Número de registro: 18984 Novena Época Instancia: Primera Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
Número de registro: 18984
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXII, Agosto de 2005
Página: 144
CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS TERCERO, QUINTO Y DÉCIMO CUARTO, TODOS EN
MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
CUARTO. El Décimo Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, en
sesión del treinta de noviembre de dos mil cuatro, resolvió el amparo directo DC. 630/2004,
promovido por Rafael Gasman Charit y otros, en contra de la sentencia definitiva dictada por
la Quinta Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en el toca
209/04/01, de fecha veintidós de marzo de dos mil cuatro, por la que se confirmó la sentencia
dictada por la Juez Décimo de lo Civil del Distrito Federal, el veintidós de septiembre de dos
mil tres, en la que se determinó la rescisión del contrato de compraventa y se condenó a los
quejosos, actores en el juicio natural, al reembolso de la cantidad entregada por los
demandados por concepto de anticipo, así como la absolución de estos últimos del pago de la
pena convencional. En dicho fallo, en lo que es materia de contradicción, esencialmente se
sostuvo:
"QUINTO. Finalmente, los impetrantes de la tutela federal arguyen que atendiendo al texto
expreso del artículo 2311 del Código Civil para el Distrito Federal, se desprende que dicho
numeral, en su párrafo último, se refiere a la nulidad exclusivamente de las convenciones que
resulten más onerosas en relación a las que dicho precepto alude, en las que no se comprende,
desde luego, la relativa a la pena convencional, la que se regula por los diversos 1840, 1842,
1846 y demás relativos del código sustantivo civil aplicable; por consiguiente, resulta válida
la cláusula penal estipulada en el contrato de compraventa pues ésta obedece al
incumplimiento de una de las partes en la obligación contraída y no a la restitución de las
cosas entregadas con motivo de la celebración de dicho acuerdo de voluntades; por tales
motivos, resultan inaplicables los criterios judiciales en los que se apoyó la Sala responsable.
Como sustento de sus razonamientos, invocan las tesis de rubros: ‘PENA
CONVENCIONAL. SUS ELEMENTOS.’ y ‘PENA CONVENCIONAL, VALIDEZ DE
LA.’. Son fundados tales argumentos. La controversia a resolver estriba en determinar si en
caso de que se rescinda un contrato de compraventa en el que las partes, respectivamente, se
hayan entregado la cosa y parte del precio, el único efecto de dicha rescisión lo sea nada más
la restitución de lo dado y declarar nula la cláusula penal que es más onerosa que esa
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restitución, o bien, con independencia de la devolución de lo entregado sea dable también
exigir la pena convencional pactada entre las partes en el contrato de mérito. Para dilucidar
tal cuestión, es menester determinar, por una parte, la naturaleza y características de la pena
convencional que puede pactarse en una convención de voluntades (específicamente en un
contrato de compraventa) en términos del artículo 1840 del Código Civil para el Distrito
Federal; y, por la otra, establecer los alcances del diverso 2311 del propio ordenamiento legal
citado, para determinar si la aplicación de este último excluye o no el pago de lo estipulado
en la cláusula penal que es más onerosa que lo previsto en el propio precepto legal aludido.
Así, en la doctrina mexicana se ha entendido por pena convencional como aquella
disposición que las partes pueden añadir al contrato, en virtud de la cual establecen el pago de
cierta prestación como condena para el caso de que la obligación no resulte satisfecha de la
manera convenida. En el derecho de los antiguos romanos, la stipulatio poenae tenía por
objeto vincular obligatoriamente al deudor al pago de una cantidad previamente determinada
para el caso de que la prestación debida no fuere pagada a su vencimiento. Por tanto, la figura
cobraba caracteres marcadamente sancionatorios que garantizaban al acreedor una mayor
probabilidad en el pago puntual. En el supuesto del incumplimiento, el acreedor
aparentemente burlado tenía entonces a su favor la acción directa para reclamar el pago de la
cantidad fijada de antemano como pena, y para ello le bastaba acreditar simplemente el
incumplimiento de la contraria. Si no, de todas formas conservaba su acción expedita para
demandar el cumplimiento tardío de la prestación y, en todo caso, el pago de los daños y
perjuicios ocasionados. En nuestro derecho, el Código Civil para el Distrito Federal estatuye
en su artículo 1840 que los contratantes pueden convenir cierta prestación como pena para el
caso de que la obligación no se cumpla o se cumpla de manera distinta a la prevenida. Ello es
consecuencia de la facultad que tienen los contratantes para estipular en sus negocios
jurídicos todas aquellas cláusulas que consideren convenientes, con las limitaciones que de la
misma ley derivan. Como homenaje a la autonomía volitiva que en gran parte continúan
sustentando las transacciones civiles, la ley permite la búsqueda de un mecanismo más
efectivo que permita el aseguramiento de la prestación debida en virtud de una estipulación
sancionatoria que, es legítima, precisamente porque mantiene sus bases en la obligación ya
generada, misma por la que -generalmente- se ha efectuado una contraprestación. Por otra
parte, es claro que una convención semejante sustituye en realidad la prevención legal del
pago de los daños y perjuicios que eventualmente se causaren. Por tanto, ambas acciones no
pueden ser nunca ejercidas en forma simultánea o sucesiva, si bien en este último caso quizás
pueda alegarse como justificación el hecho de que el monto de los daños y perjuicios haya
rebasado en cantidad considerable el asignado a la pena convencional, de modo que
posteriormente pueda intentarse su recuperación precisamente por el exceso no comprendido
en la pena convencional. Una acción de este tipo encontraría su fundamento, a pesar de lo
dispuesto en el artículo 1840 del Código Civil para el Distrito Federal, en el enriquecimiento
ilegítimo de la contraria. La pena convencionalmente pactada supone lógicamente la
preferencia del contratante, a despecho de la disposición legal. Y ello seguramente por la
indudable ventaja que resulta en la dispensa de probar la comisión de daños y perjuicios. En
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efecto, de conformidad con el artículo 1842 del propio cuerpo legal, el acreedor no está de
ningún modo obligado a probar que los ha sufrido, bastando al efecto el simple
incumplimiento o la demora en la ejecución del pago. Las disposiciones contenidas en la
parte media y final del artículo 1841 del Código Civil para el Distrito Federal configuran
supuestos distintos a la pena convencional, que se refieren a la promesa hecha en lugar de
otra persona poenam ipse promiscrit y la estipulación en favor de tercero que suelen ser
acompañadas de esta cláusula sancionatoria, en las que se ha querido afirmar la validez del
pacto sancionatorio en esas dos hipótesis a pesar de que el acto principal no devenga eficaz
(ya sea porque lo rehúse el tercero de cuya voluntad depende su celebración -en el primer
caso-, o bien porque el promitente no cumpla con su obligación, en el segundo). El
encabezado de este numeral destaca precisamente la nulidad del pacto por vía de
consecuencia, esto es, provocada por la nulidad del contrato principal. En sentido contrario,
es claro que la nulidad del pacto no acarrea la del contrato en su totalidad, y ello en virtud del
principio utile per inutile non vitiatur (artículo 2238 del Código Civil para el Distrito
Federal). Asimismo, el artículo 1843 del Código Civil invocado, establece como regla
general que la cláusula penal no puede exceder ni en valor ni en cuantía a la obligación que
pudiera resultar violada por el hecho ilícito. Esto encuentra su explicación lógica en la idea
de que la cláusula penal se pacta como un equivalente que sustituye a la indemnización
retributiva, la cual no puede ser superior al valor que tenga la obligación que no se cumple en
vista del hecho ilícito. Es ilustrativa la tesis emitida por la otrora Tercera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, siguiente: ‘CONTRATOS, CLÁUSULA PENAL DE LOS.’
