Un juez de Madrid plantea cuestión de inconstitucionalidad

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CISS
grupo Wolters Kluwer
63 ABRIL 2012
Una publicación realizada por Deloitte, en colaboración con CISS
“Este último hito en el proceso de reforma financiera iniciado en 2009 supone
un paso muy importante y un esfuerzo añadido para las entidades españolas, que
experimentarán en las cuentas su impacto”, sostiene.
Los planes presentados también muestran que todas las entidades pueden cumplir
con los requerimientos de capital principal en la fecha prevista mediante las aportaciones estimadas en unos 12.500 millones y por retención de resultados.
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El 45% de las empresas
espera contratar
antes de que acabe el
año
La mitad de las empresas españolas espera mantener su plantilla en lo que queda
de año y un 45% confía en poder ampliarla, de forma que sólo un 5% de ellas cree
que tendrán que despedir, según el último Observatorio del Empleo de AgioGlobal.
La empresa especializada en recursos humanos señala, además, que de las empresas que prevén crear empleo en 2012, más del 80% espera contratar entre una y
cinco personas, con un crecimiento medio de su plantilla del 10%.
Entre el resto, un 5% espera contratar a más de 30 personas y una de las compañías
encuestadas aspira a duplicar su número de empleados este mismo año.
Según AgioGlobal, la reforma laboral “podría estar ayudando a girar la tendencia”
de pesimismo en España a través de una “menor inquietud en el sector empresarial
de cara a la creación de empleo”.
La mayoría de los puestos de trabajo que se generarán a lo largo de este ejercicio
estarán relacionados con empleos del sector servicios, con especial interés por los
comerciales, camareros y teleoperadores, añade el Observatorio.
Entre el personal de alta cualificación, los empleos más demandados estarán
relacionados con las ingenierías, así como con las licenciaturas en Derecho y
Empresariales.
Un juez de Madrid
plantea cuestión
de inconstitucionalidad
sobre la reforma
laboral
Alega que la norma podría vulnerar los derechos a la tutela judicial, a la igualdad
y a prestaciones sociales.
El juez José Ángel Folguera Crespo, adscrito al Juzgado de lo Social número 30 de
Madrid, ha elevado cuestión de inconstitucionalidad sobre la reforma laboral aprobada por el Gobierno del PP a raíz del caso de tres trabajadores que fueron despedidos de su empresa por causas disciplinarias y que recurrieron a los tribunales por
entender que sus despidos eran improcedentes.
En el auto, Folguera duda de que esté justificado el vehículo elegido para aprobar la
reforma, un Decreto-ley, para el que se exigen razones de extraordinaria y urgente
necesidad (art. 86.1 de la Constitución).
El juez también argumenta su cuestión de inconstitucionalidad en la posible vulneración de la tutela judicial del trabajador frente al despido (art. 24 de la Carta Magna),
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del derecho a la igualdad (art. 14) y del derecho constitucional a la asistencia y
prestaciones sociales, especialmente en desempleo (art. 41).
Las dudas del juez sobre la constitucionalidad de esta norma surgen, sobre todo, a
raíz de la nueva regulación que da la reforma a los salarios de tramitación (aquellos dejados de percibir desde el despido hasta la sentencia judicial), que sólo son
abonables en los casos en los que, tras declararse improcedente el despido, el
empresario opta por readmitir al trabajador.
Si, por el contrario, opta por indemnizarle en lugar de readmitirle, el trabajador no
tiene derecho a percibir los salarios de tramitación, pero, si ha acumulado derechos
suficientes, podrá acceder a las prestaciones por desempleo, “sin responsabilidad
empresarial alguna” sobre el período transcurrido desde el despido hasta la emisión
del fallo judicial.
“Es la transferencia al empresario de la opción de abonar o no salarios de tramitación y los términos de tal atribución lo que constituye el objeto de la presente
cuestión de inconstitucionalidad”, expone el juez.
Antes de la reforma laboral, cuando un despido era declarado improcedente, el
empresario podía elegir entre readmitir al trabajador o indemnizarle y, en ambos
casos, se tenía derecho a cobrar los llamados salarios de tramitación. Con la reforma, el abono de los salarios de tramitación sólo es posible en las dos opciones
anteriores si el despedido es un representante de los trabajadores.
El juez alega también que aunque el trabajador despedido tuviera derecho a cobrar
el desempleo (caso de dos de los tres demandantes antes mencionados), la protección que recibe el trabajador en sustitución de los salarios perdidos “no sólo no es
homogénea”, sino que además es “manifiestamente inferior”, pues la cuantía de las
prestaciones por desempleo se determina en función de porcentajes sobre la base
reguladora previa, sin compensar “en su integridad” el salario dejado de percibir.
