segunda parte breve historia de la filosofía

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SEGUNDA PARTE
BREVE HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
Genara Castillo Córdova
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Introducción a la Filosofía
I. LA FILOSOFÍA ANTIGUA
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Genara Castillo Córdova
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Introducción a la Filosofía
1. HERÁCLITO Y PARMÉNIDES.
Heráclito y Parménides son considerados como los
filósofos metafísicos, porque se atreven a pensar sobre el
fundamento que existe más allá de lo físico. Antes de ellos, los
filósofos cosmólogos se habían dedicado justamente a lo físico, y
se habían preguntado por el arjé, el principio que está ínsito en
todo el cosmos. Ahora en cambio, se va buscando un principio que
vaya más allá de lo físico, por eso se llaman filósofos metafísicos.
Parménides nació en Elea –actual ciudad italiana de Velia–
posiblemente en la segunda mitad del s. VI a.C., hacia (540-470).
Allí permanece ocupado también en cuestiones políticas hasta su
muerte, hacia mediados del s. V.a.C.
Parménides se encuentra con el ser y ese encuentro le deja
marcado y entonces se propone el conocimiento del ser.
Distingue entonces dos vías para conocer la realidad: la vía de la
verdad y la vía de la opinión. La vía que le permite el conocimiento
del ser es la vía de la verdad: "Sólo un discurso como vía queda:
que el ser es". ¿Qué es el ser, para Parménides?. Es el ser que
todas las cosas presentan, tiene un significado unívoco: Todas las
cosas son, tienen el ser.
Lo radical del pensamiento de Parménides es que según él
ser y pensar son lo mismos. ¿Por qué? La razón es que el ser
sólo se desvela ante el pensamiento y ese desvelamiento
constituye la verdad. Es el primer encuentro de Parménides con la
verdad. Se ha "topado" intelectualmente con algo permanente,
inmutable: el ser. ¿Qué ha hecho posible ese encuentro? desde
luego que alguna capacidad tiene que tener que sea capaz de ir
más allá de lo sensible, anecdótico, pasajero, y que se pueda
medir con lo permanente de la realidad, el ser; esa capacidad es
su inteligencia. Su problema será explicar la variabilidad de las
cosas, la multiplicidad de la realidad.
Por su parte, Heráclito nacido en Efeso, hacia el s. VI a. de
C. (544-484) sostuvo la perenne variabilidad de la realidad. Ve en
el fuego el arjé o primer principio de la realidad, el cual representa
muy bien ese continuo movimiento. La variabilidad de la realidad es
expresada en su conocida frase "nadie puede bañarse dos veces
en las aguas del mismo río", porque éstas fluyen, y en la segunda
vez las aguas son distintas que las anteriores.
Con esto lo que quería decir es que la realidad es
cambiante, sujeta al tiempo, que desde que cogimos este libro
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Genara Castillo Córdova
hasta este momento han pasado muchos segundos, y sin
embargo, ninguno igual que otro. Un segundo de tiempo es
diferente del siguiente, y que los momentos que se viven pasan y
no vuelven. De manera que vendrán otros momentos semejantes
a aquellos que hemos vividos pero no serán los mismos.
¿Cómo asir aquella realidad que es tan fugaz? Heráclito
sostiene que aquella sólo se puede percibir sensorialmente, y que
en definitiva no se puede conocer intelectualmente, porque al
momento de querer hacerlo, hay que detenerse e inmovilizar la
realidad, pero entonces ésta ya se ha perdido, no es posible
estabilizar la realidad, ni por un concepto, ni por una generalidad.
La realidad, según Heráclito es cambiante, se escurre, como el
agua entre los dedos. Por tanto, se le representa a Heráclito
llorando por verse incapaz de asir la realidad.
2. LOS SOFÍSTAS Y SÓCRATES
a. LOS SOFÍSTAS
El surgimiento de la sofística.
Los pensadores griegos presocráticos se habían preguntado
acerca del principio o arjé de la realidad y habían realizado
interesantes averiguaciones. Sin embargo, hacia el siglo V a. C.
Atenas, experimentaba una situación muy peculiar que lleva a
centrar el pensamiento en torno a una realidad peculiar: el
hombre. Esta situación se debía en gran parte a los
acontecimientos histórico-sociales de aquel entonces.
Durante el transcurso de las Guerras Médicas, Atenas había
podido gloriarse de la habilidad y la inteligencia de sus hombres.
Gran parte del éxito obtenido en aquellas contiendas se había
debido a la perspicacia con la que las habían planeado y
conducido. Esto les llevó a una especie de sobrevaloración de sus
capacidades. Sin embargo, cuando tuvieron que hacer frente a las
Guerras del Peloponeso, no tuvieron el éxito esperado, esto
provocó una fuerte crisis hasta poner en duda sus propias
capacidades y entonces empezaron a sospechar de su inteligencia
hasta ahora indiscutible.
Junto con
esa sospecha, se debilitó la firmeza y la
serenidad para afrontar las derrotas y la crisis. Esto les llevó a
continuos cambios en el gobierno de la Ciudad, en la
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Introducción a la Filosofía
desesperación se impuso la tiranía, que pretendía ser la solución a
la crisis; pero los ciudadanos no resistían por mucho tiempo un
gobierno de esa índole e instauraban de nuevo el régimen
democrático, el cual tampoco tenía la firmeza suficiente para
sacarles de esa situación, y entonces se vieron sometidos al caos
social.
En este ambiente surgen los sofistas dispuestos a ocuparse
de los llamados "asuntos humanos". Uno de ellos, Protágoras,
llega a sostener que "el hombre es la medida de todas las cosas",
en el sentido de que la organización de los asuntos de la sociedad
tenía que basarse en el ser humano, que era la medida en la que
tenían que fundarse, como un sastre cuando hace un traje
adecuado al sujeto que lo va a vestir.
Los sofistas empiezan pues, por preocuparse de defender y
enseñar a defender los asuntos que pertenecen a la Ciudad, a la
polis, ocupándose de esos asuntos según la medida de la condición
humana. Poco a poco van interviniendo más en la vida política,
dentro de la espontánea democracia de la sociedad ateniense. La
política y la justicia se realizaba públicamente, y cada ciudadano
defendía su propia causa.
Evidentemente, en esta situación se hacía muy necesaria la
capacidad de saber exponer brillantemente y convencer a los
jueces de la propia propuesta. Los sofistas se constituyeron,
entonces, en hábiles maestros dedicados a la enseñanza de la
retórica y dialéctica, es decir, del arte de exponer, defender y
persuadir públicamente; y lo que al principio era una labor
desinteresada, después se convirtió en una actividad mercantil.
Lamentablemente, algunos sofistas fueron corrompiéndose,
y en su afán de hacer valederas sus opiniones o propuestas en la
Asamblea Popular, introdujeron los criterios de eficacia en contra
de los criterios de verdad que deberían fundamentar sus
intervenciones públicas.
Características de los sofistas
-La sofística no designa una doctrina concreta, sino una
manera de enseñar.
-El principal valor para el sofista es la erudición, que pone
al hombre en posesión de todos los conocimientos útiles a su
objeto, y el virtuosismo, que le permite escoger sus temas con
oportunidad y presentarlos de modo atrayente.
-La característica esencial de los sofistas es, por una parte,
ser técnicos que conocen y enseñan todos los saberes útiles al
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hombre; y por otra parte, los maestros de la retórica, que enseñan
a captarse la simpatía del auditorio.
-Son indiferentes a las investigaciones físicas o del cosmos,
por considerarlas inútiles.
-Pero el lenguaje es una técnica que requiere mucha ética
porque es fácil caer en la tentación de obtener resultados sin tener
en cuenta la verdad. Poco a poco los sofistas llegan a basarse en
factores subjetivos: la verdad depende de su apariencia respecto
del sujeto que la capta.
-Las consecuencias éticas a las que llegan es que los
principios de actuación no se deben fundamentar en leyes
naturales sino en convenciones sociales variables, que dependen
de cada ciudad y del dominio de aquel que posea más fuerza de
convicción.
