teología y educación ambiental

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ROCZNIKI TEOLOGICZNE
Tom LXIII, zeszyt 2 — 2016
DOI: http://dx.doi.org/10.18290/rt.2016.63.2-4
GERMÁN ROBERTO MAHECHA CLAVIJO
TEOLOGÍA Y EDUCACIÓN AMBIENTAL
INVITACIÓN URGENTE A UN NUEVO DIALOGO1
THEOLOGY VERSUS ECOLOGICAL EDUCATION
AN URGENT CALL FOR A NEW DIALOGUE
A b s t r a c t. The article tackles the issue of ecological education in the context of Pope
Francis’s encyclical Laudato Si’ that has just been published, and that is devoted to care of
the world we live in, as in a home that we all share. The author argues that the document
should be an important element of the Church’s social teaching, as in it the Pope encourages
Catholics to recognize the fact that taking care of the environment is part of Christian responsibility. It is a call to find God’s presence in everything and it says that such an attitude
requires conversion that allows to consider the way the future of our planet should be built
in. This is why a dialogue between theology and ecological education is so important.
Key words: creation, ecology, education, Laudato Si’, interdisciplinary nature.
GERMÁN ROBERTO MAHECHA CLAVIJO − Licenciado en Biología por la Universidad
Pedagógica Nacional, de Bogotá − Colombia (1993); Magister en Saneamiento y Desarrollo
Ambiental por la Pontificia Universidad Javeriana, de Bogotá − Colombia (1996); Magister en
Educación Ambiental por el Instituto de Investigaciones Ecológicas, de Málaga − Espańa
(1998); Magíster en Teología por la Pontificia Universidad Javeriana, de Bogotá − Colombia
(2009); Doctor en Ciencias Pedagógicas por el Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, de
La Habana − Cuba (2006); Docente investigador y Director del equipo de investigación Ecoteología. Correo electrónico: [email protected]
1
Artículo de reflexión a partir de casos colombianos que se han abordado en el Seminario: Teología y Educación Ambiental a propósito del Capítulo sexto: Educación y espiritualidad
ecológica, de la Carta Encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco, promulgada el 24 de mayo
de 2015.
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1. LLAMADO A CUIDAR TODO LO QUE EXISTE2
Al abogado italiano Alberico Gentili (1552-1608), se le reconoce no solo
como el fundador del Derecho Internacional y “el primero en constituir la
autonomía de la ciencia del derecho internacional, al separarla por completo
de la teología, bajo cuya tutela había nacido y crecido en la escuela española del siglo XVI”3, sino también como el autor de la osada e irreverente expresión: Silete, theologi, in munere alieno (Callad, teólogos, en lo que no es
de vuestra incumbencia)4. Una lapidaria frase con la que se daba a entender
que la teología había cumplido su labor, y de esta forma la nueva ciencia, ya
adulta, podía marchar por sí misma, saliendo –como don Quijote, por los
anchos caminos del mundo–, del santuario en donde fue incubada5.
No es de extrañar entonces que otros hayan querido imitar su ejemplo
y por tanto, querer también proclamar su independencia de Dios, la Teología
o la religión, especialmente en el ámbito de las Ciencias Naturales. Es el
caso del astrónomo, físico y matemático francés Pierre-Simon Laplace (17491827), quien ante la pregunta de Napoleón acerca de por qué en su obra
titulada Mecánica celeste, no aparecía el nombre de Dios, él respondía: “Señor, yo no necesitaba esta hipótesis”6; o la de físico teórico, astrofísico
y cosmólogo británico Stephen Hawking (1942) quien junto al físico y matemático estadounidense Leonard Mlodinow (1954) en su más reciente obra
titulada El Gran Diseño, afirman que explicar la creación del universo “no
requiere la intervención de ningún Dios”7.
Esta manera de pensar ha hecho que –con el pasar del tiempo– se pierda
“la convicción de que en el mundo todo está conectado”8, presentándole a la
humanidad, un supuesto conflicto entre Ciencia y Fe, al afirmarse que “la
religión y la ciencia existen separadamente y pertenecen a ámbitos mutuamente excluyentes del pensamiento humano, y su presentación en el mismo
2
Francisco, Laudato Si’, No. 11.
A. GÓMEZ, Fundadores del derecho internacional, 45. Cfr. Ch. WARREN, Literature and
the Law of Nations. Oxford: Oxford University Press 2015.
4
A. GÓMEZ, Fundadores del derecho internacional, 45. Cfr. P. GOTTFRIED, Thinkers of
Our Time: Carl Schmitt, London: Fingerprint Graphics 1990, p. 41. J. HUGHES, The End of
Work: Theological Critiques of Capitalism. Massachusetts: Blackwell Publishing, 2007, p. 16.
5
A. GÓMEZ, Fundadores del derecho internacional, 45.
6
A. RIVAS, Una hipótesis innecesaria, 183.
7
S. HAWKING y L. MLODINOW, El gran diseño, 16.
8
Francisco, Laudato Si’, No. 16.
3
TEOLOGÍA Y EDUCACIÓN AMBIENTAL
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contexto conduce a confusión tanto en las teorías científicas como en las
creencias religiosas”9.
Ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de la ética, de la
bondad, de la fe, de la honestidad, y llegó la hora de advertir que esa alegre superficialidad nos ha servido de poco. Esa destrucción de todo fundamento de la vida social termina
enfrentándonos unos con otros para preservar los propios intereses, provoca el surgimiento
de nuevas formas de violencia y crueldad e impide el desarrollo de una verdadera cultura
del cuidado del ambiente10.
De esta manera, la “invitación urgente a un nuevo dialogo”11 con la
Ecología, tal como la acuñara el biólogo y filósofo alemán Ernst Haeckel
(1834-1919) en 1866 en su obra Generelle Morphologie der Organism12,
es un llamado para que la Teología se pronuncie y actúe de manera decidida,
en la solución de la problemática ecológica, porque así como
los hombres y las mujeres que no tienen particulares convicciones religiosas, por el sentido
de sus propias responsabilidades ante el bien común, reconocen su deber de contribuir al
saneamiento del ambiente. Con mayor razón aún, los que creen en Dios creador, y, por
9
R. TRIGG, La racionalidad en la ciencia y la teología, 253.
Francisco, Laudato Si’, No. 229. El paleontólogo, geólogo, biólogo evolutivo e historiador de la ciencia estadounidense, Stephen Jay Gould (1941-2002) consideraba que el conflicto
entre Ciencia y Religión era “un debate que solo existe en la mente de las personas y en las
prácticas sociales, no en la lógica o en la utilidad adecuada de estos temas completamente
distintos, e igualmente vitales”. S.J. GOULD, Ciencias versus religión, 11. Además afirmaba:
“No veo de qué manera la ciencia y la religión podrían unificarse, o siquiera sintetizarse, bajo
un plan común de explicación o análisis; pero tampoco entiendo por qué las dos empresas
tendrían que experimentar ningún conflicto. La ciencia intenta documentar el carácter objetivo
del mundo natural y desarrollar teorías que coordinen y expliquen tales hechos. La religión,
en cambio, opera en el reino igualmente importante, pero absolutamente distinto, de los fines,
los significados y los valores humanos, temas que el dominio objetivo de la ciencia podría
iluminar, pero nunca resolver”. S.J. GOULD, Ciencias versus religión, 12.
