Dictamen 013-2014 - Gobierno de Aragón

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Consejo Consultivo de Aragón
DICTAMEN
Nº 13 / 2014
Materia sometida a dictamen: Reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de
la Administración derivada de accidente de carretera ocasionado por el mal estado de la
calzada.
ANTECEDENTES
Primero.- El primer documento incorporado al expediente es un escrito de fecha de
presentación 26 de abril de 2012, suscrito por “X”, en el que formula una reclamación de
responsabilidad patrimonial de la Administración, derivada de accidente de carretera
ocasionado por el mal estado de la calzada.
En su escrito manifiesta lo siguiente:
“PRIMERO.- Que sobre las 11:30 horas del día 3 de julio de 2011 el compareciente iba
circulando con su bicicleta en solitario, por la carretera A-1301, que une las poblaciones de Ainzón e
Illueca, en sentido Ainzón. Cuando se encontraba a la altura del kilómetro 17,600 bajando el puerto de
la Chabola, en el término municipal de Tabuenca, al entrar en una curva se encontró con un tramo de la
calzada repleta de socavones y agujeros en el asfalto, así como gravilla y arena suelta, que no pudo
esquivar ni solventar por la falta de espacio material para ello, produciéndose su caída sobre la calzada.
Gracias a que el compareciente iba a velocidad baja-moderada y a que llevaba el
correspondiente casco de protección, las consecuencias del accidente no fueron mayores, dadas las
circunstancias de la calzada y el deterioro que presentaba la carretera en ese tramo concreto.
SEGUNDO.- Como consecuencia de la caída producida por el mal estado de la vía, el
compareciente sufrió daños en el costado derecho, sufriendo un fuerte golpe en la cadera, hombro,
brazo, antebrazo, codo y mano derechos que le impidió levantarse de la calzada hasta que el primer
vehículo que pasó por el lugar le socorrió y llamaron al 112, personándose en el lugar una patrulla de la
Guardia Civil y una ambulancia.
(...). Permaneció de baja médica laboral hasta el día 31 de enero de 2012 según consta en el
certificado de la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil (...).
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(...). En la actualidad y como secuela presenta dolor moderado en algunos movimientos de
cadera y al coger pesos.
(...).”
Solicita una indemnización total de 25.422,78 euros por las lesiones
temporales, secuelas y daños materiales.
Acompañan a la solicitud los documentos siguientes:
•
Informe médico de alta de fecha 30 de enero de 2012.
•
Formulario de obtención de datos emitido por la Guardia Civil
acompañado de diversas fotografías que muestran los desperfectos
de la calzada.
•
Copia de factura de reparación de la bicicleta.
•
Copia de factura de material deportivo.
•
Copia de la factura de honorarios médicos emitida por el traumatólogo
Dr. ….
•
Informe emitido por Médico Rehabilitador.
•
Copia de certificado emitido por el Secretario General de la Jefatura
Superior de Policía de Navarra, en el que se hacen constar las
retribuciones que el reclamante, funcionario del Cuerpo Nacional de
Policía, ha dejado de percibir mientras permaneció en situación de
incapacidad temporal a causa del accidente.
•
Copia del certificado del Ministerio de Hacienda y Administraciones
Públicas en el que se hace constar el subsidio por incapacidad
temporal percibido por el reclamante.
Segundo.- Mediante providencia de fecha 8 de mayo de 2012, el Secretario General
Técnico de Obras Públicas, Urbanismo, Vivienda y Transportes procede a nombrar
instructora para el procedimiento.
Tercero.- El 2 de noviembre de 2012, tiene entrada escrito presentado por el
reclamante por el que requiere que se dicte resolución expresa en el procedimiento, a la
vista de que ha transcurrido el plazo de seis meses para resolver establecido en el
ordenamiento jurídico.
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Cuarto.- Mediante providencia de fecha 20 de marzo de 2013, el Secretario General
Técnico de Obras Públicas, Urbanismo, Vivienda y Transportes procede a designar a un
nuevo instructor para el procedimiento, ante el cambio de puesto de trabajo de la
anteriormente nombrada.
