Tesis completa - Crean - Universidad Nacional de Córdoba

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Universidad Nacional de Córdoba
Facultad de Ciencias Agropecuarias
EL CULTIVO DE FRESNO (Fraxinus pennsylvanica Marshall)
Y ROBLE (Quercus robur L.) EN EL VALLE DE
CALAMUCHITA, CÓRDOBA, ARGENTINA
Luis Eduardo Luque
Tesis
Para optar al Grado Académico de
Magíster en Ciencias Agropecuarias
Mención: Producción vegetal
Córdoba, 2009
EL CULTIVO DE FRESNO (Fraxinus pennsylvanica Marshall)
Y ROBLE (Quercus robur L.) EN EL VALLE DE
CALAMUCHITA, CÓRDOBA, ARGENTINA.
Luis Eduardo Luque
Comisión Asesora de tesis
Director:
Ing. Agr. (PhD.) Andrés Ravelo.
Codirectora: Ing. Agr. (MSc.) Graciela Verzino.
Asesor:
Ing.Geól. (Dr.) Ernesto Abril.
Tribunal Examinador de Tesis
Ing. Agr. (MSc.) Graciela Verzino
Dr. Eduardo Zamora
Ing. Ftal. (MSc) Pedro Boletta
Presentación formal académica
27 de noviembre de 2009
Facultad de Ciencias Agropecuarias
Universidad Nacional de Córdoba
II
AGRADECIMIENTOS
Agradezco a mi Comisión Asesora de Tesis, en especial a mi codirectora Ing. Agr.
Graciela Verzino M.Sc y a mi director Ing. Agr. (PhD.) Andrés Ravelo por su paciencia y
esmero en la transmisión de los conocimientos, al Ing. Agr. Ruben Coirini por trasmitirme
los conocimientos Dendrocronológicos adecuados y por ayudarme a hacer el muestreo
correspondiente. A la Ing. Agr. Silvina Wasenius por su ayuda en la búsqueda de
bibliografía y en el muestreo.
A la Dra. Jacquiline Joseau por su ayuda en la organización de la parte de
estadística; a la Ing. Agr. (MSc). Margot Tablada, docente de la cátedra Estadísticas que
me brindó su certera opinión sobre el ensayo de esta tesis.
A la Secretaria Académica de la Escuela para Graduados de la F.C.A., Dra. Olga
del Longo, por su constante estímulo.
A los Ingenieros Antonio Aoki y Raúl Mendoza de la cátedra de Manejo de Suelos
por sus consejos para realizar el muestreo.
No puedo, sin embargo, dejar pasar la oportunidad sin expresar mi profundo
agradecimiento a los señores Frits y Krebs quienes en el año 1931 realizaron en Argentina
el primer estudio sobre los anillos de crecimiento que, por la fecha, se presume fue el
primero de este género en toda Sudamérica, como así también agradezco al Dr. Bahill
Jarsún y sus colegas quienes llevaron a cabo la evaluación de la aptitud de los suelos del
Valle de Calamuchita para el cultivo con coníferas hacia el año 1988-90, trabajo que usé de
base para realizar la valoración de la aptitud forestal de las tierras del valle para las
especies latifoliadas de esta tesis.
También agradezco al cuerpo de Bomberos Voluntarios de Villa General Belgrano
por su ayuda en el traslado y en el geoposicionamiento de puntos notables del Valle de
Calamuchita.
A mis hijos que me ayudaron en la búsqueda de bibliografía, tipeado, impresiones y
apoyo en el transcurso de este tiempo.
III
Y en general a todos aquellos que de una u otra forma me ayudaron a realizar esta
tesis.
IV
RESUMEN
A través del empleo de una combinación de técnicas que incluyen la dendrocronología, las
analogías climáticas, el desarrollo de un índice de aptitud forestal y la generación de un
mapa de aptitud forestal para la región del Valle de Calamuchita, provincia de Córdoba,
Argentina, se evaluó la aptitud de sus tierras para el cultivo de Fraxinus pennsylvanica
Marshall y Quercus robur L. Por el método dendrocronológico, se evaluó el crecimiento
de un grupo de ejemplares introducidos en la zona, para investigar cuales eran sus valores
de crecimiento promedio en diámetro, área basal y crecimiento promedio en altura, a través
de la extracción de tarugos a la altura de pecho. Estos datos sirvieron para determinar
cuales eran los factores del clima y suelo que estaban relacionados con el crecimiento de
estos ejemplares a través de un análisis de correlación entre las variables medidas. Se
utilizó el Manual de evaluación de R. E. Storie, para el desarrollo del índice de aptitud
forestal, adicionando a los factores que intervienen en su fórmula aquellos factores que
estaban relacionados con la generación de las condiciones de sitio y que fueron derivados
de los análisis de correlación. Se determinó a través de analogías climáticas y de suelo de
las zonas de origen natural de las especies con las condiciones de suelo y clima del Valle la
similitud de tales condiciones. Se generó a partir de tales resultados la cartografía
correspondiente para la zona utilizando para ello las hojas IGM 3166-36, Valle de
Calamuchita e IGM 3366-6, Santa Rosa de Calamuchita, imágenes satelitales LANDSAT
TM y ETM+ multibanda de fechas específicas de la zona y un programa SIG, el Idrisi 32.
A los fines de simplificar la interpretación de los resultados, se croquizaron los mapas
resultantes. Se determinaron zonas de aptitud en la región con distinta capacidad para el
cultivo de las especies en estudio según cinco clases: excelente, buena, regular, baja y no
apta.
PALABRAS
CLAVE:
Fraxinus
pennsylvanica,
Dendrocronología, índice de aptitud forestal.
V
Quercus
robur,
crecimiento,
ABSTRACT
Through the employment of a combination of techniques that you/they include the
dendrocronology, the climatic analogies, the development of an index of forest aptitude
and the generation of a map of forest aptitude for the region of the Valley of Calamuchita,
county of Córdoba, Argentina, the aptitude of its lands was evaluated for the cultivation of
Fraxinus pennsylvanica Marshall and Quercus robur L. For the method dendrocronologic,
the growth of a group of copies was evaluated introduced in the area, to investigate which
were its values of growth average in diameter, basal area and growth average in height,
through the extraction of chunks to the chest height. These data were good to determine
which were the factors of the climate and floor that were related with the growth of these
copies through a correlation analysis among the variables measures. The Manual of
evaluation of R. E. Storie was used, for the development of the index of forest aptitude,
adding to the factors that intervene in its formula those factors that were related with the
generation of the place conditions and that they were derived of the correlation analyses.It
was determined through climatic analogies and of floor of the areas of natural origin of the
species with the floor conditions and climate of the Valley the similarity of such
conditions. It was generated starting from such results the corresponding cartography for
the area using for it the leaves IGM 3166-36, Valley of Calamuchita and IGM 3366-6,
Santa Rosa of Calamuchita, images satelitales LANDSAT TM and ETM+ multibanda of
specific dates of the area and a program SIG, the Idrisi 32.To the ends of simplifying the
interpretation of the results, you sketched the resulting maps. Aptitude areas were
determined in the region with different capacity for the cultivation of the species in study
according to five classes: excellent, good, to regulate, low and not capable.
WORDS KEY: Fraxinus pennsylvanica, Quercus robur, growing, Dendrochronology,
index of forest aptitude.
VI
TABLA DE CONTENIDO
Pag.
Lista de Tablas.....................................................................................................................XI
Lista de Figuras.………………………………………………………………...……….XIII
Lista de Símbolos y Abreviaturas……………………………………………………….XVI
Capítulo 1 Introducción………………………………………………………………1
Antecedentes………………………………………………………………….5
Sitio de Estudio……………………………………………………………………...……...7
Suelos…………………………………………………...…………………………..7
Vegetación………………………………………………………………..……….15
Clima……………………………………………………………………………....16
Las especies………………………………………………………………………..19
El Fresno...…………………………………………………………………………19
Lugar de origen…………………………………………………………….19
Descripción morfológica y hábito.………………………………………...20
Clima……………………………………………………………………….20
Suelos y topografía………………………………………………………...22
Altitud……………………………………………………………………...25
Tolerancia a la sequía y al frío……………………………...……………...26
Estado sucesional…………………………………………………………..26
Usos especiales, aplicaciones tradicionales y ornamentales……………….27
El Roble……………………………………………………………………………28
Lugar de origen……………………………………………………….……28
Descripción morfológica y hábito………...…………………………….…29
Follaje……………………………………………………………...30
Flores y frutos……………………………………………………...31
Clima……………………………………………………………………….31
Suelo y fisiografía………………………………………………………….32
Características silvícolas…………………………………………………...33
Propagación………………………………………………………………..33
VII
La regeneración natural y los sistemas silvícolas………………………….34
Usos y beneficios que brinda la especie…………………………………...34
Productos maderables……………………………………………………...34
Productos no maderables…………………………………………………..35
Uso del paisaje……………………………………………………………..35
Importancia del estudio…………………………………………………….35
Hipótesis…………...………………………………………………………………37
Objetivos generales………………………………………………………………37
Objetivos Específicos…………………………………………………………...…37
Capitulo 2 Edad de culminación del crecimiento en diámetro y área basal
del fresno (Fraxinus pennsylvanica Marshall) y el roble (Quercus robur
L.)…………………………………………………………………………………………38
Introducción.……………………………………………………………………………….38
Material y métodos………………………………………………………………………...41
Sitio de muestreo…………………………………………………………………..41
Muestreo.…………………………………………………………………………..41
Acondicionamiento de las muestras……………………………………………….45
Confección de las curvas de crecimiento en diámetro y área basal………………..45
Determinación de la edad culminación del crecimiento en diámetro y área basal...47
Correlaciones del crecimiento con el ambiente……………………………………48
Resultados…………………………………………………………………………………49
Crecimiento diametral……………………………………………………………..49
Crecimiento en área basal………………………………………………………….53
Crecimiento en altura…………………………………………………………...…59
Crecimiento en volumen…………………………………………………………...59
Resultado de las correlaciones del crecimiento con el ambiente………...………...60
Discusión.………………………………………………………………………………….61
Conclusiones………………………………………………………………………………63
Capitulo 3 Analogías climáticas y de suelo entre el valle de Calamuchita y
los
lugares
de
origen
de
Fraxinus
pennsylvanica
y
Quercus
robur……………………………………………………………………………………...65
VIII
Introducción………………………………………………………………………………..65
Material y métodos………………………………………………………………………...66
Requerimientos bioclimáticos de Fraxinus pennsylvanica…………...……….…..66
Requerimientos edáficos de Fraxinus pennsylvanica……………...……………...67
Requerimientos bioclimáticos de Quercus robur………………………………….69
Requerimientos edáficos de Quercus robur…………...…………………………..69
Agrupamiento de las localidades…………………………………………………..74
Resultados…………………………………………………………………………………75
Santa Rosa de Calamuchita………………………………………………………..76
Rousse (Bulgaria)……………………………………………………………...…..77
Topeka (Kansas)…………………………………………………………………..78
Villa Alpina………………………………………………………………………..79
Wieliczka (Polonia)…………………………………………………….………….80
Québec (Canada)…………………………………………..………………………81
Potrero de Garay…………………………………………………………………...82
Varna (Bulgaria)…………………………………………………………………...83
Wichita (Kansas)…………………………………………………………………..84
Agrupamiento de las localidades…………………………………………………..85
Discusión…………………………………………………………………………………..89
Conclusiones…………………………………………………………………………..…..97
Capitulo 4 Desarrollo de un Índice de Uso de los Suelos y un Mapa de
Aptitud de Uso Forestal para Fraxinus pennsylvanica y Quercus robur en
el Valle de Calamuchita ………………………………………………………....….98
Introducción……………………………………………………………………………….98
Materiales y métodos………………………………………………………………………99
Obtención de los valores de Aptitud Forestal para F. pennsylvanica……….…...107
Obtención de valores de aptitud forestal de Q. robur……………...…………….107
Elaboración de los mapas de Aptitud Forestal para F. pennsylvanica y Q.robur..107
Resultados y Discusión…………………………………………………………………..108
Mapas de Aptitud Forestal………………………………………….……………112
¿Donde se pueden cultivar las especies?................................................................116
Conclusiones……………………………………………………………………………..117
IX
Capitulo 5 Conclusiones generales……………………………………………...118
Recomendaciones de uso…………………………………………………………120
Impacto ambiental para F. pennsylvanica………………………………………..121
Impacto ambiental para Q. robur………………...………………………………122
ANEXOS……………………………………………………………………………….124
BIBLIOGRAFÍA.........................................................................................128
En CD adjunto:
ANEXO 1 Desarrollo de un Índice de Uso de los Suelos y un Mapa de Aptitud de Uso
Forestal para Fraxinus pennsylvanica y Quercus robur en el Valle de Calamuchita………2
ANEXO 2 Analogías climáticas y de suelo entre el valle de Calamuchita y los lugares de
origen de Fraxinus pennsylvanica y Quercus robur………………………………………30
X
LISTA DE TABLAS
Pag.
Tabla 1.1. Taxonomía de suelos Departamento Calamuchita hasta nivel de subgrupo…..13
Tabla 1.2. Taxonomía de suelos Departamento Santa María hasta nivel de subgrupo)…..14
Tabla 1.3. Temperatura y precipitación promedio de enero a diciembre para 12 localidades
del Valle de Calamuchita (período1971 – 1983)……………………..…………………...17
Tabla 1.4. Diferentes tipos de asociaciones de F. pennsylvanica, área de ubicación y
descripción del suelo del lugar………………………………………………………….…24
Tabla 1.5. Altitud de a algunas áreas de distribución de F. pennsylvanica en U.S.A…….25
Tabla 2.1. Coeficientes de correlación y valores de significación para tres variables
dependientes y algunas variables regresoras para F. pennsylvanica……………………....60
Tabla 2.2. Coeficientes de correlación y valores de significación para tres variables
dependientes y algunas variables regresoras para Q. robur………………………………..61
Tabla 4.1: Puntaje, Aptitud Forestal y Clase según Storie (1970)…………………….…100
Tabla 4.2: Valores de ponderación para Profundidad de Suelo según Storie (1970)…….100
Tabla 4.3: Valores de ponderación para Textura de Suelo según Storie (1970)………....100
Tabla 4.4: Valores de ponderación para Permeabilidad de Suelo según Storie (1970)….101
Tabla 4.5: Valores de ponderación para Salinidad del Suelo según Storie (1970)………101
Tabla 4.6: Valores de ponderación para Drenaje y Escurrimiento del Suelo según Storie
(1970)…………………………………………………………………...………………..101
Tabla 4.7: Valores de ponderación para el Clima según Storie (1970)………….……….101
Tabla 4.8: Valores de ponderación para Precipitaciones según Storie (1970)…….……..101
Tabla 4.9: Altitud promedio de cada unidad cartográfica………………………………..103
Tabla 4 10: Valores de ponderación para altitud utilizada para F. pennsylvanica siguiendo
la metodología de Storie (1970)………………………………………………….………103
Tabla 4.11: Valores de ponderación para altitud utilizada para Q. robur según la
metodología de Storie (1970)…………………………………………………….………104
Tabla 4.12: Asignación de distancia al acuífero para cada unidad cartográfica……..…..105
Tabla 4.13: Valores de ponderación para distancia al acuífero según la metodología de
Storie (1970)……………………………………………………………………………..105
Tabla 4.14: Valores promedio de pH de las series que integran cada complejo o asociación
de suelos……………………………………………………………………………….…106
XI
Tabla 4.15: Valores de ponderación de pH para Q. robur según la metodología de Storie
(1970)…………………………………………………………………………………….106
Tabla 4.16: Método de ponderación de los complejos CoB2 y CoC para obtener su
Clase…………………………………………………………………………………..….107
Tabla 4.17: Aptitud Forestal de los Complejos y Asociaciones de suelo para F.
pennsylvanica……………………………………………………………………...……..109
Tabla 4.18: Aptitud Forestal de los Complejos y Asociaciones de suelo para Q. robur...110
Tabla 4.19: Comparación de los requerimientos de clima de P. taeda, P. elliottii, F.
pennsylvanica y Q. robur………………………………………………………...……….111
Tabla 4.20: Comparación de los requerimientos de suelo de P. taeda, P. elliottii, F.
pennsylvanica y Q. robur…………………………………………………………...…….112
Tabla 4.21: Clase, limitación y ampliación de las clases y subclases obtenidas por Jarsún,
et al. (1988-90), para suelo, con las clases de Aptitud Forestal para F. pennsylvanica y Q.
robur obtenidas en este estudio………………………………………………….……….115
XII
LISTA DE FIGURAS
Pag.
Fig. 1.1- A la izquierda Sitio de Estudio, y a la derecha esquema geomorfológico de los
departamentos Calamuchita y Santa María............................................................................8
Fig. 1.2. Un suelo profundo y bien desarrollado observado en Athos Pampa…………….11
Fig. 1.3. Isohietas del departamento Calamuchita (década 1991-2000)……………..……18
Fig. 1.4. Isotermas de Temperaturas Medias Anuales del departamento Calamuchita
(década 1991-2000)……………………………………………………………….……….18
Fig. 1.5. Mapa de distribución natural de F. pennsylvanica………………………………19
Fig. 1.6. Fraxinus Pennsylvanica Marshall en el otoño………………………..…………21
Fig. 1.7. Flor masculina, tronco y frutos verdes de F. pennsylvanica………….…………22
Fig. 1.8. Cara superior y cara inferior de la hoja de F. pennsylvanica……………………22
Fig. 1.9. Detalle de la silueta, fruto y hoja de Q. robur.………………………….……….30
Fig.1.10. Quercus Robur L., ramita y yemas de invierno………………………...……….31
Fig. 2.1. Geoposicionamiento y toma de datos de altitud y fisiografía del lugar…….……42
Fig. 2.2. Imagen satelital de Athos Pampa-El Circulo rojo indica parte de la zona
muestreada de Q.robur………………………………………………………….…………43
Fig.2.3. Valle propiamente dicho. Imagen satelital que indica las zonas muestreadas de
F.pennsylvanica…………………………………………………………………...……….44
Fig.2.4. Zona del Valle propiamente dicho. Imagen satelital indicando otra zona
muestreada de Q. robur………………………………………………...………………….44
Fig. 2.5. Cilindro correspondiente a la muestra Nº 2 de F. pennsylvanica, montada en
regleta y pulida…………………………………………………………………...………..45
Fig. 2.6. Sección transversal de F. pennsylvanica……………………………...……….…49
Fig. 2.7. Sección transversal de Q. robur………………………………………………….49
Fig. 2.8. ICA e IMA del árbol 3 de F. pennsylvanica mostrando una culminación del
crecimiento diametral de 20 años………………………………………………………….50
Fig. 2.9. ICA e IMA del árbol 28 de F. pennsylvanica mostrando una culminación del
crecimiento diametral de 10 años………………………………………………………….50
Fig. 2.10. ICA e IMA del árbol 3 de Q. robur mostrando una culminación del crecimiento
diametral de 21 años……………………………………………………………………….51
Fig. 2.11. ICA e IMA del árbol 17 de Q. robur mostrando una culminación del crecimiento
diametral de 30 años……………………………………………………………………….51
XIII
Fig. 2.12. ICA e IMA diametral de la muestra de F. pennsylvanica; la edad de culminación
del crecimiento es de 17 años...……………………………………………………………52
Fig. 2.13. ICA e IMA diametral de la muestra de Q. robur mostrando una edad de
culminación de 25 años……………………………………………………………..……..53
Fig. 2.14. ICA_AB e IMA_AB del árbol 22 de F. pennsylvanica mostrando una
culminación del crecimiento en área basal de 41 años………………………………….…54
Fig. 2.15. ICA_AB e IMA_AB del árbol 26 de F. pennsylvanica mostrando una
culminación del crecimiento en área basal de 49 años…………………………………….54
Fig. 2.16. ICA_AB e IMA_AB del árbol 14 de Q. robur mostrando una culminación del
crecimiento en área basal de 58 años……………..…………………………..……………55
Fig. 2.17. ICA_AB e IMA_AB del árbol 25 de Q. robur mostrando una culminación del
crecimiento en área basal de 41 años………………..…………………………..…………55
Fig. 2.18. ICA_AB e IMA_AB para la muestra de F. pennsylvanica; la edad de
culminación del crecimiento es de 44 años………………………… ……………….……56
Fig. 2.19. ICA_AB e IMA_AB para la muestra de Q.robur; la edad de culminación del
crecimiento es a los 52 años…………………………………...…………………………..57
Fig. 2.20. ICA_AB e IMA_AB para la población de 11 muestras de F. pennsylvanica de un
rodal coetáneo de 55años de edad mostrando la culminación del crecimiento a los 42
años……………………………………………………………………………..………….58
Fig. 2.21. ICA_AB e IMA_ para la población de 7 muestras de Q. robur de un rodal
coetáneo de 39 años de edad mostrando la culminación del crecimiento a los 37 años…...59
Fig. 3.1: Zona de distribución natural de Fraxinus pennsylvanica………………….…….67
Fig. 3.2: Climas de la zona de distribución natural de Fraxinus pennsylvanica……..……68
Fig. 3.3: Principales órdenes de suelo de América del Norte según Soil Taxonomy……..68
Fig. 3.4: Zona de distribución natural de Quercus robur en Europa………………………70
Fig. 3.5: Climas de la zona de distribución natural de Quercus robur en Europa……...…70
Fig. 3.6: Principales órdenes de suelo de Europa según Soil Taxonomy………….……...71
Fig. 3.7: A la izquierda Mapa de Órdenes de Suelos de la Provincia de Córdoba y a la
derecha detalle de los Dtos. Calamuchita y Santa María………………………………….72
Fig. 3.8: Distribución geográfica de las estaciones meteorológicas (período1971 –
1983)………………………………………………………………………………...……..73
Fig. 3.9a: Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de Sta. Rosa de Calamuchita………..76
XIV
Fig. 3.9b: Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de la localidad de Rousse (Bulgaria)..77
Fig. 3.9c: Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de Topeka (Kansas)…………………78
Fig. 3.10a: Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de Villa Alpina………………………79
Fig. 3.10b: Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de la localidad de Wieliczka
(Polonia)………………………………………………………………………………..…80
Fig. 3.10c: Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de la localidad de Québec (Canadá)...81
Fig. 3.11a: Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de la localidad de Potrero de Garay…82
Fig. 3.11b: Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de la localidad de Varna (Bulgaria)…83
Fig. 3.11c: Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de la localidad de Wichita (Kansas)...84
Fig. 4.1: Aptitud Forestal de los complejos y asociaciones de suelo para el cultivo de F.
pennsylvanica, en el Valle de Calamuchita………………………………...…………….113
Fig. 4.2: Aptitud Forestal de los complejos y asociaciones de suelo para el cultivo de Q.
robur, en el Valle de Calamuchita………………………………………………..………114
XV
LISTA DE ABREVIATURAS Y SÍMBOLOS
Abr
abril
Ago
agosto
Aptit. Forest. Ponder. de unidad
Aptitud Forestal ponderada de la unidad
AptitForestPino
Aptitud Forestal para pino
Arc-Li
Arcillo limoso
Ar-Fr
Arenoso franco
AsA
Asociación A
AsA+AsB
Asociación A+Asociación B
AsB
Asociación B
C.
Celtis
Ca
calcio
CaCO3
carbonato de calcio
Capac. Almacen
Capacidad de Almacenamiento
Cfa
Clima templado húmedo, sin estación seca y con verano caluroso
Cfb
Clima templado húmedo, sin estación seca y con verano cálido
cm
centímetro
2
cm
centímetro cuadrado
CoA
Complejo A
CoB1
Complejo B1
CoB2
Complejo B2
CoB2+D1
Complejo B2+D1
CoB3
Complejo B3
CoC
Complejo C
CoD1
Complejo D1
CoE
Complejo E
CoF
Complejo F
CoG
Complejo G
CoH
Complejo H
CoI
Complejo I
XVI
CoJ
Complejo J
CoK
Complejo K
CPALT
crecimiento promedio en altura
CREAN
Centro de Relevamiento y Eval. de Recursos Agríc- y Naturales
Cu
cobre
Cwa
Clima Templado Húmedo con estación invernal seca y verano
caluroso
Cwb
Clima Templado Húmedo con estación invernal seca y verano cálido
DAB
diámetro a la altura de la base
DAP
diámetro a la altura de pecho
Dic
diciembre
Dtos.
Departamentos
Dwa
Clima continental manchuriano con estación invernal seca y verano
caluroso
Dwb
Clima continental manchuriano con estación invernal seca y verano
cálido
E
este
EEUU
Estados Unidos
Ene
enero
EPER
Evapotranspiración Potencial-Evapotranspiración Real
EPERPG
Evapotranspiración Potencial-Evapotranspiración Real Potrero de
Garay
EPERVA
Evapotranspiración Potencial-Evapotranspiración Real Villa Alpina
etc
etcétera
ETM+
Enhanced Thematic Mapper Plus
ETP
Evapotranspiración Potencial
ETR
Evapotranspiración Real
F.
Fraxinus
F.C.A.
Facultad de Ciencias Agropecuarias
FAO
Org. de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
Fe
hierro
Feb
febrero
Fr-Ar
Franco arenoso
XVII
Fr-Arc-Li
Franco arcillo limoso
Fr-Li
Franco limoso
G
Depresión Periférica
Gral.
General
H
Pendiente Oriental
h100
altura dominante de Assmann
ha
hectárea
has
hectáreas
Ia
Índice de aridez
ICA
incremento corriente anual
ICA_AB
incremento corriente anual en área basal
ICA_D
incremento corriente anual del diámetro
ICA_h
incremento corriente anual en altura
IDITS
Instituto de Desarrollo Industrial, Tecnológico y de Servicios
IGM
Instituto Geográfico Militar
Ih
Índice de humedad
Im
Índice global de humedad
IMA
incremento medio anual
IMA_AB
incremento medio anual en área basal
IMA_D
incremento medio anual del diámetro
IVA
Impuesto al Valor Agregado
Jul
julio
Jun
junio
K
potasio
Km
Kilómetro
Km2
Kilómetro cuadrado
Lat.
Latitud
Local.
Localidad
Long
Longitud
m
metro
m³
metro cúbico
Mar
marzo
May
mayo
XVIII
MECON
Ministerio de Economía
Mg
magnesio
mm
milímetro
Mn
manganeso
N
norte
Na
sodio
Nº
Número
NOA
Noroeste Argentino
Nov
noviembre
O
oeste
ºC
grado centígrado
Oct
octubre
P
fósforo
P. elliottii
Pinus elliottii
P. radiata
Pinus radiata
P. taeda
Pinus taeda
P.
Populus
P-EP
Precipitación menos evapotranspiración potencial
Ph.D
Doctorado en Investigación
Ponder. Altit. *Dist.Acuífero *pH
Ponderación Altitud por Distancia al acuífero por pH
Ponder. Altit. *Dist. al Acuífero
Ponderación Altitud por Distancia al acuífero
pp
precipitación
PPmedAnual
precipitación media anual
Prof.
Profesor
ProfSue
profundidad de suelo
Profund napa
profundidad de la napa de agua
Q.
Quercus
R
Sierra Chica
S
sur
SAGPyA
Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación
SE
Sociedad del Estado
XIX
Set
setiembre
SG
Sierra Grande
SIG
Sistema de Información Geográfico
spp
Todas las especies de un género
Sr
estroncio
SRC
Santa rosa de Calamuchita
Sta.
Santa
Subclase IIIec
Subclase III limitada por la erosión y el clima
Subclase IVec
Subclase IV limitada por la erosión y el clima
Subclase VIes-IVes Subclase VI limitada por la erosión y el suelo, Subclase IV limitada
por la erosión y el suelo
Subclase VIIes-VIes Subclase VII limitada por la erosión y el suelo, Subclase VI limitada
por la erosión y el suelo
Subclase VIsc
Subclase VI limitada por el suelo y el clima
t
año t
t+1
t más 1 año
Temperat.
Temperatura
TM
Thematic Mapper
U.N.C.
Universidad Nacional de Córdoba
UNESCO
Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las
Naciones Unidas
USBC
Bureau of Census Statistical Abstract of the United States
Zn
zinc
XX
CAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN
Los recursos forestales han desempeñado un papel preponderante en el desarrollo
de la civilización. En muchas de las naciones, la contribución de la industria forestal y la
de los productos forestales al Producto Interno Bruto es significativa.
