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LA MORAL CATOLICA
Lo que esta hoy en juego
POR JI-:AN-LOUIS liRLCui-s o.p.
L,
,0 que se gana, lo que se pierde, o tambien lo que esta en juego:
eseesel sentido principal del termino «enjeu», cmpleado con tanta
frecuencia en frances. Se trata entonces de probabilidades. Esta lejos
de nosotros, ciertamente, la ridi'cula idea de tratar de adivinar el
devenir de la moral catolica a lo largo de todo el nuevo milenio.
^Imaginamos acaso lo que podn'a haber respondido uno de nuestros
antepasados en el ano mil si le hubieran hecho la misma pregunta? ^Como habri'a podido prever la expansion del mundo con e!
descubrimiento de nuevos continentes y luego nuevos planetas,
los trastornos poli'ticos con su cortejo de revoluciones, guerras,
fragmentaciones de pafses y reagrupamientos de naciones, y mas
aun, sin duda, la extraordinaria -nos gustaria llamaria improbable- explosion de las ciencias y las tecnicas? No estamos nosotros
en una situacion distinta.
HI proposito asignado, por tanto, requiere modestia. ^Cuales son
las posibilidades de la moral catolica en el umbral de un muevo
milenio? ^En que condiciones permanecera fiel a si misma? £,Aque
desafios -por cuanto esta palabra se ha vuelto inevitable- debe
responder para conservar las posibilidades de atravesar los siglos
que se anuncian?
^En nombre de que? ^En nombre de que podemos afirmar que
determinado acto humano es bueno o malo y determinada actitud
justa o injusta? Estas interrogantes son propias de la moral, si al
menos aceptamos definir esta ultima como la puesta en ejecucion
de lasexigencias del oficiode hombre. Este oficio es desde siempre.
Las tecnicas, las ciencias y los regimenes poli'ticos cambian. La maquina para contar, inventada por Pascal, hoy nos parece bastante
obsoleta; pero lo dicho por el mismo Pascal sobre el hombre, sus
angustias y deseos y su aprendizaje del tiempo y las pasiones permanece intacto. Podri'amos por tanto sostener que el linico desafio
de la moral es el de la fidelidad consigo misma. Esto se aplica de!
mismo modo a la moral catolica.
^En nomhre de que? Para tratar de responder, las generaciones
precedentes seapoyaban en dos tiposde fundamentos. El primero
era de caracter religioso: Dios manifestaba su voluntad en su Ley.
LA MAQL'INA PARA CONTAR,
INVENTADA POR PASCAL.
HOY NOS PARECE BASTANTE
OBSOLLTA; PERO LO DICHO
POR EL MISMO PASCAL SOBRE
EL HOMBRE. SrSANGL'STIAS
Y DESEOS Y SU APRENDIZAJE
DELTIEMPOY LAS PASIONES
PERMANECE INTACTO.
PODRiAMOS POR TANTO
SOSTENER QUE EL ONICO
DESAFIODE LA MORALES EL
DE LA FIDELIDAD CONSiGO
MISMA, F.STOSE.^PLICA DEL
MISMO MODO A LA MORAL
CATOLICA.
El presente testo fue publicado en
el libto editado como homenaie al
Jubileo Episccpal del Catdenal Paul
Poupard, pfesidente del Pontificio
Conseio para la Culttita, Culture,
tncra^anceetfoi. Edizioni SludiumRoma. 2004.
'3091
"Lns ;^riegos, con Aristoteles y
los primeros estoicas, evoaiimn In
naturaieza hmnana con aquello
que In misma suponia de eonsoiiiviciii arnionica entre el cosmos
y ill conciencia personal. Kant
eti^e otra perspectiva, pero taiiibicn metafisicn: basaba ?u ctica
en et Bien, hiii^cado por si mismo
('Hacer el bien porque es el bie)i')
1/ percibido como un impenitivo
aili';,;i'fico-'. (Aristotrtefi. KuntI
ESTOS DOS PILARES ACABAN
DK DESPLOMARSE ANTE
MESTRA VISTA. LA RELIGION
YA NO REPRESENTA UNA
REFERENCIA COMUN PARA LAS
SOCIEDADESOCCIDENTALES,
ADIFERENCIADECIERTAS
SOCIEDADES ISLAMICAS, EN
CUANTO A LA METAFl'SlCA.
SEHIZOASTILLASAPARTIR
DE LA CRISIS DE LA RAZON
ETICA. EN EL SIGLO XVII,
DEGENERANDO EN TANTAS
CONVICCiONES COMO
CONCIENCIAS INDIVIDUALES
EXISTI'AN. EN MATERIA DE FEY
COSTUMBRES. HABRIAMOS DE
ESEMODODEJADOLAERADE
LAS CERTEZAS PARA ENTRAR
EN LA DE LAS CONVICCIONES.
310
Para saber que era bueno o malo -aseguraban las grandes religiones monotcfstas-, bastaba consultar esa Ley y luego seguirla.
