instrucción 12/2005, de 30 de diciembre, de la fiscalía general del

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Instrucción 12/2005 sobre atribuciones y competencias de la Fiscalia Especial para la
prevención y represión del Tráfico Ilegal de Drogas y de sus fiscales delegados
1. Introducción
La Fiscalía Especial para la Prevención y Represión del Tráfico Ilegal de Drogas fue creada en el año 1988, a través de la
Ley 5/88 de 24 de Marzo que incorporó el artículo 18 bis al Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal. Este precepto diseñó
este nuevo órgano del Ministerio Fiscal con una doble estructura: por un lado, una Fiscalía especializada y con competencia
para actuar en todo el territorio nacional a la que le fueron asignadas esencialmente las funciones de intervención como
acusación pública en los procesos relativos a delitos de tráfico ilegal de drogas atribuidos a la Audiencia Nacional y de
investigación del blanqueo de capitales procedentes de aquella actividad delictiva, cuando se encuentre vinculado con
organizaciones criminales, y por otra parte, una plantilla de Fiscales Delegados designados para coordinar la actuación de
las Fiscalías territoriales en la prevención y represión del tráfico ilegal de drogas con dependencia funcional de la Fiscalía
central en esta materia, estructura territorial que fue desarrollada mediante las Instrucciones de la Fiscalía General del
Estado nº 5/91 de 28 de Junio y nº 1/95 de 29 de Diciembre.
La realidad criminológica actual, caracterizada por la expansión del fenómeno de la delincuencia organizada, y la evidencia
de que el negocio de la droga sigue siendo la fuente más importante de beneficios ilícitos que produce el crimen
organizado transnacional, exigen una respuesta institucional adaptada a los retos y necesidades de una política criminal
que reclama una actuación todavía más intensa y eficiente en este ámbito.
Es lógico, en consecuencia, que trascurridos más de quince años de funcionamiento de este órgano del Ministerio Fiscal,
resulte necesario abordar su modernización, de modo y manera que se garantice una mayor eficacia en el cumplimiento de
las funciones que legalmente tiene asignadas y, en particular, en la lucha contra el tráfico ilegal de drogas y el blanqueo de
capitales de esa procedencia, dos actividades criminales, extraordinariamente peligrosas y estrechamente vinculadas a la
delincuencia organizada, cuya investigación, prevención y represión requieren de una especial atención y dedicación por
parte de la Fiscalía.
La modernización funcional de este órgano especializado debe ser articulada básicamente en dos grandes directrices:
1. Potenciación de la propia Fiscalía Especial mediante la asunción de todas las funciones relacionadas con el tráfico
ilegal de drogas y el blanqueo de capitales derivado de dicha actividad criminal, en el marco de las competencias de
la Audiencia Nacional.
2. Reorganización de la estructura de Fiscales Delegados que actualmente se incardinan funcionalmente en esta
Fiscalía Especial para hacer efectivo el principio de la especialización y la progresiva implantación del parámetro de
dedicación exclusiva a las actuaciones inherentes a dicha delegación.
2. Competencia y funciones de la fiscalía especial para la prevención y represión del Tráfico
Ilegal de Drogas.
2.1. Competencia y Funciones del Órgano Central. En especial la intervención en los
expedientes de extradición y órdenes europeas de detención y entrega.
La potenciación orgánica y funcional de la Fiscalía Especial, en su condición de órgano central del Ministerio Fiscal
funcionalmente incardinado en la Audiencia Nacional pasa por la atribución a esta Fiscalía de cuantas competencias ejerce
el Ministerio Fiscal ante dicho órgano judicial en todo lo relacionado con el tráfico ilegal de drogas y el blanqueo de bienes
procedentes de aquél.
