Número de registro: 22324 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO EN REVISIÓN 4/2010.
Número de registro: 22324
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXXII, Agosto de 2010
Página: 2170
AMPARO EN REVISIÓN 4/2010. **********.
CONSIDERANDO:
CUARTO. Previamente a estudiar los agravios que plantea la recurrente, conviene precisar
brevemente los antecedentes del presente recurso de revisión, de acuerdo a las constancias
que obran en el cuaderno de amparo indirecto **********.
El once de agosto de dos mil seis, ********** demandó en la vía ordinaria civil de
**********, la rescisión de la operación de compraventa respecto de un montacargas marca
Crow, operador caminando (usado), capacidad de 3000 libras, 1500 kilogramos, altura
máxima de 3.40 metros, 24 volts, ruedas sólidas, con batería y cargador, horquillas de 42" de
largo; la devolución del referido montacargas; el pago de $101,400.00 (ciento un mil
cuatrocientos pesos 00/100 moneda nacional), por concepto de rentas a razón de $300.00
(trescientos pesos 00/100 moneda nacional) diarios por trescientos treinta y siete días; el pago
de $51,750.00 (cincuenta y un mil setecientos cincuenta pesos 00/100 moneda nacional) por
daños y perjuicios; y, el pago de gastos y costas (fojas setenta y siete y setenta y ocho del
cuaderno de amparo).
Dicha demanda fue admitida bajo el número de expediente **********, del índice del
Juzgado Segundo Civil de Primera Instancia del Distrito Judicial de Tlalnepantla, Estado de
México (foja ochenta y dos del juicio de amparo).
Al contestar la demanda, ********** señaló como domicilio para oír y recibir notificaciones
la lista y Boletín Judicial del juzgado (foja ochenta y siete del juicio de amparo).
El siete de febrero de dos mil siete, el Juez natural dictó sentencia en la cual determinó
rescindir el contrato de compraventa materia de controversia, asimismo, absolvió del pago de
daños y perjuicios, y al pago de gastos y costas, respecto del pago de rentas se indicó
expresamente:
"... TERCERO. Se condena a la parte demandada a hacer entrega del bien mueble consistente
en: un montacargas Crow, operador caminando (usado), capacidad 3000 lbs., 1500 kgs.,
altura máxima de 3.40 mts., 24 volts, ruedas sólidas, con batería y cargador, horquillas de 42"
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de largo, lo que deberá hacer dentro del término de ocho días contados a partir de que esta
resolución cause ejecutoria, requerimiento que deberá ser realizado en el domicilio del
demandado, así como al pago de las rentas que se generarán por el uso y disfrute del bien
inmueble detallado con anterioridad, a partir del ocho de septiembre del año dos mil cinco y
hasta que se haga entrega del mueble, lo anterior en virtud de que en autos no se ofreció
ningún medio de prueba tendiente a justificar la cantidad que por este concepto reclamó, cuya
liquidación se hará en ejecución de la sentencia. ..." (foja ciento cuarenta y dos vuelta del
cuaderno de amparo).
El quince de febrero se aclaró dicha sentencia en el sentido de que también se condenaba al
demandado al pago de las rentas que se generaran por el uso y disfrute del bien mueble
detallado en la sentencia (foja ciento cuarenta y cinco del cuaderno de amparo).
El trece de abril de dos mil siete, se declaró ejecutoriada la sentencia (foja ciento cuarenta y
ocho del juicio de garantías).
Mediante escrito de cinco de octubre de dos mil siete, la parte actora promovió en vía de
ejecución de sentencia, el incidente de cuantificación de rentas del montacargas Crow materia
del juicio natural, a partir de las rentas generadas del ocho de noviembre (sic) de dos mil
cinco al treinta de septiembre de dos mil siete (fojas doscientos dieciocho y doscientos
diecinueve del cuaderno de amparo).
Dicho incidente de liquidación de rentas se admitió el ocho de octubre de dos mil siete, y se
ordenó dar vista en forma personal a la parte demandada en el domicilio en el que fue
emplazado (foja doscientos veinte del juicio de amparo).
El seis de noviembre de dos mil siete, el Juez natural dictó resolución interlocutoria, en la
cual determinó que el incidente planteado resultaba improcedente, toda vez que la parte
actora no había ofrecido medio de prueba tendente a justificar la cantidad que por concepto
de liquidación se reservó para la fase de ejecución de sentencia, ya que sólo aportó una
factura, la cual no tenía valor probatorio para determinar la cantidad que por pago de renta se
generó por el uso y disfrute del bien mueble, ni la cantidad que se hubiera obligado a pagar la
parte demandada, razón por la cual determinó:
"... PRIMERO. Por los motivos expuestos en el cuerpo del presente fallo, ha resultado
improcedente el incidente de liquidación de rentas hecho valer por **********. SEGUNDO.
Notifíquese personalmente ..." (foja doscientos treinta y tres vuelta del cuaderno de amparo).
Se advierte que la anterior determinación causó ejecutoria el dieciséis de mayo de dos mil
ocho (foja doscientos treinta y cinco del cuaderno de amparo).
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El veintiocho de noviembre de dos mil siete, la parte condenada depositó en el juzgado el
montacargas, lo cual se acordó el veintinueve de noviembre de esa anualidad, en el sentido de
dar vista a la parte contraria por el término de tres días, sin que la hubiese desahogado, por lo
que el dieciocho de diciembre de esa anualidad se determinó que se tenía por señalado
domicilio para que la actora pudiera recoger el bien mueble (fojas ciento cincuenta a ciento
cincuenta y cuatro del juicio de amparo).
El trece de mayo de dos mil ocho, el demandado hizo entrega del montacargas Crow materia
de controversia, a la parte actora (fojas ciento sesenta y uno, y ciento sesenta y dos del juicio
de amparo).
Asimismo, el uno de diciembre de dos mil ocho, el actor presentó escrito haciendo valer un
segundo incidente de cuantificación de rentas, a partir del ocho de septiembre de dos mil
cinco hasta el trece de mayo del dos mil ocho (fojas ciento sesenta y cinco, y ciento sesenta y
seis del juicio de garantías).