-Por esto la sofística ha sido criticada duramente. Sin
embargo, cuenta entre sus méritos el despertar a los asuntos
humanos, que habían sido dejados a un lado por la anterior
filosofía cosmológica.
c. Los principales sofistas son:
* Prótagoras de Abdera (481-411)
En Atenas establece relaciones de amistad en los círculos
políticos y toma parte en la vida pública. Escribe "Sobre los
Dioses" y "Sobre la Verdad". Las líneas principales de su filosofía
son:
-"El hombre es medida de todas las cosas, de las cosas que
son y de las que no son". Esta sentencia de Protágoras se refería a
la relevancia de los asuntos humanos, hay que ir hasta la medida
humana, a lo que corresponde al ser humano.
-Sin embargo poco a poco, el pensamiento rigurosamente
verdadero pasa a un segundo lugar y por tanto se pone como
secundaria la tarea de alcanzar la verdad única infalible. En esas
condiciones,
el bien, al igual que la verdad, pierde toda
consistencia ontológica: bueno es lo que a cada uno aparece como
tal, lo útil, agradable, etc.
-El mundo se ve reducido a fenómeno con relación al sujeto
que siente y piensa.
-La actitud de Protágoras es de un prudente agnosticismo,
pero sus seguidores sacarán las consecuencias de ese
distanciamiento respecto de la verdad.
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* Gorgias de Leontinos (483-375)
Gorgias sostiene que si existiera algo no podría ser
conocido y si pudiera ser conocido no podría ser enunciado, por lo
cual no hay una coincidencia entre el ser, el pensar y la palabra.
Gorgias abandona pronto la filosofía, renuncia al
conocimiento objetivo de la realidad y se dedicó enteramente a la
oratoria, en la que destaca por poner de relieve la seducción, la
ilusión provocada, etc., como técnicas pertinentes a la Oratoria, en
la cual igual que en el teatro, se requiere de la capacidad de
seducción del actor para tener éxito.
La sofística cayó, al final, a comienzos del siglo IV, en el
cinismo político y en el puro virtuosismo. Gorgias afirma que el ser
uno, eterno, inmutable no existe. Lo único que existe es el no-ser,
es decir, el devenir fenoménico, efímero, mudable.
b. SÓCRATES
Nació en Atenas hacia el año 470. Fue condenado a muerte,
tras el "proceso de impiedad", el año 399. No dejó escrito nada,
sus discípulos han escrito el legado socrático que consistió
especialmente en una filosofía viva que tenía como centro el vivir
bien, de acuerdo con la verdad.
Sócrates inicia el período llamado humanístico. El hombre
ocupa el puesto central en la Filosofía de Sócrates. ¿Para qué
conocer el mundo –se pregunta Sócrates– si no me conozco a mí
mismo?: "Nada me enseñan la tierra y los árboles, sino los
hombres en la ciudad" (Fedro, 230d).
En el seno del movimiento sofístico surge Sócrates como
una personalidad que conmovió profundamente aquel ambiente y
que habrá de ser inspiradora y maestra de los más grandes
filósofos griegos del Siglo de Oro.
Sócrates no escribió nada y no cobraba por enseñar, se
dedicaba al diálogo espontáneo con quienes sinceramente
buscaban la verdad y también con aquellos que no tenían tan
rectas intenciones. Quizá su gran aporte es devolver su confianza
en la razón humana que había sido objeto de sospecha en ese
período crítico. Sócrates afirma la razón como medio adecuado
para penetrar la realidad. En la historia del pensamiento, desde
entonces hasta la actualidad, éste será el primer paso,
indispensable para superar las crisis en Filosofía.
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Genara Castillo Córdova
Sócrates viene a decir que la sospecha de que ha sido
objeto la razón está mal dirigida. Cuando se cae en errores y se
pagan sus consecuencias, eso no debe llevar a rechazar la razón y
la verdad. No está ahí la culpa, no se puede declarar inválida la
razón y abocarse a la habilidad técnica que lleva al oportunismo y
a acogerse sólo a la utilidad práctica como último recurso.
El camino adecuado no es ése, de renuncia a la razón y a la
verdad, no vale hacer las cosas de cualquier manera sino que hay
que identificar cuál es la verdadera causa de los errores y
equivocaciones, la culpable no es la razón, sino el mal uso que se
ha hecho de ella; por tanto lo que debe hacerse es desandar el
camino equivocado y volver a ejercer rectamente la razón, con
mayor pasión, con más ahínco y fortaleza que antes.
Este, es en rigor, el asunto fundamental del humanismo de
Sócrates, el re-descubrimiento de la verdad, porque sin verdad el
hombre no es tal, renuncia a lo que tiene de más específicamente
humano: su racionalidad. Sin verdad no es posible la vida humana.
Claudicar en este asunto invalida cualquier proyecto que un
hombre pueda emprender, sin la luz de la verdad, la propia vida y
la vida social queda a oscuras, y si ese anhelo por la verdad llega a
corromperse y desaparecer adviene el apagón total y no se puede
caminar. Si la vida práctica queda desasistida de la vida teórica, el
hombre se degrada a sí mismo y la sociedad sucumbiría.
Este es el gran aporte socrático: la salida a la crisis no es
partiendo de criterios utilitaristas, por más que éstos se
constituyan en atractivos señuelos de eficacia y de resultados
prácticos inmediatos, que sumen en el engaño y en aciertos
ficticios, que a mediano y largo plazo son insostenibles, ya que
corrompen profundamente al hombre si no están fundamentados
en la verdad.
Sócrates fue consciente de esta misión que le había caído
en suerte, entiende que aquella tarea le ha sido encomendada por
la divinidad y no está dispuesto a traicionarla, aunque ello le tenga
que costar la vida. En la "Apología de Sócrates", obra de su
discípulo Platón, Sócrates reconoce que le ha sido encomendada
una gran misión: "Dios me puso sobre la Ciudad como el tábano
sobre el caballo, para aguijonearle, para que no se duerma ni
amodorre". Por ello puso su vida al servicio de la verdad. Ese
poner la verdad y su correlativo: el bien, en el lugar más alto de
los valores e ideales que deben regir la vida humana, le exigió
preferir la muerte antes de transigir.
Del oráculo de Delfos tomó a la letra el mandato de
"¡Conócete a ti mismo!". El culmen de su enseñanza, su
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Introducción a la Filosofía
ratificación, la realizó en su propia vida. De ahora en adelante, sus
discípulos tendrán puntos de referencia inamovibles y la fuerza de
su ejemplo será acicate para que amen y defiendan la verdad
tanto como él lo hizo. El valor de la verdad es tan alto que ninguna
vida humana vale sin ella, entonces es preferible la muerte a una
vida sin la luz de la verdad. En definitiva, su mensaje consiste en
afirmar que es preferible la muerte a la mentira, a vivir sin verdad,
porque precisamente lo que alimenta la vida es la verdad, de
manera que ¿para qué se quiere la vida sin ella?. Una vida sin
verdad no es vida.
En el juicio injusto que por "impiedad" le siguieron a
Sócrates, se le hace la propuesta, por parte de algunos de sus
discípulos, de pagar una fuerte cantidad de dinero con el fin de
que escape a la condena de muerte, y que huya al destierro.
Sócrates no acepta esta propuesta, no sólo porque para un
ciudadano de aquel momento el destierro era tan duro como la
muerte, sino porque él no estaba dispuesto a retrotraerse de su
defensa de la verdad: en cualquier lugar donde estuviera tenía que
defender la verdad y tendría que estar dispuesto a dar la vida por
ella. Después de toda una vida en esta tarea no iba a dar un paso
atrás, justamente en el momento álgido o final. El legado socrático
era pues firme y claro. Toda su vida, hasta el momento de su
muerte era toda una enseñanza.
En otra obra platónica que continúa a la "Apología de
Sócrates" se puede leer lo siguiente:
"Al acabar de decir esto, le preguntó Critón:
–Está bien, Sócrates. Pero ¿qué es lo que nos encargas
hacer a éstos o a mí, bien con respecto a tus hijos o con respecto
a cualquier otra cosa que pudiera ser más de tu agrado si lo
hiciéramos?
