los programas de intervención en las socioadicciones o adicciones

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LOS PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN EN
SOCIOADICCIONES O ADICCIONES SIN SUSTANCIA
LAS
Línea Temática: 4. Promoción de la Salud, Calidad de Vida y Medio Ambiente
Martínez Gimeno, Almudena
Dpto. de Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Pablo de Olavide. Carretera
de Utrera, km. 1, 41013, Sevilla, ESPAÑA [email protected]
Muñoz Díaz, María del Carmen
Dpto. de Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Pablo de Olavide. Carretera
de Utrera, km. 1, 41013, Sevilla, ESPAÑA [email protected]
Resumen: Las nuevas adicciones, también llamadas adicciones sin droga, socioadicciones o
adicciones sociales, comparten sus características y consecuencias principales con otro tipo de
dependencias más corrientes, generalmente derivadas del consumo de alguna sustancia. Pero uno
de los problemas más peligrosos que arrastran consigo es que, al ser patologías emergentes, están
socialmente aceptadas, lo que provoca que aquellas personas que las padecen las nieguen o
simplemente no sepan de su existencia. Así mismo, tales comportamientos comparten únicamente la
denominación dentro de un grupo de adicciones sin consumo de sustancias, pero sus características
y orígenes son tan dispares, que es difícil plantear programas de intervención que con carácter
general, puedan abarcar de manera efectiva las distintas patologías. Por esta razón, nos proponemos
con este artículo, hacer una aproximación al concepto de socioadicción, analizando los posibles
rasgos en común que podemos encontrar entre algunas de las más comunes, para hacer propuestas
de intervención basadas en la realidad de cada uno de los comportamientos que se dan entre los
socioadictos.
Palabras Clave: Socioadicción, Comportamiento Compulsivo, Adicción Social, Dependencia,
Intervención.
-1559 -
Introducción
Vivimos en una sociedad que frecuentemente denominamos “sociedad de consumo”, en la que el
aumento de la oferta hace que dispongamos de gran cantidad de artículos, sustancias o situaciones
que de forma consciente o inconsciente nos generan placer. Así, en cierta medida, nos hemos creado
una serie de necesidades que realmente no son esenciales para nuestra vida diaria, pero que al
mismo tiempo han generado en nosotros una dependencia. En la medida en que esas sustancias,
artículos o momentos nos son tan necesarios como para modificar nuestra conducta habitual, nos
volvemos adictos.
Según el concepto tradicional de la Organización Mundial de la Salud, la adicción es el estado de
intoxicación crónica y periódica originada por el consumo repetido de una droga, natural o sintética,
caracterizada por (ONU, 1957):
-
Una compulsión a continuar consumiendo por cualquier medio.
-
Tendencia al aumento de la dosis.
-
Una dependencia psíquica y generalmente física de los efectos.
-
Consecuencias perjudiciales para el individuo y la sociedad.
Tal y como veremos a lo largo de este texto, esta definición se encuentra incompleta pues define la
adicción sólo en el ámbito del consumo de sustancias.
En este sentido, comienza a aceptarse como adicción cualquier actividad que el individuo no sea
capaz de controlar, que lo lleve a conductas compulsivas y le provoque perjuicios en su calidad de
vida. En este sentido, el trastorno adictivo social, erigido en emblema de la psicopatología de la
postmodernidad, se asocia con mucha frecuencia a un estado depresivo y transciende al entorno
sociofamiliar en forma de ruptura de pareja, crisis económica y otros efectos nocivos sobre la calidad
de vida y la salud.
Conceptualización: Uso, Abuso y Dependencia
A la hora de detectar una adicción es importante reconocer entre tres tipos de comportamientos: uso,
abuso y dependencia. Si hacemos una primera aproximación a la terminología, nos encontramos que
la RAE determina:
-
Uso: Empleo continuado y habitual de algo o alguien.
