Documento descargado de http://www.elsevier.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Med Clin (Barc). 2010;135(15):700–706 www.elsevier.es/medicinaclinica Conferencia clinicopatológica Varón de 80 años con derrame pleural y adenopatı́as mediastı́nicas An 80-year-old male with pleural effusion and mediastinal lymph nodes Juan Pablo Horcajada a,, Rosario Jesús Perea b, Teresa Ribalta c y Julia González-Martı́n d a Servicio de Medicina Interna-Enfermedades Infecciosas, Hospital Universitario del Mar, Parc de Salut MAR, Barcelona, España Servicio de Radiodiagnóstico, Centro de Diagnóstico por la Imagen, Hospital Clı́nic, Barcelona, España c Servicio de Anatomı́a Patológica, Hospital Clı́nic, Barcelona, España d Servicio de Microbiologı́a, Hospital Clı́nic, Barcelona, España b I N F O R M A C I Ó N D E L A R T Í C U L O Historia del artı́culo: Recibido el 3 de junio de 2010 Aceptado el 3 de junio de 2010 On-line el 16 de septiembre de 2010 El paciente era un varón de 79 años, soltero, que vivı́a en un ámbito rural y presentaba en el pasado un hábito tabáquico con un consumo acumulado de 70 paquetes/año y no tenı́a alergias. Entre sus antecedentes destacaba una hipertensión arterial en tratamiento con enalapril 20 mg/d e hidroclorotiazida 12,5 mg/d y una diabetes mellitus tipo II por la que no seguı́a ningún tratamiento ni control dietético. El paciente cumplı́a criterios de bronquitis crónica aunque no habı́a requerido ingresos ni realizaba tratamiento broncodilatador. La enfermedad actual se habı́a iniciado unos 2 meses antes en forma de disnea progresiva hasta hacerse de moderados esfuerzos, tos y expectoración mucosa junto con una afectación del estado general con astenia, anorexia y pérdida no cuantificada de peso. El paciente no referı́a fiebre. En la exploración fı́sica el enfermo estaba consciente y orientado, con un estado general afectado, afebril, taquipneico y el resto de constantes vitales dentro de los parámetros normales. La saturación de oxı́geno a aire ambiente era del 90%. Se detectó cianosis labial con una hipofonesis en hemitórax derecho. El resto de la exploración fı́sica fue normal. De los análisis de sangre destacaba: velocidad de sedimentación globular (VSG) 18 mm/h, proteı́na C reactiva de 21,4 mg/dl, hematı́es 4,36 1012/l, hemoglobina 13,4 g/l, hematocrito 0,39 l/l, volumen corpuscular medio (VCM) 89,2 fl, hemoglobina corpuscular media (HCM) 30,7 pg, leucocitos 5,19 109/l (77% segmentados, 2% eosinófilos, 14% linfocitos y 7% monocitos), plaquetas 237 109/l, ı́ndice de protrombina 90%, tiempo de cefalina 28 s, glucemia 160 mg/dl (8,8 mmol/l), BUN 16 mg/dl (2,5 mmol/l), creatinina 0,9 mg/dl (79 mmol/l), sodio 130 mmol/l, potasio Autor para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (J.P. Horcajada). 4,3 mmol/l, calcio 9,2 mg/dl (2,2 mmol/l), fósforo 3,0 mg/dl (1,8 mmol/l), aspartato aminotransferasa (ASAT) 27 U/l, alanino 1 aminotransferasa (ALAT) 16 U/l, lactatodeshidrogenasa (LDH) 228 U/l (valor normal 250–450), gammaglutamiltranspeptidasa (GGT) 29 U/l, fosfatasa alcalina 74 U/l, bilirrubina total 0,9 mg/dl (15 mmol/l), colesterol 158 mg/dl (1,8 mmol/l), triglicéridos 89 mg/dl (1,0 mmol/l), ferritina 129 ng/ml (n:20–300) y proteı́nas totales 68 g/l (albúmina 65%, alfa1-globulinas 3%, alfa2-globulinas 7%, betaglobulinas 10%, gammaglobulinas 15%). En el proteinograma no se observó monoclonalidad. El perfil básico de orina mostró glucosuria y el sedimento de orina fue normal. La gasometrı́a arterial al aire ambiente mostró los siguientes valores: pH 7,48, presión parcial de oxı́geno en sangre arterial (PaO2) 56 mmHg, presión parcial de dióxido de carbono en sangre arterial (PaCO2) 53 mmHg, bicarbonato estándar arterial 39,5 mmol/l, exceso de base 13,8 mmol/l. La radiografı́a de tórax puso de manifiesto un aumento del diámetro de la silueta cardiaca, del hilio pulmonar derecho y un derrame pleural derecho que ocupaba los dos tercios inferiores del hemitórax homolateral. Se practicó una TC de tórax que puso de manifiesto un derrame pleural derecho que provocaba un colapso parcial de los lóbulos inferior y medio derecho. Además, objetivó la presencia de adenopatı́as laterotraqueales bilaterales y un mazacote adenopático en región subcarinal de 4,3 cm de diámetro con alguna calcificación en su interior, situada en ı́ntimo contacto con el esófago al que desplazaba. En el parénquima pulmonar y el resto de la exploración abdominal no se objetivaron datos patológicos. La prueba de la tuberculina fue negativa. Una toracocentesis mostró un lı́quido pleural de aspecto serohemático con pH 7,98, glucosa 176 mg/dl, proteı́nas 56 g/l, LDH 369 U/l, adenosı́ndesaminasa (ADA) 45 U/l, hematı́es 8840/mm3, células nucleadas 1.130/mm3 (linfocitos 68%, macrófagos 27%, neutrófilos 5%), con algunas células de aspecto inmaduro, núcleo con protusiones, 0025-7753/$ - see front matter & 2010 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. doi:10.1016/j.medcli.2010.06.007 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J.P. Horcajada et al / Med Clin (Barc). 