La segunda cspecie de fundamentos estaba en el ambito de la
metaffsica. Los griegos, con Aristoteles y los primeros estoicos,
evocaban la naturaleza humana con aquello que la misma suponfa
de consonancia armonica entre el cosmos y la conciencia personal.
Kant elige otra perspectiva, pero tambien metaffsica: basaba su
etica en el Bien, buscado por si mismo («Hacer el bien porque es
el bien») y percibido como un imporativo categorico.
Ahora bien, estos dos pilares acaban de desplomarse ante nuestra
vista. La religion ya no repre.senta una referencia comun para
las sociedades occidentales, a diferencia de ciertas sociedades
islamicas. En cuanto a la metaffsica, se hizo astillas a partir de la
crisis de la razon etica, en el siglo XVII, degenerando en tantas
convicciones como conciencias individuales existi'an. En materia
de fe y costumbres, habnamos de ese modo dejado la era de las
certezas para entrar en la de las convicciones.
La explicacion de semejante cambio contiene una sola palabra, modcrnidad, difi'cil de captar cuando mil interpretaciones la atraviesan en toda su dimension. Vamos a lo mas simple: la modernidad
designa un modelo {en el sentido estadounidense de pathrii) de
sociedad adoptado en el siglo de las Luces, inicialniente en Francia
y luego impuesto como modelo predominante en Occidenfe. Este
modelo ejerce hoy su poder de afraccion sobre todas las sociedades
que .se abren a las modalidades del saber, la tecnica y Ia produccion
llamadas precisamente modernas. Se ha Hablado con razon de la
modernidad como una «supercultura». ^Que se puede decir?
La actualidad nos vuelve a llevar incesantemente a ia globalizacion.
Esta, como sabemos, implica tres dimensiones esenciales. Marca
el triunfo absoluto de una doctrina economica ya sin rival: el liberalismo, que preconiza la libre circulacion de los bienes, las ideas
y las personas. Con ella, en segundo lugar, la decision politica ya
no compete a un solo Estado nacionai, facilmente identificable,
habiendo emigrado, en cambio, hacia centros privados, multiples
y a menudo ocultos. La tercera dimension es aun mas considerable,
por cuanto es cUa la que lanza a la moral un verdadero desafi'o: la
globalizacion es el soporte economico y poh'tico de la modernidad.
Acarrea una generalizacion y tambien una estandarizacion de
los gustos, las sensibilidades, los modos de vida y sobre todo de
pensar. Ha llegado efectivamente a ser una <'supercultura», que
recubre, para eclipsarlas o vaciarlas desde el interior, las diversas
culturas del planeta.
^Permitira la modernidad a ia moral catolica permanecer fiel a sf
misma? ^En que condiciones? La modernidad hunde sus rai'ces
muy atras en el tiempo. Historiadores como Alain Touraine han
mostrado muy bien que su evolucion es perceptible desde fines de
la Edad Media, bajo el influjo del nominalismo ockhamiano. Por
primera vez, el sujeto personal se afirma como siendo la realidad
primera del mundo. «EI mundo moderno esta (...) cada vez mas
lieno de la referencia al Sujeto que es libertad, es decir, que plantea
como principio del bien el control ejercido por el individuo sobre
sus acciones y su situacion, y que le permite concebir y sentir sus
comportamientos como componentes de su historia personal de
vida, concebirse a si mismo como actor. El Sujeto es la voluntad de
un individuo de actuar y ser reconocido como actor»'.
Faltaria estudiar como el advenimiento del sujeto personal se
tradujo en pintura, a partir del Renacimiento, con el triunfo del
retrato: «Desde el punto de vista de la historia de la civilizacion,
los retratos realizados en el curso del final de la Edad Media o el
comienzo de los tiempos modernos representan la correiacion de
las ideas enfaticas de dignidad humana que aparecen en la filosoffa del Kenacimientt). En su tratado con el mismo nombre, Dc
di^nitatc lioiniiii^, Pico de la Mirandola hace hablar al dios creador,
el «demiurgO'>, de la mision del hombre: No te estorba (oh, Adan)
barrera alguna infranqueable; por el contrario, debes predeterminar
esta naturaleza segun tu propia voluntad, en la cual he situado tu
destino""^. A partir de 1910, la plntura ahuyenta este mismo tema
y lo considera incluso irrepresentable. ^Seri'a el signo precursor de
una entrada a una especie de postmodernidad?
Si el hombre es capaz de formar su propio destino a fuerza de
voluntad y logra remodelar el mundo mediante esta misma vo-
LA.'VCTUALIDADNOSVIELVE
A LLEVAR INCESANTEMENTE
A LA GLOBALIZACION.
ESTA, COMO SABEMOS.
