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Mocondino y los derechos comunitarios: Agua y conflictos ambientales*
Julián Esteban Arturo Ordoñez
Nathalie Allroggen Estrada**
Resumen
Mocondino, corregimiento de la ciudad de San Juan de Pasto, tiene pobladores de
ascendencia quillasinga, en cuyas formas particulares de existir reconocen una unión
vital con el territorio y el agua, que perduraron en el tiempo pese a la desaparición
formal de sus resguardos de origen colonial y cabildos. Pero el crecimiento de la ciudad
hacia estos territorios, guardianes de páramos y bosques reguladores de fuentes de
agua y oxígeno, así como el paso de la vía perimetral y las necesidades de más fuentes
de agua, ha generado disputas entre las Juntas Administradoras de Agua, y de estas
con la institucionalidad (Alcaldía de Pasto) con proyectos inconsultos con la población,
generando la resistencia comunitaria y la revitalización de sus formas autónomas de
derecho para afrontar los conflictos por el agua y así
salvaguardar y respetar las
formas de vida del territorio de Mocondino.
Palabras clave
Mocondino, Juridicidades, Subalternidad, Costumbre, Agua.
Abstract
Mocondino, district of the city of San Juan de Pasto, is Quillasinga ancestry residents, in
particular forms exist which recognize a vital link with the land and water, which
persisted over time despite the formal disappearance of their reserves of origin colonial
*
El presente ensayo recoge y hace parte lo avanzado en el proyecto de investigación en curso Fuentes materiales de
derechos alternativos en los territorios de Jenoy, Mocondino y La Laguna del municipio de Pasto, presentado por los
grupos de investigación La Minga de la Facultad de Derecho de la Universidad Cooperativa de Colombia, sede
Pasto, e IADAP de la Universidad de Nariño en la convocatoria CONADI (Comité Nacional para el Desarrollo de la
Investigación) 2011.
**
Estudiantes de derecho, Universidad Cooperativa de Colombia, sede Pasto.
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and councils. But the growth of the city to these territories, moorland and forest guards
regulators sources of water and oxygen, and the passage of the perimeter road and
needs more water sources, has generated disputes between Water Administration
Boards, and with these institutions (Municipality of Pasto) inconsultos projects with the
population, generating community resistance and revitalization of its autonomous forms
of law to address water conflicts and thus safeguard and respect the lifestyles of the
territory of Mocondino.
Keywords
Mocondino, Juridicity, Subaltern, Custom, Water.
Introducción
La evolución jurídica en la contemporaneidad ha dado cabida al entendimiento y
reconocimiento de diferentes tipos de formas jurídicas, encontrando dentro de un mismo
estado diferentes juridicidades, las cuales no solo provienen de los órganos estatales,
sino del acontecer de grupos ancestrales, los cuales, gracias a distintos instrumentos
jurídicos como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Convenio 169 de
la OIT, la Constitución Nacional colombiana de 1991, rigen discrecionalmente dentro del
área geopolítica de su dominio, a través de sus propias formas jurídicas
consuetudinarias y autoridades; lo cual indudablemente reivindicó los derechos de estas
comunidades, reconociendo validez a su derecho costumbrista siguiendo a la escuela
histórica del derecho (Savigni, 1908), situación que en otrora hubiese sido inconcebible
con los regímenes estatales clásicos y/o liberales donde el derecho únicamente podía
provenir del órgano legítimo de producción normativa.
Aquel recelo con la alteridad normativa logró superarse
conformando un nuevo
paradigma que prescinde del concepto hermético del derecho suministrándole
herramientas jurídicas diversas para manifestarse además de las leyes, y es a través de
la cosmovisión y las costumbres que germina un derecho diferente y paralelo al de la
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mayoría de las comunidades circunscritas de forma coactiva e implacable al derecho
clásico, que evita reconocer las diferentes nacionalidades que puede albergar un mismo
Estado; y es dentro de éstas nacionalidades conformadas por grupos que comparten
unas mismas costumbres, un idioma, rasgos étnicos particulares que se matiza una
juridicidad alternativa.
Es entonces que la preeminencia de las fuentes formales del derecho olvida que el
mundo jurídico es un conjunto de lenguajes que superan sus rígidas dimensiones
normativas, jurisprudenciales y positivizadas, condenadas a establecer una distancia
entre lo considerado civilizado y las otras visiones sobre cómo habitar el planeta.
