SUPERIOR TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA P ROVINCIA DE T IERRA DEL F UEGO , ANTÁRTIDA E ISLAS DEL ATLÁNTICO SUR “IPAUSS c/ Provincia de Tierra del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad - medida cautelar” Fecha: 31 de octubre de 2012 Hechos: El Superior Tribunal de Justicia declara inadmisible la demanda interpuesta por el Instituto Autárquico Unificado de Seguridad Social (IPAUSS) a fin de obtener la declaración de inconstitucionalidad de la Ley Provincial Nº 721, modificatoria delArtículo 21 de la Ley Provincial Nº 561, regulatoria del régimen jubilatorio de los empleados del Estado Provincial. Sumarios: 1. Es admisible el planteo de inconstitucionalidad de las leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos que vulneren derechos y garantías y cualquier otra cláusula consagrada en la Constitución provincial, por vía de la acción directa de inconstitucionalidad a ventilarse en única instancia ante el Superior Tribunal de Justicia (cfr. Art. 157, inc. 1, CPTF y contemplada en los Arts. 315 a 318 del CPCCLRM), sin perjuicio que dicho planteo igualmente puede introducirse en toda clase de juicios por las partes actora o demandada y llevarse a resolución del máximo órgano judicial, mediante la interposición de los recursos procesales que la ley estatuye (Art. 158, inc. 1, CPTF) (del voto de la Dra. María del Carmen Battaini). 2. La acción normada por el Artículo 157 inc. 1 de la Carta Magna provincial y reglamentada por el legislador fueguino en los Artículos 315 y siguientes del CPCCLRyM, no goza de las características del control abstracto de constitucionalidad. La acción de inconstitucionalidad, en la Provincia de Tierra del Fuego, ha sido legislada para garantizar los derechos individuales y no para el control de la legalidad objetiva del Estado, toda vez que en nuestro ordenamiento procesal no se encuentra legislada la acción popular de inconstitucionalidad, ni los procesos de advocacy; atento a ello corresponde declarar la falta de legitimación del actor para actuar, habida cuenta que no se advierte, ni se ha probado en autos, que los efectos de la modi- ficación normativa al Artículo 21 de la Ley Nº 561, producida con la sanción de la Ley Nº 721, le genere un déficit económico-financiero actual (del voto de la Dra. María del Carmen Battaini). 3. La declaración de inconstitucionalidad es un acto de extrema gravedad, pues pone a prueba el delicado equilibrio que debe imperar entre las funciones de los tres poderes del gobierno republicano, y representa la última ratio del ordenamiento jurídico, cuando no se dispone de otros remedios para preservar la primacía de las garantías fundamentales de rango constitucional (del voto del Dr. Carlos Gonzalo Sagastume). 4. Por el conducto de la inconstitucionalidad, los tribunales no están facultados a expedirse sobre la conveniencia, eficacia, acierto u oportunidad de la política legislativa y de las leyes que son su consecuencia. El tamiz judicial protege exclusivamente contra las transgresiones de los derechos y garantías que marca la Ley Suprema y esta tarea debe plasmarse con razonabilidad,prudenciayrespetodelasatribuciones reservadas a los Poderes Legislativo y Ejecutivo, no olvidando que la presunción de la legitimidad de las leyes cede solo cuando se oponen incontrastablemente a la Constitución (del voto del Dr. Carlos Gonzalo Sagastume). 5. La configuración típica del “caso” a los fines del proceso normado por los Artículos 315 y siguientes del CPCCLRyM, requiere la concurrencia de un interés particular directo que da pie a la legitimación procesal y la demostración de una lesión actual a dicho interés. Tales recaudos dan origen al “caso” y determinan, consecuentemente, el alcance de la sentencia a dictarse en el juicio de inconstitucionalidad (del voto del Dr. Carlos Gonzalo Sagastume). 6. La acción de inconstitucionalidad en la órbita provincial no consagra un remedio procesal tendiente al control genérico o abstracto de las normas, sino que prescribe la existencia de un caso concreto a fin de habilitarlo. Este supuesto, entonces, está configurado por la afectación actual que el precepto puesto en crisis debe generar en el proponente, de modo que no involucre un análisis de la norma en sí, sino en función de la relación jurídica que se somete a su conocimiento (del voto del Dr. Javier Darío Muchnik). 7.Advertir que un texto legal puede ser inconveniente no habilita la competencia de este Estrado para pronunciarse en tal sentido y dicho pensamiento trasladado al papel solo quedará como una sugerencia para una eventual modificación. La competencia del TribuRevista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo 27 nal se habilita a partir de la infracción constitucional, pues no es tarea del Poder Judicial declarar la inconveniencia de las normas. De seguir ese cauce estaría excediendo la competencia encomendada, sustituyendo la tarea del Poder Legislativo en la merituación del modo en que planifica y regula determinadas actividades para la sociedad (del voto del Dr. Javier Darío Muchnik). ACUERDO En la ciudad de Ushuaia, capital de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, a los 31 días del mes de octubre de 2012, se reúnen los miembros del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia en acuerdo ordinario para dictar sentencia en los autos caratulados “IPAUSS c/ Provincia de Tierra del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad - medida cautelar”, Expte. Nº 1957/07 de la Secretaría de Demandas Originarias, habiendo resultado que debía observarse el siguiente orden de votación: Jueces María del Carmen Battaini, Carlos Gonzalo Sagastume y Javier Darío Muchnik. ANTECEDENTES I. A fs. 138/159 se presenta la letrada apoderada del Instituto Provincial Autárquico Unificado de Seguridad Social (IPAUSS), Dra. Claudia Gabriela Gallo, conjuntamente con su letrado patrocinante, Dr. Juan FacundoAmati, y expresa que viene a iniciar la acción prevista en los Artículos 315 y 316 del CPCCLRyM, solicitando se declare la inconstitucionalidad de la Ley Nº 721, que modifica el Artículo 21 de la Ley Nº 561. Solicita como medida cautelar, hasta tanto se resuelva definitivamente la acción incoada, que se decrete la prohibición de innovar a fin de que su mandante se abstenga de aplicar la ley impugnada. Con referencia a la legitimación activa para intervenir, sostiene que por tratarse de un proceso contencioso administrativo basta con que el actor ostente un interés legítimo. En ese sentido, cita elArtículo 6º del CCA e indica que su mandante, como Organismo de aplicación del régimen previsional provincial de los empleados públicos, no solamente cuenta con un interés legítimo, sino que se ve directamente afectado por la vigencia de la ley puesta en crisis (fs.138/139). En el relato de los hechos indica que en forma previa a la sanción de la Ley Nº 721, seis de los ocho directores del IPAUSS suscribieron y remitieron a la Legis28 Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo latura la Nota Nº 517/06, acompañando un informe realizado por las áreas técnicas, en el cual se destacaba, entre otros aspectos, que: - El número de jubilados, prácticamente, se duplica al pasar de 2436 (en diciembre de 2006) a 4223 en diciembre de 2011. - El pago de haberes de pasividad guarda similar efecto multiplicador, al dispararse la erogación mensual de $ 8.526.000 a $ 14.780.500. - En una proyección a cinco años (a diciembre de 2011), el sistema previsional tendría un déficit económico mensual de $ 4.080.500 (ello en caso de mantenerse el nivel de aportes existente a la fecha de presentación de la demanda). - La relación Activos-Pasivos es de 6 a 1. Para mantenerse esa proporción en el año 2011 debería contarse con una planta de empleados públicos de 25.000 trabajadores. Luego de transcribir los fundamentos esgrimidos por la Legisladora del MPF, María O. Vargas, al momento de impulsar la reforma legislativa ahora atacada (fs. 141), la fundamentación del voto en minoría del Legislador Martínez (fs. 142), y el texto legal sancionado (fs. 143), expresa que con la reforma se han introducido condiciones privilegiadas respecto del régimen general de la Ley Nº 561, al reducir los requisitos de edad en cinco años, tanto para la mujer como para el varón (45 y 50 años, respectivamente); al reducir en cinco años el requisito de servicios con aportes para el varón, siendo suficiente acreditar 25 años en lugar de 30; al asimilar a ciertos organismos estatales (dependientes del ex Territorio), a las administraciones que aportan al régimen del IPAUSS, a los efectos de acreditar los 25 años de servicios con aportes; y al permitir que se puedan acreditar aportes con anterioridad al 1-1-1985, a diferencia del régimen general que solo se pueden acreditar desde esa fecha en adelante (fs. 143/144). En el capítulo IV del escrito de inicio, con la denominación de “Argumentación Jurídica”, sostiene que: - Desde el punto de vista financiero-actuarial es fundamental que los sistemas de previsión ofrezcan la suficiente garantía al afiliado. Se debe conseguir un equilibrio financiero en un horizonte temporal entre el valor de los capitales que constituyen las prestaciones al otorgar y el de los recursos aportados (fs. 145). - Debió existir un informe actuarial –como lo señaló el Legislador que fundó en minoría el rechazo del pro- yecto– a los fines de tomar una decisión responsable poruncambioenelsistemaprevisional.Dedichoinforme surgirá la total inviabilidad del régimen previsional, no solo a lo largo, sino a corto y mediano plazo (fs. 147). - La Ley Nº 721 en sustancia no reúne la naturaleza de una jubilación (por no cubrir la contingencia vejez), sino que es un claro “retiro voluntario” por el cual el Estado pretende liberar vacantes en la planta del personal para disminuir gastos y/o realizar nuevos ingresos, vulnerando con ello elArtículo 51 de la Constitución Provincial, que expresa en su última parte: “Los recursos que conforman el patrimonio de las cajas previsionales son intangibles y deben ser utilizados solo para atender sus prestaciones específicas” (fs. 148). - La ley en análisis establece una serie de excepciones “de privilegio” frente al régimen general y uniforme vigente, lo