SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0052/2015 Sucre, 4 de mayo de 2015 SALA PLENA Magistrado Relator: Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado Acción de inconstitucionalidad abstracta Expediente: Departamento: 09385-2014-19-AIA Tarija En la acción de inconstitucionalidad abstracta interpuesta por Osvaldo López Suarez, Asambleísta Departamental Indígena por el Pueblo Weenhayek del departamento de Tarija, demandando la inconstitucionalidad del art. 30 inc. b) del Reglamento de Organización, Funcionamiento y Procedimientos Internos del Comité Departamental de la Persona con Discapacidad (CODEPEDIS)-Tarija, por ser presuntamente contrarios a los arts. 28, 116.I y 410 de la Constitución Política del Estado (CPE). I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA I.1. Contenido de la acción Por memorial presentado el 3 de diciembre de 2014, cursante de fs. 41 a 50 vta., el accionante, expuso los siguientes fundamentos: I.1.1 Relación sintética de la acción Dentro del régimen procesal penal vigente, el inicio de las acciones penales de orden público y privado, no admiten la figura del “auto de procesamiento”; así, en el trámite de la acción penal privada, el actuado que precedentemente se cuestiona equivaldría a la resolución por la que la autoridad judicial dimite la querella; en los delitos de acción pública, la admisión de la querella está asignada al representante del Ministerio Público que conoce el caso y no así a la autoridad jurisdiccional. En este sentido, en el sistema procesal penal antiguo, efectivamente se emitía el auto de procesamiento como figura procesal equivalente a la imputación formal, lo que al ser un acto que da inicio formal a la investigación, no puede constituir una condena anticipada. En cuanto a la presunción de inocencia como garantía constitucional, la SCP 2055/2012 de 16 de octubre, sentó las bases constitucionales sobre los alcances del proceso penal, a cuyo efecto, la presunción de inocencia una tiene triple dimensión: Principio, se convierte en una directriz de la administración de justicia que debe ser observado por todas las autoridades y servidores públicos; derecho, por estar reconocido en los diferentes instrumentos internacionales; y garantía de carácter normativa, dentro del proceso judicial o administrativo evita la presunción de culpabilidad. En virtud a la presunción de inocencia en su dimisión principio-garantía, no es el imputado quien debe probar su inocencia, sino le corresponde al acusador, probar la culpabilidad del encausado, entendimientos que fueron ampliamente desarrollados en las SSCC 0011/2000-R, 0742/2002-R, 0012/2006, 0360/2007-R, 0690/2007-R, 0239/2010-R, 0450/2012-R y las Sentencias Constitucionales Plurinacionales 0255/2012, 0509/2012, 0609/2012 y 0619/2012. En la abundante jurisprudencia emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que además son vinculantes para el Estado Plurinacional de Bolivia, se estableció que el derecho a la presunción de inocencia se constituye en fundamento de las garantías judiciales; el acusado no debe demostrar, que no cometió el delito, aquello le corresponde al acusador; la falta de prueba plena en una sentencia condenatoria implica violación del principio de presunción de inocencia; y que los juzgadores, no inicien el proceso con la idea preconcebida, en sentido que el acusado cometió el delito que se le imputa. Por lo referido anteriormente, el principio de presunción de inocencia, concebida desde su triple dimensión, proscribe que las medidas de carácter preventivo no se conviertan en anticipación de la pena o sanción, lo contrario implicaría un quiebre con el valor justicia y el principio de razonabilidad. La presunción de inocencia se constituye en una garantía del debido proceso, pues protege al encausado de toda actitud arbitraria que podría dar lugar al prejuzgamiento y a condenas sin proceso, y que es vencible únicamente mediante sentencia condenatoria con calidad de cosa juzgada formal y material. Por lo referido anteriormente, es inconstitucional el hecho que se pretenda revocar a una autoridad, por el sólo hecho de existir en su contra “auto de procesamiento”, en primer lugar, dicha figura no existe en el ordenamiento jurídico y, segundo, vulnera el principio de presunción de inocencia; por consiguiente, el art. 30 inc. b) del Reglamento de Organización, Funcionamiento y Procedimientos Internos del CODEPEDIS-Tarija, vulnera los arts. 28 y 116.I de la CPE. La norma impugnada también incurre en erróneo razonamiento, al conjugar indistintamente el hecho de “haber incurrido en delito” con la frase “una vez dictado el auto de procesamiento”, infiriéndose que, la persona contra quien se dictó el referido Auto, incurrió en delito, en el ejercicio de sus funciones. 