IPAUSS c/ Provincia de Tierra del Fuego s

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SUPERIOR TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA
P ROVINCIA DE T IERRA DEL F UEGO ,
ANTÁRTIDA E ISLAS DEL ATLÁNTICO SUR
“IPAUSS c/ Provincia de Tierra del Fuego
s/ acción de inconstitucionalidad - medida
cautelar”
Fecha: 31 de octubre de 2012
Hechos:
El Superior Tribunal de Justicia declara inadmisible la
demanda interpuesta por el Instituto Autárquico Unificado de Seguridad Social (IPAUSS) a fin de obtener
la declaración de inconstitucionalidad de la Ley Provincial Nº 721, modificatoria delArtículo 21 de la Ley
Provincial Nº 561, regulatoria del régimen jubilatorio
de los empleados del Estado Provincial.
Sumarios:
1. Es admisible el planteo de inconstitucionalidad de
las leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos que
vulneren derechos y garantías y cualquier otra cláusula
consagrada en la Constitución provincial, por vía de la
acción directa de inconstitucionalidad a ventilarse en
única instancia ante el Superior Tribunal de Justicia (cfr.
Art. 157, inc. 1, CPTF y contemplada en los Arts. 315
a 318 del CPCCLRM), sin perjuicio que dicho planteo igualmente puede introducirse en toda clase de juicios
por las partes actora o demandada y llevarse a resolución del máximo órgano judicial, mediante la interposición de los recursos procesales que la ley estatuye
(Art. 158, inc. 1, CPTF) (del voto de la Dra. María del
Carmen Battaini).
2. La acción normada por el Artículo 157 inc. 1 de la
Carta Magna provincial y reglamentada por el legislador fueguino en los Artículos 315 y siguientes del
CPCCLRyM, no goza de las características del control abstracto de constitucionalidad. La acción de inconstitucionalidad, en la Provincia de Tierra del Fuego,
ha sido legislada para garantizar los derechos individuales y no para el control de la legalidad objetiva del
Estado, toda vez que en nuestro ordenamiento procesal no se encuentra legislada la acción popular de inconstitucionalidad, ni los procesos de advocacy; atento
a ello corresponde declarar la falta de legitimación del
actor para actuar, habida cuenta que no se advierte, ni
se ha probado en autos, que los efectos de la modi-
ficación normativa al Artículo 21 de la Ley Nº 561,
producida con la sanción de la Ley Nº 721, le genere
un déficit económico-financiero actual (del voto de la
Dra. María del Carmen Battaini).
3. La declaración de inconstitucionalidad es un acto
de extrema gravedad, pues pone a prueba el delicado
equilibrio que debe imperar entre las funciones de los
tres poderes del gobierno republicano, y representa la
última ratio del ordenamiento jurídico, cuando no se
dispone de otros remedios para preservar la primacía
de las garantías fundamentales de rango constitucional
(del voto del Dr. Carlos Gonzalo Sagastume).
4. Por el conducto de la inconstitucionalidad, los tribunales no están facultados a expedirse sobre la conveniencia, eficacia, acierto u oportunidad de la política
legislativa y de las leyes que son su consecuencia. El
tamiz judicial protege exclusivamente contra las transgresiones de los derechos y garantías que marca la
Ley Suprema y esta tarea debe plasmarse con razonabilidad,prudenciayrespetodelasatribuciones reservadas
a los Poderes Legislativo y Ejecutivo, no olvidando que
la presunción de la legitimidad de las leyes cede solo
cuando se oponen incontrastablemente a la Constitución (del voto del Dr. Carlos Gonzalo Sagastume).
5. La configuración típica del “caso” a los fines del
proceso normado por los Artículos 315 y siguientes
del CPCCLRyM, requiere la concurrencia de un interés particular directo que da pie a la legitimación
procesal y la demostración de una lesión actual a dicho interés. Tales recaudos dan origen al “caso” y
determinan, consecuentemente, el alcance de la sentencia a dictarse en el juicio de inconstitucionalidad
(del voto del Dr. Carlos Gonzalo Sagastume).
6. La acción de inconstitucionalidad en la órbita provincial no consagra un remedio procesal tendiente al
control genérico o abstracto de las normas, sino que
prescribe la existencia de un caso concreto a fin de
habilitarlo. Este supuesto, entonces, está configurado
por la afectación actual que el precepto puesto en crisis
debe generar en el proponente, de modo que no involucre un análisis de la norma en sí, sino en función de
la relación jurídica que se somete a su conocimiento
(del voto del Dr. Javier Darío Muchnik).
7.Advertir que un texto legal puede ser inconveniente
no habilita la competencia de este Estrado para pronunciarse en tal sentido y dicho pensamiento trasladado al papel solo quedará como una sugerencia para
una eventual modificación. La competencia del TribuRevista de la Asociación Argentina
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nal se habilita a partir de la infracción constitucional,
pues no es tarea del Poder Judicial declarar la inconveniencia de las normas. De seguir ese cauce estaría
excediendo la competencia encomendada, sustituyendo
la tarea del Poder Legislativo en la merituación del modo
en que planifica y regula determinadas actividades para
la sociedad (del voto del Dr. Javier Darío Muchnik).
ACUERDO
En la ciudad de Ushuaia, capital de la Provincia de
Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, a
los 31 días del mes de octubre de 2012, se reúnen los
miembros del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia en acuerdo ordinario para dictar sentencia en
los autos caratulados “IPAUSS c/ Provincia de Tierra
del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad - medida
cautelar”, Expte. Nº 1957/07 de la Secretaría de
Demandas Originarias, habiendo resultado que debía
observarse el siguiente orden de votación: Jueces María
del Carmen Battaini, Carlos Gonzalo Sagastume y
Javier Darío Muchnik.
ANTECEDENTES
I. A fs. 138/159 se presenta la letrada apoderada del
Instituto Provincial Autárquico Unificado de Seguridad Social (IPAUSS), Dra. Claudia Gabriela Gallo,
conjuntamente con su letrado patrocinante, Dr. Juan
FacundoAmati, y expresa que viene a iniciar la acción
prevista en los Artículos 315 y 316 del CPCCLRyM,
solicitando se declare la inconstitucionalidad de la Ley
Nº 721, que modifica el Artículo 21 de la Ley Nº 561.
Solicita como medida cautelar, hasta tanto se resuelva
definitivamente la acción incoada, que se decrete la
prohibición de innovar a fin de que su mandante se
abstenga de aplicar la ley impugnada.
Con referencia a la legitimación activa para intervenir,
sostiene que por tratarse de un proceso contencioso
administrativo basta con que el actor ostente un interés legítimo. En ese sentido, cita elArtículo 6º del CCA
e indica que su mandante, como Organismo de aplicación del régimen previsional provincial de los empleados públicos, no solamente cuenta con un interés
legítimo, sino que se ve directamente afectado por
la vigencia de la ley puesta en crisis (fs.138/139).
En el relato de los hechos indica que en forma previa
a la sanción de la Ley Nº 721, seis de los ocho directores del IPAUSS suscribieron y remitieron a la Legis28
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latura la Nota Nº 517/06, acompañando un informe
realizado por las áreas técnicas, en el cual se destacaba, entre otros aspectos, que:
- El número de jubilados, prácticamente, se duplica al
pasar de 2436 (en diciembre de 2006) a 4223 en
diciembre de 2011.
- El pago de haberes de pasividad guarda similar efecto multiplicador, al dispararse la erogación mensual de
$ 8.526.000 a $ 14.780.500.
- En una proyección a cinco años (a diciembre de 2011),
el sistema previsional tendría un déficit económico
mensual de $ 4.080.500 (ello en caso de mantenerse
el nivel de aportes existente a la fecha de presentación
de la demanda).
- La relación Activos-Pasivos es de 6 a 1. Para mantenerse esa proporción en el año 2011 debería contarse con una planta de empleados públicos de 25.000
trabajadores.
Luego de transcribir los fundamentos esgrimidos por
la Legisladora del MPF, María O. Vargas, al momento de impulsar la reforma legislativa ahora atacada (fs.
141), la fundamentación del voto en minoría del Legislador Martínez (fs. 142), y el texto legal sancionado
(fs. 143), expresa que con la reforma se han introducido condiciones privilegiadas respecto del régimen
general de la Ley Nº 561, al reducir los requisitos de
edad en cinco años, tanto para la mujer como para el
varón (45 y 50 años, respectivamente); al reducir en
cinco años el requisito de servicios con aportes para
el varón, siendo suficiente acreditar 25 años en lugar
de 30; al asimilar a ciertos organismos estatales (dependientes del ex Territorio), a las administraciones
que aportan al régimen del IPAUSS, a los efectos de
acreditar los 25 años de servicios con aportes; y al
permitir que se puedan acreditar aportes con anterioridad al 1-1-1985, a diferencia del régimen general
que solo se pueden acreditar desde esa fecha en adelante (fs. 143/144).
En el capítulo IV del escrito de inicio, con la denominación de “Argumentación Jurídica”, sostiene que:
- Desde el punto de vista financiero-actuarial es fundamental que los sistemas de previsión ofrezcan la
suficiente garantía al afiliado. Se debe conseguir un
equilibrio financiero en un horizonte temporal entre el
valor de los capitales que constituyen las prestaciones
al otorgar y el de los recursos aportados (fs. 145).
- Debió existir un informe actuarial –como lo señaló el
Legislador que fundó en minoría el rechazo del pro-
yecto– a los fines de tomar una decisión responsable
poruncambioenelsistemaprevisional.Dedichoinforme
surgirá la total inviabilidad del régimen previsional, no
solo a lo largo, sino a corto y mediano plazo (fs. 147).
- La Ley Nº 721 en sustancia no reúne la naturaleza
de una jubilación (por no cubrir la contingencia vejez),
sino que es un claro “retiro voluntario” por el cual el
Estado pretende liberar vacantes en la planta del personal para disminuir gastos y/o realizar nuevos ingresos, vulnerando con ello elArtículo 51 de la Constitución
Provincial, que expresa en su última parte: “Los recursos que conforman el patrimonio de las cajas previsionales son intangibles y deben ser utilizados solo para
atender sus prestaciones específicas” (fs. 148).
