Carpeta 18 (completa A4) en versión pdf

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Formación UNER 18
Formación UNER 18
La fe, puerta abierta a la eucaristía
Formación UNER 18
SUMARIO
Tema 1:
1
EL GOZO DE LA FE
Tema 2:
UNER: DISCÍPULOS QUE PROFESAN SU FE
Tema 3:
UNER: DISCÍPULOS QUE CELEBRAN LA FE EN LA IGLESIA
Tema 4:
UNER: DISCÍPULOS QUE VIVEN LA FE DESDE UN CARISMA
Tema 5:
UNER: DISCÍPULOS QUE DAN TESTIMONIO DE SU FE VIVIENDO LA CARIDAD
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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INTRODUCCIÓN
Es urgente en nuestro mundo, en el corazón la realidad en la que vivimos dar razón de nuestra fe
para que nadie deje de escuchar el susurro de la certeza. La fe es posible y nosotros somos testigos de ella. Mi vida, vuestra vida habla de ella y puede contagiar a cuantos se codeen con nosotros, miembros de la UNER.
¿Creer?
Si, creer hoy, dar razón de nuestra fe en la Eucaristía, un bello y gran desafío para nosotros los de
esta Familia Eucaristía Reparadora. Anclados en Cristo Eucaristía, vivir desde la clave de la fe, doblegando todo orgullo, desterrando de nuestras vidas la comodidad, rasgando todos los espacios de encerramiento en nosotros mismos y en nuestras instituciones, viviendo de la confianza
que da nuestra fe.
Los temas de este curso nos van a ayudar a ser discípulos creyentes, testigos de la fe. Evidentemente, no es suficiente con volver la vista atrás. El Espíritu de Dios nos convoca a una nueva evangelización. Esto nos exige revisar nuestras actitudes, nuestras intenciones personales, desde donde vivimos, pero también nuestros programas pastorales, nuestros estatutos.
A los cincuenta años de la apertura del Concilio Vaticano II todos los miembros UNER hemos de
formularnos con honradez algunas preguntas.
Los testigos del Concilio que todavía quedamos vivos unos cuantos, ¿hemos transmitido con fidelidad y coherencia su mensaje? Los que no lo vivieron en persona ¿se han preocupado de conocer sus orientaciones y documentos? Y unos y otros ¿no habremos tratado de ajustar a aquel
paso del Espíritu a nuestros gustos personales o al estilo propio del grupo con el que nos identificamos?
Cinco temas nos ayudarán a vivir juntos los retos que nos abre el lema de este curso: “La Fe
puerta abierta a la Eucaristía”.
Esa puerta abierta para entrar y aprender a ser discípulos y abierta para salir siendo misioneros y
testigos de la fe.
El cartel nos indica el camino que seguiremos para la formación:
“LA FE PUERTA ABIERTA A LA EUCARISTÍA”
Vemos que es un movimiento hacia dentro,
desde nuestra realidad, desde nuestra vida,
desde nuestras circunstancias tristes o alegres;
muchas veces con la vida rota
y reconstruida en el encuentro íntimo con Jesús;
capacitándonos para abrir la puerta de la fe,
viviéndola desde la UNER;
celebrándola en los sacramentos de la Iglesia,
participando de la Eucaristía,
para que, desde allí,
y sólo desde ese encuentro personal con Jesús,
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podamos hacer el movimiento hacia afuera:
abriendo la puerta y llevándolo al mundo,
en Misión Compartida,
para que otros también lo conozcan
y entren a Él y salgan por Él.
Lo que llamábamos compromiso en uno de los apartados de los temas lo denominaremos
“estilo de vida”.
Como miembros de la UNER tenemos en nuestra programación del curso, un primer apartado de
identidad, el Espíritu está actuando en nosotros, nuestro estilo de vida que está causando inquietud en muchos miembros de la Familia Eucarística, lo expresan desde diferentes lugares, no es
nada nuevo, pero lo retomamos en este año de la fe.
Nuestro estilo de vida: Una forma de estar, de ser y de vivir, es el ir y venir “de la mesa del cenáculo a la mesa del mundo” un estilo propio, que brota de los escritos de nuestro fundador que
nace de la Eucaristía, un rescate personal y comunitario de la sencillez, la confianza, la entrega, un
estilo que es “ser eucaristía”. 1
1. Cf. D. Marcel LUNAR, Ponencia “Cómo vivir el ideal hoy” , en el Encuentro de Animadores UNER, Madrid 2012
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Tema
1
OBJETIVO:
Profundizar en la exigencia de nuestra fe.
IDEA ESENCIAL
En este año en que la Iglesia nos invita a redescubrir el gozo de la fe y el entusiasmo en comunicarla, es necesario ver las actitudes que esta comporta para nuestra vida como personas eucarísticas
INTRODUCCIÓN
→ Para reflexionar:
Por favor, ayúdame
Dicen que una vez, había un ciego sentado en un parque, con una gorra a sus pies y un cartel en
el que, escrito con tiza blanca, decía:
“POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO”.
Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en
la gorra. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio.
Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue. Por la tarde el creativo
volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna. Ahora su gorra estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconociendo sus pasos le preguntó si había sido él quien reescribió su cartel y sobre todo, que qué era lo que había escrito allí. El publicista le contestó:
- “Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras”.
Sonrió y siguió su camino. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:
“ESTAMOS EN PRIMAVERA, Y... YO NO PUEDO VERLA”.
O bien: El trabajo
Un hombre golpeaba fuertemente una roca, con rostro duro, sudando. Alguien le preguntó:
- ¿Cuál es su trabajo?
Y contestó con pesadumbre:
- ¿No lo ves? Picar piedra.
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Un segundo hombre golpeaba fuertemente otra roca, con rostro duro, sudando. Alguien le preguntó:
- ¿Cuál es su trabajo?
Y contestó con pesadumbre:
- ¿No lo ves? Tallar un peldaño.
Un tercer hombre golpeaba fuertemente una roca, transpirado, con rostro alegre, distendido. Alguien le preguntó:
- ¿Cuál es su trabajo?
Y contestó ilusionado:
- Estoy construyendo una catedral.
Todos llevamos dentro un tesoro escondido en nuestra vasija de barro que hay que sacar a la luz,
llevamos una fortaleza metida en nuestra debilidad, una alegría que no nos pertenece solo a nosotros.
¿Qué dices de tu fe? Un joven, al entrar en una comunidad cristiana, dijo: “Cuando vi su alegría,
entonces vi su fe”. Si la fe no se testimonia, se apaga. En la primera carta de Juan, toda la comunidad proclama con claridad su testimonio: “Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros
ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, lo testimoniamos y os lo anunciamos para que estéis en comunión con nosotros y para que vuestra alegría sea
completa” (1Jn 1,11-4). ¡Qué suerte tan grande tenemos los que vivimos la fe!
En el documento de Aparecida, se nos dice, que “conocer a Jesucristo por la fe es nuestro gozo; seguirlo es una gracia, y transmitir este tesoro a los demás es un encargo que el Señor, al llamarnos y elegirnos, nos ha confiado.”1
¡No tenemos más que esta vida para vivir de fe! (Sta. Teresita de Lisieux).
DESARROLLO:
• Iluminación desde la Palabra:
° “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16, 15);
° “Misterio de la fe” (1Tm 3,9);
° “Guardo el recuerdo sincero de tu fe, esa fe que tuvo primero” (2Tm 1,5);
° “Creo, pero ayuda mi falta de fe” (Mc 9, 24).
1.1.- LA FE ES GOZO
“Redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe.”2
La fe, que es un don, que se nos ha dado, no nos pertenece solo a nosotros. Hay una humanidad, con dolores de parto (cf. Rm 8,22), que está a la espera de que se la manifestemos y demos a conocer quienes somos y nos sentimos los testigos de Jesús. La profunda crisis de fe de
muchas personas que nos rodean necesita urgentemente el testimonio gozoso de nuestra fe, la
creatividad y belleza de nuestra fe.
Nuestros contemporáneos, nuestros vecinos, nuestros familiares y amigos, quienes están a nuestro
alrededor, necesitan ver en nosotros el amor, percibir en nosotros la alegría de la esperanza, des-
1. CELAM, Aparecida, 18.
2. Porta Fidei, 7.
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cubrir nuestra fe, o mejor dicho descubrirle a Él a través de nosotros.
No podemos esconder tan gran tesoro. La renovación de la Iglesia, la renovación de la UNER, están ligados al testimonio de vida que vayamos ofreciendo como creyentes en el Dios de la Vida.
Desde nuestra propia experiencia, es necesario que nos interroguemos y cuestionemos cómo es
nuestra calidad de fe, nuestro modo de vivir y sentirnos cristianos y personas eucarísticas en pleno siglo XXI, discípulos de Jesús invitados a anunciarlo al mundo, a ser sus testigos, a invitar a los
hombres de todas las naciones a ser discípulos. (cf. Mt 28,19)
El encuentro con Cristo en la Eucaristía suscita el compromiso de la evangelización y el impulso a
la solidaridad; despierta en el cristiano el fuerte deseo de anunciar el Evangelio y testimoniarlo en
la sociedad para que sea más justa y humana. De la Eucaristía ha brotado a lo largo de los siglos
un inmenso caudal de caridad, de participación en las dificultades de los demás, de amor y de
justicia. “Sólo de la Eucaristía brotará la civilización del amor.”3
2.2.- LA FE ES GRATUIDAD
“Gratis lo recibisteis; dadlo gratis…” (Mt 10,8). “¡Ojalá que esa tu fe, que nos es común, se vuelva
activa y llegues a conocer todo el bien que podemos realiza por Cristo!” (Flm 1,6). “La fe, en
efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como
experiencia de gracia y de gozo” (Benedicto XVI).
La fe es un don, y la gratuidad es una auténtica novedad en una sociedad como la nuestra, donde todo tiene un precio, se compra y se vende. Los cristianos somos llamados a introducir la gratuidad de los detalles en la vida de cada día. Somos testigos de Jesús, el que derrochó la gracia
sobre nosotros, mostrando que es posible vivir un amor gratuito y desinteresado. Nuestra vocación eucarística es don y gratuidad que ha de llevarnos también a ser respetuosos con los demás,
a dar lo mejor de nosotros mismos en esta nuestra sociedad que todo se vende y compra, y nos
cuesta entender y descubrir muchas veces la gratuidad con que Dios se nos ofrece en cada instante. “Habéis sido salvados mediante la fe; y esto no es algo que venga de vosotros, sino que es
un don de Dios; no viene de las obras para que nadie pueda presumir” (Ef 2,8-9) “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida…”4
En dos cosas convienen o se encuentran la gracia natural y la sobrenatural: primero, en que ambas
son gratuitas o graciosamente dadas; y éste es uno de los motivos porque esta cualidad o accidente de los hombres se llama gracia o don de Dios, sea en el orden natural, sea en el sobrenatural. Ya veremos que esta gratuidad de la gracia, no exime al hombre de prepararse con ciertas
disposiciones para recibirla, para usarla debidamente y para aumentarla.5
3.3.- LA FE SE COMPARTE
“Fijos los ojos en Jesús, autor y perfeccionador de la fe.” (Hb 12,2). “Permaneced firmes, unidos
en un mismo Espíritu, luchando todos a una por la fe del evangelio.” (Flp 1,27). Quien ama la propia fe se preocupará también de testimoniarla, de llevarla a los demás y permitir a los otros participar en ella. La falta de celo misionero es carencia de celo por la fe. Al contrario, la fe se robustece
trasmitiéndola. ¿Tenemos interés en transmitir la fe y en conquistar para la fe a los no cristianos? 6
