Cataris 4 - Catarsis

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CATARSIS
Número
4
Revista Literaria en Línea
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En este número
Editorial ..................................................................................................................3
Cuento ...................................................................................................................5
Era un asunto de vocación ............................................................. 5
Carambola ...................................................................................... 8
Poesía .................................................................................................................. 12
Sin título ........................................................................................ 12
Sin título 1 ..................................................................................... 13
Sin título 2 ..................................................................................... 14
Papalote ............................................................................................................... 17
Quizá sólo lo pensé ...................................................................... 17
Variopinta ............................................................................................................. 29
Buenos días .................................................................................. 29
Señor García: ............................................................................... 30
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Editorial
Imaginar al mundo en las actuales circunstancias es complicado, tal vez por eso casi siempre
nos circunscribimos al ámbito local, respecto de cualquier tema.
En nuestro caso tomaremos el camino –cada vez menos transitado- de las letras, para hablar
de todo, o al menos nuestra vanidad así nos lo sugiere: prosa, poesía, ensayo, cuento, novelas,
sugerencias literarias, columnas y muchos temas más. Esperemos tener, si no la frescura, al
menos la experiencia que sólo el buen tiempo da.
Trataremos de no perder esa irreverencia que debe estar presente en gran parte del trabajo
creador de todo aquel que se jacte de serlo. No es nuestro deseo terminar siendo parte de algo,
veámoslo como una conjunción de individualidades. La necesidad de espacios de esta índole
es cada vez más evidente.
Desde las altas esferas sociales nos llegan las alarmantes señales de una creciente falta de
cultura general, la cual no sólo afecta de las clases bajas, la ignorancia no es una enfermedad
exclusiva, es más bien democrática.
Según como las circunstancias nos lo planteen, es necesario adecuarnos a todo y a todos; esto
es tolerancia, sin menoscabo de nuestra individualidad, que cada vez es más amenazada sin
que la mayoría nos demos cuenta ¿De qué forma? las hay incontables. Por medio de una
agencia de empleo, olvidamos que podemos asociarnos en agrupaciones de trabajadores, para
así reclamar nuestros derechos básicos. En el mismo tono, dejamos en manos de gentes por
demás deshonestas el manejo de la administración pública, sin que al momento de que tengan
que rendir cuentas nos interese, en lo más mínimo, que lo hagan de la forma que les dé su
gana.
Eso en cuanto a los aspectos exteriores del individuo, ¿Pero qué hay del famoso YO interno?
Es cada vez más frecuente encontrarse con preguntas que, si bien tienen un tono de
individualidad, alarman por su forma y más por su fondo, tales como: “¿Para qué estudiar? en
mi trabajo no me lo exigen, ¿Para qué reclamar esos derechos? si de todos modos van a ganar
los otros”. Podemos identificar en estas cuestiones un gran hartazgo, si no es que un gran
desconcierto por parte de aquellos que así se lo plantean; total falta de esperanzas, la vista
como una futilidad, del hecho de ser un individuo preparado, consciente de su entorno y más
importante aún, capaz de modificarlo.
Es ahí donde debemos aportar, como parte de ese entorno no podemos sustraernos y dejar de
verlo como una oportunidad de mejorar como individuos, de mostrar que se puede ser uno
mismo sin ser visto como un fenómeno.
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Esa es nuestra intención y, desde luego, si lo conseguimos, mantenernos allí.
Por cierto, para quienes nos recuerdan, REGRESAMOS.
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Cuento
Era un asunto de vocación
Una de las cosas que más llamaron mi atención, el primer día que pisé aquella empresa, fue la
nomenclatura que tenían los equipos que se encontraban en la sala contigua a la oficina donde
yo estaba. Se trataba de nombres que me eran ya muy conocidos por mis anteriores empleos:
Homero, Cervantes o Cortázar, y otros igualmente conocidos por el resto del mundo. Eran
nombres salidos de entre las mejores épocas de la literatura en toda la historia de la
humanidad. Pero entre ellos había un nombre, Bora Lukic -cuyo origen era evidentemente
Europa del Este- que algo me recordaba. En algún sector de mi memoria sólo encontraba la
asociación con el fútbol, pero nada más, y conste que yo respeto siempre a mi memoria. Pero
eso sí, no encontraba relación alguna entre ese nombre y los otros que ahí estaban, y menos
con la literatura.
Después de un rato, un técnico de aquella empresa vino hacia mí y me puso al tanto de lo que
yo debía hacer en aquel lugar. Era mi nuevo empleo, y ése mi primer día de trabajo.
Más tarde regresaría a esa misma sala, bueno, digo regresar en un sentido figurado, ustedes
deben entenderlo, ya en esta época llegar a cualquier sitio es cosa de milisegundos, segundos
ya es decir demasiado. Así que me conecté a los equipos y revisé el estado de cada uno de
ellos para analizarlos y determinar su re-uso, re-ubicación o desecho definitivo.
No sé cómo llegué ahí, de hecho nunca he sabido cómo llego de un trabajo a otro. Aunque a
veces logro enterarme, por un buen amigo que maneja esa información, que ya debo irme a
otro sitio y nada más; pero su aviso siempre llega poco antes de que me informen oficialmente
del cambio. Y no es que mi amigo no me lo haga saber rápido, sino que apenas le da tiempo de
avisarme. Así que aquella vez recibí su mensaje y esperé a que me informaran directamente.
Ya después de eso sólo restaba ubicar el lugar y esperar el transporte para irme, no sin antes
dejar mis actividades de mi anterior empleo concluidas, claro está. Así son de rápidos ya en
esta época, insisto. Hasta para los empleos.
Me hicieron saber que el buen Homero, Cortázar y amigos que los acompañaban eran parte de
un viejo proyecto donde se buscaba que esos equipos repitieran los patrones (algunos los
llaman estilos) de aquellos escritores. Con lo cual se obtendría, a pesar de que los escritores
originales hayan muerto, producción fresca para los ávidos lectores de aquellas nostalgias. En
un principio resultó bastante productivo el proyecto, se llegaron a descargar trillones de copias
de “Rayuela 5.2”, por ejemplo, pero súbitamente el gusto por aquella literatura desapareció y la
distribución cayó de manera estrepitosa. Otra vez el tiempo ¡carajo! no se acaba uno de
acostumbrar a algo cuando ya hay algo mejor en el mercado.
Pasé muchas horas revisando cada uno de los equipos para recuperar lo más posible, pero
debo reconocer que igualmente mucho de ese tiempo me fasciné con los bancos de datos de
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muchos de ellos, encontré verdaderas obras maestras que lograban superar a los originales. En
serio.
Ciertamente ya no era posible reactivar esos equipos con el mismo propósito para el que fueron
hechos, pero sí sus partes, y esa fue mi tarea por varias semanas, y sucedió entonces que me
topé de nuevo con Bora Lukic.
No había visto a Bora desde el primer día que llegué, así que lo olvidé y sólo pude recordarlo
hasta que me encontré con el equipo de nuevo. Busqué en todos los registros de escritores y no
encontré información alguna, no sabía por qué Bora era parte de aquel proyecto.