2010;135(15):700–706 nucléolos evidentes y citoplasma basófilo. El estudio citológico del lı́quido pleural mostró un infiltrado linfoide con marcada diferenciación plasmocelular sin células atı́picas. El estudio inmunohistoquı́mico reveló la presencia de una población de células de lı́nea B con expresión de marcadores de diferenciación plasmocelular, CD20 negativas, aunque el estudio de cadenas ligeras de las inmunoglobulinas no fue valorable. Un aspirado de médula ósea evidenció una médula con presencia de las tres series hematopoyéticas en proporción y de aspecto normal. No se observaron infiltrados de linfocitos. Una fibrobroncoscopia puso de manifiesto una carina principal de amplitud aumentada y una mucosa de aspecto infiltrativo en las divisiones entre los lóbulos superior derecho e intermedio y entre los lóbulos medio e inferior derechos. Se tomaron muestras de biopsia y se realizó en dos ocasiones una punción de la adenopatı́a subcarinal. El estudio anatomopatológico repetido de la biopsia transbronquial reveló la presencia de un discreto infiltrado mixto de la lámina propia con ausencia de patologı́a tumoral. El estudio del broncoaspirado no mostró células malignas, al igual que el material obtenido de las punciones de la adenopatı́a subcarinal. El estudio microbiológico para bacterias, hongos y micobacterias de dos muestras de lı́quido pleural y de dos broncoaspirados fue negativo. La detección génica para Mycobacterium tuberculosis en el broncoaspirado fue también negativa. La detección de interferón gamma por ELISPOT-TB del lı́quido pleural y sangre fue indeterminada. La serologı́a para el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) fue negativa. Se realizó una ecoendoscopia en la que se identificaron varias adenopatı́as en región subcarinal agrupadas de hasta 2 cm de diámetro de las que se obtuvieron muestras mediante punción aspirativa con aguja fina (PAAF). En la zona paratraqueal derecha se identificaron otro grupo de adenopatı́as de hasta 12 mm de diámetro de las que también se obtuvo material por PAAF. El estudio anatomopatológico de las dos muestras detectó una celularidad relativamente escasa constituida por linfocitos maduros, células epitelioides y ocasionales células gigantes multinucleadas, con presencia de escaso material necrótico. El examen directo (tinción de Ziehl-Neelsen) y el cultivo de micobacterias fueron negativos. Se realizó a continuación una biopsia pleural cerrada. El examen anatomopatológico del material obtenido mostró un tejido pleural con discreta fibrosis y ausencia de infiltrado celular. La tinción de Ziehl-Neelsen, la detección génica y el cultivo de micobacterias fueron negativos. Ante el resultado de las exploraciones complementarias se decidió realizar una exploración que resultó diagnóstica. 701 cultivo de micobacterias en todas estas muestras fueron negativos. El estudio anatomopatológico del material obtenido por biopsia pleural cerrada mostró un tejido pleural con discreta fibrosis y ausencia de infiltrado celular. La tinción de ZiehlNeelsen, la detección génica y el cultivo de micobacterias fueron negativos. Antes de entrar en la discusión del caso, la radióloga comentará las pruebas de imagen realizadas. Dra. Rosario Jesús Perea. La proyección antero-posterior de la radiografı́a de tórax mostró un aumento de densidad en hemitórax derecho, que no borraba las estructuras vasculares, con engrosamiento de la cisura menor y pinzamiento del seno costo-frénico, sugestivo de derrame pleural. Además, se podı́a apreciar un ensanchamiento mediastı́nico retrocardiaco (fig. 1). En la sección a nivel del tronco venoso innominado con ventana de mediastino de la TC se identificaron adenopatı́as paratraqueales derechas y retrotraqueales, ası́ como un derrame pleural derecho (fig. 2A). La sección a nivel de la raı́z aórtica evidenció la presencia de adenopatı́as subcarinales-paraesofágicas de 4,5 3,2 cm y derrame pleural derecho (asterisco) con atelectasia compresiva del pulmón subyacente (fig. 2B). Dr. J.P. Horcajada. Los datos guı́a de la discusión clı́nica de este caso son la presencia de adenopatı́as mediastı́nicas y derrame pleural en un adulto. Los procesos que pueden manifestarse con