este tema en particular, debido en parte a que los talleres lapidarios identificados
arqueológicamente son muy escasos y todavía menos frecuentes los analizados
detalladamente.
a) En Mesoamérica
Son escasas y breves las fuentes históricas que hablan sobre la ubicación de los
lugares de trabajo de los lapidarios, aunque en ellas hay alusión a ciertos espacios
en los palacios, debido a la presencia de artesanos en los complejos palaciegos. Al
46
Mou y Wu, op. cit., pp. 41-42.
Mingda Wang, “A Study of Jades of the Liangzhu Culture”, en Rosemary Scott (ed.), Chinese
Jade, London, Percival Foundation of Chinese Art, 1997, pp. 37-47.
48
Sax et al., op. cit., p. 1414-1425.
47
106
Los secretos artesanales de los lapidarios:
instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China respecto, Sahagún señala que en el totocalli o “casa de las Aves” del palacio de
Moctezuma II, se reunían los artesanos que producían artículos de lujo, como
pintores, orfebres, oficiales de pluma y lapidarios.49 Debido a que laboraban en el
palacio real, eran vigilados muy de cerca y seguramente se les proveía de todos
los insumos e instrumentos que demandaban, siendo recompensados o castigados
si cumplían o no con el trabajo en tiempo y forma. Ello puede inferirse a partir de
Durán, quien refiere que cuando los maestros artesanos eran convocados por el
rey para llevar a cabo encomiendas especiales, como elaborar joyas, las ofrendas y
los regalos para la fiesta de coronación, eran alimentados durante la realización
del encargo, aunque al mismo tiempo recibían amenazas de castigos, e incluso el
destierro, si no cumplían a tiempo con los designios del rey.50 Por el contrario, si
completaban su trabajo satisfactoriamente, recibían como justa recompensa cargas
de maíz, frijol, calabaza, cacao, sal y algodón, además de mantas, ropa y esclavos
para su servicio.51
En el Mapa Tlotzin, aunque no se indica la localización específica de los
espacios de trabajo, se puede destacar las imágenes de siete artesanos ejerciendo
sus oficios ante la presencia del gobernante más conocido de Texcoco,
Nezahualcóyotl. Se trata de (un pintor de manuscritos, un moledor de pigmentos,
un mosaiquero, un orfebre, un trabajador de plumas, un lapidario y un ebanista).52
Esta escena ilustra cómo este huey tlatoani reunió a los mejores artesanos de esa
ciudad para trabajar en el palacio y convertirlo en un atractivo centro cultural para
el cultivo y desarrollo de las artes.53
Si uno revisa las imágenes que ilustran a los lapidarios en el libro IX del
Códice Florentino, es posible apreciar que los espacios de trabajo estaban en
lugares abiertos, al aire libre, como patios y terrazas con pisos de mosaico, los
paisajes de montañas, vegetación y edificios utilizados como fondo.54 Un entorno
que coincide con el de los talleres lapidarios identificados arqueológicamente en
distintos sitios mesoamericanos, en el Norte de México y en el Suroeste de los
Estados Unidos. Estos han sido hallados en espacios abiertos (plazas y patios) y
49
Sahagún, op. cit., 2006, Lib. VIII, cap. XIV, p. 450.
Durán, op. cit., t. II, cap. XXXI, pp.245-246; cap. XLII, p. 323; cap. XLIII, p. 341; cap. XLIV,
pp. 346-347 y cap. XLVIII, p. 373.
51
Ibid., t. II, cap. LXIX, p. 507.
52
Elizabeth Hill Boone, Relatos en rojo y negro. Historias pictóricas de aztecas y mixtecos,
México, FCE, 2010, p. 211.
53
Ibid., pp. 212-213.
54
Sahagún, Códice florentino. El manuscrito 218-220 de la colección Palatina de la Biblioteca
Medicea Laurenziana, 3 vols., México, Giunti Barbéra-Archivo General de la Nación, vol. II, p.
56r; Carmen Aguilera, Ensayos sobre iconografía, México, INAH, 2010, t. I, pp. 32-33.
50
107
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
están asociados a arquitectura doméstica o cívico-ceremonial, como en
Teotihuacan, Tula, Copán, Alta Vista, Cañón del Chaco y el valle del río Motagua.
b) En China
Se han identificado lugares de producción lapidaria en varias regiones de China,
como el taller de orejeras de Quijia en el curso superior del río Amarillo, el taller
de piedra y jade de Shijiahe en la cuenca media del Yangtsé y en varios espacios
de trabajo con piezas en proceso de manufactura en sitios Liangzhu, como
Mopandun, Daijiashan y Dingshadi.55 En este último sitio se recuperaron láminas
de pizarra que pudieron ser empleadas para darle lustre a los jades.56
Cabe destacar uno de los contextos analizados con mayor profundidad, el
cual se encuentra en Anyang, a 450 km al sur de Beijing, en el asentamiento de
Yinxu que fue la capital tardía del estado Shang (1220-1050 a.C.). En este lugar
fueron halladas varias piezas en proceso de trabajo y residuos de trabajo en
concha, mármol, jade y bronce dentro de dos estructuras muy elaboradas
próximas al complejo palaciego de Daliankeng y Xiaotun, por lo cual fueron
identificadas como talleres multiartesanales.57 Debido a su cercanía al palacio y
templo principal del sitio, así como estar dentro del recinto amurallado del sitio,
se considera que el rey y la corte estatal Shang debieron centralizar los talleres
para supervisar muy de cerca de los artesanos, al mismo tiempo que establecieron
un fuerte control en la adquisición, producción y distribución de los objetos de
concha, lapidaria y metales.58 Así mismo, debido al tipo de piezas elaboradas, las
cuales muestran una gran inversión de trabajo y habilidad de los artesanos, se
considera que estos últimos debieron tener un gran status o aprecio en la corte,
sobre todo porque los objetos elaborados por ellos fueron los que tuvieron la
mayor carga política como bienes de prestigio exclusivos del rey y su corte en la
región.59 Desafortunadamente, no se dan muchos detalles del trabajo de la concha
o incluso de otros materiales como el jade, debido a que se centra la atención en el
55
Paola, Demattè, “Longshan Era Urbanism: The Role of Cities in Predynastic China”, Asian
Perspectives, vol. 38, núm. 2, 1999, pp. 119-151; Zhouyong Sun, “Reconstructing Manufacturing
Technology and Technological Organization at the Quijia Jue Earring Workshop in Western Zhou
(1046-771 BC) China”, Indo-Pacific Prehistory Association Bulletin, núm. 27, 2007, pp. 28-36;
Liu, op. cit., pp. 1-15.
56
Demattè, “The Chinese Jade Age: Between Antiquarianism and Archaeology”, Journal of Social
Archaeology, núm. 6, 2006, pp. 202-226.
57
Yung-ti Li, “Co-Craft and Multicraft: Section-Mold Casting and the Organization of Craft
Production at the Shang Capital of Anyang”, en Izumi Shimada (ed.), Craft Production in
Complex Societies. Multicraft and Producer Perspectives, Utah, University of Utah Press, 2007,
pp. 200-203.
58
Ibid., pp. 213-215.
59
Ibid., p. 216.
108
Los secretos artesanales de los lapidarios:
instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China mármol, el cual se considera el más valioso de todos los bienes producidos en el
sitio.60
6. Las técnicas de manufactura
En este apartado abordaremos las distintas investigaciones enfocadas en la
tecnología empleada por los antiguos artesanos lapidarios.
a) Estudios tecnológicos de la lapidaria en Mesoamérica
Todavía son pocos los estudios que abordan las técnicas de elaboración de los
objetos lapidarios mesoamericanos, ya que la mayoría se basa principalmente en
lo que señalan las fuentes históricas o se asumen como hechos comprobados las
propuestas sin experimentación de algunas investigaciones realizadas hace varias
décadas. Sin embargo, muchas de las supuestas técnicas y herramientas empleadas
no han sido corroboradas desde esas perspectivas. Parte del problema radica en
que para determinar filiaciones culturales, cronologías y procedencias geográficas
a las piezas, varios arqueólogos e historiadores del arte prehispánico le han dado
demasiado peso a los atributos morfológicos y estéticos.61
En contraste con esta tendencia destaca la publicación del libro Técnicas
Lapidarias Prehispánicas de Lorena Mirambell,62 donde plantea el estudio de los
objetos lapidarios a través de su observación con microscopía estereoscópica y
propone las técnicas y herramientas que pudieron haber sido empleadas en su
elaboración, –siguiendo las definiciones de estos procesos hechas por José Luis
Lorenzo63 en su estudio de artefactos de Tlatilco-. El mayor aporte del libro son
sus ilustraciones, ya que ejemplifican las secuencias de manufactura que la autora
supone debieron seguirse. Desafortunadamente, esta riqueza gráfica ha sido
tomada por otros investigadores como hechos demostrados sin previa
comprobación experimental, 64 por lo cual sus propuestas sobre las técnicas de
60
Ibid., pp. 201-203.
Matthew Williams Stirling, “The olmecs artists in jade”, Essays in Pre-Columbian Art and
Archaeology, vol. 4, 1961, pp. 43-59; Miguel Covarrubias, “Tipología de la industria de piedra
tallada de la Cuenca del Río Mezcala”, IV Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de
Antropología, México, SMA, 1948, pp. 86-90; Carlo T. Gay, Mezcala Stone Sculpture: The
Human Figure, New York, The Museum of Primitive Art, 1967, pp. 5-37; Carlo T. Gay y Frances
Pratt, Mezcala. Ancient sculpture from Guerrero, New York, Balsas Publications, 1992, pp. 10150; Daniel Rubín de la Borbolla, “Escultura precolombina de Guerrero”, en Escultura
Precolombina de Guerrero, México, UNAM, 1964, pp. 5-25; Rosa María Reyna Robles, La
cultura arqueológica Mezcala, México, INAH, 2006.
62
Lorena Mirambell, Técnicas Lapidarias Prehispánicas, México, INAH, 1968.
63
José Luis Lorenzo, Los artefactos de Tlatilco, México, INAH, 1965.
64
Julie Gazzola, “La producción de cuentas en piedras verdes en los talleres lapidarios de La
Ventilla, Teotihuacan”, Arqueología, núm. 36, 2007, pp. 52-70, 53-63; Adolphus Langenscheidt,
“Lapidaria mesoamericana, una reflexión sobre los abrasivos posiblemente usados para trabajar los
chalchihuites duros”, Arqueología, núm. 36, 2007 pp. 179-206, pp. 184-202.
61
109
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
manufactura empleadas deberían matizarse. De igual forma, pocos estudios
retoman el clásico trabajo de tecnología prehistórica de Semenov,65 por lo cual no
realizan comparaciones sistemáticas de las piezas con microscopía y como
carecen de experimentos que les permitan identificar qué herramientas producen
los rasgos observados, sus propuestas no pasan de meras suposiciones.
Por ello y para resolver las problemáticas anteriores, en el 2004 da inicio el
proyecto “La lapidaria del Templo Mayor: estilos y tradiciones tecnológicas”,
dentro del cual se crea un taller de arqueología experimental en lapidaria con sede
en el Museo del Templo Mayor. En dicho taller se han estado realizando las
modificaciones que presentan estos objetos (cortes, percusiones, desgastes,
perforaciones, incisiones, calados y acabados), con base en el tipo de materia
prima manufacturada y empleando para ello las herramientas y procesos que, por
diversas fuentes de información (fuentes históricas, contextos arqueológicos y
propuestas de investigadores), es posible suponer que fueron utilizados por los
pueblos del México prehispánico (Tabla 2):66
TABLA 2. TIPOS DE MODIFICACIONES Y HERRAMIENTAS EMPLEADAS
MODIFICACIÓN
HERRAMIENTAS
Desgastes de superficies
Basalto, andesita, riolita, arenisca, caliza y granito, adicionando
agua y ocasionalmente arena.
Cortes
Arena, agua y tiras de piel o cuerdas vegetales.
Herramientas líticas de pedernal y obsidiana
Perforaciones
Abrasivos (arena, ceniza volcánica, polvo de obsidiana, polvo de
pedernal y polvo de cuarzo), animados con ramas de carrizo,
adicionando agua.
Herramientas líticas de pedernal y obsidiana.
Calados
Abrasivos (arena, ceniza volcánica, polvo de obsidiana, polvo de
pedernal), animados con ramas de carrizo de gran diámetro,
adicionando agua.
Incisiones
Herramientas líticas de pedernal y obsidiana.
Acabados
Pulido con abrasivos, agua y trozos de piel.
Bruñidos con trozos de piel en seco.
La aplicación de ambos acabados.
Posterior a la fase experimental, son analizadas y comparadas las huellas
experimentales con las presentes en las modificaciones de las piezas
arqueológicas, utilizando para ello los niveles de observación planteados por
Velázquez para el proyecto “Técnicas de manufactura de los objetos de concha
65
Sergei A. Semenov, Prehistoric Technology, an Experimental Study of the oldest Tools and
Artefacts from traces of Manufacture and Wear, Londres, Cory, Adams & MacKay, 1964.
66
Sahagún, op. cit., pp. 334-339; Olmedo y González, op. cit., pp. 88-95; Kovacevich, op. cit., pp.
74-86.
110
Los secretos artesanales de los lapidarios:
instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China del México prehispánico”, 67 los cuales son: macroscópico (simple vista),
microscopía óptica (10x y 30x) y Microscopía Electrónica de Barrido (100x, 300x,
600x y 1000x). Cabe señalar que esta última es la que ha ofrecido los mejores
resultados para caracterizas huellas superficiales, como su topología, rugosidad,
porosidad y presencia de líneas o bandas.
De esta manera han podido identificarse algunos patrones tecnológicos en los
objetos lapidarios ofrendados en Tenochtitlan, pero también han podido estudiarse
con esta misma metodología objetos de otras colecciones y sitios mesoamericanos
que han permitido distinguir diferentes tradiciones de manufactura (Figura 7).68
a
b
Figura 7. Análisis tecnológico de una perforación de una cuenta de turquesa del Templo Mayor de
Tenochtitlan (a) y su comparación con una horadación experimental con buriles de pedernal (b).
b) Estudios tecnológicos de lapidaria en China
Si bien se han realizado descripciones detalladas de las herramientas metálicas
empleadas por los artesanos chinos actuales, solamente conocemos un caso en el
que se hayan estudiado a detalle las huellas de manufactura de jades chinos. Ese
estudio fue realizado por personal del British Museum sobre una colección de
ocho objetos de distintos períodos de China, como de las culturas Hongshan y
67
Adrián Velázquez Castro, La producción especializada de los objetos de concha del Templo
Mayor de Tenochtitlan, México, INAH, 2007.
68
Emiliano Melgar y Reyna Solís, “Caracterización de huellas de manufactura en objetos
lapidarios de obsidiana del Templo Mayor de Tenochtitlan”, Arqueología 42, 2009, pp. 118-134.
Emiliano Melgar Tísoc, “Una relectura del comercio de la turquesa: entre yacimientos, talleres y
consumidores”, en Janet Long Towell y Amalia Attolini Lecón (coords.), Caminos y mercados de
México, México, UNAM-INAH, 2010, pp. 153-168. Sofía Martínez del Campo Lanz (ed.), La
Máscara de Malinaltepec, México, INAH, 2010; Emiliano Melgar Tísoc, Reyna Solís Ciriaco y
Ernesto González Licón, “Producción y prestigio en concha y lapidaria de Monte Albán”, en
Emiliano Melgar Tísoc, Reyna Solís Ciriaco y Ernesto González Licón (eds.), Producción de
bienes de prestigio ornamentales y votivos de la América antigua, Miami, Syllaba Press, 2010, pp.
6-21.
111
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
Liangzhu del Neolítico (4000-2500 a.C.), las dinastías Zhou Oriental y Occidental
(siglos XI al III a.C.) y las dinastías Ming y Qing (siglos XIV al XX).69
Para identificar las huellas de manufactura que deja cada herramienta
llevaron a cabo algunos experimentos empleando utensilios metálicos como
discos y cuchillos de cobre y acero, siendo los primeros movidos por energía
eléctrica. Los rasgos producidos fueron observados y comparados con los
presentes en las piezas arqueológicas con ayuda de un Microscopio Electrónico de
Barrido (MEB), amplificando las imágenes hasta 40x. Para agilizar el estudio se
realizaron réplicas de las modificaciones con moldes de silicón, para poder ser
cubiertos con iones de oro y observados al alto vacío en el MEB.70
De esta manera pudo confirmarse el empleo de herramientas metálicas, sobre
todo los discos, en las piezas de las dinastías Zhou Oriental y Occidental, así
como en las dinastías Ming y Qing (Figura 8). Así mismo, se determinó el empleo
de seis técnicas en la manufactura de los jades chinos: perforación y corte con
herramientas giratorias (discos), así como corte con lasca, corte con arco y cuerda
tensa, incisión y abrasión puntual. 71 Desafortunadamente, no pudieron
identificarse las herramientas empleadas en las piezas Neolíticas.
Otro estudio dedicado al análisis de la tecnología empleada en el jade es el de
los geólogos chinos Wen y Jing, quienes proponen cómo los antiguos lapidarios
lograron darles colores blanquecinos y matices amarillentos a varios de los jades
hallados en Liangzhu. Según ellos, los artesanos sometieron las piezas a
temperaturas mayores a 900 grados, lo cual provocaba su “blanqueamiento” y
favorecía su trabajo para elaborar complicados diseños.72
69
Sax et al., “The identification of carving techniques on Chinese jade”, Journal of Archaelogical
Science, núm. 31, 2004, pp. 1413-1428, p. 1415.
70
Ibid., pp. 1416-1421.
71
Ibid., pp. 1418-1426.
72
Wen Guang y Zichun Jing, “A Geoarchaeological Study of Chinese Jade”, en Rosemary Scott
(ed.), Chinese Jade, London, Percival Foundation of Chinese Art, 1997, pp. 105-122; Wen Guang
y Zichun Jing, “Chinese Neolithic Jades: A Preliminary Geoarchaeological Study”,
Geoarchaeology, vol. 7, núm. 3, 1992, pp. 251-275.
112
Los secretos artesanales de los lapidarios:
instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China a
b
Figura 8. Análisis tecnológico de jades chinos, en donde se identificaron huellas de disco de metal
(a), pero no pudieron identificarse los materiales líticos empleados en jades Neolíticos (b).
Tomado de Sax et al., 2004.
También ha habido experimentos encaminados a identificar el uso de
materiales abrasivos más duros que el cuarzo, como el corindón y el polvo de
diamante, para pulir piezas de jade, así como puntas de diamante para realizar los
diseños incisos. A partir de estos análisis, su comparación con las huellas de
manufactura de hachas de jadeíta Liangzhu, y a la existencia de yacimientos
locales de estas materias primas, se ha sugerido que los lapidarios Liangzhu
pudieron emplear estos abrasivos desde el 2500 a.C.73
Conclusiones
Como podemos apreciar en la información anterior, en ambas regiones las
materias primas de la lapidaria fueron consideradas de los bienes más preciados,
elaborando una gran variedad de ornamentos y algunas herramientas y
vestimentas, destinando su uso principalmente a los grupos de élite o a personajes
importantes. También los artesanos lapidarios aprendían el oficio desde edades
muy tempranas para desarrollar sus habilidades y destrezas con el tiempo. Incluso
hay propuestas de que estos trabajadores pudieran ser parte de las élites o los
mismos jefes y chamanes. Así mismo, debió existir un control de la producción y
distribución de estos bienes de prestigio, los cuales reforzaban las diferencias
sociales y el monopolio de relacionarse con las entidades sobrenaturales.
73
Peter J. Lu, et al., “The Earliest Use of Corundum and Diamond in Prehistoric China”,
Archaeometry, vol. 47, núm. 1, 2005, pp. 1-12.
113
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
En cuanto a los talleres de lapidaria, son escasos los estudios detallados que
estén enfocados en la tecnología empleada en la elaboración de las piezas. Al
respecto, se han llevado a cabo estudios tecnológicos de las huellas de
manufactura en piezas tanto de China como de Mesoamérica. En ambos casos se
han realizado experimentos de acuerdo con el nivel tecnológico particular de cada
región (herramientas líticas solamente para Mesoamérica y herramientas metálicas
para China), cuyos rasgos resultantes han sido comparados con los presentes en
las piezas arqueológicas. Estas observaciones se han hecho con MEB, empleando
mayores aumentos en el caso mesoamericano, hasta 1000x frente a los 40x de las
piezas chinas. Así mismo, la comparación de piezas entre grupos mesoamericanos
ha permitido identificar varias tradiciones de manufactura. En cambio, las piezas
chinas estudiadas con MEB, al carecer la mayoría de contexto arqueológico y
comparación regional, solamente permiten corroborar determinadas herramientas
sin poder discutir estilos o tradiciones regionales. Quizás si se pudieran aplicar
estos estudios a un mayor número de piezas y sobre todo, de contextos
arqueológicos, podrían aportarse nuevos datos sobre preferencias tecnológicas
regionales o locales y sobre la organización de la producción de los jades chinos.
Para finalizar, este tipo de estudios permiten revelar los secretos artesanales
de los lapidarios al identificar con bastante precisión las herramientas empleadas
en las piezas, al mismo tiempo que contribuyen a delimitar de manera más
adecuada preferencias por determinados materiales en sitios y regiones, lo cual
ofrecerá nuevos datos sobre las características de estilos y tradiciones lapidarias
del México antiguo, así como poder identificar “recreaciones” (imitaciones) de
piezas de estilos particulares. Quizás algo similar podría aplicarse en el estudio de
la lapidaria china para los diferentes grupos que habitaron en el Neolítico o
apreciar cambios tecnológicos y no solamente morfológicos en las dinastías
posteriores.
Agradecimientos
Este estudio no hubiera sido posible sin la ayda de Gerardo Villa del Laboratorio
de Microscopía Electrónica de Barrido del INAH y de las enseñanzas del análisis
tecnológico de Adrián Velázquez del Museo del Templo Mayor.
Fuentes
Aguilera, Carmen, Ensayos sobre iconografía, México, INAH, 2010, vol. I.
Bennett, Gwen P., “Context and Meaning in Late Neolithic Lithic Production in
China: The Longshan Period in Southeastern Shandong Province”,
Archaeological Papers of the American Anthropological Association, vol. 17,
núm. 1, 2007.
114
Los secretos artesanales de los lapidarios:
instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China Berdan, Frances F. y Patricia Rieff Anawalt, The Essential Codex Mendoza,
Berkeley y Los Angeles, University of California Press, 1997.
Bishop, Heber Reginald, The Bishop Collection. Investigations and Studies in
Jade, Nueva York, Mershon Company Press, 1900.
Boda, Yang, “The Glorious Age of Chinese Jades. The Yuan, Ming and Qing
Dynasties”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995.
Boone, Elizabeth Hill, Relatos en rojo y negro. Historias pictóricas de aztecas y
mixtecos, en Juan José Utrilla Trejo (trad.), México, FCE, 2010.
Covarrubias, Miguel, “Tipología de la industria de piedra tallada de la Cuenca del
Río Mezcala”, IV Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología,
México, SMA, 1948.
Demattè, Paola, “Longshan Era Urbanism: The Role of Cities in Predynastic
China”, Asian Perspectives, vol. 38, núm. 2, 1999.
———, “The Chinese Jade Age: Between Antiquarianism and Archaeology”,
Journal of Social Archaeology, núm. 6, 2006.
Drennan, Robert D., “¿Cómo nos ayuda el estudio sobre el intercambio
interregional a entender el desarrollo de las sociedades complejas?”, en Evelyn
Childs Rattray (ed.), Rutas de intercambio en Mesoamérica. III Coloquio Pedro
Bosch Gimpera, México, UNAM, 1998.
Durán, fray Diego, Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra
Firme, paleografía, introducción, notas y vocabulario de Ángel María Garibay,
México, Porrúa, 2006, 2 tomos.
Folan, William J., Joel D. Gunn y María del Rosario Domínguez Carrasco,
“Triadic Temples, Central Plazas and Dynastic Palaces: A Diachronic Analysis
of the Royal Court Complex, Calakmul, Campeche, Mexico”, en Takeshi
Inomata y Stephen D. Houston (eds.), Royal Courts of the Ancient Maya. Volume
Two: Data and Case Studies, Oxford, Westview Press, 2001.
Forsyth, Angus, “Neolithic Chinese Jades. Hemudu to Erlitou Period”, en Roger
Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995.
———, “Post-Neolithic to Han Chinese Jades. Shang to Zhou Period”, en Roger
Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995.
Gazzola, Julie, “La producción de cuentas en piedras verdes en los talleres
lapidarios de La Ventilla, Teotihuacan”, Arqueología, núm. 36, 2007.
González González, Carlos Javier y Bertina Olmedo Vera, “El trabajo de la
turquesa”, en Linda Manzanilla (ed.), Unidades Habitacionales Mesoamericanas
y sus Áreas de Actividad, México, IIA-UNAM, 1986.
Guang, Wen y Zichun Jing, “A Geoarchaeological Study of Chinese Jade”, en
Rosemary Scott (ed.), Chinese Jade, London, Percival Foundation of Chinese
Art, 1997.
115
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
———, “Chinese Neolithic Jades: A Preliminary Geoarchaeological Study”,
Geoarchaeology, vol. 7, núm. 3, 1992.
Gump, Richard, Jade: Stone of Heaven, Nueva York, Doubleday & Company,
1962.
Hansford, Sidney Howard, Chinese Jade Carving, Londres, Lund Humphries,
1950.
———, Jade: Essence of Hills and Streams. The Von Oertzen Collection of
Chinese and Indian Jades, Londres, Purnell and Sons, 1969.
Hidburgh, W. L., “Chinese methods of cutting hard stones”, Journal of the Royal
Anthropological Institute 37, 1907.
Hirth, Kenneth G., Mari Carmen Serra Puche, Jesús Carlos Lazcano Arce y Jason
De León, “Intermittent Domestic Lapidary Production during the Late Formative
Period at Nativitas, Tlaxcala, Mexico”, Archaeological Papers of the American
Anthropological Association, núm. 19, 2009.
Hsiao-I, Ch´in “Introduction”, en Collector´s Exhibition of Archaic Chinese Jades,
Taipei, National Palace Museum, 1995.
Huang, Tsui-Mei, The role of jade in the Late Neolithic Culture of Ancient China:
The case of Liangzhu, Tesis de Doctorado, Pittsburgh, University of Pittsburgh,
1992.
Inomata, Takeshi, “The Power and Ideology of Artistic Creation. Elite Craft
Specialists in Classic Maya Society”, Current Anthropology vol. 42, núm. 3,
2001.
Kovacevich, Brigitte, “Ritual, Crafting, and Agency at the Classic Maya Kingdom
of Cancuen”, en E. Christian Wells y Karla L. Davis Salazar (eds.),
Mesoamerican Ritual Economy. Archaeological and Ethnological Perspectives,
Boulder, University Press of Colorado, 2007.
Lange Rosenzweig, Daphne, “A Chinese Chronology”, en Roger Keverne (ed.),
Jade, Londres, Lorenz Books, 1995.
Langenscheidt, Adolphus, “Lapidaria mesoamericana, una reflexión sobre los
abrasivos posiblemente usados para trabajar los chalchihuites duros”,
Arqueología, núm. 36, 2007.
Li, Yung-ti, “Co-Craft and Multicraft: Section-Mold Casting and the Organization
of Craft Production at the Shang Capital of Anyang”, en Izumi Shimada (ed.),
Craft Production in Complex Societies. Multicraft and Producer Perspectives,
Utah, University of Utah Press, 2007.
Liu, Li, “´The Products of Minds as Well as of Hands´: Production of Prestige
Goods in the Neolithic and Early State Periods of China”, Asian Perspectives,
vol. 42, núm. 1, 2003.
López Austin, Alfredo, La educación de los antiguos nahuas, México, SEPEdiciones El Caballito, 1985, 2 tomos.
116
Los secretos artesanales de los lapidarios:
instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China Lorenzo, José Luis, Los artefactos de Tlatilco, México, INAH, 1965.
Lu, Jianfang y Tao Hang, “Prehistoric jade working based on remains at the site
of Dingshadi”, en E. Childs-Johnson (ed.), Chinese Jades of Late Neolithic
Through Han Periods. Enduring Art of Jade Age China, Nueva York,
Throckmorton Fine Art, 2002, vol. II.
Lu, Peter, Nan Yao, Jenny F. So, George E. Harlow, Lu Jianfang, Wang Genfu y
Paul M. Chaikin, “The Earliest Use of Corundum and Diamond in Prehistoric
China”, Archaeometry, vol. 47, núm. 1, 2005.
Martínez del Campo Lanz, Sofía, (ed.), La Máscara de Malinaltepec, México,
INAH, 2010.
Máynez, Pilar, El Calepino de Sahagún: un acercamiento, México, UNAM-FCE,
2002.
McElney, Brian S., “Han to Song Chinese Jades. The Western Han to Southern
Song Period”, en Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995, pp.
111-126.
Mirambell, Lorena, Técnicas Lapidarias Prehispánicas, México, INAH, 1968.
Melgar Tísoc, Emiliano, “Una relectura del comercio de la turquesa: entre
yacimientos, talleres y consumidores”, en Janet Long Towell y Amalia Attolini
Lecón (coords.), Caminos y mercados de México, México, UNAM-INAH, 2010.
Melgar Tísoc, Emiliano, Reyna Solís Ciriaco y Ernesto González Licón,
“Producción y prestigio en concha y lapidaria de Monte Albán”, en Emiliano
Melgar Tísoc, Reyna Solís Ciriaco y Ernesto González Licón (eds.), Producción
de bienes de prestigio ornamentales y votivos de la América antigua, Miami,
Syllaba Press, 2010.
Mendieta, Fray Gerónimo de, Historia eclesiástica Indiana, México, SEP, 2002.
Moholy-Nagy, Hattula, “Middens, Construction Fill, and Offerings: Evidence for
the Organization of Classic Period Craft Production at Tikal, Guatemala”,
Journal of Field Archaeology, núm. 24, 1997.
Molina, Alonso de, Vocabulario en lengua Mexicana y castellana, México,
Porrúa, 1977.
Olmedo Vera, Bertina y Carlos Javier González González, “Áreas de Actividad
Relacionadas con el Trabajo del Jade”, en Linda Manzanilla (ed.), Unidades
Habitacionales Mesoamericanas y sus Áreas de Actividad, México, IIA/UNAM,
1986.
Reyna Robles, Rosa María, La cultura arqueológica Mezcala, México, INAH,
2006.
Rincón, Antonio del, Arte mexicana, México, Secretaria de Fomento, 1885.
Rochette, Erick T., “Jade in Full: Prehispanic Domestic Production of Wealth
Goods in the Middle Motagua Valley, Guatemala”, Archaeological Papers of the
American Anthropological Association, núm. 19, 2009.
117
Emiliano Ricardo Melgar Tísoc
Reyna Beatriz Solís Ciriaco
Rubín de la Borbolla, Daniel, “Escultura precolombina de Guerrero”, en
Escultura Precolombina de Guerrero, México, UNAM, 1964.
Sahagún, fray Bernardino de, Book 8: Kings and Lords. Volume 8 of Florentine
Codex, A General History of the Things of New Spain, Arthur O. J. Anderson y
Charles E. Dibble (trads.), Santa Fe, The School of American Resarch/The
University of Utah, 1954.
———, Historia General de las Cosas de la Nueva España, México, Porrúa,
2006.
Sax, Margaret, Nigel D. Meeks, Carol Michaelson y Andrews P. Middleton, “The
identification of carving techniques on Chinese jade”, Journal of Archaelogical
Science, núm. 31, 2004.
Semenov, Sergei A., Prehistoric Technology, an Experimental Study of the oldest
Tools and Artefacts from traces of Manufacture and Wear, Londres, Cory,
Adams & MacKay, 1964.
Shoudao, Sun y Guo Dashur, “Hongshan Jades – The Origins of the Dragon”, en
Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995.
Siméon, Rémi, Diccionario de la lengua náhuatl o Mexicana, México, Siglo XXI,
2010.
Stirling, Matthew Williams, “The olmecs artists in jade”, Essays in PreColumbian Art and Archaeology, vol. 4, 1961.
Sun, Zhouyong, “Reconstructing Manufacturing Technology and Technological
Organization at the Quijia Jue Earring Workshop in Western Zhou (1046-771
BC) China”, Indo-Pacific Prehistory Association Bulletin, núm. 27.
Tang, Chung, (ed.), East Asian Jade: Symbol of Excellence, Hong Kong, Chinese
University of Hong Kong, 1998.
Torquemada, fray Juan de, Monarquía Indiana. De los veinte y un libros rituales y
monarquía indiana, con el origen y guerras de los indios occidentales, de sus
poblazones, descubrimiento, conquista, conversión y otras cosas maravillosas de
la mesma tierra, México, UNAM, 1975.
Velázquez Castro, Adrián, La producción especializada de los objetos de concha
del Templo Mayor de Tenochtitlan, México, INAH, 2007.
Mingda Wang, “A Study of Jades of the Liangzhu Culture”, en Rosemary Scott
(ed.), Chinese Jade, London, Percival Foundation of Chinese Art.
Ward, Fred, “Jade. Stone of Heaven”, National Geographic, vol. 172, núm. 3,
1987.
Yongkang, Mo, “Richesse and Ritual – The Impetus of Liangzhu Jades”, en
Roger Keverne (ed.), Jade, Londres, Lorenz Books, 1995.
Weiner, Annette, Inalienable possessions: The paradox of keeping-while-giving,
Berkeley, University of California Press, 1992.
118
Los secretos artesanales de los lapidarios:
instrumentos y técnicas de trabajo en Mesoamérica y China Whitlock, Herbert P. y Martin L. Ehrmann, The Story of Jade, New York,
Sheridan House.
Wiesheu, Walburga, “Culturas tempranas del jade en las civilizaciones de China y
Mesoamérica: economía de un piedra ´preciosa´ en las etapas formativas de su
desarrollo”, en Lucía Chen y Alberto Saladino (eds.), La Nueva Nao: de
Formosa a América Latina, Taipei, Universidad de Tamkang, 2010.
Wimmer, Alexis, “Diccionario de náhuatl clásico”, consultado como parte del
Gran diccionario del náhuatl en el CD Compendio Enciclopédico del Náhuatl,
México, INAH, 2009.
Yongkang, Mou y Wu Ruzuo, “A Discussion of Jade Age, en Roderick Whitfield
y Wang Tao (eds. y trads.), Exploring China´s Past. New Discoveries and
Studies in Archaeology and Art, London, Saffron, 1999.
119
HISTORIA, MITOS Y LEYENDAS EN LA NARRATIVA
DON CÉSAR FALLET, UN SUIZO PRUSIANO: SUS
HAZAÑAS EN EUROPA Y EL SURESTE DE ASIA, Y
LA INQUISICIÓN DE MANILA Y DE MÉXICO
Thomas Hillerkuss
Unidad Académica de Estudios de las Humanidades
Universidad Autónoma de Zacatecas, México
1. Introducción
En 1748 en Manila, cuando fray Juan Álvarez, comisario del Santo Oficio, inició
las averiguaciones contra don César Fallet, teniente coronel del rey de Prusia y
comerciante suizo, el mundo había alcanzado la globalización, a pesar de guerras
continuas en el continente europeo y las crecientes tensiones entre las potencias
europeas por el dominio de América, Asia y África y los océanos que rodeaban
estos tres continentes, conflictos de que saldrían los ingleses como victoriosos. Al
mismo tiempo, por los intereses y necesidades económicos estas potencias (en
primer lugar, Inglaterra, España, Francia, Holanda y Portugal) tuvieron que incluir
en sus ejércitos o como pobladores en sus colonias a personas nacidas fuera de sus
reinos, como italianos, alemanes, húngaros, suizos, suecos y daneses. A pesar de
ser extranjeros podían hacer carrera militar o ser respetados y exitosos
comerciantes en tierra o en mar.
Las nuevas ideas de la Ilustración que llevaron, en los hechos pero no en las
palabras, a una convivencia más tolerante en asuntos de fe y el panorama político
de esta época que fomentaba el pragmatismo, en conjunto, promovieron una hasta
la fecha desconocida circulación de individuos de unas partes a otras. Eso no era
novedoso. América fue descubierta por Cristóbal Colón, un genovés en servicio
de los Reyes Católicos de España; pero también había un escosés que primero se
fue a Cartagena de Indias, para arribar en 1533 a la Nueva España, donde
participó en 1540 en la expedición a Cíbola (Nuevo México); pocos años después
era vecino de México-Tenochtitlan, donde vivía con su mujer, una española, y su
hijastra.1 Nicolao Griego, por su parte, era originario del pueblo de Sira, en la isla
1
Francisco de Icaza, Diccionario autobiográfico de conquistadores y pobladores de Nueva
España, Guadalajara, Edmundo Aviña Levy, 1969, n° 738.
Thomas Hillerkuss
de Kreta, y trabajaba en 1577 como guardamina en Zacatecas y se había casado
con una mujer descrita como “morena”.2 Uno de los primeros pobladores de las
minas del Fresnillo en 1566, a 50 kilómetros de Zacatecas, fue Jácome Chafín,
chipriota. 3 Alejandre Griego, como su apellido indica, fue otro personaje
originario de este país mediterráneo; a pesar de sus numerosos altercados con el
Santo Oficio que le acusó de mal hablador y que le condenó a altas multas, fue un
carretero exitoso en el Camino Real de la Plata y en el Camino Real de Tierra
Adentro. Su hijo, Juan de Condomafeo, logró ser dueño de una manzana completa
de edificios en la ciudad de Zacatecas; además, por sus sobresalientes habilidades
con la pluma éste, como joven criollo en primera generación, se encargó, sin
haber recibido una educación formal en una escuela, colegio o universidad, de los
asuntos jurídicos de don Juan de Oñate y Salazar, quien en 1598 fue el capitán
general de la expedición a Nuevo México.4 También cabe mencionar a Joan de
Páez, un samurai japonés quien se hizo vecino sumamente respetable de
Guadalajara en la primera mitad del siglo XVII5, y a János Ratkay, miembro de
una estirpe noble de Hungría, padre de la Orden de los jesuitas y misionero en la
Sierra Tarahumara durante la segunda mitad del siglo XVII.6
No obstante, algo importante distinguía a estos individuos de don César
Fallet, nuestro protagonista: acerca de su fe en ningún momento hubo dudas y la
mayoría habían nacido en familias de católicos por generaciones, pero don César
vio la luz del mundo en 17027 como hijo de padres calvinistas y, como él mismo
afirmó, fue educado en este credo. 8 200 años antes, sólo por este hecho le
2
Rubén Villaseñor Bordes, La Inquisición en la Nueva Galicia (siglo XVI), Guadalajara, Vera,
1959, pp. 83-88.
3
Relaciones geográficas del siglo XVI - 10: Nueva Galicia (René Acuña, ed.), México, UNAM,
Instituto de Investigaciones Antropológicas, Etnohistoria, Serie Antropológica, 65, 1988, p. 127.
4
Thomas Hillerkuss, Diccionario biográfico del Occidente novohispano, Tomo D-G…, p. 306.
Archivo General de Indias, Sevilla (en adelante AGI), Escribanía de Cámara 1011A, Causa
contra Antonio de Saavedra, corregidor de Zacatecas, Zacatecas-Guadalajara-Madrid, 15971599. AGI, Audiencia de Guadalajara 8, R° 10, N° 45, exp. 6, Guadalajara, 18 de enero de 1596.
Audiencia de la Nueva Galicia. Testimonio del auto de capítulos contra don Antonio de Saavedra,
corregidor de la ciudad de Zacatecas, ff. 12v-14v.
5
Melba Falck Reyes y Palacios, El japonés que conquistó Guadalajara. La historia de Juan de
Páez en la Guadalajara del siglo XVII, Guadalajara, Universidad de Guadalajara y Biblioteca
Pública del Estado de Jalisco Juan José Arreola, 2009.
6
Luis González Rodríguez, “Ivan Ratkaj, de la nobleza croata, misionero jesuita e historiador de
la Tarahumara (1647-1683)”, en Anales de Antropología, Vol. 31, México, UNAM, Instituto de
Investigaciones Antropológicas, 1994 pp. 203-244.
7
Archivo Histórico Nacional, Madrid (en adelante AHN-M), Inquisición 1730, exp. 31, n° 2,
Madrid, 1758, en el Consejo Supremo de la Santa General Inquisición. Proceso de fe de don César
Fallet, f. 39.
8
Ibid., pp. 38v-39.
124
Don César Fallet, un suizo prusiano: sus hazañas en Europa y el sureste de Asia, y la
Inquisición de Manila y de México
hubieran impedido entrar a cualquier territorio español; en caso de haberlo
logrado hubiera vivido bajo la amenaza de caer en manos de la Inquisición que
solamente hacía una cosa con miembros de tan “perversa secta”: quemarlos. Don
César tuvo la suerte de haber nacido en otros tiempos cuando, como fue explicado
arriba, los asuntos de la fe y el mismo tribunal del Santo Oficio en España y sus
colonias se hallaban subordinados a otros intereses mucho más mundanos, sobre
todo, a aquellos del Estado.
2. Los años mozos de César Fallet hasta su arriba a Manila
Neuchâtel9 (o Neuenburg o Neoburgo), la ciudad natal de César, se ubica en la
parte francesa de Suiza, en la ribera del lago del mismo nombre, al poniente de la
capital de Berna; para los primeros años del siglo XVIII sus habitantes ya se
habían ganado fama por su producción de relojes, muñecos mecánicos y
La ciudad de Neuchâtel en 1645. Gravado de Merián, 1645,
propiedad privada.
vinos blancos, lo que les permitía vivir de manera
próspera. En 1702 Neuchâtel y su jurisdicción formaba parte de las propiedades
de la familia de Orléans-Longueville, para pasar en 1707, en el contexto de los
numerosos conflictos de sucesión de varias casas reales, a Prusia, siendo hasta
1848 un principado de este reino.10
Acerca de sus progenitores don César explicó que ambos eran calvinistas, no
9
La ubicación de Neuchâtel en Suiza, “Helvetia, cum finitinis regionibus confæderatis. Gerard
Mercator y Guiljelmus Bleau”.
10
Lionel Bartolini, Historisches Lexikon der Schweiz, “Neuenburg (Kanton)” (actualizado el 3 de
noviembre de 2011) (consultado el 20 de abril de 2013).
125
Thomas Hillerkuss
obstante que su padre había nacido en el seno de una familia francesa de católicos;
se convirtió para contraer matrimonio con su madre, cuyos antepasados, desde
generaciones, eran calvinistas, con excepción de dos hijos del hermano de su
abuelo, que se reconciliaron a la fe católica en París y en Flandes,
respectivamente.11
Hasta los 14 años de edad, don César estudió en un colegio de su patria,
donde aprendió griego y latín; a pesar de que no continuó su formación en otras
instituciones educativas, nunca dejó de lado el gusto por leer libros, entre ellos las
obras del padre Antoine Agustin Calmet, “Los Sermones” del padre Luys
Burdalue o “Las vidas de los santos”, y de los prohibidos: “La historia de los
judíos” y la “Teología cristiana” del doctor Prete, calvinista.12 Cuando en 1550
fueron embargados sus bienes en Manila, hallaron en su casa una nutrida
biblioteca con libros que en su mayoría fueron calificados como de erudición;
eran de historia, de viajeros y sobre matemáticas, y escritos en francés, inglés,
flamenco, persa, holandés, latín, griego y español (pero no en alemán y tampoco
en italiano, lo que sorprende). En este momento don César poseía sólo tres
volúmenes prohibidos: dos tomos de la “Historia pública y secreta de la corte de
Madrid”, en español, y la “Historia eclesiástica y civil de Inglaterra”, en inglés; de
esta última, Fallet tomó muchas de sus ideas heréticas que tenía acerca de la
eucaristía y el sacramento y que no correspondían al credo y los dogmas de la
Iglesia Católica.13 Es decir, César era poligloto y, sin tener estudios superiores,
excepcionalmente culto para un hombre de su época; sobre todo, se caracterizaba
por una especial curiosidad.
Una vez egresado del colegio en Suiza, se marchó a París donde se instruyó
por tres años en “habilidades políticas”, para después tomar las armas e inscribirse
en un regimiento suizo. Casi enseguida, en 1719, durante una más de las
numerosas guerras por Nápoles, donde luchó del lado de los austriacos, cayó
cautivo. Afligido por el miedo fue convencido por dos compañeros de su
desgracia, ambos caballeros flamencos, de convertirse, dado que sus amigos
argumentaban que según Jean Calvin (o Juan Calvino) uno se podía salvar tanto
11
AHN-M, Inquisición 1730, exp. 31, n° 2. Madrid, 1758 en el Consejo Supremo de la Santa
General Inquisición, Proceso de fe de César Fallet, pp. 38v-39.
12
Ibid., p. 43rv. En el caso de la “Teología cristiana” se trataba de De Sacrosanctis Novi Foederis
Jesu Christi. Sacramentis In Genere Et In Specie Tractatus Perutilis, de Antonio Prætorio; edición
latina de 1602 en Lichae Solmensium, de la obra De Sacrosanctis Sacramentis novi foederis Jesu
Christi. Eine reformatorische Sakramentenlehre von 1602 über die hochheiligen Sakramente des
Neuen Bundes Jesu Christ.
13
Ibid., pp. 21-22v.
126
Don César Fallet, un suizo prusiano: sus hazañas en Europa y el sureste de Asia, y la
Inquisición de Manila y de México
en el Calvinismo como en la religión católica, pero la Iglesia católica predicaba
que únicamente uno se podía salvar en ella. Con apenas tres días de instrucción se
dejó bautizar. Este último detalle repitió muchas veces en sus audiencias durante
su proceso inquisitorial más de 30 años después; no saber lo suficiente acerca de
los dogmas de la fe católica siempre fue su dolor de cabeza y fue causa principal
de discusiones acaloradas en Manila sobre sus dudas. Tampoco le había servido
comprarse, en la isla Mauricio, un catecismo que se usaba para enseñar a los
niños, porque el contenido de este texto era demasiado limitado frente las obras
eruditas tanto de católicos como de calvinistas que acostumbraba estudiar. 14
Nunca fue confirmado.15
Una vez liberado de su prisión, el coronel suizo que comandaba el
regimiento de don César y que era pariente suyo, por haber dejado el Calvinismo
ya no lo quería recibir, por eso pasó a Sicilia donde Jean François Nicolas de
Bette, marqués de Lede, le hizo su ayudante de campo. Prosiguió en servicio del
emperador austriaco y estuvo en Cataluña hasta el año de 1721, año en que
decidió formar parte de las tropas del rey de Francia. Así se mantuvo hasta 1727,
cuando mientras se hallaba en la isla Mauricio, en el mar Índico, se vio
involucrado en un lance de honor y temeroso de la severidad de los castigos por
duelos decidió huir y viajar con unos ingleses a Madrás, una enclave administrada
por la Compañía Británica de las Indias Orientales en el sur de la India.
Fort St. George, en Madrás (Chennai). Jan Van Ryne (1712–60); Publisher:
Robert Sayer, 1754. National Maritime Museum, London.
14
15
Ibid., pp. 39v-40 y 42-43v.
Ibid., p. 42v.
127
Thomas Hillerkuss
Hasta 1737 se mantuvo con los ingleses quienes le dieron el comando de un
navío de 60 cañones, en el cual hizo varios viajes; entre ellos, en 1733 y 1734,16
uno en que visitó Inglaterra, Francia y Alemania, para luego volver a Madrás y,
más adelante, en que conoció por primera vez Manila. Durante su estancia en
Europa, el Rey de Prusia le otorgó la orden de la Generosidad y lo nombró
teniente coronel de su ejército, 17 en atención de sus méritos en servicio de la
armada británica y por las estrechas relaciones que se habían fomentado en esta
época entre Prusia y el rey Jorge I de Inglaterra, que había nacido en Alemania.
3. César Fallet en Manila: un hombre de dineros y de armas
La ciudad de Manila, a mediados del siglo XVIII, ya no era un enclave reservado
exclusivamente para españoles, nativos y los chinos que traían mercancías de alto
valor desde el continente para venderlas o empacarlas con mucha habilidad y
cargarlas en la nao de la China, gran barco que una vez al año salía a Acapulco.
En estos tiempos, Cavite, su puerto, fue visitado igualmente por holandeses,
ingleses, daneses y portugueses, que después de varios acuerdos económicos entre
las potencias europeas, disfrutaban de muchas libertades para comerciar. Pero
también había navíos españoles que salían hacia diferentes puertos de estas otras
naciones, los cuales se hallaban enclavados en las costas de China, Indonesia, la
India y en varias islas de Asia Oriental. Como contratiempo para todos había
piratas que infestaban las aguas, tanto de pueblos autóctonos como europeos, pero
estos últimos, por lo regular, avalados por cartas para corsear.
Don César Fallet, con mucha habilidad supo aprovecharse de estas
condiciones; se hizo mercader exitoso, militar reconocido y hombre de prestigio.18
No obstante, al mismo tiempo causó envidias y celos por parte de algunos de sus
nuevos vecinos. Aún como subalterno, hizo su primer viaje con españoles en el
mismo año de 1737, cuando se asentó en Manila; durante los siguientes tres años
viajaba entre Manila y Madrás, pero en 1739, además, visitó Cantón, en China.
Tomó residencia definitiva en Manila en 1740; pronto le dieron la vecindad
también.
16
Ibid., p. 64v
Ibid., p. 44.
18
Ibid., p. 55.
17
128
Don César Fallet, un suizo prusiano: sus hazañas en Europa y el sureste de Asia, y la
Inquisición de Manila y de México
Las islas Filipinas en 1764. Carte de îles Filipines. Dressé sur la carte espagnole du R. P.
Murillo de Velarde, propiedad privada.
Dos veces, en 1741 y 1742 se fue a Batavia, hoy Yakarta, una colonia
holandesa, durante el segundo de estos viajes en un barco francés. En 1743 se
hallaba en Macao y negoció el rescate y regreso de 550 prisioneros españoles que
había dejado el almirante George Anson, inglés, cuando tomó la nao de la China,
tarea de que don César se ocupó hasta finales de 1744, cuando en barco propio
trajo a todos a Manila. Gran parte del año de 1745 estuvo en la mar, avalado con
una carta corso que le había concedido el gobernador de Manila; atacó a los
ingleses, hundió uno de sus barcos y pudo tomar otro que significó un rico botín.