3. CELAM, Aparecida, 4.
4. Deus Caritas Est, 1.
5. Cf. M. GONZÁLEZ, La Gracia en la Educación en OOCC III, 3866
6. Cf. Lineamenta Sínodo Obispos Nueva Evangelización, 10.
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Por lo tanto, la transmisión de la fe es una dinámica muy compleja que implica en modo total la fe
de los cristianos y la vida de la Iglesia. No se puede transmitir aquello en lo cual no se cree y no
se vive. Un signo de fe consolidada y madura es, precisa-mente, la naturalidad con la cual comunicamos la fe a los otros. “Llamó a los que él quiso…, para que estuvieran con él, y para enviarlos
a predicar” (Mc. 3,13-14). No se puede transmitir el Evangelio sin saber lo que significa “estar”
con Jesús, vivir en el Espíritu de Jesús la experiencia del Padre; así también, paralelamente, la experiencia de “estar” con Jesús impulsa al anuncio, a la proclamación, al compartir lo que se ha
vivido, habiéndolo experimentado como bueno, positivo y bello. La llamada de la fe, que es don
y experiencia para cada hombre, es también invitación a descubrir el verdadero rostro de DiosPadre.7
4.4.- LA FE NOS LLEVA A ASOMBRARNOS
“A Tito, mi verdadero hijo en nuestra fe común, gracia y paz de parte de Dios Padre” (Tt 1,4). “La
autenticidad de vuestra fe, más valiosa que el oro, que es caduco aunque sea acrisolado por el
fuego, será motivo de alabanza, gloria y honor, el día que se manifiesta nuestro Señor Jesucristo.” (1P 1,7)
Nosotros, lo que creemos, tenemos que ser personas asombradas, porque nadie nos ha regalado nunca tanto como Dios. El asombro es la respuesta a las obras de Dios (cf. Jn 6,29). Y este
asombro lo iremos descubriendo en el amor, la entrega, el servicio callados y gratuitos. El asombro nos lleva a mirar de forma nueva toda la realidad que nos rodea, nos lleva a un estilo de vida
austero, libre, entregado… El asombro nos limpia el corazón para poder ver y testimoniar a Dios
en una sociedad tan competitiva, interesada y compleja como la nuestra.
5.5.- FE Y CARIDAD VAN JUNTAS
“¿De qué le sirve a uno tener fe si no tiene obras?” (St 2,14-18). La fe y el amor se necesitan mutuamente. Gracias a la fe podemos reconocer, en quienes piden nuestro amor, el rostro del Señor Resucitado. “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis pequeños hermanos, conmigo lo
hicisteis” (Mt 25,40). El testimonio de la caridad nos permite ir por la vida con los ojos abiertos
para ver la realidad de los pobres, de los que sufren, de las víctimas, de los necesitados de todo
tipo. La fe nos compromete a cambiar las situaciones con las que nos vamos encontramos. No
podemos pasar, ni ser indiferentes.
6.6.- TESTIGOS DE FE HOY
“Vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio” (Jn 15,27). Nuestro Padre
dice: “Subrayo el estáis conmigo, para que resalte la razón y el valor del testimonio que habían de
dar de Él”.8
¿Cómo ser testigos de la fe, en Jesús Eucaristía, en esta hora que nos ha tocado vivir? También
como Santa Teresa, podemos afirmar que estos momentos nuestros son “tiempos recios”.
¿Cómo testimoniar la fuerza y la belleza de la fe en estos tiempos para que ésta sea creíble?
¿Cómo redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe?
Tenemos que aprender a ser testigos de fe, en un mundo que cambia muy velozmente, pues nos
7. Cf. Ídem, 12.
8. M. GONZÁLEZ, Así ama Él en OOCC I, 289.
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sostenemos y apoyamos en “Jesucristo que es el mismo ayer, hoy y siempre.” (Hb 13,8)
Cómo hicieron los primeros cristianos, como hicieron los primeros miembros de la UNER,
(nuestras hermanas y hermanos mayores que nos precedieron), tenemos que cada día aprender
a recuperar la originalidad y belleza del Evangelio y la Eucaristía y proponérselo a quienes nos rodean. Vivir la fe hoy y ser testigo, nos llevará a estar sobre nosotros mismos, para no desanimarnos, ni cruzarnos de brazos y tirar la toalla, como decía Juan XXIII, para que no nos venga “el cansancio de los buenos”.
Somos testigos de la fe gracias a la fuerza del Espíritu. “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que
vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos… hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8). La gracia
del Espíritu nos lleva a ser testigos de Jesús, discípulos suyos; Él nos empuja a ser misioneros de la
Buena Nueva con nuestra vida. Testigos en todo momento y situación. Nada ni nadie nos puede
separar de la experiencia honda de ser amados por Jesús. Su amor nos basta. No podemos escondernos ante las dificultades. “No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor” (2Tm
1,8).
7.7.- LLAMADOS Y ENVIADOS DESDE LA EUCARISTÍA
No podemos guardar para nosotros el amor que celebramos en el Sacramento. Éste exige por su
naturaleza que sea comunicado a todos. Lo que el mundo necesita es el amor de Dios, encontrar
a Cristo y creer en Él. Por eso la Eucaristía no es sólo fuente y culmen de la vida de la Iglesia; lo es
también de su misión: “Una Iglesia auténticamente eucarística es una Iglesia misionera”.
También nosotros podemos decir a nuestros hermanos con convicción: “Eso que hemos visto y
oído os lo anunciamos para que estéis unidos con nosotros” (1Jn 1,3). Verdaderamente, nada
hay más hermoso que encontrar a Cristo y comunicarlo a los demás. Además, la institución de la
Eucaristía anticipa lo que es el corazón de la misión de Jesús: Él es el enviado del Padre para la
redención del mundo (cf. Jn 3,16-17; Rm 8,32).
“En la última cena Jesús confía a sus Discípulos el sacramento que actualiza el sacrificio que Él ha
hecho de sí mismo en obediencia al Padre para la salvación de todos nosotros. No podemos
acercarnos a la Mesa eucarística sin dejarnos llevar por ese movimiento de la misión que, partiendo del corazón mismo de Dios, tiende a llegar a todos los hombres. Así pues, el impulso misionero es parte constitutiva de la forma eucarística de la vida cristiana.”9
REFLEXIÓN PERSONAL Y GRUPAL
Textos de las Escrituras, del Magisterio de la Iglesia más reciente y del Bto. Manuel González que
hablen de los siete puntos arriba indicados.
9. Sacramentum Caritatis, 84.
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MOMENTO ORANTE
“Quédate con nosotros, Señor,
acompáñanos, aunque no siempre hayamos sabido reconocerte.
Quédate con nosotros,
porque en torno a nosotros se van haciendo más densas las sombras, y Tú eres la Luz;
en nuestros corazones se insinúa la desesperanza,
y Tú los haces arder con la certeza de la Pascua.
Estamos cansados del camino,
pero Tú nos confortas en la fracción del pan
para anunciar a nuestros hermanos que en verdad Tú has resucitado
y que nos has dado la misión de ser testigos de tu resurrección.
Quédate con nosotros, Señor,
cuando en torno a nuestra fe católica surgen las nieblas de la duda,
del cansancio o de la dificultad:
Tú, que eres la Verdad misma como revelador del Padre,
ilumina nuestras mentes con tu Palabra; ayúdanos a sentir la belleza de creer en Ti.
Quédate en nuestras familias, ilumínalas en sus dudas,
sostenlas en sus dificultades,
consuélalas en sus sufrimientos y en la fatiga de cada día,
cuando en torno a ellas se acumulan sombras que amenazan su unidad y su naturaleza.
Tú que eres la Vida, quédate en nuestros hogares,
para que sigan siendo nidos donde nazca
la vida humana abundante y generosamente,
donde se acoja, se ame, se respete la vida
desde su concepción hasta su término natural.
Quédate, Señor,
con aquellos que en nuestras sociedades son más vulnerables;
quédate con los pobres y humildes,
con los indígenas y afroamericanos,
que no siempre han encontrado espacios y apoyo
para expresar la riqueza de su cultura y la sabiduría de su identidad.
Quédate, Señor, con nuestros niños y con nuestros jóvenes,
que son la esperanza y la riqueza de nuestro continente,
protégelos de tantas insidias que atentan contra su inocencia
y contra sus legítimas esperanzas.
¡Oh buen Pastor, quédate con nuestros ancianos y con nuestros enfermos!
¡Fortalece a todos en su fe para que sean tus discípulos y misioneros!”
(BENEDICTO XVI, Discurso Inaugural en Aparecida)
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OBJETIVO:
Redescubrir la fe como discípulo que vive la novedad de la Eucaristía que lo capacita para profesar sin temor su adhesión a Dios y a la Iglesia.
IDEA ESENCIAL
Vivir la fe como discípulos nos lleva a profesarla como testigos.
1- La fe, don que se acoge con gozo,
2- La relación con Dios desde la fe
3- El valor de testimoniar la fe
4- El discípulo confiesa la fe en plenitud.
INTRODUCCIÓN
Estamos comenzando el año de la fe, un nuevo curso, una nueva oportunidad para alegrarnos del
reencuentro con la fe profunda y personal. Vivir la fe nos hace discípulos y profesarla nos hace
testigos del amor incondicional que Dios nos tiene.
Este curso, donde la fe es el eco, la voz, la razón de nuestro existir como discípulos nos vamos a
encontrar con Jesús que nos interpela: Y tú, ¿quién piensas que soy yo? ¿qué significo para ti?
Y nosotros situados ante Jesús: ¿Qué significamos para Él? ¿Quién soy yo para Él?
A la primera pregunta, tenemos que dar una respuesta desde nuestra fe. A la segunda Jesús nos
ha dado muchas respuestas y podemos encontrarlas en su Palabra, en los acontecimientos, en su
entrega en la Eucaristía.
“La fe como puerta abierta a la Eucaristía” nos permite entrar y salir. Contemplar, vivir y descubrir.
Testificar, anunciar y comunicar lo que hemos visto y oído al otro lado de esa puerta, donde Jesús Eucaristía nos espera para transformarnos de discípulos, en testigos.
→ Para reflexionar:
Abriendo puertas
En un país en guerra había un rey que causaba espanto: A sus prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una puerta inmensa de hierro del
otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre.
En esta sala les hacía formar un círculo y les decía:
– Ustedes pueden elegir entre morir a flechazos por mis arqueros o pasar por aquella puerta...
Detrás de esa puerta YO LOS ESTARÉ ESPERANDO...
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Todos elegían morir a manos de los arqueros.
Al terminar la guerra un soldado, que por mucho tiempo había servido al rey, se dirigió al soberano:
– Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?
– Dime, soldado.
– Señor, ¿qué hay detrás de la puerta?
El rey contestó:
– Ve y mira tú mismo.
El soldado abrió temerosamente la puerta, y a medida que lo hacía rayos de sol entraron y la luz
invadió el ambiente. Finalmente, sorprendido, descubrió que... la puerta se abría ante un camino
que conducía a la LIBERTAD!!!
El soldado, embelesado, miró a su rey, quien le dijo:
– Yo les daba la oportunidad de hacer una ELECCIÓN, pero por temor preferían morir a arriesgarse a abrir esa puerta.
1- ¿Cuántas puertas dejamos de abrir por miedo a arriesgar?
2- ¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro sólo por miedo de abrir la
puerta de la fe?