Mediante escritos de fechas 8 de abril de 2013, el instructor del procedimiento
comunica, respectivamente, a la correduría Aon, Gil y Carvajal, S.A. y al reclamante la
instrucción del procedimiento, requiriendo a éste último la aportación de los originales o
copias compulsadas de determinados documentos.
Quinto.- Mediante escritos de fecha 8 de abril de 2013, se solicita a la Subdirección
Provincial de Carreteras de Zaragoza y al Destacamento de la Guardia Civil de Tarazona
que emitan informe acerca de las circunstancias del accidente.
En virtud de oficio de fecha 17 de abril de 2013, la Guardia Civil emite informe
respondiendo a las cuestiones planteadas por el instructor:
“(...)
· Por supuesto que los hechos sucedieron, fue atendido el vehículo en el lugar del accidente y
también ‘el conductor’. El estado de la vía era pésimo, extremo éste que se puede comprobar in situ,
pero también con las mismas fotografías que se realizaron y que en esa Secretaría tienen.
· [A la pregunta de la posible causa del accidente] El pésimo estado de la calzada. Circular en
vehículo de dos ruedas por esta vía y mantener el equilibrio adecuado se convierte en una difícil tarea
(no es una afirmación carente de fundamento, ya que nosotros circulamos en motocicleta).
· [A la pregunta de los daños observados en el vehículo] La bicicleta tenía la cadena fuera de
su lugar y presentaba arañazos propios de la fricción sobre el asfalto. La maneta de freno derecha
(como pueden observar en la fotografía) estaba rota. Se desconoce si posteriormente en un taller
especializado detectaron otro tipo de desperfectos o averías.
· Desde luego que se personaron [los Agentes], si no cómo explican la intervención en los
hechos y la confección de la documentación correspondiente al accidente (...).
· Se desconoce la velocidad a la que circulaba la bicicleta en el momento del accidente. Con la
existencia de gravilla suelta los vehículos de dos ruedas pierden adherencia a cualquier velocidad.
(...).”
Mediante escrito de fecha 19 de abril de 2013, el Subdirector Provincial remite
informe acerca de las circunstancias del siniestro:
“(...)
1.- En el día del accidente NO existían obras en la citada carretera y p.k.
2.- (...)
3.- A la vista del atestado de la Guardia Civil parece ser cierto y real el evento lesivo.
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4.- La relación de causalidad parece cierta de existir las gravillas en la curva citada.
5.- En cuanto a los aspectos técnicos no cabe reseñar más que la propia Guardia Civil indica
fuerte pendiente en su apartado 45 (otras circunstancias), (descenso del puerto de la Chabola), lo que
unido a la curva y a la posible existencia de gravillas sueltas residuales provenientes del posible bacheo
de los socavones que refleja asimismo el atestado, den lugar a la caída del ciclista, si la velocidad no se
modera.
(...).”
Sexto.- El 19 de abril de 2013 tiene entrada escrito del reclamante por el que
procede a aportar la documentación requerida por el instructor del procedimiento.
Séptimo.- De acuerdo con el artículo 11 del Reglamento de los Procedimientos de
las Administraciones Públicas en materia de Responsabilidad aprobado por Real Decreto
429/1993, de 26 de marzo, se procede a abrir el trámite de audiencia, lo que se comunica al
reclamante y a la correduría Aon, Gil y Carvajal, S.A., a través de escritos de fecha 15 de
mayo de 2013.
El 29 de mayo de 2013, el reclamante comparece y se le da acceso a la
documentación obrante en el expediente.
Posteriormente, el 7 de junio de 2013 el interesado procede a manifestar alegaciones
por las que se ratifica en su postura inicial.
Octavo.- Obra en el expediente propuesta de resolución parcialmente estimatoria,
por considerar que existe el requisito indispensable del nexo causal entre la lesión y el
funcionamiento anormal del servicio público de carreteras, pero también concurre la culpa
del perjudicado, de manera que se le reconoce el derecho a percibir el 50% de la
indemnización solicitada por determinados conceptos.