-
Abuso: Usar mal, excesiva, injusta, impropia o indebidamente algo o alguien.
-
Dependencia: Subordinación a un poder mayor.
La explicación más generalizada de la adicción desde el punto de vista psicológico, es la que la
define como una dependencia hacia una sustancia, actividad o relación que arrastra a la persona
lejos de todo lo demás que le rodea. Está representada por los deseos que consumen los
pensamientos y comportamientos, y actúa en aquellas actividades diseñadas para conseguir lo
deseado o para comprometerse en la actividad que lo suscita (comportamientos adictivos). A
diferencia de los simples hábitos o influencias consumistas, las adicciones tienen graves
consecuencias en la vida real de los sujetos, afectan negativamente y destruyen las capacidades de
funcionar de manera efectiva. De hecho, la clave de la adicción se encuentra en la necesidad
obsesiva y compulsiva hacia una sustancia, un objeto, una relación, una actividad o una cosa.
-1560 -
Conforme a esta premisa, es realista decir que cualquiera puede ser adicto a casi cualquier cosa, por
lo que trabajaremos a los largo de este escrito en base a los seis indicadores más generalizados de
una adicción:
-
El objeto de deseo. Este es la sustancia, cosa, actividad o relación que conduce a la adicción, sea
alcohol, comida, sexo, juego, pornografía, internet, drogas, o cualquier otra cosa que provoque
ideas obsesivas y derive en comportamientos compulsivos.
-
La preocupación. Existe una obsesión con el objeto de deseo basada en la necesidad de aquello
que provoca la adicción.
-
Los comportamientos guiados. Supone una compulsión por reducir la ansiedad y satisfacer la
obsesión que provoca el comportamiento adictivo.
-
La falta de control. Relacionada con el factor anterior, la adicción siempre implica una pérdida de
control sobre los pensamientos, sentimientos, ideas o comportamientos. Esta es la clave y la
característica central de la adicción y la dependencia.
-
Las consecuencias negativas. La adicción siempre va acompañada de consecuencias negativas
ya sean de carácter sociorrelacional, psicológico o físico.
Hay quien las llama “las adicciones sin droga” ya que no se ingiere, fuma, ni inhala ninguna sustancia,
pero es importante entender, que toda actividad que produzca un cambio en el estado de ánimo o
genere placer supone un cambio en nuestro cerebro: se están produciendo endorfinas u opioides
endógenos. Esto significa que cualquier conducta placentera es susceptible de convertirse en una
adicción, con una dependencia psicológica cuya interrupción generará un síndrome de abstinencia.
Claro que muchas de las conductas que entran en las llamadas “nuevas adicciones” o
socioadicciones, son conductas que realizamos normalmente: comprar, mirar el correo electrónico,
usar el teléfono móvil. Por esta razón es determinante establecer los rasgos comunes y
característicos que determinan el paso del abuso a la adicción:
-
Tolerancia definida por la necesidad cada vez mayor de la conducta.
-
Síndrome de abstinencia definido por cualquiera de los siguientes síntomas:
x
Malestar profundo si no se puede realizar la actividad.
x
Retorno a la conducta para aliviar estos síntomas.
-
Pérdida de control. Nos planteamos que es la última vez o intentamos controlar la cantidad de
tiempo o dinero que empleamos.
-
Persistencia en la conducta a pesar de tener conciencia de problemas familiares, académicos,
laborales, etc.
Siempre detrás de una adicción o conducta problemática hay un trasfondo en el que van a interactuar
distintos factores y que es sobre el que hay que trabajar a la hora de intervenir el problema.
-1561 -
Las socioadicciones más comunes
-
El término socioadicciones abarca, entre otras, la adicción a la compra, al juego patológico o al
trabajo como las más conocidas, pero hay un sinfín de acciones que en los últimos tiempos se
han convertido en opciones compulsivas para muchas personas.