En el terreno procesal, es decir, en el ejercicio de las funciones previstas por el artículo 18 bis.1.a) del Estatuto Orgánico
ha asumido desde su creación la actuación del Ministerio Fiscal en los procesos penales por delitos de tráfico ilegal de
drogas que son competencia de la Audiencia Nacional, lo que se concreta en la intervención de la Fiscalía Especial en todos
los procesos penales por delitos de tráfico ilícito de drogas y blanqueo de capitales con esa procedencia que se siguen en la
Audiencia Nacional conforme al artículo 65.1.d) y e) de la Ley Orgánica del Poder Judicial, es decir, los cometidos por
grupos organizados que produzcan efectos en varias Audiencias, y los perpetrados en el extranjero.
Igualmente asume la representación del Ministerio Fiscal en los procesos penales por delitos de tráfico ilegal de drogas
cuando así lo acuerde expresamente el Fiscal General del Estado (art. 18 bis 1.b) del Estatuto Orgánico) y en los procesos
penales por tales delitos iniciados en el extranjero y continuados en España conforme al artículo 65.2 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial, así como en la ejecución de sentencias dictadas y en el cumplimiento de penas impuestas por Tribunales
extranjeros en relación con los específicos delitos antes mencionados.
Ahora bien, esta acción procesal se ha extendido igualmente, cuando se ha producido la concurrencia de los presupuestos
establecidos en los preceptos anteriormente indicados, a los procedimientos penales seguidos por los delitos de
receptación especial que han sido identificados en los textos jurídicos internacionales como blanqueo o lavado de dinero y
se encuentran tipificados en los artículos 301 a 304 del Código Penal, cuando la actividad delictiva antecedente era el
tráfico ilegal de drogas.
La amplia definición que ofrece el articulo 1, apartado m), de la Convención de Viena aprobada el 20-12-1988, al incluir
entre las conductas constitutivas de “tráfico ilícito” las infracciones criminales contempladas en el artículo 3.1.b) y c) de la
citada Convención que son las conceptuadas como blanqueo o lavado de bienes, y la estrecha vinculación de ambos tipos
penales desde la perspectiva de su investigación, han sido argumentos de una incuestionable solidez jurídica para
fundamentar esa atribución competencial.
Y justo es reconocer, en particular, la importancia de la labor desarrollada por dicha Fiscalía Especial en la investigación y
construcción jurisprudencial del delito de blanqueo de capitales, la cual ha sido objeto de reconocimiento institucional,
dentro y fuera de nuestras fronteras, hasta el punto de que esta Fiscalía General del Estado, en la Memoria Anual
presentada en el año 2001 llega a afirmar literalmente que “sería injusto no reconocer el importante papel que la Fiscalía
para la Prevención y la Represión del Tráfico Ilegal de Drogas ha llevado a cabo en los últimos años, con una decisiva
influencia en la jurisprudencia del Tribunal Supremo y con un papel más que destacado en la formulación de propuestas
legislativas encaminadas a la obtención de cobertura legal para una más eficaz investigación de los delitos relacionados
con el tráfico de drogas y el blanqueo de capitales”.
Otra de las funciones específicamente atribuidas a la Fiscalía, conforme dispone el artículo 18 bis.1.f) de nuestro Estatuto
Orgánico, consiste en la promoción y prestación del auxilio judicial internacional previsto en las leyes, tratados y convenios
internacionales en orden a la prevención y represión del tráfico ilegal de drogas, y es un hecho cierto que en este ámbito
de la cooperación judicial internacional se ha producido en los últimos años un incremento de trabajo singularmente
relevante en este órgano como Autoridad judicial requerida, tanto en relación con la tramitación y/o ejecución de las
comisiones rogatorias recibidas a través del Ministerio de Justicia, como en lo referente a las solicitudes de auxilio judicial
recibidas a través de los puntos de contacto de la Red Judicial Europea en la Fiscalía Especial, cuando el objeto de la
investigación de las Autoridades judiciales extranjeras lo constituyen las actividades criminales de narcotráfico o de
blanqueo de dinero con él vinculado.
A ello debe unirse el despacho y la emisión de informes en todos los procedimientos de cooperación judicial de esa
naturaleza y sobre esas mismas materias que se tramitan en los órganos jurisdiccionales de la Audiencia Nacional, así
como ya se ha indicado en los procesos penales iniciados en el extranjero y continuados en España, en los expedientes de
ejecución de sentencias y de cumplimiento de condenas dictadas por Tribunales extranjeros en idénticos casos y
circunstancias.