La Corona británica no se quedó con las manos cruzadas y puso precio a su
cabeza. Don César, como sabía que era una amenaza real, se hizo más hogareño y
recorrió no más que el archipiélago filipino; durante los años siguientes prestó dos
veces su barco para que acompañara la nao de la China en su viaje redondo a la
Nueva España.19
4. Don César Fallet en las garras de la Inquisición
El 26 de febrero de 1750 por orden del tribunal del Santo Oficio de México, que
había dejado hacer averiguaciones previas, don César fue tomado preso y
encarcelado en el castillo de Santiago de Manila. Sus bienes, como era de
costumbre, fueron embargados, se hizo un inventario de 59 fojas y se nombró a
peritos para traducir los documentos hallados del francés al español. 20 La
19
20
Ibid., pp. 44-45, 64v-65.
Ibid., pp. 21-22v.
129
Thomas Hillerkuss
maquinaria inquisitorial era lenta: después de haberse tomado otras declaraciones
en Manila y ratificadas algunas de las ya existentes, Fallet fue remitido a la Nueva
España, donde el 17 de enero de 1752 entró a las cárceles secretas del Santo
Oficio de la capital.21
¿Qué había pasado? ¿De qué lo acusaron? ¿Qué delito cometió para ser
merecedor de tal persecución que levantó tanto polvo que al final del proceso los
jueces de México tomaron la decisión de enviar la causa a Madrid, al tan temido
Consejo Supremo de la Santa General Inquisición? Este expediente, que es
nuestra fuente principal, es largo y muy detallado, e incluye, por una parte, cartas
en las cuales le acusaban a Fallet de hereje, de mal vivir, seductor de mujeres
casadas, padre de al menos un hijo ilegítimo, bígamo o polígamo y propietario de
obras obscenas, además de no respetar a Dios ni a la Iglesia católica y sus
representantes y tampoco a las autoridades civiles. Por la otra, fueron copiados
largos extractos de numerosas declaraciones en que se detallaban estas
imputaciones; al margen se hallan las refutaciones de Fallet y una u otra nota de
los jueces de México. También fueron trascritas tres largas audiencias con don
César en México y su defensa. Ésta última es una verdadera obra de arte jurídica
la cual, en el transcurso de varios meses, prepararon el mismo Fallet y su letrada.
En este documento contestaron a cada capítulo de la acusación, aceptando lo no
refutable, siempre explicándolo con su desesperada curiosidad para entender bien
los dogmas de la fe católica. Describieron otros aspectos comprobados como
simples pecados veniales, “acciones pecaminosas” o descuidos, pidiendo siempre
clemencia. Con mucho cuidado desarmaron o debilitaron muchas de las
acusaciones más graves, cotejando fechas y lugares que no concordaban; muchas
otras acusaciones las relativizaron y debilitaron como simples malentendidos. Al
denunciante principal, el comisario Álvarez, lo describieron, no sin razón, como
vengativo, injustamente selectivo en su actuar porque no perseguía a otros que
habían cometido delitos parecidos o peores sino sólo a Fallet; y sospechosamente
descuidado en los trámites de este caso cuando debía tomar declaraciones en
forma y pasar copias al archivo de la Inquisición en Manila. O como le dijo el
mismo arzobispo, cuando se refería a Álvarez: “hijo mío, a los tontos y a los
borricos no se hace tal pregunta”. Asimismo el padre Ustáriz, el nuevo comisario,
lo describió “como tan viejo está caducando”. 22 Esta mala voluntad e ideas
xenofóbicas reinaban entre varios testigos también, y otros, como cualquier juez
inteligente entendía, eran “brutos”, de corto entendimiento e influenciables por la
persona que les tomaba su testimonio. Tampoco refutaron la acusación de haberse
varias veces casado, dado que legalmente ni siquiera lo había hecho una vez. “Las
21
22
Ibid., p. 34.
Ibid., pp. 19v-20, 23v-24, 35v y 73.
130
Don César Fallet, un suizo prusiano: sus hazañas en Europa y el sureste de Asia, y la
Inquisición de Manila y de México
amistades sospechosas” con mujeres de los estamentos más altos no eran más que
contactos sociales normales. Y tampoco había faltado el respeto frente alguna
autoridad.23
Los consultores de México sólo se hicieron visibles cuando en 1749 el
tribunal tomó la decisión de hacerle proceso; y durante la votación de la sentencia
preliminar en 1752. Los escritos del fiscal del Santo Oficio se buscan en vano en
este resumen, como también los 76 capítulos de la acusación, pero estos dos
documentos centrales fueron insertados en extractos o vía comentarios en los
otros resúmenes y trascripciones. Por lo anterior el contenido de este expediente,
que era lo único que tenían a la mano los jueces de la Suprema para su fallo final,
se puede declarar como suficientemente completo para saber con precisión lo que
había pasado y cuáles fueron los trasfondos de este proceso.24
La causa contra Fallet en México duró apenas unos pocos meses. El 8 de
agosto de 1752 fue votada la sentencia, la cual, frente a las acusaciones, resultó
ser muy blanda: el fallo fue leído a puerta cerrada en la sala del tribunal. Debía
abjurar de Levi la sospecha que contra él había resultado por los testimonios y su
propia confesión. Fue absuelto ad cautelan de cualesquiera censuras y lo enviaron
por tres meses como recluso al colegio de la Compañía de Jesús de la capital
novohispana para que fuera bien instruido en la doctrina católica por los
calificadores del tribunal. Tenía que confesarse generalmente con uno de ellos.
Todos los sábados de estos tres meses tenía que rezar una parte del rosario.
Además, le prohibieron dejar la ciudad hasta que llegara la sentencia definitiva
por parte de la Suprema. Además, desembargaron sus bienes. Sólo uno de los
presentes, el consultor don Fernando Dávila de Madrid, estaba a favor de una
sentencia más severa: leer su causa con méritos, que abjurara de vehementi en
23
Ibid., pp. 87v-120.
El proceso en extenso está resguardado en el Archivo General de la Nación de la ciudad de
México, en el ramo Inquisición, vol. 913, exp. 10, pp. 262-360, México, 1750. Relación de la
causa contra don César Fallet, natural de Neoburgo, principado del rey de Prusia, por el delito
de dichos y hechos calvinistas; vol. 924, exp. 4, pp. 21-91 y 303-328, Manila, 1752. Cuaderno
segundo de la causa contra don César Fallet, por proposiciones; mismo vol., exp. 9, pp. 332-448,
1752. Continúan los autos del proceso contra don César Fallet, natural de Neoburg, principado
del rey de Prusia; vol. 929, exp. 5, pp. 26-229, Manila, 1755. El señor inquisidor fiscal del Santo
Oficio contra el capitán de navío don César Falliet, por hereje sospechoso. 3° cuaderno.
Testimonio que remiten los señores inquisidores de la ciudad de México, mandamiento de prisión
y embargo de bienes de don César Fallet, cometido al sargento mayor don Andrés Blanco
Bermúdez, como alguacil del Santo Oficio en estas islas Filipinas; mismo vol., exp. 13, pp. 297299, 1753. vol. 934, exp. 16, Manila, 1751. Cuaderno segundo donde se contienen dos inventarios
de los bienes embargados en Manila, pertenecientes al capitán de Marina don César Fallet; vol.
940, exp. 7, ff. 136-360, Manila, 1750. Cuaderno 1°. El señor inquisidor fiscal del Santo Oficio
contra el capitán don César Fallet, por sospechas de hereje y de la secta de los protestantes.
24
131
Thomas Hillerkuss
auto público y que fuera desterrado de los dominios de España.25
5. Los últimos años de don César Fallet: un lobo se quita su abrigo de oveja
El 5 de octubre de 1753, la relación de la causa de Fallet fue enviada a la Suprema,
la cual, a poco tiempo, confirmó la sentencia e insistió en que se supervisara sus
modos de vivir y su desempeño como buen católico. Según dos cartas de Manila,
del 4 de julio de 1756 y del 9 de julio de 1757, Fallet cumplió su pena al pie de la
letra y sus modales eran de toda satisfacción. Anualmente asistía al sacramento de
la confesión y comulgaba; “enseñaba mucha modestia, piedad y compostura en
sus acciones y palabras”, como rezan una carta que el tribunal de México envió el
3 de febrero de 1758 a Madrid, 26 y otra, del mismo año, en que el tribunal
novohispano daba las gracias al comisario en Manila.27
Después de su regreso a las Filipinas, Fallet fue nombrado comandante de los
soldados que de Manila salieron en una armada para luchar en 1754 contra los
piratas “moros” (malayos) que estaban atacando las islas, empresa que terminó
con éxito, porque lograron obligar a los enemigos a negociar un contrato de paz.28
Sin embargo, en 1762, durante la toma y ocupación de Manila por los
ingleses, Fallet resultó ser traidor. Este acontecimiento tuvo lugar en el contexto
de la Guerra de los Siete Años, conflicto en que a partir de 1756 se enfrentaron en
todos los continentes –con excepción de aquel de Australia–, Francia, España,
Austria, Rusia, Suecia, Sajonia, las Dos Sicilias, Piamonte Cerdeña y Mongolia,
por un bando, y Gran Bretaña, Prusia, Portugal, Hannover, Brunswick-Lüneburg,
Hessen y la alianza de los iroqueses en América del Norte, por el otro. Apenas el 2
de enero de 1762, Gran Bretaña declaró la guerra a España; todo indica que lo
hizo con el fin para saquear algunas de las ricas ciudades costeras españolas de las
Indias Occidentales y Orientales (La Habana y Manila) y así poder recuperarse de
los inmensos gastos que habían significado los largos años bélicos en diferentes
25
AHN-M, Inquisición 1730, exp. 31, n° 2. Madrid, 1758 en el Consejo Supremo de la Santa
General Inquisición, Proceso de fe de César Fallet, pp. 120v-121.
26
Ibid., pp. 38v-39.
27
AGN, Inquisición, vol. 991, exp. 4, carta 4, México, 1758. Carta al comisario de las Filipinas
sobre el capitán don César Fallet. Bernad, “Father Ducós and the Muslim wars…”, pp. 710-714.
28
AGI, Audiencia de Filipinas 295, N° 28bis, Madrid, 18 de julio de 1754. Testimonio del
expediente sobre armadas contra moros ilanos y camucones. Audiencia de Filipinas 385, N° 25,
Manila, 28 de junio de 1754. Carta de don Pedro Martínez de Arizala, arzobispo de Manila,
dando cuenta de la mala conducta del gobernador en el asunto de la guerra de los moros
confinantes al haber recibido al embajador remitido por el hermano del sultán de Joló y de la
salida del último trozo de Armada contra los moros a cargo de un comandante extranjero llamado
César Fallet. Concepción, Historia general de las Filipinas, tomo XIII, pp. 124 y 143, 368, 404 y
417.
132
Don César Fallet, un suizo prusiano: sus hazañas en Europa y el sureste de Asia, y la
Inquisición de Manila y de México
frentes; ocupar estos territorios, a largo plazo, no les interesaba.29
El 22 de septiembre de 1762 fondearon su armada ante Cavite, el puerto de
Manila, y el día siguiente, mediante una carta, exigieron al arzobispo, gobernador
y capitán general don Manuel Antonio Rojo la capitulación y entrega de la ciudad,
ultimátum que la Junta de Guerra de los sitiados rechazó. El bombardeo inició el
25 de septiembre, el 5 de octubre se cumplió el asalto definitivo e inició un pillaje
indiscriminado. Después, los agresores exigieron a los españoles, bajo amenaza,
un rescate de 4 millones de pesos. La presencia inglesa duró hasta el 10 de abril
de 1764, es decir, la ocupación terminó a más de un año de la firma del Tratado de
París, con que había concluido la Guerra de los Siete Años.30
Fallet, quien había sido nombrado como uno de los responsables para
defender la ciudad, de una u otra manera fue capaz de hacer olvidar a los ingleses
el exitoso ataque contra dos de sus navíos en 1745. Su desempeño como
comandante de uno de los frentes de defensa dejó mucho lugar a dudas. Peor
todavía, pronto se pasó de bando y colaboró con los invasores. Junto con don
Santiago de Orendain intentó atraer a los sangleyes de Cantón y arreglar entre
ellos y los ingleses una alianza contra don Simón de Anda y Salazar, oidor de la
Audiencia de Manila, gobernador autoproclamado, quien desde Bacolor, en la isla
de Luzon, estaba organizando la resistencia contra la ocupación. 31 Al mismo
tiempo, estos dos aconsejaban mal e intrigaban contra del arzobispo, hombre
anciano y sin conocimientos en asuntos militares.32
Cuando los ingleses se retiraron de Manila, Fallet y “toda su familia”, que
incluía a una hija natural a la cual quería casar con un oficial suizo calvinista, los
acompañaron. Se sabe que después se asentó primero en Madrás. A poco tiempo
fue desterrado por los ingleses a San Thomé, en Chennai, y finalmente radicó en
Pondicherry,33 en la costa oriental del subcontinente índico.
Su traición no sólo le produjo críticas por parte de los españoles, sino, entre 1765
y 1768 le fue hecho un nuevo proceso por relapso comprobado e infidente, pero
esta vez en Manila.34 Sin embargo, cuando el expediente sobre este nuevo giro de
su historia personal llegó a Madrid, el Consejo Supremo de la Inquisición,
29
Carlos Vila Miranda, “Toma de Manila por los ingleses en 1762”, en Anuario de Estudios
Atlánticos, núm. 53, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo de Gran Canaria, 2007, p. 170.
30
Ibid., pp. 180-198. AGI, Estado 44, N° 66.
31
AGI, Audiencia de Filipinas 388, N° 51, Bacolor, 9 de julio de 1763. Carta de Simón de Anda y
Salazar sobre la ocupación inglesa.
32
The Philippine Islands: 1493-1898…, pp. 21, 113-114, 130-131 y 272.
33
Ibid., p. 86.
34
Nunn, Foreign immigrants in early Bourbon Mexico…, pp. 128 y 203.
133
Thomas Hillerkuss
regañando tanto al tribunal en México como a sus representantes en Manila, sin
más, el 7 de marzo de 1772 suspendió esta nueva causa. Tenemos que suponer
que a Fallet esta decisión le dio igual. Nunca jamás regresó a Manila o a otros
territorios del imperio español, sino al menos hasta 1774, año del cual tenemos la
última noticia suya, vivió en la India y en ciertas ocasiones viajó a Macao, puerto
portugués importante en la costa de la China, promoviendo sus negocios como
comerciante.35
El puerto de Macao en la costa de China, siglo XVII. “Qvantvng, Imperii Sinarvm.
Provincia dvodecima. Cum privilegio Sac. Cæsaræ Maj. & Ordinum Belgicæ Fœder”36
5. Epílogo
Durante la investigación para preparar esta ponencia nos quedó constancia que el
caso de don César Fallet no fue excepcional; vimos otros expedientes en archivos
mexicanos y españoles que nos relatan historias parecidas, pero no tan bien
documentadas. Lo que hay que destacar aquí es la facilidad con que Fallet se
movió de un país a otro, no importándole en lo más mínimo que eran antagónicos
en asuntos políticos. Pero no fue un simple mercenario sino, como consta, un
hombre que quería vivir una vida con sus propias reglas que no siempre
correspondían a las leyes y credos vigentes. Este non conformismo y su búsqueda
de la “verdad”, que mezclaba con un alto grado de sociabilidad, le causaban cada
tantos años problemas. Siempre supo escaparse de ellos, a veces mediante una
35
Véase AGN, Inquisición 1069, exp. 2, México, 1765. El señor fiscal de este Santo Oficio contra
el capitán César Fallet, por apóstata, hereje formal, factor de herejes y haberse huido con los
ingleses que conquistaron Manila, etc. Lea, The Inquisition in the Spanish dependencies..., p. 307.
36
Atlas Maior, op.cit.
134
Don César Fallet, un suizo prusiano: sus hazañas en Europa y el sureste de Asia, y la
Inquisición de Manila y de México
graciosa huida, al menos en dos momentos por vía de la traición y, en otros
momentos, usando sus largas experiencias y conocimientos. Viajó por gran parte
del mundo conocido, tomó papeles activos en los conflictos bélicos entre las
potencias políticas de su tiempo, pero, como buen suizo, nunca olvidó hacer su
agosto en lo financiero. No era hombre que pensaba que su vida estaba
predestinada, como creían los calvinistas, sino que él fue un personaje que supo
construir su suerte, como acontecería en el mundo nuevo que se iba a asomarse, el
contemporáneo.
Fuentes
Bernad, Miguel A., “Father Ducós and the Muslim wars: 1752-1759”, Philippine
Studies, vol. 6, n° 4, Manila, Ateneo de Manila University, 1968, pp. 690-728.
Concepción, Jean-Baptiste de la, Historia general de las Filipinas, tomo XIII,
Sampaloc, Convento de Nuestra Señora de Loreto, 1792.
Emma Helen Blair & James Robertson, eds., The Philippine Islands: 1493-1898,
Vol. 49, Cleveland, The Arthur H. Clark Company, 1997
Falck Reyes, Melba y Héctor Palacios, El japonés que conquistó Guadalajara. La
historia de Juan de Páez en la Guadalajara del siglo XVII, Guadalajara,
Universidad de Guadalajara y Biblioteca Pública del Estado de Jalisco Juan José
Arreola, 2009.
González Rodríguez, Luis, “Ivan Ratkaj, de la nobleza croata, misionero jesuita e
historiador de la Tarahumara (1647-1683)”, Anales de Antropología, Vol. 31,
México, UNAM, Instituto de Investigaciones Antropológicas, 1994, pp. 203-244.
Hillerkuss, Thomas, Diccionario biográfico del Occidente novohispano, Tomo DG, Zacatecas, Universidad Autónoma de Zacatecas y Ediciones Cuéllar, 2001.
Historisches Lexikon der Schweiz, Bartolini, Lionel, “Neuenburg (Kanton)”
(actualizado el 3 de noviembre de 2011), Bern, 2008-2013, en http://www.hlsdhs-dss.ch/textes/d/D7397.php.
Icaza, Francisco de, Diccionario autobiográfico de conquistadores y pobladores
de Nueva España, Guadalajara, Edmundo Aviña Levy, 1969.
Lea, Henry Charles, The Inquisition in the Spanish dependencies. Sicily-NaplesSardinia-Milan-The Canaries-Mexico-Peru-New Granada, New York, The
Macmillan Company, 1922.
Nunn, Charles, F., Foreign immigrants in early Bourbon Mexico, 1700-1760,
Cambridge, Cambridge University Press, 2003.
Relaciones geográficas del siglo XVI - 10: Nueva Galicia (René Acuña, ed.),
México, UNAM, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Etnohistoria, Serie
Antropológica, 65, 1988.
135
Thomas Hillerkuss
Vila Miranda, Carlos, “Toma de Manila por los ingleses en 1762”, en Anuario de
Estudios Atlánticos, núm. 53, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo de Gran
Canaria, 2007, p. 167-219.
Villaseñor Bordes, Rubén, La Inquisición en la Nueva Galicia (siglo XVI),
Guadalajara, Vera, 1959.
Archivos consultados
Archivo General de Indias, Sevilla, España
Audiencia de Filipinas
Audiencia de Guadalajara
Escribanía de Cámara
Estado
Archivo General de la Nación, México, D.F., México
Inquisición
Archivo Histórico Nacional, Madrid, España
Inquisición
136
LAS PEREGRINACIONES COMO ESPACIO
SAGRADO EN EL CAMINO REAL DE TIERRA
ADENTRO
Tomás Martínez Saldaña
Colegio de Postgraduados, México.
Ana E. Orozco Aguayo
Escuela de Graduados en Educación, ITESM, Monterrey, México
Las festividades religiosas del Camino Real de Tierra Adentro constituyen una
herencia contemporánea de los colonos y conquistadores del Norte de la Nueva
España, hoy norte de México y suroeste de los Estados Unidos, Festividades
religiosas derivadas del calendario litúrgico que tienen una característica que las
vincula a la Mesoamérica colonial. Las festividades son cristológicas y
mariológicas, o sea se celebran representaciones de Cristo y de su Madre la
Virgen María. Estas festividades se manifiestan en capillas, iglesias siguiendo el
calendario agrícola.
La peregrinación es una movilización al espacio sagrado, donde se considera
que se expresa la divinidad, y más aún, donde se materializó un evento mítico
fundacional, clave para el grupo de los peregrinos. Su peregrinaje es una
actualización del mito. En el Camino Real lo percibimos en las cristofanías del
Santo Niño de Atocha, el Sr. de los Guerreros, el Sr de Mapimí o el Sr. del
Tizonazo, como figuras protectoras de los viandantes de ayer y de hoy. Este
último santuario es considerado un lugar de peregrinaje al que asisten en gran
número migrantes que van hacia los estados Unidos.1
Para todo cristiano que peregrinara o viajara hacia el norte con la expansión
del imperio colonial español durante los siglos XVII o XVIII, la protección de
una imagen o el patrocinio de algún crucifijo eran indispensables elementos
simbólicos de protección y compañía. Los rigores y los peligros de las
peregrinaciones y viajes eran mitigados por las devociones observadas. Los viajes
1
E. S Carrete,. San José del Tizonazo: el santuario de la migración, Poterillos Editores, 2002. Tomás Martínez Saldaña
Ana Eduwiges Orozco Aguayo
comenzaban y terminaban con bendiciones y oraciones. Los viandantes siempre
iban acompañados de imágenes portátiles, iconos de santos pintados en tabletas de
madera. Imágenes de santos peregrinos, como la virgen de Guadalupe, el Santo
Niño de Atocha, con un vestido de viandante con un guaje lleno de agua y una
canasta repleta de pan y fruta, o la Conquistadora en lo que hoy es Nuevo México,
EUA. No faltaban los arcángeles protectores del camino, San Rafael y San
Gabriel, e inclusive San Isidro labrador con sus bueyes y sus ángeles lacayos que
reparten bendiciones a los que siembran y cosechan la tierra. Ya tardíamente
aparecieron los escapularios que suplieron a los sayales y las medallas que se
utilizaban durante todo el peregrinaje.
Las peregrinaciones son un hecho religioso ubicado especialmente en el
mundo agrícola y en el mundo que vive vinculado a la naturaleza, cuyos sujetos
sociales son: cazadores, recolectores, agricultores y pescadores. Todos los pueblos
agricultores y recolectores del mundo tienen esta característica. En el México
contemporáneo y en Nuevo México, EUA, se consideran manifestaciones de la
religiosidad popular, específicamente del catolicismo popular, que se caracterizan
por su resistencia, y tal vez también por su resignificación. Ya ha dicho Luis
Maldonado 2 que el catolicismo popular “resulta especialmente resistente al
cambio o, mejor, se acomoda a él flexibilizándose dúctilmente y reaparece tras
todas las crisis como algo pletórico de vida, también de contradicciones, al menos
en algunas de sus manifestaciones”.
Aguilar Ros destaca en papel del clero en la conformación y supervivencia de las
peregrinaciones, aunque otros autores han subrayado su carácter popular, un tanto
distanciado de la tutela de las autoridades eclesiásticas.
En Jalisco los Santuarios católicos fueron impulsados por el clero mismo, durante
la colonización de Nueva Galicia, propiciando una identidad regional criolla.
Estos santuarios fueron una de las vías para impulsar y arraigar entre las
poblaciones -indígenas primero, luego mestizas y criollas- el catolicismo y sus
devociones ritualistas. El predominio católico se reprodujo hasta entrado el siglo
XX, y los santuarios en este proceso tuvieron un importante papel en la atracción
de devoción, como en la difusión de imágenes y creencias que perpetuaron esta
preponderancia.3
2
Luis Maldonado, El Catolicismo Popular, 1990, p. 139. Alejandra Aguilar,“Cuerpo, memoria y experiencia: La peregrinación a Talpa desde San Agustín,
Jalisco”, Desacatos. 3
138
Las peregrinaciones como espacio sagrado en el Camino Real de tierra adentro Comencemos por hacer una fenomenología de las peregrinaciones en el norte de
México y el sureste de delo Estados Unidos, a lo largo del Camino Real de Tierra
Adentro, sin olvidar que “peregrinación” y “santuario” remiten uno al otro.4
Una de las primeras peregrinaciones que hubo en esta área geográfica y espacio
cultural, fue el peregrinar al Santo Sr. de los Guerreros. Dicha peregrinación fue
organizada para los indígenas tepehuanes a mediados del XVII por los misioneros
jesuitas de la Nueva Vizcaya. Lo particular de esta peregrinación es que era una
“cabalgata”, es decir, los indígenas iban a caballo, lo que demuestra la intención
de los misioneros de dignificar la participación indígena en dichas peregrinaciones.
A ésta siguieron otras muchas que surgieron a todo lo largo del Camino Real
de Tierra Adentro, siempre hacia un santuario, entre los que cabe destacar:
a.- El Calvario (lugar de cristo crucificado) en la Colina de Tomé, en Belén,
Nuevo México. Colina paralela la encontramos en Santo Tomás en Guerrero,
Chihuahua.
b.- El Monte de Cristo Rey, un Cristo monumental localizado donde se unen
Chihuahua, Texas y Nuevo México. Las peregrinaciones se realizan en Semana
Santa y en día de muertos (2 de Noviembre).
c.- Los numerosos santuarios de la Virgen de Guadalupe, donde se unen
peregrinaciones y procesiones de la gente lugareña y de los peregrinos de los
pueblos cercanos. Esta devoción se repite desde Zacatecas, Durango, Parral,
Chihuahua, el Paso del Norte, Santa Fe, Nuevo México. Sobreviven aun en
pueblos como Tortugas y Las Cruces, Nuevo México.
d.- El santuario de Chimayó y del Santo Niño de Atocha, Nuevo México.
El espacio sagrado contemporáneo del Camino Real de Tierra Adentro se inicia en
Plateros, Zacatecas, y termina en Chimayó, Nuevo México. A continuación,
algunos lugares de peregrinación y/o devoción como son actualmente:
El Sr. de las Angustias de Venado, S.L. P.
El Santo Entierro de Chalchihuites, Zac.
El Santo Señor de Mapimí, en Cuencamé, Dgo .
El santo señor de Mapimí en Chihuahua, Chih.
El Santo Señor de Mapimí en San Antoñito, Albuquerque, N.M
El Cristo de San Juan de Dios, Durango.
El Santo Entierro de Santa Cruz de la Cañada, Espaniola, N.M
El Senor de los Guerreros en El Tizonazo, Indehe, Dgo.
4
Luis Maldonado, op. cit. p. 79. 139
Tomás Martínez Saldaña
Ana Eduwiges Orozco Aguayo
El Señor de los Guerreros, en Plateros, Zac.
Ntra. Señora la Conquistadora, Santa Fe N.M
Ntra. Señora de la Macana, El Sapé, Dgo.
Santo Niño de Atocha, Plateros Zac. Mex.
Santo Niño de Atocha en Chimayó N.M
Señor de Esquipulas, Chimayó N.M
San Lorenzo Santo Niño, en Cd. Juárez, Chih, antes Paso del Norte.
El Cristo de la Misión, en La Misión de Guadalupe, Cd. Juárez, Chih.
Zona geográfica del Camino Real de Tierra Adentro, norte de México, suroeste de los Estados
Unidos de América
La mayoría de ellos conservan sus celebraciones tanto en la Semana Santa como
el día de la Transfiguración del Señor, el 6 de Agosto. Esos días se reorganizan las
cofradías, las mayordomías, las danzas, los penitentes y los que ofrecen mandas y
limosnas (quienes van al santuario a pedir una bendición especial de salud o
solución de algún problema, o a dar gracias por los favores recibidos) que en
público manifiestan su fe y su devoción. Normalmente la celebración consiste en
una ceremonia religiosa del rito católico, incluye una peregrinación del campo a
la ciudad, de los pueblos aledaños y de regiones remotas hacia el santuario, con el
alborozo popular de arcos, flores, agua, cohetes y bailes y cantos públicos.
En el ciclo de estas peregrinaciones destaca el periodo de la Semana Santa,
“que es una explosión del sentido popular por la representación y la imaginería
tanto del Cristo sufriente como de María dolorida…” Maldonado encuentra en el
desarrollo de la devoción a María en los siglos XII y XIII un crecimiento en los
sectores populares de la “conciencia de la encarnación”, es decir, la humanización
de María y de Cristo, ella, Virgen, “considerada en su maternidad humana,
140
Las peregrinaciones como espacio sagrado en el Camino Real de tierra adentro transida de dolores, angustias y esperanzas”5 , mientras el Niño Jesús, también
humanizado, puede interceder milagrosamente. Santo Niño de Atocha, protector
de peregrinos y viajeros, fue traído a la Nueva España, concretamente a Plateros,
Zacatecas, a finales del siglo XVIII. En el siglo XIX se hermanaría al Santo Señor
de Chimayó como patronos de Nuevo México.
Es importante destacar el carácter guerrero de los patronos del Camino Real.
Baste señalar dos ejemplos: el Santo Señor de los Guerreros y la Conquistadora.
El primero acompañó a los pobladores del norte de la Nueva Vizcaya. La
Conquistadora, más propiamente llamada “Nuestra Señora de la Conquista”, es
una devoción iniciada por Diego de Vargas, quien recuperó la zona de Santa Fe,
Nuevo México, de los indios pueblo, quienes habían expulsado a los españoles en
1680. El mencionado capitán atribuyó su victoria a esta imagen. Durante el siglo
XVII, la Conquistadora peregrinó ella misma a los largo del Río Grande-Bravo,
durante los conflictos hispano-indígenas6.
Fiesta del Santo Señor de Mapimí, Cuencamé, Durango.
Cofradías e intercambio comercial en el Camino Real de Tierra Adentro
Las cofradías o hermandades –una de las creaciones más sugestivas de la
religiosidad popular y promotoras de actividades comunitarias, según
Maldonado– 7 facilitaron las peregrinaciones, ya que los cultos compartidos
hacían que los hermanos que vivían alrededor de un santuario fueran a visitar los
otros santuarios. Tal fue el caso de los hermanos de Durango que iban a Nombre
de Dios, o los de Cuencamé que iban a Durango en peregrinación. Las más
notorias peregrinaciones eran a Cuencamé, que concentraba todas las
5
Luis Maldonado, op. cit. p. 64. Ronald Grimes, Símbolo y conquista: rituales y teatro en Sta Fe, 1979. 7
Luis Maldonado, op. cit. 6
141
Tomás Martínez Saldaña
Ana Eduwiges Orozco Aguayo
hermandades de la zona, así como el Santo Señor del Tizonazo que recogía la
devoción de todos los serranos, tepehuanes y labradores del somontano de la
Sierra Madre en los confines de la Nueva Vizcaya.
Los santuarios eran espacios sociales privilegiados, por lo que
frecuentemente se convertían en espacios comerciales, remedos modestos de las
ferias de la Nao de China. Los peregrinos eran magnánimos: llevaban a los
santuarios lo que producían. Muchos de ellos eran mineros y por tanto llevaban
plata, joyas o dinero, otros alimentos, ganado y cuero. Estos santuarios facilitaban
el intercambio de semillas, de ganado, de productos traídos en la Nao. Se
reportaba que cofrades en sus santuarios tenían la manía de adquirir en las ferias
de Saltillo, San Juan de los Lagos, Chihuahua y Taos, seda y brocados de la
China, porcelana e imágenes talladas y policromadas dedicadas a la devoción de
San Juan, San Antonio, o Crucifijos agonizantes en marfil.8
El sentimiento de “communitas” en la “liminalidad”
La inevitable mención de Víctor Turner 9 como autor del concepto de
“communitas” en la peregrinación, es esencial para entender este acto social
donde la estratificación habitual de la vida social se suspende por una noción de
pertenencia a un grupo, fusionado en torno a una ritualidad en donde los
peregrinos esperan tener una experiencia de lo sagrado dentro de un ambiente de
camaradería y afecto, charla íntima y comida compartida. Más que sus estandartes
y sus cruces, el peregrino implica su propio cuerpo como objeto de ofrenda en
este viaje simbólico.” Para el peregrino, alcanzar su destino, con la autonegación,
las ofrendas y las curas que le esperan, lo es todo”, dice Grimes.10 En este sentido,
el peregrinaje es también un rito de iniciación, por el cual el sujeto se sitúa en la
marginalidad, fuera del espacio de la vida cotidiana, para ingresar al espacio
sagrado y vivir esa experiencia comunitaria de renovación con la imagen
protectora. Es la “liminalidad” también entendida como marginalidad. El espacio
sagrado típicamente se encuentra en la periferia de concentraciones urbanas, y la
peregrinación a ese lugar indica la pertenencia a cierto núcleo de población. El
que se une a la peregrinación debe poder dejar su posición social, su
individualidad institucionalizada, para poder pertenecer a la “communitas”.
La consagración del espacio sagrado no es arbitraria. Se debe al hecho de
encontrar un signo extraordinario: una imagen sagrada, el nacimiento de un
8
Tomás Martínez Saldaña et al. El Camino Real deTierra Adentro, 2009. Silvia Rodríguez, The Matachines Dance, 1996; Maldonado, 1990, Martínez Saldaña, 2009. 10
Ronald Grimes, op. cit. 9
142
Las peregrinaciones como espacio sagrado en el Camino Real de tierra adentro manantial, un árbol añoso, figuras en las montañas interpretadas como imágenes
sagradas, entre otros. Al respecto dice Maldonado 11 respecto al lugar de
construcción de un santuario: que éste tiene siempre motivaciones simbólicas
dentro de un discurso mítico-racionalizador: “ leyendas etiológicas, centradas en
el hallazgo de la imagen, del lugar donde debe ser venerada ésta y donde debe ser
construido el santuario”. (Como ejemplos, La Virgen de Guadalupe, México D.F,
Nuestra Señora de Gamón, Mpio. de Guadalupe Victoria, Dgo.)
Para los pueblos agricultores, este espacio sagrado es aquél donde nace el
agua. Para los pueblos cazadores, el lugar sagrado será el hábitat de los animales:
el bosque, la estepa. Para los pescadores, las profundidades del mar. Las
peregrinaciones se dan en un calendario ritual que obedece al calendario
astronómico (las estaciones). Pero los lugares sagrados tienden a conservarse, por
lo que tienen de mítico. Así, en el Camino Real los lugares sagrados se ubican
cerca de probables sedes de culto precristiano.12 Como ejemplo, en el Santuario de
San Miguel de los tlaxcaltecas, en Santa Fe, Nuevo México, bajo el altar de la
iglesia se descubrió un adoratorio indígena.
Según Mullahy13 la peregrinación recuerda el éxodo de los isrealitas fuera de
Egipto, sugiere la idea de seguir a Cristo en su camino de salvación, y en general
simboliza la expansión de la Iglesia sobre la tierra.
El espacio sagrado se convierte en santuario cuando inician las
peregrinaciones a ese lugar, se ritualiza el acercamiento a la vez que se establecen
ciertos límites, parte inherente a él como son el atrio, la muralla, el pórtico, las
torres, la montaña en la que se encuentra. El muro, muralla o cerca, -recuérdense
los “torii”, puertas o portales en templos shintoístas en Japón -cualquier elemento
que represente el umbral, “tiene por objeto preservar al profano del peligro al
que se expondría penetrando allí sin tomar precauciones. Lo sagrado es siempre
peligroso para quien entra en contacto con ello sin haberse preparado…”.14
Los espacios y los tiempos necesarios para la vida son sacralizados. La
peregrinación surge de la necesidad de ir al santuario para realizar ritos
propiciatorios, los que inician el calendario, ya no astronómico, sino ritual, y que
culminan con los ritos de acción de gracias. Maldonado 15 entiende en las
devociones populares un intercambio entre el santo o virgen a quien se dedica la
11
Luis Maldonado, op. cit. Ronald Grimes, op. cit, p. 59. 13
Ibid. 14
Miercea Eliade, Tratado de historia de las religiones. 1972, p. 331. 15
Op. cit., p. 73. 12
143
Tomás Martínez Saldaña
Ana Eduwiges Orozco Aguayo
peregrinación y el pueblo que recibe su protección: “la mediación o intercesión de
la virgen y los santos no eximía de los actos penitenciales realizados por el pueblo
[…] En realidad, el voto (en México se conoce como “manda”) era una respuesta
proporcional que se adecuaba a la gravedad de la situación.” La persona que
realiza una manda, debe a la virgen o a un santo un favor.
Los peregrinos, con el objeto de apropiarse el espacio sagrado, se lo llevan
de vuelta a casa en la forma de una porción de tierra o de agua sagrada del lugar.
Los peregrinos llevan también semillas o imágenes. “…uno se lleva, y hasta punto
controla, el poder sagrado”. 16 Así los peregrinos de Chimayó llevan tierra del
“pocito” para apropiarse del espacio sagrado.
Como parte de la cultura popular, las peregrinaciones conservan hoy su
intención de recrear el contacto con la divinidad, de apropiarse su fuerza y su
bendición. Aportan a la comunidad sentido de identidad y pertenencia, en un
mundo en que los grupos se desintegran fácilmente. Al realizarse cada año, en una
periodicidad que va de la mano con los ritmos de la naturaleza, renuevan el
sentido del eterno presente en el que todos estamos llamados a participar.
Semana Santa en Chimayó, Nuevo México.
16
Ronald Grimes, op. cit., p. 59. 144
Las peregrinaciones como espacio sagrado en el Camino Real de tierra adentro Fuentes
Aguilar Ros, Alejandra, “Cuerpo, memoria y experiencia: La peregrinación a
Talpa desde San Agustín, Jalisco”, Desacatos, núm. 30, mayo-agosto 2009.
Carrete, E. S., San José del Tizonazo: el santuario de la migración, Poterillos
Editores, 2002.
Eliade, Mircea, Tratado de historia de las religiones, Ediciones Era, México,
1972.
Grimes, Ronald, Símbolo y conquista. Rituales y teatro en Santa Fe, Nuevo
México, Fondo de Cultura Económica, México, 1976.
Maldonado, Luis, El Catolicismo Popular, Editorial Verbo Divino, España, 1990.
Martínez Saldaña, Tomás (Coord.), El Camino Real de Tierra Adentro, MundiPrensa México, México, 2009.
Rodríguez, Silvia, The Matachines Dance: Ritual Symbolism and Interethnic
Relations in the Upper Río Grande Valley, University of New México Press,
USA, 1996.
145
BELLAS QUE DERRUMBAN IMPERIOS: YANG
GUIFEI Y MALINTZIN,
DOS SILUETAS ANTE EL HURACÁN HISTÓRICO
Radina Plamenova Dimitrova
Centro de Estudios de Asia y África
El Colegio de México, México
Se dice que no existe la historia, sino el relato de la historia, y éste suele ser un
relato escrito. En el caleidoscopio de eventos que conforman cada momento
histórico siempre hay algunos pedazos que saltan a la vista. Son aquellas fábulas
que se han seguido recontando y reescribiendo y han logrado permanecer en la
memoria y la imaginación de sus pueblos. Son aquellas historias históricas que
tienden a convertirse en literarias, a las cuales se les ficcionaliza en distintas
épocas, con distintos fines. En este sentido, es ejemplar la Historia de Li y Yang.
Li es uno de los emperadores chinos más poderosos, cuyo gobierno coincide con
el apogeo de la dinastía Tang (618-907); Yang es su concubina favorita y también
una de las cuatro bellas de la antigüedad china. El romance entre ellos tiene
consecuencias dramáticas sobre el destino del imperio chino y es sujeto a
muchísimas interpretaciones literarias a lo largo de casi 1300 años. Muy similar,
aunque no tan antigua, es otra intriga romántica que sucede en Mesoamérica: el
encuentro fatal entre Hernán Cortés y Malinalli Tenepal. Las dos historias tienen
como fondo un complejo panorama histórico y se centran en la relación íntima
entre los protagonistas; también adquieren una larga e interesante vida literaria,
donde las interpretaciones suelen darse desde el prisma del presente.
Especialmente se parecen las dos protagonistas: mujeres excepcionales, a
quienes les toca vivir en momentos de grandes trastornos en la historia de China y
de México respectivamente. Y también les toca llevar en sus hombros el estigma
de mujeres fatales que han causado la caída de poderosos imperios.1 Yang Guifei
1
Durante dos milenios, la antigua frase proverbial “arruinar ciudades y derrumbar imperios” (qing
cheng qing guo 倾城倾国) ha sido el epíteto más frecuentemente empleado para describir a las
Radina Plamenova Dimitrova
y Malinche en vida son acompañantes de hombres poderosos, a quienes luego van
a ir superando en relevancia; con el paso del tiempo, las dos imágenes femeninas
gozarán de mayor interés dentro de la creación artística y van a adquirir un valor
simbólico preponderante, convirtiéndose en los personajes centrales de sus
respectivos romances. En la literatura, serán a veces blanco de desprecio, a veces
objeto de elogio. Bellas y talentosas, servidoras y amantes, traidoras y heroínas, la
concubina Yang y la barragana Malinche representan dos mitos controversiales.
Indudablemente, las largas sombras de sus borrosas figuras están profundamente
impresas sobre la identidad cultural de sus pueblos.
Yang Yuhuan es una de las cuatro bellas de China: la última, la más famosa
y también la más polémica.2 Ella es otro ejemplo más en la larga lista de mujeres
fatales en la historia del país. Por otro lado, su trágica historia de amor ocupa un
lugar especial en la cultura del Este de Asia, convirtiéndose en culto tanto en
China, como en Japón. Calificada por historiadores y literatos como “mujer cuya
hermosura aniquila ciudades y destruye estados”, “la bella que quebró la dinastía”,
“la calamidad que arruinó el imperio”, “el diluvio” (entre muchos apodos
“cariñosos” que se le han dado), ella es el gran amor y la gran pérdida en la vida
de uno de los emperadores más poderosos en la historia feudal del China. Éste es
conocido bajo varios nombres: el propio, Li Longji; el dinástico, Tang Xuanzong
(“El Místico Emperador de Tang”); y el póstumo, Tang Minghuang (“El
Iluminado Emperador de Tang). Él permanece en el trono imperial a lo largo de
casi medio siglo (685-762, gobierno 712-755 d. C.)
Cuando Tang Xuanzong la ve por primera vez, Yang es concubina de uno de
sus hijos, el príncipe Li Mao; el envejecido monarca queda pasmado ante la
hermosura deslumbrante de la joven.3 Inmediatamente decide robarla del séquito
de su hijo sin considerar ni la pena de éste, ni la desaprobación y rumores en su
corte.4 La bella es mandada a un monasterio taoísta para purificación del cuerpo y
el espíritu, y un año después regresa a la corte como monja bajo el nombre Yang
Taizhen (“Suprema Verdad”). Inmediatamente es colocada entre las concubinas
femmes fatales. Esas mujeres -sobre todo concubinas- son insuperables modelos de belleza
femenina, cuyos nombres se vinculan con la caída de imperios o disturbios en el poder central
durante distintas épocas de la antigüedad china. Yang Guifei no es la única en sufrir semejante
condena. Otras concubinas como Bao Si de la dinastía Zhou, las hermanas Zhao Feiyan y Zhao
Hede de la dinastía Han, etc., también son vilipendiadas en las páginas de la historiografía y de la
literatura chinas.
2
Yuhuan es su nombre personal que significa “pulsera de jade”.
3
Este fatal encuentro tiene lugar en unas fuentes termales, donde Yang Yuhuan está bañándose en
medio del vapor y la niebla, pareciendo una guapísima maga inmortal.
4
Según el rígido código confuciano, la concubina no puede pasar de padre a hijo y viceversa,
porque esto se considera un incesto y es tabú absoluto.
148
Bellas que derrumban imperios: Yang Guifei y Malintzin,
dos siluetas ante el huracán histórico del emperador, quien al celebrar su sexagésimo-primer cumpleaños, en medio de
la indignación y el chismorreo le concede el más alto rango cortesano: guifei o
“Preciosa concubina”.
Luego, atraído aún más por el talento artístico de su amada y resignado ante
la pesadez de su propia corona, Tang Xuanzong llega a desatender sus deberes de
soberano hasta tal grado que estalla la así llamada “Rebelión de An y Shi” (755763 d.C.). El levantamiento es encabezado por An Lushan, un odioso general
turco con el cual la Preciosa concubina supuestamente tiene un secreto lío
amoroso.5 La humillante huida del emperador con toda su corte desde la capital
Chang’an hacia el reino Shu (hoy provincia Sichuan) se convierte en tragedia.6
Los soldados de guardia, enfurecidos, rehúsan continuar el camino y exigen de
Tang Xuanzong la aniquilación pública de “la flor que entiende el habla”, quien es
extensamente odiada y considerada por el pueblo como la razón principal de sus
desgracias.7 Impotente y aterrado, el emperador sin imperio concede a su amada el
honor de suicidarse delante de las tropas y sigue hacia su refugio sin tener nada
más que rescatar.8
La Rebelión de An y Shi dura siete años destructivos, agota las fuerzas del
pueblo y marchita el florecimiento del país. Durante este tiempo, An Lushan
establece su propia dinastía llamada la Gran Yan y efectivamente se impone como
gobernante en la capital y sobre un territorio muy amplio, sin embargo no es
reconocido como emperador en la historiografía china. El auge de Tang, el
imperio más grande y poderoso en la Tierra durante el siglo VIII, queda
irreversiblemente quebrado y la dinastía entra en una etapa de decadencia y
agonía. Al igual, el anciano que regresa a la capital Chang’an, recuperada por el
ejército del primogénito Tang Suzong, no es sino la triste sombra de un emperador
majestuoso. Su vida lentamente se extingue en el solitario Palacio Oeste de la casa
imperial, frente al retrato de su amada, acompañado únicamente por su Gran
eunuco y por el fantasma del arrepentimiento.9
5
Esta relación amorosa, más bien una calumnia que un hecho real, es la razón principal de acusar
a Yang Guifei como traidora nacional. Los literatos que se apegan a la tendencia de criticismo,
suelen utilizar esta especulación con el objetivo de construir en sus obras una imagen lasciva y
degradada de la concubina.
6
La actual ciudad Xi’an, capital de provincia Shaanxi.
7
Uno de los nombres poéticos, con los cuales el monarca se refiere a Yang Yuhuan.
8
Yang Guifei se ahorca en el patio del pequeño monasterio buista Xianyou. Existe también la
versión de que muere pisoteada bajo los cascos de los caballos de las tropas enfurecidas. Este
elemento se suele resaltar en obras de tono crítico.
9
Durante la dinastía Tang tardía, la casta de los eunucos se hace omnipotente y usurpa el poder.
Los emperadores se convierten en marionetas en las manos de sus servidores, quienes llevan a la
ruina la poderosa dinastía.
149
Radina Plamenova Dimitrova
Los sucesos que tienen lugar ocho siglos después en Mesoamérica
representan ciertas semejanzas con los de la segunda etapa del gobierno de Tang
Xuanzong: el contacto-choque entre culturas muy diferentes, el intento (en gran
medida fallido) de entender al “otro”, la situación política sumamente complicada,
el imperio poderoso en esplendor económico y cultural, el emperador debilitado e
inclinado hacia la resignación, el “bárbaro” ambicioso con planes de conquista,
etc. Y, por supuesto, la mujer: hermosa, inteligente, talentosa y … culpable. Una
vaga silueta que negrea como mancha indeleble sobre la identidad mexicana.
Sumida en controversia, convertida en mito, en símbolo de una nación que siglos
después la va a condenar y apodar “La Chingada”, Malintzin aún es un estigma
ardiente para el pueblo al cual da origen.
La Nueva España llega a ser posible con la activa participación de la
legendaria barragana Malinalli Tenepal. Los principales cronistas españoles 10 ,
contemporáneos de la Conquista, mencionan su adolescencia de orfandad y
servidumbre, al igual que su entrega a Hernán Cortés (junto con otras veinte
mujeres) en calidad de esclava. Es bautizada en la fe cristiana con el nombre de
Marina, y hasta se convierte en “doña” Marina. Hermosa compañera, hábil
intérprete y sabia consejera, ella abre el paso de Hernán Cortés a través de las
tierras mesoamericanas hacia el Imperio Azteca. También engendra un hijo suyo,
Martín Cortés, considerado el primer mestizo. 11 Respetada, admirada y hasta
temida por los indígenas, Malintzin “La lengua” sigue y sirve fielmente al
conquistador, hasta da a luz a un hijo suyo. Sin embargo, avanzada la agenda de la
Conquista, Cortés se deshace de ella, separándole del niño y entregándole como
esposa a uno de sus compañeros de conquista, Juan Jaramillo. En pago de su buen
servicio a la Corona Española se le otorga formar parte de la nueva nobleza como
una dama respetable.
A diferencia de Yang Guifei, Malinche no sufre muerte violenta, sino al
contrario: adquiere un alto estatus social. Sus contemporáneos no la ven (y no
tienen manera de verle) como una traidora, por eso su vida y bienestar quedan
fuera de peligro. Cuando se parten los caminos de ella y Cortés, doña Marina
“regresa a la nada sin que se sepa ni cuándo, ni cómo termina su vida”. 12
Desaparece del polifónico relato histórico, para regresar unos cuatro siglos
después como imagen literaria elogiada y fustigada a la vez: “mujer e indígena,
10
Francisco López de Gómara, Bartolomé de las Casas, Gonzalo Fernández de Oviedo, Francisco
de Aguilar, Francisco Cervantes de Salazar, Bernal Díaz del Castillo, etc.
11
Bernal Díaz del Castillo informa sobre los tres hijos de Gonzalo Guerrero, un español quien ya
vivía entre los mayas de Yucatán cuando los barcos de Cortés arribaron a Cozumel. Aunque no sea
el primer niño nacido de español e india, Martín Cortés es el hijo del conquistador, por lo tanto se
le atribuye un valor simbólico como primer fruto del mestizaje.
12
Fernanda Núñez Becerra, La Malinche: de la historia al mito, Serie Historia, INAH, 1996, p. 9.