11
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 14.
12
“Entendemos por ecología el corpus de conocimiento que se ocupa de la economía de
la naturaleza: la investigación de las relaciones totales del animal con su medio inorgánico
y orgánico, incluidas sobre todo sus relaciones amistosas u hostiles con los animales y plantas
con los que establece contacto de manera directa o indirecta. En resumen: la ecología es el
estudio de todas las relaciones complejas a las que Darwin se refería como las condiciones
de las lucha por la existencia. Esta ciencia de la ecología, a la que a menudo, de forma
imprecisa, se hace referencia como “biología” en un sentido estrecho, ha constituido hasta
ahora el principal componente de lo que por lo común se denomina Historia Natural”. Haeckel
citado por J. FOSTER, La ecología de Marx: materialismo y naturaleza, 298.
10
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tanto, están convencidos de que en el mundo existe un orden bien definido y orientado
a un fin, deben sentirse llamados a interesarse por este problema13.
Es claro entonces que así como el sol sale indistintamente sobre buenos
y malos, y la lluvia cae sobre justos e injustos (Cfr. Mt. 5,45), la vivencia
de la llamada crisis ecológica, afecta a todos por igual –móneras, protoctistas,
hongos, plantas y animales, donde se incluye por clasificación al ser humano14–, evidenciando que la solución a dicho problema ya no es posible encontrarla exclusivamente en el conocimiento científico y tecnológico, por lo
que “necesitamos una política que piense con visión amplia, y que lleve
adelante un replanteo integral, incorporando en un diálogo interdisciplinario
los diversos aspectos de la crisis”15.
De esta manera, así como es loable el largo y enriquecedor camino con
el que los científicos y educadores han contribuido a la concientización en
el tema ecológico, no se puede ignorar el gran aporte que la Filosofía, la
Teología y la Educación han realizado a este complejo panorama; por tanto
proponer un dialogo entre Teología y Educación Ambiental16 exige “una
mirada integral de todos sus aspectos, y esto requeriría al menos un mayor
esfuerzo para financiar diversas líneas de investigación libre e interdisciplinaria que puedan aportar nueva luz”17 al tema en cuestión.
Este es el llamado que ha hecho S.S. el Papa Francisco al presentar la
Carta Encíclica Laudato Si’: “una invitación urgente a un nuevo diálogo
sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos
una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que
vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos”18.
13
JUAN PABLO II, Paz con Dios creador, paz con toda la creación, No. 15.
Para ampliar y precisar acerca de esta clasificación cfr. L. MARGULIS y K. SCHWARTZ,
Cinco reinos, Editorial Labor S.A. España 1985.
15
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 197.
16
Título del seminario de reflexión permanente del Equipo de Investigación Ecoteología,
que el autor del artículo orienta ininterrumpidamente desde el primer semestre de 2011, con
el apoyo de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana − Bogotá.
17
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 137.
18
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 14.
14
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73
2. LA NECESIDAD DE REALIZAR CAMBIOS19
Aunque autoridad y tradición son elementos que se encuentran estrechamente vinculados en referencia a la idea de heteronomía, lo cual contradice
el ideal de una experiencia de libertad como lo es la autonomía, sin embargo,
estos se presentan como necesarios para una educación crítica, sensata y efectiva20, porque la tradición no solo es una autoridad “sino una autoridad de
la que no podemos emanciparnos, porque es la tierra en la que arraigan
nuestras raíces. Lo consagrado a la tradición posee una autoridad que se
ha hecho anónima, una autoridad que determina nuestro ser histórico y finito”21.
La restricción institucionalista del sentido de autoridad, desde la religión y la política hasta
la educación y la familia, se coagula como uso despótico de una jerarquía atribuida. Así
la palabra remite inmediatamente al privilegio de los mayores y de los jefes, dentro de una
total extrañeza respecto a la experiencia de amistad. La tradición es sospechada de uso
ideológico. La pretensión ideológico-política de imponer autoritariamente o de relativizar
escépticamente las identidades, para sustentar la unidad de la sociedad desde el poder
coercitivo de cada gobernante, llevaron a que autoridad y tradición sean términos patológicos, instrumentos de la voluntad de dominación y de justificación de las irracionalidades
del pasado22.
Sin embargo referirse a la tradición –entendida como la transmisión de
noticias, composiciones literarias, doctrinas y ritos que pasan de una generación a otra23–, no debe comprenderse como sinónimo de un acatamiento
acrítico de locuciones y conductas a repetir, ya que ésta “no existe sino en
virtud de un acto de apropiación, porque la esencia del hombre también
comporta la posibilidad de romper, criticar y disolver la tradición”24. De
ahí que las costumbres más valiosas sean precisamente aquellas cuya identidad ha sido desafiada, para asumir el compromiso de entenderse más y de
nuevo a sí mismas, logrando algo más acorde con el modo de existir del ser
humano –al Dasein–, como es el caso del cristianismo que “se legitima por
19
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 23.
FORNARI, Autoridad tradición y razón crítica, 86.
21
J. ALCAÍN, La tradición, 104.
22
FORNARI, Autoridad tradición y razón crítica, 86.
23
Diccionario de la Real Académica Española. Página de la Real Académica Española
de la Lengua. [Consulta realizada el 6 de noviembre de 2014]. <http://www.rae.es>.
24
H.G. GADAMER, Verdad y método, 18.
20
GERMÁN ROBERTO MAHECHA CLAVIJO
74
recurso a una tradición”25 que se fue gestando a partir de la referencia clave a Jesús de Nazaret.
Un ejemplo es la evocación de la Semana Santa, que recuerda no solo la
entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, donde celebró la última cena con sus
discípulos, sino que además rememora el gran acontecimiento de la pasión,
muerte y resurrección de Cristo. Esta es una especial y representativa muestra
de la tradición cristiana, la cual se mantiene viva gracias a la Palabra que se
encarna en las costumbres de una comunidad.
Sin embargo las tradiciones no se conservan completas y se van adaptando, a las necesidades, intereses y/o conveniencia de algunas personas o comunidades, imponiéndose generalmente la historia del vencedor. Una muestra de
ello es la versión de Lucas que relata el esquema geográfico de la expansión
del cristianismo, quien señala que
empieza en Jerusalén, avanza por la cuenca norte del Mediterráneo, hasta que, por fin llega
a Roma. De esta forma nos presenta una línea del cristianismo primitiva, la que más éxito
histórico tuvo y que en mayor medida condicionó la historia posterior, pero nada dice de
las líneas cristianas que se extendieron por el oriente y por el norte de África26.
Así mismo, se podrían señalar otros ejemplos donde los primeros cristianos asumen los ritos de ayuno y oración –que en la actualidad inician con el
miércoles de ceniza– sugeridos para la cuaresma y que se constituyen en
requisitos preparativos para la celebración de la Semana Santa27, los cuales
tuvieron sus orígenes en las prácticas judías expresadas para el caso del ayuno en Deuteronomio 14,3-21 y Levítico 11,1-47 y de la oración en Deuteronomio 8,10.