–Lo que siempre estoy diciendo, Critón -respondió-: nada
nuevo. Si os cuidáis de vosotros mismos, cualquier cosa que
hagáis no sólo será de mi agrado, sino del agrado de los mismos y
del propio vuestro, aunque no lo conozcáis. En cambio, si os
descuidáis de vosotros mismos y no queréis vivir siguiendo, por
decirlo así, las huellas de lo que ahora y en el pasado se ha dicho,
por más que ahora hagáis muchas y vehementes promesas no
conseguiréis nada"
Dentro del conjunto de las enseñanzas socráticas se pueden
poner de relieve los siguientes aportes:
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Genara Castillo Córdova
1) El método socrático: la mayéutica
-Tal como hemos señalado al comienzo de este curso, el
método de Sócrates consiste en la interrogación. Es el método de
la investigación y se fundamenta en el arte de la pregunta. La
mayéutica es el método de preguntar con el fin de inquirir la
verdad en sucesivos y continuas profundizaciones del tema objeto
de la pregunta. En la actualidad todavía hay propuestas
pedagógicas que lo siguen y lo recomiendan como método
adecuado en la enseñanza.
-Consta de dos fases o momentos:
. En el primer momento se muestra la ignorancia del
interlocutor, y se llama "ironía". Por ejemplo, si alguien dialogaba
con Sócrates y en algún instante se refería a la vida propia o a la
de otros sujetos, él le asaltaba con una pregunta a quemarropa: y
¿qué es la vida?. El interpelado se mostraba perplejo, estaba
usando un término que parecía que conocía, pero que en rigor no
acierta a decir qué es en esencia.
Esta situación de perplejidad no siempre era del agrado del
interpelado, porque a veces no se encontraba en buenas
disposiciones y su disgusto por encontrarse como ignorante era
arrojado contra Sócrates. Pero ésta era la condición que el
maestro requería: saber si la intención es recta, la de saber
realmente lo que las cosas son. Con esta sinceridad se muestra
que el valor de la verdad está en primer lugar por encima del yo,
de la soberbia o de la veleidad.
Por otra parte este reconocimiento de la propia ignorancia,
aunque a uno no le guste, es, en su caso, el primer acto que evita
que la inteligencia humana se corrompa. Si uno se niega a aceptar
la verdad, porque no es de nuestro agrado, y entonces la niega,
ejerce una violencia en su facultad cognoscitiva, la cual queda
afectada y su torpeza para acceder a la realidad en los actos
posteriores se hace mayor. No debiéramos manosear nuestra
inteligencia, la verdad es la verdad, venga de donde viniere, y
aunque no nos guste debemos aceptarla, de lo contrario la
voluntad se apartaría de su gran acompañante: la inteligencia y
quedaría desasistida.
La ironía socrática trae en consecuencia la llamada "docta
ignorancia", es docta porque es sabia, reconoce que no sabe y
entonces está en situación de ponerse en marcha en pos de la
verdad, de saber aquello que ignora. Parece que en el caso de
Sócrates, este ejercicio daba resultado especialmente entre sus
jóvenes discípulos, sin embargo éstos probaban a ponerlo en
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Introducción a la Filosofía
práctica con aquellos personajes de cierto prestigio en la política, o
en el arte de la Polis griega; éstos al verse sorprendidos en más de
una
ocasión
se volvieron contra Sócrates, acusándole de
"corruptor de jóvenes".
El segundo momento recibe propiamente el nombre de
"mayéutica": mediante preguntas graduadas, que obligan a
discurrir por sí mismo, se va alumbrando la verdad. Si esto se
llega a alcanzar se obtiene el "descubrimiento" (aletheia): el
hallazgo de la verdad que no es creación de la mente ni habilidad
dialéctica, sino descubrimiento de la realidad.
Con Sócrates, empiezan, pues, los griegos a afirmar la
razón como medio adecuado para penetrar la realidad. Por lo
tanto, necesariamente tuvo que enfrentarse en primer lugar contra
los sofistas, ya que sostiene que la razón bien dirigida sirve para
penetrar en la realidad, no es un instrumento mágico que forja
visiones a capricho sin relación con lo que es. En segundo lugar se
opondría a los llamados filiesteos de la cultura, es decir a aquellos
que en Atenas pasaban como especialistas en una materia sin que
una verdadera comprensión de la misma fundamentase aquel
conjunto de conocimientos.
Los filisteos de la cultura sabían cosas que se las habían
enseñado, pero a poco que se les escarbase en su saber se
descubría en seguida que estaba montado sobre el aire. Sócrates
paseaba por las calles de Atenas y tropezaba con alguien que
ostentaba una profesión, entonces le hacía una pregunta sobre
cualquier cosa de ella. El interpelado daba una respuesta más o
menos acertada; entonces Sócrates le pide una aclaración sobre
los fundamentos en que ello se basa, preguntándole simplemente
¿por qué? La mayoría de las veces los interrogados no resisten dos
de estas preguntas y comienzan a divagar o a dar respuestas
huecas. No hay en ellos verdadera ciencia porque no la han
adquirido mediante el ejercicio profundo de la razón sino por la
autoridad o la memoria. Esto no sería ningún obstáculo para el
saber si aquellos aceptaran su ignorancia, pero lo que ocurría
frecuentemente es que no la aceptaban y entonces no podían salir
de ella.
2) Teoría del conocimiento:
-Sócrates llama la atención sobre el conocimiento, se ha
preocupado del problema lógico y metódico de cómo llegar a un
saber auténtico y seguro y aunque no llega a aportar un
conocimiento sistemático de la realidad, acierta al poner de relieve
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Genara Castillo Córdova
la importancia de los actos cognoscitivos, en cuanto a que
constituyen la "llave" que permite el acceso a la realidad. De
acuerdo a este legado, posteriormente se llegará a considerar que
la realidad "se entrega" según sea el acto u operación cognoscitiva
que se realice. Con algunos actos de conocimiento uno adquiere
"poca" realidad, con otros se posee más.
Así pues, estamos en condiciones de traspasar lo sensible
para conocer lo permanente de la realidad. Se trata de pasar de lo
sensible a lo intelectual, de lo singular a lo universal, lo cual sería
una forma o proceso de inducción, Según Aristóteles, "dos cosas
se pueden atribuir a Sócrates: los razonamientos inductivos y la
definición universal; y ambas se refieren al principio de la ciencia"
(Metafísica, 13, 4, 1078b 28)
-De acuerdo con Sócrates es importante tratar de alcanzar
lo universal, lo permanente. Se trata de descubrir la importancia
del concepto. Lo universal no es algo pasajero, cambiante, sino lo
que siempre es. Los conceptos universales no son una
representación que aquí aparece así y allí se muestra de otro
modo, sino que encierran un contenido de saber siempre igual sea
cual sea el sujeto que lo aprehenda.
El universal no es lo inventado o imaginado, sino que es
encontrado en la misma realidad experimentable. Por esta vía
supera Sócrates el relativismo y el escepticismo sofista.
3). La ética socrática
-Como decíamos la verdad tiene como correlativo al bien.
No existe un bien auténticamente tal para la voluntad si no se
fundamenta en la verdad que propone la inteligencia. Sócrates
tiene que luchar contra dos concepciones del bien: el bien como
útil o utilitarismo, y el bien como lo agradable o hedonismo.
-Sócrates demuestra, a través de su método, que debe
distinguirse entre placer bueno o malo. Admitida tal distinción, ya
no es el simple placer y el apetito el principio del bien moral.
-Sin embargo, la postura de Sócrates ha sido calificada
como intelectualista, ya que en su afán por rescatar el valor de la
verdad, otorga la prioridad exclusivamente a la inteligencia. Según
Sócrates basta con saber cuál es el bien para realizarlo. La razón
que da sería que nadie es tan tonto como para hacer el mal
sabiendo que con ello se dañaría.