- La ley en análisis establece una serie de excepciones
“de privilegio” frente al régimen general y uniforme
vigente, lo cual violenta las expresas prohibiciones de
los Artículos 51, 105 inc. 30 de la Constitución Provincial y 16 de la Constitución Nacional (fs. 149).
- De no prosperar la presente acción, el IPAUSS
deberá erogar cuantiosas sumas en concepto de beneficios privilegiados, producto de la infundada reducción de las exigencias habituales para el común
de los afiliados, en beneficio de personas de corta
edad y “en pleno apogeo de la capacidad laboral”
(fs. 149/150).
- No se respetan los fines de los fondos previsionales. Detrás del objetivo declarado de la reforma de
“premiar a los empleados públicos de mayor antigüedad en nuestra provincia” existe otro evidente y no
mencionado, cual es reducir el gasto en salarios del
personal de una abultada planta de trabajadores
del Estado, y en su caso lograr vacantes para nuevas
incorporaciones (fs. 151).
- Se quiebra el compromiso generacional en que se
basa el sistema solidario y de reparto, que se sustenta
en que los más jóvenes aportan al sistema para sostener a los de mayor edad, a los jubilados (fs. 153).
Al finalizar la argumentación, sostiene que la ley no
tiene viso de razonabilidad, porque se la utiliza con una
absoluta desviación de la finalidad que debe perseguir
todo sistema previsional (asegurar contingencias de
vejez, invalidez y muerte); se consagra un privilegio a
personas que se encuentran en plena etapa de su capacidad laboral, y se lleva al quiebre del sistema previsional; hecho este último que a su vez determinará un
aumento en los requisitos para los agentes que no
accedan al beneficio de los “25 inviernos” (fs. 154).
Por último, indica que una de las principales referencias que deben tomarse en cuenta a los efectos de
realizar el test de razonabilidad es el fin de la norma,
la intención del legislador; y en el caso “nos encontramos ante una norma inmotivada que, para peor de males,
ni siquiera fue fundada al momento de ser sancionada
ante un claro y categórico rechazo de los Directores
del IPAUSS como por parte de los legisladores que
votaron por la negativa” (fs. 156).
Solicita que se decrete como medida cautelar la prohibición de innovar a fin de que el Instituto Provincial
Autárquico Unificado de Previsión Social se abstenga
de aplicar la Ley Nº 721 (fs. 156/157).
Ofrece prueba (fs.157 in fine/159), formula la reserva del caso federal y peticiona que oportunamente se
haga lugar a la demanda en todas sus partes, declarando la inconstitucionalidad de la Ley Nº 721, con costas (fs. 159).
II. A fs. 163/166 obra agregada la sentencia del Tribunal que resuelve no hacer lugar a la medida cautelar
solicitada en autos.
III. A fs. 190/210 se presenta la Fiscalía de Estado y
contesta la demanda.
En el capítulo III del escrito de responde se sostiene
la improcedencia de la acción interpuesta por ausencia de causa o controversia. En ese aspecto, el representante en juicio de la Provincia indica que el órgano
demandante no ha demostrado padecimiento, agravio o afectación particular en su cabeza; agregando
que la ausencia de agravio impide la viabilidad de la
demanda, habida cuenta que –conforme lo prevé la
constitución– el Superior Tribunal de Justicia interviene en instancia originaria solo en las cuestiones que se
promueven en un caso concreto (fs. 190/191).
Cita el Artículo 316 del CPCCLRyM, e indica que no
cualquier sujeto puede solicitar la inconstitucionalidad
de una norma, ni aun existiendo un potencial perjuicio
en su cabeza. Afirma que para entablar esa acción se
requiere una afectación concreta en los intereses del
promotor, legitimando con ello su presentación.
Cita el precedente del Tribunal dictado en autos
“Boccardo, Horacio David c/ Provincia de Tierra del
Fuego”, manifestando que allí se dejó establecido que
la admisibilidad de la acción instaurada requiere una
prueba cabal respecto que la norma cuestionada
afectará en forma inevitable los intereses de la parte
accionante; circunstancia que –según afirma– no ha
sido probada ni explicada en la demanda (fs. 192).
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Concluye por ello que al no acreditarse un agravio particular no media caso, y en consecuencia la demanda
debe ser declarada inadmisible, “ya que no es posible
realizar este tipo de control directo de constitucionalidad en forma genérica y abstracta, pues nuestro sistema
jurídico no lo prevé, sino que por el contrario exige un
caso concreto para pronunciarse [...]” (fs. 193).
Para el supuesto que este Tribunal considere que existe un caso suficiente que habilite un pronunciamiento,
solicita que –a los efectos de evitar una sentencia nula–
se asegure la representación en este proceso de todos
aquellos agentes que han obtenido el beneficio previsto en la Ley Nº 721, como así también de los que iniciaron
el trámite de la jubilación al abrigo de ese texto normativo, a los fines de no ver frustrado su beneficio sin
haber tenido la posibilidad de participar en el proceso
que puso fin a sus derechos (fs. 195).
En subsidio, en el capítulo IV (fs. 196/204), sostiene
la constitucionalidad de la norma impugnada.
Por último, solicita la citación de terceros, tal como lo
adelantó en el capítulo III, y la celebración de una
audiencia pública de “todas aquellas personas que se
encuentran en condiciones de acceder en un futuro
cercano al beneficio [...]” (fs. 205/206).
Ofrece prueba (fs. 206/209) y peticiona que oportunamente se declare inadmisible la demanda, y en subsidio se declare constitucional el régimen establecido
por la Ley Nº 721 (fs. 210).
IV. Por decisión del Tribunal agregada a fs. 264/265
se resuelve no hacer lugar al pedido de citación a juicio
formulado por la Provincia demandada y rechazar la
pretensión de celebración de una audiencia pública.
V.Afs. 383/391 dictamina el Sr. Fiscal ante este Cuerpo,
quien opina que corresponde rechazar la excepción
de falta de legitimación opuesta al progreso de la pretensión; en caso negativo, que se lo tenga por parte en
calidad de tercero adhesivo y coadyuvante (Art. 74
del CPCCLRyM); y se haga lugar a la demanda promovida declarando la inconstitucionalidad del inciso
b) del Artículo 21 de la Ley Nº 561, incorporado por
Ley Nº 721.
VI. Por providencia obrante a fs. 392 se ordena el
llamado de autos para el dictado de la sentencia.
VII. A fs. 394 el Superior Tribunal resuelve mandar a
producir la prueba pericial contable que había sido
solicitada por la parte accionante, como medida para
mejor proveer, suspendiendo el curso del plazo para
el dictado de la sentencia.
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VIII. A fs. 519/523 se encuentra agregada la pericia
elaborada por la perito actuario designada en estas
actuaciones.
IX. Corrida vista al Sr. Fiscal ante estos Estrados (fs.
527), emite el dictamen obrante a fs. 545/546, manteniendo la opinión que fuera vertida en el dictamen
que fue glosado a fs. 383/391.
Encontrándose los autos en condiciones para el dictado de la sentencia definitiva (fs. 547), el Tribunal,
tras el estudio y deliberación del caso, decidió considerar las siguientes
CUESTIONES:
Primera: ¿Es admisible la presente acción?
Segunda: En caso negativo, ¿corresponde tener al Sr.
Fiscal ante este Cuerpo por parte en calidad de tercero adhesivo y coadyuvante?
Tercera: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?
A la primera cuestión la Jueza María del Carmen
Battaini dijo:
1.- Respecto de la admisibilidad formal de la acción
de inconstitucionalidad, el Superior Tribunal ha señalado que “El plexo normativo constitucional de nuestra provincia prevé, en su Artículo 157, inc. 1, la
demanda de inconstitucionalidad, proceso cuyo contenido consiste en el pronunciamiento, por parte del
Superior Tribunal de Justicia, de la adecuación o no de
una ley, decreto, ordenanza o reglamento a la ley fundamental del sistema provincial.
Dada la entidad de esta acción, la insuperable relevancia que tiene en el sistema jurídico provincial, se
considera la última ratio del ordenamiento jurídico,
posición que por otra parte ha sido sustentada por la
Corte Suprema de Justicia de la Nación en Fallos:
300:241 y 1087, entre muchos otros. En esta controversia, es en donde la carta fundamental se revela como
aquel conjunto de principios básicos, de garantías
fundamentales, para la organización de la comunidad, pues implica además un reforzamiento y reconocimiento de la vigencia de la Constitución, cualquiera
sea la solución del caso. En palabras de Otto Bachof,
en su célebre discurso rectoral, este proceso significa
“profesar y renovar una gran fe en la ley fundamental”
(causa Nº 374/97 SDO, “Pereyra, Mario Eugenio c/
Provincia de Tierra del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad”, sentencia del 27-10-1997, registrada en
Tº X, Fº 103/129).
También se dijo en otro precedente que “En nuestra
provincia la Constitución torna admisible el planteo
de inconstitucionalidad de las leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos que vulneren derechos, garantías y cualquier otra cláusula consagrados en la
mencionada Constitución Provincial, por vía de la
acción directa de inconstitucionalidad a ventilarse en
única instancia ante el Superior Tribunal de Justicia
(Art. 157 inc. 1 CPTF) y acotada en los Artículos
315 a 318 del CPCCLRyM. Dicho planteo igualmente puede introducirse en toda clase de juicios por
las partes actora o demandada y llevarse a resolución del máximo órgano judicial mediante la interposición de los recursos procesales legalmente
establecidos (Art. 158 inc. 1 CPTF). Los Artículos
315/318 CPCCLRyM fijan los requisitos de admisibilidad, el trámite y los alcances de la aludida acción directa de inconstitucionalidad, que reviste
carácter meramente declarativo, dejando para el correspondiente proceso ulterior la satisfacción de los
reclamos patrimoniales que requieran una sentencia
condenatoria susceptible de ejecutarse coercitivamente [...]” (cfr. sentencia de fecha 22-9-1999, in
re “Lobo, Romelia del Valle c/ Gobierno de la Provincia de Tierra del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad”, expte. Nº 738/99 SDO, registrada en Tº
XVI, Fº 137/141).