Pero es evidente que la cooperación judicial internacional no se agota con las comisiones rogatorias, las peticiones de
asistencia judicial, la incoación de procesos remitidos por las autoridades de otro país o el cumplimiento de sentencias
extranjeras, sino que en la misma se incluyen también instrumentos tan importantes como la extradición o la orden
europea de detención y entrega, que hasta el presente han sido asumidos, en todo caso, por la Fiscalía de .la Audiencia
Nacional, con independencia de la naturaleza del delito que motiva la puesta en marcha de estos mecanismos jurídicos. Es
por tanto una realidad que en el momento actual las competencias, en cuanto concierne a la cooperación judicial
globalmente considerada en asuntos de narcotráfico y blanqueo de bienes a él asociado, están repartidas en la práctica
entre las dos Fiscalías funcionalmente integradas en la Audiencia Nacional, situación que resulta desaconsejable ya que la
parcelación o fragmentación de dichas competencias no garantiza suficientemente la percepción global del problema
criminal y la eficacia deseable en la lucha contra tan graves manifestaciones delictivas.
Parece, pues, lógico y coherente que en este nuevo diseño de la Fiscalía Especial para la prevención y represión del tráfico
ilegal de drogas, dada su condición de órgano incardinado funcionalmente en la Audiencia Nacional y altamente
especializado en la investigación y persecución de las organizaciones criminales vinculadas con el narcotráfico y el
blanqueo de capitales originados por aquella actividad ilícita, se le atribuyan todas las funciones relacionadas con estas
concretas materias cuya competencia está asignada a los órganos judiciales de la Audiencia Nacional, en particular las
previstas en el artículo 65.2 y 4 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, para hacer así efectivo el mandato contenido en el
artículo 18 bis.1.f) del Estatuto Orgánico, relevando de esta tarea a la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
La razón es obvia: el despacho de tales asuntos por la Fiscalía especializada en la persecución de tales delitos contribuirá
notablemente a mejorar la eficacia de la acción investigadora de los mismos, posibilitará el uso a tales fines de una
información relevante (que en la actualidad no se utiliza de manera adecuada al ser despachados por una Fiscalía -la de la
Audiencia Nacional- que carece de competencia para la investigación de estos fenómenos criminales) y permitirá una
mayor coordinación de la acción policial y judicial en sus diferentes vertientes, garantizándose así que la información, la
documentación y las piezas probatorias de tales expedientes puedan ser utilizadas en procesos judiciales en curso por tales
delitos y, en su caso, para la iniciación de otros procedimientos o líneas de investigación.
Puede ocurrir, aunque quizás no sea frecuente, que tanto las extradiciones como las órdenes europeas de detención sean
solicitadas por varias infracciones criminales, entre ellas el tráfico ilegal de drogas o el blanqueo de dinero derivado de
aquél. En estos casos, la intervención de una u otra Fiscalía debe determinarse en atención a la mayor gravedad en
abstracto conforme a nuestro derecho interno de los delitos o infracciones que sean objeto de reclamación, de acuerdo con
los criterios legales para la delimitación de competencias de los órganos judiciales. No obstante, deben considerarse una
excepción aquellos supuestos en los que dichos hechos ilícitos concurran con un delito de terrorismo en cualquiera de sus
manifestaciones, supuestos en los que la naturaleza y extraordinaria gravedad de esta actividad criminal, necesitada en
cualquier caso de un tratamiento centralizado y uniforme, determina que resulte inexcusable la intervención de Fiscalía de
la Audiencia Nacional dando cuenta de la información precisa a la Fiscalía Especial Antidroga.
En consecuencia, el despacho de los asuntos previstos en el art. 65.2 y 4 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, y en
particular de los expedientes de extradición y ordenes europeas de detención y entrega, será asumido por los Sres.