(se transcribe). Por otra, antes de abordar el estudio del precepto legal sujeto a interpretación
(2311 del Código Civil para el Distrito Federal), debe dejarse establecido que dicho numeral
no se debe analizar en forma aislada, sino que debe considerarse dentro del contexto
normativo del que forma parte, esto es que, debe interrelacionarse de manera sistemática con
diversos preceptos del Código Civil del Distrito Federal, con los cuales se encuentra
estrechamente relacionado, a fin de lograr su verdadero sentido y alcance. En principio, debe
decirse que el contrato de compraventa se da cuando uno de los contratantes se obliga a
transferir la propiedad de una cosa o de un derecho, y el otro a su vez se obliga a pagar por
ella un precio cierto y en dinero; se perfecciona y es obligatorio para las partes cuando han
convenido sobre la cosa y el precio, aun cuando la primera no haya sido entregada, ni el
segundo satisfecho (artículos 2248 y 2249 del Código Civil para el Distrito Federal). Una vez
que el contrato de compraventa existe, hay dos modos de terminarlo, consistentes en: A. En
virtud de hechos o circunstancias contemporáneas a la celebración del contrato que impida
que surta sus efectos, o continúe produciéndolos, por ejemplo, por incapacidad, ya sea
general, natural, legal, especial, o de derecho, de alguna de las partes, o falta de legitimación
para celebrar el contrato por algún vicio del consentimiento. B. En atención a hechos o
circunstancias posteriores a la celebración del contrato, que extinguen los efectos derivados
de la compraventa celebrada válidamente, como son: 1. El agotamiento natural del contrato,
en virtud del cumplimiento de las partes de sus respectivas obligaciones. 2. La rescisión del
contrato por el incumplimiento de alguna de las partes, que contempla dos hipótesis, ya sea
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que el incumplimiento provenga del vendedor, o del comprador. a. En el primer supuesto
(incumplimiento del vendedor), el comprador puede pedir el cumplimiento, o la rescisión del
contrato y el pago de daños y perjuicios, en ejercicio de la facultad implícita que existe en los
contratos bilaterales, conforme a lo dispuesto por el artículo 1949 del Código Civil del
Distrito Federal, que dice: ‘Artículo 1949.’ (se transcribe). b. En la segunda hipótesis, cuando
el incumplimiento es de parte del comprador, existen dos supuestos: b.1. Que la compraventa
sea al contado, caso en el que el vendedor puede obtener la rescisión del contrato cuando el
comprador no cumple con su obligación de pagar el precio conforme a la cláusula resolutoria
implícita que existe en los contratos bilaterales, en términos de lo dispuesto en el artículo
1949 del Código Civil del Distrito Federal, antes transcrito. b.2. Que la compraventa sea a
plazos o en abonos, supuesto en el cual el vendedor puede pedir la rescisión de la
compraventa en dos casos: b.2.1. Cuando el vendedor se reservó la propiedad de la cosa
expresamente, hasta que se cubriera la totalidad del precio pactado (artículos 2312 y 2314 del
Código Civil para el Distrito Federal). b.2.2. Cuando se haya convenido, que la falta de pago
del precio daría derecho al vendedor a pedir la rescisión de la compraventa (artículos 2310 y
1950 del Código Civil para el Distrito Federal). Aunado a lo anterior, el artículo 2300 del
Código Civil para el Distrito Federal da derecho al vendedor para pedir la rescisión del
contrato ante la falta de pago del precio. Ahora bien, una consecuencia necesaria de la
rescisión de los contratos, es la devolución de las prestaciones hechas por las partes,
devolución que generalmente va acompañada de prestaciones accesorias, atendiendo a la
naturaleza de las prestaciones principales. El artículo 2311 del Código Civil para el Distrito
Federal, establece que, en caso de rescisión de un contrato de compraventa, ambas partes,
tienen la obligación de restituirse las prestaciones que se hubieren hecho; esto es, el
comprador debe devolver la cosa, y el vendedor el dinero recibido; además, el comprador
debe pagar un alquiler o renta fijada por peritos, así como una indemnización por el deterioro
que haya sufrido la cosa, también fijada por peritos; y el vendedor que haya recibido parte del
precio, debe pagar los intereses legales por la cantidad recibida. Sentado lo anterior, debe
decirse que el artículo 2311 del Código Civil del Distrito Federal, establece la forma de
efectuar la devolución de las respectivas prestaciones que se hubiesen hecho el comprador y
vendedor. En efecto, siempre que se rescinda un contrato de compraventa se aplicará lo
dispuesto en el artículo 2311 del Código Civil para el Distrito Federal, en cuanto a la
restitución de las prestaciones que ambas partes se hubiesen hecho, es decir, que el vendedor
siempre deberá devolver el dinero recibido, y el comprador deberá devolver la cosa vendida;
además de lo anterior, el vendedor podrá reclamar del comprador el pago de una renta o
alquiler, y el comprador podrá reclamar del vendedor el pago del interés legal por la cantidad
que entregó. Por otra parte, y sólo en el supuesto de haberse causado un deterioro a la cosa
vendida, el vendedor podrá reclamar del comprador el pago de la indemnización
correspondiente fijada por peritos. En resumen, el artículo 2311 del Código Civil del Distrito
Federal, en principio, establece que en caso de rescisión de la compraventa, ambas partes
deben restituirse las prestaciones que se hubieren hecho, de lo que se deduce que el vendedor
debe restituir el dinero que haya recibido como parte del precio, y el comprador debe
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devolver la cosa objeto de la compraventa. Como prestación accesoria, el vendedor que
hubiere entregado la cosa vendida, puede exigir del comprador el pago de un alquiler o renta
fijada por peritos, lo que se deriva del uso y disfrute del bien objeto del contrato que nos
ocupa, por lo que es evidente que siempre que se haya entregado la cosa, el vendedor podrá
exigir la citada prestación. De igual manera, el comprador que hubiere entregado parte del
precio, siempre podrá exigir del vendedor los intereses legales del dinero que entregó. De
manera contraria a lo anterior, el pago de la indemnización establecida en el artículo 2311 del
Código Civil es eventual, es decir, que no se podrá exigir invariablemente al rescindirse un
contrato de compraventa, sino que ello estará sujeto al deterioro que haya sufrido la cosa, y
no quedará al arbitrio o apreciación subjetiva del vendedor, sino que será estimado y valorado
por peritos, de tal manera que si el comprador hace un uso adecuado del bien objeto de la
compraventa, y éste no se deteriora, es evidente que no tendrá que pagar la citada
indemnización. Por último, debe decirse que el precepto en estudio no impone una doble
penalización para la parte que debe devolver la cosa, en relación con la parte que debe
devolver el dinero, pues no establece sanción alguna por la rescisión del contrato, sino que
como ya se estableció la devolución de las prestaciones hechas por las partes es una
consecuencia necesaria de la rescisión o cancelación de los contratos, ya que ambas partes
deben restituirse mutuamente las prestaciones que se hubiesen entregado; como son, en
tratándose del contrato de compraventa, en principio, la devolución de la cosa vendida y el
dinero recibido, pero ello debe acompañarse de las prestaciones que son accesorias a su
naturaleza, por lo que es evidente que el pago de un alquiler o renta por el uso de la cosa, y en
caso de deterioro el pago de la indemnización correspondiente, son prestaciones accesorias a
la naturaleza de la cosa, pues quien la recibe hace uso de ella, y el uso no se puede devolver
y, por ende, es justo que por ello se pague una renta o alquiler, además en caso de que dicho
uso no sea el adecuado, el bien puede deteriorarse, ocasionando su depreciación, por lo que
debe cubrirse la indemnización correspondiente, pago que, como ya se dijo, es eventual. Por
otra parte, el pago de intereses legales por el dinero recibido, es también una prestación
accesoria a su naturaleza, pues quien lo recibe obtiene un beneficio derivado de la liquidez
que ello le genera, y en caso de invertirlo, puede darse también la obtención de ganancias, por
lo que es justo que al devolver el dinero recibido se pague el interés legal correspondiente;
sin que se pueda prever en dicho caso el pago de indemnización alguna, pues a diferencia del
bien objeto de la compraventa, el dinero no se deteriora, sólo se devalúa, pero ello se
compensa con el pago de los citados intereses. Tales consideraciones, fueron externadas en la
ejecutoria pronunciada por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al
resolver el amparo directo en revisión 1235/99, que dio lugar a la tesis LXXXI/2001,
consultable en la página 170, Tomo XIV, agosto de 2001, Novena Época del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, que se cita con efectos ilustrativos.
‘COMPRAVENTA. EL ARTÍCULO 2311 DEL CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO
FEDERAL QUE PREVÉ LA RESTITUCIÓN DE PRESTACIONES EN CASO DE
RESCISIÓN DEL CONTRATO RESPECTIVO, NO TRANSGREDE LA GARANTÍA DE
IGUALDAD PREVISTA EN EL ARTÍCULO 13 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.’ (se
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transcribe). Así las cosas, si por una parte tenemos que la característica esencial de la cláusula
penal lo es su naturaleza sancionatoria ante el incumplimiento o diferente cumplimiento de la
obligación pactada; y por otra parte, el alcance del artículo 2311 del Código Civil para el
Distrito Federal, sólo atiende a efectos restitutorios de las prestaciones (tanto principales
como accesorias), que fueron otorgadas por las partes contratantes sin que se consideren
como pena o sanción; luego, es dable concluir que tales preceptos no son excluyentes entre sí,
sino que pueden válidamente subsistir en su aplicación. Esto es, el hecho de que la rescisión
de un contrato de compraventa tenga como consecuencia natural que las partes se restituyan
las prestaciones que se otorgaron, junto con el pago -en su caso- de una renta o alquiler por el
uso de la cosa, el pago del interés legal del precio dado y -de ser procedente- la
indemnización por deterioro de la cosa, no significa que tal restitución se considere como
sanción por incumplimiento en la obligación de las partes, propio de la cláusula penal. En esa
medida se debe interpretar la parte final del artículo 2311 del Código Civil para el Distrito
Federal, que a continuación se transcribe: ‘Artículo 2311.’ (se transcribe). En efecto, del
último párrafo de dicho precepto se infiere que en un contrato de compraventa se pueden
estipular convenciones a cargo del comprador de la naturaleza a que se refiere el propio
numeral en los párrafos anteriores, esto es, las que se refieren a la restitución de las
prestaciones (tanto principales como accesorias) que fueron dadas entre las partes, y es con
respecto a tales convenciones que se limita la libertad de contratación, ya que en las mismas
no deben imponerse más obligaciones (de restitución) al comprador que las expresadas. Así,
como correctamente lo aduce la parte quejosa, la nulidad a que se refiere el precepto legal
invocado, no puede referirse sino sólo a las obligaciones del comprador que sean más
onerosas a las que estipula el propio artículo, esto es, no pueden exceder, para el caso de la
restitución que le corresponde al comprador, de devolver la cosa, pagar la renta o alquiler por
su uso y, en su caso, pagar una indemnización por el deterioro que le ocasionó; empero, como
se vio, tales obligaciones obedecen a la consecuencia natural en toda rescisión del contrato de
compraventa, y es respecto a ese tipo de cláusulas que se contempla su nulidad, y no así por
la pena convencional, ya que ésta no tiene por objeto la restitución de una prestación, sino el
de sancionar el incumplimiento o el cumplimiento demorado atribuido a alguna de las partes.
En ese entendido, la estipulación de una pena convencional no contraviene lo dispuesto por el
artículo 2311 del Código Civil para el Distrito Federal, en virtud de que la voluntad de las
partes es eficaz para fijar anticipadamente una prestación que garantice los daños y perjuicios
que pudieran ocasionarse con motivo del incumplimiento de las obligaciones pactadas, y no
tiene más límite que no deba exceder en valor ni en cuantía a la obligación principal. Por lo
que si bien es cierto que la devolución de la cosa o su precio, o la de ambos, en su caso,
constituye una de las consecuencias naturales de la rescisión de un contrato de compraventa;
también es verdad que, si esa rescisión obedece al incumplimiento de las obligaciones, el
contratante incumplido debe además reparar los daños e indemnizar los perjuicios causados a
su contraparte, ya sea porque así lo dispone la ley o por haberse pactado una cláusula penal,
la cual tiene como función determinar convencionalmente esos daños y perjuicios
compensatorios que se causarán en caso de incumplimiento de la obligación, o dicho de otra
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forma, la cantidad señalada como pena convencional es lo que las partes estiman como
equivalente al provecho que hubieran obtenido si la obligación se hubiera cumplido.