Noveno.- El Secretario General Técnico de Obras Públicas, Urbanismo, Vivienda y
Transportes (por delegación del Consejero del Departamento), con escrito fechado el día 20
de diciembre de 2013, que ha tenido entrada en el Registro de este Consejo el día 27 de
diciembre de 2013, ha remitido copia del expediente y la propuesta de la Orden para
resolver la reclamación en los términos indicados, de acuerdo con lo establecido en el
artículo 15.10 de la Ley 1/2009, de 30 de marzo, del Consejo Consultivo de Aragón así
como en el artículo 12 del Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo.
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CONSIDERACIONES JURIDICAS
I
El dictamen solicitado se encuentra dentro del ámbito competencial objetivo que
legalmente tiene atribuido el Consejo Consultivo de Aragón. Según el artículo 15.10 de la
Ley 1/2009, de 30 de marzo, el Consejo Consultivo será consultado preceptivamente en las
reclamaciones administrativas de indemnización de daños y perjuicios de cuantía superior a
6.000,00 €. Como en la reclamación aquí estudiada se solicita un importe superior a aquél,
el dictamen debe entenderse solicitado con carácter preceptivo.
Y dado su objeto, la emisión del dictamen corresponde a la Comisión de este Órgano
Consultivo (artículo 20.1 en relación con el artículo 19 de la Ley 1/2009, de 30 de marzo y
artículo 19 de su Reglamento aprobado por Decreto del Gobierno de Aragón 148/2010, de 7
de septiembre).
II
El Consejo, a la vista del expediente remitido, ha de pronunciarse acerca de si
procede o no estimar la reclamación de indemnización económica presentada en relación
con daños materiales y personales sufridos por el reclamante. Por mandato del artículo 12.2
del Reglamento aprobado por R. D. 429/1993 se ha de concretar específicamente la
existencia o inexistencia de relación de causalidad entre el funcionamiento del servicio
público y los daños producidos, con valoración, en su caso, de los daños habidos y las
cuantías y modo de las indemnizaciones, considerando los criterios legales de aplicación.
En el Derecho español vigente, y en relación con la institución de la responsabilidad
patrimonial de la Administración, el artículo 106.2 de la Constitución atribuye a los
particulares derecho a ser indemnizados de toda lesión que sufran en cualquiera de sus
bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea
consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos y se cumplan
los demás requisitos dispuestos en el Ordenamiento Jurídico, constituido a éstos efectos por
los artículos 139 y ss. de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común y normas
concordantes y de desarrollo de los mismos.
Los requisitos para una declaración de responsabilidad patrimonial de la
Administración, según reiterada formulación doctrinal y jurisprudencial acerca del régimen
establecido por el Derecho positivo sobre la materia, pueden articularse resumidamente en
la forma siguiente: 1º) efectiva realización del daño o perjuicio evaluable económicamente e
individualizado en relación con una persona o grupo de personas; 2º) que el daño o lesión
sufrido por el reclamante sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los
servicios públicos en una relación directa de causa a efecto sin intervención extraña que
pueda influir en el nexo causal; 3º) que el daño o perjuicio no se hubiera producido por
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fuerza mayor; y 4º) que no haya prescrito el derecho a reclamar (cuyo plazo legal se halla
fijado en un año, computado desde la producción del hecho o acto que motive la
indemnización o desde la manifestación de su efecto lesivo).
III
En relación con las formalidades que regula el ordenamiento jurídico y que deben ser
observadas en la práctica del procedimiento, hay que indicar que la reclamación aparece
formulada dentro del plazo adecuado para ello y que en la tramitación se han cumplido las
actuaciones previstas en el ordenamiento jurídico, habiéndose ofrecido al reclamante el
trámite de audiencia.
IV
Por lo que se refiere a las cuestiones de fondo, debe examinarse si concurren
acumulativamente todos los requisitos que han sido enunciados con anterioridad.
A este respecto, parece incuestionable la realidad de unos daños personales y
materiales sufridos por el reclamante, tratándose de unos perjuicios efectivos,
individualizados y económicamente evaluables (como resulta acreditado con los
documentos aportados).
