Néstor Kirchner y su relación con Chávez y otros mandatarios

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Relaciones de la República Argentina
Clasificado por: Embajador E. Anthony Wayne por
razones 1.4 (b) y (d)
1. Resumen y comentario: El presidente argentino
Néstor Kirchner trata de adoptar una posición
cercana a Chávez y, al mismo tiempo, de seguir
trabajando bien con los Estados Unidos en temas
importantes para Argentina. Teniendo en cuenta la
ventaja política y las elecciones de 2007,
estimamos que Kirchner continuará con su número
de equilibrismo. Kirchner lanzará críticas, en su
mayor parte indirectas, con lo que se congraciará
con Chávez, pero mantendrá una serie de puertas
abiertas para nosotros. Kirchner reconoce el valor
de mantener relaciones positivas con los Estados
Unidos –sobre todo en lo que respecta a temas
estratégicos clave-, pero en el plano interno no ve
valor alguno en una alineación pública con los
Estados Unidos o sus políticas. En realidad, en el
plano interno le da popularidad criticar lo que se
considera presión y adoptar una posición
independiente, a lo Charles de Gaulle. La relación
comercial y económica de Argentina con
Venezuela también tiene importancia estratégica
(refs a, b). La diferencia es que, en el plano interno,
Kirchner percibe el valor, sobre todo electoral, de
un vínculo público con Chávez. Las reuniones entre
ministros del gobierno argentino y Gonzalez, Burns
y Shannon fueron positivas. Se reconoció una
importante agenda común en muchos terrenos
(refs c-d) y la cobertura periodística de las visitas
fue positiva y amplia. A la luz de esa dinámica, las
declaraciones de Kirchner en Venezuela –que
Argentina “no contendrá a Venezuela”- y su
invitación para que Chávez haga una visita en
marzo indican el deseo del gobierno argentino de
mantener lo que consideran un “equilibrio” en las
relaciones con los Estados Unidos y Venezuela.
Fin del resumen.
2. La visita del 6-7 de febrero del fiscal general
Gonzalez, así como la visita a Buenos Aires de los
días 8-9 de febrero por parte de Nick Burns y
Shannon y las reuniones con altos ministros de
Kirchner contribuyeron a subrayar la mejora de las
relaciones bilaterales, la amplitud de la relación, así
como a destacar las prioridades de los Estados
Unidos en la región. El jefe de Gabinete Alberto
Fernández y el ministro de Planificación Julio De
Vido les confirmaron a Burns y a Shannon la
importancia que tiene la relación para el gobierno
argentino, la estrecha cooperación en temas como
la lucha contra el terrorismo, la lucha contra la
droga y el apoyo internacional a la no proliferación.
Junto con el ministro de Relaciones Exteriores
Taiana, se mostraron preocupados por la situación
en Bolivia y Ecuador y destacaron la necesidad de
fortalecer la estabilidad en la región, también
mediante esfuerzos conjuntos en Haití. También
hicieron hincapié en la importancia que dan a
atraer inversión estadounidense (si bien una
decisión negativa que se dio a conocer durante la
visita en relación con un fondo de inversión de los
Estados Unidos que buscaba una participación en
una compañía de transmisión de energía local,
indica que el mensaje a los posibles inversores es,
en el mejor de los casos, ambivalente). El jefe de
Gabinete Fernández caracterizó públicamente las
relaciones como “buenas” el día después de la
visita de Burns.
3. Desde el principio, sin embargo, el estilo de
Kirchner ha sido combativo ante desafíos reales,
imaginados e inventados y de orígenes tan
distintos como la iglesia católica, el neoliberalismo
y el “consenso de Washington”, el Banco Mundial y
el FMI, las multinacionales extranjeras parasitarias,
la prensa y los oponentes políticos (ya sea del
partido peronista o de otros), así como también –
según se afirma de forma indirecta- de los Estados
Unidos. Ese estilo le ha resultado útil. En
momentos en que la economía crece, impulsada
por factores externos favorables, su nivel de
popularidad ha experimentado un gran aumento y
permanece alto debido, en no pequeña medida, a
su carácter belicoso.
4. Kirchner volvió a dar muestras en las últimas dos
semanas de su disposición a atacar las
instituciones externas para obtener réditos políticos
en el plano interno. Criticó en varias ocasiones a
las instituciones financieras internacionales y a
otras organizaciones internacionales y rechazó las
últimas críticas moderadas de éstas sobre la
política económica del gobierno argentino. Volvió a
responsabilizarlas de la crisis financiera de 20012002, así como de los elevados niveles de pobreza
actuales. Su estallido tuvo lugar después de
comentarios críticos moderados por parte del
Banco Mundial y de funcionarios de la
Organización Mundial de Comercio respecto de la
sostenibilidad de la política económica del gobierno
argentino. También contestaba un comentario de
un vocero del FMI a la prensa en el sentido de que
un acuerdo con el FMI era habitualmente una
precondición para la reprogramación de la deuda
con el Club de París. A pesar de la explicación del
FMI de que se trataba de una exigencia del Club de
París, no del FMI, Kirchner culpó al FMI –su blanco
favorito- de bloquear un acuerdo con el Club de
París. Junto con su ministra de Economía Felisa
Miceli, aprovechó también la oportunidad de
explotar la extrema hostilidad pública en relación
con el FMI al rechazar de forma categórica toda
posibilidad de un programa del Fondo en
Argentina.
