Ernesto Noboa Caamaño

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El Modernismo fue una corriente hispanoamericana cuyas orillas o límites temporales se extendieron,
más o menos, de 1880 a 1910. Tres decenios apenas. Eso especialmente se explica por la celeridad con
que cobré cuerpo en todo el continente, desde México hasta la Argentina. Halló un entusiasmo unánime.
Y, evidencia poco frecuente, una común aptitud lírica en las generaciones de muchos países. Cada uno
de ellos pudo exhibir sus propios valores.
Hubo entre ellos una evidente unión generacional. Por eso el que juzga al Modernismo en el Ecuador
tiene que apreciar de modo insoslayable a sus cuatro autores representativos: Arturo Borja, Ernesto
Noboa Caamaño, Humberto Fierro y Medardo Ángel Silva. Fueron semejantes hasta en su tragedia
personal: los cuatro murieron jóvenes, y dos de ellos -Borja y Silva- se suicidaron antes de cumplir sus
veintiún años. La brevedad de esas vidas, la atmósfera de bohemia en que se aniquilaron y el desprecio
hasta a la notoriedad literaria conspiraron sin duda contra la plenitud y extensión de la obra que los
modernistas ecuatorianos habrían dejado. Arturo Borja poseyó una legítima naturaleza de escritor,
explícita en tres o cuatro de sus mejores poemas, pero no alcanzó la madurez que merecía. Humberto
Fierro amó la selección, el verso trabajosamente pensado, que destella en ciertas expresiones
afortunadas pero descubre el artificio y la rigidez en otras. Careció de la exaltación lírica de sus
compañeros. Medardo Ángel Silva fue el que mejor llegó a la sensibilidad popular, el más ambicioso de
todos. Se le reconocían aptitudes geniales. Hizo poemas admirables, pero a menudo cayó también en la
creación mediocre, consecuencia de la prisa y la excesiva juventud. El más completo de la generación
fue Ernesto Noboa Caamaño. Poseyó como ninguno la técnica del verso. Fue el más homogéneo. El que
mejor se acoplé al Modernismo hispanoamericano. Y sigue siendo uno de los poetas líricos más
notables del Ecuador.
Arturo Borja
(1892-1912)
Arturo Borja es el más musical de los poetas modernistas ecuatorianos!
Arturo Borja Pérez, (n. Quito, 1892 - f. Ibídem, 13 de noviembre de 1912) fue un poeta ecuatoriano,
perteneciente al movimiento llamado la Generación decapitada y el primero del grupo en despuntar
como modernista. Es muy escasa su obra artística pero suficiente para determinar la calidad de poeta:
una corona de veinte composiciones forma el libro titulado La flauta de ónix, y seis poemas más; obras
que fueron publicadas póstumamente.
Ascendencia
Descendiente directo de Juan de Borja y Enríquez de Luna, III duque de Gandía y Juana de Aragón y
Garrea; el primero, nieto del Papa Alejandro VI (Rodrigo de Borja); la segunda, nieta del rey Fernando II
de Aragón, descendiente de los reyes de Navarra y la corona de Aragón.
Vida
Nació en Quito en 1892. Su progenitor, el doctor Luis Felipe Borja Pérez (padre), le condujo consigo a
París para tratar una enfermedad en su ojo cuando Arturo apenas entraba en la adolescencia.
Dotado de una gran sensibilidad, dominó rápidamente la lengua francesa. En poco tiempo el contagio
de los poetas simbolistas fue total: literatura y costumbres; especialmente Baudelaire, el extraño e
impresionante autor de Las flores del mal y la de aquellos otros deliciosos intérpretes como Verlaine.
Fueron sus versos predilectos los de Mallarmé, de Samain, de Baudelaire, Rimbaud, etc.
Con respecto a su relación con los demás poetas de la Generación decapitada, fue un gran amigo de
Humberto Fierro y de Ernesto Noboa y Caamaño, con los que mantuvo en vida una considerable
correspondencia. Medardo Ángel Silva, aunque no lo conoció personalmente, sí profesó una gran
admiración por él, dedicándole un poema de su libro El árbol del bien y del mal.