1.2. Admisión y citación Mediante AC 0464/2014-CA de 4 de diciembre, cursante de fs. 51 a 56, la Comisión de Admisión del Tribunal Constitucional Plurinacional, admitió la acción de inconstitucionalidad abstracta y dispuso poner en conocimiento de Lino Condori Aramayo, Gobernador a.i. del departamento de Tarija, por ser el personero del órgano que generó la norma impugnada, a efecto de que se apersone y formule sus alegatos en el plazo de quince días, orden que fue cumplida el 6 de febrero de 2014, según consta en la diligencia cursantes a fs. 96. I.3. Alegaciones del personero del órgano que generó la norma impugnada Lino Condori Aramayo, Gobernador a.i. del departamento de Tarija, a través de sus representantes presentó informe, mediante memorial de 3 de marzo de 2015, cursante de fs. 101 a 107 vta., formuló los siguientes fundamentos: a) La norma demandada de inconstitucional debe ser entendida como una simple media preventiva o suspensión temporal del ejercicio de funciones, cuya finalidad es mantener una situación inalterable entre tanto se tramite el proceso principal, ya sea de carácter judicial o administrativo, evitando posibles daños a los beneficiarios; b) La revocatoria de mandato no se aplica en casos leves, sino cuando es “latente” la comisión del delito, considerando que los beneficiarios son personas con extrema singularidad, por lo que la norma impugnada persigue una medida de carácter preventivo sobre personas cuya responsabilidad o culpabilidad no fueron establecidos, siendo éste el razonamiento que armoniza con el entendimiento desarrollado en las SSCCPP 0137/2013 y 0021/2014; c) Con sustento en los arts. 28, 116.I y 410.II de la CPE, el accionante aduce la supuesta suspensión de derechos políticos; sin embargo, la norma impugnada no pretende suspender derechos de carácter político, sino simplemente busca la suspensión de mandato, mediante un acto emergente del Ministerio Público, como es la acusación formal que también equivale al “auto de procesamiento”; y, d) La suspensión de cualquier miembro del Directorio del CODEPEDIS, se enmarca en el principio de legalidad que se constituye en criterio transversal de la función administrativa, por lo que la medida cuestionada no establece una sanción sino una previsión en función a un hecho procesal penal objetivo, de ahí que no vulnera el principio de la presunción de inocencia. II. CONCLUSIONES Del análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establece lo siguiente: II.1. Precepto normativo demandado de inconstitucionalidad REGLAMENTO DE ORGANIZACIÓN, FUNCIONAMIENTO PROCEDIMIENTOS INTERNOS DEL CODEPEDIS Y “Artículo 30. REVOCATORIA.- La designación o mandato de un Miembro de Directorio del CODEPEDIS podrá ser revocada antes de la conclusión legal del periodo de su mandato por las siguientes causales. (…) b) Por haber incurrido en delito en el ejercicio de sus funciones, una vez dictado el auto de procesamiento por autoridad judicial competente. (...)”. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO El accionante demanda la inconstitucionalidad del art. 30 inc. B) del Reglamento de Organización, Funcionamiento y Procedimientos Internos del CODEPEDIS, al considerar que dentro del actual régimen procesal penal, no existe la figura procesal del “auto de procesamiento”; y al ser ése actuado procesal causal para la revocatoria del mandato de los miembros del Directorio del CODEPEDIS, claramente se vulnera la presunción de inocencia. En consecuencia, corresponde a este Tribunal establecer si las infracciones denunciadas son evidentes. III.1. El control de constitucionalidad Los arts. 132 de la CPE; y 72 y 73 del Código Procesal Constitucional (CPCo), prevén mecanismos de defensa de la Constitución Política del Estado, contra toda norma jurídica incluida en una Ley, decreto o cualquier género de resolución no judicial, cuyo contenido sea contrario y lesivo al régimen constitucional vigente. De acuerdo al Código Procesal Constitucional, su impugnación procede por vía de las acciones de inconstitucionalidad abstracta y concreta, como mecanismos de control correctivo, reparador o a posteriori. Las acciones de inconstitucionalidad, instituidas en la Constitución Política del Estado y desarrolladas en el Código Procesal Constitucional, en esencia buscan compatibilizar toda disposición normativa