Sin embargo existe la imposibilidad de invisibilizar la cosmovisión y la historia de los “no
civilizados”, de los otros y por ello la estructura del derecho se ve perturbada y forzada
a introducir en ella otras juridicidades que por su historia, cultura y cosmovisión de vida
no deben ser sujetos a un derecho que nació, se desarrolló e implantó después de un
proceso histórico ajeno a su devenir histórico.
En este contexto, y advirtiendo que en este “otro” derecho la oralidad juega un papel
preponderante para encarar problemas sociales y ambientales que extienden efectos
jurídicos en su territorio, visibilizamos a los asentamientos indígenas donde su entorno
físico-social los inspira, forjando cimientos sólidos que constituyen parte de nuestra
historia, nuestra cultura, nuestro derecho y geografía.
Así, encontramos en San Juan de Pasto, municipio colindante con el volcán Galeras,
rodeado en lo rural de poblaciones de ascendencia indígena (hoy corregimientos) como
Genoy, Mocondino, Jamundino, Buesaquillo, entre otros, y ante quienes se encuentra
latente realidades problemáticas relacionadas con la preservación del ambiente tales
como: el 1) Crecimiento del casco urbano hacia los corregimientos, de vocación agraria
y ecológica, pues en su territorio se encuentran los páramos y bosques que regulan
fuentes de agua y el oxígeno locales 2) Problemas con el manejo cultural del agua,
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debido al crecimiento de la urbanización y su demanda de fuentes de agua 3) Disputas
locales entre las juntas administradores de los acueductos propios que poseen
corregimientos y veredas de los entornos de Pasto (IADAP, 2008) por políticas y planes
exógenos a sus dinámicas socio culturales tradicionales.
Este proyecto tiene como objetivo descentralizar el estudio clásico del derecho y emitir
un discurso jurídico complementado con herramientas del discurso antropológico y
social para una aproximación de soluciones a aquellas realidades anteriormente
anotadas, con base al estudio de derechos alternativos que necesariamente hacen que
el derecho trascienda a otras disciplinas del conocimiento evocándose con ello el
fenómeno de la transdisciplinariedad, para alcanzar el fin propuesto.
Advirtiendo la dificultad con la que nos encontramos al intentar exponer, perspectivas
poco exploradas para el derecho en el contexto regional, es pertinente en esta
investigación despojarnos de los prejuicios que encasillan el estudio del derecho a lo
normativo y jurisprudencial, entendiendo que el derecho es un todo histórico social que
abarca no solo a la costumbre como fuente legitima sino como forma de vida y cultura
(Savigni, 1908). Por ello para concretizar ésta aspiración buscamos interrelacionarnos
con los pobladores del corregimiento de Mocondino para que sean ellos, desde sus
discursos particulares, quienes cuenten su historia, su realidad, su problemática y sus
posibles soluciones, con el fin de no conocer historias contadas por sujetos externos al
contexto histórico-social, logrando una reflexión y análisis desde la perspectiva desde
la subalternidad entendida como el rescate de la cultura de un pueblo, cansado de que
su realidad e historia sea dibujada por entes externos y colonizadores, que a su manera
y conveniencia, relataban el tiempo, el modo, el uso, las costumbres antiguas (Prakash,
2007)1; Se hace necesario, entonces, lograr posesionar la otra cara de la historia, desde
la visión de los marginados, quienes viven este periodo histórico, a pesar de la opresión
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La Escuela de Estudios Subalternos es un grupo de intelectuales del sureste asiático y de la india, entre cuyos
postulados básicos se cuenta con la confrontación de discursos de los subalternos o sometidos en razón de alguna
circunstancia fortuita (como ser de una mejor casta) y políticamente mal intencionada, como una monarquía o seudo
democracia occidental.
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y dominación absoluta de los colonizadores, nunca perdieron sus raíces, su religión y
cultura que se arraigaron a pesar de padecer esta invasión en su sociedad.
El corregimiento de Mocondino territorio de pueblos de ascendencia indígena, no ajeno
al mundo de lenguajes míticos y que en su territorio se relacionan con el agua, con sus
paramos, con sus maizales. Un territorio que siendo suyo, siendo propio está cada vez
más propenso a desaparecer, por el crecimiento descontrolado del sector urbano, ellos
anclan sus raíces e intentan subsistir ante este huracán de cemento, modernidad,
capitalismo y progreso, que despedaza poco a poco esta zona verde y mágica que
albergó hace mucho tiempo sus antepasados; tal es la realidad que hoy vive este
corregimiento que casi como un barrio más de la ciudad de Pasto, sufre la
implementación de grandes carreteras que seguramente afectarán sus páramos que
son una fuente de agua.