Encuentra sustento lo antes considerado, en la tesis sostenida por la entonces Tercera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en la página 209, Volúmenes 169-174,
Cuarta Parte, Séptima Época del Semanario Judicial de la Federación, que dice: ‘PENA
CONVENCIONAL, VALIDEZ DE LA.’ (se transcribe). Asimismo, es aplicable la diversa
tesis emitida por la propia otrora Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
visible en la página 94, Tomo L, Cuarta Parte, Sexta Época del Semanario Judicial de la
Federación, de rubro y texto siguientes: ‘CONTRATOS, INCUMPLIMIENTO DE LOS.
DAÑOS Y PERJUICIOS Y CLÁUSULA PENAL.’ (se transcribe). Por último, también
cobra aplicación la diversa tesis emitida por la Sala antes mencionada, consultable en la
página 48, Volúmenes 217-228, Cuarta Parte, Séptima Época del Semanario Judicial de la
Federación, que dice: ‘CLÁUSULA PENAL. VALIDEZ DE LA (LEGISLACIONES DEL
ESTADO DE JALISCO Y DEL DISTRITO FEDERAL).’ (se transcribe). Atento a todo lo
expuesto, no se comparten los criterios judiciales invocados por la Sala responsable, emitidos
por el Tercero y Quinto Tribunales Colegiados en Materia Civil del Primer Circuito, cuyos
datos de localización, contenido y precedentes, se citan a continuación: Octava Época.
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la Federación.
Tomo I, Segunda Parte-1, enero a junio de 1988. Página: 179. Tesis Aislada. Materia(s):
Civil. ‘COMPRAVENTA, RESCISIÓN DE LA. APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 2311
DEL CÓDIGO CIVIL Y DESESTIMACIÓN DE LA PENA CONVENCIONAL, DEBE
ESTARSE A LO MÁS FAVORABLE PARA EL COMPRADOR.’ (se transcribe). Tercer
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito. Precedentes: Amparo directo
1388/88. Alberto Fuentes Martínez. 19 de mayo de 1988. Unanimidad de votos. Ponente:
Manuel Ernesto Saloma Vera. Secretario: Guillermo Campos Osorio. Novena Época.
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta. Tomo III, marzo de 1996. Página: 901. Tesis: I.5o.C.36 C. Tesis Aislada.
Materia(s): Civil. ‘COMPRAVENTA EN ABONOS. RESCISIÓN. NULIDAD DE LA
PENA CONVENCIONAL.’ (se transcribe). Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Primer Circuito. Precedentes: Amparo directo 7045/95. Constructora e Inmobiliaria Olpeja
H.W., S.A. de C.V. 18 de enero de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: José Rojas Aja.
Secretario: Enrique Ramírez Gámez. Por tales motivos, este tribunal considera que se debe
denunciar la posible contradicción de criterios de los aquí tratados, ante la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, en términos de lo dispuesto por el artículo 197-A de
la Ley de Amparo, para los efectos jurídicos correspondientes. ..."
QUINTO. El Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, en sesión de
diecinueve de mayo de mil novecientos ochenta y ocho, resolvió el amparo directo civil DC.
1388/88, promovido por Alberto Fuentes Martínez, en contra de la sentencia definitiva
dictada en el toca 2348/87, de fecha diez de febrero de mil novecientos ochenta y ocho, por la
Quinta Sala del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, por la que se confirmó la
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sentencia dictada por el Juez Vigésimo Quinto de lo Civil del Distrito Federal, el nueve de
octubre de mil novecientos ochenta y siete, en la que se determinó la rescisión del contrato
base de la acción, la desocupación y entrega del inmueble materia del contrato de
compraventa, la absolución del demandado respecto del pago de la pena convencional, al ser
nula la estipulación respectiva, así como el pago de las rentas que le fueron estimadas por los
peritos, hasta la entrega material a la actora del inmueble objeto del juicio y la condena a la
parte actora a la devolución de las cantidades que hubiese recibido a cuenta del precio, previa
compensación con las cantidades que deberá pagar la demandada por concepto de rentas, las
que se liquidarían en ejecución de sentencia. En dicho fallo, en la parte que interesa a la
presente contradicción, esencialmente se sostuvo:
"QUINTO. Son infundados los argumentos que a continuación se analizarán y que expresa el
quejoso en sus conceptos de violación. En el caso no se verá privado el quejoso del derecho
de recibir el pago de daños y perjuicios, toda vez que la restitución al vendedor a que se
refiere el artículo 2311 del Código Civil para el Distrito Federal debe comprender tales
prestaciones: En efecto, en el mencionado precepto el legislador estableció la forma de que el
comprador restituyera al vendedor los daños y perjuicios que le hubiera ocasionado, así se
previó respecto de los primeros una indemnización por el demérito que hubiera sufrido la
cosa al estar en poder del adquirente en relación con lo segundo, al no poderse restituir, lo
tradujo en el pago de una renta por tal concepto entendida como las cantidades que como
ganancia lícita pudo haber obtenido el vendedor; de ahí que al establecerse en la sentencia
reclamada la aplicación de tal precepto a la tercera perjudicada como restitución, con ello
puede quedar satisfecho el derecho del inconforme de recibir el pago de daños y perjuicios
ocasionados con motivo del incumplimiento de la compradora. En el caso estuvo en lo
correcto el fallo reclamado al desestimar la reclamación de la pena convencional y tomar
como primacía la restitución en términos del artículo 2311 del Código Civil para el Distrito
Federal. En efecto, el artículo 1840 del citado ordenamiento señala que si se pacta una pena
convencional no podrán reclamarse además daños y perjuicios, tal es una norma general en
cuanto se refiere a cualquier clase de contrato y de incumplimiento de las obligaciones, y
también es genérica en cuanto puede aplicarse tanto la acción de cumplimiento como a la
resolución. Sin embargo, para el caso de la rescisión de un contrato de compraventa en
abonos se encuentra regulada por la norma especial que es la prevista por el artículo 2311 del
mencionado código la que establece cuáles son los efectos de la resolución, por lo que de
conformidad con lo dispuesto por el artículo 11 de dicho ordenamiento debe estarse a la
norma especial. De esta forma el juzgador tiene atribuciones para analizar si una cláusula
penal impone obligaciones más onerosas que las expresadas en el citado artículo 2311, de tal
manera que si éstas superan a las que se pudieran obtener por el vendedor y debiera cubrir la
compradora conforme a las reglas de restitución de tal disposición, debe declarar la nulidad
de la pena como convención más onerosa, sin importar que la cláusula penal no supere el
monto del adeudo principal, pues lo básico es que no exceda de las prestaciones a que se
refiere el multicitado artículo 2311. En efecto, no fue incorrectamente aplicada la
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jurisprudencia que invoca el quejoso, toda vez que de acuerdo con tal criterio deben
desestimarse las estipulaciones que le impongan al comprador obligaciones más onerosas que
las que impone restituir el precitado precepto, el cual se considera de orden público, de
manera que si en el caso la pena convencional, estima la Sala responsable, que excede de las
obligaciones de restitución, debía estarse a esta última en beneficio de la compradora."
La ejecutoria que antecede originó la tesis aislada cuyos datos de identificación, texto y
precedente son los siguientes:
"Octava Época
"Instancia: Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: I, enero a junio de 1988, Segunda Parte-1
"Página: 179
"COMPRAVENTA, RESCISIÓN DE LA. APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 2311 DEL
CÓDIGO CIVIL Y DESESTIMACIÓN DE LA PENA CONVENCIONAL, DEBE
ESTARSE A LO MÁS FAVORABLE PARA EL COMPRADOR. El artículo 1840 del
Código Civil señala que si se pacta una pena convencional no podrán reclamarse además
daños y perjuicios; tal es una norma general en cuanto se refiere a cualquier clase de contrato
y de incumplimiento de las obligaciones, y también es genérica en cuanto puede aplicarse
tanto a la acción de cumplimiento como a la resolución. Sin embargo, para el caso de la
rescisión de un contrato de compraventa en abonos se encuentra regulada por una norma
especial que es la prevista por el artículo 2311 del mencionado código, la que establece
cuáles son los efectos de la resolución, por lo que de conformidad con lo dispuesto por el
artículo 11 de dicho ordenamiento debe estarse a la norma especial. De esta forma el
juzgador tiene atribuciones para analizar si una cláusula penal impone obligaciones más
onerosas que las expresadas en el citado artículo 2311, de tal manera que si estas superan a
las que se pudieran obtener por el vendedor y debiera cubrir la compradora conforme a las
reglas de restitución de tal disposición, debe declarar la nulidad de la pena como convención
mas onerosa, sin importar que la cláusula penal no supere el monto del adeudo principal, pues
lo básico es que no exceda de las prestaciones a que se refiere el multicitado artículo 2311.
"TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
"Amparo directo 1388/88. Alberto Fuentes Martínez. 19 de mayo de 1988. Unanimidad de
votos. Ponente: Manuel Ernesto Saloma Vera. Secretario: Guillermo Campos Osorio."
SEXTO. El Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, en sesión de
dieciocho de enero de mil novecientos noventa y seis, resolvió el amparo directo DC.