Pero el joven corazón de Arturo Borja, en pocos años pasó de las alegres ilusiones juveniles a la
desesperante melancolía que tradujo a sus composiciones. Anhelaba la muerte. Esta llegó por mano
propia, con una sobredosis de morfina.
Fallecimiento
Se suicidó en la ciudad de Quito, el 13 de noviembre de 1912, contando apenas con 20 años de edad.
Matrimonio
Contrajo matrimonio, el 15 de octubre de 1912, con Carmen Rosa Sánchez Destruge, a quien dedicará
los poemas “Por el camino de las quimeras” y “En el blanco cementerio”.
Tuvo obras como:
*EPÍSTOLA
*A LOLA GUARDERAS DE CABRERA
*PRIMAVERA MÍSTICA Y LUNAR
(A VÍCTOR M. LONDOÑO)
*PARA MÍ TU RECUERDO
*A MISTERIA
*MADRE LOCURA
*VOY A ENTRAR AL OLVIDO
Voici la masque pour la fête de mensonge.
Henry de Régnier
(A Francisco Guarderas)
*ROSA LÍRICA (Para Laurita Sánchez)
*BAJO LA TARDE
*VISIÓN LEJANA (A Ernesto Noboa)
*¡MELANCOLÍA, MADRE MÍA!
VAS LACRIMAE
(Para Alfonso Aguirre)
MUJER DE BRUMA
“Comme le souvenir
d'un grand cygne de neige
aux longues,
longues plumes.
Samain”.
Fue como un cisne blanco que se aleja
y se aleja, suave, dulcemente
por el cristal azul de la corriente,
como una vaga y misteriosa queja.
Me queda su visión. Era una vieja
tarde fría de lluvia intermitente;
ella, bajo la máscara indolente
de su enigma, cruzó por la calleja.
Fue como un cisne blanco. Fue como una
aparición nostálgica y alada,
entrevista ilusión de la fortuna...
Fue como un cisne blanco y misterioso
que en la leyenda de un país brumoso,
surge como la luna inmaculada.
Humberto Fierro
(1890-1929)
En Humberto Fierro damos con la actitud más estetizante del modernismo ecuatoriano.
Humberto Fierro (n. en Quito en 1890 - idem 1929), fue un poeta ecuatoriano perteneciente a la
denominada Generación decapitada, compuesta por varios poetas de principios del siglo XX. Hijo de
una familia pudiente de la época, sus primeros poemas fueron publicados a petición de su amigo el
también poeta Arturo Borja.
Debido a que desempeñaba un modesto cargo como servidor público centraba toda su atención en la
poesía, en 1919 publicó su primer libro titulado “El laúd en el valle”, su segundo libro “Velada palatina”
no se publicó sino hasta 20 años después de su muerte en 1949. Generación Decapitada.
(Quito, 1890 - 1929) Poeta ecuatoriano perteneciente a la llamada Generación decapitada, compuesta por
poetas de la aristocracia criolla. Hijo de una familia acomodada, adquirió esmerada educación, y en las
propiedades de sus padres dedicó buena parte de su tiempo a la lectura de sus autores preferidos.
De una sensibilidad exasperada, introvertido, sencillo y modesto, se desempeñó toda su vida como
amanuense en una oficina del Ministerio Público, sin preocuparse por mejorar su situación económica.
Centró toda su dedicación en la poesía, la música y la pintura, y sobresalió principalmente en el primero
de estos campos.
Junto con Arturo Borja, Ernesto Noboa Caamaño y Medardo Ángel Silva, Humberto Fierro conforma el
grupo de modernistas denominado la Generación decapitada. Siguiendo los pasos del nicaragüense
Rubén Darío, los modernistas ecuatorianos rompen con las formas tradicionales de la poesía, renuncian
a la rigidez del verso medido y dan preferencia al ritmo interior; pero, sobre todo, reivindican el
ensueño, la fabulación y el entusiasmo como pilares de la creación literaria.
El laúd del valle (1919), que fue publicado en vida del autor, y Velada palatina, editado en 1949, son los
títulos que firmó Fierro, cuyo propósito fue elaborar un sistema estético culto alejado de los referentes
nacionales, del prosaísmo de un país sumido en la pobreza y la corrupción política. Como la de Borja y
Noboa, la poética de Fierro es la del desencuentro de clase, la de la escisión entre su ensoñación
aristocrática y su ciudadanía mestiza.