El dos de diciembre de dos mil ocho se admitió el incidente de liquidación mencionado, y se
ordenó dar vista en forma personal a la parte demandada en el domicilio autorizado en autos,
para que dentro del término de tres días manifestara lo que a su derecho conviniera, lo cual se
realizó el tres de esos mismos mes y año por medio de notificación por lista (foja ciento
sesenta y siete del juicio de amparo).
El dieciséis de enero de dos mil nueve se declaró que el plazo concedido a la parte
demandada para desahogar la vista que se le otorgó había concluido; sin embargo, el
veintiuno de enero de dos mil nueve se ordenó regularizar el procedimiento porque no se
había proveído respecto de la prueba pericial ofrecida por el incidentista, por lo que se
previno al promovente para que exhibiera el escrito de aceptación y protesta de su perito y
exhibiera el dictamen correspondiente, ello a fin de estar en posibilidad de dar vista a su
contrario (foja ciento setenta y tres del cuaderno de amparo).
Luego, el seis de febrero de dos mil nueve, se ordenó dar vista a la parte demandada con el
incidente y con el dictamen pericial, para que dicha enjuiciada manifestare lo que a su
derecho conviniera, lo cual se le notificó por medio de lista el nueve de febrero de dos mil
nueve (foja ciento ochenta y nueve, y ciento ochenta y nueve vuelta del cuaderno de amparo).
El diez de febrero de dos mil nueve la parte demandada compareció a juicio solicitando que
se declarara nulo lo actuado con posterioridad al cinco de enero de dos mil nueve (foja ciento
noventa del juicio de garantías); al respecto, el once de febrero de dos mil nueve, el Juez
natural determinó que no había lugar a acordar lo solicitado, en virtud de que se había
regularizado el procedimiento por medio de auto de veintiuno de enero de dos mil nueve, por
lo que debía estarse a lo dispuesto en el auto de seis de febrero de esa anualidad (foja ciento
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noventa y uno del cuaderno de amparo).
Por medio de escrito de doce de febrero de dos mil nueve, la parte demandada desahogó la
vista que se le dio con el incidente de liquidación de rentas y con el dictamen pericial, en
donde señaló:
"... Vengo a oponerme a nombre de mi representada a la temeraria e infundada liquidación de
rentas que pretende hacer valer la parte actora, toda vez que de manera dolosa y con toda la
mala fe, intenta que usted C. Juez le otorgue una decisión a todas luces improcedente y sin
fundamento legal alguno, pues si bien es cierto que en el resultando tercero de la sentencia
que recayó en el presente juicio, mi representada fue condenada al pago de las rentas que se
generaran por el uso y disfrute del bien ... (sic) también es cierto que en el mismo resultando
tercero se decretó que en virtud de que en autos no se ofreció ningún medio de prueba
tendiente a justificar la cantidad que por este concepto reclamo, es por lo anterior, que mi
representada se opone terminantemente a dicha liquidación, ya que la actora pretende hacer
valer algo que ya le fue negado ... " (foja ciento noventa y dos del cuaderno de amparo).
El trece de febrero del año próximo pasado se tuvo por desahogada la vista y por hechas las
manifestaciones de la parte demandada (foja ciento noventa y cinco del juicio de garantías).
El demandado nombró perito, el cual rindió su dictamen pericial y lo ratificó, por su parte el
actor se conformó con dicho peritaje (fojas doscientos dos, doscientos seis y doscientos
nueve del juicio de amparo).
El ocho de mayo de dos mil nueve se emitió la resolución del incidente de cuantificación de
rentas, en donde se aprobó la plantilla de liquidación de rentas por la cantidad de $161,535.00
(ciento sesenta y un mil quinientos treinta y cinco pesos 00/100 moneda nacional), por el uso
y disfrute del bien a partir del ocho de septiembre de dos mil cinco al trece de mayo de dos
mil ocho.
En contra de tal determinación, la parte demandada interpuso recurso de apelación, mismo
que se resolvió el veintidós de junio de dos mil nueve, por la Primera Sala Unitaria Civil de
Tlalnepantla del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, en el toca de apelación
238/2009, en donde determinó modificar la sentencia de primer grado a efecto de que se
condenara al demandado al pago de rentas a partir del ocho de septiembre de dos mil cinco al
veintiocho de noviembre de dos mil siete, por ser la última, la fecha en que se puso a
disposición de la parte actora el montacargas (fojas sesenta y, ocho a setenta y dos del juicio
de amparo).
El trece de julio de dos mil nueve, **********, presentó demanda de amparo en donde
señaló como acto reclamado la resolución de veintidós de junio de dos mil nueve, dictada por
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la Primera Sala Unitaria Civil de Tlalnepantla del Tribunal Superior de Justicia del Estado de
México.
El quince de julio de dos mil nueve se admitió la demanda de amparo, correspondiéndole el
número de expediente ********** del índice del Juzgado Primero de Distrito en el Estado de
México, con residencia en Naucalpan de Juárez.
Seguidos los trámites y etapas procesales correspondientes, se celebró la audiencia
constitucional y, mediante sentencia terminada de engrosar el veintisiete de noviembre de dos
mil nueve, se determinó negar el amparo y protección de la Justicia Federal a la parte
quejosa.
En contra de la anterior determinación, la parte quejosa interpuso el presente recurso de
revisión.
Ahora bien, la parte recurrente señala que le causa perjuicio la sentencia federal combatida,
en virtud de que carece de la fundamentación y motivación debidas, ya que debió advertir
que él no invocó el análisis oficioso del emplazamiento, sino que en sus conceptos solicitó
que la notificación de la demanda incidental se debía tener como un acto intraprocesal y que
al ser el emplazamiento, tenía la obligación de analizar el agravio a la luz del criterio de
rubro: "EMPLAZAMIENTO. CUANDO SE COMBATA LA FALTA O SU ILEGALIDAD,
EL TRIBUNAL DE APELACIÓN SE ENCUENTRA OBLIGADO A ESTUDIAR LOS
AGRAVIOS RESPECTIVOS Y, EN SU CASO, SUPLIRLOS EN SU DEFICIENCIA."