150
Bellas que derrumban imperios: Yang Guifei y Malintzin,
dos siluetas ante el huracán histórico madre y puta, traidora y útero simbólico de la nación mexicana, personaje
ambiguo y desconocido”.13 Debido a su gran impacto sobre el curso de la historia
mesoamericana, ella permanece muy viva y poderosa en la consciencia del
mexicano de hoy.
A continuación pretendo exponer algunas de las líneas de comparación y
análisis que han resaltado hasta ahora durante la “contemplación” simultánea de
los contextos generales en torno a las dos historias, al igual que de las dos
imágenes femeninas en sus aspectos de personajes históricos y literarios.
1. El momento de contacto
La dinastía Tang y el Imperio Azteca son política y económicamente muy
poderosos en sus respectivas épocas. Sin embargo, en una situación de contacto
con otra cultura poco conocida o desconocida, cual si quedan deslumbrados por su
propio esplendor y a consecuencia de esto llegan a malinterpretar y subestimar a
“el otro”. El enfrentamiento de culturas implica intensivos flujos de información,
exige diálogo, esconde inevitables malentendidos y conlleva confrontación. A mi
parecer, el fallo de establecer una comunicación adecuada, el construir de
imágenes de “el otro” a partir de impresiones superficiales y los consecuentes
malentendidos fatales constituyen unas de las razones principales de los sismos
políticos en China del siglo VIII y Mesoamérica de principios del siglo XVI.
En tiempos de la dinastía Tang es cuando los chinos apenas empiezan a
conocer a los pueblos de Asia Central, a quienes desde siempre han contemplado
con fría soberbia confuciana como “bárbaros” indignos de atención y contacto.
Sin embargo, gracias a la expansión territorial sin precedentes durante la primera
mitad de Tang, el imperio chino abarca amplios territorios poblados de turcos
nómadas. Éstos suelen ser incorporados a las tropas chinas, formando unidades
militares especiales. El rebelde An Lushan es uno de los generales de origen turco
favorecidos por el emperador, quienes llegan a gobernar en las grandes regiones
periféricas encabezando ejércitos de cientos de miles de soldados.
El hecho de que grandes cantidades de “bárbaros” se vuelven súbditos del
imperio obliga a los chinos a ponerse a aprender de sus vecinos. La curiosidad por
la cultura de los pueblos de Asia Central se expresa en la apropiación de su
música, vestimenta, joyería, etc. Las melodías populares en el palacio y en la
capital son predominantemente de origen huno o turco. Todo lo que viene del
oeste del imperio se convierte en última moda. Y mientras la vida en la corte de
Tang Xuanzong transcurre bajo los sonidos de la famosa melodía “Prendas
arcoíris y emplumadas”, los generales turcos aliados, supuestamente fieles a los
13
Ibid.
151
Radina Plamenova Dimitrova
intereses del imperio, conspiran y ponen en marcha su plan de contraconquista.14
El estallido de la Rebelión de An y Shi en 755 d. C. es señal de que los “bárbaros”,
cansados de ser sometidos, se vuelven a su vez conquistadores. También es un
ejemplo de cómo un imperio omnipotente y narcisista puede caer bajo los golpes
de la astucia política y la belicosidad de un enemigo indebidamente
menospreciado.
El desarrollo de los acontecimientos históricos en la España de los siglos XV
y XVI también se inscribe en el patrono “de conquistados a conquistadores”. En el
mismo año 1492 se dan el final de la Reconquista y el descubrimiento de América.
A continuación, los pueblos de Mesoamérica se ven obligados (pero no
preparados) a establecer contacto con los extraños seres de ultramar, y uno por
uno tienen que ceder y aceptar el dominio de la cultura invasora. Algunos ven a
los extranjeros como los nuevos dioses de las profecías, otros claramente se dan
cuenta de su naturaleza humana; sin embargo, todos fallan al intuir bien sus
intenciones y ambiciones, al igual que la magnitud de los cambios que su
presencia generará en la historia del continente. Desde un principio, los españoles
se aprovechan de las enemistades existentes entre los pueblos autóctonos y logran
hacer exitosas alianzas con algunos de ellos, como por ejemplo los tlaxcaltecas.
Esto se convierte en una indispensable fuerza motriz para la conquista. Las
alianzas hacen posible el avance de lo que en principio parece una aventura de
final impredecible, y por otro lado dificultan la resistencia y desarman a los
futuros conquistados. Sobrevalorando el origen y rol divinos de los extranjeros y
subestimando su avidez y ambición humanas, los aztecas hacen que una agenda
tan poco probable como la conquista de su majestuoso imperio por un puñado de
soldados se convierta en un hecho histórico.
2. La culpa
Durante estos momentos de contacto, Yang Guifei y Malintzin ocupan posición
central en el escenario histórico. Por un lado, las dos son amantes, concubinas,
carentes de una posición “reglamentada”; son objetos de pasión y posesión por
parte de un emperador y un conquistador. Al mismo tiempo, las dos también
logran demostrar su calidad de sujetos: actúan con ambición, motivadas por
objetivos propios. Utilizando todos los medios posibles (belleza, talentos, carácter,
intrigas, perspicacia, astucia), Yang deja en su sombra a las 3000 concubinas del
14
“Prendas arcoíris y emplumadas”, originalmente una canción huno, se convierte en una de las
melodías más famosas de aquella época. Es un elemento inseparable de la Historia de Li y Yang: el
emperador la transforma en pieza musical cortesana, mientras que la concubina se encarga de la
coreografía del baile. Los dos enamorados crean un mágico espectáculo, que posteriormente es
descrito en varias obras literarias. Éste será el símbolo musical del esplendor cultural durante el
gobierno de Tang Xuanzong.
152
Bellas que derrumban imperios: Yang Guifei y Malintzin,
dos siluetas ante el huracán histórico séquito de Tang Xuanzong y se convierte en la obsesión del monarca. Después de
ser nombrada “Preciosa concubina”, los miembros de su familia gradualmente
ocupan un gran número de puestos en la corte imperial; por ejemplo, su primo
Yang Guozhong llega a ascender a primer ministro y a usurpar cuarenta cargos
administrativos.15 Malinztin, a su vez, destaca ante las demás esclavas regaladas a
los españoles por su atractivo físico y por ser “entremetida y desenvuelta”. Pero la
razón principal de que ella se vuelva útil y luego imprescindible para Cortés, es la
importante ventaja del dominio de varios idiomas: las lenguas maya y mexica, y
en corto tiempo también el castellano. 16 Su carácter afable y su talento de
intérprete la convierten en insustituible compañera y consejera de Hernán Cortés.
Pero ella también adquiere conciencia de su papel en la realización de los planes
de los españoles. Así logra descartar la esclavitud, a la cual ha sido sometida
durante su adolescencia, y adquirir una buena posición de respetable señora y
esposa de un miembro de la nueva nobleza. Las dos mujeres obtienen beneficios
de las condiciones favorables en que se encuentran. Esto dará origen a las
retorcidas interpretaciones de que ellas actúan con motivo de influir sobre el
desarrollo de los acontecimientos históricos y modificar el ambiente político en
general.
Yang Guifei y Malinche son de origen noble, apariencia atractiva y gran
talento, y el hecho de que sobresalen tanto, obviamente causa molestias a sus
“acusadores”, que en su mayoría son hombres. 17 China feudal y Mesoamérica
precolombina son sociedades masculinas; el papel de la mujer es reducido a un
complemento del hombre y limitado a las actividades domésticas. En China, las
mujeres de las altas clases sociales ni siquiera salían de los palacios y mansiones
donde transcurría su existencia. Una frase fundamental del pensamiento
confuciano refleja de manera muy concisa la inquebrantable jerarquía de China
feudal: “El gobernante debe actuar como gobernante, el ministro - como ministro,
el padre - como padre, el hijo - como hijo”. En este sólido (y supuestamente
perfecto) modelo de estructura social, la mujer resulta ser el ladrillo faltante, o al
menos invisible. Al decidir obviarse, al atreverse a destacar de algún modo, ella se
arriesga a convertirse en blanco para el rencor y odio común; en mala hierba que,
15
Después él será asesinado por los soldados durante la huida hacia el reino Shu, en la misma
colina Mawei donde se suicidará Yang Guifei.
16
Con estas palabras la describe Bernal Díaz del Castillo en su Historia verdadera de la Conquista
de la Nueva España, p. 117.
17
Varios historiadores testimonian sobre el origen noble de Malintzin, pero más explícito es
Bernal Díaz de Castillo, quien nos cuenta la historia personal de la intérprete en el capítulo
XXXVII de su Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España: “Cómo Doña Marina era
cacica e hija de grandes señores y señora de pueblos y vasallos, y de la manera que fue traída a
Tabasco.”
153
Radina Plamenova Dimitrova
haciéndose camino por entre los ladrillos rigurosos, provoca la deformación o
hasta la destrucción del orden social. De allí la culpa, impuesta e
inconmensurablemente grave; de allí también el esfuerzo consciente de
exterminio físico (la ejecución pública de Yang Guifei) o ideológico (la
estigmatización de ambas, concubina y barragana, como traidoras de sus pueblos.
3. El sentimiento nacional
Es curiosa la facilidad con la cual la caída de un imperio se puede atribuir por
historiadores y literatos a la hermosura y talento de cierta cortesana favorita. En
presencia de emperadores (Li Longji, Moctezuma), generales (An Lushan, Hernán
Cortés) y otros personajes masculinos quienes, movidos por distintos intereses,
batallan entre sí sobre la escena histórica, les toca a las concubinas ser sacrificadas
para curar la amargura de dos pueblos en distintas épocas. Yang Guifei se enfrenta
con el fervor nacional de sus contemporáneos, y Malintzin - con el naciente
nacionalismo mexicano, que empieza a tomar forma tres siglos después de la
conquista. “La flor que entiende el habla”, por su encanto físico e influencia sobre
el emperador, es maquiavelizada como raíz del mal que socava los fundamentos
de la Gran Tang. Por su fiel y entregado trabajo para el conquistador español, a
“La lengua” se le atribuye un papel decisivo en la caída del Imperio Azteca.18
Juicios muy exagerados, tomando en cuenta tanto la posición de la mujer en las
respectivas sociedades, como la situación específica de Yang Guifei y Malintzin
en su momento. Ambas “traidoras” seguramente habrán encontrado grandes
obstáculos y limitaciones para poder actuar y decidir por sí mismas, aún más para
poder imponer su propia voluntad.19 Lo que sucede es que, de una u otra forma,
las dos mujeres caen víctimas de discursos nacionalistas.
Durante la Gran Tang, la nacionalidad china ya es un hecho, y la conciencia
de pertenecer a un pueblo -superior a los demás- está muy presente entre los
chinos. Esta dinastía desempeña un papel clave para la consolidación de la
identidad nacional china.20 Por eso el trastorno que provoca la Rebelión de An y
Shi resulta tan dramático para los chinos. Ellos ven a su emperador engañado y
humillado por un general “bárbaro”; desesperados ante la rápida caída de las dos
capitales, Chang’an y Luoyang; sufren el caos en que se hunde su mundo y lloran
18
En sus Cartas de Relación, Cortés se refiere a Malinche como “lengua”, por su calidad de
intérprete.
19
En ambos casos, es también pertinente la cuestión del querer actuar políticamente. Nos
tenemos que preguntar si estas mujeres de verdad quisieron influir sobre el desarrollo de los
sucesos históricos – algo que implicaría fuerte intención y consciencia política.
20
Por ejemplo, desde entonces con “calle de la gente Tang” (Tangren jie 唐人街) se empieza a
denominar el fenómeno “Chinatown”, el barrio de los chinos en el extranjero, que hoy día
representa toda una institución económica y cultural.
154
Bellas que derrumban imperios: Yang Guifei y Malintzin,
dos siluetas ante el huracán histórico el colapso del imperio. El sentimiento nacional, reforzado por la desesperación y
la rabia, será el implacable acusador que condenará a la Preciosa concubina a la
muerte. En un intento fútil de redimir sus propios errores, la sociedad masculina –
encarnada en el impotente emperador en medio de una precipitada huida –
convenientemente castiga a una mujer. Una medida poco adecuada ante la
catástrofe irreversible. Pero sólo unas décadas después de la Rebelión de An y Shi,
ese mismo sentimiento nacional se convertirá en el promovedor de la imagen de
Yang Guifei como víctima inocente y heroína. Con el alejamiento temporal de los
sucesos reales, el pueblo chino empieza a añorar los tiempos gloriosos de paz y
esplendor. La Historia de Li y Yang, todavía muy viva en la memoria popular, es
recordada, contada, cantada y soñada por la gente común y por los literatos de la
Tang tardía. Hasta surgen leyendas que la concubina se ha salvado de la muerte,
escapando a Japón. Irónicamente, primero la indignación del pueblo chino
aniquila a la bella, y poco después la nostalgia de este mismo pueblo la resucita,
reconociéndola como símbolo de un hermoso pasado que jamás regresará. Hoy las
controversias en torno a su culpabilidad están ya apaciguadas. Unos 1300 años
después, Yang Guifei y su historia ya representan un sedimento cultural dentro del
inexplorable legado que la China contemporánea ha recibido de la época feudal.
La situación de Malintzin es muy diferente, y las disputas alrededor de su
papel en la Conquista y en la historia del México están lejos de apaciguarse. Cuál
sería la sorpresa de la intérprete india si supiera que tres siglos después su muerte
se le ha estigmatizado como traidora de su pueblo. Y con razón tal vez se
preguntaría: ¿Pero, cuál es el pueblo a quién traicione? En su libro Malinche: de
la historia al mito, Fernanda Núñez Becerra da en forma muy resumida el proceso
de construcción del mito de la Malinche, una figura meramente esbozada en las
crónicas y los códices. Núñez afirma que “el retrato de la Malinche está cargado
con la lógica discursiva que impregna las primeras fuentes historicoantropológicas
de la Conquista, dándonos un punto de vista parcial sobre los eventos y los
hombres de aquella época.” Y sigue, sobre los tiempos después de la Conquista:
Durante los siguientes siglos del apogeo del sistema colonial, no se necesitó retocar
mucho el retrato simbólico de la Malinche. Pero después de las décadas en las que
se dio la Independencia de México, los primeros intentos de forjar una nación
mexicana y por tanto los ensayos de definición de una cultura nacional, necesitaban
de la creación de una nueva historia mexicana y del pasado precolombino. (…) En
la época populista de Lázaro Cárdenas, el retrato de la Malinche alcanzó una altura
nacional, tanto en su aspecto positivo, de héroe nacional, de madre de la patria, de
mestiza mexicana, como en el negativo, dando origen al “malinchismo”,
“malinchista”, etcétera, y reemplazando el antiguo discurso sobre si la Malinche
había o no traicionado a su pueblo.”21
21
Fernanda Núñez Becerra, op. cit. pp.10-11. 155
Radina Plamenova Dimitrova
Las nuevas ideologías políticas tanto generan un gran interés hacia la intérprete
india, como abren las puertas ante las interpretaciones en cuanto su persona y rol.
Los sentimientos que ella provoca en los mexicanos pueden ser diametralmente
opuestos, y a veces llegan a expresarse de manera muy radical, reflejando
opiniones polarizadas y/o locales. 22 Malinche está presente hasta a nivel
lingüístico con la terminología derivada de su nombre, la cual tiene connotaciones
fuertemente negativas y condena la inclinación por lo extranjero (siempre
entendido traición a la patria). Su estado controversial dentro del consciente
popular se proyecta en una omnipresencia: nos topamos con la Malinche
literalmente a cada paso. La vemos materializada en formas más diversas; la
encontramos en todos los ámbitos: verbal, escrito, visual, musical, virtual, etc.
Malintzin es mucho más vigente para los mexicanos que Yang Guifei para los
chinos contemporáneos, y la razón de esto radica en una importante diferencia
entre las dos.
4. La maternidad
La concubina Yang jamás llega a tener un hijo de su relación con Tang
Xuanzong.23 Esta maternidad incumplida, por un lado, le acerca al ideal de pureza
y castidad femenina, lo cual facilita en gran medida su idealización y ascenso al
pedestal del mito. Por otro lado, desvincula a Yang Guifei de responsabilidad
política y eventual participación posterior en el poder mediante un heredero.
Jamás un retoño suyo ha aspirado al trono imperial de China, al pie del cual han
sucedido miles de homicidios. Su sangre, derramada en el camino hacia el reino
Shu, no corre en las venas de ningún chino. La ausencia de hijos también hace
resaltar la devoción sentimental de la concubina hacia el soberano: ella guarda un
íntimo vínculo únicamente con Tang Xuanzong, además en un pasado glorioso e
inalcanzable. De este modo, Yang Guifei queda dentro de una eternidad
indefinida, sin conexión con las generaciones posteriores, convirtiéndose en ícono
de belleza, amor y martirio. Fallando de cumplir el acto básico del rol femenino,
Yang Guifei se convierte en una superfemina, en un hada inmortal.
22
En 1982 se intenta instalar en el centro de Coyoacán un “Monumento al Mestizaje”, el cual
representa en bronce a Hernán Cortés, Malintzin y su hijo. Los autores son Julián Martínez y M.
Maldonado. El descontento popular escala en protestas, que amenazan con destruir el monumento
y éste es trasladado en el poco frecuentado jardín Xicoténcatl (Barrio San Diego, Churubusco). Por
otro lado, en Oluta se puede observar un monumento a la Malinche, conmemorando los 500 años
de su natalicio. En la placa debajo de la estatua se lee un profundo agradecimiento, en el cual “el
pueblo de Oluta y sus autoridades municipales (…) hacen un merecido homenaje a Malinalli
Tenepal, mujer que por su gran inteligencia y belleza, contribuyo a que nuestro pueblo de Oluta
tuviera un lugar en la historia de México.” 23
Esta es la razón principal por la cual se nunca asciende a emperatriz.
156
Bellas que derrumban imperios: Yang Guifei y Malintzin,
dos siluetas ante el huracán histórico La maternidad cumplida y no consumida de Malintzin le vincula de manera
irrefutable a la realidad -pasada, presente y futura- del pueblo al cual da origen. Su
presencia en la vida de los mexicanos es muy diferente, mucho más tangible y
“carnal”. Ella vive en la memoria popular no como un recuerdo alejado, sino de
manera física e inmediata. Aunque es privada de su niño en los primeros meses
después de su nacimiento, el mismo hecho de haberlo tenido concede a Malintzin
su estatus de sombra omnipresente, de un eslabón en la cadena genética del
mexicano: invisible, pero siempre vigente. El hijo es la prueba de su entrega
completa (voluntaria o no) al conquistador. El hijo es también la justificación del
apodo sumamente peyorativo que le darán los “nietos”: La Chingada. Yang Guifei
se vincula solamente con el naufragio político de la Gran Tang y no con las
consecuencias de la crisis, mientras que la barragana Malinche representa un
cordón umbilical entre la muerte de un mundo y el nacimiento de otro. Ella
fusiona en sí la destrucción y la creación, originando física y simbólicamente un
nuevo pueblo. Esta maternidad conlleva a la vez condena y salvación para
Malintzin.
5. El bautizo
Entre los múltiples patrones similares en las vidas de Yang Guifei y Malintzin,
resalta el de la transformación religiosa, la cual ambas sufren para poder cumplir
con el destino trazado para ellas por los hombres. Para apoderarse de la concubina
de su hijo, evitando violar de manera explícita el código confuciano, Tang
Xuanzong manda a Yang a pasar un año de purificación corporal y espiritual en
un monasterio taoísta. Para que los españoles puedan gozar de las esclavas
regaladas, sin transgredir las normas de la fe católica, Cortés da orden inmediata
de bautizar a las indias. Este momento clave, que en el caso de Yang es un largo
período y en el caso de Malinalli es una breve ceremonia, desencadena una serie
de cambios existenciales para las dos mujeres:
a. Cambio de nombre. La monja Yang es llamada Taizhen o “Suprema verdad”,
mientras que Malinalli se convierte en “doña Marina.” Estos nombres se
convierten en insignias de su nueva identidad purificada.
b. Cambio de estado. En el caso de Yang, de concubina de príncipe a concubina
de emperador. En el caso de Malintzin, de esclava “en el mundo bárbaro” a
esclava de un nuevo nivel “civilizado”.
c. Paso de lo prohibido a lo permitido. La purificación mediante vida monástica
pretende eliminar el peligro del incesto y hace posible la unión romántica entre el
emperador y su concubina. El bautizo descarta el pecado del contacto con los
impuros y poseídos por el Diablo, permitiendo la relación íntima entre el
conquistador y su barragana.
157
Radina Plamenova Dimitrova
d. Cambio espiritual. No obstante el motivo hipócrita detrás del acto de bautizo
en ambos casos, para las dos mujeres esto sí tiene efecto de una elevación
espiritual. En el monasterio, Yang aprende mucho de la estética y filosofía taoísta,
también de las secretas técnicas de cultivar el cuerpo y el espíritu. Malintzin a su
vez se convierte en fiel creyente y gran promovedora de la fe cristiana entre los
pueblos autóctonos.
Sin embargo, en el fondo esta cirugía cosmética de identidad se realiza con el
objetivo de ajustar a las dos mujeres de manera que puedan funcionar sin
impedimentos en un nuevo nivel de servidumbre, pero sin que se produzca un
cambio cualitativo: Yang sigue siendo concubina, Malinche sigue siendo esclava.
Aunque más apoderadas y con más opciones de acción y elección que antes, ellas
siguen dependiendo de los hombres, a quienes acompañan y pertenecen. Será
hasta mucho después de su muerte que podrán superar a sus dueños y dejarlos en
su sombra. Pero mientras vivían, el reto diario ante “La flor que entiende el habla”
y “La lengua” era más bien ¿cómo salirse con la suya, sin desapegarse del papel
asignado? 24
6. Esbozos históricos, constructos literarios
“Existe no la historia, sino el relato de la historia. Un relato escrito”.25 Narradas y
re-narradas, Yang Guifei y Malintzin hoy pertenecen en mayor grado a lo literario,
que a lo histórico. Las verdaderas mujeres se han ido borrando bajo la incesante
corriente da la narración, hasta que lo ficticio ha llegado a sustituir su existencia.
En ambos casos, las fuentes históricas ofrecen imágenes esquemáticas y
tendenciosas, resaltando ciertas características convenientes para la demagogia del
momento. A consecuencia de esto surge una creación literaria en que abundan las
opiniones y las controversias y que busca compensar las imperfecciones de los
relatos históricos. Al igual que la Preciosa concubina, “la imagen de La Malinche
que tenemos hoy ha sido producida en enorme medida a través de la ficción, por
lo cual puede ser estudiada como constructo literario”.26
A pesar de que ha sido el gran amor de un emperador omnipotente, la
“Preciosa concubina” no goza de la atención correspondiente en las oficiales
fuentes historiográficas como Vieja crónica de Tang (s. IX), Nueva crónica de
24
Estos apodos son también muy significativos, porque indican claramente una actitud de
posesión y cosificación hacia las dos mujeres por parte de sus dueños. “La flor que entiende el
habla” es fuente de goce y romántica para el monarca, un bello adorno vivo que además percibe y
cumple sus deseos. “La lengua” es un instrumento multifuncional: de comunicación, persuasión,
evangelización y subyugación.
25
Federico Navarrete Linares, comunicación personal.
26
Sandra Messinger Cypess, La Malinche in Mexican Literature. From History to Myth, Austin:
University of Texas Press, 1991, p. 2.
158
Bellas que derrumban imperios: Yang Guifei y Malintzin,
dos siluetas ante el huracán histórico Tang (s. XI), Espejo exhaustivo en ayuda del gobernante (s. XI), etc. Las primeras
dos contienen un breve capítulo casi idéntico sobre Yang Guifei, donde en
realidad se cuenta en detalles sobre el poder, la influencia y las riquezas que
obtuvieron sus familiares. La mujer que a lo largo de quince años es inseparable
de Tang Xuanzong es convertida por los historiadores en un instrumento para
expresar cierto criticismo hacia la actitud irresponsable del monarca, y también su
indignación ante la ambición insaciable del clan Yang. Al mismo tiempo, en la
abundante tradición poética, narrativa y dramática de la literatura china es donde
la imagen complicada y polifacética de Yang se ha ido reconstruyendo a lo largo
de casi 13 siglos.
Desde los tiempos de la misma dinastía Tang hasta hoy en día jamás ha
disminuido el interés de los escritores por este romance tan complicado y
multifacético. La historia de los dos enamorados se sigue interpretando una y otra
vez en todos los géneros literarios, y el emperador y su concubina reaparecen
idealizados o satirizados, glorificados o fustigados. Son innumerables las obras
literarias dedicadas al tema; varias de ellas se han establecido como hitos en el
camino literario de la Historia de Li y Yang. Por ejemplo, el largo poema Canto
del pesar interminable (Chang Hen Ge 长恨歌 ) escrito en el año 806 (Tang
media), donde por primera vez es inmortalizado el amor de Li y Yang. Al mismo
tiempo surge una narrativa llamada Leyenda del Canto del pesar interminable
(Chang Hen Ge Zhuan 长恨歌传), la cual da una prespectiva más realista y crítica
hacia el romance.27 Durante la siguiente dinastía Song, en la mitad del siglo X,
aparece la primera obra donde la concubina Yang aparece como protagonista:
Biografía apócrifa de Yang Taizhen (Yang Taizhen Waizhuan 杨太真外传 ).
Posteriormente, cuando el género teatral adquiere una gran popularidad, aparecen
numerosas obras de teatro sobre el tema de Li y Yang. Entre ellas destacan Lluvia
entre los árboles parasol (Wutong Yu 梧桐雨) de la dinastía Yuan (1279-1368) y
El palacio de la vida eterna (Changsheng Dian 长生殿) de la dinastía Qing (16441911). La primera es tragedia con una visión sumamente crítica y sarcástica hacia
los dos enamorados, mientras la segunda es drama histórico de tono heroico que
resume las diversas actitudes literarias hacia la Historia, acumuladas a lo largo de
casi un milenio. Desde la segunda mitad del siglo XX hasta hoy día proliferan las
obras cinematográficas y especialmente las producciones de televisión, que
27
La historia de estas dos obras es intrínsicamente vinculada. Cincuenta años después de la
Rebelión de An y Shi, el poeta Bai Juyi y el escritor Chen Hong se van de paseo a la colina Mawei
donde la Preciosa concubina trágicamente pierde su vida. Es allí donde juntos deciden, en noble
competencia entre amigos, dedicar obras a la Historia de Li y Yang, para salvarla del olvido y
darle un lugar debido en la literatura.
159
Radina Plamenova Dimitrova
ofrecen una visión demasiado endulzada y romántica, con un estrecho enfoque
sobre la historia amorosa.
En el caso de Malintzin, a pesar de su clave participación en la conquista de
México, la información sobre su vida en las crónicas es fragmentaria e
insuficiente, y refleja casi exclusivamente el breve período durante el cual ella
acompaña a los españoles en su ambiciosa empresa. Su retrato histórico es obra de
los cronistas españoles, testigos también de la vida y agenda de Hernán Cortés en
Mesoamérica. En las Cartas de relación de éste, la “lengua” Marina se menciona
solamente dos veces, mientras que otras crónicas ofrecen descripciones
sospechosamente positivas y elogiosas, en estilo hagiográfico. La imagen más
detallada y viva de la intérprete india es obra de Bernal Díaz del Castillo en su
novelesca Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España. La imagen de
Malintzin se retomada nuevamente después de la Guerra de Independencia (18101821 d.C.). Desde mediados del siglo XIX hasta hoy día, sobre ella y su vida se
han escrito muchísimas novelas, estudios y ensayos, convirtiéndola en un
personaje de gran interés y controversia en la literatura post-independentista y
post-revolucionaria. Como afirma Sandra Messinger Cypes en su brillante estudio
sobre el desarrollo de la imagen literaria de Malinche, todas estas obras ofrecen
una “nueva lectura de la figura de la madre que proyecta el resentimiento de los
hijos hacia sus progenitores y el sistema creado por ellos. (…) en las obras del
período post independentista, La Malinche deviene ambas la serpiente y la Eva
mexicana, la tentadora y la traidora, la racionalización del fracaso amerindio de
superar a los europeos”.28
En su trayectoria relativamente breve como personaje literario, la intérprete
india es utilizada por muchos autores para trasmitir reflexiones relacionadas con
la problemática de sus propias épocas. Sin embargo, lo que más llama la atención
son los oleajes de creación teatral sobre el tema de la conquista, donde la imagen
de Malinche está infaliblemente presente. En la segunda mitad del siglo XIX en
corta sucesión surgen tres obras sobre el tema: Un amor de Hernán Cortés de José
Peón Contreras (1876), La Noche Triste de Ignacio Ramírez (1876) y Xóchitl de
Alfredo Chavero (1877). A mediados del siglo XX es cuando toma lugar el
segundo y más importante oleaje, donde Malintzin ya adquiere un papel
protagónico en las obras de autores de máxima importancia. Salvador Novo crea
el diálogo teatral Malinche y Carlota (1956), que ha tenido sus más recientes
presentaciones en el año 2007. En 1956, Alejo Carpentier escribe en francés La
aprendiz de bruja, la cual es traducida al español en 1983. Rodolfo Usigli concibe
28
Sandra Messinger Cypes, op. cit. p. 2.
160
Bellas que derrumban imperios: Yang Guifei y Malintzin,
dos siluetas ante el huracán histórico Corona de fuego: primer esquema para una tragedia antihistórica americana
(1963) como parte de una trilogía teatral sobre personajes y eventos cruciales de
la historia de México. Sergio Magaña escribe Los argonautas en 1965. Todos los
gatos son pardos de Carlos Fuentes aparece en 1970.
En el siglo XXI tenemos ejemplos muy recientes de obras teatrales centradas
sobre la intérprete india: Malinche, una identidad rota de Efraín Franco (2009),
presentado por el grupo Mimesis, y Malinche - Malinches de Juliana Faesler
(2010), escenificado por el grupo Máquina de Teatro.29 Esta prolífica creación
teatral alrededor de la imagen de la Malintzin demuestra no sólo la necesidad de
hablar sobre ella, sino también de darle la palabra, de concederle aquella
oportunidad que ella nunca tuvo: de expresarse a sí misma, de articular sus más
íntimos pensamientos, miedos y deseos. Por otro lado, de esta forma los autores
comparten con el público - directamente y en vivo - sus reflexiones sobre temas
como la identidad mexicana, y también la herencia mesoamericana y su vínculo
con el presente. Y viceversa, hablan sobre la problemática del momento histórico
presente, retomando temas de la historia antigua.
Estos son sólo aspectos que se han ido esclareciendo a lo largo de mis
lecturas sobre Yang Guifei y Malintzin, todavía hay mucho más que indagar para
llevar a cabo un serio estudio comparativo. Un motivo para seguir con este trabajo
es la impresión de ciertas carencias en el estudio de la imagen de la Preciosa
concubina. Los principales enfoques no suelen desviarse de la visión tradicional y
de la línea de investigación ya establecida: análisis de la imagen en una o más
obras literarias; transformación de la imagen a través de obras literarias claves
sobre la Historia de Li y Yang; estudio de los métodos literarios y estéticos en la
creación de la imagen; reflexión sobre papel histórico de la concubina, etc. Los
estudios comparativos se limitan a ponerla hombro a hombro con las imágenes de
otras concubinas de la historia y literatura china. Uno de los objetivos en mi
futuro trabajo sería sacar la figura de Yang Guifei de la rutina de investigación, y
mediante la comparación con un personaje externo a la tradición china y tan
importante y vigente como lo es la Malinche, concederle un debido lugar entre las
imágenes femeninas con valor de íconos nacionales en la historia y la literatura
mundial.
29
Ésta última es parte de la así llamada Trilogía Mexicana de la misma autora, siendo las otras dos
obras Nezahualcóyotl y Moctezuma II – la guerra sucia. Las tres obras se estuvieron presentando
en varios teatros del Distrito Federal durante el período 2010-2011.
161
Radina Plamenova Dimitrova
Fuentes
Yang Guifei:
Bai, Juyi, Poemas, trad. Leonid Eidlin, Moscú, Literatura Artística, 1978.
Bai, Pu, “El Emperador Iluminado de Tang en una noche otoñal, bajo la lluvia
entre los árboles parasol”, Drama de la dinastía Yuan, trad. Tatyana
Malinovskaya y Semyon Botvinnik, Leningrad, Arte, 1966.
Géneros y estilos literarios en las literaturas de China y Korea, Moscú, Ciencia,
1969.
Gernet, Jacques, Historia de la civilización china, Sofia, Kama, 2004.
Hong, Sheng, “El palacio de la vida eterna. Fragmentos”, trad. Tatyana
Malinovskaya, Evgenii Vitkovski, El drama clásico del Este, Vladimir Sorokin
(ed.), Moscú, Literatura Artística, 1976.
———, El palacio de la vida eterna, traducción Yang Xianyi y Gladys Yang,
Beijing, Editorial de Lenguas Extranjeras, 2001.
Konrad, Nikolai, Oeste y Este, Sofia, Ciencia y arte, 1979.
Literatura y cultura de China, Moscú, Literatura del Este, 1972.
Liu, Xu, “Vieja crónica de Tang”, Veinticinco Historias, Shanghai, Libros
antiguos,1997.
Ouyang, Xiu, “Nueva crónica de Tang”, Veinticinco Historias, Shanghai, Libros
antiguos, 1997.
Sima, Guang, Espejo exhaustivo en ayuda del gobernante, Beijing, Zhonghua
Shuju, 2005.
Trescientos temas de la literatura china clásica, Shanghai, Libros Antiguos, 2004.
Yuan, Xinpei (ed.), Historia de la literatura china, 4 tomos, 2a. ed., Editorial de
Educación Superior, 2005.
Malintzin:
Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la Conquista de Nueva España,
México, Editorial Valle de México, 1980.
Glantz, Margo (coordinadora), La Malinche, sus padres y sus hijos, Colleción
Pasado y presente, México, Editorial Taurus, 2001.
Kruger, Hilde, Malinche o Adios a los Mitos, México, Editorial Cultura, 1944.
Messinger Cypess, Sandra, La Malinche in Mexican Literature: From History to
Myth, Austin, Universidad de Texas Press, 1991.
Meza, Otilia, Malinalli Tenepal “La Malinche” ¡La Gran Calumniada!, México,
EDAMEX (Editores Asociados Mexicanos, S.A.), primera edición: marzo de
1985.
Núñez Becerra, Fernanda, Malinche: de la historia al mito, Serie Historia, México,
INAH, 1996.
162
Bellas que derrumban imperios: Yang Guifei y Malintzin,
dos siluetas ante el huracán histórico Rodríguez, Gustavo A., Doña Marina. Monografía Histórica, México, Imprenta
de la Secretaría de Relaciones Exteriores, 1935.
Torruco Sarana, Geney, Doña Marina, Malintzin. Villahermosa, Gobierno del
Estado de Tabasco, 1987.
163
LA INVERSIÓN DE LOS VALORES: DEL CRIMEN A
LA CELEBRIDAD. LAS HEROÍNAS DEL
NARCOTRÁFICO
Guadalupe Isabel Carrillo Torea
Universidad Autónoma del Estado de México, México
Introducción
Desde hace unos años, exactamente desde el 2008, he investigando sobre las
expresiones discursivas del narcotráfico en México. Cuando en el año 2000 el ex
presidente Vicente Fox declarara la guerra al narcotráfico sin haber diseñado una
estrategia de inteligencia adecuada, se desencadenó una de las más cruentas
guerras que ha vivido México en su última década. Y utilizo la palabra guerra
porque además de ser la expresión que usaría años después el también ex
presidente Felipe Calderón para referirse al fenómeno de lucha contra el
narcotráfico, este ha causado tal cantidad de víctimas -llevamos un aproximado de
100 mil- que el sustantivo le calza a la perfección para describirlo.
Los enfrentamientos de los cárteles entre sí, las luchas por el dominio
geográfico de sus espacios para el contrabando y trasiego de estupefacientes, las
frontales contiendas entre estos y los militares, que improvisan retenes con los
rostros cubiertos y sin ninguna identificación oficial, ha generado la terrible
matanza de civiles y víctimas inocentes. Eso ha contribuido a que los discursos
del narcotráfico se hayan multiplicado en muy diversos modos de expresión.
Del narco-corrido, de larga data y con raíces muy antiguas -recuérdese la
ebullición que en la época de la revolución tuvo el corrido popular-, pasando por
las novelas cuyo tema central es el mundo del narco, el sicariato, el contrabando al
mayoreo y menudeo…y que a partir del año 2000 cuenta con una gran
productividad traducida en ventas masivas de sus tirajes editoriales. Pretendo
detenerme en la crónica, uno de los géneros periodísticos que más atención le ha
dado a la problemática y que, a mi juicio, es el discurso que arroja una mirada de
conjunto más completa: ve con sensibilidad a personajes satanizados por el
sistema; rescata sus miserias y también su humanidad. No son para ellos solo
Guadalupe Isabel Carrillo Torea
delincuentes; los periodistas hablan de personas con historias tristes, con vidas
difíciles y trágicos destinos.
La pertinencia literaria de la crónica
Antonio Cándido califica a la crónica contemporánea de “literatura a ras de
suelo”.1 La discusión en torno a la pertinencia de verla como un discurso más
cercano a la literatura que al periodismo se ha acentuado en las últimas décadas y
se inclina a la incorporación del género al espectro de lo literario. Martín Caparrós
habla de “literaturizar el periodismo”2; muchos cronistas ven que, efectivamente,
la línea que ubicaba a la crónica como únicamente periodística se ha ido
desdibujando en la medida en que el narrador no se limita a contar hechos con el
rigor de la objetividad exigida por las noticias. El cronista va más allá, es testigo y
puede ser también el investigador que reconstruye hechos y dichos de quienes
habla. El cronista traduce el mundo no solo como espectador; se involucra en él y
lo representa con una mirada subjetiva y, en consecuencia, también comprensiva
de lo que presenta a través de las palabras.
Puede recurrir a las entrevistas como instrumento de acercamiento a la
historia y a sus protagonistas. Estas no son un método de rescate de la objetividad
pues el periodista ignora si el entrevistado dice la verdad, pero sí permite que
quien escribe se involucre en la experiencia y acerque a los lectores al asunto
desde una variedad amplia de rutas. Una de ellas sería el entrelazamiento de lo
cotidiano con el acontecimiento extraordinario que se está narrando. Es una
manera de retratar la vida tal como ella es: lo banal va de la mano de lo
trascendente. Esta combinación da pie a cierto grado de ficcionalización que el
cronista se permite y que recrea las historias y a sus personajes. Hace uso de lo
que el escritor Mario Szichman llama “la mirada del narrador”.Es decir, el
cronista se asume como narrador-escritor, no como mero comunicador de hechos
o noticias.
En este tenor revisé crónicas de tres escritores- cronistas- periodistas que se
han dado a la tarea de indagar en el mundo del narco: Julio Sherer García, Víctor
Ronquillo y Ricardo Ravelo. Los tres han dedicado buena parte de su obra al
tópico. Me llamó la atención el protagonismo que han adquirido las mujeres
vinculadas o inmersas en el narcotráfico y que han llamado la atención de los
escritores. Me centraré en dos figuras polémicas: Sandra Ávila Beltrán, mejor
conocida como La Reina del Pacífico, y Silvia Raquenel Villanueva, apodada la
1
Agudelo Jaramillo, ed.,
Alfaguara, 2011, p. 590.
2
Op. cit. p. 607.
166
Antología de crónica latinoamericana actual, México. Editorial
La inversión de los valores: del crimen a la celebridad. Las heroínas del narcotráfico abogada de hierro o la narco abogada. La primera detenida el 28 de septiembre
del 2007 en un aparatoso operativo de seguridad del que se hizo alarde a través de
los medios; para entonces el presidente Felipe Calderón, en un gesto de gran
torpeza política, declaró en televisión que se había capturado a una de las mujeres
más buscadas tanto en el país como en los Estados Unidos, y que era la
responsable de tráfico cocaína de Colombia a los Estados Unidos; estas
declaraciones asentaban un duro golpe a la fama de la detenida que ya, sin ser
juzgada, era tachada de delincuente. Desde los inicios de su aprehensión, las
autoridades consideraron la extradición a Norteamérica, de la que se ha librado
todos estos años.
Sherer y Ronquillo han dedicado su atención al personaje desde ópticas muy
diferentes aunque ambos parecieran escribir sobre ella en el discurso con
características propias de la crónica; nuestro interés será establecer en qué medida
el género se desarrolla adecuadamente y cuánta pertenencia tiene como discurso
literario. En el caso de Raquenel Villanueva ha sido también reseñada por
Ronquillo y por Ravelo; los avatares de su vida y su vinculación con el
narcotráfico será estudiado en las líneas siguientes.
Los periodistas:
Víctor Ronquillo tiene formación universitaria; hizo su licenciatura en la UNAM,
Facultad de Filosofía y Letras, en Filología, sin embargo ha dedicado casi toda su
carrera profesional al periodismo. Se le define como cronista, periodista y literato.
Esto último dicho por él mismo en entrevista concedida al periódico La Jornada el
3 de Junio del 2009, a propósito de la publicación del tercer libro de una trilogía
en la que se incluye la obra que acá analizaremos, La Reina del Pacífico y otras
mujeres del narco publicada por la editorial Planeta en 2008. A esta se añaden en
2009 Sicario, diario del Diablo y Un corresponsal en la guerra del narco.
Ronquillo ha trabajado e investigado no solo el narcotráfico sino todo
aquello que tiene que ver con violencia social, y que se convierte en verdaderas
epidemias de muerte y destrucción. El libro señalado está divido en capítulos
independientes pues en cada uno se estudia a una mujer distinta; el punto
tangencial estará en que todas emergen de escenarios turbulentos donde campea
la delincuencia o la pobreza extrema, que a su vez será la causa de los trágicos
desenlaces de sus vidas. El escritor habla de compromiso social, la denuncia
pretende de alguna manera rescatar lo humano de quienes han caído o han sido
calificados de antisociales.
Estas afirmaciones explicarían un poco el tono del texto que vamos a
comentar. Con el título de “La caída de la reina” el escritor sitúa el relato en el
momento en que es aprehendida Sandra Ávila Beltrán. Ubica el escenario en la
167
.
Guadalupe Isabel Carrillo Torea
mansión que le ha sido incautada; el foco de atención estará en la descripción del
personaje:
Si el lugar donde vivimos nos retrata, la imagen de quien erigió la fastuosa
Quinta Las Delicias es el de una mujer madura, de sofisticada belleza,
producto de cirugías, tintes y los más caros afeites. De largo cabello negro,
una quimera ensortijada para sus amantes. Tiene la piel trigueña, suave al
tacto, y el rostro trastocado por una operación de nariz que convierte lo que
fue una dulce expresión en una mueca torcida. Los senos de esta mujer
menuda, como sus nalgas, están hechos a la medida para imponerse con una
belleza que a simple vista parece vulgar. Pero más allá de lo superficial y lo
exótico, el verdadero encanto de la Reina radica en la seguridad con la que
siempre se planta frente al mundo.3
Los adjetivos con los que describe físicamente a la mujer están impregnados de
una atmósfera ficcional en la que se pretende dibujarle un tono entre exótico e
impositivo. Al final del artículo, el periodista aclara que conoció a Sandra Ávila a
través de las pantallas de televisión, nunca tuvo una entrevista directa con ella y
sin embargo, es capaz de relatar:
Es de noche, el tiempo transcurre con lentitud. Nunca se ha sentido tan sola,
tan incomunicada, inmóvil en la vana espera de que esto termine pronto,
preguntándose por qué la vida le ha dado el más desafortunado de los reveses.
Imposible dormir de corrido después de las agotadoras declaraciones, del
acoso de la cámara de video que la ha seguido a todas partes, del innecesario
despliegue policiaco para capturarla a ella, a una dama. Puede dormir solo a
ratos, para despertarla con la angustia de hallarse en esta celda que le resulta
aterradora por su vacío y la mugre que guarda bajo su aparente limpieza.4
El relato no solo habla de la estadía en la cárcel de la implicada; el narrador
retrocede a los días previos en que el único hijo de Sandra Ávila fue secuestrado;
los delincuentes pidieron un rescate millonario, 5 millones de dólares, según el
autor. Las gestiones que realizó la reina del Pacífico la pusieron en evidencia
frente a las autoridades que le tendieron una emboscada para su captura final. A
pesar de que Ronquillo insinúa5 que tuvo que investigar con fuentes fidedignas la
3
Víctor Ronquillo, La Reina del Pacífico y otras mujeres del narco, México, Editorial Planeta, p.
14.
4
Op. cit. p. 16.
5
Op.cit. p. 30.
168
La inversión de los valores: del crimen a la celebridad. Las heroínas del narcotráfico información, -fuentes a las que además debió por lo menos ofrecer una comida- es
decir, que está dando datos fehacientes, el elemento ficcional prevalece sobre lo
aparentemente objetivo y convierte el relato en un pastiche que no es ni crónica ni
ficción.
Tratándose de figuras de la actualidad, el uso de la ficción debe aplicarse con
sutiliza y honestidad. Cuando la ficción se impone, y no se advierte que es un
texto de esta índole, el documento se convierte en un híbrido de difícil definición.
A pesar de que la crónica echa mano de diferentes discursos: la narración en la
que se desmenuzan los hechos, la reflexión que desemboca en el estilo ensayístico,
los diálogos que provienen de las entrevistas; la dramatización de lo que se cuenta
tiene los límites que le impone la veracidad de la realidad ocurrida y que el
cronista debe transcribir, sin dejar de lado la subjetividad de quien mira los hechos.
El estilo que presenta Ronquillo en el libro que nos ocupa no es una novedad
en su prosa. En un artículo publicado por José Manuel García García el miércoles
23 de marzo del 2005, intitulado “Las muertas de Juárez de Víctor Ronquillo: el
morbo de la razón cínica”, a propósito de la publicación de un libro de Ronquillo
sobre las muertas de Juárez, el crítico acusa al escritor de inventar, literalmente,
datos e incluso entrevistas a los familiares de las muertas. Según el autor, para su
investigación había pasado cinco años viviendo en Ciudad Juárez, cosa que José
Manuel García cuestiona e incluso acusa de falsedad:
La editorial Planeta recién publicó una nueva edición de “Las muertas de
Juárez” de Víctor Ronquillo. El libro es un buen ejemplo del periodismo
snuff o la pornoviolencia descriptiva. Ronquillo omite nombres, apellidos, se
equivoca en las cifras, los datos, las fechas. Y ha mentido a la prensa: no ha
estado en Ciudad Juárez por espacio de 5 años, no ha entrevistado a 187
familias de las desaparecidas, no le dio crédito a muchos de los reportajes
tomados de Diario- Internet y sí consultó fuentes oficiales.6
Esta información que de nuevo salió publicada el día 25 de abril del 2013, retoma
el artículo de 2005 por el periódico ALMARGEN, periodismo de Investigación,
Medios y Literatura. Las críticas al poco profesional modo de investigar de
Ronquillo no están ahora en discusión en este texto, sin embargo son un aviso de
la posible desconfianza que, en nuestro caso, y a propósito de la reina del pacífico,
nos constituye. El uso de lo ficcional opaca la credibilidad de la información
vertida. Esta sería pues un ejemplo de crónica-ficción poco recomendable. El
escritor, además, finaliza el relato afirmando que la Reina del Pacífico sí había
6
Periódico ALMARGEN,México,Reseña revisada el 25 de abril del 2013.
169
.
Guadalupe Isabel Carrillo Torea
estado involucrada en el contrabando de cocaína de Colombia a México, hecho
este que aún está en proceso de revisión por parte de las autoridades.
Al otro extremo tenemos a Julio Sherer García; veterano profesional del
periodismo, dueño de una prosa fluida con abundantes expresiones estéticamente
bien logradas. Sherer sí entrevistó a Sandra Ávila. De las largas horas de
entrevista saldría el libro La Reina del Pacífico: es la hora de contar publicado
en 2008 por la editorial Grijalbo Actualidad. En la obra se trascriben no solo las
conversaciones entre periodista y reclusa, se narran también situaciones difíciles y
agradables vividas en esas horas y se hace un recuento más o menos extenso de la
vida de la detenida. De los vaivenes de violencia y fatalidad a los que se vio
sometida desde niña por proceder de una familia con raigambre en el narcotráfico.
Padres, abuelos, tíos, primos han formado parte de cárteles con décadas de
existencia. Julio Sherer no esconde su admiración por Sandra Ávila. Así
describirá el primer encuentro:
Vestida con el obsesivo color de las internas en proceso, café claro, se
adentró en el salón, pausada, los pasos cortos. Tomó la iniciativa y nos
saludó de mano, uno a uno. La miré a los ojos oscuros, brillantes, suave la
avellana de su rostro. Me miró a la vez, directa, sus ojos en los míos…El
cabello, carbón por el artificio de la tintura, descendía libremente hasta media
espalda y los labios subrayaban su diferencia natural: delgado el superior,
sensual el de abajo. Observada de perfil, la cara se mantenía fiel a sí misma.
De frente y a costa de la armonía del conjunto, un cirujano plástico había
operado la nariz y errado levemente en la punta, hacia arriba.7
Es evidente la fascinación que la mujer despierta en el periodista, verdaderamente
impresionado por su imponente figura y su aplomo personal. Hay pues una veta
de narrador que sobresale y prioriza en el discurso el tono subjetivo que también
es legítimo mostrar y que hacen de la crónica, de la entrevista un discurso más
cercano al literario.
Igualmente en su libro Historias de muerte y corrupción publicado por la
misma Grijalbo en 2011, retoma experiencias ya vertidas en libros anteriores pero
con matices aún no contados. Algunos de ellos son los claro oscuros de la vida de
Sandra Ávila en el reclusorio Santa Martha Acatitla en el que aún se encuentra.
De nuevo en esas líneas habla más el ser humano que el periodista riguroso.
Sherer nos dirá: “La Reina del Pacífico y yo conversábamos en la sala de juntas
de la cárcel femenil de Santa Martha Acatitla. Nuestras reuniones ocurrían los
7
Julio Sherer, La Reina del Pacífico: es la hora de contar, México,Editorial Grijalbo Actualidad,
2008, p. 12.