Como si fuera poco, la ejecución de un proyecto de acueducto para nuevos
asentamientos
periurbanos
(Barrio/Vereda
de
Canchala
Alto),
amenaza
el
abastecimiento eficientemente del agua en el corregimiento, ocasionando un conflicto
por el manejo del agua, ya que este implica, se quiera o no, contenidos eminentemente
políticos. Por ello el tema en los actuales foros de Agua en el mundo ha sido la
gobernanza del agua, concepto en el cuál va implícita la funcionalidad política que el
agua está adquiriendo.
Todo esto, desde luego merece una reflexión no sólo desde la luz de los principios
constitucionales y legales, sino desde las costumbres como fuentes materiales del
derecho, que den cuenta del despojo de la historia e identidad cultural que los
habitantes de Mocondino están prontas a padecer. Y para ello, se vuelve indispensable
que la academia visibilice realidades presentadas en contextos como los de Mocondino
en los que el dominio y destrucción de sus asentamientos por las dinámicas del modelo
de ciudad a ellos, para formar una historia con los habitantes del corregimiento, que
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marginados se sienten sin protección jurídica alguna para evitar la invasión a su
historia, su cultura, su territorio.
En ese orden de ideas, vale la pena recordar las elecciones primarias del derecho,
analizando la teoría de las fuentes, en la que el protagonismo y preponderancia es
asumida por la ley o el derecho escrito, el que subsume a las otras fuentes de derecho,
dejando relegada, verbigracia la costumbre, aun plano auxiliar, siempre ante la
ausencia de textos normativos e interpretativos dentro del ordenamiento jurídico
jerarquizado.
Esta primacía en el estudio de las fuentes del derecho debe ser descartada desde todo
punto de vista cuando se trata de abordar problemas en los que se ven involucrados
actores sociales colectivos, como los indígenas, campesinos, afros y otras
colectividades, ya que la constitución reconoce para algunos de estos actores la
posibilidad de tener jurisdicciones propias.
En este proyecto financiado por el Comité Nacional para el desarrollo de la
investigación (CONADI) de la Universidad Cooperativa de Colombia, se proponen
iniciativas que permitan ampliar las perspectivas académicas del derecho como un
conjunto de normas y articulados escritos, conociendo, estudiando y valorando otras
formas de entender la vida mediadas por la costumbre y prácticas comunitarias
basadas principios como la solidaridad, la reciprocidad y la hospitalidad (Perugache,
2008), que indudablemente se enmarcan dentro de las políticas universitarias.
Frente a lo cual, el deseo es dar respuesta al interrogante que se avecina ¿Qué
mecanismos idóneos existen en las Juridicidades alternativas en el ordenamiento
jurídico colombiano para salvaguardar y reivindicar derechos colectivos en problemas
ambientales como los del manejo del agua, en el corregimiento de Mocondino de San
Juan de Pasto? Para lo cual es menester realizar un barrido, revisión y lectura del
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material bibliográfico existente y desplazamientos constantes al corregimiento de
Mocondino, para conocer, sensibilizar, relacionarse con los habitantes, conocer su
opinión frente a la problemáticas y construir con ellos las soluciones y propuestas de
soluciones de los mismos.