de carácter infra-constitucional con los principios, valores y derechos fundamentales establecidas en la Ley Fundamental del Estado, de modo que, ante una posible incompatibilidad o contradicción con el régimen constitucional, será necesaria la expulsión del régimen jurídico nacional, de ahí que se constituye en mecanismos de defensa de la Norma Suprema del Estado. En ese sentido, los arts. 132 y 133 de la CPE, prescriben que: “Toda persona individual o colectiva afectada por una norma jurídica contraria a la Constitución tendrá derecho a presentar la Acción de Inconstitucionalidad, de acuerdo con los procedimientos establecidos por la ley” y “La sentencia que declare la inconstitucionalidad de una ley, decreto o cualquier género de resolución no judicial, hace inaplicable la norma impugnada y surte plenos efectos respecto a todos”. En cuanto a los alcances del control de constitucionalidad, la doctrina sin distinguir entre las que en el nuevo régimen constitucional se conocen como acciones de inconstitucionalidad abstracta y concreta, precisó: “…el control de constitucionalidad abarca los siguientes ámbitos: a) la verificación de la compatibilidad o incompatibilidad de las disposiciones legales impugnadas con las normas de la Constitución Política del Estado, lo que incluye el sistema de valores supremos, principios fundamentales, así como los derechos fundamentales consagrados en dicha Ley Fundamental; b) la interpretación de las normas constitucionales así como de la disposición legal sometida al control desde y conforme a la Constitución Política del Estado; c) el desarrollo de un juicio relacional para determinar si una norma legal es o no conforme con las normas constitucionales; determinando previamente el significado de la norma legal por vía de interpretación; y d) la determinación de mantener las normas de la disposición legal sometida al control. De lo referido se concluye que el control de constitucionalidad no alcanza a la valoración de los fines, los propósitos, la conveniencia o beneficios que pudiese generar la disposición legal sometida a control; lo que significa que el Tribunal Constitucional, como órgano encargado del control de constitucionalidad, no tiene a su cargo la evaluación de si son convenientes, oportunos o benéficos los propósitos buscados por las normas impugnadas, su labor se concentra en el control objetivo de constitucionalidad de las disposiciones legales impugnadas…” (SC 0051/2005 de 18 de agosto). III.2. La presunción de inocencia en el régimen constitucional y las normas del bloque de constitucionalidad La presunción de inocencia, comprendida como elemento configurador del debido proceso, se encuentra plenamente reconocida y garantizada en la Constitución Política del Estado y otras disposiciones normativas de carácter internacional en materia de Derechos Humanos; así, el art. 116.I de la CPE, señala: “Se garantiza la presunción de inocencia. Durante el proceso, en caso de duda sobre la norma aplicable, regirá la más favorable al imputado o procesado”. Dentro del sistema universal de protección de los Derechos Humanos, el art. 11.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, dispone que: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa”. En el mismo sentido, en el sistema interamericano de protección de los Derechos Humanos, el art. 14.2 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), prevé: “Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley”. El art. 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, dispone: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad…”. A partir de la interpretación de los preceptos normativos glosados precedentemente, la jurisprudencia constitucional estableció que, al ser un elemento configurador del debido proceso, la presunción de inocencia tiene triple dimensión, señala que: “Principio, porque está dirigido a conservar el estado de inocencia de la persona durante todo el trámite procesal, ello supone que se convierte en una directriz de la administración de justicia que debe ser observada por todas las autoridades y servidores públicos encargados de ejercitar la potestad punitiva del Estado, tanto en el ámbito punitivo como en todo el sistema administrativo sancionador. Derecho, porque es predicable respecto de todas las personas, vincula a todos los órganos de poder y se encuentra reconocido como un derecho humano por los instrumentos internacionales como el Pacto de San José de Costa Rica (art. 8.2) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 