En algunos países de América Latina, hasta hace unos 40 o 50 años, era
tradicional que en las casas se cubriera con un lienzo morado o negro tanto
los espejos como las imágenes, al tiempo que las personas se vestían con
ropas de duelo. Incluso, inspirados en la tradición judía del Shabat, los trabajos relacionados con el aseo de la casa y la preparación de alimentos se realizaban con anticipación con el propósito de dedicarse a los rituales propios de
la llamada Semana Mayor. Esto implicaba una moderación en el comportamiento de las personas, quienes a través del recogimiento y la oración, evita-
25
R. AGUIRRE, Así empezó el cristianismo, 14.
R. AGUIRRE, Así empezó el cristianismo, 18.
27
Abstenerse de no consumir carnes rojas, era una de las tradiciones más arraigadas al
interior del cristianismo. Sin embargo, hoy en día es algo que no solo se deja a la conciencia
de cada quién, sino que además ya ni se conoce el porqué de dicha práctica de antaño.
26
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75
ban incluso actividades tan cotidianas como oír música, asistir a cine o salir
de paseo28.
Para la tradición judío-cristiana, decir «creación» es más que decir naturaleza, porque tiene
que ver con un proyecto del amor de Dios donde cada criatura tiene un valor y un significado. La naturaleza suele entenderse como un sistema que se analiza, comprende y gestiona, pero la creación sólo puede ser entendida como un don que surge de la mano abierta
del Padre de todos, como una realidad iluminada por el amor que nos convoca a una
comunión universal29.
Lo anterior permite preguntarse si es posible, que así como muchas de las
tradiciones que se encontraban enraizadas en la más profunda y devota práctica del cristianismo han cambiado o se han modificado, ¿no podría suceder
lo mismo con otras que se encuentran igualmente asociadas y que en la actualidad ponen en riesgo la supervivencia de la creación? Porque “si alguien
observara desde afuera la sociedad planetaria, se asombraría ante semejante
comportamiento que a veces parece suicida”30.
3. COMPORTAMIENTOS QUE AFECTAN AL AMBIENTE31
Entre los rasgos que caracterizaban la vida del pueblo judío en el siglo
I –tiempo de la formación del NT–, se encuentra la celebración de diversas
fiestas entre las que se destaca la Pascua32. Para el pueblo hebreo ésta es
una celebración que conmemora lo sucedido la víspera del éxodo cuando
Yahvéh “pasó de largo por las casas de los hijos de Israel en Egipto cuando
28
En la actualidad, se habla de vacaciones de Semana Santa en referencia a la Semana
Mayor. Esto implica una manera diferente de pensar y relacionarse con Dios, quien seguramente no estará en contra del descanso, porque en “el día séptimo cesó Dios de toda la tarea que
había hecho” Gn 2,2, pero quien también invita a dedicarle un tiempo para amarlo “con todo
tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza” Dt 6,5.
29
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 76.
30
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 55.
31
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 123.
32
La palabra aramea phasha –o pesah en hebreo– se traduce al griego como pascha
y al castellano como pascua, que significa paso o tránsito, es una fiesta que se celebra según
las prescripciones de Ex 12.1-28.
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76
hirió a los egipcios y salvó nuestras casas” (Ex 12,27a) para llevarlos en
busca de la tierra prometida por Dios a Abraham.
En el evangelio de Juan se afirma que “seis días antes de la Pascua, Jesús
se fue a Betania, donde se encontraba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos” (Jn 12,1). Y lo que llama la atención de éste hecho
es que los cuatro evangelios coinciden en afirmar que cuando la gente se
enteró de la llegada de Jesús a Jerusalén –quien se preparaba para celebrar
la fiesta con sus discípulos–, salieron a recibirlo jubilosamente.
Mateo dice que “la gente muy numerosa, extendió sus mantos por el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino” (Mt
21,8). Marcos afirma que “muchos extendieron sus mantos por el camino;
otros, follaje cortado de los campos” (Mc 11,8). Lucas narra que “mientras
él avanzaba, extendían sus mantos por el camino” (Lc 19,36). Y Juan menciona que la muchedumbre al enterarse que Jesús había llegado y se dirigía
a Jerusalén “tomaron ramas de palmera y salieron a su encuentro gritando”
(Jn 12,13a).
Una lectura detallada de los anteriores relatos, permite observar tres elementos que vale la pena resaltar: el primero, que Mateo y Marcos hablan de
ramas o follaje respectivamente, sin mencionar de manera explícita las palmas. El segundo, que Lucas solo hace referencia a mantos y en ningún momento a algún tipo de planta; y el tercero, que Juan es el único que si hace
referencia a las palmeras.
Por tanto, los sinópticos dejan ver que Jesús es homenajeado con ramas,
follaje o mantos que la gente extendía por el camino, a medida que –con
y como él–, avanzaban hacia Jerusalén, mientras que con la expresión de
Juan salieron a su encuentro, deja ver que fueron únicamente las personas
que estaban en Jerusalén, quienes utilizaron palmas para recibirlo, de donde
se infiere que las palmeras estaban en la ciudad. Hecho que puede ser fácilmente confirmado porque “aún hoy existen algunas palmeras en Jerusalén”33.
Por tanto, podría pensarse que para celebrar este acontecimiento fundamental para la fe cristiana, el ramo se constituye en un elemento secundario, que
podría ser reemplazado incluso por otra cosa que haga las veces de símbolo
y sacramento –un pañuelo blanco por ejemplo o ramas de olivo como se hace
en Italia por ser un árbol endémico–, con lo cual se evitaría el uso y hasta
el abuso de una especie frágil como es el Ceroxilon quindiuense –Palma Real
33
J. JEREMÍAS, Jerusalén en tiempos de Jesús, 68.
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o Palma de Cera del Quindío–, que por utilizarla para alabar a Dios un día
al año, se pone en peligro el resto de la creación los otros 364 días.
Muchas personas piensan que este problema se puede solucionar simplemente realizando un cultivo de palma, destinado a tal fin. Sin embargo, pocos
saben que el crecimiento de éste organismo –en caso que la semilla germine
y se adapte– es un proceso que tarda cerca de 80 años para alcanzar una madurez sexual y entre 150 y 200 años para lograr su plenitud, por lo que no
es descabellado considerar a la Palma de Cera textualmente como un milagro
de la vida.
La realidad es que para la fabricación de los ramos utilizados en la celebración de inicio de la Semana Santa, no es posible utilizar toda la planta. Los
artesanos para poder realizar un buen tejido, solo recurren a las 2 o 4 hojas
más jóvenes y por tanto las más flexibles. Estas hojas se localizan en la
yema de la palmera –comúnmente llamado cogollo–. Y cuando se realizan
cortes sin una técnica adecuada, o cuando se manipula sin ninguna precaución, el simple maltrato provoca la muerte del organismo.
De esta manera si se tratara a la palma per se, podría considerarse que la
muerte de unos cuantos organismos –palmas–, es no solo un riesgo calculado,
sino que además es lógico y hasta necesario, en el decurso normal de la vida
de cualquier organismo. Pero las campañas en contra de la utilización de la
Palma de Cera no obedecen a un simple alarmismo, sino que por el contrario,
encuentran su fundamento en el hecho que al extinguirse una sola palma,
mueren con ella también al menos 8 loros orejiamarillos –Ognorhynchus
icterotis–, que para el caso de Colombia es una especie endémica34 y considerada como un ave en peligro de extinción35, por lo que utilizar la palma
como medio para expresar un acontecimiento propio de la fe cristiana, pone
en riesgo de extinción no solo una especie vegetal sino una animal36.