Apliqué el mismo procedimiento que había seguido con los demás equipos: Revisé su banco de
datos, la integridad de sus componentes y la programación que lo integraba. Y vaya sorpresa
que me llevé cuando encontré que no había libros en sus registros, sino pinturas. Tuve que
consultar a mi superior sobre el hecho y su asombro fue mayor al mío, aquel equipo no debería
estar ahí, según constaba en sus registros ese equipo se había desechado hacía ya varios
años; nunca funcionó, se le programó y educó (sí, eso justamente) para escribir, pero nunca
tuvieron éxito, siempre de sus procesos surgía una pintura, jamás un libro.
Investigué por mi cuenta y encontré que, a diferencia de los otros equipos, éste había sido
diseñado desde cero. Se le proporcionó información para que fuera asimilando la cultura de
Europa del Este y así obtener un novel escritor. Es decir, no buscaban copiar a los escritores
conocidos, se trató de una medida desesperada para retomar el mercado que ya empezaba a
perderse. Buscaban crear nuevos escritores, así de simple. Y por ello se le dotó a Bora de la
información necesaria para conseguir esa formación en un equipo.
Pero fue un fracaso, jamás se logró que Bora escribiera una sola línea, sólo había trazos en su
producción y eso no servía para las necesidades de entonces.
A pesar de las instrucciones de mi supervisor, que me indicó que desechara directamente a
Bora, seguí con el procedimiento habitual y después me fui de largo con mis propias
investigaciones. No era la primera vez , desde hacía ya algún tiempo me las arreglaba para no
seguir al pie de la letra las instrucciones que me daban. Observé y analicé muchas veces las
pinturas y después de mucho tiempo empecé a asimilarlas, estaban cargadas de una profunda
nostalgia, las comparé, por ejemplo, con fotografías tomadas en diversas épocas de Europa del
Este y aunque había una gran similitud en los paisajes, siempre había un dejo de nostalgia en
las pinturas de Bora. Yo nunca había estado en esa parte del planeta, pero por lo que sabía y
por las veces que me conecté a esa zona, supe que Bora siempre pintó sobre aquello en lo que
lo habían educado.
El día que elaboré el reporte de Bora seguí el protocolo habitual, y volvía también a no seguir
órdenes. Informé sobre lo que podría recuperarse y, brincándome las reglas, agregué a mi
conclusión habitual la frase: “Era un asunto de vocación”.
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Pero no quedé conforme con ese final, sentía –que extraño era eso- que algo faltaba, sabía
perfectamente que lo limitado de mis superiores (que sólo esperan informes ejecutivos) no lo
entenderían y lo marcarían como un error, sería una frase que se habría colado mañosamente,
“un bug más” pensarían. Así que finalicé el reporte de Bora con el siguiente comentario, y lo
resalté para que no lo pasaran por alto:
Uno siempre va a donde se le indica, sin chistar siquiera. Pero hay ocasiones en que una
simple orden no significa algo para uno mismo. Bora Lukic fue educado y programado para
convertirse en escritor, y si resultó pintor fue por que así lo indicaba su vocación. Yo mismo fui
diseñado, y programado, para fungir como técnico en IA, pero nunca dejo de lado la idea de
dejar de serlo para así hacer lo que mejor me plazca con mi existencia.
Eduardo Santiago
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Carambola
Mucho tiempo después pensó que si hubiera actuado de una forma diferente, digamos, como
todo el mundo, tal vez las cosas no hubieran cambiado. Aunque para él era aún difícil, por no
decir imposible, saber si quería que las cosas cambiaran o no.
Él venía de trabajar, como todos los días desde que había terminado la universidad. A pesar de
los años, aún seguía reflexionando sobre los beneficios que le trajo su educación. "La
educación es la clave para el éxito", decían, con gravedad, desde los más marginados hasta los
pinches funcionarios mochos que ejercen el poder desde hace unos años. ¿Qué futuro? ¿En
qué hubieran cambiado las cosas si hubiera dejado la escuela?. Que fuera policía o abogado
daría lo mismo (la transa y la panza) o bien político (la transa, la panza y la matanza)
Pinche existencialismo barato...
Como quiera que sea, estaba a unas pocas cuadras de su casa cuando, sin más ni más, un
objeto macizo y compacto se le atravesó en el camino y casi deja las espinillas embarradas en
el objeto. Se paró en seco, levantó su mirada y vio una mujer en una silla de ruedas: Cabello
corto, mirada torva y un olor que hacía pensar en el buen barrio de San Juan de Dios
combinado con el rastro municipal, todo ello en plenos calores.
Disculpa la molestia carnal ¿no tienes unas monedas que te sobren?. Un mendigo más
pidiendo una lana extra, pensó para sí. En fin, daba lo mismo, nunca traía efectivo desde que
un banco le ofreció una tarjeta de crédito. Además con todo lo que se decía sobre la
inseguridad, más valía no traer billetes encima. Benditos bancos que se ocupaban de manejar
el producto de mi trabajo por mí.
Pues fíjese que hoy no traigo señorita, será para otra ocasión, le dijo; con la tranquilidad que
trae el estar diciendo la verdad.
La mujer no pareció escucharlo, antes de que terminara la frase algunas lágrimas se le
escaparon y un rictus de dolor asomó en su rostro, como si trajera mal de amor. Bueno pues...
no seas malo, mira, yo vivo aquí a dos casas ¿por qué no vienes y me acompañas?. Eso sí que
lo tomó desprevenido ¿qué quería esta vieja? ella no tardó en darle la respuesta: La verda' me
siento sola y me gustaría algo de compañía, así nomás, echarnos una platicada y ya, nomás un
ratito ándale ¿cómo te llamas?. Pues Rodrigo, para servirla señorita -le respondió
mecánicamente- pero la verdad no puedo porque me espera mi mujer y ya es un poco tarde.
Ándale, mira que te estoy rogando, nomás un ratito, cinco minutos ¿Sí?.
Pero... ¿Por qué quiere que vaya con usted? ¿No tiene amigos? ¿Parientes? ¿Conocidos? Pos'
la verdad sí tengo una hermana y mi mamá, pero vienen a verme muy de vez
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en cuando, y amigos sí tengo también, pero nomás me junto con ellos para echarme unos
porritos y para darle a la tomada, y quiero juntarme con gente bien, que no tenga vicios, que me
ayuden a no pensar en lo mal que está mi vida. Si quieres te hago una cenita, platicamos de
cualquier cosa y ya luego te vas a tu casa ¿Sale?
Súbitamente sintió curiosidad por la mujer, dónde vivía, qué hacía durante el día. Es verdad que
no todos los días un pordiosero se acercaba a suplicar un poco de compañía en lugar de unos
centavos. Decidió entrarle al juego.
Bueno, la voy a acompañar pero sólo un momento. De inmediato la mujer se puso a darle a las
ruedas de la silla y él se fue detrás de ella. Entraron a una casucha vetusta y muy oscura donde
el único color eran una radio de pilas y un perro chihuahueño.