Folguera entiende además que se “minora irremisiblemente” la duración de las
prestaciones por desempleo a percibir por el trabajador, pues ésta depende de los
períodos cotizados previamente. Así, durante el tiempo que dure el proceso judicial
se va consumiendo la prestación, sin que ésta pueda recuperarse con los salarios
de tramitación.
De este modo, el juez denuncia que son los trabajadores los que asumen el período
de espera del proceso judicial con cargo a sus prestaciones por desempleo, mientras
que el empresario queda eximido de costes.
Asimismo, entiende que con ello se remite también definitivamente al trabajador
al desempleo, “cuyo importe se ahorra lista y llanamente el empresario”, “que no
tiene que devolver” al Servicio Público de Empleo (antiguo INEM), encargado de
gestionar las prestaciones, el importe de lo que ha sido abonado a los trabajadores.
“Ello constituye no sólo un evidente estímulo contrario a la recuperación del empleo
y favorable a la generación de desempleo, sino que se ven minorados esencialmente
los derechos constitucionales de los trabajadores a la protección frente al desempleo”, expone Folguera que, de este modo, justifica su visión de que la reforma
podría vulnerar el derecho constitucional a la asistencia y prestaciones sociales.
El juez defiende que ante el proceso de precarización “de muy diversas condiciones
laborales y de favorecimiento de la flexibilidad y de las facultades empresariales”
resulta “más importante la protección ante el despido”.
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“Sin salarios de tramitación, por lógica, la indemnización real se reducirá desde
los 33 días nominalmente previstos a una cifra que estará, por esa misma lógica,
entre los 20 y los 25, pero mucho más cerca de los 20 días por año, porque si el
trabajador no acepta, el empresario sólo tiene que esperar a que tres o cuatro
meses, si es que el juzgado no tiene retrasos, su propuesta y aun otra inferior sea
finalmente bienvenida”, indica Folguera.
En cuanto a la posible vulneración del derecho a la igualdad en la reforma laboral,
el juez entiende que no existe el mismo trato entre los trabajadores con derecho a
paro y los que carecen de él en el caso de que el despido sea declarado improcedente y el empresario opte por la indemnización.
El PP precisa que los
despidos objetivos
se permitirán si hay
caída de “ingresos
ordinarios”
El Grupo Popular ha presentado, en el Congreso, 40 enmiendas parciales a la reforma laboral para, entre otras cosas, precisar que los despidos por causas objetivas
se permitirán si la disminución se produce “en los ingresos ordinarios” además de
las ventas, y para permitir encadenar contratos formativos si son para puestos que
requieren diferente cualificación.
Según las enmiendas, para que se autorice una modificación de las condiciones
laborales o suspensión de contratos tendrá que haber una disminución de ventas o
de “ingresos ordinarios” durante dos trimestres consecutivos comparados con los
mismos trimestres del año anterior. Lo mismo aplicará (pero con un período de tres
meses) para la regulación de empleos.
Además, se incluye una nueva disposición relativa a las entidades sin ánimo de
lucro, considerando causa objetiva para la extinción de un contrato indefinido que
se haya hecho para un proyecto público sin dotación económica estable y financiado por las administraciones públicas mediante consignaciones presupuestarias o
extrapresupuestarias anuales consecuencia de ingresos externos de carácter finalista cuando se constate “insuficiencia de la correspondiente consignación para el
mantenimiento del contrato”.
Con respecto al contrato de fomento del empleo, se precisan las bonificaciones disponibles a partir de la entrada en vigor de la reforma y se detalla que dependerán
del mantenimiento del número de trabajadores durante al menos un año, a riesgo
de tener que devolver las bonificaciones excepto si la plantilla se reduce por causas
económicas objetivas.
También se indica explícitamente que si un trabajador ya ha realizado una función
en una empresa (independientemente del contrato que haya tenido) no se le podrá
imponer un nuevo período de prueba al contratársele con esta modalidad.
Por su parte, el contrato de formación se extenderá a los estudiantes de FP y se
precisa que si se fija un contrato inferior a los tres años máximos permitidos se
podrá prorrogar hasta dos veces por un tiempo mínimo de seis meses cada vez y sin
superar los tres años máximos.
Además, también se permitirá que, una vez finalizados esos tres años, la misma
empresa o grupo pueda contratar al trabajador de nuevo como formación si es para
obtener “distinta cualificación profesional”.
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