Ljui^ we iij'inn' nl niiiifo dt h LA MORAL CATOLICA Lo que esta hoy en juego POR JI-:AN-LOUIS liRLCui-s o.p. L, ,0 que se gana, lo que se pierde, o tambien lo que esta en juego: eseesel sentido principal del termino «enjeu», cmpleado con tanta frecuencia en frances. Se trata entonces de probabilidades. Esta lejos de nosotros, ciertamente, la ridi'cula idea de tratar de adivinar el devenir de la moral catolica a lo largo de todo el nuevo milenio. ^Imaginamos acaso lo que podn'a haber respondido uno de nuestros antepasados en el ano mil si le hubieran hecho la misma pregunta? ^Como habri'a podido prever la expansion del mundo con e! descubrimiento de nuevos continentes y luego nuevos planetas, los trastornos poli'ticos con su cortejo de revoluciones, guerras, fragmentaciones de pafses y reagrupamientos de naciones, y mas aun, sin duda, la extraordinaria -nos gustaria llamaria improbable- explosion de las ciencias y las tecnicas? No estamos nosotros en una situacion distinta. HI proposito asignado, por tanto, requiere modestia. ^Cuales son las posibilidades de la moral catolica en el umbral de un muevo milenio? ^En que condiciones permanecera fiel a si misma? £,Aque desafios -por cuanto esta palabra se ha vuelto inevitable- debe responder para conservar las posibilidades de atravesar los siglos que se anuncian? ^En nombre de que? ^En nombre de que podemos afirmar que determinado acto humano es bueno o malo y determinada actitud justa o injusta? Estas interrogantes son propias de la moral, si al menos aceptamos definir esta ultima como la puesta en ejecucion de lasexigencias del oficiode hombre. Este oficio es desde siempre. Las tecnicas, las ciencias y los regimenes poli'ticos cambian. La maquina para contar, inventada por Pascal, hoy nos parece bastante obsoleta; pero lo dicho por el mismo Pascal sobre el hombre, sus angustias y deseos y su aprendizaje del tiempo y las pasiones permanece intacto. Podri'amos por tanto sostener que el linico desafio de la moral es el de la fidelidad consigo misma. Esto se aplica de! mismo modo a la moral catolica. ^En nomhre de que? Para tratar de responder, las generaciones precedentes seapoyaban en dos tiposde fundamentos. El primero era de caracter religioso: Dios manifestaba su voluntad en su Ley. LA MAQL'INA PARA CONTAR, INVENTADA POR PASCAL. HOY NOS PARECE BASTANTE OBSOLLTA; PERO LO DICHO POR EL MISMO PASCAL SOBRE EL HOMBRE. SrSANGL'STIAS Y DESEOS Y SU APRENDIZAJE DELTIEMPOY LAS PASIONES PERMANECE INTACTO. PODRiAMOS POR TANTO SOSTENER QUE EL ONICO DESAFIODE LA MORALES EL DE LA FIDELIDAD CONSiGO MISMA, F.STOSE.^PLICA DEL MISMO MODO A LA MORAL CATOLICA. El presente testo fue publicado en el libto editado como homenaie al Jubileo Episccpal del Catdenal Paul Poupard, pfesidente del Pontificio Conseio para la Culttita, Culture, tncra^anceetfoi. Edizioni SludiumRoma. 2004. '3091 "Lns ;^riegos, con Aristoteles y los primeros estoicas, evoaiimn In naturaieza hmnana con aquello que In misma suponia de eonsoiiiviciii arnionica entre el cosmos y ill conciencia personal. Kant eti^e otra perspectiva, pero taiiibicn metafisicn: basaba ?u ctica en et Bien, hiii^cado por si mismo ('Hacer el bien porque es el bie)i') 1/ percibido como un impenitivo aili';,;i'fico-'. (Aristotrtefi. KuntI ESTOS DOS PILARES ACABAN DK DESPLOMARSE ANTE MESTRA VISTA. LA RELIGION YA NO REPRESENTA UNA REFERENCIA COMUN PARA LAS SOCIEDADESOCCIDENTALES, ADIFERENCIADECIERTAS SOCIEDADES ISLAMICAS, EN CUANTO A LA METAFl'SlCA. SEHIZOASTILLASAPARTIR DE LA CRISIS DE LA RAZON ETICA. EN EL SIGLO XVII, DEGENERANDO EN TANTAS CONVICCiONES COMO CONCIENCIAS INDIVIDUALES EXISTI'AN. EN MATERIA DE FEY COSTUMBRES. HABRIAMOS DE ESEMODODEJADOLAERADE LAS CERTEZAS PARA ENTRAR EN LA DE LAS CONVICCIONES. 