Marco teórico de la propuesta
La percepción indígena dentro de nuestro territorio colombiano ha sido una lucha
constante para lograr reivindicar los derechos de los pueblos originarios bañada de
periodos donde los cabildos fueron abolidos, como ocurrió en el Estado Soberano del
Cauca en 1859 o cuando se catalogó a los resguardos indígenas como “un
impedimento para alcanzar la civilización” efectuando medidas discriminatorias como la
expedición de la ley 89 de 1890 “Por medio de la cual se determina la manera como
deben ser gobernados los salvajes que vayan reduciéndose a la vida civilizada” o la ley
5 de 1905 en la cual se otorgaba aval a la venta de los resguardos indígenas, todo ello
aunado al periodo misionero evangelizador de España a las comunidades indígenas no
les quedaba más remedio que resistir la magnitud de estas fuerzas para poder subsistir
como pueblo, acudiendo desde conformación de fundaciones, movimientos sociales e
institutos indigenistas para luchar y proteger desde su propiedad colectiva hasta su
corriente ideológica. A pesar de este oscuro panorama, con el tiempo estos grupos y
resistencias lograron influir en las legislaciones del país, permitiéndoles su
reconocimiento y protección, y es a mediados
de los años 70 donde sus luchas
resultaron en un somero éxito para lograr la recuperación de sus tierras, y su situación
se transformaría parcialmente cuando sus voces llegaron a oídos del Estado Social de
derecho promovido por la Constitución Política de 1991, el cual advirtiendo la
desinformación, discriminación y la vulneración a los pueblos ancestrales o indígenas
los cuales unidos por una línea inquebrantable de identidad pretenden contener su
origen, sus creencias, su etnia, el Estado moderno considera urgente adoptar medidas
que fomenten la protección y restablecimiento de estas comunidades reconociendo su
aporte cultural, económico y social a la totalidad de nuestro país, y es entonces que se
surge el convenio 169 de la OIT, ratificado por Colombia a través de la ley 21 de 1991
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con un enfoque solidario pretendiendo la colaboración mutua del gobierno con las
comunidades indígenas
con “miras a proteger los derechos de esos pueblos y a
garantizar el respeto de su integridad” , su libertad protegiendo su diferencia, sus
valores, su estilo de vida, su organización y su lengua, además de garantizar la
igualdad de oportunidades que la legislación ofrece a la comunidad nacional como en el
campo educativo o laboral fomentando “La artesanía, las industrias rurales y
comunitarias y las actividades tradicionales”
además de prometer una economía
estable para estos pueblos la cual será administrada según los usos y costumbres de
los mismos.
En síntesis, a las comunidades indígenas les fue otorgada a raíz del proceso
constitucional de 1991 y la adhesión de los tratados internacionales al bloque de
constitucionalidad “la autonomía en el manejo de sus propios asuntos, en cuanto a su
territorio, el uso de su lengua y, en fin, el ejercicio de la jurisdicción conforme a las
normas y procedimientos plasmados en sus usos y costumbre, siempre que no sean
contrarios a la constitución y a las layes de la República”, sin afectar, en principio, la
autonomía que permite que al interior de la comunidad indígena se gestionen los
recursos tanto económicos, sociales y naturales forjando la identidad indígena, pero
esta soberanía que caracteriza a los pueblos ancestrales no debe desbordar los límites
mínimos impuestos por el sistema jurídico nacional e internacional, como son la
garantía de los bienes jurídicos de los individuos y el cuidado de la naturaleza,
asimismo los pueblos indígenas tienen en principio injerencia por fuera de su
jurisdicción y su participación especialmente en proyectos o planes relacionados con su
región2.
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Hay una posición que ve en la Constitución Política de 1991 no la garantía de libertades y derechos para los
pueblos indígenas, sino la desarticulación del movimiento indígena, que ajeno a las supuestas reivindicaciones de las
que fue objeto con la constitución del 91, tenía una unidad y fuerza que de diluyó en los dineros de las transferencias
y politiquería que minó la resistencia indígena. Luis Guillermo Vasco pone de relieve que fue la Constitución quien
integró a las sociedades indígenas a la nación, trasmitiéndole no sólo unos supuestos derechos (cuestionables y
ganados por sus luchas y no por el quehacer jurídico), sino sus vicios más recalcitrantes (Vasco, 2011)
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Por lo tanto es válido aseverar que es compatible en el país la coexistencia de múltiples
sistemas jurídicos; lo cierto es que nuestra legislación ha permitido la injerencia de este
“otro derecho” y le ha concedido un valor jurídico trascendental para que este pueda
subsistir por sí solo aunque limitado por sus propios valores, abanderado como pilar
fundamental de la estructura jurídica las prácticas costumbristas, la cultura y el
misticismo colectivo.
Con ello resulta evidente que aunque desde años atrás se diga que la ley, la costumbre,
los principios generales del derecho y la doctrina son las fuentes del derecho, hoy en
día hay una nueva concepción del derecho con otras jerarquías en cuanto a sus
fuentes, alternas, subalternas, bajo un nuevo paradigma en contra la concepción clásica
y liberal del derecho, que sin lugar a dudas, desconoce aún hoy ese otro derecho.
Como efecto del reconocimiento de los territorios y jurisdicciones indígenas en nuestro
Estado, se dispensan medidas legales y jurídicas para permitir el restablecimiento de
las parcelas que se suprimieron a los indígenas en los distintos periodos de tiempo;
estas medidas han ido evolucionando y madurando y es actualmente la ley 160 de 1994
y su decreto reglamentario 2164 de 1995 las cuales intenta regular la preservación,
conservación y restablecimiento de los territorios o reservas indígenas. En cuanto al
procedimiento a efectuar para lograr legalmente la posesión de este terreno, es el
INCODER el cual a través de una solicitud generalmente diligenciada por el cabildo
indígena o de oficio donde se indicará, además de las pretensiones, las calidades del
terreno, ubicación, número de habitantes, linderos etcétera.