IMPLICA TRES DIMENSIONES
ESENCIALES, MARCA EL
TRIUNFO AB.SOLUTODE UNA
DOCTRINA ECONOMICA YA
SIN RIVAL: EL LIBERALISMO,
QUE PRECONIZA L \ LIBRE
CIRCULACION DE LOS BIENES,
LAS IDEAS Y LAS PERSONAS.
CON ELLA, EN SEGUNDO
LUGAR. LA DECISION
POLITICA YA NO COMPETE A
UN SOLO ESTADO NACIONAL.
EACILMENTE IDENTIFICABLE,
HABIENDO EMIGRADO, EN
CAMBIO. HACIA CENTROS
PRIVADOS. MLITIPLESY A
MENUDO OCULTOS, I,,. I
1 A. TOURAINE, Cnl/que de (a moder
nile, Fayard. Paris, 1992, p. 242.
2 N. SCHNEIDER, L'Art du portrail
Koln. 1994, p. 9.
(...)LATERCERADIME.NS10N
ESAL'N MAS CONSIDERABLE.
PORCLANTOESELLALA
QUE LANZAA LA MORAL
UN VERDADERO DESAFIO:
LAGLOBALIZACKiNES
ELSOPORTEECONOMICO
Y POLITICO DE LA
MODERNIDAD.ACARREAUNA
GENERALIZACION Y TAMBIEN
UNAESTANDARIZACION
DE LOS GUSTOS, LAS
SENSIBILIDADES. LOSMODOS
DEVIDA YSOBRETODO
DE PENSAR. HA LLEGADO
EEECTIVAME.\TEASERUNA
<>SUPERCULTLiRA«,QUE
RECUBRE. PARA ECLIPSARLAS
0 VACIARLAS DESDE EL
INTERIOR, LAS DIVERSAS
CULTURAS DF.L PLANETA.
3 Las cuestiones actuales Ilamadas
de bioetica ilustran muy bien este
caractetinevilabledel paso al acto,
Ver J.-L. Brugues, La Fecondation
artificielle an ciible de I'ethique
clifel/enne, Fayard-Communio. Pan's,
1989. pp. 58 s.
4 D, FOLSCHEID, -Une Ethique pour
notre tenips", en EMi/que. La we en
queslrofi. n° 9, 1993/3.
5 Ver A. BL(X)M. L'Ame cfesamiee. Essai
sur le declin de ta culture generate.
Julliard. Pans. 1987; G. STEINER.
Ree'tes presences. Les arts du sens.
Gallimara, Pan's. 1991.
6 J. BAUDRfLLARD. Modemlle. en Encyctooaetlia universalis, Paris. 1985.
t o m o l l . p. 139,
312
luntad, se comprende que la modernidad elija al tecnico como
figura emblematica. Ahora bien, este se vale de una concepcion
fundamental. Cuando examinamos la evolucion de las sociedades
modernas desde hace aproxiinadamente dos siglos -asegura el-, la
apreciamos como un progreso global para el hombre. ^No ha sido
la tecnica el motor de esta evolucion? La conclusion se impone por
SI misma: todo progreso tecnico induce, de manera mas o menos
directa, pero inevitable, un progreso humano y moral. Desde ese
momento, el paso al acto se ha vuetto inevitable. ^Por que no hacer
lo que es tecnicamente posible?''
La amenaza es terrible para todas las religiones, ya que la modernidad aparece como una nueva religion que confiere a la tecnica una
condicion mesianica: nuestros contemporanetjs esperan de ella y
solo de ella que reduzca sus sufrimientos y colme sus esperanzas.
Como lo viera muy bien Martin Heidegger, ya no es justo decir
que la tecnologi'a moderna es un instrumento neutro, al nacer la
moralidad de la forma en que uno se valdria de ella. Por sf misma,
induce una gestion propiamente moral. Por una parte, otorga a la
accion humana una extension que hace decir a algunos, como Hans
Jonas, que nos encontramos en presencia de una moral totalmente
nueva. Por otra parte, el uso de la tecnica moderna requiere una
manera de ser y una vision del mundo -una ideologi'a, en una palabra- que en si mismas son morales. «La revolucion tecnologica
pone en juego aqueilo que nunca lo habia estado». La etica tradicional "del projimo y el presente, circunscrita a la humanidad, se
ha visto desbordada en todas sus partes por la mutacion de una
accion que en lo sucesivo toma contacto con lo lejano, el futuro,
las condiciones naturales de la humanidad, la esencia del hombre
y hasta la misma biosfera»"^.
La explosion tecnologica hace entrar a la humanidad en un periodo
radicalmente nuevo. Desde entonces, la gran querella, surgida en el
alba del Renacimiento, entre los Antiguos y los Modernos, seacaba
ante nuestra vista con el triunfo total de los segundos y el hecho
de poner fuera del juego a los primeros. En un peri'odo llamado
precisamente moderno, porque era nuevo, la ensenanza de los Antiguos habri'a perdido toda pertinencia. De hecho, asistimos a una
desaparicion de la cultura en general llamada clasica^. Los grandes
maestros y los textos-fuentes, considerados durante mucho tiempo
fundadores de nuestra cultura, se hunden ahora en la noche del
olvido para las generaciones mas jovenes. <<La modernidad -escribe
Jean Baudrillard- no es ni un concepto sociologico ni un concepto
politico ni propiamente un concepto historico. Es un modo de civilizacion caracteri'stico, que se opone al modo de la tradicion, es
decir, a todas las culturas anteriores o tradicionales»''.
