La problemática de los llamados perros peligrosos

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La problemática de los
llamados perros peligrosos
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Introducción
Perros peligrosos y sociedad
El perro agresivo: perfil y posibles causas
La Ley de animales peligrosos
Algunas incongruencias
Aplicación
Animales y Derecho Civil
Regulación Administrativa
Derecho Penal
Ordenanza Municipal de Madrid
INTRODUCCIÓN
La ley 50/1999 sobre "Tenencia de Animales Potencialmente
Peligrosos" de fecha 23 de diciembre de 1999 y el Real Decreto
287/2002, sobre el régimen jurídico de la tenencia de animales
potencialmente peligrosos establece un catálogo de perros que pueden
ser incluidos dentro de esa categoría, así como los requisitos para la
obtención de las licencias administrativas y las medidas de seguridad
para su manejo y custodia.
El problema de los perros potencialmente peligrosos en cuanto
que a un animal fiero se refiere, debe estudiarse desde un punto de
vista social, se ha de conocer las posibles causas y los perfiles de su
agresividad y debe regirse, desde el punto de vista jurídico, desde tres
perspectivas: la del Derecho civil, el Derecho administrativo y el
Derecho penal.
PERROS PELIGROSOS Y SOCIEDAD
A partir de una determinada época, alrededor del inicio de los 90,
empezó una cruzada en contra de unos animales, señaladamente unas
razas caninas, por ser consideradas socialmente peligrosas.
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Desde esa premisa, aceptada acríticamente sin más, se fue
construyendo un edificio de suposiciones que, con el tiempo, han sido
empleadas casi como hechos ciertos, como por ejemplo, el concepto
central de "perro peligroso".
Lo sorprendente de todo eso es que las nociones que fueron
creadas y, sucesivamente, empleadas en la creación de teorías, normas
y políticas, reposaban sobre suposiciones nunca confirmadas
tácticamente. Es más, muchos de los conceptos utilizados, brotaron
como meras definiciones "estipulativas", cuya característica es la
atribución de un significado arbitrario para definir un ámbito que
todavía no tiene un término descriptivo propio y unívoco.
EL PERRO AGRESIVO: PERFIL Y POSIBLES
CAUSAS
Pero, en realidad, ¿Qué es un perro peligroso?. Según la etología
(estudio del comportamiento de los animales) no se puede
estrictamente hablar de perros que sean "peligrosos", puesto que
cualquier animal potencialmente lo es. Así que, hablar de este hecho es
conceptualmente algo tautológico.
Ciertamente
existen
animales
que
presentan
rasgos
temperamentales más proclives a la reacción agresiva, pero esto no
concierne a razas específicas sino a individuos determinados.
En cuanto al otro argumento, demasiado a menudo empleado sin
cognición de causa, es decir el genético, se ha puesto en evidencia que
dicho factor milita en la constitución del ejemplar específico solamente
hasta a un 30%, dependiendo el otro 70% del ambiente.
Pero, a pesar de que las clasificaciones que se hicieron ya en
ocasión de la pionera ley británica (Dangerous Dogs Act 1991), y
fundadas en la existencia de razas más agresivas que se debían
eliminar por su peligrosidad no eran ciertas, el perfil del perro
"peligroso" estaba ya delineado: el animal de mandíbula fuerte, con
tórax prominente, pelo raso y mirada salvaje. Y si eso no bastara para
persuadir de su peligrosidad, el corte de orejas y rabo haría el efecto
terrorífico deseado. A este arquetipo se atribuyó arbitrariamente un
carácter irascible y una acometida imprevisible que convertiría a
cualquier ciudadano en una fácil e indefensa presa. Si a todo eso se
añade que -desafortunadamente- debido a ciertas características
peculiares, esos animales fueron elegidos por delincuentes realmente
peligrosos, no sólo se había creado el perfil del perro, sino que su sino
estaba echado.
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En definitiva, la etología conoce como causas de la agresión
canina solamente:
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LA PRESA: Agresividad por predación.
EL TERRITORIO: Agresividad Territorial o de Protección.
EL SEXO: Generalmente el macho muerde la hembra en
precópula, Agresión Sexual.
LA EXCESIVA EXCITACION EN EL AMBIENTE: Agresión Redirigida.
El animal canaliza su tensión y muerde el objeto, cosa, o persona,
que se encuentra al lado en ese instante.
CAUSAS
Pese a que los estudiosos de varias especialidades se atareasen
para llamar la atención sobre los hechos y las contradicciones ingénitas
a este nuevo concepto, los medios de comunicación, y los legisladores,
hicieron oídos sordos y emprendieron una batalla morbosa en contra de
la figura del perro peligroso. Durante los momentos de máxima
polémica, todos los periódicos, prensa del corazón y programas
televisivos se encargaron de divulgar una infinidad de opiniones
totalmente erróneas en provecho suyo. El problema adicional fue que
muchos rostros famosos se involucraron - no se sabe si consciente o
involuntariamente - en la obra de descrédito de esos animales, por lo
que, a los ojos de la opinión pública corriente, el plato estaba servido.
Efectivamente hay que señalar que el ciudadano no suele profundizar
más que aquel tanto en las noticias, se diría que lo que interesa es el
morbo que suscitan, más bien que sus razones, causas, desenlaces,
etc.: en lugar de la información, lo que cuenta es el sensacionalismo.
En ese delicado panorama de intereses y equilibrios precarios
¿Qué sería más fácil que crear un enemigo social tangible, y
posiblemente indefenso? Y ¿Quién mejor que unas razas de perros cuyo
perfil respondiese a lo que la colectividad considera como símbolos de
violencia y peligro, podría encarnar ese papel? Al final, de lo que se
trataba era de "tranquilizar" al público ofreciéndole un enemigo contra
el que luchar, y una ley que le hiciese percibir la presencia de la
benévola mano del estado, siempre vígil y solícita en cuanto al
bienestar de sus ciudadanos.
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HECHOS
Admitir que:
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El problema de las agresiones es ambiental, de acuerdo con los
datos genéticos.
Las agresiones producidas con culpa se deben achacar al empleo
que ciertos grupos urbanos hacen de determinados perros.