cual violenta las expresas prohibiciones de los Artículos 51, 105 inc. 30 de la Constitución Provincial y 16 de la Constitución Nacional (fs. 149). - De no prosperar la presente acción, el IPAUSS deberá erogar cuantiosas sumas en concepto de beneficios privilegiados, producto de la infundada reducción de las exigencias habituales para el común de los afiliados, en beneficio de personas de corta edad y “en pleno apogeo de la capacidad laboral” (fs. 149/150). - No se respetan los fines de los fondos previsionales. Detrás del objetivo declarado de la reforma de “premiar a los empleados públicos de mayor antigüedad en nuestra provincia” existe otro evidente y no mencionado, cual es reducir el gasto en salarios del personal de una abultada planta de trabajadores del Estado, y en su caso lograr vacantes para nuevas incorporaciones (fs. 151). - Se quiebra el compromiso generacional en que se basa el sistema solidario y de reparto, que se sustenta en que los más jóvenes aportan al sistema para sostener a los de mayor edad, a los jubilados (fs. 153). Al finalizar la argumentación, sostiene que la ley no tiene viso de razonabilidad, porque se la utiliza con una absoluta desviación de la finalidad que debe perseguir todo sistema previsional (asegurar contingencias de vejez, invalidez y muerte); se consagra un privilegio a personas que se encuentran en plena etapa de su capacidad laboral, y se lleva al quiebre del sistema previsional; hecho este último que a su vez determinará un aumento en los requisitos para los agentes que no accedan al beneficio de los “25 inviernos” (fs. 154). Por último, indica que una de las principales referencias que deben tomarse en cuenta a los efectos de realizar el test de razonabilidad es el fin de la norma, la intención del legislador; y en el caso “nos encontramos ante una norma inmotivada que, para peor de males, ni siquiera fue fundada al momento de ser sancionada ante un claro y categórico rechazo de los Directores del IPAUSS como por parte de los legisladores que votaron por la negativa” (fs. 156). Solicita que se decrete como medida cautelar la prohibición de innovar a fin de que el Instituto Provincial Autárquico Unificado de Previsión Social se abstenga de aplicar la Ley Nº 721 (fs. 156/157). Ofrece prueba (fs.157 in fine/159), formula la reserva del caso federal y peticiona que oportunamente se haga lugar a la demanda en todas sus partes, declarando la inconstitucionalidad de la Ley Nº 721, con costas (fs. 159). II. A fs. 163/166 obra agregada la sentencia del Tribunal que resuelve no hacer lugar a la medida cautelar solicitada en autos. III. A fs. 190/210 se presenta la Fiscalía de Estado y contesta la demanda. En el capítulo III del escrito de responde se sostiene la improcedencia de la acción interpuesta por ausencia de causa o controversia. En ese aspecto, el representante en juicio de la Provincia indica que el órgano demandante no ha demostrado padecimiento, agravio o afectación particular en su cabeza; agregando que la ausencia de agravio impide la viabilidad de la demanda, habida cuenta que –conforme lo prevé la constitución– el Superior Tribunal de Justicia interviene en instancia originaria solo en las cuestiones que se promueven en un caso concreto (fs. 190/191). Cita el Artículo 316 del CPCCLRyM, e indica que no cualquier sujeto puede solicitar la inconstitucionalidad de una norma, ni aun existiendo un potencial perjuicio en su cabeza. Afirma que para entablar esa acción se requiere una afectación concreta en los intereses del promotor, legitimando con ello su presentación. Cita el precedente del Tribunal dictado en autos “Boccardo, Horacio David c/ Provincia de Tierra del Fuego”, manifestando que allí se dejó establecido que la admisibilidad de la acción instaurada requiere una prueba cabal respecto que la norma cuestionada afectará en forma inevitable los intereses de la parte accionante; circunstancia que –según afirma– no ha sido probada ni explicada en la demanda (fs. 192). Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo 29 Concluye por ello que al no acreditarse un agravio particular no media caso, y en consecuencia la demanda debe ser declarada inadmisible, “ya que no es posible realizar este tipo de control directo de constitucionalidad en forma genérica y abstracta, pues nuestro sistema jurídico no lo prevé, sino que por el contrario exige un caso concreto para pronunciarse [...]” (fs. 193). Para el supuesto que este Tribunal considere que existe un caso suficiente que habilite un pronunciamiento, solicita que –a los efectos de evitar una sentencia nula– se asegure la representación en este proceso de todos aquellos agentes que han obtenido el beneficio previsto en la Ley Nº 721, como así también de los que iniciaron el trámite de la jubilación al abrigo de ese texto normativo, a los fines de no ver frustrado su beneficio sin haber tenido la posibilidad de participar en el proceso que puso fin a sus derechos (fs. 195). En subsidio, en el capítulo IV (fs. 196/204), sostiene la constitucionalidad de la norma impugnada. Por último, solicita la citación de terceros, tal como lo adelantó en el capítulo III, y la celebración de una audiencia pública de “todas aquellas personas que se encuentran en condiciones de acceder en un futuro cercano al beneficio [...]” (fs. 205/206). Ofrece prueba (fs. 206/209) y peticiona que oportunamente se declare inadmisible la demanda, y en subsidio se declare constitucional el régimen establecido por la Ley Nº 721 (fs. 210). IV. Por decisión del Tribunal agregada a fs. 264/265 se resuelve no hacer lugar al pedido de citación a juicio formulado por la Provincia demandada y rechazar la pretensión de celebración de una audiencia pública. V.Afs. 383/391 dictamina el Sr. Fiscal ante este Cuerpo, quien opina que corresponde rechazar la excepción de falta de legitimación opuesta al progreso de la pretensión; en caso negativo, que se lo tenga por parte en calidad de tercero adhesivo y coadyuvante (Art. 74 del CPCCLRyM); y se haga lugar a la demanda promovida declarando la inconstitucionalidad del inciso b) del Artículo 21 de la Ley Nº 561, incorporado por Ley Nº 721. VI. Por providencia obrante a fs. 392 se ordena el llamado de autos para el dictado de la sentencia. VII. A fs. 394 el Superior Tribunal resuelve mandar a producir la prueba pericial contable que había sido solicitada por la parte accionante, como medida para mejor proveer, suspendiendo el curso del plazo para el dictado de la sentencia. 30 Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo VIII. A fs. 519/523 se encuentra agregada la pericia elaborada por la perito actuario designada en estas actuaciones. IX. Corrida vista al Sr. Fiscal ante estos Estrados (fs. 527), emite el dictamen obrante a fs. 545/546, manteniendo la opinión que fuera vertida en el dictamen que fue glosado a fs. 383/391. Encontrándose los autos en condiciones para el dictado de la sentencia definitiva (fs. 547), el Tribunal, tras el estudio y deliberación del caso, decidió considerar las siguientes CUESTIONES: Primera: ¿Es admisible la presente acción? Segunda: En caso negativo, ¿corresponde tener al Sr. Fiscal ante este Cuerpo por parte en calidad de tercero adhesivo y coadyuvante? Tercera: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? A la primera cuestión la Jueza María del Carmen Battaini dijo: 1.- Respecto de la admisibilidad formal de la acción de inconstitucionalidad, el Superior Tribunal ha señalado que “El plexo normativo constitucional de nuestra provincia prevé, en su Artículo 157, inc. 1, la demanda de inconstitucionalidad, proceso cuyo contenido consiste en el pronunciamiento, por parte del Superior Tribunal de Justicia, de la adecuación o no de una ley, decreto, ordenanza o reglamento a la ley fundamental del sistema provincial. Dada la entidad de esta acción, la insuperable relevancia que tiene en el sistema jurídico provincial, se considera la última ratio del ordenamiento jurídico, posición que por otra parte ha sido sustentada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en Fallos: 300:241 y 1087, entre muchos otros. En esta controversia, es en donde la carta fundamental se revela como aquel conjunto de principios básicos, de garantías fundamentales, para la organización de la comunidad, pues implica además un reforzamiento y reconocimiento de la vigencia de la Constitución, cualquiera sea la solución del caso. En palabras de Otto Bachof, en su célebre discurso rectoral, este proceso significa “profesar y renovar una gran fe en la ley fundamental” (causa Nº 374/97 SDO, “Pereyra, Mario Eugenio c/ Provincia de Tierra del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad”, sentencia del 27-10-1997, registrada en Tº X, Fº 103/129). También se dijo en otro precedente que “En nuestra provincia la Constitución torna admisible el planteo de inconstitucionalidad de las leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos que vulneren derechos, garantías y cualquier otra cláusula consagrados en la mencionada Constitución Provincial, por vía de la acción directa de inconstitucionalidad a ventilarse en única instancia ante el Superior Tribunal de Justicia (Art. 157 inc. 1 CPTF) y acotada en los Artículos 315 a 318 del CPCCLRyM. Dicho planteo igualmente puede introducirse en toda clase de juicios por las partes actora o demandada y llevarse a resolución del máximo órgano judicial mediante la interposición de los recursos procesales legalmente establecidos (Art. 158 inc. 1 CPTF). Los Artículos 315/318 CPCCLRyM fijan los requisitos de admisibilidad, el trámite y los alcances de la aludida acción directa de inconstitucionalidad, que reviste carácter meramente declarativo, dejando para el correspondiente proceso ulterior la satisfacción de los reclamos patrimoniales que requieran una sentencia condenatoria susceptible de ejecutarse coercitivamente [...]” (cfr. sentencia de fecha 22-9-1999, in re “Lobo, Romelia del Valle c/ Gobierno de la Provincia de Tierra del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad”, expte. Nº 738/99 SDO, registrada en Tº XVI, Fº 137/141). 2.