estas caracterı́sticas pueden ser de etiologı́a infecciosa, neoplásica y autoinmune. Dentro de los primeros destacan la tuberculosis y otras micobacteriosis y las micosis endémicas (blastomicosis, histoplasmosis y coccidioidomicosis). Entre las neoplasias destacan el carcinoma broncogénico, las metástasis de neoplasia sólida de otra localización, los linfomas y la enfermedad de Castleman. Los procesos autoinmunes que pueden cursar con derrame pleural y adenopatı́as mediastı́nicas son la sarcoidosis, las conectivopatı́as, especialmente el lupus eritematoso sistémico (LES), la granulomatosis de Wegener (GW) y la asbestosis. Con los datos de la historia clı́nica y las pruebas complementarias presentadas se pueden descartar de entrada algunos de los procesos citados. Las micosis endémicas pueden descartarse porque no consta que el paciente hubiera viajado a paı́ses endémicos. La asbestosis también se puede descartar porque no consta que el paciente trabajara con asbesto y en las pruebas de imagen no se informa de afectación pleural en placas ni datos de fibrosis parenquimatosa en ningún momento1. Los resultados de las pruebas complementarias realizadas permiten descartar con bastante seguridad el carcinoma broncogénico y las metástasis de otros tumores Diagnóstico diferencial Dr. Juan Pablo Horcajada. En resumen, se trata de un varón de 79 años, con antecedente de tabaquismo, que presentaba un cuadro clı́nico de 2 meses de evolución de astenia, anorexia, pérdida de peso, disnea y tos con expectoración mucopurulenta. En la exploración fı́sica era evidente una afectación del estado general y semiologı́a de derrame pleural derecho. Las pruebas de imagen confirmaron el derrame pleural junto a la presencia de adenopatı́as laterotraqueales bilaterales y un mazacote adenopático en región subcarinal de 4,3 cm de diámetro con alguna calcificación en su interior. El lı́quido pleural resultó un exudado linfocitario con ADA elevado. Los exámenes citológicos del lı́quido pleural y del broncoaspirado no mostraron células atı́picas. Los estudios anatomopatológicos repetidos de la biopsia transbronquial y de la biopsia ganglionar realizada por ecoendoscopia detectaron una celularidad relativamente escasa constituida por linfocitos maduros, células epitelioides y ocasionales células gigantes multinucleadas, con presencia de escaso material necrótico. El examen directo (tinción de Ziehl-Neelsen) y el Figura 1. Radiografı́a de tórax en proyección antero-posterior en la que se aprecia el derrame pleural derecho y el ensanchamiento mediastı́nico (flechas). Documento descargado de http://www.elsevier.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 702 J.P. Horcajada et al / Med Clin (Barc). 2010;135(15):700–706 Figura 2. A) Tomografı́a computarizada. Sección a nivel del tronco venoso innominado con ventana de mediastino. Se identifican adenopatı́as paratraqueales derechas y retrotraqueales (flechas), ası́ como derrame pleural derecho (asteriscos). B) Tomografı́a computarizada. Sección a nivel de la raı́z aórtica que muestra adenopatı́as subcarinales-paraesofágicas (flecha blanca) de 4,5 3,2 cm y derrame pleural derecho (asterisco) con atelectasia compresiva del pulmón subyacente (flechas negras). sólidos. El diagnóstico diferencial se centrará, por tanto, en la tuberculosis y otras micobacteriosis, en los linfomas, la enfermedad de Castleman, la sarcoidosis, la GW y el LES. La sarcoidosis es una enfermedad granulomatosa de etiologı́a desconocida, que puede cursar con adenopatı́as hiliares bilaterales en el 50 y el 85% de los casos2. En la PAAF ganglionar se observan granulomas epitelioides, linfocitos, histiocitos epitelioides, células multinucleadas gigantes, con mı́nima o sin necrosis y tinciones para bacilos ácido-alcohol resistentes (BAAR) y hongos negativas3. Estos datos son similares a los del caso presentado y apoyarı́an el diagnóstico de sarcoidosis. Sin embargo, esta enfermedad cursa con infiltrados pulmonares hasta en el 50% de los casos, el derrame pleural es raro (1–3%) y suele ser un exudado de predominio linfocı́tico con LDH baja, al contrario del que presentaba el paciente4. Además, suele afectar a personas jóvenes. La prueba diagnóstica en este caso serı́a una biopsia ganglionar que mostrarı́a granulomas no caseificantes. La GW es una vasculitis granulomatosa, más frecuente en varones, cuyo diagnóstico requiere la presencia de dos o más de los siguientes criterios diagnósticos: inflamación nasal u oral, nódulos, infiltrados o cavitaciones pulmonares, sedimento urinario con microhematuria o cilindros de hematı́es y la presencia de granulomas perivasculares o en la