2.- Bajo esos lineamientos y con directa referencia a
los requisitos formales que hacen a la admisibilidad de
la acción impetrada en estas actuaciones, puedo adelantar que el organismo accionante no posee legitimación para entablar la presente acción; porque de la
lectura de los antecedentes que han sido copiados al
comienzo se advierte que los intereses que supuestamente se encontrarían afectados por la reforma legislativa al Artículo 21 de la Ley Nº 561, producida con
la sanción de la Ley Nº 721, son potenciales, a futuro
y no actuales.
En efecto, con directa referencia a la acción en estudio, se ha indicado que “Para que la demanda de inconstitucionalidad proceda, se requiere que medien
actos inequívocos de los cuales resulte que la norma
impugnada como violatoria de la Constitución ha sido
o ha de ser ineludiblemente aplicada al accionante; por
lo tanto, es indispensable que éste demuestre, en términos concretos, las circunstancias particulares en que
el ejercicio de sus derechos se hallan afectados por
dicha aplicación (Ac. y Sent. 1961-V-264)” (fallo de
la Sup. Corte de Bs. As., citado por Epifanio J. L.
Condorelli, Código Procesal Civil de Buenos Aires
Comentado, Ed. Zavalía, 1990, T. 3, p. 408).
Ello así toda vez que “Para compeler la acción de
inconstitucionalidad no basta un interés simple en
nuestro sistema institucional, de forma tal que la
jurisdicción de los tribunales se circunscribe a los
casos que encierran una efectiva controversia involucrando relaciones jurídicas donde las partes tienen
intereses contrapuestos. En otras palabras, la viabilidad de la acción se circunscribe a casos contenciosos
[...]” (cfr. causa “Pereyra”, cit. ut supra).
No debe olvidarse que la acción normada por el Artículo 157 inc. 1 de la Carta Magna provincial y reglamentada por el legislador fueguino en losArtículos 315
y siguientes del CPCCLRyM, no goza de las características del control abstracto de constitucionalidad
que siguiendo el modelo europeo o concentrado (Francia), ha sido regulada en la CiudadAutónoma de Buenos
Aires (Art. 113 inc. 2 CCABA y Art. 17 y sigs. de la
Ley Nº 402); en donde la pretensión principal es la
derogación de la ley porque se busca la coherencia del
ordenamiento jurídico.
Sobre el tema ya ha expresado este Cuerpo que en “el
control de constitucionalidad ‘concentrado’ o ‘abstracto’ la declaración de inconstitucionalidad ostenta
efectos generales erga omnes y pro futuro con carácter de cosa juzgada; que la norma anulada deja de existir;
que se está ante un ‘juicio a la norma’ en el que no se
examinan los hechos ni el caso concreto sino que se
considera la compatibilidad del texto de naturaleza
legislativa con el constitucional; y que los legitimados
para litigar frente a los tribunales especializados son
los órganos políticos (Mariana Díaz, La acción declarativa de inconstitucionalidad, Ed.Ad-Hoc, 2003,
p. 27)” (“Fiscal de Estado de la Provincia c/ Provincia
de Tierra del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad”,
expte. Nº 2197/10, sentencia de fecha 25-11-2010,
registrada en Tº LXX, Fº 195/207).
A diferencia de ese sistema, la acción de inconstitucionalidad ha sido legislada en la Provincia de Tierra del
Fuego para la garantía de los derechos individuales y
no para el control de la legalidad objetiva del Estado,
toda vez que en nuestro ordenamiento procesal no se
encuentra legislada la acción popular de inconstitucionalidad, ni los procesos de advocacy, a los que hace
referencia el Fiscal ante este Superior Tribunal al formular su dictamen (fs. 384 y siguientes).
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En consecuencia y tal como lo he adelantado ut supra,
el IPAUSS carece de legitimación para actuar, habida
cuenta que no se advierte ni se ha probado en autos que
los efectos de la modificación normativa al régimen
previsional general incorporada por la Ley Nº 721, le
genere un déficit económico-financiero actual.
En efecto, en el escrito de demanda se sostiene que la
citada modificación normativa potencialmente puede llevar al colapso o quiebre del sistema previsional,
fundando esa hipótesis sobre proyecciones o datos
estadísticos que surgían en aquel entonces del informe
realizado por las áreas técnicas del IPAUSS; que
posteriormente fueron materia de estudio en el informe actuarial presentado a fs. 415/487, como así también por la perito actuario designada en autos (v. pericia
obrante a fs. 519/523). Como se observa, esa afectación “potencial” y no concreta, real o actual a los
intereses del Organismo accionante, escapa a la finalidad tuitiva de la acción planteada en autos; y por
lógica consecuencia, a la tarea jurisdiccional que le
cabe a este Superior Tribunal en el ámbito de su competencia originaria.
En efecto, es la Legislatura Provincial el lugar adecuado para el estudio de esa problemática, y las posibles
soluciones que pueden brindarse para preservar a futuro
las finanzas del Organismo Previsional, algunas de las
cuales fueron destacadas en el informe actuarial (fs.
437 vta./438), y compartidas posteriormente por la
perito actuario que intervino en autos, quien adhirió a
los “ajustes técnicos” que deberían realizarse, tal como
fueron propuestos por su colega (fs. 523 vta.).
Justamente el citado órgano deliberativo ha dictado
recientemente la Ley Nº 865 (sancionada el 15 de
marzo de 2012, promulgada el 9-4-2012 por Decreto Nº 773/2012, y publicada en el BOP de fecha
11-4-2012), que crea dentro del ámbito interno de
la Cámara Legislativa la “Comisión Especial de Evaluación y Reforma del Instituto Provincial Autárquico Unificado de Seguridad Social (IPAUSS)”,
brindándole amplias facultades “con la finalidad
de elaborar un diagnóstico de situación y propuesta
de reforma” del organismo previsional (Art. 1º),
para que analice, entre otros aspectos, la situación presupuestaria y financiera de ese ente; la
gestión y control administrativo; la evaluación de
los créditos y acreencias; y el flujo de fondos y
obligaciones financieras emergentes en el largo,
mediano y corto plazo (Art. 3º).
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3.- Por último, considero que tampoco le asiste legitimación activa al Instituto accionante cuando invoca
como causal a los fines de fundamentar el planteo de
inconstitucionalidad, que el régimen estatuido por la
Ley Nº 721 constituye un privilegio, que atenta contra
lo dispuesto por los Artículos 51 y 105, inc. 30 de la
Constitución Provincial.
Descartado como se vio en el capítulo anterior, que
mediante la acción de inconstitucionalidad regulada
por los Artículos 315 y siguientes del CPCCLRyM
pueda realizarse un “juicio a la norma” en el que se
examine la compatibilidad del texto legal cuestionado con el constitucional, solo cabría otorgar legitimación activa para entablar la presente acción por la
causal ahora en estudio a aquellos individuos que
siendo aportantes al régimen previsional provincial y
futuros beneficiarios de la jubilación ordinaria allí
normada se sintieran afectados en sus derechos por
la “gracia”, “prerrogativa” o “privilegio” del que supuestamente gozan las personas que pueden acceder a ese beneficio previsional en virtud de la reforma
incorporada como inciso b), al Artículo 21 de la Ley
Nº 561, por la citada Ley Nº 721.
En atención a todo lo expuesto, a la cuestión en examen voto por la negativa.
A la primera cuestión el Juez Carlos Gonzalo
Sagastume dijo:
1. Que he de adherir a la solución propuesta por la
colega que lidera el acuerdo, efectuando las consideraciones adicionales que siguen.
Liminarmente, corresponde reeditar los parámetros a
los que se ajusta este Superior Tribunal en lo atinente
al control de constitucionalidad de las leyes y denotar
que ellos se hallan en sintonía con la doctrina elaborada en la materia por la Corte Suprema de Justicia de
la Nación.
Así pues, este Cuerpo tiene dicho que:
a) La declaración de inconstitucionalidad es un acto de
extrema gravedad, pues pone a prueba el delicado
equilibrio que debe imperar entre las funciones de los
tres poderes del gobierno republicano, y representa la
última ratio del ordenamiento jurídico, cuando no se
dispone de otros remedios para preservar la primacía
de las garantías fundamentales de rango constitucional.
b) La cuestión constitucional ha de cobrar entidad
suficiente para influir decisivamente en la sentencia que
dirime el litigio.
c) Por el conducto de la inconstitucionalidad, los tribunales no están facultados a expedirse sobre la conveniencia, eficacia, acierto u oportunidad de la política
legislativa y de las leyes que son su consecuencia. El
tamiz judicial protege exclusivamente contra las transgresiones de los derechos y garantías que marca la
Ley Suprema y esta tarea debe plasmarse con razonabilidad, prudencia y respeto de las atribuciones
reservadas a los Poderes Legislativo y Ejecutivo, no
olvidando que la presunción de la legitimidad de las
leyes cede solo cuando se oponen incontrastablemente
a la Constitución.
2.- Bajo el contexto dogmático ilustrado y que rige
la cuestión, remarco que ha quedado concretado el
objeto de la pretensión en la declaración de inconstitucionalidad de la Ley Nº 721 (cfr. acta de audiencia de fs. 229).
Por tal motivo, resulta un imperativo esencial –en vista
a la acción ejercida– emitir pronunciamiento sobre la
admisibilidad, a cuyo efecto se deberá ponderar: la
temporalidad de su promoción en instancia originaria
de este Estrado, el carácter de la norma cuestionada
y la configuración de un caso justiciable por esta vía,
aspecto éste para el que deben concurrir la legitimación del accionante que invoca una lesión a un interés
jurídicamente protegido y una formulación suficientemente concreta de la afectación de dicho interés.
Los recaudos de procedencia formal apuntados se
consagran en los Artículos 315 y 316 del CPCLRM.
El último prescribe que la demanda debe plantearse
dentro de los treinta (30) días desde la fecha en que
el precepto impugnado afectare los intereses del accionante, ya que de otro modo queda extinguida la
competencia originaria del Cuerpo según expresamente lo establece la citada norma legal (2º párrafo).
