ConCordis SANTA MARÍA DE LA VID Biblioteca Vista general de la Biblioteca del Monasterio de La Vid. Desmantelamiento Cuando los Premonstratenses fundaron Santa María de la Vid, llegaron a estas tierras con dos grandes objetivos constitucionales: dedicación al culto sagrado y cultivo del don de la sabiduría. En este contexto religioso y cultural, desde los inicios tuvieron sus aulas abiertas, instalado el ‘scriptorium’, también su ‘armarium’ -es decir, su biblioteca-, y, con el tiempo, sala de encuadernación e, incluso, imprenta. La biblioteca la tuvieron en distintas zonas comunes, según conveniencia y posibilidades a lo largo de la historia… Al final de las obras de expansión y esplendor, en la época renacentista, construyeron la actual sala elegante y solemne, “sumamente espaciosa y clara”. Podemos plantearnos hoy la pregunta: ¿Cuántos códices llegaron a elaborar, conseguir y tener en cus- 42 todia los Premonstratenses cuando, a los setecientos años de estancia en nuestras tierras, los sorprendió la Ley de Desamortización y Exclaustración, y tuvieron que ‘abandonar a la fuerza y manos limpias’ su recinto religioso? No se mantienen catálogos que satisfagan nuestra pregunta con exactitud; ya se habían ocupado los franceses, primero (1809-1817) y los liberales, después, de hacer desaparecer los documentos que hubieran delatado su desatino e injusticia. A juzgar por abundantes indicios y algunos datos, los más estudiosos hablan de una cantidad estimativa de 20.000 ejemplares, la mayoría de gran importancia y valor cultural, catalogados como códices, cantorales, libros incunables… y presentados en interesantes colecciones de Sagrada Escritura, Patrología y Moral, Derecho, Historia, Medicina… Lo lamentable es que con ocasión de esta “bárbara ley”, la biblioteca se desmanteló en ConCordis SANTA MARÍA DE LA VID casi su totalidad. Un dato curioso: en las tres salas que edificaron los monjes de San Norberto en 1798 hay actualmente catalogados 26.500 volúmenes. Formulo una nueva pregunta: ¿Qué pasó con esos 20.000 códices? ¿Dónde fueron a parar? Por cuatro vías o formas quedó la biblioteca vacía de sus fondos culturales, abundantes, valiosos y muy estimados por los Canónigos Regulares de San Norberto, monjes piadosos y sabios. * En primera instancia, muchos de los ejemplares fueron llevados a Madrid a partir del año 1842, fecha en la cual se retiró el último residente del monasterio, P. Santos Martínez Alcuvilla, párroco de La Vid desde 1835; era natural de Vadocondes; estos libros pueden consultarse en la actualidad en el Archivo Histórico Nacional, Sección de Clero. * Otra cantidad por determinar fueron llevados por el Gobierno de turno a Aranda de Duero, mezclados con ejemplares del Convento Cisterciense de San Bernardo, de Sacramenia; quedaron incorporados a la biblioteca existente en Aranda. “En el Archivo Histórico Nacional se conserva un documento titulado Catálogo de las obras que se hallan en esta Librería de Aranda de Duero, procedentes de las que tenían los extinguidos Monasterios de Santa María de la Vid…y San Bernardo de Sacramenia’. Dado que el Catálogo agrupa las obras de ambos monasterios sin distinguir la biblioteca de origen, no es posible saber cuáles pertenecían a la biblioteca vitense, pero en cualquier modo, el conjunto inventariado es muy importante. ¿Dónde se encuentran hoy esos libros? ¿Continúan en Aranda?” (Juan José Vallejo). En este catálogo, que escribió el benedictino exclaustrado Lino Matías Picado Franco destacan estas “obras de algún mérito”: - Una Biblia impresa en Antuerpia (Amberes) en 1517, - las obras de Tácito en un volumen impreso en Amberes en 1500, - las obras de Aristóteles impresas en Sevilla en 1526, - las obras de Platón en una edición de 1518, - las Vidas de los ilustres varones de Plutarco, impresas en París en 1500, - los sonetos y canciones de Tetrarca, en italiano, impresos en 1519; - un manuscrito de setecientas setenta y seis páginas en folio sobre la nobleza de España, escrita en letra del XVI; - la Crónica de Enrique IV de Diego Enríquez del Castillo, manuscrito del XV. (Juan José Vallejo, “Liber Chronicarum”, nota 12). Hoy día ninguna institución oficial arandina da cuenta de tales fondos. * En un tercer capítulo, desaparecieron varios libros más con ocasión de la muerte del P. Santos Martínez. Al enterarse los vecinos de los pueblos cercanos, particularmente los curas, invadieron a su gusto el monasterio y se aprovecharon de lo que más los atraía, para sus compromisos o preferencias; por más que el Obispo de Osma recomendó su devolución a los Agustinos, al instalar éstos los estudios eclesiásticos en La Vid, los libros no volvieron a las estanterías. * El apartado de desaparición de libros más lamentable, asunto que causa vergüenza ajena al hacer ‘memoria histórica’ del mismo, se consumó de esta forma: en torno al año 1850, el administrador oficial del edificio, Lorenzo Flores, Diputado a Cortes por