El crecimiento de la población tiene una relevancia fundamental en cualquier
discusión acerca de la demanda de materia prima para toda clase de productos. La
demanda de los productos forestales se deriva principalmente de la necesidad de
combustible para la calefacción y la cocción de alimentos, papel para impresión y cartón,
empaque y material de construcción. El consumo anual promedio mundial per cápita se ha
calculado entre 0,6 y 0,7 m³ (FAO, 2007). En los Estados Unidos, el consumo per cápita es
superior a los 2,3 m³ (USBC, 1990).
Según algunas fuentes (FAO, 2007), a nivel mundial, aproximadamente la mitad
del consumo de madera se dedica a combustible. En países en vías de desarrollo "típicos"
(Países del tercer mundo), el consumo de madera para combustible llega al 70% del total
(Salwasser et al., 1992).
En contraste, en Estados Unidos, que es el principal consumidor de madera en el
mundo, el uso de madera como combustible es de 22%, principalmente para usos
industriales. El crecimiento de la población, más que el incremento en consumo per cápita,
es la principal causa del aumento de la demanda mundial de productos forestales
(Salwasser et al., 1992).
La contribución de los bosques plantados para el suministro futuro de madera ha
adquirido una importancia crucial, ya que dos tercios del potencial de la producción
industrial de madera proceden de ellos, en relación a los bosques naturales, según se
deduce de un nuevo estudio de la FAO (2007).
En 2005 los bosques plantados representaban apenas el 7 por ciento de la superficie
forestal mundial, unos 270 millones de hectáreas, comparadas con los 4.000 millones de
hectáreas de bosques que cubren un 30 por ciento de las tierras emergidas del planeta
(FAO, 2007). Sin embargo, se espera que en las próximas décadas la importancia de los
bosques plantados aumente de forma significativa al ser la madera una materia prima vital
para la industria y fuente cada vez más competitiva de bioenergía y por el papel de los
bosques en mitigar los efectos negativos del cambio climático.
1
Los bosques procedentes de plantaciones pueden también ayudar de forma indirecta
a reducir la pérdida de bosques naturales, según señala el estudio de la FAO (2007), que
afirma que la contribución de los bosques plantados para el suministro futuro de madera ha
adquirido una importancia crucial, como se señaló anteriormente.
El estudio de la FAO analizó 61 países que abarcan el 95 por ciento del total de
bosques plantados. Se encontró que el potencial de la producción industrial maderera de
estos bosques era en 2005 de 1.200 millones de m3, equivalentes a dos tercios de la
totalidad de la producción mundial de madera. Una previsión para 2030 indica que el área
de bosques plantados puede incrementarse para entonces un 30 por ciento, y un 50 por
ciento la producción, teniendo en cuenta que se espera una mayor productividad (FAO,
2007).
El creciente interés de los consumidores por los aspectos medioambientales hace
estimar que el consumo de madera en la construcción llegará a niveles sin precedentes en
la historia de países como Chile y Canadá (en este último, el 80 % de las viviendas se
construyen en madera). Así, la competitividad de la madera mejorará en comparación con
otros materiales como el acero y el hormigón (Fundación Chile, 1998).
De acuerdo a los últimos datos disponibles, la República Argentina posee una
superficie forestal de 34,4 millones de hectáreas. Este patrimonio forestal argentino, según
su origen, se puede clasificar en dos tipos de bosques: bosques espontáneos, naturales o
nativos y bosques implantados o montes de cultivo. Los primeros representan el 97% del
total de hectáreas mencionadas (poco más de 33 millones de hectáreas) mientras que los
bosques implantados sólo constituyen el 3% restante (1,17 millones de hectáreas)
(SAGPyA, 2007).
La industria maderera utiliza 5.600.000 toneladas de rollizos al año,
mayoritariamente de bosques cultivados (90%), que se destinan a dos vertientes
productivas: la producción de pastas y papeles (casi 50%) y la provisión de madera para
aserraderos (40%). El restante 10% se destina a la producción de tableros de fibras y
partículas, compensados, chapas, laminados, leña y durmientes.
La República Argentina posee entre 18 y 20 millones de hectáreas de suelos con
aptitud forestal, de las cuales 5 millones no compiten en el uso con otras actividades
agropecuarias alternativas. La mayor parte de los bosques cultivados se localizan en la
Mesopotamia, Delta y Buenos Aires.
2
De acuerdo a datos de la SAGPyA (2003), la superficie forestada al año 2003 es de
1.168.003 has, correspondiendo el 59% de la superficie a coníferas, principalmente del
género Pinus, el 35% a latifoliadas (Eucalyptus, Salix y Populus) y un 7% corresponde a
otras especies. Las provincias de Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires abarcan
un 85% del total de la superficie plantada.
Los cuatro polos productivos de mayor relevancia a nivel nacional son: el complejo
celulósico papelero del pino en Misiones; el complejo de rollos para exportación y
aserrado del eucalipto en Buenos Aires, Entre Ríos y Corrientes; el complejo celulósico y
de aserrado de salicáceas del Delta y el complejo de aserrado de pinos de Corrientes y
Misiones (SAGPyA, 2003). Estos complejos consumen el 70% de la madera en rollo de
bosques cultivados y la producción celulósico-papelera es la que ocupa el primer lugar en
destino de la madera.
Hoy Argentina se halla embarcada en un Plan de Desarrollo Forestal. Los
argumentos que justifican el desarrollo de este Plan, como generador de recursos genuinos,
se fundan en:
¾
La abundante disponibilidad de tierras con aptitud forestal que no compiten con
otros usos, con costos compatibles con la actividad, con margen para hacerse más
competitivos y alternativas de rápida diversificación primaria.
¾
Tasas de crecimiento elevadas y menores turnos de corte con respecto a similares
regiones del planeta.
¾
Incipiente incursión en mercados externos y con buena capacidad de expansión a
partir de la incorporación de tecnología adecuada.
¾
Coyuntura internacional favorable, en vistas de que para los próximos veinte años
se prevé un consumo mundial de madera mayor que la capacidad productiva de los
bosques nativos.
¾
La tecnología de producción disponible, que puede ser mejorada rápidamente y a
bajo costo.
¾
Una industria maderera básica, volcada lentamente a mercados externos, pero que
posibilitará su reconversión y diversificación en la medida que los recursos se adapten a la
demanda.
¾
La adecuada infraestructura física y de servicios de soporte a la dinamización
inicial de la actividad, que se deberá ajustar y mejorar a mediano plazo, pero que no es
obstáculo en esta etapa.
3
¾
Los costos de plantación, mantenimiento y gestión están disminuyendo
progresivamente y el mejoramiento en el tamaño de los bosques y de la tecnología de
producción, contribuirá más a ello.
¾
Una demanda de productos y subproductos forestales, tanto externa como interna,
consolidada y creciente, pero que solamente puede ser captada por quienes se adapten a sus
requerimientos de calidad.
¾
El tratamiento que brinda el país a los capitales externos, no discriminatorio, lo cual
facilita sustancialmente la posibilidad de promover inversiones extranjeras. Además se está
consolidando una economía más abierta que favorece el libre comercio.
El Plan está dirigido a potenciar el desarrollo forestal e industrial argentino,
incluyéndose las dimensiones sociales y ambientales. Se pretende promover la
concentración de bosques de calidad optimizando los suelos con mejores aptitudes y de
más apropiada localización a efectos de su industrialización y comercialización.
A los factores que favorecen al sector, se suma que las estimaciones de demanda y
precio de los productos forestales a nivel mundial para los próximos años son realmente
alentadores (Izurieta et al., 2001).
En cuanto a la Provincia de Córdoba, ésta cuenta con una superficie cercana a 16
millones de ha, de las cuales, aproximadamente 10 millones se encontraba ocupada por
bosques nativos hasta hace no más de 100 años. De ellas hoy sólo quedan 1.250.000 ha,
poco más del 7,5% constituida en su mayoría por bosques secundarios y en distintos
estados de degradación y menos de 400.000 ha corresponden a bosques en condiciones
parecidas a los originales (Cabido et al., 2002, Agencia Córdoba Ambiente SE., 2005).
El sector forestal de la provincia de Córdoba cuenta, en la actualidad, con un
patrimonio constituido por formaciones vegetales leñosas naturales y bosques implantados
compuestos por especies arbóreas exóticas. El espectro productivo de nuestros bosques
nativos se caracteriza por ser del tipo “leñero” y principalmente en condición de “rehache”,
siendo su producto sobre todo “leña mezcla” al estado verde (Verzino et al., 1998).
En cuanto a las regiones implantadas con especies exóticas, la mayor parte se
encuentra forestada con Pinus elliottii y Pinus taeda y, en menor cantidad, Pinus radiata.
La superficie total forestada en la provincia es de 44.257 ha, según datos de la
Dirección de Recursos Naturales Renovables, correspondiéndole 36.767 hectáreas a las
tres especies de pino mencionadas (Izurieta et al., 2001). El Valle de Calamuchita
concentra las forestaciones más importantes de Pinus elliottii y Pinus taeda. Estas especies
4
se destinan, principalmente, a aserraderos (la mayor parte), a trituración para la fabricación
de tableros y a postes impregnados. Para la fabricación de muebles, pisos, revestimientos y
decoración interior se usan, en cambio, maderas más finas de especies latifoliadas
procedentes de los bosques nativos de Argentina o del exterior.
ANTECEDENTES
Las plantaciones con carácter industrial comenzaron, en el Valle de Calamuchita,
en el año 1958-1959, con el cultivo de pinos subtropicales, motivadas por la promoción
forestal que llevaba a cabo la Administración Nacional de Bosques mediante créditos de
fomento a largo plazo y con muy bajo interés a través del Banco de la Nación Argentina
(Izurieta et al., 2001).
En un primer momento se realizaron plantaciones con Pinus radiata. Algunos años
más tarde (1960-1962) al observarse que esta especie era severamente atacada por la
“Mariposa del Ápice de los Pinos” (Rhyacionia buoliana), se comenzó a plantar otras
especies menos susceptibles al ataque de este lepidóptero. Con el correr de los años se
fueron imponiendo Pinus elliottii y Pinus taeda por mostrar mejor aptitud para la zona,
mayor valor forestal y no presentar problemas fitosanitarios (Izurieta et al., 2001).
Las superficies plantadas anualmente se incrementaron con el tiempo a medida que
se apreciaban los buenos crecimientos puestos de manifiesto en la zona. Se fue
desarrollando así una importante fuente de trabajo para los habitantes locales y de zonas
aledañas (Traslasierra).
Se crearon numerosas empresas de servicio, se instalaron viveros y en definitiva, se
comenzó a transformar una zona de ganadería extensiva primitiva (cabras, ovejas, vacas)
con escasa utilización de mano de obra, en una zona de explotación forestal (intensiva) con
altos requerimientos humanos y técnicos (Izurieta et al., 2001).
Las desgravaciones impositivas por forestación fue lo que mayor impulso brindó a
la actividad forestal en el ámbito provincial. Así, el área plantada anualmente fue creciendo
ininterrumpidamente hasta alcanzar su máximo en el año 1976 con alrededor de 5.000
hectáreas.
Hoy las empresas forestadoras prácticamente han desaparecido al igual que los
viveros forestales, quedando a la fecha en la zona sólo dos o tres viveros en actividad, con
baja producción y escasa demanda (Izurieta et al., 2001).
5
La mayoría de las plantaciones no han tenido podas ni raleos, salvo en algunos
establecimientos de Río de los Sauces.
Dado el escaso nivel de actividad forestal, hasta el momento no existen grandes
empresas de servicios, sino más bien pequeños empresarios contratistas, cuyos sistemas de
trabajo son bastante rudimentarios (SAGP y A, 1999).
Con el propósito de desarrollar su sector foresto-industrial, la Argentina ha
conformado en los últimos años un marco legal que regula aspectos de la actividad,
estimulando la inversión en bosques cultivados y la transformación industrial de sus
productos (SAGP y A, 1999).
A fines de 1995 se implementó el Plan Nacional de Desarrollo Forestal, cuyo
objetivo fué promover la actividad del sector. Lo más trascendente fue la sanción de la Ley
de Inversiones para Bosques Cultivados, Ley Nº 25.080, con su decreto reglamentario Nº
133/99, donde se crea un régimen de promoción para las inversiones forestales y forestoindustriales cuyo objetivo es ampliar la superficie forestada, con especies maderables
exóticas o nativas (SAGP y A, 1999). Los beneficios de la ley de Inversiones para Bosques
Cultivados fueron recientemente prorrogados por diez años más mediante la ley N°26.432.
Entre los principales beneficios que otorga, se encuentran:
Beneficios Fiscales a todas las actividades:
ƒ
Estabilidad Fiscal (todos los impuestos excepto IVA) por 30 a 50 años.
ƒ
Devolución anticipada del IVA: para todos los insumos, incluso contratación de
servicios. No incluye actividades industriales.
ƒ
Impuesto a las ganancias: amortización anticipada de los gastos efectuados a los
fines contables.
ƒ
Beneficios Fiscales de adhesión Provincial y Municipal.
ƒ
Apoyo económico no reintegrable a los bosques implantados:
ƒ
Forestación con especies tradicionales (diferencial para Patagonia).
ƒ
Forestación con especies de alto valor comercial.
ƒ
Enriquecimiento de bosques nativos.
ƒ
Tratamientos silviculturales.
Se ofrece apoyo económico a pequeños productores agrupados.
Pueden acceder a los beneficios inversores nacionales o extranjeros con domicilio en el
país. También Fondos Fiduciarios, pudiendo sus cuotapartes ser utilizadas como garantía
en transferencias comerciales ante el Banco Nación de la República Argentina.
6
La provincia se adhiere a la Ley de Inversiones para Bosques Cultivados a través de la
Ley Provincial Nº 8855 y su decreto reglamentario Nº 938 con fecha 21 de Junio de 2000.
Por la extensión y variedad de climas y suelos, el país posee amplias áreas de bosques
nativos e implantados, como selvas subtropicales, montes xerófilos y bosques templados
fríos. Sin embargo, se necesita importar maderas y derivados porque estas no alcanzan a
cubrir la demanda interna, por ejemplo, de celulosa y de papel.
Esta variedad de climas y suelos permite el desarrollo de especies tanto autóctonas
como exóticas. En los bosques implantados, predominan las coníferas y los eucaliptus –
cerca del 83%-, complementados con bosques de Salix spp y Populus spp mientras que en
los bosques nativos se destacan especies proveedoras de madera de alta calidad (IDITS,
2004).
Las especies maderables del ámbito subtropical son de madera de tipo duro y semiduro,
de las cuales se obtiene más de la mitad de los rollizos y la mayor parte de los durmientes,
postes y carbón de la producción total del país. Los ámbitos que se distinguen dentro de
esta área son la selva misionera, el bosque chaqueño y la selva tucumano-oranense. Todas
estas formaciones han sufrido una sobre-explotación tal, que condujo casi a la extinción a
algunas especies.
En el ámbito templado es muy reducida la superficie de bosques nativos. En estas
zonas, no obstante, se realizan forestaciones muy importantes, con eucaliptos, sauces,
álamos y pinos, con el fin de utilizar su madera principalmente para pastas celulósicas y
tableros aglomerados (IDITS, 2004).
El Valle de Calamuchita forma parte de este ámbito templado y en él, además de las
forestaciones con las tres especies ya mencionadas, también se hicieron introducciones de
especies latifoliadas de los géneros Quercus, Acer, Castanea, Robinia, Acacia, etc., en
arbolados rurales o como árbol de vereda; tal es el caso de F. pennsylvanica, cuyo uso se
difundió en los pueblos del Valle hacia el año 1948.
SITIO DE ESTUDIO. SUELOS
El Valle de Calamuchita forma parte de las Sierras Pampeanas, las que se describen
como una serie de cordones que corresponden a bloques de falla, separados por valles
longitudinales. Al igual que el resto de los cordones montañosos que integran este sistema
responde a un estilo tectónico muy definido que desempeña un rol importante en lo que
respecta a génesis y evolución de las formas.
7
El sitio de estudio y la geomorfología del área que abarcan las Hojas 3166-36 y
3366-6 del IGM está representada en la figura 1.1 y comprende parte de los departamentos
Santa María y Calamuchita.
Se trata de megaestructuras inversas, de rumbo aproximadamente meridional que
delimitan bloques basculados hacia el Este y el Sur, con escarpa abrupta al Oeste y
pendiente suave tendida al Este (Jarsún et al., 1988-90). Asociadas a estas grandes fallas
aparecen estructuras de menor magnitud que controlan rasgos subordinados como la red de
drenaje, la evolución de relieves graníticos, etc.
Fig. 1.1. A la izquierda Sitio de Estudio, y a la derecha esquema geomorfológico de los
departamentos Calamuchita y Santa María.
Referencias: G: Depresión Periférica; H: Pendiente Oriental; R: Sierra Chica; SG: Sierra
Grande. Extraido de Jarsún et al., 2006.
8
Es en la ladera oriental de las Sierras Grandes y el resto de los cordones del sistema hacia
el Este, que se encuentran las hojas Valle de Calamuchita y Santa Rosa de Calamuchita. Se
reconoce un basamento integrado por rocas metamórficas, (migmatitas, anfibolitas y
calizas) y rocas ígneas preferentemente de composición granítica.
Existen vestigios de una antigua superficie de erosión, una peniplanicie que como
consecuencia del posterior ascenso y estructuración de las actuales sierras quedó
totalmente desmembrada, observándose relictos que constituyen las denominadas pampas
de altura.
El modelado responde al estilo tectónico y a una interacción entre la litología y el
clima; así como los cuerpos graníticos dan, en general, formas redondeadas, en las rocas
metamórficas se observan variaciones en el modelo que resultan del grado del
metamorfismo y de la composición (Jarsún et al., 1988-90).
Los esquistos dan origen, en cambio, a relieves de lomas suaves y redondeadas
donde evolucionan suelos de escaso desarrollo. En los gneis de textura granular se
observan bolas, igual que en los relieves graníticos, y en los gneis bandeados son comunes
los rasgos crestiformes debido a la erosión diferencial.
Por tratarse de una zona serrana caracterizada por relieves que van desde fuertes
pendientes hasta planos ligeramente inclinados y áreas más bien deprimidas, es decir que
ofrece situaciones muy diversas en cuanto a la posición, y sumando la gran diversidad de
materiales aportados por afloramientos rocosos de variada litología, existe una gama muy
grande de posibilidades para que los agentes edafogénicos (relieve, clima, material
originario, agentes bióticos, edad) actúen generando suelos muy diferentes como
consecuencia de sus combinaciones y/o la importancia relativa de cada uno de ellos (Jarsún
et al., 1988-90).
Además de los materiales rocosos que dieron origen a gran parte de los suelos,
aparece en la zona de estudio un material totalmente diferente que configura un ecosistema
con características propias a partir de un sedimento de aspecto similar al loess pampeano
que modela un relieve de lomas onduladas comúnmente llamadas pampas, con
susceptibilidad a la erosión hídrica, lo que se pone de manifiesto por la presencia de surcos
y verdaderas cárcavas en los sectores de pendientes más fuertes, tiene textura fina y
presenta carbonato de calcio en algún nivel del perfil, en general por encima del metro de
profundidad.
9
La geología, del área de estudio se encuentra ubicada dentro del macizo migmático
denominado Athos Pampa, que es una extensa región constituida por migmatitas
cordieríticas que se interdigitan con fajas de gneis tonalítico biotítico (gneis común) que
tiene una estructura variada, desde maciza a esquistosa. La paragénesis de este gneis es,
plagioclasa, cuarzo y biotita. El cuadro metamórfico se completa, entre otras cosas, con
mármoles calcíticos y dolomíticos y metacuarcitas (Jarsún et al., 1988-90).
A excepción de los sectores donde aparece el mármol, los materiales que pueden
generar suelos carecen de elementos que en situaciones normales proporcionen
condiciones de alcalinidad, las que sí pueden presentarse en sectores con drenaje impedido.
El piedemonte está representado por depósitos aluviales y coluviales cubiertos por
mantos loéssicos del Pleistoceno superior y Holoceno. Como rasgos fisiográficos
sobresalen los ríos de cabecera drenando la faja montañosa más elevada, labrando amplios
valles en los que reciben aportes menores y que se estrechan cuando cruzan las Sierras
Chicas (Jarsún et al., 1988-90).
Se encuentran, de Norte a Sur, los ríos de la Suela y San José que forman el
Anizacate, el San Pedro, de los Espinillos, del Medio y Los Reartes que desaguan en el
Embalse de los Molinos, el río Santa Rosa que extiende sus cabeceras hasta las pendientes
meridionales del Cerro Negro y las orientales de los Cerros Champaquí y del Aguila y el
Río Grande, unión de los ríos El Durazno y Lutti respectivamente, todos los cuales definen
sus cauces según lineamientos petrológicos estructurales.
La litología como factor de control se pone de manifiesto, sobre todo, en los cauces
de cabecera. En la zona Sur de esta área se observa un sector del Embalse de Río Tercero y
del Complejo del Río Grande (Jarsún et al., 1988-90).
Grandes diferencias en las propiedades del suelo pueden ocurrir dentro de
distancias cortas. Algunos son poco profundos, otros están estacionalmente inundados o
sujetos a inundación.
Estas y otras propiedades del suelo que afectan el uso de la tierra se describen en el
ANEXO 2. La situación de cada suelo se muestra en los mapas detallados y se da
información sobre los usos específicos para cada complejo y cada asociación de suelos en
la zona de estudio.
El régimen de humedad de los suelos ha sido definido como Údico y el térmico
transicional entre Mésico y Térmico. En los suelos se destaca la presencia de horizontes
superficiales ricos en materia orgánica (mólicos) y subsuperficiales enriquecidos en arcillas
10
(argílicos), horizontes con alto contenido de sodio de intercambio (nátricos) y horizontes
con abundante carbonato de calcio (cálcicos y petrocálcicos) (Manzur, 1997).
Los horizontes humíferos de los suelos dominantes del área se caracterizan por
tener un porcentaje moderadamente alto de materia orgánica (4-6%), un color pardo muy
oscuro; un porcentaje de saturación de bases superior al 70% y una estructura de bloques
y/o granular.
Fig. 1.2. Un suelo profundo y bien desarrollado observado en Athos Pampa.
Tanto la morfología como la profundidad a la que se encuentra el CaCO3 presentan
una estrecha relación con las variables espaciales forma de la pendiente y posición,
igualmente el pH del horizonte subsuperficial presenta, en estos sectores, los mayores
valores por la influencia del carbonato de calcio (CaCO3).
Aproximadamente un 5% del área total está afectado por cárcavas. Estas cárcavas
son poco profundas y extendidas lateralmente y se encuentran localizadas principalmente
sobre pendientes cóncavas y planas. Los suelos del área son susceptibles a la erosión
hídrica. Los materiales parentales loéssicos, los elevados gradientes y el clima favorecen la
presencia de procesos erosivos hídricos superficiales (erosión laminar y lineal), frente a
situaciones de pérdida de la cubierta vegetal, principalmente vinculadas al uso agrícola de
los suelos, o por condiciones de sobrepastoreo (Manzur 1997).
11
La variedad de suelos que ocurren en esta zona es el resultado de las diferencias
que hay entre ellos en cuanto a su relieve, posición en el paisaje, materiales originarios y
clima.
Los suelos, en una gran parte, están afectados por afloramientos de roca y piedras
en superficie, que limitan o imposibilitan la utilización de maquinaria agrícola
convencional. No obstante, se ha observado que en muchos lugares de las Sierras Grandes,
la alteración del complejo metamórfico es profundo, debido a una mayor humedad y a la
presencia de planos que favorecen la penetración del agua (meteorización profunda). Se ha
encontrado hasta 5 m de alteración, originando suelos favorables a la penetración de raíces
de coníferas y otros árboles adaptados climáticamente (SAGP y A, 1999b).
La alta dinámica del paisaje produce suelos jóvenes de escaso desarrollo
pertenecientes al orden taxonómico de los Entisoles y dentro de éste, a los Grandes Grupos
Ustorthentes, Udorthentes, Ustipsammentes y Udipsammentes.
Donde la llanura aluvial se presenta, hay mayor desarrollo de los suelos,
encontrándose Molisoles, y dentro de éste, a los Grandes Grupos Haplustoles, Argiustoles,
Calciustoles, Argiudoles y Hapludoles (Jarsún et al., 2006). Esto se destaca en las Tablas
1.1 y 1.2.
12
Tabla 1.1. Taxonomía de suelos Departamento Calamuchita hasta nivel de
subgrupo (Extraído de Jarsún, 2006).
Entisoles = 37,26 %
Molisoles = 45,35 %
13
Tabla 1.2. Taxonomía de suelos Departamento Santa María hasta nivel de subgrupo
(Extraido de Jarsún, 2006).
Entisoles = 19,95 %
Molisoles = 68,04 %
14
VEGETACIÓN
Esta región forma parte del Distrito Chaqueño Serrano. La vegetación se distribuye
a lo largo del gradiente altitudinal formando pisos o “zonas de vida”, aunque está casi
totalmente modificado por la actividad antrópica. Las diferencias de altitud determinan
cambios en la vegetación, que se manifiestan con la aparición de especies típicas.
Entre los 500 m y los 1.300 m sobre el nivel del mar, se desarrolla el “bosque
serrano” en forma discontinua y con distintas fisonomías debidas a diferencias de
exposición, a la heterogeneidad propia de esos ambientes y a las alteraciones provocadas
por el hombre. En el estrato arbustivo dominan especies espinosas del género Acacia. En
lugares abiertos se encuentran aromáticas, cactáceas, trepadoras, epifitas y hemiparásitas
(Cabido et al., 2002).
A medida que se asciende, los elementos del bosque serrano van disminuyendo en
tamaño y en densidad, confundiéndose con el “matorral serrano o romerillar”. A partir de
los 1.000 m de altitud, se presentan los “pastizales y bosquecillos de altura”. También los
pastizales y pajonales varían en la composición de sus especies con la altura.
Los bosques situados en las laderas que dan al Este, presentan un mayor desarrollo
y una mayor variedad de especies que los situados hacia el Oeste y hacia el Norte. Las
laderas Este de las sierras Chicas así como de las sierras Grandes, reciben mayor aporte de
humedad que las otras exposiciones (Cabido et al., 2002).
En la ladera Este de la sierra Chica, el bosque serrano formado tiene un desarrollo
en consonancia directa con la mayor precipitación orográfica que recibe, al igual que los
suelos en donde habitan que presentan también un mayor desarrollo, en contraste con las
otras exposiciones que reciben un menor aporte de agua.
Sucede lo mismo en la ladera Este de la sierra Grande, con la diferencia de que al
ser ésta de bastante mayor altura que aquella, las formaciones serán diferentes.
En la zona, desde hace unos 38 años comenzó una importante actividad forestal,
concentrada en una franja estrecha entre las Sierras Grandes y las Sierras Chicas en los
Valles de Calamuchita, Santa María, Punilla y Río de los Sauces. Esta zona forestal está
formada por una faja de unos 200 Km de Norte a Sur y de 20 Km de Este a Oeste (SAGP y
A, 1999b).
En Córdoba hay aproximadamente unas 41.000 hectáreas forestadas que fueron
plantadas principalmente entre los años 1968 a 1981. Unas 36.000 hectáreas son coníferas
(88 %), de las que cerca de 32.000 son Pinus taeda y Pinus elliottii y las 4.000 restantes
15
son de Pinus radiata, si bien el clima de la región no es el adecuado para esta especie
(SAGP y A, 2003). Este pino ha manifestado problemas sanitarios, principalmente la
“banda roja del pino” y “la mariposita del ápice”, y en la actualidad se lo ha dejado de
plantar. En las zonas de mayor altitud se comporta de manera excelente Pinus patula
(SAGP y A, 2003).
CLIMA
Las precipitaciones en el área son cercanas a los 1.000 mm anuales (Jarsún et al.
2006). La distribución obedece a un régimen de tipo monzónico, con veranos lluviosos e
inviernos secos. La temperatura media anual, calculada a partir de isotermas regionales, es
inferior a 10ºC.
Las sierras poseen un clima variado, con inviernos fríos y secos y veranos muy
cálidos y lluviosos. Hay precipitaciones todo el año, pero la estación seca está bien
definida correspondiendo a los meses de invierno junio, julio y agosto. La precipitación es
máxima en el semestre cálido; presentando régimen monzónico con un promedio de 800 a
1.000 mm anuales de los cuales el 80 % ocurre en primavera y verano, y el 20 % restante
en otoño e invierno (Jarsún et al., 2006).
El valle está abierto a los vientos provenientes del Norte y del Sur (corrientes
advectivas). Las proveedoras de humedad son en su mayoría las masas de aire tropical del
Norte y del Noreste.