3.- De conformidad con nuestro sistema procesal, el
requisito temporal debe evaluarse en cualquier tipo de
demanda sobre inconstitucionalidad, puesto que, a
diferencia de lo normado en el proceso bonaerense
(Art. 683 y ss. CPC Pcia. Bs. As.), nuestro ordenamiento adjetivo no hace distinción entre preceptos que
afecten derechos patrimoniales o a la personalidad, ni
contiene las excepciones de aquél (Art. 685 Cód. cit.).
Este análisis obligado para determinar la competencia
originaria es de atribución del Superior Tribunal de
Justicia como último intérprete provincial de la organización procedimental (ver CSJN, Fallos: 301:574;
248:765).
Como ya se dijera en anteriores precedentes: “Aunque la indagación no se haga in limine litis corresponde hacerla en oportunidad de dictar sentencia, porque
el plazo previsto por el Artículo 316 del CPCCLRM
no constituye un plazo de caducidad de la instancia
–que extingue el proceso, permitiendo a la parte iniciar otro de idéntica naturaleza–, sino un plazo de caducidad legal que determina la competencia de este
Tribunal en razón del tiempo y constituye un presupuesto de admisibilidad de la demanda de inconstitucionalidad impuesto por la norma procesal. Esta
competencia exclusiva y excluyente reconocida al
Superior Tribunal para ejercer jurisdicción en este tipo
de demandas no puede quedar sometida a la prórroga de las partes ni puede ser planteada ante otro tribunal. Emana directamente de la Constitución Provincial
y las partes no pueden disponer de ella en vista de su
carácter de absoluta, improrrogable y de orden público. Y como tal puede el S. T. J. declarar su incompetencia ex officio en cualquier estado de la causa
(verAlsina, Derecho Procesal, tomo II, p. 518 y sigs.).
Entenderlo en otro sentido llevaría a un apartamiento
flagrante de la Constitución Provincial, de la Ley Orgánica Provincial y del régimen procesal previsto por
el citado Artículo 316” (in re: “Franco de Fernández,
Gudelia c/ Dirección Provincial de Obras Sanitarias
de la Provincia de Tierra del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad”, expte. Nº 798/99 SDO, de fecha
16-7-1999, Tº XVI, Fº 7/10).
En efecto, el Artículo 316 del CPCCLRyM, en su
segundo párrafo, expresa: “Después de vencido este
plazo, se considerará extinguida la competencia originaria del Superior Tribunal, sin perjuicio de las facultades del interesado para ocurrir a la jurisdicción
ordinaria en defensa de los derechos [...]”.
Es menester señalar que la cláusula de jurisdicción
de este Cuerpo para recibir las demandas directas de
inconstitucionalidad en un plazo dado no induce en
caso alguno a la negación del derecho reconocido a
los justiciables para deducir u oponer ante los demás
órganos judiciales competentes las alegaciones de
inconstitucionalidad que estimen fundadas. Vale recordar que el precepto no significa denegar formalmente la acción ni la somete a plazos de caducidad
de la instancia, ni tiene efectos extintivos equiparables a la prescripción liberatoria; solo se limita a
organizar y adecuar la competencia de los respectivos tribunales.
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de Derecho Administrativo
33
La Constitución ha establecido dos vías clásicas que
aseguran la efectiva aplicación de su texto: la directa,
por acción de inconstitucionalidad y la indirecta, que
permite plantearla dentro de una controversia principal a la cual accede y cuya solución condiciona.
Ello así, se verifica que el organismo previsional actor
ha optado por el primero de los supuestos acudiendo
tempestivamente a la jurisdicción, visto que de las
constancias de autos emerge que la acción formulando es el cuestionamiento de constitucionalidad de la
Ley Nº 721, sancionada el 7 de diciembre de 2006,
promulgada el 19 de diciembre del mismo año y publicada en Boletín Oficial Provincial el 20 de diciembre de 2006, fue promovida en tiempo propio –dentro
de los 30 días que establece el Art. 316 del CPCCLRyM–, conforme surge del cargo inserto a fs. 159 vta.
En virtud de lo expuesto entiendo que la demanda fue
promovida dentro del plazo legal.
4.- En orden al carácter de la norma impugnada, y
conforme surge claramente del texto del Artículo 315
del código de rito, solo resulta admisible este tipo de
acción meramente declarativa, respecto “[...] de leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos que vulneren derechos, garantías y cualquier otra cláusula
consagrados por la Constitución de la Provincia”.
Así lo entendió el Tribunal en el precedente “del Valle”,
reiterado en “Landi, Juan Carlos c/ Provincia de Tierra
del Fuego, IPPS - IPAUSS s/ acción de inconstitucionalidad”, expte. STJ-SDO Nº 1459/02, sentencia del 22
de abril de 2002, registrada en Tº XXXV, Fº 21/25,
donde sostuvo: “El plexo normativo constitucional de
nuestra provincia prevé, en su Artículo 157, inc. 1, la
demanda de inconstitucionalidad, proceso cuyo contenido consiste en el pronunciamiento, por parte del
Superior Tribunal de Justicia, de la adecuación o no de
una ley, decreto, ordenanza o reglamento a la ley fundamental del sistema provincial”.
En definitiva, la acción directa de inconstitucionalidad
solo puede intentarse respecto de normas de carácter
general; recaudo observado en el sub lite, toda vez
que se cuestiona in totum la validez constitucional de
una ley de la Provincia.
5.- Salvados los escollos de la temporalidad y del tipo
deprescripciónnormativacontrovertida,sedebeanalizar
la concurrencia de un caso justiciable por conducto de
la acción de inconstitucionalidad, con apego a la acendrada doctrina y jurisprudencia que obsta su utilización con carácter simplemente consultivo o de
indagación meramente especulativa.
34
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En dicho cometido corresponde relevar si en el proceso se ha acreditado el requisito de afectación de los
intereses del accionante, al que alude elArtículo 316 del
CPCCLRyM. Extremo que, aunado a la legitimación,
hace a la configuración del mentado “caso” o “causa”
que consagran la Constitución Nacional (Arts. 116 y
117) y la Carta Magna provincial (Arts. 154 y 157).
En este orden, elAlto Tribunal de la Nación tiene dicho
que la legitimación es un presupuesto para que exista
causa o controversia (Fallos: 322:528, 326:3007 y
333:1212, entre muchos otros) y, más recientemente,
ha puntualizado: “Que en materia de legitimación procesal corresponde, como primer paso, delimitar con
precisión tres categorías de derechos: individuales, de
incidencia colectiva que tiene por objeto bienes colectivos, y de incidencia colectiva referentes a intereses
individuales homogéneos. En todos estos supuestos, la
comprobación de la existencia de un caso es imprescindible […] ya que no se admite una acción que persiga
el control de la mera legalidad de una disposición. Sin
embargo, es preciso señalar que el caso tiene una
configuración típica diferente en cada uno de ellos,
siendo esto esencial para decidir sobre la procedencia formal de la pretensiones” (Fallos: 332:111, el
destacado es introducido por el suscripto).
Sobre estas bases y ahondando en la exégesis de las
prescripciones locales que delinean la acción originaria de inconstitucionalidad ventilada ante este Tribunal, entiendo que el “caso” a esos fines requiere junto
con la legitimación (activa y pasiva) vislumbrar suficientemente una afectación de los intereses del accionante que ha de ser actual.
Esa directriz ha fijado este Cuerpo en un flamante
decisorio, al afirmar que “Para reputar reunida la legitimación activa en la accionante, la norma atacada
debe concernirle directamente, no de modo abstracto, genérico y/o eventual, resultando indispensable la
invocación en la demanda de circunstancias particulares en las que el ejercicio de sus derechos se vería
afectado por la aplicación de aquélla. El desarrollo
argumental del escrito de inicio no contempla la afectación o consecuencia perjudicial que resulta exigencia ineludible, de conformidad con lo establecido por
el Artículo 157 inc. 1º de la Constitución Provincial y
las prescripciones rituales ya aludidas.
De lo anterior se sigue, asimismo, que no media caso,
causa o controversia originada por la aplicabilidad o
aplicación concreta de la norma a quien se presenta
como afectada.
Quien demanda por inconstitucionalidad de la Ley
Nº 855 no ha demostrado, como presupuesto de su
acción –que oficiosamente puede verificar el Tribunal– que en alguna de las calidades por las que ocurre
a la jurisdicción –ya sea como empleada pública provincial o como representante sindical, situaciones que
sí demuestra a fs. 1, 17 y 18– ha sufrido una afectación
particular de intereses propios jurídicamente amparados” (“Central de Trabajadores de laArgentina (CTA)
de Tierra del Fuego c/ Provincia de Tierra del Fuego
AeIAS s/ acción de inconstitucionalidad”, expte. STJSDO Nº 2581/11, sentencia del 14 de marzo de 2012,
registrada en Tº LXXVI, Fº 132/136).
En síntesis, cabe afirmar que la configuración típica
del “caso” a los fines del proceso normado por los
Artículos 315 y siguientes del CPCCLRyM requiere
la concurrencia de un interés particular directo que da
pie a la legitimación procesal y la demostración de una
lesión actual a dicho interés. Tales recaudos dan origen al “caso” y determinan, consecuentemente, el alcance de la sentencia a dictarse en el juicio de
inconstitucionalidad.
Con esta inteligencia, en el proceso estudiado, el interés genérico en la legalidad no puede tampoco invocarse como atinente a un bien colectivo, según las
categorías trazadas por la Corte.
6.- La reseña efectuada respalda el desarrollo que en
punto a la primera cuestión formula el voto ponente.
Mas, sin perjuicio de ello, y aún frente a la hipótesis de
admitir algún atisbo de legitimación al Instituto actor,
no cabe soslayar que el recaudo de afectación no ha
sido demostrado en autos.
La actora ha argumentado que la incompatibilidad
constitucional de la Ley Nº 721 está dada porque ella
torna económica y financieramente insostenible el régimen previsional provincial y porque importa introducir una modalidad jubilatoria de privilegio,
contrariando así los Artículos 51 y 105 inc. 30) de la
Constitución Provincial.
En el primer orden, el escrito inaugural señaló que de
la realización de un informe actuarial surgiría la inviabilidad de nuestro sistema previsional y la incidencia
del régimen legal impugnado, ofreciendo aquél como
prueba de la lesión pese a que hasta la fecha de promoción de la demanda no se había realizado.