De acuerdo con este planteamiento nadie haría el mal a
sabiendas y el único problema para que los hombres se conduzcan
bien es la educación. Sin embargo esto no es así. Es muy
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Introducción a la Filosofía
importante saber lo que son las cosas y cómo conducirse bien, la
ignorancia es un gran impedimento; pero no es suficiente. Para
darse cuenta de esto no son necesarias grandes disquicisiones
basta con la experiencia propia y ajena.
Las quiebras humanas en este aspecto son a veces
admirables. Por ejemplo, uno a veces se queda sorprendido al ver
que hay quien sabe que debe alejar las tentaciones, tal compañía,
etc. y sin embargo, no lo hace, queda esclavizado, dándose a sí
mismo "razones" para permanecer en esa situación. No basta con
saber, hace falta querer, es decir, la inteligencia y la voluntad son
facultades diferentes y aquella no sustituye a ésta. En el obrar
práctico es necesario que la voluntad acompañe a la inteligencia. Y
a la voluntad sólo la mueve el propio sujeto. Se le puede ayudar
dándole ejemplo de coherencia, advirtiéndole; pero no podemos
creer que eso es suficiente para que el sujeto cambie de actitud.
Tampoco
es justo desesperar de la verdad y de la
inteligencia cuando uno ve que no es aceptada. Uno puede hacer
mil y un sacrificios y esfuerzos para "hacerle ver" a alguien que su
conducta es dañina o no conveniente. Al final, al darnos cuenta de
que no hemos conseguido nada, sino que al sujeto "le gusta" estar
así, equivocado, y permanecer en el error, puede asomar una gran
tristeza o hasta una gran ironía por ver cuál es la condición
humana; Sin embargo, también podemos tener una actitud de
mucha compasión y paciencia sin olvidar las grandes posibilidades
que tiene todo ser humano de rectificar y aprender de sus errores.
3. PLATÓN (427-347)
La empresa socrática de penetrar con las armas de la razón
en la realidad que nos rodea y ascender por ella a la serena
contemplación de la verdad, ganó para la filosofía a uno de los
grandes espíritus de la humanidad: Aristoclés, llamado
familiarmente por sus compañeros Platón.
Platón nació el año 427 a. C. Pertenece a la nobleza más
antigua de Atenas. Es discípulo de Sócrates, cuenta con 28 años
cuando muere su maestro. Entiende la política como moral y la
moral como realización de sus ideas, pero no obtuvo éxito. Funda
la Academia en el 387 la "Academia". Muere en el 347.
Su obra es todavía muy estudiada en la actualidad. Es autor
de veinticuatro diálogos (contando sólo los de reconocida
autenticidad). Para un primer acercamiento a Platón es útil la
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Genara Castillo Córdova
lectura, al menos, de los siguientes: Apología de Sócrates, Crátilo,
El Banquete, Fedón, Menón, La República, y las Leyes.
Platón supo recubrir su pensamiento con la belleza del mito
y de la fantasía; consciente también de que su condición de
filósofo -amante de la sabiduría-, huyó siempre del dogmatismo y
del sistema cerrado, para atenerse a la actitud humilde del poeta
que se expresa por analogías y comparaciones.
Este es un gran mérito de Platón ya que después de
descubrir la verdad, el problema, mejor dicho, la tarea es ¿cómo
expreso esto que he visto?. Se suele decir que la claridad es la
cortesía del filósofo, pero lo que se puede llegar a inteligir es a
veces, sumamente complejo, y requiere una praxis especial para
exponerlo, tratando de no desfigurar aquello que se quiere
expresar. Saberle cantar a la verdad es todo un arte y a veces es
muy difícil. Por ejemplo, a veces uno lo comprueba cuando trata
de explicar cómo es aquella persona maravillosa que conoce y al
final las palabras se nos caen de las manos, como pétalos de rosa,
y nos resultan insuficientes. Probablemente la felicidad
imperecedera será cantar, ante la presencia de la Realidad más
plena.
Otro mérito de Platón es haber sido coherente intentado
poner en práctica su filosofía moral en la vida política de aquel
entonces. Esto le lleva a intervenir en los asuntos de la Polis, para
poner en práctica sus ideas. Toma parte en la guerra de Corinto.
Entre el 399 y el 388 se dedica a viajar. Intenta hacer realidad sus
ideales ético-políticos en Siracusa, a través del tirano Dionisio I.
Sin embargo, fracasa y está a punto de ser vendido como esclavo.
Después de volver a Atenas y fundar la Academia, intenta de
nuevo plasmar sus ideales ético-políticos en Siracusa, esta vez a
través de Dionisio II, pero vuelve a fracasar. Sin embargo, todo
ello le sirvió para aprender y madurar su filosofía política.
Las líneas fundamentales de su pensamiento son:
a. Interpretación platónica de la realidad
En cuanto a la interpretación de la realidad Platón recibió la
herencia de los Filósofos metafísicos: Parménides y Heráclito.
Estos habían producido una gran desgarradura en su concepción
del Universo. ¿Cómo es la realidad, única (permanente), como dice
Parménides o cambiante, como dice Heráclito? Platón se pregunta,
pues, como Parménides: ¿qué es el ser?, ¿Qué es la realidad?. Sin
embargo, sus respuestas serán diferentes a las parmenídea. No
considera que el ser sea uno e inmutable, pero tampoco piensa,
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Introducción a la Filosofía
como Heráclito, que toda la realidad se resuelva en un continuo
cambio.
Según Platón, y como veremos después, existe tanto lo
cambiante como lo permanente, lo primero se encuentra en el
ámbito del conocimiento sensorial y lo segundo en el ámbito del
conocimiento intelectual. Se trata entonces de un planteamiento
que no renuncia ni a la experiencia inmediata que le dan los
sentidos ni al ejercicio de la razón.
Platón trata de sugerirnos su pensamiento acerca de la
realidad a través de mitos y hermosas imágenes (especie de
parábolas filosóficas). Los principales son el Mito del Carro Alado,
con el que nos expone su teoría de las Ideas, el gran problema del
arjé o principio de la realidad, y su concepción del universo en
general. El otro es el Mito de la Caverna con el que procura
explicar cómo están constituidas las cosas concretas, materiales
de este mundo. De la mano de su planteamiento sobre lo que es la
realidad, está su concepción de lo que es el hombre que es quien
en definitiva va a acceder a esa realidad.
1) La verdadera realidad y la teoría de las Ideas:
En el Mito del Carro alado, Platón afirma los siguiente: "el
alma es semejante a un carro alado del que tiran dos briosos
corceles –uno blanco y otro negro- regidos por un auriga
moderador" El caballo blanco simboliza el ánimo o tendencia noble
del alma; el negro el apetito o pasión baja, bestial. El auriga es la
razón que debe gobernar el conjunto.
El alma queda así representada, viviendo en un cielo
empíreo, donde existe pura y bienaventurada antes de encarnar
en un cuerpo y descender a este mundo. Aquel mundo celeste es
el lugar propio de las Ideas y junto a ellas el alma se encuentra
como en su "elemento" propio. Allí el alma se dedica a la
contemplación de las Ideas y no experimenta la contradicción
entre la experiencia sensible y la inteligible porque sólo ejerce la
contemplación intelectual.
Es importante entender lo que para Platón significa Idea.
Para nosotros la idea es algo mental, subjetivo: el concepto que
puede atribuirse a varios sujetos a los que representa en lo que
tienen de común. Para Platón la Idea es algo objetivo. Eidos
significa etimológicamente "lo que se ve", es la esencia universal,
desprovista de toda individualidad material, pero existente en sí,
fuera de la mente, con una existencia purísima, perfecta. En el
mundo de las Ideas es donde el alma existió antes de venir a este
113
Genara Castillo Córdova
mundo. El hombre en sí, la belleza en sí, son ideas subsistentes
del cielo empíreo.
De esa realidad participan todas las demás cosas de este
mundo: "las cosas tienen ellas mismas su esencia estable, no
relativa a nosotros, ni dependiente de nosotros, sino que existen
por sí mismas conforme a la esencia que les es natural" (Crátilo).