"La coriicute dominanle del pensaniiento occhkniai, dc>de cl sij^lo
XVI liasfa nuestros di'as, ha sido matcrialista. El recurso a Dios,
hi referenda al alma han sido constantcmcnie considfradas como
herencias de un pensamiento fradicionai que hnhia ijuc dcstruir. (...)
El peiisamieiito c^tructuralisla railicalizard e impulsarii al ma'xinio
la cliininacidn del sti/Vfii. El modernismo es nn antiiiiimanismo, pues
!iahe hien que la idea de homluc ha estado li;^ada a la del alma, ijiw
iinpcne la de Dios. El rechazo dc toda rct'clacidn y dc todo principio
moral crea un vacfo, que cs Ih'iiaiio por la idea de sociedad, es decir,
por la dc utilidad social. <...) La caridad se trausforma en solidaridad.
la conciencia en rct^pcto a las hyfs. Las juristas y los administradorcs
reemplazan a los profeias. (...) Este intento de concehir una sociedad
racionalizada ha fracasado. (...) iQue queda im/ de la ideologi'a
modernista? Una critica, una dcstruccion, un descucanto. Menos
la construccion dc un mundo iiucvo que la voluntad y alc^ria de
dcstruir los obstaculos acumulados en cl camino de la razan".
(Alain Tourainc en "Critica de la Modernidad")
Esta desaparicion dc In cultura general plantea un problema arduo a
la moral catolica, Es esta la que ha transmitido el patrimonio moral
a travL's de los siglos. Ahora bien, sabemos que el conocimiento de
este patrimonio es la condicion imperativa de todo progreso. jSi
llega a desaparecer, las generaciones nuevas se volveran a encontrar
en el punto cero de la etica! El filosofo Paul Ricoeur no oculta su inquietud: «(...) loque me impresiona-decLirabn a un periodista-en
cuanto a Europa occidental es la abundancia de legados quo se han
quedado desheredados: judeocristiano, grecorromano, del Renacimiento y de las Reformas, de las Luces. (...) Aquello por lo cual
sufrimosinicialmenteal respecto es Ia incapacidad deentrecruzar,
porque es un arte diti'cil. (...) Cuando liablo de relativizar, quiero
decir que el peri'odo desde el Renacimiento hasta el siglo XX es un
peri'odo breve y es preciso saber mirar n'o arriba, hacia esos legados
de los cuales hablaba recien. Estoy contra una sobrevaloracion de
lo ocurrido desde hace dos o tres siglos; hay que reemp[azarlo en
una historia general de la humanidad».
Los ultimos siglos mencionados por Ricoeur estuvieron marcados
por un tenomeno que llego a ser como el corazon de la modernidad.
Se trata de la secularizacion.
La secularizacion se presenta a la fe como un sistema de pensamiento y como un proceso historico, Este ultimo conoce varias etapas.
La primera tuvo lugar en el siglo XVIII y revistio la forma de un
proceso entablado contra Dios, que el historiador Paul Hazard
describe do la siguiente manera: «(...) se abrio entonces un proceso
sin precedentes, el procesu de Dios. (,,.) Y siempre habia de parte
de quienes lo intentaban una amargura, un rencor; siempre la idea
de una responsabilidad acumulada de siglo en siglo. Ya era mas
LAAMHNAZAESTERRIBLF.
PARA TODAS LAS REUGiONES.
YA QUE LA MODERNIDAD
APARECE COMO UNA NL'EVA
RELIGION QUE CONFIERE A
LA TECNICA UNA CQNDICION
MESIAMCA: NUESTROS
CONTEMPORANEOS ESPERAN
D E E L L A Y . S 6 L O D E ELLA QUE
REDUZCASUSSUFRIMIENTOS
Y COLME SUS ESPERANZAS.
LA SECULARIZACION
REIVINDICAUNAALTONOMIA
DELASMENTALIDADES
Y LOS MODOS DE VIDA
CON RESPECTO A TODA
REFERENCIA RELIGIOSA
OMETAFISICA, POR OTRA
PARTE, AEIRMA LA VOLUNTAD
DEL HOMBRE DEOBTENER
ONICA.MENTE DE SI MISMO
LAS ORIENTACIONES Y
NORMAS MORALES QUE
NECESITA.ELTUNECINO
ALI MEZGHANI LA DEFINIO
ASI: «DEL TEMA DE DIOS,
SOMETIDOALAFE.ES
PRECISOPASARAL TEMA DEL
DERECHO. SOMETIDO A LA LEY
HUMANA».
