Imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad

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Imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad; ¿y también de las
violaciones a los derechos humanos? La posición de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos.
Por: Marlene Román1
Los crímenes de lesa humanidad constituyen violaciones a los derechos humanos
pero cometidos, ya sea en tiempo de paz o de guerra, de manera sistemática y/o
generalizada2. En otros términos, responden a una política, un aparato de poder, y
pueden ser cometidos a gran escala. Estos delitos constituyen crímenes
internacionales y como tal, son perseguibles en cualquier tiempo y lugar; es decir,
son imprescriptibles.
Las violaciones a los derechos humanos, por su parte, no tienen la característica
de sistemacidad ni generalidad, pero atentan en igual modo contra la dignidad del
ser humano y generan el rechazo de la comunidad nacional e internacional. Pese
a ello, no hay certeza en torno a su carácter imprescriptible.
Para algunos penalistas, como Pedraza, el principio de imprescriptibilidad
únicamente se limita a los crímenes contra la humanidad, cometidos en tiempo de
paz o de guerra3. En esta misma línea, Ziffer destaca que la prescripción sólo
debe ser sacrificada en situaciones excepcionales, por cuanto resulta inadmisible
que la persecución de cualquier delito pueda ser efectuada sin límite alguno,
“haciendo a un lado el derecho a que el proceso penal sea tramitado dentro de un
1
Periodista y estudiante del último ciclo en la Facultad de Derecho – USMP. Primer Puesto en la X
Competencia Interamericana de Derechos Humanos “Eduardo Jiménez de Aréchaga” (San José,
2007). Ha laborado como comunicadora y activista de derechos humanos en la Asociación Pro
Derechos Humanos – APRODEH, entre los años 2001 y 2007.
2
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, adoptado en la ciudad de Roma el 17 de julio
de 1998. Entró en vigor el 1 de julio de 2002. Artículo 7.
3
Pedraza, Wilfredo. “La imprescriptibilidad de los crímenes contra la humanidad y otras violaciones
de derechos humanos”. En Macedo, Francisco (coord.). Los caminos de la justicia penal y los
derechos humanos. Lima: Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, p. 150
plazo razonable”4.
Además, a tenor de lo dispuesto por la Convención sobre
Imprescriptibilidad de Naciones Unidas, tenemos en efecto que dicho principio
únicamente sería aplicable a crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad5.
Dicha posición, no obstante, no parecería ser compartida por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). En el año 2003, dicho tribunal
consideró imprescriptible un caso de violación a los derechos humanos que no
constituía crimen de lesa humanidad. Veamos.
En el caso Bulacio, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos denunció
al Estado argentino por la muerte del menor Walter David Bulacio, en 1991, tras
haber sido detenido arbitrariamente y torturado por efectivos de la Policía Federal
de Argentina. Las numerosas dilaciones en la tramitación de la investigación del
hecho ocasionaron la declaración de la prescripción de la acción penal por la
justicia de ese país. En dicho caso, cuya ocurrencia no se dio en el marco de una
política sistemática y/o generalizada de violaciones a los derechos humanos, la
Corte IDH declaró que:
“De acuerdo con las obligaciones convencionales asumidas por los Estados,
ninguna disposición o instituto de derecho interno, entre ellos la prescripción,
podría oponerse al cumplimiento de las decisiones de la Corte en cuanto a la
investigación y sanción de los responsables de las violaciones de los derechos
humanos. (…)
A la luz de lo anterior, es necesario que el Estado prosiga y concluya la
investigación del conjunto de los hechos y sancione a los responsables de los
mismos (…)”6.
De esta manera, la Corte consideró imprescriptibles las violaciones a los derechos
humanos cometidas contra el menor argentino – en concreto: la afectación de su
4
Ziffer, Patricia (2005). “El principio de legalidad y la imprescriptibilidad de los delitos de lesa
humanidad”. En Maier, Julio (Homenaje al Profesor). Estudios sobre Justicia Penal. Buenos Aires,
Editores del Puerto, p. 762.
5
Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa
humanidad. Adoptada y abierta a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General de la
ONU, en su resolución 2391 (XXIII), de 26 de noviembre de 1968.
6
Corte IDH. Caso Bulacio vs. Argentina. Sentencia de 18 de septiembre de 2003. Serie C No. 100,
Párr. 117 y 121.
derecho a la libertad personal, integridad personal y vida - pese a que éstas no
configuraban delitos de lesa humanidad. Efectivamente, los hechos no ocurrieron
en medio de un contexto o plan sistemático de detenciones arbitrarias y de
torturas seguidas de muerte contra menores de edad; mucho menos fueron
cometidos de manera masiva.
Fue precisamente esta posición la que generó preocupación en algunos
penalistas, quienes no tardaron en lanzar sus críticas. Así, Ziffer sostuvo lo
siguiente:
“El sacrificio de este principio [la prescripción] sólo puede entrar en
consideración en situaciones excepcionales, y frente a las cuales la
imprescriptibilidad aparece como el único recurso para la persecución de delitos
de gravedad extrema cometidos por regímenes políticos en forma masiva y
sistemática. Su extensión a toda violación de derechos humanos – como parece
sugerirlo la jurisprudencia de la Corte Interamericana- constituye un error que, a
largo plazo, destruye el sentido mismo de aquello que se pretende proteger”7.