Por otra parte, Platón afirma que "aquel lugar supra celeste,
ningún poeta lo alabó bastante, ni habrá quien dignamente lo
alabe porque la esencia existente en sí, sin color, ni figura ni tacto,
sólo la puede contemplar el puro entendimiento".
En la vida celestial de algunas almas sobreviene, sin
embargo, una caída. El caballo negro –la pasión–, cuyo tirar es
torcido y traidor, puede en un momento más que el blanco –el
ánimo esforzado noble– y da en tierra con coche y auriga.
Hallamos aquí quizá un eco lejano de la revelación primitiva del
pecado original, como se encuentra en muchos de las más
antiguas tradiciones de la humanidad.
A consecuencia de esta caída el alma desciende a este
mundo y se une a un cuerpo, al que permanecerá adherido. En su
nuevo y desventurado estado ha olvidado las Ideas que antes
contempló intuitiva y directamente. En este nuevo estado estará
sujeto a los sentidos corporales y sólo percibirá cosas concretas,
singulares.
Sin embargo, las cosas que le rodean participan –como el
hombre mismo– en la Idea, aunque estén individualizados por su
inserción en la materia. Se podría decir que en este mundo las
cosas justas, buenas, y en realidad, cualquier cosa, nunca lo son
del todo. Lo son por participación (mizexis) de lo justo en sí, del
bien en sí, y así de lo demás. Reaparece aquí, de otro modo, el
dualismo parmenídeo entre el ser y
no-ser, entre realidad
verdadera y apariencia.
En el Mito de la Caverna, Platón
intenta
sugerir
precisamente lo que son las cosas concretas, materiales, de este
mundo. Narra que la condición humana es semejante a la de unos
prisioneros que desde su infancia, estuvieran encadenados en una
oscura Caverna, obligados a mirar la pared. Por delante de la
caverna cruza una senda escarpada por la que pasan seres
diversos. El resplandor de la luz que penetra en la Caverna hace
posible que se proyecten sobre el fondo de la Caverna las sombras
de quienes pasan por arriba de ella.
Los encadenados sólo conocen las sombras, dan a éstas el
nombre de las cosas mismas y no creen que exista otra realidad
114
Introducción a la Filosofía
que la de ellas. Sin embargo, un buen día, uno de los prisioneros
logra, con mucho esfuerzo, soltarse de las cadenas y le atrae la
posibilidad de escarpar los muros de la Caverna y subir hasta la
parte superior y ver qué hay allí. Le cuesta mucho hacerlo hasta
que lo logra y entonces descubre que la verdadera realidad está
fuera de la Caverna y que lo que ellos han estado mirando han
sido solamente las sombras que aquella proyectaba.
La significación del mito es sencilla: La Caverna es este
mundo nuestro en que vivimos, la luz que entra por la Caverna es
la proyección de aquellas realidades inteligibles en sí mismas. La
realidad que está fuera de la caverna es el mundo de las Ideas,
aquel cielo empíreo en el que existen las Ideas o arquetipos
universales de las cosas que participan su ser a las cosas
concretas, sensibles, que captan nuestros sentidos, que son en
definitiva, las sombras que captamos. Esta idea de participación es
muy importante en Platón.
Las sombras, las cosas concretas que observamos, tienen,
por tanto, un no-ser, por ejemplo, este caballo concreto participa
de la Idea de Caballo y esto le hace ser lo que es; pero por otra
parte está inserto en la materia y esto le hace no ser la Idea de
Caballo-en-sí, el caballo perfecto, esencial, intemporal, sino este
caballo, imperfecto, individual, temporal. La materia es para Platón
algo negativo, oscuro, elemento de limitación, de individuación.
Las cosas materiales, son por tanto, como sombras, débiles, pálido
reflejo de aquello que les confiere su única y debilísima entidad: La
Idea, que es la verdadera y subsistente realidad.
Platón afirma por tanto que cada uno de los seres que
existen en la realidad tiene una forma, un logos que manifiesta
una cierta racionalidad. Sin embargo, aún con aceptar la existencia
de lo sensible y de lo intelectual no llega a unirlos realmente, sino
que los separa radicalmente: el mundo sensible no tiene nada que
ver con el mundo inteligible, son dos mundos totalmente
diferentes.
2) La existencia de dos mundos:
Según Platón existe una diferencia radical entre el mundo
sensible, mundo de sombras que se proyectan sobre el fondo de
una caverna oscura como es este mundo y aquel otro mundo
inteligible, aquel cielo empíreo donde existen las Ideas en sí
mismas. Las cosas de este mundo sensible no son más que
sombras efímeras, transitorias, imperfectas de esas Ideas puras,
115
Genara Castillo Córdova
perfectas, inmutables, etc. Las Ideas son los modelos ejemplares
al cual las cosas que vemos se ajustan imperfectamente.
Las cosas participan de las esencias ideales, cada cosa del
mundo sensible tiene su Idea en el mundo inteligible, en el cual
existe una jerarquía entre las Ideas, de modo que todas dependen
de una Idea: la Idea de Bien. En definitiva, el mundo sensible es
opuesto al mundo de las Ideas, sólo asequible a la mente; el
mundo del devenir es opuesto al mundo permanente. ¿Cómo
conciliarlos?
b. El conocimiento humano:
Según Platón, el conocimiento sensible no es el verdadero
conocimiento. El alma humana al percibir que las cosas concretas
son sólo un pálido reflejo de la verdadera Idea o realidad, se
siente subyugada, llamada interiormente a la búsqueda de algo
muy íntimo que aquellas cosas le sugieren.
Se produce entonces una especie de extraña emoción
semejante a la que invade a una persona que se encuentra en el
lugar en que discurrió su infancia, y que aunque olvidado, evoca
en nuestro espíritu el recuerdo vago y la nostalgia del pasado.
Prende entonces, en el alma el eros (amor), que es para Platón, un
impulso contemplativo. De él nace un impulso para recordar, un
esfuerzo que consigue que aflore a la conciencia el recuerdo que
estaba latente. El conocimiento intelectual se realiza, según
Platón, por recordación (anámnesis).
¿Qué función tienen, entonces, los sentidos?. Las ideas
están ahí, sólo resta traerlas a la conciencia por medio del
recuerdo, de la reminiscencia. Traer a la conciencia las Ideas es
función de los sentidos. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de
Platón por
demostrar su teoría
de la reminiscencia, sus
argumentos dejan siempre una sombra de escepticismo, ya que
parecen desproporcionados a la verdad que pretende demostrar.
c. El ser humano.
Según Platón, la verdadera esencia del hombre es su alma.
La doctrina de platón sobre el alma humana se encuentra en sus
Mitos, a los que hemos hecho referencia anteriormente.
Como ya vimos en el Mito del Carro Alado, Platón sostiene
que el alma es semejante a un carro alado del que tiran dos
briosos corceles. Uno de ellos, el blanco, simboliza el ánimo o
116
Introducción a la Filosofía
tendencia noble del alma, el negro, la pasión baja. El auriga es la
razón que debe gobernar el conjunto. El alma pre-existió en aquel
mundo celeste, antes de venir a este mundo, una vez que el
caballo negro propicia la caída del alma en este mundo y se une a
un cuerpo.
Con ello, Platón señala que el alma humana está en manos
del demiurgo, siendo su naturaleza la de una esencia invisible,
inmaterial, espiritual y supraterrena. Es asimismo, motor del
cuerpo; por consiguiente es anterior al cuerpo, independiente y
subsistente.
Para Platón, el hombre es, pues, un alma que hace uso de
un cuerpo. En el alma humana se pueden distinguir tres especies
de alma: La intelectual, que se muestra en el pensar puro y
contemplar suprasensible; la irascible, a la que pertenecen los
afectos nobles y la concupiscible que tiende a lo bajo. Sin
embargo, Platón, en rigor, no admite más que un alma, aquella
que él designa como alma espiritual. esa única alma aparece, no
obstante, compuesta de tres fuerzas. Finalmente, Platón considera
que la unión del alma con el cuerpo es meramente accidental.