170
La inversión de los valores: del crimen a la celebridad. Las heroínas del narcotráfico viernes y en ocasiones agregábamos un día, los martes. Crecía entre nosotros una
buena relación, de las que se sienten. A mí me interesaba su vida y ella estaba
dispuesta a contarla”.8
Gracias a la cercanía que propiciaron las horas de entrevistas, se abrió un
fluido de simpatía y admiración que se tradujo en palabras de amabilidad y
admiración hacia una mujer que ha convivido con los narcotraficantes más
sanguinarios y más buscados del país.
El libro de Sherer dio voz a Sandra Ávila en casi todas sus páginas; hay pues
una obvia defensa de la protagonista sobre su vida y los por qués de sus acciones.
Desconocemos si lo hizo de manera premeditada o inconscientemente, pero logró
establecer con el lector un fino hilo que empuja a sentir empatía con la acusada,
llevando a una suerte de inversión de los valores. De victimaria se convirtió en
víctima de un sistema arbitrario que la acusó pocas horas después de su
aprehensión.
Raquenel Villanueva
La abogada regiomontana, conocida en todo el territorio nacional por el difícil y
arriesgado ejercicio de su profesión, es un personaje digno de ser novelado. No
solo por los cuatro atentados padecidos y de los que salió con vida; cuenta
también su oficio como litigante, defensora de narcos famosos y delincuentes
confesos; su origen humilde y su condición de madre soltera; la meteórica carrera
hacia el éxito, los lazos de amistad que estrechó con abogados con la misma fama
de hombres duros e implacables, defensores de causas aparentemente perdidas. A
eso se le suma el carácter aguerrido que la distinguía y una valentía incólume a
pesar de encontrarse, casi siempre, en el ojo del huracán.
Ante una vida tan atípica, los reflectores de periodistas e investigadores han
enfocado su interés en ella y en su ya trágica muerte, tras recibir el tiro de gracia
del sicario de turno, mientras paseaba en un mercado público en compañía de su
hija adolescente. También Víctor Ronquillo dedicó uno de los capítulos de la obra
ya citada a narrar la historia de Raquenel que para 2008, año en que se publicó el
libro, se mantenía con vida. En esta ocasión el título del capítulo alude a la
expresión que la misma Raquenel utilizaba después del último atentado del que
había salido ilesa: “Tiempo extra”. La abogada le declara al periodista: “Creo que
sí estoy viviendo tiempo extra, tiempo de más, un tiempo que Dios me regaló; lo
tengo que vivir plenamente y con todos los problemas que Él me mande. Sé que
voy a morir, pero voy a morir de pie”.9
8
Julio Sherer, Historias de muerte y corrupción, México, Editorial Grijalbo actualidad, 2008, p.
40.
9
Op. cit. p. 190.
171
.
Guadalupe Isabel Carrillo Torea
De nuevo Ronquillo echa mano de la ficción para contarnos la azarosa
experiencia vital de Raquenel Villanueva. Comienza con el último atentado del
que había sobrevivido:
Las huellas de la explosión estaban por doquier: muebles desechos, trozos de
cristal, restos esparcidos de toda clase de objetos y un insoportable olor a
quemado. La oficina quedó destrozada. Nadie habría sobrevivido al estallido
que cimbró el edificio y provocó el corte de la luz. Unas débiles flamas era lo
único que quedaba del incendio que lograron sofocar los bomberos. Apenas
diez minutos antes, un hombre sigiloso había salido del elevador. Se acercó a
la entrada del despacho de la abogada y con sumo cuidado sacó de una
maleta deportiva un objeto envuelto en una bolsa de plástico del súper. Y
diez minutos antes de eso el teléfono había sonado varias veces; era un
llamado insistente y molesto que distrajo a la abogada de la minuciosa
revisión de un expediente judicial que contenía una gran cantidad de fojas.10
El relato continúa explicando cómo la abogada contesta la llamada que le advierte:
“tenga cuidado, la van a matar”. En esta ocasión logró salir del recinto antes de
que la explosión de la bomba que había sido instalada desintegrara el interior de la
habitación. El narrador, que en esta ocasión advierte haber realizado una
entrevista personalmente a Raquenel Villanueva, transcribe incluso algunas
declaraciones de la misma en la que apreciamos a una mujer que habla
directamente y sin tapujos. Ella confesará: “Quienes litigamos en materia penal,
tanto en el fuero común como en el federal, lo vemos todos los días, es triste
darnos cuenta de que tenemos autoridades corruptas. Autoridades que en lugar de
administrar y procurar justicia son parciales cuando quienes comparecen en un
hecho o se ven involucradas en una acusación están apoyados por influencias o
tienen recursos económicos altos.”11
En el texto hay un contrapunteo entre lo que se narra y las declaraciones de
Raquenel que además de denunciar abiertamente al sistema, defiende sus actos y
los juzga limpios, sin trampas ni arreglos por debajo de la mesa. Esto permite que,
también aquí, el lector disipe la bruma que cubre la imagen construida por los
medios y por los escándalos en los que se ha visto envuelta la abogada. Sin
embargo el estilo del narrador, excesivamente libre en cuanto a fuentes fidedignas
y falta de datos duros, enrarece la atmósfera de completa credibilidad.
Ronquillo narra eventos en los que las más de las veces omite nombres y
lugares. Insiste en citar rumores o dichos de la gente. Describe detalles personales
10
Op.cit. p. 169.
Op. cit.p. 171.
11
172
La inversión de los valores: del crimen a la celebridad. Las heroínas del narcotráfico de lo que los personajes experimentan en su interior; de lo que piensan en el
momento en que realizan acciones con un claro acento ficcional:
¿De dónde le vino la riqueza que-según cuentan- tiene la abogada, esas
millonarias cuentas en bancos en el extranjero, la inmobiliaria, los hoteles,
los muchos negocios en los que dicen que está asociada “por abajo del agua”?
Corre el rumor que de sus tratos con los narcos. Hay versiones de que cobró
la recompensa que las autoridades ofrecían por uno de los barones del
narcotráfico en México, el mero jefe de las operaciones en una importante
zona fronteriza. Dueño del negocio del trasiego de droga por mar, aire y
tierra en la vasta región del Golfo de México. (173)12
Tomar en cuenta versiones que van y vienen, comentarios que incriminan sin citar
la fuente es una temeridad, más aún si nos referimos a la fama de alguien con
tantas contradicciones en su vida profesional y personal pero también con tantos
logros. La libertad de estilo del escritor que no da un seguimiento cronológico a
los eventos que narra, sino que los presenta de forma arbitraria, desorienta al
lector que no logra asimilar con exactitud cómo ocurrieron los hechos.
La segunda versión
Desde otro ángulo discursivo nos encontramos con el libro de Ricardo Ravelo
titulado Los Narcoabogados, publicado en 2006 por la editorial De Bolsillo.
Ravelo es periodista de la Revista Proceso desde hace muchos años; también ha
publicado numerosos libros de carácter biográfico o periodístico acerca de la vida
y obras de los capos del narco y de los cárteles en México. Es un investigador de
gran prestigio que goza de una prosa amena, fluida y de gran claridad. La obra
estudiada es un compendio de crónicas en las que el periodista se sumerge en la
otra cara del narcotráfico, la de sus abogados defensores. Los profesionales del
derecho que a sabiendas de los peligros que correrán en el ejercicio de sus
funciones, asumen el reto, con las ventajas económicas que esto les traerá consigo
y participan discreta o abiertamente en la defensa de quienes pareciera ser por su
misma condición, indefendibles: los narcotraficantes.
El periodista dedica 6 capítulos a Raquenel Villanueva. Viva en ese
momento y dispuesta a conceder la entrevista; la abogada recorre su vida y habla
de la pobreza de su infancia y adolescencia, de sus primeros logros laborales, de
su incursión en el derecho como carrera y de sus amistades, quienes le enseñaron
muchas de las estrategias a seguir en casos difíciles. Ravelo sin embargo no
desarrolla el discurso a través de la transcripción del diálogo sostenido con
12
Op. cit. p. 173.
173
.
Guadalupe Isabel Carrillo Torea
Raquenel. Más bien estructura el texto con la “mirada del narrador” de la que
hablaría Sizchman. Así describe al personaje:
Como si fuera una principiante que no mide ni calcula sus límites -solo ella
conoce sus estrategias- Raquenel grita, se enoja; le mienta la madre a los
jueces, saca de balance a los rivales; le rompe el esquema a los impartidores
de justicia, manotea, avienta papeles, golpea los escritorios…con esa fuerza
incontenible puede incendiar un juzgado, poner fin a una diligencia y salir
con ventaja de una audiencia prolongada, porque ha logrado su propósito:
invertir los papeles y favorecer a su cliente. Este signo de valentía, nadie lo
duda, proviene de la fuerza volcánica de su explosivo carácter, cuyos resortes
13
internos se disparan ante la menor provocación exterior.
Desde el primer capítulo intitulado “La abogada del narco” Ravelo nos presenta al
personaje tomando en cuenta una de sus más llamativas expresiones: la fuerza de
su carácter, la radicalidad de sus decisiones y la valentía, que podría clasificarse
también de temeridad. En los siguientes capítulos nos muestra un panorama
general de sus andanzas, de modo que el lector puede darse una idea de conjunto
de las diferentes vertientes de su vida, especialmente la profesional. Cómo saltó
de ser una secretaria de oficinas dedicadas a la burocracia, a recibir una beca que
le permitiría completar sus estudios de preparatoria y continuar con la carrera de
derecho. Ya en el ejercicio profesional tuvo como guías y faros a Agapito Garza
Treviño y Leopoldo del Real Ibáñez; célebres litigantes por lo que Ravelo llama
sus “truculentas historias”. Para Raquenel sería, en cambio, maestros a seguir.
En los siguientes capítulos Ravelo dará cuenta de la vida en los juzgados, los
litigios más escandalosos y los triunfos que le dieron fama y que, tristemente, la
llevaron a padecer el calvario de la persecución y los atentados, hasta finalmente
perder la vida. Esto último no se reseña en el libro debido que para el momento de
reseñar su vida la abogada aún había sorteado la violencia que se ceñía sobre ella.
Llama la atención las palabras de Rafael Rodríguez Castañeda en la
presentación del libro de Ravelo. Para referirse a la legitimidad de la obra y de la
investigación hecha por el periodista, Rodríguez Castañeda anuncia: “La
sagacidad, la capacidad y la honestidad periodística sacan adelante a Ravelo. El
autor no le da espacio a la literatura. Su lenguaje es el de un reportero que tiene
una historia para contar y lo hace con eficacia”. 14 Tal afirmación adelanta el
prejuicio que Rodríguez Castañeda posee acerca de la noción de literatura. Como
si “hacer literatura” equivale a desvirtuar la realidad y desarrollar un mal
13
14
Ricardo Ravelo, Los narcoabogados. México. Editorial De Bolsillo. p. 192.
Op. cit. p. 12.
174
La inversión de los valores: del crimen a la celebridad. Las heroínas del narcotráfico periodismo. Claramente pienso lo contrario: en la medida en que el trabajo del
lenguaje se inclina a una mayor elaboración estética; en tanto el discurso se
embellece sin perder el sentido de la realidad, puede hablarse de una crónica más
apegada a lo literario que a la mera denuncia de noticias, que al reportaje en su
absoluta desnudez. Así lo vemos en muchos de sus párrafos:
Ésa es Raquenel en su mejor papel, enfundada de valor, cargada de tensión,
trémula de emociones. Es la abogada “peleonera” en acción. Pero en su otra
realidad, donde aflora la mujer que reconoce su lado vulnerable, Raquenel
puede temblar y doblarse de pavura. Inconscientemente sabe (lo aprendió de
sus maestros y amigos) que no hay fórmulas contra el miedo, que los hilos de
esta madeja que paralizan y atan al individuo, sólo pueden contenerse
enfrentando el peligro, viéndolo de frente y a los ojos. Por eso sus reacciones
son volcánicas. Es su escudo defensivo, su armadura de autoprotección.
Nadie es producto de sí mismo, decía el tempestuoso Nietzsche. El individuo,
en efecto, se abreva de todo lo que le rodea; escupe golpe a golpe su
formación y puede conocer, si se lo propone, una parte de sí mismo a través
del otro. Así, de su trato con los narcotraficantes y abogados de la mafia,
Raquenel parece haber descubierto otro ángulo de su carácter: aprendió a no
dejarse dominar por ninguna amenaza por implacable que fuera”.15
La mirada del narrador está presente en estas líneas. El cronista no solo da
información; organiza el texto, escogiendo datos pero también reflexiones que
permite a los lectores hacernos una idea más justa y más completa del personaje
del que se escribe. No incurre en la falsedad pero tampoco se limita a reportear,
sin intervención ninguna de su punto de vista, de ese universo personal que
confronta con Raquenel Villanueva y su azarosa vida.
Los capítulos dedicados a la abogada cierran con la recolección de corridos
que han sido dedicados a exaltar la figura de Raquenel Villanueva a quien
califican como “la dama de hierro”, en clara alusión a Margaret Tacher, la primera
ministra inglesa: “Piensan que sólo Inglaterra/ Tiene su dama de hierro/ No se
equivoquen señores/Porque ahorita los entero/En tierras regiomontanas/ hay una
mujer de acero”.16 También la llaman “la abogada blindada”, por su capacidad
inusitada de haberse librado de cuatro atentados. El orgullo prevalece en los
versos de los corridos y ella es alabada por su gran valentía.
15
16
Op. cit. pp. 226-227.
Op. cit. p. 246.
175
.
Guadalupe Isabel Carrillo Torea
Conclusiones
El presente trabajo se desarrolló desde una doble vertiente. Por una parte
demostrar de qué manera la selección de personajes controvertidos para hablar de
ellos, estudiar sus vidas y comprenderla nos puede llevar, las más de las veces, a
modificar la mirada que nos habían proyectado los medios y la sociedad. Sin afán
de engañar, el autor que escribe sobre otras personas lanza vectores diferentes
para que, desde diversos ángulos, entendamos muchos de sus actos. En
consecuencia con frecuencia se corre el riesgo de lo que titulé “la inversión de los
valores”. No habiendo intencionalidad, el fenómeno ocurre y nos afecta. De
cualquier modo, ver lo humano es también una manera de hacer lo humano, de
dignificar a todos, y no, como hacen las cárceles, animalizarlos.
Otra de las motivaciones de la ponencia se centró en el estudio de textos que
podrían clasificarse de crónicas y si estas podrían insertarse en el espectro literario.
Obviamente que todo depende del discurso. Creo que la primera conclusión a la
que podemos llegar es que necesitamos evitar generalizaciones. La crónica posee
condiciones extraordinarias para plasmar lo inmediato, para hacerlo más
perecedero. Puede urdir a través del lenguaje tramas apasionantes y no por ello
falsas. Sin embargo creo que el uso de la ficción en un discurso que no abandona
lo periodístico debe estar atemperado y cuidadosamente dosificado para no perder
el sentido de lo veraz, elemento esencial para un buen cronista.
Fuentes
Jaramillo, Darío, Ed., Antología de crónica latinoamericana actual, México,
Editorial Alfaguara, 650 páginas, 2011.
Ravelo, Ricardo, Los narcoabogados, México, Editorial De Bolsillo, 286 Páginas,
2006.
Ronquillo, Víctor, La Reina del pacífico y otras mujeres del narco, México,
Editorial Planeta, temas de hoy. 205 páginas, 2008.
Sherer García. Julio, La reina del pacífico. Es la hora de contar, México,
Editorial Grijalbo actualidad, 174 páginas, 2008.
———, Historias de Muerte y corrupción, México, Editorial Grijalbo actualidad,
126 páginas, 2011.
Hemerografía
García García, José Manuel, “Las muertas de Juárez de Víctor Ronquillo: el
morbo de la razón cínica”, Diario ALMARGEN, Artículo revisado el 23 de abril
del 2013, en http://www.almargen.com.mx/notas.php?IDNOTA_731.
176
LOS CUENTOS DE BORGES SOBRE CAUTIVOS
Liliana Jiménez Ramírez
Centro de Investigaciones sobre
América Latina y el Caribe
Universidad Nacional Autónoma de México, México
El tema del cautiverio en la literatura argentina
En la América hispánica el proceso histórico del avance de las fronteras en la
lucha contra los indios dio lugar a recuentos históricos, a testimonios de viajeros y
en particular a la transformación del tema literario del cautiverio, que, debido a su
carácter trágico, fue utilizado como propaganda política.
En el Río de la Plata la frontera con los indios conoció períodos de relativa
estabilidad (época colonial, años posteriores a la expedición de Juan Manuel de
Rosas) y otras de conflicto, en que los indios intervenían en las luchas civiles,
efectuaban malones1 y se convertían en un obstáculo para el avance del Estado.
Ello se vio particularmente a mediados del siglo XIX, cuando el Estado criollo se
fortaleció debido a sus renovados vínculos con el mercado mundial y buscó
apropiarse de tierras que hasta entonces habían tenido escaso valor, proceso que se
conoce como la Conquista del Desierto (1879-1882).
En estos fenómenos fronterizos los cautivos fueron actores fundamentales y
contribuyeron al intercambio cultural entre grupos humanos en constante
negociación, pero también fueron víctimas de rivalidades, hostilidades y rechazo.
Esta situación los convierte en metáfora del antagonismo entre dos sociedades en
lucha por su supervivencia.
1
La palabra, de origen araucano, refiere a los ataques de indios a las poblaciones y fortificaciones
fronterizas con fines de saqueo. El principal objetivo era la obtención de ganado y provisiones
pero también de mujeres blancas. Tal práctica se basaba en el elemento sorpresa y en una rápida
retirada que impedía que los pobladores organizaran la defensa. Los malones persistieron en la
frontera araucana a lo largo del siglo XIX. No sucedió así en la zona del Chaco, donde se
prolongaron hasta el siglo XX.
Liliana Jiménez Ramírez
Capítulo aparte merece el cautiverio de mujeres. A diferencia de otras partes
de América, donde el mestizaje fue producto de la mezcla de hombres europeos
con mujeres indígenas, en el Río de la Plata lo fue de indígenas con mujeres
europeas, siendo su prototipo el Tabaré (1888) del uruguayo Juan Zorrilla de San
Martín. Susana Rotker habla de las “anónimas esclavas de los indios” en la
Argentina del siglo XIX:
Allí, en el margen de la civilización, [las cautivas] ocupan el margen del
margen: sirvientes del indio con cuerpos torturados y llenos de cicatrices,
despreciadas por las indias que no las quieren de rivales, abandonadas por
los suyos, madres de niños mestizos que debían abandonar si alguna vez
lograban volver a la civilización. El margen del margen.2
Después de la independencia se observa la aparición de una literatura
(principalmente poesía y prosa) sobre el tema de los cautivos; obviamente se
limitaba a los que eran capturados por los indios. Fue una literatura claramente
tendenciosa que idealizaba a la mujer cautiva a expensas de animalizar al indio y
de mostrar que su salvajismo no desaparecía con el contacto con la civilización y
los intentos por evangelizarlo. Se creía que de manera innata los indios profesaban
odio por los cristianos y que su bárbara conducta, entre la que se cuenta el rapto
de mujeres blancas, justificaba el exterminio de que fueron objeto. La literatura
sobre cautivos desempeñó así un papel articulador en lo ideológico de
determinados planteamientos políticos y halló eco debido a que contenía
elementos afines a la sensibilidad romántica: contrastes, emociones fuertes,
exotismo y drama humano. Las obras del romanticismo sobre el tema redujeron el
conflicto fronterizo al enfrentamiento civilización/barbarie, enunciado por
Sarmiento y que ya en su época recibió muchas críticas. Hubo una manipulación
ideológica que convertía a las heroínas en un símbolo invertido de una situación
de despojo. No era el criollo quien despojaba a los indios de sus tierras, robaba
sus mujeres y los privaba de sus medios de subsistencia, sino aquellos los que
saqueaban las poblaciones y raptaban a sus mujeres.
Se recuperaron historias y mitos de la época colonial de dudoso origen, a los
que se dio vida en distintas producciones literarias y pictóricas. Uno de los más
antiguos y difundidos es el de Lucía Miranda, aparecida en los capítulos VI y VII
de la crónica Anales del descubrimiento, población y conquista de las provincias
del Río de la Plata de Ruy Díaz de Guzmán en 1612, más conocida como La
2
Susana Rotker, “Lucía Miranda: negación y violencia del origen”, Revista Iberoamericana, núm.
178-179 (enero-junio de 1997), p. 115.
178
Los cuentos de Borges sobre cautivos
Argentina manuscrita. Dicha obra fue escrita a partir de los testimonios de
sobrevivientes de las principales expediciones al Río de la Plata, por lo que el
trabajo de Díaz de Guzmán es, más que el de un testigo de los hechos, el de un
recopilador. Los acontecimientos que narra suceden en 1532, durante la
expedición de Sebastián de Gaboto, y refieren la historia de una mujer española
raptada en el fuerte de Espíritu Santo por un cacique indígena en quien despierta
una pasión desbordada. Ella lo rechaza aludiendo obligada fidelidad al esposo y el
cacique organiza un ataque para arrebatarla por la fuerza. Hechos prisioneros, los
esposos prefieren morir como mártires antes que renunciar a su amor. Ella es
condenada a la hoguera y él a morir flechado.
La veracidad de este relato ha sido cuestionada por autores contemporáneos
por carecer de datos fidedignos e incurrir en contradicciones. En la expedición de
Gaboto no embarcaron mujeres. No obstante eso no impidió que, a partir del siglo
XIX, sirviera de inspiración a varias novelas homónimas (las de Eduarda Mansilla,
Rosa Guerra, Hugo Wast y Alejandro Canepa), además de poemas, obras de teatro
y hasta una ópera. Ejemplos de otros tratamientos del tema son el poema La
cautiva (1837) de Esteban Echeverría, considerado obra fundacional de la
literatura argentina, y un pasaje del Martín Fierro (1872-1879) de José Hernández.
Así también el mito se reprodujo en la plástica, ya que el tema de los raptos
de mujeres no podía ser desaprovechado por la pintura romántica, como lo
demuestran algunos cuadros del pintor alemán Johann Moritz Rugendas, quien, de
paso por Argentina en uno de sus viajes, se empeñó en visitar un lugar donde
habían rescatado una cautiva e hizo algunos bosquejos que servirían para sus
cuadros El rapto de la cautiva, El malón y El regreso de la cautiva , los tres de
1845. Más de medio siglo después el argentino Ángel Della Valle pintó La vuelta
del malón (1892) en ocasión de los festejos del cuarto centenario del
Descubrimiento de América.
179
Liliana Jiménez Ramírez
Johann Moritz Rugendas, El rapto de la cautiva (1845).
Ángel Della Valle, La vuelta del malón (1892).
Reescritura del tema
A mediados del siglo XX Jorge Luis Borges (1899-1986) tampoco pudo
sustraerse a la influencia de este tema que, de acuerdo con sus biógrafos y las
propias declaraciones del autor, obedecía también a recuerdos familiares y
lecturas de la tradición criolla como la Historia argentina de Vicente F. López. A
continuación analizaremos tres cuentos suyos sobre el particular y trataremos de
encontrar puntos de contacto y diferencias con la literatura que le precede.
180
Los cuentos de Borges sobre cautivos
“Historia del guerrero y la cautiva” está incluido en El Aleph (1949); el
cuento parte de un lejano suceso de la historia europea ocurrido durante la
ocupación de la ciudad de Ravena entre los siglos VI y VIII - Droctulft, un
bárbaro invasor, se sorprendió tanto de la grandeza de la ciudad y de sus
construcciones que prefirió cambiar de bando y morir en defensa de ella. Borges
relaciona este hecho con otro fechado en 1872 y aparentemente inspirado en su
historia familiar: el encuentro de su abuela inglesa Fanny Haslam en Junín, aldea
en la zona de frontera, con una compatriota raptada por los indios en un malón.
Acostumbrada a la dura vida de las tolderías, la india inglesa se niega a regresar a
la civilización cuando la abuela de Borges insiste en ayudarla. Aunque las
historias del guerrero y de la inglesa son dos hechos distintos en el espacio y en el
tiempo, la esencia de lo narrado permite vincularlos, de alguna manera ambos son
conversos, de ahí la insistencia del narrador al señalar: “Acaso las historias que he
referido son una sola historia. El anverso y el reverso de esta moneda son, para
Dios, iguales”.3
Si bien a primera vista podría parecer que este cuento es una recreación de la
oposición civilización/barbarie que permeó muchos debates del siglo XIX, al
plantear invertidas las situaciones que definen el conflicto, los términos se
neutralizan y quedan en igualdad de condiciones. La forma de narrar contribuye a
reforzar el efecto. El momento en que el guerrero bárbaro se encuentra con la
civilización y experimenta lo que el narrador Borges llama “iluminación” o
“conversión” es presentado a través de una enumeración sin mayores adjetivos de
elementos arquitectónicos de la ciudad:
[Droctulft] ve algo que no ha visto jamás, o que no ha visto con plenitud.
Ve el día y los cipreses y el mármol. Ve un conjunto que es múltiple sin
desorden; ve una ciudad, un organismo hecho de estatuas, de templos, de
jardines, de habitaciones, de gradas, de jarrones, de capiteles, de espacios
regulares y abiertos.4
Algo parecido sucede con el pasaje en que la inglesa cautiva se declara feliz y
elige libremente quedarse a vivir en la barbarie. El narrador se limita de nuevo a
enumerar una serie de prácticas de los indios y en su relato no hay condena o
ensalzamiento.
3
Jorge Luis Borges, “Historia del guerrero y la cautiva”, en El Aleph, México, Emecé Mexicana,
1986, p. 52.
4
Ibid., p. 48.
181
Liliana Jiménez Ramírez
Detrás del relato se vislumbraba una vida feral: los toldos de cuero de
caballo, las hogueras de estiércol, los festines de carne chamuscada o de
vísceras crudas, las sigilosas marchas al alba; el asalto de los corrales, el
alarido y el saqueo, la guerra, el caudaloso arreo de las haciendas por jinetes
desnudos, la poligamia, la hediondez y la magia.5
Cabe señalar aquí que es significativo que este listado termine sorpresivamente
con la palabra magia. Ésta le basta a Borges para aludir al inexplicable motivo
que llevó a la india inglesa a elegir la vida bárbara.
En un análisis sobre el cuento, la autora argentina María Rosa Lojo encuentra que
la historia de la cautiva se reproduce internamente en las similitudes y
coincidencias con la situación del personaje de la abuela de Borges.
Podríamos preguntarnos, por lo demás, quién es la verdadera cautiva, si la
abuela de Borges, de algún modo “presa” en la ciudad amenazada por los
malones, o la inglesa aindiada, libre de recorrer la inmensidad del llamado
Desierto, y a la que todo parecía “quedarle chico”.6
El símbolo del espejo, recurrente en la literatura borgeana, no deja de estar
presente en este cuento. La historia del guerrero bárbaro se refleja en la historia de
la inglesa cautiva y ésta a su vez parece “un espejo monstruoso” de lo que le
espera a la abuela de Borges en esas tierras indómitas. Algo de este destino queda
confirmado casi al final del cuento cuando dos años después del encuentro con la
india, la abuela, ya viuda, se queda a vivir en Junín y practica la cacería.
El cuento “El cautivo”, publicado originalmente en 1957 e incluido después
en El hacedor (1960), es un brevísimo relato que con prosa precisa repite la trama
del cuento anterior: un chico robado por los indios en un malón es encontrado por
sus padres ya hecho hombre y llevado a la casa paterna, pero después de unos días
no soporta el encierro y vuelve al desierto. A diferencia de la cautiva inglesa, el
hombre “trabajado por el desierto y por la vida bárbara, ya no sabía oír las
palabras de la lengua natal”7 y, a manera de retrospección, el reconocimiento del
lugar que solía usar de niño para esconder objetos funciona como disparador de
los recuerdos de su vida anterior.
En esta historia no hay mayores elementos que permitan ahondar en los
términos civilizado o bárbaro y la elección del cautivo se basa en la sensación de
5
Ibid., p. 51.
María Rosa Lojo, “Borges: ‘civilización’ y ‘barbarie’, dos versiones del sueño de la historia”,
Cuadernos Americanos, núm. 64 (julio-agosto de 1997), p. 215.
7
Jorge Luis Borges, “El cautivo”, Nueva antología personal, México, Siglo XXI, 1989, p. 62.
6
182
Los cuentos de Borges sobre cautivos
libertad sobre la de opresión. Hay que señalar sin embargo que en este cuento, por
primera vez, el cautivo es un hombre.
“La noche de los dones” es, a decir de su autor en el “Epílogo” con que
cierra El libro de arena (1975), “el relato más inocente, más violento y más
exaltado que ofrece este volumen”.8 El cuento narra la historia de un adolescente
que en una sola noche presencia la muerte de un hombre y tiene su primera
experiencia sexual con una mujer a quien todos llaman la Cautiva porque había
sido raptada por los indios. A petición de uno de los presentes la mujer narra el
ataque una vez más y, como si lo relatado se volviera realidad, un hombre irrumpe
con violencia en la sala de la casa que funciona como prostíbulo. El hombre es
Juan Moreira y está inspirado en un personaje real, un gaucho prófugo de la
justicia cuya vida sirvió de tema a las novelas de Eduardo Gutiérrez, autor leído
por Borges. Éste utiliza el recurso de la intertextualidad y sitúa los sucesos
narrados en la noche del 30 de abril de 1874, fecha de la muerte de Moreira.
Cabe señalar que “La noche de los dones” es uno de los pocos textos en la
obra de Borges en que se refieren escenas sexuales. La iniciación sexual es apenas
sugerida con alusiones lúdicas:
Ya se había quitado el batón. Me tendí a su lado y le busqué la cara con las
manos. No sé cuánto tiempo pasó. No hubo una palabra ni un beso. Le
deshice la trenza y jugué con el pelo, que era muy lacio, y después con ella.
No volveríamos a vernos y no supe nunca su nombre.9
En cuanto a la voz narrativa, los tres textos analizados están enunciados en
primera persona por un narrador que representa a Borges mismo, como en la
mayoría de sus cuentos. Sin embargo hay pequeñas variaciones de uno a otro. En
el primero, el narrador cuenta directamente la historia: fue él quien leyó las obras
históricas que menciona y quien escuchó relatar a su abuela su encuentro con la
inglesa cautiva. No es, sin embargo, un narrador omnisciente, hay cosas que sabe
con certeza y otras que desconoce: “Ninguna de esas fábricas (lo sé) lo impresiona
por bella” […] “[la india] se tiró al suelo y bebió la sangre caliente. No sé si lo
hizo porque ya no podía obrar de otro modo, o como un desafío y un signo”.10
En el segundo texto el narrador cuenta, en forma lacónica, una historia que a
su vez le fue contada; él no participa directamente en la trama y por lo tanto el
lector puede esperar que desconozca ciertos hechos: “la crónica ha perdido las
8
Jorge Luis Borges, “La noche de los dones”, en El libro de arena (1975), Madrid, Alianza
Editorial, 2000, pp. 139-140.
9
Ibid., p. 78.
10
Borges, “Historia del guerrero y la cautiva” [n. 3], pp. 48 y 51.
183
Liliana Jiménez Ramírez
circunstancias y no quiero inventar lo que no sé”.11 Esa ambigüedad de no saber a
ciencia cierta dónde o cómo ocurrieron las cosas y el querer indagar es la
estructura que da sustento al cuento, lo hace avanzar y permite concluirlo en el
mismo tono: “Yo querría saber qué sintió en aquel instante de vértigo en que el
pasado y el presente se confundieron; yo querría saber si el hijo perdido renació y
murió en aquel éxtasis o si alcanzó a reconocer, siquiera como una criatura o un
perro, los padres y la casa”.12
El tercer cuento es un meta relato, una especie de caja china en la que una
historia contiene a otra. El cuento se desarrolla en tres planos espacio-temporales
distintos narrados por tres personajes: la Confitería del Águila en la capital donde
Borges narrador se encuentra con un viejo y éste le relata una historia; el pueblo
de Lobos en la provincia de Buenos Aires en la época en que el viejo era un
adolescente y tienen lugar los hechos que él mismo narra; y la estancia de Santa
Irene, población atacada por el malón que describe la Cautiva. Los dos últimos
planos se superponen cuando el relato de la Cautiva queda trunco por la irrupción
de Moreira en el burdel.
El cuento tiene una estructura recurrente que se sustenta en la propia
enunciación de la tesis platónica de que nada es nuevo y conocer es recordar. La
descripción de la fisonomía de Lobos apoya este principio, podría aplicarse a
cualquier pueblo de provincia porque todos son iguales. Y al final, después de
contar la historia infinidad de veces, como la Cautiva con el malón, el hombre
viejo confiesa no saber a ciencia cierta si los hechos sucedieron realmente o si
sólo recuerda las palabras con que los cuenta.
Borges y la tradición
La historia de la familia Borges y su relación con notables personajes del siglo XIX
es del dominio público no sólo por las declaraciones del propio Borges sino
también por las anécdotas que se cuelan en textos de conocidos y que han sido
recogidas por los biógrafos. Éste es el caso de un episodio que narra Estela Canto,
escritora y amiga de Borges. Canto sugiere que el tratamiento de temas del pasado
nacional se debía al poderoso influjo de la madre de Borges, Leonor Acevedo,
puesto que el escritor prefería temas fantásticos.
Los amigos que conocieron íntimamente a Borges solían comentar la
relación que él tenía con su madre, una relación agobiante que los analistas
calificarían de “castratoria”. Lo que nos revela “La intrusa” [cuento realista
que transcurre entre orilleros] es la índole de esa relación, que tiene todo el
11
12
Borges, “El cautivo” [n. 7], p. 62.
Ibid., p. 62.
184
Los cuentos de Borges sobre cautivos
carácter de una relación “viril” […] Es seguro que Leonor Acevedo prefería
esta clase de cuentos a los otros, los fantásticos. Y, a partir del momento en
que Georgie tuvo que depender de ella para que le leyera y él empezó a
triunfar literariamente, tras una serie de sucesivos fracasos sentimentales, el
pacto de sangre se robusteció […] Cuando él se inclinaba hacia su madre
aparecían los gauchos, los cuchillos y las lanzas; en lo fantástico, en cambio,
estaba su liberación.13
Tener una vieja vinculación con el país era una marca de distinción frente a la
clase media argentina, de mayoritario origen inmigrante, y el tema era invocado
por la madre de Borges porque se trataba de una familia vieja e ilustre sí, pero
pobre. Ello puede explicar por qué la tradición criolla fue una de las grandes
preocupaciones de Borges en relación con la formación de una literatura nacional.
Del mismo modo que Lugones o Güiraldes, Borges contaba con antepasados que
habían contribuido a la primera historia argentina, por lo que sus temas les eran
especialmente apreciados y aparecen en sus primeros escritos a su regreso de
Europa.
Esta cuestión queda planteada en el ensayo “El escritor argentino y la
tradición” (publicado en 1953), texto que marca una ruptura con sus posiciones
anteriores en relación con la definición de lo que debe ser la literatura nacional y
que critica falsas posturas nacionalistas que limitan la práctica literaria a
determinados temas: “Los nacionalistas simulan venerar las capacidades de la
mente argentina pero quieren limitar el ejercicio poético de esa mente a algunos
pobres temas locales, como si los argentinos sólo pudiéramos hablar de orillas y
estancias y no del universo”. 14 Interesa aquí retomar este punto y ver en qué
medida los cuentos analizados se apegan a sus reflexiones.
A diferencia de quienes elaboraron y recrearon la leyenda de Lucía Miranda
situada en la Colonia, los episodios sobre cautivos que trata Borges son de época
republicana. Esto sin duda responde al desdén que el escritor sentía por el periodo
de dominio español en la Argentina y por la literatura española del siglo XVIII que
resulta claro en el ensayo citado.
De los cuentos analizados, el primero y el último resultan especialmente
adecuados para ilustrar algunas de las reflexiones que Borges combate en este
breve ensayo: la idea de que la literatura argentina debe abundar en rasgos nativos
y la de que ésta es ajena a la tradición occidental.
13
Estela Canto, Borges a contraluz, Madrid, Espasa-Calpe, 1989, p. 231.
Jorge Luis Borges, “El escritor argentino y la tradición” (1953), en Obras completas, tomo I,
Buenos Aires, Emecé, 1996, p. 271.
14
185
Liliana Jiménez Ramírez
En “Historia del guerrero y la cautiva”, Borges hace lo que Leyla PerroneMoisés, crítica literaria brasileña, llama una “reivindicación universalista”: toma
un tema argentino nativo y lo eleva a dimensiones universales al compararlo con
un episodio de la historia europea. Su ejercicio no conlleva pérdida alguna de la
identidad nacional:
Cuando leí en el libro de Croce la historia del guerrero, ésta me conmovió
de manera insólita y tuve la impresión de recuperar, bajo forma diversa,
algo que había sido mío. Fugazmente pensé en los jinetes mongoles que
querían hacer de la China un infinito campo de pastoreo y luego
envejecieron en las ciudades que habían anhelado destruir; no era ésta la
memoria que yo buscaba. La encontré al fin; era un relato que le oí alguna
vez a mi abuela inglesa, que ha muerto.15
En “La noche de los dones”, el relato de la llegada del malón y las experiencias
del adolescente sirven de pretexto para acompañar reflexiones filosóficas sobre la
naturaleza del conocimiento humano.
Para esta etapa de su desarrollo creativo, Borges ya había comprendido que
limitarse a temas locales no redundaba en una literatura más argentina, por lo que
su obra de ficción buscará insertar la tradición en la literatura universal. Sin duda
su estilo cuidado y preciso, el empleo de estructuras narrativas poco
convencionales en el manejo del tiempo y el espacio y la utilización de trasfondos
simbólicos construidos a base de reflejos, paralelismos e inversiones contribuirán
a la tarea propuesta. Pues, como bien señala Leyla Perrone-Moisés:
Donde los escritores menores ceden al provincianismo o inversamente, a la
imitación y a la influencia, los mayores componen un intertexto irónico,
donde los elementos extranjeros y los locales producen una combinación
inédita que engrandece tanto la literatura nacional como la internacional.16
Conclusiones
En Argentina el tema del cautiverio surgido en los tiempos de la conquista y la
Colonia fue recuperado dos siglos después por poetas y narradores románticos
debido a sus múltiples posibilidades de ficcionalización, pero también, sin duda,
por la utilización ideológica a que se prestaba. No es gratuito que sea en esta etapa
de construcción de la nación cuando aparezca con más frecuencia.
15
Borges, “Historia del guerrero y la cautiva” [n. 3], pp. 49-50.
Leyla Perrone-Moisés, “Machado de Assis y Borges: nacionalismo y color local”, Cuadernos
Hispanoamericanos, núm. 618 (diciembre del 2001), p. 64.
16
186
Los cuentos de Borges sobre cautivos
La mujer cautiva, más que el hombre cautivo, servirá para disfrazar los
contradictorios mecanismos del discurso civilizador en relación con el indígena.
La manipulación de este discurso por parte de la literatura contribuyó a invertir
los términos de la disputa transformando a las víctimas en agresores y justificar
así su exterminio.
A mediados del siglo XX Borges retoma este tema con otro sentido. La
representación de sus cautivas se aleja totalmente de los cánones estéticos del XIX,
no son mujeres bellas, piadosas y llenas de virtudes como Lucía Miranda o María,
la cautiva de Echeverría. La inglesa es descrita como una mujer muy alta, fuerte,
ágil, con un rostro en el que contrastaban los colores agresivos con que lo
decoraba y lo claro de sus ojos; mientras que la otra a pesar su origen indio tenía
rasgos finos. Y si bien la violencia está presente en sus ficciones, ésta no es
descrita detalladamente.
A diferencia de los autores que le preceden en el tratamiento del tema,
Borges no lo ve como un enfrentamiento de civilización y barbarie ni plantea esta
oposición como una problemática específica de la región. Lo toma como un tema
universal más que se presta para ilustrar situaciones comunes al resto de las
civilizaciones y al no abrir juicio ni inclinarse por una u otra, supera la dicotomía
valorativa del XIX que condenaba la barbarie y ensalzaba la civilización.
Fuentes
Borges, Jorge Luis, “El escritor argentino y la tradición” (1953), Obras completas,
tomo I, Buenos Aires, Emecé, 1996.
———, “Historia del guerrero y la cautiva”, El Aleph, México, Emecé Mexicana,
1986.
———, “El cautivo”, en Nueva antología personal, México, Siglo XXI, 1989.
———, “La noche de los dones”, El libro de arena (1975), Madrid, Alianza
Editorial, 2000.
Canto, Estela, Borges a contraluz, Madrid, Espasa-Calpe, 1989.
Echavarría, Arturo, Lengua y literatura de Borges, Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert, 2006.
Iglesia, Cristina, y Julio Schvartzman, Cautivas y misioneros: mitos blancos de la
conquista, Buenos Aires, Catálogos, 1987.
Lojo, María Rosa, “Borges: ‘civilización’ y ‘barbarie’, dos versiones del sueño de
la historia”, Cuadernos Americanos, núm. 64 (julio-agosto de 1997).
Malosetti Costa, Laura, Rapto de cautivas blancas: un aspecto erótico de la
barbarie en la plástica rioplatense del siglo XIX, Buenos Aires, Universidad de
Buenos Aires, 1994.
187
Liliana Jiménez Ramírez
Operé, Fernando, Historias de la frontera: el cautiverio en la América hispánica,
Buenos Aires, FCE, 2001.
Perrone-Moisés, Leyla, “Machado de Assis y Borges: nacionalismo y color local”,
Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 618, diciembre del 2001.
Rotker, Susana. “Lucía Miranda: negación y violencia del origen”, Revista
Iberoamericana, núm. 178-179, enero-junio de 1997.
Sarlo, Beatriz. “Tradición y conflictos”, en id., Borges, un escritor en las orillas,
Buenos Aires, Ariel, 1995.
188
LA HISTORIA DE HERNANDO DE RIVAS
EN CIELOS DE LA TIERRA DE CARMEN
BOULLOSA
Norma Villagómez Rosas
Centro de Investigaciones sobre
América Latina y el Caribe
Universidad Nacional Autónoma de México, México
El lenguaje es el bien más precioso y a la vez el más peligroso
que se ha dado al hombre.
Friedrich Hölderlin
Directa o indirectamente, la historia es historia de hombres que
son portadores, agentes y víctimas de fuerzas, instituciones,
funciones y estructuras en las que están insertos.// Una asimetría
irreductible parece oponer lo real histórico y lo real ficcional.//
El mundo de la ficción […] no es más que el mundo del texto,
una proyección del mundo como texto.// El mundo del texto, ser
mundo, entra necesariamente en colisión con el mundo real, para
rehacerlo, sea que lo confirme, sea que lo niegue.
Paul Ricoeur, Del texto a la acción
Introducción.
La novela del siglo XX concibe todo acontecer como una repetición de otra cosa,
por eso criticar el pasado implica criticar el presente. Así, la novela histórica
posmoderna pone en duda a la novela nacionalista mostrando el desencanto por lo
que no se construyó. En el presente trabajo analizó la identidad narrativa de uno
de los personajes de la novela Cielos de la tierra de la autora Carmen Boullosa.
Carmen Boullosa, autora nacida en la Ciudad de México en 1954, ha
conjugado en esta novela tres voces que pueden ser identificadas con el pasado, el
Norma Villagómez Rosas
presente y el futuro: Hernando de Rivas es un indígena puro, nacido durante los
primeros años de la Conquista y es también un mestizo cultural; Estela es una
mujer nacida en la segunda mitad del siglo XX, desgarrada por la violencia de
género y la discriminación racial; Lear es un ser indestructible que ya no conoce
ni la enfermedad ni la muerte, una mujer del futuro que sobrevivió a la
destrucción del planeta tierra y que miles de años después reconstruye la historia
de la humanidad por medio de los libros. Los tres personajes comparten, entre
otras características, el que les sea negada la palabra. En este trabajo sólo me
ocuparé de la historia de Hernando de Rivas, que puede ser considerada como
novela histórica porque reconstruye la parte negada de la Conquista y le da voz a
los vencidos a través de un personaje verosímil, un alumno del histórico Real
Colegio de la Santa Cruz.
Las memorias de Hernando de Rivas, que hacen el recuento de buena parte
del siglo XVI, son rescatadas por Estela del escondite donde fueron
deliberadamente guardadas. Ella las traduce del latín, idioma en que originalmente
fueron escritas, pero al hacerlo agrega cosas suyas y al mismo tiempo suprime
otras que no le interesan. El propósito de Estela al reescribir las memorias de
Hernando es contar su propia historia. Miles de años después estas memorias son
encontradas y transcritas a su vez por Lear, sobreviviente de la destrucción de la
vida sobre la tierra, y la única -en la colonia espacial formada por treinta y seis
habitantes-, preocupada por conservar la memoria y los secretos de la humanidad
a través del lenguaje y de los libros. Lear transcribe la historia teniendo como
interlocutores a los muertos, puesto que “recordarlos es escribir para ellos aunque
no puedan escucharme porque se han destruido”.1 Sus compañeros se niegan a
leer, e inclusive a hablar. Lear considera que los habitantes de la L’Atlántide, la
colonia de supervivientes de la destrucción nuclear del planeta, deben rendirse
ante el poder de Némesis.
Cabe acotar aquí que entre los griegos Némesis era la diosa de la justicia
retributiva, la venganza y la fortuna y que su equivalente romana era Envidia. En
la historia de Hernando es recurrente la referencia a la envidia como causa de
todos los males y, asimismo se la relaciona con la prohibición del uso de la
palabra y la escritura, pues entre los frailes se consideraba que “en la palabra que
se excede encuentra un resquicio el pecado” (p. 191). Los atributos de la diosa
Némesis/Envidia consisten en castigar la desmesura: sus sanciones tienen
usualmente la intención de dejar claro a los hombres que, debido a su condición
humana, no pueden ser excesivamente afortunados ni deben trastrocar con sus
actos, ya sean buenos o malos, el equilibrio universal. En este sentido considero
1
Carmen Boullosa, Cielos de la tierra, México, Alfaguara, 1997, p. 21. En adelante todas las citas
correspondientes a dicha novela se indicarán en el cuerpo del texto entre paréntesis.
190
La historia de Hernando de Rivas
en cielos de la tierra de Carmen Boullosa
evidente que Hernando la utiliza como símbolo de ese trastrocamiento del mundo
indígena. Por eso escribe, para que su historia no se desvanezca en el olvido,
mismo que se vislumbra “en el poder sin riendas de la vileza y la envidia” (p. 69).
La historia de Hernando de Rivas en Cielos de la tierra.
El Real Colegio de la Santa Cruz, construido en Tlatelolco pocos años después de
la Conquista de México, fue la primera institución de enseñanza europea que se
estableció en el Nuevo Mundo. Dicho colegio quedó bajó el cuidado de los
franciscanos, quienes contaban con el respaldo económico de Antonio de
Mendoza (1490-1552), primer virrey de Nueva España, y de fray Juan de
Zumárraga (1527-1548), primer obispo. Como fue norma en la época, el colegio
fue construido en un sitio que en época precolombina albergaba un calmécac, es
decir, un centro destinado a la educación de los hijos de la nobleza indígena. Fue
inaugurado el 6 de enero de 1536, aunque había funcionado como escuela desde el
8 de agosto de 1533.2
La construcción del personaje que aquí analizamos se basa en hechos
históricos, en acontecimientos que realmente ocurrieron. Cielos de la tierra
aborda el trauma sufrido por quienes vieron desaparecer su mundo para dar paso
al surgimiento de otro, y que la autora reconstruye mediante un trabajo de
microhistoria. La microhistoria, como se sabe, es un término que proviene de la
historia y que retoma el discurso oral, la memoria colectiva y la historia de las
mentalidades. En esa línea se inscribe la obra de Carmen Boullosa, que también
constituye un buen ejemplo de cómo la novela histórica posmoderna replantea
traumas históricos no resueltos, en este caso el de la Conquista de Tenochtitlan. El
trabajo de reconstrucción histórica de Boullosa llena las áreas oscuras con su
propia fantasía e imaginación a través de la historia de un mestizo cultural que
aprende a descodificar el mundo de los conquistadores -y que por tanto tiene los
elementos de los dos mundos- pero que se queda sin asidero al ver desaparecer el
mundo de sus ancestros al mismo tiempo que fracasa la empresa franciscana.3
2
“Dos de los principales estudiosos del pasado indígena, y autores tanto de diccionarios como de
obras de evangelización, fray Bernardino de Sahagún y fray Andrés de Olmos, fueron maestros en
el colegio de Tlatelolco. Y entre los muchos indígenas que ayudaron a crear la gran Historia
general de las cosas de Nueva España, de Sahagún, había latinistas de Tlatelolco, que allí habían
iniciado su colaboración y amistad con el franciscano: Antonio Valeriano, Alonso Vejerano,
Martín Jacobita, Pedro de San Buenaventura, Diego de Grado, Bonifacio Maximiliano y Mateo
Severino”, Alfredo Chavero, “Colegio de Tlatelolco”, Boletín de la Real Academia de la Historia,
tomo 40 (1902), pp. 517-529, citado por Pablo Escalante Gonzalbo, “El Colegio de la Santa Cruz
de Tlatelolco”, Arqueología Mexicana (México), núm. 89 (enero-febrero del 2008).
3
Brian McHale, refiriéndose a los elementos fantásticos en la narrativa histórica posmoderna,
señala que ésta rompe con el realismo mimético del siglo XIX a través del realismo mágico, el
surrealismo y el fantástico, elementos utilizados para destacar la artificialidad de los discursos. Así,
191
Norma Villagómez Rosas
Hernando de Rivas da como fecha de su nacimiento el 14 de octubre de 1526.