14.2), la Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 11.1), la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (art. 26) como en los Instrumentos Internacionales se encuentra reconocido como un derecho humano. Garantía, de carácter normativo constitucional, que se constituye en un mecanismo protector dentro de los procesos judiciales o administrativos a través del cual se proscribe la presunción de culpabilidad” (SCP 2055/2012 de 16 de octubre). La presunción de inocencia en su dimensión principio-garantía, implica que el acusado o inculpado de un ilícito, no tiene en absoluto la obligación de demostrar o comprobar su inocencia, sino que, es la misma Constitución Política del Estado y las normas del bloque de constitucionalidad, que le otorgan la calidad de su estado de inocencia; por consiguiente, le corresponde al acusador desvirtuar dicho estado de inocencia y demostrar su culpabilidad dentro de un proceso dotado de garantías mínimas que garanticen la realización de un juicio justo e imparcial. Al respecto, la SCP 0910/2014 de 14 de mayo, asumido en la SCP 2055/2012, sostuvo que: “este principio constitucional de presunción de inocencia se constituye en una garantía del debido proceso, protegiendo al encausado frente a actitudes arbitrarias que podrían dar margen al prejuzgamiento y a condenas sin proceso. Este principio constitucional traslada la carga de la prueba al acusador, vale decir que obliga a éste, en materia penal, a probar sus acusaciones dentro del respectivo proceso, y que los jueces dicten sentencia condenatoria siempre que exista plena prueba, o sea, cuando no haya duda sobre la culpabilidad del encausado demostrada por todos los medios de prueba, dentro de un proceso en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa…”. Ahora bien, el estado de inocencia sólo es posible desvirtuar a través de una sentencia condenatoria pasada en autoridad de cosa juzgada formal y material, emergente de un debido proceso. Entonces, entre tanto no se obtenga la sentencia condenatoria ejecutoriada que establezca o constituya la culpabilidad del encausado, el inculpado debe ser merecedor y gozar de un trato de inocente; es decir, mientras el poder sancionador del Estado, a través de los órganos de persecución penal no logre una condena firme en contra del encausado, éste no está sujeto a sufrir el reproche o la censura social, menos puede merecer un trato diferente al sujeto inocente, lo que impide que el procesado sea considerado como culpable y como delincuente. En este sentido, a tiempo de considerar el alcance de la presunción de inocencia, la SC 0012/2006-R de 4 de enero, declaró que: “Este es un postulado básico de todo ordenamiento jurídico procesal, instituido generalmente como garantía constitucional en diversos países. El principio está dirigido a conservar el estado de inocencia de la persona durante todo el trámite procesal. La vigencia del principio determina que un procesado no puede ser considerado ni tratado como culpable, menos como delincuente, mientras no exista una sentencia condenatoria que adquiera la calidad de cosa juzgada formal y material. Esto implica que únicamente la sentencia condenatoria firme es el instrumento idóneo capaz de vencer el estado de presunción de inocencia del procesado…” (las negrillas nos corresponden). III.3. Naturaleza de la acusación formal y su equiparación con el auto de procesamiento En principio se debe establecer que, de acuerdo al Código de Procedimiento Penal, ciertamente no existe la figura procesal del “auto de procesamiento”; sin embargo, el entonces Tribunal Constitucional, ya abordó y aclaró la presente problemática; así, la SC 0265/2003-R de 28 de febrero, sostuvo que: “…en el actual sistema procesal penal, en la etapa preparatoria, se inicia del juicio penal en el momento en que se notifica al encausado con la imputación formal (que equivaldría al viejo auto inicial de la instrucción), etapa que puede concluir con la acusación (que equivaldría al viejo auto de procesamiento) que realiza el fiscal ante el Juez o Tribunal de Sentencia, cuando la investigación proporciona fundamento para el juicio propiamente dicho o etapa del juicio oral y público, como establecen los arts. 301.1, 302, 323.1, 329 y 340 CPP”. Entonces, a los fines de resolver la problemática planteada, el auto de procesamiento tiene equivalencia con la acusación formal, de ahí que las consideraciones en la presente Sentencia Constitucional Plurinacional debe limitarse a estudiar la naturaleza de la referida acusación. De acuerdo al régimen procesal penal