Entre sus obras están:
*A CLORI
*.NAVEGANDO
*PENSIEROSO
*LAS COPAS DEL ESTÍO
*TU CABELLERA
*NUESTRA SEÑORA LA LUNA
*DILUCIDACIONES
*EL FAUNO
SUEÑO DE ARTE
Blanca estela dejaba el cisne blanco
en las mágicas aguas azuladas,
y en gallardas y suaves balanceadas
me mostraba la seda de su flanco.
Desde el césped frondoso de mi banco,
a la Milo de mármol enlazado,
trepaban las volubles lanceoladas
a ocultar el divino brazo manco.
Armoniosa la tarde descendía
parpadeando su luz con agonía.
Ya la estrella de Venus fulguraba.
Y mirando unas flores abstraído
de repente salté muy sorprendido:
impaciente Pegaso ya piafaba.
Ernesto Noboa Caamaño
(1891-1927)
De sus compañeros es el más directo y desgarrado, el más cordial en la expresión de sus vivencias.
Ernesto Noboa y Caamaño (Guayaquil, Ecuador, 1891 - Quito, 1927) fue un poeta ecuatoriano,
perteneciente a la llamada «Generación decapitada». Fue una figura del modernismo en su país.
Ernesto Noboa y Caamaño nació en Guayaquil, De igual manera que su compañero Arturo Borja,
procedía de una familia notable. Cumplió su educación media, se estableció con sus padres en la ciudad
de Quito, en donde su aleteo poético, fue cobrando altura a través de periódicos y revistas. Pero su fama
se extendía también al auxilio de las reuniones amicales en las que declamaba lo propio y lo ajeno, en
noches de bohemia en que no faltaba la excitación letal de los paraísos artificiales. Había aprendido
Noboa un estilo de escribir y de llevar su existencia que provenía del París de los poetas malditos, pero
que casaba peculiarmente con lo que él era por naturaleza: un hombre extremadamente sensible,
desdeñoso de la ordinariez de las cosas cotidianas, acongojado por afecciones íntimas e ideas sombrías.
Las incomodidades del ambiente local, rudo para su ambición de vagas delicadezas, le empujaron hacia
Europa.
El viaje depuró aún más sus gustos y sus percepciones. Le dio oportunidad de captar imágenes
extranjeras saturadas de poesía. Un ejemplo de eso es su composición Lobos de mar, en el paisaje de
Bretaña, cuando Noboa pudo contemplar a ese niño que desde el regazo de la madre humilde torna sus
glaucos ojos de futuro marino—y se queda escuchando la promesa del mar!. Las impresiones de su
vagabundeo lejano y las que con alma sensible siguió recogiendo tras el regreso al país, pusieron el
calor de lo humano en sus versos, aunque acentuaron al mismo tiempo su desazón, su pesimismo, su
renunciamiento a la voluntad y el esfuerzo, su predilección por las drogas heroicas, su insalvable prisa
hacia la muerte. Esta, por cierto, no le sedujo de veras, «con su paso humilde de reina haraposa». Pero,
en cambio, le poseía un desmayo invencible frente a las cosas de la vida: “Del más mínimo esfuerzo mi
voluntad desiste,—y deja libremente que por la vieja herida—del corazón se escape—sin que a mi alma
contriste—como un perfume vago, la esencia de la vida.” En medio de su abandono amaba más
radicalmente las lecturas de los autores favoritos: «Heme, Samain, Jules La forgue, Edgar Allan Poe -y,
sobre todo, ¡mi Verlaine!». O, de igual manera que el modernista cubano Julián del Casal, confesaba su
apetencia de morfina y de cloral para calmar sus “nervios de neurótico”. Seguramente Ernesto Noboa
Caamaño fue la figura representativa del Modernismo en el Ecuador.
Leyó a los franceses, a Rubén Darío. A Juan Ramón Jiménez. Y de ese modo asimiló virtudes de forma
que le permitieron hacer poesía de gracia y delicadeza jamás lograda antes en el país. Rasgos
estilísticos, predilecciones por lo francés y lo exótico, estado sentimental, singular aptitud renovadora,
todo lo asocia legítimamente a lo más caracterizado del movimiento modernista hispanoamericano.