El tiempo en que escribe su relato dura aproximadamente un año, entre 1596 y
1597. Hernando se presenta a sí mismo como un testigo: debemos creer en su
relato porque él vivió lo que cuenta:
Escribo esto mientras visito mis memorias, sentado en el patio del Colegio
de la Santa Cruz, al lado del convento de San Francisco, en el pueblo vecino
a la ciudad de Tenochtitlan-México que lleva por nombre Tlatelolco, y que
cualquiera diría forma parte de la ciudad primera, pues juntas están sus
viviendas, y casi destruido el murete que otro tiempo las dividiera./ Hace ya
un año que mis piernas se dieron por vencidas, y que las cargo sin que ellas
obedezcan a su deber de piernas. Cuelgan de mi tronco incomodándolo, a
ratos fastidiándome con dolores que son su manera de recordar que debieran
serme útiles y llevarme andando de aquí para allá […] ¡Ah, piernas!,
debieran fingir en silencio su muerte […] El ser cruel [que cortó mis piernas]
es Tiempo. Aquí están junto a mí colgando inertes […] ya no lleva prisas mi
sangre. Sabe que todo ha de desembocar en la muerte./Aquí estoy, atado,
con la cuerda de mi vejez, a la silla que tallaron ex profeso para mí los un
día alumnos de fray Pedro de Gante en su escuela de San José, sita al lado
de la capilla del mismo nombre, contigua a la iglesia y monasterio de San
Francisco de la Ciudad de México (pp. 73-74).
el literato llena las áreas oscuras con su propia fantasía e imaginación y lo hace evidente, véase
Brian McHale, Posmodernism fiction, Nueva York/Londres, Methuen, 1987.
192
La historia de Hernando de Rivas
en cielos de la tierra de Carmen Boullosa
Como es de esperarse en unas memorias, Hernando escribe su relato hacia el final
de su vida, en condiciones físicas muy deterioradas, inválido y condenado por ello
a permanecer atado a una silla, casi en calidad de mueble también él, que otras
personas mueven de su celda al patio y viceversa. Llama la atención que el
personaje inicie su descripción o retrato físico de abajo a arriba. En la
transcripción anterior es posible establecer una relación entre las piernas inútiles
del personaje y el colegio franciscano. Aunque en esta parte de la narración
desconocemos la decadencia del colegio de la Santa Cruz, intuimos como lectores
la semejanza entre la invalidez de las piernas y el fracaso del colegio.
Así, las marcas espacio temporales aunadas a la descripción física y al retrato
moral de Hernando van marcando las pautas del relato. No contará, nos dice, las
sandeces que otros han contado. No le importa quedar bien o mal con nadie
porque escribe sus memorias para un lector de otros siglos, de otros tiempos, pues
en el suyo, “la verdad inocente, dicha sin sombra de malicia, podría irritar a
cualquiera […] Puedo enumerar más de un ejemplo de cómo encalabrian en estas
tierras las palabras de lo escrito” (p. 70).
La identidad de Hernando va cambiando a lo largo de la narración. Describe
una grande y fastuosa celebración realizada el día de su nacimiento, y siempre
habla de ella como de “su fiesta”. Él era hijo de un noble indígena, el cual
desapareció para siempre de su vida ese mismo día. A partir de allí él y su madre
viven de “recogidos” con unos parientes, nobles indígenas que todavía conservan
riqueza y cierto poder. El Real Colegio de la Santa Cruz fue creado con el
propósito de brindar educación a sacerdotes católicos indígenas. Querían formar
un cuerpo de sacerdotes indios para establecer con ellos una iglesia que llevara la
evangelización a todos los demás indígenas. Sin embargo, este proyecto se basó
en un drama personal, pues los niños eran arrancados literalmente de sus padres.
Los pupilos procedían de entre las familias nobles de la antigua sociedad mexica.
Hernando cuenta en sus memorias cómo fue entregado a los franciscanos
haciéndolo pasar por el hijo primogénito de la familia de la nobleza indígena, bajo
cuyo amparo se encontraban él y su madre. Ese hecho es la culminación de una
serie de equívocos que marcan en forma desgarradora su vida, cuyo recuento hace
Hernando de la siguiente manera:
Mi fiesta de mi nacimiento no fue para mí. Mi padre no fue mío. Mi puñal
lo tomé robado […] Mi Tezcoco no era mío, porque yo era tlatelolca.
Tlatelolco, mi tierra no me perteneció. Pase a formar parte de los alumnos
del Colegio con un nombre que no era el mío, otro que no era yo había sido
elegido para ocupar el lugar, y yo ocupaba el lugar de uno que nada tenía
que ver conmigo. Mi mamá fue quitada de toda mi compañía sin saber que
193
Norma Villagómez Rosas
la que ellos creían mi madre no era la mía. Mi primer pecado memorable
entre los franciscanos no fue cometido por mi cuerpo, aunque un gesto
aparentara que yo merecía el castigo. Mi primera penitencia corpórea no fue
sino un acto de arrogancia y fatuidad. ¡Qué sucesión de no míos, de míos
ajenos, le fueron asignados en sus primeros años a mi torpe vida! (p. 268).
En ese mundo narrado vemos desdibujarse la identidad narrativa del personaje
porque perdió todos sus referentes, empezando por el nombre, que “es el centro de
imantación semántica de todos sus atributos”, como nos recuerda Luz Aurora
Pimentel. 4 Esa sucesión de equívocos constituye una pérdida de identidad que
Hernando sólo puede subsanar a través de su escritura, a través del rescate de una
historia oral que está a punto de caer en el olvido con la última hoja del calendario
del siglo XVI, pero que gracias a él queda plasmada en tinta y papel, y que pervive
para las generaciones futuras. Pero pese a los continuos cambios en la identidad
narrativa del personaje, lo seguimos reconociendo porque en él se lleva a cabo un
proceso de anagnórisis o reconocimiento.5 La serie de equívocos que entraña la
identidad narrativa de Hernando hace que la trama se desdibuje, se torne cada vez
más compleja, obligándonos como lectores a rehacerla. En eso consiste lo que
Paul Ricoeur denomina la “discordancia concordante” que podemos llevar a cabo
al leer un relato porque estamos inmersos en la misma red conceptual presente en
la configuración de la historia de Hernando y que nos permite llegar a la
comprensión o refiguración del mundo narrado.6
Ahora bien, volviendo al nombre del personaje, éste tiene una gran carga
simbólica porque es histórico, nos remite a un conquistador a Hernán Cortés. De
acuerdo nuevamente con Pimentel, diremos que se trata del nombre de un
4
Luz Aurora Pimentel, El relato en perspectiva, 3° ed., México, Siglo XXI, 2005, p. 63
“Me atrevo a establecer cierta distinción, que no me parecía ciertamente una cuestión de lenguaje
sino de organización interna, entre dos diferentes representaciones de la identidad: entre lo que
denomino identidad-idem, la ‘mismidad’ […] e identidad-ipse, la ‘ipseidad’ […] la mismidad
equivale a la permanencia de las huellas digitales de un hombre, o a su código genético; esto se
manifiesta a nivel psicológico en forma de carácter: la palabra ‘carácter’ resulta, por una parte, de
lo más interesante, pues es la utilizada por los impresores para designar una forma invariable. Por
su lado, el paradigma de la identidad ipse sería para mí la promesa. Debe mantenerse, por más que
uno haya cambiado; equivale a la identidad voluntaria, deseada, afirmada sin tener en cuenta los
cambios. En este sentido, el concepto de identidad narrativa no resulta explícito filosóficamente
más que pasando por el cedazo de esta distinción”, Paul Ricoeur, Crítica y convicción, Madrid,
Síntesis, 1995, pp. 225-226.
6
Paul Ricoeur, Tiempo y narración I. Configuración del tiempo en el relato histórico, México,
Siglo XXI, 1995, p. 114.
5
194
La historia de Hernando de Rivas
en cielos de la tierra de Carmen Boullosa
personaje referencial histórico que “funge como una especie de resumen de la
historia”. 7 Y aquí surge la pregunta, ¿qué es lo que conquistó Hernando y los
demás alumnos?: “No volveré a decir lo que es verdad [afirma Hernando], que se
abrió para nosotros otro mundo. Sin herir ni llevar espada, sin arrebatar a nadie lo
propio ni violentar ni sembrar la muerte, éramos nosotros, los alumnos del
Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, los conquistadores indios que viajaban por
nuevas tierras” (p. 177).
Hernando y sus condiscípulos conquistaron mundos culturales, el
conocimiento les abrió la conciencia a otros universos, fue la llave de acceso a
otras regiones y ellos se convirtieron en traductores, pintores, poetas y escritores
al amparo del Real Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco. Pero si bien el nombre
nos remite a un conquistador debemos recordar que a Hernando no le sirven las
piernas y vive en un lamentable estado de miseria y desamparo, lo cual modifica
por completo la “plenitud” inicial del nombre de este personaje.
Hernando y los demás alumnos indígenas, se vieron obligados a aprender el
sistema de símbolos de los españoles, convirtiéndose en caníbales culturales. Sin
embargo, aunque el colegio brindó educación a unos setenta alumnos selectos de
entre la nobleza indígena ninguno de ellos llegó a ejercer el sacerdocio. Afirmar
algo a través de la negación es una característica propia del barroco. El ethos
barroco pretende re-inventar la “forma natural” del mundo de la vida,
restableciendo sus cualidades, devastadas por la acción de agentes externos, como
cualidades de “segundo grado”. Del ethos barroco puede decirse que “es la
aprobación de la vida aun dentro de la muerte”, porque permite vivir la
7
Laura Aurora, Pimentel, El relato en perspectiva, p. 65.
195
Norma Villagómez Rosas
destrucción de lo importante como llave de acceso a una realidad otra igual de
importante. A diferencia de otros, el ethos barroco no borra ni niega la
contradicción, él la reconoce como inevitable pero pretende “convertir en ‘bueno’
al ‘lado malo’”. 8 Por ello, el barroco tiende siempre a revitalizar el código de la
tradición occidental europea después de cada oleada destructiva. De tal forma el
ethos barroco surge como una compensación al vacío que produce la civilización
contemporánea. Dicha característica se hace presente en las memorias de
Hernando, quien, después de la hecatombe que destruyó el mundo de sus padres,
al convertirse en mestizo cultural -el único mestizaje que ha probado ser exitosose apropió del código de la tradición occidental europea y a través de él escribió
su historia, la historia de los vencidos. Hernando sufrió la violencia ejercida
contra él como resultado de las acciones cometidas por poderosos agentes, y aquí
es donde estriba el problema moral por la disimetría entre “el que hace y el que
sufre”.9 El proyecto franciscano fracasó debido a las pugnas entre los diferentes
grupos de españoles y porque éstos no podían permitir que los indígenas tuvieran
el poder del conocimiento, con lo que se reforzaría también el poder de la Iglesia.
El paso de los siglos no ha logrado zanjar la brecha que se abriera entre
indios y blancos con el fracaso de la conquista evangelizadora. El altercado entre
Hernando y la alguacila, ocurrido en una cena a la que son invitados los frailes y
dos de sus más destacados alumnos, es muestra de ello:
- “De que obra externa necesita quien ha recogido todo en sí mismo”
[exclama Hernando ante la alguacila]. Traduzco para su Excelencia un
pensamiento de Séneca. El Señor sea con usted, señora. Gracias por
habernos recibido en su casa.
Abrió a todo lo que daban sus ojotes, por mi atrevimiento al dirigirle la
palabra. Pero no contestó nada. No hizo falta, porque pude bien leer en su
mirada:
- ¿Por qué me habla usted a mí? Usted no es de mi misma especie, usted es
un mucho menos.
¡Vaya que me quiso humillar con la mirada! Yo se la sostuve, sin parpadear,
y a mi vez también le hablé con mis ojos, contestándole:
- Es verdad lo que usted piensa señora- y no se lo dije en mirar latino, sino
8
Bolívar Echeverría, “El ethos barroco”, en id., Modernidad, mestizaje cultural, ethos barroco,
México, UNAM/El equilibrista, 1994, p. 21.
9
“Se tiene así en cuenta la pre-comprensión que tenemos de que los relatos son a propósito de
agentes y de pacientes. Por mi parte nunca dejo de hablar del hombre actuante y sufriente. El
problema moral, lo diremos más adelante, se inserta en el reconocimiento de esta disimetría
esencial entre el que hace y el que sufre, que culmina en la violencia del agente poderoso”, Paul
Ricoeur, Sí mismo como otro, México, Siglo XXI, 2006, p. 144.
196
La historia de Hernando de Rivas
en cielos de la tierra de Carmen Boullosa
en pura castilla- no somos iguales. Usted no es siquiera una urraca, y no
llega su alma a la de un cuervo.
Entonces me contestó. Sin esconder su descontento por mi atrevimiento
doble (haberla interpelado, sostenerle la mirada), apresurándose para
separarse de mi persona con un gesto brusco, vació sobre mi hábito su copa
de alcohol casi escarlata, y altanera dijo en alta voz:
¡Ni a dónde poner los pies les enseñan los frailes!
Ni una disculpa, por supuesto, ni siquiera un gesto que expresara “ah, se ha
caído sobre este muchacho el contenido de mi copa”. Me pagó su accidente,
si accidente fue, y silencio fue lo suyo, y no, como me lo pareció la
elocuencia de querer vaciar en mí, no ya su copa, sus mismos orines,
aconsejada por la envidia (pp. 206-208).
Si bien las condiciones de la Conquista española no permitieron que se impusiera
el apartheid en la Nueva España, la situación de segregación racial -como lo
muestra Boullosa en la transcripción citada- no fue menos cruel. Esta perversión
en “estado puro, desorden del alma colectiva”, como se afirma en otra parte de la
novela, se convirtió en el statu quo de un país como México, que en el discurso
oficial se asume mestizo pero que en la práctica sigue siendo acendradamente
racista y clasista. De igual forma, el racismo se encuentra en la base de los
innumerables conflictos que se vivieron desde el siglo XVI y que se siguen
manifestando en la actualidad. Ahora bien, las memorias de Hernando, Estela y
Lear, no son, sin embargo, el objeto principal del relato. Debemos recordar que
este narrador homodiégetico se presenta como testigo de lo que narra, y lo que
narra no es otra cosa que la destrucción de un mundo y el surgimiento de otro.
Podemos decir que la historia de Hernando ilustra los dos dramas que en forma
simultánea se vivieron hacia fines del siglo XVI: la desaparición del mundo
indígena y el fracaso de la conquista evangelizadora. Por eso Cielos de la tierra,
el nombre de la novela, no nos remite al nombre de ninguno de los personajes. La
novela histórica es una ficción que como toda literatura produce un excedente de
sentido, ya que “el discurso nos remite a su hablante, al mismo tiempo que se
refiere al mundo. Esta correlación no es fortuita, puesto que es finalmente el
hablante el que se refiere al mundo al hablar. El discurso en acción y en uso
remite hacia atrás y hacia adelante, a un hablante y a un mundo”.10 La historia de
Hernando es paradigmática de lo ocurrido a todo un pueblo, y como suele ocurrir,
los vencedores la han negado. Por ello, aunque la historia de Hernando sea una
ficción, dicha ficción continuamente está echando mano de las huellas, y esas
10
Paul Ricoeur, Teoría de la interpretación: discurso y excedente de sentido, Graciela Monges
Nicolau, trad., México/Buenos Aires/Madrid, Siglo XXI/Universidad Iberoamericana, 1995, p. 37.
197
Norma Villagómez Rosas
referencias cruzadas entre el texto histórico y el texto de ficción se complementan
y dan por resultado ese excedente de sentido en el relato que nos permite ver al
personaje en su propio texto y contexto, gracias a que “la narración tiene [o
adquiere] su pleno sentido cuando es restituida al tiempo del obrar y del
padecer”.11 Hernando es un “ser situado”, como afirma Ricoeur. Pero para él no
hay mundos separados, todos son “mundos en relación”. Por eso el mundo del
texto y el mundo del lector se interrelacionan aun antes de iniciar la lectura.
Cielos de la tierra narra el fracaso del proyecto evangelizador debido a los
intereses en pugna existentes entre los propios españoles que no podían ver con
buenos ojos un proyecto que daría predominio a los franciscanos, quienes tendrían
un fuerte ascendente sobre una población indígena mayoritaria. La sociedad
colonial era un polvorín dividida como estaba en facciones inmersas en luchas
intestinas y dejadas a la mano de Dios por una Corona española demasiado lejana
y ella misma inmersa en su propia problemática. 12 Los españoles no podían
permitir que el proyecto franciscano fructificara, pues veían en la superioridad
numérica de los indígenas un peligro latente que se agravaba al infinito si éstos
recibían una educación de la que los mismos conquistadores carecían. Pero era
imposible que los indígenas pudieran acabar con los españoles; el centro de poder
político de la sociedad prehispánica ya no existía. La primera generación de
mestizos culturales fue también la última. Continuaron los ataques de todo género
contra el colegio de la Santa Cruz. Los ataques no se dirigían a los franciscanos,
iban contra el proyecto de educar a los indígenas porque los consideraban una
amenaza. Empezaron a fingir no mirar a los indios, a considerar un atrevimiento
que aquéllos les dirigieran la palabra, que les sostuvieran la mirada, a
considerarlos como de otra especie, como a menores de edad. Así los españoles
vencieron a los indígenas pero no fueron capaces de dominarlos por completo.
En ese sentido la historia de Hernando es paradigmática: él y los demás
pupilos de los frailes, así como el resto de los indígenas, quedaron en una especie
de limbo, “como almas en pena” (p. 301): el mundo de sus antepasados que ellos
conocieron ya no existía y tampoco tenían cabida en el mundo español.
Escuchemos a Hernando:
Algunas pocas veces [mi mamá] me decía unas palabras, siempre las
mismas, que si alguien como yo, de sangre noble, no iba a vivir entre los
macehuales, porque los dioses no lo permitirían, porque tarde o temprano
tendrían que reinstalar el orden en nuestras tierras. Otras pocas veces lo que
11
Paul, Ricoeur, Tiempo y narración I, p. 139.
Carmen Bernard y Serge Gruzinski, Historia del Nuevo Mundo: del Descubrimiento a la
Conquista. La experiencia europea, 1492-1950, México, FCE, 1996.
12
198
La historia de Hernando de Rivas
en cielos de la tierra de Carmen Boullosa
hacía era cantar […] Yo adoraba esas canciones […] Pero no podía soportar
lo que las sucedía, lo que venía siempre tras de ellas […] Con lágrimas
acababan siempre sus cantos. Entonces lloraba yo también con ella, le
acariciaba sus cabellos, le decía, en mi lengua: “Mamita, no llore usted, se
lo pide su hijo. Mamá, señora mía, yo le prometo que cuando crezca y sea
grande como lo fue mi padre, usted tendrá todo lo que quiera, porque no
vivirá recogida en esta casa, sin dignidad, porque yo sabré traerle justicia a
su nombre y regresarla al lugar que le dio su nacimiento. Se lo prometo,
madrecita”.
[…] Algún día, ella me dijo entre sollozos: “No son cosas ni honores lo que
lloro. Todos se han muerto. Todo ha desaparecido, mi ciudad, mis hombres,
mis hermanos, mi ejército, los motivos de gloria y de dicha, todo se ha ido.
Eso no puede regresármelo nadie. Nadie. Nadie.
[…] Yo no la entendía del todo. Ahora bien que la comprendo […] Como
ella, soy también un sobreviviente. También todos se han muerto para mí, y
el sueño que compartí con los míos ha muerto también, el de la grandeza del
Colegio de la Santa Cruz […] Todo se ha muerto, todo ha desaparecido (p.
193).
En la primera parte de la descripción Hernando ve a su madre en “el presente del
pasado”, la recuerda con todo detalle, aspira el olor de sus cabellos, y la escucha
decir con una falsa convicción de esperanza que todo volverá a la normalidad.
Hernando continúa con la rememoración, y escucha el tono de la voz de su madre
al cantarle, se escucha a sí mismo consolándola desde su perspectiva de niño. Pero
de pronto la perspectiva de la madre abre un amplio ángulo temporal: el mundo
que ella conociera ha desaparecido y con él se han ido todos sus afectos. De
pronto la distancia temporal se amplía al máximo cuando Hernando pasa de la
perspectiva del niño que consolaba a la madre, a la del mundo narrado del anciano
que escribe sus memorias en un aquí y ahora en el que también para él “todo se ha
muerto, todo ha desaparecido”. “No queda nadie. Nadie. Nadie”. Desde la
perspectiva del niño Hernando no alcanzaba a comprender el mundo de la madre,
pero en la vejez alcanza a explicarlo y comprenderlo porque lo refigura, lo
interpreta. A la desolación de la madre se auna la desesperanza de él, cuando al
final de su vida ya sólo vislumbra el tiempo del Dasein, es decir, el tiempo del
“ser para la muerte”. En ese amplio ángulo temporal abierto por la rememoración
de la madre y por la perspectiva de Hernando anciano transcurre poco menos de
cien años, en ellos vemos a ese personaje y a su madre inmersos en el tiempo del
cuidado y los vemos sufrir y padecer las acciones de poderosos agentes.
199
Norma Villagómez Rosas
Conclusiones
Así, la identidad narrativa de Hernando se va construyendo paulatinamente en las
diferentes facetas de “sí mismo”, inmerso en los vericuetos de la “ipseidad”.13 En
Hernando se evidencia plenamente lo que Ricoeur expresa acerca de que “los
relatos son siempre a propósito de agentes y de pacientes. Por mi parte nunca dejo
de hablar del hombre actuante y sufriente”.14 En el relato que aquí analizamos,
Hernando simboliza el drama de todo un pueblo, y su historia es, como dice el
filósofo, “la historia de hombres que son portadores, agentes y víctimas de fuerzas,
instituciones, funciones y estructuras en las que están insertos”. Durante el siglo
XVII el sincretismo barroco buscó compensar la destrucción efectiva del mundo
indígena dando paso al drama del mestizaje, drama irresoluto hasta hoy. El único
mestizaje exitoso es el cultural. Las condiciones de la Conquista impidieron que
en estas tierras se impusiera el apartheid, y por ello los españoles se vieron en la
necesidad de aceptar la relación con los indígenas. El mestizaje cultural del siglo
XVII fue una “estrategia de supervivencia”, de vida después de la muerte. Los
españoles trataron de anular al indígena privándolo de la palabra, pero la
estrategia barroca le permitió afirmarse a contrapelo de la voluntad del otro y a
través de un camino rebuscado pero eficaz.
Hernando no está vencido pese a estar paralítico de la cintura para abajo, a
vivir anclado a una silla, que a su vez está enclaustrada el Colegio de la Santa
Cruz; él se salva a través de la memoria. La historia de su relación con una de las
suripantas, y el baño que toma en el río de vuelta a Tlatelolco son como un
símbolo de su liberación: “soy persona de poca iluminación, lejana a la luz de la
fe, perdida en las tinieblas del desprendimiento, el desencanto, el desapego. No le
pertenezco a nada” (p. 364).
Fuentes
Aínsa, Fernando, “Invención literaria y ῾reconstrucción᾽ histórica en la nueva
narrativa latinoamericana”, en Karl Kout, ed., La invención del pasado: la
novela histórica en el marco de la posmodernidad, Madrid/Frankfurt,
Iberoamericana/Vervuert, 1997.
Bernard, Carmen, y Serge Gruzinski, Historia del Nuevo Mundo: del
Descubrimiento a la Conquista. La experiencia europea, 1492-1950, María
Antonia Neira Bigorra, trad., México, FCE, 1996.
Boullosa, Carmen, Cielos de la tierra, México, Alfaguara, 1997.
13
14
Paul, Ricoeur, Sí mismo como otro, p. 144.
Ibid.
200
La historia de Hernando de Rivas
en cielos de la tierra de Carmen Boullosa
Echeverría, Bolívar, “El ethos barroco”, en id., Modernidad, mestizaje cultural,
ethos barroco, México, UNAM/El equilibrista, 1994.
Escalante Gonzalbo, Pablo, “El Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco”,
Arqueología Mexicana (México), núm. 89 (enero-febrero del 2008).
Genette, Gérard, Metalepsis: de la figura a la ficción, Luciano Padilla López,
trad., México, FCE, 2004.
McHale, Brian, Posmodernism fiction, Nueva York/Londres, Methuen, 1987.
Pimentel, Luz Aurora, El relato en perspectiva, 3a ed., México, Siglo XXI, 2005.
Pulgarín, Amalia, Metaficción historiográfica: la novela histórica en la narrativa
hispánica posmodernista, Madrid, Espiral Hispanoaméricana, 1995.
Ricoeur, Paul, Tiempo y narración I. Configuración del tiempo en el relato
histórico, Agustín Neira Calvo, trad., México, Siglo XXI, 1995.
———, Del texto a la acción: ensayos de hermenéutica II, Pablo Corona, trad.,
México, FCE, 2010.
———, Sí mismo como otro, Agustín Neira Calvo, trad., México, Siglo XXI, 2006.
———, Teoría de la interpretación: discurso y excedente de sentido, Graciela
Monges Nicolau, trad., México/Buenos Aires/Madrid, Siglo XXI/Universidad
Iberoamericana, 1995.
———, Crítica y convicción, Javier Palacio Tauste , trad., Madrid, Síntesis, 1995.
———, Relato historia y ficción, Elda Rojas Aldunate, trad., México, Dosfilos,
1994.
Seyde, Ute, Narrar historia(s): la ficcionalizacion de temas históricos por las
escritoras mexicanas Elena Garro, Rosa Beltrán y Carmen Boullosa (un
acercamiento transdisciplinario a la ficción histórica), Madrid/Frankfurt,
Iberoamericana/Vervuert, 2007.
201
ESTADOS NACIONALES EN AMÉRICA LATINA, DERECHO Y
CULTURA
AUTONOMÍA Y AUTODETERMINACIÓN EN LA
HISTORIA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS: DE LA
PÉRDIDA DE SU AUTONOMÍA A LA LUCHA POR SU
RECUPERACIÓN
René Patricio Cardoso Ruiz
Instituto de Posgrado de las Américas
Universidad de Tamkang, Taiwán
Facultad de Humanidades
Universidad Autónoma del Estado de México, México
El presente trabajo es una reflexión sobre los procesos de pérdida y recuperación
de la autonomía -y por ende de su capacidad de autodeterminación-, de los
pueblos originarios de lo que hoy es América Latina.
Es ya muy conocido que con la conquista y colonización, los pueblos que
originariamente habitaron los territorios de lo que hoy es América Latina fueron
empujados a su degradación étnica, política y cultural. Este fenómeno se
manifestó claramente en el debate en torno a la naturaleza de los indios y se
profundizó con los repartimientos y la encomienda, factores que condujeron a su
sojuzgamiento y dominación.
La pérdida completa de autonomía se consolidó, en buena parte de los casos,
durante los últimos años del siglo XIX y comienzos del XX, cuando los estados
nacionales latinoamericanos se afianzaron y emprendieron el camino de la
asimilación completa de sus poblaciones indígenas. En el campo jurídico-político
el convenio 107 de la OIT refleja claramente esta circunstancia, al tiempo que la
consagra.
Posteriormente, en las últimas décadas del siglo pasado un fuerte
movimiento indígena emerge con fuerza en toda América Latina, planteando
como una de sus reivindicaciones básicas su derecho a la autonomía y
autodeterminación. Este planteamiento se torna más interesante y complejo con el
René Patricio Cardoso Ruiz
reconocimiento de los estados pluriétnicos y multiculturales, y con los aportes
que hace al tema el Convenio 169 de la OIT.
Dominación de los pueblos indígenas y búsqueda de su respeto, autonomía y
autodeterminación
Debate en trono a la naturaleza de los indios
Entre los años 1550 y 1551, en el Colegio de San Gregorio de Valladolid (España)
se realizó el celebre debate en torno a la naturaleza de los indios. De una parte,
fray Bartolomé de las Casas, defensor del derecho de los indios y de otra, Fray
Juan Ginés de Sepúlveda, defendía el derecho de la corona española al dominio y
sojuzgamiento de los indígenas por considerarlos naturalmente inferiores. Ginés
de Sepúlveda defendía la guerra justa contra los indios a causa de sus pecados e
idolatría, también postuló su inferioridad, que obligaba a los españoles a tutelarlos,
esto en base a su escrito Demócrates alter.
Antecedentes: las Bulas Alejandrinas y el Tratado de Tordesillas
Se conoce como Bulas Alejandrinas a los documentos con los que en 1493 el papa
Alejandro VI otorga a los reyes de Castilla y León el derecho a conquistar
América y la obligación de evangeliza a su población.
El Tratado de Tordesillas de 1494 es un acuerdo entre los reyes de Portugal y
Castilla mediante el cual se delimitan las zonas de expansión en el Atlántico en un
meridiano situado a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde.
En 1537, el papa Pablo III en la Bula Sublimis Deus reconoce la naturaleza
de los indios, diciendo que “…los mismos indios que como verdaderos hombres
que son, no solo son capaces de recibir la fe cristiana…” y agrega:
…haciendo uso de la Autoridad apostólica, determinamos y declaramos por
las presentes letras que dichos Indios, y todas las gentes que en el futuro
llegasen al conocimiento de los cristianos, aunque vivan fuera de la fe
cristiana, pueden usar, poseer y gozar libre y lícitamente de su libertad y del
dominio de sus propiedades, que no deben ser reducidos a servidumbre y
que todo lo que se hubiese hecho de otro modo es nulo y sin valor, que
dichos indios y demás gentes deben ser invitados a abrazar la fe de Cristo a
través de la predicación de la Palabra de Dios y con el ejemplo de una vida
buena, no obstando nada en contrario.1
1
Bula Sublimis Deus de Pablo III. 2 de junio de 1537. http://webs.advance.com.ar/pfernando/
DocsIglLA/Paulo3_sublimis.html (Consultada el 5 de marzo de 2013).
206
Autonomía y autodeterminación en la historia de los pueblos indígenas: de la pérdida de su
autonomía a la lucha por su recuperación
El propósito declarado de la discusión era ofrecer una base teológica y jurídica
segura para decidir cómo debía procederse en los descubrimientos, conquistas y
población de las Indias.
Aristóteles en su libro Política, 2 habla de pueblos bárbaros, de pueblos
esclavos por naturaleza, cuyo destino no es otro que el de ser conquistados y
esclavizados para que trabajen y sirvan a los griegos, derecho justo dada su
superioridad racial.
Fray Francisco de Vitoria dice de los indios: “Esos bárbaros, aunque, como
se ha dicho, no sean del todo incapaces, distan, sin embargo, tan poco de los
retrasados mentales que parece no son idóneos para constituir y administrar una
república legítima dentro de los límites humanos y políticos. Por lo cual no tienen
leyes adecuadas, ni magistrados, ni siquiera son suficientemente capaces para
gobernar la familia. Hasta carecen de ciencias y artes, no sólo liberales sino
también mecánicas, y de una agricultura diligente, de artesanías y de otras muchas
comodidades que son hasta necesarias para la vida humana.”3
Tesis de Ginés de Sepúlveda:
“Si es justa ó injusta la guerra con que los Reyes de España y nuestros
compatriotas han sometido y procuran someter á su dominación aquellas
gentes bárbaras que habitan las tierras occidentales y australes, y á quienes
la lengua española llama comúnmente indios: y en qué razón de derecho
puede fundarse el imperio sobre estas gente, es gran cuestión, como
sabes…”4
Basándose en el derecho natural y común a todos, así como en los dogmas
cristianos, Ginés de Sepúlveda sostiene que “La guerra nunca se ha de apetecer
por sí misma, como no se apetece el hambre, la pobreza, el dolor, ni otro ningún
género de males… a menos que no sea para buscar un bien infinitamente superior
y en todo caso, por necesidad, “de tal suerte que no parezca sino un medio para
buscar la paz”.
Qué entiende Ginés de Sepúlveda por derecho natural. La ley natural -dicees una participación de la ley eterna en la criatura racional. Y la ley eterna, como
San Agustín la define, es la voluntad de Dios, que quiere que se conserve el orden
2
Aristóteles, La Política, Edición original, ca. 330 AJC, Edición electrónica 2007.
www.laeditorialvirtual.com.ar http://www.laeditorialvirtual.com.ar/pages/Aristoteles_LaPolitica/
Aristoteles_LaPolitica_000.htm.
3
William Mejía Botero, (Comp.), Antología Histórica, Editorial Norma, Bogotá, s. f., p. 39.
4
Juan Ginés de Sepúlveda, Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios, México,
FCE, 1996. Selección de textos de Luis Patiño.
207
René Patricio Cardoso Ruiz
natural y prohíbe que se perturbe.” “La recta razón y la inclinación al deber y á
aprobar las obras virtuosas, es y se llama ley natural”.
Hay otras causas de justa guerra menos claras y menos frecuentes, pero no
por eso menos justas ni menos fundada en el derecho natural y divino; y una
de ellas es el someter con las armas, si por otro camino no es posible, á
aquellos que por condición natural deben obedecer á otros y rehúsan su
imperio. Los filósofos más grandes declaran que esta guerra es justa por ley
de naturaleza.5
¿Y quién nace con tan infeliz estrella que la naturaleza le condene a servidumbre?
¿Qué diferencia entre estar sometido por la naturaleza al imperio de otro y ser
siervo por naturaleza? Es ley natural que lo perfecto debe imperar y dominar sobre
lo imperfecto, lo excelente sobre su contrario; por ende, -para él- es causa de
servidumbre la torpeza de entendimiento y las costumbres inhumanas y bárbaras.
La dominación cuando se fundan en la recta razón –afirma-, tienen su base en el
derecho natural, y se reduce a un solo principio: “que lo perfecto debe imperar y
dominar sobre lo imperfecto, lo excelente sobre su contrario”.
Esto mismo se verifica entre unos y otros hombres; habiendo unos que por
naturaleza son señores, otros que por naturaleza son siervos. Los que
exceden á los demás en prudencia é ingenio, aunque no en fuerzas
corporales, estos son, por naturaleza, los señores; por el contrario, los
tardíos y perezosos de entendimiento, aunque tengan fuerzas corporales
para cumplir todas las obligaciones necesarias, son por naturaleza siervos, y
es justo y útil que lo sean, y aun lo vemos sancionado en la misma ley
divina.6
Concluye diciendo: “Y si rechazan tal imperio se les puede imponer por medio de
las armas, y tal guerra será justa según el derecho natural lo declara”. “En suma:
es justo, conveniente y conforme á la ley natural que los varones probos,
inteligentes, virtuosos y humanos dominen sobre todos los que no tienen esas
cualidades.”
Todo esto tiene por fin el cumplimiento de la ley natural “para gran bien de
los vencidos, para que aprendan de los cristianos la humanidad, para que se
acostumbren á la virtud, para que con sana doctrina y piadosas enseñanzas
preparen sus ánimos á recibir gustosamente la religión cristiana; y como esto no
5
6
Ídem.
Ídem. Todas las demás referencias textuales sobre Ginés de Sepúlveda son de esta misma fuente.
208
Autonomía y autodeterminación en la historia de los pueblos indígenas: de la pérdida de su
autonomía a la lucha por su recuperación
puede hacerse sino después de someterlos a nuestro imperio, los bárbaros deben
obedecer á los españoles, y cuando lo rehúsen pueden ser compelidos á la justicia
y á la probidad”
¿Cómo eran vistos los indígenas para Sepúlveda? Como “hombrecillos en los
cuales apenas encontrarás vestigios de humanidad”, “que no sólo no poseen
ciencia alguna, sino que ni siquiera conocen las letras ni conservan ningún
monumento de su historia…” …á estos bárbaros contaminados de torpezas
nefandas y con el impío culto de los dioses, no sólo es lícito someterlos á nuestra
dominación para traerlos á la salud espiritual y á la verdadera religión por medio
de la predicación evangélica, sino que se los puede castigar con guerra todavía
más severa.
Otro argumento de Ginés de Sepúlveda para hacer la guerra a los indígenas
es que no son creyentes del “Dios verdadero”. “No es doctrina temeraria, pues,
sino muy racional y enseñada por varones eruditísimos y por la autoridad de un
sumo pontífice, el ser lícito a los cristianos perseguir á los paganos y hacerles
guerra si no observan la ley natural, como pasa en lo tocante al culto de los
ídolos”. Si rehusaba á someterse a su imperio, destruirla por sus nefandos delitos
y barbarie e inhumanidad.
No es, pues, la sola infidelidad la causa de guerra justísima contra los
bárbaros, sino sus nefandas liviandades, sus prodigiosos sacrificios de
víctimas humanas, las extremas injurias que hacían a muchos inocentes, los
horribles banquetes de cuerpos humanos, el culto impío de los ídolos.
Y como todo en el fondo tiene una verdadera razón de ser, Ginés de Sepúlveda
nos deja ver claramente al decir:
No hay ninguna razón de justicia y humanidad que prohíba, ni lo prohíbe la
filosofía cristiana, dominar á los mortales que están sujetos á nosotros, ni
exigir los tributos que son justo galardón de los trabajos, y que son tan
necesarios para sostener á los príncipes, á los magistrados y á los soldados,
ni que prohíba tener siervos, ni usar moderadamente del trabajo de los
siervos…
De lo que se trataba realmente era de cómo justificar la enorme ansia de
apropiarse de las riquezas naturales y humanas de esa parte del mundo, hasta esa
fecha desconocida por Europa.
Pero no todos pensaron igual. El ejemplo de un pensamiento distinto es el de
fray Bartolomé de las Casas, considerado el primer gran defensor de los derechos
de los indígenas.
209
René Patricio Cardoso Ruiz
Respuesta de Bartolomé de las Casas
Bartolomé de las Casas, un hombre que había nacido en Sevilla en el año 1484
vino a América con su padre. Durante ocho años tomó parte de la guerra contra
los indios; pero en 1514 renunció públicamente a sus encomiendas y comenzó a
predicar contra aquel sistema de explotación. Dos años más tarde fue a Sevilla con
fray Antonio de Montesinos para “amonestar al rey” de que la conquista y
esclavitud estaban acabando con los naturales.
Posteriormente presenta sus memoriales Abusos y Remedios al cardenal
Cisneros en el que denuncia la injusticia cometida en contra de los primeros
habitantes de esta región del mundo. Es sus escritos se puede leer:
Suplico a Vuestra Alteza lo reciba y lea con la clemencia y real benignidad
que suele (…) Lo cual visto y entendida la deformidad de la injusticia que a
aquellas gentes inocentes se hace, destruyéndolas y despedazándolas sin
haber causa ni razón justa para ello, sino por sola la codicia y ambición…
Vuestra Alteza tenga por bien (…) persuadir a Su Majestad que deniegue a
quien las pidiere tan nocivas y detestables empresas; antes ponga en esta
demanda infernal perpetuo silencio…
Piensa que Dios creo a estos hombres “sin maldades ni dobleces, obedientísimas,
fidelísimas a sus señores naturales y a los cristianos a quien sirven; más humildes,
más pacientes, más pacíficas y quietas, sin rencillas ni bullicios, no rijosos, no
querellosos, sin rencores, sin odios, sin desear venganzas, que hay en el mundo”.7
Dice que son limpios y de vivo entendimiento, muy capaces y dóciles para
toda buena doctrina, aptísimos para recibir la fe católica y ser dotados de virtuosas
costumbres. “Cierto, estas gentes serían las más bienaventuradas del mundo si
solamente conocieran a Dios”. “En estas ovejas mansas –escribe- y de las
calidades susodichas por su Hacedor y Criador así dotadas, entraron los españoles
desde luego que las conocieron como lobos y tigres y leones crueles de muchos
días hambrientos”.
La causa porque han muerto y destruido tantas y tales y tan infinito número
de ánimas los cristianos ha sido solamente por tener por su fin último el oro
y henchirse de riquezas en muy breves días y subir a estados muy altos y sin
proporción de sus personas, conviene a saber: por la insaciable codicia y
7
Bartolomé de Las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, Edición de José
Miguel Martínez Torrejón,
en http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/p244/1281
7291026719384321435/p0000002.htm.
210
Autonomía y autodeterminación en la historia de los pueblos indígenas: de la pérdida de su
autonomía a la lucha por su recuperación
ambición que han tenido, que ha sido la mayor que en el mundo ser pudo,
por ser aquellas tierras tan felices y tan ricas, y las gentes tan humildes, tan
pacientes y tan fáciles a sujetarlas, a las cuales no han tenido más respecto
ni (de ellas) han hecho más cuenta ni estima (hablo con verdad, por lo que
sé y he visto todo el dicho tiempo) no digo que de bestias, porque pluguiera
a Dios que como a bestias las hubieran tratado y estimado, pero como y
menos que estiércol de las plazas. Y así han curado de sus vidas y de sus
ánimas, y por esto todos los números y cuentos dichos han muerto sin fe y
sin sacramentos. Y ésta es una muy notoria y averiguada verdad que todos,
aunque sean los tiranos y matadores, la saben y la confiesan: que nunca los
indios de todas las Indias hicieron mal alguno a cristianos, antes los
tuvieron por venidos del cielo, hasta que primero muchas veces (hubieron)
(recibido) ellos o sus vecinos muchos males, robos, muertes, violencias y
vejaciones (de los) (mismos).
Luego completó su visión sobre los indios y sobre lo que significó la conquista y
dominación, escribiendo:
En el año de mil y quinientos y diez y siete (1517) se descubrió la Nueva
España … En el año de mil y quinientos y diez y ocho (1518) la fueron a
robar y a matar los que se llaman cristianos, aunque ellos dicen que van a
poblar. Y desde este año de diez y ocho hasta el día de hoy, que estamos en
el año de mil y quinientos y cuarenta y dos (1542), ha rebosado y llegado a
su colmo toda la iniquidad, toda la injusticia, toda la violencia y tiranía que
los cristianos han hecho en las Indias, porque del todo han perdido todo
temor a Dios y al rey, y se han olvidado de sí mismos, porque son tantos y
tales los estragos y crueldades, matanzas y destruiciones, despoblaciones,
robos, violencias y tiranías, y en tantos y tales reinos de la gran tierra firme
que todas las cosas que hemos dicho son nada en comparación de las que se
hicieron, pero aunque las dijéramos todas, que son infinitas las que dejamos
de decir, no son comparables ni en número ni en gravedad a las que desde el
dicho año de mil y quinientos y diez y ocho se han hecho y perpetrado hasta
este día y año de mil y quinientos y cuarenta y dos, y hoy en este día del
mes de setiembre se hacen y cometen las más graves y abominables, porque
sea verdad la regla que arriba pusimos, que siempre desde el principio han
ido creciendo en mayores desafueros y obras infernales.
Sojuzgamiento y dominación
Un conjunto de clérigos, destruyendo a su paso todo lo que consideran idolatría se
desplazaron por los rincones del nuevo continente. Diego de Landa, un fraile
211
René Patricio Cardoso Ruiz
franciscano que llegó a la península de Yucatán en 1549, se destacó en esta
actividad.
En 1562, Landa estableció un tribunal de la Inquisición en el poblado maya
de Maní, con el fin de interrogar a los indígenas e incautar sus objetos de culto
religioso y otros objetos, como códices y artículos de la cultura maya en general.
El 12 de julio se celebró un Auto de fe de Maní, en donde se destruyeron ídolos y
grandes piedras que se utilizaban como altares, piedras pequeñas labradas, vasijas
y códices con signos jeroglíficos. “Hallámosles gran número de libros de estas sus
letras, y porque no tenían cosa en que no hubiese superstición y falsedades del
demonio, se los quemamos todos, lo cual sentían a maravilla y les daba pena”. Así
justificó Landa su acción.
Lo que Landa jamás pudo imaginar es que esta acción permitió a los mayas
desarrollar un tipo de resistencia muy ingenioso y radical. Ante este tipo de
medidas que ponían en riesgo la memoria colectiva, los pueblos mayas asumieron
el compromiso de escribir en el código enseñado por los propios conquistadores:
el alfabeto latino, que pronto se convertiría en una nueva herramienta de la
memoria colectiva, y por tanto, en una estrategia real de sobrevivencia.
Frailes, como Betanzos, propusieron que los indios fuesen repartidos
preferentemente en las encomiendas y hasta se dio tiempo para viajar a Roma a
fin de conseguir de la Santa Sede una declaración que dijese que los indios “eran
incapaces de la fe, lo cual justificaría su total sometimiento al español
americano”8 Más aun: presentó un memorial al Consejo de Indias donde escribió
que “los indios eran bestias, que habían pecado, que Dios los había condenado, y
que debían perecer todos”.
Tomás Ortiz, un fraile dominicano, escribió al Consejo de Indias, diciendo
entre otras cosas:
Los hombres de tierra firme de Indias comen carne humana, y son
sodomíticos más que ninguna otra generación. Ninguna justicia hay entre
ellos, andan desnudos, no tienen amor ni vergüenza, son como asnos,
abobados, alocados, insensatos; no tienen en nada matarse ni matar…
Cuando más crecen se hacen peores; hasta los diez o doce años
parecen que han de salir con alguna crianza; pero de allí en adelante se
vuelven como brutos animales; en fin, digo que nunca crió Dios tan cocida
gente en vicios y bestialidades, sin mezcla de bondad o cortesía9.
8
Friede, Juan; Bartolomé de las Casas: precursor del anticolonialismo, Siglo veintiuno editores,
segunda edición, México, 1976, p. 295 Citado por Oswaldo Albornoz Peraltas, en “Justificación de
la conquista y dominación de los indígenas americanos”, en http://www.uv.es/~pla/solidaritat
/justconq.htm#n06.
9
Idem.
212
Autonomía y autodeterminación en la historia de los pueblos indígenas: de la pérdida de su
autonomía a la lucha por su recuperación
Además dice que sus juicios son bajos y apocados, que no tienen arte ni maña de
hombres, que “son cobardes como liebres, sucios como puercos, crueles, ladrones,
mentirosos, haraganes, hechiceros, micrománticos y numerosos defectos y vicios
más”. Por desgracia, el Consejo de Indias y el emperador, dieron oídos a la cruel
petición y esos indios fueron convertidos en esclavos. Sólo después de algunos
años fue derogada esa disposición.
Un ejemplo más: un cronista de la época. Fernández de Oviedo, en su
Historia General y Natural de Indias, dice que “son ociosos, mentirosos, crueles,
inhumanos, sodomitas, de frágil memoria, inclinados al mal y con toda clase de
vicios. Agrega que nada se puede esperar de ellos, porque tienen un cráneo tan
grueso y duro que las espadas de los conquistadores se rompen cuando llegan a
ellos…”.
La dominación y la encomienda
La encomienda fue una institución establecida en 1523, mediante la cual un grupo
de personas debía entregar a otra u otros parte de su trabajo u otro producto a
cambio de una prestación o bien que hubieren recibido. Es decir, se establecía una
relación servil, de dependencia, por la cual los encomenderos daban protección y
prestaban un servicio específico a cambio de comprometerse a guardarles
fidelidad y entregarles determinados servicios.
En Latinoamérica se llamó encomendero a la persona que por Merced Real
tenía indígenas encomendados. Éste tenía obligaciones, de las cuales las
principales eran enseñar la doctrina cristiana y defender a sus encomendados. Era
una persona con gran autoridad y poder en la sociedad colonial, pues la cantidad
de tierra dada por las encomiendas solía ser muy grande y de gran productividad.
La Encomienda de Indios procedía de una vieja institución medieval
implantada por la necesidad de protección de los pobladores de la frontera
peninsular en tiempos de la conquista. En América, los tributos indígenas, que
podían ser metales, ropa o alimentos como el maíz, trigo, pescado o gallinas, etc.
eran recogidos por el cacique de la comunidad indígena, quien era el encargado de
llevarlos al encomendero, que residía en la ciudad.
La encomienda permitió dominar el espacio que se conquistaba ya que
incorporaba a los indígenas como mano de obra forzada como una manera de
recompensar a los españoles que se habían distinguido por sus servicios y, para
asegurar el establecimiento de una población española en el Nuevo Mundo.
Entre los objetivos de la encomienda, como instrumento de dominación,
estuvieran la evangelización y “culturización” de los indígenas. Estos fueron
reubicados en los denominados pueblos de indios, donde debían trabajar y recibir
213
René Patricio Cardoso Ruiz
la enseñanza del cristianismo. El constante maltrato a los indígenas y la catástrofe
demográfica de la población provocaron la crisis de esta institución.
Durante la Colonia muchos pueblos indígenas sufrieron una transformación
radical de sus costumbres, tradiciones y modo de vida, aunque fueron capaces de
reconstituir su identidad a lo largo de los siglos XVII y XVIII no obstante las
condiciones adversas en que se desarrollaron.
Pudieron crear mecanismos para defenderse y expandir su cultura; pero al
debilitarse las bases del dominio colonial y materializarse la independencia
política, se perdieron los pocos diques que impedían el abuso total y exterminio de
sus poblaciones. En esta nueva conquista y los pueblos indígenas en general,
fueron privados de su poca autonomía económica, y con la independencia, fueron
despojados por los criollos de su relativa autonomía política.
Con el surgimiento de las nuevas repúblicas se reforzó el poder de una
minoría criolla y mestiza, se extendió la hacienda y se allanó el camino para un
real y efectivo control sobre las poblaciones indígenas, sus ayuntamientos y las
repúblicas de indios. Se consolidó la hegemonía de una naciente élite criolla y
mestiza.
Veamos rápidamente lo que sucedió en México, aunque el proceso de
articulación del nuevo poder se realizó en formas, tiempos y ritmos diferentes en
las distintas regiones en las que se encontraban los pueblos indígenas. Por ejemplo,
en la península de Yucatán, se consolidó el dominio de la tierra al expandirse los
linderos de las haciendas henequeneras, se relajó el dominio del clero, disminuyó
la población indígena al ser utilizada como carne de cañón de los grupos
oligárquicos en sus disputas regionales y, se agudizó el reclutamiento militar
forzoso, entre otras cosas.
La aplicación de las políticas de reforma agraria, fueron posiblemente, lo que
más afectó a los indígenas, pues desencadenó una acción de rapiña sobre las
tierras que les pertenecían, dando paso a un grave enfrentamiento entre indios y
terratenientes por la propiedad de la tierra.
Otra cosa que preocupo mucho al nuevo grupo dominante fue la libertad de
que gozaban algunos indígenas que no vivían en las ciudades, pues aún se les
consideraba bárbaros sobre los cuales el estado debía emprender una acción
civilizatoria para erradicar del todo sus costumbres “bárbaras y salvajes”.