pared arterial en la biopsia5. En el presente caso, apoyarı́an el diagnóstico de GW el sexo masculino, la clı́nica del paciente, la presencia de derrame pleural (descrito en hasta el 55% de los casos) y los resultados de la PAAF. Sin embargo, la ausencia de nódulos o infiltrados pulmonares y de clı́nica en el área otorrinolaringológica y el sedimento urinario normal son datos que van en contra de este diagnóstico. La presentación torácica más común del LES es la pleuritis en el contexto de una poliserositis. Su incidencia es más frecuente en mujeres y por lo común es una manifestación tardı́a en la evolución de la enfermedad. El hallazgo radiográfico más común es el derrame pleural bilateral. Es caracterı́stico que el lı́quido sea un exudado seroso o serohemorrágico. La concentración de proteı́nas excede los 3,5 g/dl, la LDH es menor de 500 U/l, el pH mayor de 7,30 y la glucosa mayor de 60 mg/dl. El recuento celular es variable, pudiendo llegar hasta las 15.000/ml, de predominio neutrofı́lico en fases agudas y linfomonocitario en etapas más evolucionadas6. Generalmente se acompaña de otras manifestaciones (artritis, afectación renal). Por todos estos datos se descarta el LES como posible diagnóstico en este paciente. El diagnóstico diferencial debe incluir los linfomas, dada la clı́nica de deterioro progresivo del paciente y la presencia de adenopatı́as mediastı́nicas. El linfoma mediastı́nico de células B es una forma agresiva de linfoma de células B grandes difusas, CD20 positivo. Se manifiesta como una masa de gran tamaño en el área torácica que puede causar sı́ntomas respiratorios o el sı́ndrome de la vena cava superior. Es más común en mujeres de entre 30 y 40 años7. La presencia de derrame pleural y adenopatı́as confinadas a la caja torácica debe hacer pensar en el linfoma de cavidades. Esta forma de linfoma se suele presentar en pacientes infectados por el VIH, pero en el área mediterránea también está descrito en inmunocompetentes. Sus caracterı́sticas citológicas son la diferenciación plasmablástica, con células tı́picamente CD20 negativas, y en su núcleo es tı́pico encontrar una proteı́na latente de membrana del virus herpes humano 8. Generalmente la biopsia pleural es negativa8. Estos datos irı́an a favor del diagnóstico. Sin embargo, estos linfomas se presentan como derrames pleurales, pericárdicos o peritoneales, en ausencia de adenopatı́as, masa tumoral, organomegalias o infiltración medular, datos que van en contra del diagnóstico en este paciente. La enfermedad de Castleman es una hiperplasia de los folı́culos linfoides con proliferación capilar e hiperplasia endotelial que cursa con adenopatı́as, de curso agresivo. Las adenopatı́as más frecuentes son las de mediastino y cuello. La inmunohistoquı́mica muestra una población de linfocitos B de superficie policlonal y marcadores de inmunoglobulinas citoplasmáticas9,10. Ambos datos van a favor del diagnóstico. Sin embargo, la enfermedad de Castleman presenta otras caracterı́sticas que la hacen poco probable en este caso. Es más frecuente en adolescentes y adultos jóvenes y la variante de células plasmáticas cursa con fiebre, citopenias, vı́sceromegalias, hipergammaglobulinemia, disfunción renal y hepática y elevación de la VSG. Además el derrame pleural es Documento descargado de http://www.elsevier.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J.P. Horcajada et al / Med Clin (Barc). 2010;135(15):700–706 raro y en la TC las adenopatı́as presentan hipercaptación de contraste, hallazgo que no se describe en este caso. Entre las formas de tuberculosis que este paciente puede presentar destaca la ganglionar. Los datos a favor son que la tuberculosis es una enfermedad endémica en el entorno del paciente, la edad de presentación, la clı́nica, las adenopatı́as con calcificaciones, el exudado pleural unilateral linfocı́tico con ADA de 45 y la PAAF ganglionar compatible11. Sin embargo, hay datos que no apoyan este diagnóstico como son la presencia de linfocitos B en el lı́quido pleural, las adenopatı́as mediastı́nicas sin infiltrados pulmonares, el PPD y ELISPOT-TB negativos, los resultados de la biopsia pleural y la PAAF ganglionar y los cultivos de lı́quido pleural y broncoaspirado. La tuberculosis pleural (TBPL) es un posible diagnóstico alternativo por los mismos motivos que la ganglionar y, además, es una forma clı́nica más frecuente. Quedarı́an por explicar las adenopatı́as mediastı́nicas, que normalmente no acompañan a la pleuritis tuberculosa, excepto en casos aislados de primoinfección12. La negatividad del PPD es frecuente en este cuadro, especialmente en el anciano. El ELISPOT-TB es una