7
P. HAZARD, La Pensee europeenne au
XVItl eslecle. De Montesquieu a Less/ng,
Fayard. Paris. 1963, pp. 53 s,
8 F, NIETZSCHE, Le Gai Savoir. Fragmenls posthumes I18S1-1882),
Gallimard, Paris. 1967, § 343, p,
225,
9 J, ROSTAND. Peut-oi modifier
rhomme? Gallimara. Paris. 1956.
p, 29,
que tiempo de pedir cuontas: el Dios de Ios cristianos tuvo todo
el poder y lo utilizo indebidamente. Se confio on el y engaiio a
los hombres. Estos, bajo su autoridad, tuvieron una experiencia
que solo desemboco en Ia desgracia»^ En el siglo XIX, el proceso
se transformo en rechazo de Dios. Federico Nietzsche ilustra
acertadamente esta segunda etapa cuando anuncia ^que Dios ha
muerto, que la creencia en el Dios cristiano cayo en descredito>'.
Incita al hombre a despertar en si mismo las fuerzas vivas que le
ensefio a refrenar una «moral judeocristiana», ese catalogo «de
las pequefias y grandes astucias, de los artificios que exhalan un
perfume de farmacia domestica y sabiduri'a de buena mujer». Diagnostica que la sociedad europea ha entrado en un largo periodo
de nihilismo: los valores elevados se desvalorizan, «Y la reaccion
esponttinea, que consistiri'a en defender estos valores elevados
tar\to mas vigorosamente cuanto los mismos se debilitan, refuerza
aun mas el nihilismo, ya que prucba asi que esos mismos valores
no son sino valores, sin otro valor que el poder de afirmacion que
los sostiene desde el exterior, y por tanto los revela como intrinsecamente dependientes de la voluntad de poder y alienados en su
imperlo»^ La terceraetapa, enel siglo XX, vioel advenimientodel
homhre-demiur^o. El extraordinario desarrollo de los conocimientos
cienti'ficos y avances, mas extraordinarios aun, de luia tecnica que
interviene en todos los campos, impulsaron al hombre a ocupar el
lugar de un Dios en lo sucesivo ausente. «Desde ahora -escribi'a
jean Rostand- contamos con el medio para actuar sobre la cosa
vital (...) porque hemos penetrado en los arcanos de la naturaleza.
(...) La ciencia ha hecho dioses de nosotros antes que mere/camos
ser hombres"''.
La secularizacion reivindica una autonomia de las mentalidades
y los modos de vida con respecto a toda referencia religiosa o metah'sica. Por otra parte, afirma la voluntad del hombre de obtener
xinicamente de si' mismo las orientaciones y normas morales que
necesita. El tunecino Ali Mezghani la definio asf: «Del tema de Dios,
sometido a la fe, es preciso pasar al tema del derecho, sometido
a la ley humana».
Como experiencia historica, la secularizacicin solo se explica en
su relacion con la cultura cristiana, relacion marcada por una
profunda ambivalencia. La cultura cristiana, en efecto, ha hecho
ideologicamente posible el despliegue de las ciencias y tecnicas
modernas, y una sociedad secularizada no puede no reconocer su
deuda con aquella. Al mismo tiempo, sin embargo, el advenimiento
de la modernidad ha implicado una cri'tica a todo pensamiento
tradicional, y por tanto al cristianismo en la medida en que este
ha desempenado el rol de matriz cultural del Occidente.
(Si^ne en pa'j^. 317)
:.3Ul
Para las naciones de la vieja Europa, en realidad el cristianismo no es una religion como las demas, en medio de
las demas. Como cultura, permitio el encuentro providenciai entre las tres matrices de la civilizacion occidental:
Atenas. Jerusalen y Roma. Fue pues el crisol en el cual libertad, igualdad y fraternidad fueron durante mucho
tiempo objeto de meditacion, ensefianza y puesta en practica. Es un hecho. i,Por que no decirlo? Por tanto. me
parece que no se renegaria de la Republica francesa si esta hubiese abogado por la mencion de sus raices judeocristianas, considerada un momento en el preambulo de la constitucion europea. Asi habria abierto una puerta
a la esperanza. La psicologia nos pone en guardia contra los peligros de la amnesia y el rechazo de la memoria
que terminan secretando las innumerables perversiones del encierro. No ocurre algo distinto con el inconsciente
colectivo. La capacidad de enfrentar los desafios del futuro depende de la salud de la memoria. Los pueblos sin
historia no tienen porvenir.
Pienso en los versos de Victor Hugo: "Por encima del equilibrio, esta la armonia; por encima de la balanza. esta
la lira". Esta tarde, mis amigos, la laicidad francesa a la cual todos estamos ligados entrega el secreto de su sutil
alquimia: no proviene inicialmente de una relacion de fuerzas, de un equilibrio necesariamente inestable. sino de
una armonizacion de valores superiores que nos llegan de lejos, de Ios primeros momentos de la aventura europea,
donde reconocemos. mas alia de la diversidad de convicciones personales. un mismo gusto por la verdad. un mismo
sentido del bien y la justicia, el amor por ultimo.