Continúa con que el tribunal de alzada señaló que la notificación del incidente era un acto
intraprocesal que no tenía el carácter de emplazamiento a juicio, por lo que no se debían
analizar las formalidades esenciales de dicho acto, argumento que el Juez de Distrito
considera correcto, sin advertir que en sentido contrario a lo afirmado por la ad quem, la
mencionada notificación del incidente de liquidación es un acto extraprocesal, dictado con
posterioridad a la sentencia; de ahí que se considere como el emplazamiento a dicho
incidente y, por tanto, se le debió notificar personalmente en su domicilio, en términos del
artículo 1.175 del Código de Procedimientos Civiles vigente en la entidad.
Así, la recurrente insiste en que la notificación del incidente de liquidación constituye el
emplazamiento al mismo, por lo que se hace valer como una infracción procesal, ya que no se
observaron las formalidades esenciales del llamamiento al mismo, pues dicha notificación se
realizó por lista y Boletín Judicial y no en forma personal, por lo que considera que el a quo
federal debió constreñirse a analizar si el emplazamiento al incidente se realizó correctamente
por el Juez natural, y no determinar que no se interpuso el incidente de nulidad de
actuaciones, toda vez que ello no se advirtió por la Sala responsable.
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También indica que, en el caso, nos encontramos frente a un acto dictado para la ejecución de
la sentencia en vía incidental y, por tanto, era necesario el emplazamiento a tal
procedimiento; de ahí que le cause perjuicio que se ignoren sus argumentos jurídicos, pues
debió determinarse que la notificación del incidente ameritaba un emplazamiento, pues los
incidentes de ejecución no son propiamente incidentes sino procedimientos de ejecución
ajenos a la controversia, lo cual se equipara a la demanda principal; al respecto, citó los
criterios de los rubros: "EMPLAZAMIENTO. EN INCIDENTE SOBRE ALIMENTOS POR
CONDUCTO DE LA ACTORA, ILEGALIDAD DEL.", "INCIDENTES, CONCEPTO DE
LOS.", "REPETICIÓN DEL ACTO RECLAMADO. EL JUEZ DE DISTRITO PUEDE
DESECHAR DE PLANO DICHO INCIDENTE ANTE LA FALTA DE UNO DE LOS
REQUISITOS BÁSICOS DE PROCEDENCIA.", "CONTROVERSIAS DEL ORDEN
FAMILIAR ENTRE LAS QUE SE ENCUENTRA LA REDUCCIÓN DE PENSIÓN
ALIMENTICIA. DEBEN TRAMITARSE CONFORME A LO PREVISTO POR LAS
DISPOSICIONES CONTENIDAS EN EL CAPÍTULO ÚNICO DEL TÍTULO DÉCIMO
NOVENO DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES. (LEGISLACIÓN DEL
ESTADO DE CHIAPAS).", "COSTAS. NO PROCEDE LA CONDENA RELATIVA EN
LOS INCIDENTES DE LIQUIDACIÓN DE INTERESES EN EJECUCIÓN DE
SENTENCIA, CONFORME A LO DISPUESTO EN EL ARTÍCULO 140 DEL CÓDIGO
DE PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL DISTRITO FEDERAL." y "DEMANDA
INCIDENTAL, SU ADMISIÓN DEBE NOTIFICARSE PERSONALMENTE.
(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MICHOACÁN)."
Asimismo, en el segundo concepto de violación, la parte recurrente señala que el juzgador
federal debió analizar el emplazamiento, pues se trata de una infracción procesal que puede
ser estudiada, tanto en apelación como en el amparo, al respecto, citó los criterios de los
rubros: "EMPLAZAMIENTO. CUANDO SE COMBATA LA FALTA O SU
ILEGALIDAD, EL TRIBUNAL DE APELACIÓN SE ENCUENTRA OBLIGADO A
ESTUDIAR LOS AGRAVIOS RESPECTIVOS Y, EN SU CASO, SUPLIRLOS EN SU
DEFICIENCIA." y "SENTENCIA INTERLOCUTORIA EN AMPARO INDIRECTO, LAS
VIOLACIONES COMETIDAS DENTRO DEL PROCEDIMIENTO INCIDENTAL
PUEDEN SER COMBATIDAS JUNTO CON LA."
Agregó que no era obstáculo para considerar lo anterior, el hecho de que la parte que
representa hubiera acudido al procedimiento incidental, toda vez que ello no convalida ni
subsana la ilegalidad del emplazamiento, por lo que las omisiones o defectos sólo pueden
subsanarse cuando el demandado comparece antes de concluido el periodo para la
contestación de la demanda, en defensa de sus intereses, al respecto, citó los criterios de los
rubros: "EMPLAZAMIENTO. LOS DEFECTOS O VICIOS DE LA DILIGENCIA
RESPECTIVA QUEDAN DEPURADOS CUANDO SE CONTESTA LA DEMANDA Y SE
EJERCE EL DERECHO DE DEFENSA, SIN VULNERARSE, POR ENDE, LA
GARANTÍA DE AUDIENCIA.", "EMPLAZAMIENTO. SUS VICIOS SE PURGAN SI SE
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DA CONTESTACIÓN A LA DEMANDA." y "EMPLAZAMIENTO. NO SE VIOLAN
GARANTÍAS SI A PESAR DE LOS VICIOS EN EL MISMO, EL AFECTADO CONOCIÓ
DEL PROCEDIMIENTO ANTES DE CORRER EL TÉRMINO PARA LA DEFENSA DE
SUS DERECHOS.", razón por la cual dijo que las irregularidades del emplazamiento sólo se
subsanan con la contestación de la demanda, no cuando se comparece en otra fase del
procedimiento por lo que, en su caso, no pueden convalidarse las irregularidades indicadas.
Los anteriores argumentos resultan infundados.