En el año 2007, este mismo tribunal interamericano varió, aparentemente, su
criterio, al no aplicar el principio de imprescriptibilidad a un caso de violación de
derechos humanos dado que, según señaló, sus requisitos (sistemacidad y
generalidad) no se verificaban en los hechos en cuestión.
En efecto, cuatro años después, la Corte tuvo que analizar nuevamente el tema de
la prescripción en relación con un caso en donde tampoco se configuraba un delito
de lesa humanidad: el caso Albán Cornejo contra Ecuador. En él, el Estado
ecuatoriano reconoció su responsabilidad internacional por la falta de debida
diligencia al no iniciar oportunamente el proceso de extradición de uno de los
médicos presuntamente responsables de la muerte de Laura Albán, joven fallecida
en 1987 a causa de una negligencia en un hospital privado; asimismo, otro de los
médicos investigados había sido sobreseído al declararse la prescripción de la
acción penal.
7
Ziffer, op. cit., p. 762
En el caso ecuatoriano, la Corte Interamericana sostuvo que:
“(…) la prescripción de la acción penal es inadmisible e inaplicable cuando se
trata de muy graves violaciones a los derechos humanos en los términos del
Derecho Internacional. (…) En el presente caso no opera la exclusión de
prescripción, porque no se satisfacen los supuestos de imprescriptibilidad
reconocidos en instrumentos internacionales”8.
Es decir, esta vez, pese a tratarse, como en el caso Bulacio, de una violación a los
derechos humanos, no era posible aplicar el principio de imprescriptibilidad en
tanto no se configuraba “una muy grave violación a los derechos humanos en los
términos del derecho internacional”.
Estas dos posiciones tomadas por la Corte nos obligan a realizar un análisis
comparativo de ambos casos a fin de determinar si, efectivamente, con la segunda
sentencia, la Corte contradijo la postura afirmada en el caso argentino –que las
violaciones a los derechos humanos son igualmente imprescriptibles-, o si, de otro
lado, no ha hecho más que delimitar y aclarar su posición.
El caso del menor Bulacio, en palabras de la propia Corte, “reviste especial
gravedad por tratarse la víctima de un niño”
9
frente al cual los Estados tienen
obligaciones específicas establecidas en diversos instrumentos internacionales y
cuya protección debe regirse por el principio del interés superior del niño10. Pero
no sólo ello. Durante el proceso supranacional se llegó a probar la existencia en
Argentina de una práctica de detenciones policiales, denominadas razzias, las
cuales, según la Corte, vulneraban derechos fundamentales como la libertad,
presunción de inocencia, existencia de orden judicial para detener –salvo en caso
de flagrancia-, entre otros”11. A ello hay que sumar la posición de garante que
tenía el Estado respecto del menor, en tanto persona sometida a su jurisdicción,
8
Corte IDH. Caso Albán Cornejo y Otros vs. Ecuador. Sentencia de 22 de noviembre de 2007.
Serie C No. 171, párr. 111.
9
Corte IDH. Caso Bulacio, párr. 133
10
11
Corte IDH. Caso Bulacio, párr. 134
Corte IDH. Caso Bulacio, párr. 137
bajo la detención de agentes estatales. Y finalmente, es preciso tener en
consideración la afectación a la integridad personal de Walter Bulacio en tal alto
grado que ocasiona su muerte.
Por lo expuesto, el caso Bulacio se trata de una “muy grave violación a los
derechos humanos” a la cual se le puede y debe aplicar también el principio de
imprescriptibilidad. En este caso, el Estado fue responsable de la detención
arbitraria del menor, de la afectación grave a su integridad física y mental y,
finalmente, de su muerte. No estamos, pues, parafraseando a Ziffer, ante
“cualquier violación a los derechos humanos”. Creemos, entonces, que fueron
estas razones las que llevaron a la Corte Interamericana a considerar
razonablemente que era inadmisible invocar alguna
disposición de derecho
interno, como la prescripción, para evitar la persecución y sanción de los
responsables.
Distinto resulta, a nuestro modo de ver, el caso Albán Cornejo. Sumado a la
ausencia de las características de sistemacidad y/o generalidad, tenemos que la
muerte de la joven ecuatoriana no fue responsabilidad del Estado; ella se produjo
a consecuencia de la negligencia médica de galenos particulares. En este caso,
Ecuador fue encontrado responsable por la falta de debida diligencia de las
autoridades estatales en el esclarecimiento de dicho fallecimiento y el
procesamiento y sanción de los responsables, pero no por haber ocasionado el
deceso en sí mismo de Laura Albán.