-
Sería impensable poder tratar en esta comunicación ni siquiera la mitad de las que hasta la fecha
se han tipificado, pero sí creemos conveniente hacernos una idea aproximada de algunas de
ellas, profundizando en las que comúnmente se encuentran ya de forma notable en las
sociedades occidentales.
DENOMINACIÓN
LUDOPATÍA
CONDUCTA ADICTIVA
JUEGOS DE AZAR
SINTOMATOLOGÍA
Conducta de juego perniciosa, indicada por al menos cuatro de los siguientes
síntomas:
ABORDAJE
EN
TRATAMIENTO
EL
–
Preocupación frecuente por jugar o por obtener dinero para jugar.
Con frecuencia se juega más cantidad de dinero o durante más tiempo
del que se había planeado.
–
Existe la necesidad de aumentar la magnitud o la frecuencia de las
apuestas para conseguir la excitación deseada.
–
Intranquilidad o irritabilidad cuando no se puede jugar.
Pérdidas repetidas de dinero en el juego y vuelta al día siguiente para
intentar recuperar.
–
Esfuerzos repetidos para reducir o parar el juego.
–
Con frecuencia el juego tiene lugar cuando se espera del sujeto que esté
cumpliendo sus obligaciones sociales o profesionales.
–
Sacrificio de alguna actividad social, profesional o recreativa importante
para poder jugar.
–
Se continúa jugando a pesar de la incapacidad para pagar las deudas
crecientes o a pesar de otros problemas significativos, sociales,
profesionales o legales que el sujeto sabe que se exacerban con el
juego.
1. Acercamientos terapéuticos unimodales:
1.1. Psicoanálisis
1.2. Intención paradógica
1.3. Terapia conductual-congitiva:
–
Condicionamiento clásico y operante
–
Terapia cognitiva
–
Técnicas de autoayuda
2. Acercamientos terapéuticos multimodales:
2.1. Centrados en el sujeto
2.2.Grupales
-1562 -
DENOMINACIÓN
CLEPTOMANÍA
CONDUCTA ADICTIVA
ROBO
SINTOMATOLOGÍA
–
Realización de hurtos sin planificación previa.
–
Robar de forma repetida objetos que no poseen valor ni utilidad para el
sujeto.
–
Sentimiento de presión que va en aumento mientras se hurta.
–
Sentimiento de alivio o relajación después de realizar el hurto.
–
Culpa o depresión ya que la persona es consciente de que su actividad
es delictiva.
ABORDAJE
EN
TRATAMIENTO
EL
Generalmente, tiene el objetivo de tratar los problemas psicológicos
subyacentes que pueden contribuir a la cleptomanía.
–
Terapia de modificación del comportamiento
–
Terapia familiar
Los
medicamentos
utilizados
en
el
tratamiento
Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRI):
–
–
–
–
incluyen
Fluoxetina.
Fluvoxamina.
Paroxetina.
Sertralina.
La hipnosis y las regresiones han resultado muy útiles en el apoyo de las
intervenciones.
DENOMINACIÓN
MITOMANÍA
CONDUCTA ADICTIVA
MENTIRA
SINTOMATOLOGÍA
–
Tendencia patológica a deformar la realidad.
–
Bajo nivel de autoestima unido a un carácter pretencioso.
–
Inestabilidad en la percepción de la propia imagen (Trastorno limítrofe
de la personalidad).
–
Trastorno narcisista con dificultad para vincularse de forma madura con
los semejantes.
ABORDAJE
EN
TRATAMIENTO
EL
El entendimiento de las mentiras del paciente es vital, ya que nos revela sus
conflictos más inaccesibles. En algunos casos es necesario que tomen
medicamentos.
Es casi imposible que quien padece mitomanía busque ayuda, generalmente
es llevado a consulta psicológica por otras personas.