- Bajo esos lineamientos y con directa referencia a los requisitos formales que hacen a la admisibilidad de la acción impetrada en estas actuaciones, puedo adelantar que el organismo accionante no posee legitimación para entablar la presente acción; porque de la lectura de los antecedentes que han sido copiados al comienzo se advierte que los intereses que supuestamente se encontrarían afectados por la reforma legislativa al Artículo 21 de la Ley Nº 561, producida con la sanción de la Ley Nº 721, son potenciales, a futuro y no actuales. En efecto, con directa referencia a la acción en estudio, se ha indicado que “Para que la demanda de inconstitucionalidad proceda, se requiere que medien actos inequívocos de los cuales resulte que la norma impugnada como violatoria de la Constitución ha sido o ha de ser ineludiblemente aplicada al accionante; por lo tanto, es indispensable que éste demuestre, en términos concretos, las circunstancias particulares en que el ejercicio de sus derechos se hallan afectados por dicha aplicación (Ac. y Sent. 1961-V-264)” (fallo de la Sup. Corte de Bs. As., citado por Epifanio J. L. Condorelli, Código Procesal Civil de Buenos Aires Comentado, Ed. Zavalía, 1990, T. 3, p. 408). Ello así toda vez que “Para compeler la acción de inconstitucionalidad no basta un interés simple en nuestro sistema institucional, de forma tal que la jurisdicción de los tribunales se circunscribe a los casos que encierran una efectiva controversia involucrando relaciones jurídicas donde las partes tienen intereses contrapuestos. En otras palabras, la viabilidad de la acción se circunscribe a casos contenciosos [...]” (cfr. causa “Pereyra”, cit. ut supra). No debe olvidarse que la acción normada por el Artículo 157 inc. 1 de la Carta Magna provincial y reglamentada por el legislador fueguino en losArtículos 315 y siguientes del CPCCLRyM, no goza de las características del control abstracto de constitucionalidad que siguiendo el modelo europeo o concentrado (Francia), ha sido regulada en la CiudadAutónoma de Buenos Aires (Art. 113 inc. 2 CCABA y Art. 17 y sigs. de la Ley Nº 402); en donde la pretensión principal es la derogación de la ley porque se busca la coherencia del ordenamiento jurídico. Sobre el tema ya ha expresado este Cuerpo que en “el control de constitucionalidad ‘concentrado’ o ‘abstracto’ la declaración de inconstitucionalidad ostenta efectos generales erga omnes y pro futuro con carácter de cosa juzgada; que la norma anulada deja de existir; que se está ante un ‘juicio a la norma’ en el que no se examinan los hechos ni el caso concreto sino que se considera la compatibilidad del texto de naturaleza legislativa con el constitucional; y que los legitimados para litigar frente a los tribunales especializados son los órganos políticos (Mariana Díaz, La acción declarativa de inconstitucionalidad, Ed.Ad-Hoc, 2003, p. 27)” (“Fiscal de Estado de la Provincia c/ Provincia de Tierra del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad”, expte. Nº 2197/10, sentencia de fecha 25-11-2010, registrada en Tº LXX, Fº 195/207). A diferencia de ese sistema, la acción de inconstitucionalidad ha sido legislada en la Provincia de Tierra del Fuego para la garantía de los derechos individuales y no para el control de la legalidad objetiva del Estado, toda vez que en nuestro ordenamiento procesal no se encuentra legislada la acción popular de inconstitucionalidad, ni los procesos de advocacy, a los que hace referencia el Fiscal ante este Superior Tribunal al formular su dictamen (fs. 384 y siguientes). Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo 31 En consecuencia y tal como lo he adelantado ut supra, el IPAUSS carece de legitimación para actuar, habida cuenta que no se advierte ni se ha probado en autos que los efectos de la modificación normativa al régimen previsional general incorporada por la Ley Nº 721, le genere un déficit económico-financiero actual. En efecto, en el escrito de demanda se sostiene que la citada modificación normativa potencialmente puede llevar al colapso o quiebre del sistema previsional, fundando esa hipótesis sobre proyecciones o datos estadísticos que surgían en aquel entonces del informe realizado por las áreas técnicas del IPAUSS; que posteriormente fueron materia de estudio en el informe actuarial presentado a fs. 415/487, como así también por la perito actuario designada en autos (v. pericia obrante a fs. 519/523). Como se observa, esa afectación “potencial” y no concreta, real o actual a los intereses del Organismo accionante, escapa a la finalidad tuitiva de la acción planteada en autos; y por lógica consecuencia, a la tarea jurisdiccional que le cabe a este Superior Tribunal en el ámbito de su competencia originaria. En efecto, es la Legislatura Provincial el lugar adecuado para el estudio de esa problemática, y las posibles soluciones que pueden brindarse para preservar a futuro las finanzas del Organismo Previsional, algunas de las cuales fueron destacadas en el informe actuarial (fs. 437 vta./438), y compartidas posteriormente por la perito actuario que intervino en autos, quien adhirió a los “ajustes técnicos” que deberían realizarse, tal como fueron propuestos por su colega (fs. 523 vta.). Justamente el citado órgano deliberativo ha dictado recientemente la Ley Nº 865 (sancionada el 15 de marzo de 2012, promulgada el 9-4-2012 por Decreto Nº 773/2012, y publicada en el BOP de fecha 11-4-2012), que crea dentro del ámbito interno de la Cámara Legislativa la “Comisión Especial de Evaluación y Reforma del Instituto Provincial Autárquico Unificado de Seguridad Social (IPAUSS)”, brindándole amplias facultades “con la finalidad de elaborar un diagnóstico de situación y propuesta de reforma” del organismo previsional (Art. 1º), para que analice, entre otros aspectos, la situación presupuestaria y financiera de ese ente; la gestión y control administrativo; la evaluación de los créditos y acreencias; y el flujo de fondos y obligaciones financieras emergentes en el largo, mediano y corto plazo (Art. 3º). 32 Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo 3.- Por último, considero que tampoco le asiste legitimación activa al Instituto accionante cuando invoca como causal a los fines de fundamentar el planteo de inconstitucionalidad, que el régimen estatuido por la Ley Nº 721 constituye un privilegio, que atenta contra lo dispuesto por los Artículos 51 y 105, inc. 30 de la Constitución Provincial. Descartado como se vio en el capítulo anterior, que mediante la acción de inconstitucionalidad regulada por los Artículos 315 y siguientes del CPCCLRyM pueda realizarse un “juicio a la norma” en el que se examine la compatibilidad del texto legal cuestionado con el constitucional, solo cabría otorgar legitimación activa para entablar la presente acción por la causal ahora en estudio a aquellos individuos que siendo aportantes al régimen previsional provincial y futuros beneficiarios de la jubilación ordinaria allí normada se sintieran afectados en sus derechos por la “gracia”, “prerrogativa” o “privilegio” del que supuestamente gozan las personas que pueden acceder a ese beneficio previsional en virtud de la reforma incorporada como inciso b), al Artículo 21 de la Ley Nº 561, por la citada Ley Nº 721. En atención a todo lo expuesto, a la cuestión en examen voto por la negativa. A la primera cuestión el Juez Carlos Gonzalo Sagastume dijo: 1. Que he de adherir a la solución propuesta por la colega que lidera el acuerdo, efectuando las consideraciones adicionales que siguen. Liminarmente, corresponde reeditar los parámetros a los que se ajusta este Superior Tribunal en lo atinente al control de constitucionalidad de las leyes y denotar que ellos se hallan en sintonía con la doctrina elaborada en la materia por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Así pues, este Cuerpo tiene dicho que: a) La declaración de inconstitucionalidad es un acto de extrema gravedad, pues pone a prueba el delicado equilibrio que debe imperar entre las funciones de los tres poderes del gobierno republicano, y representa la última ratio del ordenamiento jurídico, cuando no se dispone de otros remedios para preservar la primacía de las garantías fundamentales de rango constitucional. b) La cuestión constitucional ha de cobrar entidad suficiente para influir decisivamente en la sentencia que dirime el litigio. c) Por el conducto de la inconstitucionalidad, los tribunales no están facultados a expedirse sobre la conveniencia, eficacia, acierto u oportunidad de la política legislativa y de las leyes que son su consecuencia. El tamiz judicial protege exclusivamente contra las transgresiones de los derechos y garantías que marca la Ley Suprema y esta tarea debe plasmarse con razonabilidad, prudencia y respeto de las atribuciones reservadas a los Poderes Legislativo y Ejecutivo, no olvidando que la presunción de la legitimidad de las leyes cede solo cuando se oponen incontrastablemente a la Constitución. 2.- Bajo el contexto dogmático ilustrado y que rige la cuestión, remarco que ha quedado concretado el objeto de la pretensión en la declaración de inconstitucionalidad de la Ley Nº 721 (cfr. acta de audiencia de fs. 229). Por tal motivo, resulta un imperativo esencial –en vista a la acción ejercida– emitir pronunciamiento sobre la admisibilidad, a cuyo efecto se deberá ponderar: la temporalidad de su promoción en instancia originaria de este Estrado, el carácter de la norma cuestionada y la configuración de un caso justiciable por esta vía, aspecto éste para el que deben concurrir la legitimación del accionante que invoca una lesión a un interés jurídicamente protegido y una formulación suficientemente concreta de la afectación de dicho interés. Los recaudos de procedencia formal apuntados se consagran en los Artículos 315 y 316 del CPCLRM. El último prescribe que la demanda debe plantearse dentro de los treinta (30) días desde la fecha en que el precepto impugnado afectare los intereses del accionante, ya que de otro modo queda extinguida la competencia originaria del Cuerpo según expresamente lo establece la citada norma legal (2º párrafo). 3.