SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0052/2015

Anuncio
SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0052/2015
Sucre, 4 de mayo de 2015
SALA PLENA
Magistrado Relator:
Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado
Acción de inconstitucionalidad abstracta
Expediente:
Departamento:
09385-2014-19-AIA
Tarija
En la acción de inconstitucionalidad abstracta interpuesta por Osvaldo
López Suarez, Asambleísta Departamental Indígena por el Pueblo
Weenhayek
del
departamento
de
Tarija,
demandando
la
inconstitucionalidad del art. 30 inc. b) del Reglamento de Organización,
Funcionamiento y Procedimientos Internos del Comité Departamental de la
Persona con Discapacidad (CODEPEDIS)-Tarija, por ser presuntamente
contrarios a los arts. 28, 116.I y 410 de la Constitución Política del Estado
(CPE).
I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA
I.1. Contenido de la acción
Por memorial presentado el 3 de diciembre de 2014, cursante de fs. 41 a 50
vta., el accionante, expuso los siguientes fundamentos:
I.1.1 Relación sintética de la acción
Dentro del régimen procesal penal vigente, el inicio de las acciones penales de
orden público y privado, no admiten la figura del “auto de procesamiento”; así,
en el trámite de la acción penal privada, el actuado que precedentemente se
cuestiona equivaldría a la resolución por la que la autoridad judicial dimite la
querella; en los delitos de acción pública, la admisión de la querella está
asignada al representante del Ministerio Público que conoce el caso y no así a
la autoridad jurisdiccional. En este sentido, en el sistema procesal penal
antiguo, efectivamente se emitía el auto de procesamiento como figura
procesal equivalente a la imputación formal, lo que al ser un acto que da inicio
formal a la investigación, no puede constituir una condena anticipada.
En cuanto a la presunción de inocencia como garantía constitucional, la
SCP 2055/2012 de 16 de octubre, sentó las bases constitucionales sobre los
alcances del proceso penal, a cuyo efecto, la presunción de inocencia una tiene
triple dimensión: Principio, se convierte en una directriz de la administración de
justicia que debe ser observado por todas las autoridades y servidores públicos;
derecho, por estar reconocido en los diferentes instrumentos internacionales; y
garantía de carácter normativa, dentro del proceso judicial o administrativo
evita la presunción de culpabilidad.
En virtud a la presunción de inocencia en su dimisión principio-garantía, no es
el imputado quien debe probar su inocencia, sino le corresponde al acusador,
probar la culpabilidad del encausado, entendimientos que fueron ampliamente
desarrollados en las SSCC 0011/2000-R, 0742/2002-R, 0012/2006,
0360/2007-R, 0690/2007-R, 0239/2010-R, 0450/2012-R y las Sentencias
Constitucionales Plurinacionales 0255/2012, 0509/2012, 0609/2012 y
0619/2012.
En la abundante jurisprudencia emitida por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, que además son vinculantes para el Estado Plurinacional
de Bolivia, se estableció que el derecho a la presunción de inocencia se
constituye en fundamento de las garantías judiciales; el acusado no debe
demostrar, que no cometió el delito, aquello le corresponde al acusador; la falta
de prueba plena en una sentencia condenatoria implica violación del principio
de presunción de inocencia; y que los juzgadores, no inicien el proceso con la
idea preconcebida, en sentido que el acusado cometió el delito que se le
imputa.
Por lo referido anteriormente, el principio de presunción de inocencia,
concebida desde su triple dimensión, proscribe que las medidas de carácter
preventivo no se conviertan en anticipación de la pena o sanción, lo contrario
implicaría un quiebre con el valor justicia y el principio de razonabilidad.
La presunción de inocencia se constituye en una garantía del debido proceso,
pues protege al encausado de toda actitud arbitraria que podría dar lugar al
prejuzgamiento y a condenas sin proceso, y que es vencible únicamente
mediante sentencia condenatoria con calidad de cosa juzgada formal y
material.
Por lo referido anteriormente, es inconstitucional el hecho que se pretenda
revocar a una autoridad, por el sólo hecho de existir en su contra “auto de
procesamiento”, en primer lugar, dicha figura no existe en el ordenamiento
jurídico y, segundo, vulnera el principio de presunción de inocencia; por
consiguiente, el art. 30 inc. b) del Reglamento de Organización,
Funcionamiento y Procedimientos Internos del CODEPEDIS-Tarija, vulnera los
arts. 28 y 116.I de la CPE.