Por otra parte, debe señalarse que la actividad probatoria desarrollada por el
reclamante ha de reputarse adecuada y suficiente en relación a sus posibilidades, al haber
instado la instrucción de unas diligencias por parte de los agentes de la Guardia Civil
desplazados al lugar del accidente, de las que resulta, con la presunción de verosimilitud
derivada de dicha intervención oficial, la existencia del accidente y la forma de producirse,
por la presencia de numerosos socavones y de gravilla suelta sobre la calzada, tal y como
ha quedado reseñado en los antecedentes de hecho de este dictamen.
En cuanto al fondo del asunto, tanto la jurisprudencia como la doctrina del Consejo
de Estado han señalado reiteradamente que la Administración debe responder de los daños
ocasionados por el deficiente estado de conservación o mantenimiento de las carreteras,
por tratarse "de un hecho perfectamente previsible, aunque su acaecimiento no sea
reiterado ni frecuente" y evitable si no hubiera mediado "la omisión de las medidas
precautorias adecuadas", lo cual "excluye la calificación de fuerza mayor, por otra parte
reservada para los acaecimientos realmente insólitos y extraños al campo normal de las
previsiones típicas de cada actividad o servicio...", siendo la fuerza mayor la única categoría
excluyente de responsabilidad en nuestro Derecho Positivo.
En la propuesta de resolución se considera probada la existencia de socavones y
gravilla en la calzada en la que tuvo lugar el siniestro; sin embargo, el instructor del
procedimiento manifiesta lo siguiente:
“(...) no existe en el expediente ningún elemento fáctico ni juicio de valor que permita obtener
un total convencimiento de que el ciclista reclamante realizase una conducción con la diligencia y
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prudencia adecuadas a las condiciones de la vía (las cuales, en la propia opinión del reclamante, eran
tan pésimas que hacían muy dificultosa la conducción), ni que en definitiva permitan corroborar a
ciencia cierta que el mal estado de la calzada fuese la única causa eficiente de producción del siniestro.
En este sentido baste citar, a modo de ejemplo, que en ningún documento figura la velocidad a la que el
ciclista circulaba en el momento del accidente, ni tampoco se presenta una relación detallada de las
maniobras llevadas a cabo para gestionar las curvas pronunciadas o los socavones de la calzada (...).”
Considerando, en atención a dichos argumentos, que no se dispone de una información (la
referida al modo de conducción del reclamante) esencial de cara a determinar o, en su caso, eliminar
cualquier posible participación del perjudicado en la causación mediata del accidente, no resulta posible
descartar de forma absoluta una participación decisiva del reclamante (bien por exceso de velocidad,
impericia o falta de destreza) en la secuencia de los hechos, y por ende, en la producción final de los
daños.”
Teniendo en cuenta lo anterior, el instructor concluye que concurre en el presente
caso la culpa del perjudicado y distribuye la responsabilidad en la producción de los daños
entre el reclamante y la Administración, respondiendo cada parte en un 50%.
Pues bien, no podemos estar de acuerdo con esta conclusión del instructor, puesto
que, si bien es cierto que en nuestro sistema de responsabilidad patrimonial el que reclama
tiene obligación de demostrar la existencia de nexo causal entre los daños padecidos y el
funcionamiento del servicio público, no lo es menos que, una vez constatada la relación de
causalidad, la carga de probar la concurrencia de fuerza mayor, dolo o negligencia de la
víctima suficiente para considerar interrumpido el nexo causal, corresponde a la
Administración, según reiterada jurisprudencia. Y en el presente caso, no se ha probado que
el perjudicado haya actuado con negligencia, sino que, como reconoce el propio instructor,
no existe información suficiente que permita eliminar su participación en los daños. No
habiendo quedado acreditada la concurrencia de culpa del reclamante, debemos concluir
que la única fuente de responsabilidad es el funcionamiento del servicio público autonómico.
En definitiva, del expediente se deduce la concurrencia del requisito indispensable
del nexo causal entre los daños sufridos y el funcionamiento anormal del servicio público de
carreteras, existiendo título suficiente de imputación a la Administración titular de la
carretera de la responsabilidad por las lesiones y daños sufridos, al no haber probado la
Administración la presencia de fuerza mayor ni culpa imputable al perjudicado, lo que debe
conducir a la estimación de la reclamación formulada.