- De conformidad con nuestro sistema procesal, el requisito temporal debe evaluarse en cualquier tipo de demanda sobre inconstitucionalidad, puesto que, a diferencia de lo normado en el proceso bonaerense (Art. 683 y ss. CPC Pcia. Bs. As.), nuestro ordenamiento adjetivo no hace distinción entre preceptos que afecten derechos patrimoniales o a la personalidad, ni contiene las excepciones de aquél (Art. 685 Cód. cit.). Este análisis obligado para determinar la competencia originaria es de atribución del Superior Tribunal de Justicia como último intérprete provincial de la organización procedimental (ver CSJN, Fallos: 301:574; 248:765). Como ya se dijera en anteriores precedentes: “Aunque la indagación no se haga in limine litis corresponde hacerla en oportunidad de dictar sentencia, porque el plazo previsto por el Artículo 316 del CPCCLRM no constituye un plazo de caducidad de la instancia –que extingue el proceso, permitiendo a la parte iniciar otro de idéntica naturaleza–, sino un plazo de caducidad legal que determina la competencia de este Tribunal en razón del tiempo y constituye un presupuesto de admisibilidad de la demanda de inconstitucionalidad impuesto por la norma procesal. Esta competencia exclusiva y excluyente reconocida al Superior Tribunal para ejercer jurisdicción en este tipo de demandas no puede quedar sometida a la prórroga de las partes ni puede ser planteada ante otro tribunal. Emana directamente de la Constitución Provincial y las partes no pueden disponer de ella en vista de su carácter de absoluta, improrrogable y de orden público. Y como tal puede el S. T. J. declarar su incompetencia ex officio en cualquier estado de la causa (verAlsina, Derecho Procesal, tomo II, p. 518 y sigs.). Entenderlo en otro sentido llevaría a un apartamiento flagrante de la Constitución Provincial, de la Ley Orgánica Provincial y del régimen procesal previsto por el citado Artículo 316” (in re: “Franco de Fernández, Gudelia c/ Dirección Provincial de Obras Sanitarias de la Provincia de Tierra del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad”, expte. Nº 798/99 SDO, de fecha 16-7-1999, Tº XVI, Fº 7/10). En efecto, el Artículo 316 del CPCCLRyM, en su segundo párrafo, expresa: “Después de vencido este plazo, se considerará extinguida la competencia originaria del Superior Tribunal, sin perjuicio de las facultades del interesado para ocurrir a la jurisdicción ordinaria en defensa de los derechos [...]”. Es menester señalar que la cláusula de jurisdicción de este Cuerpo para recibir las demandas directas de inconstitucionalidad en un plazo dado no induce en caso alguno a la negación del derecho reconocido a los justiciables para deducir u oponer ante los demás órganos judiciales competentes las alegaciones de inconstitucionalidad que estimen fundadas. Vale recordar que el precepto no significa denegar formalmente la acción ni la somete a plazos de caducidad de la instancia, ni tiene efectos extintivos equiparables a la prescripción liberatoria; solo se limita a organizar y adecuar la competencia de los respectivos tribunales. Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo 33 La Constitución ha establecido dos vías clásicas que aseguran la efectiva aplicación de su texto: la directa, por acción de inconstitucionalidad y la indirecta, que permite plantearla dentro de una controversia principal a la cual accede y cuya solución condiciona. Ello así, se verifica que el organismo previsional actor ha optado por el primero de los supuestos acudiendo tempestivamente a la jurisdicción, visto que de las constancias de autos emerge que la acción formulando es el cuestionamiento de constitucionalidad de la Ley Nº 721, sancionada el 7 de diciembre de 2006, promulgada el 19 de diciembre del mismo año y publicada en Boletín Oficial Provincial el 20 de diciembre de 2006, fue promovida en tiempo propio –dentro de los 30 días que establece el Art. 316 del CPCCLRyM–, conforme surge del cargo inserto a fs. 159 vta. En virtud de lo expuesto entiendo que la demanda fue promovida dentro del plazo legal. 4.- En orden al carácter de la norma impugnada, y conforme surge claramente del texto del Artículo 315 del código de rito, solo resulta admisible este tipo de acción meramente declarativa, respecto “[...] de leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos que vulneren derechos, garantías y cualquier otra cláusula consagrados por la Constitución de la Provincia”. Así lo entendió el Tribunal en el precedente “del Valle”, reiterado en “Landi, Juan Carlos c/ Provincia de Tierra del Fuego, IPPS - IPAUSS s/ acción de inconstitucionalidad”, expte. STJ-SDO Nº 1459/02, sentencia del 22 de abril de 2002, registrada en Tº XXXV, Fº 21/25, donde sostuvo: “El plexo normativo constitucional de nuestra provincia prevé, en su Artículo 157, inc. 1, la demanda de inconstitucionalidad, proceso cuyo contenido consiste en el pronunciamiento, por parte del Superior Tribunal de Justicia, de la adecuación o no de una ley, decreto, ordenanza o reglamento a la ley fundamental del sistema provincial”. En definitiva, la acción directa de inconstitucionalidad solo puede intentarse respecto de normas de carácter general; recaudo observado en el sub lite, toda vez que se cuestiona in totum la validez constitucional de una ley de la Provincia. 5.- Salvados los escollos de la temporalidad y del tipo deprescripciónnormativacontrovertida,sedebeanalizar la concurrencia de un caso justiciable por conducto de la acción de inconstitucionalidad, con apego a la acendrada doctrina y jurisprudencia que obsta su utilización con carácter simplemente consultivo o de indagación meramente especulativa. 34 Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo En dicho cometido corresponde relevar si en el proceso se ha acreditado el requisito de afectación de los intereses del accionante, al que alude elArtículo 316 del CPCCLRyM. Extremo que, aunado a la legitimación, hace a la configuración del mentado “caso” o “causa” que consagran la Constitución Nacional (Arts. 116 y 117) y la Carta Magna provincial (Arts. 154 y 157). En este orden, elAlto Tribunal de la Nación tiene dicho que la legitimación es un presupuesto para que exista causa o controversia (Fallos: 322:528, 326:3007 y 333:1212, entre muchos otros) y, más recientemente, ha puntualizado: “Que en materia de legitimación procesal corresponde, como primer paso, delimitar con precisión tres categorías de derechos: individuales, de incidencia colectiva que tiene por objeto bienes colectivos, y de incidencia colectiva referentes a intereses individuales homogéneos. En todos estos supuestos, la comprobación de la existencia de un caso es imprescindible […] ya que no se admite una acción que persiga el control de la mera legalidad de una disposición. Sin embargo, es preciso señalar que el caso tiene una configuración típica diferente en cada uno de ellos, siendo esto esencial para decidir sobre la procedencia formal de la pretensiones” (Fallos: 332:111, el destacado es introducido por el suscripto). Sobre estas bases y ahondando en la exégesis de las prescripciones locales que delinean la acción originaria de inconstitucionalidad ventilada ante este Tribunal, entiendo que el “caso” a esos fines requiere junto con la legitimación (activa y pasiva) vislumbrar suficientemente una afectación de los intereses del accionante que ha de ser actual. Esa directriz ha fijado este Cuerpo en un flamante decisorio, al afirmar que “Para reputar reunida la legitimación activa en la accionante, la norma atacada debe concernirle directamente, no de modo abstracto, genérico y/o eventual, resultando indispensable la invocación en la demanda de circunstancias particulares en las que el ejercicio de sus derechos se vería afectado por la aplicación de aquélla. El desarrollo argumental del escrito de inicio no contempla la afectación o consecuencia perjudicial que resulta exigencia ineludible, de conformidad con lo establecido por el Artículo 157 inc. 1º de la Constitución Provincial y las prescripciones rituales ya aludidas. De lo anterior se sigue, asimismo, que no media caso, causa o controversia originada por la aplicabilidad o aplicación concreta de la norma a quien se presenta como afectada. Quien demanda por inconstitucionalidad de la Ley Nº 855 no ha demostrado, como presupuesto de su acción –que oficiosamente puede verificar el Tribunal– que en alguna de las calidades por las que ocurre a la jurisdicción –ya sea como empleada pública provincial o como representante sindical, situaciones que sí demuestra a fs. 1, 17 y 18– ha sufrido una afectación particular de intereses propios jurídicamente amparados” (“Central de Trabajadores de laArgentina (CTA) de Tierra del Fuego c/ Provincia de Tierra del Fuego AeIAS s/ acción de inconstitucionalidad”, expte. STJSDO Nº 2581/11, sentencia del 14 de marzo de 2012, registrada en Tº LXXVI, Fº 132/136). En síntesis, cabe afirmar que la configuración típica del “caso” a los fines del proceso normado por los Artículos 315 y siguientes del CPCCLRyM requiere la concurrencia de un interés particular directo que da pie a la legitimación procesal y la demostración de una lesión actual a dicho interés. Tales recaudos dan origen al “caso” y determinan, consecuentemente, el alcance de la sentencia a dictarse en el juicio de inconstitucionalidad. Con esta inteligencia, en el proceso estudiado, el interés genérico en la legalidad no puede tampoco invocarse como atinente a un bien colectivo, según las categorías trazadas por la Corte. 6.