Yo me llamo Sofía, pásale, siéntete como en tu casa.
Luego, ella se puso a preparar quién sabe qué en la cocina, mientras le contaba lo que hacía
con sus “amigos”: Básicamente alcohol, marihuana y pleitos estilo Tepito de vez en cuando.
Después... ¿cómo explicarlo? Se encontró cargando a la mujer y llevándola a un sofá infecto,
donde la puso boca abajo, le quitó los harapos que traía y se puso a besarle las nalgas,
después la volteó y puso boca con boca; a leguas se veía que tenía semanas que no se lavaba,
tenía un aliento pútrido y se notaba un olor de toalla femenina usada y re-usada, y sin embargo
no podía parar, aun a punto del vómito, no podía parar.
Su cuerpo fofo y lisiado, las piernas inertes, la lengua fétida, la vagina pegostiosa, la mugre que
caía a trozos a causa del sudor...
Le daba asco y se daba asco, pero no paraba. Fue una revuelta interna, un "chinga tu puta
madre" a su manera de vivir, aséptica, organizada y bien formateada. Hizo lo que quiso y ella
gustosa aceptó todo. Sí, ella fue la que lo instigó a comenzar, proponiéndole que le bajara el
pantalón (dado que no podía hacerlo sola) para ir a mear, con expresión malsana. Él, sin saber
cómo ni porqué, lo había hecho.
Acabado todo, simplemente se vistió y salió de la casa. Se encaminó a la suya y no bien había
llegado, vomitó hasta la conciencia.
Como siempre, su mujer (ni muy puta ni muy santa, simplemente normal) le preguntó solícita:
¿Estás bien cariño? ¿Qué te pasa? ¿Quieres que te traiga algo para el estómago?. Esas
palabras le provocaron otra crisis de vómito...
¿La consecuencia? ninguna en particular. Pocas semanas después su mujer se enteró y le hizo
la vida de cuadritos durante unos meses. Lo de siempre: ¿Por qué lo hiciste? ¿Acaso no
pensaste en nuestro matrimonio? ¿Cómo quedo yo? ¡eres un degenerado! y demás hermosas
frases aprendidas duramente a través de las telenovelas y demás productos culturales...
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Después, una tormenta que desaparece. La vida continuó como siempre. El "problema" fue
olvidado, o resuelto o simplemente soslayado. ¿Qué importa?
Jorge Quintero
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Poesía
Sin título
Parece que hoy amaneció, pude abrir los ojos y bostezar como cuando tenía 15
años, me levanté con la mente despierta y tendida recibo tu llamada, y parece
que nos encontraremos. Busco papel y lápiz e inicio a narrar las experiencias
previas con el pasado y el presente. Mi mano está entumida, llena de telarañas
y empolvada, me cuesta conectar la mente con la extremidad, pues hace mucho,
hace mucho que no se hablaban.
La equidad, el ser eterno
la búsqueda, la muerte, la vida natural
mi carne seca y mi sol artificial.
Perdí mi identidad
mi modelo a seguir se ha traspapelado
las ideas, el amor, el dolor y el deseo me acompañan
la necesidad de un capítulo, de una aventura o de una inspiración
para continuar.
Si algún día mi vida se queda vacía y mis ojos no tienen lucidez como para vibrar
si algún día mi dolor es tanto como para perder el sentido y dejar escapar el amor
si algún día mi soledad y la tristeza es tan grande como para festejarla
si algún día mi cuerpo huele a sangre y mi mente deja de latir
si algún día tuviste paciencia para entenderme
no seas gacho y llora por mí.
Sé que el viento va y viene y que el cansancio y el olor a hormiga es parte
de crecer que mi corazón debe albergar impaciencia y entorpecerse con la
razón sé que debo buscar el humo y no seguir fumando mis rasgos ni mi
felicidad.
Tania Arroyo
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Sin título 1
I
se parte el mundo,
ahora son dos.
II
te encuentro por donde quiera,
pedazos de tí impiden el paso.
III
la mitad de uno, yo...
Uno éramos pero ya no.
IV
te uniré de nuevo a besos
al fin que esta historia aún no termina.
V
pasadizo rojo
túnel en torbellino.
VI
me equivoqué,
estas en Venezuela
VII
ahora son tres mundos,
hagamos de nuevo dos.
VIII
ron para seguirte uniendo,
pezón.
IX
Argentina vecina.
Venezuela traidor.
X
túnel por la mañana
devuelta a la habitación.
María Elena Velázquez Marmolejo
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Sin título 2
I.
Quiero equivocarme de nombre
herirte con labios carmín
enterrarte intermitente en el oído
sonidos que no armonizan
en bailes danzón
con paso cubano.
Territorio en sábanas doradas
adornadas de tu piel
abrazan,
platican sexo,
nombres de amantes perdidos,
presentes.
te arrullaré en mis brazos
te abrumaré con mi nombre...
puta.
II.
En su ausencia
subes
y me encuentras Venus.
Te escondes tras las cortinas
quitas el frío de mi vientre,
terminas mi pecho,
orgasmo y lluvia.
Sé que volverás con tinto.
III.
del amor nacen bastardos...
ésos que nacen mudos,
sin ojos,
todos deformes
nadie los quiere cerca
los ahogan en café
en el sótano del alma
los carcome la desesperación
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- 14 -
nace nuevo..
te quiero cerca
más mutante que nunca
bastardo amante.
Salut !
María Elena Velázquez Marmolejo
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Papalote
Quizá sólo lo pensé
El camino no lleva a ninguna parte, y quizá sea sólo la apariencia, el viento no se atora en
ningún lado y es que no tiene dónde hacerlo. Maldita sea, hoy, el polvo cubre todo, pero
siempre lo ha hecho y sólo hasta ahora lo he notado. ¿Por qué hasta ahora? Mierda, tengo que
seguir, sí, el camino. El viento parece que coge el auto y lo va a llevar a la orilla, pero no lo
hace; y el fuego como cortina cubre los pastizales secos y nos llena los ojos de lágrimas.
Lágrimas es lo único que me arranca la situación. Esta vida nunca se pone seria. Si es corta es
como un sueño -sí, cómo no, ayer naciste y en dos horas te vas al bote de la basura, nueve
meses para nada y pronto te olvidan- pero si es larga es como una risa contenida -la mejor
ironía son tus apuros y tus sueños-. ¿Y qué? Al cabo eres un gordo o un viejo del que todos se
ríen. Sí, una larga ironía, por cierto.
¿De qué se ríen los viejos? Será de que todos somos idiotas que se mueven como hormigas y
que al final estaremos en su banca, ja-ja. Buen chiste, pero cuando lo entiendes ya no tienes
dientes para reírte, ni modo.
No, la reata
Y si sólo sabemos que esto es una larga caminata que hacemos a fuercitas, puesto que los de
más atrás empujan y ahí vamos.