Fiscales pertenecientes a la Fiscalía Especial para la prevención y represión del tráfico ilegal de drogas, cuando
específicamente se refieran a los delitos de trafico ilegal de drogas o blanqueo de capitales a ellos asociado, e igualmente
en aquellos casos en que estas infracciones sean las más graves, aun cuando concurran con otras actividades delictivas,
salvo que se trate de delitos de terrorismo.
La asunción de estas atribuciones se hará efectiva a partir del 1 de Enero del año 2006, por lo que las ordenes europeas
de detención y entrega y las extradiciones relativas a dichos delitos que se reciban con posterioridad a dicha fecha se
distribuirán entre las Fiscalías de la Audiencia Nacional y la Fiscalía Antidroga de acuerdo con el criterio antes mencionado,
y por el contrario aquellas que han sido registradas con anterioridad a esa fecha seguirán siendo despachadas por la
Fiscalía de la Audiencia Nacional hasta la culminación del expediente.
2.2. Competencia y funciones de los Fiscales Delegados de la Fiscalía Especial.
El artículo 18 bis 1.c) EOMF atribuye a la Fiscalía Especial la función de “coordinar las actuaciones de las distintas Fiscalías
en orden a la represión y prevención del tráfico de drogas”, y al objeto de cumplir adecuadamente esta labor se establece
en el párrafo 2º del indicado apartado que “cuando el número de procedimientos así lo aconseje, el Fiscal General del
Estado podrá designar a uno o varios Fiscales para que actúen en relación directa con dicha Fiscalía Especial”.
Hasta el momento presente, y atendiendo no sólo al parámetro fundamental del número de procedimientos judiciales, sino
también a otros significativos indicadores, cuales son los datos que se han ido obteniendo anualmente sobre detenidos,
decomisos y sustancias decomisadas han sido designados Fiscales Delegados en las Fiscalías de los Tribunales Superiores
de Justicia de Madrid, Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Cataluña, Valencia, Murcia, Baleares, Andalucía y Canarias,
y en las Fiscalías de las Audiencias Provinciales de Pontevedra, Alicante, Málaga, Cádiz, Almería, Huelva y Tenerife así
como en la Adscripción Permanente de Algeciras. Igualmente la problemática concreta que se ha detectado en algunos
territorios ha determinado también el nombramiento de Fiscales colaboradores en las Fiscalías de Gerona, Lérida,
Tarragona y Baleares.
Unos y otros dependen jerárquicamente del Fiscal Jefe de la Fiscalía Especial, quien conforme al artículo 18 bis.1.c) párrafo
2º del Estatuto Orgánico “tendrá con respecto a los Fiscales así designados y sólo en el ámbito específico de su
competencia, las mismas facultades y deberes que corresponden a los Fiscales Jefes de los demás órganos del Ministerio
Fiscal”. El texto legal consagra, pues, la dependencia jerárquica de estos Fiscales respecto a la Jefatura de la Fiscalía
Especial en esa concreta materia, aunque compatibilizándola con el deber de informar de estos asuntos al Fiscal Jefe del
órgano en el que se encuentren destinados. El expreso reconocimiento de esta situación era imprescindible para asegurar
la unidad de actuación en el desempeño de la labor de coordinación estatutariamente prevista.
Ahora bien, no es menos cierto que la efectividad de toda esta estructura territorial de Fiscales vinculados con la Fiscalía
Especial Antidroga, diseñada al amparo del artículo 18 bis.1.c) del Estatuto Orgánico, depende básicamente de dos
parámetros: la especialización funcional y la dedicación exclusiva.