Plan de doce sesiones para mitómanos:
1ª. Conocimiento del paciente
2ª. Análisis
3ª. Entendimiento de la Personalidad
4ª. Aplicar Pruebas
5ª. Identificar Fortalezas
6ª. Fortalecer Debilidades
7ª. Valorar ventajas y desventajas
8ª. Terapia del Perdón
9ª. Encuadre Psicológico
10ª. Planteamiento de objetivos a realizar
11ª. Valoración de metas alcanzadas
12ª. Resultados
-1563 -
DENOMINACIÓN
CODEPENDENCIA
CONDUCTA ADICTIVA
RELACIONES PATOLÓGICAS
SINTOMATOLOGÍA
–
Dificultad para establecer y mantener relaciones intimas sanas
–
Congelamiento emocional
ABORDAJE
EN
TRATAMIENTO
EL
–
Perfeccionismo
–
Necesidad obsesiva de controlar la conducta de otros
–
Conductas compulsivas
–
Sentirse sobreresponsables por las conductas de otros
–
Profundos sentimientos de incapacidad
–
Verguenza tóxica
–
Autoimagen negativa
–
Dependencia de la aprobación externa
–
Dolores de cabeza y espalda crónicos
–
Gastritis y diarrea crónicas
–
Depresión
Aunque la codependencia ha sido abordada con intervenciones breves de
asesoramiento, con terapia familiar pasando por la terapia cognitiva, pocos
Programas de Tratamiento en Europa hacen referencia a dicho concepto.
Nosotros proponemos una adaptación de la Psicoterapia Interpersonal que
trataría de reconstruir la identidad dañada del codependiente a través del
fomento de la autoestima, el reconocimiento de sus sentimientos y de
potenciar sus habilidades relacionales.
Tiene un enfoque pluralista y suele estar diseñada en un formato breve de
unas 20 sesiones de periodicidad semanal de una hora de duración. Se
organiza en tres fases:
1. En la fase primera se formaliza el contrato o compromiso terapéutico
explícito y se trata de relacionar la codependencia con el contexto
interpersonal. Se determinan de objetivos del tratamiento:
–
Reconocer la existencia de un problema.
–
Desprenderse emocionalmente de los problemas de los demás.
–
Responder con acciones y no únicamente con preocupación.
–
Centrar la atención y la energía en su propia vida.
–
Asumir la responsabilidad no viviendo la situación con sentimiento
de culpa.
–
Salir del ambiente familiar. Fortalecer las fronteras de la familia y
abrir otros círculos: asociaciones, trabajo o voluntariado.
2. En la fase segunda se parte del supuesto básico de que la codependencia
tiene que ver con problemas que se manifiestan en cuatro áreas-problemas:
–
Duelo: se abordan las relaciones perdidas porque pueden existir
dificultades para la elaboración de un duelo.
–
Disputas personales: se abordan las relaciones alteradas porque
pueden encontrarse situaciones interpersonales en las que se den
expectativas no recíprocas.
–
Déficit interpersonales: se relaciona la codependencia con los
problemas de aislamiento social o de insatisfacción y se exploran
las pautas repetitivas en las relaciones.
–
Transiciones de rol: se abordan los roles perturbados porque puede
que haya cierta dificultad para afrontar los cambios requeridos para
otro rol.
3. En la fase tercera se trata explícitamente de la finalización de la relación
terapéutica. Se refuerzan los sentimientos de independencia del paciente y la
capacidad de estar dispuesto a abandonar y a ser abandonado.
-1564 -
DENOMINACIÓN
WORKAHOLISMO
CONDUCTA ADICTIVA
TRABAJO
SINTOMATOLOGÍA
–
Una implicación progresiva, excesiva y desadaptativa a la actividad
laboral con pérdida de control respecto a los límites del trabajo y que
afecta a otros ámbitos de la vida cotidiana.
–
La sobreimplicación responde a ansia o necesidad personal más que a
necesidades del entorno laboral.
–
Se distingue por su actitud normalmente acompañada de ideas
sobrevaloradas.