DESARROLLO:
• Iluminación desde la Palabra:
° Proclamación de fe de Marta:
“Revivirán tus muertos, tus cadáveres resurgirán, despertarán y darán gritos de júbilo los
moradores del polvo.” (Is 26,29) Esta es la profecía que había hecho Isaías para los tiempos
mesiánicos. Y Marta proclama que esta profecía se está cumpliendo en Jesús. Ella es discípula que, también en la hora del duelo, puede sostener la convicción del corazón.
“Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. Y todo el que vive y cree
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m o r i r á
j a m á s .
¿ C r e e s
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Le dice ella: Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al
mundo.” (Jn 11,25-27)
Es el primer credo de la historia. Marta cree, esta es su procla-
mación de fe.
° Proclamación de fe de Pedro:
“Por el camino, Jesús hizo esta pregunta a sus discípulos: -¿Quién dice la gente que soy yo?
Ellos le dijeron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.
Y vosotros ¿quién decís que soy yo? Pedro le contesta: Tú eres el Cristo.” (Mc 8, 27-30)
° Proclamación de fe de Pablo de Tarso:
“Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación, escogido para el Evangelio de Dios,
que había ya prometido por medio de sus profetas en las Escrituras Sagradas,
acerca
de su Hijo, nacido del linaje de David según la carne, constituido Hijo de Dios con poder,
según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos, Jesucristo Señor
nuestro, por quien recibimos la gracia y el apostolado, para predicar la obediencia de la fe
a gloria de su nombre entre todos los gentiles, entre los cuales os contáis también vosotros, llamados de Jesucristo, a todos los amados de Dios que estáis en Roma, santos por
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vocación, a vosotros gracia y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Ante todo, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo, por todos vosotros, pues vuestra fe es alabada en todo el mundo.” (Rm 1,1-8)
° “ El
tiempo se ha cumplido y el Reino
convertíos y creed en la Buena Nueva.” (Mc 1,15)
de
Dios
está
cerca;
1.1.- La fe, don que se acoge con gozo
La fe consiste en confiar en el tesoro depositado en nosotros. A veces sentimos el amor de Dios,
pero hemos de aprender también a confiar sin sentir nada. Es un regalo que no debemos rechazar por lo que contiene, hay que atreverse a abrirlo, muchas veces el miedo nos paraliza y dejamos pasar tiempo sin abrir el regalo, pensando que no merece la pena porque su apariencia es
sencilla y poco atrayente, pero dentro está el tesoro que jamás nos hubiéramos imaginado, cuando lo abrimos nos llenamos de sorpresa y alegría.
El amor de Dios que arde en nosotros es más profundo que nuestras emociones o nuestra capacidad de comprender. Por eso, aún cuando nos encontremos en medio del desierto, y precisamente cuando estamos perdidos en el, es importante reavivar la fe confiada en la presencia de
Cristo Eucaristía.
Jesús no nos dicta la solución de nuestros problemas, pero nos dice: No tengáis miedo, aquí estoy”. Reconocer, aceptar su presencia en esta simplicidad que nos desarma hace manar una fuente, una vida nueva.
Esta alegría tan sencilla de su presencia es la que hace brotar en nosotros el sí a Dios, viviendo
como discípulos.
Sabemos que permanecer fieles significa permanecer en la fe, que puede ser sometida a duras
pruebas. Todos nosotros, en nuestro entorno conocemos tantas situaciones de ruptura. Creemos
que Dios no abandona y los que han experimentado un fracaso en su compromiso de vida salen
fortalecidos si ese fracaso se ha vivido desde la fe creída, no sentida. Sentir la fe es un don que
se nos da en ocasiones, vivirla es el don que se nos da siempre que queramos acogerlo.
2.–
2.– La relación con Dios desde la fe
Es muy frecuente confundir la relación de discípulo con los medios para mantener esa relación.
- No soy un discípulo creyente y no tengo relación personal con Jesús, relación afectiva: la fe es
solo una bonita idea.
Por desgracia muchos creyentes solo tienen con Jesús una relación ideológica, se aceptan los
dogmas, las causas éticas, los ideales de la vida, pero se está lejos de una auténtica relación personal.
El amor de Jesús Eucarístico, está fundamentado en su gratuidad, no en deseos y proyectos, es
Jesús quien tiene la iniciativa en esta relación, se ha quedado en la Eucaristía por nosotros, porque le interesamos, porque nos ama, el nos amó primero... En la relación, Él es el Centro, por eso
es tan importante en la fe, dejarle que nos acompañe en nuestra existencia, a vivir en plenitud con
y desde Él.
La oración es un medio para encontrarnos con Jesús, por eso no debemos dejarla; los sacramentos son medios para fortalecer esa relación. La vida ordinaria, el trabajo, las personas, los
acontecimientos, son medios para vivirlos desde la clave de la fe y fortalecen esa relación.
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3.–
3.– El valor de testimoniar la fe
La renovación del carisma pasa por el testimonio.
Dentro de la Familia Eucarística Reparadora hemos tenido muchos testigos de la fe, los cuales debemos conocer, aprender de su testimonio.
• Manuel Lozano Garrido (Lolo )
Lolo (1920-1971) además de miembro de Acción Católica toda su vida, también fue Discípulo
de San Juan. “Lolo” fue periodista cristiano, trabajador infatigable, fundador de la revista “Sinaí”,
autor de varios libros, que transcribía su hermana Lucy.
Estuvo inválido durante 28 años y ciego los últimos 8. Fue un gran amante de la Eucaristía y de la
Virgen, que eran su devoción y su fuerza. A los 16 años, durante la guerra civil española, es designado como “Tarsicio” para llevar clandestinamente la comunión, por ello fue encarcelado y pasó
la noche del Jueves Santo en prisión, adorando al Santísimo Sacramento, porque su hermana se
lo pudo pasar escondido en un ramo de flores.
Fue Beatificado el 12 de junio de 2010 en Linares (Jaén) lugar donde nació y vivió.
• Aurora Calvo
Nació en Béjar (Salamanca) , el 9 de diciembre de 1901.
De carácter sencillo y alegre. Sin perder nunca su habitual naturalidad, sobresale en la práctica de
grandes virtudes: humildad, pureza, paciencia, amor a los pobres y conformidad total con al voluntad de Dios.
Centro de su vida espiritual es su encendido amor a Jesucristo: amor que se manifiesta en su fervor y apostolado eucarístico; como María de los Sagrarios, fundada del centro de Béjar; en su entusiasmo por la Catequesis restaura y sostiene la catequesis en su parroquia; escribe cartas espirituales, dirigidas a diversas clases de personas; en el cariño entrañable por la formación moral de
las jóvenes obreras y en la propaganda constante por las Misiones y las Obras Pontificias.
Está abierto su proceso de beatificación.
• Beata Alejandrina María Da Costa:
Costa Portugal
María del Sagrario, llamada “pequeña hostia sonriente”. Copió el epitafio del Beato Manuel González para su tumba.
• Luisa Bernal, presidenta de la UNER en Alicante
Mujer sabia y sencilla. Tenía su trabajo de profesora, su familia, pero supo llevar a Dios siempre en
su corazón, orando y ofreciendo a los demás ese Amor que se reflejaba en su sonrisa.
Allá donde estaba daba testimonio de su fe, con sus alumnos, con su familia, con sus amigos.
Hizo suya la doctrina del Beato Manuel, poniendo su vida al servicio de los demás.
Supo gozar del Amor de Dios, y supo sufrir un cáncer siendo aún joven, con la elegancia de una
mujer fuerte y llena de fe, que se abrazaba a la cruz.
En su labor del día a día, hacía de lo ordinario algo extraordinario y como ofrenda de amor. Todo
esto lo hemos vivido a su lado, en las convivencias, en los retiros... en cualquier reunión nos trasmitía ilusión, alegría, a su lado se trabajaba con fe ofreciendo todo a Dios. Murió en 2007.
(Testimonio de Ana María, compañera y amiga)
• Alejandro Centurión
Nació en Santiago del Estero (Argentina) el 23 de septiembre de 1975. En el jubileo del 2000
conoció el carisma eucarístico reparador gracias al grupo JER de Monte Quemado. En 2004 fue
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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Formación UNER 18
elegido Presidente nacional de la UNER.
Vivió en una constante entrega a los niños de la calle, los enfermos, ancianos y desvalidos. Aspiraba a construir una sociedad más justa y para ello se comprometió en varios proyectos de desarrollo humano, denunciando todo aquello que atentara contra bien y la verdad.
El 27 de noviembre de 2005, la puñalada de un joven bajo los efectos de la droga puso punto
final a la comprometida vida de un miembro de la Unión Eucarística Reparadora, que supo proyectar su amor a Cristo Eucaristía, trabajando en favor de los que sufren.
• Beata Pilar Villalonga – María de los Sagrarios, Mártir de Valencia. (1891-1936) Mártir.
• Beato Enrique Vidaurreta Palma - Misionero Eucarístico Diocesano, Rector del Seminario
de Málaga (1863-1936) Mártir.
• Diácono Juan Duarte Martín - Discípulo de San Juan de la Diócesis de Málaga (19121936) Mártir.1
Un ejército de hombres y mujeres que han dejado la huella del Evangelio y de la Eucaristía y nos
interrogan: ¿Qué haces con tu fe?
Podemos mencionar muchas personas que han pasado por la UNER y que vosotros conocéis en
cada lugar, podéis hablar de ellos…
4.4.- El discípulo confiesa la fe en plenitud
Al tomar conciencia de la gran riqueza del carisma eucarístico reparador, del que somos depositarios, brota espontáneamente la actitud de agradecimiento del don del Señor. Nos sentirnos dichosos de haber sido elegidos y llamados por Él para seguirle a través de este Carisma, que nos
mueve al compromiso vivido en fidelidad dinámica y en coherencia.
Necesitamos profundizar constantemente en lo que supone nuestra vocación laical desde el Carisma a través de la formación. Una formación concebida como instrumento que verifique y potencie en el proceso formativo, la revisión de vida personal y grupal para vernos a la luz de Dios y
tomar las decisiones oportunas para el crecimiento personal.
REFLEXIÓN PERSONAL Y GRUPAL
1- Tomando como referencia el Catecismo de la Iglesia Católica elaborar una Hora Santa sobre el
tema“Creo en Jesucristo”.
2- Estudiar a nivel personal la Constitución Lumen Gentium, del Concilio Vaticano II.
3- Del libro En busca del Escondido, leer el nº 91
¿Qué fue lo que movió a los vecinos del pueblo?
a) Desde la fe,
b) Desde el amor,
c) Desde el testimonio.
4- Nuestra vida, ¿manifiesta claramente lo que en realidad decimos ser? ¿Cómo podemos hacer
que nuestro testimonio sea cada vez más claro y llegue sin distorsiones a los que nos rodean?
1. Recursos para conocer a este y otros mártires de Málaga: www.diocesismalaga.es.. Video, “Seminario de Málaga:
semillero de santidad”. Folleto de la Diócesis de Málaga.
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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Formación UNER 18
Son preguntas que debemos hacernos personal y comunitariamente y que lleven a planteamientos concretos para hacer más vivo nuestro testimonio, para que nuestra luz brille con fuerza en
nuestro mundo y manifieste que Jesús vive.
5- Investigar testimonios de los miembros UNER que nos precedieron.
(Estas reflexiones se pueden hacer en varias actividades).
ESTILO DE VIDA
Orar a nivel personal alguna parte del credo en algún espacio del día.
En el trabajo, en el mercado, en la calle en las fiestas, no sentir miedo y vergüenza de mi fe, sentir
en mi interior la fuerza y certeza que Jesús esta contigo.
MOMENTO ORANTE
Canto: Yo no soy nada
1- El Credo del discípulo
L- Porque creo que:
Pertenezco a la comunión de los no-avergonzados.
tengo la fuerza del Espíritu Santo.