La norma impugnada también incurre en erróneo razonamiento, al conjugar
indistintamente el hecho de “haber incurrido en delito” con la frase “una vez
dictado el auto de procesamiento”, infiriéndose que, la persona contra quien se
dictó el referido Auto, incurrió en delito, en el ejercicio de sus funciones.
1.2. Admisión y citación
Mediante AC 0464/2014-CA de 4 de diciembre, cursante de fs. 51 a 56, la
Comisión de Admisión del Tribunal Constitucional Plurinacional, admitió la
acción de inconstitucionalidad abstracta y dispuso poner en conocimiento de
Lino Condori Aramayo, Gobernador a.i. del departamento de Tarija, por ser el
personero del órgano que generó la norma impugnada, a efecto de que se
apersone y formule sus alegatos en el plazo de quince días, orden que fue
cumplida el 6 de febrero de 2014, según consta en la diligencia cursantes a fs.
96.
I.3. Alegaciones del personero del órgano que generó la norma
impugnada
Lino Condori Aramayo, Gobernador a.i. del departamento de Tarija, a través de
sus representantes presentó informe, mediante memorial de 3 de marzo de
2015, cursante de fs. 101 a 107 vta., formuló los siguientes fundamentos: a)
La norma demandada de inconstitucional debe ser entendida como una simple
media preventiva o suspensión temporal del ejercicio de funciones, cuya
finalidad es mantener una situación inalterable entre tanto se tramite el
proceso principal, ya sea de carácter judicial o administrativo, evitando posibles
daños a los beneficiarios; b) La revocatoria de mandato no se aplica en casos
leves, sino cuando es “latente” la comisión del delito, considerando que los
beneficiarios son personas con extrema singularidad, por lo que la norma
impugnada persigue una medida de carácter preventivo sobre personas cuya
responsabilidad o culpabilidad no fueron establecidos, siendo éste el
razonamiento que armoniza con el entendimiento desarrollado en las SSCCPP
0137/2013 y 0021/2014; c) Con sustento en los arts. 28, 116.I y 410.II de la
CPE, el accionante aduce la supuesta suspensión de derechos políticos; sin
embargo, la norma impugnada no pretende suspender derechos de carácter
político, sino simplemente busca la suspensión de mandato, mediante un acto
emergente del Ministerio Público, como es la acusación formal que también
equivale al “auto de procesamiento”; y, d) La suspensión de cualquier miembro
del Directorio del CODEPEDIS, se enmarca en el principio de legalidad que se
constituye en criterio transversal de la función administrativa, por lo que la
medida cuestionada no establece una sanción sino una previsión en función a
un hecho procesal penal objetivo, de ahí que no vulnera el principio de la
presunción de inocencia.
II. CONCLUSIONES
Del análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se
establece lo siguiente:
II.1. Precepto normativo demandado de inconstitucionalidad
REGLAMENTO DE ORGANIZACIÓN, FUNCIONAMIENTO
PROCEDIMIENTOS INTERNOS DEL CODEPEDIS
Y
“Artículo 30. REVOCATORIA.- La designación o mandato de un
Miembro de Directorio del CODEPEDIS podrá ser revocada antes de la
conclusión legal del periodo de su mandato por las siguientes causales.
(…)
b) Por haber incurrido en delito en el ejercicio de sus funciones, una vez
dictado el auto de procesamiento por autoridad judicial competente.
(...)”.
FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO
El accionante demanda la inconstitucionalidad del art. 30 inc. B) del
Reglamento de Organización, Funcionamiento y Procedimientos Internos del
CODEPEDIS, al considerar que dentro del actual régimen procesal penal, no
existe la figura procesal del “auto de procesamiento”; y al ser ése actuado
procesal causal para la revocatoria del mandato de los miembros del Directorio
del CODEPEDIS, claramente se vulnera la presunción de inocencia.
En consecuencia, corresponde a este Tribunal establecer si las infracciones
denunciadas son evidentes.
III.1. El control de constitucionalidad
Los arts. 132 de la CPE; y 72 y 73 del Código Procesal Constitucional
(CPCo), prevén mecanismos de defensa de la Constitución Política del
Estado, contra toda norma jurídica incluida en una Ley, decreto o
cualquier género de resolución no judicial, cuyo contenido sea contrario
y lesivo al régimen constitucional vigente. De acuerdo al Código
Procesal Constitucional, su impugnación procede por vía de las acciones
de inconstitucionalidad abstracta y concreta, como mecanismos de
control correctivo, reparador o a posteriori.