Dichos grupos representan ya de por sí un problema social que no
conviene sacar a relucir.
Los combates de perros no tienen nada que ver con las
agresiones a personas, representando ellos un problema de orden
diferente (protección animal, apuestas ilegítimas y otras
ilegalidades),
habría evidenciado problemas sociales mucho más profundos y de
difícil solución salvo los incidentes producidos fortuitamente o por
negligencia, los cuales habrían preocupado al ciudadano aún más, y
obligado a los políticos a implantar soluciones que no poseían.
Además, nunca se dio ninguna explicación sobre cómo se podrían
producir agresiones a personas independientemente de un nexo causal
de la víctima con el animal agresor (por ejemplo, errores en la
comunicación postural con el animal); la única explicación
generalmente abastecida ha sido una tautología por la cual un "perro
agresivo" acomete sin más, ergo un perro que ha agredido es
"agresivo".
Diferente es el tema del entrenamiento específico a la agresión.
En este caso el perro es un instrumento que solamente obedece a unas
órdenes. El problema pues, está en quien lo entrena y en el porqué.
Es ciertamente probable que las causas de la polémica acerca de
los perros peligrosos, hallen su raíz en problemas sociales más
profundos que los ataques de unos perros descontrolados a personas.
En cuanto al aumentado número de agresiones se puede decir que
éstas reflejan el aumentado número de perros en la sociedad, así como
evidentes fallos en su tenencia y usos ilegítimos de ellos.
Por lo tanto, sería creíble que la aparentemente absurda cruzada
en contra de unos perros, podría estribar en aquella necesidad social,
brillantemente evidenciada por la sociología y la criminología, de hallar
sistemáticamente chivos expiatorios destinados a tranquilizar las
tendencias agresivas colectivas. En efecto, si se mira algo más atrás de
la simple apariencia, se notará que la posesión de esos animales
definidos como "peligrosos" es común en determinadas franjas y
estratos sociales, así como entre individuos bien delimitados. Esto no
quiere decir que no exista una importante parte del colectivo,
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socializada y responsable, que ama a esos animales, los tiene y cría con
el normal propósito por el cual se crían y tienen animales de compañía,
y por lo tanto reclama su justo sitio en el panorama social como
cualquier otro grupo de apasionados caninos.
Lo que se quiere evidenciar es que esa otra realidad, la que
condicionó a los animales por fines peculiares, es la que dio origen a la
polémica y al alarmismo. A causa de las actividades de esos sujetos
caracterizados por credos antisociales, violentos y reaccionarios, así
como del empleo que hacen de los animales, éstos han acabado por ser
identificados con la antisocialidad de sus amos y convertidos en la razón
del pánico colectivo.
Reiteradamente se ha llamado la atención en las manifestaciones
de intolerancia y de violencia urbana que tan a menudo se renuevan de
manera alarmantemente parecida en todas las grandes ciudades
europeas. Xenofobia, racismo, falta de valores y de incentivos,
ganancias fáciles a través de ilícitos cada día más al alcance de
cualquiera, y mucho más, constituyen los problemas de nuestro actual
tejido metropolitano que tarde o temprano exigirán respuestas e
intervenciones congruentes.
Naturalmente los recursos y las políticas que se precisan en un
ámbito tan problemático como lo es la delincuencia juvenil o la falta de
motivación e identificación en los adolescentes, no son los mismos que
se necesitan para perseguir unas cuantas razas caninas, previa y
debidamente anunciadas como la causa del desorden, así como el
fracaso en este frente no conlleva las mismas consecuencias políticas
que el fracaso en el otro.
LA LEY DE ANIMALES PELIGROSOS
España se añadió al grupo de naciones deseosas de reglamentar a
todos los animales potencialmente peligrosos y no solamente a los
perros, mediante la ley 50/1999 sobre "Tenencia de Animales
Potencialmente Peligrosos" de fecha 23 de diciembre de 1999. Hay que
decir que dicha ley presenta notables mejoras con respecto a otras
normativas extranjeras anteriores en el mismo ámbito.
Limitando nuestro discurso a la especie canina, se puede afirmar
que dicha ley ha tenido en suficiente consideración las críticas más
frecuentes de los expertos en el sector canino.
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Los puntos más importantes que la ley ha tenido en cuenta son:
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- Considerara la agresividad como un producto multifactorial.
- Enfatizar la importancia del adiestramiento específico en la
producción de los sucesos agresivos.
- Desvincular la peligrosidad, de las razas específicas o del
mestizaje.
- Insertar el concepto de peligrosidad potencial.
- Luchar contra las prácticas inapropiadas de adiestramiento para
peleas, ataque o fomento de la agresividad.
A parte de estas particularidades, cabe destacar que la ley se
inclina por:
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no exterminar razas en particular, sino que concluye de manera
que la tenencia de animales que podrían representar un peligro
sea compatible con la sociedad mediante la disciplina de dichos
cánidos (Art. l).
Incluir en el concepto de "animal potencialmente peligroso" a los
ejemplares que presentan la capacidad de causar la muerte o
lesiones a las personas o a otros animales y daños a las cosas
(Art. 2).
Obligar a la obtención, con el fin de luchar contra las prácticas
ilegítimas, de una licencia administrativa que, de funcionar
efectivamente, garantizaría los debidos controles con anterioridad
a la adquisición del animal (Art. 3).
Exigir la identificación y registro de¡ animal por parte del tomador
(Art. 5), así como el establecimiento de un "Registro de Animales
Potencialmente Peligrosos" (Art. 6).
ALGUNAS INCONGRUENCIAS
La metodología adoptada por la ley 50/99 parece ser la más
oportuna y racional de entre las que se han ido promulgando hasta
ahora en otras naciones (la más sencilla e inefectivo de todas ellas es la
que consiste en la eliminación de una o más razas específicas). Así que,
mediante el reconocimiento de la importancia de la licencia y de sus
condiciones esenciales, la ley evidencia recoger las opiniones de los
especialistas, es decir, que el problema de las agresiones caninas (si de
verdad existe tal problema) radica en cómo y por qué algunas personas
acceden a estos animales.