T- Señor yo creo pero aumenta mi fe
L- Porque creo que:
La suerte ha sido echada.
He cruzado la línea.
La decisión ha sido hecha.
Soy un discípulo de Jesús.
Mi pasado está redimido.
Mi presente tiene sentido
y mi futuro está seguro.
T- Señor yo creo pero aumenta mi fe
L- Porque creo que:
He terminado y concluido con la vida superficial:
El planear pequeñamente,
El tener sueños descoloridos,
visiones insípidas, hablar mundano,
T- Señor yo creo pero aumenta mi fe
L- Porque creo que:
Ya no necesito preeminencia, prosperidad,
posición, promociones o popularidad.
No tengo que tener la razón, ser primero,
reconocido, considerado o recompensado.
T- Señor yo creo pero aumenta mi fe
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Formación UNER 18
L- Porque creo que:
Ahora vivo por fe, me apoyo en tu Presencia,
camino con paciencia, vivo mediante oración
y trabajo como un servicio.
T- Señor yo creo pero aumenta mi fe
L- Porque creo que:
Mi mirada está fija en Ti, mi tramo es pausado
mi meta es el cielo, mi camino es estrecho,
mi senda es áspera, mis compañeros pocos,
mi guía es la Confianza, y mi misión es clara.
T- Señor yo creo pero aumenta mi fe
L- Porque creo que:
No puedo ser comprado, y si comprometido.
T- Señor yo creo pero aumenta mi fe
L- Porque creo que:
Soy un discípulo de Jesús, lo amo hasta no poder.
Dar hasta caer, predicar hasta que todos sepan,
y trabajar hasta que Él me pare.
Y cuando venga a buscar a los suyos,
no tendrá ningún problema en reconocerme
Mi bandera se verá claramente.
T- Señor yo creo pero aumenta mi fe
2- Encender velitas y con flores adornar la pila bautismal de nuestra parroquia.
3- Unidas nuestras manos. profesamos juntos el credo.
BIBLIOGRAFÍA TEMA 2
Biblia
JUAN PABLO II: Carta encíclica Redemptoris Missio , 1990.
BENEDICTO XVI:
•
Carta Apostólica Porta Fidei, 2011
•
Audiencia General, miércoles 05 julio 2006.
Instrumentum laboris de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre: “La
Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, 7 - 28 de octubre 2012.
XVII ASAMBLEA GENERAL DE CONFER, Nacer de nuevo para una esperanza viva. Ponencia de la Asamblea, Madrid, 16-18 de noviembre 2010.
GONZÁLEZ GARCÍA Manuel , En busca del escondido en Obras Completas II. Escritos de Espiritualidad Sacerdotal, 1999.
GARRIDO Javier , Camino de transformación personal. Sabiduría cristiana, San Pablo, Madrid 2008.
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Formación UNER 18
ANEXO
TEMA
2
A) Iluminación desde el Magisterio
Porta Fidei (2011) - nº 13
“Por la fe, los apóstoles dejaron todo para seguir al Maestro, por la fe, los discípulos formaron la
primera comunidad reunida en torno a la enseñanza de los apóstoles, por la fe, los mártires entregaron su vida, por la fe, hombres y mujeres han consagrado su vida a Cristo, por la fe, hombres y
mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida, han confesado a lo
largo de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús…”.
Redemptoris Missio (1990) - nº 42
“El hombre contemporáneo cree más a los testigos que a los maestros. El testimonio de vida cristiana es la primera e insustituible forma de la misión… La primera forma de testimonio es la vida
misma del misionero… y de la comunidad… que hace visible un nuevo modo de comportarse.”
Esto nos hará progresivamente testigos en la vivencia del carisma y así podrá llegar nuestro testimonio a las personas que nos rodean. “Brille así vuestra luz en medio del mundo para que todos
vean vuestras buenas obras y den gracias al Padre”(Mt 5,16).
Benedicto XVI, Audiencia General 05 julio 2006
“Juan es el discípulo predilecto que «está en la Última Cena», así como «a los pies de la Cruz al
lado de la Madre de Jesús»; y es «testigo de la presencia del Resucitado».
Por ello algunos expertos exégetas lo consideran «el prototipo del discípulo de Jesús», que desea «hacer de cada uno de nosotros un discípulo que vive una amistad personal con Él. Para ello,
no basta seguirlo y escucharlo exteriormente, sino vivir con Él y como Él. Esto es posible en un
contexto de gran familiaridad, impregnado del calor de una confianza total». El discípulo amado
nos enseña a confesar nuestra fe sin temor.
«Juan forma siempre parte del grupo que acompaña a Jesús en determinadas ocasiones y en la
Iglesia de Jerusalén ocupó un puesto relevante. Para Pablo es una de las ‘columnas’ de la comunidad.”
Instrumentum laboris del Sínodo de los Obispos sobre “La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana” (2012) - nº 18
“La fe cristiana no es sólo una doctrina, una sabiduría, un conjunto de normas morales, una tradición. La fe cristiana es un encuentro real, una relación con Jesucristo. Transmitir la fe significa crear
en cada lugar y en cada tiempo las condiciones para que este encuentro entre los hombres y Jesús se realice. El objetivo de toda evangelización es la realización de este encuentro, al mismo
tiempo íntimo y personal, público y comunitario. Como ha afirmado el Papa Benedicto XVI: «No
se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un
acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. [...] Y, puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1Jn 4,10), ahora el
amor ya no es sólo un “mandamiento”, sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a
nuestro encuentro». En el ámbito de la fe cristiana, el encuentro con Cristo y la relación con él tie-
La fe, puerta abierta a la eucaristía
18
Formación UNER 18
nen lugar «según las Escrituras,» (1Co 15,3.4) La Iglesia misma se conforma precisamente a partir
de la gracia de esta relación.”
B) Iluminación desde los textos carismáticos
En busca del escondido. OOCC II - nº 2683
“Una hora de silencio de Jesús en el Sagrario me enseña mas la paciencia y la humildad, que todos los discursos y libros de los sabios y de los santos en todos los siglos”
En busca del escondido. OOCC II - nº 2709
“No os habéis fijado en que la fe de muchas gentes casi se reduce a admirar lo que Jesucristo
hizo en el Evangelio sin cuidarse de esperar y creer lo que hace y hará en el Sagrario? Sacerdotes,
hombres de obras, evangelizadores del pueblo, ¿sabéis de dónde vienen ordinariamente vuestras tristezas, vuestros desalientos y vuestras inquietudes de espíritu ?
Vienen de establecer, no doctrinalmente que sería una herejía, sino prácticamente y aun sin daros
cuenta, dos Jesucristos; uno el del Evangelio que hizo muchos milagros y otro el del Sagrario que
podría hacerlos, pero parece que no esperáis que los repetirá.
Predicadores, confesores, catequistas, directores de almas, introducid ese presente de indicativo
en vuestro lenguaje y veréis cómo eucaristizáis vuestros ministerios y cómo les daréis fecundidad
¡infinita!”
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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Formación UNER 18
Tema
3
OBJETIVO:
Redescubrir la importancia de celebrar la fe en la Iglesia, desde una comunidad parroquial concreta.
IDEA ESENCIAL: SÍNTESIS DE CONTENIDOS
La UNER, como movimiento eclesial, está llamada a vivir y celebrar la fe en y desde la Iglesia, según el carisma eucarístico reparador que el Espíritu Santo ha suscitado en Don Manuel para la Iglesia.
1.– En la fe de la Iglesia
2.– Celebrar la Eucaristía en comunidad de fe
INTRODUCCIÓN:
→ Para pensar: El anciano y la naranja
Un hombre ateo se dirigió al campo para convencer a todos los habitantes del pueblo sobre la
no existencia de Dios, mientras compartía sus teorías con la gente y argumentaba sobre quien le
podía probar que Dios existía, un anciano se acercó y le pidió una naranja, la cual con toda paciencia peló, y sin prisa alguna se la comió entera, cuando finalizó preguntó al hombre ateo:
- ¿Señor podía usted decirnos a mí y a toda la gente del pueblo, cómo estaba la naranja que acabo de comerme, estaba dulce o estaba amarga?
El ateo, se sonrió sarcásticamente y dijo:
- Anciano cómo pretende usted que yo le diga cómo estaba la naranja que se comió si dulce o
amarga, si no fui yo quien se la comió.
El anciano le respondió:
- Pues verá usted, así mismo es Dios, no se puede decir nada acerca de Él si no lo ha probado.
→
¿Qué es para ti “gustar” a Dios?
Celebra la fe es como “probar”, gustar el don de Dios que alimenta nuestra esperanza y da sentido a nuestra existencia. Hay muchas personas que no han experimentado aún esta realidad. El
Bto. Manuel González nos invita:
“Sacerdotes, Marías, almas conquistadoras, ¿vamos a empeñarnos de verdad en meter en los
oídos y en el corazón de los que nos rodean el domicilio actual del Corazón de Jesús? Sí,
que por lo menos sepan en dónde vive…” 1
1. M. GONZÁLEZ, En busca del Escondido en OOCC II , 2673.
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Formación UNER 18
DESARROLLO:
1.1.- EN LA FE DE LA IGLESIA
“En la comunidad primitiva de Jerusalén, los discípulos «acudían asiduamente a la enseñanza de
los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones» (Hch 2, 42): la comunión en
la fe. La fe de los fieles es la fe de la Iglesia recibida de los Apóstoles, tesoro de vida que se enriquece cuando se comparte.”2
Nadie cree solitariamente. El creyente es siempre miembro de la Iglesia. Cada creyente recibe la
noticia de la fe a través de otro creyente que ha creído antes de él. La Iglesia es la comunidad de
los creyentes. Esto es lo que caracteriza más profundamente a la Iglesia: haber transmitido y ofrecido sin cesar, desde el tiempo de los Apóstoles y de generación en generación, la fe en Jesucristo y, por ellos, la comunión de vida y amor con Dios a todos los hombres.
En el interior de la Iglesia, los creyentes dan testimonio de su fe con palabras y obras: todos los
que creen en Jesucristo constituyen dentro de la Iglesia una gran comunidad de fe. Pero ante todo la Iglesia es como el “nosotros”, que abarca a todos y cada uno de los creyentes. Para el cristiano, decir “yo creo” es lo mismo que decir: “yo me adhiero a la fe común de la Iglesia”, “creo
en la Iglesia”; dicho de otro modo, es lo mismo que incorporarse a la Tradición viva de la fe que
surge de Cristo y de los Apóstoles y llega hasta nosotros en la vida comunitaria de la Iglesia.
El cristiano, por el hecho de su Bautismo, queda adherido a la fe de la Iglesia, comunidad de fe.3
2.2.- CELEBRAR LA EUCARISTÍA EN COMUNIDAD DE FE
Celebrar…
La vida transcurre muchas veces en medio de acontecimientos rutinarios que ocupan casi mecánicamente las horas y los días. Pero es también la oportunidad para que se den otros acontecimientos, buscados expresamente o simplemente inesperados, capaces de romper esa rutina y
hacer que les dediquemos un tiempo especial para “celebrar”. La diferencia entre unos y otros no
está tanto en lo que realizamos, sino en la forma y en el sentido con el que los vivimos. Son esencialmente significativos no porque sean distintos a los de todos los días, sino porque los vivimos
de una manera diferente.
Esta realidad tan cotidiana nos ayuda a descubrir el valor de saber detenerse para generar un
tiempo distinto al de la rutina diaria, un tiempo para gozar más intensamente de la vida y sus situaciones, realidad que si bien se puede experimentar en las actividades de cada día, se hace más
palpable en esos momentos especiales. Celebrar es una dimensión propia de la vida de las personas humanas.