34
Es decir que sólo se encuentra en el lugar al que se hace referencia.
Los loros orejiamarillos se presentan como un caso de simbiosis –mutualismo–, ya que
estos en el tronco del árbol encuentran la temperatura ideal para desarrollarse, mientras que
la palma se beneficia cuando el ave realiza control biológico de plagas que potencialmente
pudieran hacerle daño.
36
Eso sin contar otra cantidad de especies asociadas a las mismas, como pueden ser los
insectos.
35
GERMÁN ROBERTO MAHECHA CLAVIJO
78
4. TODO CAMBIO NECESITA MOTIVACIONES37
La Palma de Cera es el caso más representativo de una relación que se
establece entre Ecología y Teología, asociada a las prácticas de una confesión
religiosa particular como es el caso del cristianismo. Sin embargo, existen
muchas otras especies que se encuentran amenazadas debido a la falta de
solidaridad y conciencia ecológica del ser humano con el resto de la creación.
Ejemplo de ello son las águilas cuaresmeras38, las tortugas icoteas39 y la
iguana40 durante la cuaresma, pero también se encuentra el caso del laurel
de cera41 y del musgo42 en otras festividades, obligando a cada una de
las especies a vivir en los límites de su propia capacidad resiliente43.
La agresión a individuos de estas especies, invita a pensar en la forma
como
esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del
abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus
propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón
37
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 15.
En realidad son dos especies de gavilán –Buteo platypterus y Buteo swainsoni–, que
migran desde Estados Unidos y Canadá en época de cuaresma –de ahí su nombre– hacia el
trapecio Amazónico, en el caso de la primera e incluso hasta la Argentina en el caso de la
segunda. A su paso por el Cañón de Combeima –cerca de Ibagué–, los campesinos les disparan
porque le atribuyen poderes medicinales a su grasa y porque el sabor de su carne es igual a la
del pescado.
39
También conocida como hicotea –Trachemys scripta callirostris– es una especie
endémica de Colombia y del oeste de Venezuela. Durante la cuaresma, millares de ejemplares
son sacrificados para consumo humano en la Costa Atlántica de Colombia, coincidiendo justamente con su periodo reproductivo.
40
Aunque esta especie –Iguana iguana– se distribuye a lo largo de Centro y Suramérica,
durante la cuaresma no solo corre con la misma suerte de la icotea –o hicotea–, sino que
además por ser una especie exótica, es comercializada como mascota para personas excéntricas.
41
La Morella parvifolia, aparte de ser la materia prima para la fabricación de la Cruz de
Mayo, esta especie es fijadora de nitrógeno, contribuye al control de la erosión y la recuperación de suelos, además de ser alimento para la fauna silvestre.
42
Pertenecientes a la División Briofita –Bryophyta–, se reconocen como las plantas más
primitivas del planeta –aparecieron hace más de 350 millones de años–. Sin embargo, en
navidad se utilizan junto a otras especies de plantas –quiches, lamas, barbas de viejo, líquenes
y chamizos–, para decorar el suelo de los pesebres y los árboles de navidad.
43
“En física, la resiliencia es la capacidad de un material para resistir presiones de
cualquier índole. Uno puede doblar una varilla hasta determinado límite, pero por poco que
sobrepase ese margen, la varilla se rompe” en: A. ÁNGEL, El reto de la vida, 36.
38
TEOLOGÍA Y EDUCACIÓN AMBIENTAL
79
humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que
advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los
pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime
y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf.
Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es
el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura44.
Y es que de todas las especies que habitan el planeta, la humana es la más
frágil, ya que
estamos sometidos a riesgos perennes de guerras, a desastres naturales, a hambrunas, a epidemias, a accidentes laborales y a enfermedades profesionales. Pero además, dentro de toda
la escala zoológica, estamos sujetos al sufrimiento y al dolor, pues somos la única especie
consciente de nuestra propia finitud45.
Es claro que “en este sistema, que tiende a fagocitarlo todo en orden
a acrecentar beneficios, cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos
en regla absoluta”46. Pero no es suficiente pensar en el deterioro de la capa
de ozono, el uso de combustibles fósiles, la deforestación y la superpoblación
como los responsables de los grandes desastres naturales. Es necesario tener
presente las catástrofes derivadas de la crisis social. La riqueza mal distribuida, la explotación laboral y el abuso del poder son entre otras, un signo de
los tiempos que el hombre de hoy debe ser capaz de leer, si quiere “resolver
las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de
los más pobres del mundo”47. Por esta razón “combatir la pobreza, para
devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza”48 se constituye en una tarea prioritaria.
En consecuencia, aunque se considere real la frase atribuida a Jean Paul
Getty49: “los pobres heredarán la tierra, pero no los derechos sobre los
minerales”50, no lo es menos el principio de la selección natural –o super-
44
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 15.
E. MELGAREJO, Nuevos paradigmas evolutivos en la medicina siglo XXI, 6.
46
FRANCISCO, Evangelii Gaudium, No. 56.
47
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 13.
48
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 139.
49
Magnate petrolero considerado al momento de su muerte acaecida en 1976 como el
hombre más rico del mundo. En: RUIZA ET. AL., Jean Paul Getty, Biografías y vidas.
50
Citasyrefranes.com.
45
GERMÁN ROBERTO MAHECHA CLAVIJO
80
vivencia del más apto51 – acuñado por Charles Darwin en 1859. Porque
paradójicamente, cuando las profecías de los ecólogos y ambientalistas se
cumplan; cuando el efecto de invernadero acabe con los glaciares; cuando simultáneamente, las sequias en un extremo del planeta, provoquen por efecto
mariposa lluvias e inundaciones en su antípoda, y finalmente se genere una
crisis que lleve al padecimiento de nuevas enfermedades, hambre y sed, ese
día será cuando se vea en plenitud el triunfo del más fuerte.
Así, los que hoy son considerados como los más débiles –los pobres y los
empobrecidos–, serán los únicos aptos para sobrevivir en la plenitud de la
crisis ambiental, porque ellos son los representantes de la especie humana que
han sido capaces de aguantar hambre, tomar agua sucia, resistir las inclemencias del tiempo con solo papel periódico, vivir sin servicios básicos de salud
y hasta han superado con valentía la falta de solidaridad con ellos mismos.
Solo ellos podrán subsistir en un mundo inhóspito al cual, por fuerza de una
selección artificial provocada por el mismo hombre, fueron llevados y abandonados52. Es allí donde únicamente ellos serán capaces de sobrevivir, para
convertirse en herederos de un planeta destruido, pero con la esperanza –resiliencia– de surgir como lo hace el fénix de las cenizas, para finalmente proclamar la victoria de la vida sobre la muerte.
5. HERIDAS PRODUCIDAS POR NUESTRO COMPORTAMIENTO53
Cuando se habla de arte rupestre54 la primera referencia que viene a la
mente son las cuevas de Altamira55 o las de Lascaux56 en Europa; sin
embargo, en los otros cuatro continentes también se encuentran vestigios de
51
Ch. DARWIN, El origen de las especies, 135.