310 Para saber que era bueno o malo -aseguraban las grandes religiones monotcfstas-, bastaba consultar esa Ley y luego seguirla. La segunda cspecie de fundamentos estaba en el ambito de la metaffsica. Los griegos, con Aristoteles y los primeros estoicos, evocaban la naturaleza humana con aquello que la misma suponfa de consonancia armonica entre el cosmos y la conciencia personal. Kant elige otra perspectiva, pero tambien metaffsica: basaba su etica en el Bien, buscado por si mismo («Hacer el bien porque es el bien») y percibido como un imporativo categorico. Ahora bien, estos dos pilares acaban de desplomarse ante nuestra vista. La religion ya no repre.senta una referencia comun para las sociedades occidentales, a diferencia de ciertas sociedades islamicas. En cuanto a la metaffsica, se hizo astillas a partir de la crisis de la razon etica, en el siglo XVII, degenerando en tantas convicciones como conciencias individuales existi'an. En materia de fe y costumbres, habnamos de ese modo dejado la era de las certezas para entrar en la de las convicciones. La explicacion de semejante cambio contiene una sola palabra, modcrnidad, difi'cil de captar cuando mil interpretaciones la atraviesan en toda su dimension. Vamos a lo mas simple: la modernidad designa un modelo {en el sentido estadounidense de pathrii) de sociedad adoptado en el siglo de las Luces, inicialniente en Francia y luego impuesto como modelo predominante en Occidenfe. Este modelo ejerce hoy su poder de afraccion sobre todas las sociedades que .se abren a las modalidades del saber, la tecnica y Ia produccion llamadas precisamente modernas. Se ha Hablado con razon de la modernidad como una «supercultura». ^Que se puede decir? La actualidad nos vuelve a llevar incesantemente a ia globalizacion. Esta, como sabemos, implica tres dimensiones esenciales. Marca el triunfo absoluto de una doctrina economica ya sin rival: el liberalismo, que preconiza la libre circulacion de los bienes, las ideas y las personas. Con ella, en segundo lugar, la decision politica ya no compete a un solo Estado nacionai, facilmente identificable, habiendo emigrado, en cambio, hacia centros privados, multiples y a menudo ocultos. La tercera dimension es aun mas considerable, por cuanto es cUa la que lanza a la moral un verdadero desafi'o: la globalizacion es el soporte economico y poh'tico de la modernidad. Acarrea una generalizacion y tambien una estandarizacion de los gustos, las sensibilidades, los modos de vida y sobre todo de pensar. Ha llegado efectivamente a ser una <'supercultura», que recubre, para eclipsarlas o vaciarlas desde el interior, las diversas culturas del planeta. ^Permitira la modernidad a ia moral catolica permanecer fiel a sf misma? ^En que condiciones? La modernidad hunde sus rai'ces muy atras en el tiempo. Historiadores como Alain Touraine han mostrado muy bien que su evolucion es perceptible desde fines de la Edad Media, bajo el influjo del nominalismo ockhamiano. Por primera vez, el sujeto personal se afirma como siendo la realidad primera del mundo. «EI mundo moderno esta (...) cada vez mas lieno de la referencia al Sujeto que es libertad, es decir, que plantea como principio del bien el control ejercido por el individuo sobre sus acciones y su situacion, y que le permite concebir y sentir sus comportamientos como componentes de su historia personal de vida, concebirse a si mismo como actor. El Sujeto es la voluntad de un individuo de actuar y ser reconocido como actor»'. Faltaria estudiar como el advenimiento del sujeto personal se tradujo en pintura, a partir del Renacimiento, con el triunfo del retrato: «Desde el punto de vista de la historia de la civilizacion, los retratos realizados en el curso del final de la Edad Media o el comienzo de los tiempos modernos representan la correiacion de las ideas enfaticas de dignidad humana que aparecen en la filosoffa del Kenacimientt). En su tratado con el mismo nombre, Dc di^nitatc lioiniiii^, Pico de la Mirandola hace hablar al dios creador, el «demiurgO'>, de la mision del hombre: No te estorba (oh, Adan) barrera alguna infranqueable; por el contrario, debes predeterminar esta naturaleza segun tu propia voluntad, en la cual he situado tu destino""^. A partir de 1910, la plntura ahuyenta este mismo tema y lo considera incluso irrepresentable. ^Seri'a el signo precursor de una entrada a una especie de postmodernidad? Si el hombre es capaz de formar su propio destino a fuerza de voluntad y logra remodelar el mundo mediante esta misma vo- LA.'VCTUALIDADNOSVIELVE A LLEVAR INCESANTEMENTE A LA GLOBALIZACION. ESTA, COMO SABEMOS. IMPLICA TRES DIMENSIONES ESENCIALES, MARCA EL TRIUNFO AB.SOLUTODE UNA DOCTRINA ECONOMICA YA SIN RIVAL: EL LIBERALISMO, QUE PRECONIZA L \ LIBRE CIRCULACION DE LOS BIENES, LAS IDEAS Y LAS PERSONAS. CON ELLA, EN SEGUNDO LUGAR. LA DECISION POLITICA YA NO COMPETE A UN SOLO ESTADO NACIONAL. EACILMENTE IDENTIFICABLE, HABIENDO EMIGRADO, EN CAMBIO. HACIA CENTROS PRIVADOS. MLITIPLESY A MENUDO OCULTOS, I,,. I 1 A. TOURAINE, Cnl/que de (a moder nile, Fayard. Paris, 1992, p. 242. 