Paralelamente a la concepción indígena tradicional sobre la visión del mundo, como un
compuesto de seres naturales a los que se les debe respeto, tenemos las prácticas de
manejo de nuestros recursos hídricos desde la concepción utilitarista, la cual consiste
convierte al agua en un negocio sustentado constitucionalmente en su título XII, que
señala que “la actividad económica y la iniciativa privada son libres dentro de los límites
del bien común y que la libre competencia es un derecho de todos que supone
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responsabilidades”, ofreciendo colaborar en el cumplimiento de los fines del Estado,
proteger la equidad y la dignidad humana en el país asegurando una óptima prestación
de los servicios, siendo la prestación adecuada de los servicios públicos de gran
importancia para alcanzar los objetivos de la política urbana: competitividad, solidaridad,
sustentabilidad y gobernabilidad en nuestras urbes; de otro lado, las características del
desarrollo urbano facilitan o impiden la consecución de los propósitos de eficiencia,
calidad, universalidad e integridad que se le ha planteados al sector del agua potable, y
por tanto apoyarían y respaldarían por completo los planes de gobierno y de desarrollo
en el país, y a su vez fortalece el ideal de encaminarse hacia la “modernidad” imitando
las prácticas internacionales e industrializadas con el manejo del agua, convirtiendo a la
ciudad en un sitio atractivo para invertir o reinvertir capitales productivos, ello nos brinda
claridad de las pretensiones lucrativas y expansionistas de las empresas y por tanto lo
único que podemos esperar es la compra de nuestro acceso y calidad al agua y por
supuesto de nuestros derechos en conexidad con este recurso vital, además teniendo
en cuenta los objetivos de las empresas privadas entendemos que el único
inconveniente que tendrían es encauzar el crecimiento de las ciudades por una vía que
propicie la eficiencia, la confiabilidad y autosuficiencia financiera de las empresas de
servicios, es decir poco o nada interesaría el crecimiento descontrolado de la urbe
siempre y cuando se cuente con los planes, innovación tecnológica y recursos
financieros para extender su prestación de servicios y generar para sí un excedente
lucrativo (Banco Mundial, 1996).
Nuestro panorama actual nos ofrece una dinámica económica y expansionista
desmedida generando que la separación territorial de las zonas urbanas y rurales no
sea evidente, ésta transformación producto del sistema moderno incrementa el
deterioro ambiental como la desintegración de nuestros grupos étnicos minoritarios,
quienes observan que el camino del río desaparece, los bosques pierden su color y la
polución típica de la ciudad invade ahora su ambiente. Porque la nueva concepción
neoliberal implementa y “diseña estrategias para apropiarse del territorio y de los
recursos naturales sin considerar que al mismo tiempo, indígenas, negros y
campesinos, defienden su diversidad biológica y étnica para legitimar el derecho al
territorio étnico, su lenguaje, sus costumbres, su dignidad y autonomía con todo el
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derecho que les da el ser herederos de los pueblos milenarios de América Latina”.
Desvirtuando la concepción constitucional donde se protege la diversidad étnica y
cultural para dar paso a la apertura económica y la globalización, lo cual encaja en la
versión capitalista de desarrollo y progreso humano creando a estos grupos colectivos
la necesidad de migrar a la urbe y acomodarse al nuevo sistema imperante donde se se
reduce la posibilidad de la diferenciación y unifica miradas, actores y culturas.
Debido a que nuestro recurso hídrico se ha transformado en un monopolio comercial,
no es sorpresa que regulaciones jurídicas sustenten esta actividad, por ejemplo la ley
142 de 1994, las cuales permiten la captación de consumidores e inversionistas, surge
la competencia empresarial, la expansión y beneficios económicos incluso para la
región, este ideal de progreso y modernidad que nos venden las empresas a cambio de
contribuir a su fortalecimiento progresivo y la extinción de los acueductos o redes de
distribución del agua comunitarias, faculta la exclusión de elementos que propician la
identidad cultural, económica y social propia de las comunidades tradicionales,
costumbristas por la transformación y destrucción de su entorno y el advenimiento de la
ciudad a lo rural, permitiendo la intromisión indiscreta de un proyecto de vida que
encierra un estereotipo y modelo de vida en torno al capital, cediendo paso a la
homogenización de los pueblos.