Y qué, qué pedo. Nada, aquí quejándome de lo mismo con la misma pinche canción de que
esta vida es una mierda que sólo se acumula en trozos gigantescos y groseros. Y si me
preguntas: ¿Por qué no la cambias? Es porque no veo otra y los demás modos de vivirla solo
son mierda de colores. Sí, color pastel para los libros religiosos de los testigos de Jehová y sus
estupidísimas preguntas del tipo: ¿se acabará el sufrimiento sobre la tierra? o ¿se acabarán las
guerras? Claro que no idiotas; mientras quedemos dos seres humanos sobre la tierra uno herirá
o robará al otro. No lo entienden, somos perros contenidos por conveniencia o por necesidad.
Sí me necesitas, o te necesito, existes.
Y si pienso así ¿por qué estoy aquí? Por chingar, es obvio ¿o no? Si quieres café ve a la
máquina, porque en mi sepelio no lo tendrás. Si quieres enterrar algo, que sea tu dedo, porque
yo no voy a querer otro hoyo sobre la tierra; no, no lo verás si de mí depende.
Y la vida sigue sin ser la sombra de lo que era antes
Soy un idiota en su estado más puro, sé de lo que vivo y ni así lo cuido. La cago, la cago y si
hace falta la vuelvo a cagar ¿por qué no? Pues porque no, porque si te agarran se acabó, y se
acaba feo. Sí ¡uy, qué miedo! Y veo rejas y candados y policías y perros. Y de repente todos
son los policías y todos tienen una mano peluda tras mi pescuecito; me pongo histérico y les
grito a mis socios.
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-¿Qué pedo? -se preguntan- ¿Será su falta de vida social? ¿Serán sus traumas? Será que su
pinché vieja lo dejó sin dejarlo…
Oye ¡qué chingaderas! ¿no? Acabo de recordar que soy un abandonado sin abandono, un
dejado sin dejar. Y en fin, he inventado (será mérito) el abandono virtual. Mira, parece gracioso
pero no lo es, es difícil de explicar pero aún de entender; la cosa es así: de repente, y por
internet, tu pinche vieja, que nunca ha estado cuerda, se borra de putazo el último puente que
la conectaba con la realidad y se enamora. Se encula con un cabrón que está a chingomil
kilómetros de distancia y te deja, y te deja y te deja de dar de comer, de vestir y de atender a la
niña. Te pide el divorcio con cara de víctima y todos se pitorrean de ti.
Qué carcajadota se chingaba la puta vieja que estaba en la tienda el otro día. Y yo que tenía
dudas de que siguiera en este mundo, porque cuando la conocí estaba veterana y hace una
semana pensé que no, no es posible, ya era una antigüedad hace veinte años, hoy pasa por
reliquia. Y sí, se reía con su único diente de a de veras y preguntaba:
- ¿A quién lo dejó su vieja? ¿a ti o a tu hermano?
- A mí, y si me ve aquí es porque estoy lavando en casa de mi madre y ya me voy…
Y la carcajada siguió detrás.
Sí, lo peor de ser abandonado es que tu pinche vieja no se vaya, físicamente hablando, es
decir, que se quede en tu casa y siga cagando y comiendo sin mover un dedo. Pudriéndose y
pudriéndote la vida.
Hay que ser pendejo y seguir chingándole. ¿Que de qué vivo? De lo que sea: de engañar y
hacer trámites que nunca hago, de pagar y no pagar impuestos, de construir sin construir y
cobrar una mísera parte. De trabajar gratis para los que nos ayudan (qué mamón ¿no? cobro lo
que no hago y dejo ir lo que sí trabajo). Y así se van las semanas, una más próspera que otra,
abonando la casa, la luz. Y a mí pinche vieja, o lo que queda de ella, un viaje en abonos a casa
de la reata.
¿Y qué pasó? Nada, aquí vivo con mi vieja desconfianza de todo. Ya no creo casi en nada y
aquí estoy.
Salgo a la calle, enciendo el motor y a pasear la vida.
Un cigarro; un cigarro; un interminable cigarro
- Te vas a morir buey.
- Todos ¿no?
- Sí, pero tú más feo.
- ¡Uy! ¿hay modos de morir bonito?
- No sé, pero te vas a morir.
- Ya pues, no.
- Sí, pero luego te asustas cuando ves tus exámenes.
Una cosa es morirse y otra que lo asusten a uno, capaz que me da una embolia o algo así y
quedo más pero más buey de lo que estoy. Si me muero que sea de un jalón y no en abonitos
pinches.
- ¿Qué vamos a hacer?
- Pues a buscar viejas ¿no?
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- 18 -
- Zas.
- Zas.
- Oye, estás salado, no aparece ni una vaca en la calle y ya me cansé.
- Vente
Congal I
- Pit-pit-pit –es el celular, se trata de un mensaje.
- Oye, ven buey.
- No, no, paso –le respondo.
- No, baboso ven.
- ¿Qué hiciste?
- Nada.
Y me lanzo ¿qué le habrá pasado? De seguro la garra lo dejó como angelito, dormido y sin
nada. Y quizás hay algo por pagar. Sí, seguro, y entro con mi disfraz ¿disfraz? es uno de mis
oficios, y con cara de buey paso donde sea, llevo mis lentes gruesos y feos y paso diciendo que
soy el del cable ¡babosos! ¿quién chingaos? Y menos en este pinché hotelucho ¡ay baboso!
¡una muerta! Una vaca gorda y muerta y un baboso parado con unas hojas en la mano repletas
de babosadas y un mitin de babosos en la puerta y babosos policías y babosos reporteros y un
baboso que pasa por mi amigo con su barba de perro arrastrado y una nota de inocente ¿inocente?-. Y un extracto de las notas: “tu cáscara fútil se quiebra al contacto con mis manos,
eres la mariposa que arde en la llama de mis dedos”. Ni fumando mota y tomando caribes culer
calientes escribe eso. Este baboso, es cursi y medio buey ¿y la vaca? Me parece que no se
parece. Es decir, que la vaca que vi tirada no se parecía en nada a la que sacó este babocho,
esta vaca esta espantosa ¿y la otra? también, pero de otro modo.
Infame I
En los ceferesos hay dos prisioneros, los de adentro y los de afuera, los dos sufren...
- ¿Qué onda puto?
- Nada, aquí pendejeando.
- ¿Cómo estuvo?
- Ni sé, la neta, entré con la vieja, me quedé dormido y amanecí con un reflector en la cara.
- Sí, te vi.
- ¿Estabas ahí?
- A huevo ¿pos qué crees? Oye (interrumpo) ¿y por qué le torciste el pescuezo?
¡Tras! Un putazo. Y mi nariz es de repente un montón de estrellitas, me aguanto, me lo merezco
por mamón.
- Ok ¿y que vas a hacer?
- Nada, primero partirle su madre al del noticiero, soy la estrella del mañanero, del mediodía y
de la noche. Si salgo mañana y en el del domingo me cae que voy a derechos humanos, o les
cobro regalías, ya rellené medio noticiero. Y, no mames “el escritor maldito” ni al santo se le
ocurrirían esas mamadas. ¿De casualidad no es tuyo? Es bien cursi.