En verano se produce frecuentemente un fenómeno regional sobre las sierras y su
zona de influencia, con tormentas eléctricas a través de nubes de desarrollo vertical
(cumulus nimbus) de ciclos extremadamente rápidos, debidas al calentamiento de las
masas de aire húmedo depositadas en el lugar, sobre la gran masa rocosa del Valle (Jarsún
et al. 2006).
El Valle de Calamuchita no cuenta con registros suficientemente amplios,
especialmente de temperatura, como para hacer un análisis exhaustivo del clima, pero se
dispone de datos de precipitación y temperatura correspondientes al período 1971 – 1983
para 12 localidades ubicadas en las dos hojas del IGM que comprende la zona de estudio.
Éstos se presentan en la Tabla 1.3.
16
Tabla 1.3. Temperatura y precipitación promedio de enero a diciembre para 12 localidades
del Valle de Calamuchita (período1971 – 1983). Gentileza del Ing. Agr. Roberto Zanvettor
U.N.C., F.C.A.
17
A gran escala en forma simplificada en las figuras 1.3 y 1.4 se representan
respectivamente las isohietas y las isotermas que corresponden a las temperaturas medias
para el departamento Calamuchita, durante la década 1991-2000.
Fig. 1.3. Isohietas del departamento Calamuchita (década 1991-2000 – Gentileza del Ing.
Agr. Antonio de la Casa U.N.C., F.C.A.).
Fig. 1.4. Isotermas de Temperaturas Medias Anuales del departamento Calamuchita
(década 1991-2000 – Gentileza del Ing. Agr. Antonio De la Casa, U.N.C., F.C.A.).
18
LAS ESPECIES
El fresno
Nombre científico: Fraxinus pennsylvanica Marshall.
Nombre vernáculo: Fresno de Pensilvania.
Pertenece a la familia Oleaceae.
Lugar de origen
Árbol de tamaño mediano del medioeste de EUA y Canadá adyacente. Se extiende
desde la isla Cape Breton y Oeste de Nueva Escocia, hasta el Sudeste de Alberta; al Sur a
través del centro de Montana, Noreste de Wyoming, al Sureste de Texas y Este a Noroeste
de Florida y Georgia.
Fraxinus pennsylvanica se encuentra en riberas de río, a lo largo de ensenadas, en
bordes de pantano en una amplia gama de tipos de suelo de su zona de distribución natural.
F. pennsylvanica se extiende a lo largo de una enorme extensión y es un árbol abundante
en toda la zona del bosque caducifolio del Este, encontrándose mezclado con otras especies
de bosque ribereño.
Es parte integral de la cubierta forestal del tipo Celtis laevigata - Ulmus americana
- Fraxinus pennsylvanica.
Fig.1.5. Mapa de distribución natural de F. pennsylvanica.
19
Las especies más comúnmente asociadas con F. pennsylvanica son: Acer saccharinum,
Acer rubrum, Carya illinoensis, Celtis laevigata, Liquidambar styraciflua, Platanus
occidentalis, el Populus deltoides, P. tremuloides, Salix nigra, Quercus phellos y Ulmus
americana (Kennedy, 2004).
Descripción morfológica y hábito
Es un árbol algo irregularmente formado cuando joven, se vuelve ovalado con la
edad. El F. pennsylvanica alcanzará una altura de aproximadamente 18 m con una altura de
copa de 14 m en el arbolado urbano.
Arbol caducifolio, rústico y de crecimiento rápido, que presenta un tronco recto,
cilíndrico, corteza grisácea con profundas grietas longitudinales próximas entre sí cuando
adulto y copa amplia, globosa. Cuando joven la corteza es lisa y gris.
Las hojas son compuestas imparipinadas de 12-15cm. de longitud con folíolos en
número de 7 a 9; elíptico-ovales, suavemente aserrados de 5 a 8 cm de largo y 4 a 5,5 cm
de ancho máximo. Haz color verde esmeralda brillante y el envés más claro. El oscuro
glaseado del follaje verde se volverá amarillo dorado en el otoño ofreciendo agradable
coloración en el paisaje.
Flores pequeñas dispuestas en racimos cortos con poco valor decorativo; aparecen
antes que las hojas a fines del invierno. Es planta diclino dioca con ejemplares masculinos
y femeninos. El fruto es una sámara, muy abundantes, en manojos muy visibles, más claros
en color que el follaje al principio, siendo después de color pardo-claros.
En árboles hembras se producen un buen conjunto de semillas anualmente que son
usadas por muchos pájaros como alimento. Algunos consideran a estas semillas muy sucias
y desprolijas. Este árbol se adapta a muchas condiciones del paisaje diferentes y puede
crecer en sitios húmedos o secos, prefiriendo los húmedos. En su zona de origen natural, es
usado excesivamente como árbol de vereda.
Clima
El clima dentro del área de ocurrencia natural del F. pennsylvanica es subhúmedo a
húmedo, con los siguientes rangos;
ƒ
Rango de altitud: 0 a por lo menos 1.700 metros.
•
Lluvia media anual: 380 – 1.520 mm.
•
Régimen de lluvia: estival; bimodal; isohigro.
20
•
Precipitaciones de la estación cálida desde 250 a 890 mm.
•
Duración de la estación seca: 0 – 2 meses.
•
Nevadas de 0 a 254 cm.
•
Duración media de la temporada libre de heladas de 120 a 280 días.
•
Temperatura media anual: 3 – 18 ºC.
•
Temperatura máxima media del mes más cálido: 18 – 27 ºC.
•
Temperatura mínima media del mes más frío: -18 a – 13 ºC.
•
Temperatura mínima absoluta: –46 ºC (período de dormición) (Kennedy, 2004).
En las tierras yermas del pequeño Missouri de Dakota del Norte (EEUU), donde
crece F. pennsylvanica, la mínima y máxima temperatura alcanzó -31 °C y 41 °C
respectivamente, y la precipitación anual promedió 400 mm. (Zimmerman, 1981).
El clima descrito para los hábitats de F. pennsylvanica en el sureste de Texas es
mucho más moderado, con temperaturas mínimas y máximas de 10,6 °C y 27,6 °C,
respectivamente.
Fig. 1.6. Fraxinus pennsylvanica Marshall en el otoño.
21
Fig. 1.7. Flor masculina, tronco y frutos verdes de F. pennsylvanica.
Fig. 1.8. Cara superior y cara inferior de la hoja de F. pennsylvanica.
En la desembocadura del Río San Lorenzo, en la provincia de Quebec, Canadá, con
régimen de clima templado, F. pennsylvanica crece con precipitación media anual de 987
mm, de los cuales 231 mm son de nieve. La temperatura media oscila entre -11,7 °C en
Enero y 19,5 °C en Julio (Langlais y Begin, 1993).
Suelos y Topografía
Como la mayoría de los árboles, F. pennsylvanica crece mejor en suelos fértiles,
húmedos y bien drenados. Es probablemente el más adaptable de todos los fresnos,
creciendo naturalmente en una serie de sitios de suelos arcillosos sujetos a frecuentes
inundaciones y desbordamiento y hasta en suelos arenosos o limosos o donde la cantidad
de humedad puede ser limitada, en suelos aluviales a lo largo de ríos y arroyos y con
menor frecuencia en los pantanos. Puede permanecer saludable aún en zonas inundadas
hasta el 40 por ciento del tiempo durante una temporada de crecimiento. Crece
principalmente asociado a los órdenes Inceptisoles y Entisoles, pero puede crecer en suelos
22
de los órdenes Mollisoles, Inceptisoles, Entisoles, Histosoles Alfisoles y Espodosoles de la
Soil Taxonomy (CAB International, 2000). Tolera moderada alcalinidad.
Los rodales naturales de F. pennsylvanica se limitan casi por completo a tierras
bajas, pero la especie también crece bien cuando se planta en tierras altas húmedas de
textura gruesa y franca arenosa de Dakota del Norte a Texas, con suelos de reacción neutra
a alcalina.
Las pruebas de cultivo de especies sobre la ribera de un sitio en Mississippi han
demostrado que F. pennsylvanica creció en un suelo franco-limoso con un rango de pH
entre 7,5 y 8,0. (Johnson, 1971).
En la llanura de inundación del río Missouri de Dakota del Norte, F. pennsylvanica
domina los suelos con alto contenido de arcilla. Las plántulas y renovales muestran
amplias tolerancias ecológicas con respecto a los nutrientes del suelo, materia orgánica,
agua y capacidad de anegamiento (Johnson, 1971).
En el Este de Texas, los suelos que soporta F. pennsylvanica son pesados, de
arcillas y piedra caliza, arenosos ácidos o franco arenosos que receptan abundancia de agua
(Gucker, 2005).
Otros estudios evidencian la importancia de las características del suelo para el
crecimiento de la especie. El crecimiento fue mucho mejor en suelos que no habían sido
cultivados versus suelos con algún cultivo previo. Cuanto más grande era la zona bajo
cultivo o más severamente erosionado el horizonte A, más pobre era el crecimiento de F.
Pennsylvanica. Los sitios de bosque soportan mejor el crecimiento que los sitios de
campos antiguos, probablemente por las adecuadas micorrizas y la materia orgánica en los
suelos de bosque (Gilmore and Boggess, 1963).
En resumen, F. pennsylvanica tolera una gran variedad de tipos de suelo, desde
francos a arcillosos y / o limosos fértiles, mal o bien drenados. Varios investigadores han
descrito los suelos según las asociaciones vegetales donde prospera F. pennsylvanica.
Crece en suelos de los órdenes Mollisoles, Inceptisoles, Entisoles, Histosoles Alfisoles,
Aridisoles y Espodosoles de la Soil Taxonomy.Un resumen de las características edáficas
se presenta en la tabla 1.4.
La especie ha demostrado tener la capacidad, bajo condiciones de inundación, para
regenerar nuevas raíces secundarias de la raíz primaria, desarrollar raíces adventicias en la
parte del tallo sumergida en agua, acelerar la tasa de respiración anaeróbica en ausencia de
oxígeno y oxidar su rizósfera (Kennedy, 2004).
23
Si bien es tolerante a las inundaciones los estudios indican que es más común en los
sitios inundados sólo temporalmente. El tipo de bosque F. pennsylvanica-Ulmus
americana-Populus deltoides es común a lo largo de ríos y arroyos de los estados del
centro-Norte y el bosque dominante presuntamente tolera inundaciones hasta el 50% de la
estación de crecimiento (Gucker, 2005).
En los bosques de tierras bajas del Sur de Ontario, Canadá, la persistencia de F.
pennsylvanica fue del 90% en los sitios inundados temporalmente, 70% en los sitios
ubicados 15 m hacia el interior de los estanques, y 30% en los montículos de tierra en
estanques plantados por encima del nivel del agua. En el piedemonte de Georgia, F.
pennsylvanica sucumbe rápidamente a la inundación permanente durante la temporada de
crecimiento mientras que, en la parte baja de los bosques de pantano, es típico en los sitios
donde la inundación no es continua (Gucker, 2005).
Resumen de los descriptores de suelo
•
Textura del suelo: liviana; media; pesada.
•
Drenaje del suelo: libre; impedido; estacionalmente anegado.
•
Reacción del suelo: ácido; neutro; alcalino.
Tabla 1.4. Diferentes tipos de asociaciones de F. pennsylvanica, área de ubicación y
descripción del suelo del lugar.
Tipo de vegetación
Area
Descripción del suelo
Grandes planicies de
C. laevigata-Ulmus
americana-F.
inundación de los
ríos del Este de
Texas hasta la Costa
pennsylvanica
Franco arcillosos o limosos
Johnson, 1980.
Atlántica y el Sur de
Illinois.
F.pennsylvanica
/ Sudoeste de Dakota
del Norte
Prunus virginiana
F.pennsylvanica
/
Symphoricarpos sp.
>35% de arcilla, pH 7,9-8,1.
Girard et al, 1989.
Sudoeste de Dakota
30-59% de arcilla, pH 8,0-8,3.
del Norte
Girard et all, 1989.
24
Tipo de vegetación
F.pennsylvanica
/
Area
Descripción del suelo
Centro y Este de
Franco arcillosos a franco arenosos,
Montana
napa freática < a 1 m en sequía
Prunus virginiana
(Hansen et al, 1995).
Dakota del Noroeste pH 6.6-7, iones químicos en orden
de concentraciones decrecientes¹:
F.pennsylvanica –
Ca>Mg>Fe>K>P>Na>Mn>Zn>Sr>
Ulmus americana
Cu (Wali et al, 1980).
Noroeste Dakota del Moderadamente fértil, nivel de P
F.pennsylvanica
/
Sur
bajo, N moderadamente bajo, 420% materia orgánica, pH neutro
Prunus virginiana
(Voorhees et al, 1992).
¹ El tipo de bosque F.pennsylvanica – Ulmus americana, en comparación con otro tipo de bosque en la zona tuvo la
materia orgánica más alta, Nitrógeno total y niveles de Calcio y Magnesio intercambiables (Wali et all, 1980).
Altitud
En la Tabla 1.5 se presentan algunas zonas de distribución de F.pennsylvanica con
sus correspondientes altitudes.
Tabla 1.5. Altitud de algunas áreas de distribución de F. pennsylvanica en U.S.A.
Area
Altitud
Colorado
>6.000 pies (aprox. 1.800 m) (Gosnell,
Ron. 1993).
Oeste de Dakota del Norte
1.890-3.200 pies (aprox. 575 m a 1.000
(Tipo F. pennsylvanica-Ulmus
m) (Wali et al, 1980).
americana)
Centro y sur de Texas
>3.000 pies (900 m) (Simpson, 1988).
Utah
"Altitudes menores” (Welsh et al.,
1987).
Oeste de Virginia
Altitudes “bajas” (Strausbaugh et al.
1977).
Sur de los Apalaches
> 3.000 pies (> 900 m) (Duncan et al,
1988).
25
Tolerancia a la sequía y al frío
Aunque mayoritariamente se lo describe como una especie ribereña, de planicies de
inundación, F. pennsylvanica ha sobrevivido a las condiciones de sequía en varias zonas.
En el Sureste de Dakota del Sur, la supervivencia de F. pennsylvanica fue del 63%
durante un período de 5 años (1934-1939) que incluye 2 años que se describen como "las
más graves sequías que jamás hayan visitado" la zona. El autor advierte que F.
pennsylvanica no debe ser plantado en los sitios de tierras altas con suelos de textura fina,
lo que sugiere una mayor probabilidad de mortalidad de árboles durante las condiciones de
sequía en estos sitios (Maggrett, 1940).
Los árboles de F. pennsylvanica en las cortinas rompeviento del Oeste de
Minnesota sufrieron severas condiciones de sequía en 1934. A finales de ese verano, sólo
el 8% de los árboles estaban muertos o moribundos. Sin embargo, en el oeste de Kansas, la
mortalidad de árboles maduros, bien establecidos, fue del 33% al final de 4 años de larga
sequía (Albertson and Weaver, 1945).
La supervivencia de F. pennsylvanica es bastante elevada en las cortinas forestales
del Norte de las Grandes Llanuras, donde los inviernos pueden ser severos. Sin embargo,
F. pennsylvanica puede sufrir un ligero incremento de mortalidad por frío con la edad,
lesiones de heladas tardías de primavera, y ocasional rotura de tallos que provienen de la
deposición de nieve sobre ellos (George, 1953).
Estado Sucesional
La reacción a la competencia de F. pennsylvanica varía de intolerante a
moderadamente tolerante a la sombra en la parte septentrional de su área de distribución.
La tolerancia a la sombra, sin embargo, disminuye al aumentar la edad de los árboles
(Johnson, 1980) y (Sharitz and Mitsch, 1993).
Aparece a principios de la sucesión en los suelos aluviales, como un pionero. Es
menos capaz de mantener su posición en el dosel de copas que algunos de sus asociados de
más rápido crecimiento tales como Acer rubrum y Ulmus americana (Wright, 1965).
En el Sur de su área de distribución, F. pennsylvanica se considera tolerante cuando
es joven y moderadamente tolerante, cuando es más viejo. Los estudios han demostrado
que la regeneración avanzada de F. pennsylvanica puede mantenerse en el sotobosque
durante más de 15 años (Johnson, 1961). Los renovales no pueden crecer más de 15 cm de
altura anual, con 12 a 15 años de edad, los árboles tienen aproximadamente 1,8 a 2,25 m de
26
altura y 2,5 cm de diámetro. Sin embargo, estos árboles responden bien a la liberación y
superan a muchos de sus competidores (Johnson, 1975).
Otros estudios en plantaciones, donde se aplicaron distintos manejos culturales,
puso de manifiesto que F. pennsylvanica pudo tolerar la competencia de las malezas mejor
que cualquiera de los 6 a 10 especies estudiadas (Krinard et al., 1979).
F. pennsylvanica también prospera a mediados de la sucesión, en el subclimax y en
el clímax. La literatura la describe como especie de crecimiento rápido.
En los bosques de Acer saccharum- Fagus grandifolia del Sur de Indiana, F.
pennsylvanica es una especie pionera, colonizadora de campo abierto que más tarde es
sustituida por aquellas especies (Williamson, 1975).
En los bosque del tipo Ulmus-Celtis-Fraxinus spp. que ocupan los pisos bajos y
ciénagas de la llanura aluvial del río Mississippi normalmente sigue a la tala y / o a eventos
de incendio (Penfound, 1952).
Aparece en una fase temprana del desarrollo sucesional de suelos aluviales, a veces
como un pionero o como un reemplazo de comunidades de P.deltoides, P. tremuloides y /
o Salix nigra (Kennedy, 1990).
Es medio tardío en la comunidad de P. tremuloides - F. pennsylvanica de las
llanuras aluviales del río Missouri, siendo más tarde sustituido por la comunidad F.
pennsylvanica / Symphoricarpos occidentalis (Girard et al., 1989).
Los casos en que F. pennsylvanica es descripto como de sucesión tardía o especie
clímax son igualmente abundantes, por ejemplo , en las llanuras aluviales del río Nebraska,
(Aikman, 1926), a lo largo del Río Yellowstone desde Sidney a Glendive, Montana
(Boggs, 1984), en bosques maduros de Schnabel Woods del Condado de Boone, Missouri
central (Richards et al., 1995), en los bosques de galería de Populus deltoides de las
Grandes Planicies (Gucker, 2005), en la llanura de inundación del río Missouri de Dakota
del Norte (Johnson, 1971), etc.
Usos especiales, aplicaciones tradicionales y ornamentales
F. pennsylvanica se utiliza ampliamente en la recuperación de terrenos que han sido
degradados por la minería a cielo abierto (Kennedy, 2004). La madera de F.
pennsylvanica, debido a su resistencia, dureza, alta resistencia al choque y excelentes
cualidades de flexión, se utiliza en especialidades tales como mangos de herramientas, pero
no es tan conveniente como la del F. americana, y no es recomendada para los bates de
27
béisbol. Se utiliza para otros propósitos como madera de construcción y para pulpa. En la
confección de muebles y recubrimiento de pisos se utilizan las dos especies.
Es utilizado para la elaboración de guitarras, porque puede ser algo más ligero que
el F. americana y tiene un sonido brillante.
Los europeos conservan en vinagre frutos del F. pennsylvanica cuando son jóvenes,
y hacen un condimento agradable. Los nativos americanos (indios), lo utilizaron como
alimento (cambium), para drogas (cambium, extractos de la corteza, hojas), y la madera
para
los
marcos
de
raquetas
de
nieve,
canoas,
muebles
(Kennedy,
1990).
F. pennsylvanica es uno de los árboles ornamentales más ampliamente plantado en los
Estados Unidos y gran parte de Canadá, inclusive en la parte occidental de las zonas donde
no es nativo (Kennedy, 1990). También es ampliamente plantado en la Argentina, siendo
muy popular debido a su buena forma y resistencia a las enfermedades (Cozzo, 1972).
Tiene varios inconvenientes como árbol urbano; es similar al F. americana excepto
que es de muy corta vida en comparación con éste y muchos otros árboles (rara vez más de
100 años, a menudo sólo 30-50 años, con un máximo de 150 años).
F. pennsylvanica está bien adaptado a los paisajes urbanos, siendo más tolerante a
la compactación del suelo que F. americana. Consecuentemente, ha sido sobreusado, y
muchas ciudades están cubiertas de F. pennsylvanica. El uso adicional debería ser
desalentado hasta que se alcance un equilibrio mejor (Rosario, 1988).
Algunos trabajadores de vivero tienen al parecer problemas en distinguir el F.
americana del F. pennsylvanica, así es común ver plantaciones involuntariamente
mezcladas aparentemente (Kennedy, 1990).
El roble
Nombre científico: Quercus robur L.
Nombre vernáculo: roble común, roble europeo.
Pertenece a la familia Fagaceae
Lugar de Origen
Q. robur es originario de Europa, África del Norte y Asia occidental. Está
ampliamente extendido ocupando casi toda Europa, desde el Atlántico hasta los Urales.
Conocido como el roble común, inglés, europeo o pedunculado, es un importante
árbol forestal en Europa, principalmente por la alta calidad de madera para la construcción
28
y fabricación de muebles.
La especie se presenta como dominante en un lugar o formando parte de una
valiosa mezcla de distintas especies forestales. Es más adecuado para la siembra en sitios
fértiles húmedos, característico de los bosques de selva baja caducifolia en Europa, pero a
veces también se utiliza para la forestación y reforestación de los sitios degradados.
Q.robur está ampliamente distribuido en Europa siendo un componente importante
de los bosques templados caducifolios y mixtos, bosques húmedos y bosques ribereños que
se encuentran desde el Atlántico Occidental de Europa a la Rusia Central continental.
También está presente en la mayoría de las zonas de montaña de algunos países
mediterráneos (Italia y la región de los Balcanes).
El área de distribución natural se extiende desde aproximadamente los 61° N de
latitud (en el Sur de Noruega y Suecia) hasta aproximadamente los 38° N (en Sicilia y
Portugal). Cabe señalar que la distribución natural de Q. petraea se superpone casi
totalmente con el área de distribución natural de Q. robur. Sin embargo, éste se extiende
mucho más al Este (Walter y Straka, 1970).
La costa de Irlanda (alrededor de los 10º O de longitud), Norte de Portugal y
España (9° O) es el límite occidental de distribución de Q. robur. La especie se extiende
hacia el Este en Rusia, a unos 60° de longitud E (Walter y Straka, 1970), los países
bálticos, Bielorrusia, la mayor parte de Ucrania y Rusia Central hasta las fronteras de
Kazajstán y base de los montes Urales. En Europa central se encuentra a una altitud de
600-700 m.
Los bosques caducifolios de robles, sobre todo de Q. robur, son los más
característicos de la zona atlántica. Representan la formación forestal típica del piso basal,
hasta unos 600 m de altitud. En altura, al ascender en las montañas, son sustituidos por
Fagus sylvatica y en los fondos de los valles por Fraxinus excelsior y Corylus avellana.
Son acompañados, con frecuencia por Castanea sativa y Betula spp.
Descripción morfológica y hábito
Especie de pleno sol. Necesita luz en las edades tempranas. Prefiere suelos fértiles
húmedos bien drenados. El pH del suelo no es crítico, pero prefiere aquellos no alcalinos.
Tiene tolerancia a la salinidad.
Árbol caducifolio corpulento. La mayoría de los árboles llegan a un máximo de 15
a 20 m de altura desarrollando una copa redondeada y ancha, pero puede alcanzar hasta 45
29
m de altura, con corteza grisácea, bastante lisa, que acaba resquebrajándose y
oscureciéndose con la edad. Los árboles viejos pueden tener bifurcación irregular, mientras
que los árboles jóvenes son típicamente piramidales o tienen una forma aovada.
Tiene una gran resistencia al frío y a las heladas tardías. Durante el periodo
vegetativo se le puede considerar indicador de la humedad en el suelo.
Follaje
Hojas alternas, obovadas o trasovadas, oblongas, auriculadas en la base. Miden 5-18 cm de
longitud y 3-10 cm de anchura. Verde oscuras por el haz y verde claras o glaucescentes por
el envés, lampiñas por ambas caras, con 4-7 pares de nerviaciones. Tienen hojas
relativamente pequeñas para su porte y de 6 a 14 lóbulos poco profundos y redondeados,
de color verde oscuro, verde oliva o verde azulado. Las hojas permanecen verdes hasta
tarde en el otoño, caen verdes o se vuelven marrones y persisten en el invierno. Es un árbol
caducifolio marcescente (conserva la hoja todo el invierno y la pierde al principio de la
primavera). El aspecto otoñal es pobre.
Fig. 1.9. Detalle de la silueta, fruto y hoja de Q.robur (CAB International, 2000).
30
Fig. 1.10. Quercus robur L, ramita y yemas de invierno (CAB International, 2000).
Flores y frutos
Flores coetáneas con las hojas. Las flores masculinas son amentos aislados de color
verde amarillo, de 5-13 cm de longitud. Las flores femeninas se disponen en grupos de 2-3,
sobre un largo pedúnculo Son plantas diclinomonoicas.
Bellotas alargadas de 2-4 cm de longitud y 0,8 a 1,8 cm de anchura, algo
deprimidas en el ápice soportadas individualmente o en grupos de hasta cinco bellotas.
Cúpula de escamas planas, imbricadas, aterciopeladas. Maduran en una estación (grupo del
roble blanco).
Clima
El rango natural de Q. robur cubre el clima templado Atlántico de Europa
Occidental, y el más suave clima continental del centro de Rusia y Ucrania. La especie
crece mejor en Francia, Alemania, Croacia y Polonia (Jaworski, 1995). Requiere una
temperatura media de 12 ºC en primavera-verano para el desarrollo normal (Puchalski y
Prusinkiewicz, 1992).
Los árboles jóvenes pueden sufrir las heladas tardías. A principios de otoño estas
pueden dañar los brotes que no están lignificados (Puchalski and Prusinkiewicz, 1975). En
comparación con Q. petraea, Q. robur florece mejor bajo condiciones climáticas más
continentales (Joyce et al., 1998).
31
Resumen de los descriptores del clima
¾ Rango de altitud: entre 0 y 1.500 m.
¾ Lluvia media anual: 300 – 2.000 mm.
¾ Régimen de lluvia: estival; bimodal; isohigro.
¾ Duración de la estación seca: 0 a 4 meses
¾ Temperatura media anual: desde –2º C a 16º C.
¾ Temperatura máxima media del mes más cálido: 14 a 25º C.
¾ Temperatura mínima media del mes más frío: -20 a 8ºC.
¾ Temperatura mínima absoluta: mayor a -35º C.
Suelo y fisiografía
En general, Q. robur es eutrófica, crece en suelos ricos, húmedos y bien drenados.
Las texturas de suelo ideales son francas, franco arcillo arenosas, franco arcillosas, arcillo
arenosas, arcillosas. Los típicos sitios ocupados por Q. robur son pesados, en suelos de
valles y depresiones estacionalmente anegados (tolera la sobresaturación de agua salobre
debida a anegamiento ocasional). Los suelos más adecuados para el Q. robur, según la Soil
Taxonomy son aquellos de los órdenes Mollisoles, Alfisoles, Espodosoles Histosoles,
Inceptisoles, Entisoles y Aridisoles. En raras ocasiones, puede ocurrir en suelos calcáreos.
La especie requiere de suelo húmedo con el nivel de agua freática cercana. Una muy buena
condición sería que ésta se encontrara entre 80 y 100 cm (Jaworski, 1995).
La reacción del suelo debe ser ácida o neutra. La alcalinidad del suelo es uno de los
más importantes factores que determinan el límite Sur del área de distribución natural de
Q. robur, y el bajo pH del suelo de los spodosoles define el límite Norte.
En las tierras bajas de Inglaterra, Burgess et al. (1996) encontraron que la
supervivencia y el crecimiento de plántulas de 1 o 2 años de edad fueron en general mucho
mayores en lugares de suelo arenoso fino a franco limoso que en sitios con suelo arcilloso
calcáreo. Sin embargo, en comparación con Quercus petraea, Q. robur puede tolerar
suelos más pesados como los gleysoles.
Q. robur está clasificado como especie de tierras bajas, planas o con ligera
pendiente del terreno y las pendientes con orientación Este, Sur y Sureste proporcionan los
mejores sitios. En comparación, Q. petraea se encuentra en zonas de montaña (Joyce et al.,
1998).