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El método de la licencia tiene las potencialidades de poner un
freno efectivo al acceso y uso indiscriminado de mocosos y perros de
presa que como consecuencia acaban casi siempre maltratados y
abandonados, pero, para que éste método funcionara exactamente se
requieren determinadas bases cuya existencia en España es bastante
dudosa.
De entre otras incongruencias de la norma, la más evidente se
refiere a cómo individuar a los animales peligrosos. Este es el auténtico
punctum dolens de toda legislación parecida, sea cual sea la jurisdicción
analizada.
En lo tocante a los animales salvajes, este problema no subsiste
ya que una presunción de peligrosidad puede ser lógica. El verdadero
problema surge a la hora de decidir qué razas de perros son
potencialmente peligrosas y cuáles no, sin adoptar el método inicuo y
simplista empleado en otras normas. Al rechazar el método de la lista
arbitrada de razas peligrosas iuris et de iure -que, sin embargo, no
elimina los problemas relativos a la individuación de los ejemplares
peligrosos-, el legislador ha tenido que buscar y acuñar un concepto
diferente de peligrosidad, más cónsone a la realidad. Esto fue visto en
la presencia de determinadas características físicas que, en el caso de
accidente, permitirían al animal causar la muerte o las lesiones a
personas. Esta noción de peligrosidad no es ficticia y se puede afirmar
que responde a la realidad de las cosas. Por ejemplo, el mismo
acercamiento se emplea a la hora de evaluar la peligrosidad potencial
de muchas situaciones, como en el caso de las primas de los seguros de
vehículos, en los que el coste depende del riesgo potencial representado
por el asegurado relativamente a su experiencia, historial, tipo de
vehículo, etc.
Sin embargo, como es normal en la exploración de nuevas
sendas, quizás la falta de ejemplos y parámetros preexistentes, de
experiencias u otras razones, produjo unos cuantos errores
conceptuales que desafinan con los propósitos y la filosofía de la ley en
cuestión.
Es en el mismo artículo 2, encargado de dar la definición de
animal "potencialmente peligroso", donde se engloban dichas
incongruencias.
Si es correcto definir como potencialmente peligroso a algo que
en efecto presenta la potencialidad de causar lesiones o muerte, es
asimismo adecuado establecer exactamente cuál es el parámetro de
dicha supuesta capacidad de dañar. Sabemos que se trataría de
animales o personas, pero esto no es suficiente para que la norma sea
racionalmente utilizable.
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En efecto, ¿debería considerarse potencialmente peligroso un
perro que ha causado lesiones (o que ha matado) al gatito del vecino?
¿Es potencialmente peligroso un perro que, provocado, ha infligido
lesiones a un niño? ¿Es de considerarse peligroso un perro cuyo
mordisco causa la muerte por infección en una persona mayor? Si
respondiéramos afirmativamente a estos y otros casos análogos,
deberíamos llegar a la conclusión de que todos los perros son
potencialmente peligrosos.
En cuanto a las lesiones se puede decir que la norma no ha
previsto ningún baremo de evaluación. ¿De qué lesiones hablamos? Por
ejemplo: un caniche arremete en contra de una persona provocándole
una herida en una extremidad, ¿Es el perro potencialmente peligroso?
Según el artículo, sí, ya que una herida es una lesión.
Está claro que nadie en su sano juicio contestaría
afirmativamente, pero eso es a donde lleva la aplicación puntual del
texto reflejado en el artículo 2, aunque resulte un claro disparate. Un
gato araña y muerde al niño del vecino: ¿es el gato potencialmente
peligroso? Según la ley francesa de 1999, sí puesto que habla de
cualquier animal. Resulta obvio que la redacción de una norma no es
algo para tomarse a la ligera, si no se quiere cometer errores grotescos
además de patentes injusticias.
Lo mismo se puede decir con respecto a daños a las cosas,
aunque aquí la ratio es realmente arcana. ¿Qué quería reglamentarse
con esta previsión?. Si tuviésemos que definir como peligroso al perro
que causa daño a las cosas, el perrito que muerde los muebles en
ausencia del dueño sería peligroso, así como lo sería el perro que
acomete contra la pelota del niño en el parque, reventándola. Fuera de
estos casos es muy difícil, si no imposible, relacionar episodios de
auténtica peligrosidad en perros con daños a las cosas.
Los animales atacan a seres vivos, no a las cosas, a menos que
haya salido una nueva raza de perros que, al no lograr atacar a la
víctima, ¡actúan en contra de sus bienes como represalia!. Al límite se
podría tratar de casos de agresión redirigida, que no tienen ninguna
relevancia en el tema que nos ocupa.
El reglamento de desarrollo de la Ley, el Real Decreto 287/2002,
sobre el régimen jurídico de la tenencia de animales potencialmente
peligrosos, ha esclarecido estas graves lagunas, aunque no de forma
adecuada, como hubiera sido de esperar.
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APLICACIÓN
Aunque la ley haya sentado unas premisas aceptables, se nos
permita expresar la preocupación de que la prueba de fuego se tendrá
que ver en lo que se refiere a su aplicación, especialmente debido a la
intangibilidad de su objeto (la peligrosidad canina). Desdichadamente,
es en el terreno real donde muchas buenas intenciones y proyectos
fracasan míseramente por fallos humanos (falta de voluntad,
negligencia y demás), escasez de recursos o -peor aún- su malempleo.
Pongamos un ejemplo: la ley británica de 1991 es una norma
complicada y bastante arcana que ha dado enormes problemas
interpretativos. En el ejemplar panorama normativo británico referente
a los animales, se le podría definir como una desafectada excepción. No
obstante eso, su aplicación ha sido ejemplar, en un intento de paliar la
mala política de fondo que impulsó la ley. Protectoras, tribunales,
fiscales, veterinarios y policía han tratado de dar puntual aplicación a
una norma difícil de manejar, logrando cierto éxito. Sin embargo, lo que
no se ha podido conseguir ha sido una buena reglamentación del
problema porque la ley misma está mal pensada, redactada y diseñada.