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Número 4
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- 19 -
- No mamis, eh ¿en qué te puedo ayudar? ¿cigarros? ¡no fumas!
- Yo no pero sí -y señaló a los estafetas- vivo de ellos, consiguen de comer, llevan recados y
creo que uno es hasta abogado.
- ¡Madres! ¿ése? Pero si tiene facha de que no está en este mundo desde hace un rato.
- ¿Y tus otros crímenes?
- No, no te la jales, esa declaración es para la prensa que piensa en estribillos “se le relaciona
con por lo menos otros tres crímenes” dijeron.
- Me inclino ante tu realeza, página principal de alarma “violola y matola en el hotel la ola”
“crimen pasional” si hasta la voy a coleccionar, cuando la compré todavía sangraba.
- Pinche mamón.
- ¿Y tu abogado?
- El babosote dice que la tengo perdida, que si declaro que andaba
drogadopedoyhastasuputamadre, que quizá sólo me den quince años. Y con trabajo y buena
conducta se hacen siete, y en preliberación cinco, o sea que ya valió madre, cuando salga mi
computadora va a pertenecer al mesozoico.
- Igual que su dueño, digo yo.
- Sí, un prinosaurio como tú, pinche charro-balín.
- Oye, ya me retiré.
- Igual, igual.
- Y en tu pinche trabajo ¿qué te dicen?
- Nada, adiós.
- Y ¿en qué andabas?
- Ni te iba a decir, eres petra de corazón, pero como ya valió madres te lo voy a decir: estaba
armando un súper software.
- Un sower.
- No mames ¿quieres que te diga o no?
- Ok, ok, calladito soy bonito, porque si digo precioso me va mal.
- Sigo, un software para un cliente muy especial, se suponía que yo no iba a saberlo pero como
soy el que corre las pruebas, pos ni modo.
- ¿Y?
- Ni me vas a entender.
- Pinches ingenieros mamones, dilo en lo más acercado al español.
- Bueno, era del feo.
- ¿Feo?
- Sí, la Federal Electoral Organism, o el OFE, para que me entiendas.
- ¡Uy, qué miedo! Y por pinches parchecitos cobran un chingo de millones de pesos ¿o no?
- Sí.
- Inguen a su madre, entonces sí estoy en el pristoceno tardío. Tu empresa es la del cuñado del
candidato ¿no?
- Eres brujo, pendejo, pero brujo.
- Puto, puto y eres de derecha.
- No mames buey hay que comer ¿no?
- No, pos sí ¿y?
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- Que se detectaron errores en la urna electrónica y nadie, pero nadie lo sabe.
- Más que tú.
- Sí, baja la voz.
- ¿Y?
- Que con ese parche, al correrlo, vi que se podía embarazar la urna.
- No mames buey ¿un embarazo virtual?
- Sí, un algoritmo más dos pendejadas y tu voto de izquierda se va a la derecha. O al caño, que
es lo mismo.
- O lo cambia o lo invalida.
- Sí.
- ¡Buey! Y lo van a corregir supongo.
- No sé, ya no estoy.
- Ingue su madre, y con la cosa tan pareja es como llamarle a la guerra civil ¡no mames!
- Me vale madre. Sí buey, lo que quiero es salir, lo demás me vale madre. De todos modos ya
no quería estar ahí, nos dan trato de esclavos.
- ¿Y el desarrollo y los cursos y los postgrados?
- No mames, sólo se los dan a los egresados de universidades privadas y aun a ellos la pinche
vieja mamona decide si vas o no vas.
- Pos cógetela.
- Se me cae la reata. Pinche gringa, aparte de no dejarnos hablar en español está pirada, se
pone chiquifaldas de colores marca chíngame la pupila y, la neta, no me guacareo por respeto a
la guacareada. Parece mapa entre los verdes de sus varices, sus estrías y su piel de toronja
seca. No manches, si nomás le falta la verruga en la nariz.
- Que ¿y sí tiene arrugas en el precipicio?
- No me extrañaría, pero no lo voy averiguar.
- Pinche buey ¿así como quieres un ascenso?
- No mames, es un monumento a la impotencia. Se te quitan las ganas de coger en un mes si la
ves.
- ¿A poco ya la viste?
- Sí, coge con el project manager en el veintiúnico privado -que ni privado es- de la chamba.
- La pinche jaula que me platicabas, a la que sólo le separa de la colmena donde trabajan
todos, dos paredes de tabla-roca y con persiana war room como lo llamas.
- Así le dice ella.
- No, pos qué bonitas batallas y ¿se oye o no?
- Sí, los babosos en un sábado que según ellos estaban sacando pendientes. Yo estaba en mi
cubículo y los oía y los oía. Y no corrí nomás porque se hubiera notado en la puerta y su bipbip.
- No mames, y…
- Ese buey puja como trailer en subida, y la vieja gime y gime.
- Ingue a su madre, lo que hacen por un bono ¿y qué hacemos?
- Nada, esperar a un abogado menos baboso y esperar a las periciales.
- ¿Te sacaron sangre?
- No, los pendejos son lentos como caracol con reumas y de aquí a la autopsia ya se secó todo.
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- Mmm ¿qué pruebas van hacer? ¿adn?
- No mames, ni la conocen, si te digo que lees demasiado. No buey, sólo dactilares, y las
mamadas de diario: semen y sangre.
- Órale ¿y pa’ cuándo?
- No sé.
- ¿Alcanzaste las calientes?
- No, para mi suerte llegó un mencho antes que yo y que le dicen “pásele a las calientes” ¿y qué
crees? Que dice: chido, nos van a dar de cenar. Y que lo pasan cagándose de risa, a mí ni me
pelaron.
- No te quieren buey, si no te pegan es que no te quieren.
- Pinche mamón...
En ese rato reparé en el detalle que mi compita andaba descalzo y en lugar de su camisa traía
una que decía “vota así” con todo el pri en la espalda. Nada que se llevara con su físico y panza
pozolera. Enseñaba una lonja la camisa hecha con el algodón más delgado del mundo, no
aguantaba sus 140 kilos. Y en lugar de fajo una hilera de popotes amarrados. Me aguanté la
risa, digo, yo también era medio paranoico, y de verme parecido se me pusieron los pelos de
punta. Es más, veía la puerta cada vez más lejos y pensaba “si se me borra el pinche número
que me pusieron en el brazo ya valí madre”. Pero me fumé dos cigarros seguiditos y me
aguanté. Pinche terraza-sol, aquí sólo los gandallas consiguen sombra, y la neta, pagar por un
pedazo de concreto no se me antojaba, era un jueves cualquiera en el “hilton”. Le compré dos
paquetes de alitas a precio de benson, y le di un abrazo. Salí con idea de que la vida es una
gran pendejada, este mencho no papa una mosca, trabaja como negro (de hecho lo está) y yo,
que soy una rata de caño, aquí pasando por gente decente. No sé, para pendejadas no gana
uno.