32
Resumen de los descriptores de suelo
¾ Textura del suelo: media a pesada
¾ Drenaje del suelo: desde impedido a estacionalmente anegado
¾ Reacción del suelo: ácido; neutro
¾ Tolerancia a suelos salinos
Características silvícolas
Q. robur tiene varias características típicas de las especies de árboles pioneras, por
ejemplo, las semillas se dispersan ampliamente por aves y mamíferos (a través del
guardado en un escondrijo), las semillas son de gran tamaño con reservas que permiten a
las plántulas competir con la mayoría de las gramíneas, ya que pueden germinar
rápidamente en el otoño, soportan la sequía del verano, y pueden persistir en el césped
hasta que las raíces se desarrollan lo suficiente como para permitir el rápido incremento
del crecimiento.
En condiciones naturales, el roble regenera a través de la alternancia de especies,
por ejemplo, el abedul (Betula sp.) puede sustituir el árbol caído de roble de los bosques de
roble en el Norte de Gran Bretaña, los que son a su vez sustituidos por otros robles (Savill,
1991).
Q. robur es una especie exigente de luz, sin embargo, parte de sombra se considera
favorable hasta que la etapa de altos fustes se ha alcanzado (los forestales polacos tienen
un dicho: “Al roble le gusta crecer en un abrigo de pieles, pero con su cabeza descubierta”)
(Jaworski, 1995). La especie crece mejor en caliente, en sitios protegidos, y puede sufrir
graves daños causados por heladas. Sin embargo, también crece bien en el marco de las
relativamente frías condiciones climáticas continentales en Europa Central, puede
encontrarse en suelos muy compactos (Joyce et al., 1998). Tolera también el viento y tiene
habilidad para adecuarse al rebrote.
Propagación
Q. robur puede propagarse por semillas, o por multiplicación vegetativa de brotes
del cuello de la raíz, esquejes, explantes de tallo o cultivo de tejidos.
33
La regeneración natural y los sistemas silvícolas
La silvicultura de Q. robur en Polonia fue descrita en detalle por Jaworski (1995) y
parece ser más o menos aplicable a otros países de Europa. Q. robur se reproduce por
regeneración natural por el método de cortas de protección o aclareos sucesivos. En
bosques mixtos jóvenes de Pinus sylvestris o en bosques mixtos jóvenes latifoliados, debe
mantenerse un 30% de Q. robur (Jaworski, 1995), lo que se puede lograr mediante el
sistema de cortas de protección en grupos. Cuando la regeneración de roble está bien
instalada, el pino puede talarse.
Uso y beneficios que brinda la especie
El Q. robur es importante para la mejora del suelo, sobre todo en rodales de pino si
está presente en la proporción de aproximadamente 30% del número de árboles (Jaworski,
1995).
Las hojas del roble enriquecen el mantillo del bosque y la composición mineral del
suelo en esos rodales. Sin embargo, la cama de roble toma un tiempo relativamente largo
para descomponerse.
Q. robur es sumamente resistente al viento; por tal motivo, se planta a menudo en
cortinas forestales (Zajaczkowski, 1998).
El roble puede ser usado con éxito en agroforestación; reforestación; recuperación
de suelos; conservación de suelos; control de la erosión; cortinas forestales; barreras
rompevientos; amenidad; ornamental, protección de cuencas hidrográficas, bosques.
Productos Maderables
La madera de Q. robur es naturalmente durable y tiene gran resistencia; una
densidad media de 0,72 Kg / dm3 con un 15% de contenido de humedad. La madera se usó
en el pasado para muchos propósitos: construcción, vigas, postes, umbrales, navíos,
incluyendo maderas encorvadas para las quillas y para fortalecimiento del armazón (Harris
y Harris, 1981; Savill, 1991). Las propiedades y calidad de madera del roble han sido
investigadas extensivamente por Nepveu (1992) en Francia.
Se puede usar como combustible; madera rolliza; postes; estacas; pilotes; soportes
de fosos; soportes de construcción; para la construcción pesada; vigas; para la construcción
ligera; carpintería / ebanistería; pisos; revestimiento de paredes; guijarros; montajes
exteriores; cercos; verjas; estructuras de ingeniería; puentes; trabajos hidráulicos;
34
durmientes de vía férrea; recipientes; contenedores; tanques; tinas; tonelería; camillas;
estuches; lozas industriales y domésticas; mangos de herramienta; cuchillería; juguetes;
instrumentos musicales; equipamiento deportivo; entalladuras de madera; mobiliario;
chapas; botes; contrachapado; madera laminada; tableros compuestos; madera aglomerada;
hidrolizados de madera; pulpa; extractivos de madera (incluso aceite); textiles; otros
derivados celulosos; lana de madera; harina de madera; carbón de leña; residuos de
madera.
Productos No maderables
Se usan las hojas y la corteza de Q. robur para productos medicinales, a menudo en
medicina popular. La composición química de las hojas del roble fue estudiada por
Torzewski y Lipinska (1985). Los resultados han mostrado que son una valiosa fuente de
nutrientes, con alto contenido de fibra cruda y proteínas y pueden ser adecuadas para
procesar en el alimento animal.
El tanino extraído de la corteza de Q. robur fue históricamente un producto
sumamente importante. Hoy, todavía se usan taninos en la industria farmacéutica.
Otros usos serían como pigmentos y abonos verdes.
Uso del paisaje
Se plantan algunas formas de roble común en parques, jardines y fincas por su valor
ornamental y el desarrollo tardío de la hoja (Tomanek, 1994), como árbol de sombra, árbol
de prado; necesitando espacio para desarrollarse. Existen algunas variedades en el mercado
como: “Atropurpurea”, “Fastigiata”, “Filicifolia”, “Longifolia”, “Pendula”, “Variegata”,
etc.
Importancia del estudio
A pesar de la creciente demanda de madera, no existen en Córdoba forestaciones de
envergadura que provean de esta materia prima a la importante industria de segunda
transformación. Una de las causas probables de esta deficiencia es la escasa información
disponible sobre la adaptación al cultivo de especies de madera valiosa y si bien existen
especies introducidas de maderas más finas; éstas no han sido debidamente evaluadas.
Se sabe que las condiciones agro y edafoclimáticas constituyen las determinantes
principales de la adaptabilidad de las especies forestales (Ravelo et al., 1997a, Jarsún et al.,
35
1988-90 y S.A.G.P.yA., 1999a). Así, las regiones que poseen dichas condiciones iguales o
similares a las de origen de las especies poseen la mayor probabilidad de una adaptabilidad
exitosa.
La selección de especies exóticas para forestación debería, por lo tanto, orientarse
hacia aquellas que posean maderas de calidad apreciada en el mercado, una amplia
distribución geográfica y que se adapten a una extensa variedad de suelos y climas.
Especies como Fraxinus pennsylvanica Marshall con distribución natural entre los 54º Lat.
N y 28º Lat. N y el roble europeo, Quercus robur L, entre los 61º Lat. N y 38º Lat. N,
cumplen tales condiciones.
Tanto una como la otra prospera muy bien en el Valle de Calamuchita; además, por
su condición de caducifolias presentan poco material combustible en la época en que
ocurren los incendios, hacia la salida del invierno y comienzos de la primavera.
Fraxinus pennsylvanica posee una madera muy elástica utilizada para la fabricación
de implementos deportivos, mangos de herramientas y otros; presenta en su zona de
ocurrencia natural un ritmo de crecimiento que no diferiría del ritmo de crecimiento de los
pinos plantados en el Valle de Calamuchita (Hook y Brown, 1973; CAB International,
2000), pudiéndosela manejar en aquellos lugares en ciclos cortos de entre 25 y 30 años, lo
que fue confirmado también en Croacia en plantaciones para recuperación de suelos
degradados que utilizan Fraxinus pennsylvanica como árbol de sucesión primaria que será
luego reemplazado por Fraxinus angustifolia (Kremer et al., 2004).
Q. robur, en cambio, posee una madera pesada y muy fina, de amplio uso en el
pasado; utilizada hoy para la fabricación de muebles de muy buena calidad, entre muchos
otros usos. Muestra una velocidad de crecimiento menor, pero su turno de corta más
prolongado se compensaría con un mejor precio en el mercado debido a la calidad y uso
diferencial de su madera.
Con la finalidad de contribuir a incrementar la diversidad de especies de uso
forestal en el Valle de Calamuchita, favoreciendo la mayor rentabilidad de las inversiones,
el presente estudio se orienta hacia la evaluación de la aptitud del Valle para la forestación
con Fraxinus pennsylvanica Marshall y Quercus robur L. y a la zonificación de acuerdo a
sus requerimientos edafo-climáticos.
En función de lo expuesto se formula la siguiente:
36
Hipótesis
El Valle de Calamuchita presenta condiciones adecuadas para el cultivo de las especies
fresno de Pensilvania (Fraxinus pennsylvanica Marshall) y roble europeo (Quercus robur
L.).
A continuación se detalla:
Objetivo general
•
Evaluar el comportamiento del fresno de Pensilvania (Fraxinus pennsylvanica
Marshall.) y el roble europeo (Quercus robur L.) cultivados en el Valle de
Calamuchita y realizar una zonificación según el grado de aptitud para su
crecimiento.
Objetivos específicos
¾ Conocer el crecimiento en diámetro, altura y área basal de Fraxinus pennsylvanica
Marshall. y Quercus robur L. cultivados en el Valle de Calamuchita.
¾ Establecer qué variables ambientales están relacionadas con el crecimiento y
contribuyen a la formación de la calidad de sitio para estas especies.
¾ Determinar la edad de culminación del crecimiento en diámetro y área basal.
¾ Estimar la edad de culminación del crecimiento en volumen en la región estudiada
y compararla con las de otras zonas de cultivo.
¾ Establecer analogías climáticas entre el Valle y los lugares de origen de las especies
y determinar cuáles son las procedencias más adecuadas para obtener semilla.
¾ Desarrollar un Índice de Aptitud de uso de los suelos del Valle para el crecimiento
de las especies.
¾ Identificar aquellas zonas del Valle que poseen las mejores condiciones
agroclimáticas para la implantación y desarrollo de las especies.
¾ Confeccionar mapas de aptitud de uso de los suelos del Valle para Fraxinus
pennsylvanica Marshall y Quercus robur L.
37
CAPÍTULO 2
EDAD DE CULMINACIÓN DEL CRECIMIENTO EN DIÁMETRO Y
ÁREA BASAL DEL FRESNO (Fraxinus pennsylvanica Marshall) Y EL
ROBLE (Quercus robur L.).
INTRODUCCIÓN
Se define como Crecimiento, al aumento irreversible de tamaño en un organismo,
como consecuencia de la proliferación celular, que conduce al desarrollo de estructuras
más especializadas del organismo, comenzando por las propias células y, pasando por
tejidos, hasta llegar a órganos y sistemas (Diccionario Rioduero de Biología, 1972).
El crecimiento de las plantas es el fenómeno resultante de la expresión de su
potencial genético a través de la manifestación conjunta de micro y macroprocesos
metabólicos (fotosíntesis, respiración, absorción de nutrientes y agua, regulación
hormonal), que suceden en el vegetal y su interacción con los factores ambientales
(Larson, 1994).
En los árboles se manifiesta de diferentes maneras expresándose en función de la
edad (tiempo transcurrido desde la germinación) o de un período.
Los árboles crecen en regiones templadas y subtropicales dentro de los períodos
vegetativos, que en las zonas templadas se definen por la alternancia entre estaciones frías
y cálidas. El período vegetativo anual que produce el crecimiento termina, en las zonas
templadas, al comenzar las temperaturas bajo cero, y en las subtropicales, por efecto de los
períodos de sequedad. En los bosques tropicales, con poca diferencia entre invierno y
verano, el crecimiento es más o menos constante, según los períodos de lluvia. Todas estas
influencias determinan la variación del crecimiento en altura, diámetro y demás
magnitudes que se deriven (Thren, 1993).
Básicamente, el crecimiento de los árboles se manifiesta en dos sentidos:
¾
Crecimiento en diámetro.
¾
Crecimiento en altura.
De éstos se derivan las demás magnitudes que se detallan a continuación
Incremento corriente: Crecimiento del último año del árbol o masa (de un año).
Incremento periódico: Crecimiento en un período dado del árbol o masa (por Ej. 5 – 10
años).
38
Incremento medio: Es el resultado de dividir el diámetro, la altura, la sección o el volumen
del árbol o masa por su edad o el promedio de un período. Es el más utilizado.
El incremento corriente, medido año por año también se denomina incremento
corriente anual (Thren, 1993).
Como producto del crecimiento en diámetro de los árboles, éstos suman año a año
un anillo anual, que es una capa de células de xilema producida durante el mismo y que, en
sección transversal, aparece como una banda o anillo. El límite entre dos anillos suele estar
netamente marcado por el cambio de estructura, densidad y, en ocasiones, también de color
entre las células de la madera tardía de un anillo y las de la madera temprana del siguiente.
Esta característica que presentan los árboles permite a la dendrocronología la
datación de sucesos y condiciones del pasado ambiental reciente o histórico basándose en
la cantidad, la extensión y la densidad de estos anillos anuales de crecimiento. La edad de
los árboles se determina mediante el conteo de los anillos de crecimiento (Coster, 1927). El
análisis de los anillos de crecimiento se emplea con fines múltiples en botánica,
climatología, en la ciencia forestal y otras (Schweingruber, 1989).
Los anillos de crecimiento de una planta leñosa están influenciados por la
estacionalidad favorable y desfavorable de las condiciones de crecimiento (Worbes, 1992).
Para estimar el crecimiento de un árbol o de una masa hay que conocer la edad. El estudio
de crecimiento parte siempre de un postulado biológico, el de la persistencia de la especie
por un tiempo prolongado, lo bastante como para que le sea asignable un número concreto
de años.
Tradicionalmente los estudios dendrocronológicos se desarrollaron en las regiones
templadas y frías, donde existe una fuerte estacionalidad climática que favorece la
diferenciación de los distintos períodos de crecimiento y su visualización (Morales et al.,
2001; Fritts, 1976); F. pennsylvanica y Q. robur presentan esta particularidad. La región
del Valle de Calamuchita posee una marcada estacionalidad en las temperaturas y en las
precipitaciones con un período de lluvias abundante desde octubre a marzo y uno de lluvias
escasas desde abril a septiembre (Capitanelli et al., 1979).
Mediante estudios dendrocronológicos se pueden determinar magnitudes del
crecimiento de los árboles, tales como el incremento corriente anual diamétrico, el
incremento corriente anual del área basal, el incremento corriente anual del volumen y sus
respectivos crecimientos promedio. Además, es posible analizar la evolución de los anillos
de crecimiento con la edad, estudiar la evolución de las magnitudes dendrométricas,
39
evaluar el crecimiento y, con el graficado de las curvas correspondientes, determinar la
edad de culminación del crecimiento en volumen de un bosque o árbol o, lo que es lo
mismo, el turno 1 del máximo incremento leñoso, de la mayor productividad o de la
máxima renta en especie y que corresponde al momento en que el bosque o árbol rinde la
máxima producción anual en un tiempo dado, lo que ocurre cuando el crecimiento
promedio anual se iguala con el crecimiento corriente anual.
La edad de culminación del crecimiento se ha determinado para F. pennsylvanica
en plantaciones en su zona de origen natural en un rango que oscila entre los 60 y 80 años
(Putnam et al., 1960), dependiendo de la latitud y altitud de la localidad, valores que
coinciden con los enunciados para Argentina en el proyecto “Bosques Cultivados”
(SAGPyA, 1999).
Para Q. robur, en su zona de origen, en la provincia de Lugo, al norte de la
península Ibérica se manejan valores de 84 a 120 años para los mejores y los peores sitios
respectivamente (Barrio Anta et al., 2002); para nuestro país SAGPyA, (1999), consigna
turnos de corta entre 90 y 110 años.
Sin embargo, hasta el momento no se cuenta con datos de edad de culminación del
crecimiento para estas especies que crecen en el Valle de Calamuchita.
En el manejo silvícola es muy importante precisar el comportamiento de las
especies en cuanto a su crecimiento. Determinar la edad de culminación del crecimiento
para F. pennsylvanica y Q. robur en el Valle proveería de información útil para los
forestadores del lugar, quienes contarían con dos alternativas mas de explotación que se
agregarían a la actual, consistente en bosques de Pinus elliottii y Pinus taeda (SAGP y A,
2003).
La madera de Q. robur presenta diferente ritmo de crecimiento respecto de los
pinos, pero el mayor tiempo de aquel, se compensaría con mejores condiciones de precio
en el mercado debido a su calidad diferencial, justificando el plazo más largo de la
inversión.
En cuanto a F. pennsylvanica, se lo considera de crecimiento rápido (SAGP y A,
1999). Tiene la particularidad de crecer mucho y muy rápidamente durante los primeros 5
a 10 años bajo manejo de plantación, disminuyendo después. Los rodales naturales parecen
1
Turno: Es el lapso que debe esperarse para efectuar el corte del árbol según el tipo de aprovechamiento. El turno varía
con la especie, condiciones del crecimiento y destino de la producción.
40
proveer un volumen suficiente para permitir la tala comercial a los 25-30 años (Hook,
1973; Kremer et al., 2004).
La edad de culminación tiene implicancia económica dada su relación con el
aprovechamiento. Por otra parte, es importante conocer cuál es la relación que existe entre
los distintos componentes del crecimiento y el ambiente, es decir, de qué forma el clima, el
suelo y la topografía inciden en el crecimiento de estas dos especies. Este estudio permite
realizar consideraciones sobre las diferentes velocidades de crecimiento de una misma
especie en distintos ambientes, información de gran interés en la valoración de la calidad
del sitio forestal (Villalba et al., 1985).
Los objetivos de este trabajo fueron:
1. Conocer el crecimiento en diámetro, altura y área basal de Fraxinus pennsylvanica
Marshall. y Quercus robur L. cultivados en el Valle de Calamuchita.
2. Establecer qué variables ambientales están relacionadas con el crecimiento y
contribuyen a la formación de la calidad de sitio para estas especies.
3. Determinar la edad de culminación del crecimiento en diámetro y área basal.
4. Estimar la edad de culminación del crecimiento en volumen en la región estudiada
y compararla con las de otras zonas de cultivo.
MATERIAL Y MÉTODOS
Sitio de muestreo
El sitio de muestreo se ubicó entre los meridianos 64º 30’ y 65º de longitud Oeste y
los paralelos 31º 40’ y 32º 20’ de latitud Sur, correspondiente a la zona comprendida en las
hojas Instituto Geográfico Militar 3166-36, Valle de Calamuchita e Instituto Geográfico
Militar 3366-6, Santa Rosa de Calamuchita.
Muestreo
Para realizar este estudio se utilizaron dos imágenes satelitales LANDSAT TM y
ETM+ multibanda de fechas específicas de la zona y un programa SIG, el Idrisi 32.
Se muestrearon al azar 30 ejemplares de F. pennsylvanica Marshall y 30 ejemplares
de Quercus robur L.
Para usarlos como referencia se posicionaron geográficamente algunos puntos
notables de la zona del Valle, y se registró la posición de los lugares donde se observaron
ejemplares de las dos especies en estudio, además se fotografió y anotó todo lo relativo a la
41
fisiografía del terreno junto con su altitud (Figura 2.1).
Fig. 2.1. Geo-posicionamiento y toma de datos de altitud y fisiografía del lugar.
Las ubicaciones de los ejemplares registrados se sometieron a un sorteo para
aleatorizar la toma de muestras y luego se procedió a realizar la misma
Las muestras, consistentes en tarugos (cilindros) de 4 mm de diámetro, fueron
tomadas de árboles vivos empleando el barreno epidométrico de Pressler (barreno de
incrementos) (Thren, 1993).
Al mismo tiempo se midió con cinta dendrométrica el diámetro a la altura de pecho
(DAP), el diámetro a 0,30 m de la base del árbol (DAB), la altura total (con hipsómetro
Vertex) y la longitud del fuste (con cinta métrica o por diferencia de lectura a diferentes
alturas del ejemplar, cuando se trataba de troncos muy largos). En cada sitio de muestreo
se extrajeron muestras de suelos con barreno, se identificaron los diferentes horizontes y se
analizaron en laboratorio, se midió el pH a campo, se anotó la profundidad del calcáreo, se
caracterizó el perfil en planillas de campaña detallándose también en ellas la vegetación
acompañante del lugar
Las figuras 2.2 a 2.4 detallan las zonas muestreadas para F. pennsylvanica y Q.
robur.
42
Fig. 2.2. Imagen satelital de Athos Pampa – El círculo rojo indica parte de la zona
muestreada de Q. robur.
43
Fig. 2.3. Valle propiamente dicho. Imagen satelital que indica las zonas muestreadas de F.
pennsylvanica.
Fig. 2.4. Zona del Valle propiamente dicho. Imagen satelital indicando otra zona
muestreada de Q. robur.
44
Los tarugos se extrajeron de 30 árboles aislados de F. pennsylvanica y de 14
ejemplares aislados y 16 ejemplares en macizos densos de Q. robur asociado con otras
especies. Para caracterizar esta situación, en función del marco de plantación, se puede
considerar que los individuos aislados se encontraban en un marco mayor a 4 x 4 m,
mientras que los ejemplares en macizos densos se hallaban en un marco de 2 x 2 m.
Se muestrearon ejemplares de Q. robur en macizos densos para alcanzar el número
de 30 individuos, que era el tamaño de muestra requerido para el análisis.
Acondicionamiento de las muestras
Los tarugos extraídos fueron montados posteriormente sobre regletas de madera
(Figura 2.5) donde se las pulió con lijas de granos progresivamente más finos (desde 60
hasta 600 granos por pulgada cuadrada), para observar a la lupa los anillos de crecimiento
con claridad adecuada.
Fig. 2.5. Cilindro correspondiente a la muestra Nº 2 de F. pennsylvanica, montada en
regleta y pulida.
Finalmente, los anillos fueron medidos con una precisión de 0,01 mm.
Los datos fueron procesados para obtener crecimientos promedios en diámetro y área
basal. Así, se promediaron los crecimientos del primer año de todos los individuos. Luego
el crecimiento del segundo año, el tercer año de crecimiento de toda la muestra, el cuarto,
el quinto y así sucesivamente.
Confección de las curvas de crecimiento en diámetro y área basal
Para confeccionar las curvas se utilizó el módulo para gráficos que provee el
programa EXCEL XP y para los análisis estadísticos, el programa InfoStat (2007).
En aquellos individuos donde no se pudo observar la médula, la edad y los
incrementos se estimaron mediante la extrapolación de la curva de tendencia aplicada a los
puntos observados de la muestra, que provee el programa EXCEL para gráficos. En los que
45
se conocía la edad de plantación, los incrementos corrientes se estimaron reemplazando los
valores ausentes por el promedio general del incremento corriente para ese año obtenido
del resto de la población para esa especie [consulta personal al Prof. (Ph.D) Carlos Walter
Robledo, cátedra de Estadística y Biometría, FCA, UNC].
Sólo en 12 individuos de Q. robur se observó el centro, mientras que en 18
ejemplares no se pudo observar el centro o fue imposible llegar hasta el mismo con el tipo
de barreno empleado debido a su gran diámetro. En estos casos se utilizó la metodología
descripta en el párrafo anterior.
Así se obtuvieron los Incrementos Corrientes Anuales del diámetro (ICA_D) de
cada árbol muestreado.
Las series temporales 2 de los ejemplares fueron finalmente promediadas entre si,
año a año, para obtener una cronología que constituye a su vez una serie temporal que
representa las variaciones anuales en el crecimiento diametral de F. pennsylvanica y Q.
robur muestreados en distintos lugares del Valle, con diferentes ubicaciones geográficas,
topográficas y microclimáticas.
Con el objeto de resaltar la tendencia biológica de crecimiento, las series de ancho
de anillos fueron suavizadas a fin de eliminar las “fluctuaciones” debidas al clima
(variaciones de períodos cortos ó de alta frecuencia). Para ello se utilizó la opción de
“suavizado” en la presentación de las curvas de crecimiento provista por la planilla
electrónica de cálculo EXCEL, para gráficos.
Si al crecimiento total de cada año se lo divide por la edad del árbol en ese año, el
resultado será el incremento medio anual (IMA), que se deduce directamente de la curva
de crecimiento total. El comienzo de las observaciones es generalmente el año 1.
Así, el Incremento Medio Anual del diámetro (IMA_D) se calculó para cada árbol
muestreado a través del cociente entre el Incremento Corriente Anual acumulado
(crecimiento total) al año t y el valor t (año al cual corresponde ese incremento
acumulado).
Luego se obtuvo de las series del IMA del diámetro de cada individuo, la serie
promedio para esa especie, o sea, el Incremento Medio Anual del diámetro de la muestra
de la especie.
2
Datos observados en forma secuencial a intervalos regulares de tiempo. (InfoStat, 2007)
46
El incremento corriente en área basal 3 (ICA_AB) se obtuvo a partir del incremento
diamétrico, suponiendo que las secciones normales eran circulares, por diferencia entre las
secciones normales en dos años consecutivos t y t+1 (Thren, 1993).
ICA_ABt+1 = 0,785 * (DAP2t+1 – DAP2t)
Y donde:
ICA_AB: es el incremento corriente anual en área basal (1,30 m.).
DAPt+1 y DAPt, representan los diámetros a las edades t+1 y t respectivamente.
Para obtener la curva de ICA_AB promedio para F.pennsylvanica, a partir de
árboles de distinta edad se promedió el ICA_AB del primer año de todos los ejemplares
muestreados, el ICA_AB del segundo año, del tercero, del cuarto y así sucesivamente,
hasta llegar al último año. Se procedió de igual forma en Q.robur.
De esta manera se obtuvo una nueva serie, promedio de las series individuales de
todos los ejemplares que constituían cada una de las muestras de ambas especies. Con la
serie promedio de cada especie se construyó la correspondiente curva de Incremento
Corriente Anual en área basal.
Luego, se obtuvieron las series correspondientes a los Incrementos Medios Anuales
en área basal (IMA_AB) dividiendo el ICA_AB acumulado al año t, por el valor t, para
cada uno de los árboles individuales.
Con estas series individuales se confeccionó la serie promedio de IMA_AB de cada
especie, construyéndose las correspondientes curvas que las representan.
Determinación de la Edad de Culminación del Crecimiento en diámetro y área basal.
La edad de culminación del crecimiento en diámetro y área basal se estimó, para
cada árbol, como el valor de la abcisa correspondiente al cruce de las curvas de incremento
corriente e incremento medio anual, es decir, el punto donde el IMA alcanza su valor
máximo (Assman, 1970; Perpiñal et al., 1995), y con estos valores se procedió a calcular la
edad de culminación promedio para la muestra de cada especie.
3
Se entiende como área basal o área a la altura de pecho a la sección transversal del tronco de un árbol a 1,30
m. de altura (Thren, 1993).
47
Si se grafica ICA e IMA juntos, se observa que estas curvas se distinguen en su
forma y altura en función de la edad.
En 29 de los 30 árboles de F. pennsylvanica se observó el punto de cruce de las
curvas de incremento corriente anual (ICA) e incremento medio anual (IMA) en diámetro.
Se aclara que no se observó el punto de culminación del crecimiento diametral del árbol
número 30 debido a su escasa edad. Sin embargo, pudo observarse en los 30 individuos
muestreados de Q. robur.
En 27 individuos de F. pennsylvanica se observó el punto de culminación del
crecimiento en área basal. En 3 ejemplares muestreados no se lo pudo observar debido a su
escasa edad. Mientras que fueron 26 los individuos de Q. robur donde se visualizó el punto
de culminación del crecimiento en área basal y 4 los que no contaron con la edad
suficiente.
Cabe aclarar que la edad máxima para los ejemplares muestreados fue de 55 años
para F. pennsylvanica y 54 para Q. robur. Los valores que son mayores que estos, fueron
estimados a través de las curvas de tendencia del módulo para gráficos EXCEL.
Correlaciones del crecimiento con el ambiente.
Los valores de crecimiento diametral y en área basal fueron volcados en una base
de datos de las dos especies en estudio. También se volcaron en ellas los demás datos
obtenidos en el muestreo. Estos datos llegaron a completar un total de 30 columnas que
correspondieron a latitud, longitud, exposición, precipitación media anual, altitud, gran
grupo de suelos, textura, tipo de aporte de agua, profundidad del acuífero, distancia al árbol
más cercano, ubicación en la ladera, % de pendiente, pH, profundidad del suelo,
permeabilidad, drenaje y escurrimiento, altura del ejemplar, longitud del fuste, DAP, DAB,
edad, estado sanitario, crecimiento promedio en altura, ICA_D, IMA_D, ICA_AB,
IMA_AB.