No es ocioso señalar que dicha actuación profesional
fue concluida en el mes de noviembre de 2010 (fs.
415/487), se agregó a estos autos en el mes de marzo
de 2011 (ver cargo de fs. 491 vta.), es decir transcurridos más de cuatro años desde el inicio de la demanda, y motivó su necesaria sustanciación y examen en
el marco de la prueba pericial contable ordenada como
medida para mejor proveer (fs. 394/vta.).
De tal suerte, le incumbía al IPAUSS probar que el
dispositivo legal cuestionado conculcaba sus intereses y la entidad de dicha lesión.Así pues era ésta la que
debía demostrar que la aplicación de tal precepto la
afectaría, de modo tal que dicha agresión posibilitara
la injerencia de la jurisdicción.
Tal premisa no ha sido acreditada, pues no se encuentra evidenciado que el déficit presupuestario al que hace
alusión la experticia obedezca a la implementación de
la normativa atacada; de dicho informe no surge
que radique en esa preceptiva la causa eficiente de los
desequilibrios y desventuras de la Caja local; por el
contrario el quebranto insinuado dimana de la totalidad de las variables ponderadas en su conjunto.
Más allá de que pueda o no satisfacer al organismo
previsional la prescripción de la Ley Nº 721 cuya
constitucionalidad desafía, lo cierto es que no ha evidenciado la actual afectación a sus intereses ni que la
entrada en vigencia del nuevo precepto sea el exclusivo disparador de una gravosa situación financiera.
Por tal conclusión he de poner de resalto que de la
presentación actuarial surgen algunas recomendaciones orientadas a resolver, a juicio del experto, los
desequilibrios que pone de relieve su dictamen; mas
su apreciación como requisito de afectación actual para
un pronunciamiento de inconstitucionalidad no es tarea del Poder Judicial, el que debe preservarse celosamente de cruzar la delicada frontera que lo separa
de las competencias exclusivas del Poder Ejecutivo y
Legislativo, pilastras inclaudicables del sistema republicano de gobierno.
Con lo anterior, se reafirma la inteligencia según la cual
en este tipo de acciones, el gravamen, el perjuicio, debe
consistir en una significativa afectación a los derechos
constitucionales, de tal envergadura que su declaración de inconstitucionalidad se presente francamente
irremediable. No alcanza con invocar eventuales perjuicios que resultarían de una problemática futura. Ese
carácter hipotético, obviamente, no coincide con el
requisito de demostración de la existencia de un perjuicio o daño, de un vicio constitucional que por su
entidad requiera una declaración como la solicitada en
el inicio.
Revista de la Asociación Argentina
de Derecho Administrativo
35
7.- En segundo orden, el fundamento de la demanda
que finca la inconstitucionalidad de la Ley Nº 721 en
la afectación del principio de igualdad por introducir
una modalidad jubilatoria de privilegio, tampoco ha
sido objeto de prueba.
Contrariamente a ello, la discusión parlamentaria
omitida por el actor resalta el carácter general de la
modificación.
Así, del Diario de Sesiones y con relación al Asunto
Nº 452/06 del orden del día 7 de diciembre de 2006,
se extrae el siguiente pasaje de la intervención del legislador Jorge Bericua: “Se trata de una cuestión importantísima, no importante: ¡importantísima!, que
involucra a miles y miles de habitantes de esta provincia. Implica la modificación, no circunstancial del régimen de jubilaciones de los agentes del sector público,
sino de unas nuevas reglas del juego. Hay hasta quienes piensan que –actualmente– que se trata nada más
de una iniciativa que alcanza a unos pocos, sin advertir que, en realidad, se trata de establecer nuevas reglas
para jubilarse en la Provincia; y que las generaciones
futuras –los hombres con 50 años y las mujeres con
45 años– van a poder acceder a su jubilación ordinaria. Es decir, no estamos tratando, porque nuestra
Constitución lo prohíbe, un régimen de excepción […]”
(p. 76).
Parece, también, enderezada en esa senda la opinión
del Sr. Fiscal ante este Estrado que reconoce una virtualidad de generalización a la reforma, cuando indica
“al no estar acotada su vigencia en el tiempo, la reforma tiene un sentido permanente, se extiende en él, con
lo que permite aprovechar de su doble reducción a un
número cada vez mayor de agentes a medida que transcurren los años […] hasta llegar un momento en el que
el inciso a) perderá toda vigencia en los hechos, convirtiendo la excepción en la regla y la regla en excepción” (fs. 389).
A la luz de lo expuesto, concluyo que la cuestión
que el IPAUSS ha sometido a conocimiento del
Estrado –es decir, la inconstitucionalidad de la Ley
Nº 721, que modifica el Art. 21 de la Ley Nº 561–,
no reúne los recaudos de un caso apto de encauzamiento por la vía procesal de los Artículos 315 y
siguientes del CPCCLRyM y, por lo tanto, que su
repulsa a la Carta Fundamental local no ha sido
demostrada en el sub lite.
Voto, en consecuencia, por la negativa a la primera
cuestión propuesta.
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A la primera cuestión el Juez Javier Darío
Muchnik dijo:
I.- Analizando los fundamentos esgrimidos en los
votos precedentes se advierte la concurrencia argumentativa que los impulsa a votar afirmativamente las
cuestiones planteadas en lo que respecta a la inadmisibilidad de la acción en trato, extremo que, en honor
a la brevedad, se comparte.
Sin perjuicio de lo expuesto y en mérito a la importancia de la cuestión debatida en el presente litigio, resulta
pertinente agregar una última reflexión, en coincidencia con la línea argumental apuntada por los destacados colegas que me antecedieron en el orden de votación.
II.- El resultado arribado en el presente proceso, tal
como se ha destacado en los votos de los distinguidos
colegas que me precedieron, toma como punto de
partida los rasgos que perfilan la fisonomía del control
de constitucionalidad en nuestra Ley Fundamental
local. Su contenido y alcance no solo tipifica la habilitación en la cual debe encauzarse la custodia de la
supremacía constitucional, sino también los límites que
demarcan el cumplimiento de esta tarea.
El control señalado presenta particularidades en el orden
local, cuya génesis encuentra su pilastra fundamental
en la autonomía que posee la Provincia para dictar su
propia Constitución (Art. 125 CN) y establecer el diseño
de sus instituciones (Art. 122 CN), con el respaldo del
Gobierno Federal (Art. 5º CN). En estos parámetros,
nuestra Constitución Provincial ha diagramado el control de constitucionalidad que ejerce este Estrado,
tornando admisible el planteo de inconstitucionalidad
de las leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos que
vulneren derechos garantías y cualquier otra cláusula
consagrados en la ley fundamental, ya sea por vía de
la acción directa de inconstitucionalidad a ventilarse
en única instancia ante el Superior Tribunal de Justicia
(Art. 157 inc. 1° CPTF) o bien en toda clase de juicios
por las partes actora o demandada, llevando la cuestión a resolución del máximo órgano judicial mediante
la interposición de los recursos procesales legalmente
establecidos (Art. 158 inc. 1° CPTF).
Los Artículos 315 a 318 del CPCCLRyM fijan los
requisitos de admisibilidad, el trámite y los alcances
de la aludida acción directa de inconstitucionalidad,
que reviste carácter meramente declarativo, dejando para el correspondiente proceso ulterior la satisfacción de los reclamos patrimoniales que requieran
una sentencia condenatoria susceptible de ejecutarse coercitivamente.
Constituye una condictio sine qua non la legitimación
para obrar, esto es, que quien acciona sea el titular de
los derechos o intereses legítimos a los cuales afecta
lanormativaquetildadeinconstitucionalyquelapetición
involucre un caso concreto. En tal sentido la Constitución Provincial en su Artículo 157 dispone: “El SuperiorTribunal de Justicia tendrá competencia originaria
y exclusiva para conocer y resolver: 1- En las cuestiones que se promuevan en caso concreto y por vía de
acción de inconstitucionalidad de leyes y demás
normas jurídicas que estatuyan sobre materias regidas
por esta Constitución” (destacado agregado).
En concordancia con ello, el Artículo 316 del CPCCLRyM exige que la demanda sea interpuesta “[…]
dentro de los treinta (30) días desde la fecha en que
el precepto impugnado afectare los intereses del accionante” –el destacado no está en el original.
Siguiendo esta línea de razonamiento, en oportunidad
de resolver los autos “Fernández, Ricardo Humberto
y otros c/ Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e
Islas del Atlántico Sur s/ acción de inconstitucionalidad y acción de amparo”, expte. Nº 079/95 SDO, y
sus acumulados: “Machado, Julio César y otros c/
Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del
Atlántico Sur s/ acción de inconstitucionalidad y acción de amparo”, expte. Nº 080/95 y “Anachuzi, Rubén
Roberto y otros c/ Provincia de Tierra del Fuego,
Antártida e Islas delAtlántico Sur s/ acción de inconstitucionalidad y acción de amparo”, expte. Nº 081/
95, sentencia de fecha 5-12-1995, Tº III Fº 134/146,
y en numerosos pronunciamientos posteriores, este
Tribunal sostuvo que “[...] No basta un interés simple
porque la jurisdicción de los tribunales se circunscribe
a los ‘casos contenciosos’, es decir, a aquellos que
encierran una controversia que involucra las relaciones jurídicas entre partes con intereses encontrados.
El control de constitucionalidad es ejercido por los
jueces solo en causas judiciales promovidas por sujetos con legitimación e interés jurídico para requerir un
pronunciamiento de fondo, que en los supuestos de
las acciones declarativas de mera certeza tiene por
objeto aventar la incertidumbre sobre la existencia,
modalidades o alcances de un derecho o relación jurídica controvertidos. En ese sentido, la acción directa
de inconstitucionalidad autorizada en losArtículos 315
a 318 CPCCLRM participa de la naturaleza de toda
acción meramente declarativa (Art. 339 punto 1
CPCCLRM), aunque cubre lesiones potenciales y está
limitada al análisis de la compatibilidad o concordancia de las normas jurídicas atacadas, con los derechos
y garantías reconocidos en la Constitución de la Provincia (cfr. Salgado, Alí Joaquín, ‘Juicio de amparo y
acción de inconstitucionalidad en la Jurisprudencia de
la Suprema Corte de Buenos Aires’, en LL 1988- C175)” (del voto del Dr. Félix A. González Godoy).