En efecto, no asiste razón a la inconforme al indicar que no hizo valer ante el Juez de Distrito
que se analizara en forma oficiosa el emplazamiento del incidente de liquidación de rentas
pues, al respecto, en sus conceptos de violación mencionó criterios relativos a que el
emplazamiento es de orden público y su estudio de oficio; de ahí que en forma correcta el a
quo federal hubiera determinado que al tratarse de una infracción procesal cometida en el
procedimiento incidental, la Sala responsable no se encontraba obligada a atenderlo, puesto
que el recurso de apelación tiene por objeto que el tribunal de alzada revoque o modifique la
resolución en los puntos relativos a los agravios; de ahí que al no existir reenvío, dicha
autoridad de segunda instancia se encuentra imposibilitada para analizar las infracciones
procesales, pues no podrá revocar lo ordenado por el Juez y ordenar la reposición del
procedimiento.
Asimismo, el Juez de Distrito en forma correcta determinó que si bien es cierto que la parte
quejosa alegaba no haber sido notificada personalmente del incidente de liquidación de
rentas, también lo es que al apersonarse a dicha incidencia estuvo en posibilidad de
interponer el incidente de nulidad de notificaciones, lo cual no realizó.
Efectivamente, contrario a lo aquí alegado por la parte recurrente, la notificación del
incidente de liquidación de rentas no se equipara al emplazamiento de la demanda, pues si
bien es cierto que los incidentes se tramitan en forma independiente y con un propio
procedimiento, también lo es que dicha notificación no reviste las características del
emplazamiento a juicio, pues esta última es la actuación de mayor importancia en el juicio, ya
que por medio de él se llamará al demandado para que acuda a defenderse, sin embargo, en el
incidente, la parte contraria del incidentista ya fue llamada a juicio y, por tanto, tiene
intervención legal en el mismo, así como la obligación de estar al pendiente de las
actuaciones que ahí se dicten.
Luego, si conforme al artículo 2.163 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de
México, una vez que la parte interesada presente la liquidación de la sentencia que no
contiene cantidad líquida, se dará vista por tres días a la parte condenada para que manifieste
lo que a su interés convenga, esto es, en el trámite incidental no se emplaza a la parte
contraria, sino que se le notifica para que desahogue la vista que se le da con el incidente
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planteado, entonces, como bien lo señaló el Juez de Distrito, la ahora recurrente al acudir al
incidente a desahogar la vista que se le dio con el mismo, tuvo la oportunidad legal de hacer
valer sus inconformidades, además de que se convalidaron las irregularidades que se
hubiesen cometido, pues de autos se advierte que mediante auto de seis de febrero de dos mil
nueve, se dio vista a la parte demandada con el incidente y el dictamen ofrecido,
otorgándosele un plazo de tres días para que desahogara la vista, manifestando lo que a su
interés conviniera, vista que se desahogó, por la aquí empresa impetrante, mediante escrito de
doce de febrero de dos mil nueve, mismo que le fue acordado en forma favorable el trece de
esos mismos mes y año.
Bajo la óptica jurídica anterior, se convalidaron las irregularidades de la notificación del
incidente, además de que dicha recurrente tuvo la oportunidad legal de presentar su incidente
de nulidad de notificaciones, sin que lo hubiera realizado; razón por la cual fue correcto que
el Juez de Distrito no analizara la notificación del incidente aludido pues, para ello, era
necesario que se presentara el incidente de nulidad respectivo, a fin de preparar la violación
procesal invocada; así, por las razones invocadas resultan inaplicables los criterios citados
por el inconforme.
Al respecto, se comparte la tesis I.2o.C.37 C sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado
en Materia Civil del Primer Circuito, visible en la página 1083, Tomo XXIX, mayo de 2009,
Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, cuyo texto es el
siguiente: "NULIDAD DE ACTUACIONES. DEBE PROMOVERSE, ANTES DE ACUDIR
AL AMPARO, CUANDO EN LA DEMANDA DE GARANTÍAS LA QUEJOSA SE
OSTENTA COMO PARTE EN UN JUICIO Y ARGUMENTA QUE NO SE LE
‘EMPLAZÓ’ AL INCIDENTE DEL QUE DERIVAN LOS ACTOS QUE RECLAMA, EN
VIRTUD DE QUE LA CITACIÓN A ÉSTE NO CONSTITUYE TÉCNICAMENTE UN
EMPLAZAMIENTO. Cuando en la demanda de garantías la quejosa se ostenta como parte
en un juicio, y argumenta que no fue notificada de la existencia de un incidente, debe
interponer el incidente de nulidad de actuaciones antes de acudir al amparo, conforme a los
artículos 74 y 77 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, que
establecen que puede invocarse la nulidad de una actuación cuando le falte alguna de las
formalidades esenciales de manera que quede sin defensa cualquiera de las partes.
Destacando que si bien es cierto que aunque la peticionaria de garantías afirme que no se le
‘emplazó’ al incidente del que derivan los actos que reclama en el amparo, también lo es que
la citación al incidente de referencia no constituye técnicamente un emplazamiento al juicio,
sino la notificación de una cuestión no principal dentro del juicio respecto del cual la
inconforme se ostenta como parte."
En diverso aspecto, la parte recurrente señala en su último agravio que le causa perjuicio la
determinación del Juez de Distrito al indicar que sus agravios son infundados porque no
opera la cosa juzgada en el incidente de liquidación de rentas, dado que la resolución
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incidental dictada en un primer momento se declaró improcedente por la insuficiencia de
pruebas para determinar el importe líquido de la sentencia, por lo que ahí no se entró al
estudio del fondo, además de que el cumplimiento de las sentencias es de análisis oficioso y
orden público, razón por la cual estimó que estuvo en lo correcto la Sala responsable al
estimar que en el caso no asistía razón a la empresa apelante y quejosa en cuanto a ese tema.
Continuó con que debe determinarse que la finalidad de los juzgadores es preservar la paz
social y el orden público proporcionando seguridad jurídica a los gobernados, por lo que en el
derecho procesal deben seguirse dichos principios, a fin de que se evite la multiplicidad de
procedimientos y contradicción de una resolución, pues se pretende evitar situaciones de que
se tramiten un sin fin de procedimientos incidentales con un mismo objeto.