Muchas de estas variables fueron transformadas a valores de tanto por uno (entre 0
y 1), para asimilarlas a la metodología utilizada por Storie (1970) en la evaluación que este
realizó en California (USA) de la aptitud forestal para pino.
Se las contrastó en un análisis de correlación todas contra todas, utilizando para ello
el módulo “Análisis de correlación”, que provee el programa InfoStat (2007) y
seleccionando dentro de éste el método de Pearson.
48
De los valores obtenidos por esta metodología se seleccionaron aquellas variables
cuyos coeficientes de correlación eran significativos. Posteriormente se corroboró esta
correlación a través de la regresión lineal.
RESULTADOS
Crecimiento diametral
La observación microscópica de las muestras de la madera de ambas especies
revela que los anillos de crecimiento están demarcados por una banda de tejido
parenquimático terminal de color más claro que el tejido fibroso circundante similar al que
se muestra en las figuras 2.6 y 2.7.
Esta banda de tejido parenquimático formada muy probablemente al final de la
estación de crecimiento, se extiende en forma ininterrumpida a todo lo largo del borde del
anillo de crecimiento. Ambas especies presentan “porosidad circular” (Roig, 1987).
Fig. 2.6. Sección Transversal
Fig. 2.7. Sección Transversal
de F. pennsylvanica.
de Q. robur.
El comportamiento del espesor de anillos en cada individuo permitió leer sus
respectivas historias de crecimiento, evidenciándose variabilidad individual. El análisis de
las series individuales permitió comprobar la variabilidad de las edades de culminación de
crecimiento en diámetro (Figuras 2.8, 2.9, 2.10 y 2.11).
49
Crecimiento en D (cm.árbol-1.año-1)
1,80
ICA
1,60
1,40
1,20
1,00
IMA
0,80
0,60
0,40
0,20
0,00
1
3
5
7
9
11
13
15
17
19
Edad (Años)
Fig.2.8. ICA e IMA del árbol 3 de F. pennsylvanica mostrando una culminación del
crecimiento diametral de 20 años.
ICA
-1
Crecimiento en D (cm.árbol .año )
3,50
-1
3,00
2,50
2,00
IMA
1,50
1,00
0,50
0,00
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Edad (Años)
Fig. 2.9. ICA e IMA del árbol 28 de F. pennsylvanica mostrando una culminación del
crecimiento diametral de 10 años.
50
Crecimiento en D (cm.árbol-1.año-1)
3,50
ICA
3,00
2,50
2,00
IMA
1,50
1,00
0,50
0,00
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22
Edad (Años)
Fig. 2.10. ICA e IMA del árbol 3 de Q. robur mostrando una culminación del crecimiento
diametral de 21 años.
Crecimiento en D (cm.árbol-1.año-1)
2,50
ICA
2,00
IMA
1,50
1,00
0,50
0,00
1
4
7 10 13 16 19 22 25 28 31 34 37 40 43 46 49 52
Edad (Años)
Fig. 2.11. ICA e IMA del árbol 17 de Q. robur mostrando una culminación del crecimiento
diametral de 30 años.
51
Los ejemplares de Q. robur presentaron alta variabilidad al igual que los de F.
pennsylvanica.
El resultado gráfico del promedio de todos los puntos de cruce de los ejemplares de
la muestra de F.pennsylvanica y Q. robur arrojó 17 años para el primero y 25 años para el
segundo. Estos resultados se presentan en las figuras 2.12 y 2.13 respectivamente. Para una
mejor visualización se presentan, además, las líneas de tendencia del ICA e IMA, las
ecuaciones de ajuste de las curvas y sus correspondientes coeficientes de ajuste.
ICA
1,00
IMA
-1
-1
Crecimiento en D (cm.árbol .año )
1,20
0,80
0,60
3
2
y = 0,0001x - 0,0073x + 0,1315x + 0,1907
2
R = 0,9896
0,40
3
2
y = 0,0003x - 0,0153x + 0,21x + 0,204
2
R = 0,9129
0,20
0,00
1
3
5
7
9
11
13
15
17
19 21
23
25
Edad (Años)
Fig. 2.12. ICA e IMA diametral de la muestra de F. pennsylvanica; la edad de culminación
del crecimiento es de 17 años.
En el Valle de Calamuchita el valor de crecimiento promedio para F.pennsylvanica
de 21 años de edad es de 0,93 cm por año para el DAP.
Para Q. robur, en el Valle de Calamuchita, el valor de crecimiento promedio a los
54 años de edad es de 0,92 cm. por año para el DAP.
52
1,80
3
2
y = 0,00004x - 0,0042x + 0,1025x + 0,4589
1,60
Crecimiento en D (cm.árbol-1.año-1)
2
R = 0,7887
1,40
ICA
1,20
IMA
1,00
0,80
0,60
3
0,40
2
y = 0,00002x - 0,0022x + 0,0719x + 0,3443
2
R = 0,972
0,20
0,00
1 3 5 7 9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53
Edad (Años)
Fig. 2.13. ICA e IMA diametral de la muestra de Q. robur mostrando una edad de
culminación de 25 años.
Crecimiento en área basal
De la misma forma que sucedió con el crecimiento diametral, en el crecimiento en
área basal también se evidenció variabilidad individual. El análisis de las series
individuales permitió comprobar la variabilidad de las edades de culminación del
crecimiento en Area Basal las que oscilaron entre veintinueve y cincuenta años para F.
pennsylvanica y entre treinta y uno y ochenta y cuatro para Q. robur. Ejemplos de esta
variabilidad se pone de manifiesto en las figuras 2.14, 2.15, 2.16 y 2.17.
53
140,00
Crecimiento en AB (cm2.árbol-1.año-1)
120,00
100,00
80,00
ICA
60,00
IMA
40,00
20,00
0,00
1
4
7 10 13 16 19 22 25 28 31 34 37 40 43 46 49 52 55
Edad (Años)
Fig. 2.14. ICA_AB e IMA_AB del árbol 22 de F. pennsylvanica mostrando una
culminación del crecimiento en área basal de 41 años.
Crecimiento en AB (cm2.árbol-1.año-1)
80,00
70,00
60,00
50,00
ICA
40,00
IMA
30,00
20,00
10,00
0,00
1
4
7 10 13 16 19 22 25 28 31 34 37 40 43 46 49 52 55
Edad (Años)
Fig. 2.15. ICA_AB e IMA_AB del árbol 26 de F. pennsylvanica mostrando una
culminación del crecimiento en área basal de 49 años.
54
-1
Crecimiento en AB (cm .árbol .año )
250,00
2
-1
200,00
150,00
ICA
100,00
50,00
IMA
0,00
1
4
7 10 13 16 19 22 25 28 31 34 37 40 43 46 49 52 55 58
Edad (Años)
Fig. 2.16. ICA_AB e IMA_AB del árbol 14 de Q. robur mostrando una culminación del
crecimiento en área basal de 58 años.
50,00
Crecimiento en AB (cm2.árbol-1.año-1)
45,00
40,00
35,00
ICA
30,00
25,00
20,00
15,00
IMA
10,00
5,00
0,00
1 3 5 7 9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39 41 43
Edad (Años)
Fig. 2.17. ICA_AB e IMA_AB del árbol 25 de Q. robur mostrando una culminación del
crecimiento en área basal de 41 años.
55
La edad de culminación gráfica del crecimiento en área basal fue de 44 años para F.
pennsylvanica (Figura 2.18). Esta edad fue de 52 años para Q. robur (Figura 2.19)
ICA
IMA
Fig. 2.18. ICA_AB e IMA_AB para la muestra de F. pennsylvanica; la edad de
culminación del crecimiento es de 44 años.
56
ICA
IMA
Fig. 2.19. ICA_AB e IMA_AB para la muestra de Q.robur; la edad de culminación del
crecimiento es a los 52 años.
Las figuras 2.18 y 2.19 muestran las curvas de ICA_AB e IMA_AB, con sus
respectivas curvas de tendencia. Se observan, además, las ecuaciones de ajuste de las
curvas.
El análisis que se realizó no agrupó a los ejemplares por rodal, ni por edad, ni por
calidad de sitio. No hubo ningún patrón de agrupamiento.
En las figuras 2.20 y 2.21 se presentan grupos de árboles con patrón de
agrupamiento representando distintos sitios y rodales coetáneos dentro de los ejemplares
muestreados para F. pennsylvanica y Q. robur para resaltar como puede variar la
culminación del crecimiento según la muestra analizada. Si comparamos el valor de
crecimiento promedio en área basal de F. pennsylvanica para el valor puntual de 21 años
de edad ya utilizado para el crecimiento diametral y sin patrón de agrupamiento, éste
57
resulta ser de 14,2 cm2; pero para la misma edad, el valor del crecimiento en área basal de
un rodal coetáneo y aparentemente con pocas perturbaciones pero diferente calidad de
sitio, fue de 19,5 cm2, lo que indica la importancia que tiene el lugar y el agrupamiento en
el muestreo (Figura 2.20).
Para Q. robur a los 54 años de edad y sin agrupamiento, el crecimiento promedio
en área basal fue de 36,2 cm2 por año. Sin embargo, para la misma edad, el valor del
crecimiento en área basal de un rodal coetáneo y aparentemente con poco manejo
silvicultural, pero diferente calidad de sitio, fue de 40,1 cm2, lo que nuevamente indica la
importancia que tiene el lugar y el agrupamiento en el muestreo, ya que varían los
crecimientos promedio y su edad de culminación (Figura 2.21).
ICA
IMA
Fig. 2.20. ICA_AB e IMA_AB para la población de 11 muestras de F. pennsylvanica de un
rodal coetáneo de 55años de edad mostrando la culminación del crecimiento a los 42 años.
58
60,00
y = -0,0021x3 + 0,0331x2 + 2,6423x - 8,493
R2 = 0,8767
Crecimiento en AB (cm2.árbol
-1.
-1
año )
50,00
40,00
30,00
20,00
10,00
y = -0,0015x3 + 0,0737x2 + 0,0779x - 0,5249
R2 = 0,9974
0,00
1
3
5
7
9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39
Edad (Años)
Fig. 2.21. ICA_AB e IMA_ para la población de 7 muestras de Q. robur de un rodal
coetáneo de 39 años de edad mostrando la culminación del crecimiento a los 37 años.
Crecimiento en altura
Debido al carácter no destructivo del muestreo sólo pudo calcularse el crecimiento
promedio en altura para ambas especies, que fue de 0,44 m por año para F. pennsylvanica
y de 0,43 m por año para Q. robur, este último alcanzó una altura promedio de 23,02 m en
un rodal de 54 años de edad.
Crecimiento en volumen
La edad de culminación del crecimiento en volumen fue imposible de establecer
debido a que no se contaba con el incremento corriente anual en altura (ICA_h). No
obstante, dado que el momento de culminación del crecimiento en volumen es posterior al
59
del crecimiento en área basal (Assman 1970), y éste, posterior al de diámetro y altura
(Kramer y Koslowski 1979); el punto de culminación del crecimiento en volumen sería
superior a 44 años para el fresno de Pensilvania y mayor que 52 años para el roble europeo.
Consecuentemente, se infiere que no sería posible establecer estos parámetros, al menos
para los ejemplares de Q. robur, dada la edad de los mismos al momento del muestreo. Sin
embargo, del estudio de las formas de las curvas de crecimiento para ambas especies en sus
lugares de origen (Barrio Anta et al., 2002; Geyer y Lynch, 1990) y teniendo como datos
los valores de culminación del crecimiento en diámetro y área basal en la zona del Valle,
por relaciones de proporcionalidad entre las áreas comprendidas debajo de las curvas , se
deduce que la culminación del crecimiento en volumen se ubicaría entre 55 y 58 años para
F. pennsylvanica y entre 75 y 80 años para Q. robur. Estos menores valores respecto de los
que figuran en la bibliografía consultada para los lugares de origen natural de las especies
en estudio, podrían deberse a la menor latitud geográfica que posee el Valle de
Calamuchita para el cultivo de las mismas, aunque puede haber otros factores implicados.
Resultado de las correlaciones del crecimiento con el ambiente
Los análisis de correlación efectuados para visualizar la importancia que las
condiciones ambientales tienen sobre el crecimiento de F. pennsylvanica dieron como
variables regresoras destacadas a la precipitación, dentro de las condiciones climáticas,
condiciones topográficas como la altitud, la exposición y la pendiente; condiciones de
suelo como la profundidad del mismo, la textura y el pH y condiciones geológicas como la
profundidad del acuífero. Las más destacables fueron:
Tabla 2.1. Coeficientes de correlación y valores de significación para tres variables
dependientes y algunas variables regresoras para F. pennsylvanica.
Los análisis realizados para Q. robur en el mismo sentido mostraron como
variables regresoras importantes a la precipitación entre las condiciones climáticas,
condiciones topográficas, como la altitud, la competencia con otros árboles y la ubicación
60
en la ladera; condiciones de suelo como su profundidad, la textura, la permeabilidad, el
drenaje, el escurrimiento y el pH y condiciones geológicas como la profundidad del
acuífero. Las más destacables fueron:
Tabla 2.2. Coeficientes de correlación y valores de significación para tres variables
dependientes y algunas variables regresoras para Q. robur.
Estas variables regresoras son utilizadas en el capítulo 4 como integrantes del
cálculo para hallar el índice de aptitud de los suelos del Valle de Calamuchita para el
cultivo de las dos especies en estudio.
DISCUSIÓN
El análisis de las series individuales permitió captar la variabilidad de las edades de
culminación del crecimiento en diámetro y área basal. La variabilidad observada indica
que para un mismo rango de edad coexisten árboles que han alcanzado la edad de
culminación del crecimiento en los parámetros estudiados con otros que todavía presentan
tasas altas de incremento diametral y en área basal. Este comportamiento es habitual en
estas especies que poseen alta variabilidad genética (CAB International, 2000) y, también
puede atribuirse al muestreo totalmente al azar que se hizo, en el que no se tuvo en cuenta
la categoría del árbol, es decir, si se trataba de ejemplares dominantes, codominantes,
intermedios o suprimidos.
Los estudios en Mississippi y Arkansas han demostrado que F. pennsylvanica crece
alrededor de 1,2 a 1,5 m de altura y 1,3 cm. en DAP los primeros 5 a 10 años bajo manejo
de plantación, por tanto los rodales naturales parecen producir un volumen suficiente como
para permitir la tala comercial a los 25 a 30 años (Hook y Brown, 1973).
Los resultados del estudio de Kremer et al., (2004) sobre el crecimiento de esta
especie y de F. angustifolia en Croacia confirman este hecho. Según los resultados, F.
pennsylvanica crece mucho más rápido que F. angustifolia, durante los primeros 20-30
61
años después de lo cual el crecimiento de la yema terminal se estanca y eventualmente
declina. Después de los 20-30 años, los árboles de fresno de Pensilvania son doblados más
frecuentemente por el viento, la nieve y el hielo y son derribados más a menudo que los
árboles de F. angustifolia, autóctono. Por esta razón, se recomienda que los rodales de
fresno de Pensilvania se manejen con rotaciones cortas de un máximo de 30 años. Estos
datos coinciden con los obtenidos en este estudio y los mayores crecimientos se produjeron
entre los 5 y 12 años.
En las cortinas rompeviento de las Grandes Planicies (de menor precipitación que
en la zona de Mississippi y Arkansas), F. pennsylvanica promedió 0,4 m por año de
crecimiento en altura durante los primeros 6,5 años. Los árboles plantados a cielo abierto
en un suelo fértil en Pensilvania, su zona de origen, crecieron de 14 a 17 m de altura, lo
que representa un crecimiento promedio en altura de 0,74 m por año y de 20 a 30 cm. en
DAP en 21 años, lo que significa un crecimiento promedio diametral de 1,2 cm. por año
(Kennedy, 2004).
Los crecimientos descriptos en el presente estudio para la especie en el Valle de
Calamuchita son menores pero debe recordarse que se obtuvieron mediante promedios de
árboles procedentes de diversas situaciones de competencia y calidad de sitio.
Entre los árboles promediados se encontraban ejemplares de 21 años que igualaban
el crecimiento promedio diametral obtenido en Pensilvania de 1,2 cm por año pero no se
pudo igualar el crecimiento en altura de 0,74 m por año, obteniéndose como máximo 0,60
m por año. Cabe mencionar que el estado de Pensilvania, con clima continental húmedo,
que posee una precipitación promedio de 1.067 mm anuales, con suelos en su mayoría
Alfisoles y Ultisoles, de mayor desarrollo que los Mollisoles y Entisoles de la región del
Valle de Calamuchita, región que posee precipitaciones promedio de 926 mm. Como el
crecimiento de F. pennsylvanica está correlacionado con las precipitaciones, Pensilvania
presenta una mejor calidad de sitio promedio que en la región del Valle de Calamuchita, lo
que se pone de manifiesto en las mayores alturas obtenidas para la localidad de
Pensilvania.
Por otra parte, comparando el crecimiento local de Q. robur con valores obtenidos
al Norte de la provincia de Lugo (España), zona de origen de esta especie, es probable que
los turnos en el Valle resulten menores, debido a que Lugo se encuentra a una latitud 11
grados mayor que la región del Valle con una eficiencia menor de la radiación. Además su
62
régimen climático es mediterráneo por lo que la disponibilidad de lluvias en la época de
vegetación de Q. robur (verano), es menor.
Datos obtenidos de tablas de crecimiento señalan una h100 (altura dominante de
Assmann) de 23 m a los 50 años (Barrio Anta et al., 2002), que iguala a los valores
promedios obtenidos en este estudio. Los crecimientos registrados en la región Andino
Patagónica por Godoy, et al. (2006) también son similares a los del presente estudio. Sin
embargo, debe recordarse que se obtuvieron mediante promedios de árboles procedentes de
diversas situaciones de competencia y calidad de sitio. En este estudio se registraron
ejemplares cuya culminación del crecimiento en área basal se produjo en 21 y 22 años;
cuyo crecimiento promedio en altura fue de 0,56 m por año; ejemplares de 54 años de edad
de 30 m, 28 m y 26 m de altura que superarían los valores obtenidos en Lugo y en la región
Andino Patagónica. La forma de muestreo, determinaría diferentes valores para los
resultados obtenidos como ya se puso de manifiesto en este capítulo.
Un estudio de zonificación por aptitud edáfica a nivel de gran grupo de suelo para
el cultivo de F. pennsylvanica en las provincias de Buenos Aires y Neuquén y para Q.
robur en las provincias de Córdoba, Buenos Aires y Neuquén indica como edad de
explotación para F. pennsylvanica entre 60 a 80 años y para Q. robur entre 90 a 110 años
(S.A.G.P. y A., 1999). Los valores obtenidos en el Valle de Calamuchita sugieren menores
turnos de corta para Q. robur e iguales turnos para F. pennsylvanica respecto de
Pensilvania pero menores turnos que muchas de las localidades donde se encuentran
plantaciones de esta especie y menores que los obtenidos por SAGPyA, (1999a).
Dado que no existen en la zona estudios similares anteriores para estas especies,
este trabajo serviría de base para la confección de una futura tabla de crecimientos de las
especies estudiadas para diferentes calidades de sitio en el Valle de Calamuchita y los
resultados satisfactorios obtenidos justifican la continuidad de los mismos.
CONCLUSIONES
Tradicionalmente la dendrocronología se ha relacionado con los estudios de las
variaciones climáticas pasadas (Fritts, 1976, Hughes et al., 1982, Schweingruber, 1983).
No obstante, esta técnica constituye una herramienta silvicultural de fácil manejo,
reducido costo y alta aplicabilidad. A través de este trabajo se ha contribuido al
conocimiento sobre el comportamiento de Q. robur y F. pennsylvanica cultivados en el
Valle de Calamuchita, Córdoba, en términos de su crecimiento en diámetro y área basal.
63
Es importante considerar que los ejemplares muestreados provienen de sitios sin
ningún tipo de manejo forestal. Aún los robles que fueron muestreados en una plantación
mixta no habían recibido aparentemente ningún tipo de poda o aclareo. Por tanto, la
velocidad de crecimiento podría incrementarse notablemente a través de prácticas
silviculturales.
Se ignora asimismo la procedencia de los ejemplares y la calidad de la semilla,
factores que también inciden en forma significativa sobre el crecimiento.
Los datos de crecimiento obtenidos a partir de este estudio pueden ser aplicados
para estimar la posible productividad de la región forestal del Valle de Calamuchita con la
incorporación de estas especies en plantaciones mixtas, para incrementar la biodiversidad
según se especifica en la ley 25.080, Ley Nacional de Inversiones para Bosques
Cultivados.
Los análisis de regresión lineal efectuados para visualizar la importancia que las
condiciones ambientales tienen sobre el crecimiento contribuyendo a la formación de la
calidad de sitio para F. pennsylvanica y Q. robur dieron como variables regresoras
destacadas a la precipitación, dentro de las condiciones climáticas; condiciones
topográficas como la altitud, la exposición, la pendiente y la ubicación en la ladera para F.
pennsylvanica, agregándose también la competencia con otros árboles para Q. robur;
condiciones de suelo como la profundidad del mismo, la textura y el pH para F.
pennsylvanica y sumándose a éstas la permeabilidad, el drenaje y el escurrimiento para Q.
robur y condiciones geológicas como la profundidad del acuífero para ambas especies.
Estos datos permitieron determinar las otras variables que intervienen en el Índice de
Aptitud de los Suelos para el cultivo de estas especies en el Valle de Calamuchita (capítulo
4 de esta Tesis).
Se determinó la edad de culminación del crecimiento en diámetro y área basal de
algunos ejemplares de estas especies.
Se estimó la edad de culminación del crecimiento en volumen en la región
estudiada y se la comparó con las de otras zonas de cultivo.
Atendiendo a los valores de crecimiento comparados con sus zonas de origen y
otros estudios efectuados, se concluye que el Valle presenta condiciones adecuadas para el
cultivo de las especies.
64
CAPÍTULO 3
ANALOGÍAS CLIMÁTICAS Y DE SUELO ENTRE EL VALLE DE
CALAMUCHITA Y LOS LUGARES DE ORIGEN DE Fraxinus
pennsylvanica y Quercus robur
INTRODUCCIÓN
La analogía climática consiste en la comparación de variables climáticas de
importancia en el desarrollo de especies vegetales, en este estudio de especies forestales,
del lugar de origen y de la zona donde se las desea cultivar o implantar. La analogía
climática es un elemento básico en el proceso de zonificación forestal.
Los requerimientos bioclimáticos de una especie vegetal delimitan las zonas
geográficas que cubren de manera satisfactoria la demanda del cultivo. Esta información es
fundamental en los diversos procedimientos de zonificación, y generalmente es la más
difícil de obtener, ya que su definición requiere de estudios detallados a lo largo de las
diferentes etapas fenológicas del cultivo.
En los cultivos perennes se utiliza la información de normales climáticas, o bien los
datos promedio mensuales relacionados con las fases fenológicas, fructificación y letargo
si es su caso.
Según De Fina y Ravelo (1975), los elementos del clima que mayor influencia
ejercen en la producción de los fenómenos periódicos de las plantas son: el régimen de
temperaturas a través del año, el régimen pluviométrico, y la variación periódica de la
duración del día.
Se considera que la temperatura y la precipitación tienen una variación aleatoria
con respecto al tiempo, que no permite predecir con certeza su comportamiento a futuro, en
cambio el fotoperíodo presenta un comportamiento bien establecido a través de los años
(Romo y Arteaga, 1989).
En este estudio, el fotoperíodo que requieren F. pennsylvanica y Q. robur se
garantiza similar ya que el rango latitudinal de la zona del Valle de Calamuchita se
encuentra dentro del rango de latitud de distribución natural de ambas especies, quedando
por comparar las disponibilidades termohídricas de aquel con los requerimientos de las
especies en su lugar de origen.
Un método que se ha mostrado efectivo para evaluar comparativamente regiones
desde un punto de vista ambiental es el de analogías agroclimáticas. El mismo se basa en el
65
análisis comparativo de los balances hidrológicos del área natural de una especie con los
del área de su introducción (Thornthwaite y Hare, 1955).
Golfari (1966), recomienda el balance hídrico de Thornthwaite para establecer
analogías climáticas y explica, a través de éstas, el crecimiento de Pinus radiata en
distintas zonas de introducción de esta especie.
El objetivo de este trabajo es Establecer analogías climáticas entre el Valle de
calamuchita y los lugares de origen de las especies y determinar cuáles son las
procedencias más adecuadas para obtener semilla.
MATERIAL Y MÉTODOS
Los estudios para la introducción de F. pennsylvanica y Q. robur se efectuaron
utilizando el balance hídrico y la estimación de la evapotranspiración potencial (ETP)
estimada por el método de Thornthwaite. Este método tiende a subestimar la demanda
atmosférica en zonas con procesos advectivos y/o durante los períodos de baja humedad
del aire lo cual enmascara situaciones de deficiencia hídrica y los efectos negativos sobre
el desarrollo del bosque. Estas condiciones ocurren en el Valle de Calamuchita
principalmente durante los meses primaverales y antes del comienzo de las lluvias estivales
(Ravelo et al., 1997a), por lo que es preciso utilizar otros métodos de mayor precisión.
El análisis de similitud agroclimática consistió en comparar la magnitud de la
Evapotranspiración Potencial, Evapotranspiración Real y los déficit hídricos así como su
distribución temporal para 12 localidades de los departamentos de Santa María y
Calamuchita, 88 localidades de América del Norte y 71 localidades de Europa.
Se comparó el clima y los órdenes de suelo de las zonas de distribución natural de
las especies con el clima y los órdenes de suelo de la zona del Valle de Calamuchita. Se
presentan a continuación los requerimientos bioclimáticos y edáficos de ambas especies
(CAB International, 2000).
Requerimientos bioclimáticos de Fraxinus pennsylvanica.
•
Rango de altitud: 0 a 1.700 metros.
•
Lluvia media anual: 380 – 1.520 mm.
•
Régimen de lluvia: estival; bimodal; isohigro.
•
Duración de la estación seca: 0 – 2 meses.
•
Temperatura media anual : 3 – 18 ºC
66
•
Temperatura máxima media del mes más cálido: 18 – 27 ºC
•
Temperatura mínima media del mes más frío: -18 a -13 ºC
•
Temperatura mínima absoluta: –46 ºC (período de dormición).
Requerimientos edáficos de Fraxinus pennsylvanica
•
Textura del suelo: liviana; media; pesada.
•
Drenaje del suelo: libre; impedido; estacionalmente anegado.
•
Reacción del suelo: ácido; neutro; alcalino.
La figura 3.1 muestra las zonas de distribución natural de F. pennsylvanica y la
figura 3.2 y 3.3 los climas y suelos de estas áreas.
Fig. 3.1. Zona de distribución natural de Fraxinus pennsylvanica (CAB International,
2000).
67
Fig. 3.2. Climas de la zona de distribución natural de Fraxinus pennsylvanica (CAB
International, 2000).
Fig. 3.3. Principales órdenes de suelo de América del Norte según Soil Taxonomy (USDA
Natural Resources Conservation Service).
68
F. pennsylvanica crece principalmente en suelos de los órdenes Mollisoles, Inceptisoles,
Entisoles, Histosoles, Alfisoles, Aridisoles y Espodosoles (FAO/UNESCO, 1998).
Se presentan a continuación los requerimientos bioclimáticos y edáficos de Q.robur.
Requerimientos bioclimáticos de Quercus robur.
¾
Rango de altitud: entre 0 y 1.500 m.
¾
Lluvia media anual : 300 – 2.000 mm
¾
Régimen de lluvia: estival; bimodal; isohigro.
¾
Duración de la estación seca: 0 a 4 meses.
¾
Temperatura media anual: desde -2 º C a 16 ºC.
¾
Temperatura máxima media del mes más cálido: 14 a 25 ºC.
¾
Temperatura mínima media del mes más frío: -20 a -8 ºC.
¾
Temperatura mínima absoluta: mayor a -35 ºC.
Requerimientos edáficos de Quercus robur
¾
Textura del suelo: media a pesada.
¾
Drenaje del suelo: desde impedido a estacionalmente anegado.
¾
Reacción del suelo: ácido; neutro.
¾
Tolerancia a suelos salinos.
La figura 3.4 muestra la zona de distribución natural de Q. robur y la figura 3.5 y
3.6 los climas y suelos de estas áreas.
69
Fig. 3.4. Zona de distribución natural de Quercus robur en Europa (CAB International,
2000).
Fig. 3.5. Climas de la zona de distribución natural de Quercus robur en Europa (CAB
International, 2000).