(Vicuv df
.M4)
La st'CLilorizacion -hemos dicho- exige una separacion radical de
toda exprosioti religiosa o metafisica. No rechaza la religion como
tnl, sino su supuesta pretension de modeUir Ki socieddd, como en
el pasado, y dirigir las costumbres. Cada individuo debe permanecer libre de sus convicciones; la religion se convierte en asunto
exclusivamente privado. En una obra sugerente, el historiador
Marcel Cauchet exphca asf que el cristianismo ha sido «la rehgion
de la salida de la religion"'". El mundo se ha '^despojado de sus
dioses y su Dios- (Martin Heidegger). Lo divino se ha retirado
del mundo inexorablemente. La naturaleza, en el sentido amplio
del tOrmino, ya no es ese jardi'n encantado donde Dios se ofreci'a
para la contemplacion y el comercio amigable con el hombre {Gii
2, 15-17; 3, 8). EI universo ha llegado a ser neutro, indiferenciado
y desencantado porque la presencia del Otro lo ha abandonado.
El cristianismo fue ia "religion de la salida de la rehgi6n» porque
contenia el principio de la separacion de las autoridades, entre Dios
y Cesar, la Iglesia y el Estado, e! individuo y el grupo, la conciencia
personal y la ley social. Otras religiones ignoran este principio o
lo rechazan absolutamente. El Islam, por ejetiipio, reduce a casi
nada el contenido de la conciencia personal, presentandose ante
todo como un determinado orden social. Obligarlo a sotneterse
a las reglas de la secularizacion como la entiende ei cristianismo
10 Ver M. GAUCHET. Le Desenchanle
meni du monde. Une tiistoire politique
de la reiig/on, Galltmard. Paris,
1985. pp. 133 s.
no solo a violentarlo, sino tambien a desnaturalizarlo
e imponerle la negacion de si mismo. Asi, seri'a por carencia de
cultura, pereza intelectual o sentimiento de superioridad que
calificamos de «integristas>' las protestas, a menudo violentas,
emitidas p(»r los musulmanes fieles a oponerse a las costumbres
occidentales. En reaiidad, esas protestas no sen'an ni minoritarias
ni marginales, a imagen de las reacciones integristas cristianas;
surgirfan del corazon mismo de la religion islamica. Un pensador
musulmanloexpresasinequi'voco: «Para un musulman, la religion
no es un asunto de conciencia y practica privada, como puede serlti
el cristianismo pcira un europeo. Aceptar el Islam es aceptar un
determinado orden social".
Las posibilidades de la moral catolica en cl umbral del tercer
milenio se encuentran asi vinculadas con una doble tidelidad: la
fidelidad a la trascendencia y la fidelidad a la memoria.
La modernidad afirma que la coherencia social, cultural y etica de
la comunidad humana ya no puede descansar sino en las bases
de una estricta inmanencia. Toda apertura hacia un mas
alia proyectado seri'a unicamente a titulo de hipotesis, excluida del intercambio publico y remitida a las
convicciones privadas de cada uno. La secularizacion
evacua la nocion de trascendencia. «Yo subrayaria
(...) -respondia el filosofo israelf Y. Yvol al periodista
que lo interrogaba poco tiempo antes de su muerte- la
afirmacion segun la cual este mundo en el cual vivimos
nada deja detras ni mas alld. Este mundo es el horizonte
total del ser, no hay otro campo trascendente en relacion con aquel. (...) este mundo es la unica fuente
y el unico contexto de todas las normas eticas
o politicas. La fuente de Ios valores morales y
sociales, asf como la legitimidad poli'tica, no
debe buscarse en el mas alia. Se encuentra en
los seres humanos, hombres y mujeres, que
se intcrrogan para elaborarlos».
La moral catolica subraya que el peligro
de una etica del desencantamiento del
'• La fide! idiid n In luonoria -sc;^iiuiiiJ caiidicion para la
moral catolica- iws invita dc al^uua maiwra a ima incditacion sohre el misterio de in Iglesia. La Iglesia cs unn nientoria. Si por li^lcsia entcndcmos la mnnifestacioii historica del
dcsi^iiia dc salvacioii aliinciitado par Dios para los liombres
I'll toda la ctcrnidad, cs preciso haccrlii rcmautarsc a la
clcccio)! dc Ahrnlumi 1/ sii dcscciidcncia. Prcsoitc cn brad,
sc ha convertido cntcinccs oi la iiistitucion coutiniia mds
ntii^ua de la hiinianidad-. (••Ahraliain ^acrifica a Isaac,
sciiltura dc Alouso Berru^ucte.)
mundo reside precisamente en esto: careciendo de horizontes,
corre riesgo de encerrarse en una especie de narcisismo complaciente. La trascendencia sigue siendo la principal interrogacion
del hombre. Desde sus remotos on'genes griegos, representa el
corazon mismo de la problematica moral. Al olvidarlo, la modernidad corre e! riesgo de someter a ta moral a una regresion
fatal. ^Es posible proyectar una gestion etica, cualquiera sea, sin
referirse a la finalidad de todo recorrido humano, individual o
colectivo? Creerlo equivale a reducirla a un analisis interminable
y en definitiva decepcionante de los comportamientos bumanos.