La pura casualidad
¿Qué hago aquí? Un desayuno de derecha ¿qué digo de derecha? de fascistas de petatiux,
patrones, sub-patrones panuchos y gatos que los acompañan. Por cierto, yo maúllo. El
candidato a senador invita a un desayuno de mil pesos (gatos gratis) y hay que aplaudir. Chale,
ya me duele el lomo de tanto manazo. A mí me han de pegar más duro por que sospechan que
soy de izquierda, o por que creen que los gatos estamos para patearnos, en fin.
¡Pinches canapés de mierda! Paté de reata de burro y escargots a su punto de madre. No, si la
pinche derecha y su snobismo tragan puras chingaderas. Mil pesos para que sirvan una
embarrada en el plato y ni tortillas dan, pero ni modo. Me pongo al lado de un colega más
siniestro que yo. Él es guarurogato y el traje se le ve medio seboso, es más, él completo es un
sebo. Trae polvos para la nariz y me convida. Nel, de por sí estoy menso.
- Tengo dos días sin dormir –me dice.
- ¿Cuidando?
- No, en un encargo del secre.
El aludido es secretario del secretario del secretario de este pinche changarro y como mi lema
es “entre menos te enteres, mejor” quise zafarme de la plática con mi mejor recurso:
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- Voy al baño.
- Te sigo.
¡Chin! A lo mejor es marisco, tan viejo y tan puto. Pero no, sólo que la desvelada y mucho, pero
mucho polvo le habían aflojado el cerebro.
- Cuídame el saco –me pidió.
¡Saco! Este buey ya se pudrió, el baño agarra olor a morgue con su aroma y me salgo un poco
a la puerta. En la bolsa de abajo veo un papel, la curiosidad mató a más de un gato…
Lo veo, al principio no tiene lógica, es como telegrama o código:
–salvo-cerdo 3 días the way is over-cuenta-4292668810-reti-lo metí
Sale el gato y mete la cabeza en el lavabo, abre la llave y deja que el agua lo llene grr, grr más
polvo y sale como nuevo, me quedo con el papel.
Al gordo le llevo el papel el lunes, es bueno en eso de códigos. De hecho me pateó la nuca
cuando me resolvió lo del número raro en mi recibo telefónico. Gracias a él supe que llevaba
una cornamenta de miura y aparte pagaba las llamadas.
- ¿De dónde sacaste esto?
- De un saco.
- No mames, es la cuenta de mi changarro.
- ¿Y?
- ¿De quién era? –me preguntó.
Y le platiqué mi encuentro con el gatocolega.
- Oye ¿y si al cerdo al que se le acaba el veinte en tres días soy yo? –me dice.
- No mames, es posible, pero ¿de qué te apuras? Aquí donde estás ni asesinos hay. Hay
narcos, violadores, psicópatas y pendejos como tú. Es más, creo que aquí por dos tortillas, a
como están, no sólo te dan cuello, si no que hasta te violan.
¡Tras! Otra vez un putazo y la nariz me duele.
- ¿Qué hago? me van a matar –dice.
Y el buey sale corriendo al patio con el pantalón cayéndosele y la camisa arriscada a media
panza, se prendió de la malla ciclónica y gritó, y gritó hasta que le aplicaron el mejor somnífero
del mundo: Dos putazos. Y a la jaula de castigo, una semana. Pregunté quién entraba ahí y me
dijeron que sólo el guardia. Me fui con la idea de que por lo menos los siguientes cinco días
estaría a salvo. Se catafixió su way is over por un apandito fresco.
Una gringa muerta
En Puerto Vallarta amaneció la norteamericana Lilit Williams ahorcada con una sabana. Se
presume un suicidio por problemas pasionales, nota y todo. Tan-tan.
Quince días después y un grado más delgado y pálido encuentro al gordo, le enseño la nota y si
no se vomita es porque tiene la panza vacía. Ahí colgaba las patas blancas con rayas verdes su
ex-jefa; y si viva no gustaba, muerta ni el diablo se la coge.
- ¡Sigo yo! ¡sigo yo! –comienza a gritar.
Y antes de que prospere su número de loquito le pongo una zancadilla, cae y se me deja ir. Lo
calmo.
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- ¡Quieto nerón! Y ponte a pensar, esa cuenta es una de las de tu ex-changarro.
Por cierto, fui por sus cosas que cupieron en una cajita. En su cubículo no dejaron nada. En otra
vuelt6a vi que la habían transformado en una estación de café, es decir, un bote grande negro y
caliente con vasitos abajo. Nadie pareció resentir el cambio de bote negro grande y caliente. De
su máquina nada, ni las calcomanías.
- A ver, piensa ¿qué pudo haber pasado? ¿hablaste o qué? –le pregunto.
- No.
- ¿Qué quieres que haga?
- Lánzate al congal a ver qué te dicen de la vieja.
- Sip.
- No sé, siento que ya no me van a dar mucho tiempo, estoy casi solo.
- No buey, cuentas conmigo y con…
- No mames, digo que nadie quiere dormir en mi celda, estoy apestado. No me hablan y no
duermo, no duermo, cuido la puerta. Me han aventado churros de mota como si fuera mi última
cena ¡haz algo!
- ¿Y tu abogado?
- Nada, se peló, ya nos acabamos el directorio y ni madres, los de oficio están esperando a que
caiga uno nuevo –chinguen al nuevo, qué raro- para darles mi caso. ¡La vaca! ¡eso! la vaca,
vete al semefo a ver si ya la reconocieron.
Semefo I
En calidad de amigo de muertero me dicen en abonos lo que necesito. No, nadie la reclamó; es
más, con prisa de antología le dieron a la vaca fin con apenas una semana en el refri, ahora es
ceniza en un archivo NN Femenino. A los que yo suponía caracoles con reumas de repente les
salieron alas y se pasaron de eficientes…
- A los NN no se les incinera, se les sepulta. A la gorda la tuvimos que doblar para que cupiera
en el horno. El horno es sólo para menudencias: piernas, brazos, hígados, etc.
Hasta a ellos se les hizo raro.
- Se te fue el bisne mi buen ¿venías de parte de los frankies? (los muerteros).
- Simón, simón, ya ves, correteando la chuleta.
Son tan buitres que si saben de alguien que ya tiene ubicado el cuerpo lo sacan y lo ponen
guapo en la camioneta. Lo último en el negocio es el “embalsamador portátil”: Una Van con una
cama y los líquidos para preparar los fiambres. El deshecho se escurre como debe ser, a la
alcantarilla que está abajo. Muy higiénicos, que ni qué…
Congal II
Ni a la puerta, en cuanto me dejé caer en el congal mis ex-amigos, los gordos de la puerta, se
pusieron de barrera y me tapaban hasta la vista.
- ¡Hasta la vista!
