Alberto Barrantes

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EDITORIAL
RECOMENDACIONES PARA LA PREPARACION DE UN
TRABAJO CIENTIFICO
Una de las obligaciones del investigador científico es dar a conocer el resultado de sus investigaciones.
En la mayoría de los casos se necesitan meses y aún años de duro trabajo para obtener resultados
satisfactorios. Así pues, resulta inconcebible que se le dé poco interés a la preparación del manuscrito,
en donde se dan a conocer y se analizan los datos obtenidos.
Por lo tanto con el presente trabajo se trata de dar una guía práctica a aquellos profesionales que
poseen inquietudes de investigación y deseen publicar sus experiencias. Por supuesto, esta guía está
dirigida a ayudar en la preparación del manuscrito en lo que a su forma se refiere; pues el fondo y valor
de un trabajo dependen de factores como la hipótesis planteada, la metodología científica usada, la
bibliografía consultada, la capacidad intuitiva del autor y, como lo afirman Trejos y Zeledón, de la
originalidad de su contenido(8).
Cuando se pretende escribir un trabajo es conveniente tener en cuenta las palabras de Santiago
Ramón y Cajal (7): “lo primero que se necesita para tratar asuntos científicos, cuando no nos impulsa la
misión de enseñanza, es tener alguna observación nueva o idea útil que comunicar a los demás”.
Este consejo nos hace pensar que no se debe escribir por escribir, sino que debe haber un propósito
mucho menos trivial. Es lógico que también se puede intentar encontrar un ángulo interesante y
novedoso del problema, que no se hubiere aún tomado en cuenta para su desarrollo. Además de la
originalidad temática, se da la metodológica, cuando se emplea una innovación en este sentido (3).
Sobre este aspecto Trejos y Zeledón (8) afirman que aún en los trabajos de revisión o divulgación, debe
existir, como aporte original del autor, el análisis crítico de los datos por él revisados y las observaciones
de síntesis que esos mismos datos sugieren, aconsejando, a su vez, que la originalidad en la exposición
no debe ser la principal preocupación del autor de un trabajo, y en ningún caso debe sacrificarse la
claridad del contenido en aras de esta originalidad de la forma.
En concreto, la mayoría de los trabajos tienen como objetivo principal comunicarnos: a) cuáles dudas
o problemas dieron origen y forma a la investigación; b) cuáles respuestas o vías de solución se
buscaron o pusieron a prueba; c) qué procedimientos se usaron para la búsqueda o prueba; d) qué
resultados se obtuvieron; y, e) qué se concluye de ellos (1).
Hay dos cosas muy importantes que se deben tener en cuenta en el momento de la preparación del
manuscrito y que es preciso mantener a través de todo el contenido: un lenguaje y un estilo adecuados.
Con respecto al lenguaje, el autor debe exigirse una expresión justa de la concordancia, de la relación de
los tiempos en las oraciones subordinadas con respecto de los verbos de las oraciones principales, el
uso de sinónimos, el dominio de la puntuación y, finalmente, no debe dar el párrafo por concluido hasta
estar seguro de que se dijo todo lo que se deseaba de la manera más clara y concisa posible (2). Se
debe evitar al máximo el uso de anglicismos (10) y otros esoterismos.
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El estilo, tal como lo afirma Ramón y Cajal debe ser genuinamente didáctico, sobrio, sencillo, sin
afectación y sin acusar otras preocupaciones que de orden y la claridad”(7). Lo importante es exponer
adecuadamente las ideas, de tal modo que el autor se dé a entender y le crean (2). Debemos
comprender que cada párrafo es la expresión de una unidad de ideas en la mente del autor (2) y deben
tener, por tanto, una unidad de pensamiento. Cuando se pasa de un párrafo a otro, es conveniente tener
en cuenta que lo siguiente es un aspecto o parte diferente del mismo tema general (2). En el estilo y en
la elocución, lo esencial es hacerse entender fácilmente (6).
Todo trabajo científico debe ser organizado con un patrón de modo que sus partes sean rápidamente
reconocidas. Actualmente los editores de las revistas científicas exigen uniformidad en la preparación del
manuscrito, el cual debe tener en un orden apropiado las siguientes partes: Resumen, Introducción,
Materiales y Métodos, Resultados, Discusión y Bibliografía.