Cfr. CARR, Los pobres, víctimas del cambio climático.
53
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 6.
54
Forma primitiva de expresión gráfica que se realizaba sobre piedra.
55
Ubicadas en Santillana del Mar, un municipio de Cantabria, al norte de España, fueron
descubiertas casualmente en 1868 por Modesto Cubillas y declaradas por la UNESCO como
Patrimonio Histórico de la Humanidad en 1985.
56
Ubicadas en Dordoña, un departamento de la región de Aquitania, al sur de Francia,
fueron descubiertas en 1940 por Marcel Ravidat, Jacques Marsal, Georges Agnel, y Simon
Coencas. Cfr. Ministerio de Cultura de Francia.
52
TEOLOGÍA Y EDUCACIÓN AMBIENTAL
81
la comunicación humana más antigua en el mundo57. Es decir, que con la
aparición del hombre en el planeta, se empiezan a registrar testimonios
o huellas, que según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, en su primera acepción la define como una “señal que deja el pie del
hombre o del animal en la tierra por donde pasa”58.
Y aunque es un hecho indiscutible, que la presencia del hombre es capaz
de dejar una impresión imborrable sobre el lugar donde habita y en las personas con las que comparte, cabe entender que esto lo ha logrado hacer no solo
con una pisada, sino también a través de diversas maneras que incluyen la
educación, el arte, la ciencia, la economía, la cultura, la religión y hasta el
medio ambiente.
Es en este último campo, donde William Rees y Mathis Wackernagel,
profesores de la School for Community & Regional Planning, en la University of British Columbia, acuñaron en 1996 la noción de huella ecológica –ecological footprint–, la cual definieron como “una herramienta de contabilidad
que permite estimar el consumo de recursos y las necesidades de asimilación
de residuos de una población humana en términos de un área de tierra económicamente productiva”59.
57
En África se destaca el Tassili n'Ajjer, un singular paraje en el desierto del Sahara (al
norte del continente) donde se encuentran pinturas y grabados que muestran la fauna y la
evolución de vida humana en la región desde el año 6.000 a.C. hasta los primeros siglos de
nuestra era. En Oceanía, sobresale el Parque Nacional Kakadu, una excepcional reserva arqueológica y etnológica localizada al Norte de Australia. Allí se encuentran pinturas, grabados
y sitios arqueológicos que muestran la destreza y forma de vida de los habitantes de la región,
desde los cazadores-recolectores de tiempos prehistóricos hasta los aborígenes que en la actualidad viven allí, quienes como parte de una tradición muy antigua, aún siguen elaborando arte
rupestre. En Asia, al sureste de China, en la región de Huashan, con más de 2.000 años de
antigüedad, se encuentra el más grande mural con pinturas rupestres en el mundo (200 m x
40 m). Contiene más de 1.800 figuras, que tienen desde 30 cm hasta 3 m de altura y representan probablemente a guerreros con espadas, perros y aves. En América, se puede mencionar
la Isla de Pascua en Chile (cuna de la cultura Rapa Nui), la Cueva de las Manos en el Río
Pinturas (Argentina) y el Parque Arqueológico de Facatativá (Cundinamarca, Colombia), donde
se encuentran importantes rastros de la presencia humana que representan ceremonias, ritos,
mitos y escenas de la vida cotidiana donde intervienen animales y plantas. Así mismo, la
Sierra de Capivara (Piauí, Brasil), donde los investigadores estiman su antigüedad en más de
12.000 años, lo que representaría un importante testimonio de uno de los más tempranos
vestigios humanos en América del Sur. Cfr. D. MARTÍNEZ y A. BOTIVA, Manual de arte
rupestre de Cundinamarca, 24.
58
Diccionario de la Real Académica Española. Página de la Real Académica Española
de la Lengua. [Consulta realizada el 6 de noviembre de 2014]. <http://www.rae.es>.
59
M. WACKERNAGEL y W. REES, Our Ecological Footprint, 9.
82
GERMÁN ROBERTO MAHECHA CLAVIJO
De hecho, elaborar cualquier producto para provecho humano –alimento,
vestido, transporte y/o vivienda entre otros–, requiere como insumo un flujo
de materiales y energía, los cuales son obtenidos a partir del uso de los mal
llamados recursos naturales60 y que se encuentran en la misma naturaleza
–ecosfera–, al interior de cada uno de los diferentes ecosistemas. Ya desde
la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano realizada en
1972 en Estocolmo –Suecia–, se planteaba que “el tamaño de la población
humana es uno de los factores que determinan el impacto al medio ambiente”61. Y si se acepta que dichos impactos “resultan de una combinación de
factores, cada uno de los cuales magnifica el efecto de los otros”62, es claro entender la cadena de problemas que se han generado como resultado de
la llegada a la cifra siete mil millones de habitantes en 201163.
El aumento poblacional exige de más alimento disponible para cada una
de las personas. Y para obtenerlo se hace necesario tener un mayor terreno
cultivable, el cual se logra con la tala de bosques. Pero si se tiene en cuenta
que en el bosque “no es el suelo el que nutre a los árboles, sino que son los
árboles los que nutren el suelo”64, debido a la fragilidad de un ecosistema
60
Se afirma que son mal llamados, porque la palabra recurso, hace referencia a algo a lo
cual se puede recurrir, usar y hasta abusar. De ahí que el referirse al agua como un recurso,
permita pensar en su utilización sin ningún tipo de limite y por tanto se pueda llegar a derrocharla y hasta contaminarla. De igual manera se puede hablar del suelo, el bosque o el aire
entre otros. Sin embargo, la polémica puede ir más adelante cuando esta reflexión se lleva al
plano de lo antropológico y se comienza a hablar de recursos humanos. Podría entonces hablarse de los bienes que brinda el planeta o para los más creyentes las gracias de la creación.
61
Tierramérica.
62
Ibid.
63
En importante considerar que para 1910 había mil cien millones de habitantes poblando
el planeta; para 1987, cinco mil millones; en 1999 –12 años después– éramos seis mil millones. Y si se hace una proyección teniendo presente el ritmo de crecimiento actual, se cree que
para el año 2024, la población humana alcanzará los ocho mil millones de habitantes y para
el año 2042, cuando la población actual tenga un promedio de 40 años de edad, es decir la
población económicamente activa, se alcanzará la cifra récord de nueve mil millones de personas. En: BBC. Somos 7.000 millones, ¿cuáles son los desafíos? Es entonces cuando se necesitarán más alimentos, agua potable, suelo cultivable, aire puro, salud, educación y vivienda, es
decir que en los próximos 15 años, se necesitará con urgencia hacer uso de toda la reserva del
planeta. Y esta situación se empieza a evidenciar en la crisis alimentaria a la que hace referencia el arzobispo Celestino Migliore, nuncio apostólico y observador permanente de la Santa
Sede ante las Naciones Unidas: “la crisis alimentaria no debería medirse sólo por el aumento
de los costes en los mercados internacionales, sino también por el coste físico, mental y espiritual de cuantos son incapaces de proveerse a sí mismos y a sus familias” en: Zenit, La crisis
alimentaria, primer desafío del mundo actual.