La especialización es una de las claves del funcionamiento de la Administración de Justicia, y en particular de la jurisdicción
penal. La lucha contra las más graves manifestaciones criminales de nuestro tiempo (terrorismo, narcotráfico, corrupción)
ha determinado durante el último cuarto del siglo pasado la puesta en marcha de Fiscalías especializadas para la
investigación y persecución de tales actividades criminales. Efectivamente, el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal se ha
ido adaptando a esta necesidad acogiendo la creación de la Fiscalía de la Audiencia Nacional en 1977, centrada
esencialmente en la investigación y persecución de los delitos de terrorismo, de la Fiscalía Especial Antidroga en 1988 para
el narcotráfico organizado y el blanqueo de capitales y de la Fiscalía Especial Anticorrupción en 1995 para los delitos
económicos vinculados con la corrupción, y la experiencia de todos estos años ha permitido demostrar el acierto de esta
opción legislativa, ya que solamente desde la coordinación de actuaciones y la formación especializada puede afrontarse
con rigor y eficacia la lucha contra determinadas manifestaciones criminales cuya implantación progresiva en la sociedad
actual es fácilmente constatable .
El acierto de esta apuesta por la especialización, ha determinado que se haya tomado como modelo, con las diferencias
derivadas de la propia naturaleza de la actividad afectada en cada caso, para la designación de Fiscales especializados en
áreas concretas de actuación con funciones de coordinación y dirección en todo el territorio nacional y la constitución de
Secciones en las Fiscalías territoriales. Tal es el caso de las modificaciones llevadas a efecto en el Estatuto Orgánico del
Ministerio Fiscal por la Ley Orgánica 1/2004 sobre medidas de protección integral contra la violencia de género, que han
sido complementadas con la reciente Instrucción nº 11/2005 sobre la Instrumentalización efectiva del principio de unidad
de actuación establecido en el artículo 124 de la Constitución Española.
El complemento y la consecuencia de la actuación especializada es la dedicación exclusiva. Intentar compatibilizar esta
específica función con el desempeño de otras tareas en las distintas Fiscalías territoriales puede disminuir la eficacia de la
especialización. Por ello, la figura del Fiscal Delegado, en la línea apuntada por la Instrucción nº 5/91 de la Fiscalía General
del Estado sobre competencias y atribuciones de los Fiscales Delegados de la Fiscalía Especial Antidroga, debe servir no
sólo para el despacho de los asuntos, procesos o investigaciones de mayor trascendencia vinculados con estas actividades
delictivas, sino principalmente también para desempeñar funciones de coordinación de las investigaciones policiales y de
las actuaciones judiciales, tanto de las referentes a los delitos de tráfico ilegal de drogas y blanqueo de capitales con ese
origen, como de las relativas a los procesos penales por otras infracciones criminales en los que se detecten inculpados
toxicómanos o con adicción a las drogas.
Ello no es obstáculo para reconocer que el régimen de exclusividad de los Fiscales Delegados en el ejercicio de su función,
en atención a la insuficiencia de la plantilla del Ministerio Fiscal, no puede aplicarse simultáneamente en todos los casos y
que su implantación sólo puede realizarse de forma progresiva y de manera muy justificada, comenzando por aquellas
provincias especialmente afectadas por la incidencia de esta particular actividad delictiva.
En consecuencia, resulta imprescindible redefinir esta histórica figura para acomodar su función y su actuación a las
necesidades actuales de la política criminal, particularmente al cada vez más inquietante y peligroso fenómeno de la
delincuencia organizada.
El modelo de Fiscal especializado que se precisa para enfrentar este fenómeno criminal, debe ser eficaz en las labores de
coordinación policial y judicial, y para ello es necesario que mantenga una estrecha relación, desde la posición de
supraordinación que el ordenamiento jurídico le confiere, con las unidades policiales de su territorio especializadas en la
investigación del narcotráfico y del blanqueo de dinero derivado de aquél, al tiempo que coordina la acción de los distintos
Cuerpos policiales, orienta jurídicamente su labor investigadora y centraliza la información de los diferentes
procedimientos judiciales.
En síntesis, el Fiscal Delegado de la Fiscalía Especial debe centrar su actividad esencialmente en tres aspectos:
1. Impulso, coordinación y dirección de la actividad policial de investigación y persecución del narcotráfico organizado
y de las redes de blanqueo vinculadas con estas organizaciones criminales.
2. coordinación de las actuaciones del Ministerio Fiscal en los procedimientos judiciales como forma de asegurar la
unidad de actuación en esta materia.