Burgos, abrió de par en par las puertas del Monasterio, ‘a fin de que todos los peregrinos, transeúntes, pobres, viajantes, nómadas… que pasaran por aquí y no tuvieran un cobijo para pasar la noche, pudieran hacerlo en el interior del recinto monacal’. Para salvaguardar en parte esta disposición ‘populista y poco razonada’, contrató a una familia que se ocupara de custodiar el recinto; debió de avisarla tan poco de los valores que debía cuidar y, además, debía ser tan indocumentada, que esa familia, instalada a veinte metros de la biblioteca, utilizó los fondos bibliográficos para hacer lumbre y cocinar… Sin comentarios. Respecto al mobiliario, cabe mencionar a modo de anécdota, una curiosidad: en la fecha ya aludida de 1842 se firmó una ordenanza gubernamental en Madrid con la pretensión de trasladar a la capital las estanterías de la biblioteca vitense; cuando ya habían empezado los ‘oficiales’ a desmontar las piezas, alguien requirió si se habían tomado las medidas del local donde se pretendía ubicar, el Congreso de Diputados. “Tomadas las oportunas medidas”, comprobaron, con rubor, que no cabía ni almacenada; con ello, dieron marcha atrás (“de sabios es corregir”) y se salvó en adelante de nuevos despropósitos. P. Serafín de la Hoz Veros. Bibliotecario. E-mail: [email protected] 43 ConCordis SANTA MARÍA DE LA VID EL CORÁN. 1134 Ficha técnica: Códice-manuscrito en pergamino. Buen estado de conservación. • Título: Corán (Alcorán - al Qur’ân - al Korân). • Datación: Hégira 528 (año de Cristo 1134). • Escritura: Árabe. • Caracteres caligráficos: letra magrebí en oro y tintas de color. • Soporte: Pergamino blanco en su totalidad. • Paginación: 151 folios. • Medidas: 203 x 165 x 32 mm. •Se trata del códice más antiguo de los fondos vitenses. Características internas: Está fechado, según nos muestra el colofón, “en los últimos días del mes de Ramadán sagrado del año 528 de la Hégira”, que corresponde al año 1134 de la cronología cristiana. Su paginación no corresponde a la mano del autor, pues las cifras no son arábigas. Comienza en la página 1 y finaliza en la 150 donde está contenido el colofón. Las dos primeras páginas están formadas por dibujos dentro de un recuadro cuyos bordes muestran cordones trenzados en las esquinas, y en el centro aparecen decoraciones geométricas y florales que en la primera vienen a formar una estrella. La letra de las azoras está en tinta negra y las mociones y todos los signos ortográficos en colores azul, rojo, verde y dorado. La escritura del texto sagrado corresponde al tipo de letra magrebí, mientras que la del colofón presenta una escritura más elaborada y pertenece a la letra llamada tawqi, que es una variedad de la tulut ornamental. Exposiciones: • Biblioteca Pública Municipal de Aranda de Duero (9 de junio – 10 de julio), 1995. • Edades del Hombre: “La Ciudad de los Seis Pisos”. El Burgo de Osma. Soria. 1997. • Exposición cidiana: “EL CID. Del hombre a la leyenda”. Claustro bajo de la Catedral de Burgos. Septiembre-Noviembre 2007. En previsión y proyecto: • Edades del Hombre: “Credo”. Arévalo-Ávila. 2013. P. José Serafín de la Hoz. Bibliotecario. La Vid, 22 de febrero de 2013. 44 ConCordis SANTA MARÍA DE LA VID EL CORÁN. 1134 Ficha técnica: Códice-manuscrito en papel encerado. • Título: El Corán (Alcorán –al Qur’ân – al Korán). • Datación: Año 1278 de la Hégira (año de Cristo 1861). • Escritura: Árabe. • Nombre del copista: Muhammad Waysi. • Soporte: Papel encerado. • Paginación: 304 + folio 0 + folio blanco final + hoja de guarda. • Numeración: 30 cuadernillos. • Medidas: 200 x 130 x 25 mm. • Encuadernación: Cartón forrado en piel, con ceja. • Grafía: El texto coránico en su totalidad, más el del colofón, aparecen escritos en grafía oriental y en tinta negra. Características internas: Según el estudio que sobre el códice tiene publicado el P. F. J. Carreras, “el manuscrito de referencia está presentado en forma de libro, encuadernado en cartón forrado en piel color marrón oscuro, con ceja muy deteriorada. Los folios no están numerados, sino que se ajustan al sistema tradicional, preferentemente utilizado entre los árabes, conocido como “reclamo”: esto es, al pie de un folio verso aparece escrita la primera palabra del folio recto siguiente. Al ser obra de los árabes, su ordenación y escritura es de derecha a izquierda. Contiene el texto íntegro de las “revelaciones” de Mahoma. En el colofón de la obra, ricamente ornamentado, se encuentran los datos de su composición: Copista y fecha. El texto coránico en su totalidad, más el del colofón, aparecen escritos en grafía oriental (masriqi) de tipo nasji (lit. “de borrador”); y en tinta negra, tanto las consonantes como las mociones. Unas letras superpuestas, en tinta roja, son signos de entonación que ayudan al recitado del texto sagrado. Cada folio contiene 15 líneas, con excepción de los dos primeros y el del colofón” (Religión y Cultura, nº. 212 (2000) 145-168). 45