70
Fig. 3.6. Principales órdenes de suelo de Europa según Soil Taxonomy (USDA Natural
Resources Conservation Service).
Q. robur crece principalmente en suelos de los órdenes Mollisoles, Inceptisoles,
Entisoles, Histosoles, Alfisoles, Espodosoles y algunos Aridisoles (FAO/UNESCO, 1998).
En la figura 3.7 se visualizan los tipos de suelos más frecuentes en la Provincia de
Córdoba, y en un detalle los del Valle de Calamuchita, pertenecientes a los órdenes
molisoles y entisoles, primando los primeros.
71
Fig. 3.7. A la izquierda Mapa de Órdenes de Suelos de la Provincia de Córdoba (Cátedra
de Edafología de la FCA de la UNC) y a la derecha detalle de los Dtos. Calamuchita y
Santa María (Jarsún, 2006).
Se utilizó la información de 12 estaciones meteorológicas ubicadas en los
departamentos de Santa María y Calamuchita, que se detallan en la Figura 3.8, con
registros mensuales de precipitación y temperatura para el período 1971-1983,
suministrados por el CREAN (Centro de Relevamiento y Evaluación de Recursos
Agrícolas y Naturales) de la U.N.C.
72
Fig. 3.8. Distribución geográfica de las estaciones meteorológicas (período1971 – 1983).
Alta Gracia no se utilizó en el análisis y sólo se presenta por ser capital del departamento
Santa María (Ravelo y Abril, 2007).
Se estimó la evapotranspiración potencial (ETP) por el método de Thornthwaite
(1948) y posteriormente, esta estimación fue ajustada con coeficientes obtenidos por
73
Ravelo et al. (1997)b para la relación entre la evapotranspiración por los métodos de
Thornthwaite (1948) y Penman (1948).
Los datos de precipitación y temperatura correspondientes al decenio 1991-2000
para 71 localidades de Europa y 88 localidades de América del Norte, el programa Balanco
de origen brasilero para el cálculo del balance hídrico a través de la temperatura y la
precipitación según la metodología de Thornthwaite y Mather fueron proporcionados por
el CREAN (consulta Dr. Ravelo).
Además, se compararon la magnitud de la ETP, la ETR y el déficit hídrico, así
como su distribución temporal para las localidades en estudio. Se efectuaron los balances
hídricos seriado y climático para las localidades del Valle de Calamuchita por el método de
Palmer (1965) y por el método de Thornthwaite y Mather para las localidades de Europa y
América del Norte. Paralelamente se efectuaron muestreos de suelos del Valle de
Calamuchita para verificar la presencia de series y complejos descriptos por las cartas de
suelos.
Agrupamiento de las localidades
Se utilizó el coeficiente de distancia, y el agrupamiento de las localidades de clima
similar según Köppen se efectuó por medio de las técnicas de encadenamiento según caso,
usando el submódulo Análisis de Conglomerados, dentro del módulo Análisis
Multivariado que provee el programa InfoStat 2007.
Se partió de la consigna de que las localidades con clima Cwa y Dwa y Cwb y Dwb
según Köppen, poseían condiciones similares para el crecimiento de las especies en estudio
ya que éstas son especies latifoliadas caducifolias y en la época invernal no vegetan y
poseen alta resistencia a las inclemencias del tiempo.
Se separó entonces las localidades con climas Cwa-Dwa y Cwb-Dwb de América
del Norte y las mismas también de Europa, resultando cuatro tablas que se ingresaron en el
programa InfoStat. Estas fueron: Tipo de clima Cwa-Dwa_América del NorteCalamuchita, Tipo de clima Cwb-Dwb_América del Norte-Calamuchita, Tipo de clima
Cwa-Dwa_Europa- Calamuchita y Tipo de clima Cwb-Dwb_Europa- Calamuchita.
Para las localidades Cwa-Dwa tanto de Europa como de América del Norte se
utilizó el encadenamiento promedio; para las localidades Cwb-Dwb de América del Norte
se utilizó el encadenamiento completo y para las mismas localidades pero de Europa se
utilizó el encadenamiento simple.
74
RESULTADOS
Las figuras 3.9a, b y c, 3.10a, b y c y 3.11a, b y c así como las figuras 3.12a hasta la
3.20c del ANEXO 1 se presentan los balances hidrológicos de los períodos de tiempo
considerados para las 12 localidades del Valle de Calamuchita junto a las seleccionadas de
América del Norte y Europa. A fin de hacer más fácil la comparación, los datos de los
balances de las poblaciones locales se ingresaron a partir del mes de julio. Cada estación se
presenta con la clasificación del tipo de clima según Köppen. El orden de presentación de
las figuras fue establecido de forma de poder comparar entre sí las estaciones con
características similares del Valle de Calamuchita, Europa y América del Norte.
75
Santa Rosa de Calamuchita
DEFICIT
Fig. 3.9a. Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de Sta. Rosa de Calamuchita.
76
Rousse (Bulgaria)
mm
EPER Rousse
160
EVP
140
EVR
120
DEFICIT
100
80
60
40
20
Diciembre
Noviembre
Octubre
Setiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Enero
0
Mes
Fig. 3.9b. Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de la localidad de Rousse (Bulgaria).
77
Topeka (Kansas)
mm
EPER Topeka
180
EVP
160
EVR
140
DEFICIT
120
100
80
60
40
20
Mes
Diciembre
Noviembre
Octubre
Setiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Enero
0
Fig. 3.9c. Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de Topeka (Kansas).
78
Villa Alpina
DEFICIT
Fig. 3.10a. Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de Villa Alpina.
79
Wieliczka (Polonia)
EPER Wieliczka
EVP
mm
EVR
140
120
DEFICIT
100
80
60
40
20
Mes
Diciembre
Noviembre
Octubre
Setiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Enero
0
Fig. 3.10b. Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de la localidad de Wieliczka (Polonia).
80
Québec (Canada)
mm
EPER Quebec
EVP
140
EVR
120
SIN DEFICIT
100
80
60
40
Diciembre
Noviembre
Octubre
Setiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Marzo
Febrero
Enero
0
Abril
20
Mes
Fig. 3.10c. Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de la localidad de Québec (Canadá).
81
Potrero de Garay
DEFICIT
Fig. 3.11a. Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de la localidad de Potrero de Garay.
82
Varna (Bulgaria)
mm
EPER Varna
EVP
160
EVR
140
DEFICIT
120
100
80
60
40
20
Diciembre
Noviembre
Octubre
Setiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Enero
0
Mes
Fig. 3.11b. Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de la localidad de Varna (Bulgaria).
83
Wichita (Kansas)
mm
EPER Wichita
EVP
200
EVR
180
160
DEFICIT
140
120
100
80
60
40
Mes
20
Diciembre
Noviembre
Octubre
Setiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Enero
0
Fig. 3.11c. Balance hídrico, gráfica de la EPER (Evapotranspiración PotencialEvapotranspiración Real) y clasificación del clima de la localidad de Wichita (Kansas).
84
Agrupamiento de las localidades
Tipo de clima Cwa-Dwa_América del Norte-Calamuchita
Encadenamiento promedio (average linkage)
Distancia: Euclidea Promedio
Correlación cofenética 0,904
Variables estandarizadas
Al 50% de la distancia se formaron 3 grupos: El primero formado por la localidad
de Syracuse (Nueva York), que no forma grupo con ninguna otra localidad, el segundo
formado por las localidades de Sioux City, Toledo y Des Moines, todas del estado de Iowa,
que forman un grupo aparte, sin agruparse con otras localidades de América del Norte, ni
con las del Valle y el tercero formado por las localidades del Valle de Calamuchita de tipo
de clima Cwa y aquellas de tipo de clima Cwa-Dwa de América del Norte y que
corresponden al estado de Kansas.
En conclusión, las semillas de F. pennsylvanica de Minneapolis, Wichita, Lawrence
y Topeka, todas localidades del estado de Kansas, son orígenes promisorios para aquellas
como Embalse, Los Reartes, Potrero de Garay, San Clemente, Villa Berna, Villa Gral.
Belgrano, Río Los Sauces y Santa Rosa de Calamuchita, todas del Valle de Calamuchita.
85
Tipo de clima Cwb-Dwb_América del Norte- Calamuchita
Encadenamiento Completo (Complete linkage)
Distancia: Euclidea Promedio
Correlación cofenética 0,933
Variables estandarizadas
Al 50% de la distancia se formaron 3 grupos: El tercero formado por la localidad de
Toronto (Canadá), que no forma grupo con ninguna otra localidad, el segundo formado por
las localidades de Ottawa (Canadá), Athos Pampa (Calamuchita) y Montreal (Canadá), y el
tercero formado por las localidades de Villa Alpina, Yacanto, la Cumbrecita del Valle de
Calamuchita de tipo de clima Cwb junto a aquellas de tipo de clima Dwb de América del
Norte como Quebec, Fredericton y Charlottetown, todas de Canadá.
En conclusión, las semillas de F. pennsylvanica de Ottawa y Montreal en Canadá,
de tipo de clima Dwb, son orígenes promisorios para la localidad de Athos Pampa de tipo
de clima Cwb y aquellas como Quebec, Fredericton y Charlottetown, también de Canadá,
lo son para Villa Alpina, Yacanto y La Cumbrecita, todas del Valle de Calamuchita.
86
Tipo de clima Cwa-Dwa_Europa- Calamuchita
Encadenamiento promedio (average linkage)
Distancia: Euclidea Promedio
Correlación cofenética 0,852
Variables estandarizadas
Al 58% de la distancia se formaron 2 grupos: El primero formado por la localidad
de Cernavoda y Alexandria (ambas de Rumania), Varna y Rousse (ambas de Bulgaria) y
Embalse y Los Reartes (ambas de Calamuchita) y el segundo grupo formado por las
localidades de San Clemente, Río Los Sauces, Potrero de Garay, Villa Berna, Villa Gral.
Belgrano y Santa Rosa de Calamuchita, todas del Valle de Calamuchita, en un grupo
aparte, sin agruparse con otras localidades de Europa, ni con las del Valle.
En conclusión, las semillas de Q. robur de Cernavoda, Alexandria, Varna y Rousse,
son orígenes promisorios para aquellas como Embalse y Los Reartes.
Potrero de Garay, San Clemente, Villa Berna, Villa Gral. Belgrano, Río Los Sauces
y Santa Rosa de Calamuchita no tienen similitud suficiente con las localidades europeas
estudiadas que logre agruparlas juntas, en un grupo común. Pero de la observación de los
índices obtenidos en los balances hídricos que se realizaron, junto a sus déficits, se puede
87
concluir que Cernavoda y Alexandria Varna y Rousse serán orígenes promisorios también
para San Clemente, Río Los Sauces, Potrero de Garay, Villa Berna, Villa Gral. Belgrano y
Santa Rosa de Calamuchita ya que esas semillas aquí encontrarán mayor cantidad de
precipitaciones, factor al que la especie en estudio resulta sensible.
Tipo de clima Cwb-Dwb_Europa- Calamuchita
Encadenamiento Simple (Single linkage)
Distancia: Euclidea Promedio
Correlación cofenética 0,749
Variables estandarizadas
Al 59% de la distancia se formaron 2 grupos: El primero formado por la localidad
de Barlad (Rumania), que no forma grupo con ninguna otra localidad, y el segundo
formado por las localidades de Villa Alpina, Yacanto, La Cumbrecita y Athos Pampa todas
del Valle de Calamuchita, junto a Oslo (Noruega), Birr (Irlanda), Wieliczka (Polonia),
Göteborg y Hallandsberg, (ambas de Suecia) y Kotka (Finlandia).
En conclusión, las semillas de Q. robur de Oslo, Birr, Wieliczka, Göteborg,
Hallandsberg y Kotka, todas localidades de Europa, son orígenes promisorios para aquellas
como Villa Alpina, Yacanto, La Cumbrecita y Athos Pampa todas localidades del Valle de
Calamuchita.
88
DISCUSIÓN
En la zona del Valle de Calamuchita pueden apreciarse deficiencias hídricas y una
mayor ETP en las estaciones a menor altura debido a las menores precipitaciones y a las
temperaturas más elevadas que en las estaciones a mayor altura. La mayor variabilidad de
las temperaturas medias de las localidades del Valle de Calamuchita se registró en los
meses invernales y la de las mínimas absolutas durante la primavera (Ravelo et al., 2001).
Las estimaciones de la ETP ajustada para las localidades del Valle de Calamuchita
permitieron una mejor evaluación de la demanda atmosférica especialmente durante la
primavera (Ravelo et al., 2001).
Se identificaron localidades como la de Río Los Sauces con deficiencias en
numerosos meses, en particular durante el verano y la primavera. En el otro extremo se
encuentra la localidad de Yacanto, la cual casi no presenta deficiencias hídricas en ningún
momento del año y la precipitación anual supera los 1100 mm. La localidad de Villa
General Belgrano, a 840 metros de altitud presenta características hídricas intermedias a
las mencionadas precedentemente. Sólo durante los meses primaverales se observan
deficiencias hídricas como ya fue observado por Ravelo et al., 1997a.
La localidad de Santa Rosa de Calamuchita presenta un clima de tipo Cwa, según
Köppen, templado húmedo, con estación invernal seca y verano caluroso y moderado
déficit hídrico (81 mm) y se tomó para comparación la localidad de Topeka (Estado de
Kansas, EEUU) y a Rousse (Bulgaria), ambas con igual tipo de clima según Köppen. La
localidad de Topeka presenta menor déficit hídrico (28 mm) que Santa Rosa y algo menos
de precipitación, con una temperatura media de 12,5 ºC contra 17,5 ºC de Santa Rosa. Los
meses con déficit hídrico para Topeka son los de verano-otoño, mientras que Santa Rosa
presenta su déficit desde julio a diciembre, lo que afectaría a F. pennsylvanica en el
momento de la brotación, ya que se atrasaría este estado fenológico, y este hecho, lo
favorecería, porque lo protegería de las heladas tardías muy comunes en esta zona y a las
cuales, la especie es sensible. Las temperaturas de los meses de primavera-verano son
similares en ambos lugares; las lluvias son mayores en Santa Rosa al igual que la radiación
y la plasticidad muy grande de esta especie (Kennedy, 2004) compensaría los retrasos en la
brotación obteniéndose crecimientos similares en ambos lugares.
La localidad de Rousse presenta un déficit bastante mayor (192 mm), contra 81 mm
de Santa Rosa; abarcando aquel los meses de primavera-verano y hasta el primer mes de
otoño. Su temperatura media es de 12,4 ºC y las temperaturas de los meses primavero89
estivales son ligeramente menores que los de Santa Rosa. Las lluvias son en la localidad de
Rousse, bastante menores que en Santa Rosa, de lo que se concluye que en la última
localidad los crecimientos de Q. robur serán mayores ya que estos presentan buena
correlación con las precipitaciones (capítulo 2 de esta tesis).
Para la localidad de Villa Alpina, de tipo de clima Cwb, según Köppen, templado
húmedo, con estación invernal seca y verano cálido y casi sin déficit hídrico (2 mm); se
tomó para comparación la localidad de Québec (Canadá) en América del Norte y a
Wieliczka (Polonia) en Europa.
La localidad de Québec posee un tipo de clima Dwb, que representa un clima
continental manchuriano, con estación invernal seca, verano cálido y sin déficit hídrico;
con menor cantidad de lluvias pero también con menor evapotranspiración. Su temperatura
media es de 5,1 ºC, contra 12,8 ºC de temperatura media para Villa Alpina. En virtud de
ello se infiere que F. pennsylvanica presentará mayor crecimiento en Villa Alpina.
La localidad de Wieliczka posee un tipo de clima Cwb, igual que el que posee Villa
Alpina, presentando un ligero déficit hídrico (16 mm), menores precipitaciones, pero
también una menor evapotranspiración ya que su temperatura media anual es de 8,1 ºC.
Por ello se infiere que Q. robur presentará mayor crecimiento en Villa Alpina (CAB
International, 2000).
Para la localidad de Potrero de Garay, de tipo de clima según Köppen, Cwa, que
representa un clima templado húmedo, con estación invernal seca y verano caluroso y
déficit hídrico de 39 mm desde junio a noviembre; se tomó para comparación la localidad
de Wichita (Estado de Kansas) en América del Norte y a Varna (Bulgaria) en Europa,
ambas con igual tipo de clima que Potrero de Garay.
La localidad de Wichita presenta bastante más déficit hídrico (109 mm) que Potrero
de Garay y bastante menos precipitación, con una temperatura media de 13,9 ºC contra
16,7 ºC de Potrero de Garay. Los meses de déficit hídrico para Wichita son desde junio a
octubre o sea el último mes de primavera, los meses de verano y primer mes de otoño.
F. pennsylvanica en Potrero de Garay se vería afectado en el momento de la
brotación, retrasándola, pero protegiéndola al mismo tiempo de las heladas tardías, a las
cuales la especie es sensible (Kennedy, 2004).
Las precipitaciones de los meses de primavera-verano son bastante superiores en
Potrero de Garay, siendo las temperaturas medias mayores en Wichita, pero se
compensarían con la mayor eficiencia de la radiación por la latitud a favor de Potrero de
90
Garay. De su menor déficit hídrico y su mayor cantidad de lluvias se infiere que los
crecimientos de F. pennsylvanica serían superiores en Potrero de Garay que en Wichita
(capítulo 2 de esta tesis).
La localidad de Varna presenta un déficit bastante mayor (210 mm), contra 39 mm
de Potrero de Garay; abarcando aquel los meses de abril a octubre o sea primavera-verano
y hasta el primer mes de otoño. Su temperatura media es de 12 ºC contra los 16,7 ºC de la
localidad del Valle de Calamuchita y las temperaturas de los meses primavero-estivales
son menores que las de Potrero de Garay. Para la localidad de Villa Berna, de tipo de clima
Cwa, según Köppen, templado húmedo, con estación invernal seca y verano caluroso y con
ligero déficit hídrico (27 mm) desde los meses de agosto a noviembre; se tomó para
comparación la localidad de Lawrence (Kansas, EEUU) en América del Norte y a
Alexandria (Rumania) en Europa (Los balances hídricos, clasificación climática y gráficos
desde Villa Berna en adelante se encuentran en el ANEXO 1).
La localidad de Lawrence posee un tipo de clima Cwa, que representa el mismo tipo de
clima que posee Villa Berna, con algo menos en cantidad de lluvias, e igual déficit (28
mm) durante los meses de junio, julio, agosto y setiembre o sea verano y el primer mes de
otoño, presentando mayor continentalidad. Su temperatura media es de 13,1 ºC, contra 15
ºC de temperatura media para Villa Berna. Esta última presenta un clima más suave que
Lawrence y las mayores temperaturas medias de los meses de primavera-verano de la
última localidad mencionada se compensarían con mayores radiaciones recibidas en las
localidades del Valle de Calamuchita debido a los siete grados de diferencia en la latitud
que se presentan en este último. En virtud de ello se infiere que F. pennsylvanica
presentaría similares crecimientos en ambas localidades.
La localidad de Alexandria posee un tipo de clima Dwa, continental manchuriano,
con invierno seco y verano caluroso, con lluvias bastante menores y de moderado a gran
déficit hídrico (184 mm) durante los meses de primavera-verano, siendo su temperatura
media de 10,8 ºC contra los 15 ºC de Villa Berna, que presenta sólo un ligero déficit
hídrico, mayores precipitaciones y mayores temperaturas primavera-estivales. Por ello se
infiere que Q. robur presentará mayor crecimiento en Villa Berna que en Alexandria.
La localidad de Villa Gral. Belgrano tiene un clima según Köppen, Cwa, que
representa un clima templado húmedo, con estación invernal seca y verano caluroso y
moderado déficit hídrico (64 mm) desde mayo a diciembre y se tomó para comparación la
91
localidad de Des Moines (Estado de Iowa) en América del Norte y a Cernavoda (Rumania)
en Europa.
La localidad de Des Moines presenta ligero déficit hídrico (28 mm), menor que
Villa Gral. Belgrano y algo menos de precipitación, con una temperatura media de 10,1 ºC
contra 15,9 ºC de Villa Gral. Belgrano, pero posee un clima de tipo continental
manchuriano, con estación invernal seca y verano caluroso. Los meses de déficit hídrico
para Des Moines son junio, julio, agosto, y setiembre o sea el último mes de primavera y
los meses de verano.
F. pennsylvanica en Villa Gral. Belgrano se vería afectado en el momento de la
brotación, retrasándola, pero protegiéndola al mismo tiempo de las heladas tardías, a las
cuales la especie es sensible (Kennedy, 2004). Las precipitaciones de los meses de
primavera-verano son similares en ambos lugares, siendo las temperaturas medias algo
mayores en Des Moines, pero se compensarían con mayor radiación por la latitud a favor
de Villa Gral. Belgrano y debido a la gran plasticidad de esta especie (Kennedy, 2004) se
pueden esperar crecimientos similares en ambos lugares.
La localidad de Cernavoda presenta un déficit bastante mayor (284 mm), contra 64
mm de Villa Gral. Belgrano; abarcando aquel los meses de primavera-verano y hasta el
primer mes de otoño. Cernavoda presenta el mismo tipo de clima que Villa Gral. Belgrano.
Su temperatura media es de 11,3 ºC contra los 15,9 ºC de la localidad del Valle de
Calamuchita y las temperaturas de los meses primavero-estivales son ligeramente menores
que las de Villa Gral. Belgrano. Las lluvias son en la localidad de Cernavoda, bastante
menores que en Villa Gral. Belgrano, de lo que se concluye que en la última localidad los
crecimientos de Q. robur serán mayores ya que estos presentan buena correlación con las
precipitaciones (capítulo 2 de esta tesis).
Para la localidad de La Cumbrecita, de tipo de clima según Köppen, Cwb, que
representa un clima templado húmedo, con estación invernal seca y verano cálido y casi
sin déficit hídrico (3 mm); se tomó para comparación la localidad de Ottawa (Canadá) en
América del Norte y a Birr (Irlanda) en Europa.
La localidad de Ottawa posee un tipo de clima Dwb, que representa un clima
continental manchuriano, con estación invernal seca, verano cálido y presenta ligero déficit
hídrico (29 mm); con menor cantidad de lluvias que La Cumbrecita pero también con
menor evapotranspiración. Su temperatura media es de 5,6 ºC, contra 13,5 ºC de
92
temperatura media para La Cumbrecita. En virtud de ello se infiere que F. pennsylvanica
presentará mayor crecimiento en La Cumbrecita que en Ottawa.
La localidad de Birr posee un tipo de clima Cwb, igual que el que posee La
Cumbrecita, presentando un ligero déficit hídrico (11 mm), menores precipitaciones, pero
también una menor evapotranspiración ya que su temperatura media anual es de 9,5 ºC.
Por ello se infiere que Q. robur presentará mayor crecimiento en La Cumbrecita.
Para la localidad de San Clemente, de tipo de clima Cwa, según Köppen, templado
húmedo, con estación invernal seca y verano caluroso y con ligero déficit hídrico (27 mm)
durante los meses de julio a diciembre; se tomó para comparación la localidad de Toledo
(Iowa, EEUU) en América del Norte y a Rochefort (Bélgica) en Europa.
La localidad de Toledo posee un tipo de clima Dwa, que representa un clima
continental manchuriano, con estación invernal seca y verano caluroso, con algo menos en
cantidad de lluvias, y déficit hídrico algo menor durante los meses de julio y agosto (19
mm) o sea verano, presentando mayor continentalidad. Su temperatura media es de 9,5 ºC,
contra 14,8 ºC de temperatura media para San Clemente. Esta última presenta un clima
más suave que Toledo y las mayores temperaturas medias de algunos de los meses de
primavera-verano de la última localidad se compensarían con mayores radiaciones
recibidas en las localidades del Valle de Calamuchita debido a los diez grados de
diferencia en la latitud que se presentan en este último. En virtud de ello se infiere que F.
pennsylvanica presentaría mayores crecimientos en San Clemente que en Toledo.
La localidad de Rochefort posee un tipo de clima Cfb, templado húmedo, sin
estación seca y con verano cálido, con lluvias ligeramente menores con un déficit hídrico
similar al de San Clemente durante los meses de verano, siendo su temperatura media de
8,5 ºC contra los 14,8 ºC de San Clemente, que presenta algo más de déficit hídrico (27
mm), y mayores precipitaciones primavero-estivales. Por ello se infiere que Q. robur
presentará similares crecimiento en San Clemente que en la localidad de Rochefort.
Para la localidad de Los Reartes, de tipo de clima Cwa según Köppen, templado
húmedo, con estación invernal seca y verano caluroso y gran déficit hídrico de 215 mm
desde mayo a diciembre; se tomó para comparación la localidad de Minneapolis (Estado de
Kansas) en América del Norte y a Hallandsberg (Suecia) en Europa.
La localidad de Minneapolis presenta igual tipo de clima que Los Reartes, menor
déficit hídrico (129 mm) y algo menos de precipitación, con una temperatura media de
12,9 ºC contra 16,9 ºC de Los Reartes. Los meses de déficit hídrico para Minneapolis son
93
junio, julio, agosto, setiembre y octubre o sea el último mes de primavera, los meses de
verano y el primer mes de otoño.
F. pennsylvanica en Los Reartes se vería afectado en el momento de la brotación,
retrasándola, pero protegiéndola al mismo tiempo de las heladas tardías, a las cuales la
especie es sensible (Kennedy, 2004). Las precipitaciones de los meses de primaveraverano son mayores en Los Reartes, siendo las temperaturas mensuales medias mayores en
Minneapolis, pero se compensarían con mayor radiación por la latitud a favor de Los
Reartes (aproximadamente siete grados) y la plasticidad muy grande de esta especie
(Kennedy, 2004) suministraría similares crecimientos para F. pennsylvanica en ambas
localidades.
La localidad de Hallandsberg presenta un déficit similar a la localidad de Los
Reartes; abarcando aquel los meses de primavera-verano y hasta el primer mes de otoño.
Presenta un tipo de clima Cwb, que corresponde a un clima templado, con invierno seco y
cálido. Su temperatura media es de 7,7 ºC contra los 16,9 ºC de la localidad del Valle de
Calamuchita y las temperaturas medias de los meses primavero-estivales son menores que
las de Los Reartes. Las lluvias son en la localidad de Hallandsberg bastante menores que
en Los Reartes y en igual época del año, pero las temperaturas son bastante menores, de lo
que se concluye que los crecimientos de Q. robur serán similares en ambas localidades.
Para la localidad de Yacanto, de tipo de clima Cwb, según Köppen, templado
húmedo, con estación invernal seca y verano cálido y casi sin déficit hídrico (3 mm); se
tomó para comparación la localidad de Toronto (Canadá) en América del Norte y a Oslo
(Noruega) en Europa.
La localidad de Toronto posee un tipo de clima Dwb, que representa un clima
continental manchuriano, con estación invernal seca, verano cálido y presenta ligero a
moderado déficit hídrico (66 mm); con bastante menor cantidad de lluvias que Yacanto
pero también con menor evapotranspiración. Su temperatura media es de 8,7 ºC, contra 13
ºC de temperatura media para Yacanto. En virtud de ello se infiere que F. pennsylvanica
presentará mayor crecimiento en Yacanto que en Toronto.
La localidad de Oslo posee un tipo de clima Dwb, igual que Toronto, presentando
un ligero déficit hídrico (38 mm), menores precipitaciones, pero también una menor
evapotranspiración ya que su temperatura media anual es de 5,4 ºC contra los 13 ºC de
Yacanto. Por ello se infiere que Q. robur presentará mayor crecimiento en Yacanto que en
Oslo.
94
Para la localidad de Athos Pampa, de tipo de clima Cwb, según Köppen, templado
húmedo, con estación invernal seca y verano cálido y con ligero déficit hídrico (25 mm)
desde julio a noviembre; se tomó para comparación la localidad de Fredericton (Canadá)
en América del Norte y a Göteborg (Suecia) en Europa.
La localidad de Fredericton posee un tipo de clima Dwb, que representa un clima
continental manchuriano, con estación invernal seca, verano cálido y ligero déficit hídrico
(12 mm) en verano; con menor cantidad de lluvias pero también con menor
evapotranspiración. Su temperatura media es de 5,4 ºC, contra 14,3 ºC de temperatura
media para Athos Pampa. En virtud de ello se infiere que F. pennsylvanica presentará
mayor crecimiento en Athos Pampa que en Fredericton.