V
En cuanto a la cuantía de la indemnización, entendemos, al igual que hace la
propuesta de resolución, que debe diferir de la solicitada por el reclamante.
En relación con los daños personales, debemos tener en cuenta el Real Decreto
Legislativo 8/2004, de 29 de octubre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley
sobre Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación de Vehículos a Motor y la Resolución
de 20 de enero de 2011 de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, por la
que se da publicidad a las cuantías de las indemnizaciones por muerte, lesiones
permanentes e incapacidad temporal que se aplicarán durante 2011.
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Para determinar las cuantías exactas de las indemnizaciones, debemos hacer las
consideraciones siguientes:
1.- El reclamante solicita una indemnización de 12.902,94 euros en concepto de
lesiones físicas, que incluyen un día de estancia hospitalaria (67,98 euros), 211 días
impeditivos (55,27 euros por día, 11.661,97 euros en total), además del 10% de factor de
corrección (1.172,99 euros).
En la propuesta de resolución se afirma que, siguiendo la doctrina de este Consejo
Consultivo de Aragón (citando los Dictámenes 66/2011 y 89/2011), no procede en el
presente caso estimar la pretensión de incrementar la indemnización en el 10% de factor de
corrección, ya que no habiendo acreditado el perjudicado sus ingresos netos anuales por
trabajo personal, este factor de corrección sólo se aplica en los supuestos de
indemnizaciones por fallecimiento o lesiones permanentes, pero no para los de incapacidad
temporal.
Es cierto que el Consejo Consultivo ha seguido esa doctrina en los dictámenes
citados; sin embargo, en el presente caso concurre la circunstancia de que el perjudicado,
aún cuando no ha acreditado cuáles eran sus ingresos netos anuales, ha demostrado que
en el momento del siniestro ejercía una actividad laboral remunerada como funcionario del
Cuerpo Nacional de Policía (así consta en el certificado emitido por el Secretario General de
la Jefatura Superior de Policía de Navarra). Además, ha justificado las retribuciones dejadas
de percibir durante el periodo en que permaneció en situación de incapacidad temporal. En
casos idénticos el Tribunal Supremo ha entendido que procede aplicar a la indemnización
básica por incapacidad temporal un incremento del factor de corrección en el mínimo del
10%; así, podemos citar la Sentencia del Tribunal Supremo 599/2011, de 20 de julio:
“Con relación a los presupuestos que han de darse para su aplicación, si bien cuando de
secuelas se trata (Tabla IV) el Sistema impone aplicar el factor de corrección por perjuicios económicos
a toda víctima en edad laboral, aunque no se prueben ingresos, esta previsión no aparece en relación a
los perjuicios económicos ligados a incapacidad temporal (Tabla V), lo que ha dado lugar a que la
doctrina de las Audiencias haya venido exigiendo para que proceda su aplicación que se acredite que
se está realizando actividad laboral en el momento del siniestro, así como los ingresos derivados de la
misma, aun cuando la falta de prueba sobre estos no provoque que no se conceda, sino únicamente su
aplicación en su tramo inferior, es decir, hasta un 10%.
Esta Sala, en STS 18 de junio de 2009 ( RJ 2009, 4318), RC n.º 2775/2004 , ha considerado
que la razón de analogía sustenta la aplicación a los días de baja por incapacidad del factor de
corrección en el grado mínimo de la escala correspondiente al factor de corrección por perjuicios
económicos en caso de lesiones permanentes (Tabla IV del Anexo LRCSVM) respecto de la víctima en
edad laboral que no acredita ingresos, analogía que, sin embargo, no justifica que el porcentaje
aplicado deba ser el máximo correspondiente a dicho grado, sino que cabe que el tribunal, valorando
las circunstancias concurrentes en el caso examinado y los perjuicios económicos de diversa índole que
puedan presumirse o haberse acreditado, en aras del principio de total indemnidad de los daños
causados consagrado en la Anexo primero, 7, en el que inspira el Sistema de valoración de los daños y
perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación, conceda un porcentaje inferior, dado
que el señalado por la LRCSVM tiene carácter máximo («hasta el 10%) y no se establece limitación
alguna dentro del abanico fijado por el legislador.