7045/95, promovido por Constructora e Inmobiliaria Olpeja H.W., Sociedad Anónima de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
Capital Variable, en contra de la sentencia definitiva dictada por la Sexta Sala Civil del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en el toca 3595/95, el tres de noviembre de
mil novecientos noventa y cinco, por la que se confirmó la sentencia dictada por el Juez
Octavo de lo Civil del Distrito Federal, el catorce de julio de mil novecientos noventa y
cinco, en la que se declaró la rescisión del contrato base de la acción y se absolvió a la parte
demandada del pago de la pena convencional que le fue reclamada; y en lo relativo a la
reconvención, se condenó a la parte actora a la devolución de las sumas que recibió de los
codemandados en el juicio natural, así como al pago de intereses moratorios al tipo legal
desde la fecha en que causara ejecutoria la resolución. En dicho fallo, en la parte que interesa,
esencialmente se sostuvo:
"QUINTO. Son infundados los conceptos de violación expresados por el apoderado de la
sociedad quejosa. Aun cuando es verdad que conforme al artículo 1840 del Código Civil de
donde pueden los contratantes estipular cierta prestación como pena para el caso de que la
obligación no se cumpla o no se cumpla de la manera convenida, dicha norma es genérica, o
sea que, en general, puede referirse a cualquier clase de contrato, siempre que no exista una
norma específica, como ocurre con la compraventa en abonos, pues respecto a la rescisión de
ésta, el artículo 2311 del citado ordenamiento establece que si se rescinde la venta, el
vendedor y el comprador deben restituirse las prestaciones que no se hubieren hecho; pero el
vendedor que hubiere entregado la cosa vendida puede exigir del comprador, por el uso de
ella, el pago de un alquiler o renta que fijarán peritos, y una indemnización, también fijada
por peritos, por el deterioro que haya sufrido la cosa; que el comprador que haya pagado
parte del precio, tiene derecho a los intereses legales de la cantidad que entregó, disponiendo
finalmente que las convenciones que impongan al comprador obligaciones más onerosas que
las expresadas, serán nulas. Por su parte, el más Alto Tribunal de la Nación, al referirse a
dicho precepto ha sostenido en la tesis de jurisprudencia número 432, visible en la segunda
parte del último Apéndice al Semanario Judicial de la Federación, compilación 1917-1988,
página 762, lo siguiente: ‘COMPRAVENTA EN ABONOS. EFECTO DE LA RESCISIÓN.’
(se transcribe). De acuerdo con lo anterior, y como lo sostiene el tribunal responsable debe
aplicarse en la especie la norma específica y no la genérica a que se refiere la parte quejosa,
en virtud de que el artículo 11 del precitado Código Civil establece que las leyes que
establecen excepción a las reglas generales no son aplicables a caso alguno que no esté
expresamente especificado en las mismas leyes. De esta forma el juzgador tiene atribuciones
para analizar si una cláusula penal impone obligaciones más onerosas que las expresadas en
el artículo 2311 mencionado, de tal manera que si éstas superan a las que se pudieran obtener
por el vendedor y debiera cubrir la compradora conforme a las reglas de restitución de tal
disposición, debe declarar la nulidad de la pena como convención más onerosa, sin importar
que la cláusula penal no supera el monto del adeudo principal, pues lo esencial es que no
exceda de las prestaciones a que se refiere dicho precepto. Sobre el particular, este Tribunal
Colegiado comparte el criterio sustentado por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Primer Circuito, en la tesis que aparece publicada en el Informe de Labores del Presidente
-10-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente al año de mil novecientos
noventa y ocho, tercera parte, Tribunales Colegiados, página 296, que dice:
‘COMPRAVENTA. RESCISIÓN. APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 2311 DEL CÓDIGO
CIVIL, Y DESESTIMACIÓN DE LA PENA CONVENCIONAL. DEBE ESTARSE A LO
MÁS FAVORABLE PARA EL COMPRADOR.’ (se transcribe). En el caso se trata de una
compraventa en abonos y no al contado, como lo pretende la inconforme, lo que se desprende
de la cláusula segunda del contrato relativo, en que se estipuló entre otras cosas, lo siguiente:
‘2a.’ (se transcribe). Como puede advertirse, el precio se pagaría en diversos abonos, como se
especifica en la parte del contrato transcrito. Es cierto que el tribunal de alzada no precisa en
qué consiste la carga más onerosa, pero ello se desprende de la circunstancia de que la parte
compradora no recibió la posesión del inmueble objeto de la compraventa, toda vez que en la
cláusula novena del contrato se pactó que dicha posesión le sería entregada precisamente
hasta el momento en que la totalidad del precio de la compraventa fuera cubierto a la
Constructora e Inmobiliaria H.W., Sociedad Anónima de Capital Variable, siendo evidente
que, conforme al artículo 2311 del Código Civil, la compradora no tenía obligación de cubrir
cantidad alguna por daños y perjuicios, ya que no pudo haber deterioro causado por la
compradora ni pago de alquiler respecto del inmueble cuya posesión no tuvo; de suerte que la
pena convencional que se pactó, indudablemente es una convención onerosa que no tiene por
qué cubrir la parte compradora, por lo que fue correcta la absolución a la parte demandada de
dicha prestación, y si se ordenó devolver a la compradora las cantidades que había entregado
con sus intereses, se debió a que así lo establece el artículo 2311 indicado. ..."
Dicho criterio fue reiterado por el referido Tribunal Colegiado al resolver el juicio de amparo
DC. 515/96, en sesión de ocho de febrero de mil novecientos noventa y seis.
Las ejecutorias que anteceden dieron origen a la tesis aislada, cuyos datos de identificación,
texto y precedentes son los siguientes:
"Novena Época
"Instancia: Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: III, marzo de 1996
"Tesis: I.5o.C.36 C
"Página: 901
"COMPRAVENTA EN ABONOS. RESCISIÓN. NULIDAD DE LA PENA
CONVENCIONAL. Es cierto que conforme a lo dispuesto por el artículo 1840 del Código
Civil para el Distrito Federal, los contratantes pueden estipular cierta prestación como pena
para el caso de que una obligación no se cumpla o no se cumpla de la manera convenida, así
como que tal disposición por ser de carácter genérico, puede, en general, referirse y aplicarse
a cualquier clase de contrato; pero también lo es que el pago de una pena pactada en
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
cualquier contrato es procedente, siempre que no exista una norma específica que lo limite o
excluya, como ocurre con la compraventa en abonos, pues respecto a la rescisión de ésta, el
artículo 2311 del citado ordenamiento establece que si se rescinde la venta, el vendedor y el
comprador deben restituirse las prestaciones que se hubieren hecho; pero el vendedor que
hubiere entregado la cosa vendida puede exigir del comprador, por el uso de ella, el pago de
un alquiler o renta que fijarán peritos, y una indemnización, también fijada por peritos, por el
deterioro que haya sufrido la cosa; que el comprador que haya pagado parte del precio, tiene
derecho a los intereses legales de la cantidad que entregó; disponiendo, finalmente, que las
convenciones que impongan al comprador obligaciones más onerosas que las expresadas,
serán nulas. Acorde a lo anterior, el juzgador tiene atribuciones para analizar si una cláusula
penal impone obligaciones más onerosas que las expresadas en el numeral 2311 mencionado,
de tal manera que si éstas superan a las que se pudieran obtener por el vendedor y debiera
cubrir la compradora conforme a las reglas de restitución de tal disposición, debe declarar la
nulidad de la pena como convención más onerosa, sin importar que la cláusula penal no
supere el monto del adeudo principal, pues lo esencial es que no exceda de las prestaciones a
que se refiere dicho precepto.
"QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
"Amparo directo 7045/95. Constructora e Inmobiliaria Olpeja H. W., S.A. de C.V. 18 de
enero de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: José Rojas Aja. Secretario: Enrique Ramírez
Gámez.
"Amparo directo 515/96. Armando Coello del Castillo y otro. 8 de febrero de 1996.
Unanimidad de votos. Ponente: José Nabor González Ruiz. Secretaria: Ana Bertha González
Domínguez."
SÉPTIMO. Por cuestión de orden sistemático, antes de proceder al análisis correspondiente,
es oportuno establecer si en el caso sujeto a estudio existe contradicción entre el criterio
sustentado por el Décimo Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al
resolver el amparo directo DC. 630/2004, con el sostenido por el Tercero y el Quinto
Tribunales Colegiados en la propia materia y circuito, al resolver, el primero el amparo
directo DC. 1388/88 y el segundo los amparos directos 7045/95 y 515/96; cuyas
consideraciones esenciales se precisarán a continuación, ya que sólo bajo ese supuesto es
posible efectuar el estudio relativo con el fin de determinar cuál es el criterio que debe
prevalecer.
Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se apoya en el criterio
sustentado por el Pleno de este Alto Tribunal, en cuanto a que, para que exista materia a
dilucidar respecto del criterio que debe prevalecer, debe darse, cuando menos formalmente,
una oposición de criterios jurídicos en los que se controvierta la misma cuestión, es decir,
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
para que se surta su procedencia, la contradicción denunciada debe referirse a las
consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas vertidos dentro de la parte
considerativa de las sentencias respectivas.
Para ello, debe tenerse presente el contenido de la siguiente tesis de jurisprudencia:
"Novena Época
"Instancia: Pleno
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XIII, abril de 2001
"Tesis: P./J. 26/2001
"Página: 76
"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA. De conformidad con lo que establecen los artículos
107, fracción XIII, primer párrafo, de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo,
cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de
amparo de su competencia, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o la Sala
que corresponda deben decidir cuál tesis ha de prevalecer. Ahora bien, se entiende que
existen tesis contradictorias cuando concurren los siguientes supuestos: a) que al resolver los
negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten
posiciones o criterios jurídicos discrepantes; b) que la diferencia de criterios se presente en
las consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas;
y, c) que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos."
Según se desprende del criterio antes transcrito, para que exista contradicción de tesis deben
reunirse los siguientes elementos:
a) Que al resolver los planteamientos jurídicos se examinen cuestiones jurídicas
esencialmente iguales y se adopten posiciones o criterios jurídicos discrepantes.
b) Que la diferencia de criterios se presente en las consideraciones, razonamientos o
interpretaciones jurídicas de las sentencias.
c) Que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos.
Establecido lo anterior, es necesario analizar las ejecutorias, destacadas en los considerandos
cuarto, quinto y sexto, que fueron remitidas en copia certificada por los correspondientes
Tribunales Colegiados, con valor probatorio pleno, en términos del artículo 202 del Código
Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a la Ley de Amparo, por tratarse
de documentos públicos; ello con el objeto de determinar si existe la contradicción planteada.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
En el caso sometido a la consideración del Décimo Cuarto Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Primer Circuito la controversia a resolver consistió en determinar si en caso de
rescindir un contrato de compraventa en el que las partes, respectivamente, se hayan
entregado la cosa y parte del precio, el único efecto de la rescisión era solamente la
restitución de lo dado y declarar nula la cláusula penal que fuera más onerosa, o con
independencia de la devolución, era dable también exigir la pena convencional pactada entre
las partes.