2 N. SCHNEIDER, L'Art du portrail Koln. 1994, p. 9. (...)LATERCERADIME.NS10N ESAL'N MAS CONSIDERABLE. PORCLANTOESELLALA QUE LANZAA LA MORAL UN VERDADERO DESAFIO: LAGLOBALIZACKiNES ELSOPORTEECONOMICO Y POLITICO DE LA MODERNIDAD.ACARREAUNA GENERALIZACION Y TAMBIEN UNAESTANDARIZACION DE LOS GUSTOS, LAS SENSIBILIDADES. LOSMODOS DEVIDA YSOBRETODO DE PENSAR. HA LLEGADO EEECTIVAME.\TEASERUNA <>SUPERCULTLiRA«,QUE RECUBRE. PARA ECLIPSARLAS 0 VACIARLAS DESDE EL INTERIOR, LAS DIVERSAS CULTURAS DF.L PLANETA. 3 Las cuestiones actuales Ilamadas de bioetica ilustran muy bien este caractetinevilabledel paso al acto, Ver J.-L. Brugues, La Fecondation artificielle an ciible de I'ethique clifel/enne, Fayard-Communio. Pan's, 1989. pp. 58 s. 4 D, FOLSCHEID, -Une Ethique pour notre tenips", en EMi/que. La we en queslrofi. n° 9, 1993/3. 5 Ver A. BL(X)M. L'Ame cfesamiee. Essai sur le declin de ta culture generate. Julliard. Pans. 1987; G. STEINER. Ree'tes presences. Les arts du sens. Gallimara, Pan's. 1991. 6 J. BAUDRfLLARD. Modemlle. en Encyctooaetlia universalis, Paris. 1985. t o m o l l . p. 139, 312 luntad, se comprende que la modernidad elija al tecnico como figura emblematica. Ahora bien, este se vale de una concepcion fundamental. Cuando examinamos la evolucion de las sociedades modernas desde hace aproxiinadamente dos siglos -asegura el-, la apreciamos como un progreso global para el hombre. ^No ha sido la tecnica el motor de esta evolucion? La conclusion se impone por SI misma: todo progreso tecnico induce, de manera mas o menos directa, pero inevitable, un progreso humano y moral. Desde ese momento, el paso al acto se ha vuetto inevitable. ^Por que no hacer lo que es tecnicamente posible?'' La amenaza es terrible para todas las religiones, ya que la modernidad aparece como una nueva religion que confiere a la tecnica una condicion mesianica: nuestros contemporanetjs esperan de ella y solo de ella que reduzca sus sufrimientos y colme sus esperanzas. Como lo viera muy bien Martin Heidegger, ya no es justo decir que la tecnologi'a moderna es un instrumento neutro, al nacer la moralidad de la forma en que uno se valdria de ella. Por sf misma, induce una gestion propiamente moral. Por una parte, otorga a la accion humana una extension que hace decir a algunos, como Hans Jonas, que nos encontramos en presencia de una moral totalmente nueva. Por otra parte, el uso de la tecnica moderna requiere una manera de ser y una vision del mundo -una ideologi'a, en una palabra- que en si mismas son morales. «La revolucion tecnologica pone en juego aqueilo que nunca lo habia estado». La etica tradicional "del projimo y el presente, circunscrita a la humanidad, se ha visto desbordada en todas sus partes por la mutacion de una accion que en lo sucesivo toma contacto con lo lejano, el futuro, las condiciones naturales de la humanidad, la esencia del hombre y hasta la misma biosfera»"^. La explosion tecnologica hace entrar a la humanidad en un periodo radicalmente nuevo. Desde entonces, la gran querella, surgida en el alba del Renacimiento, entre los Antiguos y los Modernos, seacaba ante nuestra vista con el triunfo total de los segundos y el hecho de poner fuera del juego a los primeros. En un peri'odo llamado precisamente moderno, porque era nuevo, la ensenanza de los Antiguos habri'a perdido toda pertinencia. De hecho, asistimos a una desaparicion de la cultura en general llamada clasica^. Los grandes maestros y los textos-fuentes, considerados durante mucho tiempo fundadores de nuestra cultura, se hunden ahora en la noche del olvido para las generaciones mas jovenes. <<La modernidad -escribe Jean Baudrillard- no es ni un concepto sociologico ni un concepto politico ni propiamente un concepto historico. Es un modo de civilizacion caracteri'stico, que se opone al modo de la tradicion, es decir, a todas las culturas anteriores o