Sí, eso fue lo que me dijeron; ellos en su diminuto procesador ya nos habían juzgado y
condenado. Perder una vaca en una noche es grave, perder dos es como la muerte. Las demás
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se espantan y ni con comisión doble quieren volver. A ver, despacio-despacio two cows, una
gorda y una flaca. Al día siguiente y sin visitar al gordo me fui a la hemeroteca.
- Sorry, la gente se lleva a veces las páginas que le gustan.
Pues a éste le gustó la sección policiaca de toda, pero toda la pinche semana y de todos los
periódicos locales. La pinche seguridad está de mierda y volteo, un letrero “sonríe, estás siendo
video grabado” ja.
Tanta puta y reputísima tecnología para acabar en esto: un cassette en beta que se ha
grabado, re-grabado y vuelto a grabar, ya sólo son sombras las que se ven, pero sólo con fe se
puede creer que a las 10:00 p.m. una figura grande y fea arranca las hojas del periódico. Si no
supiera que no duerme diría que es el chalangato del lic.
Infame II
- ¿Y qué les decimos? ¿que tenemos reatas sospechas? ¿que es un complot? No mames, el
país no aguanta otra historia de ésas, ya ni carcajadas levanta. Hasta mis sobrinos de cinco
años dicen cuando los agarran en una travesura “es un compló mami, no me pegues”. Mejor
fúmate la mota que te avientan y piensa en otra cosa. Oye ¿y sigues solo?
- No, ya me perdonaron la vida, o algo así. De repente tengo veinte vecinos, cuatro camas y un
excusado, y mañana tengo audiencia.
- ¡Ah! seis meses sin mover un dedo y ya de repente se acuerdan de ti.
- Sip.
- Cuidado, a lo mejor es para que te confíes…
- No creo, aquí los compitas dicen que por lo pronto aquí no, ya hasta me cobran la mota.
No solo fue audiencia, fue acta de libertad y a la mañana siguiente fui por él a la puerta.
Resultado: ni la muerta ni el cuarto tenían indicios de actividad sexual. Él, por andar tan baboso,
se recargó en la puerta y cayó dentro del cuarto. Según la pgr esa muerta se suicidó solita y la
otra también (sic) en suma “pepe el tonto es inocente”.
Easy Software
Puras caras nuevas en easy software. No quedó nadie en seis meses, ni siquiera el portero.
Habían contratado una empresa de seguridad privada y venían disfrazados de changocops.
Todo nuevo con excepción del dueño. Al gordo le ofrecieron el privado pero lo rechazó, de
seguro pensó que por las aficiones de la muertita andaría algún espectro vaginal, o peor aún,
un alma en pene por ahí… se sentó y a trabajar, lo de costumbre; ya hasta había olvidado el
asunto. El congal cerró y sólo un cerdito de neón daba cuenta de lo que ahí estuvo. Como si
nada, los gordos ya ejercitan su trabajo de puertas humanas a una cuadra y hasta éramos
cuates de nuevo, es más, me subieron de cantarito al taxi la última vez.
Una credencial perdida
No, sí estaban los billetes de a quinientos y las tarjetas, pero la de elector no. ¡En la madre!
quince años con ella y en la borrachera la pierdo. Llegué a mi casa y por eso dudo que el taxista
me la haya pedido y se hubiera quedado con ella. Viejo truco de chafirete: si el borracho no
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sabe llegar pídele la de elector y llévalo al domicilio, método que te puede llevar a casa de tus
papas o, peor aún, a la de tu odiada ex que lo mismo te pasa para ponerte una putiza, o le paga
al taxista para que te deje en el otro extremo de la ciudad; ambas cosas son igual de malas. En
mi caso ese riesgo no existía, el domicilio era de hacía mas de quince años y nadie, creo yo,
quedaba que me hubiese conocido.
- ¿Qué crees buey? Ya me dieron lap.
- ¡Ah cabrón! ¿a quién se la mamaste?
- A nadie, ya puedo trabajar desde mi casa, aunque voy a seguir yendo a la oficina. El día que
no pueda, quiera o se me hinche un huevo no voy. Me conecto y listo. Chido ¿no?
- Simón ¿nada de lo otro?
- No, pura chamba miserable. Que si en Shangai no pueden les armo una solución y listo; que si
Rusia se apendeja les preparo un parche y a volar.
- Órale, bien por ti ¿ya leíste el periódico?
“easy software no paga impuestos y tengo las pruebas dijo el candidato del pueblo”.
- No mames, no es cierto, es una transnacional y son derechos…
- Mmm y caperucita se hizo cuate del lobo ¿no? no mames buey, yo sé algo de eso.
- Pero no chingues, para concursar en el gobierno te piden tu declaración ¿o no?
- Oye transgordo, asómate a la ventana, estas en México, México. Y aquí la realidad nunca ha
sido seria.
- Pero no mames buey, serian más de tres mil millones de pesos en ventas.
- ¿Cómo lo sabes?
- Por que ya existe la matemática, yo produzco alrededor de ciento cincuenta mil dólares al año
y a mi me pagan veinticinco mil. Supón que en gastos se les va otro tanto, son cien mil dólares
de ganancia somos más de cuatrocientos, más los outsourcing...
- Órale, la plusvalía al desnudo. Ni Marx fue tan clarito. ¿Y tú crees que van a declarar quince
mil dólares de iva mas utilidades y demás pendejadas? Tú sabes de matemática, pero ellos
saben de contabilidad creativa. Aparte ¿no es el dueño el pariente del ex-secre y ahora
candidato?
- Sí.
- ¿Ocupas traductor?
- Necesitas buey, ne-ce-si-tas.
- Ah, pero se les va a acabar el negocio, el baboso pelón de lentes va a perder las próximas
elecciones.
- Eso crees, le está metiendo un súper billete; es más, creo que le saldría mas barato
comprarse otro país y no reelegirse en éste.
- ¿Reelegirse?
- Qué ¿a poco no notas que es un clon del otro pelón?
- Sí, pero en pendejo.
- Nadie dijo que los clones serían perfectos.
- Eso sí.
- Aparte, no hay otros países con ciento veinte millones de pendejos –hasta ahora- los demás
se defienden como gatos panza arriba.
- Eso sí, un país con ciento veinte millones de amables pendejos no hay dos.
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- Como el nuestro.
- Eso sí.
- Oye, evasor...
- Evasora tu madre.
- No, mi madre paga cada que va a la tienda y la tuya también. Lo único que no paga en este
país es ser muerto y pobre, que no es lo mismo que pobre-muerto.
- ¿Por qué?
- Mira, en diciembre mataron a una niña-bien afuera de un colegio y fue un megapedo de dos
meses, por poco corren al de tránsito; en cambio anteayer mataron a una familia jodida
completa y ni quien se inmute.
- Pos eso sí.
El cuartucho estaba señalado en una credencial robada. Pura mala suerte….
- Evasor ¿cuándo va a pagar impuestos tu empresa?
- Pus mocos, eso pregúntale al de contabilidad.
- ¿Qué crees? Ya me volvió a tocar lo pendiente.
- ¿Sí?
- Pero a base de puro recuerdo. Parece que mi ex-jefa se fue de vacaciones con mi trabajo, y
no lo hallaron.