Que para determinar lo anterior, era necesario previamente precisar la naturaleza y
características de la pena convencional prevista en el artículo 1840 del Código Civil para el
Distrito Federal, así como establecer los alcances del diverso numeral 2311 del propio
ordenamiento legal.
Que en la doctrina mexicana se ha entendido por pena convencional aquella disposición que
las partes pueden añadir al contrato en virtud de la cual establecen el pago de cierta
prestación como condena para el caso de que la obligación no resulte satisfecha de la manera
convenida.
Que el artículo 1840 del Código Civil para el Distrito Federal establece que los contratantes
pueden convenir cierta prestación como pena para el caso de que la obligación no se cumpla
o se cumpla de manera distinta a la prevenida; esto como consecuencia de la facultad que
tienen los contratantes para estipular en sus negocios jurídicos todas aquellas cláusulas que
consideren convenientes, con las limitaciones que de la misma ley deriven.
Que este acuerdo de voluntades sustituye la prevención legal de pago de daños y perjuicios
que eventualmente pudieran causarse, por lo que ambas acciones no pueden nunca ser
ejercidas en forma simultánea o sucesiva. La pena convencional supone la preferencia del
contratante, por la indudable ventaja que resulta en la dispensa de probar la comisión de
daños y perjuicios, dado que de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 1842 el acreedor no
está obligado a demostrar su existencia, ya que para ello basta el simple incumplimiento o la
demora en la ejecución del pago.
Que el artículo 1843 del Código Civil establece como regla general que la cláusula penal no
puede exceder ni en valor ni en cuantía a la obligación que pudiera resultar violada por el
hecho ilícito.
Que por otra parte, del análisis del artículo 2311 del Código Civil para el Distrito Federal,
dentro del contexto normativo del que forma parte, se pone de manifiesto que establece la
forma de efectuar la devolución de las respectivas prestaciones que se hubiesen hecho el
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
comprador y el vendedor; esto es, siempre que se rescinda el contrato de compraventa se
aplicará lo dispuesto por el artículo 2311 en cuanto a la restitución de las prestaciones que
ambas partes se hubieren hecho, de lo que se deduce que el vendedor debe restituir el dinero
que haya recibido como parte del precio y el comprador debe devolver la cosa objeto de la
compraventa y como prestación accesoria el vendedor puede exigir del comprador el pago de
un alquiler o renta fijada por peritos, derivado del uso y disfrute del bien objeto del contrato;
de igual forma, el comprador que hubiere entregado parte del precio, siempre podrá exigir del
vendedor los intereses legales del dinero que entregó.
Que la indemnización a que se refiere dicho numeral, quedará sujeta al deterioro que hubiera
sufrido la cosa y que hubieran determinado los peritos, de manera que si el comprador hace
uso adecuado del bien y no se deteriora, evidentemente no tendrá que pagar la citada
indemnización.
Que, por tanto, dicho precepto no impone una doble penalización a quien debe devolver la
cosa, ya que no se trata de una sanción por la rescisión del contrato sino que la devolución de
las prestaciones hechas por las partes es una consecuencia necesaria de la rescisión o
cancelación de los contratos.
Que también el pago de los intereses legales por el dinero recibido es una prestación
accesoria, pues quien lo recibe obtiene un beneficio derivado de la liquidez que éste le genera
y, por tanto, es justo que al devolverlo se pague el interés legal correspondiente.
Que en ese orden de ideas, si por una parte, se tiene que la característica esencial de una
cláusula penal es su naturaleza sancionatoria ante el incumplimiento o diferente
cumplimiento de la obligación pactada; en tanto que el alcance del artículo 2311, sólo atiende
a efectos restitutorios de las prestaciones otorgadas por las partes contratantes, sin
considerarse como pena o sanción, es dable concluir que tales preceptos no se excluyen entre
sí, sino que pueden subsistir en su aplicación.
Que en tal virtud, la estipulación de una pena convencional no contraviene lo dispuesto por el
referido artículo 2311, en virtud de que la voluntad de las partes es eficaz para fijar
anticipadamente la prestación que garantice los daños y perjuicios con motivo del
incumplimiento de las obligaciones pactadas y no tiene más límite que el no exceder del valor
y cuantía de la obligación principal.
Que en consecuencia, si la devolución de la cosa o su precio o ambas constituye una
consecuencia natural de la rescisión de un contrato de compraventa, y ésta obedece al
incumplimiento de las obligaciones, el contratante incumplido debe, además, reparar los
daños e indemnizar los perjuicios causados a su contraparte, ya sea porque así lo dispone la
ley o por haberse pactado una cláusula penal que tiene como función determinar
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
convencionalmente los daños y perjuicios compensatorios que se causen en caso de
incumplimiento de la obligación, es decir, la cantidad señalada como pena convencional es la
que las partes estimen como equivalente al provecho que hubieren obtenido si la obligación
se hubiera cumplido.
Por su parte, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, en el asunto
sometido a su consideración sostuvo que la autoridad responsable estuvo en lo correcto al
desestimar la pena convencional y considerar preponderante la restitución a que se refiere el
artículo 2311 del Código Civil; lo anterior, porque si bien el artículo 1840 del propio código
establece que si se pacta la pena convencional no podrán reclamarse además daños y
perjuicios, ésta es una norma general dado que se refiere a cualquier clase de contrato y de
incumplimiento de obligaciones y es genérica en cuanto puede aplicarse tanto a la acción de
cumplimiento como a la resolución; que sin embargo, la rescisión de una compraventa en
abonos se encuentra regulada por una norma especial que es la prevista por el artículo 2311
del citado código civil, que establece cuáles son los efectos de la resolución, por lo que de
conformidad con el artículo 11 del propio código debe estarse a la norma especial.
Que de esta forma, el juzgador tiene atribuciones para analizar si una cláusula penal impone
obligaciones más onerosas que las expresadas en el artículo 2311, de tal manera que si
superan a las que se pudieran obtener por el vendedor y debiera cubrir la compradora
conforme a las reglas de restitución previstas en este último numeral, se debe declarar la
nulidad de la pena convencional por ser más onerosa.
Finalmente, el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, en relación al
tema materia de la presente contradicción, declaró infundados los conceptos de violación por
considerar que si bien, conforme al artículo 1840 del Código Civil para el Distrito Federal,
los contratantes pueden estipular cierta prestación como pena para el caso de que la
obligación no se cumpla o no se cumpla de la manera convenida, esta disposición legal es
genérica por referirse a cualquier clase de contrato siempre que no exista una norma
específica, como ocurre con la compraventa en abonos, ya que respecto de ésta el artículo
2311 del referido código establece que si se rescinde la venta, el vendedor y el comprador
deben restituirse las prestaciones que se hubieren hecho; pero el vendedor que hubiere
entregado la cosa vendida puede exigir del comprador, por el uso de ésta, el pago de un
alquiler o renta y una indemnización, fijados ambos por peritos, por el deterioro que haya
sufrido la cosa; y si el comprador hubiera pagado parte del precio, tiene derecho a los
intereses legales generados por esta cantidad, disponiendo finalmente que las convenciones
que impongan al comprador obligaciones más onerosas, serán nulas, criterio que se sostiene
en la jurisprudencia sustentada por la entonces Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, con el rubro: "COMPRAVENTA EN ABONOS. EFECTO DE LA
RESCISIÓN."
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
Que de acuerdo con lo anterior, en el caso a estudio debía aplicarse la norma específica y no
la genérica, ya que el artículo 11 del Código Civil establece que las leyes que establecen
excepción a los reglas generales no son aplicables a caso alguno que no esté expresamente
especificado en la misma ley, por lo que de esta forma el juzgador tiene atribuciones para
analizar si una cláusula penal impone obligaciones más onerosas que las expresadas en el
artículo 2311, de tal manera que si éstas superan a las que se pudieran obtener por el
vendedor y debiera cubrir la compradora conforme a las reglas de restitución, debe declarar la
nulidad de la pena como convención más onerosa, sin importar que la cláusula penal no
supere el monto del adeudo principal, ya que lo esencial es que no excede de las prestaciones
a que se refiere dicho precepto.
Al respecto invoca como apoyo la tesis sustentada por el Tercer Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito, de rubro: "COMPRAVENTA, RESCISIÓN DE LA.
APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 2311 DEL CÓDIGO CIVIL Y DESESTIMACIÓN DE LA
PENA CONVENCIONAL, DEBE ESTARSE A LO MÁS FAVORABLE PARA EL
COMPRADOR."
Que del contrato celebrado por las partes se pone de manifiesto que se trata de una
compraventa en abonos y si bien el tribunal responsable no precisa en qué consiste la carga
más onerosa, ello se desprende de la circunstancia de que la parte compradora no recibió la
posesión del inmueble objeto de la compraventa, siendo evidente que conforme al artículo
2311 del Código Civil, la compradora no tenía obligación alguna de cubrir daños y
perjuicios, ya que no pudo haber deterioro ni pago de alquiler respecto del inmueble cuya
posesión no tuvo, por lo que la pena convencional que se pactó es una convención más
onerosa que no tiene que cubrir la compradora.
En ese orden de ideas, es indudable que ante supuestos iguales, relacionados con la
aplicación de los artículos 1840 y 2311 del Código Civil para el Distrito Federal, que
respectivamente se refieren a la pena convencional para el caso de incumplimiento o
cumplimiento defectuoso de un contrato; y, a la restitución mutua que las partes deben hacer
de las prestaciones que se hubieren entregado en caso de la rescisión del contrato de
compraventa por incumplimiento de aquél; los tribunales contendientes arribaron a
conclusiones distintas.