Por lo tanto, debemos ser flexibles a las corrientes ideológicas alternativas al régimen
actual, las cuales plantean un modelo de desarrollo socio económico que no
desconozca las necesidades e intereses propios de los colectivos sociales y la
necesidad de armonización ambiental de los procesos históricos y sociales llevados a
cabo en los territorios, tal es el caso de las comunidades organizadas sin animo de
lucro , que por cierto se encuentran en vía de extinción a causa de la constante presión
ejercida por el estado en su conjunto, el cual por medio de herramientas de orden legal
y sublegal han querido darle desde la entrada en vigencia de la constitución política de
1991 al servicio público del agua la connotación empresarial y monopolizadora que
permita obtener el mayor lucro posible de esta necesidad básica, subyugando así a los
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usuarios del servicio a las condiciones impuestas por el mercado del capital con un
factor adicional y es que con el monopolio del mercado se genera una única oferta, lo
cual indudablemente brinda la prerrogativa de estas sociedades por acciones de
imponer mayores condiciones tarifarias y del servicio, ello se sustenta con los
propósitos perseguidos por la ley 142 de 1994, CONPES 3463 de 2007,decreto 3200 de
2008.
Sin embargo pese al oscuro panorama que se avizora existen comunidades que siguen
en la lucha por reivindicar derechos sociales y económicos como el agua, que por su
importancia para la existencia misma de la vida social, se interrelacionan con la
naturaleza, tal es el caso de la comunidad de Mocondino, quienes con el trasegar del
tiempo y sin importar lo adverso de las circunstancias, han mantenido su acueducto
comunitario en funcionamiento y en mejoramiento gracias a la financiación que otorgan
las mingas, rehusándose a las múltiples ofertas realizadas por la Alcaldía, recurriendo a
su raigambre quillasinga en aras de obtener autonomía en el manejo de sus recursos y
en la toma de decisiones políticas que les permitan defender y administrar el territorio
que ancestralmente les pertenece, todo esto surge a consecuencia de los estrechos y
muchas veces inexistentes espacios democráticos que tienen estas comunidades de
injerir con respecto a las decisiones que se toman sobre su territorio en un sistema
constitucionalmente reconocido como democrático participativo y que en temas como el
estudiando muchas veces no llega siquiera a ser representativo.
Y es así que a pesar de vivir en entorno donde el progreso es sinónimo de dinero,
existen comunidades donde los recursos naturales, y más el agua no son vistos como
objeto netamente comercial, y por ello el progreso en su cultura es más espiritual “los
lugares de agua son muy importantes para los pueblos indígenas. Les asignan el papel
de santuarios naturales y tienen importancia simbólica en la organización del territorio”
(Peña, 2008), es para estas comunidades el agua un centro destacado de su vida
cultural, sus costumbres, mitos y leyendas, y es así que el manejo de este recurso tiene
inmerso estas actividades integrando también la actividad conjunta, por ello el agua no
solamente es un derecho al cual hay que proteger sino además en las comunidades
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indígenas “también abogan por la protección de los lugares donde ésta se encuentra”
(Peña, 2008).
Avances de la investigación3
Mediante la interacción con la comunidad de Mocondino y las autoridades locales
logramos obtener información valiosa acerca de la mutación que ha sufrido del manejo
del agua con el trasegar del tiempo, donde a pesar de la innovación tecnológica que
puede definir los diferentes esquemas de acceso al agua, aún persisten las costumbres
solidarias ancestrales en el proceder de la comunidad, lo cual no escapa al manejo del
recurso hídrico, que por lo demás ha sobrevivido a las distintas tribulaciones de las
diferentes épocas históricas y que en la actualidad retoma fuerza pese a su
desacreditación estatal con la ley 89 de 1890 y decaimiento en el territorio nariñense en
los años cuarentas y cincuentas del siglo veinte a causa de la propaganda ideológica
del aparato estatal que se empeño por todos los medios de cuestionar la validez y
eficacia de tal paradigma yuxtaponiéndolo con el de la modernidad occidental, ello
sumado a las políticas económicas estatales que prometían subsidios y prestamos
aquellas personas propietarias que
no se cumplieron completamente por decir lo
menos, y que además trajo consigo el minifundio que sería desastroso para la
economía agrícola colombiana.