En un mundo materialista e individualista, la celebración nos permite expresar la propia fe, vivirla
en comunidad y abrirnos al sentido pleno de lo trascendente.
Entendida de esta manera, la celebración es una realidad profundamente humana que nos eleva y
dignifica, impide quedarnos en la dimensión meramente horizontal de la existencia, lleva a Dios y
permite celebrar la vida.
Celebrar, es pues, disponer de un tiempo y de un espacio para que, a través de gestos, signos,
palabras y actitudes, un acontecimiento se haga realmente vital. El cumpleaños, la finalización de
los estudios, el reencuentro con un ser querido y otras mil celebraciones más van alegrando y enriqueciendo el diario vivir. Como en la vida de las personas, hay también momentos significativos
2. Catecismo de la Iglesia Católica, 949.
3. Cf. DELEGACIÓN Y SECRETARIO DE CATEQUESIS DE ARAGÓN, Formación básica para catequistas. Para vivir el Año de la Fe.
“Reaviva el don de la Fe”, pág. 51.
La fe, puerta abierta a la eucaristía
21
Formación UNER 18
en las familias, en los grupos, las comunidades, la historia de los pueblos, etc.4
Liturgia, tiempo para celebrar la Fe en Jesucristo
Lo dicho antes, vale también para la celebración de la fe. Así como es necesario encontrarse con
un amigo o celebrar determinados momentos de la vida, del mismo modo es necesario encontrarse con Dios y con la vida nueva que él ofrece, para renovarnos, entusiasmarnos y animarnos.
Celebrar la fe es tener ese tiempo para el encuentro con el Señor de la vida y de la historia. Para
hacer realidad el seguimiento de Jesús, no basta con “saber” mucho de Él y de su Evangelio, es
necesario “experimentar” su presencia y entrar en relación con su persona viva. La celebración es
el tiempo privilegiado en que el Señor se hace presente para acompañar el caminar de los hombres por la historia. Ese tiempo privilegiado es momento de fiesta, porque es celebrar la salvación, la liberación y la presencia de Jesús resucitado en medio de nosotros, en medio de su pueblo.
Las celebraciones litúrgicas y los sacramentos de la fe son los momentos fuertes de la celebración
cristiana.5
La Iglesia, comunidad de fe, nace y se alimenta del Misterio central de nuestra fe: la muerte y resurrección de Jesucristo. Por tanto, lo que mejor expresa nuestra vocación de discípulos y misioneros es la celebración del Misterio Pascual de Cristo.
La Liturgia es la acción sacerdotal de Jesucristo en la Iglesia, que es prolongación de la presencia
redentora de Jesucristo en medio del mundo. Por esto se dice que el centro de la vida de la Iglesia es la Liturgia.
Cada vez que participamos en la Liturgia saboreamos lo que será la vida eterna: una constante
fiesta en la comunión con Dios y con los hermanos.
La Liturgia es fuente de la vida de la Iglesia, y de sus miembros, pues de la celebración de la Liturgia, sobre todo de la Eucaristía, la Iglesia obtiene la fuerza para dar al mundo un testimonio de
servicio, cercanía, escucha, solidaridad, diálogo, justicia y paz. Por esta razón el Concilio Vaticano
II, en la Constitución sobre la Liturgia nos invita a celebrar la Liturgia de manera consciente, activa y
fructuosa.6 Estas actitudes nos harán crecer como discípulos y misioneros de Jesucristo.
“Por tanto, la Iglesia, con solícito cuidado, procura que los cristianos no asistan a este misterio de
fe como extraños y mudos espectadores, sino que comprendiéndolo bien a través de los ritos y
oraciones, participen conscientes, piadosa y activamente en la acción sagrada, sean instruidos
con la palabra de Dios, se fortalezcan en la mesa del Cuerpo del Señor, den gracias a Dios,
aprendan a ofrecerse a sí mismos al ofrecer la hostia inmaculada no sólo por manos del sacerdote, sino juntamente con él, se perfeccionen día a día por Cristo mediador en la unión con Dios y
entre sí, para que, finalmente, Dios sea todo en todos.” 7
En esta línea también nuestro Fundador insiste en la participación activa en la celebración eucarística:
“Sí, repitámoslo, si la piedad cristiana no ha de ser juego interesado de santitos y altarcitos, como
el que entretiene a los niños, ni tampoco un sentimentalismo histérico, necesita partir de la Misa,
de sus ceremonias y ritos y oraciones, de ella alimentarse y tomar modelos y direcciones, a ella
volver los ojos, la cabeza, el corazón y las manos y no parar hasta que la celebración, y la asistencia, y la participación de la Misa asidua y consciente y, si vale decirlo así, la compenetración con
4. Cf. CELAM, Civilización del amor. Tarea y esperanza, 5.1.
5. Cf. Ídem., 5.2.
6. Cf. Sacrosanctum Concilium, 11.
7. Ídem, 48.
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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Formación UNER 18
la Misa haga otros tantos hijos de Dios inmolados para siempre y ofrecidos cada día en la misma
patena que la Hostia consagrada.”8
Así la Iglesia, que es “casa y escuela de comunión”9 donde los discípulos comparten la misma fe,
esperanza y amor, de celebración en celebración, anunciando el misterio pascual de Jesús «hasta
que venga» (1Co 11,26), peregrina caminando por la senda estrecha de la cruz hacia el banquete
celestial, donde todos los elegidos se sentarán a la mesa del Reino.10
REFLEXIÓN PERSONAL Y GRUPAL
1- Cuando celebramos la Eucaristía:
¿Nos preparamos conscientemente, con el testimonio de vida y la reflexión de la Palabra de
Dios?
¿Crece nuestro compromiso misionero cada vez que salimos de una celebración litúrgica?
2- ¿Cómo estás ayudando, en comunión con tu párroco, a que otros cristianos valores y se acerquen más a la celebración eucarística?
ESTILO DE VIDA
Es un signo característico de la UNER vivir las celebraciones litúrgicas como un encuentro con Jesús Eucaristía con espíritu reparador.11 Por eso generalmente nos involucrarnos en nuestras comunidades parroquiales en los equipos litúrgicos, bíblicos y de catequesis.12
¿En este Año de la Fe, qué podemos renovar, potenciar y/o emprender para que la Eucaristía sea
mejor conocida, celebrada y vivida?
MOMENTO ORANTE
Vivir la fe en comunidad eclesial
Vivir como Iglesia es:
Decir camino compartido,
multitud de manos que se unen
para, entre todos, hacer la marcha más liviana.
Vivir como Iglesia es:
Abrazo de miradas que se buscan
para unirse en Aquel
que por nosotros dio su vida en la Eucaristía .
Es compartir, la vida entrelazada,
reunirse bajo las mismas esperanzas,
vivir las diferencias desde el amor
y el respeto y no desde el egoísmo.
8. M. GONZÁLEZ, Arte y Liturgia en OOCC III, 2569.
9. JUAN PABLO II, Novo Millennium Ineunte, 43
10. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1344.
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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Formación UNER 18
Vivir como Iglesia es:
Hablar de proyecto común,
Misión Compartida,
amor reparador.
Es pensar en el otro,
caminar acompañado y acompañando,
pensar juntos mejor que solos,
no separar y siempre unir.
Es darnos fuerzas entre todos.
Vivir como Iglesia es:
Alentarse con la palmada en el hombro.
Es corrección fraterna, sin miedo a los enojos.
Es animarse a crecer juntos poco a poco.
Es hablar de apertura y entrega,
servicio a los demás, servicio a la comunidad,
desde el carisma que hemos recibido
Vivir como Iglesia es:
Es aprender a tener criterios verdaderos,
la vida fundamentada en Cristo.
Es responder con audacia a los desafíos.
Es común-unidad con el Evangelio,
con la Eucaristía fuente de vida, de esperanza y amor.
Vivir como UNER en Iglesia es:
Compartir la vida de Dios con ilusión,
y alentados por el Espíritu, decir a una sola voz
“Aunque todos te abandonan nosotros no”.
Aquí estamos Señor unidos
y en camino para eucaristizar,
hacer crecer tu comunidad donde pidas.
Amén.
BIBLIOGRAFÍA TEMA 3
Biblia
Concilio Vaticano II. Constitución Dogmática Sacrosanctum Concilium.
JUAN PABLO II:
•
•
Carta Apostólica Dies Domini, 1998.
Carta Apostólica Novo Millennium Ineunte, 2011.
Catecismo de la Iglesia Católica.
CELAM, Civilización del Amor. Tarea y Esperanza. Orientaciones para una Pastoral juvenil Latinoamericana, 1995.
Y SECRETARIO DE CATEQUESIS DE ARAGÓN, Formación básica para catequistas. Para vivir el
Año de la Fe. “Reaviva el don de la Fe”, Comisión Regional de Catequesis de Aragón, 2012.
DELEGACIÓN
GONZÁLEZ GARCÍA, Manuel :
• En busca del escondido en Obras Completas II, 1999.
• Arte y Liturgias en Obras Completas III, 2000.
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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Formación UNER 18
ANEXO
TEMA
3
A) Iluminación desde el Magisterio
Sacrosanctum Concilium (1963) - nº 59
“Los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo
de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios; pero, en cuanto signos, también tienen un fin pedagógico. No sólo suponen la fe, sino que, a la vez, la alimentan, la robustecen y la expresan por
medio de palabras y de cosas; por esto se llaman sacramentos de la fe. Confieren ciertamente la
gracia, pero también su celebración prepara perfectamente a los fieles para recibir fructuosamente la misma gracia, rendir el culto a dios y practicar la caridad.» Por consiguiente, es de suma importancia que los fieles comprendan fácilmente los signos sacramentales y reciban con la mayor
frecuencia posible aquellos sacramentos que han sido instituidos para alimentar la vida cristiana.”
Dies Domini (1998) - nº 31
“«Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo » (Mt ,20). Esta promesa de Cristo
sigue siendo escuchada en la Iglesia como secreto fecundo de su vida y fuente de su esperanza.
Aunque el domingo es el día de la resurrección, no es sólo el recuerdo de un acontecimiento
pasado, sino que es celebración de la presencia viva del Resucitado en medio de los suyos. Para
que esta presencia sea anunciada y vivida de manera adecuada no basta que los discípulos de
Cristo oren individualmente y recuerden en su interior, en lo recóndito de su corazón, la muerte y
resurrección de Cristo. En efecto, los que han recibido la gracia del bautismo no han sido salvados sólo a título personal, sino como miembros del Cuerpo místico, que han pasado a formar
parte del Pueblo de Dios. Por eso es importante que se reúnan, para expresar así plenamente la
identidad misma de la Iglesia, la ekklesía, asamblea convocada por el Señor resucitado, el cual
ofreció su vida «para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos» (Jn 11,52). Todos
ellos se han hecho “uno” en Cristo (cf. Ga 3,28) mediante el don del Espíritu. Esta unidad se manifiesta externamente cuando los cristianos se reúnen: toman entonces plena conciencia y testimonian al mundo que son el pueblo de los redimidos formado por «hombres de toda raza, lengua,
pueblo y nación» (Ap 5,9). En la asamblea de los discípulos de Cristo se perpetúa en el tiempo la
imagen de la primera comunidad cristiana, descrita como modelo por Lucas en los Hechos de los
Apóstoles, cuando relata que los primeros bautizados «acudían asiduamente a la enseñanza de
los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones» (2,42).”