Así, señala que el Juez de Distrito no advirtió que, en el caso, se actualiza una prescripción
para hacer valer nuevamente el incidente de liquidación de rentas, puesto que al resolverse un
primer incidente por esa misma cuestión no se dejaron a salvo los derechos del actor para que
los volviera a hacer valer en una nueva incidencia, de ahí que su contrario ya no tenía
derecho a reclamar nuevamente la liquidación de rentas, pues el acto que lo resolvió en
primer término ya se encuentra firme; de ahí que esa prescripción procesal no hubiera sido
analizada correctamente por el Juez Federal, dejando a su representada en estado de
indefensión.
Agregó que, en la resolución de seis de noviembre de dos mil siete, relativa al primer
incidente de liquidación de rentas, sí se analizó la cuestión de fondo, pues se concluyó que el
actor no justificó lo ahí demandado por haber sido omiso en el ofrecimiento de la prueba
pericial en valuación, a fin de realizar la cuantificación de la sentencia, razón por la que los
elementos que ahí se aportaron fueron insuficientes para condenarlo, de ahí que si en dicha
incidencia no se obtuvo lo buscado, no es posible que en el nuevo incidente del cual deriva la
sentencia reclamada se busque una nueva oportunidad de liquidar las rentas ya exigidas con
anterioridad y respecto de las cuales no probó, puesto que su contrario tuvo la oportunidad en
un primer momento, sin que pueda volver a ejercitar ese derecho al obtener sentencia
contraria a sus intereses.
También menciona que el Juez de Distrito no observa que se infringió en su perjuicio el
artículo 17 constitucional, ya que pretende la ejecución de una sentencia respecto de la cual
ya se resolvió el derecho, pues ello provoca que se multipliquen los procesos incidentales,
tornando el procedimiento en interminable, otorgando al incidentista la facultad de que
liquide la sentencia lo cual, dijo, contraviene los principios de justicia pronta, expedita e
imparcial, pues no es posible que se le dé la oportunidad a su contrario de que intente
infinidad de incidentes hasta que alguno de ellos sea decretado procedente, puesto que ello es
contrario a sus garantías individuales.
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Así, considera que si el actor incidentista no obtiene lo que reclamó, ello no significa que se
le niegue la justicia, toda vez que la oportunidad se le otorgó, sólo que no es posible que
solicite una misma cosa en múltiples ocasiones; de ahí que estima que la apreciación del Juez
de Distrito resulta errónea al apreciar que, en la especie, era posible intentar un nuevo
incidente de liquidación de rentas, pues insistió en que en la primer determinación no se
dejaron a salvo los derechos de su contrario.
Lo precedente debe desestimarse por desacertado e insostenible, atento a las razones fácticas,
lógicas y jurídicas siguientes.
En principio, debe precisarse que en la sentencia definitiva dictada en el juicio natural,
específicamente en el punto resolutivo tercero "... Se condena a la parte demandada a hacer
entrega del bien mueble consistente: un montacargas Crow, operador caminando (usado)
capacidad 3000 lbs., 1500 kgs., altura máxima 3.40 mts., 24 volts, ruedas sólidas, con batería
y cargador, horquilla de 42" de largo, lo que deberá hacerse dentro del término de ocho días
contados a partir de que esta resolución cause ejecutoria, requerimiento que deberá ser
realizado en el domicilio del demandado, así como al pago de las rentas que se generarán por
el uso y disfrute del bien mueble detallado con anterioridad, a partir del ocho de septiembre
del año dos mil cinco y hasta la entrega del inmueble, lo anterior en virtud de que en autos no
se ofreció medio de prueba tendiente a justificar, la cantidad que por este concepto reclamó,
cuya liquidación se hará en ejecución de sentencia ..."
Así, el actor promovió incidente de liquidación de rentas, donde expresó que al demandado
se le debía condenar al pago de $222,600.00 (doscientos veintidós mil seiscientos pesos
00/100 moneda nacional), por concepto de pago de rentas originadas a partir del ocho de
noviembre de dos mil cinco al treinta de septiembre de dos mil siete, a razón de $300.00
(trescientos pesos 00/100 moneda nacional).
Sin embargo, el Juez natural, por interlocutoria de seis de noviembre de dos mil siete, declaró
improcedente la liquidación propuesta, al considerar que la factura exhibida por el
incidentista carecía de valor probatorio para tener por justificada la cantidad que se pretende
cobrar por concepto de renta diaria del referido montacargas pues, al respecto, se dejó de
aportar prueba idónea, como lo sería la pericial, en términos de lo dispuesto por el artículo
7.593 del Código Civil del Estado de México.
Tal determinación causó ejecutoria al no haberse recurrido.
Por tanto, como puede apreciarse de lo reseñado, al Juez natural no le fue dable determinar la
liquidación del monto de las rentas a que fue condenado el demandado a pagar a su
antagonista por no ser conducente, al efecto, la prueba aportada al respecto, pues se dijo que
en relación con ello resultaba idónea una pericial, la cual no se había aportado, quedando de
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ese modo en reserva lo sentenciado en el juicio natural.
Por consiguiente, en atención a lo determinado en la referida interlocutoria, el actor volvió a
promover incidente de liquidación de rentas, lo cual, formal y legalmente, está permitido, en
tanto el artículo 1.211 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de México, establece
que la sentencia firme produce acción y excepción contra los que litigaron, con mayor razón
si de conformidad con lo dispuesto por el artículo 2.183 del citado código adjetivo la acción
para pedir la ejecución de una sentencia, durará cinco años, desde el día que venció el plazo
para el cumplimiento voluntario, y de ahí que no caducara ni precluyera el derecho del
accionante para intentar, de nueva cuenta, el referido incidente, si el mismo no se intentó
fuera de dicho término, ni existe precepto que lo prohíba y, además, el artículo 17 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos tutela la plena ejecución de lo
sentenciado.
En tal contexto, no deben confundirse los efectos de la sentencia firme con las consecuencias
de identidad de cosa juzgada, la prescripción, la preclusión y la caducidad, ya que la primera,
o sea, los efectos de la sentencia firme, es la verdad legal de lo considerado y resuelto en el
procedimiento respectivo, lo cual produce acción y excepción contra los que litigaron y
terceros interesados, al existir materia para ello.