Durante esta guerra, buena parte de indígenas, aquellos que pertenecían a las
haciendas y se encontraban sometidos como peones, endeudados e incluso habían
desarrollado una relación de paternalismo con el hacendado, se identificaron con
los blancos e incluso pelearon con éstos en sus filas. Hacia finales del siglo XIX,
los terratenientes prácticamente habían logrado sus objetivos, dominar a los
indígenas y darles un papel subordinado económica y culturalmente.
214
Autonomía y autodeterminación en la historia de los pueblos indígenas: de la pérdida de su
autonomía a la lucha por su recuperación
En el Estado de Chiapas, después de la independencia y su incorporación a
México (1824) comenzó un proceso de acaparamiento de tierras y la formación de
enormes latifundios que emplearon a los indígenas como peones acasillados; es
decir, como trabajadores individuales sujetos a la voluntad del dueño de la tierra,
que vivían bajo una relación de esclavitud disfrazada. Se les dice acasillados
porque vivían en una “casilla” que era la hacienda. No podían salir de ellas.
Los criollos lograron hacerse de enormes haciendas y ranchos ganaderos,
gracias a las facilidades que les otorgaban las leyes para adueñarse de la tierra de
los indígenas; por lo que Chiapas también padeció de muchas guerras y revueltas,
como la Guerra de Santa Rosa o Rebelión de Cuscat en los Altos de Chiapas, en
1867.
Otras regiones de América Latina padecieron procesos similares, o aún
peores, como es el caso de la llamada pacificación de la Araucanía, en el sur de
Chile. Pacificar la Araucanía, literalmente significó la caza de mapuches,
buscando su exterminio.
En Guatemala, las cosas no fueron muy diferentes. Durante la primera mitad
del siglo XIX, una fuerte crisis económica por la disminución de la agricultura y
la minería, afectaron la economía y vida de los indígenas. Durante su segunda
mitad, la recuperación económica se dio de la mano de la expansión y creación de
nuevas haciendas. Se desarrollaron así las plantaciones cafetaleras y en menor
medida las plantaciones de caña de azúcar. Los pueblos mayas quedaron al
margen de estos beneficios.
La resistencia indígena y la lucha por sus derechos
La gran mayoría de pueblos indígenas se opusieron a la dominación colonial,
aunque muchos se aliaron a los extranjeros, debido a que eso les permitía
enfrentarse a sus dominadores internos. Recordemos que los grandes imperios
indígenas como el maya, azteca e inca, se construyeron gracias al dominio que
éstos lograron sobre otros de menor desarrollo.
Una de las primeras sublevaciones que registra nuestra historia es la de 1551.
Hatuey, un jefe taíno que había huido de La Española (República Dominicana),
advirtió a los cubanos lo que podían esperar de los españoles; y les explicó la
necesidad de unirse para hacer frente a los invasores. Según relata más tarde
Bartolomé de las Casas, Hatuey les señaló que el único dios que adoran los
españoles es el oro y las joyas. “Por esto –les dijo- ellos lucha y matan; por esto
nos persiguen y es por eso que tenemos que lanzarnos al mar”. Escribe:
Ellos nos dicen, que adoran a un dios de la paz y de la igualdad, pero
usurpan nuestras tierras y nos hacen sus esclavos. Nos hablan de un alma
215
René Patricio Cardoso Ruiz
inmortal y de sus recompensas y castigos eternos, pero roban nuestras
pertenencias, seducen a nuestras mujeres, violan a nuestras hijas. Y como
no pueden igualarnos en valor, estos cobardes se cubren con hierro que
nuestras armas no pueden romper.10
Su estrategia fue la de atacar a manera de guerrilla y después dispersarse a las
lomas, donde se reagrupaban para el siguiente ataque. Por cerca de tres meses las
tácticas de Hatuey mantuvieron a los españoles a la defensiva, asustados de dejar
la fortaleza de Baracoa. El 2 de febrero de 1512, luego de 3 meses de resistencia,
Hatuey fue capturado, atado en una hoguera y finalmente quemado vivo.
Otra sublevación importante se registró en Guatemala. De 1603 hasta 1624
los franciscanos intentaron someter a los mayas por medio de la evangelización,
para lo cual los congregaban en diversos lugares. Uno de estos fue Sacalum
ubicado cerca de la ciudad de Tical. Los acontecimientos empezaron cuando el
capitán Francisco Mirones, un juez de indios, con el gobernador de la región,
pretendieron conquistar por las armas el Petén guatemalteco, territorio de los
Itzaes.
Los españoles, religiosos y militares fueron atacados mientras escuchaban
misa y se encontraban desarmados, siendo sin excepción pasados por cuchillo por
los rebeldes. En la sublevación murieron los frailes Diego Delgado y Juan
Henríquez, incluyendo el capitán Mirones.
Otros levantamientos se registraron por todo el territorio del Nuevo Mundo.
En el norte del Virreinato de la Nueva España encontramos la resistencia de los
indios de Colotlán (Mextitlán-Nueva Galicia). Se sublevaron en 1702. Afectados
por la expansión de la frontera agrícola y ganadera de los colonos españoles,
incendiaron las estancias españolas y enfrentaron al virreinato.
Los indígenas de la nación yaqui sometidos a reducciones jesuitas desde el
siglo XVII, instigados por el gobernador Manuel Bernal de Huidobro, se
rebelaron en 1740 contra la Compañía de Jesús. Dirigidos por sus caciques Muni
y Bernabé liberaron una gigantesca franja de territorio que quedó vedada a los
españoles. Ya habían protestado con anterioridad.
En el año de 1736, un grupo de yaquis encabezados por sus gobernadores
Muni y Bernabé se presentaron ante el alcalde mayor de Ostimuri y después
ante el teniente de gobernador en la villa de San Felipe y Santiago, para
exponer su inconformidad con el régimen que los jesuitas imponían en sus
pueblos. Los yaquis se quejaban de que los misioneros habían puesto a
10
Juan F., Pérez, “Historia de Cuba”, Cuba por siempre, en http://www.juanperez.com/historia
/hatuey.html.
216
Autonomía y autodeterminación en la historia de los pueblos indígenas: de la pérdida de su
autonomía a la lucha por su recuperación
mulatos y mestizos como administradores de las comunidades, que hacían
trabajar a los indios en exceso, que los castigaban con cepo y azotes y que
sus cosechas salían para Baja California aunque hicieran falta en las propias
comunidades.11
En 1741 intentaron tomar la ciudad de Tecoripa pero fueron derrotados y forzados
a la paz. Los pimas altos, de Sonora y Arizona, se rebelaron en 1750 contra la
expansión española y la presencia de misiones.
En la Capitanía General de Guatemala, en Chiapas (1701) se registró el
levantamiento de Francisco Gómez de Lamadriz. El alzamiento maya en Yucatán,
encabezado por Jacinto UcCanek, “Serpiente Negra” (1761), a más de las
sublevaciones en Salamá (1734) y San Juan de Chamelco (1735).
En el Virreinato del Perú encontramos el alzamiento indígena-mestizo de
Cochabamba (1730); el motín incásico en el Alto Perú, dirigido por Juan Vélez de
Córdoba (1739-41), el de Juan Santos Atahualpa-Apu-Inca en Tarma (1742-1761),
el de Lorenzo Farfán de los Godos (1780), la insurrección de los Túpac-Amaru
(Gabriel y Diego) y Julián Aspasa, Túpac-Katari (1780-81) y la repercusión y
adhesiones a Túpac-Amaru en la Nueva Granada y el Virreinato del Río de la
Plata (1781).
En la Capitanía General de Chile, los continuos alzamientos de los araucanos.
La rebelión de los pehuenches, telhueches y huilliches de la cordillera y la Pampa
(1729); en la audiencia de Charcas, el alzamiento de los pueblos del Chaco y de
Tucumán (1746). Y el surgimiento de las confederaciones militares interétnicas de
la frontera del Virreinato con la Amazonía (1766).
Para los pueblos originarios de América Latina el siglo XIX constituyó un
periodo de lucha intensa por la defensa de sus tierras y su identidad. Pusieron en
juego todos los elementos con que contaban. Podría decirse que era una batalla de
antemano perdida, sólo la riqueza de su identidad y la profundidad de sus mitos
les permitió resistir a la gran ola “civilizadora”.
El mundo indígena y su vida en los países independientes
Cuando los países de América Latina lograron su independencia política y a pesar
de que los indígenas participaron activamente para lograrla, su situación en nada
cambió. La lucha fue dirigida por los criollos, y su proyecto fue organizarse al
estilo europeo; crear estados nacionales con constituciones propias, aunque
11
Ortega Noriega, Sergio, Breve Historia de Sinaloa, El Colegio de México, 1999,
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/estados/libros/sinaloa/html/sec_1.html.
217
René Patricio Cardoso Ruiz
calcadas de Francia e Inglaterra. Siguiendo el viejo axioma de que Todos los
hombres son iguales ante la ley.
John Tutino asegura que durante la guerra de independencia en México, los
grupos populares se unieron a la revuelta de Hidalgo y a otros levantamientos,
pero fueron derrotados antes de que se proclamara la independencia en 1821.
Entre las décadas de 1820 y 1850, contrario a lo que se piensa, hubo un
proceso de tensión constante entre las clases en el poder –que perseguían la
concentración de las tierras y el monopolio del mercado- y los campesinos,
cuyo modo de producción era de autosubsistencia, -que buscaban mantener
de sus modos de vida. Durante todo este proceso, “los grupos populares no
estuvieron ausentes ni inactivos; pero las élites criollas seguían dominando
la construcción de la nación”.12
Este rechazo a lo indígena se ha traducido en políticas de etnocidio, incorporación,
asimilación o integración. Durante el siglo XIX, si bien el sistema jurídico y
político reconocía Se debe tener en cuenta que durante el siglo XIX, si bien el
sistema jurídico y político reconocía a todos los habitantes del territorio como
ciudadanos, dice Rodolfo Stavenhagen, “la expansión del capitalismo agrario y la
modernización de la economía no supusieron beneficios para los indígenas. Por el
contrario, numerosas comunidades indígenas perdieron sus tierras y fueron
forzadas a realizar trabajos dependientes en grandes latifundios”.
La construcción de los nuevos estados no admitía modos de vida diferente; la
economía de subsistencia, el trabajo colectivo, la tenencia comunal de la tierra
eran consideradas una amenaza para la unidad nacional.
Los indígenas siguieron condenados a la miseria y a la marginación social,
por lo que algunos intelectuales de una corriente que se denominó indigenismo,
denunciaron la precaria situación económica y social de los indios, sometidos a la
explotación de los latifundios y a la marginación de la sociedad mestiza. José
María Arguedas, por ejemplo, dice: “Lo indígena no es inferior, y el día en que la
gente de la sierra andina descubra en sí misma las grandes posibilidades de
creación de su espíritu indígena, ese día, seguro de sus propios valores, el pueblo
mestizo e indio podrá demostrar definitivamente la fuerza de su capacidad
creadora”.
12
John Tutino, “Comunidades, independencia y nación: las participaciones populares en la historia
de México, Guatemala y Perú”, Reina Leticia (coord.), 128, en Centro de Estudios Sociales y de
Opinión Pública, “Antecedentes”, Asuntos Indígenas, en http://www.diputados.gob.mx/cesop/
Comisiones/2_ai.htm#[Citar%20como.
218
Autonomía y autodeterminación en la historia de los pueblos indígenas: de la pérdida de su
autonomía a la lucha por su recuperación
Mucho más claro al respecto fue José Carlos Mariátegui, quien en su clásico
libro Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, nos dice:
Todas las tesis sobre el problema indígena, que ignoran o eluden a éste
como problema económico-social, son otros tantos estériles ejercicios
teoréticos (…), condenados a un absoluto descrédito. No las salva a algunas
su buena fe. Prácticamente, todas no han servido sino para ocultar o
desfigurar la realidad del problema. La crítica socialista lo descubre y
esclarece, porque busca sus causas en la economía del país y no en su
mecanismo administrativo, jurídico o eclesiástico, ni en su dualidad o
pluralidad de razas, ni en sus condiciones culturales y morales. La cuestión
indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de
propiedad de la tierra. Cualquier intento de resolverla con medidas de
administración o policía, con métodos de enseñanza o con obras de vialidad,
constituye un trabajo superficial o adjetivo, mientras subsista la feudalidad
de los “gamonales”.13
Todos los países latinoamericanos, cuando se preocuparon de los pueblos
indígenas, fue desde la perspectiva integracionista. Es decir, tenían como fin que
los indígenas dejen sus costumbres y tradiciones y se incorporen a la nación,
como ciudadanos libres. Esta perspectiva está claramente expuesta en el Convenio
107 de la Organización Internacional del Trabajo.14
Convenio 107 de la Organización Internacional del Trabajo
El convenio señala que “Artículo 2, 1. Incumbirá principalmente a los gobiernos
desarrollar programas coordinados y sistemáticos con miras a la protección de las
poblaciones en cuestión y a su integración progresiva en la vida de sus respectivos
países.” Con medidas que “creen posibilidades de integración nacional”. Su
artículo cuarto es muy explícito al decir:
Artículo 4
Al aplicar las disposiciones del presente Convenio relativas a la integración
de las poblaciones en cuestión se deberá:
a) tomar debidamente en consideración los valores culturales y religiosos y
las formas de control social propias de dichas poblaciones, así como la
naturaleza de los problemas que se les plantean, tanto colectiva como
13
José Carlos, Mariategui; Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Biblioteca de
Ayacucho, 2007.
14
Organización Internacional del Trabajo, Convenio sobre poblaciones indígenas y tribales, 1957,
http://www.iadb.org/research/legislacionindigena/pdocs/Convenio107.pdf .
219
René Patricio Cardoso Ruiz
individualmente, cuando se hallan expuestas a cambios de orden social y
económico;
b) tener presente el peligro que puede resultar del quebrantamiento de los
valores y de las instituciones de dichas poblaciones, a menos que puedan ser
reemplazados adecuadamente y con el consentimiento de los grupos
interesados;
c) tratar de allanar las dificultades de la adaptación de dichas poblaciones a
nuevas condiciones de vida y de trabajo15.
Al aplicar este convenio, dispone las Naciones Unidas que los gobiernos deberán
“…c) estimular por todos los medios posibles entre dichas poblaciones el
desarrollo de las libertades civiles y el establecimiento de instituciones electivas, o
la participación en tales instituciones” Y como se trata de integrarlos a la nación,
la constitución y leyes de las repúblicas deben ser un parámetro inamovible. El
artículo siete señala claramente:
Artículo 7
1. Al definir los derechos y obligaciones de las poblaciones en cuestión se
deberá tomar en consideración su derecho consuetudinario.
2. Dichas poblaciones podrán mantener sus propias costumbres e
instituciones cuando éstas no sean incompatibles con el ordenamiento
jurídico nacional o los objetivos de los programas de integración.16
3. La aplicación de los párrafos precedentes de este artículo no deberá
impedir que los miembros de dichas poblaciones ejerzan, con arreglo a su
capacidad individual, los derechos reconocidos a todos los ciudadanos de la
nación, ni que asuman las obligaciones correspondientes.
Como una concesión generosa, el convenio señala que:
Artículo 8
En la medida compatible con los intereses de la colectividad nacional y con
el ordenamiento jurídico del país:
a) los métodos de control social propios de las poblaciones en cuestión
deberán ser utilizados, en todo lo posible, para la represión de los delitos
cometidos por miembros de dichas poblaciones;
b) cuando la utilización de tales métodos de control no sea posible, las
autoridades y los tribunales llamados a pronunciarse deberán tener en
cuenta las costumbres de dichas poblaciones en materia penal.
15
Convenio 107 OIT.
Ídem.
16
220
Autonomía y autodeterminación en la historia de los pueblos indígenas: de la pérdida de su
autonomía a la lucha por su recuperación
Estas disposiciones parten del supuesto de que los indígenas son culturalmente
retrasados respecto al grado de evolución cultural de la nación; por esta razón su
artículo diez señala que: “Al imponerse penas previstas por la legislación general
a miembros de las poblaciones en cuestión se deberá tener en cuenta el grado de
evolución cultural de dichas poblaciones”
Similares disposiciones se señalan en el campo de educación, economía,
política, etc. Siempre pensándolos menos evolucionados que los demás. “Estos
medios especiales de formación –señala en Convenio, Artículo 17. 2.- deberán
basarse en el estudio cuidadoso de la situación económica, del grado de evolución
cultural y de las necesidades reales de los diversos grupos profesionales de dichas
poblaciones…” y complementa diciendo: “Estos medios especiales de formación
se deberán proveer solamente mientras lo requiera el grado de desarrollo cultural
de los interesados; al progresar su integración, deberán reemplazarse por los
medios previstos para los demás ciudadanos”
Respecto al lenguaje señala que, “Se deberá asegurar la transición progresiva
de la lengua materna o vernácula a la lengua nacional o a una de las lenguas
oficiales del país”, y que “La instrucción primaria de los niños de las poblaciones
en cuestión deberá tener como objetivo inculcarles conocimientos generales y
habilidades que ayuden a esos niños a integrarse en la colectividad nacional”.17
Este tipo de concepciones sobre el mundo indígena, que en mucho persiste
hasta ahora, fue combatido y cuestionado por la lucha de los pueblos indígenas
que buscaron afanosamente el reconocimiento pleno de sus derechos y cultura.
La lucha de los pueblos indígenas por el reconocimiento de su cultura y
derechos/Convenio 169 de la OIT.
La lucha de los pueblos indígenas por conseguir el reconocimiento de su cultura y
derechos tiene una larga tradición en la historia de la humanidad. En palabras de
Rigoberta Menchú Tum, podemos escuchar lo siguiente: “La lucha que hemos
emprendido porque nuestros derechos sean reconocidos y respetados, ha
trascendido las fronteras de nuestros propios países para ir directamente al campo
internacional”; aunque, prosigue, “Persisten la marginación, la discriminación, la
explotación, el racismo, la intolerancia. Las condiciones económicas, políticas y
sociales siguen siendo las mismas o se han agravado”18
El convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, en este
sentido, puede ser considerado como un pequeño escalón de un largo camino,
aunque por ello no menos significativo. Como señala Jean Maninat Machado,
17
Todas las citas y alusiones al convenio 107 han sido tomadas de la fuente señalada.
Menchú Tum, Rigoberta, Los derechos de los pueblos indígenas en http://biblio.
juridicas.unam.mx/libros/1/98/3.pdf.
18
221
René Patricio Cardoso Ruiz
Director de la Oficina Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, el
convenio “propone conceptos básicos relativos al respeto, al reconocimiento y a la
participación de dichos pueblos. El respeto a la cultura, idiomas, la religión, la
organización social, y a la identidad propia” 19
En primer lugar, el convenio establece un criterio para entender que es lo
indígena. En su artículo uno dice:
1. El presente Convenio se aplica:
a) a los pueblos tribales en países independientes, cuyas condiciones
sociales, culturales y económicas les distingan de otros sectores de la
colectividad nacional, y que estén regidos total o parcialmente por sus
propias costumbres o tradiciones o por una legislación especial:
b) a los pueblos en países independientes, considerados indígenas por el
hecho de descender de poblaciones que habitaban en el país o en una región
geográfica a la que pertenece el país en la época de la conquista o la
colonización o del establecimiento de las actuales fronteras estatales y que,
cualquiera que sea su situación jurídica, conservan todas sus propias
instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.
2. La conciencia de su identidad indígena o tribal deberá considerarse un
criterio fundamental para determinar los grupos a los que se aplican las
disposiciones del presente Convenio.
Este instrumento del derecho internacional reconoce “las aspiraciones de esos
pueblos a asumir el control de sus propias instituciones y formas de vida y de su
desarrollo económico y a mantener y fortalecer sus identidades, lenguas y
religiones, dentro del marco de los Estados en que viven”; por esta razón establece
en el artículo cuarto que,
1. Deberán adoptarse las medidas especiales que se precisen para
salvaguardar las personas, las instituciones, los bienes, el trabajo, las
culturas y el medio ambiente de los pueblos interesados.
2. Tales medidas especiales no deberán ser contrarias a los deseos
expresados libremente por los pueblos interesados.
En tanto que el artículo quinto dispone que,
a) deberán reconocerse y protegerse los valores y prácticas sociales,
culturales, religiosos y espirituales propios de dichos pueblos y deberá
19
Jean Maninat Machado, Presentación, en Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en
Países Independientes, 1969, Lima, 2007.
222
Autonomía y autodeterminación en la historia de los pueblos indígenas: de la pérdida de su
autonomía a la lucha por su recuperación
tomarse debidamente en consideración la índole de los problemas que se les
plantean tanto colectiva como individualmente;
b) deberá respetarse la integridad de los valores, prácticas e instituciones de
esos pueblos;
Los siguientes artículos señalan que se deben “establecer los medios para el pleno
desarrollo de las instituciones e iniciativas de esos pueblos, y en los casos
apropiados proporcionar los recursos necesarios para este fin.” (Art. 6); que “Los
pueblos interesados deberán tener el derecho de decidir sus propias prioridades en
lo que atañe al proceso de desarrollo en la medida en que éste afecte a sus vidas,
creencias, instituciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan
de alguna manera, y de controlar, en la medida de lo posible, su propio desarrollo
económico, social y cultural” (Art. 7).
El reconocimiento del derecho a sus costumbre y derecho consuetudinario
fue una gran aporte de la OIT, aunque establece limitaciones. El artículo ocho dice:
2. Dichos pueblos deberán tener el derecho de conservar sus costumbres e
instituciones propias, siempre que éstas no sean incompatibles con los
derechos fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional ni con los
derechos humanos internacionalmente reconocidos. Siempre que sea
necesario, deberán establecerse procedimientos para solucionar los
conflictos que puedan surgir en la aplicación de este principio.
Incluso se reconoce parte de su sistema jurídico, al decir que “En la medida en
que ello sea compatible con el sistema jurídico nacional y con los derechos
humanos internacionalmente reconocidos, deberán respetarse los métodos a los
que los pueblos interesados recurren tradicionalmente para la represión de los
delitos cometidos por sus miembros¨(Art. 9), y cuando se impongan sanciones
penales a miembros de dichos pueblos deberán tenerse en cuanta sus
características económicas, sociales y culturales (Art. 10).
Un aspecto de suma importancia para los pueblos indígenas fue el
reconocimiento del derecho a sus territorios, y por territorios se comprende la
totalidad del hábitat de las regiones que ocupan o utilizan de una u otra manera.
Deberá reconocerse a los pueblos interesados el derecho de propiedad y de
posesión sobre las tierras que tradicionalmente ocupan. Además, en los
casos apropiados, deberán tomarse medidas para salvaguardar el derecho de
los pueblos interesados a utilizar tierras que no estén exclusivamente
ocupadas por ellos, pero a las que hayan tenido tradicionalmente acceso
para sus actividades tradicionales y de subsistencia. A este respecto, deberá
223
René Patricio Cardoso Ruiz
prestarse particular atención a la situación de los pueblos nómadas y de los
agricultores itinerantes. (Art. 14)
De todas estas disposiciones, posiblemente la de mayor trascendencia fue el
reconocimiento a su autonomía y autodeterminación, y en base a estos, el
reconocimiento de la realidad multiétnica y pluricultural de los estados nacionales.
Conclusión
Para concluir, debemos señalar que la lucha de los pueblos indígenas en el mundo
y particularmente en América Latina, es un proceso de largo plazo y que como tal,
sus aspiraciones se materializan no sin mucho esfuerzo y dificultades. Las
experiencias de la lucha de todos estos pueblos nos permitirán vislumbrar con
mayor claridad el curso de esta historia y comprender muchas cosas que
posiblemente limiten nuestra visión contemporánea del fenómeno.
Fuentes
Aristóteles, La Política, Edición original, ca. 330 AJC, Edición electrónica 2007,
en http://www.laeditorialvirtual.com.ar/pages/Aristoteles_LaPolitica/Aristoteles
_LaPolitica_000.htm.
Bula Sublimis Deus de Pablo III, 2 de junio de 1537, en
http://webs.advance.com.ar/pfernando/DocsIglLA/Paulo3_sublimis.html.
De Las Casas Bartolomé, Brevísima relación de la destrucción de las Indias,
Edición de José Miguel Martínez Torrejón, en http://bib.cervantesvirtual.
com/servlet/SirveObras/p244/12817291026719384321435/p0000002.htm.
Ginés de Sepúlveda, Juan, Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los
indios, México, FCE, 1996, Selección de textos de Luis Patiño.
Maninat Machado, Jean Presentación, en Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y
Tribales en Países Independientes, 1969, Lima, 2007.
Mariategui, José Carlos, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana,
Biblioteca de Ayacucho, 2007.
Mejía Botero, William (Comp.), Antología Histórica, Editorial Norma, Bogotá, s.
f.
Menchú, Tum Rigoberta, Los derechos de los pueblos indígenas, en
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/1/98/3.pdf
Organización Internacional del Trabajo, Convenio sobre poblaciones indígenas y
tribales, 1957, en http://www.iadb.org/research/legislacionindigena/pdocs/
Convenio107.pdf.
Ortega Noriega, Sergio, Breve Historia de Sinaloa, El Colegio de México, 1999,
en
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/estados/libros/sinaloa/html/sec_1.
html.
224
Autonomía y autodeterminación en la historia de los pueblos indígenas: de la pérdida de su
autonomía a la lucha por su recuperación
Oswaldo, Albornoz Peralta, “Justificación de la conquista y dominación de los
indígenas americanos”, en http://www.uv.es/~pla/solidaritat/justconq.htm#n06.
Pérez, Juan F., “Historia de Cuba”, Cuba por siempre, en
http://www.juanperez.com/historia/hatuey.html.
Tutino, John, “Comunidades, independencia y nación: las participaciones
populares en la historia de México, Guatemala y Perú”, Reina Leticia (coord.),
128, en Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, “Antecedentes”,
Asuntos Indígenas, en http://www.diputados.gob.mx/cesop/Comisiones/2_
ai.htm#[Citar%20como.
225
UN ACERCAMIENTO AL ESTUDIO DE LOS
ASENTAMIENTOS HUMANOS EN AMÉRICA
LATINA
Martha Rosas Vilchis
Alberto Villar Calvo
Universidad Autónoma del Estado de México, México
Introducción
Los asentamientos humanos a lo largo de la historia, han figurado como elemento
relevante dentro del estudio y planeación de las ciudades. La ocupación y
transformación del territorio en América Latina han sido objeto de interés desde
diversas disciplinas del área social. Así desde la perspectiva teórica, es posible
encontrar aportaciones en el ámbito urbano a través de la Geografía, Arquitectura,
Economía, Historia, Sociología etc. que tratan de dar respuesta a las
condicionantes que intervienen en la configuración del espacio.
La Geografía Humana tiene como objeto de estudio el territorio, la sociedad,
el paisaje y las regiones. El estudio del espacio se vincula con el desarrollo de las
actividades humanas y la construcción de las relaciones sociales. Hay muchas
ramas de la geografía que nos permiten analizar la evolución y patrón de
crecimiento de las ciudades, ejemplo de ello la geografía económica, urbana,
cultural, rural, política y de la población. Todas ellas abordan diversos enfoques
con relación entre la sociedad y sus efectos en el espacio. Por ello este trabajo
pretende considerar algunos de esos planteamientos para explicar históricamente
las características y modos de apropiación del suelo en América Latina.
A partir de la Geografía Urbana se puede comprender la estructura y
funciones de la ciudad. Más aún se pueden identificar las características del
proceso de urbanización en los distintos períodos históricos. La revisión de
acontecimientos del pasado nos permite advertir la relación entre la política y la
economía espacial, es decir podemos reconocer en acontecimientos del pasado la
configuración del territorio, las características de la expansión y concentración de
población y su relación con los modos de producción y servicios.
Martha Rosas Vilchis
Alberto Villar Campo
A decir de Martha Schteingart 1 hace falta conocer la ubicación de los
distintos estratos sociales urbanos dentro de la ciudad, la segregación real de las
urbes, la relación que se construye entre el ámbito urbano rural, a partir de
estudios cuantitativos y cualitativos. Una manera de apoyar los estudios urbanos
consiste en identificar los asentamientos humanos como sistemas es decir, como
un conjunto cuyas variables interactúan de modo dinámico. Por lo tanto las
relaciones que se construyen entre la sociedad y el medio ambiente determinan la
estructura espacial de las ciudades.
Como se puede apreciar es importante atender y destacar el carácter
funcional de cualquier territorio o ciudad que se estudie, pues constituye un
sistema urbano, es decir un conjunto de componentes donde la relación y
evolución de sus elementos determinan el cambio social, político, cultural y
económico de una región o localidad. “El medio físico y la historia contribuyen a
diversificar la densidad de urbanización sobre la que actúan población y economía
en cada sistema”. 2 Los asentamientos humanos en América Latina se han
conformado a la par de acontecimientos políticos, económicos y sociales surgidos
a lo largo de varios siglos. Cada momento histórico ha incidido en la morfología y
configuración de espacio geográfico. De ahí el interés por mostrar un panorama
general sobre el proceso de ocupación en el territorio y la evolución y
concentración de la población en el continente americano.
Proceso de ocupación del territorio
Diversas condicionantes han influido en el proceso de ocupación y distribución de
los asentamientos humanos en cada región del mundo. Para el caso de América
Latina, la conquista del continente, significó transformaciones radicales en la
producción, organización social y en la configuración de la estructura urbana.
Entre los factores que más destacaron se encuentran los del orden económico y
político, podemos decir que de ellos derivaron cambios en la estructura social y
por lo tanto sus efectos repercutieron en la organización y morfología del espacio
geografíco.
1
Martha Schteingart, “Problemas y políticas urbanas en América Latina. Certidumbres y falacias”,
Estudios Demográficos y Urbanos, vol. 22, núm. 3, septiembre-diciembre, 2007, El Colegio de
México. p. 720. 2
Ferrer Regales Manuel, Los sistemas urbanos, Madrid, Editorial Síntesis, 2002, p.13.
228
Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina
Fig. 1 Factores que intervienen en el Proceso de Ocupación del Territorio
Actividades
Modelo políticoeconómico
Desigualdad Estructura Social
Demografía, estratificación,
normas, valores, cultura,
migración
Territorio
Espacio
Morfología y
Distribución de
asentamientos humanos
(fincas, aldeas, pueblos,
ciudades,metropolis)
Fuente: Elaboración propia 2013.
En el esquema anterior podemos apreciar las relaciones y acciones que derivan del
modelo económico o decisiones que se generan desde el poder. Dentro de los
factores que inciden en la ocupación del territorio, podemos señalar los de orden
físico y cultural. Del primero destacan las condiciones del terreno, disponibilidad
de agua y recursos naturales, así mismo de este hecho se desprenden acciones que
posibilitan al hombre explotar los recursos para su superviviencia y organización
social. Sobre el contexto cultural influye en la población la presencia de
asentamientos ancestrales, pues el impacto sobre el espacio y la sociedad han
quedado registrados en la historia y son testimonios tangibles cuya huella se
aprecia en el entorno físico.
Asentamientos humanos en la historia Latinoamericana
Los asentamientos humanos precolombinos sirvieron de base para la organización
de las primeras ciudades coloniales. El sistema agrario se modificó y en su lugar
se “instauró como unidad productiva la hacienda colonial y la plantación”.3 Las
principales actividades se encaminaron a la explotación de minas y crianza de
ganado. Con la dominación española y portuguesa en América, los sistemas
sociales tradicionales indígenas se transformaron e imperaron nuevos modos en la
3
Karelys Abarca, “Economía agraria en América Latina: del ecologismo prehispánico a la
modernidad globalizadora”, Revista Venezolana de análisis de coyuntura, enero-junio, año
2006/vol. XII, número 001. Universidad Central de Venezuela, p. 196.
229
Martha Rosas Vilchis
Alberto Villar Campo
producción agrícola, pero sobre todo en la tenencia de la tierra. Héctor Pérez4
afirma que los patrones de apropiación de la tierra durante la conquista “estuvo
dado por la ecuación número de nativos y disponibilidad de la tierra”, cita como
ejemplo los núcleos urbanos de Tunja, Popayán y Santa Fe en Colombia.
En cuanto a reformas urbanas, prevalecieron las normas de las Leyes de
Indias en las que predominó la retícula como fundamento en la organización del
espacio, donde quedaban inscritas las instituciones religiosas, políticas y los
señoríos españoles. Santo Domingo fue la primera ciudad en adoptar dichas
condiciones geométricas, más tarde durante el siglo XVI habrán de incorporar
esos lineamientos las ciudades de la Habana, Guatemala, Campeche y Panamá.
Debemos destacar además que los centros de población fueron ocupados por los
españoles mientras que los asentamientos indígenas fueron desplazados a las
zonas periféricas de las ciudades.
Las condiciones topográficas de algunas ciudades latinoamericanas, no
fueron óptimas para incorporar la retícula en su diseño urbano, además otros
factores como la ubicación fronteriza determinaron las estrategias para el
funcionamiento de cada territorio. De ese modo Cano Forrat 5 denomina una
tipología y clasificación de las ciudades en cinco grupos:
a) Ciudades irregulares: destaca Loja en Ecuador, Ixmiquilpan y Guanajuato
en México también Potosí en Bolivia. Cabe destacar que algunas de estas
ciudades fueron centros mineros.
b) Ciudades semirregulares: en ella se inscriben las ciudades cuya retícula fue
adaptada a su condición topográfica.
c) Ciudades regulares:6 en ésta clasificación figuran la mayoría de ciudades
latinoamericanas. De México podemos mencionar Puebla, Morelia,
Oaxaca y Mérida entre otras.
d) Ciudades fortificadas de trazado regular: por cuestiones militares, surgen
ciudades como Trujillo en Perú, Cartagena en Colombia y Campeche en
México.
e) Casos singulares: se refiere a las ciudades que carecen de plaza como la
Concepción de Tucumán y Nuestra Señora de Luján en Argentina.
4
Héctor Pérez Ángel “La hacienda y el Hato en la estructura económica, social y política de los
llanos Colombo-Venezolanos durante el periodo colonial” Procesos Históricos. Revista Semestral
de Historia, Arte y Ciencias Sociales, Número 11. Enero 2007. Universidad de Los Andes. Mérida
Venezuela.
5
Juan Cano Forrat, Introducción a la historia del Urbanismo, México, Limusa, 2008, 206.
6
La traza colonial fue el punto de partida para la expansión de las ciudades a partir del siglo XIX.
Quiroz Rothe Héctor, Ciudades Mexicanas del siglo XX, México, Colección Urbanismo,
Universidad Nacional Autónoma de México, 2008, p. 42. 230
Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina
La morfología y características de las ciudades latinoamericanas influyeron en el
sistema de asentamientos humanos, ya que su desarrollo y expansión se consolido
a partir de las actividades y función que desempeñaba cada región. Por lo general
las zonas centrales de cada país se destinaron a la administración y ejercicio del
poder, mientras que las zonas costeras fueron ocupadas como centros militares.
Con la introducción de haciendas agrícolas y ganaderas, se conformaron
asentamientos
indígenas alrededor de esas propiedades. Esas unidades
económicas se formaron en torno a núcleos urbanos que se expandieron y
perduraron en algunos territorios latinoamericanos por más de tres siglos,
provocando con ello la concentración y dominio de la tierra en manos extranjeras.
Los latifundios se extendieron por las tierras costeras del Pacífico, Nueva España,
en el reino de Nueva Granda y en la parte noroccidental de Suramérica así como
en las islas del Caribe. Las condiciones del clima y las características del terreno
fueron aprovechadas para el cultivo de caña de azúcar y otros productos
destinados al mercado internacional.
Cuadro 1. Extensión territorial de algunas haciendas latinoamericanas
Región
Nueva Granada
Los Llanos
Nueva España
Perú
Hacienda
Villa Vieja (Tolima)
La Chamicera (Bogotá)
Simarronas (Pasto)
Doyma (Tolima)
Caribabare
Apiay
Gavia (México)
Tetillas (México)
Cabras (México)
Ica y Arequipa (Perú)
Propiedad en hectáreas
24.648
6.000
10.500
14.805
447.700
100.000 aprox.
179.826
170.323
111.413
más 100.000
Fuente: Elaboración propia a partir de Héctor Pérez (2007)
La hacienda se convirtió en el principal sustento de la economía colonial. La
extensión y producción de esas unidades requería de fuerza de trabajo, por lo tanto
indígenas y mestizos se asentaron en las inmediaciones de los latifundios o bien
fueron establecidos en calpanerias.7 Las haciendas contaban con una estructura
social, política y economía autosuficiente de ese modo el terrateniente gozaba de
poder sobre gran parte de la región.
7
Las calpanerias eran un conjunto de casas destinadas para los trabajadores de las haciendas. 231
Martha Rosas Vilchis
Alberto Villar Campo
Cuadro 2. Unidades Territoriales del Distrito de Lerma (Estado de México) 1893
Municipalidades
Ciudades
Villas
Pueblos
Barrios
Haciendas
Ranchos
Rancherías
Lerma
Atenco
Ocoyoacac
Otzolotepec
Xonacatlán
Total
1
1
0
7
5
4
5
5
26
3
8
4
1
16
2
1
2
2
7
4
1
5
4
2
1
8
Población
total
11, 656
7, 202
8,851
7,312
4,889
39,910
Fuente: Elaboración propia a partir de García Luna (1987)
Durante el siglo XIX en el estado de México, los principales asentamientos
humanos, se concentraban en las siguientes unidades territoriales: ciudades, villas,
pueblos, barrios, hacienda, ranchos y rancherías. 8 De ese conjunto podemos
advertir que los pueblos antiguos concentraban el mayor porcentaje de población,
seguidos de los barrios y haciendas principalmente. Podemos afirmar que cada
unidad conformaba una parte del sistema urbano, pues las actividades
desarrolladas en cada una de ellas repercutían en el funcionamiento y estructura
del espacio.
Nuevos límites territoriales se generaron tras las luchas de Independencia en
América Latina. Los reacomodos del poder y la economía originaron
modificaciones en el paisaje urbano y arquitectónico durante la primera mitad del
siglo XIX. Las haciendas y su organización económico-social prevalecieron a la
par del desarrollo y evolución de las principales urbes.
La segunda parte del siglo XIX se caracterizó por la expansión industrial, las
ciudades empezaron a concentrar fábricas de productos diversos, situación que
genero el incremento de una clase obrera urbana. En general las ciudades
latinoamericanas se vieron afectadas en su configuración territorial por el
fenómeno de la migración del campo a las ciudades. En Panamá la construcción
del Canal atrajo una población considerable a la capital. Chile, Perú, Argentina,
México y Brasil también fueron naciones que experimentaron un flujo migratorio
desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
El proceso de urbanización como fenómeno histórico
A comienzos del siglo XX América Latina superaba los 62 millones de habitantes,
las ciudades con mayor crecimiento de población fueron Buenos Aires, ciudad de
8
La palabra rancho “también se utilizaba para denominar los pequeños poblados, o rancherías que
se establecían dentro de los límites de una hacienda, sobre tierras de la misma, las que habian sido
concedidas a sus pobladores por medio de aparcería o mediería.” En Von Wobeser Gisela, La
formación de la hacienda en la época Colonial, México, Universidad Nacional Autónoma de
México, 1989, p. 54. 232
Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina
México, Barranquilla, La Habana, Montevideo, Santiago de Chile y Lima.9 De
acuerdo a la CEPAL,10 América Latina es la región más urbanizada del planeta.
En casi todos los países el fenómeno de la urbanización ha provocado, en los
últimos decenios, un crecimiento rápido y sin control de las áreas urbanas,
creando graves problemas por la dificultad de adaptar la estructura espacial de las
ciudades a las necesidades en continuo cambio, y a las actividades que ocurren en
ellas.11 Muchos autores coinciden en definir al proceso de urbanización como un
fenómeno derivado de la concentración de población en un espacio geográfico,
que no puede estar ajeno a un sistema socioeconómico y político.
La urbanización entendida como el proceso de concentración de población y
recursos debe ser también pensada como evento transformador del terreno rural a
un terreno urbano con la introducción de servicios y posible fraccionamiento para
su venta. “El espacio se transforma de acuerdo con los procesos históricos, la
estructura social que se desarrolla en su momento y especialmente al modelo
económico”,12 de ese modo se desprende que los asentamientos humanos son la
expresión espacial de las relaciones sociales para producir, intercambiar y
consumir. Dichas variables dan como resultado modos particulares de apropiación
del territorio y establecen patrones en la ocupación del suelo. En nuestros días el
proceso de globalización ha contribuido en los cambios urbanos-territoriales. El
resultado principalmente es un modelo de expansión y crecimiento de las
ciudades de una manera más compleja, es decir desde la perspectiva del análisis
del fenómeno urbano-metropolitano se precisa que las urbes tienden a desarrollar
espacios competitivos encabezados en su mayoría por el sector privado.
Entre los principales factores que intervienen en el proceso de urbanización
se encuentran:
a) altas tasas de crecimiento demográfico, concentración de la población
(elevado grado de concentración en uno o en pocos centros urbanos),
b) concentración económica (las grandes metrópolis latinoamericanas
concentran la mayor parte de las actividades industriales del país y un
elevado porcentaje de la población),
9
Gerardo Sánchez Ruiz, Planeación Moderna de Ciudades, México, Trillas, 2008, p. 200. La CEPAL es la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (1984), se estableció el
25 de febrero de 1948 y funcionó en ese mismo año por resolución 106 (VI) del Consejo
Económico y Social. 11
Álvaro Sánchez, Sistemas arquitectónicos y urbanos. México, Editorial Trillas, 1978, p. 251.
12
Francisco Campos Alanís y Francisco Monroy Gaytán, Consideraciones Teórico Metodológicas
para el estudio de la Geografía de marginación, en “Geografía, Procesos socioeconómicos y
espaciales en México, Universidad Autónoma del Estado de México, 2008, p. 23. 10
233
Martha Rosas Vilchis
Alberto Villar Campo
c) desarrollo horizontal y falta de servicios (a medida que avanza la
industrialización, la concentración demográfica y económica en torno al
centro urbano rebasa rápidamente sus límites político-administrativos
originales),
d) insuficiciencias en el marco legal sobre la tenencia de la tierra (existen
desorden y falta de claridad sobre las normas que inciden en la propiedad
agraria).
A partir de la década de los años noventa, con el auge del fenómeno de la
globalización, las zonas habitacionales y la actividad comercial sufrieron cambios
de localización espacial. Es así que surgen nuevos espacios competitivos, los
cuales suelen localizarse en la periferia del centro tradicional donde gravitan
flujos de bienes, personas e información, procurando un efecto de urbanización y
permitiendo la articulación intraurbana de una ciudad a través de nodos.
Urbanización en Latinoamérica
Cada país enfrenta el proceso de urbanización de distinta manera, diversos
factores convergen para promover la concentración de la población en ciertos
núcleos, y son estos los que sufren los efectos de la modernización y la
industrialización. La relación entre los ámbitos urbano-rural ha propiciado
transformaciones territoriales en el paisaje agropecuario, las zonas de cultivo han
cedido parte de su espacio a la creación de conjuntos habitacionales o industriales
como respuesta a las demandas del consumo . 13 La migración del campo a la
ciudad y el incremento de la población urbana provocaron a lo largo del siglo XX
un fenómeno insólito que afecta a la sociedad y el ambiente.
Los procesos de urbanización latinoamericanos se produjeron de manera
variada, por ejemplo desde las primeras décadas del siglo pasado Argentina, Chile
y Uruguay despuntaron como zonas urbanas. La situación en México no fue así,
en 1900 la nación contaba con una población de 13.6 millones de habitantes, de
los cuales sólo 1.4 millones vivía en las ciudades,14 por lo tanto el país continuaba
siendo rural.
Durante la segunda mitad del siglo XX, la población en América Latina
aumento 350 707 993, así mismo el porcentaje de población urbana respecto a la
población total aumentó considerablemente alcanzando el 75.8%. Se calcula que
13
Miguel Panadero Moya, El proceso de urbanización de América Latina durante el perodo
cientifico-técnico, Bibliografía básica, Revista bibliogrpafica de Geografía y Ciencias Sociales,
Universidad de Barcelona, Número 298, julio de 2001.
14
Gustavo, Garza, La Urbanización de México en el siglo XX, México, El Colegio de México,
2003, p.25. 234
Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina
para el 2015 la población residente en ciudades alcance el 84.6%, mientras que en
el año 2030 se calcula que el 85% de la población será urbana, estos datos
conducen a plantear que si no se toman medidas adecuadas la pobreza extrema, la
segregación y la demanda de servicios se convertirá en una constante de todas las
naciones.
Cuadro 2. Modelo del Desarrollo estructural de la ciudad Latinoamericana
Denominación
Ciudad colonial
Ciudad compacta
Periodo
1520-1820
Características
Funcionalmente la ciudad se distribuye de acuerdo a clases
sociales, la disposición y distancia al centro se genera a
partir de posición económica por lo tanto en el primer
círculo se ubican encomenderos, funcionarios, hacendados
etc.; en el segundo círculo se ubicaban comerciantes y
artesanos. Mientras que en la periferia se ubicaban los
indios y mestizos
Ciudad sectorial
concebida como
primera fase de
rápida
urbanización
1820 a
1920
Un elemento significativo para la gran mayoría de las
colonias españolas fue que lograron su independencia en
hacia las primeras décadas del siglo XIX. Los efectos de
estas luchas tuvieron efectos en la estructura el espacio
urbano debido entre otras causas a la industrialización, la
migración y la introducción e incremento de capital
extranjero en los sectores clave de desarrollo. Durante esta
época el crecimiento y expansión de la ciudad es lineal.
La
ciudad
polarizada
o
segunda fase de
urbanización
1920 a
1970
Su característica principal radica en la migración rural
hacia las ciudades. Durante esta época el contraste entre una
ciudad rica y una pobre se fue intensificando más.
La
ciudad
fragmentada
2000
Caracterizada por elementos celulares en la periferia,
configuración de nodos fragmentados en la periferia urbana.
Fuente: elaboración propia a partir de Axel Borsdorf. Cómo modelar el desarrollo y la dinámica de
la ciudad latinoamericana. EURE.
235
Martha Rosas Vilchis
Alberto Villar Campo
Cuadro 3. Población total en América Latina y Población que habita en ciudades
Año
Población
% Población urbana
1950
161 565 950
1960
213 023 727
1970
278 918 292
56.5
1980
354 365 868
65.2
1990
433 558 564
70.6
2000
512 273 943
75.8
2010
580 993 304
79.5
2011
583 607 000
80.9
2012
589 840 000
82.0
2013
595 998 000
82.9
2014
602 055 000
83.6
2015
607 982 000
84.6
Fuente: Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe 2012. Naciones Unidas: CEPAL
Hoy en día la globalización forma parte de la estructura económica y se convierte
en un factor relevante en el proceso de urbanización, En la década de los noventa
ante el crecimiento que experimentaron varias ciudades se hicieron presentes
algunos problemas urbanos como: escasez de servicios públicos, degradación
ambiental, pobreza, hacinamiento, segmentación social y delincuencia. Como
podemos apreciar, el desarrollo económico de las ciudades influye notablemente
en las condiciones de urbanización. De ese modo las formas de ocupación,
organización, acondicionamiento y utilización del espacio geografico 15 están
históricamente condicionadas por las características de la producción y sus
implicaciones en las estructuras sociales.
Para el estudio y comprensión de la estructura urbana y del poblamiento de
un territorio deben tenerse en cuenta aspectos básicos como las formas de
poblamiento, la morfología y disposición de los núcleos y la evolución de sus
elementos. Dentro de la misma estructura y sistema de asentamientos humanos
encontramos dos elementos antagónicos el campo y la ciudad, cuyos matices
acentúan diferencias en lo territorial, morfológico y funcional. Mientras unas
regiones destacan por la concentración de población otras se caracterizan por la
dispersión y segregación en su estructura. Los cambios económicos figuran como
la principal causa del proceso de urbanización y de sus conversiones.
15
El concepto de espacio geográfico se “corresponde con el de producto social, pues se entiende
derivado de los efectos de la relación del hombre con la naturaleza” Rojas Salazar Temístocles,
“Epistemología de la Geografía…una aproximación para entender esta disciplina” Terra Nueva
etapa, año/vol. XXI, número 030, 2005, Universidad Central de Venezuela, p. 146.
236
Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina
Asentamientos informales y consecuencias
Los asentamientos informales han rebasado la capacidad de las autoridades en la
planeación de las ciudades. Los desplazamientos del campo a la ciudad han
incidido en el crecimiento desordenado y además han aumento el índice de
pobreza en el continente. En América Latina los asentamientos irregulares se han
identificado con varias denominaciones como: favelas, ciudades perdidas,
colonias populares, loteamientos piratas o tugurios. Las características de estos
lugares se resumen en la informalidad urbana, hacinamiento, carencia de servicios
básicos y vandalismo.
Podemos decir que el siglo XXI, se caracteriza por una urbanización
acelerada, es decir se observa un alto crecimiento de la población, a causa de la
explosión demográfica y principalmente de las migraciones que se producen en
las áreas rurales. Los desplazamientos de esa población y su ocupación en el
territorio han contribuido a la marginalización y al crecimiento de la mancha
urbana. Otros factores asociados al aumento de los asentamientos irregulares son:
el desempleo, salarios bajos, politicas de austeridad, falta de normas y planeación
urbana.
Reflexiones finales
A través de la historia urbana hemos podido advertir los detonantes que inciden en
la configuración y ocupación del suelo. Debemos destacar que a lo largo de los
siglos la tenencia de la tierra ha sido un tema del que emergen diversos problemas
sociales, económicos y políticos. La hacienda latinoamericana por ejemplo
contribuyó a que en gran parte del territorio predominara la sociedad rural, esa
unidad económica fue un sistema urbano que por varios siglos segmento el
espacio geográfico. Actualmente en México los terrenos de esas fincas, se ha
destinado a la construcción de conjuntos urbanos o industriales, por lo tanto el
proceso de urbanización se acelera alrededor de esas áreas.