III.- La acción de inconstitucionalidad en la órbita
provincial, tal cual se explicó en el apartado precedente, no consagra un remedio procesal tendiente al
control genérico o abstracto de las normas, sino que
prescribe la existencia de un caso concreto a fin de
habilitarlo. Este supuesto, entonces, está configurado
por la afectación actual que el precepto puesto en crisis
debe generar en el proponente, de modo que no involucre un análisis de la norma en sí, sino en función de
la relación jurídica que se somete a su conocimiento.
Observar atentamente la relación jurídica sobre la cual
se pretende certeza es concluyente en el punto, máxime cuando la aplicación de la norma a un caso concreto o particular es la salvaguarda establecida por el
constituyente para resguardar la división de poderes,
razón por la cual su presencia en el conflicto debe ser
observada con suma prudencia por el Tribunal.
En el caso se presenta la curiosa situación de que quien
propone la acción es el órgano encargado de aplicarla, con la finalidad de enervar los alegados efectos
perniciosos de su vigencia. No se trata entonces de la
típica relación jurídica que surge como efecto de la ley,
que se trabará entre los sujetos destinatarios de la misma
–IPAUSS y pretensos beneficiarios– y en la cual es
factible apreciar claramente la aplicación del mandato
regulador genérico y abstracto a una situación particular. El asunto trasluce una complejidad diferente,
pues sitúa a la autoridad de aplicación como contradictora del texto emanado del Poder Legislativo, dirigiendo su objeción directamente hacia éste, sin
apoyatura en una situación fáctica concreta.
La relación a desentrañar se daría entonces en un plano institucional que vincula al órgano generador del
texto puesto en crisis con la autoridad que debe aplicarlo que, como bien lo manifestó en su escrito de inicio,
al no lograr disuadir al primero de su intención de
establecer el régimen, pretende ahora cuestionarlo en
sede judicial, ante el fracaso de su gestión.
Situado el entuerto en su justa dimensión, fácil es advertir
que la pretensión no supera el estándar establecido en
la Constitución Provincial, pues no existe en rigor técRevista de la Asociación Argentina
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nico un caso concreto impactado por la norma en el
que pueda evidenciarse la incompatibilidad del precepto con los mandatos constitucionales. La objeción
se encamina directamente contra el régimen establecido por el Poder Legislativo en el marco de las atribuciones que le ha conferido nuestra ley fundamental
a través del Artículo 105, inc. 30. Con tal mirada, es
claro entonces que lo que se persigue es la valoración
general y abstracta del régimen instituido, en cuyos
términos no está el Tribunal legalmente habilitado para
emitir un fallo pues, como se explicó, está vedado a
esta jurisdicción analizar la mera legalidad de una ley,
suspender sus efectos e incluso derogarla con alcance
erga omnes, pues ello implica no ajustarse a las prescripciones que surgen de los Artículos 157, inc. 1º y
159 CP y al Artículo 116 de la Constitución Nacional.
IV.- Lo expuesto no implica en modo alguno descartar la posibilidad de que en la relación institucional que
existe entre el Poder Legislativo y el ente actor pueda
suscitarse un conflicto, pues una afirmación de tal
generalidad implicaría desconocer que el poder legislador puede sancionar normas que afecten directamente
las atribuciones del organismo, su existencia y conformación, en cuyo caso la relación jurídica será frontal
y directa entre ambos.
Sin embargo, de acogerse la demanda de autos de
acuerdo a la petición inicial, la decisión del Tribunal
implicaría enervar los efectos prácticos de la norma,
tornándola estéril, por lo que se convertiría en letra
muerta la manda establecida en el Artículo 159 de la
CP, en tanto presupone su aplicación a un supuesto
concreto. La reiteración de casos es lo que habilita la
potestad consagrada en el precepto citado.
No se desconoce que existen sistemas en el orden federal
que admiten un control abstracto –como sucede en
la Ciudad de Buenos Aires, ver Art. 113, inc. 2, de la
Constitución de la Ciudad y su reglamentación mediante la Ley Nº 402–, sino simplemente predicar que
no es el modelo que ha seguido el Constituyente local;
pese a ello es importante destacar que ni aún en una
estructura constitucional que permite dicho control
general y abstracto se desconocen directamente las
atribuciones del Poder Legislativo, al punto que en caso
de estimar la pretensión declarativa de inconstitucionalidad se otorga a dicho órgano la posibilidad de
ratificar –si bien con una mayoría agravada– la norma
puesta crisis –v. Art. 24, Ley Nº 402–, la que lógicamente no podrá ser aplicada al caso concreto.
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V.- Las consideraciones apuntadas en los párrafos
precedentes se ajustan estrictamente a la doctrina
emanada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en tanto se expresó: “[…] solo una lectura deformada de lo expresado por esta Corte en la decisión
mayoritaria tomada en la causa ‘Halabi’ (Fallos:
332:111), puede tomarse como argumento para fundar la legitimación del demandante, pues basta remitir
a lo sostenido en el considerando 9º de dicho pronunciamiento para concluir que, con referencia a las tres
categorías de derechos que se reconocen, la exigencia de casos en los términos del Artículo 116 de la
Constitución Nacional se mantiene incólume, ‘ya que
no se admite una acción que persiga el control de la
mera legalidad de una disposición’. La sentencia dictada por esta Corte en el mencionado caso ‘Halabi’,
como no podía ser de otro modo, no ha mutado la
esencia del control de constitucionalidad que la Ley
Suprema encomienda al Poder Judicial de la Nación
en los términos señalados precedentemente, para
convertirlo en un recurso abstracto orientado a la
depuración objetiva del ordenamiento jurídico que es
ostensiblemente extraño al diseño institucional de la
República […] El modelo argentino es claramente difuso
o norteamericano en forma pura. En una acción
como la precedente, ningún juez tiene en la República
Argentina el poder de hacer caer la vigencia de una
norma erga omnes ni nunca la tuvo desde la sanción
de la Constitución de 1853/1860. Si no la tiene en la
sentencia que decide el fondo de la cuestión, a fortiori
menos aún puede ejercerla cautelarmente” (CSJN, in
re: “Thomas, Enrique c/ ENA s/ amparo”, sentencia
del 15 de junio de 2010)
Si bien los postulados del fallo citado refieren y analizan el control de constitucionalidad en su organización a nivel federal, la situación no es sustancialmente
diferente a lo que acontece en la órbita provincial, pues
si bien se prevé también un modalidad de control
concentrado –implementado a través de la acción directa
de constitucionalidad regulada en el Art. 157, inc. 1º
de la Carta Fundamental y Art. 315 y siguientes del
CPCCLRM– el mismo se encuentra vertebrado con
sujeción a un caso concreto y con el alcance de la
sentencia limitado al mismo –cfr. Art. 159 de la Constitución Local.
Así lo ha destacado este Tribunal en un reciente pronunciamiento: “[…] la acción normada por elArt. 157
inc. 1 de la Carta Magna provincial y reglamentada
por el legislador fueguino en losArts. 315 y siguientes
del CPCCLRyM, no goza de las características del
control abstracto de constitucionalidad que han seguido el modelo europeo o concentrado (Francia), tal
como ha sido regulada en la ciudadAutónoma de Buenos
Aires (Art. 113 inc. 2 CCABA y Art. 17 y sigs. de la
Ley Nº 402), en donde la pretensión principal es
la derogación de la ley porque se busca la coherencia
del ordenamiento jurídico.
Sobre el tema se ha expuesto con precisión que en el
control de constitucionalidad ‘concentrado’ o ‘abstracto’ la declaración de inconstitucionalidad ostenta
efectos generales erga omnes y pro futuro con carácter de cosa juzgada; que la norma anulada deja de
existir; que se está ante un ‘juicio a la norma’ en el que
no se examinan los hechos ni el caso concreto sino que
se considera la compatibilidad del texto de naturaleza
legislativa con el constitucional; y que los legitimados
para litigar frente a los tribunales especializados son
los órganos políticos (Mariana Díaz, La acción declarativa de inconstitucionalidad, Ed.Ad-Hoc, 2003,
p. 27).
Tal como se ha manifestado ut supra, la acción
regulada por los Artículos 315 y siguientes del
CPCCLRyM no goza de las características recién
apuntadas” (in re: “Fiscal de Estado de la Provincia c/
Provincia de Tierra del Fuego s/ acción de
inconstitucionalidad”, expte. Nº 2197/10 de la Secretaría de Demandas Originarias, sentencia del 25 de
noviembre de 2010, registrada al Tº LXX, Fº 195/207).
El tema debatido en el precedente citado es sustancialmente análogo al suscitado en el presente, en tanto
el conflicto se traba pura y exclusivamente en la relación Institucional –en la cual, vale advertirlo, el organismo actor alegaba violación de sus propias
atribuciones. La diferencia radica en que, en el antecedente citado, el caso se consumó merced a la concreción de los hechos que se trataban de evitar, mientras
que en el supuesto bajo análisis el hecho concreto
habilitador de la instancia nunca se originó pues, tal
cual se adelantó, se pretende un control genérico y
directo de la norma. En consecuencia, mutatis mutandi, las consideraciones expuestas en el mismo son
plenamente trasladables para efectuar esta valoración.
VI.- Los contornos generales y abstractos de la pretensión se evidencian claramente cuando se advierte
–conforme se destaca en el voto ponente– que el
perjuicio en modo alguno es actual, pues su concre-
ción supone la aplicación futura de la ley a una universalidad de casos. Sabido es que la inconsecuencia del
legislador no puede presumirse, con lo cual debe entenderse que las consecuencias derivadas del ejercicio de su función legislativa han sido conocidas,
valoradas y aceptadas por el mismo.
Tal como se explicó en el apartado IV de la presente,
no puede descartarse a priori la posibilidad de que en
la relación institucional que existe entre el Poder Legislativo y el ente actor pueda suscitarse un conflicto
que derive en una afectación actual e inminente sobre
este último. Sin embargo, los informes actuariales
obrantes a fs. 282/369 y fs. 415/487 de autos permiten descartar este supuesto, por cuanto surge de
los mismos que el perjuicio que se deriva como consecuencia de la ejecución de la norma carece de
actualidad.