técnica de estimulación especı́fica de células mononucleares y determinación de interferón gamma mediante ELISPOT. Es capaz de distinguir entre infección tuberculosa y vacuna BCG. Tiene una mayor sensibilidad que el PPD en inmunodeprimidos y los resultados indeterminados se relacionan con CD4 bajos, quimioterapia y otros inmunodepresores. En el anciano anérgico su negatividad no descarta la tuberculosis B activa13. Los valores de ADA son elevados en el lı́quido del derrame tuberculoso, pero también puede encontrarse elevada en empiemas, algunos linfomas, pleuresı́a reumatoidea y raramente en derrames neoplásicos e infecciones intracelulares. En poblaciones con alta prevalencia, la sensibilidad y especificidad del ADA aumentado en lı́quido pleural es cercana al 95 y 90%, respectivamente, siendo el valor de corte utilizado para su diagnóstico de 40 U/l14. La sensibilidad del cultivo de micobacterias del lı́quido pleural es del 10–35% y la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) del lı́quido pleural tiene una sensibilidad del 20 al 76% y una especificidad del 78 al 100%. La sensibilidad de la biopsia pleural cerrada con aguja es del 56 al 82%15. Según las series, la sensibilidad del cultivo 703 de material obtenido por biopsia dirigida por toracoscopia puede llegar al 100%16. Si se tiene en cuenta el bajo rendimiento de las pruebas realizadas en este paciente para el diagnóstico de pleuritis tuberculosa en comparación con el ADA elevado, este dato apoya con fuerza el diagnóstico de TBPL. La prueba diagnóstica serı́a una biopsia pleural guiada por toracoscopia o una biopsia ganglionar mediastı́nica Diagnóstico del Dr. J.P. Horcajada. Tuberculosis pleural y ganglionar. Diagnóstico clı́nico. TBPL y ganglionar. Discusión anatomopatológica y microbiológica Dra. Teresa Ribalta. La prueba diagnóstica que se practicó fue una videotoracoscopia con biopsia pleural y muestra para estudio microbiológico. En la biopsia se observó abundante tejido pleural con un marcado engrosamiento fibroso y un denso infiltrado linfoplasmocitario, ası́ como intensas adherencias entre ambas hojas pleurales que ocasionalmente se abrı́an para formar pequeños espacios. Lo más destacable fue la presencia de múltiples granulomas tuberculoideos, con células gigantes multinucleadas de tipo Langhans y necrosis central de aspecto caseoso (fig. 3). Algunos granulomas estaban en contacto con la superficie pleural cubierta en estas zonas por exudado fibrinoso (fig. 4). Las tinciones de Ziehl-Neelsen para micobacterias, y de PAS y plata metenamina para hongos, fueron negativas. A pesar de la negatividad de las tinciones especiales, la morfologı́a de los granulomas sugiere fuertemente una etiologı́a tuberculosa. El diagnóstico anatomopatológico fue el de una pleuritis granulomatosa caseificante con células gigantes de tipo Langhans, altamente sugestiva de etiologı́a tuberculosa (tinción de ZiehlNeelsen negativa). Dr. Julia González-Martı́n. La prueba diagnóstica realizada fue la amplificación génica de M. tuberculosis en biopsia pleural guiada por videotoracoscopia, que resultó positiva. La TBPL es la forma extrapulmonar más frecuente de la enfermedad después de la tuberculosis ganglionar. Su frecuencia Figura 3. Aspecto microscópico de cuatro granulomas pleurales, uno con necrosis caseosa central (N) y los tres restantes sin necrosis y con células gigantes de tipo Langhans (flechas). Documento descargado de http://www.elsevier.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 704 J.P. Horcajada et al / Med Clin (Barc). 2010;135(15):700–706 Figura 4. Paquipleuritis con exudado fibrinoso superficial (asterisco) y un granuloma no necrosante en contacto con la superficie (flecha). está relacionada con la incidencia de tuberculosis. En España se ha descrito entre el 11 y el 23% de los casos de tuberculosis17,18. En general, se produce cuando un foco pulmonar cercano se rompe y se abre a la cavidad pleural. El proceso inflamatorio que se desencadena causa un aumento de permeabilidad de los capilares, ası́ como una disminución del drenaje linfático, que conlleva la acumulación de lı́quido y la aparición del derrame. Puede ocurrir como reactivación o como forma primaria. Esta última suele afectar más a adultos jóvenes. La presentación clı́nica más frecuente es en forma aguda, con fiebre, tos y dolor pleurı́tico. Es unilateral en más del 95% de los casos y el derrame es pequeño o moderado y loculado en cerca del 30% de los casos15,19. Coexiste con lesiones pulmonares ipsilaterales en el 20% de los pacientes, aunque se ha sugerido que utilizando la TC podrı́an observarse alteraciones entre el 40 