A juicio de la Corte, esta “falta de debida diligencia” no constituiría una muy grave
violación de derechos humanos que justifique la aplicación del principio de
imprescriptibilidad. Por el contrario, la prescripción opera como una garantía del
imputado quien no puede ser responsable ni ser perjudicado por la falta de
celeridad y de debida diligencia de los órganos de justicia en la conducción de las
investigaciones y del proceso en su contra. Como expresa el Alto Tribunal:
“No se puede atribuir al imputado en un proceso penal que soporte la carga del
retardo en la administración de justicia, lo cual traería como resultado el
menoscabo de los derechos que le confiere la ley”12.
En síntesis, la Corte ha adoptado la posición - que ciertamente compartimos- de
que las ‘muy graves’ violaciones a los derechos humanos, sin llegar a cometerse a
gran escala o de manera sistemática, son también imprescriptibles. Ello debido a
que éstas violentan en gran medida la dignidad de la persona.
De esta manera, aquellos que pudieran estar pensando que con la posición
adoptada en el caso ecuatoriano, la Corte ha corregido su criterio sostenido en el
caso Bulacio, se equivocan. El Alto Tribunal no ha variado, ni mucho menos
contradicho la postura tomada en el año 2003, simplemente la ha delimitado con
mayor precisión. Como reconoce el juez García Ramírez,
“(…) la Corte Interamericana avanza en la precisión de su jurisprudencia sobre la
materia. No modifica su criterio. Lo precisa o perfila mejor, alentada por una
preocupación que recibe de la jurisprudencia interna”13.
Por tanto, podemos afirmar que la Corte IDH ha dejado en claro que los delitos de
lesa humanidad no son los únicos imprescriptibles, sino también “las más graves
violaciones a los derechos humanos”.
Queda por responder la pregunta respecto a cuándo determinar que una violación
a los derechos humanos es “muy grave y cuándo no”. Ello, a nuestro juicio,
dependerá, inter alia, de las circunstancias, del bien jurídico vulnerado y de su
nivel de afectación, en cada caso en concreto. Adelantamos sin embargo que, en
aquellos casos en donde el Estado quebranta mandatos inderogables de ius
cogens, como el no privar arbitrariamente la vida o la prohibición de la tortura,
sería intolerable que por el transcurso del tiempo, los mismos quedaran enterrados
en la más injusta impunidad.
12
Corte IDH. Caso Albán Cornejo, párr. 112
13
Corte IDH. Caso Albán Cornejo. Voto razonado del juez Sergio García, párrs. 30 y 31
Esta posición es reforzada por las palabras de Gros que, al respecto, ha dicho:
“Estos derechos inderogables –y, en especial el derecho a la vida, que es
inherente al concepto mismo de persona humana y la prohibición de la tortura
y de los tratamientos inhumanos, crueles y degradantes- deben reconocerse y
garantizarse siempre, en cualquier situación y en todo momento. Su necesario
respeto, constante e ininterrumpido, está en la médula misma de la garantía y
protección de estos derechos. Constituye un caso de ius cogens, que existe
con independencia de las estrictas obligaciones convencionales aceptadas por
el Estado y se impone imperativamente, erga omnes, a la Comunidad
Internacional y a todos los Estados que la integran”14.
Para terminar, conviene destacar que a nivel interno también se intentaría adoptar
una postura similar, en el sentido de atribuir carácter imprescriptible a los
atentados contra la vida y la integridad sin importar el contexto en el cual éstos
sucedan. En efecto, el proyecto de ley que adecua nuestra legislación al Estatuto
de Roma y que establece, entre otros, la imprescriptibilidad de todos delitos que
ahí se regulan, no ha incorporado el plan sistemático y/o el ataque generalizado
como elementos constitutivos de los delitos de tortura, ejecución extrajudicial y
desaparición forzada, sino que han sido tomadas como agravante de los
mismos15.
14
Gros (1981), Estudio sobre La Situación de los Derechos Humanos en Bolivia preparado para las
Naciones Unidas, párr. 127. Citado en Gros, Héctor (1991). Derechos Humanos. Instituto Peruano
de Derechos Humanos. Lima, Cultural Cuzco S.A., p. 108.
15
Proyecto de ley No.14659/2005. Ver artículos 10, 11, 12 y 13.
Conclusión
Para la Corte Interamericana, no sólo los delitos de lesa humanidad vienen a tener
carácter imprescriptible. A raíz de su razonamiento en los casos Bulacio y Albán
Cornejo se puede establecer que para el Alto Tribunal las graves violaciones a los
derechos humanos, sin llegar a tener las características de sistemacidad y
generalidad -inherentes a los crímenes de lesa humanidad-, tienen igualmente
carácter imprescriptible.
Si bien dependerá de cada caso en particular determinar la gravedad de la
violación cometida, en nuestra opinión, las ejecuciones extrajudiciales y las
torturas, al contravenir normas imperativas de derecho internacional (ius cogens),
resultan imprescriptibles. No resulta concebible que delitos que ofenden en tan
alto grado la dignidad humana queden envueltos en el manto insoportable de la
impunidad cuando, transcurrido cierto tiempo, las reglas de prescripción les sean
aplicadas.
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