A la luz de ello fácil es advertir que la temática en análisis
desborda el cauce previsto en nuestro sistema constitucional para habilitar la acción prevista en elArtículo
157, inc. 1º, involucrando en realidad un diferendo de
trasfondo político que excede la competencia de este
Tribunal.
Las razones que justifican la decisión que finalmente
se plasma en un texto normativo emanado del órgano
legislativo no pueden ser examinadas por el Poder
Judicial, salvo que se invoque y pruebe una violación
manifiesta e intolerable de derechos constitucionales,
lo que no sucede en autos.
La coherencia constitucional de una norma dice relación con los parámetros fijados en la Carta Magna
Local. Advertir que un texto legal puede ser inconveniente no habilita la competencia de este Estrado para
pronunciarse en tal sentido y dicho pensamiento trasladado al papel solo quedará como una sugerencia para
una eventual modificación. La competencia del Tribunal se habilita a partir de la infracción constitucional,
pues no es tarea del Poder Judicial declarar la inconveniencia de las normas. De seguir ese cauce estaría
excediendo la competencia encomendada, sustituyendo
la tarea del Poder Legislativo en la merituación del modo
en que planifica y regula determinadas actividades para
la sociedad.
Así el Tribunal, desde sus inicios, ha sentado doctrina
respecto del control judicial de los actos del Estado y
el principio del judicial self restraint. Al respecto ha
dicho: “Centrándonos en el terreno de las llamadas
political questions, he de señalar que mi propuesta
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para resolver el punto que nos convoca se concilia con
la actual jurisprudencia de la Corte de los EE UU de
N.A., y que ha sido expuesto en el fallo ‘Baker v/ Carr’,
en un tema relacionado con los distritos electorales del
Estado de Tennessee. En esa causa el Juez Brennan,
en nombre de la mayoría, dijo: ‘En la superficie de todo
caso en que está comprometida una cuestión política,
se encuentra una atribución constitucional de uno de
los poderes políticos; o una falta de estándares judicialmente aplicables para resolverla; o la imposibilidad de decidir si una determinación política inicial de
una categoría, claramente no se condice con la discreción judicial; o la imposibilidad de que un tribunal realice una decisión independiente, sin faltar el respeto
que le debe a los otros poderes del gobierno; o una
inusual necesidad de adherencia incuestionable a una
decisión política ya adoptada; o la posibilidad de generar confusión por una multiplicidad de pronunciamientos de diversos Departamentos sobre una
cuestión’ (Carlos Fayt, Nuevas fronteras del derecho constitucional - La dimensión político institucional de la Corte Suprema de la Nación, Ed. La
Ley 1995, pp. 3/4) (cit. in re: ‘Vera, Juan Roberto c/
Provincia de Tierra del Fuego s/ acción de inconstitucionalidad’, expte. Nº 1.245/01 de la Secretaría de
Demandas Originarias, sent. del 31-5-2002, T. XXXVI
Fº 70/93)”.
Y que “Hay casos en que el Estado está facultado para
dictar libremente las decisiones que considere oportunas, dentro del ejercicio de sus funciones, cuando
remueve un empleado sin estabilidad, cuando acuerda o deniega un permiso, cuando autoriza el trazado
oladesviacióndeuncamino,cuandoimponelasmedidas
de salubridad que considera aptas, cuando declara la
guerra, o concede un indulto, etc., en cuyos casos y
otros análogos usa de un poder discrecional. Opinamos, con Varela, que es suficiente hablar de acto discrecional en lugar de acto político, de gobierno o
institucional, pues aquél es el género y estos las especies (Varela, Estudios de derecho administrativo,
t. I, Montevideo, 1901, p. 153). Los jueces solo controlan la legalidad y no la oportunidad, el mérito o la
conveniencia. Supongamos que se trata de pretensiones contrapuestas del Estado y del particular que no
tengan naturaleza jurídica distinta (una adecuada y otra
contraria al ordenamiento jurídico, en cuyo caso la
decisión del juez es sencilla: pues en un caso habrá
violación de la legalidad) sino que aquellas pretensio40
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nes son igualmente legales al moverse el Estado en el
plano estricto de la discrecionalidad. Si entre dos
conductas posibles y legales, el Estado se decide por
una, ¿podría acaso el juez inclinarse por la otra? Si
fuera así, en este nivel, la discrecionalidad judicial
suplantaría a la administrativa” (in re: “Miranda, Horacio O. y Löffler, Ernesto A. c/ Municipalidad de Río
Grande”, expediente Nº 377/96. SDO, sent. del 2310-1997).
Ello en modo alguno implica evadir la alta misión conferida a este Superior Tribunal en lo que respecta al
control de constitucionalidad atribuido por nuestra Ley
Fundamental, sino situarlo en sus justos límites, a los
fines de resguardar la división de poderes. Paradójico
sería que, so pretexto de mantener incólume la supremacía de nuestra ley fundamental, este Estrado la transgrediera, desbordando el cauce que la misma fijó en
el ejercicio del control encomendado.
En tal sentido, elAlto Tribunal Nacional ha destacado:
“[…] la misión más delicada de la justicia es la de saber
mantenerse dentro de la órbita de su jurisdicción, sin
menoscabar las funciones que incumben a los demás
poderes, reconociéndose el cúmulo de facultades que
constituyen la competencia funcional del Congreso de
la Nación, como órgano investido del poder de reglamentar los derechos y garantías reconocidos en la
Constitución Nacional con el objeto de lograr la coordinación entre el interés privado y el interés público”
(Fallos: 155:248; 241:291; 272:231; 308:2268;
333:1023, entre otros).
VII.- Que en relación a lo expuesto por el Sr. Fiscal
ante este Estrado en su dictamen en torno a que el
presente proceso involucraría derechos de incidencia
colectiva, corresponde advertir que este Tribunal ha
descartado la posibilidad de la tramitación en función
de lo dispuesto en el resolutorio obrante a fs. 264/265.
Asimismo, conforme lo aclaró la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en el precedente “Thomas” (Fallos: 313:1023), la existencia de derechos de incidencia colectiva en modo alguno implica desbordar el cauce
del caso o admitir un control objetivo o de mera legalidad de las leyes.
VIII.- Que asimismo se ha alegado que la ley en cuestión supondría la instauración de un régimen de privilegio en franca oposición a los Artículos 51 y 105, inc.
30, de la Constitución Provincial, sin embargo tal pretensión no es asimilable al presente caso, pues indudablemente la generalidad con la que ha sido planteada
la demanda, sin someter un supuesto específico en el
cual pueda verificarse la adecuación constitucional de
la norma, impide atender debidamente la objeción del
Sr. Fiscal ante este Estrado respecto a que no todos
los aportes corresponden a cotizaciones concretas a
la Caja, por cuanto se tomarían períodos anteriores
a la creación de la misma. Del mismo modo, puede
merituarse que muchos de los aportantes podrían no
estar comprendidos en el marco de esta observación.
El supuesto evidenciado no deja de representar un
ejemplo concreto de las implicaciones de someter a la
infracción constitucional a un primer orden de análisis,
sin pretender su aplicación en un caso concreto. Podrán conjugarse distintas hipótesis e incluso establecerse distinto baremo y reglas bajo las cuales la norma
podrá ser cuestionada pero, es preciso reiterar, esa no
es la habilitación conferida por el constituyente cuya
carta de intención fundacional ha diseñado un sistema
determinado y preciso, a cuyo amparo debe efectuarse el análisis respecto de la constitucional de la norma.
Postulados estos que, como se explicó, no se encuentran reunidos en el caso.
Comparto en este sentido lo expuesto por el colega
que me precede en el orden de votación, pues concretamente no se ha establecido un régimen de excepción, sino una modalidad alternativa para acceder al
beneficio. No se avizora en consecuencia, reitero, en
los términos en que fue propuesta la cuestión al Tribunal, un supuesto privilegio en razón de las personas
–no se establecen beneficios o restricciones en favor
de determinados sujetos– ni una desproporción absoluta de edad y aportes con la modalidad delArtículo
21, inc. a) de la Ley Nº 561.
Tal como se adelantó, la inconveniencia de un régimen
no convierte al mismo en inconstitucional, ni habilita la
competencia de este Superior Tribunal para revisarlo,
reemplazando los órganos que cuentan con competencia natural para ello –Art. 105, inc. 30–, más aún
cuando, conforme se ha destacado en el voto ponente, el Poder Legislativo se ha avocado a dicha tarea,
estableciendo mediante la Ley Nº 865, la “Comisión
Especial de Evaluación y Reforma del Instituto Provincial Autárquico Unificado de Seguridad Social”.
IX.- La resolución de la controversia en los términos
expuestos en los párrafos precedentes, podría derivar
en cuestionamientos en lo que respecta al lapso que
insumió el proceso para llegar a ser definitivamente
zanjado, máxime cuando la solución transita por los
cauces formales de la acción, que habilitan la competencia del Tribunal.
Sin embargo, cabe advertir que el tiempo transcurrido
para el dictado del presente fallo estuvo enmarcado
en la necesidad previa de contar con la mayor cantidad de elementos de análisis, con estrecha vinculación
a la pretensión del organismo actor. Su pertinencia para
el caso solo pudo valorarse, en toda su dimensión, en
ocasión de que el expediente estuvo en condiciones
de ser analizado por cada uno de los Jueces que componen el Tribunal, situación ésta que comienza a materializarse desde que se ordenó por Presidencia el
respectivo llamado de autos.
Por ello, sin perjuicio de la conclusión final a la que
aquí se arriba y de las dificultades que se debieron sortear,
no resulta ocioso aclarar que la producción de los
informes actuariales permitió dimensionar en sus justos parámetros la situación general de nuestro Instituto, pues fueron determinantes para despejar la existencia
de un perjuicio actual y directo como consecuencia de
la ejecución de la norma. Extremo éste correctamente
valorado en la ponencia del Juez Sagastume.