- La reseña efectuada respalda el desarrollo que en punto a la primera cuestión formula el voto ponente. Mas, sin perjuicio de ello, y aún frente a la hipótesis de admitir algún atisbo de legitimación al Instituto actor, no cabe soslayar que el recaudo de afectación no ha sido demostrado en autos. La actora ha argumentado que la incompatibilidad constitucional de la Ley Nº 721 está dada porque ella torna económica y financieramente insostenible el régimen previsional provincial y porque importa introducir una modalidad jubilatoria de privilegio, contrariando así los Artículos 51 y 105 inc. 30) de la Constitución Provincial. En el primer orden, el escrito inaugural señaló que de la realización de un informe actuarial surgiría la inviabilidad de nuestro sistema previsional y la incidencia del régimen legal impugnado, ofreciendo aquél como prueba de la lesión pese a que hasta la fecha de promoción de la demanda no se había realizado. No es ocioso señalar que dicha actuación profesional fue concluida en el mes de noviembre de 2010 (fs. 415/487), se agregó a estos autos en el mes de marzo de 2011 (ver cargo de fs. 491 vta.), es decir transcurridos más de cuatro años desde el inicio de la demanda, y motivó su necesaria sustanciación y examen en el marco de la prueba pericial contable ordenada como medida para mejor proveer (fs. 394/vta.). De tal suerte, le incumbía al IPAUSS probar que el dispositivo legal cuestionado conculcaba sus intereses y la entidad de dicha lesión.Así pues era ésta la que debía demostrar que la aplicación de tal precepto la afectaría, de modo tal que dicha agresión posibilitara la injerencia de la jurisdicción. Tal premisa no ha sido acreditada, pues no se encuentra evidenciado que el déficit presupuestario al que hace alusión la experticia obedezca a la implementación de la normativa atacada; de dicho informe no surge que radique en esa preceptiva la causa eficiente de los desequilibrios y desventuras de la Caja local; por el contrario el quebranto insinuado dimana de la totalidad de las variables ponderadas en su conjunto. Más allá de que pueda o no satisfacer al organismo previsional la prescripción de la Ley Nº 721 cuya constitucionalidad desafía, lo cierto es que no ha evidenciado la actual afectación a sus intereses ni que la entrada en vigencia del nuevo precepto sea el exclusivo disparador de una gravosa situación financiera. Por tal conclusión he de poner de resalto que de la presentación actuarial surgen algunas recomendaciones orientadas a resolver, a juicio del experto, los desequilibrios que pone de relieve su dictamen; mas su apreciación como requisito de afectación actual para un pronunciamiento de inconstitucionalidad no es tarea del Poder Judicial, el que debe preservarse celosamente de cruzar la delicada frontera que lo separa de las competencias exclusivas del Poder Ejecutivo y Legislativo, pilastras inclaudicables del sistema republicano de gobierno. Con lo anterior, se reafirma la inteligencia según la cual en este tipo de acciones, el gravamen, el perjuicio, debe consistir en una significativa afectación a los derechos constitucionales, de tal envergadura que su declaración de inconstitucionalidad se presente francamente irremediable. No alcanza con invocar eventuales perjuicios que resultarían de una problemática futura. Ese carácter hipotético, obviamente, no coincide con el requisito de demostración de la existencia de un perjuicio o daño, de un vicio constitucional que por su entidad requiera una declaración como la solicitada en el inicio. Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo 35 7.- En segundo orden, el fundamento de la demanda que finca la inconstitucionalidad de la Ley Nº 721 en la afectación del principio de igualdad por introducir una modalidad jubilatoria de privilegio, tampoco ha sido objeto de prueba. Contrariamente a ello, la discusión parlamentaria omitida por el actor resalta el carácter general de la modificación. Así, del Diario de Sesiones y con relación al Asunto Nº 452/06 del orden del día 7 de diciembre de 2006, se extrae el siguiente pasaje de la intervención del legislador Jorge Bericua: “Se trata de una cuestión importantísima, no importante: ¡importantísima!, que involucra a miles y miles de habitantes de esta provincia. Implica la modificación, no circunstancial del régimen de jubilaciones de los agentes del sector público, sino de unas nuevas reglas del juego. Hay hasta quienes piensan que –actualmente– que se trata nada más de una iniciativa que alcanza a unos pocos, sin advertir que, en realidad, se trata de establecer nuevas reglas para jubilarse en la Provincia; y que las generaciones futuras –los hombres con 50 años y las mujeres con 45 años– van a poder acceder a su jubilación ordinaria. Es decir, no estamos tratando, porque nuestra Constitución lo prohíbe, un régimen de excepción […]” (p. 76). Parece, también, enderezada en esa senda la opinión del Sr. Fiscal ante este Estrado que reconoce una virtualidad de generalización a la reforma, cuando indica “al no estar acotada su vigencia en el tiempo, la reforma tiene un sentido permanente, se extiende en él, con lo que permite aprovechar de su doble reducción a un número cada vez mayor de agentes a medida que transcurren los años […] hasta llegar un momento en el que el inciso a) perderá toda vigencia en los hechos, convirtiendo la excepción en la regla y la regla en excepción” (fs. 389). A la luz de lo expuesto, concluyo que la cuestión que el IPAUSS ha sometido a conocimiento del Estrado –es decir, la inconstitucionalidad de la Ley Nº 721, que modifica el Art. 21 de la Ley Nº 561–, no reúne los recaudos de un caso apto de encauzamiento por la vía procesal de los Artículos 315 y siguientes del CPCCLRyM y, por lo tanto, que su repulsa a la Carta Fundamental local no ha sido demostrada en el sub lite. Voto, en consecuencia, por la negativa a la primera cuestión propuesta. 36 Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo A la primera cuestión el Juez Javier Darío Muchnik dijo: I.- Analizando los fundamentos esgrimidos en los votos precedentes se advierte la concurrencia argumentativa que los impulsa a votar afirmativamente las cuestiones planteadas en lo que respecta a la inadmisibilidad de la acción en trato, extremo que, en honor a la brevedad, se comparte. Sin perjuicio de lo expuesto y en mérito a la importancia de la cuestión debatida en el presente litigio, resulta pertinente agregar una última reflexión, en coincidencia con la línea argumental apuntada por los destacados colegas que me antecedieron en el orden de votación. II.- El resultado arribado en el presente proceso, tal como se ha destacado en los votos de los distinguidos colegas que me precedieron, toma como punto de partida los rasgos que perfilan la fisonomía del control de constitucionalidad en nuestra Ley Fundamental local. Su contenido y alcance no solo tipifica la habilitación en la cual debe encauzarse la custodia de la supremacía constitucional, sino también los límites que demarcan el cumplimiento de esta tarea. El control señalado presenta particularidades en el orden local, cuya génesis encuentra su pilastra fundamental en la autonomía que posee la Provincia para dictar su propia Constitución (Art. 125 CN) y establecer el diseño de sus instituciones (Art. 122 CN), con el respaldo del Gobierno Federal (Art. 5º CN). En estos parámetros, nuestra Constitución Provincial ha diagramado el control de constitucionalidad que ejerce este Estrado, tornando admisible el planteo de inconstitucionalidad de las leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos que vulneren derechos garantías y cualquier otra cláusula consagrados en la ley fundamental, ya sea por vía de la acción directa de inconstitucionalidad a ventilarse en única instancia ante el Superior Tribunal de Justicia (Art. 157 inc. 1° CPTF) o bien en toda clase de juicios por las partes actora o demandada, llevando la cuestión a resolución del máximo órgano judicial mediante la interposición de los recursos procesales legalmente establecidos (Art. 158 inc. 1° CPTF). Los Artículos 315 a 318 del CPCCLRyM fijan los requisitos de admisibilidad, el trámite y los alcances de la aludida acción directa de inconstitucionalidad, que reviste carácter meramente declarativo, dejando para el correspondiente proceso ulterior la satisfacción de los reclamos patrimoniales que requieran una sentencia condenatoria susceptible de ejecutarse coercitivamente. Constituye una condictio sine qua non la legitimación para obrar, esto es, que quien acciona sea el titular de los derechos o intereses legítimos a los cuales afecta lanormativaquetildadeinconstitucionalyquelapetición involucre un caso concreto. En tal sentido la Constitución Provincial en su Artículo 157 dispone: “El SuperiorTribunal de Justicia tendrá competencia originaria y exclusiva para conocer y resolver: 1- En las cuestiones que se promuevan en caso concreto y por vía de acción de inconstitucionalidad de leyes y demás normas jurídicas que estatuyan sobre materias regidas por esta Constitución” (destacado agregado). En concordancia con ello, el Artículo 316 del CPCCLRyM exige que la demanda sea interpuesta “[…] dentro de los treinta (30) días desde la fecha en que el precepto impugnado afectare los intereses del accionante” –el destacado no está en el original. Siguiendo esta línea de razonamiento, en oportunidad de resolver los autos “Fernández, Ricardo Humberto y otros c/ Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur s/ acción de inconstitucionalidad y acción de amparo”, expte. Nº 079/95 SDO, y sus acumulados: “Machado, Julio César y otros c/ Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur s/ acción de inconstitucionalidad y acción de amparo”, expte. Nº 080/95 y “Anachuzi, Rubén Roberto y otros c/ Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas delAtlántico Sur s/ acción de inconstitucionalidad y acción de amparo”, expte. Nº 081/ 95, sentencia de fecha 5-12-1995, Tº III Fº 134/146, y en numerosos pronunciamientos posteriores, este Tribunal sostuvo que “[...] No basta un interés simple porque la jurisdicción de los tribunales se circunscribe a los ‘casos contenciosos’, es decir, a aquellos que encierran una controversia que involucra las relaciones jurídicas entre partes con intereses encontrados. El control de constitucionalidad es ejercido por los jueces solo en causas judiciales promovidas por sujetos con legitimación e interés jurídico para requerir un pronunciamiento de fondo, que en los supuestos de las acciones declarativas de mera certeza tiene por objeto aventar la incertidumbre sobre la existencia, modalidades o alcances de un derecho o relación jurídica controvertidos. En ese sentido, la acción directa de inconstitucionalidad autorizada en losArtículos 315 a 318 CPCCLRM participa de la naturaleza de toda acción meramente declarativa (Art. 339 punto 1 CPCCLRM), aunque cubre lesiones potenciales y está limitada al análisis de la compatibilidad o concordancia de las normas jurídicas atacadas, con los derechos y garantías reconocidos en la Constitución de la Provincia (cfr. Salgado, Alí Joaquín, ‘Juicio de amparo y acción de inconstitucionalidad en la Jurisprudencia de la Suprema Corte de Buenos Aires’, en LL 1988- C175)” (del voto del Dr. Félix A. González Godoy). III.