Es necesaria la revisión constante del comportamiento de la población en
cada punto o región del continente, pues de ese modo se pueden identificar las
causas y problemas más severos que impactan a la sociedad y por ende al espacio
geográfico. Cada territorio latinoamericano sufrió transformaciones y cambios en
su estructura espacial. Cada país alberga en su constitución los mecanismos e
instrumentos para la dotación de la propiedad, no se puede por lo tanto hablar de
soluciones homogéneas en cuanto al destino del suelo. Hoy las ciudades amplían
su extensión hacia las zonas periféricas, las áreas de cultivo se han desvanecido y
se han convertido en núcleos de población carentes de infraestructura o
condiciones mínimas de bienestar.
El estudio sobre los asentamientos humanos en América Latina debe generar
un conocimiento profundo sobre la realidad que enfrentan las ciudades. Una
237
Martha Rosas Vilchis
Alberto Villar Campo
manera de ello consiste en llevar a cabo investigaciones interdisciplinarias
apoyadas en los organismos internacionales, en las autoridades federales, estatales
y locales, en las instituciones académicas pero además incluir en la toma de
decisiones a los grupos sociales involucrados.
El proceso de urbanización significa más que la ocupación del suelo, debe
ser entendido como un fenómeno que deriva de las prácticas económicas y
políticas a nivel mundial. Urge instrumentar políticas sobre la tenencia de la tierra,
generar programas sobre la planeación y crecimiento de las ciudades. Orientar y
buscar un equilibrio en el proceso de desarrollo que cada región requiere, de
acuerdo a sus características físicas, sociales y culturales.
Fuentes
Abarca, Karelys, “Economía agraria en América Latina: del ecologismo
prehispánico a la modernidad globalizadora”, Revista Venezolana de análisis de
coyuntura, enero-junio, año 2006/vol. XII, número 001. Universidad Central de
Venezuela.
CEPAL, Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe, 2012, en
http://www.cepal.org/publicaciones/xml/2/48862/AnuarioEstadistico2012.pdf.
Campos Alanís, Francisco y Francisco Monroy Gaytán, “Consideraciones Teórico
Metodológicas para el estudio de la Geografía de marginación”, Geografía,
Procesos socioeconómicos y espaciales en México, Universidad Autónoma del
Estado de México, 2008.
Cano Forrat, Juan, Introducción a la historia del Urbanismo, México, Limusa,
2008.
Ferrer Regales, Manuel, Los sistemas urbanos, Madrid, Editorial Síntesis, 2002.
Gacía Luna, Margarita, Tierra y Campesinos. Estado de México 1889-1893,
México, XLIX Legislatura, 1987.
Garza, Gustavo, La Urbanización de México en el siglo XX, México, El Colegio
de México, 2005.
Olivera, Guillermo y Julio Guadarrama, “Evolución del sistema urbano en
Morelos 1970-2000: un análisis al interior de la megalópolis de la Ciudad de
México”, Quivera, vol. 8, núm. 1, enero-junio, 2006, Universidad Autónoma del
Estado de México, México.
Panadero Moya, Miguel, El proceso de urbanización de América Latina durante
el perodo cientifico-técnico, Bibliografía básica, Revista bibliogrpafica de
Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Número 298, julio de
2001.
Pérez Ángel, Héctor, “La hacienda y el Hato en la estructura económica, social y
238
Un acercamiento al estudio de los asentamientos humanos en América Latina
política de los llanos Colombo-Venezolanos durante el periodo colonial”,
Procesos Históricos, Revista Semestral de Historia, Arte y Ciencias Sociales,
Número 11. Enero 2007, Universidad de Los Andes, Mérida Venezuela.
Quiroz Rothe, Héctor, Ciudades Mexicanas del siglo XX, México, Colección
Urbanismo, Universidad Nacional Autónoma de México, 2008.
Rojas Salazar, Temístocles, “Epistemología de la Geografía…una aproximación
para entender esta disciplina”, Terra Nueva etapa, año/vol. XXI, número 030,
2005, Universidad Central de Venezuela.
Sánchez, Álvaro, Sistemas arquitectónicos y urbanos. México, Editorial Trillas,
1978.
Sánchez Ruiz, Gerardo, Planeación Moderna de Ciudades, México, Trillas, 2008.
Schteingart, Martha, “Problemas y políticas urbanas en América Latina.
Certidumbres y falacias”, Estudios Demográficos y Urbanos, vol. 22, núm. 3,
septiembre-diciembre, 2007. El Colegio de México.
Von Wobeser, Gisela, La formación de la hacienda en la época Colonial, México,
Universidad Nacional Autónoma de México, 1989.
239
EL ESPACIO HABITADO Y LA COMUNIDAD,
ANHELOS DE CIUDADANÍA SIGLOS XVI AL XIX.
LAS CIUDADES DE GUATEMALA Y CUZCO
Anabell Romo González
Programa de Maestría en Estudios Latinoamericanos
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Nacional Autónoma de México, México
“El cabildo municipal, como máximo organismo
centraliza las principales funciones; sus oficiales
regulan y disponen, organizan y dirigen la actividad de
vecinos y moradores, verdaderos ciudadanos del
mundo americano”
Francisco Domínguez y Compañy
El proceso de urbanización en Hispanoamérica
Después de la conquista militar española en América una de las primeras
preocupaciones de las huestes fue el sustento alimenticio que fue resuelto a partir
de la implantación de la encomienda, “institución que exigía el trabajo obligatorio
de cierto número de indígenas para un español quien a su vez sería responsable de
instruirlos en la fe”. 1 Esta institución permitiría que los españoles pudieran
resolver su necesidad de abastecimiento para pasar a la siguiente etapa que era la
de organizar el territorio y el espacio habitable. Esto implicaba asegurar el estatus
legal de los conquistadores y recompensarlos por sus acciones bélicas. Para
resolver estas preocupaciones se fundaron villas y ciudades, en donde se otorgaba
a los conquistadores la vecindad mediante la repartición de solares. En el primer
momento de llegada el conquistador o capitán hacía el reparto, pero al instituirse
el cabildo fue el encargado de llevar a cabo los repartos. El ayuntamiento (nombre
1
Gudrun Lenkersdorf, Repúblicas de indios. Pueblos mayas en Chiapas, siglo XVI, México, Plaza
y Valdés, 2010, p. 29. Anabell Romo González
que tiene relación con la voz “ayuntar” es decir, juntar2 según Alfonso X el sabio),
debía organizar la traza, construir la ciudad y administrar los recursos propios para
procurar el sustento de los conquistadores ahora vecinos.
Al establecer los núcleos urbanos los conquistadores se basaron tanto en
ideas clásicas como la república romana cuyas ciudades servían como instrumento
mediante el cual la civitas romana sustituía la rusticitas de los bárbaros, mediante
las ciudades o municipia, con los que imponían sus leyes, instituciones,
costumbres y religión en los territorios conquistados. 3 Y también mediante las
tradiciones de algunos cabildos medievales, en donde esta institución regía la vida
de los miembros de la comunidad. Acostumbrados a las tradiciones de la
Península, los capitanes de hueste y exploradores, trajeron consigo la idea de
vecindad y república, así, en el momento que se fundaba una ciudad, los soldados
se convertían en vecinos, y se constituía el ayuntamiento. “Una ciudad era
cualquier municipio que hubiera alcanzado cierto tamaño e importancia”.4
Uno de los requerimientos dictados por la corona española para la fundación
de ciudades era que debían tener policía. Según Richard L. Kagan el término
policía derivaba de la raíz latina politia, pero gran parte de su significado
emanaba del griego politeia, que hacía referencia a la polis (aristotélica platónica)
en sus aspectos públicos y políticos. Es decir, una comunidad participativa, y
organizada en leyes.5
Los españoles del siglo XVI entendían por policía la organización de la vida
de una comunidad en una república cristiana. Según Aristóteles, en una república
se subordinaban los deseos e intereses individuales a los de la comunidad, así que,
la policía significaba el sometimiento de los deseos naturales del hombre a un
gobierno que velara por sus intereses, el orden, la paz y la prosperidad de la
comunidad. En este tiempo el término policía también se relacionó con las ideas
de Cicerón, quien entendía el concepto como la habilidad, el refinamiento o las
maneras que tenían que ver con el buen comportamiento. Es decir, las virtudes de
la vida urbana que manifestaba una sociedad o un individuo, por ejemplo la
2
Tal como aparece en la “Instrucción a la Audiencia de Nueva España para que se realice una
junta entre personas competentes y caciques, determinándose la necesidad de reducir a nuevos
pueblos la población indígena aún dispersa”, octubre de 1568, Documento 79, en Normas y Leyes
de la ciudad Hispanoamericana 1492-1600, estudio preliminar y edición de Francisco de Solano,
Madrid, Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas-Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, 1996, p. 184. El término “juntar” no sólo se ocupó en este documento
sino era una voz que continuamente se utilizaba. 3
Richard L. Kagan, Imágenes Urbanas del mundo Hispánico 1493-1780, Madrid, El Viso, 1999 p.
57. 4
Ibídem, p. 47. 5
Ibídem, p. 59. 242
El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI al XIX.
Las ciudades de Guatemala y Cuzco participación ciudadana. Por tanto, la policía solo podían tenerla los habitantes de
las ciudades. La policía reflejaba todas las ventajas de la vida urbana: ley, orden
moralidad y religión y también incluía un elemento arquitectónico, la traza a
manera de cuadrícula o damero, con calles rectas que partían de una plaza central
en la que se ubicarían la Iglesia, el cabildo, la cárcel y la picota.6
En los primeros contactos con los pueblos nativos americanos los españoles
no hallaron una tradición urbanística como la europea y a pesar del contacto con
civilizaciones más complejas como mexicas e incas, encontraron el Nuevo Mundo
“vacío de orden y policía”, por tanto, había que crear espacios urbanos, donde la
población pudiera vivir ordenada.
Uno de los argumentos de la vaciedad de orden y policía de América radica
en la diferencia en la acumulación de la riqueza y el trabajo. Los americanos
trabajaban para el autoconsumo, no para acumular grandes cantidades de
productos. Por el contrario, los españoles, estaban acostumbrados a acumular
alimento y sobre todo riqueza. Por eso, en muchos de los textos que describen los
primeros contactos con la población americana mencionan la holgazanería de los
indios, basada en su nula intención de acumulación.
Estas diferencias entre el mundo prehispánico y el mundo hispano, llevaron a
los conquistadores a considerar América un espacio idólatra e incivilizado, como
Tomás de Aquino se refiere a algunos pueblos, por tanto, la única forma de
civilizar o dar policía, era mediante la creación de ciudades, y con ellas
instituciones necesarias que darían estructura y regularían la vida cotidiana.
Durante la época de consolidación del régimen colonial, hacia la segunda
mitad del siglo XVI, la ciudad fue símbolo del orden y de la policía, debido a que
los conquistadores españoles podían concentrarse juntos en un espacio ajeno a
ellos y a la vista hostil. La ciudad fue sinónimo de orden cívico, justicia y religión.
Por tanto, todo aquel español que viviera fuera de la ciudad se consideraría un
hombre fuera de la ley o vagamundos, y por lo tanto no podía vivir en sociedad.
A diferencia de los pueblos del Caribe, los pueblos mesoamericanos, y en
especial los pueblos encontrados después del encuentro con sociedades más
complejas como la maya después de 1517 parecían más aptos para vivir en policía,
sin embargo, durante todo el siglo XVI, la corona desarrolló un programa de
“reducción”, para organizar a los nativos en traza de pueblo con policía y de
manera civilizada.
Tanto en el Caribe como en Mesoamérica y Centroamérica se llevaron a cabo
reducciones, sin embargo cada una con sus propias particularidades. Las
6
La picota representaba el símbolo de la justicia a la que estaban sometidos los habitantes de la
ciudad. En medio de la plaza se colocaba un tronco con una cuerda para azotar a quien fuese
juzgado y sentenciado. 243
Anabell Romo González
consecuencias catastróficas de la encomienda en el Caribe, que implicaba acercar
a los nativos y españoles dejaron como enseñanza al mundo mesoamericano que
era preferible dejar a las poblaciones nativas alejadas de los núcleos españoles. En
este sentido las reducciones de los pueblos nativos conservaron como objetivo
poner a la población en policía y en una traza regular pero alejados de las villas de
españoles.
Como se mencionó, la encomienda fue un elemento que ayudó a la reducción
de los indios, sin embargo no fue la única institución que colaboró con el proceso.
Para ello, en las leyes de Burgos en 1512, en donde los territorios americanos se
incorporaron jurídicamente al reino de Castilla, y sus habitantes quedaron como
vasallos del Rey, y en las leyes posteriores a 1513, la Corona emitió reglas para el
tratamiento de los indios, en ellas se establecía que era necesario que los caciques
encabezaran el traslado para asentarse en una traza ordenada. En este nuevo
asentamiento cada indio tendría casa, semillas para sembrar, animales de granja y
tierras para labrar.7 La corona también ordenó que la población nativa utilizara
una de las instituciones más importantes del mundo hispano, el municipio, una
comunidad ordenada a partir de un cabildo, pero esta ordenanza se concreta hasta
1549.
A pesar de que los municipios implicaban una gran autonomía con respecto
al poder real, la corona lo utilizó en las ciudades españolas para controlar a la
población americana y en detrimento del poder de los encomenderos.
Las ciudades españolas en América fueron una comunidad cuyo gobierno era
una república cristiana, dotada de leyes, orden y administración eclesiástica y civil.
Una república cristiana en el sentido aristotélico en cuanto a su organización
política y social. Cada miembro debía estar enterado de lo que acontecía en su
ciudad, participar en ella e incluso defenderla. Así también la República de indios,
creada en 1549, con la cédula Real que permitía la creación de los cabildos
indígenas, junto con la de españoles estaban sometidas a la autoridad espiritual y
política aunque no gozaban de igualdad legal, cada una tenía su propia legislación,
y objetivos (la República de indios se creó para proteger a los pueblos nativos de
las vilezas de los españoles) así mismo cada una gozaba de la administración y
organización de su vida diaria a partir de sus cabildos.
Durante los primeros años después de la conquista y colonización americana
el estatus jurídico de los conquistadores cambió. Al principio de la empresa de
exploración los conquistadores no eran soldados, es decir no recibían un salario
directo de la corona y por tanto ocupaban los botines de los sitios conquistados
7
Marcelo Ramírez Ruiz y Federico Fernández Christlieb, “La policía de los indios y la
urbanización del Altepetl”, en Federico Fernández Christlieb y Ángel Julián García Zambrano,
Territorialidad y paisaje en el Altepetl del siglo XVI. México, FCE, 2006, pp.114-167, p. 125. 244
El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI al XIX.
Las ciudades de Guatemala y Cuzco para sobrevivir y pagar sus deudas, el objetivo inmediato de la empresa era el
enriquecimiento mediante los metales preciosos como el oro. Cuando cambia su
estatus jurídico de soldado a vecino, recibe un solar, y en algunos casos, reciben
mercedes de tierras de acuerdo con su jerarquía y su participación en la guerra y
además constituye un concejo para la organización administrativa del núcleo
urbano recién establecido. Se sustituye la masa entera de vecinos por el
Ayuntamiento, concejo o cabildo, el cual se constituye mediante alcaldes, quienes
se encargan de la justicia civil y criminal, y regidores que se encargan de
administrar y vigilar los asuntos de la villa. Uno de los ejemplos más interesantes
en la historia de los municipios son los que se establecieron en tiempos de Carlos
I, en donde los comuneros, menestrales y el pueblo bajo de territorios como
Segovia, Zamora, Burgos y Toledo, se unieron en concejos abiertos en donde
participaban hombres y mujeres que tomaban decisiones para administrar las
ciudades y que incluso continuaron vigentes hasta el siglo XIX.8 El autogobierno
ejercido por los comuneros es muy interesante ya que se estableció durante el
período previo a la monarquía absoluta de la corona castellana, período en el que
disminuyó su autonomía pero no desaparecieron.
Además de las funciones administrativas y políticas el municipio tenía un
enorme control sobre la economía, la cual debía adecuarse a las condiciones
específicas de la villa o pueblo. Otros de los funcionarios del cabildo, los fieles
ejecutores, regulaban y vigilaban los precios y la venta de los productos de
consumo y los artículos de primera necesidad, así como también los pesos y
medidas.9 La hacienda municipal, es decir, los bienes y recursos con que contaba
la ciudad, provenientes de impuestos y cuotas, y sus gastos eran vigilados por el
cabildo. El ayuntamiento también intervenía en el avecindamiento de nuevos
pobladores, era pues la persona jurídica autorizada por la corona para organizar y
administrar a la población.
La corona respaldaba plenamente la función de los cabildos, a pesar de que
no existía una reglamentación definida para su establecimiento. En las
8
Rafael Altamira y Crevea, “Plan y documentación de la Historia de las municipalidades en las
Indias españolas (siglos XVI-XVIII)”en Rafael Altamira y Crevea, Manuel Carreta Stampa y
Francisco Domínguez y Compañy, Contribuciones a la historia municipal de América, México,
Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1951, pp.1-137, p.16. 9
Dos fieles ejecutores se encargaban de confeccionar las pesas que usaban los comercios, también
cotejaban las que ya tenían en las tabernas, carnicerías y establecimientos. El funcionamiento y
actividades de los gremios era también controlado por el cabildo, así como las autorizaciones para
ejercer las profesiones, por ejemplo, el cabildo daba la autorización para el establecimiento de
“barberos e cirujanos”. Francisco Domínguez y Compañy “Funciones económicas del cabildo
colonial hispanoamericano” en Rafael Altamira y Crevea, Manuel Carreta Stampa y Francisco
Domínguez y Compañy, Contribuciones a la historia municipal de América, México, Instituto
Panamericano de Geografía e Historia, 1951. pp. 139-177, p. 151-152. 245
Anabell Romo González
capitulaciones y ordenanzas a los exploradores se manifestaban las reglas
generales para la constitución de autoridades locales que formarían el cabildo. Los
acuerdos del cabildo se tomaban a partir de casos concretos y no de forma general,
se decidía mediante las circunstancias y los casos específicos. La utilización del
modelo de gobierno local del municipio permitió la participación de los
pobladores en la administración de los Ayuntamientos y que tomaran parte en las
decisiones colectivas.
Las ciudades americanas sólo abastecían necesidades de exportación en
Sevilla en los primeros años de vida de algunas ciudades, se traían telas, muebles,
o artículos de decoración para las casas de españoles. La importación
metropolitana se hacía mediante los comerciantes sevillanos quienes llegaban a
los puertos con sus productos, generalmente monopolizados, y los vendían a
precios elevados. Una de las razones de este alto precio era que no contaban con
una raigambre a una tierra específica y por tanto, era sencillo subir los precios de
sus productos. Es decir, al no vivir el día a día de una ciudad y sus condiciones
naturales y sociales específicas hacía sencillo que no tuvieran ninguna
consideración por los habitantes que iniciaban una vida urbana. En esos casos, el
cabildo intervenía y apoyaba a la población regulando los precios de los
comerciantes.10 Los productos del campo (sembrados por las comunidades nativas
americanas), la industria y la artesanía (hecha por españoles) tenían un carácter
local, consumidos por la población habitante de la villa, y muy pocas veces había
contacto con otras ciudades americanas.
La ciudad también obtenía ingresos mediante las derramas que consistía en
repartir entre todos los vecinos de una villa un gasto público ocasional que podía
consistir en la construcción o reparación de edificios o caminos.
La vida durante los primeros años de las ciudades recién fundadas fue muy
precaria, eran aldeas con pocas casas y en algunos casos aún campamentos, con
pocos recursos económicos. Se vivía al día, cubriendo en el momento la necesidad
surgida,11 en este sentido la encomienda, representó la manera más fácil y rápida
con la que se obtuvieron los recursos necesarios para cubrir las necesidades
básicas y dar paso a la colonización y ocupación del territorio americano.
En ocasiones sucedían cosas contradictorias que no se podían evitar, por un
lado, se tenían mecanismos para la participación de todos los vecinos, la
regulación de precios y de productos y la defensa contra la escasez, pero por el
otro había vecinos que evadían los impuestos y cuotas, y autoridades que no
planeaban los proyectos de la ciudad porque no pensaban quedarse o no daban
importancia al cargo que desempeñaban en el cabildo, así como casos de
10
11
Ibídem, p. 142. Ibídem, p. 164. 246
El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI al XIX.
Las ciudades de Guatemala y Cuzco corrupción que mucho caracterizaron la época colonial visible hasta nuestros días.
Por otro lado en los municipios se dio mayor importancia a la propiedad comunal,
aunque también se desarrollaba paulatinamente la propiedad privada sobre todo a
finales del siglo XVI e inicios del XVII con las leyes de composición de tierras de
1591.
Durante el siglo XVI, en los espacios de colonización española la práctica de
poblamiento y posesión territorial se llevó a cabo con gran intensidad. Durante los
primeros 70 años del siglo XVI se construyeron y fundaron la mayor parte de las
ciudades capitales de los virreinatos y territorios administrativos de la corona.
Más de un centenar de ciudades funcionaban como los medios por los cuales se
materializaba el control imperial y donde se gestaban y desarrollaban las
dinámicas sociales propias de cada región. En las ciudades no solo se planeaban
nuevas expediciones hacia territorios desconocidos o en guerra sino que también
tomaban forma las prácticas sociales cotidianas.
En el proceso de urbanización de las ciudades americanas iniciado en el siglo
XVI se puede vislumbrar el vínculo entre las actividades propias de las sociedades
originarias, que se basaban principalmente en la tenencia colectiva de la tierra y
en una base territorial, con las sociedades venidas de Europa, caracterizadas por la
acumulación. Este proceso de urbanización implicó en algunos casos la
yuxtaposición de sistemas administrativos y jurídicos europeos en los territorios
americanos, y en otros casos también implicó la génesis de otros sistemas que se
desarrollaron en toda la época colonial, materializándose en sus instituciones por
ejemplo el municipio.
Es momento de ver como esta institución se vincula con el espacio que se
habita y la comunidad habitante en un momento particular de la historia de la
conquista y la colonización española.
Sin tener el objetivo de poblar durante el tiempo de conquista, los españoles
que vivieron la etapa de consolidación vieron en América una posibilidad para
echar raíces, donde construyeron su herencia y su casa. Mucho tiempo después
durante los siglos de vida colonial, quienes nacieron ya en América influenciados
por la idea de que la tierra donde se nace era la patria chica, le mostraron el mayor
respeto, adherencia y lealtad, haciendo más importante esta pertenencia local que
otras. Como es ya sabido, este patriotismo cívico se hizo más evidente en el siglo
XIX durante la formación de los Estados Nacionales americanos.
Hacia finales del siglo XVI, España tenía un imperio de ciudades y pueblos,
dotadas en teoría, de buena policía, es decir: ley, orden, justicia y religión en un
espacio bien trazado; poseían también privilegios legales, entre ellos, el derecho al
autogobierno ejercido a través del cabildo, y un grado de autonomía que no tenían
algunos pueblos dependientes de ellas. Urbe -como designa Isidoro de Sevilla en
247
Anabell Romo González
sus Etimologías a los edificios- y civitas –como designa el mismo autor a la
comunidad- son conceptos inseparables, así urbanizar significaba un proyecto
político, económico, social y cultural que se desarrolló durante todo el período
colonial y que aún en nuestros días sigue transformándose.
La urbanización de América en el siglo XVI no sólo implicó el
establecimiento de una traza regular y el cambio jurídico de los conquistadores a
vecinos, sino que trajo consigo un proceso más complejo de configuración
institucional y legislativa, y este proceso se materializó mediante los municipios.
El caso de Santiago de Guatemala es un ejemplo de este proceso de
urbanización que no sólo involucró el establecimiento de un sitio de avanzada y
luego una traza regular sino también la organización, administración y regulación
de la vida de los vecinos.
El espacio habitado y la comunidad en Santiago de los Caballeros en
Guatemala
Cuando la ciudad de Santiago de los Caballeros se funda el 25 de julio de 1524 en
la provincia de Guatemala, como parte del proyecto de expansión del gobernador
Hernán Cortés, se fundó también su municipio. El ayuntamiento que estaba
presidido por el teniente de capitán y gobernador Pedro de Alvarado se enfrentó a
muchas vicisitudes antes de tener todos los elementos que necesitaba una ciudad
para asentarse en traza de pueblo.
Estas etapas de la historia de la provincia de Guatemala tuvieron que ver con
los períodos de ausencia de Pedro de Alvarado, y con la incertidumbre que
reinaba en la gobernación de Nueva España, sobre todo con la implantación de la
primera Audiencia presidida por Nuño de Guzmán, acérrimo enemigo de Cortés y
sus amigos, entre ellos Alvarado. Estos períodos de ausencia trajeron como
consecuencia que los habitantes de la ciudad organizaran el espacio habitado de
tal manera que les permitiera tener una vida un tanto más estable mientras las
instituciones se instalaban.
Uno de los textos más importantes para estudiar la historia colonial de
Guatemala es el Libro viejo de la fundación de Guatemala ya que contiene
información desde la fundación de la ciudad de Santiago en 1524 y diversos
documentos de invaluable importancia.12
12
Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta las últimas décadas del siglo XX se han realizado
varias ediciones del texto. La primera fue la que realizó el secretario de la municipalidad de la
Nueva Guatemala don Rafael Arévalo en 1856, la cual se copió directamente de los papeles
transcritos por el escribano Juan de Guevara en 1590 ubicados en los archivos de la ciudad. Y fue
en la edición de 1934 elaborada por la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala que se
incluyeron algunos documentos y papeles relativos a don Pedro de Alvarado. Y en 1991 se dio a
conocer la edición preparada por Carmelo Sáenz de Santa María, la cual está dividida en 100 folios
248
El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI al XIX.
Las ciudades de Guatemala y Cuzco En cuanto a la administración de la ciudad, el ayuntamiento de Santiago de
julio de 1524 contaba con dos alcaldes, que se encargaban de la justicia civil y
criminal y 4 regidores que se encargaban de la organización del espacio habitado,
todos ellos elegidos una vez al año. Durante los primeros años fueron de
incertidumbre ya que Santiago de los Caballeros fue también una ciudad de
avanzada, es decir, muchos hombres se marchaban a otras empresas de
exploración y conquista, y por eso debían dejar sus cargos en el Ayuntamiento, y
éste debía elegir otro miembro de la ciudad para ejercer el cargo. Tal como pasó
en el cabildo de 1525, en la campaña contra el Lacandón encabezada por
Alvarado, cuyo objetivo era encontrarse con Cortés en Tabasco en el camino a las
Higueras (San Salvador), sin embargo debido a la dificultad de la marcha ambos
ejércitos no pudieron encontrarse. Al mismo tiempo el segundo al mando de
Alvarado, su hermano Gonzalo, se encontraba en la campaña contra los mames
cerca de la fortaleza de Zaculéu. 13 Así que los vecinos que se quedaron en
Santiago debían organizar el abasto y las necesidades básicas ya que aún no había
asiento de la ciudad y mucho menos un comercio formal. Una vez que Alvarado
regresó de la campaña del Lacandón mandó a otro de sus hermanos, Jorge, a
México para enterarse de la situación política y asegurar las propiedades que
tenían en esa región, como la encomienda de Xochimilco, otro vecino que se iba
de Santiago. Sin embargo, no fue el último, ya que en agosto del año de 1526 el
cabildo, el escribano y el mismo Pedro de Alvarado tuvieron que viajar a la
Ciudad de México para averiguar con más detalle la situación política en la que se
encontraba la gobernación de Cortés, ya que el gobierno de México ya no estaba
en manos del tesorero Alonso de Estrada y Rodrigo de Albornoz, sino que ambos
habían sido suplantados por el factor Gonzalo de Salazar y el veedor Peralmíndez
Chirino.14
Mientras Alvarado y sus hombres viajaron a México se eligieron nuevas
autoridades para la administración de la ciudad de Santiago, sin embrago estas
sesiones del cabildo estuvieron llenas de incertidumbre y peligros tal como lo
demuestra el motín y el saqueo que algunos vecinos de Santiago llevaron a cabo
que dan relación de 16 reuniones en los 4 años que van de 1524 a 1527, 14 en 1528, 41 en 1529 y
19 en los primeros meses de 153012. El contenido del libro que se ha publicado corresponde a los
años de 1524 a 1530, período de los gobernadores, Pedro de Alvarado, como teniente de
gobernador de Cortés (1524-1527), Jorge de Alvarado, como teniente de gobernador de Alonso de
Estrada (1527-1529), Francisco de Orduña, como juez visitador (1529-1530), y Pedro de Alvarado
como gobernador por su majestad (1530-1541). 13
Gudrun Lenkersdorf, Génesis histórica de Chiapas 1522-1532. El conflicto entre Portocarrero y
Mazariegos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2001, p. 114. 14
Ibídem, p. 105. 249
Anabell Romo González
contra Alvarado. Ante tal incertidumbre había una gran urgencia de Pedro de
Alvarado por ir a España a ratificar su cargo.15
En agosto de 1526 Cortés ya estaba en la capital de Nueva España, pero se le
había quitado el gobierno el cual pasó a manos del juez de residencia, el
licenciado Luis Ponce de León que tras su fallecimiento pasó al licenciado Marcos
de Aguilar, quien apoyó mucho a la ciudad de Santiago y a los Alvarado.16 En
enero de 1527 Pedro de Alvarado se encontraba en México gestionando su viaje a
España y mientras tanto al mando de la ciudad de Santiago se había quedado
como teniente de capitán y alcalde su amigo don Pedro de Portocarrero.17
El 20 de marzo de 1527 Jorge de Alvarado, quien había regresado de México,
presentó una provisión firmada por Marcos de Aguilar, justicia mayor de la Nueva
España, con el título de teniente de justicia mayor e capitán general de estas
partes.18 Jorge de Alvarado ratificó otro cabildo, siendo alguacil mayor don Pedro
de Portocarrero.19 Después de que Jorge de Alvarado asumió el cargo de teniente
de gobernador el 20 de marzo de 1527 marchó contra los cakchiqueles, que se
habían rebelado contra los españoles, y habían provocado escasez de maíz y de
alimento para los conquistadores, por tal motivo hubo crisis en Guatemala y
Santiago estaba en peligro de ser abandonada, por lo tanto, el cabildo decidió fijar
la ciudad en traza de pueblo para que no se fueran los habitantes.20
Una vez asentada la ciudad de Santiago en traza regular parecía ser que se
iniciaba una etapa de estabilidad para los vecinos de la villa. Por lo tanto como
parte de un proyecto de expansión y sometimiento Jorge de Alvarado decidió
enviar una campaña al norte de Guatemala. Fue así que en 1528 don Pedro de
Portocarrero salió de Santiago rumbo al norte de Guatemala, hacia Comitán. 21
Hasta 1529 se tuvieron noticias del regreso de Pedro de Alvarado, quien ya había
recibido el nombramiento de Adelantado y Gobernador. Sin embargo, debía
quedarse en México a enfrentar el juicio de residencia. Mientras tanto los oidores
de México mandaron jueces de residencia a las provincias de Nueva España,
Chiapa y Guatemala,22 que incluía a Santiago de los Caballeros.
15
Ibídem, p. 118. Ibídem, p. 121. 17
Libro viejo de la fundación de Guatemala, Edición crítica de Carmelo Sáenz de Santa María,
Guatemala, Academia de Geografía e Historia de Guatemala-Comisión Interuniversitaria
Guatemalteca de Conmemoración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, 1991, p.
21, acta 19v. 18
Ibídem, p. 22, acta 20. 19
Ibídem, p. 25, acta 21v. 20
Gudrun Lenkersdorf, Génesis histórica… op.cit.,p. 131-132. 21
Ibídem, p. 133. 22
Gudrun Lenkersdorf, Génesis histórica… op.cit.,p. 234. 16
250
El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI al XIX.
Las ciudades de Guatemala y Cuzco El ocho de mayo de 1529 se leyó en el cabildo el poder que le envió el
adelantado, gobernador y capitán general de Guatemala y sus provincias Pedro de
Alvarado a su hermano Jorge, se presentó también la provisión real que dieron
Carlos I y Doña Juana su madre, en donde establecen que el ayuntamiento y los
vecinos debían respetar al gobernador y sus lugartenientes, a pesar de que esta
provisión fue presentada en mayo de 1529 se había firmado en Burgos el 18 de
diciembre de 1527.23 Hasta el 26 de mayo de 1529 el cabildo de Santiago envió
una carta a la Audiencia de México en Tenochtitlán pidiendo que “se apresure a
venir el gobernador y capitán general Pedro de Alvarado”.24
El presidente de la Audiencia de México Nuño de Guzmán, antiguo enemigo
de Cortés y Alvarado, envió como juez de residencia de Guatemala a Francisco de
Orduña, quien era vecino de la ciudad de Santiago desde 1524, su amigo y además
cuñado de Gonzalo Dovalle, alcalde y regidor en distintos períodos del cabildo de
la ciudad de Santiago y también enemigo de Pedro de Alvarado desde 1523 en la
campaña de Pánuco.25
En la sesión del 14 de agosto de 1529 Francisco de Orduña presentó una
provisión de la Audiencia Real de su Majestad de Juez de Residencia y Capitán
General de esta Ciudad, términos y jurisdicción, y desde entonces presidió las
sesiones del cabildo desde el 16 de agosto de 1529 hasta el regreso de Pedro de
Alvarado, durante su administración cambió a los miembros del cabildo e hizo
muchas reformas. 26 Los cambios que llevó a cabo el juez visitador fueron en
algunos casos perjudiciales para la comunidad de Santiago ya que a algunos
vecinos les quitó cargos, solares y bienes dándoselos a otros. Tal como lo
menciona el acta de cabildo del 13 de febrero de 1530, en donde se establece que
Francisco de Orduña no sólo le quitó el cargo de regidor a Eugenio de Moscoso
sino también sus indios de repartimiento. Moscoso contestó al Juez de residencia
que no podía hacer cambios tan repentinos, sino que debía llevar el permiso a la
Audiencia de México para realizar de nuevo las elecciones correspondientes, sin
embargo Orduña no lo escuchó y por esa opinión lo calificó de alborotador y
escandalizador.27 Las obligaciones de los regidores según Orduña eran favorecer a
las viudas, velar por los huérfanos, castigar los pecados públicos como blasfemias,
reniegos, juegos, amancebamientos, y otros pecados y procurar y mirar por el bien
de la dicha ciudad, 28 lo cual habían hecho hasta el momento los alcaldes y
regidores de Santiago. Sin embargo, Orduña acusó al cabildo y seguidores de
23
Libro viejo de la fundación de Guatemala, op.cit.,p. 85-92, actas 53, 50. Ibídem, p. 99-100, acta 54v. 25
Gudrun Lenkersdorf, Génesis histórica… op.cit.,p. 236. 26
Libro viejo de la fundación de Guatemala, op.cit.,p. 106, acta 61. 27
Ibídem, p. 150- 151, acta 81v. 28
Ibídem, p. 152, acta 82v. 24
251
Anabell Romo González
Alvarado, en especial a Moscoso, de estar en contra de las instituciones reales y
por tanto de su proyecto político.
Una vez que el Adelantado, Gobernador y Capitán General Pedro de
Alvarado regresó de España y estuvo en condiciones de dejar México después de
su juicio de residencia apresuró su viaje a Guatemala y así el 11 de abril de 1530
apareció en la sesión del cabildo que a partir de ese momento las presidiría.
Durante la administración del cabildo la distribución de solares y tierras fue
una de las acciones más importantes. Desde el acta de fundación en 1524, en
donde se contaron 101 vecinos en la ciudad,29 los solares estaban ya repartidos sin
embargo como no existía la “fábrica material de la ciudad” es decir, los edificios,
no se pudo concretar el reparto, fue hasta 1528 que el teniente de gobernador
Jorge de Alvarado pudo llevarlas a cabo en ausencia de su hermano Pedro al tener
trazada ya la ciudad en el valle de Almolonga.
Debido a que la tierra americana era jurisdicción de la Corona de Castilla
gracias a la donación del papa Alejandro VI en 1493, los repartos de tierra a los
conquistadores fueron a partir de las mercedes y la regalía.
La entrega de solares se hacía tras un período de estancia y trabajo de 5 años.
La inscripción como vecino implicaba la asignación de un terreno en la traza
urbana denominado solar, y una segunda asignación que estaba en función de su
calidad de servicio en la guerra, ya fuera caballería o peonía y estas tierras si eran
repartidas bajo la figura de la merced. Una caballería medía 600 pasos de frente y
1400 de fondo, mientras que la peonía era la mitad.30 Algunos vecinos pidieron
mercedes de tierras para labrar, desmontar, poner cercas, estancias y granjerías.31
Tras la fundación de los primeros municipios en América luego de la
conquista militar serán éstos los encargados de asignar los solares a los nuevos
ciudadanos y gestionar las mercedes.
Las autoridades de la ciudad decían que muchos habitantes de Santiago eran
solteros así que no tenían el asiento y sosiego en la tierra que habitaban, así que
podían irse a otras partes o vender sus tierras dadas en merced en cualquier
momento, sobre todo porque las vendían a personas que eran vecinas de otras
partes. Por tanto en el cabildo del 24 de septiembre de 1529 acordaron que no se
podía vender ninguna tierra a quienes no fueran vecinos de la ciudad.32
Para noviembre de 1529 Santiago contaba con alrededor de 150 vecinos y
muchos aún fuera de la ciudad.33
29
Ibídem, p. 10, acta 2v. Ibídem, p. 55, acta 32. 31
Ibídem, p. 50-53, actas 30, 31. 32
Ibídem, p. 131-132, actas 72, 73. 33
Ibídem, p. 140, acta 76. 30
252
El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI al XIX.
Las ciudades de Guatemala y Cuzco En cuanto al sustento cotidiano el cabildo de Santiago acordó tasas y
ordenanzas para los artesanos, trabajadores del hierro, de la madera, del cuero, y
funcionarios menores como escribanos, pregoneros, carceleros etc. En las actas de
cabildo se encuentran tasaciones de objetos que marcaron el nivel de vida y el
grado de estabilidad que la población de Santiago iba adquiriendo, por ejemplo, se
tasan muebles de madera, mesas, sillas, bancos, lanceras (armarios), puertas,
cerraduras, cerrojos, llaves, cunas de niños, clavos, pernos, martillos, candiles y
cubiertos. En cuanto a textiles hay variedad y demanda de productos como la ropa
llana y la guarnecida, bonetes (cubrecabezas), sombreros, calzas, capas,
caparazones, jubones, sayos, calzado.
En las tasaciones se incluyeron los sueldos a los oficios de la ciudad,
mayordomo, procurador, alguaciles, pregoneros, sacristán y clérigo, que siempre
iban a cargo de los bienes municipales y comunes, es decir las arcas del cabildo.
En el acta del 29 de julio de 1524 se establecieron 100 castellanos de salario al
pregonero34 y ochenta pesos de oro bueno para el mayordomo.35
En el acta del 27 de julio de 1524 se acordaron los precios que debían cobrar
los herreros por su trabajo.36 En el acta del 6 de mayo de 1525 se acordaron los
precios de la carne de cerdo. 37 En la misma acta el cabildo prohíbe vender y
revender los puercos en otro precio que no sea el que decidieron que son 20 pesos,
también se prohíbe fiarlos.38 Establecieron los precios del huevo en un real de oro
por cada uno, 39 y mandan que el maíz de sustento propio no se venda bajo
ninguna circunstancia.40
Durante las obras de construcción de la ciudad en 1527-1528 el cabildo
acordó que los oficios debían tener precios establecidos para cuidar la economía
de los vecinos gastados en materiales para sus casas, por eso nuevamente
acuerdan los precios de los oficios de herreros, zapateros, sastres, pregonero,41
cerrajeros, carpinteros.42 También hay ordenanzas para los oficios de escribanos,43
y también se deciden los derechos de los alguaciles.44
34
Ibídem, p. 9, acta 2. Ibídem, p. 74, acta 43. 36
Ibídem, p.8-9, acta 1v. 37
Ibídem, p. 14, acta 5v. 38
Ibídem, p. 14, acta 7. 39
Ibídem, p. 19, acta 10. 40
Ibídem, p. 32, acta 25. 41
Ibídem, p.46-48, acta 28v. 42
Ibídem, p. 58-60, 95, actas 34, 34v, 56. 43
Ibídem, p. 81-83, acta 48v. 44
Ibídem, p. 95, acta 55v. 35
253
Anabell Romo González
En la sesión del cabildo del 26 de agosto de 1529 se acordó que debían elegir
a alguien que fuera a la ciudad de México a procurar muchos asunto, entre ellos el
que no se pague más del diezmo a su majestad por el oro sacado de las minas
debido a los muchos gastos materiales y humanos que implica sacar el oro.45 En
ocasiones cuando ya no se tenían indios qué repartir se evaluaba la situación de
algunos españoles y si ameritaba que les quitaran los indios repartidos lo hacían y
se los entregaban a quienes si los merecían.46
Como se ha visto en este apartado la vida de la ciudad de Santiago se hizo
día a día desde su fundación, muchas situaciones adversas, precarias e inciertas les
suceden a los vecinos y habitantes. Desde las situaciones políticas ambiguas
generadas por la gobernación y el poder de Cortés en México aunado a la primera
Audiencia de México que implicaron que llegase un juez de residencia a
administrar la provincia de Guatemala aun que los vecinos estuviesen en contra. A
pesar de esas vicisitudes políticas el cabildo de la villa de Santiago pudo
administrarse y sobrellevar esos complejos tiempos. El cabildo organiza y
administra la ciudad también en los períodos de ausencia de los conquistadores ya
convertidos en vecinos, ya que cuando marchaban a otras empresas de conquista
dejaban muy pocos hombres en la ciudad. Sortearon también el peligro de
abandono de la ciudad cuando se rebelaron los cakchiqueles, y por tal motivo
decidieron que la traza se asentara y así poder construir las casas apropiadas para
los vecinos. La cuestión del asentamiento de la ciudad puede no ser tan llamativo
sin embargo trae consigo consecuencias muy particulares, el hecho de que se
asentaran los edificios y las casas, se gastara en su construcción y los vecinos
tuviesen que aportar lo suficiente para vivir de manera adecuada y cómoda
implicó la seguridad del asentamiento y el inicio de una vida más estable. Incluso
como prueba de esa estabilidad fue la campaña de Jorge de Alvarado hacia el
norte de Guatemala y capitaneada por don Pedro de Portocarrero. A pesar de las
situaciones de ambigüedad en el gobierno de la provincia de Guatemala, los
vecinos de Santiago se unieron y se mantuvieron a favor de lo que consideraron
mejor y propio para la vida de la ciudad, por ejemplo, cuando llegó el juez de
residencia Francisco de Orduña, la mayoría de los vecinos estuvieron en contra de
sus medidas, ya que atentaba contra los repartos y medidas establecidos por los
Alvarado y porque consideraban injusta su actitud.
Por otro lado las tasaciones de precios de productos y servicios fueron
cambiando de acuerdo a las circunstancias en las que se encontraba la ciudad,
haciendo lo posible para cuidar su economía, como cuando bajaron los precios de
45
46
Ibídem, p. 117, acta 65v. Ibídem, p. 118, acta 65v. 254
El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI al XIX.
Las ciudades de Guatemala y Cuzco la carne y el huevo en 1527 cuando se estaban construyendo los edificios de la
ciudad.
La función del cabildo no sólo se limitaba a la organización de los vecinos
sino que también fue una especie de catalizador para que se generaran nuevos
fenómenos sociales como la pertenencia al territorio habitado. El hacer los
juramentos propios de cada cargo, el tiempo que dedicaban a la realización de sus
funciones, e incluso en tiempos posteriores a la conquista y al inicio del proceso
de colonización, es decir, mucho más entrado el siglo XVII, a la pertenencia de
corporaciones como cofradías y gremios.
Similar a la historia de Santiago es el proceso de urbanización y el
establecimiento de los municipios en los territorios españoles del Sur. Perú se
presentaba a los ojos de los conquistadores como la tierra paradisiaca que lo tenía
todo, sin embargo quienes se avecindaron en ella no sabían lo que les depararía el
destino ni la historia. De igual manera que en Santiago, Cuzco, en el virreinato del
Perú o Nueva Castilla se enfrentaría a una serie de vicisitudes políticas y sociales,
pero que terminarían por delinear la vida de una de sus ciudades más importantes.
El espacio habitado y la comunidad en Cuzco en Perú
El 26 de marzo de 1534, tres días después de la fundación de la ciudad de Cuzco,
se formó el cabildo, aunque aún no tenían sitio definido para las reuniones. Estas
primeras sesiones son muy importantes para vislumbrar la situación que
enfrentaban los españoles en aquel momento. Con pocas provisiones y con mucho
temor de que en cualquier momento hubiese un ataque, los conquistadores debían
comenzar a organizar y a administrar a la comunidad mediante las instituciones
que conocían.
Para mantener a la ciudad en pie era preciso utilizar los productos necesarios
pero por seguridad no podían hacer uso de todos, debido a que desde las
capitulaciones de Francisco Pizarro con la corona española en 1532 se había
establecido que las tierras, montes y aguas de los indios quedaran intactas. Lo
único disponible para el sustento de los vecinos de la recién fundada Cuzco fue el
alimento que les proporcionaban los caciques por voluntad propia. Aunado con
los pocos recursos con los que contaba la ciudad, Cuzco también sufrió la marcha
de hombres y del mismo gobernador a otros sitios. Pocos días después de su
fundación Pizarro se marchó a Jauja, ubicado a pocas leguas de la ciudad de
Cuzco, y desde ahí enviaba sus misivas al cabildo cuzqueño. En una carta desde
Jauja el gobernador ratificó a los miembros del cabildo y les solicitó que dejaran
los depósitos de los indios así como sus montes y maderas, así el cabildo de
255
Anabell Romo González
Cuzco acordó que no se cortara leña en el territorio media legua alrededor de la
ciudad so pena de 100 pesos.47
Desde los primeros meses que inicia la avanzada hacia la mar del sur, e
incluso antes de que se encontraran con el Imperio Incaico, los malos entendidos,
envidias y pleitos entre los capitanes españoles estaban a la orden del día. Después
de la fundación española de la ciudad de Cuzco los conflictos entre los tenientes
de gobernador y segundos al mando de Francisco Pizarro fueron muy comunes,
incluso llegaron a las sesiones del cabildo, ya que cada uno de los pretendientes al
puesto de teniente de gobernador llevaba su propia provisión y la leía ante el
cabildo. En agosto de 1534 Gonzalo Pizarro, Hernando de Soto, Juan Pizarro y
Beltrán de Castro se pelearon por ser los segundos al mando de Francisco
Pizarro.48
Los meses pasaban y no se tenía noticias de la llegada del gobernador. Eso
tenía preocupados a los miembros del cabildo y a la ciudad debido a que pronto
tendrían que hacerse nuevas elecciones y aún no se había repartido la tierra entre
los hombres y tampoco se había comenzado a edificar la ciudad. 49 El 25 de
septiembre de 1534 el cabildo acordó que debían repartirse los solares para que
cuando llegara el gobernador la encontrara cedida y lista para su edificación, sin
embargo hasta el 29 de octubre comenzaron a repartirse los solares entre los
vecinos. Se señalaron solares de diversos tamaños a 90 vecinos registrados en el
libro del escribano Diego de Narváez, y también en esa sesión se repartieron
solares para la Iglesia y el Cabildo.50
Cuando la ciudad de Cuzco se fundó y se firmó el acta respectiva se trazó la
ciudad, sin embargo fue hasta principios de noviembre de 1534 que nuevamente
se habló de la traza y los linderos, además debe recordarse que debido a que la
ciudad española se asentó en la traza de la capital inca, únicamente se abrieron
algunas calles y acequias para el saneamiento de la ciudad y derrumbaron pocos
edificios previos, dejando rastros de la ciudad inca.
El acta de cabildo del 5 de julio de 1534 es de las más importantes para
estudiar la historia del Ayuntamiento en el Cuzco y para observar como fueron las
relaciones entre la comunidad y el espacio habitado. En esta acta de cabildo Juan
de Quincoces, vecino y regidor de Jauja trae al Ayuntamiento de Cuzco una
provisión firmada por Pizarro, en donde le concede permiso para extraer oro de la
ciudad de Cuzco, al ver esa situación, el cabildo de la ciudad se niega
47
Raúl Rivera Serna, Rivera Serna, Raúl, Libro Primero de Cabildos de la Ciudad del Cuzco, Lima,
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1965, p. 25. 48
Ibídem, p. 30. 49
Idídem, p. 31. 50
Idídem, p. 32-36. 256
El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI al XIX.
Las ciudades de Guatemala y Cuzco rotundamente a que un vecino de una ciudad distinta extraiga las reservas de oro
que para ellos son fundamentales en los primeros años de fundación de la ciudad.
El cabildo le dice a Quincoces que no podrá llevarse el oro que encuentre y que
debe dejarlas a un vecino mientras el Cabildo se comunica con su majestad y la
corona decida si se lo podía llevar o no. Este es un ejemplo del cuidado que tenía
el cabildo de la Ciudad por su espacio propio. No solo implicaba un sitio que
explotar sino también era un sitio que habitar. Este es un ejemplo de cómo la
situación de las ciudades recién fundadas fue un cuidado de los vecinos y
habitantes y no del propio gobernador, en ese momento residente en Jauja. A
pesar de que las elecciones de los regidores y alcaldes debían ser ratificadas por el
gobernador quienes realmente tomaban el control de la ciudad y decidían por ella
era el cabildo y los vecinos de la ciudad, ellos fueron quienes juraron por el bien
de la comunidad.51
Desde el inicio del reinado de Felipe II de España en 1556 la administración
de los territorios en América cambió de manera decisiva. Felipe tuvo un mayor
control sobre la administración política y judicial de sus reinos debido a que no se
ausentaba como lo hacía su padre. La correspondencia entre España y América era
más fluida y se contestaba a la brevedad posible (aproximadamente cada misiva
tardaba no menos de un año, mientras que en la administración de Carlos I y de
doña Juana las cartas tardaban entre 3 y 5 años). Después de las Leyes Nuevas,
firmadas por Carlos V en las vísperas de su salida de España en 1542 en donde se
establecía la creación de las Audiencias de los Confines y de Lima, las reformas a
la encomienda y en general la disminución de los poderes adquiridos por los
gobernadores, capitanes y encomenderos, se pasa a una etapa un tanto más estable
para la administración de las Indias Occidentales. Sin embargo, no todos los
territorios americanos gozarían de esa estabilidad después de 1542. Perú sufrió
terribles guerras civiles entre conquistadores desde 1537 hasta 1556. Primero una
etapa de lucha entre los llamados almagristas, herederos de Diego de Almagro
contra los pizarristas a la cabeza los hermanos Gonzalo, Juan y Hernando Pizarro.