Las eticas del consenso conducen nuevamente la etica a ser una
mera problematica de ciencia humana.
Ciertas cri'ticas van mas lejos. ^Puede la gestion moral ser autonoma con respecto a una busqueda religiosa? ^No es religiosa en
su esencia? Por primera vez en la hisloria de la humanidad, al
parecer, una cultura bumana se piensa sin referencia a Dios. ^No
es esta autonomi'a morti'fera para el sentido moral? Serge Moati,
realizador judio de la peli'cula "El odio antisemita», declaraba
en una entrevista: «Mientras mas nos alejamos de Dios, mas nos
bundimos en la barbarie». Un cardenal Frances, tambien de origen
judi'o, se preguntaba en e! curso de una emision de television, «si
el siglo de las Luces no conducfa directamente a Auschwitz».
En mi opinion, no se ha puesto enfasis suficiente en el hecho de
quo la enci'clica Vcritatis splendor era el documento magisterial que
preparaba a la moral catolica para enfrentar las olas del tercer
milenio. Comienza constatando que la secularizacion tiene dificultad para encontrar fundamentos a la etica. Despues de haber
borrado sus rai'ces religiosas y proclamado la vanidad de toda
referencia metafisica, «olvidando» la cuestion de la verdad, se
condeno a apoyar sus eticas unicamente sobre las bases fragiles,
relativas y provisorias del compromiso y el «consenso» social.
«La pregunta de Pilato: <'^Que es la verdad?», emerge tambien
hoy desde la triste perplejidad de un hombre que a menudo ya
no sabe quien es, de donde viene ni adonde va. Y asi asistimos
no pocas veces al pavoroso precipitarse de la persona humana de
situaciones de autodestruccion progresiva>> {VS 84).
El texto magisterial defiende una tesis en definitiva simple: la gestion
moral es en el fondo una gestion religiosa. «S61o Dios, el Bien supremo,
es la base inamovible y la condicion insustituiblc de la moralidad»
(VS, 99). Sin sus rai'ces religiosas, el hombre llega a ser incomprensible
para si mismo, desapareciendo para el toda autocomprension (41). Al
exponerse a todas las formas del totalitarismo social {VS 99), como,
por ejempio, el totalitarismo democratico o el totalitarismo cultural
(VS 53), se expone al riesgo mortal de aniquilarse en el nihilismo.
EL CRISTIANISMO EUE LA
••RELIGION DE LA SALIDA
DE LA RELIGION" PORQUE
CONTENIA EL PRINCIPIO
DE LA SEPARACION DE LAS
AUTORIDADES. ENTRE DIOS Y
CESAR. LA IGLESIA Y
EL ESTADO. EL INDIVIDUO
Y EL GRUPO. LA CONCIENCIA
PERSONALYLA LEY
SOCIAL OTRAS RELIGIONES
IGNORAN ESTE PRINCIPIO
OLORECHAZAN
ABSOLUTAMENTE. (...)
319
••Un cardenal franccs, tambien de
orii^en juiU'o, se prc^uiilaha en ci
curao dc una emision dc television,
'si el siglo de las Luces nn conducin
liircctamcnte a Auschwit:'".
(Cardenal L
(.,.|EL ISLAM. POR EJEMPLO.
REDUCE A CASI NADA
ELCONTEMDODELA
CONCIENCIA PERSONAL.
PRESENTANDOSEANTETODO
rOMOLNDETERMINADO
ORDEN SOCIAL. OBLIGARLO
ASOMETERSEALASREGLAS
DELASECILARIZACION
COMO LA ENTIENDE EL
CRISTIANISMO EQUIVALE
NOSOLOAVIOLENTARLO.
SINO TAMBIEN A
DESNATLRALIZARLO E
IMPONERLF. LA NEGACION DE
si MISMO.
320
La enci'clica no manifiesta el combate contra la modemidad misma, lo cual no tendn'a mucho sentido en la medida en que hemos
visto que era en primer lugar un proceso historico, ni siquiera
contra la secularizacion, sino contra el secularismo. Enuncia tres
proposiciones que debemos leer como las provisiones de la moral
catolica para el recorrido del milenio: la libertad huniana solo
encuentra su verdad en la apertura a la tra.scendencia dt- la Ley
divina; la conciencia moral solo encuentra su verdad en su apertura
a la trascendencia del Bien; los actos humanos solo encuentran su
verdad en la apertura a la trascendencia del sujeto.