- La acción de inconstitucionalidad en la órbita provincial, tal cual se explicó en el apartado precedente, no consagra un remedio procesal tendiente al control genérico o abstracto de las normas, sino que prescribe la existencia de un caso concreto a fin de habilitarlo. Este supuesto, entonces, está configurado por la afectación actual que el precepto puesto en crisis debe generar en el proponente, de modo que no involucre un análisis de la norma en sí, sino en función de la relación jurídica que se somete a su conocimiento. Observar atentamente la relación jurídica sobre la cual se pretende certeza es concluyente en el punto, máxime cuando la aplicación de la norma a un caso concreto o particular es la salvaguarda establecida por el constituyente para resguardar la división de poderes, razón por la cual su presencia en el conflicto debe ser observada con suma prudencia por el Tribunal. En el caso se presenta la curiosa situación de que quien propone la acción es el órgano encargado de aplicarla, con la finalidad de enervar los alegados efectos perniciosos de su vigencia. No se trata entonces de la típica relación jurídica que surge como efecto de la ley, que se trabará entre los sujetos destinatarios de la misma –IPAUSS y pretensos beneficiarios– y en la cual es factible apreciar claramente la aplicación del mandato regulador genérico y abstracto a una situación particular. El asunto trasluce una complejidad diferente, pues sitúa a la autoridad de aplicación como contradictora del texto emanado del Poder Legislativo, dirigiendo su objeción directamente hacia éste, sin apoyatura en una situación fáctica concreta. La relación a desentrañar se daría entonces en un plano institucional que vincula al órgano generador del texto puesto en crisis con la autoridad que debe aplicarlo que, como bien lo manifestó en su escrito de inicio, al no lograr disuadir al primero de su intención de establecer el régimen, pretende ahora cuestionarlo en sede judicial, ante el fracaso de su gestión. Situado el entuerto en su justa dimensión, fácil es advertir que la pretensión no supera el estándar establecido en la Constitución Provincial, pues no existe en rigor técRevista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo 37 nico un caso concreto impactado por la norma en el que pueda evidenciarse la incompatibilidad del precepto con los mandatos constitucionales. La objeción se encamina directamente contra el régimen establecido por el Poder Legislativo en el marco de las atribuciones que le ha conferido nuestra ley fundamental a través del Artículo 105, inc. 30. Con tal mirada, es claro entonces que lo que se persigue es la valoración general y abstracta del régimen instituido, en cuyos términos no está el Tribunal legalmente habilitado para emitir un fallo pues, como se explicó, está vedado a esta jurisdicción analizar la mera legalidad de una ley, suspender sus efectos e incluso derogarla con alcance erga omnes, pues ello implica no ajustarse a las prescripciones que surgen de los Artículos 157, inc. 1º y 159 CP y al Artículo 116 de la Constitución Nacional. IV.- Lo expuesto no implica en modo alguno descartar la posibilidad de que en la relación institucional que existe entre el Poder Legislativo y el ente actor pueda suscitarse un conflicto, pues una afirmación de tal generalidad implicaría desconocer que el poder legislador puede sancionar normas que afecten directamente las atribuciones del organismo, su existencia y conformación, en cuyo caso la relación jurídica será frontal y directa entre ambos. Sin embargo, de acogerse la demanda de autos de acuerdo a la petición inicial, la decisión del Tribunal implicaría enervar los efectos prácticos de la norma, tornándola estéril, por lo que se convertiría en letra muerta la manda establecida en el Artículo 159 de la CP, en tanto presupone su aplicación a un supuesto concreto. La reiteración de casos es lo que habilita la potestad consagrada en el precepto citado. No se desconoce que existen sistemas en el orden federal que admiten un control abstracto –como sucede en la Ciudad de Buenos Aires, ver Art. 113, inc. 2, de la Constitución de la Ciudad y su reglamentación mediante la Ley Nº 402–, sino simplemente predicar que no es el modelo que ha seguido el Constituyente local; pese a ello es importante destacar que ni aún en una estructura constitucional que permite dicho control general y abstracto se desconocen directamente las atribuciones del Poder Legislativo, al punto que en caso de estimar la pretensión declarativa de inconstitucionalidad se otorga a dicho órgano la posibilidad de ratificar –si bien con una mayoría agravada– la norma puesta crisis –v. Art. 24, Ley Nº 402–, la que lógicamente no podrá ser aplicada al caso concreto. 38 Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo V.- Las consideraciones apuntadas en los párrafos precedentes se ajustan estrictamente a la doctrina emanada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en tanto se expresó: “[…] solo una lectura deformada de lo expresado por esta Corte en la decisión mayoritaria tomada en la causa ‘Halabi’ (Fallos: 332:111), puede tomarse como argumento para fundar la legitimación del demandante, pues basta remitir a lo sostenido en el considerando 9º de dicho pronunciamiento para concluir que, con referencia a las tres categorías de derechos que se reconocen, la exigencia de casos en los términos del Artículo 116 de la Constitución Nacional se mantiene incólume, ‘ya que no se admite una acción que persiga el control de la mera legalidad de una disposición’. La sentencia dictada por esta Corte en el mencionado caso ‘Halabi’, como no podía ser de otro modo, no ha mutado la esencia del control de constitucionalidad que la Ley Suprema encomienda al Poder Judicial de la Nación en los términos señalados precedentemente, para convertirlo en un recurso abstracto orientado a la depuración objetiva del ordenamiento jurídico que es ostensiblemente extraño al diseño institucional de la República […] El modelo argentino es claramente difuso o norteamericano en forma pura. En una acción como la precedente, ningún juez tiene en la República Argentina el poder de hacer caer la vigencia de una norma erga omnes ni nunca la tuvo desde la sanción de la Constitución de 1853/1860. Si no la tiene en la sentencia que decide el fondo de la cuestión, a fortiori menos aún puede ejercerla cautelarmente” (CSJN, in re: “Thomas, Enrique c/ ENA s/ amparo”, sentencia del 15 de junio de 2010) Si bien los postulados del fallo citado refieren y analizan el control de constitucionalidad en su organización a nivel federal, la situación no es sustancialmente diferente a lo que acontece en la órbita provincial, pues si bien se prevé también un modalidad de control concentrado –implementado a través de la acción directa de constitucionalidad regulada en el Art. 157, inc. 1º de la Carta Fundamental y Art. 315 y siguientes del CPCCLRM– el mismo se encuentra vertebrado con sujeción a un caso concreto y con el alcance de la sentencia limitado al mismo –cfr. Art. 159 de la Constitución Local. Así lo ha destacado este Tribunal en un reciente pronunciamiento: “[…] la acción normada por elArt. 157 inc. 1 de la Carta Magna provincial y reglamentada por el legislador fueguino en losArts. 315 y siguientes del CPCCLRyM, no goza de las características del control abstracto de constitucionalidad que han seguido el modelo europeo o concentrado (Francia), tal como ha sido regulada en la ciudadAutónoma de Buenos Aires (Art. 113 inc. 2 CCABA y Art. 17 y sigs. de la Ley Nº 402), en donde la pretensión principal es la derogación de la ley porque se busca la coherencia del ordenamiento jurídico. Sobre el tema se ha expuesto con precisión que en el control de constitucionalidad ‘concentrado’ o ‘abstracto’ la declaración de inconstitucionalidad ostenta efectos generales erga omnes y pro futuro con carácter de cosa juzgada; que la norma anulada deja de existir; que se está ante un ‘juicio a la norma’ en el que no se examinan los hechos ni el caso concreto sino que se considera la compatibilidad del texto de naturaleza legislativa con el constitucional; y que los legitimados para litigar frente a los tribunales especializados son los órganos políticos (Mariana Díaz, La acción declarativa de inconstitucionalidad, Ed.Ad-Hoc, 2003, p. 27). Tal como se ha manifestado ut supra, la acción regulada por los Artículos 315 y siguientes del CPCCLRyM no goza de las características recién apuntadas” (in re: “Fiscal de Estado de la Provincia c/ Provincia de Tierra del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad”, expte. Nº 2197/10 de la Secretaría de Demandas Originarias, sentencia del 25 de noviembre de 2010, registrada al Tº LXX, Fº 195/207). El tema debatido en el precedente citado es sustancialmente análogo al suscitado en el presente, en tanto el conflicto se traba pura y exclusivamente en la relación Institucional –en la cual, vale advertirlo, el organismo actor alegaba violación de sus propias atribuciones. La diferencia radica en que, en el antecedente citado, el caso se consumó merced a la concreción de los hechos que se trataban de evitar, mientras que en el supuesto bajo análisis el hecho concreto habilitador de la instancia nunca se originó pues, tal cual se adelantó, se pretende un control genérico y directo de la norma. En consecuencia, mutatis mutandi, las consideraciones expuestas en el mismo son plenamente trasladables para efectuar esta valoración. VI.