–
Sentimiento de inferioridad y miedo al fracaso.
–
Relaciones familiares deterioradas.
ABORDAJE
EN
TRATAMIENTO
EL
–
Aislamiento.
–
Carencia o pérdida del sentido del humor.
–
Desinterés por las relaciones interpersonales no productivas.
El tratamiento del adicto al trabajo se sistematiza en una intervención triple:
1. La farmacología se encargará de aportar sustancias de tres tipos:
–
Estimulantes del sistema serotoninérgico
–
Antiadictivos (naltrexono, acamprosato, topiramato, fluoxetina en
dosis alta)
–
Sustancias facilitadoras del autocontrol.
2. La psicoterapia, con una técnica comprensiva híbrida integrada por:
–
Terapia cognitivo-comportamental.
–
Terapia adleriana.
–
Terapia existencial.
3. La socioterapia, para conducir a una distribución adecuada del tiempo y a
una reorganización del plan de vida, en cuya tarea puede colaborar alguna
asociación de autoayuda.
Cuando se inicia el tratamiento del adicto al trabajo, se debe indagar para
tratar de detectar sintomatología expresiva del síndrome de estrés o del
estado depresivo y de sus posibles complicaciones, como el abuso de
alcohol o de otras drogas y el trastorno psicosomático. Si se verifica la
presencia de alguno de estos trastornos, además de las medidas generales
señaladas, habrá que añadir el tratamiento específico correspondiente.
Factores de riesgo
Es evidente que la mayoría de las personas que se sienten atraídas de una forma más o menos
importante por un objeto o una conducta no van a desarrollar una adicción. Para la mayoría es
posible poner freno a una conducta que empieza a ganar terreno en su vida, colisionando con otros
intereses importantes para ella.
Es el caso, por ejemplo, del estudiante que, tras darse cuenta de que algunos juegos en los que
participa (a través de internet, videoconsola, etc), le están robando un tiempo de estudio que le es
necesario para obtener buenos resultados académicos, renuncia a estas actividades, limitando su uso
a los fines de semana o a los períodos vacacionales. En otros casos, este freno a la conducta de
riesgo se pone en una etapa más avanzada, jugando en ello un papel importante los fracasos y los
problemas que van surgiendo o las claras advertencias que se producen desde el exterior.
El riesgo de caer o no en una conducta adictiva o la capacidad para hacer frente con éxito a la misma
en las etapas iniciales va a depender de muchos factores. Es éste un tema, que precisa ser objeto de
estudio ya que las posibles conductas adictivas son amplias y complejas, por lo que no resulta fácil
-1565 -
determinar los factores de riesgo que pueden influir en las mismas. Anicama (1993), señala: que “el
surgimiento del denominado factor de riesgo, sirve como excelente predictor de las conductas
resultantes, lo cual podría a su vez servir como base para acciones preventivas primarias en el
campo de la salud.”
Pero desde nuestro punto de vista, por factores de riesgo entenderemos, todas aquellas condiciones
que exponen a los sujetos o los hacen más vulnerables a caer en un comportamiento compulsivo
respecto de una conducta o un objeto de deseo. En este sentido, la complejidad del fenómeno
adictivo requiere de una visión amplia desde una perspectiva interdisciplinar, teniendo en cuenta la
influencia de diferentes tipos de variables, que tienen que ver con el propio individuo, con el medio
social y relacional en el que se desarrolla la adicción y con la capacidad adictiva de la conducta o del
objeto en cuestión.
Puesto que las adicciones sociales hacen referencia a una amplia gama de conductas, no es posible
generalizar para todas ellas unas mismas causas o factores de riesgo. Algunos autores, tomando en
consideración el conjunto de las adicciones, hablan de la existencia de una “personalidad adictiva”,
como factor de riesgo común; sin embargo no está clara la existencia de la misma y, en el caso de
que se acepte, habría que determinar si precede a la adicción o es consecuencia de la misma.
