Auto Sección Primaria

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AUTO
Ilmos. Sres.:
PRESIDENTE:
Don Miquel Ángel Parramón I Bregolat
MAGISTRADOS:
Doña I. Eugenia Cabello Díaz (Ponente)
Don Ignacio Marrero Francés
AUTO
En Las Palmas de Gran Canaria, a trece de diciembre de dos mil
trece.
HECHOS
PRIMERO.- Por el Procurador don Francisco Ojeda Rodríguez,
actuando en nombre y representación de doña María del Carmen
Santana Santana, quien, a su vez, actúa en representación de su
hijo don Cristian José Piñero Santana, en el Rollo nº 8/2011,
dimanante del sumario ordinario nº 2/2011, del Juzgado de
Instrucción nº 3 de Las Palmas de Gran Canaria, se presentó
escrito interesando el ingreso en prisión del acusado don Antonio
Aday Hernández Sosa.
SEGUNDO.- Una vez presentado el referido escrito, se convocó a
las partes a la comparecencia prevista en el artículo 505 de la
Ley de Enjuiciamiento Criminal, señalándose al efecto el día 12 de
diciembre de 2012. En dicho acto, el abogado del menor Cristián
José Piñero Santana ratificó la solicitud de que se decrete la
prisión preventiva del acusado hasta la resolución del recurso de
casación interpuesto por su representación procesal. El Ministerio
Fiscal y el abogado de don Juan Manuel Guerra Sosa, padre del
menor Carmelo Manuel Guerra Lozano, se adhirieron a la petición
formulada por el abogado del menor Cristian José. Por su parte, la
defensa del acusado interesó que se mantuviese la situación de
libertad ratificada en auto de fecha 23 de octubre de 2013.
RAZONAMIENTOS JURÍDICOS
PRIMERO.- Según el apartado primero del artículo 502 de la
Ley de Enjuiciamiento Criminal podrá decretar la prisión
provisional, el juez o magistrado instructor, el juez que forme
las primeras diligencias, así como el Juez de lo Penal o Tribunal
que conozca de la causa.
El apartado segundo del artículo 502 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal dispone que la prisión provisional sólo
se adoptará cuando objetivamente sea necesaria, de conformidad
con lo establecido en los artículos siguientes, y cuando no
existan otras medidas menos gravosas para el derecho a la
libertad a través de las cuales puedan alcanzarse los mismos
fines que con la prisión provisional, añadiendo el apartado
tercero que el Juez o Tribunal tendrá en cuenta para adoptar la
prisión provisional la repercusión que esta medida pueda tener en
el imputado, considerando sus circunstancias y las del hecho
objeto de las actuaciones, así como la entidad de la pena que
pudiera ser impuesta.
Por su parte, el artículo 503 exige,
para que pueda
decretarse la prisión provisional, la concurrencia de los
siguientes requisitos materiales:
1º) Que exista en la causa la existencia de uno o varios
hechos que presenten caracteres de delito sancionado con pena cuyo
máximo sea igual o superior a dos años de prisión, o bien con pena
privativa de libertad de duración inferior si el imputado tuviere
antecedentes
penales
no
cancelados
ni
susceptibles
de
cancelación, derivados de condena por delito doloso.
2º) Que aparezcan en la causa motivos bastantes para creer
responsable criminalmente del delito a la persona contra quien se
haya dictado el auto de prisión.
Y 3º) Que mediante la prisión provisional se persiga alguno
de los siguientes fines:
a) Asegurar la presencia del imputado en el proceso cuando
pueda inferirse racionalmente un riesgo de fuga.
b) Evitar la ocultación, alteración o destrucción de las
fuentes de prueba relevantes para el enjuiciamiento en los casos
en que exista un peligro fundado y concreto.
c) Evitar que el imputado pueda actuar contra bienes
jurídicos de la víctima, especialmente cuando ésta sea una de las
personas a las que se refiere el artículo 173.2 del Código Penal.
d) Evitar el riesgo de que el imputado cometa otros hechos
delictivos.
SEGUNDO.- En el supuesto de autos entendemos que concurren los
presupuestos procesales y materiales exigidos por la Ley de
Enjuiciamiento Criminal para decretar la prisión preventiva del
acusado don Antonio Aday Henríquez Sosa. Así:
En primer lugar, se cumplen los presupuestos procesales de
celebración de comparecencia y de previa petición de parte
acusadora interesando la prisión preventiva, pues la acusación
pública y dos de las acusaciones particulares han solicitado la
adopción de la citada medida cautelar.