Las acciones de inconstitucionalidad, instituidas en la Constitución
Política del Estado y desarrolladas en el Código Procesal Constitucional,
en esencia buscan compatibilizar toda disposición normativa de carácter
infra-constitucional con los principios, valores y derechos fundamentales
establecidas en la Ley Fundamental del Estado, de modo que, ante una
posible incompatibilidad o contradicción con el régimen constitucional,
será necesaria la expulsión del régimen jurídico nacional, de ahí que se
constituye en mecanismos de defensa de la Norma Suprema del Estado.
En ese sentido, los arts. 132 y 133 de la CPE, prescriben que: “Toda
persona individual o colectiva afectada por una norma jurídica contraria
a la Constitución tendrá derecho a presentar la Acción de
Inconstitucionalidad, de acuerdo con los procedimientos establecidos
por la ley” y “La sentencia que declare la inconstitucionalidad de una
ley, decreto o cualquier género de resolución no judicial, hace
inaplicable la norma impugnada y surte plenos efectos respecto a
todos”.
En cuanto a los alcances del control de constitucionalidad, la doctrina
sin distinguir entre las que en el nuevo régimen constitucional se
conocen como acciones de inconstitucionalidad abstracta y concreta,
precisó: “…el control de constitucionalidad abarca los siguientes
ámbitos: a) la verificación de la compatibilidad o incompatibilidad de las
disposiciones legales impugnadas con las normas de la Constitución
Política del Estado, lo que incluye el sistema de valores supremos,
principios fundamentales, así como los derechos fundamentales
consagrados en dicha Ley Fundamental; b) la interpretación de las
normas constitucionales así como de la disposición legal sometida al
control desde y conforme a la Constitución Política del Estado; c) el
desarrollo de un juicio relacional para determinar si una norma legal es
o no conforme con las normas constitucionales; determinando
previamente el significado de la norma legal por vía de interpretación; y
d) la determinación de mantener las normas de la disposición legal
sometida al control. De lo referido se concluye que el control de
constitucionalidad no alcanza a la valoración de los fines, los propósitos,
la conveniencia o beneficios que pudiese generar la disposición legal
sometida a control; lo que significa que el Tribunal Constitucional, como
órgano encargado del control de constitucionalidad, no tiene a su cargo
la evaluación de si son convenientes, oportunos o benéficos los
propósitos buscados por las normas impugnadas, su labor se concentra
en el control objetivo de constitucionalidad de las disposiciones legales
impugnadas…” (SC 0051/2005 de 18 de agosto).
III.2. La presunción de inocencia en el régimen constitucional y las
normas del bloque de constitucionalidad
La presunción de inocencia, comprendida como elemento configurador
del debido proceso, se encuentra plenamente reconocida y garantizada
en la Constitución Política del Estado y otras disposiciones normativas
de carácter internacional en materia de Derechos Humanos; así, el art.
116.I de la CPE, señala: “Se garantiza la presunción de inocencia.
Durante el proceso, en caso de duda sobre la norma aplicable, regirá la
más favorable al imputado o procesado”.
Dentro del sistema universal de protección de los Derechos Humanos,
el art. 11.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
dispone que: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme
a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las
garantías necesarias para su defensa”.
En el mismo sentido, en el sistema interamericano de protección de los
Derechos Humanos, el art. 14.2 del Pacto Internacional de los Derechos
Civiles y Políticos (PIDCP), prevé: “Toda persona acusada de un delito
tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su
culpabilidad conforme a la ley”.
El art. 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
dispone: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su
culpabilidad…”.
A partir de la interpretación de los preceptos normativos glosados
precedentemente, la jurisprudencia constitucional estableció que, al ser
un elemento configurador del debido proceso, la presunción de
inocencia tiene triple dimensión, señala que: “Principio, porque está
dirigido a conservar el estado de inocencia de la persona durante todo
el trámite procesal, ello supone que se convierte en una directriz de la
administración de justicia que debe ser observada por todas las
autoridades y servidores públicos encargados de ejercitar la potestad
punitiva del Estado, tanto en el ámbito punitivo como en todo el
sistema administrativo sancionador. Derecho, porque es predicable
respecto de todas las personas, vincula a todos los órganos de poder y
se encuentra reconocido como un derecho humano por los
instrumentos internacionales como el Pacto de San José de Costa Rica
(art. 8.2) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art.