Ahora bien, lo que sí parece demostrado es que, cuando concurren circunstancias o factores de
riesgo importantes en los diferentes niveles de acción, se incrementaría la probabilidad de desarrollar
una adicción. No es, por lo tanto, una cuestión de causa-efecto, sino una cuestión de mayor o menor
probabilidad de desarrollar un problema en función de una multiplicidad de variables.
Entre los factores individuales que pueden influir en el desarrollo de esta problemática se han
señalado algunas características que parecen encontrarse con mayor frecuencia entre los adictos,
como son la inmadurez, la baja autoestima, la impulsividad, la baja tolerancia a la frustración y a los
estímulos displacenteros, la inestabilidad emocional, la tendencia al aislamiento, la introversión o las
dificultades de comunicación. Por otra parte, experiencias negativas anteriores como el fracaso
escolar continuado, los conflictos a nivel familiar o laboral o el hecho de haber pasado por situaciones
personales duras o traumáticas, pueden actuar como factores personales de riesgo. La presencia de
cuadros psicopatológicos, como los trastornos del estado de ánimo, pueden estar también en la base
de una adicción.
Así mismo, y en el contexto de la vulnerabilidad individual frente a las adicciones, es necesario tener
en cuenta la base biológica de las mismas y la interrelación existente entre esta vulnerabilidad y el
funcionamiento de los circuitos cerebrales. Según algunos autores, las personas predispuestas a las
adicciones serían personas que buscan sensaciones fuertes, como forma de compensar un bajo nivel
de reactividad cerebral.
Entre los factores socio-ambientales con capacidad de influencia, hay que señalar las dificultades de
adaptación y de relación y las situaciones familiares, laborales y sociales conflictivas. Los problemas
surgidos en el entorno escolar o en el grupo de iguales, las situaciones de estrés prolongadas o el
efecto de modelado producido por personas cercanas y que resultan relevantes para el sujeto,
pueden influir notablemente en la transición del uso al abuso y posterior dependencia de una
conducta determinada.
Por último, entre los factores relacionados con el objeto o la conducta adictiva se señalan la propia
capacidad de generar adicción de dicho objeto o dicha conducta, la accesibilidad a la misma o la
exposición a su influencia.
-1566 -
Como puede verse, existe una variedad de condiciones individuales, de la familia y del ambiente que
pueden generar factores de riesgo en el desarrollo de un comportamiento compulsivo. A la
caracterización del trastorno adictivo, en su desarrollo evolutivo, hay que agregar las vulnerabilidades
del sujeto que lo hacen más susceptible así como otros factores negativos de mantenimiento que son
consecuencia de los efectos o retroalimentación de los comportamientos y conductas del adicto sobre
su entorno, o más bien del estilo de vida que está desarrollando, la lógica con la que se conduce y las
nuevas creencias y valores a los que se adscribe.
Sin embargo, existe todavía un gran desconocimiento de cuál es la naturaleza especifica del impacto
de cada uno de estos condicionantes; por tanto, investigaciones que identifiquen cuales son los
factores más determinantes y cómo interactúan sobre los individuos, son temas prioritarios de
investigación para definir políticas preventivas.
Consecuencias que provocan las socioadicciones
Sea cual sea el tipo de adicción social o conductual de que se trate, se producen una serie de
consecuencias que afectan con mayor o menor gravedad a las diferentes facetas de la vida de las
personas que las padecen. Puesto que el abanico de posibles conductas adictivas es amplio, las
consecuencias de las mismas son también diferentes, afectando más a unas áreas que a otras en
función del tipo de conducta.
Entre los efectos negativos de las adicciones para la vida de los individuos se han descrito las
siguientes:
-1567 -
-
En relación con las características psicológicas de la adicción, mucho se ha escrito sobre los
diversos mecanismos de defensa que son utilizados por los adictos para escapar y tratar de
negar su realidad. Además de los mecanismos de negación y auto-engaño, se han descrito
recientemente el uso de otras estrategias defensivas entre las cuales se encuentran la
proyección, el desplazamiento, la racionalización y la distorsión.