Empero ante la sed empresarial del estado y los particulares contemporáneos, quienes
se empeñan en lucrarse de las necesidades básicas del ser humano, lo que sin lugar a
dudas llego al corregimiento de Mocondino bajo el discurso de la innovación y eficiencia
que al ser rechazada por la comunidad se intentó implementar por la fuerza bajo la vía
jurídica de la tutela de forma aviesa, ello genero una inevitable reacción de la
3
La metodología utiliza herramientas etnográficas, comprometidas solidariamente para la relación UniversidadRegión, buscando alternativas de vida y juridicidad desde el campo académico y vital a partir de la conversación con
mayores, líderes y personas del común, reflexionando la experiencia de vivir, convivir, conversar y reflexionar sobre
fenómenos jurídicos difusos, entendiendo estos últimos como aquellos que se difuminan en el todo social como
prácticas. La metodología general tiene un enfoque transdisciplinario, usando herramientas de investigación
históricas, etnográficas, hermenéuticas y míticas.
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comunidad de Mocondino que se tradujo en su renacer indígena en aras de proteger y
reivindicar su dominio ancestral y con soporte constitucional sobre su territorio y el
manejo de sus recursos de acuerdo a su cosmovisión de raigambre quillacinga, que
por ende propende por el equilibrio y conservación del medio ambiente sustentado en
su historia y tradición misma.
Estos usos y costumbres que han mutado con el tiempo, pero que mantienen su espíritu
solidario, como cuando expresan que antes el agua caía en acequias a Cánchala,
Puerres y Mocondino
donde actos como recoger agua, leña e ir a la rivera del rio
Dolores para lavar ropa constituían paralelamente oportunidades para reunirse con los
vecinos y pasar momentos fraternos con los mismos, lo que indubitadamente constituyó
un factor importante en su cultura y cosmovisión, debido a que este constituyó por
muchos años su espacio de interacción;
pero eso dejo de ser así después de la
construcción del acueducto hace 40 años, ellos
jabonar
antes del mentado suceso iban a
su ropa en el lindero del rio dolores, aquellos relatos indubitadamente
contrastan con el panorama actual donde gracias a la construcción de la vía perimetral
aquel sitio se ve rodeado de puentes, donde el agua pasa canalizada por debajo de los
mismos.
En la actualidad la infraestructura del acueducto está compuesto por cuatro bocatomas,
las cuales son surtidas de agua a través de una cámara de reparto, estas cuatro
bocatomas suministran agua a tres poblaciones diferentes las cuales tienen juntas
administradoras del agua independientes, y la distribución está hecha de la siguiente
manera:
-LA TOMA: para Canchala (con su propio fontanero)
-CHORRERA NEGRA: para Puerres (con su propio fontanero)
-MOTILON: para Mocondino (con su propio fontanero)
-TOMBILLO: para Mocondino (con su propio fontanero)
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Salida de campo a la bocatoma de La Toma
Foto Nathalie Allroggen, Mocondino, 23 de septiembre de 2012
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Bocatoma La Chorrera Negra
Archivo de la comunidad de Mocondino, 14 de octubre de 2012
Desarenador de El Tambillo en Mocondino
Foto archivo de la comunidad de Mocondino, 14 de octubre de 2012
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Lo anterior es repartido de acuerdo a la densidad poblacional y a la extensión del
terreno que en el caso de Mocondino es aproximadamente cinco mil habitantes en 700
hectáreas.
Sin embargo con el trasegar del tiempo el acueducto comunitario ha debido afrontar
diversos desafíos entre los cuales se denotan el proyecto de Canchala Alto para realizar
un acueducto paralelo, o los terrenos que compro la alcaldía municipal de pasto por
medio de los cuales quiso abrir senderos paralelos para surtir de agua proyectos
urbanísticos en el sector de Canchala Alto en la ciudad de pasto, y uno de los más
controvertidos problemas que es El proyecto de la vía perimetral desvía el agua del
acueducto , tal problema nunca fue previsto en el plan de construcción y a pesar de que
devinar se ha comprometido a colocar unos cables provisionales que pasarían por
encima de la carretera (espacio aéreo) para luego hacer una estructura que soporte los
conductos, sin embargo ninguna de estas propuestas han sido debidamente
formalizadas, además el mentado puente de la vía perimetral dejaría incomunicada a la
comunidad de las instalaciones del acueducto, entonces cuando hayan daños en las
instalaciones del mismo no se podrían llevar los materiales necesarios para arreglar,
toda vez que no existen vías alternas para acceder al lugar, ya que la topografía del
lugar es muy empinada.