Antes de discutir cada uno de estos puntos es importante hacer mención de otra de las partes
importantes del trabajo, el Título. Sobre este, Trejos y Zeledón expresan (8): ‘‘a este asunto que
pareciera secundario no debe restársele importancia, pues debemos tener presente que si nuestro
trabajo es publicado en una revista de amplia divulgación, este irá a figurar en revista de índices o
resúmenes, y para que no quede perdido entre artículos de otro género debe dársele un título, que
siendo lo más conciso posible, exprese claramente cuáles son el tema y los puntos tratados por el
autor’’.
El título debe tener el menor número de palabras que describan adecuadamente eI contenido del
trabajo (4).
Resumen
Un resumen bien preparado permite al lector identificar el contenido básico de un trabajo en forma
rápida y exacta; determinar la relevancia de acuerdo a sus intereses, y así decidir si necesita leer el
trabajo completamente.
El resumen tiene una triple finalidad, de acuerdo con las recomendaciones de la UNESCO que se
publican resumidas en todos los números de la revista española Sangre: a) ayudar a quienes interesa el
tema del artículo para que puedan decidir si lo leerán por completo; b) dar al lector para quien el artículo
sólo ofrece un interés marginal la mayor cantidad de datos posible, a fin de que no tenga necesidad de
leerlo íntegramente; y c) acelerar el trabajo de las revistas de resúmenes analíticos, permitiéndoles
reproducirlo sin modificaciones.
El resumen, por lo tanto, es un esbozo sucinto, pero explícito, del contenido y de las conclusiones del
artículo y menciona toda nueva información que figure en él. Siempre que sea posible, conviene dar
resultados numéricos precisos, en vez de contentarse con indicar lo que se ha medido. En general, debe
ser más informativo que indicativo y expresado concisamente en un solo párrafo.
Introducción
Debe
plantear el problema con una aclaración
de los antecedentes,
las necesidades y
los
intereses
intelectuales que han movido al investigador a realizar el estudio, es decir, su justificación, los alcances de la investigación y el objetivo fundamental que cumplirá ella.
vi
Incluirá las tesis o conclusiones del estudio, aunque todavía en el tono propio de las hipótesis, y cuando
haga falta, la explicación y justificación del título y las fuentes que han sido utilizadas (9). Se deben
incluir estrictamente las referencias pertinentes y no se debe revisar el tema en una forma extensa (5).
El párrafo inicial de la introducción procura una familiarización del lector con respecto al problema en
estudio (1) y tiene, de acuerdo con Azofeifa (2), dos funciones: iniciar el tema y atraer la atención e
interés del lector.
Materiales y Métodos
La descripción de los métodos, aparatos (fabricante y dirección en paréntesis) y procedimientos de la
investigación debe ser lo más detallada posible, pues esto va a permitir que otro investigador pueda
repetir los experimentos.
El detalle de los materiales (drogas o reactivos químicos) debe incluir las cantidades y las
especificaciones exactas, así como la fuente o método de preparación (4) y vía de administración. Esta
información sobre el material empleado, también es conveniente para aquellos que, en un futuro, quieran
continuar las observaciones hechas, confirmarlas o rectificarlas, puedan reproducir lo más fielmente
posible las condiciones en que se llevó a cabo el experimento.
Si un método ha sido publicado previamente en una revista reconocida, se debe consignar únicamente
la referencia bibliográfica; pero si se le ha introducido alguna modificación, es preciso que esta quede
extensa y claramente descrita.
Se debe describir la selección de los sujetos de observación o experimentación, tanto pacientes como
animales de experimentación, incluyendo los grupos control.
No se debe cometer el error —algunas veces común— de incluir algunos de los resultados en esta
sección (4).
Resultados
Es esta la parte más importante del trabajo científico, toda vez que en ella se van a relatar los hechos
nuevos para la ciencia (8).
Hay que destacar dos elementos importantes en esta sección. Uno es que puede presentarse una
descripción de los experimentos, sin repetir los detalles experimentales que se dieron en la sección de
Materiales y Métodos. El otro, es la presentación de los datos (4).