La localidad de Göteborg posee un tipo de clima Cwb, igual que el que posee Athos
Pampa, presentando un ligero a moderado déficit hídrico (49 mm) desde mayo a agosto,
precipitaciones bastante menores, pero también una menor evapotranspiración ya que su
temperatura media anual es de 7,6 ºC. Por ello se infiere que Q. robur presentará mayor
crecimiento en Athos Pampa que en Göteborg.
Para la localidad de Río de Los Sauces, de tipo de clima Cwa, según Köppen,
templado húmedo, con estación invernal seca y verano caluroso y gran déficit hídrico (135
mm) desde mayo a febrero; se tomó para comparación la localidad de Sioux City (Estado
de Iowa, EEUU) en América del Norte y a Bonn (Alemania) en Europa.
La localidad de Sioux City presenta menor déficit hídrico (54 mm) en los meses de
verano y primer mes de otoño que Río Los Sauces y bastante menos precipitación, con una
temperatura media de 9,1 ºC contra 16,6 ºC de Río Los Sauces. Posee un clima de tipo
continental manchuriano, con estación invernal seca y verano caluroso (Dwa).
F. pennsylvanica en Río de Los Sauces se vería afectado en el momento de la
brotación y vegetación, pero las precipitaciones bastante superiores de los meses de
primavera-verano en Río de Los Sauces, las temperaturas medias similares de los meses de
primavera-verano en ambos lugares y la mayor radiación por la latitud a favor de Río de
Los Sauces ofrecería una ventaja en el crecimiento en la última localidad respecto a Sioux
City.
La localidad de Bonn presenta un déficit similar al de Río de Los Sauces;
abarcando aquel los meses de verano y hasta el primer mes de otoño. Presenta un tipo de
clima (Cfb) que corresponde a un clima templado húmedo, sin estación seca y cálida. Su
temperatura media es de 10,2 ºC contra los 16,6 ºC de la localidad del Valle de
95
Calamuchita y las temperaturas de los meses primavero-estivales son menores que las de
Río de Los Sauces. Las lluvias son en la localidad de Bonn, menores que en Río de Los
Sauces y las temperaturas también, de lo que se concluye que los crecimientos de Q. robur
serán similares (capítulo 2 de esta tesis).
Para la localidad de Embalse, de tipo de clima Cwa, según Köppen, templado
húmedo, con estación invernal seca y verano caluroso y gran déficit hídrico de 213 mm
desde abril a febrero; se tomó para comparación la localidad de Syracuse (Estado de Nueva
York, EEUU) en América del Norte y a Barcelona (España) en Europa.
La localidad de Syracuse presenta igual tipo de clima que Embalse, mayor déficit
hídrico (339 mm) y bastante menos precipitación, con una temperatura media de 12,2 ºC
contra 16,3 ºC de Embalse. Los meses de déficit hídrico para Syracuse son los de
primavera, verano y el primer mes de otoño.
F. pennsylvanica en Embalse se vería afectado en el momento de la brotación y
vegetación. Sin embargo, las precipitaciones de los meses de primavera-verano son
mayores en Embalse y las temperaturas mensuales medias menores. Estas se compensarían
con mayor radiación por la latitud a favor de Embalse (aproximadamente once grados) y la
plasticidad muy grande de esta especie (Kennedy, 2004) suministraría crecimientos
superiores para F. pennsylvanica en Embalse respecto de Syracuse.
La localidad de Barcelona presenta un déficit mucho mayor (249 mm), contra 213
mm de Embalse; abarcando aquel los meses de primavera-verano. Presenta un tipo de
clima Cfa, que corresponde a un clima templado húmedo, sin estación seca y con verano
caluroso. Su temperatura media es de 16 ºC contra los 16,3 ºC de la localidad del Valle de
Calamuchita y las temperaturas medias de los meses primavero-estivales son mayores que
las de Embalse. Las lluvias son en la localidad de Barcelona menores que en Embalse, pero
se producen en todo el año, de lo que se concluye que los crecimientos de Q. robur serán
mayores en la localidad de Embalse que en Barcelona debido a su mayor déficit hídrico,
menores lluvias y menor radiación solar (aproximadamente nueve grados de latitud) en la
estación de crecimiento (CAB International, 2000).
Si bien el agrupamiento de las localidades del Valle de Calamuchita junto a
localidades de América del Norte y Europa, lugar de origen natural de las especies en
estudio, a fin de encontrar orígenes promisorios para la importación de semillas adecuadas
a cada una de las doce localidades del Valle no fue del todo exitoso, cabría agregar a lo que
se infirió en los resultados, que esto se debería posiblemente, a que fue insuficiente la
96
cantidad de localidades analizadas en Europa. Sin embargo, el análisis efectuado en tal
momento respecto de las precipitaciones disímiles en las localidades de Europa versus
Valle de Calamuchita, fue suficiente como para encontrar una solución adecuada para la
obtención de semillas para San Clemente, Río Los Sauces, Potrero de Garay, Villa Berna,
Villa Gral. Belgrano y Santa Rosa de Calamuchita.
CONCLUSIONES
Sobre la base de los resultados presentados precedentemente, se concluye que:
1. Se establecieron analogías climáticas entre las zonas de origen natural de las
especies y la zona del Valle de Calamuchita comprendida en las hojas del IGM
3166-36 y 3366-6.
2. Se identificaron zonas del Valle de Calamuchita que poseen mejores condiciones
agroclimáticas para la implantación y desarrollo de las especies en estudio que
aquellas de su zona de distribución natural.
3. Puede apreciarse una extensa área con condiciones de excelencia para plantaciones
futuras de las especies en estudio y estas áreas se distribuyen a lo largo y ancho del
Valle de Calamuchita.
4. Se determinaron las procedencias más adecuadas de obtención de semillas para
cada una de las localidades del Valle de Calamuchita.
Es importante realizar este tipo de estudios previo a la plantación forestal de otras especies,
ya que la forestación es una inversión a largo plazo.
97
CAPÍTULO 4
DESARROLLO DE UN ÍNDICE DE USO DE LOS SUELOS Y UN
MAPA DE APTITUD DE USO FORESTAL PARA FRAXINUS
PENNSYLVANICA Y QUERCUS ROBUR EN EL VALLE DE
CALAMUCHITA.
INTRODUCCIÓN
El desarrollo y la producción de las plantas de cultivo dependen en forma
importante del suelo y en particular del grado en que éste presenta condiciones favorables
para la extensión y el desarrollo de las raíces. En los suelos profundos, permeables,
relativamente uniformes y que tienen buena capacidad de retención de agua, se desarrollan
con vigor una variedad muy amplia de cultivos, mientras que en suelos con caracteres de
subsuelo que retardan la extensión de las raíces, el desarrollo de las plantas se retarda.
Estas variaciones en las características del suelo están relacionadas en forma directa
con su origen, su modo de formación y su edad o estado de meteorización.
El desarrollo de las plantas en el suelo está relacionado tan íntimamente con los
caracteres del perfil y con la composición química de los diversos horizontes del suelo que
ha sido utilizada como base o punto de partida para calificar los suelos (Storie, 1970).
El conocimiento del suelo, su aptitud para el uso y el área que ocupa, son
fundamentales para planificar racionalmente su utilización. La finalidad de las cartas o
mapas de suelo es, precisamente, divulgar conocimientos sobre las características y
propiedades de los suelos de una región, mostrar su distribución geográfica, clasificarlos
taxonómicamente y también según su aptitud para el uso, y basándose en toda esa
información, dar a conocer recomendaciones de manejo (Jarsún et al., 1988-90).
En el estudio que realizó Jarsún et al., (1988-90) en el Valle de Calamuchita, a una
escala 1:100.000, se diferenciaron veintiocho series de suelo que se describen
someramente en el ANEXO 2 junto con una descripción de las unidades cartográficas de
suelo y sus limitaciones principales.
Actualmente no existen estudios en la zona del Valle que evalúen las tierras según
el grado de aptitud para el cultivo de especies latifoliadas de interés forestal. Un valioso
antecedente lo constituye el Mapa de Suelos de la provincia de Córdoba (Jarsún et al.
98
1988-90) que describe el grado de aptitud de la región del Valle para el cultivo de
coníferas.
El presente trabajo es una ampliación y adaptación del realizado por Jarsún et al.
(1988-90) y tiene como objetivos:
1. Desarrollar un Índice de Aptitud de uso de los suelos del Valle de Calamuchita
para el crecimiento de F. pennsylvanica y Q. robur.
2. Elaborar mapas de aptitud forestal del Valle de Calamuchita para el cultivo de las
especies en estudio.
MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio se ubicó entre los meridianos 64º 30’ y 65º de longitud Oeste y los
paralelos 31º 40’ y 32º 20’ de latitud Sur, correspondiente a la zona comprendida en las
hojas IGM 3166-36, Valle de Calamuchita e IGM 3366-6, Santa Rosa de Calamuchita.
Se utilizó el Mapa de Suelos de Aptitud Forestal de las hojas mencionadas en el
párrafo anterior (Jarsún et al., 1988-90), dos imágenes satelitales LANDSAT TM y ETM+
multibanda de fechas específicas de la zona y un programa SIG, el Idrisi 32.
Las características edáficas se complementaron con relevamientos de campo. Se
evaluaron los factores naturales del área, como geología, geomorfología, vegetación, red
de drenaje, temperatura, precipitación y altitud.
Se adaptó y amplió el Índice de Storie utilizado por Jarsún et al., (1988-90) para el
cultivo de pinos en el Valle (ver ANEXO 2) mediante el agregado de nuevas variables
ambientales directamente relacionadas con el crecimiento. Estas variables son el resultado
de los análisis de correlación efectuados entre los factores ambientales y el crecimiento de
las especies en estudio (Capítulo 2).
Según la clasificación de Storie (1970), cinco factores rigen el desarrollo de las
coníferas:
1.
Profundidad y textura del suelo.
2.
Permeabilidad del suelo.
3.
Propiedades químicas del suelo (por ej. sales, sustancias tóxicas, etc.).
4.
Drenaje y escurrimiento.
5.
Características climáticas (incluyendo precipitaciones anuales).
Estos cinco factores también rigen el desarrollo de las especies latifoliadas en
estudio (Storie, 1970). Storie otorga puntajes a cada uno de estos factores desde 10 a 100 y
99
luego los multiplica en forma similar al cálculo del Indice de Productividad de los Suelos
utilizado por el INTA (Jarsún et al., 2006) de tal modo que el resultado está expresado en
forma porcentual del 1 al 100.
Se dividió el 100% que corresponde a la máxima aptitud forestal en cinco clases de
acuerdo a la escala de la Tabla 4.1.
Tabla 4.1. Puntaje, Aptitud Forestal y Clase según Storie (1970).
Puntaje
100-80
79-60
59-40
39-20
19-0
Aptitud Forestal
Excelente
Buena
Regular
Baja
No apta
Clase
1
2
3
4
5
Los puntajes para asignar a cada uno de los cinco factores determinados por Storie
para coníferas se presentan en las Tablas 4.2 a 4.8. Estos puntajes fueron aplicados para
obtener la segunda columna del cálculo de los Índices de Aptitud Forestal de F.
pennsylvanica y Q. robur (Tablas 4.17 y 4.18).
Tabla 4.2. Valores de ponderación para Profundidad de Suelo según Storie (1970).
más de 1,80 m de profundidad
de 1,50 m a 1,80 m de profundidad
de 1,20 m a 1,50 m de profundidad
de 0,90 m a 1,20 m de profundidad
de 0,60 m a 0,90 m de profundidad
de 0,30 m a 0,60 m de profundidad
0 m a 0,30 m de profundidad
100
90-100
80-90
70-80
50-70
30-50
0-30
Tabla 4.3. Valores de ponderación para Textura de Suelo según Storie (1970).
Franco
Fr-Li
Fr-Arc-Li
Fr-Ar
Arcillosa
Arc-Li
Fr-Ar con grava
Fr-Li con grava
Ar-Fr
Fr-Ar pedregoso
Fr-Li pedregoso
100
100
90-95
90-95
50-70
60-70
70
70
80
65-70
70
100
Tabla 4.4. Valores de ponderación para Permeabilidad de Suelo según Storie (1970).
Perfiles de suelo permeables
Perfiles lentamente permeables
Perfiles muy lentamente permeables
100
80-90
30-70
Tabla 4.5. Valores de ponderación para Salinidad del Suelo según Storie (1970).
Ninguna salinidad
Ligera salinidad
Moderada salinidad
Fuerte salinidad
100
80-95
20-80
0-20
Tabla 4.6. Valores de ponderación para Drenaje y Escurrimiento del Suelo según Storie
(1970).
Bien drenado
Escurrimiento Excesivo
Drenaje Imperfecto
Mal Drenaje
Escurrimimiento medio
100
80-95
40-80
10-40
85
Tabla 4.7. Valores de ponderación para el Clima según Storie (1970).
Clima templado húmedo con verano cálido
Clima templado húmedo con verano fresco
Clima continental con invierno frío
Clima de estepa
100
95
90
70-80
Tabla 4.8. Valores de ponderación para Precipitaciones según Storie (1970).
1.300 a 1.100 mm
1.000 a 1.100 mm
900 a 1.000 mm
800 a 900 mm
100
95
90
70-80
A través de los análisis de correlación descriptos en esta tesis bajo el subtítulo
“Resultado de las correlaciones del crecimiento con el ambiente” (Capítulo 2) se verificó la
correlación significativa de algunas variables usadas por Storie con el crecimiento (por ej
precipitación y profundidad del suelo) y se obtuvieron otras variables ambientales que
guardaban relación con el crecimiento. Estas variables fueron, para F. pennsylvanica: la
101
distancia al acuífero y la altitud. Para Q. robur fueron: la altitud, la distancia al acuífero y
el pH.
Así, para el cálculo del índice de aptitud para F. pennsylvanica se decidió agregar, a
los cinco factores utilizados por Storie (1970) y Jarsún et al., (1988-90), la altitud y la
distancia al acuífero, en forma porcentual y para Q. robur, la altitud, la distancia al
acuífero y el pH. Variables como la textura, la permeabilidad, el drenaje y la profundidad
del suelo no fueron incluidas porque ya intervienen en la fórmula de cálculo para pino, que
es desde donde se parte. Otros valores como la pendiente, la ubicación en la ladera, la
competencia con otros árboles, la exposición, no fueron utilizados porque en los análisis de
regresión efectuados dieron correlaciones de poco valor comparados con los utilizados
para el cálculo de los índices respectivos.
Hay enorme variabilidad de la altitud dentro de cada complejo y asociación de
suelos. Las diferencias horizontales en microclima se tornan importantes en altitudes
elevadas, y la inclinación y exposición de la pendiente determinan fuertemente los límites
de crecimiento (Häsler, 1982). Por ello, resulta evidente que el mecanismo más universal
para explicar el límite altitudinal de los árboles es la limitación del crecimiento.
Hasta ahora en la región sólo se ha trabajado con gimnospermas, en particular con
coníferas, por lo tanto cabría preguntarse cuál sería la situación para angiospermas. Este
interrogante no es trivial ya que son bien conocidas las importantes diferencias tanto
fisiológicas como ecológicas entre ambas. Sin embargo, en la actualidad, según la
bibliografía, no hay estudios categóricos sobre la causa del límite arbóreo para cada una de
las especies en estudio; debido a esto se decidió utilizar los datos existentes en los
antecedentes de ambas especies para el límite de altitud.
Por la enorme variabilidad de la altitud dentro de cada complejo y asociación de
suelos se decidió calcular una altitud promedio del complejo o asociación, para lo cual se
contó con una grilla de altitudes cada cinco minutos de grado, en latitud y longitud en las
dos hojas de suelo, que corresponden a la zona de estudio. Para mejorar la estimación de la
altitud promedio, en cada complejo y asociación se tomó la altitud de sus puntos extremos
siguiendo en forma de cruz la dirección de los cuatro puntos cardinales en cada uno de
ellos (N, S, E y O). El promedio de todos los puntos altitudinales con los que se contó
dentro de cada complejo o asociación se transformó en la altitud promedio del mismo.
102
F. pennsylvanica y Q. robur son especies que crecen mejor en bajas alturas, por lo
cual dentro de cada complejo o asociación se verán beneficiados aquellos individuos que
estén localizados en altitudes más bajas que la altitud promedio del complejo o asociación.
Las alturas promedio se presentan en la Tabla 4.9.
Tabla 4.9. Altitud promedio de cada unidad cartográfica.
Altitud
Unidad cartográfica
Promedio
CoA
1.603 m
CoB1
1.354 m
CoB2
1.174 m
CoB3
1.356 m
CoC
1.161 m
CoD1
998 m
CoE
668 m
CoF
826 m
CoG
682 m
CoH
757 m
CoI
868 m
CoJ
2.073 m
CoK
1.072 m
CoB2+D1 (80% CoB2_20%
1.066 m
CoD1)
AsA
696 m
AsB
642 m
AsA+AsB (70% AsA_30%
787 m
AsB)
F. pennsylvanica se extiende latitudinalmente entre los 28°N y los 54°N y
altitudinalmente entre próximo al nivel del mar y, por lo menos, hasta los 1.700 metros.
Esta altitud la alcanza en latitudes mayores a la de la zona de estudio pero en el hemisferio
Norte. Al no existir datos de límite arbóreo más ajustados se toman los mencionados en la
Tabla 4.10.
Tabla 4.10. Valores de ponderación para altitud utilizada para F. pennsylvanica siguiendo
la metodología de Storie (1970).
hasta 700 m de altitud
desde 700 hasta 1.000 m de altitud
desde 1.000 hasta 1.300 m de altitud
desde 1.300 hasta 1.600 m de altitud
más de 1.600 m de altitud
100
95
90
85
60-70
103
Q. robur habita en forma natural entre los 38°N y los 61°N y su rango de altitud se
extiende entre los 0 y 1.500 m. Es probable que pudiera extenderse en la zona de estudio a
mayor altitud que la señalada, pero careciendo de datos al respecto se toman como válidas
para asignar los valores de ponderación los de la Tabla 4.11.
Tabla 4.11. Valores de ponderación para altitud utilizada para Q. robur según la
metodología de Storie (1970).
desde 700 a 900 m de altitud
desde 900 a 1.100 m de altitud
desde 1.100 a 1.300 m de altitud
desde 1.300 a 1.500 m de altitud
más de 1.500 m de altitud
100
95
90
80
60-70
En lo que respecta a la distancia al acuífero, esta distancia es variable a lo largo y
ancho de cada complejo o asociación. Un complejo de área reducida tiene una superficie
aproximada de 16 Km2. En esta zona el relieve varía enormemente dentro de esa
superficie. Por lo tanto, es de suponer que la profundidad del acuífero también lo hará. Se
optó, entonces, por dar también un valor promedio para la profundidad del acuífero en cada
complejo o asociación, que se obtuvo de la evaluación de la geomorfología y la historia
geológica de su formación (consulta personal Dr. Ernesto G. Abril).
Se disponía de datos puntuales recogidos al muestrear, sobre la distancia al acuífero
o proximidad al agua de cada uno de estos ejemplares y datos de crecimiento de los
mismos y observaciones detalladas en las planillas de muestreo de la vegetación
acompañante y su abundancia. Se efectuó un análisis comparativo de los datos muestrales
con aquellos similares de las zonas sin datos, se compararon imágenes y se le asignó un
valor medio aproximado de distancia al acuífero a cada complejo o asociación. El muestreo
se realizó en primavera avanzada y las fotos satelitales que sirvieron de base para la
comparación fueron tomadas también en primavera avanzada.
La ponderación de la variable distancia al acuífero fue la misma para ambas
especies.
En el ANEXO 2 se presentan ejemplos de fotos satelitales de noviembre de 2005 y
fotos tomadas en el lugar durante el muestreo de cada complejo o asociación que sirvieron
para la asignación de los valores respectivos.
104
En la Tabla 4.12 se presentan los valores de asignación de distancia al acuífero y en
la Tabla 4.13 los valores que, según la metodología de Storie, corresponden a estas
distancias, de cada una de las unidades cartográficas.
Se debe tener en cuenta que aquellos complejos cuyo valor promedio de altitud
supera los 1.100 m, cuentan con una humedad adicional comprobada y que se debe al
aporte de las nubes en su contacto con el suelo (Donoso, 1997). Este adicional de humedad
ha sido tenido en cuenta para asignar la distancia al acuífero.
Tabla 4.12. Asignación de distancia al acuífero para cada unidad cartográfica.
Unidad cartográfica
CoA
CoB1
CoB2
CoB3
CoC
CoD1
CoE
CoF
CoG
CoH
CoI
CoJ
CoK
CoB2+D1 (80% CoB2_20%
Distancia al
acuífero
Más de 10 m
Hasta 9 m
Hasta 4,5 m
Hasta 9 m
Hasta 3 m
Hasta 3 m
Hasta 4,5 m
Hasta 3 m
Hasta 3 m
Hasta 3 m
Hasta 4,5 m
Hasta 9 m
Más de 10 m
AsA
AsB
Hasta 4,5 m
Hasta 1,75 m
Hasta 1,75 m
AsA+AsB(70% AsA_30% AsB)
Hasta 1,75 m
CoD1)
Tabla 4.13. Valores de ponderación para distancia al acuífero según la metodología de
Storie (1970).
Distancia al
acuífero
Hasta 1,75 m
Hasta 3 m
Hasta 4,5 m
Hasta 9 m
Más de 10 m
%
100
95
90
80
70
105
Se promediaron los valores de pH de las series que integraban cada complejo o
asociación (Tabla 4.14).
Tabla 4.14. Valores promedio de pH de las series que integran cada complejo o asociación
de suelos.
Unidad cartográfica
CoA
CoB1
CoB2
CoB3
CoC
CoD1
CoE
CoF
CoG
CoH
CoI
CoJ
CoK
CoB2+D1 (80% CoB2_20%
pH
promedio
5,2
5,9
5,9
5,9
5,9
7,2
7,4
6,85
6,9
7,1
6,8
5,1
6
6,5
CoD1)
AsA
AsB
7,5
7,3
AsA+AsB(70% AsA_30% AsB)
7,44
La Tabla 4.15 presenta los valores de ponderación para pH de Q. robur según la
metodología de Storie (1970).
Tabla 4.15. Valores de ponderación de pH para Q. robur según la metodología de Storie
(1970).
pH neutro
Ligeramente alcalino, pH >7,5 a 8
Moderadamente alcalino, pH >8 a 8,5
Fuertemente alcalino, pH >8,5
Ligeramente ácido, pH entre 6 a 6,5
Moderadamente ácido, pH entre 5 a <6
Fuertemente ácido, pH < a 5
Ninguna salinidad
Ligera salinidad
Moderada salinidad
Fuerte salinidad
100
75
35
15
100
95
90
100
80-95
20-80
0-20
106
Dada la escala utilizada, en que las unidades cartográficas están integradas por
varias series de suelos y presentan a su vez diferentes porcentajes de afloramiento rocoso, a
fin de determinar la aptitud forestal, debió efectuarse una ponderación para la unidad. Así,
por ejemplo en el caso del complejo B2 (CoB2), el 80% de su superficie tuvo una aptitud
forestal excelente y un 20% sin aptitud, por la presencia de roca aflorante. Ponderando
estos valores como se demuestra en la Tabla 4.16 se estima una aptitud forestal para la
unidad cartográfica CoB2 del 74%, buena, y para la unidad cartográfica CoC, del 55,3%,
regular. Esta metodología fue utilizada por Jarsún et al., (1988-90).
Tabla 4.16. Método de ponderación de los complejos CoB2 y CoC para obtener su Clase.
Unidad
cartogr.
CoB2
CoC
Superficie en
%
80
20
70
30
Indice de
Storie
85
30
70
21
Apt Forest ponder unidad
Clase
80*85/100=68%
68+6=74%
Buena 2
20*30/100=6%
70*70/100=49%
Regular
3
49+6,3=55,3%
30*21=6,3%
Obtención de los valores de Aptitud Forestal para F. pennsylvanica.
Todos los puntajes de Aptitud Forestal de los complejos y asociaciones obtenidos
por Jarsún et al. (1988-90), para pino, se ponderaron por el producto de los factores altitud
y distancia al acuífero.
Obtención de los valores de Aptitud Forestal para Q.robur.
Los puntajes de Aptitud Forestal de los complejos y asociaciones obtenidos por
Jarsún et al. (1988-90), para pino, se ponderaron por el producto de los factores altitud,
distancia al acuífero y pH promedio.
Elaboración de los mapas de Aptitud Forestal para F. pennsylvanica y Q. robur.
La integración de las variables biofísicas relevantes así como la unión de las dos
imágenes satelitales y su geo-referenciación se realizó a través de un Sistema de
Información Geográfica, utilizándose el programa IDRISI 32. En este programa de Clark
Labs, Clark University (Eatsman, 2001), se unieron las dos imágenes a través del módulo
CONCAT y se la recortó con el módulo WINDOW.
Sobre esta imagen, empleando PHOTOSHOP 5.5, se trazaron las áreas
fisiográficas correspondientes a los distintos complejos y asociaciones de suelo obtenidas
107
por Jarsún et al., (1988-90). La imagen resultante se importó a IDRISI, donde se
georeferenció con el módulo RESAMPLE en el sistema LATITUD-LONGITUD de este
programa, obteniéndose una imagen georeferenciada con todos los límites de los complejos
y asociaciones. Se guardó la imagen resultante con extensión JPG a través del módulo
JPGIDRISI, para ser cargada nuevamente en PHOTOSHOP y agregarle todo el resto de
detalles del mapa final de Aptitud Forestal del Valle de Calamuchita, para el caso
particular de cada una de las especies estudiadas a escala 1:100.000 y hacer la impresión
gráfica.
Para simplificar la interpretación de la cartografía respectiva se unieron las hojas
IGM 3166-36, Valle de Calamuchita e IGM 3366-6, Santa Rosa de Calamuchita con el
programa PHOTOSHOP 5.5; se colorearon los complejos y asociaciones de igual Aptitud
Forestal con un mismo color y de esta operación resultó un croquis con la aptitud de los
complejos y asociaciones de suelo de toda la zona del Valle de Calamuchita (Fig. 4.1 y
4.2) para cada una de las especies en estudio.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Las Tablas 4.17 y 4.18, muestran la Aptitud Forestal para el cultivo de F.
pennsylvanica y Q. robur en el Valle de Calamuchita.
En la Tabla 4.17, en la primera columna de la izquierda, figura el nombre de la
unidad cartográfica; en la segunda, la aptitud forestal para pinos según Jarsún et al. (198890); en la tercera, de nombre “Ponderación Altitud-Distancia al Acuífero”, el producto del
puntaje de altitud para F. pennsylvanica (Tabla 4.9 y 4.10), multiplicada por el puntaje de
distancia al acuífero (Tabla 4.12 y 4.13); en la cuarta, el producto de la segunda y tercer
columna, dividido por el producto de 100*100 (porque se introducen dos nuevos factores y
están expresados en porcentaje). En la quinta columna se da el resultado de la clase de
aptitud forestal para F. pennsylvanica.
Para Q. robur (Tabla 4.18), en la tercera columna desde la izquierda, se incluyen
tres factores en vez de dos: altitud para Q. robur (Tabla 4.9 y 4.11), distancia al acuífero
(Tabla 4.12 y 4.13) y pH (Tabla 4.14 y 4.15). En la cuarta columna desde la izquierda, el
producto de las columnas dos y tres, dividido por el producto de tres veces 100 (porque se
trata de tres factores expresados en forma porcentual). En la quinta columna se da el
resultado de la clase de aptitud forestal para Q. robur.
108
Tabla 4.17. Aptitud Forestal de los Complejos y Asociaciones de suelo para F.
pennsylvanica.
Tabla de Aptitud Forestal de los Complejos y Asociaciones de suelo para F.
pennsylvanica
Ponder. Altit.