14.2), la Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 11.1), la
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (art. 26)
como en los Instrumentos Internacionales se encuentra reconocido
como un derecho humano. Garantía, de carácter normativo
constitucional, que se constituye en un mecanismo protector dentro de
los procesos judiciales o administrativos a través del cual se proscribe la
presunción de culpabilidad” (SCP 2055/2012 de 16 de octubre).
La presunción de inocencia en su dimensión principio-garantía, implica
que el acusado o inculpado de un ilícito, no tiene en absoluto la
obligación de demostrar o comprobar su inocencia, sino que, es la
misma Constitución Política del Estado y las normas del bloque de
constitucionalidad, que le otorgan la calidad de su estado de inocencia;
por consiguiente, le corresponde al acusador desvirtuar dicho estado de
inocencia y demostrar su culpabilidad dentro de un proceso dotado de
garantías mínimas que garanticen la realización de un juicio justo e
imparcial. Al respecto, la
SCP 0910/2014 de 14 de mayo,
asumido en la SCP 2055/2012, sostuvo que: “este principio
constitucional de presunción de inocencia se constituye en una garantía
del debido proceso, protegiendo al encausado frente a actitudes
arbitrarias que podrían dar margen al prejuzgamiento y a condenas sin
proceso. Este principio constitucional traslada la carga de la prueba al
acusador, vale decir que obliga a éste, en materia penal, a probar sus
acusaciones dentro del respectivo proceso, y que los jueces dicten
sentencia condenatoria siempre que exista plena prueba, o sea, cuando
no haya duda sobre la culpabilidad del encausado demostrada por
todos los medios de prueba, dentro de un proceso en el que se le
hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa…”.
Ahora bien, el estado de inocencia sólo es posible desvirtuar a través de
una sentencia condenatoria pasada en autoridad de cosa juzgada
formal y material, emergente de un debido proceso. Entonces, entre
tanto no se obtenga la sentencia condenatoria ejecutoriada que
establezca o constituya la culpabilidad del encausado, el inculpado debe
ser merecedor y gozar de un trato de inocente; es decir, mientras el
poder sancionador del Estado, a través de los órganos de persecución
penal no logre una condena firme en contra del encausado, éste no
está sujeto a sufrir el reproche o la censura social, menos puede
merecer un trato diferente al sujeto inocente, lo que impide que el
procesado sea considerado como culpable y como delincuente. En este
sentido, a tiempo de considerar el alcance de la presunción de
inocencia, la SC 0012/2006-R de 4 de enero, declaró que: “Este es un
postulado básico de todo ordenamiento jurídico procesal, instituido
generalmente como garantía constitucional en diversos países. El
principio está dirigido a conservar el estado de inocencia de la persona
durante todo el trámite procesal. La vigencia del principio
determina que un procesado no puede ser considerado ni
tratado como culpable, menos como delincuente, mientras no
exista una sentencia condenatoria que adquiera la calidad de
cosa juzgada formal y material. Esto implica que únicamente la
sentencia condenatoria firme es el instrumento idóneo capaz
de vencer el estado de presunción de inocencia del
procesado…” (las negrillas nos corresponden).
III.3. Naturaleza de la acusación formal y su equiparación con el
auto de procesamiento
En principio se debe establecer que, de acuerdo al Código de
Procedimiento Penal, ciertamente no existe la figura procesal del “auto
de procesamiento”; sin embargo, el entonces Tribunal Constitucional,
ya abordó y aclaró la presente problemática; así, la SC 0265/2003-R de
28 de febrero, sostuvo que: “…en el actual sistema procesal penal, en
la etapa preparatoria, se inicia del juicio penal en el momento en que se
notifica al encausado con la imputación formal (que equivaldría al viejo
auto inicial de la instrucción), etapa que puede concluir con la acusación
(que equivaldría al viejo auto de procesamiento) que realiza el fiscal
ante el Juez o Tribunal de Sentencia, cuando la investigación
proporciona fundamento para el juicio propiamente dicho o etapa del
juicio oral y público, como establecen los arts. 301.1, 302, 323.1, 329 y
340 CPP”. Entonces, a los fines de resolver la problemática planteada,
el auto de procesamiento tiene equivalencia con la acusación formal, de
ahí que las consideraciones en la presente Sentencia Constitucional
Plurinacional debe limitarse a estudiar la naturaleza de la referida
acusación.