Lo anterior es así, ya que el Cuarto Tribunal Colegiado sostuvo que siendo la característica
esencial de la cláusula penal contenida en el artículo 1840 del Código Civil para el Distrito
Federal, es su naturaleza sancionatoria ante el incumplimiento o diferente cumplimiento del
contrato, el diverso numeral 2311 sólo atiende a los efectos restitutorios de las prestaciones
otorgadas mutuamente por las partes contendientes, por lo que ambos preceptos no se
excluyen entre sí.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
En tanto que el Tercero y Quinto Tribunales Colegiados sostuvieron que el artículo 2311 del
código citado, regula los efectos de la rescisión de una compraventa en abonos, por lo que el
juzgador tiene atribuciones para analizar si la cláusula penal prevista por el artículo 1840 del
propio ordenamiento legal, impone obligaciones más onerosas que las que aquél contiene y
de ser así, debe declarar la nulidad de ésta.
Así, se advierte que en el caso sí se surte la contradicción de criterios, entre el sustentado por
el Décimo Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, con el sostenido
por el Tercero y Quinto Tribunales Colegiados en la propia materia y circuito, en virtud de
que se cumple con el requisito consistente en que la oposición de criterios surja de entre las
consideraciones, argumentaciones o razonamientos que sustentan la interpretación de un
precepto legal o tema concreto de derecho, ya que esas consideraciones justifican el criterio
jurídico que adopta cada uno de los órganos jurisdiccionales para decidir la controversia
planteada, a través de las ejecutorias de amparo, materia de la contradicción de tesis.
Ahora bien, los Tribunales Colegiados, en las ejecutorias de mérito, sí examinaron cuestiones
jurídicas esencialmente iguales, llegando a conclusiones diversas, ya que la litis sometida a la
consideración del Décimo Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, se
relacionó con un contrato de compraventa en el que las partes, respectivamente, se habían
entregado la cosa y parte del precio, para establecer los efectos de la rescisión, conforme a la
interpretación de los artículos 1840 y 2311 del Código Civil para el Distrito Federal,
considerando que la característica esencial de la cláusula penal a que alude el primer numeral
citado, es su naturaleza sancionatoria ante el incumplimiento o diferente cumplimiento de la
obligación pactada, en tanto que el alcance del artículo 2311 sólo atiende a efectos
restitutorios de las prestaciones otorgadas por las partes contratantes, sin considerarse como
pena o sanción, concluyendo que tales preceptos no se excluyen entre sí; y que en tal virtud,
la devolución de la cosa o su precio, así como la reparación de los daños y perjuicios,
constituyen una consecuencia natural de la rescisión del contrato, ya sea porque así lo
dispone la ley o por haberse pactado en una cláusula penal que tiene como finalidad
determinar convencionalmente los daños y perjuicios compensatorios que se causen por el
incumplimiento de la obligación.
En tanto que en los asuntos del conocimiento de los Tribunales Colegiados Tercero y Quinto
en Materia Civil del Primer Circuito, se determinó que si bien conforme al artículo 1840 del
Código Civil para el Distrito Federal, los contratantes pueden estipular cierta prestación como
pena para el caso de que la obligación no se cumpla o no se cumpla de la manera convenida,
esta disposición es genérica por referirse a cualquier clase de contrato, siempre que no exista
una norma específica como ocurre en el caso de la rescisión de un contrato de compraventa
en abonos, ya que ésta se rige por una norma especial, que es la prevista por el artículo 2311
que establece cuáles son sus efectos, por lo que conforme a lo dispuesto por el artículo 11 del
propio código, debe estarse a la norma específica, de esta forma el juzgador tiene
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
atribuciones para analizar si una cláusula penal impone obligaciones más onerosas que las
previstas en el artículo 2311 y de ser esto así, puede declarar su nulidad.
Asimismo, de las transcripciones de las respectivas ejecutorias se advierte que la diferencia
de criterios se presenta en las consideraciones y razonamientos contenidos en cada una de las
sentencias dictadas por los Tribunales Colegiados citados.
Finalmente, por lo que hace al tercer requisito, es de señalarse que de las referidas sentencias
se desprende que los criterios en contradicción provienen del examen de los mismos
elementos, pues conocieron de la rescisión de contratos de compraventa.
Conforme a lo antes expuesto, sí existe la contradicción de criterios entre el sustentado por el
Décimo Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al resolver el
amparo directo DC. 630/2004, con el sostenido por el Tercero y Quinto Tribunales
Colegiados en la propia materia y circuito, al resolver, el primero el amparo directo DC.
1388/88 y el segundo los amparos directos 7045/95 y 515/96, la cual se constriñe a
determinar, en términos de los artículos 1840 y 2311 del Código Civil para el Distrito
Federal, los efectos de la rescisión de un contrato de compraventa.
OCTAVO. A efecto de ilustrar la decisión a la cual se habrá de arribar conviene tener
presente a manera de preámbulo y con el propósito de ubicar adecuadamente el problema que
se plantea, establecer la naturaleza jurídica del contrato de compraventa.
Al respecto, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver el
amparo directo en revisión 1235/99, en sesión del diecisiete de abril de dos mil uno, bajo la
ponencia del señor Ministro José de Jesús Gudiño Pelayo, sostuvo que:
"En principio, debe decirse que el contrato de compraventa se da cuando uno de los
contratantes se obliga a transferir la propiedad de una cosa o de un derecho, y el otro a su vez,
se obliga a pagar por ella un precio cierto y en dinero; se perfecciona y es obligatorio para las
partes cuando han convenido sobre la cosa y el precio, aun cuando la primera no haya sido
entregada, ni el segundo satisfecho (artículos 2248 y 2249 del Código Civil para el Distrito
Federal).
"Una vez que el contrato de compraventa existe, hay dos modos de terminarlo:
"A. En virtud de hechos o circunstancias contemporáneas a la celebración del contrato que
impida que surta sus efectos, o continúe produciéndolos, por ejemplo, por incapacidad, ya sea
general, natural, legal, especial o de derecho, de alguna de las partes, falta de legitimación
para celebrar el contrato por algún vicio del consentimiento.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
"B. En atención a hechos o circunstancias posteriores a la celebración del contrato, que
extinguen los efectos derivados de la compraventa celebrada válidamente, como son:
"1. El agotamiento natural del contrato, en virtud del cumplimiento de las partes de sus
respectivas obligaciones.
"2. La rescisión del contrato por el incumplimiento de alguna de las partes, que contempla
dos hipótesis, ya sea que el incumplimiento provenga del vendedor, o provenga del
comprador.
"a. En el primer supuesto (incumplimiento del vendedor), el comprador puede pedir el
cumplimiento, o la rescisión del contrato, y el pago de daños y perjuicios, en ejercicio de la
facultad implícita que existe en los contratos bilaterales, conforme a lo dispuesto por el
artículo 1949 del Código Civil del Distrito Federal, que dice:
"‘Artículo 1949. La facultad de resolver las obligaciones se entiende implícita en la
recíprocas, para el caso de que uno de los obligados no cumpliere lo que le incumbe. El
perjudicado podrá escoger entre exigir el cumplimiento o la resolución de la obligación, con
el resarcimiento de daños y perjuicios en ambos casos. También podrá pedir la resolución aun
después de haber optado por el cumplimiento, cuando éste resultare imposible.’
"b. En la segunda hipótesis, cuando el incumplimiento es de parte del comprador, existen dos
supuestos:
"b.1. Que la compraventa sea al contado, caso en el que el vendedor puede obtener la
rescisión del contrato cuando el comprador no cumple con su obligación de pagar el precio
conforme a la cláusula resolutoria implícita que existe en los contratos bilaterales, en
términos de lo dispuesto en el artículo 1949 del Código Civil del Distrito Federal, antes
transcrito.
"b.2. Que la compraventa sea a plazos o en abonos, supuesto en el cual el vendedor puede
pedir la rescisión de la compraventa en dos casos:
"b.2.1. Cuando el vendedor se reservó la propiedad de la cosa expresamente, hasta que se
cubriera la totalidad del precio pactado (artículos 2312 y 2314 del Código Civil para el
Distrito Federal).
"b.2.2. Cuando se haya convenido, que la falta de pago del precio daría derecho al vendedor a
pedir la rescisión de la compraventa (artículos 2310 y 1950 del Código Civil para el Distrito
Federal).
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
"Aunado a lo anterior, el artículo 2300 del Código Civil para el Distrito Federal da derecho al
vendedor para pedir la rescisión del contrato ante la falta de pago del precio.
"Ahora bien, una consecuencia necesaria de la rescisión de los contratos, es la devolución de
las prestaciones hechas por las partes, devolución que generalmente va acompañada de
prestaciones accesorias, atendiendo a la naturaleza de las prestaciones principales."
En ese orden de ideas, también conviene tener presente como cuestión previa lo que establece
el artículo 1840 del Código Civil para el Distrito Federal, cuyo contenido es el siguiente:
"1840. Pueden los contratantes estipular cierta prestación como pena para el caso de que la
obligación no se cumpla o no se cumpla de la manera convenida. Si tal estipulación se hace,
no podrán reclamarse, además, daños y perjuicios."
Los contratos y convenios, por disposición de la ley y por su naturaleza propia, son el
producto del acuerdo de dos o más voluntades para crear, transferir, modificar o extinguir
obligaciones y, en consecuencia, la operancia de la voluntad en la formulación y creación de
obligaciones puede ejercerse bajo las modalidades que las personas contratantes estiman
convenientes.
La disposición legal transcrita, faculta a los contratantes para pactar una prestación como
pena por falta de cumplimiento del contrato o de un diferente cumplimiento del mismo, este
convenio, por el que las partes fijan anticipadamente la cuantificación de los daños y
perjuicios y que debe pagarse como indemnización para el caso de incumplimiento de las
obligaciones contraídas, suele denominarse cláusula penal o pena convencional, y no tiene
más límite que el de no exceder en valor ni en cuantía a la obligación principal.