tradicionales»''. "La coriicute dominanle del pensaniiento occhkniai, dc>de cl sij^lo XVI liasfa nuestros di'as, ha sido matcrialista. El recurso a Dios, hi referenda al alma han sido constantcmcnie considfradas como herencias de un pensamiento fradicionai que hnhia ijuc dcstruir. (...) El peiisamieiito c^tructuralisla railicalizard e impulsarii al ma'xinio la cliininacidn del sti/Vfii. El modernismo es nn antiiiiimanismo, pues !iahe hien que la idea de homluc ha estado li;^ada a la del alma, ijiw iinpcne la de Dios. El rechazo dc toda rct'clacidn y dc todo principio moral crea un vacfo, que cs Ih'iiaiio por la idea de sociedad, es decir, por la dc utilidad social. <...) La caridad se trausforma en solidaridad. la conciencia en rct^pcto a las hyfs. Las juristas y los administradorcs reemplazan a los profeias. (...) Este intento de concehir una sociedad racionalizada ha fracasado. (...) iQue queda im/ de la ideologi'a modernista? Una critica, una dcstruccion, un descucanto. Menos la construccion dc un mundo iiucvo que la voluntad y alc^ria de dcstruir los obstaculos acumulados en cl camino de la razan". (Alain Tourainc en "Critica de la Modernidad") Esta desaparicion dc In cultura general plantea un problema arduo a la moral catolica, Es esta la que ha transmitido el patrimonio moral a travL's de los siglos. Ahora bien, sabemos que el conocimiento de este patrimonio es la condicion imperativa de todo progreso. jSi llega a desaparecer, las generaciones nuevas se volveran a encontrar en el punto cero de la etica! El filosofo Paul Ricoeur no oculta su inquietud: «(...) loque me impresiona-decLirabn a un periodista-en cuanto a Europa occidental es la abundancia de legados quo se han quedado desheredados: judeocristiano, grecorromano, del Renacimiento y de las Reformas, de las Luces. (...) Aquello por lo cual sufrimosinicialmenteal respecto es Ia incapacidad deentrecruzar, porque es un arte diti'cil. (...) Cuando liablo de relativizar, quiero decir que el peri'odo desde el Renacimiento hasta el siglo XX es un peri'odo breve y es preciso saber mirar n'o arriba, hacia esos legados de los cuales hablaba recien. Estoy contra una sobrevaloracion de lo ocurrido desde hace dos o tres siglos; hay que reemp[azarlo en una historia general de la humanidad». Los ultimos siglos mencionados por Ricoeur estuvieron marcados por un tenomeno que llego a ser como el corazon de la modernidad. Se trata de la secularizacion. La secularizacion se presenta a la fe como un sistema de pensamiento y como un proceso historico, Este ultimo conoce varias etapas. La primera tuvo lugar en el siglo XVIII y revistio la forma de un proceso entablado contra Dios, que el historiador Paul Hazard describe do la siguiente manera: «(...) se abrio entonces un proceso sin precedentes, el procesu de Dios. (,,.) Y siempre habia de parte de quienes lo intentaban una amargura, un rencor; siempre la idea de una responsabilidad acumulada de siglo en siglo. Ya era mas LAAMHNAZAESTERRIBLF. PARA TODAS LAS REUGiONES. YA QUE LA MODERNIDAD APARECE COMO UNA NL'EVA RELIGION QUE CONFIERE A LA TECNICA UNA CQNDICION MESIAMCA: NUESTROS CONTEMPORANEOS ESPERAN D E E L L A Y . S 6 L O D E ELLA QUE REDUZCASUSSUFRIMIENTOS Y COLME SUS ESPERANZAS. LA SECULARIZACION REIVINDICAUNAALTONOMIA DELASMENTALIDADES Y LOS MODOS DE VIDA CON RESPECTO A TODA REFERENCIA RELIGIOSA OMETAFISICA, POR OTRA PARTE, AEIRMA LA VOLUNTAD DEL HOMBRE DEOBTENER ONICA.MENTE DE SI MISMO LAS ORIENTACIONES Y NORMAS MORALES QUE NECESITA.ELTUNECINO ALI MEZGHANI LA DEFINIO ASI: «DEL TEMA DE DIOS, SOMETIDOALAFE.ES PRECISOPASARAL TEMA DEL DERECHO. SOMETIDO A LA LEY HUMANA». 7 P. HAZARD, La Pensee europeenne au XVItl eslecle. De Montesquieu a Less/ng, Fayard. Paris. 1963, pp. 53 s, 8 F, NIETZSCHE, Le Gai Savoir. Fragmenls posthumes I18S1-1882), Gallimard, Paris. 1967, § 343, p, 225, 9 J, ROSTAND. Peut-oi modifier rhomme? Gallimara. Paris. 