64
L. BOFF, Ecología: grito de la tierra, grito de los pobres, 119.
TEOLOGÍA Y EDUCACIÓN AMBIENTAL
83
que está condenado por el ciclo cerrado de nutrientes, la única forma de
asegurar la productividad de cualquier cultivo, se encuentra en la utilización
de abonos artificiales.
El círculo vicioso se cierra con el incremento en el uso de fertilizantes
y agroquímicos, que no solo deteriora el suelo al reducir su capacidad de
resiliencia, lo que obliga a buscar nuevos terrenos para cultivar, sino que
además contamina las aguas con lixiviados, que contribuyen al efecto de
invernadero, ya que muchos de sus compuestos están hechos a base de nitrógeno y azufre. Este aumento general en la presión sobre los ecosistemas, al
forzarlos a una sobreproducción que por una parte reduce la reserva del planeta y que por otra hace que se generen más desechos que no pueden ser
eliminados por la naturaleza y en consecuencia aumenten los residuos sólidos,
comúnmente llamados basura, es lo que Rees y Wackernagel describen como
huella ecológica65.
Y si se acepta que cada mañana el sol sale para buenos y malos (Mt 5,
45), se debe reconocer también que la crisis ecológica afecta de la misma
manera a plantas y animales, incluido por clasificación biológica al hombre.
De esta manera, se evidencia que limitar la reflexión, el discurso y las acciones en el ámbito ecológico y ambiental al campo de las Ciencias Naturales,
se queda corto, porque al incursionar en los terrenos de las Ciencias Sociales,
se abre un espacio para el acercamiento de disciplinas que como la Teología,
realizan aportes y reflexiones en torno a la problemática planteada, con lo
que se amplian las fronteras del diálogo académico en perspectiva interdisciplinar66.
Y ya que “los valores y las actitudes de hombres y mujeres respecto a la
naturaleza provienen en gran medida de sus cosmovisiones religiosas”67,
es posible encontrar en los relatos allí descritos, algunos ejemplos que permiten testimoniar el impacto –la huella– que ha generado el hombre en el planeta.
65
B. REYES, Reseña de “Nuestra huella ecológica”, 2.
Cfr. FRANCISCO, Laudato Si’, Nos. 135, 183 y 197.
67
G. MAHECHA, Ecología y Religiones, 166.
66
GERMÁN ROBERTO MAHECHA CLAVIJO
84
Un ejemplo en el judaísmo
La huella ecológica es una medida que se expresa habitualmente en
hectáreas e indica el impacto que se ha tenido sobre un ecosistema y su
aplicación es posible hacerla desde una perspectiva global hasta una individual, pasando por niveles intermedios como el país, la región, la ciudad o un
evento.
Incluso, la forma de vivir de un determinado grupo social puede ser medida, ya que el uso y la sobreexplotación de los bienes y servicios que ofrece
un ecosistema, unido a la incapacidad de regeneración del mismo, se convierten en un indicador, porque “la diferencia entre el área disponible (capacidad de carga) y el área consumida (huella ecológica) en un lugar determinado es el déficit ecológico”68. Es decir, cuando el consumo es mayor que
lo que se produce o se repone luego de su utilización.
Precisamente este es el motivo que obligó a la separación de Abram y Lot,
según lo relata el autor en Gn 13, 1-9:
De Egipto subió Abram al Négueb, junto con su mujer y todo lo suyo, y acompañado de
Lot. Abram era muy rico en ganado, plata y oro. Caminando de acampada en acampada
se dirigió desde el Négueb hasta Betel, hasta el lugar donde estuvo su tienda entre Betel
y Ay, el lugar donde había invocado Abram el nombre de Yahveh. También Lot, que iba
con Abram, tenía ovejas, vacadas y tiendas. Ya la tierra no les permitía vivir juntos, porque su hacienda se había multiplicado, de modo que no podían vivir juntos. Hubo riña
entre los pastores del ganado de Abram y los del ganado de Lot. (Además los cananeos
y los perizitas habitaban por entonces en el país.) Dijo, pues, Abram a Lot: «Ea, no haya
disputas entre nosotros ni entre mis pastores y tus pastores, pues somos hermanos. ¿No
tienes todo el país por delante? Pues bien, apártate de mi lado. Si tomas por la izquierda,
yo iré por la derecha; y si tú por la derecha, yo por la izquierda.».
Un ejemplo en el islam
En la página XXVI del prefacio del libro Green Deen. What Islam Teaches About Protecting the Planet, su autor Ibrahim Abdul-Matin hace la
siguiente pregunta: How green is your Deen? En árabe, la palabra Deen significa religión, fe, creencia, ruta o camino, por lo que la pregunta puede ser
entendida, en alusión a la perspectiva ecológica como ¿qué tan verde es tu
religión?
68
P. BUSQUETS y F. CARRERA, Cátedra Unesco de sostenibilidad.
TEOLOGÍA Y EDUCACIÓN AMBIENTAL
85
Los musulmanes tienen una conexión personal con el color verde. El color es una refracción de la luz. En el Islam, la luz es la esencia de la creación. En algún lugar, en los
confines más lejanos del universo, Allah es la creación de la luz pura. El verde es un
aspecto de esa luz y se refleja en todo el mundo. El color favorito del Profeta Muhammad
(la paz sea con él) era el verde: “Entre los colores, el verde fue el que más le gustó, como
es el color de la ropa en el Jannah (el paraíso)”69.
Abdul-Matin propone seis principios para entender el Islam como una religión verde, que es capaz de dejar huella en el musulmán70: 1. Comprender
la unicidad de Dios y de su creación. 2. Ver señales de Dios en todas partes.
3. Ser un mayordomo de la Tierra. 4. Honrando el pacto que tenemos con
Dios para ser protectores del planeta. 5. Avanzar hacia la justicia. 6. Vivir
en equilibrio con la naturaleza.
De ahí que cualquier persona que se acerque a la lectura del Corán, encontrará una manera diferente de comprender las relaciones que establece el
hombre con el medio ambiente, desde la persona consigo misma, pasando por
sus relaciones familiares y sociales hasta llegar al universo mismo –creación
de Allah–, porque “ciertamente, la creación de los cielos y la Tierra es más
grande que la creación del ser humano” (Sura 40:57).
De hecho para los musulmanes, la mezquita es el centro de la vida religiosa y de la comunidad. Este es el lugar donde no solamente se va para orar,
sino que también es donde se desarrollan ceremonias comunitarias como el
matrimonio, la finalización del mes sagrado del Ramadán –que concluye el
ayuno diario con una comida comunitaria al caer el sol– y también donde los
jóvenes estudian el Sagrado Corán.
Es decir, que teniendo en cuenta la centralidad de la mezquita en la vida
musulmana, es lógico pensar que éste sea el lugar más adecuado para dejar
una huella en el corazón del musulmán, porque se configura como el lugar
perfecto para empezar la promoción de una religión verde71, porque “tenemos el poder para recomponer sus huellas dactilares” (Sura 75:4).
Un ejemplo en el cristianismo
Para el historiador norteamericano Lynn White Jr., el hombre por ser
creado a imagen y semejanza de Dios,
69
J. ABDUL-MATIN, Green Deen, 47.
Ibíd., 5.