Unidad
*Distancia al
Aptit. Forest. Ponder. de
Acuífero
cartográfica AptitForestPino
unidad
5
65*70
5*65*70/100*100= 2,3%
CoA
63
85*80
63*85*80/100*100= 43%
CoB1
74
90*90
74*90*90/100*100= 60%
CoB2
31
85*80
31*85*80/100*100= 21%
CoB3
55
90*95
55*90*95/100*100= 47%
CoC
45
95*95
45*95*95/100*100= 40,6%
CoD1
15
100*90
15*100*90/100*100= 13,5%
CoE
48
95*95
48*95*95/100*100= 43,3%
CoF
56
100*95
56*100*95/100*100= 53,2%
CoG
52
95*95
52*95*95/100*100= 46,9%
CoH
52
95*90
52*95*90/100*100= 44,5%
CoI
5
60*80
5*60*80/100*100= 2,4%
CoJ
5
90*70
5*90*70/100*100= 3,2%
CoK
CoB2+D1(80%
CoB2_20%
CoD1)
68
90*90
68*95*95/100*100= 61,4%
81
100*100
81*100*100/100*100= 81%
AsA
90
100*100
90*100*100/100*100= 90%
AsB
AsA+AsB(70%
AsA_30%
AsB)
84
95*100
84*95*100/100*100= 80%
Clase
No apta 5
Regular 3
Buena 2
Baja 4
Regular 3
Regular 3
No apta 5
Regular 3
Regular 3
Regular 3
Regular 3
No apta 5
No apta 5
Buena 2
Excelente 1
Excelente 1
Excelente 1
109
Tabla 4.18. Aptitud Forestal de los Complejos y Asociaciones de suelo para Q. robur.
Aptitud Forestal de los Complejos y Asociaciones de suelo para Q.robur
Ponder. Altit.
Unidad
*Dist.Acuífero
cartográfica
AptitForestPino
*pH
5
65*70*95
CoA
63
90*80*100
CoB1
74
90*90*100
CoB2
31
90*80*100
CoB3
55
90*95*100
CoC
45
95*95*100
CoD1
15
100*90*100
CoE
48
100*95*100
CoF
56
100*95*100
CoG
52
100*95*100
CoH
52
100*90*100
CoI
5
60*80*95
CoJ
5
95*70*95
CoK
CoB2+D1(80%
CoB2_20%
68
95*90*100
CoD1)
Aptit. Forest. Ponder. de unidad
5*65*70*95/100*100*100= 2,2%
63*90*80*100/100*100*100= 45,4%
74*90*90*100/100*100*100= 60%
31*90*80*100/100*100*100= 22,3%
55*90*95*100/100*100*100= 47%
45*95*95*100/100*100*100=40,6%
15*100*90*100/100*100*100= 13,5%
48*100*95*100/100*100*100= 45,6%
56*100*95*100/100*100*100= 53,2%
52*100*95*100/100*100*100= 49,4%
52*100*90*100/100*100*100= 46,8%
5*60*80*95/100*100*100= 2,3%
5*95*70*95/100*100*100= 3,2%
Clase
No apta 5
Regular 3
Buena 2
Baja 4
Regular 3
Regular 3
No apta 5
Regular 3
Regular 3
Regular 3
Regular 3
No apta 5
No apta 5
68*95*90*100/100*100*100= 58,1%
Regular 3
Excelente
1
Excelente
1
Excelente
1
AsA
81
100*100*100
81*100*100*100/100*100*100= 81%
AsB
AsA+AsB(70%
AsA_30% AsB)
90
100*100*100
90*100*100*100/100*100*100= 90%
84
95*100*100
84*95*100*100/100*100*100= 80%
Observando los resultados y comparándolos con los obtenidos por Jarsún et al.
(1988-90), se ve que, salvo los complejos CoB1, que eran de clase 2 para pinos y ahora
pasan a ser de clase 3 para F. pennsylvanica; los demás complejos o asociaciones quedan
en las mismas clases, pero muy cerca del límite inferior de éstas. Esto quiere decir que si se
hubieran utilizado más factores en la determinación de la clase (los resultantes de las
correlaciones del crecimiento con el ambiente), hubiera habido más complejos o
asociaciones que habrían cambiado de clase. Esto sucede porque en esta metodología, al ir
agregando factores en forma porcentual y siendo éstos diferentes al valor 100, cada
multiplicación que se agrega disminuirá el valor resultante para “Clase”, disminuyendo su
puntaje y con ello su calificación.
Esto sucedió con Q. robur, que al agregar un factor más, como pH, diferente en
ocasiones, del valor 100, el CoB2+D1, que para Pinus sp y F. pennsylvanica era de clase 2,
resulta de clase 3 para Q. robur.
No obstante ello, los valores obtenidos concuerdan en gran parte con los obtenidos
para pinos por Jarsún et al. (1988-90) y Ravelo et al., (2007), para la misma zona. Esto
sucede debido a que el rango de variabilidad climática y de suelos que presenta la zona del
110
Valle de Calamuchita se encuentra dentro de los rangos de variabilidad indicada por los
descriptores para clima y suelo de las coníferas y de las especies estudiadas (Tabla 4.19 y
4.20).
Tabla 4.19. Comparación de los requerimientos de clima de P. taeda, P. elliottii, F.
pennsylvanica y Q. robur (CAB International, 2000).
Requerimientos P. taeda
P.elliottii
F.pennsylvanica Q. robur
CLIMA
Rango de altitud
Lluvia media
anual
Régimen de lluvia
Duración de la
estación seca
Temperatura
media anual
Temp máxima
media del mes
más cálido
Temp mínima
media del mes
más frío
Temp mínima
absoluta
0 - 900 m
*(En esta
zona 1.600 m.)
900 – 2.200 mm
1 - 150 m.
*(En esta zona
1.600 m.)
1.150 – 1.500
mm
Estival; invernal;
isohigro
0 hasta 1.700 m.
entre 0 y 1.500
m.
380 – 1.520 mm
300 – 2.000 mm
Estival; bimodal;
isohigro
1 - 4 meses
: 0 – 2 meses
Estival;
bimodal;
isohigro
0 a 4 meses
14 - 24ºC
15 - 24ºC
3 – 18º C
–2 º C a 16 º C
20 - 35ºC
23 - 32ºC
18 – 27 ºC
14 a 25 ºC
1 - 18ºC
9 - 12ºC
-18 a – 13 ºC
-20 a -8 ºC
> -23ºC
: > -20ºC
–46 ºC (período
de dormición)
-35 º C
estival; isohigro
0 - 6 meses
111
Tabla 4.20. Comparación de los requerimientos de suelo de P. taeda, P. elliottii, F.
pennsylvanica y Q. robur (CAB International, 2000).
Requerimientos P. taeda
P.elliottii
F.pennsylvanica Q. robur
SUELO
Textura
Drenaje del suelo
Reacción del
suelo
Tolerancias
Especiales
liviana; media;
pesada
libre; impedido;
estacionalmente
inundado
muy ácido;
ácido; neutro
Tolera tipos de
suelo: ácidos;
barrosos;
arcillosos;
coluviales;
gleysoles; de
grava; turbosos;
loéssicos; de
piedra arenisca;
arenosos; de
sedimentos;
pantanosos;
volcánicos
Tolera sequía;
fuego;
inundación;
escarcha.
liviana; media;
pesada
libre; impedido;
estacionalmente
inundado
ácido
superficiales o
poco profundos;
infértiles o poco
fértiles
liviana; media;
pesada
libre; impedido;
estacionalmente
inundado
ácido; neutro;
alcalino
Tolera inundación
y gran cantidad de
tipos de suelos
media a pesada
impedido a
estacionalmente
inundado
ácido; neutro
Tolerancia a
suelos salinos
Mapas de Aptitud Forestal
Los resultados del Índice de Aptitud de Uso de los Suelos se plasmaron en los
mapas de Aptitud de Uso Forestal para las dos especies en estudio a escala 1:100.000,
(Figuras 4.1 y 4.2).
En la Tabla 4.21, se amplía la Capacidad de Uso de los Suelos obtenida por Jarsún
et al. (1988-90), con la Capacidad de Uso Forestal encontrada para F. pennsylvanica y Q.
robur. En el ANEXO 2 se encuentra un croquis de los complejos y asociaciones ubicadas
en la zona de estudio con sus respectivas capacidades de uso de los suelos.
112
Fig. 4.1. Aptitud Forestal de los complejos y asociaciones de suelo para el cultivo de F.
pennsylvanica, en el Valle de Calamuchita.
113
Fig. 4.2. Aptitud Forestal de los complejos y asociaciones de suelo para el cultivo de Q.
robur, en el Valle de Calamuchita.
114
Tabla 4.21. Clase, limitación y ampliación de las clases y subclases obtenidas por Jarsún
et al. (1988-90), para suelo, con las clases de Aptitud Forestal para F. pennsylvanica y Q.
robur obtenidas en este estudio.
CLASE DE
LIMITACIÓN
CLASE DE APTITUD
SUELO
FORESTAL
No existen en la zona comprendida en este estudio, suelos de clase I, II y V.
CLASE III
Tienen severas limitaciones para los cultivos
EXCELENTE
pero con prácticas de manejo y conservación se
pueden utilizar para tal fin.
EXCELENTE
Subclase IIIec Además de las limitaciones por clase, presentan
moderada susceptibilidad a la erosión hídrica y
ligera limitación climática. Representado por la
AsB.
CLASE IV
Presentan limitaciones más severas que los de
EXCELENTE
la clase III, y cuando están cultivados requieren
prácticas de manejo y conservación más
difíciles y complejos.
Subclase IVec Con severa susceptibilidad a la erosión hídrica
EXCELENTE
y ligera limitación climática. Representada por
la AsA.
CLASE VI
Resultan ineptos para los cultivos. Son
REGULAR
apropiados como campos naturales de pasturas,
bosques o refugios de la fauna.
Subclase VIsc
Suelos con baja retención de humedad,
REGULAR
moderada limitación por alcalinidad no sódica
y ligera limitación climática. Comprende la
unidad CoG.
CoB2: BUENA,
CLASE VII
Mayores limitaciones para el uso, ineptos para
CoB3: BAJA,
los cultivos. Sus condiciones físicas y químicas
CoI: REGULAR,
son tales, que no justifica ningún tipo de
mejora, uso exclusivamente para pastoreo
CoJ: NO APTA,
natural, pasturas, bosques o para refugio de la
CoB2+D1:
fauna silvestre. Comprende las unidades CoB2,
BUENA (F. pennsylvanica),
CoB3, CoI, CoJ, CoB2+D1.
REGULAR (Q. robur).
CLASE VIII: no tienen aplicación agrícola ni ganadera. Debido a sus graves limitaciones sólo
sirven para recreación de la fauna silvestre, provisión de agua, fines estéticos, etc.
La subclase IVec-IIIec, corresponde a la unidad cartográfica
EXCELENTE
AsA+AsB.
La subclase VIes-IVes, está representada por la unidad CoD1.
REGULAR
La subclase VIIes-VIes, está representada por la unidad
REGULAR
cartográfica CoH.
La CLASE VII/VIII, corresponde a la unidad cartográfica CoB1.
REGULAR
La CLASE VII-VIII, queda representada por la unidad CoC.
REGULAR
CLASE DE
LIMITACIÓN
CLASE DE APTITUD
SUELO
FORESTAL
La CLASE VIII-VII, corresponde a las unidades cartográficas
NO APTAS
CoA y CoK.
La mayor parte de la superficie de las tierras consideradas en este estudio es de
aptitud predominantemente forestal. Comprende tierras caracterizadas por fuertes
pendientes y rocosidad, buen drenaje y hasta excesivo en algunos sectores, en general sin
115
peligro de anegamiento, con buen desarrollo de suelo en los bajos e incipiente desarrollo
de los suelos en los sectores de altura.
Por una razón de escala fue imposible separar cartográficamente sectores de buena
aptitud forestal, de otros, con distinta aptitud, dentro de un mismo complejo, sobre todo en
aquellas de variado relieve. Estas unidades de aptitud compleja recibieron entonces una
calificación promedio para todo el complejo. Esta situación no se presentó en la zona del
Valle propiamente dicho, zona ocupada por las asociaciones.
Climática y edáficamente las dos especies en estudio tienen requerimientos
diferenciales por lo cual se recomienda también un uso diferente en su distribución
geográfica dentro de la zona del Valle.
La profundidad del suelo y la retención de humedad son limitantes importantes. La
salinidad y la alcalinidad calcárea y sódica también, y la pendiente, en las áreas serranas.
Las series de suelo que integran los complejos y asociaciones del Valle de
Calamuchita presentan moderada susceptibilidad a la erosión hídrica, peligro que aumenta
al incrementarse la pendiente.
Los resultados de este estudio concuerdan en gran parte con el mapa de aptitud
forestal que realizaron Jarsún et al. (1988-90) y con el mapa de capacidad de uso de los
suelos presentado en el Proyecto provincial de ordenamiento territorial de las cuencas del
lago Los Molinos y Embalse Río Tercero: capacidad de uso de los suelos (Los Grandes
Lagos. 2008. Secretaría de Ambiente de la provincia de Córdoba).
¿Donde se pueden cultivar las especies?
En las figuras 4.1 y 4.2 se representaron en croquis los complejos y asociaciones de
igual aptitud, con un mismo color, cuya clase se describe en las Referencias de las figuras.
El color azul marino, indica la aptitud forestal 1-Excelente; el color marrón
significa la aptitud forestal 2-Buena; el magenta, la 3-Regular; el anaranjado, la 4-Baja y el
celeste, la aptitud forestal 5-No apta. En azul se representan los lagos y en violeta las
ciudades o pueblos.
Comparando el croquis de aptitud forestal para Q. robur con el de F.
pennsylvanica, se observa que en el primero el complejo B2+D1 pasa de aptitud forestal 2Buena, a aptitud forestal 3-Regular.
116
Los mejores suelos para el cultivo de las dos especies son los que corresponden a
las asociaciones A (AsA), B (AsB) y A+B (AsA+AsB), que normalmente se utilizan para
los cultivos o sea los del Valle propiamente dicho.
Los No Aptos, se encuentran ubicados en las zonas de mayor altura (CoA y CoJ),
en el faldeo occidental de la Sierra Grande (CoK) y al sur del Complejo Hidroeléctrico Río
Grande 1 (CHRG1), el CoE.
La zona comprendida entre los 900 y los 1.100 msnm, donde se encuentra la
mayoría de las forestaciones, es de aptitud forestal Buena (CoB2).
Al oeste de los CoB2, se encuentran los CoB1, de aptitud forestal Regular.
También son de la misma aptitud forestal los complejos CoC, CoD1, CoF, CoG, CoH y
CoI. Al norte de los CoB2, el CoB1 es reemplazado por el CoB3, de aptitud forestal Baja.
CONCLUSIONES
Se desarrolló un Índice de Aptitud de uso de los suelos del Valle de Calamuchita
para el crecimiento de las especies F. pennsylvanica y Q. robur y se identificaron aquellas
zonas del Valle que poseen las mejores condiciones agroclimáticas para la implantación y
desarrollo de las especies.
Entre las zonas identificadas puede apreciarse una extensa área con condiciones de
excelencia para futuras plantaciones. También las áreas con buenas condiciones se
extienden considerablemente hacia las laderas y en el valle para F. pennsylvanica, no así
para Q. robur, que requiere mayor profundidad de suelos para un desarrollo óptimo y un
pH no alcalino. Esto no significa que la especie no crezca en ese tipo de suelo, porque se
los observó desarrollados en lomas altas, con poca profundidad de suelo, pero el
rendimiento no será el adecuado para una inversión importante.
Las áreas de altura presentan regulares condiciones forestales o no son aptas
principalmente por la carencia de suelos con aptitud forestal.
Se confeccionaron los mapas de aptitud de uso de los suelos del Valle de
Calamuchita para el crecimiento de Fraxinus pennsylvanica Marshall y Quercus robur L.
Se han establecido las bases metodológicas para la realización de estudios de
investigación y experimentación con otras especies latifoliadas.
117
CAPÍTULO 5
CONCLUSIONES GENERALES
La dendrocronología constituye una herramienta silvicultural de fácil manejo,
reducido costo y alta aplicabilidad. A través de su uso se pretendió contribuir al
conocimiento sobre el comportamiento de Q. robur y F. pennsylvanica introducidos en el
Valle de Calamuchita, Córdoba en términos de su crecimiento en diámetro y área basal.
Es importante considerar que los ejemplares muestreados provinieron de sitios sin
ningún tipo de manejo forestal. Aún los robles que fueron muestreados en una plantación
mixta no habían recibido aparentemente ningún tipo de poda o raleo. Por lo tanto, la
velocidad de crecimiento podría incrementarse notablemente a través de prácticas
silviculturales. Asimismo, se ignora la procedencia de los ejemplares y la calidad de la
semilla, factores que también inciden en forma significativa sobre el crecimiento.
Los datos de crecimiento obtenidos a partir de este estudio pueden ser aplicados
para estimar la posible productividad de la región forestal del Valle de Calamuchita con la
incorporación de estas especies en plantaciones puras o mixtas, para incrementar la
biodiversidad.
Se determinó la edad de culminación del crecimiento en diámetro y área basal de
algunos ejemplares de estas especies y atendiendo a los valores de crecimiento comparados
con sus zonas de origen y otros estudios efectuados, se concluye que el Valle presenta
condiciones adecuadas para el cultivo de las especies. También se estimó la edad de
culminación del crecimiento en volumen en la región estudiada y se la comparó con las de
otras zonas de cultivo.
Los análisis de correlación efectuados para visualizar la importancia que las
condiciones ambientales tienen sobre el crecimiento contribuyendo a la formación de la
calidad de sitio para F. pennsylvanica y Q. robur dieron como variables regresoras
destacadas a la precipitación, dentro de las condiciones climáticas; condiciones
topográficas como la altitud, la exposición, la pendiente y la ubicación en la ladera para F.
pennsylvanica, agregándose también la competencia con otros árboles para Q. robur;
condiciones de suelo como la profundidad del mismo, la textura y el pH para F.
pennsylvanica y sumándose a éstas la permeabilidad, el drenaje y el escurrimiento para Q.
robur y condiciones geológicas como la profundidad del acuífero para ambas especies.
118
Estos datos contribuyeron a determinar qué variables debían intervenir en la
elaboración del Índice de Aptitud de Uso Forestal de los Suelos para el cultivo de estas
especies en el Valle de Calamuchita.
Se establecieron analogías climáticas entre las zonas de origen natural de las
especies y la zona del Valle de Calamuchita comprendida en las hojas del IGM 3166-36 y
3366-6 y se identificaron las que poseen mejores condiciones agroclimáticas para la
implantación y desarrollo de las especies en estudio.
Se apreció una extensa área con condiciones de excelencia para plantaciones
futuras de F. pennsylvanica y Q. robur distribuída a lo largo y ancho del Valle de
Calamuchita. De igual forma, se determinaron las procedencias más adecuadas de
obtención de semillas para cada una de las localidades del Valle de Calamuchita.
Se desarrolló un Índice de Aptitud de Uso Forestal de los Suelos para F.
pennsylvanica y Q. robur a través de la ampliación del índice de Storie utilizado por Jarsún
et al. (1988-90) para las coníferas cultivadas en el Valle. A través de este Índice se
clasificaron los complejos y asociaciones de suelos ubicadas en la zona de estudio en
Clases de Uso Forestal.
Las áreas con buenas condiciones se extienden considerablemente en el valle y
hacia las laderas para F. pennsylvanica, no así para Q. robur, que requiere mayor
profundidad de suelos para un desarrollo óptimo y un pH no alcalino. Esto no significa que
la especie no crezca en ese tipo de suelo, porque se los observó desarrollados en lomas
altas, con poca profundidad de suelo, pero el rendimiento no será el adecuado para una
inversión importante.
Se determinó que las áreas de altura presentan regulares condiciones forestales o no
son aptas principalmente por la carencia de suelos con aptitud forestal.
Con los resultados de la clasificación en Clases de Uso Forestal se confeccionaron
los Mapas de Aptitud de Uso de los Suelos.
Los valores de la clasificación a que se arribaron se refieren sólo a F. pennsylvanica
y Q. robur. No obstante, quedan establecidas las bases metodológicas como para que otros
técnicos especialistas en la materia puedan efectuar estudios de investigación y
experimentación con otras especies latifoliadas.
Se hace necesario encarar futuros estudios sobre estas especies, en particular para
fundamentar aún más las conclusiones de este trabajo y determinar las posibles calidades y
clases de sitio del Valle.
119
Es importante complementar los datos estimados sobre el turno de corta presentado
en el capítulo 2 con los valores económicos correspondientes, debido a que el turno de
corta de la máxima renta en especie puede no coincidir con el turno de máxima renta
económica sobre todo para F. pennsylvanica atendiendo principalmente a su forma
particular de crecimiento (gran crecimiento durante los primeros 5 - 10 años de vida bajo
manejo de plantación).
Es importante realizar este tipo de estudios previo a la plantación forestal de otras
especies introducidas, ya que la forestación es una inversión a largo plazo.
Recomendaciones de uso
Se recomienda, en sectores abruptos y donde los suelos son más superficiales,
plantar F. pennsylvanica cuyo volumen final se alcanzaría con 250-300 árboles maduros
por hectárea (Kennedy, 2004) que puede alternar con P. taeda como bosque
monoespecífico o en bosque mixto, teniendo en cuenta sus respectivas intolerancias al
sombreo para un buen manejo silvícola.
Q. robur en bosque mixto es importante para la mejora del suelo, sobre todo en
rodales de pino, si está presente en la proporción de aproximadamente 30% del número de
árboles.
Como la inversión con roble es alta y a largo plazo, convendrá utilizar Q. robur en
las partes bajas del Valle donde se encuentra mayor profundidad en los suelos y la napa
freática está próxima, que son los requerimientos de esta especie y en los terrenos más
altos se reemplazará por Q. petraea, que vegeta hasta los 2.000 m de altura, en asociación
con F. pennsylvanica y P. taeda como bosque mixto aumentando con ello la biodiversidad
del lugar. Se deberán tener en cuenta las respectivas intolerancias al sombreo de cada una
de las especies asociadas para un óptimo manejo silvícola.
El volumen cosechado a la tala final del bosque de roble estará representado por
unos 120-140 árboles.
El Q. robur es más lento que F. pennsylvanica pero también crece más rápido en
los primeros años teniendo buena luz, así que podrán obtenerse utilidades económicas del
mismo en los respectivos raleos.
Algunos autores advierten que es conveniente que Q. robur crezca en bosque
mixto, ya que puede tener un efecto desfavorable en el suelo si crece en rodales puros,
120
debido a que la descomposición de materia orgánica es relativamente lenta en bosques de
roble (Jaworski, 1995).
Hacer un uso apropiado de los suelos del Valle de Calamuchita, ofrecerá
certidumbre a la inversión pública, social y privada.
Impacto Ambiental de F. pennsylvanica
La introducción y cultivo de especies forestales exóticas suele ser seriamente
cuestionada por algunos sectores del ámbito científico, gubernamental y por
organizaciones ambientalistas. Esto obedece a los penosos antecedentes de invasión de
ambientes naturales por parte de especies leñosas, tales como Ligustrum lucidum
(siempreverde) y Gleditsia triacanthos (acacia negra), entre otros.
Por esta razón, el comportamiento de F. pennsylvanica y Q. robur, en términos de
su capacidad invasiva, será un factor determinante para la implementación de forestaciones
en gran escala.
Si bien no fue objeto de este estudio evaluar el impacto ambiental que las especies
ejercen en su área de difusión, se presentan a continuación unas breves consideraciones
que pueden resultar de utilidad para su cultivo regional.
En función de lo expuesto en los antecedentes, F. pennsylvanica es diclino-dioica,
necesitando, para la reproducción, del pie femenino y del masculino. Es intermedio en
tolerancia a la competencia, y se encuentra mezclado con otras especies de bosque ribereño
en su zona de origen natural siendo parte integral de la cubierta forestal del tipo Celtis
laevigata - Ulmus americana - Fraxinus pennsylvanica.
La mayoría de las semillas son dispersadas por el viento a distancias cortas del
árbol madre (90-100 m). Alguna dispersión por el agua también puede ocurrir, pero la
importancia del agua como agente de dispersión, como también la longitud de la distancia,
se desconoce (Kennedy, 2004). Tampoco resulta atractiva para los animales, por lo que
éstos no actuarían como agentes de diseminación.
F. pennsylvanica varía de intolerante a moderadamente tolerante al sombreo en la
parte septentrional de su área de distribución, o sea es semitolerante. Sin embargo, la
tolerancia disminuye al aumentar la edad de los árboles (Johnson, 1980, Sharitz y Mitsch,
1993).
Su carácter pionero y la capacidad de crecer rápidamente en rodales puros
coetáneos indican que F. pennsylvanica puede colonizar sitios desnudos, pero difícilmente
121
prospera debajo del dosel arbustivo o arbóreo. Resulta particularmente adecuado para el
manejo en plantaciones. Es similar a F. americana excepto que es de muy corta vida en
comparación con éste y muchos otros árboles (rara vez más de 100 años, a menudo sólo
30-50 años, con un máximo de 150 años).
Durante el muestreo, realizado en época primaveral, se observó poca regeneración.
En caminos de acceso a lugares como Los Reartes, localidad que presenta a esta especie
como árbol de vereda, se observó regeneración natural, pero ésta no prospera porque al
finalizar el invierno es escasa la materia verde y acaba siendo comida por el ganado.
En barrios de las afueras de Villa Gral. Belgrano, donde la especie había sido usada
en canteros centrales de avenidas se observaron ejemplares adultos que prácticamente
habían dejado de crecer, dominados y casi sofocados por especies como Ulmus americana
que le habían aventajado en el crecimiento y ahora le sombreaban dejándose ver su
semitolerancia.
De aquí se concluye, que en una escala de impacto sobre la flora nativa de 1 al 5,
correspondiendo 1 al valor mínimo, se aplicaría a F. pennsylvanica, el grado 2, bajo
impacto.
Impacto Ambiental de Q. robur
Q. robur se encuentra formando parte de bosques caducifolios, bosques mixtos,
bosques húmedos, bosques ribereños. Es un árbol de sucesión tardía, pero tiene varias
características típicas de las especies pioneras de árboles: por ejemplo, las semillas se
dispersan ampliamente por aves y mamíferos (a través del depositado en un escondrijo), las
semillas son de gran tamaño con reservas que permiten a las plántulas de semillero
competir con la mayoría de las gramíneas, ya que pueden germinar rápidamente y pueden
persistir en el césped hasta que las raíces se desarrollan lo suficiente como para permitir el
rápido incremento del crecimiento.
En condiciones naturales en su zona de origen, el roble regenera a través de la
alternancia de especies por ejemplo, el abedul (Betula sp.) puede sustituir el árbol caído de
roble de los bosques de roble en el norte de Gran Bretaña, los que son a su vez sustituidos
por otros robles; sin embargo, los abedules son de corta vida en comparación con los
robles. Debido a esta característica es que el bosque sigue siendo predominantemente de
roble (Savill, 1991).
122
En función de lo expuesto en los antecedentes bibliográficos se infiere que Q. robur
se comportará, en la sucesión de los rodales en general, como especie climax, debido
principalmente a su vida longeva y a lo lento de la culminación de su crecimiento. (Savill,
1991).
Esta especie es intolerante al sombreo; de plena luz. En el hemisferio Norte su
regeneración se beneficia muchas veces de la bellota escondida y olvidada por las ardillas,
lo cual no sucedería aquí, porque no existe tal especie.
Q. robur es eutrófica y requiere de suelos fértiles. Las mejores condiciones para su
crecimiento son humedad, sitios bien drenados, bosques mixtos o de latifoliadas (Jaworski,
1995). Puede tolerar inundaciones periódicas, y puede encontrarse en suelos muy
compactos (Joyce et al., 1998).
Durante el muestreo, realizado en época primaveral, se observó poca regeneración.
La escasa regeneración que había en la zona de Athos Pampa era comida por el ganado o
no progresaba porque le faltaba luz para los primeros estadios de crecimiento.
De aquí se concluye que, en una escala de impacto sobre la flora nativa de 1 al 5,
correspondiendo 1 al valor mínimo, se aplicaría a Q. robur, el grado 1, mínimo impacto.
Resulta, entonces, claramente evidente que la introducción masiva de estas
especies, mediante plantaciones con fines industriales, no reviste mayor riesgo para la
salud y persistencia del bosque nativo actual.
123
ANEXOS
124
ANEXO 1
ANALOGÍAS CLIMÁTICAS Y DE SUELO ENTRE EL VALLE DE
CALAMUCHITA Y LOS LUGARES DE ORIGEN DE Fraxinus
pennsylvanica y Quercus robur.
125
ANEXO 2
DESARROLLO DE UN ÍNDICE DE USO DE LOS SUELOS Y UN
MAPA DE APTITUD DE USO FORESTAL PARA FRAXINUS
PENNSYLVANICA Y QUERCUS ROBUR EN EL VALLE DE
CALAMUCHITA.
126
ANEXOS
Los ANEXOS 1 y 2, se encuentran en el CD adjunto, al igual que los
mapas resultantes de este estudio en formato digital. De igual forma, se
adjunta la copia impresa en papel de cada uno de los mapas.
127
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