-
Como señala Alvarado (1996: 12): “los adictos al manipular a sus familiares y a las demás
personas que se encuentran en su entorno, lo hacen porque no pueden tolerar la verdad de su
descontrol y además porque se hacen progresivamente menos capaces de llenar sus
necesidades de manera sana; se tornan cada vez más dependientes de la manipulación que
hacen de las personas que los rodean”.
-
Como se ha comentado en el apartado anterior, resulta muy complejo establecer un perfil de
personalidad del sujeto adicto y vincularlo con la predisposición a la dependencia. La diversidad
de factores que pueden dar origen a la conducta objeto de deseo lo hace prácticamente
imposible, por lo que se ha estimado mucho más conveniente referirse a la “personalidad
adictiva” que es el resultado de la alteración de la personalidad como consecuencia del proceso
de la adicción.
-
En este sentido Makken C. (1999: 23), plantea que: “La adicción es una creencia activa en un
compromiso ante un estilo de vida negativo. La adicción comienza y crece cuando una persona
abandona los caminos naturales de satisfacción de necesidades emocionales al conectarse con
la gente, con su propia comunidad, consigo mismo (...). El repetido abandono de uno mismo y de
los valores propios en favor de la devoción adictiva, causa el desarrollo de la personalidad
adictiva y su gradual poder”.
-
Las características de la personalidad adictiva (personalidad alterada por la adicción) son entre
otras las siguientes:
x
Debilitamiento del Yo, de la voluntad y aumento de la pérdida de control.
x
Desarrollo de una manera particular de sentir y de pensar, a partir del desarrollo de una lógica
adictiva que se establece lentamente como un sistema de creencias ficticias, engañosas
desde el que la vida del adicto será dirigida.
x
Desarrollo de rituales adictivos a partir de los cuales el sujeto se reafirma en sus nuevas
creencias y valores.
x
Vacío existencial con un predominio de la pérdida o falta de sentido y la ilusión de encontrar
un objeto o actividad que le proporcione serenidad y satisfacción.
x
Quebrantamiento emocional lo que hace al adicto vulnerable, susceptible al llanto, a
explosiones emocionales, labilidad afectiva, etc.
En resumen, la socioadicciones o nuevas adicciones sin sustancia, alteran por completo el estilo de
vida del sujeto que las padece. El ámbito de los intereses se empobrece cada vez más y se focaliza
en actividades relacionadas con la búsqueda del comportamiento objeto de deseo.
-1568 -
Factores que favorecen la integración
Toda persona nace en un contexto concreto, bajo la influencia de determinados factores que van
configurando su desarrollo. En esta línea, Merino (2007: 51), define los procesos de socialización
como aquellos por los que “… se estimulan, se generan y se desarrollan características comunes en
la personalidad de los individuos”.
La familia es la primera institución que influye en la vida de la persona, que a su vez, estará
condicionada por otros elementos de tipo económico, político, social y/o cultural. La segunda fase en
la socialización tiene como protagonista a la escuela y más tarde aparecen los amigos o el grupo de
iguales como agentes que adquirirán un papel fundamental en la etapa adolescente. Este recorrido va
configurando nuestra personalidad no solo social, sino también individual.
En este sentido, al igual que se ha reflejado en el apartado correspondiente a los factores de riesgo
de la conducta adictiva, los elementos que favorecen la protección o integración tras el tratamiento de
las socioadicciones, no suelen presentarse de forma aislada, sino que en la realidad interactúan y se
complementan. Para realizar una clara determinación de tales factores, vamos a utilizar la división
más comúnmente utilizada por los autores procedentes de la rama psicológica y educativa del
tratamiento de la conducta adictiva: Factores Macrosociales y Factores Microsociales.