71
Ibíd., 57.
70
GERMÁN ROBERTO MAHECHA CLAVIJO
86
comparte, en gran medida, la superioridad de Dios sobre la naturaleza. El cristianismo, en
contraste absoluto con el paganismo antiguo y las religiones asiáticas (exceptuando, quizás,
al zoroastrismo), no solo estableció un dualismo entre el hombre y la naturaleza, sino que
también insistió en que era la voluntad de Dios que el hombre explotara la naturaleza para
su propio beneficio72.
Este es apenas un párrafo que ha dejado una honda huella negativa en el
cristianismo, al acusarlo de ser la raíz de la problemática ambiental contemporánea que se explica debido a una actitud de soberbia frente a la naturaleza. Y sin embargo los mejores testimonios que podrían argumentar la presencia de una huella ecológica positiva en el ámbito del cristianismo pueden
encontrarse en el lenguaje de Jesús, el cual
está lleno de alusiones a la naturaleza; las imágenes del medio natural son utilizadas para
recrear y simbolizar los diversos aspectos y condiciones del reino de Dios. El método
pedagógico por excelencia de Jesús, la parábola, recurre reiterativamente a hechos relacionados con los ciclos agrícolas, donde palabras como: siembra, siega, cizaña, grano de
mostaza, higuera, viña, sol, lluvia, lirios del campo, agua, árbol y montaña, entre otros,
revelan cómo la vida de Jesús y el modelo que nos propone es una invitación, un reto y un
desafío para que el hombre entre en armonía consigo mismo y con el resto del cosmos.
Indudablemente, la vida ejemplificante de Jesús es el eje axiológico para la acción ambiental. El Salvador en su propia persona nos expone un modelo de vida basado en la paciencia, amor a la humanidad, bondad, fortaleza, misericordia, justicia y amor a los seres creados, amor al enemigo, compromiso profético y denuncia de la injusticia73.
Y en este caso se trata de una huella que supera la comprensión tradicional de ecología, al llevarnos a vivir en plenitud un sistema de relaciones con
nosotros mismos, con los demás seres de la naturaleza –sean o no de la misma especie– e incluso con el mismo Dios, quien nos propone vivir como lo
hiciera la primera comunidad cristiana (Hch. 2, 42-47).
6. LOS PROFETAS INVITAN A RECOBRAR LA FORTALEZA74
Nabi es una palabra hebrea que significa el que ha sido llamado; también
se le conoce con el nombre de vidente, profeta u hombre de Dios. Los exper-
72
L. WHITE, The historical roots of our ecological crisis, 1205.
F. CÁRDENAS, Crisis ambiental y cristianismo, 782.
74
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 73.
73
TEOLOGÍA Y EDUCACIÓN AMBIENTAL
87
tos han encontrado dos formas de ser entendida esta palabra: la primera es
aquella que se relaciona con el término delirar, debido a la manera de comportarse de algunos pseudoprofetas, pero también como la de llamar o anunciar, hecho que se encuentra más cercano a la función de quien es considerado “un mensajero y un intérprete de la palabra divina”75.
De esta manera el profeta es un hombre al servicio de la palabra y la
verdad en quien recae una triple misión: anunciar, denunciar y renunciar.
Anunciar porque el profeta es el encargado de divulgar la Palabra de Dios,
la cual “es más fuerte que ellos y no la pueden acallar”76, a la vez que es
llamado a denunciar el pecado, la injusticia, la deslealtad, la infamia y la
vergüenza que se contrapone a la verdad, al mensaje del Reino y a la Palabra
de Dios. Esto obliga al profeta a renunciar a la tranquilidad de una vida
acomodada que encuentra en la tentación del dinero, el lujo y el poder; es la
oportunidad que el profeta tiene para vender su conciencia o en caso contrario agilizar su encuentro con la muerte.
La biblia hebrea –Tanaj–, está compuesta por tres partes: la Torah o Ley,
los Nevi’im o Profetas y los Ketuvim o Escritos77. En ella se encuentran,
los libros de Josué, Jueces, Samuel 1-2 y Reyes 1-2 que son llamados primeros profetas o profetas anteriores. Los libros de Isaías, Jeremías y Ezequiel
–también llamados profetas mayores–, y los de Oseas, Joel, Amós, Abdías,
Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías
conocidos como los últimos profetas –o profetas menores–78. Éstos últimos
contienen los oráculos de los profetas que recibieron la llamada divina tras
la división de Reino y con quienes comenzó la profecía clásica israelita79,
la cual consiste fundamentalmente en el llamado al arrepentimiento –postura
ética–, en favor de la justicia social, económica y política de su tiempo.
Los profetas reprocharon tanto al Reino de Israel como al de Judá su
alejamiento de Dios, la adopción de dioses y prácticas cultuales de sus veci-
75
Introducción al libro de los profetas, en: Biblia de Jerusalén, 981.
Ibid.
77
Las letras iniciales de estas tres palabras hebreas hacen un acrónimo o sigla de la que
surge la palabra Tanaj. La torah –Ley que incluye Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio–. Los profetas anteriores –Josué, Jueces, Samuel (I y II) y Reyes (I y II)–. Los
profetas posteriores –Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas,
Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías–. Y los escritos –Salmos, Job, Proverbios, Rut, Cantar de los Cantares, Eclesiastés, Lamentaciones, Ester, Daniel, Esdras-Nehemías
y Crónicas–.
78
Seminario Mayor de San José.
79
Ibíd.
76
GERMÁN ROBERTO MAHECHA CLAVIJO
88
nos cananeos y el olvido de la ley de Moisés. Ellos anunciaban la palabra de
Dios a Israel para ayudarle a formar su conciencia y configurar un futuro
mejor, corrigiendo los errores del presente80. De esta manera, en el momento en que el pueblo olvidaba su Alianza con Yahvéh, los profetas estaban ahí
para recordársela, a través de la oración y la reflexión comunitaria, con el
propósito de “evitar el desastre futuro que seguramente vendría si ellos no
enmendaban su vida”81.
Para Israel, el rey, el sacerdote y el profeta fueron considerados durante
mucho tiempo como los tres ejes de la sociedad; y aunque se presentaban
bastante diversos, incluso para ser considerados antagónicos, normalmente
eran necesarios los unos a los otros. Porque mientras exista un Estado, se
hallarán en él profetas para iluminar a los reyes82. Pero será con Cristo,
quien con el testimonio de su vida y por la virtud de su palabra al proclamar
el Reino de Dios, como se cumpla la
misión profética hasta la plena manifestación de la gloria, no sólo a través de la jerarquía,
que enseña en su nombre y con su potestad, sino también por medio de los laicos, a quienes por ello, constituye en testigos y les ilumina con el sentido de la fe y la gracia de la
palabra (cf. Act 2,17-18; Ap 19,10) para que la virtud del Evangelio brille en la vida
cotidiana familiar y social83.
Es aquí donde comienza a tener sentido la misión del educador ambiental,
quien hasta hoy –al igual que todos los defensores del medio ambiente– ha
sido considerado como loco, excéntrico y hasta utópico, porque desde hace
casi cuarenta años, se ha ocupado de profetizar acerca del fin del mundo, que
no es otra cosa, desde una visión antropocéntrica, que el fin de la vida humana sobre el planeta84. Y aunque resulte irónico afirmarlo, el futuro de la
vida –al menos la que existe en la actualidad– se encuentra seriamente amenazada, por una sola especie que ha sido la única capaz de atentar no solo
contra las demás sino contra su propia existencia: la humana.