Su finalidad es evitar las dificultades para probar que el daño o el perjuicio efectivamente han
sido causados inmediata o directamente por el incumplimiento contractual y cuál es su
monto; por tanto, habiéndose pactado la pena convencional no puede reclamarse a la vez el
pago de daños y perjuicios, salvo que el monto de éstos haya rebasado el asignado en aquélla,
debiendo reclamarse únicamente el exceso no comprendido en la referida convención.
Por otra parte, el texto del artículo 2311 del Código Civil del Distrito Federal, dice:
"Artículo 2311. Si se rescinde la venta, el vendedor y el comprador deben restituirse las
prestaciones que se hubieren hecho; pero el vendedor que hubiere entregado la cosa vendida,
puede exigir del comprador, por el uso de ella, el pago de un alquiler o renta que fijarán
peritos, y una indemnización, también fijada por peritos, por el deterioro que haya sufrido la
cosa. El comprador que haya pagado parte del precio, tiene derecho a los intereses legales de
la cantidad que entregó. Las convenciones que impongan al comprador obligaciones más
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
onerosas que las expresadas, serán nulas."
El texto del referido numeral establece que, en caso de rescisión de la compraventa, ambas
partes deben restituirse las prestaciones que se hubieren hecho, de lo que se deduce que el
vendedor debe restituir el dinero que haya recibido como parte del precio, y el comprador
debe devolver la cosa objeto de la compraventa.
Como prestación accesoria, el vendedor que hubiere entregado la cosa vendida, puede exigir
del comprador el pago de un alquiler o renta fijada por peritos, lo que se deriva del uso y
disfrute del bien objeto del contrato que nos ocupa, por lo que es evidente que siempre que se
haya entregado la cosa, el vendedor podrá exigir la citada prestación.
De igual manera, el comprador que hubiere entregado parte del precio, siempre podrá exigir
del vendedor los intereses legales del dinero que entregó.
De manera contraria a lo anterior, el pago de la indemnización establecida en el artículo 2311
del Código Civil es eventual, es decir, que no se podrá exigir invariablemente al rescindirse
un contrato de compraventa, sino que ello estará sujeto al deterioro que haya sufrido la cosa,
y no quedará al arbitrio o apreciación subjetiva del vendedor, sino que será estimado y
valorado por peritos, de tal manera que si el comprador hace un uso adecuado del bien objeto
de la compraventa, y éste no se deteriora, es evidente que no tendrá que pagar la citada
indemnización.
Por último, debe decirse que el precepto en estudio no impone una doble penalización para la
parte que debe devolver la cosa, en relación con la parte que debe devolver el dinero, pues no
establece sanción alguna por la rescisión del contrato, sino que como ya se estableció la
devolución de las prestaciones hechas por las partes es una consecuencia necesaria de la
rescisión o cancelación de los contratos, ya que ambas partes deben restituirse mutuamente
las prestaciones que se hubiesen entregado; como son, en tratándose del contrato de
compraventa, en principio, la devolución de la cosa vendida y el dinero recibido, pero ello
debe acompañarse de las prestaciones que son accesorias a su naturaleza, por lo que es
evidente que el pago de un alquiler o renta por el uso de la cosa, y en caso de deterioro el
pago de la indemnización correspondiente, son prestaciones accesorias a la naturaleza de la
cosa, pues quien la recibe hace uso de ella, y el uso no se puede devolver y, por ende, es justo
que por ello se pague una renta o alquiler, además en caso de que dicho uso no sea el
adecuado, el bien puede deteriorarse, ocasionando su depreciación, por lo que debe cubrirse
la indemnización correspondiente, pago que, como ya se dijo, es eventual.
Por otra parte, el pago de intereses legales por el dinero recibido, es también una prestación
accesoria a su naturaleza, pues quien lo recibe obtiene un beneficio derivado de la liquidez
que ello le genera, y en caso de invertirlo, puede darse también la obtención de ganancias, por
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
lo que es justo que al devolver el dinero recibido se pague el interés legal correspondiente;
sin que se pueda prever en dicho caso el pago de indemnización alguna, pues a diferencia del
bien objeto de la compraventa, el dinero no se deteriora, sólo se devalúa, pero ello se
compensa con el pago de los citados intereses.
Finalmente, por lo que se refiere al criterio que esta Suprema Corte de Justicia de la Nación
ha sostenido en relación con el tema que aquí interesa, debe señalarse que la anterior Tercera
Sala, sustentó los que a continuación se precisan:
"Sexta Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volumen: L, Cuarta Parte
"Página: 94
"CONTRATOS, INCUMPLIMIENTO DE LOS. DAÑOS Y PERJUICIOS Y CLÁUSULA
PENAL. La devolución de la cosa o su precio, o la de ambos, en su caso, es una de las
consecuencias del incumplimiento de las obligaciones, pues resueltas ellas tienen las partes
que devolverse lo que hubieren recibido o percibido, y además, debe el contratante
incumplido reparar los daños e indemnizar los perjuicios causados a su contraparte, esto
último en el supuesto de que no se hubiere convenido una prestación como pena en caso de
incumplimiento, pues entonces ya no son exigibles los daños y perjuicios; y la razón es
obvia: la cláusula penal tiene como función determinar convencionalmente los daños y
perjuicios compensatorios que se causarán en caso de incumplimiento de la obligación, o
dicho de otra forma, la cantidad señalada como pena convencional es lo que las partes
estiman como equivalente al provecho que hubieran obtenido si la obligación se hubiera
cumplido.
"Amparo directo 2392/60. Juan Silvestre Aguilar Cruz. 23 de agosto de 1961. Unanimidad de
cuatro votos. Ponente: José López Lira."
"Séptima Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volúmenes: 169-174, Cuarta Parte
"Página: 209
"PENA CONVENCIONAL, VALIDEZ DE LA. Si en un contrato se estipula una pena
convencional en el sentido de que el comprador perderá en favor del vendedor la cantidad
entregada como pago parcial del precio en caso de incumplimiento de la obligación de
cubrirlo totalmente, tal determinación no contraviene el artículo 2311 del Código Civil para
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
el Distrito Federal, en virtud de que la voluntad de las partes es eficaz para fijar
anticipadamente una prestación que garantice los daños y perjuicios que pudieran ocasionarse
con motivo del incumplimiento de las obligaciones pactadas.
"Amparo directo 2300/82. Francisco Mancera Cárdenas. 26 de noviembre de 1982. Mayoría
de tres votos. Disidentes: J. Ramón Palacios Vargas y Raúl Lozano Ramírez. La publicación
no menciona el nombre del ponente."
"Séptima Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volúmenes: 217-228, Cuarta Parte
"Página: 48
"CLÁUSULA PENAL. VALIDEZ DE LA (LEGISLACIONES DEL ESTADO DE
JALISCO Y DEL DISTRITO FEDERAL). De lo dispuesto por los artículos 1760, 1868,
2036 y 2229 del Código Civil para el Estado de Jalisco, que son idénticos a los artículos
1843, 1840, 1949, 2117 y 2311 del Código Civil para el Distrito Federal, se deduce que la
responsabilidad por el incumplimiento de obligaciones genera el pago de daños y perjuicios,
los cuales pueden ser regulados previamente por las partes, mediante la estipulación de cierta
prestación como sanción. Este convenio, por el que las partes fijan anticipadamente la
cuantificación de los daños y perjuicios que deben pagarse para el caso de incumplimiento
con las obligaciones contraídas, suele denominarse cláusula penal y no tiene más limite, al
respecto, que no deberá exceder en valor ni en cuantía a la obligación principal. Por tanto, la
voluntad de las partes sí es válida para fijar de antemano la prestación que garantice el pago
de daños y perjuicios que pudieran ocasionarse con motivo del incumplimiento de las
obligaciones pactadas.
"Amparo directo 387/87. Ramiro Loza Martínez. 4 de noviembre de 1987. Mayoría de cuatro
votos. Disidente: José Manuel Villagordoa Lozano. Ponente: Ernesto Díaz Infante.
Secretario: Guillermo A. Hernández Segura.
"Nota: En el Informe de 1987, la tesis aparece bajo el rubro ‘CLÁUSULA PENAL.
VALIDEZ DE LA MISMA.’"
"Séptima Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volúmenes: 181-186, Cuarta Parte
"Página: 118
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
"COMPRAVENTA, EFECTOS DE LA RESCISIÓN DEL CONTRATO DE.
DEVOLUCIÓN DEL PRECIO AUN CUANDO NO SE RECLAME. Si en primera instancia
el Juez decretó la rescisión de la venta, condenando tan solo al comprador a la devolución de
la cosa recibida, omitiendo condenar al vendedor a la devolución del precio que recibió, el
tribunal de segunda instancia que confirme la rescisión tiene obligación de subsanar la
omisión del Juez de primer grado y, de oficio, con fundamento en el artículo 2311 del Código
Civil del Distrito Federal, debe condenar también al vendedor a restituir al comprador las
cantidades recibidas por concepto de pago del precio, más sus respectivos intereses. No obsta
a lo anterior el hecho de que al efecto el comprador apelante no hubiere formulado agravio,
toda vez que la restitución mutua de las prestaciones que los contratantes se hubieren hecho,
no es sino lógico efecto de la rescisión de los contratos y, como tal, tiene la obligación de
hacer pronunciamiento al juzgador, lo hayan reclamado las partes o no.
"Amparo directo 5645/83. Alfonso Guzmán Amilpa. 8 de junio de 1984. Cinco votos.
Ponente: Gloria León Orantes. Secretario: Héctor Gutiérrez de Velasco Romo.
"Nota: En el Informe de 1984, la tesis aparece bajo el rubro ‘COMPRAVENTA. EFECTOS
DE LA RESCISIÓN DEL CONTRATO DE.’"
NOVENO. Sentado lo anterior, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, resuelve que debe prevalecer con carácter de jurisprudencia el criterio que se
sustenta en la presente resolución.
En primer término, se tiene que la discrepancia de criterios propiamente gira en torno a
cuáles son los efectos de la rescisión de un contrato de compraventa, esto es, las sanciones
aplicables para el caso de incumplimiento o diferente cumplimiento de las obligaciones
nacidas con motivo del mismo.