Pero no desoyó totalmente el reclamo de los temas cercanos. Por eso compuso con certeza y colorido
aquel soneto titulado «5 a.m.», que es una imagen fiel, viva, visual, de las gentes quiteñas que madrugan
a la misa bajo el clamor de las campanas y que se mezclan con el truhan y la mujerzuela como en un
apunte goyesco. Ernesto Noboa Caamaño publicó “Romanza de las horas” en 1922. Y preparaba un
segundo volumen de poesía — que jamás apareció— titulado La sombra de las alas.
Entre sus obras están:
*EMOCION VESPERAL
(A MANUEL ARTETA, COMO A UN HERMANO)
*PARA LA ANGUSTIA DE LAS HORAS
A MI MADRE
*EMOCIÓN DE UNA FLAUTA EN LA NOCHE
*LUNA DE ALDEA
*A ARTURO BORJA
*5 a. m.
*VOX CLAMANS
*ARIA DEL OLVIDO
*DE AQUEL AMOR LEJANO
*LAS DANAIDES
*NOSTALGIA
RETRATO ANTIGUO
Tienes el aire altivo, misterioso y doliente
de aquellas nobles damas que retraté Pantoja:
los cabellos oscuros, la mirada indolente,
y la boca imprecisa, luciferina y roja.
En tus negras pupilas el misterio se aloja,
el ave azul del sueño se fatiga en tu frente,
y en la pálida mano que una rosa deshoja,
resplandece la perla de prodigioso oriente.
Sonrisa que fue ensueño del divino Leonardo,
ojos alucinados, manos de Fornarina,
porte de Dogaresa, cuello de María Estuardo,
Que parece formado—por venganza divina—
para rodar segado como un tallo de nardo,
como un ramo de lirios, bajo la guillotina.
Medardo Ángel Silva
(1898-1919)
Se abrió a la poesía bajo el alto patrocinio formal de Rubén Darío, que le enseñó musicalidad sonora
Medardo Ángel Silva (Guayaquil, Ecuador, 8 de junio de 1898 – Guayaquil, Ecuador, 10 de junio de
1919) fue un reconocido poeta ecuatoriano perteneciente a la llamada Generación decapitada.
Vida
Medardo Ángel Silva Rodas nació en Guayaquil el 8 de junio de 1898, hijo del Sr. Enrique Silva Valdez y
de la Sra. Mariana Rodas Moreira, y murió de forma trágica el 10 de junio de 1919 en la misma ciudad,
(dos días después de haber cumplido 21 años). Escritor, poeta, músico y compositor, es considerado el
mayor representante del modernismo en la poesía ecuatoriana, a pesar de no haberse casado, dejó
como descendencia a una única hija de nombres Mercedes Cleofé Silva Carrión, quien a su vez tuvo dos,
la Dra. Nancy Menéndez Silva, radicada desde temprana edad en los Estados Unidos y el jurista René
Colón Quevedo Silva, este último fue homenajeado por la M. I. Municipalidad de Guayaquil, siéndole
entregada el primer ejemplar de la edición de Obras de Medardo Ángel Silva. Su mejor amigo
indudablemente eran: Sebastián el guapo, Nicole la cantante
Quedó huérfano de padre a muy temprana edad y su madre, con la pequeña pensión que su esposo les
había dejado, construyó una modesta casa en la Avenida del Cementerio, actual calle Juan Pablo Arenas.
De niño entró a estudiar en la escuela de la Filan trópica, cercana a su casa. Por esa época todas las
tardes, descansando sobre una hamaca, contemplaba el interminable desfilar de los entierros rumbo al
cementerio. De allí la fijación que el poeta expresaría más tarde hacia la muerte. También de niño le
gustaba mucho la música, e incluso solía practicar con frecuencia el piano en el convento de los padres
agustinos.
Por el año de 1910 ingresó al colegio Vicente Roca fuerte, pero al cuarto año tuvo que abandonar sus
estudios por falta de recursos. Entonces entró a trabajar en una imprenta local. Luego de abandonar el
colegio, comenzó a intentar publicar sus primeros poemas. Estos fueron rechazados al principio por los
diarios más importantes de Quito y Guayaquil, pero poco a poco empezaron a aparecer publicados en
pequeñas revistas literarias que comenzaron a darle notoriedad.