80
Ibíd.
Ibíd.
82
Es el caso de Natán, de Elías, de Eliseo, especialmente de Isaías y en algunos momentos el propio Jeremías, a quienes en su momento les correspondió hablar y decidir si la acción
emprendida por los gobernantes era la que Dios quería y si la política se ajustaba exactamente
dentro de la historia de la salvación.
83
Lumen Gentium, No. 35, 76.
84
Sin embargo, el llamado de atención, no es desde esta postura, sino desde una perspectiva biocéntrica, que divulga el derecho de existir –de todas las formas de vida, así como de
lo no vivo– en un planeta en el cual nos encontramos con todo lo que nos rodea.
81
TEOLOGÍA Y EDUCACIÓN AMBIENTAL
89
Porque a medida que aumenta la población humana y el mismo hombre
lleva inexorablemente hacia la extinción tanto a plantas como a animales85,
se desecan las tierras húmedas, se arrojan residuos tóxicos a las aguas, se
contamina la atmósfera con diversas emisiones de partículas, se envenena el
agua potable y se agota el suelo fértil, se está destruyendo el sistema de
mantenimiento de la vida del planeta86, y aunque este comportamiento amenaza toda forma de vida existente sobre la faz de la Tierra, lo que está en
juego es la vida del ser humano, porque como lo ha demostrado el planeta
a lo largo de todo su proceso evolutivo, luego de las grandes extinciones
y períodos de glaciación, la vida siempre se ha abierto camino y ha triunfado.
Por tanto, si desapareciera el ser humano, no es de dudar que el resto de la
creación busque dicho camino. Pero “¿cuáles son los motivos que han conducido a nuestra civilización y a nosotros mismos a tan tremendo desacuerdo
con nuestra propia naturaleza?”87.Deja mucho que pensar que lo que hace
más de treinta años se presentaba como una premonición, es hoy es una
realidad: somos herederos y protagonistas de una crisis ecológica global que
compromete la permanencia de la vida en el planeta. Prueba de ello es la
proliferación no solo de una bibliografía especializada –libros y revistas–,
fruto de una reflexión seria realizada por investigadores expertos, sino también la divulgación de artículos, blogs y hasta películas relacionadas con
dicha temática, en los que sin mayor respaldo académico, intentan promover
en el común de las personas, una conciencia acerca de la importancia del
tema. De esta manera, los medios masivos de comunicación se han convertido
en un medio útil para cumplir con esta importante actividad profética de
anunciar y denunciar una problemática ecológica que afecta por igual a todos
los seres humanos sin distinción de raza, credo, sexo, cultura y/o posición
social.Y si se aceptan los cálculos que hacen expertos geólogos y geofísicos
modernos, quienes afirman que el planeta Tierra tiene cerca de 4.550 millones de años, tiempo en el cual ha surgido y desarrollado todo aquello con lo
cual vivimos, nos movemos y existimos –cfr. Hch. 17,28–, resulta no menos
que aterrador pensar que la especie humana, en 200.000 años de existencia,
necesito tan solo los últimos 100 años para romper todo el equilibrio hasta
ahora logrado por Gaia, Pacha Mama, la madre Tierra. Con este panorama,
85
Sin olvidar a los otros tres reinos: Mónera, Protoctista y Fungi. Cfr. L. MARGULIS
y K. SCHWARTZ, Cinco reinos, X.
86
R. TOVAR, La última esperanza.
87
J. MOLTMANN, La justicia crea futuro, 103.
90
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es que se entienden las profecías apocalípticas en referencia a una crisis
ecológica. Porque ante la inminente destrucción del único planeta conocido
que sustenta la vida dentro de nuestro sistema solar, no queda sino la esperanza de afirmar con Juan la posibilidad de ver “un cielo nuevo y una tierra
nueva porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar
no existe ya” (Ap 21,1)88.
En conclusión,
muchas cosas tienen que reorientar su rumbo, pero ante todo la humanidad necesita cambiar. Hace falta la conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un
futuro compartido por todos. Esta conciencia básica permitiría el desarrollo de nuevas
convicciones, actitudes y formas de vida. Se destaca así un gran desafío cultural, espiritual
y educativo que supondrá largos procesos de regeneración89,
para lo cual el dialogo entre Teología y Educación Ambiental se hace más
pertinente y necesario que nunca, especialmente en la intención de formar
“educadores capaces de replantear los itinerarios pedagógicos de una ética
ecológica, de manera que ayuden efectivamente a crecer en la solidaridad,
la responsabilidad y el cuidado basado en la compasión”90. Y en la medida
en que este dialogo prospere y se fortalezca, al cristiano a quien hoy se le
llama educador ambiental, será conocido como ecoteólogo: un profeta para
el siglo XXI.
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88
Podría afirmarse que la actual contaminación por emisión de partículas a la atmósfera,
produce una gruesa capa de niebla y humo –smog– que no permite ver el cielo, al igual que
el derretimiento de los grandes casquetes polares pone en peligro grandes áreas costeras,
prometiendo con ello hacer desaparecer estas tierras.
89
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 202.
90
FRANCISCO, Laudato Si’, No. 210.
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TEOLOGÍA Y EDUCACIÓN AMBIENTAL
INVITACIÓN URGENTE A UN NUEVO DIALOGO
R e s u m e n
Laudato Si es un documento que se agrega al Magisterio Social de la Iglesia y en el que,
de manera explícita, su Santidad el Papa Francisco invita a los católicos en particular a reconocer que el cuidado del medioambiente es parte la responsabilidad cristiana. Es una exhortación
a encontrar a Dios en todas las cosas, hecho que exige una conversión que permita replantear
el modo como estamos construyendo el futuro del planeta; para lo cual el dialogo entre Teología y Educación Ambiental se hace imprescindible.
Palabras clave: Creación, Ecoteología, Educación, Laudato Si, Interdisciplinariedad.
TEOLOGIA A EDUKACJA EKOLOGICZNA
PILNE WEZWANIE DO NOWEGO DIALOGU
S t r e s z c z e n i e
Artykuł podejmuje problematyke˛ edukacji ekologicznej w kontekście opublikowanej przez
papieża Franciszka encykliki Laudato Si’, poświe˛conej trosce o świat, w którym żyjemy, jak
we wspólnym domu. Autor dowodzi, iż dokument powinien stanowić ważny element nauki
społecznej Kościoła, w którym Papież zache˛ca katolików, aby uznali fakt, że dbanie o środowisko jest cze˛ścia˛ chrześcijańskiej odpowiedzialności. Jest to wezwanie, aby odnaleźć obecność
Boga we wszystkim, że taka postawa wymaga konwersji, która pozwala przemyśleć sposób
budowania przyszłości naszej planety. Dlatego tak istotny jest dialog mie˛dzy teologia˛ i edukacja˛ ekologiczna.
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Słowa kluczowe: stworzenie, ekologia, edukacja, Laudato Si’, interdyscyplinarność.
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