Y posteriormente una etapa de lucha entre los encomenderos contra las
pretensiones de la Corona Española de imponer las Leyes Nuevas que entre otros
propósitos se encontraban la eliminación de la herencia de las encomiendas y el
trabajo personal de los indios. En este ambiente de hostilidades el rey designó al
primer virrey del Perú en 1543, Blasco Núñez Vela, quien terminó asesinado en
manos de los ejércitos de Gonzalo Pizarro en 1546.52
Entre presidentes de la Audiencia, visitadores y virreyes encargados del
gobierno de Perú pasaron 25 años antes de una estabilidad en los territorios del sur.
51
52
Ibídem, p. 20-21. John Hemming, La conquista de los incas, México, Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 316. 257
Anabell Romo González
Fue hasta el virreinato de Andrés Hurtado de Mendoza, segundo Marqués de
Cañete en 1556, que la autoridad del rey en manos de su virrey fue respetada.
Pero fue hasta el virreinato de Francisco Álvarez de Toledo desde 1569 hasta
1581 que Perú pudo estabilizar su situación política, administrativa, económica,
social y cultural. Incluso mucha documentación de la época del gobernador
Pizarro se mandó transcribir nuevamente, como es el caso de las actas de cabildo
de 1534 a 1535, misma que fue reeditada en 1965 y ha sido fuente para la presente
investigación. Después en 1958 se publicó otro fragmento del libro de cabildos de
1545 a 1549, en la Revista del Archivo Histórico del Cuzco en los números 9 y 10
sin embargo a pesar de estar catalogado en el fichero de la biblioteca del Museo
de Antropología de Lima no se encontró físicamente. Y hasta 1982 se hizo otra
edición de otro fragmento del libro de cabildos, esta vez, del período de 1559 a
1560, el cual también ha sido fuente de este estudio.
Durante los años de conflictos entre conquistadores y encomenderos contra
las resoluciones de la Corona se produjo un ambiente ambiguo en la gobernación
del Perú, aunado a ello los intentos de la Corona por aplicar las Leyes Nuevas que
perjudicarían a los encomenderos dejarían al borde de una fuerte crisis política a
todo el territorio peruano. Por tal motivo la vida cotidiana en la ciudad de Cuzco
fue avanzando tanto como le permitía esta situación de ambigüedad, incluso se
cree que durante algunos meses el cabildo no se reunió. Así mucha
documentación que debió haberse realizado cotidianamente no se realizó, un
ejemplo de ello son las actas del cabildo de la ciudad que tienen lagunas
importantes en el período de 1535 a 1559. Esta falta de constancia en los
documentos oficiales puede ser explicada de diversas maneras, por ejemplo, por la
guerra civil antes mencionada y por situaciones políticas posteriores. Se ha
aseverado que debido a la guerra del pacífico entre Perú y Bolivia contra Chile
entre los años de 1879 y 1883, una parte de los archivos se quedaron en la zona
chilena y por lo tanto Perú los perdió. Otros han aseverado que en las invasiones
chilenas muchos archivos se vieron profundamente afectados por incendios y
saqueos. Así que mucha de la información de los archivos perteneciente a la época
colonial ha desaparecido. Así que no es una locura pensar que en 29 años el
cabildo se reunió pocas veces o casi no y las actas que constatan sus sesiones
pudieron haber desaparecido. Otra teoría es que sólo hayan publicado en ediciones
facsímiles los años de 1534-1535, 1545-1549, 1559-1560. Lo cual es una
situación lamentable ya que justo son los años que podrían ser clave para entender
el desarrollo político, social y cultural de la naciente ciudad de Cuzco. En estos
años se podría encontrar información acerca de la recepción de las Leyes Nuevas
emitidas en 1542, la ordenanza para establecer los cabildos indígenas en 1549
entre muchos otros procesos.
258
El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI al XIX.
Las ciudades de Guatemala y Cuzco En las actas de cabildo del período de 1559 a 1560 se puede encontrar
información diversa, entre ella datos referentes a cuestiones de orden cotidiano y
común por ejemplo, el cultivo y extracción de la hoja de coca así como su
distribución y venta; el suministro de la mano de obra para los diversos trabajos
de la ciudad, tanto para construcción como para reparación de caminos; la
supervivencia prehispánica de sistemas de administración como lo son los
procuradores de las cuatro provincias o suyos. También se pueden encontrar datos
acerca de la situación vivida en las encomiendas que regresaban a manos de la
corona. Se encuentran también datos acerca de la responsabilidad de los
encomenderos de sustentar doctrineros que convirtiesen al cristianismo a los
indios, así como datos acerca de la perpetuidad de las encomiendas, y de las
actividades y privilegios de las autoridades, entre otros.
En cuanto a la administración y los cargos públicos se puede observar que en
el año de 1559 la estructura del cabildo de la ciudad de Cuzco cambia, en lugar de
seguir siendo 2 alcaldes ordinarios, fueron 4, junto con los 8 regidores, además de
ser acompañados por un procurador y un corregidor (establecido en 1548).
Alcaldes y regidores se escogían por votación de los regidores y alcaldes
anteriores y ya no era necesaria la ratificación del cargo o la elección directa del
gobernador o del virrey. Recuérdese que a partir de las leyes Nuevas de 1542 la
Corona española quiso evitar el poderío que los encomenderos estaban
adquiriendo evitando que se heredaran las encomiendas o restringiéndolas a una
vida. También gracias a esas leyes se limitó el poder de los gobernadores y
capitanes generales que como Cortés, Alvarado o Pizarro llegaron a tener tanta
injerencia en las ciudades de su residencia que incluso los cargos de elección eran
ratificados o directamente elegidos por ellos. El corregidor era nombrado por la
corona española mediante una Provisión Real, quienes tenían como tarea cuidar
de las poblaciones indígenas.
Uno de los acuerdos más importantes del cabildo de febrero de 1559 es el de
hacer censos de la población, con el fin de conocer el número de vecinos y sus
actividades.53
Junto con el gobierno y la administración de la ciudad española en las manos
del corregidor y el ayuntamiento, se encontraban los alcaldes de las parroquias
indígenas. En cada barrio indígena que circundaba la ciudad se establecía un
alcalde, que junto con la administración parroquial organizaban y administraban a
la población indígena, a estos alcaldes los nombraba el corregidor o el virrey y los
ratificaba el ayuntamiento de la ciudad54 los barrios eran: Santiago, Santa Ana,
53
El libro del Cabildo de la Ciudad del Cuzco, edición de Laura González Pujana, Introducción de
Guillermo Lohmann Villena, Lima, Instituto Riva-Agüero, 1982, p. 15, acta 10. 54
Ibídem, p. 96, acta 70. 259
Anabell Romo González
Nuestra Señora de Belén y San Cristóbal. Las atribuciones de los alcaldes de
indios giraban en torno a los pleitos y mudanzas de los indios y lo que le fuere
encargado por el corregidor.55 Se escogía a caciques principales para ocupar los
cargos de alcaldes de indios.56 La administración de la ciudad de Cuzco también
implicaba la de los sectores sociales que convergían en la ciudad de españoles, es
así que también se nombraba alguaciles para los negros y negras, que
generalmente eran negros horros, es decir liberados.57 Lo que hace pensar en una
sociedad más compleja y que incluía a diversos actores sociales en la convivencia
cotidiana.
A finales de la primera mitad del siglo XVI surgen muchos cambios para los
territorios del Perú. En 1559 por mandato del rey Felipe II se crea la Audiencia de
Charcas, como parte del virreinato del Perú, y su presidente Pedro Ramírez de
Quiñones fue nombrado también corregidor de Cuzco. Y en 1561 Diego López de
Zúñiga y Velasco, Conde de Nieva, tomó posesión del virreinato.
En abril de 1559 el cabildo también acordó que ninguna persona podía curar
con yerbas u otros remedios ni hacer cirugías sin los debidos títulos y facultades58
lo que hace suponer que esas prácticas eran comunes entre la población. El
cabildo también consideró que la población mestiza por ser parte india y española,
no tenía gran arraigo en ninguno de los dos grupos, por tal motivo a lo largo de los
años se tomaron medidas para evitar el agravio de los mestizos hacia los indios,
en el acta de cabildo del 10 de abril de 1559 se establece que ningún mestizo ni
mulato pueda ir a los Andes sin licencia del corregidor, especialmente en la época
de recolección de coca.59
Para recibir a un nuevo vecino éste debía pagar las cuotas correspondientes,
que tenían que ver con las fiestas de la ciudad y con la ornamentación de esta. En
el momento que se autorizaba vecindad se le repartían los solares que le
correspondían.60
Durante muchos años existieron conflictos entre los miembros del
ayuntamiento o cabildo debido a que algunos de sus miembros constantemente se
encontraban ausentes, y por lo tanto dejaban su puesto sin nadie que lo atendiera o
en su defecto dejaban a alguien en su lugar. Después de la segunda mitad del siglo
XVI los requisitos para ser miembro del cabildo se tornaron más rigurosos, en el
55
Ibídem, p. 102, acta 74. Ibídem, p. 138, acta 113. 57
Ibídem, p. 160, acta 138. 58
Ibídem, p. 25, acta 15. 59
Ibídem, p. 26, acta 16. 60
Ibídem, p. 55, acta 40. (acta sin fecha) 56
260
El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI al XIX.
Las ciudades de Guatemala y Cuzco cabildo de junio de 1560 se acordó que quienes ejercieran los cargos en el cabildo
debían residir en la ciudad por el tiempo que durara su puesto.61
Entre las muchas resoluciones y acuerdos a los que llegó el cabildo de junio
se encuentra que ninguna tierra podía ser labrada sin la autorización pertinente del
cabildo.62 Esta situación muestra un control de todas las actividades de la sociedad
por parte del cabildo, si bien es un control excesivo no hay que dejar de lado que
en algunos casos fue necesario ya que este control ayudaba a organizar de manera
más eficiente la vida de la comunidad o república como ellos se llaman a sí
mismos.63
En cuanto al cuidado de los indígenas el cabildo de Cuzco de 1559 y 1560 se
caracterizó por tener una actitud a favor de los indios, ya que muchos de sus
acuerdos estaban destinados a proteger de las injusticias de muchos españoles a
los indios. En algunos acuerdos se prohibió terminantemente el alquiler de indios
para realizar los trabajos más duros y penosos.64 El cabildo también cuidó que los
pagos a los clérigos por concepto de doctrina no fueran excesivos para los indios.
Para proteger la recolección de la coca hecha exclusivamente por indios se
prohíbe que los mestizos, mulatos y otras castas interfieran en la extracción, ya
que se habían presentado casos de abusos contra los indios.
El cabildo de enero de 1559 designó los pagos correspondientes a los indios
que ayudaban a la construcción de algunos edificios de la ciudad, así como
también designaba un vecino de la ciudad que se hiciera cargo de vigilar el trabajo
de los indos.65 Para procurar el cuidado y la salud de los indios que trabajaban en
las obras públicas y en las minas y otros sitios en la sesión de julio de 1560 se
pidieron médicos facultados que visitaran a los indios con frecuencia, así como a
las boticas para supervisar que tuvieran lo necesario.66
Los acuerdos del cabildo de enero de 1559 en cuanto al sustento cotidiano
giraron en torno a muchos temas. Se acordó que los molinos instalados en la
ciudad fueran para toda la población, sin distinción de condición, siendo español o
indio podían entrar libremente respetando los turnos de llegada. 67 El cabildo
también regulaba la entrada y salida de mercancías, las procedentes de Castilla,
como del propio Perú. En febrero se acordó que al inicio de cada año fueran
pregonados los precios de las carnes a fin de que la gente conociera los precios
61
Ibídem, p. 124, acta 97. Ibídem, p. 125, acta 98. 63
Ibídem, p. 127, acta 100. 64
Ibídem, p. 5. 65
Ibídem, p. 11, acta 4. 66
Ibídem, p. 140, acta 116. 67
Ibídem, p. 12, acta 4. 62
261
Anabell Romo González
mínimos y máximos y para que se remataran las del año pasado.68 En muchos de
los ayuntamientos de América existía la figura del fiel ejecutor quien se encargaba
de vigilar el uso de las pesas y medidas en los establecimientos de productos
básicos, controlado por el ayuntamiento. Bajaban los precios de los productos
cotidianos como la carne, los granos, entre otros, tal como sucedió en el cabildo
de septiembre de1559 que bajaron el precio del arrelde de carne de vaca a nueve
granos y la de ternera a tomín y medio.69 Cuando un producto escaseaba y por
ende se encarecía el cabildo sacaba las reservas de la ciudad o de los tambos y
ponía accesibles los precios para la comunidad.70 Los tambos eran almacenes que
se encontraban a lo largo del camino inca, desde el sur (Condesuyo) actual
República de Chile, hasta los territorios de la actual ciudad de Quito. Estos
tambos permitían a los viajeros abastecerse de los recursos necesarios para
continuar su camino. El chasqui inca, el sistema de correo prehispánico, con
frecuencia utilizaba estos almacenes. Estos tambos eran custodiados por curacas o
personas aptas para el puesto que el propio inca nombraba, y se encargaban de
verificar que se atendía a los caminantes y viajeros y también estaba al tanto del
abastecimiento de los tambos. En la época de la conquista española estos tambos
continuaron en uso ya que era fundamental el abastecimiento para las caravanas
comerciales o expedicionarias que avanzaban por los caminos incas, o para el
sustento de las ciudades. El cabildo estableció que los comerciantes fuereños no
podían entrar a vender sus productos a la ciudad sin previa autorización del
cabildo, y para evitar la reventa a precios excesivos, acordaron que la reventa de
los productos se hiciera después de 12 días de venta.71
Como se ha visto la ciudad de Cuzco también encontró muchas dificultades
antes de que pudiese hablarse de un período de estabilidad. Los primeros años de
vida de la ciudad estuvieron marcados por la precariedad y las guerras entre los
capitanes españoles. En esta etapa era más importante el saqueo del oro y de
riquezas en lugar del repartimiento de solares. Fue hasta el momento en que el
cabildo de Cuzco se vio solo por la ausencia del gobernador Francisco Pizarro que
inició las actividades de administración de la hueste (en ese momento siendo ya
vecinos por el acta de fundación) todavía asentada en el campamento militar. Es
observable que la actitud que toma el cabildo de 1534 con respecto a la
organización y administración de la recién fundada ciudad de Cuzco será el parte
aguas para que inicie un período de estabilidad. Sin embargo en los siguientes 25
años, la situación política era tan grave y tan peligrosa para los bandos de
68
Ibídem, p. 13-14, actas 7 y 8. Ibídem, p. 61, acta 44. 70
Ibídem, p. 75, acta 58. 71
Ibídem, p. 126, acta 99. 69
262
El espacio habitado y la comunidad, anhelos de ciudadanía siglos XVI al XIX.
Las ciudades de Guatemala y Cuzco conquistadores que esa anhelada estabilidad no se pudo dar. Cuando se creó el
virreinato del Perú en 1544 siendo el primer virrey Blasco Núñez Vela la
situación conflictiva en la política no cesó, fue hasta el período de Francisco
Álvarez de Toledo en 1569 que el virreinato entró en la etapa de consolidación del
régimen colonial y además Cuzco pudo gozar de un período de estabilidad. Y en
las actas de cabildo de 1559 y 1560, esta estabilidad comienza a vislumbrarse. Los
temas que se discuten en las sesiones del cabildo ya no giran en el reparto de
solares sino ahora en el ornato y aderezo de la ciudad. La vida en la ciudad de
Cuzco que a principios de 1534 había sido precaria, se desarrolló de tal manera
que pudo ofrecer una estancia mejor a los vecinos. El cabildo se hizo cargo de la
administración económica y política y también colaboró en el proceso histórico
que desarrolló nuevos fenómenos sociales como la tan defendida pertenencia
cusqueña.
La ciudadanía, que para el siglo XIX implicaría la preocupación por las cosas
del gobierno y la participación de los ciudadanos se gestó durante el siglo XVI,
reflejado en la administración de la economía y en la participación de los vecinos
de las villas en los asuntos de la vida cotidiana a través de instituciones como el
municipio.
Fuentes
Altamira y Crevea, Rafael, “Plan y documentación de la Historia de las
municipalidades en las Indias españolas (siglos XVI-XVIII)”, en Rafael Altamira
y Crevea, Manuel Carreta Stampa y Francisco Domínguez y Compañy,
Contribuciones a la historia municipal de América, México, Instituto
Panamericano de Geografía e Historia, 1951.
Domínguez y Compañy, Francisco, Rafael Altamira y Crevea, Manuel Caneta
Stampa (coord.), Contribuciones a la historia municipal de América, México,
Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1951.
El libro del Cabildo de la Ciudad del Cuzco, edición de Laura González Pujana,
Introducción de Guillermo Lohmann Villena, Lima, Instituto Riva-Agüero, 1982.
Fernández Christlieb, Federico y Ángel Julián García Zambrano (coord.)
Territorialidad y paisaje en el Altépetl del siglo XVI, México, Fondo de Cultura
Económica-Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México,
2006.
Hemming, John, La conquista de los incas, México, Fondo de Cultura Económica,
2000.
Kagan, L. Richard, Imágenes Urbanas del mundo Hispánico 1493-1780, Madrid,
El Viso, 1999.
263
Anabell Romo González
Lenkersdorf, Gudrun, Repúblicas de indios. Pueblos mayas en Chiapas, siglo XVI,
México, Plaza y Valdés, 2010.
———, Génesis histórica de Chiapas 1522-1532. El conflicto entre Portocarrero
y Mazariegos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2001.
———, Libro viejo de la fundación de Guatemala, Edición crítica de Carmelo
Sáenz de Santa María, Guatemala, Academia de Geografía e Historia de
Guatemala-Comisión Interuniversitaria Guatemalteca de Conmemoración del
Quinto Centenario del Descubrimiento de América, 1991.
———, Normas y Leyes de la Ciudad Hispanoamericana 1492-1600, estudio
preliminar y edición de Francisco de Solano, Madrid, Centro Universitario de
Investigaciones Bibliotecológicas-Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, 1996.
———, Normas y Leyes de la Ciudad Hispanoamericana 1601-1821, estudio
preliminar y edición de Francisco de Solano, Madrid, Centro Universitario de
Investigaciones Bibliotecológicas-Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, 1996.
Ramírez Ruiz Marcelo, Federico Fernández Christlieb, “La policía de los indios y
la urbanización del Altepetl”, en Federico Fernández Christlieb y Ángel Julián
García Zambrano, Territorialidad y paisaje en el Altepetl del siglo XVI. México,
FCE, 2006.
Rivera Serna, Raúl, Libro Primero de Cabildos de la Ciudad del Cuzco, Lima,
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1965.
Sevilla, San Isidoro de, Etimologías, Madrid, Católica, 1982.
264
LA IMAGEN HISTÓRICA DE LA NACIÓN
MEXICANA EN LA CURRÍCULA 2011 DE
EDUCACIÓN BÁSICA
Jenaro Reynoso Jaime
Universidad Autónoma del Estado de México
Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Toluca, México
I. Presentación
Este escrito se elaboró con el propósito de reconocer la imagen histórica de la
nación mexicana que proyectan los documentos oficiales de la educación básica
2011. Para lograrlo se planteó la siguiente pregunta: ¿Cuáles características tiene
la historia de la nación mexicana que promueve la currícula de educación básica
2011 en el contexto del Estado neoliberal y la globalización? ¿Qué tipo de
nacionalismo buscan estimular los contenidos de historia de México, según los
documentos de la reforma de educación básica 2011?
Con la pregunta como base se procedió a la revisión de textos sobre o
relacionados con el tema para elaborar esquemas a partir de los cuales se
construyó el discurso que consiste en una interpretación de los distintos proyectos
de construcción y difusión de la imagen histórica de la nación que, según los
gobernantes, era necesaria en las circunstancias que estaban viviendo. El texto
parte de un acercamiento a la idea de historia nacional para luego tratar de
reconocer su composición en la política educativa del Estado liberal del siglo XIX,
con las características que adoptó durante el régimen político del siglo XX y las
modificaciones que ha sufrido durante la implementación del Estado neoliberal, y
por los efectos de la globalización, en lo que va del siglo XXI.
II. La nación y la historia nacional
Con base en la experiencia de la historia europea, Gilberto Giménez señala que la
época moderna se caracterizó, entre otras cosas, por una tendencia global a la
industrialización y a la conformación paulatina de los Estados nacionales, en un
proceso integral que requirió las ideas de identidad y de cultura nacionales como
Jenaro Reynoso Jaime elementos cohesionadores de una formación temporal, conocida como país o
nación, donde los que se integraron pudieron darle sentido de realización a sus
acciones y pensamiento. Esa forma de organización territorial y política, diferente
a la anterior, necesitó de la homologación artificial de las diferencias sociales, por
tanto, para el autor citado “la nación es una comunidad imaginaria construida
simbólicamente según el modelo de la familia (identidad genética), la etnia
(identidad étnica) y de la comunidad religiosa y particularizada por ´mitos de
masa´ nacionales y específicos”.1
Como hecho histórico la nación tiene un componente artificial que hace
sentir a todos hermanos dispuestos a defender a la madre patria y de su patrimonio
de manera análoga al funcionamiento y los deberes de los integrantes de una
familia; a este elemento sentimental se superpone otro de carácter étnico
representado en la existencia de ancestros y tradiciones comunes para estimular el
sentimiento de pertenencia al grupo, aunque esto suponga el desconocimiento,
negación y subordinación de otras etnias también presentes en el territorio a
unificar; finalmente la comunidad nacional se autoimpone ritos y ceremonias, que
se vuelven reglas de obediencia y una especie de culto a los héroes, a partir de
creencias totalizadoras sobre las diferencias al interior de la nación. Durante el
proceso de construcción de la nación, sus dirigentes elaboran mitos idiosincráticos
para definir una particularidad de aquélla; así nace la nacionalidad mexicana,
francesa, china, etcétera.
En la composición del elemento específico de la identidad de la nación o
“símbolo de masa”, como lo llama Elías Canetti, 2 se utilizan recursos de la
naturaleza; pero, es más constante recurrir a hechos de la vida pasada de algunos
habitantes del territorio; es decir, a la historia. En el caso de la conformación de la
nación mexicana y del símbolo de masa histórico que la acompañó, la referencia a
los hechos pasados comenzó antes de que se diera el movimiento y consumación
de la independencia a principios del siglo XIX.
Enrique Florescano dice en su libro Historia de las historias de la nación
mexicana que entre los españoles criollos ilustrados había ya un sentimiento
nacional como mecanismo de protesta ante la negativa inamovible de otorgarles
derechos similares a los que gozaban los españoles peninsulares y que, para
fundamentar el otorgamiento de privilegios, buscaban proyectar una imagen de la
Nueva España en la que incluían el aporte de los pueblos indígenas y la
apropiación del espacio geográfico americano en el que los españoles habían
nacido y les había permitido desarrollar sus capacidades productivas y extender la
1
2
Gilberto Giménez, “Identidad nacional y nacionalismos”, p. 2. Ibidem, p. 5. 266
La imagen histórica de la nación mexicana en la currícula 2011 de educación básica
cultura cristiana sobre los pobladores autóctonos.3 El manifiesto de la conciencia
criolla de la nación fue el libro del jesuita Francisco Javier Clavijero Historia
antigua de México, porque puso en el centro de la reflexión la existencia de
culturas distintas a la europea y combatió los prejuicios que denigraban a las
primeras.4
La recuperación selectiva y referencia constante a los hechos pasados de los
habitantes de un espacio geográfico con la intención de crear y mantener un
sentido de pertenencia al conjunto humano y espacio físico, como se ha señalado,
es un elemento más de la conformación del Estado nación como forma de
organización que acompañó el desarrollo del capitalismo. En esa perspectiva la
historia nacional fue un recurso cultural que custodió a la articulación económica
y paulatina de las distintas regiones en torno a un proyecto de producción,
distribución y consumo de mercancías mediante la conformación de un modo de
organización política que lo regulara. Los rasgos de ese proyecto cultural, en el
caso de México, fueron apareciendo desde el siglo XVIII, entonces se comenzó a
reivindicar una serie de hechos pasados que, con el transcurrir del tiempo,
llegaron a conformar un retrato histórico contribuyente en la creación de la
comunidad imaginada nación mexicana.
Para Soledad Loaeza; sin embargo, la historia nacional está conformada por
varias versiones, una de las cuales es la que historiadores y periodistas críticos del
siglo XX llamaron la historia oficial; esto es, la versión estatal del régimen
posrevolucionario, apoyada en propaganda política más que en la investigación y
la reflexión historiográfica, con la que se apropiaron de “personajes, causas,
acciones y decisiones que forman el legado común de todos los mexicanos”.5
Florescano coincide con la idea de que la historia nacional se aprende en la
escuela; pero, al difundirse como narración escrita por los vencedores desde una
situación de triunfo político, la versión niega la presencia de los perdedores, lo
cual tiene consecuencias negativas, por ejemplo, en que se opone a cumplir la
función científica de autoconocimiento humano que Collingwood le adjudica,
puesto que, “para alcanzar una historia plural y más representativa de la
diversidad social que constituye las naciones”,6 debería incluir las interpretaciones
del pasado de otros grupos no hegemónicos.
Vista desde las consecuencias, y al no incorporar hechos de la vida de los
diversos integrantes de la comunidad, la historia nacional se construye sólo sobre
3
Enrique Florescano, Historia de las historias de la nación mexicana, p. 270. Ibidem, pp. 276-277. 5
Soledad Loaeza, “La disputa por la historia”, p.1. 6
Juan Carlos G. Partida, “Detrás de la historia de los vencedores permanecen latentes las versiones
de los marginados: Florescano”, p. 5. 4
267
Jenaro Reynoso Jaime la vida y acción de algunos personajes que se vuelven ejemplos a emular por las
generaciones que se alimentan de ese conocimiento en la educación formal; así los
héroes nacionales se convierten en la parte representativa del todo heterogéneo.
Ese es el mecanismo mediante el cual la historia nacional transmuta en
elemento cohesionador de la nación; pero, al hacerlo se convierte en referente
constante de la lucha política en la que los distintos proyectos e intereses que se
enfrentan periódicamente aducen razones para mirar la historia de otra manera;
por ejemplo, en la coyuntura de las celebraciones del bicentenario de la
independencia y con una aparente postura crítica a la historia oficial, el
expresidente de México, de filiación política derechista, sostuvo que “la historia
nacional ha sido afortunadamente, de mujeres y de hombres, no de santos ni de
demonios, sino simple y sencillamente una historia de mexicanas y mexicanos con
virtudes, con defectos, con grandes aciertos y con grandes errores”.7 Con base en
ese argumento llamó a reflexionar sobre la historia, “porque sólo así
comprenderemos mejor lo mucho que nos une, las diferencias que aún nos
separan y los desafíos que debemos superar para forjar un México más justo y
más igualitario”.8
La crítica velada a una historia oficial de buenos y malos, a través de un sutil
reconocimiento a la variedad de la condición humana, para convocar a una
igualdad futura, fue la base para una polémica que ha tratado de nutrir Pedro
Sanginés en su columna periodística Falsificadores de la historia, del periódico
mexicano La jornada, en cuya justificación inaugural señaló que, con el triunfo
político del derechista Partido de Acción Nacional en México, en el año 2000,
comenzó una denostación de la historia oficial sostenida por el partido gobernante
anterior y una fiebre de desmitificación de la historia escrita en los libros de
texto.9
Los cambios en la vida política y en la estructura y función del Estado, como
se puede desprender del párrafo anterior, también provocan polémicas y disputas
entre los actores políticos sobre la composición y la función de la historia nacional;
sin embargo, como elemento del Estado, la educación histórica, de la que forma
parte la historia nacional, sufre modificaciones en los fines, en los contenidos de
que se compone y en el enfoque de su enseñanza en la escuela. Al respecto se
puede plantear que en los dos últimos siglos en México se han implementado tres
modelos de educación histórica, en consonancia con las reformas del Estado
nacional, en los que se construyó y transformó la imagen de la historia nacional.
7
Alonso Urrutia, “La historia de México no fue hecha ni por santos ni por demonios”, p. 15. Idem. 9
Pedro Salmerón Sanginés, “Falsificadores de la historia”. 8
268
La imagen histórica de la nación mexicana en la currícula 2011 de educación básica
El primer modelo de educación histórica y de configuración de la historia
nacional fue el que se construyó custodiando al Estado liberal que tuvo su
momento culminante en el periodo 1876-1911 de la historia de México, llamado
el porfiriato debido a la presidencia de Porfirio Díaz durante más de tres décadas.
Este modelo se caracterizó por un prolongado proceso de enfrentamiento entre la
tendencia liberal y los defensores del antiguo régimen, en el que se configuraron,
por parte de los primeros, la época prehispánica como antecedente originario de la
nación independiente que se deseaba construir, mientras los conservadores
negaban la historicidad anterior a la llegada de los europeos y reivindicaban los
trescientos años de colonia como origen de la patria católica que imaginaban. El
enfrentamiento político por imponer un modelo de nación tuvo entre sus armas la
selección de hechos y personajes que se convirtieron en períodos o épocas; la
disputa sólo se matizó después del triunfo liberal y con las políticas
implementadas por los gobiernos de Benito Juárez y Porfirio Díaz, cuyos
ministros de educación promovieron la escritura y difusión en la que se incluían
actores de la historia propuestos por los dos bandos en pugna, con lo que se creó
una versión conciliatoria de la historia nacional difundida ampliamente en las
escuelas a través de los libros oficiales.10
La revolución mexicana iniciada en 1910 dislocó el sistema político
porfirista y con ello generó las condiciones para una rediscusión sobre el pasado
que debería rescatarse como verdad común que unificara lo diverso; afloraron
entonces, por un lado, la visión nacionalista de derecha que insistía en que los
orígenes nacionales se encontraban en la conquista española y los hechos de la
colonia y, por otro lado, la versión de izquierda que trasladó su preferencia
histórica por los hechos colectivos pasados y definió a sus héroes como
representantes del proletariado. Sin embargo, ambas tendencias fueron sometidas
políticamente y con ello se pudo construir el modelo posrevolucionario, en el cual,
como en el porfiriato, se articularon los hechos prehispánicos, coloniales, de la
independencia, la reforma y la revolución y se reconciliaron como representantes
de la diversidad de grupos sociales a los héroes, sin importar que durante su
existencia hubieran sostenido posiciones irreconciliables; la historia nacional
oficial del régimen posrevolucionario de partido hegemónico estuvo vigente entre
1940 y 1973.11
Entre 1973 y 1993 la historia nacional se desconfiguró al suplirla en la
educación formal básica por una asignatura llamada Ciencias Sociales,12 integrada
10
Alejandro García, El cuerpo de la patria, pp.95-96. Macario Schettino, Cien años de confusión. México en el siglo XX, pp. 26.28. 12
Secretaría de Educación Pública, Educación Básica. Primaria. Plan y programas de estudio, p.
89. 11
269
Jenaro Reynoso Jaime curricularmente por contenidos disciplinarios aportados por la antropología,
geografía, sociología y ciencia política para presentar una especie de radiografía
del presente de esos años, cuando protagonizaban luchas sociales y de los pueblos
para librarse de neocoloniasmo europeo y norteamericano; se ha señalado que
cambiar a los héroes del pasado por los luchadores del presente fue parte de la
estrategia populista del gobierno encabezado por el entonces presidente de la
república para congraciarse con una sociedad resentida por el desenlace del
movimiento estudiantil de 1968.
III. La recuperación de la historia nacionalista en la reforma educativa de
1993
Para 1993 se estaba llevando a cabo una transformación del Estado mexicano
como resultado de la presión de los organismos internacionales controlados por el
capitalismo mundial. El discurso de la necesaria inmersión de México en la
globalización, como única vía de desarrollo moderno, promovió el neoliberalismo
y con él se hizo necesaria una reforma educativa que obligó al rescate de la
historia nacional como contenido curricular de educación básica. El ingreso a la
globalización económica y la globalización cultural que le acompaña, reforzada
con el desarrollo en tecnología de las comunicaciones, como internet, provocaron
que se pensara de nuevo en la historia nacional como mecanismo para mantener la
identidad y resistir ante la presencia fuerte de otras culturas. Entre la justificación
de la reforma educativa de ese año se dijo que la cultura histórica de quienes
egresaban de educación básica era deficiente y escasa. En el plan y programas de
estudio de educación básica de 1993 se estipuló que se reintegraba la historia
como disciplina específica debido a que tenía un valor formativo de la identidad
nacional.13
La historia nacional fue recuperada como objeto de estudio en todos los
grados de educación primaria. En primero y segundo grado, al tiempo que se
buscaban formar nociones cronológicas mediante la recuperación de la historia
personal, familiar, de la escuela, la localidad, también se estudiaban pasajes y
personajes de la historia de México representativos de cada mes. Septiembre, la
defensa del castillo de Chapultepec y los niños héroes; octubre, El arribo de
Cristóbal Colón a América; Noviembre, inicio de la Revolución Mexicana;
Febrero, promulgación de la Constitución de 1917 y día de la Bandera Nacional;
Marzo, expropiación petrolera y natalicio de Benito Juárez; mayo, día
internacional del trabajo y batalla del cinco de mayo en Puebla.14
13
14
Idem. Ibidem, 93-94. 270
La imagen histórica de la nación mexicana en la currícula 2011 de educación básica
Los propósitos de tercer grado consistían en partir de la historia personal y
familiar para acercar al alumno a la historia de la entidad; pero, sin tomar en
cuenta los aportes de la historia regional, pues el conocimiento de cada estado
debería darse dentro del esquema general integrado por etapas o episodios
relacionados lógicamente unos con otros: México prehispánico, descubrimiento y
conquista, La colonia, la independencia y el primer imperio, el porfiriato, la
revolución mexicana y el México contemporáneo; es decir, se imponía el formato
construido para hacer comprensible la historia nacional a los procesos específicos
de los estados de la federación.
En cuarto grado se desagregaban detalladamente estos grandes episodios de
la vida nacional, mientras en quinto grado se insertaba en el acontecer de la
historia del mundo occidental con breves referencias a otras culturas; de esa
manera el curso iniciaría con la evolución humana y el poblamiento de América,
las civilizaciones de oriente y del Mediterráneo, las civilizaciones de
Mesoamérica y el área andina. Luego se pasaría a conocer la edad media europea,
su fin y el renacimiento como contexto temporal en el que se daría el
descubrimiento de América, preámbulo de las conquistas y la formación de
colonias españolas en América, que sólo comenzarían a ser cuestionadas por los
movimientos liberales surgidos en los estados absolutistas y los imperios
coloniales entre los siglos XVI y XVIII.
En sexto grado se contextualizarían los grandes episodios de la historia
nacional de México con otros del continente y del mundo, por ejemplo, la
independencia nacional en la perspectiva de las colonias españolas, las primeras
décadas de la república en México con los conflictos internacionales y las
pérdidas territoriales, la reforma liberal, la intervención francesa y el segundo
imperio, la restauración de la república y el porfiriato con el desarrollo de Europa
en el siglo XIX; se vuelve a estudiar la revolución mexicana y se le asocia con las
disputas de la primera guerra mundial; se estudian las transformaciones de
México hasta 1964 en el contexto de hechos mundiales como la segunda guerra
mundial, la descolonización y la guerra fría.15
IV. Alcances de la historia nacional en la RIEB de 2011
La incorporación de México a los bloques, organismos y tendencias a través de
los cuales se manifestó la globalización, durante la última década del siglo XX y
lo que va del XXI, le obligó a hacer propio un discurso educativo que enfatiza en
vincular la educación con una visión compleja de la realidad y la vida. Con base
en la aceptación de las necesidades educativas que propusieron Jacques Delors16
15
16
Ibidem, pp. 94-105. Jacques Delors, La educación encierra un tesoro. 271
Jenaro Reynoso Jaime y de Edgar Morín 17 se adoptó paulatinamente el enfoque de educación por
competencias en la educación técnica, superior, preescolar, secundaria y primaria
mexicana.
Las premisas de la reforma educativa sugieren que las próximas generaciones
se enfrentarán a una realidad cada vez más compleja en el sentido de que todos
sus aspectos están entretejidos y, por tanto, la educación debe procurar una
formación integral para que el ser humano pueda moverse en ese contexto global.
La aplicación de la epistemología compleja de Morín y de los cuatro pilares
propuestos por Delors se encuentra, en el caso de la Reforma Integral de
Educación Básica (RIEB), en la formulación de cinco competencias para la vida
que la educación básica debe desarrollar en todo egresado de educación básica, en
la estructura del plan de estudios y en el establecimiento de competencias en cada
una de las asignaturas.18
La RIEB le asignó nuevos fines a la educación en la definición de cinco
competencias para la vida que los mexicanos al terminar la educación básica,
articuladora de los niveles de preescolar, primaria y secundaria, deben mostrar. A
partir de las cinco competencias para la vida: para el aprendizaje permanente, para
el manejo de información, para el manejo de situaciones, para la convivencia y
para la vida en sociedad, la reforma estableció un plan de estudios, cuya raíz
intenta incorporar la idea de complejidad en la construcción de cuatro campos
formativos: lenguaje y comunicación, pensamiento matemático, exploración y
comprensión del mundo natural y social y desarrollo personal y para la
convivencia, de los cuales se originan todas las asignaturas que deberán cursarse
en cada uno de los grados, de los tres niveles de la educación básica, para
contribuir en la formación integral de los alumnos.19
La asignatura de historia se desprende del campo de formación Exploración
y comprensión del mundo natural y social, el cual contiene implícitamente un
planteamiento que une a la naturaleza y al hombre como un solo campo de estudio
y de esa manera modifica la tradición cognoscitiva de la ciencia moderna de
dividir para poder conocer científicamente. El estudio de la historia propiamente
dicho se hace en cuarto, quinto y sexto grados de primaria y en segundo y tercero
de secundaria, precedidos en tercero de primaria y en primero de secundaria de
una asignatura que promueve el conocimiento de la entidad y de dos asignaturas,
una llamada Exploración y conocimiento del mundo para los tres grados de
preescolar y, otra Exploración de la Naturaleza y la Sociedad para primero y
segundo de primaria. En el mismo campo aparecen las ciencias naturales como
17
Edgar Morin, Emilio Roger Ciurana y Raúl D. Mota, Educar en la era planetaria. Secretaría de Educación Pública, Plan de estudios 2011. 19
Ibidem, p. 42. 18
272
La imagen histórica de la nación mexicana en la currícula 2011 de educación básica
asignatura para enseñarse durante siete años, de tercero de primaria a tercero de
secundaria, además de la geografía de tercero de primaria a primero de
secundaria.20 Como puede interpretarse, el enfoque de los conocimientos en la
estructura de las asignaturas es de forma compleja o interrelacionada en los
primeros cinco años de la educación básica, después de los cuales se presenta el
tratamiento especializado de las ciencias naturales, la geografía y la historia.
Como asignatura especializada en el conocimiento de la vida individual y
colectiva, en sus diferentes niveles y formas, la historia tiene propósitos generales
para todos los niveles de la educación básica y con un nivel específico delimitado
para la educación primaria, como puede observarse en el siguiente cuadro.
PROPÓSITOS EN EDUCACIÓN
PROPÓSITOS EN EDUCACIÓN
BÁSICA
PRIMARIA
 Desarrollar nociones espaciales y  Establecer relaciones de secuencia,
temporales para la comprensión de los
cambio y multicausalidad para ubicar
temporal y espacialmente los
principales hechos y procesos
históricos del país y del mundo.
principales hechos y procesos
históricos del lugar donde vive, del
país y del mundo.
 Desarrollar habilidades en el manejo  Consultar, seleccionar y analizar
diversas fuentes de información
de la información histórica para
histórica para responder preguntas
conocer y explicar hechos y procesos
sobre el pasado.
históricos.
 Reconocer que es parte de la historia,  Identificar elementos comunes de las
sociedades del pasado y del presente
con identidad nacional y parte del
mundo para valorar y cuidar el
para fortalecer su identidad y
patrimonio natural y cultural.
conocer y cuidar el patrimonio natural
y cultural.
 Participar de manera informada,  Realizar acciones para favorecer una
crítica y democrática en la solución de
convivencia democrática en la
problemas de la sociedad en que vive.
escuela y su comunidad.
En el análisis de los propósitos21 destacan elementos de la historia nacional que se
habían construido e incluido en los modelos anteriores: reaparece la búsqueda de
la identidad nacional mediante el conocimiento de los principales hechos
definidos desde las instancias del Estado. Sin embargo, también es evidente que
los propósitos del modelo actual de educación histórica contienen muchas otras
20
Ibidem, p. 45. Secretaría de Educación Pública, Programas de estudio 2011. Guía del maestro. Educación
Básica Primaria. Quinto Grado, pp. 143-144. 21
273
Jenaro Reynoso Jaime funciones frente a las cuales el objetivo tradicional de sentirse identificado como
mexicano, por compartir un pasado común construido por el Estado, queda
disminuido. Por ejemplo, la identidad histórica nacional se complementa con la
búsqueda de un sentido de pertenencia al mundo natural y social; el segundo
propósito busca que los alumnos egresados de secundaria adopten el espíritu
inquisitivo y adquieran, en su dimensión básica, las habilidades del pensamiento
científico desde plantear preguntas, buscar y contrastar información hasta
construir una conclusión personal sobre el hecho o proceso en estudio; finalmente,
los propósitos de la historia le otorgan una función social a este conocimiento, el
de formar ciudadanos practicantes de la democracia.
V. La historia de la nación en los programas de cuarto y quinto grados de
primaria
El enfoque amplio de los objetivos de la enseñanza se corresponde con el
concepto de historia reconocible en el orden jerárquico de los contenidos
distribuidos en los distintos grados de educación primaria. La historia es la vida de
las personas en su actuar individual y colectivo en la familia, la comunidad, la
escuela y la entidad federativa y en esa graduación deben irla reconociendo los
alumnos para poder entender los hechos de una colectividad más amplia, llamada
nación, y otra todavía más amplia, integrada por naciones, llamada mundo.
Esta imagen; sin embargo, puede ser cuestionada desde las ideas de Frida
Gorbach, quien afirma que la historia nacional está formada por cuatro grandes
episodios, delimitados por un comienzo y un final: el México prehispánico, la
Colonia, la Independencia y la Revolución, en una secuencia inalterable que
contiene en sí misma la idea de progreso o mejoría futura que los hace inteligibles;
aunque “parecido a un enorme baúl, pesado e inmóvil que existe más allá de los
objetos que guarda y puede mostrarlos todos al mismo tiempo. De ahí también su
parecido con el centro de cualquier ciudad mexicana, donde se acomodan
arbitrariamente las calles de Hidalgo, Carranza, Villa, Juárez, Zapata y Miguel
Hidalgo, héroes de todos los lugares, de todas las ideologías y épocas conviviendo
armónicamente”.22 En conceptos de Gorbach la inmovilidad e inmutabilidad de la
imagen histórica de la nación provoca malestar, porque niega la dimensión
humana de los héroes y estimula una esperanza de futuro que no se cumple.
En los programas de estudio de cuarto y quinto grado de primaria y los libros
de texto, respectivos, se advierte ese esquema inamovible de grandes episodios
con ligeras variaciones. La historia de cuarto grado abarca desde los tiempos del
poblamiento del continente hasta la consumación de la independencia de México
en 1821. El periodo se divide en cinco bloques delimitados temática y
22
Frida Gorbach, “La ´historia nacional´ mexicana: pasado, presente y futuro”, pp. 105-106. 274
La imagen histórica de la nación mexicana en la currícula 2011 de educación básica
cronológicamente: Poblamiento de América al inicio de la agricultura,
Mesoamérica, El encuentro de América y Europa, La formación de una nueva
sociedad: El Virreinato de la Nueva España y El camino a la Independencia. En
quinto grado se completa la imagen histórica de la nación con el estudio de los
últimos 200 años a través de cinco bloques titulados así: Los primeros años de
vida independiente, De la Reforma a la República Restaurada, Del Porfiriato a la
Revolución Mexicana, De los caudillos a las instituciones (1920 – 1982) y
México al final del siglo XX y los albores del XXI.23
La comparación de los contenidos de la historia nacional en el currículo
vigente permite asegurar que no hay mucha diferencia con la estructura que
cristalizó y se difundió durante los Estados liberales y revolucionarios y aún
durante los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido
Acción Nacional (PAN); acaso puede decirse que los grandes episodios de la
nación cambian de nombre o utiliza un lenguaje distinto para caracterizar los
mismos hechos que se estudiaban anteriormente. A reserva de un análisis
minucioso, podría decirse que lo novedoso consiste en la inclusión de temas de
cultura y vida cotidiana del pasado y en alargar el periodo de estudio hasta los
tiempos más recientes; pero, esta medida puede entenderse como la aplicación de
la misma estrategia del porfiriato para construir una historia nacional que
desembocara en ese periodo calificado en su momento como de ingreso a la
modernidad, o como la historia oficial del régimen posrevolucionario que
mostraba a los revolucionarios convertidos en políticos como adalides de la
justicia social durante sus gobiernos.
Es posible que el mantenimiento del enorme baúl de la imagen de la nación
sea una buena estrategia ante los embates de la globalización y que la formación
del mexicano necesario para el futuro resulte del tratamiento pedagógico de la
historia de la nación; es decir, del desarrollo real de las competencias históricas
mediante las actividades de enseñanza y aprendizaje que los libros de texto de
historia contienen; pero, ese es un tema pendiente de investigarse.
Conclusiones
La construcción de un esquema general de grandes episodios delimitados por
acontecimientos políticos, desde antes de que se diera la independencia, fue un
elemento consustancial en el proceso de conformación del Estado-nación
mexicano. El carácter político del pasado en el presente ha provocado que
periódicamente, durante coyunturas de tipo político, reaparezcan polémicas sobre
cuáles hechos deben recuperarse como parte de la historia nacional para formar
una imagen que fomente la identidad o sentido de pertenencia, de los integrantes
23
Secretaría de Educación Pública, Cuarto grado. Historia y Quinto grado. Historia. 275
Jenaro Reynoso Jaime de los distintos grupos sociales y culturas, a una comunidad imaginada que
llamamos país o nación.
La creación de una colectividad imaginaria mediante el uso selectivo de
hechos pasados implica el uso de componentes como la familia y el grupo étnico,
para estimular la naturaleza afectiva de los habitantes de un territorio, y tiene
relación con la permanencia a largo plazo de una forma de organización para la
realización de la vida económica a partir de la creación y funcionamiento de una
estructura política estatal. Las modificaciones de la función del Estado, en el
contexto de los cambios sociales y económicos, afectan colateralmente la política
educativa y a través de ella el concepto, la composición y la función de la historia
nacional.
En México las circunstancias internas y externas hicieron que se construyera
una historia nacional con grandes episodios de carácter político, la cual, con
pequeñas alteraciones, ha sido un contenido privilegiado para impulsar la
formación de la identidad nacional o sentido de pertenencia a través de la
educación formal; sin embargo, en el currículo vigente, resultado de la Reforma
Integral de la Educación Básica del 2011, por lo menos discursivamente, se da
igual o más importancia al desarrollo de habilidades cognitivas y a la formación
de un pensamiento crítico que a la asimilación de una verdad histórica inamovible
que convierta a los egresados de educación básica en fervientes patriotas.
Fuentes
Clavijero, Francisco Javier, Historia antigua de México, México, Porrúa, 1982.
Florescano, Enrique, Historia de las historias de la nación mexicana, México,
Taurus, 2001.
García, Alejandro, El cuerpo de la patria, México, Instituto Mexiquense de
cultura, 2012.
Gorbach, Frida, “La historia nacional mexicana: pasado, presente y futuro” en
Mario Rufer (Coord.), Nación y diferencia. Procesos de identificación y
formaciones de otredad en contextos poscoloniales, México, Itaca/Conacyt,
2012.
Morín Edgar, Emilio Roger Ciurana y Raúl D. Motta, Educar en la era planetaria,
España, Gedisa, 2006.
Schettino, Macario, Cien años de confusión. México en el siglo XX, México,
Taurus, 2007.
Secretaría de Educación Pública (2011), Programas de estudio 2011. Guía para el
maestro. Educación Básica Primaria. Cuarto Grado, Conaliteg, México.
———, Cuarto grado. Historia, México, Conaliteg, 2011.
276
La imagen histórica de la nación mexicana en la currícula 2011 de educación básica
———, Educación básica. Primaria. Plan y programas de estudio, México,
Fernández editores, 1993.
———, Plan de estudios 2011. Educación básica, México, Conaliteg, 2011.
———, Programas de estudio 2011. Guía para el maestro. Educación Básica
Primaria. Quinto Grado, México, Conaliteg, 2011.
———, Quinto grado. Historia, México, Conaliteg, 2011.
Hemerográficas
Gilberto, Gímenez, “Identidad nacional y nacionalismos”, en Sociológica. Revista
del Departamento de Sociología, Año 8, Número 21, enero-abril, 1993.
Loaeza, Soledad, “La disputa por la historia”, en La jornada, 28 de octubre de
2010.
Partida, Juan Carlos G., “Detrás de la historia de los vencedores permanecen
latentes las versiones de los marginados: Florescano”, en La jornada, 30 de
marzo de 2010.
Salmerón Sanginés, Pedro, “Falsificadores de la historia”, en La jornada, 5 de
abril de 2012.
Urrutia, Alonso, “La historia de México no fue hecha ni por santos ni por
demonios”, en La jornada, 6 de septiembre de 2010.
277
La nueva Nao: De Formosa a América Latina
Bicentenario del Nombramiento de
Simón Bolívar como Libertador
Este libro se terminó de imprimir
en el mes de julio de 2013
El tiraje fue de 300 ejemplares
Instituto de Posgrado de las Américas
Universidad de Tamkang
Tel: (02)26215656#2706
Fax: (02)26209903
Taipei, Taiwán
Descargar