Con respecto a la inmortalidad del alma, Platón sostiene
que existen tres argumentos para probar su inmortalidad:
1.- El alma humana posee conocimientos innatos de saber.
estos conocimientos no han sido adquiridos por la
experiencia terrenal, por lo tanto han tenido que ser
adquiridos anteriormente. Por ello, el alma ha preexistido. Esta
prueba
más
que
demostrar la
inmortalidad del alma muestra su pre-existencia.
2.- Por la afinidad del alma con las Ideas: Las Ideas son
siempre idénticas en sí mismas. Son las Ideas simples.
El alma es el lugar del conocimiento de las Ideas, luego
debemos admitir que está configurada según de ellas,
es decir de forma simple. Y lo que es simple no se
corrompe porque no tiene partes.
d. Ética y política.
La ética y la Política de Platón son consecuencia de su
metafísica. El fin último del alma que ha caído y se ha encarnado
en un cuerpo es purificarse de la materia y elevarse a la pura y
117
Genara Castillo Córdova
serena contemplación de las ideas. Para lograr esa purificación es
preciso de la virtud, que es la perfecta armonía del alma.
Platón distingue las siguientes virtudes éticas: La fortaleza,
que corresponde al apetito noble; la templanza que controla al
apetito inferior y la prudencia que es la que corresponde a la
razón, al auriga.
Por su parte la política debe constituirse a imagen del
hombre. A cada una de las partes del alma corresponderá una
clase de la sociedad: a la pasión o apetito inferior: el pueblo,
encargado de los trabajos materiales y utilitarios; el ánimo noble:
los guerreros o defensores; a la razón, los filósofos, que deben
ser los directores del Estado.
4. ARISTÓTELES (384-322)
Nace en Estagira en el año 384 a. C. Fue discípulo de Platón
durante veinte años. Funda en Assos una especie de Academia
platónica. Se ocupa de la formación de Alejandro Magno. En el año
335 forma su propia Academia en Atenas. Muere en el año 322.
Sus obras principales son: La Física, Sobre el Cielo, Sobre la
Generación y Corrupción. La Filosofía Primera, Del alma, Sobre la
Sensación y el Sentido, Ética a Nicómaco, Ética a Eudemo, La
Política.
a. Crítica de Aristóteles a Platón:
Aristóteles profesa una gran estima a su maestro, Platón.
Sin embargo, en bastantes de sus escritos polemiza con él. Tales
objeciones son principalmente las siguientes:
1) Duplicación innecesaria de las cosas.
Aristóteles muestra que ese mundo de las ideas que Platón
construye con el objeto de dar razón de las cosas sensibles, es una
duplicación innecesaria de las cosas. Por primera vez, un filósofo
griego rompe con la dualidad establecida a partir de Parménides.
2) La doctrina de las ideas no explica la génesis de
las cosas.
Las ideas en Platón son conceptos, definiciones
hipostasiadas. Las ideas no existen en este mundo sino en un cielo
118
Introducción a la Filosofía
empíreo y el ser humano puede alcanzarlas post mortem. Sin
embargo, para Aristóteles, las ideas platónicas a lo más que
pueden llegar, si fuera aceptable la teoría de la participación, es a
dar razón de lo que las cosas son, pero en ningún momento a
explicar cómo las cosas advienen a ser.
3) El carácter trascendental de las ideas.
La más importante objeción que Aristóteles hace a Platón
es la de que las ideas son están fuera de este mundo, sino que
están en la sustancia. Aristóteles no ve la necesidad de escindir y
dividir las ideas de las sustancias, ya que aquellas pueden ser
abstraídas de éstas, como luego explicaremos.
b. Metafísica y realidad
1) La sustancia y los accidentes:
Aristóteles comienza partiendo de la sustancia tal como la
vemos y sentimos, es decir, la observación de la sustancia
corpórea.
Aristóteles distingue dos elementos en la cosa real: la
sustancia y los accidentes. La palabra "sustancia" (ousía), tiene
en Aristóteles dos significaciones. El
sentido estricto de la
sustancia es el de la unidad, que soporta todos los demás
caracteres de la cosa. La sustancia es la quidditas, aquello de lo
cual se predica todo lo que se puede predicar, lo sustante, lo que
yace debajo de todo. Esta es la llamada sustancia segunda.
El otro significado de sustancia en Aristóteles es el de
sustancia primera, totalidad de la cosa, con sus caracteres
esenciales y con sus caracteres individuales. En este sentido llama
Aristóteles sustancia a lo individual.
Los accidentes son las cualidades o propiedades que
atribuimos a la sustancia como a su sujeto de inhesión. No son en
sí mismos sino en otro, en la sustancia.
Con su teoría de la sustancia Aristóteles ha destruido la
dualidad del mundo sensible y el inteligible. Ha fundido estos dos
mundos en el concepto de sustancia, de la sustancia primera, de la
cosa real que está ahí. En el mundo sensible cada cosa tiene una
existencia, es una sustancia. Si uno se pregunta ¿Qué es?
entonces podemos sacar la forma sustancial a manera de una
idea, se trataría de una "sustancia segunda", el concepto, la
definición de la sustancia real existente; es decir, la sustancia
119
Genara Castillo Córdova
hecha inteligible. Los elementos accidentales no añaden nada a la
definición esencial, pero caracterizan la sustancia.
2) Noción de potencia y acto
Aunque la teoría aristotélica del acto es muy difícil de
explicar en pocas líneas, trataremos de acercarnos a ella partiendo
de estas nociones de potencia y acto. Según Aristóteles, las ideas
no explican el dinamismo existente entre los seres sensibles.
Aristóteles se vuelve a plantear el dilema establecido por Heráclito
y Parménides entre el ser y el movimiento, para salvar tanto el
principio de identidad como la existencia del movimiento.
Para salvar la fundamental unidad de las exigencias
intelectuales y los hechos sensibles. Aristóteles hace entrar en
juego la idea de "ente en potencia". "Ente en potencia" es
irreductible al ente y al no ente. "Poder ser" no es propiamente
ser, ni tampoco no ser en absoluto.
El ente no excluye el "poder ser". Como consecuencia, el
cambio no tendrá por principio el no-ente, sino el ente que hace de
sujeto de ese poder-ser. El propio cambio intrínseco es posible si
aquel ente a que afecta no es ya en acto cuanto puede ser. La
misma explicación es válida para el movimiento cualitativo en el
cuerpo físico.
3) Definición de movimiento:
El movimiento es el paso de la potencia al acto. El
movimiento no es ni el término inicial ni el término final, sino los
sucesivos términos intermedios que hay entre ellos. Para ello el
movimiento es "el acto del ente en potencia en cuanto está
en potencia", es decir, en cuanto está realizando la potencia de
estar en proceso hacia su término final.
Los principales tipos de movimiento son: El movimiento
local o de lugar: el ente móvil sigue siendo el mismo, aun cuando
cambie de lugar. Movimiento de cualidad o alteración: también el
ente móvil sigue siendo el mismo, aun cuando adquiere una nueva
cualidad o altere alguna de las ya tenidas. Movimiento o cambio
sustancial: es el propio sujeto el que cambia. En el cambio
sustancial llega a ser un nuevo sujeto.
4) Materia y forma:
Lo común a los términos del cambio sustancial es aquello
"de lo que" se hace la sustancia nueva: la materia. En efecto, la
120
Introducción a la Filosofía
sustancia nueva no puede beneficiarse de lo exclusivo y propio de
la substancia que se extingue; ello es lo que en el cambio deja de
ser. Así pues, el factor común a los extremos del cambio sustancial
es aquello de lo que se hace la sustancia nueva que es la materia.
En el cambio sustancial, el elemento propio de cada una de
las sustancias es la forma. La materia se encuentra siempre
revestida de una distinta modalidad de ser, informada de un modo
u otro, pues es en sí misma lo determinable. Es algo potencial, de
lo que surge, por el movimiento, una sustancia nueva. Un ente es,
en consecuencia, sustancialmente mutable si se compone de
materia y forma como principios de su entidad sustancial.