Aunque Silva no se graduó de bachiller, su condición de autodidacta lo llevó a ser maestro escolar e
incluso a leer en francés; así se le facilitó el contacto con la poesía de los simbolistas franceses (Paul
Verlaine, Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire), quienes llegaron a ser sus más grandes referentes. Las
influencias en su poesía, además, fueron el modernismo de Rubén Darío y el misticismo de Amado
Nervo.
Para 1915 sus poesías, que mostraban una marcada melancolía, eran ya aceptadas en todos los diarios
del país; además el joven adolescente entró a trabajar como editor en diario El Telégrafo, el cual era en
ese tiempo el periódico de mayor circulación nacional. En las páginas de este diario es que logra
publicar por entregas su pequeña novela, María Jesús.
En 1918 publica su primer y único libro de poesías, El árbol del bien y del mal. Del mismo sólo imprime
100 copias, por falta de recursos. Aunque el libro recibió aclamación por parte de los críticos de su
tiempo, las ventas no fueron nada buenas, llegando incluso Silva a incinerar gran parte de los
ejemplares al ver que en una librería no se había vendido ni uno.
Sin embargo, la popularidad de Silva en el ámbito literario seguía creciendo. Mas entonces ocurrió la
tragedia.
La muerte de Medardo Ángel Silva sigue siendo un misterio sin aclarecer: a los 21 años el joven poeta
murió de un tiro en su cabeza por amor a su novia, Rosa Amada Villegas, porque lo había dejado, por lo
que se declaró que fue un suicidio. También influyó en esta creencia el contenido de los poemas de
Silva, el cual incluso llamó a la Muerte la libertadora del horror de la vida.
Pero posteriores análisis ponen en duda la teoría de que se habría suicidado, ya que la bala entró por
detrás de su oreja. Sin embargo, nunca se investigó más allá y fue enterrado sin los ritos fúnebres
católicos, asumiéndose que su muerte fue un suicidio y esto ha llevado a la construcción de un
imaginario popular acerca de sus últimas horas, en él se habla desde que habría estado jugando con el
arma y que su muerte fue un accidente, hasta que por una decepción amorosa habría tomado esa
trágica decisión.
Obra literaria
Escribió bajo los seudónimos de "Jean D'Agreve" y "Oscar René", que adoptó en 1915. De sus obras sólo
fueron publicadas María Jesús y El árbol del bien y del mal, el resto quedaron inéditas.
Entre sus famosas obras literarias están:
*EPÍSTOLA
Al espíritu de Arturo Borja.
*ANIVERSARIO
*CABALGATA HEROICA
*CANCIÓN DE LOS QUINCE AÑOS
*A FLOR DE LABIOS
EL ALMA EN LOS LABIOS
P ara mi amada
Cuando de nuestro amor la llama apasionada,
dentro de tu pecho amante contemples extinguida,
ya que sólo por ti la vida me es amada,
el día en que me faltes me arrancaré la vida.
Porque mi pensamiento lleno de este cariño,
que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo,
lejos de tus pupilas es triste como un niño,
que se duerme soñando en tu acento de arrullo.
Para envolverte en besos quisiera ser el viento,
y quisiera ser todo lo que tu mano toca;
ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento,
para poder estar más cerca de tu boca.
Vivo de tu palabra y eternamente espero,
llamarte mía como quien espera un tesoro.
Lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero,
y besando tus cartas ingenuamente lloro.
Perdona que no tenga palabras con que pueda,
decirte la inefable pasión que me devora;
para expresar mi amor solamente me queda,
rasgarme el pecho, Amada, y en tus manos de seda,
¡dejar mi palpitante corazón que te adora!
Poesía Romántico-Modernista. No se sabe a ciencia cierto si es que realmente Silva fue amigo cercano
del resto de integrantes de la llamada Generación decapitada: los poetas quiteños, Arturo Borja y
Humberto Fierro y el guayaquileño Ernesto Noboa y Caamaño; aunque se sabe que al menos compartía
una relación de correspondencia con algunos de ellos. Cabe recalcar que Silva era el único del grupo de
baja posición económica, perteneciendo los otros a las élites capitalinas.
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