3. cumplimiento de la función prevista por el artículo 18 bis.1.e) del Estatuto Orgánico incluyendo el establecimiento
de cauces institucionales permanentes de colaboración que garanticen la información, el control y la evolución de las
personas incursas en procedimientos judiciales con problemas de consumo y/o adicción a las drogas, así como la
adopción de medidas alternativas a la sanción penal, en coordinación con los Delegados y las Secciones
competentes en materia de ejecución de penas de las Fiscalías territoriales.
La importancia de esta última función de naturaleza tuitivo-preventiva es evidente, pues aunque tradicionalmente toda la
estructura especializada del Ministerio Fiscal en esta materia se haya volcado con más intensidad en la faceta represiva,
muy especialmente en la persecución del mediano y gran narcotráfico, la atención al drogodependiente sujeto al proceso
penal y la búsqueda de soluciones alternativas a la prisión han sido históricamente piezas claves de las acciones políticocriminales dirigidas a la reducción y prevención de daños. Buena prueba de ello es que el Plan de Acción elaborado
recientemente por la Delegación del Gobierno del Plan Nacional sobre Drogas para el período 2005-2008 contempla, en
desarrollo de la Estrategia Nacional sobre Drogas aprobada por Real Decreto 1911/1999 de 17 de Diciembre, varias
Acciones en este terreno con el objetivo de rehabilitar y reinsertar al toxicómano delincuente.
De manera resumida puede señalarse que esas Acciones tienen como finalidad potenciar el apoyo jurídico y social a los
que cometen delitos como consecuencia de su adicción a las drogas, promover la creación de equipos de asesoramiento en
Comisarías y Juzgados y elaborar protocolos de actuación para estos casos en función de las diferentes sustancias,
considerándose imprescindible para la realización de tales fines la intervención de la Fiscalía Especial Antidroga, dada su
condición de órgano judicial especializado, y muy particularmente de su estructura territorial de Fiscales Delegados como
interlocutores judiciales cualificados para encauzar adecuadamente una colaboración institucional permanente que
garantice el cumplimiento de estos objetivos.
A este trípode funcional que acabamos de exponer, debe añadirse el cumplimiento de las funciones de vigilancia
penitenciaria que tiene asignadas la Fiscalía central mediante las visitas periódicas a los Centros penitenciarios situados en
sus respectivos ámbitos territoriales en relación con presos y penados incursos en procedimientos penales por narcotráfico
y blanqueo de capitales derivado de aquél, cuya competencia corresponde a la Audiencia Nacional, y que ha sido objeto de
una Instrucción interna específica dictada ya por la Jefatura de la Fiscalía Especial.
En consecuencia, las funciones de los Fiscales Delegados de la Fiscalía Especial, en su ámbito territorial respectivo y sin
perjuicio, en cualquier caso, de las facultades que estatutariamente corresponden a los Fiscales Jefes y de su dependencia
jerárquica de los mismos, son las siguientes:
1. Centralizar la información de mayor interés sobre los procedimientos judiciales de su territorio seguidos por los
delitos de tráfico ilegal de drogas y blanqueo de bienes derivados de esa actividad criminal, a cuyo fin recabaran de
los Fiscales de sus respectivos ámbitos territoriales, comunicación sobre las incidencias más importantes o de mayor
relevancia. Con dicha finalidad se les comunicará desde el órgano central de la Fiscalía Especial la información
precisa sobre las operaciones que se ejecuten en el marco de las investigaciones judiciales de la Audiencia Nacional
y se desarrollen en su ámbito territorial de actuación, para posibilitar su intervención y la coordinación, en su caso,
de las diligencias policiales.
2. Asegurar la unidad de actuación de todos los Fiscales de su ámbito territorial en estos procedimientos, trasladando
las directrices emanadas de la Fiscalía Especial a los efectos de la coordinación de actuaciones de los distintos
órganos en esta materia.