vigente, la acusación formal configura acto conclusivo de la etapa investigativa; por lo tanto, en virtud a la previsión legal contenida en el art. 329 del Código de Procedimiento Penal (CPP), se erige en base esencial para la realización del juicio oral; es decir, al ser la consecuencia o el resultado de la investigación penal realizada en la etapa preparatoria del proceso, el pliego acusatorio es inherente a las atribuciones del Fiscal de Materia, de ahí que resulta ser una decisión de carácter meramente unilateral del Ministerio Público. Entonces, la acusación formal es el acto por el que el órgano de persecución penal solicita formalmente a la autoridad jurisdiccional el procesamiento propiamente dicho del encausado; y en aplicación del art. 341 del CPP, debe contener datos que permitan identificar al imputado y su domicilio procesal, una relación precisa del ilícito atribuido, la fundamentación de la acusación como tal, la norma jurídica aplicable y el ofrecimiento de pruebas; sin embargo, también es el mecanismo para peticionar la aplicación de la pena. En este sentido, la acusación formal constituye el límite del objeto del proceso penal, ya que a partir de ése acto procesal la actividad jurisdiccional deberá circunscribirse a los términos del pliego acusatorio, en efecto, permite el ejercicio real del derecho a la defensa y delimita las consideraciones de la sentencia. Pues bien, de acuerdo a los argumentos y la jurisprudencia constitucional glosada en el Fundamento Jurídico que antecede, la presunción de inocencia es una propiedad innata al ser humano, cuya cualidad es posible desvirtuarlo únicamente mediante sentencia condenatoria con calidad de cosa juzgada formal y material. En este sentido, la acusación formal, por ser una determinación o acto procesal de carácter investigativo y unilateral, no es el mecanismo ni instrumento apropiado para vencer el estado de inocencia del encausado, ya que a partir de la comprensión de su esencia, no se equipara ni se asemeja a una sentencia con calidad de cosa juzgada; por consiguiente, la existencia de la acusación en contra del encausado, no tiene como efecto colateral la variación en el trato al justiciable; es decir, pese a la existencia de dicho acto procesal el encausado debe ser tratado en virtud a su estado de inocencia. Este Tribunal Constitucional Plurinacional, en un caso análogo a la problemática que se examina, ya determinó el carácter de la acusación formal frente a la garantía de la presunción de inocencia; así, la SCP 2055/2012, declaró que: “…si bien es evidente que la acusación formal refleja una actividad investigativa por parte del Ministerio Público que proporciona fundamento para el enjuiciamiento público del imputado, actividad en la que se ha recaudado elementos probatorios para hacerlos valer en el juicio a efectos de probar la comisión del hecho delictivo atribuido, no es menos evidente que el estado de inocencia del encausado o procesado debe permanecer incólume hasta que se declare su culpabilidad o responsabilidad mediante sentencia judicial firme; en cuyo mérito la suspensión temporal a imponerse como emergencia de la acusación formal, constituye una sanción anticipada fundada en la presunción de culpabilidad del encausado, que quebranta ese estado de inocencia que debe ser precautelado como principio rector inquebrantable, en la medida que toda la actividad probatoria que refleja la acusación formal puede ser controvertida, y en su caso, desvirtuada por el encausado, por ello sólo una decisión condenatoria ejecutoriada puede desvirtuar la presunción de inocencia. En el contexto señalado, la suspensión temporal de la autoridad o servidor público electo, por ende el alejamiento de sus funciones, lleva consigo una sanción sin previo proceso, contrario a lo previsto en el art. 117. I de la CPE, que establece que ninguna persona puede ser condenada sin haber sido oída y juzgada previamente en un debido proceso, lo que obliga a imponer límites y, en su caso, a proscribir aquellos actos y medidas de carácter preventivo que impliquen una anticipación de la sanción respecto de aquellas personas cuya responsabilidad o culpabilidad no ha sido establecida aún”. En virtud a los argumentos y la jurisprudencia constitucional precedentemente glosada, la acusación formal no se equipara a la eficacia de una sentencia con calidad de cosa juzgada formal y material, por lo mismo no incide y menos genera repercusión alguna en el ejercicio de los derechos fundamentales de la persona; por consiguiente, la causal de suspensión o