Catecismo de la Iglesia Católica (1992)
nº 1341. “«Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio
de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a
Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura» (SC 47). Este mandamiento de Jesús de repetir sus gestos y sus palabras «hasta que venga» (1Co 11,26), no exige solamente acordarse de Jesús y de lo que hizo. Requiere la celebración litúrgica por los apóstoles y
sus sucesores del memorial de Cristo, de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre.”
nº 1368. “La Eucaristía es igualmente el sacrificio de la Iglesia. La Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, participa en la ofrenda de su Cabeza. Con él, ella se ofrece totalmente. Se une a su intercesión
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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Formación UNER 18
ante el Padre por todos los hombres. En la Eucaristía, el sacrificio de Cristo es también el sacrificio
de los miembros de su Cuerpo. La vida de los fieles, su alabanza, su sufrimiento, su oración y su
trabajo se unen a los de Cristo y a su total ofrenda, y adquieren así un valor nuevo.”
nº 1396. “La Eucaristía hace la Iglesia. Los que reciben la Eucaristía se unen más estrechamente a
Cristo. Por ello mismo, Cristo une a todos los fieles en un solo cuerpo: la Iglesia. La comunión renueva, fortifica, profundiza esta incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo. En el Bautismo fuimos llamados a no formar más que un solo cuerpo (Cf. 1Co 12,13). La Eucaristía realiza esta
llamada: «El cáliz de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo?
y el pan que partimos ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un
solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan» (1Co 10,16-17).”
nº 1342. “Desde el comienzo la Iglesia fue fiel a la orden del Señor. De la Iglesia de Jerusalén se
dice: «Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, fieles a la comunión fraterna, a la
fracción del pan y a las oraciones... Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un
mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y con sencillez de
corazón» (Hch 2, 42.46).”
B) Iluminación desde los textos carismáticos
Arte y Liturgia. OOCC III - nº 5218
“El culto a la Eucaristía y la gran síntesis:
Memorial vivo y realización perenne de la acción del Corazón de Jesús por medio de sus sacerdotes en las almas, y por consiguiente, compendio y esencia de la religión toda con su ciencia, su
culto, sus obras, sus atractivos, sus influencias y su historia es la sagrada Eucaristía.”
La fe, puerta abierta a la eucaristía
26
Formación UNER 18
Tema
4
OBJETIVO:
Vigorizar nuestra forma de vida eucarística, profundizando en la doble vertiente de dar y buscar
compañía reparadora.
IDEA ESENCIAL:
Del encuentro con el Resucitado, que inflama el corazón con la Palabra y nos devuelve su Amor al
partir el pan, es de donde recibe fuerza la exigencia de dar testimonio de la fe en Él, “la fe, en
efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como
experiencia de gracia y de gozo.”1
INTRODUCCIÓN:
Dicen que un día se encontró un compañero con Francisco de Asís que lloraba a gritos en medio
del bosque:
- ¿Por qué lloras, Francisco?
- Porque el amor no es amado.
La Eucaristía, Dios amor no es amado y no precisamente porque vivamos en un mundo secularizado que se organiza sin Él, sino porque, la Eucaristía no es valorada por sí misma.
Hoy, por una marcada mentalidad pragmática y una cultura de la satisfacción de necesidades, las
cosas y las personas se valoran por lo que podamos “sacar” de ellas, todo es utilitario. Con frecuencia nos preguntamos: ¿para qué me sirve esto o lo otro?
Esta mentalidad a veces se “cuela” en nuestra relación con Dios. Los jóvenes, y los no tan jóvenes,
se preguntan ¿de qué sirve ir a Misa? Desde esta manera utilitarista de ver las cosas y las personas,
que nos hace pensar que algo vale si me aporta algún bien concreto, si responde a mis demandas, podemos caer en la tentación buscar “lo útil” en la Eucaristía.
Hay varias formas de hacer que la Eucaristía sea “funcional”. Se supone que tiene que servir para
algo. ¿No es más sencillo y auténtico decir que la Eucaristía no sirve para saciar nuestras necesidades y que por eso es más valiosa? Lo esencial, lo que da vida al corazón, a nuestro ser, lo que
nos hace personas, no pertenece al mundo de lo útil.
¿De qué sirve mirarse a los ojos y amarse? ¿De qué sirve celebrar el aniversario del encuentro que
1. Porta Fidei ,7.
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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Formación UNER 18
dio sentido a nuestra vida? La Eucaristía no sirve para nada, porque en ese sentido es todo. Cuando el Señor, decide construir una historia de amor con nosotros, es absurdo preguntarse para
qué sirve escuchar su Palabra, acompañarle en Sagrario, establecer una relación con Él. Más bien
habrá que celebrar una fiesta y quedarse atónitos de agradecimiento.
Exactamente: admirar, agradecer, dar compañía, gozar… nuestros sentimientos más profundos
son los que nos dan vida, lo más valioso es lo menos utilitario.
1- ¿En qué momentos de mi vida he buscado sacar “algo” de mis encuentros con Jesús
Eucaristía? Esto es una manera de abandono, ¿cuál su raíz?
2- ¿Dar y buscar compañía a Jesús Eucaristía, lo hago desde la historia de amor que Él ha
decidido construir conmigo, o desde mis propios criterios?
DESARROLLO:
•
Iluminación desde la Palabra
° Parábola de la vid y los sarmientos (Jn 15,1-10).
Este texto responde muy bien a la forma de vivir la fe de un miembro de la UNER: Dar y buscar
compañía. Dar, estando, permaneciendo, viviendo como discípulo y buscar, dando fruto, convirtiéndose en misioneros de la fe gozosamente vivida y celebrada.
La vida de fe se da como un proceso de crecimiento. La fe, que es ante todo, una relación con
Dios por medio de Jesucristo, o, por usar la imagen que hoy nos propone Jesús, un injerto, esto
es una inserción gracias a la cual la savia que da vida a la vid pasa también a nosotros, los sarmientos, y nos vivifica. No es sólo un saber y una adhesión teórica, sino un estilo de vida que deriva
de esa inserción en Cristo. Y, como es un proceso de crecimiento no exento de dificultades necesita volver a escuchar, en niveles siempre nuevos, la llamada del Maestro, que nos invita a la
conversión.
En este proceso de crecimiento es fundamental la perseverancia. Sólo así, mediante esta inserción
viva y constante en la relación con Jesús, es posible que las dificultades, límites de la comunidad
(que puede ser la propia familia, el trabajo, la parroquia, el grupo al que pertenezco, la Iglesia como tal), las contrariedades, los sufrimientos y enfermedades, adquieren su verdadero sentido. Esta “podas” nos purifican, nos va haciendo crecer en la fe que nos permite “dar fruto”, como los
sarmientos unidos a la vid.
Como nos ha recordado Santiago, es hora de pasar de las palabras a los hechos, la verdadera fe
debe expresarse en las obras del amor (Cf. 2,14-18).
Es importante subrayar que el fruto ha de ser abundante, no para nosotros, sino para ser ofrecido
como alimento para que el mundo tenga vida. A este mundo, por el que Cristo murió y resucitó,
es al que tenemos que mirar desde la luz que hemos recibido desde la Eucaristía con el don de
la fe en Jesús, el Señor, el Cristo, la Vida que nos transmite la savia que hace que nuestra vida sea
dar y buscar compañía.
Es nuestra tarea hoy invitar a los hombres y mujeres sedientos de Dios y posibilitar su encuentro
con Jesús, ofrecer oasis en los desiertos de la vida. De esto son responsables las comunidades
cristianas y, en ellas, cada discípulo del Señor. Cada uno de nosotros debe dar el testimonio in-
La fe, puerta abierta a la eucaristía
28
Formación UNER 18
sustituible de la fe vivida con gozo para que el Evangelio y la Eucaristía puedan cruzarse con la
existencia de tantas personas en búsqueda.2
•
Iluminación desde el Magisterio
Ad Gentes (1965) - nº 25
“Lleno de fe viva y de esperanza firme, el misionero sea hombre de oración: inflámese en el espíritu de fortaleza, de amor y de templanza.”
Catecismo de la Iglesia Católica (1992)
nº 864. "Siendo Cristo, enviado por el Padre, fuente y origen del apostolado de la Iglesia, es evidente que la fecundidad del apostolado, tanto el de los ministros ordenados como el de los laicos, depende de su unión vital con Cristo (cf. AA 4; Jn 15, 5). Según sean las vocaciones, las interpretaciones de los tiempos, los dones variados del Espíritu Santo, el apostolado toma las formas más diversas. Pero la caridad, conseguida sobre todo en la Eucaristía, «siempre es como el
alma de todo apostolado» (AA 3).”
nº 1327. “La Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe: «Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucaristía, y a su vez la Eucaristía confirma nuestra manera de pensar» (S. Ireneo de
Lyon).”
Porta Fidei (2011) - nº 7
“«Caritas Christi urget nos» (2Co 5,14): es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos
impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su
Evangelio a todos los pueblos de la tierra (cf. Mt 28,19). Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a
los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del
Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría
de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. El compromiso misionero de los
creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento cotidiano de su amor, que nunca puede faltar.”
Aparecida (2012)
nº 28. “En el encuentro con Cristo queremos expresar la alegría de ser discípulos del Señor y de
haber sido enviados con el tesoro del Evangelio. Ser cristiano no es una carga sino un don: Dios
Padre nos ha bendecido en Jesucristo su Hijo, Salvador del mundo.”
nº 131. “Jesús invita a encontrarnos con Él y a que nos vinculemos estrechamente a Él, porque es
la fuente de la vida (cf. Jn 15,5-15) y sólo Él tiene palabras de vida eterna (cf. Jn 6,68). En la convivencia cotidiana con Jesús y en la confrontación con los seguidores de otros maestros, los discípulos pronto descubren dos cosas del todo originales en la relación con Jesús. Por una parte,
no fueron ellos los que escogieron a su maestro fue Cristo quien los eligió. De otra parte, ellos no
fueron convocados para algo (purificarse, aprender la Ley…), sino para Alguien, elegidos para
vincularse íntimamente a su Persona (cf. Mc 1,17; 2,14). Jesús los eligió para «que estuvieran con
Él y enviarlos a predicar” (Mc 3, 14), para que lo siguieran con la finalidad de “ser de Él” y formar
2. Cf. Mensaje final del Sínodo de la Nueva Evangelización, 3.
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Formación UNER 18
parte “de los suyos” y participar de su misión. El discípulo experimenta que la vinculación íntima
con Jesús en el grupo de los suyos es participación de la Vida salida de las entrañas del Padre, es
formarse para asumir su mismo estilo de vida y sus mismas motivaciones (cf. Lc 6,40b), correr su
misma suerte y hacerse cargo de su misión de hacer nuevas todas las cosas.”
nº 136. “La admiración por la persona de Jesús, su llamada y su mirada de amor buscan suscitar
una respuesta consciente y libre desde lo más íntimo del corazón del discípulo, una adhesión de
toda su persona al saber que Cristo lo llama por su nombre (cf. Jn 10,3). Es un “sí” que compromete radicalmente la libertad del discípulo a entregarse a Jesucristo, «Camino, Verdad y Vida» (Jn
14,6). Es una respuesta de amor a quien lo amó primero «hasta el extremo» (Jn 13,1). En este
amor de Jesús madura la respuesta del discípulo «Te seguiré adondequiera que vayas» (Lc 9,57)
•
Iluminación desde los textos carismáticos
Así ama Él. OOCC I - nº 274
“.…la gran obra de la fe del apóstol es ver y hacer ver, a través de todas las desfiguraciones que
el odio y el abandono amontonan, a Jesús radiante de luz y de gloria. Así ama El.”