y el 85% de los casos20. En pacientes seropositivos para el VIH se ha descrito un mayor rendimiento de las pruebas diagnósticas microbiológicas, ası́ como una mayor expresión clı́nica general, con disnea, hepatoesplenomegalia, linfadenopatı́as y astenia21. La prueba de la tuberculina puede ser negativa en el 20 y el 30% de los pacientes15. La tuberculosis localizada en ganglios intratorácicos se ha descrito con mayor frecuencia en niños y adolescentes, a menudo asociada a formas de primoinfección tuberculosa22. En pacientes infectados por el VIH también es frecuente, mientras que en adultos inmunocompetentes sin afectación pulmonar se ha observado entre el 0,25 y el 26% de los casos de tuberculosis torácica23. Las muestras más apropiadas para realizar el diagnóstico de TBPL serán el lı́quido del derrame y la biopsia pleural. Cuando coexista afectación pulmonar las secreciones respiratorias también serán útiles. En el proceso diagnóstico se pueden utilizar pruebas microbiológicas, dirigidas a demostrar el microorganismo, como son la baciloscopia, el cultivo y las técnicas de detección genética, y pruebas indirectas basadas en la respuesta inflamatoria e inmunitaria frente a la infección, como son la determinación de ADA o de interferón gamma y el análisis de las caracterı́sticas bioquı́micas y citológicas del lı́quido del derrame, ası́ como el análisis histológico de las piezas de biopsia. El diagnóstico definitivo se obtiene al hallar M. tuberculosis en las muestras, aunque puede llegarse a un diagnóstico razonable con otras pruebas. A continuación se describen algunas caracterı́sticas de estas pruebas diagnósticas. Mediante una toracocentesis se obtiene lı́quido pleural que en casi el 100% de los casos se trata de un exudado pajizo, en el que predominan los linfocitos (90% de las ocasiones), excepto en las dos primeras semanas. El pH suele estar entre 7,30 y 7,40, siendo incluso inferior en el 20% de los pacientes. La glucosa está por debajo de 60 mg/dl en el 25% de los casos, mientras que las proteı́nas superan los 5 g/dl en el 70% de los enfermos15,21. La ADA es una enzima de los linfocitos T que interviene en el catabolismo de las purinas y que se halla elevada en la tuberculosis. El punto de corte más aceptado son 40 UI/l. Diversos estudios han demostrado su valor diagnóstico14. En áreas de alta incidencia tiene una sensibilidad cercana al 95% y una especificidad del 90%. En áreas de baja incidencia tendrı́a un valor predictivo negativo muy elevado. Ası́, varias determinaciones negativas prácticamente excluyen el diagnóstico de tuberculosis. El tratarse de una prueba no invasiva, sencilla y barata, la convierte en un marcador excelente, incluso para pacientes infectados por el VIH con cifras bajas de linfocitos CD4. La ADA también puede elevarse en situaciones distintas a la tuberculosis. Ası́, puede ocurrir en dos tercios de los empiemas y una tercera parte de los derrames paraneumónicos. Otras causas menos frecuentes son infecciones como la brucelosis, la fiebre Q, las micosis sistémicas endémicas y la mononucleosis. También puede observarse en neoplasias, como linfomas o cáncer de pulmón y en la artritis reumatoide. Una prueba indirecta similar al ADA es la determinación en lı́quido pleural de interferón gamma mediante enzimoinmunoanálisis o radioinmunoanálisis. Se trata de un citocina producida por los linfocitos T activados que aumenta la actividad antimicobacteriana de los macrófagos. En un metanálisis de 22 estudios24 que agrupó casi 800 pacientes con TBPL y 1.300 pacientes sin esta patologı́a, la sensibilidad media de la prueba resultó del 89% y la especificidad del 97%. No obstante, no es posible establecer un punto de corte claro, ya que no todos los estudios utilizan el mismo. Se han descrito falsos positivos en neoplasias y empiemas. Su valor es muy similar al ADA; sin embargo, la robustez y sencillez de esta última prueba no han permitido que la determinación de interferón gamma se instaure como una alternativa diagnóstica. Una variante de esta metodologı́a serı́a el uso de las pruebas IGRA en lı́quido pleural. La diferencia en este caso serı́a la medida de interferón gamma después de estimular a los linfocitos con antı́genos especı́ficos de M. tuberculosis (ESAT6 y CRP10). Algunos estudios preliminares indican una sensibilidad del 45 al 95% y una especificidad de 76%, probablemente debido a que es una prueba fundamentalmente concebida para el diagnóstico de tuberculosis latente25. La histologı́a del tejido pleural a través de biopsia por punción o por toracoscopia se considera aún como un procedimiento diagnóstico de referencia. La lesión