- Los contornos generales y abstractos de la pretensión se evidencian claramente cuando se advierte –conforme se destaca en el voto ponente– que el perjuicio en modo alguno es actual, pues su concre- ción supone la aplicación futura de la ley a una universalidad de casos. Sabido es que la inconsecuencia del legislador no puede presumirse, con lo cual debe entenderse que las consecuencias derivadas del ejercicio de su función legislativa han sido conocidas, valoradas y aceptadas por el mismo. Tal como se explicó en el apartado IV de la presente, no puede descartarse a priori la posibilidad de que en la relación institucional que existe entre el Poder Legislativo y el ente actor pueda suscitarse un conflicto que derive en una afectación actual e inminente sobre este último. Sin embargo, los informes actuariales obrantes a fs. 282/369 y fs. 415/487 de autos permiten descartar este supuesto, por cuanto surge de los mismos que el perjuicio que se deriva como consecuencia de la ejecución de la norma carece de actualidad. A la luz de ello fácil es advertir que la temática en análisis desborda el cauce previsto en nuestro sistema constitucional para habilitar la acción prevista en elArtículo 157, inc. 1º, involucrando en realidad un diferendo de trasfondo político que excede la competencia de este Tribunal. Las razones que justifican la decisión que finalmente se plasma en un texto normativo emanado del órgano legislativo no pueden ser examinadas por el Poder Judicial, salvo que se invoque y pruebe una violación manifiesta e intolerable de derechos constitucionales, lo que no sucede en autos. La coherencia constitucional de una norma dice relación con los parámetros fijados en la Carta Magna Local. Advertir que un texto legal puede ser inconveniente no habilita la competencia de este Estrado para pronunciarse en tal sentido y dicho pensamiento trasladado al papel solo quedará como una sugerencia para una eventual modificación. La competencia del Tribunal se habilita a partir de la infracción constitucional, pues no es tarea del Poder Judicial declarar la inconveniencia de las normas. De seguir ese cauce estaría excediendo la competencia encomendada, sustituyendo la tarea del Poder Legislativo en la merituación del modo en que planifica y regula determinadas actividades para la sociedad. Así el Tribunal, desde sus inicios, ha sentado doctrina respecto del control judicial de los actos del Estado y el principio del judicial self restraint. Al respecto ha dicho: “Centrándonos en el terreno de las llamadas political questions, he de señalar que mi propuesta Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo 39 para resolver el punto que nos convoca se concilia con la actual jurisprudencia de la Corte de los EE UU de N.A., y que ha sido expuesto en el fallo ‘Baker v/ Carr’, en un tema relacionado con los distritos electorales del Estado de Tennessee. En esa causa el Juez Brennan, en nombre de la mayoría, dijo: ‘En la superficie de todo caso en que está comprometida una cuestión política, se encuentra una atribución constitucional de uno de los poderes políticos; o una falta de estándares judicialmente aplicables para resolverla; o la imposibilidad de decidir si una determinación política inicial de una categoría, claramente no se condice con la discreción judicial; o la imposibilidad de que un tribunal realice una decisión independiente, sin faltar el respeto que le debe a los otros poderes del gobierno; o una inusual necesidad de adherencia incuestionable a una decisión política ya adoptada; o la posibilidad de generar confusión por una multiplicidad de pronunciamientos de diversos Departamentos sobre una cuestión’ (Carlos Fayt, Nuevas fronteras del derecho constitucional - La dimensión político institucional de la Corte Suprema de la Nación, Ed. La Ley 1995, pp. 3/4) (cit. in re: ‘Vera, Juan Roberto c/ Provincia de Tierra del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad’, expte. Nº 1.245/01 de la Secretaría de Demandas Originarias, sent. del 31-5-2002, T. XXXVI Fº 70/93)”. Y que “Hay casos en que el Estado está facultado para dictar libremente las decisiones que considere oportunas, dentro del ejercicio de sus funciones, cuando remueve un empleado sin estabilidad, cuando acuerda o deniega un permiso, cuando autoriza el trazado oladesviacióndeuncamino,cuandoimponelasmedidas de salubridad que considera aptas, cuando declara la guerra, o concede un indulto, etc., en cuyos casos y otros análogos usa de un poder discrecional. Opinamos, con Varela, que es suficiente hablar de acto discrecional en lugar de acto político, de gobierno o institucional, pues aquél es el género y estos las especies (Varela, Estudios de derecho administrativo, t. I, Montevideo, 1901, p. 153). Los jueces solo controlan la legalidad y no la oportunidad, el mérito o la conveniencia. Supongamos que se trata de pretensiones contrapuestas del Estado y del particular que no tengan naturaleza jurídica distinta (una adecuada y otra contraria al ordenamiento jurídico, en cuyo caso la decisión del juez es sencilla: pues en un caso habrá violación de la legalidad) sino que aquellas pretensio40 Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo nes son igualmente legales al moverse el Estado en el plano estricto de la discrecionalidad. Si entre dos conductas posibles y legales, el Estado se decide por una, ¿podría acaso el juez inclinarse por la otra? Si fuera así, en este nivel, la discrecionalidad judicial suplantaría a la administrativa” (in re: “Miranda, Horacio O. y Löffler, Ernesto A. c/ Municipalidad de Río Grande”, expediente Nº 377/96. SDO, sent. del 2310-1997). Ello en modo alguno implica evadir la alta misión conferida a este Superior Tribunal en lo que respecta al control de constitucionalidad atribuido por nuestra Ley Fundamental, sino situarlo en sus justos límites, a los fines de resguardar la división de poderes. Paradójico sería que, so pretexto de mantener incólume la supremacía de nuestra ley fundamental, este Estrado la transgrediera, desbordando el cauce que la misma fijó en el ejercicio del control encomendado. En tal sentido, elAlto Tribunal Nacional ha destacado: “[…] la misión más delicada de la justicia es la de saber mantenerse dentro de la órbita de su jurisdicción, sin menoscabar las funciones que incumben a los demás poderes, reconociéndose el cúmulo de facultades que constituyen la competencia funcional del Congreso de la Nación, como órgano investido del poder de reglamentar los derechos y garantías reconocidos en la Constitución Nacional con el objeto de lograr la coordinación entre el interés privado y el interés público” (Fallos: 155:248; 241:291; 272:231; 308:2268; 333:1023, entre otros). VII.- Que en relación a lo expuesto por el Sr. Fiscal ante este Estrado en su dictamen en torno a que el presente proceso involucraría derechos de incidencia colectiva, corresponde advertir que este Tribunal ha descartado la posibilidad de la tramitación en función de lo dispuesto en el resolutorio obrante a fs. 264/265. Asimismo, conforme lo aclaró la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el precedente “Thomas” (Fallos: 313:1023), la existencia de derechos de incidencia colectiva en modo alguno implica desbordar el cauce del caso o admitir un control objetivo o de mera legalidad de las leyes. VIII.- Que asimismo se ha alegado que la ley en cuestión supondría la instauración de un régimen de privilegio en franca oposición a los Artículos 51 y 105, inc. 30, de la Constitución Provincial, sin embargo tal pretensión no es asimilable al presente caso, pues indudablemente la generalidad con la que ha sido planteada la demanda, sin someter un supuesto específico en el cual pueda verificarse la adecuación constitucional de la norma, impide atender debidamente la objeción del Sr. Fiscal ante este Estrado respecto a que no todos los aportes corresponden a cotizaciones concretas a la Caja, por cuanto se tomarían períodos anteriores a la creación de la misma. Del mismo modo, puede merituarse que muchos de los aportantes podrían no estar comprendidos en el marco de esta observación. El supuesto evidenciado no deja de representar un ejemplo concreto de las implicaciones de someter a la infracción constitucional a un primer orden de análisis, sin pretender su aplicación en un caso concreto. Podrán conjugarse distintas hipótesis e incluso establecerse distinto baremo y reglas bajo las cuales la norma podrá ser cuestionada pero, es preciso reiterar, esa no es la habilitación conferida por el constituyente cuya carta de intención fundacional ha diseñado un sistema determinado y preciso, a cuyo amparo debe efectuarse el análisis respecto de la constitucional de la norma. Postulados estos que, como se explicó, no se encuentran reunidos en el caso. Comparto en este sentido lo expuesto por el colega que me precede en el orden de votación, pues concretamente no se ha establecido un régimen de excepción, sino una modalidad alternativa para acceder al beneficio. No se avizora en consecuencia, reitero, en los términos en que fue propuesta la cuestión al Tribunal, un supuesto privilegio en razón de las personas –no se establecen beneficios o restricciones en favor de determinados sujetos– ni una desproporción absoluta de edad y aportes con la modalidad delArtículo 21, inc. a) de la Ley Nº 561. Tal como se adelantó, la inconveniencia de un régimen no convierte al mismo en inconstitucional, ni habilita la competencia de este Superior Tribunal para revisarlo, reemplazando los órganos que cuentan con competencia natural para ello –Art. 105, inc. 30–, más aún cuando, conforme se ha destacado en el voto ponente, el Poder Legislativo se ha avocado a dicha tarea, estableciendo mediante la Ley Nº 865, la “Comisión Especial de Evaluación y Reforma del Instituto Provincial Autárquico Unificado de Seguridad Social”. IX.