En España la situación es diferente. La norma tiene un buen
sustrato pero, como a menudo sucede, parecer ser que es en la
aplicación donde se producen los fallos. Uno claro ejemplo donde se
puede
comprobar
la
inefectividad
del
empleo
de
dicha
norma, es la existencia de evidentes problemas de coordinación entre
varias competencias, puesto que por ejemplo, no es difícil que una
misma materia sea reglamentada por ley autonómica, ordenanza
municipal, y además ley nacional.
Además, si como muchos sostienen, la ley nacional fue emanada
bajo los auspicios del ministerio de Agricultura y esta es materia de
competencia exclusiva de las comunidades autónomas, es de esperarse
que la ley 50/99 quedará en buena parte papel mojado, a menos que
los gobiernos autonómicos quieran ver en ella un buen instrumento con
el cual trabajar.
Por lo que concierne a lista de perros peligrosos, la ratio de la ley
50/99 era la de alejarse de este inútil y trillado método. Sin embargo,
quizás por supuestas dificultades operativas, la ley misma delega a un
futuro reglamento (el Real Decreto 287/2002, sobre el régimen jurídico
de la tenencia de animales potencialmente peligrosos) el
establecimiento de una lista de animales que, por carácter agresivo,
tamaño o potencia de la mandíbula tengan la capacidad de causar
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muerte, lesiones o daños. Con esto, la ley demuestra no haber sido
capaz de establecer un método diferente y más coherente que el de la
enumeración, notoriamente arbitrario y falaz.
Lo que sí diferencia la norma española de las leyes extranjeras
como la británica y la francesa, es que en España, al menos, los perros
listados no están prohibidos, sino que su tenencia es más estrictamente
reglamentada.
Por su parte, las comunidades autónomas y los ayuntamientos,
autorizados por el párrafo 2 del mismo artículo 3 de la ley 50/99, se
han apresurado a formar sus propias listas y a establecer sus propias
condiciones, con el resultado de que no existe univocidad de criterios.
En cuanto al test psicotécnico y a las condiciones de exclusión de
la tenencia de estos animales establecidas por el artículo 3, ciertas
ordenanzas y leyes autonómicas no las recogen, en conflicto con el
dictado del articulo 3.2 (desarrollo de la normativa de aplicación).
ANIMALES Y DERECHO CIVIL
En sede de Derecho civil, debe citarse el artículo 1905 del Código
Civil en el que se señala que "el poseedor de un animal, o el que se
sirve de él, es responsable de los perjuicios que causare, aunque se le
escape o extravíe. Sólo cesará la responsabilidad en el caso de que el
daño proviniera de fuerza mayor o culpa del que lo hubiese sufrido".
No obstante, a modo de origen histórico y como precedente del
artículo precitado ya en el Derecho Romano se entendía que cuando un
animal causara un daño a alguien, aún sin culpa de su dueño ni de
nadie, se concedía la acción contra éste, es más, se llegaron a
considerar como cuasidelitos.
Se trata, como indica la Sentencia de la Audiencia Provincial de
Cantabria de fecha 5 de noviembre de 1993, de una responsabilidad, en
principio, de carácter no culpabilista, que procede por la mera
causación de un daño y con exoneración solamente en los singulares
casos de fuerza mayor o de la concurrencia de culpa evidente y
exclusiva del que hubiera sufrido el daño. Por tanto, no puede hablarse
de una responsabilidad por culpa in vigilando, pues basta una mera
lectura del artículo 1905 del Código civil para darse cuenta de que
hablamos del animal escapado y extraviado, lo cual lo sitúa fuera de la
esfera de guarda, control, custodia, cuidado, que se sitúa fuera de la
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culpa in vigilando para, por el contrario, entrar de lleno en el concepto
de la responsabilidad objetiva a través de la presunción de culpa iuris et
de iure que supone, en razón al especial peligro que constituye el
animal como ser vivo que obra a impulso propio, razones que han
hecho que el Tribunal Supremo en constante Jurisprudencia haya dicho
que tal precepto ha de ser interpretado según el sistema llamado
gramatical
En virtud del precepto trascrito y referido a la Sentencia de la
Audiencia Provincial de Badajoz de fecha 6 de marzo de 1992 se han
seguido los siguientes requisitos del artículo 1905 del Código Civil:
a) Que el sujeto de la responsabilidad que en él se establece es el
poseedor de un animal o el que se sirva de él; la ley no se refiere al
dueño, pero, como señala la jurisprudencia, habrá que entender
que el mismo es responsable salvo que exista algún estado de
posesión del animal, en cuyo caso, matiza el Tribunal Supremo,
cesará su responsabilidad para pasar a quien de hecho es el
encargado de la custodia de dicho animal.
b) El precepto, a su vez, consagra un supuesto de responsabilidad
objetiva, de manera que sólo cesará su responsabilidad en caso de
fuerza mayor o de culpa del que lo hubiere sufrido los perjuicios
que cause el animal, circunstancias que han de ser probadas por
quien las alegue.
REGULACIÓN ADMINISTRATIVA
Algunos aspectos del R.D. 287/2002 sobre la tenencia de
animales potencialmente peligrosos.En esta disciplina jurídica aparece la ley 50/1999 de 23 de
diciembre que se desarrolla por el precitado Real Decreto 287/ 2002 de
22 de marzo en el que procede dictar las medidas precisas en el
desarrollo de la ley; entre otras, las exigibles para la obtención de
licencias administrativas que habilitan a sus titulares para la tenencia
de animales potencialmente peligrosos, en particular, los criterios
mínimos para la obtención de certificados de capacidad física y aptitud
psicológica, junto a la cuantía mínima del seguro de responsabilidad
civil por daños a terceros ocasionados por los mismos.
Entre los artículos que deben destacarse en este Real Decreto
debe citarse el artículo 2 en el que se dice qué perros tendrán la
consideración de potencialmente peligrosos aludiendo al anexo I de
dicho decreto en los que se cita a los siguientes:
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ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
Pit bull terrier
Staffordshire bull terrier
American staffrdshire terrier
Rottweiler
Dogo argentino
Fila brasileiro
Tosa Inu
Akita Inu.