CONTEXTO
FACTORES DE PROTECCIÓN
MACROSOCIAL
Residir en zonas con amplios recursos asistenciales y preventivos
Convivir en entornos determinados por actitudes prosociales
Dificultad de acceso a patrones de comportamientos adictivos
Compartir hábitos saludables de ocio y tiempo libre
MICROSOCIAL
FAMILIA
Apego familiar y clima afectivo positivo
Comunicación fluida
Presencia de límites
ESCUELA
Clima de centro positivo que favorezca valores de convivencia
Integración y vinculación al entorno educativo
AMIGOS
Independencia respecto al grupo
Respeto grupal de las decisiones individuales
Grupo de iguales no adictos
TRABAJO
Planificaciones ajustadas y flexibles
Variación periódica en las tareas y pausas de descanso
Clima positivo y respetuoso
Entrenamiento en habilidades de comunicación y resolución de
conflictos
Acceso a planes de formación y promoción laboral
Tabla 1. Factores que favorecen la integración en comportamientos socioadictivos
Desde el plano personal del individuo, nos parece clave señalar la importancia que adquieren
capacidades como el autoconcepto equilibrado y la autoestima positiva. En este sentido, cobran vital
transcendencia los programas de Entrenamiento en Habilidades Sociales cuyo contenido versa en:
-1569 -
-
Capacidad para la toma de decisiones
-
Habilidad para resolver problemas
-
Comunicación afectiva y efectiva
-
Pensamiento crítico y creativo
-
Habilidad para establecer y mantener relaciones interpersonales
-
Capacidad para manejar emociones propias
-
Habilidades de control de la ansiedad, el control y el estrés
-
Capacidad empática
No obstante, no podemos olvidar que tanto en lo personal como en los demás ámbitos hay una serie
de factores que son “neutros”, que pueden convertirse en elementos de protección o de riesgo. Todos
estos factores constituyen un campo de fuerzas, operando tanto en el ambiente como en cada
individuo. Por esta razón, es importante que haya un equilibrio entre los distintos elementos, ya que
cuando los factores de riesgo son los que predominan, y los factores de protección no los
compensan, es más probable que surjan conductas problemáticas.
Referencias Bibliográficas
-
-
ALVARADO, S. (1996). Perfil psicológico de la persona adicta. Madrid: Pirámide.
ANICAMA, J. (1993). Conductas de Riesgo Asociadas al Abuso de Drogas. En: Drogas:
producción, comercialización, prevención, control y rehabilitación. Memorias V Seminario
Internacional de CEDRO. Lima: CEDRO.
MAKKEN C. (1999.) La personalidad adictiva. México: Diene.
MERINO, R. Y DE LA FUENTE, G (2007). Sociología para la intervención social y educativa.
Madrid: Complutense.
ONU (1957). Serie de Informes Técnicos, 116 y 117.
Reseña Curricular dela autoría
Almudena Martínez Gimeno es Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de
Sevilla. Profesora en el Departamento de Ciencias Sociales y miembro del Grupo de Investigación de
Educación de la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla. Entre sus líneas de investigación se
encuentran las siguientes: Organización y Gestión de Instituciones Educativas, Formación y Empleo,
Formación del profesorado e Intervención Socioeducativa.
Mª del Carmen Muñoz Díaz es Licenciada en Pedagogía. Profesora asociada del área de Teoría e
Historia de la Educación del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Pablo de Olavide
(Sevilla). Actualmente está finalizando su Tesis Doctoral, centrada en los Programas de Escuelas
Taller. Miembro de la Asociación de Jóvenes Investigadores de Teoría e Historia de la Educación
(AJITHE). Miembro del Grupo de Educación de la Universidad Pablo de Olavide (GEDUPO). Entres
sus líneas de investigación se encuentran Educación para el Desarrollo, Educación para la Salud y
Formación y Empleo.
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