La consecuencia de identidad de cosa juzgada, es la prohibición de la ley de atender y
resolver por el Juez cuestiones sobre las cuales ya existe una verdad legal que hace
inconducente lo demandado de nueva cuenta, pues inexiste materia para volver a decidir lo ya
resuelto, en tanto para que la cosa juzgada surta efecto en otro juicio, es necesario que entre
el caso resuelto por la sentencia y aquel que se invoca, concurra identidad en las cosas, las
causas y las personas de los litigantes.
La prescripción es la prohibición de la ley para reclamar un derecho o ejercitar una acción,
por haber dejado transcurrir el plazo fijado por la legislación respectiva para exigir dicho
derecho o intentar la acción correspondiente.
La preclusión es la pérdida de la facultad de las partes en juicio para realizar determinados
actos adjetivos dentro del mismo procedimiento, después de que se han ejecutado otros o ha
transcurrido cierto plazo legal.
La caducidad se actualiza cuando termina la vigencia o vida de un derecho, que por lo regular
prohíbe continuar con un procedimiento, por haberse dejado de actuar en el mismo,
deteniéndolo por falta de impulso idóneo, por cierto tiempo, o sea, se da al no haberse
utilizado o hecho efectivo el procedimiento respectivo para lograr el cometido necesario del
cual depende una situación jurídica.
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De ese modo, el derecho de hacer liquidable la condena relativa en ejecución de sentencia,
sólo termina o caduca una vez que prescribe la acción para pedir la ejecución de una
sentencia.
Ilustra lo anterior, el criterio jurídico que contiene, en lo conducente, la jurisprudencia
registrada con la clave de identificación 1a./J. 104/2001, sustentada por la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver la contradicción de tesis 92/2000-PS, la
cual puede consultarse en la página 23 del Tomo XIV, diciembre de 2001, de la Novena
Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que a la letra reza: "INCIDENTE
DE LIQUIDACIÓN DE INTERESES. EL EJERCICIO DE LA ACCIÓN RELATIVA NO
ESTÁ SUJETO A LA FIGURA JURÍDICA DE LA PRECLUSIÓN, SINO A LA DE
PRESCRIPCIÓN (LEGISLACIÓN PARA EL DISTRITO FEDERAL). Si se toma en
consideración, por un lado, que el incidente de liquidación de intereses es un acto vinculado
con la ejecución de sentencia, ya que por esa vía se busca establecer en cantidad precisa y
líquida una condena indeterminada y, por otro, que de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 529 del Código de Procedimientos Civiles del Distrito Federal, la acción que se
ejercita para hacer cumplir una sentencia a través del incidente relativo, deviene del derecho
reconocido en la propia sentencia firme y que constituye cosa juzgada, resulta inconcuso que
no puede estimarse que en virtud de una resolución que declara improcedente o desaprueba
dicho incidente, precluya el derecho del incidentista para ejercitar nuevamente la acción. Lo
anterior es así, porque ello implicaría hacer nugatorio el derecho en la sentencia definitiva
que causó estado, contraviniéndose la garantía constitucional que asegura la inviolabilidad de
la propiedad, y se extinguiría el derecho para hacer efectiva la prestación de condena
impuesta en la sentencia, lo que significa contrariar la obligatoriedad con la que está investida
la cosa juzgada y la finalidad que persigue todo proceso jurisdiccional. Por tanto, el derecho
para ejercitar el incidente de liquidación de intereses no puede ser objeto de la preclusión, ya
que la única figura jurídica que comprende la pérdida del derecho para pedir la ejecución de
una sentencia, es la prescripción, pues las acciones, a diferencia de los derechos procesales,
no precluyen, sino sólo se encuentran limitadas por aquélla."
Por ende, si la decisión inicial dejó materia para ejercitar de nueva cuenta el derecho
correspondiente a liquidar la condena firme, pero con base en diversos hechos y pruebas,
entonces, la nueva incidencia de liquidación intentada en ejecución de sentencia no resulta
inconducente, ni al respecto se actualiza alguna identidad de cosa juzgada pues, respecto a lo
pretendido, aún no había nada definido.
En ese sentido, debe decirse que si en una acción o incidente de liquidación de condena se
dejó materia para que con base en lo ahí establecido se pueda intentar un nuevo incidente o
esa acción para determinar tal liquidación, entonces, el promovido con posterioridad, con
base en lo resuelto en aquél, sí es procedente y conducente, en tanto está fundado en una
resolución que concedió tal relación para liquidar lo condenado en definitiva.
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Por lo tanto, si en la interlocutoria dictada en el primer incidente de liquidación intentado
sólo se declaró la imposibilidad de establecer la liquidación, entonces, al respecto, sí resultó
conducente la promoción de un nuevo incidente o acción de liquidación, a efecto de ejecutar
lo ya sentenciado pues, de lo contrario, no se podría obligar al cumplimiento de lo condenado
y, por ende, se contravendría el espíritu del artículo 17 de la Constitución Fundamental de la
República, en cuanto manda que las leyes establecerán los medios necesarios para que se
garantice la independencia de los tribunales y la plena ejecución de sus resoluciones.