La fideiidad a la memoria -segunda condicion para la moral catolica- nos invita de alguna manera a una meditacion sobre el misterio
de la Iglesia. La Iglesia es una memoria. Si por Igiesia cntendemos la
manitestacion historica del designio de salvacion alimentado por Dios
para los hombres en toda la eternidad, es preciso bacerla remontarse
a la eleccion de Abraham y su descendencia. Presente en Israel, se
ha convertido entonces en la institucion continua mas antigua de la
humanidad. Hs mas vieja que todos los Estados y todas las universidades. Ha atravesado los milenios y ha conocido civilizaciones
hoy sepultadas. Ha conservado de cada una de ellas una parte del
patrimonio moral que habia sido pacientemente constituido en las
misnias, ha retenido en esencia ese inmensoesfuerzode los hombres
y mujeres de buena voluntad con miras a construir una vida mas
recta y una ciudad mas justa. Sin haberlo querido expli'citamonte, y
muy frecuentementc a pesar suyo, se ha convertido en la memoria
viva de una parte de la bumanidad, tal vez incluso la humanidad
entera. Los «laicos» de nuestro tiempo explicaran sin duda que ese
patrimonio le fue confiado por la Historia; los creyentes leeran en
ella una voluntad explfcita de la Providencia divina. La Iglesia no es
el propietario, sino puramente et guardian. No le corresponde, bajo
pena de traicionar su mision, dilapidarloy pcrdcrlo. Por el contrario,
se le impone velar escrupulosamente por este deposito, que sin ser el
de la fe, no es menos precioso.
Cuando el Papa Pablo VI subio por primera vez a la tribuna de las
Nacitines Unidas, en 1965, dio a conocer su identidad en estos terminos: «Mi nombre es Pedro, soy expertoen humanidad». La Iglesia
ha adquirido inicialmente y antes que nada su condicion de experta
en humanidad en esta larga rumia, orante y celebrante, inteiectual y
mistica, de la persona de Cristo. El Concilio Vaticano II lo explica en
estos terminos: «Cristo, el nuevo Adan, en la misma revelacion del
misterio del Padre y de su amt)r, manifiesta plenamente el hombre
al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocacion. Nada
extrano, pues, que (todas) las verdades encuentren en Cristo su fuente
y alcancen en El su punto culminante». {GS, 22 § 1). Con todo, la Iglesia tambien ha enriquecido su competencia en humanidad a lo largo
de todo su peregrinaje terrestre frecuentando las civilizaciones mas
LA LIBERTAD HUMANA SOLO
diversas y salvando del olvido el corazon de su cultura.
ENCUENTRA SU VERDAD
Si no se encuentra alli la expresion, la idea de un patrimonio moral
ENLAAPERTURAALA
comun a la bumanidad circula a lo largo de toda la enci'clica VcritnTRASCENDENCIA DE LA LEY
f/.-'^ splendor. Precisamente por estar amenazado este patrimonio, el
DIVINA: LA CONCIENCIA
Magisterio decidio intervenir (VS 4). Por cuanto desde los origenes
MORAL SOLO ENCUENTRA SU
todos los bombres se plantean las mismas interrogantes •-que perturVBRDADENSIAPERTIRAA
ban el corazon humano" y se interrogan "para descubrir el camino LA TRASCENDENCIA DEL BiEN:
que conduce a la verdadera felicidadw (Declaracion conciliar Nostra
LOSACTOS HUMANOSSOLO
AchiU', 1), existe una especie de solidaridad moral entre las grandes
ENCUENTRAN SU VERDAD
tradiciones religiosas y sapienciales del Occidente y el Oriente» (VS
ENLAAPERTURAALA
94). Si ban recibido la pienitud de la Revelacion, los cristianos no
TRASCENDENCIA DEL SUJETO.
estan asegurados por eso de vivir la moral en su pienitud. En cierto
modo, se encuentran a la escucha y en la escuela de la humanidad
entera. El ti'tulo de la enci'clica es asf un guifio lanzado en direccion
a Platon. El texto cita al poeta latino Juvenal, que sin embargo serfa
imposible confundir con un Padre de la Iglesia, y subraya su deuda
de reconocimiento hacia la tradicion estoica (VS 94).
Tambien en las sociedades secularizadas, y en cierto modo sobre
todo en ellas, por cuanto tienen tanta inclinacion a verse como un
comienzo absoluto y a borrar su pasado, la Iglesia seguira siendo
la guardiana de reminiscencias. Mas alia de la diversidad de sus
opiniones y creencias, aun cuando no comparten la fe cristiana,
nuestros contemporaneos interrogan en la Iglesia su propia memoria. Esperan que ella les restituya el enunciado de los valores
fundamentales que, a traves de la diversidad de lugares y epocas,
dan testimonio de un esfuerzo comun de los hombres con miras a
alcanzar lo que es "bello y bueno».
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