5. Esa dinámica contribuye a explicar los dos
costados de Kirchner que vemos en nuestras
relaciones bilaterales. Kirchner es ante todo
pragmático, pero tiene una excesiva concentración
en los temas internos y en la opinión pública. El
bajo nivel de las relaciones bilaterales recientes,
ocasionado por el desempeño del gobierno
argentino en la Cumbre de las Américas de Mar del
Plata en noviembre de 2005, tal vez haya
convencido a Kirchner de que se internó
demasiado en la senda populista. Desde entonces
hemos percibido una mejora gradual y sostenida de
las relaciones y una creciente disposición de los
altos funcionarios a dialogar con nosotros y a
identificar terrenos en los que podemos fortalecer
la cooperación.
6. Sin embargo, no pensamos que vaya a haber una
aprobación pública de los Estados Unidos ni de
muchas de nuestras políticas. La imagen pública
de los Estados Unidos en Argentina es la más baja
de la región. Los periódicos ataques verbales de
Kirchner a políticas e instituciones que la opinión
pública relaciona con los Estados Unidos, como por
ejemplo la globalización y las instituciones
financieras internacionales, resuenan muy bien
aquí siempre y cuando no impliquen una ruptura
seria (véase el último trabajo INR U. S. Image de la
encuesta Latinobarómetro de octubre-noviembre
de 2006, que compara la opinión pública argentina
con la de otras diecisiete de la región). Kirchner
calcula –con por lo menos un ojo puesto siempre
en las próximas elecciones- que verse demasiado
relacionado con los Estados Unidos no tiene
muchas ventajas, mientras que adoptar una
ocasional posición de “firmeza” y “protección de los
intereses del pueblo” frente a la potencia
hegemónica tiene escasas desventajas.
7. La prensa local, por su parte, presenta muchos
temas como el enfrentamiento ideológico entre los
Estados Unidos y Venezuela por la supremacía en
la región. En un reflejo de eso, los actos del
gobierno argentino se describen como prochávez o
como un acercamiento a los Estados Unidos.
Contactos nos informan que Kirchner también
considera que mantiene un equilibrio entre ambos
al estilo de Charles de Gaulle entre los Estados
Unidos y la URSS durante la Guerra Fría. La
Embajada ha comprobado en varias ocasiones
que, cuando la prensa parece mostrar una
excesiva mejora de las relaciones entre los
Estados Unidos y el gobierno argentino, Kirchner
encuentra la oportunidad de pinchar ese globo de
forma pública. Luego de las visitas de Gonzalez,
Burns y Shannon, Kirchner, que se encontraba en
Venezuela para la firma de una serie de acuerdos
comerciales, puede haberse sentido obligado a
“corregir el equilibrio” y demostrar su
independencia con la declaración gratuita de que
Argentina no iba a “contener” a Chávez (ref A).
Aquí los medios relacionaron las declaraciones de
Kirchner en Venezuela con las que hicieron Burns y
Shanon durante su reciente visita respecto de que
los Estados Unidos podían trabajar bien con
gobiernos como los de Argentina y Brasil pero que
Venezuela era “otra cosa”.
8. Comentario: Es evidente que tenemos diferencias
de política exterior con el gobierno de Kirchner,
sobre todo respecto de lo que pensamos de
Chávez y sus actos en Venezuela y la región. La
prensa local dice que Chávez le devolverá la visita
a Kirchner la semana próxima, en coincidencia con
la visita del presidente Bush a Uruguay (contactos
en el gobierno argentino nos dicen que la visita aún
no se ha confirmado). El Embajador ha
manifestado nuestro profundo temor a que Chávez
utilice la ocasión para organizar otro acto contra los
Estados Unidos (como se informa en la prensa) y
que ese acto pueda tener un efecto negativo en
nuestras relaciones bilaterales. Ese, por desgracia,
sería el tipo de gesto que cabría esperar de
Kirchner, un gesto que apunte a la ventaja política
electoral a corto plazo, de escasa consideración
por las consecuencias a largo plazo. No debemos
esperar cambios significativos en la política exterior
del gobierno argentino ni declaraciones públicas de
apoyo a los Estados Unidos. Tampoco es probable
que Kirchner modifique muchas de sus tendencias
económicas intervencionistas. Todo eso es
especialmente cierto en un año electoral. Sin
embargo, en la mayor parte de los temas
bilaterales y multilaterales clave e importantes para
los Estados Unidos, consideramos que podemos
seguir construyendo una fuerte cooperación de
manera discreta y decidida.
WAYNE
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