1956. p, 29, que tiempo de pedir cuontas: el Dios de Ios cristianos tuvo todo el poder y lo utilizo indebidamente. Se confio on el y engaiio a los hombres. Estos, bajo su autoridad, tuvieron una experiencia que solo desemboco en Ia desgracia»^ En el siglo XIX, el proceso se transformo en rechazo de Dios. Federico Nietzsche ilustra acertadamente esta segunda etapa cuando anuncia ^que Dios ha muerto, que la creencia en el Dios cristiano cayo en descredito>'. Incita al hombre a despertar en si mismo las fuerzas vivas que le ensefio a refrenar una «moral judeocristiana», ese catalogo «de las pequefias y grandes astucias, de los artificios que exhalan un perfume de farmacia domestica y sabiduri'a de buena mujer». Diagnostica que la sociedad europea ha entrado en un largo periodo de nihilismo: los valores elevados se desvalorizan, «Y la reaccion esponttinea, que consistiri'a en defender estos valores elevados tar\to mas vigorosamente cuanto los mismos se debilitan, refuerza aun mas el nihilismo, ya que prucba asi que esos mismos valores no son sino valores, sin otro valor que el poder de afirmacion que los sostiene desde el exterior, y por tanto los revela como intrinsecamente dependientes de la voluntad de poder y alienados en su imperlo»^ La terceraetapa, enel siglo XX, vioel advenimientodel homhre-demiur^o. El extraordinario desarrollo de los conocimientos cienti'ficos y avances, mas extraordinarios aun, de luia tecnica que interviene en todos los campos, impulsaron al hombre a ocupar el lugar de un Dios en lo sucesivo ausente. «Desde ahora -escribi'a jean Rostand- contamos con el medio para actuar sobre la cosa vital (...) porque hemos penetrado en los arcanos de la naturaleza. (...) La ciencia ha hecho dioses de nosotros antes que mere/camos ser hombres"''. La secularizacion reivindica una autonomia de las mentalidades y los modos de vida con respecto a toda referencia religiosa o metah'sica. Por otra parte, afirma la voluntad del hombre de obtener xinicamente de si' mismo las orientaciones y normas morales que necesita. El tunecino Ali Mezghani la definio asf: «Del tema de Dios, sometido a la fe, es preciso pasar al tema del derecho, sometido a la ley humana». Como experiencia historica, la secularizacicin solo se explica en su relacion con la cultura cristiana, relacion marcada por una profunda ambivalencia. La cultura cristiana, en efecto, ha hecho ideologicamente posible el despliegue de las ciencias y tecnicas modernas, y una sociedad secularizada no puede no reconocer su deuda con aquella. Al mismo tiempo, sin embargo, el advenimiento de la modernidad ha implicado una cri'tica a todo pensamiento tradicional, y por tanto al cristianismo en la medida en que este ha desempenado el rol de matriz cultural del Occidente. (Si^ne en pa'j^. 317) :.3Ul Para las naciones de la vieja Europa, en realidad el cristianismo no es una religion como las demas, en medio de las demas. Como cultura, permitio el encuentro providenciai entre las tres matrices de la civilizacion occidental: Atenas. Jerusalen y Roma. Fue pues el crisol en el cual libertad, igualdad y fraternidad fueron durante mucho tiempo objeto de meditacion, ensefianza y puesta en practica. Es un hecho. i,Por que no decirlo? Por tanto. me parece que no se renegaria de la Republica francesa si esta hubiese abogado por la mencion de sus raices judeocristianas, considerada un momento en el preambulo de la constitucion europea. Asi habria abierto una puerta a la esperanza. La psicologia nos pone en guardia contra los peligros de la amnesia y el rechazo de la memoria que terminan secretando las innumerables perversiones del encierro. No ocurre algo distinto con el inconsciente colectivo. La capacidad de enfrentar los desafios del futuro depende de la salud de la memoria. Los pueblos sin historia no tienen porvenir. Pienso en los versos de Victor Hugo: "Por encima del equilibrio, esta la armonia; por encima de la balanza. esta la lira". Esta tarde, mis amigos, la laicidad francesa a la cual todos estamos ligados entrega el secreto de su sutil alquimia: no proviene inicialmente de una relacion de fuerzas, de un equilibrio necesariamente inestable. sino de una armonizacion de valores superiores que nos llegan de lejos, de Ios primeros momentos de la aventura europea, donde reconocemos. mas alia de la diversidad de convicciones personales. un mismo gusto por la verdad. un mismo sentido del bien y la justicia, el amor por ultimo. (Vicuv df .M4) La st'CLilorizacion -hemos dicho- exige una separacion radical de toda exprosioti religiosa o metafisica. No