5) El hilemorfismo:
El término "hilemorfismo" significa que la realidad material
tiene una estructura, está compuesta por materia y forma. El
cambio sustancial se entiende desde esos dos principios con los
que está constituido todo ente material: la materia y la forma.
A su vez, existe una distinción entre materia prima y
materia segunda; entre forma sustancial y forma accidental. La
materia prima es la potencia
pura, determinable. La forma
sustancial es lo determinante, el acto primero, aquello que hace
que un ente sea tal ente y no otro. Materia segunda es la potencia
de un ente completo; es lo determinable de una sustancia con
respecto a nuevas formas, pero accidentales.
La forma accidental es lo determinante, el acto segundo,
pero con respecto a la sustancia ya constituida esencialmente. La
materia prima, la forma sustancial, la sustancia segunda, la
materia segunda y la forma accidental son principios entitativos.
La sustancia primera es el individuo determinado y concreto, el
ente completo.
6) Las categorías y los predicamentos.
Aristóteles afirma la existencia del mundo, y de las cosas
que constituyen.¿Cómo es ese ser realmente?. Aristóteles resuelve
el problema de la estructura del ser con las "categorías". Estas son
lógicas y ontológicas.
Desde el punto de vista ontológico, considera a las
categorías como las formas elementales de todo ser, como
aquellas formas que, impresas en la materia constituyen el mínimo
de forma necesaria para que el ser sea. Los predicamentos son
pues, los modos supremos de ser.
121
Genara Castillo Córdova
Los predicables no son ni sustancia ni entes reales, sino
modos de predicar, según un mayor o menor acercamiento a lo
específico e individual. Aristóteles afirma su inseparabilidad, es
decir, las "categorías" son, al mismo tiempo, elementos primarios
de la realidad y elementos primarios del conocimiento.
Aristóteles afirma que son diez las categorías. La sustancia
es la primera de las "categorías". Ya hemos visto qué es la
sustancia. También de algo que es real, de una sustancia
podemos predicar la cantidad, la cualidad, la relación, el lugar, el
tiempo, la acción, la pasión, la posición y el hábito.
7) La causalidad
Aristóteles sostiene que existen cuatro causas principales:
la causa material, formal, eficiente y final. La causa material es
aquello de lo que está hecha una cosa, la causa formal es la idea o
forma (inteligible) conforme a la cual algo es, la causa eficiente es
aquello que hace o ha hecho posible que una cosa sea, y causa
final es aquello para o por lo cual está hecha una cosa.
Es posible ver que desde la filosofía aristotélica hay una
apertura a la trascendencia. Para Aristóteles el mundo en que
vivimos es sensible y, al mismo tiempo, inteligible. Las cosas han
sido hechas inteligentemente, esto le permite la apertura a la
divinidad: Acto Puro, Motor Inmóvil, o Primera Causa.
c. Filosofía del hombre
A diferencia de Platón Aristóteles considera que el hombre
es la unidad substancial de cuerpo y alma. Ni sólo cuerpo, ni
exclusivamente espíritu. El alma es la forma sustancial del ser
vivo, la define como: "Acto primero de un cuerpo natural
organizado". El alma humana es no sólo inmaterial sino espiritual
en razón de que posee dos facultades superiores que son la
inteligencia y la voluntad.
El conocimiento humano parte de lo sensible para llegar a
lo inteligible. La sensación es el primer acto del proceso
cognoscitivo. En la sensación el objeto sensible es sentido en acto
y el sujeto es sentiente. Los sentidos externos son clásicamente
cinco: vista, oído, gusto, oído, tacto. Entre los sentidos internos
están: el sentido común, la imaginación, la memoria, etc.
El conocimiento humano empieza por los sentidos, aunque
no se queda ahí. El conocimiento sensible da lugar a la imagen
sensible, concreta, singular. El intelecto agente es el que se
122
Introducción a la Filosofía
encarga de desmaterializar aquella especie y abstraer la esencia,
la cual es conocida por el llamado intelecto paciente, tal
conocimiento da lugar a la idea, la que se expresa a través de un
concepto universal. De este asunto trataremos con más detalle en
la última parte, cuando veamos el tema del conocimiento y la
verdad.
Gracias a la inteligencia el hombre puede ser libre. La
órexis humana es por su parte la que hace que el ser humano
tienda a la felicidad. Pero esa tendencia a la felicidad no le dice al
hombre dónde ni cómo encontrarla, por lo cual se precisa de la
razón práctica para iluminar esa tendencia, ciega pero inevitable, a
la felicidad.
La garantía para alcanzar la felicidad es la teoría de la
virtud que según Aristóteles se alcanza cuando se ejerce una
actividad racional de gran discernimiento para lograr el punto
medio en cada circunstancia. La virtud es un punto medio entre
dos extremos, el exceso y el defecto, pero no es una media
aritmética o geométrica, sino un culmen. Cuando ese justo medio
es logrado es porque se ha producido un acto virtuoso. La razón
puede y debe, según Aristóteles, influir en las tendencias sensibles
"racionalizándolas", impregnándolas de racionalidad, modelándolas
de acuerdo a criterios acertados. Cuando lo hace de esa manera se
consigue la templanza, la fortaleza, etc.
d. La ética aristotélica
1) La voluntad y los instintos
La voluntad es el apetito derivado del conocimiento y tiene
primacía sobre los instintos, que se mueven por el conocimiento de
lo sensible. El objeto de la voluntad es el bien o fin inteligible.
2) El fin último del hombre:
El fin último objetivo es el Acto perfecto, Motor Inmóvil,
Bien supremo. El fin subjetivo es la felicidad. En torno al fin no se
delibera sino en torno a los medios.
El fin último se alcanza con las virtudes. La virtud
presupone el acto racional, se forma a través de la enseñanza o el
hábito. Las virtudes pueden ser éticas y dianoéticas. Son éticas las
que se refieren a la voluntad: prudencia, fortaleza, justicia y
templanza; y son dianoéticas las que se refieren a la inteligencia.
123
Genara Castillo Córdova
e. La política
Aristóteles sostiene que el hombre es un animal social por
naturaleza. El Estado no sólo debe garantizar la seguridad
ciudadana, sino procurar la felicidad de aquellos. Distingue tres
formas de gobierno: la monarquía (gobierno de uno), la
aristocracia (gobierno de unos pocos) y la democracia (gobierno
de todos).
124
Introducción a la Filosofía
II. LA FILOSOFÍA MEDIEVAL
125
Genara Castillo Córdova
126
Introducción a la Filosofía
1. SAN AGUSTÍN DE HIPONA (354-430)
La filosofía cristiana comprende dos períodos claramente
diferenciados. Uno corresponde a las postrimerías del Imperio
romano (siglos I a IV). En él los llamados Padres de la Iglesia
sistematizan el dogma y realizan los primeros ensayos de una
armonización racional entre la fe cristiana y la filosofía. Estos
esfuerzos culminan con la obra ingente –aislada en su magnitud–
de San Agustín.
Consumada después la división y ruina del Imperio romano,
el Occidente europeo conoce siglos de invasión y de incultura,
siglos que, desde el punto de vista de la filosofía se han llamado
"siglos en blanco". La Iglesia recoge durante ellos en sus
monasterios los restos de la cultura grecolatina y los transmite a la
posteridad, haciendo así posible que, a través de una larga
gestación, renazca una segunda época de la filosofía cristiana en la
cultura medieval que abarca del siglo IX al XV. El primero de estos
períodos suele llamarse patrística, y el segundo, escolástica,
debido a su origen en las escuelas eclesiásticas de la alta Edad
Media
El primer período de la Filosofía cristiana culmina con San
Agustín, que es uno de los pensadores más grandes del
cristianismo. Nació en Tagaste (África) en el año 354 d.C. Muere
en 430. Estudió retórica en Cartago. Perteneció a la secta de los
maniqueos. En Roma enseñó retórica. También en Milán, donde
entró en contacto con la filosofía neoplatónica. Se bautizó en
Milán. Vuelve a Tagaste. En el año 395, tras ordenarse sacerdote
en el 391, es consagrado obispo de Hipona. Sus principales obras
son: Las Confesiones, Sobre el Libre Albedrío, Sobre la Trinidad,
La Ciudad de Dios, etc.