En este marco, sin el apremio de un perjuicio en ciernes, no existe motivo alguno para que este Tribunal
intervenga sustituyendo la competencia del órgano que
tiene asignada la atribución constitucional para corregir estas supuestas deficiencias del sistema, en cuya
tarea debe contar con la inestimable colaboración del
actor, como autoridad de aplicación de la normativa.
Por tal motivo, los informes deberán ser puestos en
conocimiento inmediato de la comisión creada por la
ley correspondiente, en el marco del Poder Legislativo, ámbito natural de discusión y debate en el que deberá
encontrarse una solución integral a la temática de la
previsión social.
Es que la ausencia de un “caso” judicial no desmerece
los pronósticos actuariales efectuados, antes bien sirven para que la ley a la que alude el Artículo 51 de la
Constitución Provincial contemple la situación y contenga los necesarios correctivos para que las jubilaciones y pensiones del presente no se conviertan, en
el futuro, en recuerdos de un negligente pasado.
Solo la ley puede y debe reglamentar situaciones generales y abstractas, que perduren en el tiempo y que
prevean los principios de movilidad y proporcionalidad. Los cambios generados por políticas económicas que impacten en el sistema también deben ser
corregidos legislativamente, a menos, claro está, que
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se afecten derechos concretos e individuales, que aún
cuando puedan ser homogéneos permitan sí la intervención del Poder Judicial como garante de su vigencia.
En los términos expuestos, voto a la primera cuestión por la negativa.
A la segunda cuestión la Jueza María del Carmen Battaini dijo:
1.- En primer lugar debo señalar y aclarar, con referencia a la afirmación que vierte el Sr. Fiscal ante
este Superior Tribunal en su dictamen, cuando indica que “la falta de acción opuesta al progreso de
la pretensión esgrimida por la actora se encuentra
contestada negativamente por ese Alto Estrado
mediante la Resolución de fs. 264/265 que encuadra la demanda promovida como acción declarativa”, que en la resolución a la que hace referencia,
este Cuerpo se pronunció –exclusivamente– rechazando el pedido de citación a juicio formulado por la
Provincia demandada, como así también la pretensión de celebración de una audiencia pública; y en
modo alguno emitió pronunciamiento sobre el planteo del representante judicial de la Provincia de Tierra del Fuego, dirigido a cuestionar la legitimación
activa del organismo accionante.
Por consiguiente, habiéndose enderezado la demanda contencioso administrativa incoada a fs. 138/159
por el IPAUSS como acción de inconstitucionalidad
(fs. 160), el examen de la admisibilidad debe realizarse al momento de dictarse la sentencia definitiva, conforme fue dispuesto por el Tribunal ut supra, al formular
las cuestiones propuestas al acuerdo.
2.- Entrando al estudio de la solicitud del Sr. Fiscal
ante este Cuerpo, he de reiterar conceptos vertidos al
tratar la cuestión anterior, donde señalé que a diferencia del control de constitucionalidad “concentrado” o
“abstracto”, que se encuentra regulado en otras jurisdicciones, la declaración de inconstitucionalidad regulada en nuestra provincia no ostenta efectos generales
erga omnes y pro futuro; como así también que nuestra acción de inconstitucionalidad fue legislada en
nuestro ámbito “para la garantía de los derechos individuales y no para el control de la legalidad objetiva
del Estado, toda vez que en nuestro ordenamiento
procesal no se encuentra legislada la acción popular
de inconstitucionalidad, ni los procesos de advocacy,
a los que hace referencia el Fiscal ante este Superior
Tribunal [...]”.
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Ello bastaría para desestimar la solicitud del Titular del
Ministerio Público Fiscal, pero considero apropiado
agregar a esos fundamentos algunos conceptos que
vertí como preopinante en la causa “Raimbault, Manuel c/ Provincia de Tierra del Fuego - Consejo de la
Magistratura Pcial. s/ contencioso administrativo medida cautelar” (Expediente Nº 2.088/08, sentencia
de fecha 20-8-2008, registrada en Tº LXIV, Fº 125/
133), que entiendo son directamente aplicables en la
especie, donde señalé que “[...] la invocación genérica de intereses difusos [...] no le alcanza al accionante
para salvar el valladar procesal de la legitimación activa a la que nos venimos refiriendo, dado que la aplicación que se pretende no se corresponde con la que
tutela nuestra Constitución Provincial.
En ese sentido, cabe señalar que este Superior Tribunal en la causa ‘Paredes Ravena, Juan c/ Provincia
de Tierra del Fuego, Antártida e islas del Atlántico
Sur - Poder Ejecutivo Provincial - s/ protección de
intereses difusos’, expte. 708/04 de la Secretaría de
Recursos, puntualizó con claridad el contenido que
cabe reconocer al concepto de intereses difusos, reservándolo para cuestiones ecológicas, ambientales
o culturales.
Así también, sostuvo recientemente el másAlto Tribunal en el caso ‘Zatloukal, Jorge c/ Estado Nacional
(Ministerio de Economía y Producción)’ (sentencia del
28 de mayo de 2008, public. en LL 2008 C, 695),
que ‘[…] 5°) [...] en el caso, el demandante no puede
expresar un agravio diferenciado respecto de la situación en que se hallan los demás ciudadanos, y tampoco puede fundar su legitimación para accionar en el
interés general en que se cumplan la Constitución y las
leyes (arg. Fallos: 321:1352). De otro modo, admitir
la legitimación en un grado que la identifique con el
‘generalizado interés de todos los ciudadanos en el
ejercicio de los poderes del gobierno [...]’, ‘[...] deformaría las atribuciones del Poder Judicial en sus
relaciones con el Ejecutivo y con la Legislatura y lo
expondría a la imputación de ejercer el gobierno por
medio de medidas cautelares’ (‘Schlesinger v/ Reservists Committee to Stop the War’, 418 U.S. 208, espec.
pp. 222, 226/227, 1974; Fallos: 321:1252). 6°) Que,
en relación con ello, cabe poner de manifiesto que el
de ‘ciudadano’ es un concepto de notable generalidad, y su comprobación, en la mayoría de los casos,
no basta para demostrar la existencia de un interés
‘especial’ o ‘directo’, ‘inmediato’, ‘concreto’ o ‘sus-
tancial’ que permita tener por configurado un ‘caso
contencioso’ (Fallos: 322:528)”.
A la luz de los conceptos transcriptos precedentemente, entiendo que al no debatirse en la especie
ninguno de los supuestos contemplados por el Artículo 74 del CPCCLRyM como intereses difusos
(cuestiones relativas a la defensa del medio ambiente,
valores culturales o históricos), el interés general que
invoca el Sr. Fiscal ante el Superior Tribunal no le
alcanza para ser tenido en calidad de parte como
tercero adhesivo y coadyuvante en las presentes
actuaciones.
Por consiguiente, a la cuestión en estudio voto por la
negativa.
Los señores Jueces Carlos Gonzalo Sagastume y Javier
Darío Muchnik, por compartir los fundamentos dados por la Jueza Battaini, votan la cuestión en estudio
en igual sentido por la negativa.
A la tercera cuestión la Jueza María del Carmen
Battaini dijo:
En atención a lo resuelto al tratar la cuestión anterior, corresponde: 1º) declarar la inadmisibilidad de
la demanda interpuesta a fs. 138/159; y 2º) rechazar la intervención en autos del Sr. Fiscal ante este
Superior Tribunal, en calidad de tercero adhesivo o
coadyuvante.
En relación a las costas procesales, estimo que corresponde su distribución por el orden causado, en
mérito a la forma en que se decide (Art. 78.2 del
CPCCLRyM). Así lo voto.
Los señores Jueces Carlos Gonzalo Sagastume y Javier
Darío Muchnik comparten y adhieren a la respuesta
brindada por la Jueza Battaini a la cuestión en estudio,
votando en el mismo sentido.
Con lo que terminó elAcuerdo dictándose la siguiente
SENTENCIA
Ushuaia, 31 de octubre de 2012.
VISTAS: las consideraciones efectuadas en el
Acuerdo que antecede y la votación de las cuestiones planteadas,
EL SUPERIOR TRIBUNAL DE JUSTICIA
RESUELVE:
1º.- Declarar inadmisible la demanda interpuesta a fs.
138/159. Con costas por su orden.
2º.- Rechazar la intervención en autos del Sr. Fiscal
ante este Superior Tribunal, en calidad de tercero
adhesivo o coadyuvante.
3º.- Mandar se registre, notifique y cumpla.
Firmado Jueces: María del Carmen Battaini, Carlos
Gonzalo Sagastume y Javier Darío Muchnik.
Registro Tomo LXXIX Fº 63/83.
SUPERIOR TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA
P ROVINCIA DE T IERRA DEL F UEGO ,
ANTÁRTIDA E ISLAS DEL ATLÁNTICO SUR
“A., E. c/ Gobierno de la Provincia de Tierra
del Fuego, AeIAS s/ contencioso administrativo”- expediente Nº 1649/12 STJ-SR
Fecha: 14 de marzo de 2013
Hechos:
El Superior Tribunal de Justicia casó la sentencia de la
Sala Civil de la Cámara deApelaciones que hizo lugar
al recurso del actor, revocando la decisión de primera
instancia que juzgó que la limitación del Artículo 8º,
inciso “j” de la Ley Nº 22.140 –que impide ingresar
a laAdministración a los mayores de sesenta años– no
era aplicable al caso de autos en virtud de la interpretación armónica de la Ley Provincial Nº 661 (del llamado “Megapase” y que permitió el ingreso a planta
permanente de contratados y planes), la Ley Nº 22.140
y el Decreto provincial Nº 2.083/2002 –que creó el
Programa de Entrenamiento Laboral (PEL).
Sumarios:
Corresponde casar la sentencia que consideró que no
es aplicable el requisito del Artículo 8º, inc. “j”, de la
Ley Nº 22.140 al accionante, quien gozaba de un Plan
de Entrenamiento Laboral (PEL) antes del dictado de
la Ley Provincial Nº 661 y quien al momento de su
entrada en vigencia contaba con más de 60 años de
edad, y, en consecuencia, habilitó su incorporación como
personal de planta permanente; ya que sobrepasar el
límite legal establecido para el ingreso a laAdministración pública importaría hacerle decir a la ley lo que
esta no dice o avanzar en una zona que es de competencia legislativa.
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