rechaza la religion como tnl, sino su supuesta pretension de modeUir Ki socieddd, como en el pasado, y dirigir las costumbres. Cada individuo debe permanecer libre de sus convicciones; la religion se convierte en asunto exclusivamente privado. En una obra sugerente, el historiador Marcel Cauchet exphca asf que el cristianismo ha sido «la rehgion de la salida de la religion"'". El mundo se ha '^despojado de sus dioses y su Dios- (Martin Heidegger). Lo divino se ha retirado del mundo inexorablemente. La naturaleza, en el sentido amplio del tOrmino, ya no es ese jardi'n encantado donde Dios se ofreci'a para la contemplacion y el comercio amigable con el hombre {Gii 2, 15-17; 3, 8). EI universo ha llegado a ser neutro, indiferenciado y desencantado porque la presencia del Otro lo ha abandonado. El cristianismo fue ia "religion de la salida de la rehgi6n» porque contenia el principio de la separacion de las autoridades, entre Dios y Cesar, la Iglesia y el Estado, e! individuo y el grupo, la conciencia personal y la ley social. Otras religiones ignoran este principio o lo rechazan absolutamente. El Islam, por ejetiipio, reduce a casi nada el contenido de la conciencia personal, presentandose ante todo como un determinado orden social. Obligarlo a sotneterse a las reglas de la secularizacion como la entiende ei cristianismo 10 Ver M. GAUCHET. Le Desenchanle meni du monde. Une tiistoire politique de la reiig/on, Galltmard. Paris, 1985. pp. 133 s. no solo a violentarlo, sino tambien a desnaturalizarlo e imponerle la negacion de si mismo. Asi, seri'a por carencia de cultura, pereza intelectual o sentimiento de superioridad que calificamos de «integristas>' las protestas, a menudo violentas, emitidas p(»r los musulmanes fieles a oponerse a las costumbres occidentales. En reaiidad, esas protestas no sen'an ni minoritarias ni marginales, a imagen de las reacciones integristas cristianas; surgirfan del corazon mismo de la religion islamica. Un pensador musulmanloexpresasinequi'voco: «Para un musulman, la religion no es un asunto de conciencia y practica privada, como puede serlti el cristianismo pcira un europeo. Aceptar el Islam es aceptar un determinado orden social". Las posibilidades de la moral catolica en cl umbral del tercer milenio se encuentran asi vinculadas con una doble tidelidad: la fidelidad a la trascendencia y la fidelidad a la memoria. La modernidad afirma que la coherencia social, cultural y etica de la comunidad humana ya no puede descansar sino en las bases de una estricta inmanencia. Toda apertura hacia un mas alia proyectado seri'a unicamente a titulo de hipotesis, excluida del intercambio publico y remitida a las convicciones privadas de cada uno. La secularizacion evacua la nocion de trascendencia. «Yo subrayaria (...) -respondia el filosofo israelf Y. Yvol al periodista que lo interrogaba poco tiempo antes de su muerte- la afirmacion segun la cual este mundo en el cual vivimos nada deja detras ni mas alld. Este mundo es el horizonte total del ser, no hay otro campo trascendente en relacion con aquel. (...) este mundo es la unica fuente y el unico contexto de todas las normas eticas o politicas. La fuente de Ios valores morales y sociales, asf como la legitimidad poli'tica, no debe buscarse en el mas alia. Se encuentra en los seres humanos, hombres y mujeres, que se intcrrogan para elaborarlos». La moral catolica subraya que el peligro de una etica del desencantamiento del '• La fide! idiid n In luonoria -sc;^iiuiiiJ caiidicion para la moral catolica- iws invita dc al^uua maiwra a ima incditacion sohre el misterio de in Iglesia. La Iglesia cs unn nientoria. Si por li^lcsia entcndcmos la mnnifestacioii historica del dcsi^iiia dc salvacioii aliinciitado par Dios para los liombres I'll toda la ctcrnidad, cs preciso haccrlii rcmautarsc a la clcccio)! dc Ahrnlumi 1/ sii dcscciidcncia. Prcsoitc cn brad, sc ha convertido cntcinccs oi la iiistitucion coutiniia mds ntii^ua de la hiinianidad-. (••Ahraliain ^acrifica a Isaac, sciiltura dc Alouso Berru^ucte.) mundo reside precisamente en esto: careciendo de horizontes, corre riesgo de encerrarse en una especie de narcisismo complaciente. La trascendencia sigue siendo la principal interrogacion del hombre. Desde