COMPARACIÓN PLATÓN Y MARX Podemos comparar el idealismo platónico con el materialismo marxista, como intentos opuestos de comprensión de la realidad: 1º.- Concepciones sobre el ser humano, resaltando sus grandes diferencias, pero el interés coincidente por el mismo, por salvarle, hacerle feliz e invitarle a tomar las riendas de su destino a través de una “revolución”. 1º.- Ambos autores defienden planteamientos humanistas y lo hacen en varios sentidos: a).- Encontramos una idea que bien puede ser aceptada por ambos autores: la de que el hombre es un fin en sí mismo y nunca puede ser utilizado como un medio; ni para enriquecerse, ni para cualquier otra cosa. Estamos ante un gran proyecto: la defensa del ser humano como ser con dignidad y ésta la alcanzará al vivir en una sociedad totalmente justa, utópica que hay que construir. b).- Ambos coinciden en la pretensión de la transformación de los hombres: Marx cambiando su manera de trabajar, ya que las condiciones actuales lo alienan y Platón mediante la educación donde cada persona alcanzaría el lugar que sus propias capacidades naturales le permitan desarrollar, sin que intervengan los condicionantes sociales. 2º.- ¿Es el hombre un ser material o espiritual? Desde el griego Demócrito no encontramos en la filosofía muchos autores que nieguen la parte espiritual del ser humano. Desde el Materialismo se interpreta al hombre como material porque es producto de la materia y para Marx el hombre es un animal que trabaja y en esta actividad reside su esencia, hasta el punto de que el hombre llegará a ser lo que haga de él las relaciones económicas en las que viva. O sea, el hombre es lo que es su economía, es un ser económicus. La economía forma la estructura del edificio social donde se sujeta toda la superestructura que no son nada más que nuevas formas de alineación generadas para apuntalar el modo de producción dominante: alineación religiosa, política, filosófica. Por tanto, todo lo espiritual, todo lo que hasta ese momento formaba parte esencial de la concepción del hombre: como el alma, los sentimientos, las ideas, el espíritu, la voluntad…, no son más que superestructura, nebulosas de la producción material. Pero este planteamiento no significa que el hombre carezca de esencia propia, de dignidad; muy al contrario, toda su filosofía gira en torno a la recuperación de la dignidad humana y la eliminación de las contradicciones del mundo capitalista. Marx ve que la economía o el modo de producción no sólo condiciona, sino que determina todo lo demás que existe: la política, el derecho, la ideología…; por eso, para recuperar al hombre hay que actuar sobre la economía. La revolución comunista es la solución donde el alma o el espíritu no tienen cabida. Otro concepto muy importante para explicar la condición humana es el concepto de alienación. Marx emplea este término para designar la pérdida de la esencia humana a favor de un objeto exterior al mismo hombre. La principal alienación es la económica, pero en la sociedad capitalista aparecen muy desarrolladas las otras formas de alienación que forman parte de la superestructura como por ejemplo: la religiosa, introducida ya por Feuerbach, que coloca el sentido de la vida humana fuera de nosotros, en el más allá, en Dios; la política hace que la actividad pública se vea desplazada hacia el interés privado para mantener los privilegios, o la alienación ideológica que mantiene las ideas como justificación del estado capitalista. Por el contrario, Platón no fue el primer griego en hablarnos de la existencia del alma en el hombre pero sí fue de los primeros, junto a pitagóricos y órficos, en afirmar su inmortalidad, si no de toda el alma, sí al menos de la racional que ésta sí que era inmortal y es la que había que desarrollar a través de la educación, consiguiendo hacer del hombre un ser superior a la propia materia y despegarlo de ésta hasta convertirlo en un ser inmortal. b).- Tipo de sociedad que cada uno de estos autores considera que mejor conviene a los seres humanos. Marx pretende una sociedad igualitaria como garantía de la felicidad humana, Platón propone la armonía social como justicia, armonía que se consigue dividiendo la sociedad en clases. Pero ambos diseñan un mundo utópico: el comunista. Platón es el primer comunista y precede a Marx en la idea de la comunidad de bienes y en dar todo el poder al estado. c).- ¿Hasta qué nivel es el hombre un ser trascendente? Para Platón la respuesta afirmativa a esta pregunta es evidente: el mundo inteligible es la verdadera y única realidad ordenada jerárquicamente: coronado por la idea de Bien, por debajo de ella están las ideas de Justicia y Belleza, bajo éstas están otras ideas generales y en último grado las ideas particulares. En este mundo habitan los dioses y las almas inmortales. Las almas tienen tres partes: racional, irascible y concupiscible. En un momento indeterminado domina en el alma la parte irracional, se sale del mundo de las ideas y se une a un cuerpo en el mundo sensible dando lugar a un ser vivo. Si esta alma ha contemplado el mundo de las ideas dará lugar a un ser humano al unirse a un cuerpo. El hombre es, por lo tanto, para Platón, la unión total de dos sustancias (cosas que existen por sí mismas) totalmente distintas entre sí: alma y cuerpo. El alma está en el cuerpo como en una cárcel de la que intenta salir para volver a su lugar de origen, que es el mundo de las ideas. Para salir de ese cuerpo utiliza el conocimiento llegando a unirse al mundo de las ideas al recordar lo que había contemplado anteriormente, al final de la vida de un hombre sabio le espera la inmortalidad. La vida y la perfección que hay que alcanzar en ella es preparatoria para alcanzar otra de un modo absoluto. Por el contrario, el esquema marxista es otro sustancialmente diferente: hablamos del hombre como un ser natural en el sentido de que es corpóreo y sensible; que posee conciencia de sí mismo, de su situación en la vida y de cuál es la causa real que la explica, que se encuentra momentáneamente en una situación de alienación. Un ser que no posee una naturaleza fija, sino que es un ser histórico que se va haciendo conforme construye su vida al transformar la naturaleza y la sociedad y que en sus manos está poder transformar la situación histórica, para así alcanzar una situación de perfección final pero sólo mientras viva en esta vida, que es la única existente. d).- Concepciones epistemológicas: el papel asignado al conocimiento de la realidad material y física en cada uno de los autores. Aunque Marx y Platón mantienen teorías epistemológicas radicalmente opuestas hay algo que les une: la concepción práctica del conocimiento, de la filosofía y de la ciencia. Ambos piensan también, que sin conocimiento la realización del ser humano es imposible. Platón verá que el conocimiento es algo universal y necesario. Esto le llevará a imaginar un mundo perfecto lleno de Ideas, de valores que hay que conquistar. Le llevará también a suponer que los sentidos no son fiables pues muestran lo concreto. Marx sin embargo, toma los sentidos como el punto de partida del conocimiento e intenta conquistar el mundo concreto en el que éstos se desarrollan. No existe el mundo ideal, el único existente es este de aquí abajo. El conocimiento pues, debe ser, aparte de algo práctico, que transforme la realidad y elimine las diferencias sociales, algo concreto que se refiera al ser humano determinado que vive circunstancias históricas determinadas, el ser que trabaja aquí y ahora; el ser humano en abstracto es una nebulosa. Especial atención merece el papel que en cada planteamiento juegan las Ideas; en uno, las auténticas realidades trascendentes al mundo empírico-material, mientras que en el otro, no son más que ilusiones que son utilizadas por el poder económico para enmascararlo, para ocultar la realidad, es decir, pura ideología.