A ese respecto, es de señalar, como ya ha quedado precisado en párrafos precedentes, que la
característica esencial de la cláusula penal prevista en el artículo 1840 del Código Civil para
el Distrito Federal, es su naturaleza sancionatoria, derivada de la facultad de los contratantes
para convenir anticipadamente en el pago de cierta prestación como condena para el caso de
que la obligación no resulte satisfecha de la manera convenida y que sustituye a la prevención
legal del pago de los daños y perjuicios que eventualmente se causaren.
Es decir, en este supuesto interviene el arbitrio de las partes, como principio básico en la
contratación, que se traduce en la autonomía de la voluntad de los contratantes para estipular
en sus negocios jurídicos todas aquellas cláusulas que consideren convenientes, con las
limitaciones que derivan de la misma ley, para lograr un mecanismo más efectivo que
permita el aseguramiento de la prestación debida.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
En tanto que el artículo 2311 del propio código, constituye una excepción al principio de la
libertad contractual, surgido por la propia evolución del derecho, que obligó al Estado a
intervenir en las convenciones contractuales, dictando normas de carácter imperativo o
prohibitivo que las partes no pueden eludir, de ahí que aun cuando directamente establece un
beneficio en favor del comprador, tiene un fin más alto y trascendental: hacer que en los
contratos impere la equidad, defendiendo a la parte débil contra una pretensión injustificada
del vendedor, que abusando de la necesidad, ignorancia o imprevisión del comprador, obtiene
un lucro excesivo y evidentemente desproporcionado a las prestaciones a que se obligaba y,
por ello, la parte final del citado precepto, establece que las convenciones que impongan al
comprador, obligaciones más onerosas que las expresadas en el mencionado artículo, serán
nulas. El mismo precepto limita las prestaciones que puede reclamar el vendedor, como
consecuencia de la rescisión en la compraventa a plazo, bajo condición resolutoria, en el
sentido de que sólo puede exigir la restitución de las prestaciones que hubiere hecho, y en el
caso de que hubiere entregado la cosa vendida, el pago de un alquiler o renta, por el uso de
ella, fijado por peritos, y una indemnización fijada en la misma forma, por el deterioro que
haya sufrido la cosa.
Así las cosas, es evidente que el referido precepto legal, sólo atiende a efectos restitutorios de
las prestaciones que mutuamente se hubieran otorgado las partes contratantes, sin que ello
constituya una pena o sanción, pues las disposiciones que contiene son de orden público y,
por tanto, irrenunciables.
En ese orden de ideas, si bien de conformidad con el citado artículo 2311 del Código Civil
para el Distrito Federal, la rescisión de un contrato de compraventa obliga a las partes a
restituirse mutuamente las prestaciones que se hubieren entregado, pero el vendedor que
hubiere entregado la cosa vendida, puede exigir del comprador, por el uso de ella, el pago de
un alquiler o renta que fijarán peritos, y una indemnización fijada también por peritos, por el
deterioro que haya sufrido la cosa; y que si el comprador ha pagado parte del precio, tiene
derecho a los intereses legales de la cantidad que entregó y que las convenciones que
impongan al comprador, obligaciones más onerosas que las expresadas, serán nulas.
De la interpretación del último párrafo del aludido precepto legal, en relación con lo
dispuesto por el artículo 1840, se pone de manifiesto la posibilidad de que las partes pacten la
cuantía de una obligación derivada del incumplimiento de un contrato, pero una cláusula en
este sentido podrá anularse si resulta ser más onerosa que las estipuladas en el referido
numeral 2311, pues el legislador previendo que uno de los contratantes abusando de la
necesidad de otro le imponga cargas desproporcionadas, tuteló a éste con la nulidad de las
cláusulas excesivas.
En ese entendido, la estipulación de la pena convencional prevista en el artículo 1840 del
Código Civil para el Distrito Federal, no contradice lo dispuesto por el artículo 2311, en
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 5/2005-PS.
virtud de que la voluntad de las partes es eficaz para fijar anticipadamente una prestación que
garantice los daños y perjuicios que pudieran ocasionarse con motivo del incumplimiento de
las obligaciones pactadas, y no tiene más límite que no deba exceder en valor ni en cuantía a
la obligación principal.
Por lo que si bien es cierto que la devolución de la cosa o su precio, o la de ambos, en su
caso, constituye una de las consecuencias naturales de la rescisión de un contrato de
compraventa; también es verdad que, si esa rescisión obedece al incumplimiento de las
obligaciones, el contratante incumplido debe además reparar los daños e indemnizar los
perjuicios causados a su contraparte, ya sea porque así lo dispone la ley o por haberse pactado
una cláusula penal, la cual tiene como función determinar convencionalmente esos daños y
perjuicios compensatorios que se causen en caso de incumplimiento de la obligación, que se
traducen en la cantidad que las partes estimen como equivalente al provecho que hubieran
obtenido si la obligación se hubiera cumplido.
Sin embargo, cuando forman parte de la acción, prestaciones estipuladas en el contrato, por
vía de indemnización por daños y perjuicios, el Juez, dentro del estudio preferente que debe
hacer de los elementos de la misma acción, está obligado a examinar la licitud de las
pretensiones del actor, en relación con las disposiciones contenidas en el último precepto
mencionado, porque son de interés público.
Por las razones que se expresan, con fundamento en lo dispuesto en el artículo 195 de la Ley
de Amparo, se sostiene que debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, el criterio
sustentado por esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al tenor de la
tesis redactada en el siguiente rubro y texto:
RESCISIÓN DE LA COMPRAVENTA. EFECTOS. APLICACIÓN DE LOS ARTÍCULOS
1840 Y 2311 DEL CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL.-De lo dispuesto por
el artículo 1840 del Código Civil para el Distrito Federal, se deduce que la responsabilidad
por el incumplimiento de obligaciones genera el pago de daños y perjuicios, los cuales
pueden ser regulados previamente por las partes, mediante la estipulación de cierta prestación
como sanción. Este convenio, por el que las partes fijan anticipadamente la cuantificación de
los daños y perjuicios que deben pagarse para el caso de incumplimiento de las obligaciones
contraídas, suele denominarse cláusula penal y no tiene más limite, al respecto, que no deberá
exceder en valor ni en cuantía a la obligación principal. Por su parte, el artículo 2311
establece que si se rescinde la venta, el vendedor y el comprador deben restituirse las
prestaciones que se hubieren hecho; pero el vendedor que hubiere entregado la cosa vendida,
puede exigir del comprador, por el uso de ella, el pago de un alquiler o renta que fijarán
peritos, y una indemnización fijada también por peritos, por el deterioro que haya sufrido la
cosa; y que si el comprador ha pagado parte del precio, tiene derecho a los intereses legales
de la cantidad que entregó y que las convenciones que impongan al comprador, obligaciones
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más onerosas que las expresadas, serán nulas. De la interpretación del último párrafo del
aludido precepto legal, en relación con lo dispuesto por el artículo 1840, se pone de
manifiesto la posibilidad de que las partes pacten la cuantía de una obligación derivada del
incumplimiento de un contrato, pero una cláusula en este sentido podrá anularse si resulta ser
más onerosa que las estipuladas en el referido numeral 2311, pues el legislador previendo que
uno de los contratantes abusando de la necesidad de otro le imponga cargas
desproporcionadas, tuteló a éste con la nulidad de las cláusulas excesivas. En ese entendido,
la estipulación de la pena convencional prevista en el artículo 1840 del Código Civil para el
Distrito Federal, no contradice lo dispuesto por el artículo 2311, en virtud de que la voluntad
de las partes es eficaz para fijar anticipadamente una prestación que garantice los daños y
perjuicios que pudieran ocasionarse con motivo del incumplimiento de las obligaciones
pactadas, y no tiene más límite que no deba exceder en valor ni en cuantía a la obligación
principal. Por lo que si bien es cierto que la devolución de la cosa o su precio, o la de ambos,
en su caso, constituye una de las consecuencias naturales de la rescisión de un contrato de
compraventa; también es verdad que, si esa rescisión obedece al incumplimiento de las
obligaciones, el contratante incumplido debe además reparar los daños e indemnizar los
perjuicios causados a su contraparte, ya sea porque así lo dispone la ley o por haberse pactado
una cláusula penal, la cual tiene como función determinar convencionalmente esos daños y
perjuicios compensatorios que se causen en caso de incumplimiento de la obligación, que se
traducen en la cantidad que las partes estimen como equivalente al provecho que hubieran
obtenido si la obligación se hubiera cumplido. Sin embargo, cuando forman parte de la
acción, prestaciones estipuladas en el contrato, por vía de indemnización por daños y
perjuicios, el Juez, dentro del estudio preferente que debe hacer de los elementos de la misma
acción, está obligado a examinar la licitud de las pretensiones del actor, en relación con las
disposiciones contenidas en el último precepto mencionado, porque son de interés público.
Por lo expuesto, y con fundamento en el artículo 197-A de la Ley de Amparo, se resuelve:
PRIMERO.-Si existe contradicción de criterios entre los sustentados por el Décimo Cuarto
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al resolver el amparo directo DC.
630/2004, con el sostenido por el Tercero y Quinto Tribunales Colegiados en la propia
materia y circuito, al resolver el primero, el amparo directo DC. 1388/88 y el segundo, los
amparos directos 7045/95 y 515/96.
SEGUNDO.-Debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, el criterio sustentado por esta
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que ha quedado precisado en el
último considerando de esta resolución.
TERCERO.-Dése publicidad a esta ejecutoria, en términos del artículo 195 de la Ley de
Amparo.
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Notifíquese; cúmplase y en su oportunidad archívese este expediente como asunto concluido.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por mayoría de
cuatro votos de los señores Ministros: José de Jesús Gudiño Pelayo, Sergio A. Valls
Hernández, Juan N. Silva Meza y presidenta Olga Sánchez Cordero de García Villegas
(ponente). En contra del voto emitido por el Señor Ministro José Ramón Cossío Díaz, quien
formuló voto particular.
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