En busca del escondido. OOCC II - nº 2012
“Estoy convencido y persuadido de que en la eucaristización de la escuela, del púlpito, de los
centros de acción, de los procedimientos apostólicos, de todo el trabajo y de las orientaciones
todas de la vida cristiana está el súmmum de su seguridad, eficacia y prosperidad.”
Florecillas de Sagrario.
Sagrario. OOCC I - nº 616616-617
“Una María es … una contemplativa y activa.
Contemplativa: y esto es lo esencial de su delicadísimo oficio: mirar, contemplar mucho, muchas veces, lo más que pueda, a Jesús abandonado, o poco o mal acompañado en el Sagrario...
Activa: Con la mejor y más fecunda de todas las actividades: la del amor divino y de la compasión
humana. ¡De lo que es capaz un alma llena por el Espíritu Santo de la visión y de la compasión de la
cara de Jesús entristecida, porque «vino a los suyos y no le quieren recibir».”
REFLEXIÓN PERSONAL Y GRUPAL
“...amor compasivo de la UNER ¡cuánto tienes qué hacer por el mundo!”3
1– ¿Cuáles son los nuevos abandonos que descubres en tu realidad?
2- ¿Por qué el ser contemplativo, contemplativa, te lleva a convertirte en un miembro activo de
la UNER?
ESTILO DE VIDA
Nuestro fundador hace una síntesis de lo que debe ser la vida de un miembro UNER y solamente
usa dos palabras: DAR Y BUSCAR. Así debe estar situada nuestra vida, cuando se acaban las palabras, solo quedan los verbos AMAR Y ENTREGARSE.
Para que esto sea realidad en nosotros, ¿qué podemos hacer para que nuestro ser y quehacer
contribuya al anuncio explicito de Jesús Eucaristía) (Cf. Aparatado Misión del Proyecto UNER
2012-2018).
3. M. GONZÁLEZ, Mi Comunión de María en OOCC I, 1177.
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Formación UNER 18
MOMENTO ORANTE
Orar con el Evangelio a la luz de la lámpara del Sagrario
“Lo mismo que el sarmiento, si no permanece en la vid no puede dar fruto, así tampoco vosotros,
si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en
él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo
tiran fuera, como al sarmiento, y se seca”.
CONTEXTO
Con la imagen de la vid y los sarmientos Jesús quiere explicar cómo es la extraordinaria realidad
de la comunión vital con él que ofrece a los creyentes, qué compromiso incluye esta y cuáles son
las expectativas de Dios.
CONTEMPLACIÓN Y SILENCIO - DAR
L- Estamos invitados a permanece en Jesús, injertados en la cepa eucarística, unidos por la savia
de la gracia, por la relación amiga, fiel, como la que Jesús tiene con su Padre.
T- ¡Señor, no deseches la cepa que tu diestra plantó, y que Tú hiciste vigorosa y fecunda!
L- Paradójicamente, el sarmiento en invierno parece una rama seca, y el viñador llega a podarlo de
tal forma, que sólo queda un tallo corto que brota de la vid.
T- ¡Señor, no deseches la cepa que tu diestra plantó, y que Tú hiciste vigorosa y fecunda!
L- Nos suele gustar la cepa frondosa, cargada de racimos. Es fascinante el momento de la vendimia, con la alegría de los caminos perfumados por la fragancia de la uva sazonada, en la expectación de un vino generoso.
T- ¡Señor, no deseches la cepa que tu diestra plantó, y que Tú hiciste vigorosa y fecunda!
L- Pero antes ha sido preciso un tiempo doloroso, de despojo y poda; de no tener conocimiento del proceso, se puede llegar a pensar que todo se ha perdido.
T- ¡Señor, no deseches la cepa que tu diestra plantó, y que Tú hiciste vigorosa y fecunda!
L- El secreto está en permanecer unido a la vid por corto que sea el tallo, y quedar en la discreción íntima hasta que el Dueño de la viña quiera gozarse de la abundancia de las vides florecidas
y maduradas.
T- ¡Señor, no deseches la cepa que tu diestra plantó, y que Tú hiciste vigorosa y fecunda!
MISIÓN - BUSCAR
"Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará."
Pedid al Dueño de la viña:
T- Te pedimos no desesperar en el tiempo del despojo, en el momento de la poda, en el que
me siento desnudo de frutos y de pámpanos, y tan sólo me queda la savia interior que me habita,
la fe en tu Eucaristía.
L- Queremos buscar amigos que disfruten de tu viña, a la que todos estamos invitados, a comer
de su fruto y la vida que brota de su vino.
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Formación UNER 18
BIBLIOGRAFÍA TEMA 4
Biblia.
Concilio Vaticano II. Decreto Ad Gentes.
BENEDICTO XVI: Carta Apostólica Porta Fidei, 2012.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1992.
CELAM, Aparecida. Documento conclusivo de la V Conferencia General, Brasil, 2007.
Mensaje final al Pueblo de Dios de la XIII Asamblea General Ordinaria de los Obispos, dedicado
al tema “La nueva evangelización para la transmisión de la fe” (26-10-2012).
PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN
Madrid, 2012.
DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN, Vivir el año de la Fe, San Pablo,
GONZÁLEZ GARCÍA Manuel:
• Así ama Él en Obras Completas I.
• En busca del Escondido en Obras Completas II.
• Florecillas de Sagrario en Obras Completas I.
• Mi Comunión de María en Obras Completas I.
GARRIDO Javier, El conflicto con Dios hoy, Sal térrea, Santander, 2000.
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Tema
5
OBJETIVO:
Descubrir y valorar este año de la fe como una oportunidad para intensificar el testimonio de la
caridad, fruto de la vivencia eucarística.
IDEA ESENCIAL: SÍNTESIS DE CONTENIDOS
“No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro
con un acontecimiento, con una Persona”…Jesucristo.1 Este encuentro lleva al creyente a traducir
la fe que profesa y celebra en gestos concretos de entrega y servicio a los hermanos, especialmente a los más pobres y necesitados.
Podemos afirmar que la caridad cristiana es la expresión de la fe, el testimonio creíble del discípulo que dejó modelar su vida por el Amor de Dios llevado al extremo en la pasión muerte y resurrección de Jesucristo, del cual la Eucaristía es memorial y actualización.
INTRODUCCIÓN: MOTIVACIÓN
Cada participante recibe un papel con el sello de la FER: “Eucaristía: la posibilidad
de lo imposible”
Luego de un momento en silencio, para “leerlo”, se abre el diálogo con las siguientes preguntas:
• ¿Qué te dice este sello?
• ¿Dónde lo imaginas estampado?
• La 11ª acepción de la palabra sello, según el diccionario de la Real Academia Española, es la siguiente: “Carácter peculiar o especial de alguien o algo, que lo hace diferente de los demás”. ¿Cuál es, o debería ser el “sello” característico de un miembro de la FER?
DESARROLLO:
• Iluminación desde la Palabra:
°
“Pues nosotros mantenemos la esperanza de la justicia por el Espíritu y desde la fe, por-
que en Cristo nada valen la circuncisión o la incircuncisión, sino la fe que actúa por el
amor” (Gal. 5,5-6)
1. Deus Caritas Est ,1.
La fe, puerta abierta a la eucaristía
33
Formación UNER 18
°
“¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá
acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento
diario y alguno de vosotros les dice: «Id en paz, abrigaos y saciaos», pero no les da lo
necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está
muerta por dentro. Pero alguno dirá: «Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe
tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe»”(St 2, 14-18)
1- Eucaristía: Sacramento del Amor
De forma silenciosa y escondida el Verbo Encarnado, muerto y resucitado por nuestra salvación,
permanece vivo en la Eucaristía, sacramento y actualización permanente del amor llevado hasta el
extremo.(cf. Jn 13, 1)
“La Eucaristía es signo elocuente de este amor total, libre y gratuito, y ofrece a cada uno la alegría
de la presencia de quien nos hace capaces de amar, según su ejemplo, “hasta el extremo”. El
amor que propone Jesús a sus discípulos es exigente.
Hoy amar «hasta el extremo» quiere decir estar dispuestos a afrontar el cansancio y las dificultades
en nombre de Cristo. Significa no tener miedo ni de los insultos ni de las persecuciones, y estar
dispuestos a «amar a vuestros enemigos y rogar por los que os persigan» (Mateo 5, 44). Todo
esto es un don de Cristo, que se entregó a sí mismo por todo hombre como víctima de sacrificio
en el altar de la Cruz.
«La fe, que hace tomar conciencia del amor de Dios revelado en el corazón traspasado de Jesús
en la cruz, suscita a su vez el amor.» (EDE 39).”2
2- La vida eucarística, epifanía del amor de Dios
El encuentro con Jesús vivo en la Eucaristía modela la vida del creyente de tal manera que sus
sentimientos llegan a coincidir con los de Cristo y él se transforma, poco a poco, en una persona
eucarística. Es decir en un discípulo del Maestro cuya autoridad radica en la coherencia entre su
Palabra y su obra. (Cf. Anexo 1: Catecismo de la Iglesia Católica, 952 y 952).
Es oportuno recordar que la comunidad primitiva unía de una forma muy estrecha la “fracción del
pan” con el servicio de la caridad. Hoy, los discípulos del siglo XXI, corren un riesgo, el de compartir el pan eucarística en la más estricta individualidad, sin preocuparse de los quienes viven privados de pan, justicia y paz.3 (Cf. Anexo 2: Catecismo de la Iglesia Católica, 1397)
La Eucaristía, en cuanto celebración de la Pascua, nos ha de introducir en una existencia nueva
que adora a Dios en Espíritu y verdad desde la dinámica de la resurrección del crucificado, poniéndose de parte de los crucificados de la historia. Una vida crucificada en el servicio de los últimos es la mejor expresión de una celebración que es “memorial de la muerte y resurrección” de
Jesús.
El criterio de discernimiento y uno de los mayores testimonios que podemos aportar hoy ante el
mundo y en su favor es una vida eucaristizada que descubre entre tanta tragedia, sufrimiento y
exclusión a Jesucristo. Juan Pablo II nos lo recordó en la carta apostólica Quédate con nosotros,
testamento de su vida entregada: “No podemos hacernos ilusiones: por el amor mutuo y, en par-
ticular, por la atención a los necesitados se nos reconocerá como verdaderos discípulos de Cristo (cf. Jn 13,35; Mt 25,31-46). En base a este criterio se comprobará la autenticidad de nuestras
celebraciones eucarísticas.” 4
2. JUAN PABLO II, Audiencia general del 14 de abril de 2001.
3. Cf. Mane Nobiscum Domine, 28.
4. Ídem.
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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Formación UNER 18
De esta manera la vivencia de la Eucaristía se convierte en manifestación del amor de Dios. Este
debería ser el “sello” característico de un miembro de la UNER, del que es el “retrato de una Hos-
tia por dentro”.
REFLEXIÓN PERSONAL Y GRUPAL
“De la Eucaristía ha brotado a lo largo de los siglos un inmenso caudal de caridad, de participación en las dificultades de los demás,
de amor y de justicia.”
(Benedicto XVI en Aparecida)
En el anexo 1 se presentan varios textos del Magisterio de la Iglesia y del Bto. Manuel González
que pueden ser leídos y reflexionados en pequeños grupos en base a las siguientes preguntas u
otras similares:
1. ¿Qué vinculación establece el Magisterio entre Eucaristía y caridad?
Según el pensamiento de Don Manuel ¿Qué necesito potenciar y qué dejar de lado en mí para
que mi vida sea un auténtico testimonio
ESTILO DE VIDA
“El programa del cristiano -el programa del buen Samaritano, el programa de Jesús- es un
«corazón que ve». Este corazón ve dónde se necesita amor y actúa en consecuencia.”5
La FER tiene un modo concreto de expresar la caridad como fruto de la vivencia del Sacramento
del Amor: El “Fondo Solidario”.