tı́pica es la inflamación granulomatosa, con un elevado poder diagnóstico en un contexto clı́nico adecuado, aunque deben descartarse otros procesos como sarcoidosis, artritis reumatoide, tularemia e infecciones fúngicas. La especificidad es cercana al 100% cuando también existe necrosis central y total si se observan BAAR. La sensibilidad se sitúa alrededor del 80%. Cuando se realiza por toracoscopia, la biopsia es guiada, por lo que el diagnóstico es prácticamente del 100%. Sin embargo, esta última raramente es necesaria debido al alto rendimiento de la ADA y de la histologı́a de la biopsia por punción. El diagnóstico microbiológico clásico se basa en el uso de la baciloscopia y el cultivo. La detección de ADN de M. tuberculosis con técnicas de amplificación genética también se utiliza con frecuencia. La muestra más facilmente disponible en la TBPL será el lı́quido pleural. Sin embargo, para que la baciloscopia sea positiva se requieren 10.000 a 50.000 bacterias/ml, por lo que al tratarse de una muestra paucibacilar, la sensibilidad es inferior al 10%. El cultivo requiere la presencia de 100 a 1.000 bacterias/ml. En la literatura los trabajos muestran una sensibilidad entre 12 y 70%, Documento descargado de http://www.elsevier.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J.P. Horcajada et al / Med Clin (Barc). 2010;135(15):700–706 aunque en la mayorı́a de casos no suele ser superior al 30%21. En pacientes infectados por el VIH se ha observado que la sensibilidad de la baciloscopia puede ascender hasta casi un 20% y la del cultivo hasta un 75%25. En la biopsia pleural el rendimiento de la baciloscopia llegarı́a hasta el 26% y la del cultivo hasta el 56%26. Ante la sospecha de TBPL deben cursarse muestras de lı́quido pleural para baciloscopia y cultivo. Ha de tenerse en cuenta que el rendimiento estará muy relacionado con el volumen procesado, que idealmente no deberı́a ser inferior a 10 ml. Algunos autores aconsejan cursar muestras de esputo o de aspirado gástrico, aun en ausencia de imagen pulmonar, ya que se han hallado cultivos positivos en 55% de los casos que cursan con radiologı́a pulmonar normal27. Las muestras obtenidas por biopsia también deben cultivarse, debido a que aparte de disponer de la cepa para realizar el antibiograma, la sensibilidad combinada con la histologı́a puede ascender hasta el 90%28. Incluso aunque no se observen granulomas, las piezas de biopsia deben procesarse para baciloscopia y cultivo, pudiendo ser positivas hasta en un 10% de los casos. Otro tipo de pruebas diagnósticas son las técnicas de detección de ADN. Al ser el lı́quido pleural un muestra paucibacilar, estas técnicas de amplificación deberı́an tener una utilidad elevada. Numerosos estudios las han evaluado, con una sensibilidad entre 20 y 90%, y especificidad entre 78 y 100%. La baja carga bacteriana en el lı́quido y el hecho de utilizar generalmente un volumen escaso, son dos factores relacionados con la muestra que contribuyen a explicar el amplio rango de sensibilidad y especificidad observadas. Por otra parte, existen diferencias metodológicas muy notables entre diferentes estudios, como en el tratamiento previo de la muestra y en los métodos de extracción, amplificación y revelado utilizados. En un meta-análisis reciente29 que incluye 26 estudios basados en métodos de diseño casero y 14 en métodos comercializados, se han observado diferencias en el rendimiento de acuerdo a este criterio. Ası́, los métodos comerciales presentan una sensibilidad media menor que los caseros, 62% frente a 71%, mientras que su especificidad es mayor, 98% respecto a 93%. Por este motivo, los resultados positivos, sobretodo de los métodos comerciales, tienen un elevado valor predictivo positivo, mientras que los resultados negativos no excluyen el diagnóstico. En la biopsia pleural la sensibilidad está alrededor del 90% y la especificidad prácticamente del 100%, de forma similar al cultivo. En el proceso diagnóstico debe utilizarse un criterio en el uso de las pruebas diagnósticas que permita decidir cuál de ellas debe utilizarse y cuando. La incidencia de tuberculosis en cada área y la frecuencia de TBPL entre las causas de derrame pleural son factores importantes en el algoritmo de decisión. En nuestro medio15, probablemente la bioquı́mica, la citologı́a, la baciloscopia y el cultivo del lı́quido son los pasos iniciales. Si se trata de un exudado linfocitario es adecuado determinar el ADA. Si el resultado es elevado, en un contexto de moderada incidencia como el nuestro, algunos autores creen que estarı́a indicado iniciar el tratamiento15. Si es normal o bajo, sobre todo si