- La resolución de la controversia en los términos expuestos en los párrafos precedentes, podría derivar en cuestionamientos en lo que respecta al lapso que insumió el proceso para llegar a ser definitivamente zanjado, máxime cuando la solución transita por los cauces formales de la acción, que habilitan la competencia del Tribunal. Sin embargo, cabe advertir que el tiempo transcurrido para el dictado del presente fallo estuvo enmarcado en la necesidad previa de contar con la mayor cantidad de elementos de análisis, con estrecha vinculación a la pretensión del organismo actor. Su pertinencia para el caso solo pudo valorarse, en toda su dimensión, en ocasión de que el expediente estuvo en condiciones de ser analizado por cada uno de los Jueces que componen el Tribunal, situación ésta que comienza a materializarse desde que se ordenó por Presidencia el respectivo llamado de autos. Por ello, sin perjuicio de la conclusión final a la que aquí se arriba y de las dificultades que se debieron sortear, no resulta ocioso aclarar que la producción de los informes actuariales permitió dimensionar en sus justos parámetros la situación general de nuestro Instituto, pues fueron determinantes para despejar la existencia de un perjuicio actual y directo como consecuencia de la ejecución de la norma. Extremo éste correctamente valorado en la ponencia del Juez Sagastume. En este marco, sin el apremio de un perjuicio en ciernes, no existe motivo alguno para que este Tribunal intervenga sustituyendo la competencia del órgano que tiene asignada la atribución constitucional para corregir estas supuestas deficiencias del sistema, en cuya tarea debe contar con la inestimable colaboración del actor, como autoridad de aplicación de la normativa. Por tal motivo, los informes deberán ser puestos en conocimiento inmediato de la comisión creada por la ley correspondiente, en el marco del Poder Legislativo, ámbito natural de discusión y debate en el que deberá encontrarse una solución integral a la temática de la previsión social. Es que la ausencia de un “caso” judicial no desmerece los pronósticos actuariales efectuados, antes bien sirven para que la ley a la que alude el Artículo 51 de la Constitución Provincial contemple la situación y contenga los necesarios correctivos para que las jubilaciones y pensiones del presente no se conviertan, en el futuro, en recuerdos de un negligente pasado. Solo la ley puede y debe reglamentar situaciones generales y abstractas, que perduren en el tiempo y que prevean los principios de movilidad y proporcionalidad. Los cambios generados por políticas económicas que impacten en el sistema también deben ser corregidos legislativamente, a menos, claro está, que Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo 41 se afecten derechos concretos e individuales, que aún cuando puedan ser homogéneos permitan sí la intervención del Poder Judicial como garante de su vigencia. En los términos expuestos, voto a la primera cuestión por la negativa. A la segunda cuestión la Jueza María del Carmen Battaini dijo: 1.- En primer lugar debo señalar y aclarar, con referencia a la afirmación que vierte el Sr. Fiscal ante este Superior Tribunal en su dictamen, cuando indica que “la falta de acción opuesta al progreso de la pretensión esgrimida por la actora se encuentra contestada negativamente por ese Alto Estrado mediante la Resolución de fs. 264/265 que encuadra la demanda promovida como acción declarativa”, que en la resolución a la que hace referencia, este Cuerpo se pronunció –exclusivamente– rechazando el pedido de citación a juicio formulado por la Provincia demandada, como así también la pretensión de celebración de una audiencia pública; y en modo alguno emitió pronunciamiento sobre el planteo del representante judicial de la Provincia de Tierra del Fuego, dirigido a cuestionar la legitimación activa del organismo accionante. Por consiguiente, habiéndose enderezado la demanda contencioso administrativa incoada a fs. 138/159 por el IPAUSS como acción de inconstitucionalidad (fs. 160), el examen de la admisibilidad debe realizarse al momento de dictarse la sentencia definitiva, conforme fue dispuesto por el Tribunal ut supra, al formular las cuestiones propuestas al acuerdo. 2.- Entrando al estudio de la solicitud del Sr. Fiscal ante este Cuerpo, he de reiterar conceptos vertidos al tratar la cuestión anterior, donde señalé que a diferencia del control de constitucionalidad “concentrado” o “abstracto”, que se encuentra regulado en otras jurisdicciones, la declaración de inconstitucionalidad regulada en nuestra provincia no ostenta efectos generales erga omnes y pro futuro; como así también que nuestra acción de inconstitucionalidad fue legislada en nuestro ámbito “para la garantía de los derechos individuales y no para el control de la legalidad objetiva del Estado, toda vez que en nuestro ordenamiento procesal no se encuentra legislada la acción popular de inconstitucionalidad, ni los procesos de advocacy, a los que hace referencia el Fiscal ante este Superior Tribunal [...]”. 42 Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo Ello bastaría para desestimar la solicitud del Titular del Ministerio Público Fiscal, pero considero apropiado agregar a esos fundamentos algunos conceptos que vertí como preopinante en la causa “Raimbault, Manuel c/ Provincia de Tierra del Fuego - Consejo de la Magistratura Pcial. s/ contencioso administrativo medida cautelar” (Expediente Nº 2.088/08, sentencia de fecha 20-8-2008, registrada en Tº LXIV, Fº 125/ 133), que entiendo son directamente aplicables en la especie, donde señalé que “[...] la invocación genérica de intereses difusos [...] no le alcanza al accionante para salvar el valladar procesal de la legitimación activa a la que nos venimos refiriendo, dado que la aplicación que se pretende no se corresponde con la que tutela nuestra Constitución Provincial. En ese sentido, cabe señalar que este Superior Tribunal en la causa ‘Paredes Ravena, Juan c/ Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e islas del Atlántico Sur - Poder Ejecutivo Provincial - s/ protección de intereses difusos’, expte. 708/04 de la Secretaría de Recursos, puntualizó con claridad el contenido que cabe reconocer al concepto de intereses difusos, reservándolo para cuestiones ecológicas, ambientales o culturales. Así también, sostuvo recientemente el másAlto Tribunal en el caso ‘Zatloukal, Jorge c/ Estado Nacional (Ministerio de Economía y Producción)’ (sentencia del 28 de mayo de 2008, public. en LL 2008 C, 695), que ‘[…] 5°) [...] en el caso, el demandante no puede expresar un agravio diferenciado respecto de la situación en que se hallan los demás ciudadanos, y tampoco puede fundar su legitimación para accionar en el interés general en que se cumplan la Constitución y las leyes (arg. Fallos: 321:1352). De otro modo, admitir la legitimación en un grado que la identifique con el ‘generalizado interés de todos los ciudadanos en el ejercicio de los poderes del gobierno [...]’, ‘[...] deformaría las atribuciones del Poder Judicial en sus relaciones con el Ejecutivo y con la Legislatura y lo expondría a la imputación de ejercer el gobierno por medio de medidas cautelares’ (‘Schlesinger v/ Reservists Committee to Stop the War’, 418 U.S. 208, espec. pp. 222, 226/227, 1974; Fallos: 321:1252). 6°) Que, en relación con ello, cabe poner de manifiesto que el de ‘ciudadano’ es un concepto de notable generalidad, y su comprobación, en la mayoría de los casos, no basta para demostrar la existencia de un interés ‘especial’ o ‘directo’, ‘inmediato’, ‘concreto’ o ‘sus- tancial’ que permita tener por configurado un ‘caso contencioso’ (Fallos: 322:528)”. A la luz de los conceptos transcriptos precedentemente, entiendo que al no debatirse en la especie ninguno de los supuestos contemplados por el Artículo 74 del CPCCLRyM como intereses difusos (cuestiones relativas a la defensa del medio ambiente, valores culturales o históricos), el interés general que invoca el Sr. Fiscal ante el Superior Tribunal no le alcanza para ser tenido en calidad de parte como tercero adhesivo y coadyuvante en las presentes actuaciones. Por consiguiente, a la cuestión en estudio voto por la negativa. Los señores Jueces Carlos Gonzalo Sagastume y Javier Darío Muchnik, por compartir los fundamentos dados por la Jueza Battaini, votan la cuestión en estudio en igual sentido por la negativa. A la tercera cuestión la Jueza María del Carmen Battaini dijo: En atención a lo resuelto al tratar la cuestión anterior, corresponde: 1º) declarar la inadmisibilidad de la demanda interpuesta a fs. 138/159; y 2º) rechazar la intervención en autos del Sr. Fiscal ante este Superior Tribunal, en calidad de tercero adhesivo o coadyuvante. En relación a las costas procesales, estimo que corresponde su distribución por el orden causado, en mérito a la forma en que se decide (Art. 78.2 del CPCCLRyM). Así lo voto. Los señores Jueces Carlos Gonzalo Sagastume y Javier Darío Muchnik comparten y adhieren a la respuesta brindada por la Jueza Battaini a la cuestión en estudio, votando en el mismo sentido. Con lo que terminó elAcuerdo dictándose la siguiente SENTENCIA Ushuaia, 31 de octubre de 2012. VISTAS: las consideraciones efectuadas en el Acuerdo que antecede y la votación de las cuestiones planteadas, EL SUPERIOR TRIBUNAL DE JUSTICIA RESUELVE: 1º.- Declarar inadmisible la demanda interpuesta a fs. 138/159. Con costas por su orden. 2º.- Rechazar la intervención en autos del Sr. Fiscal ante este Superior Tribunal, en calidad de tercero adhesivo o coadyuvante. 3º.- Mandar se registre, notifique y cumpla. Firmado Jueces: María del Carmen Battaini, Carlos Gonzalo Sagastume y Javier Darío Muchnik. Registro Tomo LXXIX Fº 63/83. SUPERIOR TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA P ROVINCIA DE T IERRA DEL F UEGO , ANTÁRTIDA E ISLAS DEL ATLÁNTICO SUR “A., E. c/ Gobierno de la Provincia de Tierra del Fuego, AeIAS s/ contencioso administrativo”- expediente Nº 1649/12 STJ-SR Fecha: 14 de marzo de 2013 Hechos: El Superior Tribunal de Justicia casó la sentencia de la Sala Civil de la Cámara deApelaciones que hizo lugar al recurso del actor, revocando la decisión de primera instancia que juzgó que la limitación del Artículo 8º, inciso “j” de la Ley Nº 22.140 –que impide ingresar a laAdministración a los mayores de sesenta años– no era aplicable al caso de autos en virtud de la interpretación armónica de la Ley Provincial Nº 661 (del llamado “Megapase” y que permitió el ingreso a planta permanente de contratados y planes), la Ley Nº 22.140 y el Decreto provincial Nº 2.083/2002 –que creó el Programa de Entrenamiento Laboral (PEL). Sumarios: Corresponde casar la sentencia que consideró que no es aplicable el requisito del Artículo 8º, inc. “j”, de la Ley Nº 22.140 al accionante, quien gozaba de un Plan de Entrenamiento Laboral (PEL) antes del dictado de la Ley Provincial Nº 661 y quien al momento de su entrada en vigencia contaba con más de 60 años de edad, y, en consecuencia, habilitó su incorporación como personal de planta permanente; ya que sobrepasar el límite legal establecido para el ingreso a laAdministración pública importaría hacerle decir a la ley lo que esta no dice o avanzar en una zona que es de competencia legislativa. Revista de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo 43