Vamos a conocer los distintos proyectos que se llevan adelante y a comprometernos personal y/
o comunitariamente con uno de ellos. (Cf. “Boletín Fondo Solidario”).
MOMENTO ORANTE
La oración que proponemos está tomada del Prefacio de la Plegaria Eucarística V/c y de la Intercesión por los fieles vivos de la Plegaria Eucarística V/b. Por medio de ellas descubrimos la exigencia de vivir en coherencia eucarística, recordando lo que nos dice Benedicto XVI en su encíclica
Deus Caritas Est nº 14: “Una Eucaristía que no comporte un ejercicio práctico del amor es frag-
mentaria en sí misma.”
TE damos gracias, Padre fiel y lleno de ternura
porque tanto amaste al mundo
que le has entregado a tu Hijo,
para que fuera nuestro Señor y nuestro Hermano.
Él manifiesta su amor
para con los pobres y los enfermos
para con los pequeños y los pecadores.
La fe, puerta abierta a la eucaristía
35
Formación UNER 18
Él nunca permaneció indiferente
ante el sufrimiento humano;
su vida y su palabra son para nosotros
la prueba de tu amor;
como un padre siente ternura por sus hijos,
así Tú sientes ternura por tus fieles.
PADRE, fortalécenos
a cuantos nos disponemos a recibir
el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
y haz que, unidos al Papa Benedicto XVI
y a nuestro Obispo ,
seamos uno en la fe y en el amor.
Danos entrañas de misericordia
ante toda miseria humana,
inspíranos el gesto y la palabra oportuna
frente al hermano solo y desamparado,
ayúdanos a mostrarnos disponibles
ante quien se siente explotado y deprimido.
Que tu Iglesia, Señor,
sea un recinto de verdad y de amor,
de libertad, de justicia y de paz
para que todos encuentren en ella
un motivo para seguir esperando.
BIBLIOGRAFÍA TEMA 5
Biblia.
Concilio Vaticano ll, Constitución Dogmática Lumen Gentium.
Misal Romano.
JUAN PABLO II:
•
•
Carta encíclica Ecclesia de Eucharistia, 2003.
Carta apostólica Mane Nobiscum Domine , 2004.
BENEDICTO XVI:
•
•
Carta encíclia Deus Caristas est, 2005
Carta apostólica Porta Fidei, 2011
Catecismo de la Iglesia Católica
CELAM, Aparecida. Documento conclusivo de la V Conferencia General, Brasil, 2007.
RATZINGER Joseph, La Eucaristía centro de la vida, EDICEP, Valencia, 2005.
CALVO Roberto ,Vivir la Eucaristía en 50 claves, Monte Carmelo, Burgos, 2010.
CANTALAMESA Raniero, Esto es mi cuerpo, Monte Carmelo, Burgos, 2005.
GONZÁLEZ GARCÍA Manuel:
•
•
Lo que puede un Cura hoy en Obras Completas II.
Florecillas de Sagrario en Obras Completas I.
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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Formación UNER 18
ANEXO 1 TEMA 5
A) ILUMINACIÓN DESDE EL MAGISTERIO
Lumen Gentium (1964) - nº 7
“Participando realmente del Cuerpo del Señor en la fracción del pan eucarístico, somos elevados
a una comunión con Él y entre nosotros. «Porque el pan es uno, somos muchos un solo cuerpo,
pues todos participamos de ese único pan» (1Co 10,17). Así todos nosotros nos convertimos en
miembros de ese Cuerpo (cf. 1Co 12,27) «y cada uno es miembro del otro» (Rm 12,5).”
Catecismo de la Iglesia Católica (1992)
nº 952. “«Todo lo tenían en común» (Hch 4,32): «Todo lo que posee el verdadero cristiano debe considerarlo como un bien en común con los demás y debe estar dispuesto y ser diligente
para socorrer al necesitado y la miseria del prójimo» (Catecismo Romano, 1, 10, 27). El cristiano es
un administrador de los bienes del Señor (cf. Lc 16,1.3).”
nº 953. “La comunión de la caridad: En la comunión de los santos, «ninguno de nosotros vive para sí mismo; como tampoco muere nadie para sí mismo» (Rm 14, 7). «Si sufre un miembro, todos
los demás sufren con él. Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su gozo.
Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte» (1 Co 12,
26-27). «La caridad no busca su interés» (1Co 13, 5; cf. 1Co 10, 24). El menor de nuestros actos
hecho con caridad repercute en beneficio de todos, en esta solidaridad entre todos los hombres, vivos o muertos, que se funda en la comunión de los santos. Todo pecado daña a esta comunión.”
nº 1397. “La Eucaristía entraña un compromiso en favor de los pobres: Para recibir en la verdad el
Cuerpo y la Sangre de Cristo entregados por nosotros debemos reconocer a Cristo en los más
pobres, sus hermanos (cf. Mt 25,40): «Has gustado la sangre del Señor y no reconoces a tu hermano. [...] Deshonras esta mesa, no juzgando digno de compartir tu alimento al que ha sido juzgado digno [...] de participar en esta mesa. Dios te ha liberado de todos los pecados y te ha invitado a ella. Y tú, aún así, no te has hecho más misericordioso.» (S. Juan Crisóstomo, Hom. in 1Co
27,4).”
Ecclesia De Eucharistia (2003)
nº 14. “En la Eucaristía “el amor a Dios y al prójimo están realmente unidos: el Dios encarnado nos
atrae a todos hacia sí. Se entiende, pues, que el agapé se haya convertido también en un nombre
de la Eucaristía: en ella el agapé (amor fundado en la fe y plasmado por ella) de Dios nos llega
corporalmente para seguir actuando en nosotros y por nosotros.”
nº 29. “El programa del cristiano -el programa del buen Samaritano, el programa de Jesús- es un
«corazón que ve». Este corazón ve dónde se necesita amor y actúa en consecuencia.”
Mane Nobiscum Domine (2005)
nº 28 a. “Hay otro punto aún sobre el que quisiera llamar la atención, porque en él se refleja en
gran parte la autenticidad de la participación en la Eucaristía celebrada en la comunidad: se trata
de su impulso para un compromiso activo en la edificación de una sociedad más equitativa y fraterna. Nuestro Dios ha manifestado en la Eucaristía la forma suprema del amor, trastocando todos
los criterios de dominio, que rigen con demasiada frecuencia las relaciones humanas, y afirmando
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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Formación UNER 18
de modo radical el criterio del servicio: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos
y el servidor de todos» (Mc 9,35). No es casual que en el Evangelio de Juan no se encuentre el
relato de la institución eucarística, pero sí el «lavatorio de los pies» (cf. Jn 13,1-20): inclinándose
para lavar los pies a sus discípulos, Jesús explica de modo inequívoco el sentido de la Eucaristía.
A su vez, san Pablo reitera con vigor que no es lícita una celebración eucarística en la cual no brille la caridad, corroborada al compartir efectivamente los bienes con los más pobres (cf. 1Co
11,17-22.27-34).”
nº 28 b. “No podemos hacernos ilusiones: por el amor mutuo y, en particular, por la atención a
los necesitados se nos reconocerá como verdaderos discípulos de Cristo (cf. Jn 13,35; Mt
25,31-46). En base a este criterio se comprobará la autenticidad de nuestras celebraciones eucarísticas.”
Benedicto XVI, Discurso Inaugural en Aparecida (2007) - nº 4
“El encuentro con Cristo en la Eucaristía suscita el compromiso de la evangelización y el impulso a
la solidaridad; despierta en el cristiano el fuerte deseo de anunciar el Evangelio y testimoniarlo en
la sociedad para que sea más justa y humana. De la Eucaristía ha brotado a lo largo de los siglos
un inmenso caudal de caridad, de participación en las dificultades de los demás, de amor y de
justicia. ¡Sólo de la Eucaristía brotará la civilización del amor, que transformará Latinoamérica y El
Caribe para que, además de ser el continente de la esperanza, sea también el continente del
amor!”
Porta Fidei (2011) - nº 14
“La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced
de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su
camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o
excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque
precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en
quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado. «Cada vez que lo hicisteis con uno de
estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40): estas palabras suyas son
una advertencia que no se ha de olvidar, y una invitación perenne a devolver ese amor con el
que él cuida de nosotros. Es la fe la que nos permite reconocer a Cristo, y es su mismo amor el
que impulsa a socorrerlo cada vez que se hace nuestro prójimo en el camino de la vida. Sosteni-
dos por la fe, miramos con esperanza a nuestro compromiso en el mundo, aguardando «unos
cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia» (2P 3,13; cf. Ap 21,1).”
B) ILUMINACIÓN DESDE LOS TEXTOS CARISMÁTICOS
Florecillas de Sagrario (1935). OOCC II:
nº 636. “Marías, Marías, ¿no os parece que Jesús tiene derecho a una lámpara siempre encendida y de
algo más que de vidrio, metal y aceite? ¿No querríais ser las lámparas vivas del divino Abandonado de
nuestros Sagrarios?
En vez de cerilla o torcida, vuestra fe firme y clara en Él; en vez de aceite, caridad, mucha caridad, que
mantenga viva aquella fe; en vez de vaso de vidrio o metal, vuestro corazón, que sabéis que es de barro
quebradizo y muy frágil...
Marías con esa fe, esa caridad y esa humildad, consumiéndose delante de vuestros Sagrarios, ¡qué bien
haréis vuestro oficio de lámparas vivas...! No lo olvidéis; una María es la lámpara que nunca deja a obscuras el Sagrario de su Jesús.”
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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Formación UNER 18
nn. 680 - 683.
683 “¿Sabéis la fuerza social, moral y sobrenatural que entraña una Obra que ofrece cada día
Comuniones y visitas en desagravio y reparación del mal más trascendental que cada día se está cometiendo sobre la tierra?: el abandono del Sagrario ¿podéis calcular lo que trabajan por quitar males a los
hombres y dar gloria a Dios esas Comuniones y visitas diarias de los miembros de la Familia Eucarística Reparadora? Para todo cristiano medianamente enterado (¡hay tantos que no han empezado todavía a enterarse!), es cosa harto sabida, que el valor sobrenatural de nuestras obras así como su eficacia y fecundidad no están en relación con nuestra acción sino con la intensidad de nuestra unión con Dios …
entonces ¿qué son y valen las Comuniones y visitas diarias? Son personas: alimentadas… con el más
sano y nutritivo de los alimentos; llamadas, a la virtud; …son puntos de partida y otros tantos de llegada
de viajantes de la gloria de Dios y del bien de los prójimos… ¿Qué me va a extrañar que, dotada y cargada nuestra amada Obra con esta fuerza, haga y produzca lo que está haciendo y produciendo por todas partes?
¿Qué me va a extrañar que con las almas tan bien alimentadas y con virtudes tan sólidas, y con auspicios tan felices y con compañías tan provechosas y con fines tan altos, salgan los miembros de la Familia
Eucarística Reparadora por los pueblos y a su paso los corazones duros se ablanden, los blandos se derritan, los separados de Dios se vuelvan a El, y se funden escuelas y catequesis y patronatos y asociaciones piadosas y de caridad y hasta sindicales y se multipliquen las entronizaciones del Corazón de Jesús y
sobre todo, sobre todo, haya muchos que se acerquen a Jesús en el Sagrario?...”
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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Formación UNER 18
La fe, puerta abierta a la eucaristía
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