De ahí que el Juez de Distrito correctamente estimó con acierto fáctico y objetivo, lo
siguiente:
"... Ahora bien, la quejosa señala que, en el caso concreto, opera la figura de cosa juzgada, en
razón de que en ambos procedimientos la finalidad es idéntica, se procede a analizar el
derecho del demandante, analizando el fondo de la cuestión debatida, que en la sentencia de
seis de noviembre de dos mil siete, se declaró improcedente la acción intentada por
insuficiencia de pruebas necesarias para determinar el importe líquido susceptible de
reclamación conforme a la sentencia definitiva. Sus argumentos son infundados atendiendo a
que, en la especie, si bien es cierto que la parte actora para lograr la ejecución de la sentencia
definitiva (en su resolutivo tercero), promovió un incidente de cuantificación de rentas,
mismo que el Juez de origen declaró improcedente, atendiendo a que la actora incidentista no
ofreció medio de prueba idóneo para cuantificar la cantidad que, por concepto de renta del
bien mueble materia de la controversia, le debía pagar la demandada, también lo es que
contrario a lo manifestado por la aquí quejosa, en el mismo no se analizó el fondo de las
pretensiones propuestas, dada la imposibilidad para cuantificar la cantidad líquida para
ejecutar la sentencia. Ello es así atendiendo a que aun y cuando entre la sentencia de seis de
noviembre de dos mil siete y la de ocho de mayo de dos mil nueve, se advierte que existe
identidad de las personas que intervinieron en los dos incidentes; identidad en las
pretensiones e identidad en las causas en las que se fundan dichas pretensiones, sin embargo,
se estima que, en el primer caso, al dictarse la resolución interlocutoria de seis de noviembre
de dos mil siete, el Juez Segundo Civil de Primera Instancia de Tlalnepantla, no analizó el
fondo de las pretensiones propuestas, es decir, en esa interlocutoria no se determinó la
cantidad líquida que debía pagar la demandada por concepto de rentas, ni tampoco quedó
determinada la temporalidad de esas prestaciones, acorde a lo ordenado en la sentencia
definitiva. En atención a que para que la cosa juzgada surta efectos en otro juicio, es
necesario que entre el caso resuelto por la sentencia que ha causado ejecutoria y aquel asunto
en el que la cosa sea invocada, concurra identidad en las cosas, en las causas, en las personas
de los litigantes, en la calidad con la que intervinieron y, por supuesto, que en el primer juicio
se hubiere analizado en su totalidad el fondo de las prestaciones reclamadas, en razón a que
de no concurrir este último de los extremos no podría considerarse que se está ante la figura
de la cosa juzgada, pues lo contrario llevaría al absurdo de propiciar una denegación de
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justicia al gobernado al no darle la oportunidad de que lo demandado sea resuelto en alguna
instancia. Máxime que el cumplimiento de las sentencias es una cuestión de análisis oficioso
y de orden público, por lo que la Sala responsable estuvo en lo correcto al afirmar que la
sentencia de seis de noviembre de dos mil siete, dictada por el Juez de primera instancia no
agotó, de ninguna manera, el derecho de la parte actora al pago de un alquiler por el uso del
bien mueble materia del contrato. Ahora bien, por lo que hace a sus argumentos en el sentido
de que la responsable no funda ni motiva la resolución reclamada al omitir la exposición de
un solo numeral o tesis jurisprudencial que respaldan sus aseveraciones y que concretamente,
en forma precisa, le autorice a permitir a la demandante la interposición de múltiples
demandas incidentales hasta perfeccionar el contenido de sus promociones y la exposición de
probanzas. Este argumento es infundado, en razón de que contrario a lo manifestado por la
moral quejosa, la Sala responsable sí expuso los motivos, razones y circunstancias por las que
consideró infundado el agravio expuesto por la demandada, en el sentido de que lo reclamado
por el actor ya había sido materia de un diverso incidente en el que, según su dicho, el fondo
de la cuestión debatida ya se había resuelto en la interlocutoria dictada en el mismo. En
efecto, la Sala responsable estuvo en lo correcto al determinar que si bien es cierto que existía
un incidente previo, en el que la parte actora pretendió el pago o liquidación de la prestación
contenida en el resolutivo tercero de la sentencia definitiva, dicho incidente culminó con una
sentencia de seis de noviembre de dos mil siete (en la cual se dijo) que se declaró infundado,
en razón de que no se agotó el medio de prueba idóneo para determinar la liquidación para
fundar la condena de que se trata, el hecho de que se dicte sentencia condenatoria en contra
del demandado en lo principal, a que el demandado estaba obligado a pagar por el uso del
bien mueble descrito en el propio resolutivo, empero, esto de ninguna manera significa que la
parte demandada sea liberada de la obligación impuesta en la sentencia, atendiendo a que el
cumplimiento de las sentencias es de orden público y corresponde al órgano jurisdiccional
vigilar su cumplimiento, aunado a que, como ya se dijo, no se actualiza la figura de la cosa
juzgada como lo señala la impetrante de amparo. Finalmente, debe decirse que, contrario a lo
que manifiesta la quejosa, la Sala responsable sí precisó los preceptos legales en los que se
fundó para el dictado de la resolución que ahora se reclama, sin embargo debe decirse que el
hecho de que al darle respuesta a lo expuesto por la demandada en su agravio segundo, no
haya señalado ningún precepto legal, basta para fundar y motivar sus razonamientos, el hecho
de que se funde en el resolutivo tercero de la sentencia condenatoria dictada en el principal,
en donde se estableció que la cantidad líquida que debía cubrir la demandada se determinaría
en ejecución de sentencia ..."
Por consecuencia, adverso a lo alegado, al respecto no operó la identidad de cosa juzgada en
el incidente de liquidación de rentas, dado que en la resolución incidental dictada en un
primer momento, se declaró la insuficiencia de pruebas para determinar el importe líquido de
la sentencia, por lo que ahí no se entró al estudio del fondo, además de que el cumplimiento
de las sentencias es de análisis oficioso y de orden público, razón por la cual estuvo en lo
correcto la Sala responsable al estimar que, en el caso, no asistía razón a la empresa apelante
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y quejosa en cuanto a ese tema.
Por tanto, el diverso incidente o ejecución de lo sentenciado, sin duda, tuvo la finalidad de
preservar la paz social y el orden público, proporcionándoles seguridad jurídica a los
interesados, en tanto que en el derecho procesal se deben seguir y cumplir sus principios, a
fin de que no se haga nugatoria la administración de justicia.
Ello, porque la interlocutoria emitida en el primer incidente de liquidación de rentas, de
ninguna manera actualizaría una prescripción ni preclusión, menos una caducidad para que
con base en esa resolución se intentara de nueva cuenta otro incidente al respecto, pues en
dicha interlocutoria se dio pauta o materia para hacer valer nuevamente el incidente de
liquidación de rentas, con independencia de que en el primer incidente no se dejaran a salvo
los derechos del actor, cuando el incidentista contó con la facultad y legitimación necesarias
para reclamar, de modo ulterior, nuevamente la liquidación de rentas con base en los efectos
de una resolución firme.