La presentación de los resultados debe hacerse en una forma corta y agradable, sin exceso de
palabras inútiles. Los cuadros o tablas, frecuentemente acompañados de gráficos, resultan normalmente
la forma más sintética, clara y ordenada de ofrecer los datos finales (1).
Cuando los resultados se van a expresar por medio de gráficos o cuadros, es muy importante
consultar bibliografía apropiada que tenga las recomendaciones necesarias que enseñen cómo deben
prepararse estas (1, 8, 9). Un cuadro o gráfico mal hecho puede desvirtuar completamente el verdadero
significado y la interpretación de los resultados.
Los cuadros, así como los gráficos y las figuras, deben ser explícitos tanto en la forma de presentación
de los datos como en el título y explicaciones, de manera que no se necesite consultar el texto para
comprenderlos.
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Se debe evitar el uso de porcentajes cuando la muestra estadística es muy pequeña. Asimismo, los
cuadros no deben ser complicados ni sobrecargados de datos, pues en vez de facilitar su comprensión
más bien pueden confundir al lector. No se debe abusar del número de gráficos o cuadros y deben
eliminarse cuando se pueda decir en pocas palabras lo que se desea.
A pesar de que esta sección es la más importante, debe ser la más corta, sobre todo si está precedida
por una buena sección de Materiales y Métodos y seguida por una Discusión bien escrita.
Discusión
Esta sección es la más complicada de definir y a su vez la más difícil de escribir. Muchos trabajos con
frecuencia son rechazados por las revistas debido a una discusión deficiente, aunque los datos del
trabajo sean válidos e interesantes. Aún más, el verdadero significado de los datos puede ser
completamente oscurecido por la interpretación presentada en la Discusión.
Day (4) establece por lo menos seis componentes que deben seguirse en la discusión: a) presentar
los principios, relaciones y generalizaciones mostradas por los resultados. Hay que tener en mente que
en una buena discusión, se discuten pero no se recapitulan los resultados; b) señalar cualquier
excepción o falta de correlación: así como definir puntos pendientes; c) mostrar cómo los resultados e
interpretaciones están de acuerdo o contrastan con trabajos publicados previamente: d) no desviarse del
tema; se discuten las implicaciones teóricas del trabajo, así como las aplicaciones prácticas posibles; e)
establecer las conclusiones tan claramente como sea posible; y, f) resumir la evidencia para cada
conclusión.
En términos generales, el propósito fundamental de la discusión es mostrar las relaciones entre los
hechos observados, pues el investigador no es un simple recopilador de hechos, sino un relacionador de
ellos (1).
Cuando en la discusión se propongan sugerencias respecto a puntos que hace falta investigar; es
necesario tener conocimiento adecuado de la literatura y de la investigación científica sobre el tema, para no incurrir en el error de proponer algo que se conoce desde hace bastante tiempo.
Bibliografía
En esta sección se colocan las referencias bibliográficas de aquellos autores que se mencionan en el
texto del trabajo.
De
acuerdo
con Trejos
y Zeledón (8)
las
citas bibliográficas
deben llenar tres
cometidos principales: a) dar al lector oportunidad de comprobar las fuentes
originales en
que se documentó quien publica un trabajo experimental, las aseveraciones que este último atribuye a
otros investigadores.
Al mismo tiempo evita el entrar en pormenores de técnicas ya
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descritas y que han sido seguidas al pie de la letra, bastando entonces señalar que se siguió la técnica
del investigador X y dar las indicaciones precisas, tanto del nombre del trabajo como de la revista en
que el mismo fue publicado; b) dar a los lectores interesados en el tema tratado, los elementos
bibliográficos necesarios a la continuación de experiencias sobre el tema u otros con él relacionados; c)
en un medio como el nuestro en el cual hay escasez verdaderamente lamentable de revistas científicas,
la referencia bibliográfica resulta de gran utilidad pues permite al lector consultar los originales de las
publicaciones que le interesan, ya solicitando directamente a los autores extranjeros separatas de sus
publicaciones, o por intermedio de las oficinas que tienen servicio de copias fotostáticas o “microfilms”.