Staffordshire Bull Terrier
Pit Bull Terrier
American Staffordshire terrier
Dogo
Rottweiler
Fila
Brasileiro
Argentino
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Tosa Inu
Akita Inu
Pese a ello, las posibles competencias que sobre dicha materia
pudieran tener tanto las comunidades autónomas como las entidades
locales ha hecho que en las ordenanzas o bandos municipales se
incluyan otras razas u otros requisitos que complementan la relación de
números clausos precitada.
Así, a modo de ejemplo podemos citar, la ordenanza sobre perros
peligrosos de Pamplona en la que la calificación de "potencialmente
peligroso" afecta a algunas razas que no aparecen en el ya citado anexo
I del R.D 287/2002, como el presa canario, el presa mallorquí, el
mastín napolitano y el dobermann; igualmente, la ley de posesión de
perros peligrosos de Cataluña incluye junto a todos los anteriores al
Bulmastiff y al Dogo de Burdeos; de otro lado, el Bando municipal del
Ayuntamiento de Coín (Málaga) agrega a las razas contenidas en el
anexo I del Real Decreto que estamos comentando al Band-dog,
Bulldog americano y al perro Pastor del Cáucaso.
En la Ordenanza Reguladora de la Tenencia y Protección de los
Animales de Madrid, se define como animal potencialmente peligroso a
aquel animal domestico o silvestre de compañía que, con independencia
de su agresividad, y por sus características morfológicas y raciales
(tamaño, potencia de mandíbula, etc.) tiene capacidad para causar
lesiones graves o mortales a las personas.
También tendrán esta consideración los animales que hayan
tenido episodios de ataques y/o agresiones a personas o animales, los
perros adiestrados para el ataque o la defensa, así como los que
reglamentariamente se determine.
En definitiva, sobre una relación tasada aparecen, en virtud de las
competencias legislativas, la inclusión de ciertas razas junto a una
cláusula de cierre en todas las normas comentadas que se refiere tanto
a los cruces que se puedan producir de esa razas como a las
características que pueden tener dichos animales y que aparecen
referidas en el anexo II (R.D 287/2002), entre las que destacan:
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9
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9
9
9
9
9
9
9
la fuerte musculatura del can como su pelo corto
su perímetro torácico comprendido entre 60 y 80 cm
el peso ha de ser superior a 20 kg
la cabeza voluminosa
cráneo ancho
mandíbulas grandes
cuello ancho
lomo musculazo
costillas arqueadas
etc.
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El artículo 3 del R.D. 287/2002 nos indica cuáles son los
requisitos para obtener la licencia necesaria al objeto de la tenencia de
animales peligrosos:
¾ Ser mayor de edad.
¾ No haber sido condenado por delitos contra la vida (homicidio o
asesinato), contra la salud, contra la integridad moral, contra la
libertad sexual y contra la salud pública.
¾ Además tampoco se podrá haber condenado por asociación con
banda armada o supuestos de narcotráfico.
¾ Del mismo modo, no puede haber sido el sujeto privado, por
resolución judicial, del derecho a la tenencia de animales
potencialmente peligrosos.
¾ Además de exigirse que no haya sido sancionado por infracciones
graves o muy graves con alguna de las sanciones accesorias de
las previstas en el apartado 3 del artículo 13 de la ley 50/1999 de
23 de diciembre sobre el Régimen jurídico de animales
potencialmente peligrosos.
¾ Necesita, asimismo, disponer de capacidad física y aptitud
psicológica para la tenencia de animales potencialmente
peligrosos.
¾ Acreditación de haber formalizado un seguro de responsabilidad
civil por daños a terceros con una cobertura no inferior a 120.000
euros.
¾ Todo ello junto a la exigencia de un certificado de actitud
psicológica (para solventar posibles problemas de trastornos
mentales y de conducta; dificultades psíquicas de evaluación,
percepción, toma de decisiones y problemas de personalidad;
cualquier otra afección o problema que no sea relacionado con las
anteriores patologías) que aparece en el artículo 5 de dicho
cuerpo legal.
Otro precepto que merece la pena reseñar es el artículo 8
de este Real Decreto 287/2002, donde se incluyen las medidas de
seguridad, como:
¾ La llevanza obligatoria del bozal.
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¾ El ser controlado o conducido, en lugares o espacios públicos, con
cadena o correa no extensible de menos de dos metros.
¾ El que dichos animales, potencialmente peligrosos, que se
encuentren en una finca, campo o cualquier otro lugar delimitado
se encuentren atados, entre otras medidas.
Frente a las reglas administrativas anteriores deben realizarse
algunas objeciones, ya que la lamentable polémica sobre la peligrosidad
de los perros ha sido auspiciada por la "opinión publicada" que no por la
"opinión pública" ya que sin perjuicio de que alguna raza tenga una
agresividad fuera de lo común, los perros en general poseen el carácter
que les han fijado los dueños, sin que se obvie por ello las
peculiaridades como animales De esta forma, la agresividad de un perro
se puede deber a muchos factores y, el considerar que la raza es el
principal factor es un asunto que debe tratarse con cierta prudencia y
cuidado ya que es muy importante traer a colación la educación que
haya recibido dicho animal, en donde el dueño es el principal
responsable puesto que una persona agresiva o que desea un perro
agresivo lo educa en tal sentido. Al objeto de corroborar lo anterior, la
Federación de Veterinarios Europeos (FVE) ha realizado un estudio de la
situación presentando, a su vez, unas recomendaciones a la Comisión
de la Unión Europea con el ánimo de armonizar y racionalizar las
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medidas que han de tomarse por parte de dichos Estados Miembros
para evitar situaciones indeseables. Del mismo modo, la FVE sostiene
que frente a las legislaciones que algunos países han adoptado sobre
las razas (Alemania, Austria, Dinamarca, Francia, Gran Bretaña,
Holanda, Noruega, Polonia, Singapur y Canadá, cuya legislación está a
cargo de cada provincia, si bien en ellas existen leyes que prohíben o
restringen el uso o la crianza de ciertas razas caninas como el American
Pit Bull Terrier, Staffordshire Terrier y Bull Terrier) no existen
evidencias científicas ni estadísticas de que con dichas medidas
legislativas se reduzcan de forma efectiva la frecuencia o gravedad de
las lesiones a las personas.