se observa más de una vez, descarta en gran medida la tuberculosis, por lo que la biopsia pleural podrı́a reservarse a si persiste la sospecha clı́nica de tuberculosis u de otra patologı́a de la que pueda obtenerse el diagnóstico15. Probablemente las pruebas de detección genética estarı́an indicadas en situaciones de moderada o alta sospecha clı́nica y con derrames con caracterı́sticas de exudado linfocitario. En los últimos años se está realizando un esfuerzo en la búsqueda y evaluación de biomarcadores inflamatorios e inmunológicos en el lı́quido pleural que alcancen la máxima sensibilidad posible21,30. En la sospecha de linfadenitis tuberculosa localizada en ganglios intratorácicos, la principal dificultad radica en la obtención de una muestra diagnóstica adecuada. Probablemente la punción trans- 705 bronquial es una de las opciones más utilizadas y con sensibilidad superior al 80%31. Al igual que en la biopsia pleural, el análisis histológico con observación de granulomas con necrosis caseosa es la prueba de referencia y la más sensible, 79–90%31,32. Respecto a las técnicas microbiológicas, la prueba más rápida, la baciloscopia, es la que presenta la rentabilidad más pobre, no alcanzando más allá del 13%. Con el cultivo la sensibilidad aumenta discretamente situándose alrededor del 33%31. Aunque no existe experiencia de las técnicas de amplificación genética aplicadas directamente al diagnóstico de esta localización ganglionar, extrapolar los datos existentes referentes a la linfadenitis tuberculosa en conjunto puede tener valor orientativo. Un meta-análisis reciente33 de 18 estudios con una media de 50 pacientes cada uno indica que la sensibilidad estarı́a alrededor del 81% y la especificidad en el 90%. Dr. J.P. Horcajada. ¿Qué valor se le dieron finalmente a las adenopatı́as? Dr. Josep M. Miró. La detección génica de M. tuberculosis en el material obtenido en la PAAF de una de las adenopatı́as fue positiva. Dr. Gerard Espinosa. ¿Podrı́a el Dr. Josep M. Miró como responsable asistencial de este paciente informarnos acerca del tratamiento y su evolución? Dr. Josep Marı́a Miró. Durante el ingreso de este paciente, además de la tuberculosis se barajaron otras posibilidades diagnósticas como el linfoma o una neoplasia de pulmón con metástasis por las adenopatı́as. Ante el resultado de la anatomı́a patológica se inició tratamiento tuberculostático cuádruple con isoniacida, rifampicina, pirazinamida y etambutol durante 2 meses y doble con los dos últimos durante los 7 meses siguientes. La evolución clı́nica fue favorable con mejorı́a de las cifras hemoperiféricas y el paciente se mantuvo estable hasta junio de 2009, momento en el que presentó anemia y trombocitopenia. Un nuevo aspirado medular puso de manifiesto una médula ósea hipercelular y signos displásicos compatibles con un sı́ndrome mielodisplásico tipo citopenia refractaria con displasia multilı́nea. Diagnóstico Tuberculosis pleural y ganglionar Editores de La Conferencia Clinicopatológica Editor: Francesc Cardellach Editor Asociado: Gerard Espinosa Conferencia celebrada en el Hospital Clı́nic de Barcelona el 2 de diciembre de 2009. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Agradecimientos Al Dr Leonardo Mellibovsky y al resto del Servicio de Medicina Interna-Infecciosas del Hospital del Mar de Barcelona, por sus comentarios y valiosas aportaciones. Bibliografı́a 1. American Thoracic Society. Diagnosis and initial management of nonmalignant diseases related to asbestos. Am J Respir Crit Care Med. 2004;170:691. 2. Thomas KW, Hunninghake GW. Sarcoidosis. JAMA. 2003;289:3300–3. Documento descargado de http://www.elsevier.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 706 J.P. Horcajada et al / Med Clin (Barc). 2010;135(15):700–706 3. Tambouret R, Geisinger KR, Powers CN, Khurana KK, Silverman JF, Bardales R, et al. The clinical application and cost analysis of fine-needle aspiration biopsy in the diagnosis of mass lesions in sarcoidosis. Chest. 2000;117:1004–11. 4. Huggins JT, Doelken P, Sahn SA, King L, Judson MA. Pleural effusions in a series of 181 outpatients with sarcoidosis. Chest. 2006;129:1599–604. 5. Leavitt RY, Fauci AS, Bloch DA, Michel BA, Hunder GG, Arend WP, et al. The American College of Rheumatology 1990 criteria for the classification of Wegener’s granulomatosis. Arthritis Rheum. 1990;33:1101–7. 6. Light RW. Pleural diseases, 4th ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 2001. 7. Savage KJ. Primary mediastinal large B-cell lymphoma. Oncologist. 2006;11: 488–95. 8. Ascoli V, Lo-Coco F. Body cavity lymphoma. 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