De acuerdo al régimen procesal penal vigente, la acusación formal
configura acto conclusivo de la etapa investigativa; por lo tanto, en
virtud a la previsión legal contenida en el art. 329 del Código de
Procedimiento Penal (CPP), se erige en base esencial para la realización
del juicio oral; es decir, al ser la consecuencia o el resultado de la
investigación penal realizada en la etapa preparatoria del proceso, el
pliego acusatorio es inherente a las atribuciones del Fiscal de Materia,
de ahí que resulta ser una decisión de carácter meramente unilateral
del Ministerio Público.
Entonces, la acusación formal es el acto por el que el órgano de
persecución penal solicita formalmente a la autoridad jurisdiccional el
procesamiento propiamente dicho del encausado; y en aplicación del
art. 341 del CPP, debe contener datos que permitan identificar al
imputado y su domicilio procesal, una relación precisa del ilícito
atribuido, la fundamentación de la acusación como tal, la norma jurídica
aplicable y el ofrecimiento de pruebas; sin embargo, también es el
mecanismo para peticionar la aplicación de la pena. En este sentido, la
acusación formal constituye el límite del objeto del proceso penal, ya
que a partir de ése acto procesal la actividad jurisdiccional deberá
circunscribirse a los términos del pliego acusatorio, en efecto, permite el
ejercicio real del derecho a la defensa y delimita las consideraciones de
la sentencia.
Pues bien, de acuerdo a los argumentos y la jurisprudencia
constitucional glosada en el Fundamento Jurídico que antecede, la
presunción de inocencia es una propiedad innata al ser humano, cuya
cualidad es posible desvirtuarlo únicamente mediante sentencia
condenatoria con calidad de cosa juzgada formal y material. En este
sentido, la acusación formal, por ser una determinación o acto procesal
de carácter investigativo y unilateral, no es el mecanismo ni
instrumento apropiado para vencer el estado de inocencia del
encausado, ya que a partir de la comprensión de su esencia, no se
equipara ni se asemeja a una sentencia con calidad de cosa juzgada;
por consiguiente, la existencia de la acusación en contra del encausado,
no tiene como efecto colateral la variación en el trato al justiciable; es
decir, pese a la existencia de dicho acto procesal el encausado debe ser
tratado en virtud a su estado de inocencia.
Este Tribunal Constitucional Plurinacional, en un caso análogo a la
problemática que se examina, ya determinó el carácter de la acusación
formal frente a la garantía de la presunción de inocencia; así, la
SCP 2055/2012, declaró que: “…si bien es evidente que la acusación
formal refleja una actividad investigativa por parte del Ministerio Público
que proporciona fundamento para el enjuiciamiento público del
imputado, actividad en la que se ha recaudado elementos probatorios
para hacerlos valer en el juicio a efectos de probar la comisión del
hecho delictivo atribuido, no es menos evidente que el estado de
inocencia del encausado o procesado debe permanecer incólume hasta
que se declare su culpabilidad o responsabilidad mediante sentencia
judicial firme; en cuyo mérito la suspensión temporal a imponerse como
emergencia de la acusación formal, constituye una sanción anticipada
fundada en la presunción de culpabilidad del encausado, que quebranta
ese estado de inocencia que debe ser precautelado como principio
rector inquebrantable, en la medida que toda la actividad probatoria
que refleja la acusación formal puede ser controvertida, y en su caso,
desvirtuada por el encausado, por ello sólo una decisión condenatoria
ejecutoriada puede desvirtuar la presunción de inocencia. En el
contexto señalado, la suspensión temporal de la autoridad o servidor
público electo, por ende el alejamiento de sus funciones, lleva consigo
una sanción sin previo proceso, contrario a lo previsto en el art. 117. I
de la CPE, que establece que ninguna persona puede ser condenada sin
haber sido oída y juzgada previamente en un debido proceso, lo que
obliga a imponer límites y, en su caso, a proscribir aquellos actos y
medidas de carácter preventivo que impliquen una anticipación de la
sanción respecto de aquellas personas cuya responsabilidad o
culpabilidad no ha sido establecida aún”.
En virtud a los argumentos y la jurisprudencia constitucional
precedentemente glosada, la acusación formal no se equipara a la
eficacia de una sentencia con calidad de cosa juzgada formal y material,
por lo mismo no incide y menos genera repercusión alguna en el
ejercicio de los derechos fundamentales de la persona; por
consiguiente, la causal de suspensión o revocatoria del mandato en
ejercicio de la función pública, como consecuencia de la presentación
del pliego acusatorio, claramente infringe la garantía de la presunción
de inocencia.