3. El despacho de los asuntos de esa naturaleza cuando afecten a organizaciones criminales.
4. La incoación y ejecución de las investigaciones patrimoniales que a la Fiscalía Especial atribuye el artículo. 18
bis.1.d) EOMF, informando a dicho órgano de su desarrollo y proponiendo fundadamente el archivo o el ejercicio de
la acción penal.
5. Impulsar y coordinar las investigaciones sobre organizaciones criminales dedicadas al tráfico ilegal de drogas y al
blanqueo de capitales procedentes de aquél que desarrollen las Unidades especializadas de los diferentes Cuerpos
con funciones policiales existentes en su territorio, estando facultado a tal fin para convocar periódicamente a los
mandos y responsables de tales Cuerpos e impartir las instrucciones pertinentes para el más eficaz desempeño de
sus funciones, debiendo informar de estas convocatorias al Fiscal Jefe de la Fiscalía territorial respectiva.
6. Colaborar con la autoridad judicial en el control del tratamiento de los drogodependientes a quienes se haya
aplicado la remisión condicional de la pena, así como en la aplicación de medidas de tratamiento y asistenciales a
las personas incursas en procesos penales por su adicción a las drogas, en coordinación con las Delegaciones y
Secciones competentes en materia de ejecución de penas en las respectivas Fiscalías territoriales.
7. Cooperar en el ámbito específico de su competencia con las instituciones estatales, autonómicas, provinciales y
locales en el cumplimiento de los objetivos diseñados por la Estrategia Nacional sobre Drogas.
8. Promover o, en su caso, prestar el auxilio judicial internacional de acuerdo con lo establecido en las leyes, tratados
y convenios internacionales.
9. Cualesquiera otras que, en su respectivo ámbito territorial y en el marco de lo dispuesto por el art. 18 bis del
Estatuto Orgánico, le sean encomendadas por el Fiscal Jefe de la Fiscalía Especial.
Los Fiscales Delegados Coordinadores, además de estas funciones, tendrán la misión de impulsar la actuación unitaria y
conjunta de los Fiscales Delegados de su Comunidad Autónoma bajo la dirección del Fiscal Jefe de la Fiscalía Especial. A
tales efectos, podrán asistir a las Juntas que se celebren en cualquiera de las Fiscalías de la Comunidad Autónoma si en el
orden del día se hubiera incluido cualquier materia de su especial competencia, debiendo los Fiscales Jefes comunicarle la
convocatoria con antelación suficiente. En dichas Juntas tendrán voz y voto en las cuestiones de su competencia.
3. Régimen jurídico de los fiscales delegados de la fiscalía especial para la prevención y
represión del Tráfico Ilegal de Drogas
Siguiendo la sistemática de las anteriores Instrucciones, a las que ésta sustituye, conviene precisar con la mayor claridad
posible las cuestiones relacionadas con el nombramiento y remoción de los Fiscales Delegados, su situación en la
estructura interna de la Fiscalía territorial a la que orgánicamente pertenecen y su relación con otros Fiscales Delegados
especializados.
3.1. Nombramiento y remoción.
3.1.a). Nombramiento.
3.1.a).1. De los Fiscales Delegados de la Fiscalía Especial.
Se nombrarán por el Fiscal General del Estado, a propuesta del Fiscal Jefe de la Fiscalía Especial, a quien le será remitido
informe sobre todos los peticionarios por el Fiscal Jefe de la Fiscalía a la que pertenezcan y previa audiencia del Consejo
Fiscal que recibirá igualmente antes de ser oído al respecto, cuantas peticiones e informes se hayan formulado. A estos
efectos se valorará especialmente la formación específica y, en su caso, la experiencia práctica en las materias en las que
se centra la actividad de dicha Fiscalía. Todos los así nombrados serán Fiscales Delegados integrados funcionalmente en la
Fiscalía Especial a los efectos previstos por el artículo 18 bis del Estatuto Orgánico.
3.1.a).2. Del Fiscal Delegado Coordinador en las Comunidades Autónomas pluriprovinciales.