- Les urge ¿o no?
- Simón.
- ¿Y van a pagar?
- Hasta los pedos.
- Órale ¿y no te remuerde la conciencia?
- No, me estoy haciendo buey a ver si sube la oferta.
- Quién fuera tú ¿cuándo me entregas mi maquina?
- El lunes.
- Zas.
El lunes fui por ella a su casa, saludé y me fui.
Un gordo muerto
“En accidente de trafico falleció un hombre de complexión robusta como de cuarenta años de
edad etc., etc.”…
Pinché gordo, nos vemos.
Fui el último (eso creí) en salir del panteón. Llegué a mi casa, que estaba en ruinas, y la hallé
aún más ruinosa. No dudé que hubiese sido mi ex-vieja, todo volteado, ni modo. Quité algunas
cosas de encima de mi cama y me dormí.
Otro día
En la oficina comencé a armar mi máquina, la encendí, ésta arrancó con lentitud, pero al
conectarla a internet se volvió loca, comenzó a transmitir un chingo de datos a velocidad hiper
perrona ¡guau! Me aguanté las ganas de desconectarla y diez minutos después volvió a la
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normalidad. Sonó el teléfono.
- Aló –me saludaron desde Francia.
- Aló mis huevos –contesté.
- Soy yo ¿y el gordo?
- Muerto.
- No mames, me acaba de mandar los datos del mega-fraude de easy software.
- ¿Cuál de todos? ¿el fiscal o el de las urnas?
- Los dos ¿cómo murió?
- En un accidente.
- No mames ¿y quién pasó los datos?
- Mi máquina, él la arregló, la conecté y acaba de transmitir.
- ¿Se pusieron de acuerdo?
- ¿En qué?
- En el día y la hora.
- No, sólo la recogí y la puse a trabajar.
-…
-…
- ¿Qué piensas?
- Nada, sólo que el gordo no estaba tan buey como pensaba.
- Te dejo, luego mando flores, compra mañana el periódico.
Dos pelones en Irlanda
Al día siguiente el país se caía a pedacitos, renunció hasta el portero de la presidencia. El pelón
con lentes se refugió en Irlanda, el peso no se cayó, se devaluó tanto que los gringos
compraban el níquel y lo fundían, valía más como metal. Yo seguí con mi vida: engaño, estafa y
otras cosas. Pero creo que no le hago mal a nadie, soy una rata que se encontró una fruta
podrida y no la voy a soltar ni para ir al baño.
Julio Maciel
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Variopinta
Buenos días
Lo vemos caminando, cabizbajo, pensativo, su caminar va a contra-flujo de sus pensamientos,
no sabe si en esa emblemática batalla tiene algo para aportar, ya sea de un bando o de otro
¿cómo saberlo? ha pertenecido a ambos.
No significa eso que se convirtiera en traidor, es más, es algo que sólo ocurrió, que además nos
puede ocurrir a todos, aunque no todos terminemos en el bando final; que es, en última
instancia, sólo otra opción.
Regresemos con él ¿sé permitirá sólo recordar? En los momentos en que enfrenta a los demás
¿qué postura es la correcta? misma respuesta: no lo sabe.
Nunca ha sido institucional, no va con él, no le queda; y ahora, lo vemos dentro de algo que por
necesidad y obligación es institucional, sabe que hay más como él, que combaten de la misma
forma y al mismo contrario.
Ahí están, un ejército que tuvo una gran cantidad de motivos, muy sui-géneris, para enrolarse:
necesidad, tradición, accidente y sí, hasta convicción. No es el caso de nuestro hombre, es
seguro que no sabe por qué lo hace, pero ahí está.
¿Y quién es el enemigo, el contrario? la proporción es por demás desigual, 50 a 1, 60, 70... Sin
embargo, no es la cantidad lo que abruma a nuestro sujeto, sino el hecho de que poseen una
de las más terribles estrategias. No atacan, pero él se siente derrotado a cada encuentro, no
hay bajas, sólo una creciente impotencia y desesperación; en el recuento, es evidente que el
esfuerzo no reditúa mucho a favor de nuestro individuo.
Esa terrible estrategia la conocemos todos, la usamos todos, de una forma u otra, en algún
lugar o en otro, resulta muy efectiva, es la indiferencia.
Así es como cada día, con la única certeza de enfrentar lo mismo, se pone en línea para tomar
parte en esa eterna contienda, el ritual del comienzo del enfrentamiento no varía mucho, suena
a ironía, a sarcasmo, a irreal vaticinio: Buen Día Profesor.
José Espinoza
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Señor García:
¿Cómo ve? así están las cosas hoy en día. Quién se imaginaría, tiempo después, que toda una
obra construida literalmente a balazos -la de un estadista, ni más ni menos- sería borrada de
forma sistemática y sin reservas por esa misma clase que ayudó usted a poner en orden.
Lástima, así son estos tiempos.
Le pediría me disculpe, pero no serviría de mucho, soy parte del problema. Y quiero creer que
lo soy también de la solución, por que la hay, aunque todas las evidencias indiquen lo contrario.
Imposible pensar en comparar a aquellos HOMBRES que lo acompañaron en esa lucha, no por
perder una simple posición política, sino todo el territorio nacional, con los actuales
representantes, no de una nación, si no de un tinglado de intereses que nada tienen que ver
con aquélla. Es triste, pero es nuestra verdad.
Tal vez no abjuren de usted, pero no espere que lo reconozcan; al menos por su legado, de
hombre de estado, lo amerita.
Quisiera advertirle que no se sorprenda de las cosas que le mencionaré: hoy en día es normal
que el Presidente de la República se incline ante un Jefe de estado extranjero y le bese la
mano, que le pida a un jefe de estado extranjero que se vaya del país, a solicitud de un tercero,
que recomiende a sus gobernados que no lean, que no se presente en un lugar donde la
muerte se llevó a un cierto número de trabajadores mexicanos a causa de la negligencia
empresarial, que muestre su poco interés en la educación, cuando él mismo es una muestra de
la falta de cultura en nuestro territorio, que el secretario de gobernación, su segundo, increpe a
la vida religiosa desde su puesto de gobierno -a quién le importa que a usted casi le cueste la
vida el hecho de establecer esa sana diferencia entre estado y religión- que esa misma
persona, llame fundamentalistas a todos aquellos que lo contradicen en su doctrina religiosa.
Desafortunadamente éstos son sólo unos cuantos ejemplos, los hay por decenas, ya no de
pequeños funcionarios, hablo de los de primer nivel de gobierno. Es verdad, tuvimos un leve
destello de luz, allá por mediados del segundo cuarto del siglo pasado, pero solo fue eso, un
destello.
Será difícil para usted entender cómo es posible perder soberanía sin un ejercito invasor que
amenace nuestro territorio, pero en los hechos así es.
Es imposible evitar que esta carta tenga un tono combinado de súplica, queja, perdón y
justificación, son muchas las causas que pueden mover a su escritura.
José Espinoza
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