El actual acueducto funciona para Mocondino, Puerres y Cánchala, por tal razón fue el
mismo construido por los tres pueblos en conjunto, siendo los integrantes de los
mismos quienes mediante mingas servían de mano de obra y suministraron la mayoría
de los materiales para la construcción del acueducto, mediante la realización de
festivales donde vendían comida como lo son las empanadas y demás, es más para la
mano de obra debía ir al menos un delegado por familia, sin embargo en lo que atañe a
la administración del mismo existen juntas independientes en cada población.
En cuanto a Mocondino, su junta administradora del acueducto está compuesta por seis
personas, sin embargo existe un nuevo proyecto estatutario el cual busca ser aprobado,
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este último estipularía ocho personas como junta administradora del acueducto, por lo
demás las juntas administradoras están en el cargo por un periodo de 2 años ;estos
personajes son elegidos por la comunidad, y es que cuando la junta administradora del
acueducto convoca a reunirse a la comunidad, las mentadas reuniones son de carácter
obligatorio, toda vez que la inasistencia a las mismas constituye una multa de $50.000
pesos.
El servicio del agua tiene un costo de $2.000 pesos mensuales, los cuales de no pagar
se debe cortar el servicio, sin embargo el espíritu de ayuda y solidaridad hace que la
mentada estipulación no sea cumplida a cabalidad, toda vez que el espíritu de
solidaridad comunitaria se encuentra tan arraigada a la comunidad que muchas veces
antes de proceder a cortar el servicio de agua por falta de pago ya han sobrepasado el
plazo estipulado en los estatutos para la suspensión del servicio.
Por otra parte cabe resaltar que el dinero que el usuario del acueducto comunitario
debe consignar mensualmente está destinado a mantener y tratar el agua que
ulteriormente se suministra (entre dichos gastos se encuentra el salario que se le paga
al fontanero, que en la actualidad es de $250.000 pesos, siendo este el único miembro
del personal que no trabaja AD-HONOREM ), además el acueducto comunitario cuenta
con un fondo de emergencia, el cual se nutre del mismo pago mensual de los
consumidores , toda vez que tras el tratamiento del agua y mantenimiento de la
infraestructura del acueducto quedan reductos que van dirigidos a el mentado fondo
común.
Entre uno de los denotados proyectos hacia el futuro del acueducto comunitario se
encuentra la liquidación de la personería jurídica que el acueducto tiene registrada en la
cámara de comercio para efectos de que el mismo lo maneje el cabildo de Mocondino,
en donde se tendrá una junta interna (al cabildo) que manejara los temas atinentes al
acueducto y su manejo, no obstante lo anterior tal junta estará bajo la supervisión del
cabildo y la comunidad, razón por la cual la cabeza visible de la junta del acueducto ya
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no será el presidente de la junta, sino que será el cabildo y toda la comunidad de
mocondino; además con esta medida se evitarían rendir cuentas y declara renta ante la
cámara de comercio ya que a la luz de la ley 99/93 las comunidades indígenas tienen la
potestad de manejar sus recursos naturales en su área de dominio.
Posesión de las autoridades del Cabildo
Foto Julián Arturo, Mocondino, 29 de abril de 2012
Por otra parte dentro de la comunidad existen planes de reforestación y mantenimiento
del medio ambiente que circunda la comunidad de Mocondino, donde básicamente el
cabildo ha comprado 4 hectáreas en el sector del Tambillo, terreno destinado a la
reforestación, donde en esencia se deja que “la naturaleza haga su trabajo”, es decir
que el terreno genere espontáneamente la vegetación natural del mismo. La anterior
información fue suministrada por don Fabio Naspirán Presidente de la Junta del
Acueducto comunitario de Mocondino, hoy Alcalde de Medio Ambiente del Cabildo.
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Todo lo anterior denota que a pesar de la disolución de los cabildos en los años
cincuenta del pasado siglo en el departamento de Nariño el estado a través de sus
órganos ejecutivos se vio obligado a entregar la administración de los acueductos,
cementerios y demás a grupos dentro de las distintas poblaciones denominados juntas
de acción comunal, asociaciones de usuarios y juntas administradoras, las cuales se
constituían AD-HONOREM y con un deber y responsabilidad sobre la comunidad a la
cual pertenecían, gestionando su administración bajo los criterios de solidaridad y vida
comunitaria que sin lugar a dudas constituye prueba suficiente del espíritu y
organización de los cabildos indígenas, por lo tanto es deducible que pese a la
desintegración de los cabildos los usos y costumbres indígenas en el área de
Mocondino jamás han cesado hasta estos días.
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