sus remotos on'genes griegos, representa el corazon mismo de la problematica moral. Al olvidarlo, la modernidad corre e! riesgo de someter a ta moral a una regresion fatal. ^Es posible proyectar una gestion etica, cualquiera sea, sin referirse a la finalidad de todo recorrido humano, individual o colectivo? Creerlo equivale a reducirla a un analisis interminable y en definitiva decepcionante de los comportamientos bumanos. Las eticas del consenso conducen nuevamente la etica a ser una mera problematica de ciencia humana. Ciertas cri'ticas van mas lejos. ^Puede la gestion moral ser autonoma con respecto a una busqueda religiosa? ^No es religiosa en su esencia? Por primera vez en la hisloria de la humanidad, al parecer, una cultura bumana se piensa sin referencia a Dios. ^No es esta autonomi'a morti'fera para el sentido moral? Serge Moati, realizador judio de la peli'cula "El odio antisemita», declaraba en una entrevista: «Mientras mas nos alejamos de Dios, mas nos bundimos en la barbarie». Un cardenal Frances, tambien de origen judi'o, se preguntaba en e! curso de una emision de television, «si el siglo de las Luces no conducfa directamente a Auschwitz». En mi opinion, no se ha puesto enfasis suficiente en el hecho de quo la enci'clica Vcritatis splendor era el documento magisterial que preparaba a la moral catolica para enfrentar las olas del tercer milenio. Comienza constatando que la secularizacion tiene dificultad para encontrar fundamentos a la etica. Despues de haber borrado sus rai'ces religiosas y proclamado la vanidad de toda referencia metafisica, «olvidando» la cuestion de la verdad, se condeno a apoyar sus eticas unicamente sobre las bases fragiles, relativas y provisorias del compromiso y el «consenso» social. «La pregunta de Pilato: <'^Que es la verdad?», emerge tambien hoy desde la triste perplejidad de un hombre que a menudo ya no sabe quien es, de donde viene ni adonde va. Y asi asistimos no pocas veces al pavoroso precipitarse de la persona humana de situaciones de autodestruccion progresiva>> {VS 84). El texto magisterial defiende una tesis en definitiva simple: la gestion moral es en el fondo una gestion religiosa. «S61o Dios, el Bien supremo, es la base inamovible y la condicion insustituiblc de la moralidad» (VS, 99). Sin sus rai'ces religiosas, el hombre llega a ser incomprensible para si mismo, desapareciendo para el toda autocomprension (41). Al exponerse a todas las formas del totalitarismo social {VS 99), como, por ejempio, el totalitarismo democratico o el totalitarismo cultural (VS 53), se expone al riesgo mortal de aniquilarse en el nihilismo. EL CRISTIANISMO EUE LA ••RELIGION DE LA SALIDA DE LA RELIGION" PORQUE CONTENIA EL PRINCIPIO DE LA SEPARACION DE LAS AUTORIDADES. ENTRE DIOS Y CESAR. LA IGLESIA Y EL ESTADO. EL INDIVIDUO Y EL GRUPO. LA CONCIENCIA PERSONALYLA LEY SOCIAL OTRAS RELIGIONES IGNORAN ESTE PRINCIPIO OLORECHAZAN ABSOLUTAMENTE. (...) 319 ••Un cardenal franccs, tambien de orii^en juiU'o, se prc^uiilaha en ci curao dc una emision dc television, 'si el siglo de las Luces nn conducin liircctamcnte a Auschwit:'". (Cardenal L (.,.|EL ISLAM. POR EJEMPLO. REDUCE A CASI NADA ELCONTEMDODELA CONCIENCIA PERSONAL. PRESENTANDOSEANTETODO rOMOLNDETERMINADO ORDEN SOCIAL. OBLIGARLO ASOMETERSEALASREGLAS DELASECILARIZACION COMO LA ENTIENDE EL CRISTIANISMO EQUIVALE NOSOLOAVIOLENTARLO. SINO TAMBIEN A DESNATLRALIZARLO E IMPONERLF. LA NEGACION DE si MISMO. 320 La enci'clica no manifiesta el combate contra la modemidad misma, lo cual no tendn'a mucho sentido en la medida en que hemos visto que era en primer lugar un proceso historico, ni siquiera contra la secularizacion, sino contra el secularismo. Enuncia tres proposiciones que debemos leer como las provisiones de la moral catolica para el recorrido del milenio: la libertad huniana solo encuentra su verdad en la apertura a la tra.scendencia dt- la Ley divina; la conciencia moral solo encuentra su verdad en su apertura a la trascendencia del Bien; los actos humanos solo encuentran su verdad en la apertura a la trascendencia del sujeto. La fideiidad a la memoria -segunda condicion para la moral catolica- nos invita de alguna manera a una meditacion sobre el misterio de la Iglesia. La