En el caso de autos, dado que constituye hecho probado que el actor realizaba una actividad
laboral remunerada en el momento del siniestro, como se deduce de su condición de funcionario
público -ertzaina- y de las declaraciones de IRPF de los años 2000 y 2001 (cuando se produjo el
accidente), dicha circunstancia es suficiente para reconocerle el derecho a que la indemnización básica
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por la incapacidad temporal sea incrementada con el factor corrector por perjuicios económicos en el
mínimo del 10%, aun cuando no lograra probar de forma concreta sus ingresos.”
Por tanto, teniendo en cuenta lo anterior, procedería en este caso reconocer al
reclamante el 10% de factor de corrección sobre las cantidades a percibir en concepto de
indemnización básica por incapacidad temporal.
No obstante, debemos destacar que el perjudicado también solicita en su escrito por
los perjuicios económicos sufridos como consecuencia del accidente, en concreto, que se le
reconozca el derecho a percibir 4.629,69 euros, esto es, la diferencia entre las retribuciones
dejadas de percibir durante su situación de incapacidad temporal (7.225,12 euros) y el
subsidio percibido de MUFACE (2.595,43 euros).
Siendo que ambas peticiones, el 10% de factor de corrección y la cantidad de
4.629,69 euros, están dirigidas a resarcir los perjuicios económicos derivados de la
incapacidad temporal (esto es, las retribuciones dejadas de percibir, ya que el reclamante no
ha acreditado otros perjuicios), si se estimasen ambas pretensiones, se le estaría
concediendo al perjudicado una indemnización mayor de la que le correspondería. Por tanto,
consideramos que lo que procede es reconocerle el derecho a percibir la cantidad de
4.629,69 euros, que cubre exactamente los perjuicios económicos sufridos y acreditados.
2.- En cuanto a las secuelas alegadas por el reclamante, estamos de acuerdo con lo
señalado en la propuesta de resolución, es decir, que procede desestimar la pretensión por
tal concepto, ya que no se ha aportado, como exige el artículo 11 del epígrafe Primero del
Anexo del Real Decreto Legislativo 8/2004, informe médico en el que se determinen las
secuelas y su valoración.
3.- En relación con los gastos de desplazamiento, el reclamante alega numerosos
trayectos para acudir a consultas de traumatología, sesiones de rehabilitación, curas y
entregas de bajas médicas en su centro de trabajo, señalando que existe una distancia de
17 kilómetros por desplazamiento en cada trayecto y aplicando 0,19 euros por kilómetro.
Pues bien, de los numerosos trayectos mencionados solamente han quedado acreditados
mediante la documentación aportada por el reclamante los siguientes: 17 visitas al
traumatólogo (según consta en la factura emitida por él), 1 visita a la consulta de
rehabilitación y 1 sesión de rehabilitación el 29 de septiembre de 2011, ya que no ha
quedado acreditado el número de sesiones realizadas. Ello supone un total de 38 trayectos
(19 de ida y 19 de vuelta), que implican 646 kilómetros, dando lugar a un gasto de
desplazamiento de 122,74 euros, que es el que corresponde indemnizar.
4.- En cuanto a los honorarios del Traumatólogo que atendió al reclamante, ha
quedado acreditado el pago de los 900 euros cuya indemnización pretende, procediendo
estimar esta petición.
5.- Lo mismo ocurre con los daños sufridos en la indumentaria y en la bicicleta del
perjudicado, habiendo probado daños en los mismos por valor de 556,98 euros.
Sumando las cuantías por todos los conceptos expuestos, procede reconocer al
reclamante una indemnización total por un importe de 17.939,26 euros.
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CONSEJO CONSULTIVO DE ARAGÓN
Por cuanto antecede, la Comisión del Consejo Consultivo de Aragón emite el
siguiente DICTAMEN:
Que, parcialmente de acuerdo con la propuesta de resolución, procede estimar en
parte la reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de la Administración
derivada de accidente de bicicleta producido por la existencia de socavones y gravilla sobre
la calzada, formulada por “X”, reconociéndole el derecho a percibir una indemnización de
17.939,26 euros.
En Zaragoza, a veintiuno de enero de dos mil catorce.
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