III.4. Análisis del caso concreto o examen de constitucionalidad del
art. 30 inc. b) del Reglamento de Organización,
Funcionamiento y Procedimientos Internos del CODEPEDIS
-Tarija
El accionante considera que la norma impugnada es inconstitucional al
determinar la revocatoria de mandato de los miembros del Directorio
del CODEPEDIS, como consecuencia de la emisión del “auto de
procesamiento” que en el régimen procesal penal equivale a la
acusación formal dictada por el representante del Ministerio Público. Al
respecto cabe aclarar que, de acuerdo a la jurisprudencia constitucional
emanada del entonces Tribunal Constitucional, dentro del actual
régimen procesal penal, la emisión del auto de procesamiento equivale
a la acusación formal presentada por el Fiscal de Materia;
consiguientemente, a los efectos del presente análisis, esta jurisdicción
asume que el
texto “auto de procesamiento” -como causal de
suspensión o revocatoria de mandato de los miembros del Directorio del
CODEPEDIS-Tarija-, se equipara a la acusación formal; por lo tanto,
este Tribunal Constitucional Plurinacional, despliega el presente examen
sobre la base de esa aclaración.
En virtud a los argumentos y la jurisprudencia constitucional glosada en
el los Fundamentos Jurídicos que anteceden, la presunción de inocencia
es una condición innata al ser humano que permite al procesado recibir
el trato que corresponde al inocente, entre tanto no existe sentencia
condenatoria ejecutoriada con calidad de cosa juzgada formal y
material; asimismo, se precisó que, en rigor de su misma naturaleza, la
acusación formal no tiene la calidad de una sentencia firme que
determine la culpabilidad de la persona. En este sentido, esta
jurisdicción determinó que la suspensión temporal del cargo y la
revocatoria de la función pública, como consecuencia de la acusación
formal, claramente quebranta el estado de inocencia.
En la problemática que se examina, el art. 30 inc. b) del Reglamento de
Organización, Funcionamiento y Procedimientos Internos del
CODEPEDIS-Tarija, establece que la emisión del “auto de
procesamiento”, equivalente a la acusación formal, conlleva a la
revocatoria del mandato de los miembros del Directorio del
CODEPEDIS-Tarija. En este sentido, el precepto normativo de cuya
constitucionalidad duda el accionante, claramente infringe la presunción
de inocencia concebida desde su triple dimensión (principio, garantía y
derecho); por cuanto, aplicando el precepto normativo impugnado, la
sola emisión de la acusación formal conlleva a que el justiciable sea
privado de continuar ejerciendo un mandato legítimo, no obstante que
dicho actuado procesal no determina ni funda la culpabilidad del
acusado, por ser una decisión de carácter unilateral del Ministerio
Público, por lo que no se asemeja a la calidad de una sentencia
condenatoria ejecutoriada y menos adquiere la cualidad para desvirtuar
el estado de inocencia del mismo.
Entonces, si la garantía de la presunción de inocencia es vencible
únicamente mediante sentencia condenatoria ejecutoriada con calidad
de cosa juzgad formal y material, la simple emisión de la acusación
formal no tiene la capacidad de repercutir negativamente en el trato y
menos en el ejercicio de los derechos fundamentales del justiciable; sin
embargo, la norma acusada de inconstitucional, hace que el acusado
anticipadamente se someta a las consecuencias de una condena firme,
de ahí que deviene la inconstitucionalidad del art. 30 inc. b) del
Reglamento de Organización, Funcionamiento y Procedimientos
Internos del CODEPEDIS-Tarija, por infringir el art. 116.I de la CPE.
POR TANTO
La Sala Plena del Tribunal Constitucional Plurinacional, en virtud de la autoridad
que le confiere la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia y el
art. 12.1 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, resuelve: Declarar
la INCONSTITUCIONALIDAD del art. 30 inc. b) del Reglamento de
Organización,
Funcionamiento
y
Procedimientos
Internos
del
CODEPEDIS-Tarija.
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional
Plurinacional.
Fdo. Dr. Zenón Hugo Bacarreza Morales
PRESIDENTE
Fdo. Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado
MAGISTRADO
Fdo. Dra. Mirtha Camacho Quiroga
MAGISTRADA
Fdo. Dr. Ruddy José Flores Monterrey
MAGISTRADO
Fdo. Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez
MAGISTRADA
Dr. Macario Lahor Cortez Chavez
MAGISTRADO
Tata Efren Choque Capuma
MAGISTRADO
Descargar