revocatoria del mandato en ejercicio de la función pública, como consecuencia de la presentación del pliego acusatorio, claramente infringe la garantía de la presunción de inocencia. III.4. Análisis del caso concreto o examen de constitucionalidad del art. 30 inc. b) del Reglamento de Organización, Funcionamiento y Procedimientos Internos del CODEPEDIS -Tarija El accionante considera que la norma impugnada es inconstitucional al determinar la revocatoria de mandato de los miembros del Directorio del CODEPEDIS, como consecuencia de la emisión del “auto de procesamiento” que en el régimen procesal penal equivale a la acusación formal dictada por el representante del Ministerio Público. Al respecto cabe aclarar que, de acuerdo a la jurisprudencia constitucional emanada del entonces Tribunal Constitucional, dentro del actual régimen procesal penal, la emisión del auto de procesamiento equivale a la acusación formal presentada por el Fiscal de Materia; consiguientemente, a los efectos del presente análisis, esta jurisdicción asume que el texto “auto de procesamiento” -como causal de suspensión o revocatoria de mandato de los miembros del Directorio del CODEPEDIS-Tarija-, se equipara a la acusación formal; por lo tanto, este Tribunal Constitucional Plurinacional, despliega el presente examen sobre la base de esa aclaración. En virtud a los argumentos y la jurisprudencia constitucional glosada en el los Fundamentos Jurídicos que anteceden, la presunción de inocencia es una condición innata al ser humano que permite al procesado recibir el trato que corresponde al inocente, entre tanto no existe sentencia condenatoria ejecutoriada con calidad de cosa juzgada formal y material; asimismo, se precisó que, en rigor de su misma naturaleza, la acusación formal no tiene la calidad de una sentencia firme que determine la culpabilidad de la persona. En este sentido, esta jurisdicción determinó que la suspensión temporal del cargo y la revocatoria de la función pública, como consecuencia de la acusación formal, claramente quebranta el estado de inocencia. En la problemática que se examina, el art. 30 inc. b) del Reglamento de Organización, Funcionamiento y Procedimientos Internos del CODEPEDIS-Tarija, establece que la emisión del “auto de procesamiento”, equivalente a la acusación formal, conlleva a la revocatoria del mandato de los miembros del Directorio del CODEPEDIS-Tarija. En este sentido, el precepto normativo de cuya constitucionalidad duda el accionante, claramente infringe la presunción de inocencia concebida desde su triple dimensión (principio, garantía y derecho); por cuanto, aplicando el precepto normativo impugnado, la sola emisión de la acusación formal conlleva a que el justiciable sea privado de continuar ejerciendo un mandato legítimo, no obstante que dicho actuado procesal no determina ni funda la culpabilidad del acusado, por ser una decisión de carácter unilateral del Ministerio Público, por lo que no se asemeja a la calidad de una sentencia condenatoria ejecutoriada y menos adquiere la cualidad para desvirtuar el estado de inocencia del mismo. Entonces, si la garantía de la presunción de inocencia es vencible únicamente mediante sentencia condenatoria ejecutoriada con calidad de cosa juzgad formal y material, la simple emisión de la acusación formal no tiene la capacidad de repercutir negativamente en el trato y menos en el ejercicio de los derechos fundamentales del justiciable; sin embargo, la norma acusada de inconstitucional, hace que el acusado anticipadamente se someta a las consecuencias de una condena firme, de ahí que deviene la inconstitucionalidad del art. 30 inc. b) del Reglamento de Organización, Funcionamiento y Procedimientos Internos del CODEPEDIS-Tarija, por infringir el art. 116.I de la CPE. POR TANTO La Sala Plena del Tribunal Constitucional Plurinacional, en virtud de la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia y el art. 12.1 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, resuelve: Declarar la INCONSTITUCIONALIDAD del art. 30 inc. b) del Reglamento de Organización, Funcionamiento y Procedimientos Internos del CODEPEDIS-Tarija. Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional. Fdo. Dr. Zenón Hugo Bacarreza Morales PRESIDENTE Fdo. Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado MAGISTRADO Fdo. Dra. Mirtha Camacho Quiroga MAGISTRADA Fdo. Dr. Ruddy José Flores Monterrey MAGISTRADO Fdo. Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez MAGISTRADA Dr. Macario Lahor Cortez Chavez MAGISTRADO Tata Efren Choque Capuma MAGISTRADO