Iglesia es una memoria. Si por Igiesia cntendemos la manitestacion historica del designio de salvacion alimentado por Dios para los hombres en toda la eternidad, es preciso bacerla remontarse a la eleccion de Abraham y su descendencia. Presente en Israel, se ha convertido entonces en la institucion continua mas antigua de la humanidad. Hs mas vieja que todos los Estados y todas las universidades. Ha atravesado los milenios y ha conocido civilizaciones hoy sepultadas. Ha conservado de cada una de ellas una parte del patrimonio moral que habia sido pacientemente constituido en las misnias, ha retenido en esencia ese inmensoesfuerzode los hombres y mujeres de buena voluntad con miras a construir una vida mas recta y una ciudad mas justa. Sin haberlo querido expli'citamonte, y muy frecuentementc a pesar suyo, se ha convertido en la memoria viva de una parte de la bumanidad, tal vez incluso la humanidad entera. Los «laicos» de nuestro tiempo explicaran sin duda que ese patrimonio le fue confiado por la Historia; los creyentes leeran en ella una voluntad explfcita de la Providencia divina. La Iglesia no es el propietario, sino puramente et guardian. No le corresponde, bajo pena de traicionar su mision, dilapidarloy pcrdcrlo. Por el contrario, se le impone velar escrupulosamente por este deposito, que sin ser el de la fe, no es menos precioso. Cuando el Papa Pablo VI subio por primera vez a la tribuna de las Nacitines Unidas, en 1965, dio a conocer su identidad en estos terminos: «Mi nombre es Pedro, soy expertoen humanidad». La Iglesia ha adquirido inicialmente y antes que nada su condicion de experta en humanidad en esta larga rumia, orante y celebrante, inteiectual y mistica, de la persona de Cristo. El Concilio Vaticano II lo explica en estos terminos: «Cristo, el nuevo Adan, en la misma revelacion del misterio del Padre y de su amt)r, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocacion. Nada extrano, pues, que (todas) las verdades encuentren en Cristo su fuente y alcancen en El su punto culminante». {GS, 22 § 1). Con todo, la Iglesia tambien ha enriquecido su competencia en humanidad a lo largo de todo su peregrinaje terrestre frecuentando las civilizaciones mas LA LIBERTAD HUMANA SOLO diversas y salvando del olvido el corazon de su cultura. ENCUENTRA SU VERDAD Si no se encuentra alli la expresion, la idea de un patrimonio moral ENLAAPERTURAALA comun a la bumanidad circula a lo largo de toda la enci'clica VcritnTRASCENDENCIA DE LA LEY f/.-'^ splendor. Precisamente por estar amenazado este patrimonio, el DIVINA: LA CONCIENCIA Magisterio decidio intervenir (VS 4). Por cuanto desde los origenes MORAL SOLO ENCUENTRA SU todos los bombres se plantean las mismas interrogantes •-que perturVBRDADENSIAPERTIRAA ban el corazon humano" y se interrogan "para descubrir el camino LA TRASCENDENCIA DEL BiEN: que conduce a la verdadera felicidadw (Declaracion conciliar Nostra LOSACTOS HUMANOSSOLO AchiU', 1), existe una especie de solidaridad moral entre las grandes ENCUENTRAN SU VERDAD tradiciones religiosas y sapienciales del Occidente y el Oriente» (VS ENLAAPERTURAALA 94). Si ban recibido la pienitud de la Revelacion, los cristianos no TRASCENDENCIA DEL SUJETO. estan asegurados por eso de vivir la moral en su pienitud. En cierto modo, se encuentran a la escucha y en la escuela de la humanidad entera. El ti'tulo de la enci'clica es asf un guifio lanzado en direccion a Platon. El texto cita al poeta latino Juvenal, que sin embargo serfa imposible confundir con un Padre de la Iglesia, y subraya su deuda de reconocimiento hacia la tradicion estoica (VS 94). Tambien en las sociedades secularizadas, y en cierto modo sobre todo en ellas, por cuanto tienen tanta inclinacion a verse como un comienzo absoluto y a borrar su pasado, la Iglesia seguira siendo la guardiana de reminiscencias. Mas alia de la diversidad de sus opiniones y creencias, aun cuando no comparten la fe cristiana, nuestros contemporaneos interrogan en la Iglesia su propia memoria. Esperan que ella les restituya el enunciado de los valores fundamentales que, a traves de la diversidad de lugares y epocas, dan testimonio de un esfuerzo comun de los hombres con miras a alcanzar lo que es "bello y bueno». 321