Asimismo, debe, a mi entender, criticarse la medida de seguridad
(artículo 8 R.D. 287/2002), en una
otencialme de animales
otencialmente peligrosos, en la que se establece que se le ate al
perro, pues si esta medida se realiza con cierto
otencia de
permanencia junto con la
otencialm de malos tratos con tintes de
otencia sobre el animal, sea el can de la raza que sea, dichos
animales se convertirán, casi con toda seguridad, en perros
otencialmente peligrosos.
DERECHO PENAL
Algunas cuestiones sobre el artículo 631 del Código Penal.Vamos a abordar, en una primera aproximación el texto del
artículo 631 C.P., que dice "los dueños o encargados de la custodia de
animales feroces o dañinos que los dejaren sueltos o en condiciones de
causar un mal, serán castigados con la pena de multa de 15 a 30 días".
En lo que se refiere a los antecedentes históricos, ya el Código
Penal de 1848 en su artículo 482 nº 12 señalaba que "incurrirán en
multa de medio duro a cuatro el dueño de un animal feroz o dañino que
se le dejare suelto o en disposición de causar un mal", precepto que se
incluía en el Libro III dentro del Título II "De las faltas menos graves".
En el Código Penal de 1870, recoge similar redacción el artículo
599, precepto que se ubicaba dentro del Título III, Título que a su vez
recibía la denominación de "De las faltas contra los intereses generales
y el régimen de las poblaciones", y que imponía la pena de multa de 5 a
50 ptas o la reprensión.
17
en
de
de
50
El Código Penal de 1928, por su parte, establecía dicho supuesto
el número 3º del artículo 810 y su tenor literal rezaba: "los dueños
animales feroces y dañinos que los dejaren sueltos o en disposición
causar un mal" y se castigaba tal actividad con la pena de multa de
a 500 ptas.
El artículo 575.3 del Código Penal de 1932 (Código Penal de la II
República) mantuvo la misma redacción que el Código de 1870, con la
única salvedad de la consecuencia jurídica que pasó a ser de 5 a 250
ptas.
Asimismo, tanto el Código Penal de 1973 como el de 1995,
Código Penal hoy vigente, mantienen el mismo tenor literal, cuya única
diferencia es la pena de multa que si bien en el primero de ellos era de
5.000 a 50.000 ptas., en el Código hoy vigente, en consonancia con el
nuevo sistema de determinación de las penas pecuniarias, se ha
cambiado por la de multa de quince a treinta días.
La primera observación que debe hacerse es que el bien que se
protege con dicho precepto es la salud o integridad física y el
patrimonio ajeno, criterio éste que ha sido respaldado por la Sentencia
de la Audiencia Provincial de Ávila de fecha 1 de julio de 1998 (Ar.
3971), en este sentido se han pronunciado desde el punto de vista
doctrinal Segrelles de Arenaza y Robles Planas quien avala esta
interpretación en virtud de la referencia expuesta en el tenor literal del
artículo "o en condiciones de causar un mal" (no obstante, Roca Agapito
considera que lo que se protege posee una doble perspectiva: de un
lado, la misma circunstancia que apuntan los autores ya citados, como
vertiente individual; pero, además, aporta una vertiente colectiva como
es la de proteger el orden público que puede resultar alterado si se deja
que vaguen los animales feroces o dañinos).
En el artículo 631 C.P se prevén dos tipos de conductas:
•
La primera, aparece descrita desde un punto de vista omisivo (en
Derecho penal comisión por omisión u omisión pura) que se
sustenta en dejar suelto a los animales feroces o dañinos
(modalidad típica de peligro abstracto)
•
La segunda, dejarlo en condiciones de causar un mal (modalidad
de peligro concreto) y dichas conductas se referirán tanto a
personas como a cosas.
18
En este precepto se adjetiva al animal, en cuanto que
instrumento, como feroz o dañino, entendiendo como feroz "el que no
apetece la compañía del hombre" y por dañinos "los animales
domésticos que tienen malos instintos o resabios con los que se puede
producir un mal"; pese a ello, "el animal doméstico o el domesticado
pueden resultar igualmente fieros o dañinos en ciertas situaciones o
circunstancias". Por tanto, cabe citar la Sentencia de la Audiencia
Provincial de Barcelona de fecha 27 de julio de 1999 (Ar. 3886) que
indica que tanto perros como gatos, en cuanto que especies no pueden
ser considerados animales peligrosos o dañinos, sino animales de
compañía, aunque en otra sentencia más antigua de fecha 15 de abril
de 1879, en la que se señalaba que los perros, a no ser que conste lo
contrario no se considerarán animales feroces. En contra de dicha
posición la Sentencia de la Audiencia Provincial de Badajoz de 28 de
enero de 1998 (ar. 51) que sostiene que lo relevante para ser
considerado como feroces o dañinos es la real potencialidad del animal
para causar daños a las personas o a las cosas. Ya las sentencias del
siglo XIX también giraban en torno a esta idea cuando en la de fecha 22
de junio de 1889 se señalaba que los perros de presa se consideraban
animales de esta clase, pues su instinto y naturaleza era acometer y
maltratar a las personas; otra de fecha 19 de octubre de 1887 indicaba
que el responsable de la falta de suelta de animales feroces o dañinos
es el que deja suelto a un perro cuyos instintos de fiereza conoce dando
lugar a que muerda a un niño.
De lo anterior cabe significar una precisa diferencia entre el orden
penal y el orden administrativo, pues mientras en el segundo la
ferocidad o dañosidad del animal se refiere a la raza o clase a la que el
animal pertenezca, en el primero la ferocidad o dañosidad se referirá en
concreto al animal en sí.
El sujeto responsable de la falta de suelta de animales es el dueño
o encargado de la custodia que lo podrá ser por un periodo de tiempo
breve o largo de lo que se establece que nos encontramos ante una
falta especial pues sólo puede ser cometida por este tipo de sujetos.