En segundo lugar, concurren los requisitos previstos en el
artículo 503 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, ya que el
acusado ha sido condenado en virtud de sentencia dictada por esta
Sección en fecha 16 de septiembre de 2013 como autor de varios
delitos (un delito continuado de abusos sexuales, un delito de
abuso sexual en grado de tentativa, un delito de abuso sexual, un
delito continuado de abusos sexuales en grado de tentativa, otro
delito de abuso sexual y un delito de corrupción de menores) a las
penas de nueve años y seis meses de prisión, dos años de prisión,
cinco años y seis meses de prisión, cuatro años de prisión, seis
años de prisión y seis meses de prisión respectivamente), lo que
hace un total de veintisiete años y seis meses de prisión.
Ciertamente, en el presente caso, existen dos circunstancias que
han de ser objeto de ponderación a los efectos de adoptar una
medida cautelar tan gravosa como es la prisión provisional, de un
lado, que en su momento, fue decretada dicha medida fue decretada
el 26 de noviembre de 2010 por el Juzgado de Instrucción nº 3 de
Las Palmas de Gran Canaria, que acordó mediante auto de 18 de
enero de 2011 la libertad del imputado, con la obligación de
comparecer apud acta todos los lunes, a las 09:00 horas, y, de
otro, la existencia de la sentencia condenatoria, que ha sido
recurrida en casación por la representación procesal del acusado.
Por lo que se refiere al primer elemento de ponderación, esto
es, el tiempo que el penado lleva en situación de libertad
provisional, hemos de realizar dos matizaciones en orden a las
alegaciones efectuadas por la defensa del acusado en el acto de la
comparecencia: l
La primera, que la previa situación de libertad no es óbice para
acordar la prisión preventiva, ni tampoco lo es el hecho de que en
el auto por el que esta sala tuvo por preparado el recurso de
casación se ratificase la situación de libertad provisional,
(decisión procedente en ese momento, al ser esa la situación en
que se encontraba el acusado y no existir petición previa en
sentido contrario formulada por ninguna de las acusaciones), ya
que según el artículo 539 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal,
los autos de prisión y libertad provisionales serán reformables
durante todo el curso de la causa.
Y, la segunda, que si bien es cierto que el acusado ha
comparecido a todos los llamamientos efectuados por este Tribunal,
sin embargo, no puede decirse lo mismo respecto de las
comparecencias apud actas decretadas en su día, respecto de las
cuales, una vez examinadas las correspondientes fichas de firmas,
se puede constatar que no ha existido un cumplimiento riguroso de
la obligación de comparecer en los días indicados (todos los
lunes), sino que, por el contrario, durante algunas semanas no se
ha producido la comparecencia (así sucedió, por ejemplo y sin
ánimo de ser exhaustivos, la semana del 18 de noviembre) o el
acusado compareció otro día de la semana (ejemplo, compareció los
martes 5 y 26 de noviembre, en lugar de los lunes 4 y 25 de
noviembre).
Hechas las anteriores precisiones, entendemos que entre los dos
elementos de ponderación indicados, ha de primar la existencia de
la sentencia condenatoria, por cuanto ésta es expresión o
manifestación de un estadio más avanzado de la causa, lo cual a su
vez tiene el correspondiente reflejo a los efectos de resolver
sobre la situación personal, pues en la fase de instrucción se
cuenta con indicios derivados de las diligencias de instrucción
practicadas y en este momento procesal se dispone ya de pruebas
practicadas con arreglo a los principios que rigen la actividad
probatoria en el juicio oral, entre ellos, el de contradicción,
que han sido objeto de la correspondiente valoración, sin
perjuicio, claro ésta de que la sentencia haya sido recurrida en
casación, con la consiguiente posibilidad de que el Tribunal
Supremo pueda casarla, en todo o en parte.
Pues bien, el simple dato relativo a la duración total de las
penas impuestas por los delitos expresados (27 años y 6 meses de
prisión) es inequívocamente revelador de la existencia de un
riesgo fundado de que el acusado pueda sustraerse a la acción de
la Justicia, riesgo que aumenta progresivamente y que, de ser la
sentencia confirmada, adquirirá su máximo nivel a partir de ese
momento y antes de dar inicio a su ejecución.
Por todo ello, procede decretar la prisión provisional,
comunicada y sin fianza, del acusado don Antonio Aday Henríquez
Sosa.
LA SALA ACUERDA: DECRETAR LA PRISIÓN PROVISIONAL, COMUNICADA Y SIN
FIANZA del acusado don ANTONIO ADAY HENRÍQUEZ SOSA.
Notifíquese esta resolución a las partes, haciéndoles saber que
contra la misma cabe interponer, en el plazo de tres días, por
escrito, ante esta Sección, RECURSO DE SÚPLICA.
Expídanse los correspondientes mandamientos de prisión.
Llévese el original de la presente resolución a la pieza
situación personal del acusado y remítase certificación de
misma a la Sala Segunda del Tribunal Supremo al objeto de
tenga constancia de la modificación de la situación personal
procesado.
Así lo acuerdan los Ilmos. Sres.
referenciados, de lo que certifico.
Magistrados
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