Esto es, si bien es cierto que en la resolución de seis de noviembre de dos mil siete, dictada
en el primer incidente de liquidación de rentas, sí se analizó la cuestión relativa a que el
incidentista no aportó los elementos idóneos a sus pretensiones liquidatorias, pues se
concluyó que el actor fue omiso en el ofrecimiento de la prueba pericial en valuación, a fin de
realizar la cuantificación de la sentencia, también lo es que, con base en ello al actor le fue
dable, formal y legalmente, intentar de nueva cuenta otro incidente de liquidación de rentas,
pero fundado en lo establecido, máxime si ello cumple con lo dispuesto por el artículo 17
constitucional, en cuanto manda que los tribunales deben dar plena ejecución a las sentencias
que dictan, por lo que la promoción de una nueva liquidación de ninguna manera hace
interminable un procedimiento, cuando el ejercicio de dicha liquidación se encuentra
limitada, termina o caduca al prescribir la acción para pedir ejecución de sentencia, de lo que
se sigue que con ello no se contravienen los principios de justicia pronta, expedita e imparcial
pues, precisamente, el invocado artículo del Pacto Federal establece que los tribunales estarán
expeditos para impartir justicia en los plazos y términos que fijen las leyes, y así es evidente
que ese nuevo incidente no violará garantías individuales.
En conclusión, el artículo 1.211 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de México,
establece que la sentencia firme produce acción y excepción contra los que litigaron y contra
terceros llamados legalmente al juicio, lo cual permite que con base en lo considerado y
resuelto en una ejecutoria, el propio actor pueda promover de nueva cuenta la acción en
contra del mismo demandado, pero fundada en diversos hechos que serán objeto de diversa
prueba, sin que al respecto se actualicen las figuras de identidad de cosa juzgada,
prescripción, caducidad o preclusión, y así, debe precisarse que la liquidación de lo
condenado se hará en ejecución de sentencia, la que prescribe en cinco años, por lo que
aquélla, o sea, la liquidación, se encuentra limitada a este término, de modo tal que la misma
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tiene una vida o vigencia de cinco años, que en caso de no hacerla en dicho plazo, caducará,
al mismo tiempo que prescribe la acción para pedir la ejecución de la sentencia, lo que hará
nugatorio, formal y legalmente, que después se pretendan las mismas, y de ahí que si en la
interlocutoria dictada en un incidente de liquidación, se dejó materia para que con base en la
misma se intente de nuevo otro incidente de liquidación, el promovido con posterioridad,
pero dentro de ese término de cinco años resulta conducente, con mayor razón, si se cumple
con lo tutelado por el artículo 17 de la Constitución Fundamental de la República, en el
sentido de que las leyes establecerán los medios necesarios para que se garantice la
independencia de los tribunales y la plena ejecución de sus resoluciones.
De consiguiente, en este asunto no opera la figura de la preclusión en los términos del
precepto 1.215 del Código Procesal Civil del Estado de México aplicable, en razón a que de
conformidad con el dispositivo que antes se ha referido, la acción de ejecución y liquidación
de una sentencia ejecutoriada que constituye la verdad legal, prescribe y caduca en cinco
años, respectivamente, desde que sea ejecutable, cuya acción es privilegiada y tiene por fin
que se cumpla la resolución de condena en los términos del preinvocado artículo 17
constitucional en su parte conducente, distinguiéndose, por último, que la institución de la
preclusión sólo rige para ciertos actos procesales, que por el hecho de no hacerse valer una
prerrogativa o derecho que la ley establece para llevar a cabo ciertos actos procesales
específicos, y que en tratándose de la ejecución de una sentencia, en rigor técnico no se trata
de una temática de índole procedimental, sino de una acción especial dirigida exclusivamente
a lograr el fin supremo del derecho en orden a ejecutar una sentencia o condena firme,
privilegio que le otorga la calidad de cosa juzgada o verdad legal, a cuyo rango se eleva una
sentencia definitiva que goce de esas características. Así, sólo opera la prescripción de esa
acción de ejecución, en cuyo caso, caducará la liquidación de condena, en su orden, si no se
insta al respecto desde el momento en que es exigible ello y se dejan transcurrir cinco años
sin gestión al respecto.
En las relatadas condiciones, no demostrada la alegada transgresión a los preceptos y normas
invocados, e inadvirtiéndose motivo para suplir la deficiencia de la queja por no actualizarse
en el particular alguna de las hipótesis que prevé al efecto el artículo 76 Bis de la Ley de
Amparo, procede confirmar la resolución revisada.
Por lo anteriormente expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO.-Se confirma la sentencia dictada el veintisiete de noviembre de dos mil nueve
por el Juez Primero de Distrito en el Estado de México, con residencia en Naucalpan de
Juárez, en los autos del juicio de amparo indirecto número **********; en consecuencia:
SEGUNDO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a ********** por conducto de su
apoderado legal **********, respecto de la autoridad y por el acto que en esta vía reclamó y
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han quedado precisados en el resultando primero de esta sentencia.
Notifíquese y cúmplase, con testimonio de la presente ejecutoria federal vuelvan los autos al
Juzgado de Distrito de origen. Oportunamente, archívese el expediente como asunto
concluido, previas las anotaciones de rigor en el libro de gobierno respectivo.
Así, por mayoría de votos del señor Magistrado Virgilio A. Solorio Campos y el licenciado
José Isabel González Nava, secretario de tribunal autorizado para desempeñarse en funciones
de Magistrado de Circuito, en términos del artículo 81, fracción XXII, de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación, en relación con el artículo 52, fracción V, del Acuerdo
General del Pleno del Consejo de la Judicatura Federal, que reglamenta la organización y
funcionamiento del propio consejo, según acuerdo al respecto emitido por la Comisión de
Carrera Judicial del Consejo de la Judicatura Federal, de fecha veintiséis de enero del año en
curso, que se anexa al final, votando en contra el presidente Magistrado Noé Adonai
Martínez Berman; lo resolvió el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo
Circuito, siendo ponente el último de los nombrados.
En términos de lo previsto en los artículos 3, fracciones II, VI, XIII y XIV, inciso c), 4,
fracción III, 8, 13, fracción IV, 14, fracción I, 18, fracciones I y II, 19, 20, fracción VI, 21 y
61 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en
esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como reservada o
confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.
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