Aún cuando cada revista establece las normas para la publicación de las referencias bibliográficas,
actualmente existen requerimientos uniformes (5) que pueden ser consultados con facilidad, y que son
exigidos por la mayoría de las revistas. Fueron adoptados por la Biblioteca Nacional de Medicina de los
Estados Unidos y son usados en el Index Medicus.
Se acostumbra consignar la bibliografía en orden alfabético de acuerdo con el apellido del primer
autor.
Consideraciones finales
Se acepta un apartado más que es el de Agradecimientos, ene! cual se deben nombrar aquellas
personas o instituciones que han hecho verdaderas contribuciones al estudio.
Algunas revistas exigen la inclusión de las llamadas palabras claves. Debajo del resumen se colocan e
identifican de tres a diez palabras o frases cortas que indican los temas más importantes del trabajo.
Estas frases ayudan a las revistas de índices o resúmenes en la identificación cruzada del artículo. Estas
palabras pueden ser publicadas con el resumen (5).
Antes de pasar en limpio el manuscrito, lo primero que debe hacerse es una revisión concienzuda de
todas las partes del trabajo. Para poder corregir, es preciso ser capaz de leer el propio texto con la
frialdad de un lector crítico. Es necesario además, para este análisis: a) revisar el desarrollo lógico del
trabajo y observar si el material mantiene unidad y cohesión tal como está presentado; b) ver si hay
contradicciones o si se dejan dudas sobre el punto de vista que se quiere mostrar al lector; c) revisar con
cuidado las formas del lenguaje: sintaxis, vocabulario, ortografía (2).
Por otra parte, no se debe enviar un manuscrito para su publicación hasta que no se tenga la completa
seguridad de que se ha cumplido con las normas que exige la revista a la cual se va a enviar. Para esto
se consultan las recomendaciones que publica la misma en todos sus números, y también hay que
cerciorarse que no haya ninguna duda sobre lo expresado en el texto.
Además, es recomendable y sumamente provechoso darle el manuscrito a otra persona para que lo
revise y lo lea con verdadero espíritu crítico, para que logre encontrar errores que le fue imposible ver al
autor en el momento de prepararlo.
Como se puede deducir, la preparación de un
manuscrito
donde se dan a conocer
los resultados de una investigación no es una cosa sencilla. Es necesario tener en mente una
serie de consideraciones que la mayoría de las veces se ignoran o se dejan de lado. Por lo
ix
tanto, lo importante en el momento de la preparación de un manuscrito, es tener conciencia que existe
una serie de normas que deberán seguirse para que el trabajo elaborado tenga la calidad necesaria y
pueda ser aceptado para su publicación en una revista científica.
Por último, es necesario recordar y tener siempre en mente que con la publicación de un trabajo
científico se ponen en juego, entre otros, el prestigio profesional de los autores y del centro donde estos
laboran.
Alberto Barrantes B.
BIBLIOGRAFIA
1.
Arellano, F. J.. Elementos de investigación. La investigación a través de su informe. Editorial UNED, San José,
1980.
2.
Azofeifa, I. F. Guía para la investigación y desarrollo de un tema. Editorial Universidad de Costa Rica, San José,
1979.
3.
Blanc, M. Cómo investigar. Editorial UNED, San José, 1979; 97 p.
4.
Day, R. A. How to write a scientific paper. Am. Soc. Microbiol. News 1975;41:486—494.
5.
International Steering Committee. Uniform requirements for manuscripts submitted to biomedical journals. Ann.
Intern. Med. 1979; 90:95—99.
6.
Jagot, P. C. La educación del estilo. Método práctico para adquirir facilidad de redacción y de estilo. 9° Ed., Ed.
Iberia S.A., Barcelona, 1973.
7.
Ramón y Cajal, S. Los tónicos de la voluntad. 8° Ed. Espasa—Calpe, Madrid, 1963.
8.
Trejos, A., Zeledón, R. Normas para la preparación de trabajos científicos. Ed. Universitaria, U.C.R., 1953.
9.
Zubizarreta, A. F. La aventura del trabajo intelectual. Fondo Educativo Interamericano S.A., EE.UU., 1969.
10. Zúñiga V. El anglicismo en el habla costarricense. Editorial Costa Rica, Editorial Universidad de Costa Rica,
1976.
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