En los supuestos en que en el ámbito territorial de una Comunidad Autónoma pluriprovincial se nombren varios Fiscales
Delegados, el Fiscal General del Estado, al hacer el nombramiento conforme al apartado anterior, designará a uno de ellos
como Delegado-Coordinador para todo el territorio de la respectiva Comunidad Autónoma, procurándose como criterio
general que el nombramiento recaiga en quien esté destinado en la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia.
3.1.a).3. De los Fiscales Colaboradores.
Con la finalidad de asistir a los Fiscales Delegados en su cometido podrán asignarse uno o varios Fiscales de la plantilla
correspondiente por el Fiscal Jefe respectivo, oída la Junta de Fiscales, salvo cuando el Fiscal General del Estado lo
considere absolutamente necesario, en cuyo caso lo acordará directamente siguiendo el procedimiento establecido para los
Fiscales Delegados.
3.1. b). Remoción.
Todos los Fiscales así designados podrán ser removidos por el Fiscal General del Estado, a propuesta del Fiscal Jefe de la
Fiscalía Especial y oído el Fiscal Jefe respectivo. Igualmente los Fiscales colaboradores podrán ser removidos por el Fiscal
Jefe que los haya nombrado, oída la respectiva Junta de Fiscales.
3.2. De la relación de los Fiscales Delegados con las respectivas Fiscalías y de la relevación del
despacho ordinario.
Corresponde a la Fiscalía Especial, bajo la dirección del Fiscal General del Estado, la coordinación de los Fiscales
comprendidos en los anteriores apartados, a cuyo fin establecerá criterios para asegurar la unidad de actuación,
celebrándose al efecto Juntas Generales, como mínimo, una vez cada seis meses.
El Fiscal Jefe de la Fiscalía Especial, en el ámbito específico de su competencia, tendrá las mismas facultades y deberes de
los Fiscales Jefes de los demás órganos del Ministerio Fiscal respecto a todos los Fiscales Delegados y colaboradores, que
en el ejercicio de las funciones anteriormente indicadas dependerán exclusivamente de aquél.
Sin perjuicio de la relación jerárquica con respecto al Fiscal Jefe de la Fiscalía Especial, los Fiscales Delegados deberán
informar de los asuntos de su competencia al Fiscal Jefe del órgano en el que estén efectivamente destinados.
Al objeto de delimitar su ámbito de actuación en las investigaciones sobre blanqueo de capitales respecto a los Fiscales
Delegados que dependen de otras Fiscalías Especiales, la intervención de los Fiscales Delegados Antidroga se extenderá a
todas aquellas investigaciones y procesos penales sobre blanqueo de capitales vinculados con diferentes actividades
criminales antecedentes cuando el tráfico ilegal de drogas sea la más relevante de todas ellas. No obstante, en estos casos
todos los Fiscales Delegados especializados, cualquiera que sea su dependencia funcional, procurarán actuar de forma
coordinada para garantizar la eficacia de las investigaciones. Las discrepancias que puedan originarse en la delimitación de
las competencias de unos y otros Fiscales Delegados serán resueltas en última instancia por el Fiscal General del Estado.
El ejercicio de las funciones que les son atribuidas exigirá en ocasiones dedicación exclusiva y, en consecuencia, el relevo
en el despacho ordinario de los asuntos en su Fiscalía respectiva. A tales efectos, el Fiscal General del Estado, a propuesta
del Fiscal Jefe de la Fiscalía Especial y oído el Fiscal Jefe del órgano en el que estuviere destinado, determinará la
necesidad en cada caso de la aplicación del régimen de exclusividad o, alternativamente, de un régimen de dedicación
menos plena que permita compatibilizar tales funciones con el desarrollo de otras en la Fiscalía de destino.
En virtud de todo lo expuesto, insto encarecidamente a los Sres. Fiscales al cumplimiento de la presente Instrucción, a
cuyo fin deberán atenerse en lo sucesivo a las pautas de actuación y la aplicación de los criterios que en la misma se
establecen.
Madrid, 30 de diciembre de 2005
EL FISCAL GENERAL DEL ESTADO
EXCMOS./ILMOS. SRES. FISCALES JEFES.
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