En lo referente a la intención del sujeto, el C.P sólo admite la
forma dolosa pues no se castiga una culpa in vigilando sobre los
animales susceptibles de causar un mal, sino que se debe tener
intención de soltarlos, a sabiendas de que eran feroces o dañinos, o
bien alternativamente la acción de dejarles en disposición de causar un
mal.
19
Cuando a la suelta de animales siga la producción de una efectiva
lesión del bien protegido, en este caso la salud o integridad física y el
patrimonio ajeno, ya precitado, aparece una progresión delictiva que
llevará, en sede penal, a aplicar el concurso aparente de normas
penales (artículo 8 C.P) que se resolvería a favor de aplicar un único
precepto que comprende el contenido total del hecho realizado, en
definitiva, si se produce un efectivo menoscabo del bien, no se aplicará
la falta de suelta de animales dañinos o feroces sino la de lesiones, o en
su caso homicidio, que engloba el precepto anterior, salvo que el mal
que se produjera con posterioridad no fuera efectivamente típico, pues
de ese modo sólo se aplicaría el artículo 631 C.P.
Por lo que respecta a la pena a imponer será de multa de 15 a 30
días que, en virtud de los artículos 50 y siguientes del C.P, en los que
se dice que la cuota mínima diaria será de 200 ptas (1,2 euros) y la
máxima diaria será de 50000 ptas ( 300,51 euros), la multa mínima
será de 3000 ptas (18,03 euros) y la máxima 1.500.000 ptas (9015,18
euros). Ahora bien, en el caso de que el sujeto no hubiera podido, por
mor de su nivel económico, abonar la cuantía de la multa, dicha
situación generará en sede penal, la responsabilidad penal subsidiaria
por impago de multa del artículo 53.1 C.P., de suerte que dicha multa,
en el caso de que se la máxima impuesta de 30 días, ello equivaldrá a
15 días de privación de libertad que podrá ser cumplida en arresto de
fin de semana o en trabajos en beneficio de la comunidad.
Respecto de la jurisdicción competente para determinar la
responsabilidad civil se podrá, de una parte, la sustentación de la
indemnización civil a través de la jurisdicción civil ; de otra parte, los
Tribunales penales condenan también al pago de una indemnización a
pesar de que el artículo 631 C.P. no requiere la producción de daño
alguno; en este sentido las Sentencias de las Audiencias Provinciales de
Cantabria de 4 de febrero de 1999 (Actualidad Jurídica Aranzadi, nº
391, ref. 28) y de Oviedo de 5 de julio de 1999 (La ley, suplemento, nº
4925, de 11 de noviembre de 1999).
En conclusión sobre esta cuestión, debe señalarse que los peligros
que entrañan los perros deben ser juzgados independientemente de su
raza ya que una estigmatización global de algunas razas es
científicamente insostenible. Mantener lo anterior en pleno siglo XXI,
después de lo que la ciencia ha avanzado, no sería más que asemejar
dicha situación al genotipo asesino de planteamientos nazis y racistas o
aludir, en sede penal, al delincuente nato en lo que a su configuración
genética se refiere, construcción propia del siglo XIX, y todo ello porque
el comportamiento de un perro constituye una combinación de
predisposiciones innatas y de modos aprendidos de comportamiento;
igualmente, dicha situación nos hace reflexionar y criticar, pese a estar
20
de acuerdo con la creación de una ley que regule la tenencia de
animales, no creo que el problema sea el animal cuando de lo que se
trata es de volver la vista hacia el propietario o poseedor de dicho ser
puesto que como ya hemos expuesto no se puede entender que el
perro o cualquier otro tipo de animal de por sí sea peligroso sino que
quien debe ostentar la responsabilidad debe ser el propietario o
poseedor del mismo en aras de un correcto cuidado y responsabilidad
sobre el mismo que repercutirá de manera directa en la sociedad.
Recientemente el Tribunal Superior de Justicia de Berlín ha
suprimido la Ley de Animales peligrosos de la Baja Sajonia y para
acreditar dicha decisión los jueces dijeron que es responsabilidad de los
políticos proteger a la gente y hacer que se sienta más segura cuando
está preocupada o tiene miedo por problemas que pueden ir desde las
altas tasas de criminalidad hasta las mordeduras por perros. Para ello
hay diferentes formas de hacerlo, ya que un perro sea peligroso no
significa que toda la raza lo sea. Asimismo, hay otros factores que
entran en juego: cómo viven los dueños y cómo crían al perro, su
entorno, cómo lo han entrenado, etc., y todo esto hay que verlo en
conjunto; no es cosa automáticamente de una raza entera.
Los jueces entendieron que no sólo se debe proteger a la
población y hacer que se sienta segura, también se debe cuidar de los
dueños de los perros. Los demandantes, por su parte, presentaron dos
estudios como prueba: la Facultad de veterinaria de Hannover sometió
a análisis de temperamento a más de 500 perros. De este número sólo
suspendieron la prueba 7... la mayoría de ellos eran perros de la
categoría 2, principalmente rotweiler y doberman. Los perros de la
categoría 1 (bull terrier, am staff y pitbull) consiguieron puntuaciones
entre muy buenas y excelentes. También está el análisis de
temperamento realizado por la Dra. Feddersen-Petersen. Creo que
estos son los puntos más importantes de los tratados. Aunque el
principal motivo por el que se derogó la ordenanza fue que no
contribuye a proteger a la gente de los perros peligrosos, se debe
redactar una ley. El tribunal expuso unos argumentos interesantes que
harán bastante difícil que el Departamento de Agricultura de la Baja
Sajonia pueda aprobar una ley tan draconiana como la del año pasado.
El ministro de agricultura Bartels ha afirmado que en realidad los jueces
no han invalidado la lista de razas ni han dicho que fuera incorrecta ni
que no hubiera que redactar una ley más severa, sí que invalidaron la
lista de razas y dijeron, literalmente, que no era la forma de proceder.
En el mismo sentido que el anterior se ha pronunciado Bélgica cuyo
Tribunal Supremo administrativo belga ha derogado la anterior ley
sobre "perros peligrosos", basándose en los razonamientos siguientes:
1. Las razas a las que se refiere, son mencionadas como "perros de
ataque", lo cual no es cierto,
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2. La selección de razas es arbitraria, pues carece de convalidación
científica,
3. No se demostró la emergencia alegada para hacer aprobar la ley,
4. Los perros identificados mediante un tatuaje no precisan la
identificación mediante chip (como la ley dispone).
Por tanto no deja de sorprender, a modo de conclusión, que los
Tribunales de centro Europa están corrigiendo los excesos legislativos
de unos instrumentos jurídicos injustos que trata a todos los perros, de
determinadas razas por igual, por lo esperemos que quizá el nuevo Real
Decreto español sobre perros corra la misma suerte que en países como
Alemania o como Bélgica, cuestión ésta que planteará, sin temor a
equivocarnos, una reflexión en la que existirá un concierto necesario
entre la justicia y la sociedad.
ORDENANZA MUNICIPAL DE MADRID
La Ordenanza Reguladora de la Tenencia y Protección de los
Animales de Madrid, regula todo lo relacionado con los animales
potencialmente peligrosos en el Capítulo II, artículos 14 al 16:
Capítulo II
De los animales potencialmente peligrosos
Artículo 14: Licencia administrativa
1. La tenencia de un animal calificado como potencialmente
peligroso requerirá la obtención previa de una licencia administrativa
que será otorgada por el Concejal Presidente de la Junta Municipal
donde resida el propietario, previa acreditación documental de los
siguientes requisitos:
a) Ser mayor de edad y no estar incapacitado
proporcionar los cuidados necesarios al animal.
para
b) No haber sido condenado por delitos de homicidio, lesiones,
torturas, contra la libertad o contra la integridad moral, la
libertad sexual y la salud pública, asociación con banda
armada o de narcotráfico, así como ausencia de sanciones por
infracciones
en
materia
de
tenencia
de
animales
potencialmente peligrosos.
22
c) Certificado de aptitud psicológica.
d) Formalización de seguro de responsabilidad civil por daños
a terceros que puedan ser causados por sus animales, por la
cuantía mínima que reglamentariamente se determine.
e) Cualquier otro requisito que normativamente se determine.
2. Esta licencia administrativa tendrá una validez de cinco años,
transcurridos los cuales el interesado habrá de proceder a su
renovación aportando nuevamente la toda la documentación requerida.
3. Procederá la revocación de la licencia administrativa concedida
cuando se incumplan las condiciones que motivaron su concesión y, en
cualquier caso, siempre que se cometan infracciones calificadas como
graves o muy graves en la presente Ordenanza.
4. Las operaciones de compraventa, traspaso, donación o cualquier
otra que suponga cambio de titular de animales potencialmente
peligrosos requerirán la prueba del cumplimiento de, como mínimo, los
siguientes requisitos:
a) Existencia de licencia vigente por parte del vendedor.
b) Obtención previa de licencia por parte del comprador.
c) Tenencia de la cartilla sanitaria actualizada.
Artículo 15 : Registro de animales potencialmente peligrosos
1. Una vez obtenida la licencia, el titular de la misma dispondrá de
un plazo de 15 días hábiles desde la adquisición del animal para
solicitar su inscripción en el Registro de Animales Potencialmente
Peligrosos creado al efecto en el Area de Salud y Consumo. Igualmente
viene obligado a comunicar al citado Registro, en ese mismo plazo, la
venta, traspaso, donación, robo, muerte, traslado o pérdida del animal.
2. En el momento de la inscripción se abrirá la hoja registral
correspondiente a cada animal, que se cerrará con su muerte o
sacrificio certificado por veterinario o autoridad competente.
3. La hoja registral deberá incorporar al menos las siguientes
referencias:
a) Datos del titular, propietario o tenedor: nombre, domicilio,
D.N.I., teléfono y distrito municipal.
b) Número de licencia administrativa.
23
c) Características del animal que hagan posible su
identificación: código de identificación, reseña, nº de
documento CITES, fotografía, o cualquier otro medio que
permita su identificación individual.
d) Lugar habitual de residencia del animal.
e) Destino del animal o finalidad de su tenencia: compañía,
guarda, protección u otras que se indiquen.
f) Certificado de sanidad animal que habrá de renovarse con
periodicidad anual.
g) Posibles incidencias de interés en relación con el animal
registrado, incluido su traslado.
4. Serán objeto de registro los animales potencialmente peligrosos
procedentes de otro municipio o Comunidad Autónoma cuando el
traslado tenga carácter permanente o sea por un espacio de tiempo
superior a tres meses.
Artículo16: Medidas especiales en relación con la tenencia de
animales potencialmente peligrosos
1. Los animales potencialmente peligrosos, mientras sean
mantenidos en espacios privados, y sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 4 de la presente Ordenanza, dispondrán de un recinto con
cerramiento perimetral completo y de altura y materiales adecuados
que eviten, tanto su libre circulación, como la salida a espacios públicos
o privados de uso común sin el debido control y sujeción, garantizando
la seguridad de las personas.
Los animales no podrán permanecer continuamente atados salvo
que el medio utilizado permita su movilidad, y deberá existir, en
cualquier caso, un cartel que advierta visiblemente de su existencia.
2. Las salidas de estos animales a espacios públicos o privados de
uso común se realizarán en todo momento bajo el control de una
persona responsable, mayor de edad. En el caso de los perros, será
obligatoria la utilización de bozal adecuado a su tamaño y raza así como
una cadena o correa resistente de menos de dos metros de longitud, no
pudiendo circular sueltos en ningún supuesto y bajo ninguna
circunstancia.
3. La autoridad municipal procederá a la intervención cautelar, y
traslado al Centro de Control Zoosanitario, de cualquier animal
considerado potencialmente peligroso, cuando su propietario no cumpla
con las medidas contenidas en la presente Ordenanza, sin perjuicio de
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las sanciones económicas que pudieran caber. Esta intervención podrá
ser definitiva en caso de reincidencia, o cuando a criterio de la
autoridad municipal, y previo reconocimiento por técnicos cualificados,
se determinara que su grado de agresividad o inadaptación a la vida en
sociedad, hacen imposible la devolución del animal al no existir garantía
plena de que su tenencia no sea lesiva para personas o bienes, pasando
su propiedad a la administración.
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