La filosofía de San Agustín representa el esfuerzo de la fe
cristiana que busca una mayor inteligencia de su propio contenido,
con ayuda de un instrumento filosófico formado sobre todo en
base al neoplatonismo de Plotino. Su formación filosóficoneoplatónica procede de los años anteriores a su conversión. Poco
a poco se fue sirviendo menos de esa filosofía, que siempre
concibió subordinada a la fe.
a. La filosofía como itinerario hacia Dios.
El pensamiento agustiniano está relacionado con la
interioridad y con la búsqueda de la felicidad. Se inspira en el
127
Genara Castillo Córdova
anhelo del hombre que busca a Dios en todo y por encima de todo.
Dios y la felicidad de encontrarle constituyen el único fin del
filosofar. El mundo sólo le interesa en cuanto conduce a la propia
interioridad y por medio de ella hasta Dios.
El medio para conseguir la felicidad es la posesión de la
Verdad. San Agustín es un hombre de una extraordinaria lealtad
interior. En la historia de la filosofía existen muchos ejemplos de
búsqueda de la verdad, diferentes personalidades y diversas
circunstancias. Sin embargo, en San Agustín se manifiesta una
búsqueda de la verdad realmente apasionada. Pareciera que no da
un paso sin antes plantearse si es o no verdadero.
Quizá lo más admirable y valioso de San Agustín es ese
afán incanzable de alcanzar la verdad, sin componendas, sin
medias verdades, sin medios compromisos. Después de todo, ¿no
es esto propio de la filosofía y de los auténticos filósofos?. Ya desde
los comienzos de sus especulaciones, se nos presenta un hombre
sediento de verdad, que no se deja impresionar fácilmente, que
profundiza, y como podemos ver en sus Confesiones, cuando tiene
que dejar algo lo deja, aunque le cueste.
Después del maniqueísmo, buscó la verdad en el
academismo de ese entonces, pero se encontró con un
escepticismo casi absoluto que sólo dejaba espacio para la
probabilidad. Agustín medita profundamente estos temas y en su
indeclinable anhelo de verdad
acaba viendo la insinceridad
cómoda de esta posición: quien afirma lo probable conoce de
alguna manera lo verdadero; la probabilidad se dice en razón de la
verdad y carecería de sentido sin ella. No es lícito al hombre
encerrarse en una posición de escéptica indiferencia cuando todo
su espíritu clama por la verdad y la supone en el fondo de su
pensar y hacer.
En este momento de su itinerario en pos de la verdad, es
esta experiencia, la íntima percepción de su propia existencia, de
su espíritu anhelante de verdad, lo que le lleva a superar el
escepticismo abandonándolo por incoherente e ilógico.
A
continuación buscó la verdad en la filosofía
neoplatónica, la cual le abrió a la contemplación de las verdades
eternas que existen por sí en el mundo del espíritu. Sin embargo,
la lejana y abstracta realidad de las ideas no podían satisfacer un
espíritu como el de Agustín que buscaba el sentido y el origen–
personal– de la realidad. En este punto, gracias a la limpia
sinceridad de su alma y a las oraciones de su madre, se produce
su conversión al cristianismo.
128
Introducción a la Filosofía
Todo este itinerario desde las primeras amarguras de la
duda hasta la serena posesión de la verdad, desde la inquietud en
el pecado hasta la íntima alegría de la gracia, nos lo refiere San
Agustín con emocionante veracidad en su libro Confesiones.
La intensidad de la posesión y del gozo una vez encontrada
es proporcional a la rectitud y pasión con la que se la ha buscado.
Por ello, una vez que Agustín encuentra la Verdad en el
Cristianismo se va a dedicar con todas sus fuerzas a comunicarla,
a serle fiel, y a luchar contra las herejías.
San Agustín estudió las relaciones de la fe y de la
razón basada en su propia experiencia espiritual: La fe es como
una meta de la especulación, y al mismo tiempo, el punto de
partida para nuevas especulaciones. Es conocida su frase:
entiende para creer "Intellige ut credas" (demostración de la
credibilidad) y cree para entender "crede ut intelligas".
El deseo de conocer mejor lo que ya se cree, origina una
actitud positiva ante la filosofía. Así mismo, pone de relieve la
importancia de la voluntad humana, ya que la inteligencia sola no
basta: Para quien quiere creer tengo muchos argumentos, para
quien no quiere creer no tengo ninguno.
b. El origen del universo
San Agustín sostiene que por su mutabilidad, las cosas
muestran que han sido creadas por Dios de la nada: entre "El que
es" y todas las cosas que no son Dios, media un infinito vacío
metafísico que separa la completa autosuficiencia de Dios de la
intrínseca falta de consistencia de los existentes creados.
Todas las cosas han sido creadas por un acto de la voluntad
divina, que las ha sacado de la nada a todas a la vez. Dios ha
dejado en el universo sus huellas, una especie de "semillas"
divinas. De acuerdo a su herencia neoplatónica, sostiene que las
Ideas, consustanciales con la esencia divina, son fundamento y
fuente del ser: fundamento inmutable de las realidades mutables y
contingentes del mundo sensible y fuente de verdad e
inteligibilidad.
c. El ser humano.
Entre las criaturas, las superiores son los ángeles, cuya
existencia conocemos sólo por la fe. El hombre, según San
Agustín, en cuanto a su naturaleza es muy poco inferior al ángel.
129
Genara Castillo Córdova
El hombre es una sustancia completa, compuesta de alma y
cuerpo; pero ya la sola alma es una sustancia racional completa
hecha para gobernar un cuerpo, sustancia también completa de
suyo. Esto plantea dificultades a San Agustín en su explicación de
la unidad sustancial del hombre y a la hora de explicar las
relaciones entre alma y cuerpo.
El alma está presente toda entera en todo el cuerpo,
mediante su continua acción vivificadora sobre él. En la sensación,
el alma, que participa de la luz divina, atendiendo a las
modificaciones del cuerpo, forma en sí una semejanza de la cosa,
ya que el cuerpo no puede actuar sobre el alma.
El objeto del conocimiento sensible son las realidades
mudables. Por tanto, no pueden proceder de ese ámbito los
conocimientos verdaderos en sentido propio, es decir, necesarios y
estables. Estas verdades necesarias, inmutables y eternas, las
encuentra el alma en sí misma, pero ella no puede ser su fuente,
porque juzga según ellas y son, además, algo superior.
Esas verdades están en el hombre porque Dios es el
Maestro interior y el Sol inteligible que ilumina nuestra inteligencia
y le da a participar los mismos objetos inteligibles o ideas
(doctrina de la iluminación). A diferencia de todo lo exterior que
se capta con la ayuda de los sentidos, el alma se capta por una vía
puramente interior. El fin futuro del alma es la visión de Dios. El
alma es inmortal, es indestructible, porque es asiento de la verdad
inmutable y porque su contrario, el error no es capaz de destruirla.
d. El mal y la libertad.
San Agustín sostiene que toda realidad es buena en la
medida en que es. El mal no puede considerarse ser: el mal se
define frente al bien, sin el cual no podría existir, ya que es
precisamente privación de ser y bien.
Los males naturales o físicos no son propiamente males,
sino privaciones parciales queridas por Dios en vista del bien total
del universo. El único mal verdadero es el mal moral, el pecado,
que procede de la libre voluntad de las criaturas racionales.
La voluntad humana considerada en sí misma es buena;
sólo es mala en cuanto privada del orden debido, por el pecado. La
voluntad creada es falible. El libre albedrío es la facultad de
elegir o no una cosa. En sí mismo un bien y condición para la
bienaventuranza, pero comporta el riesgo del pecado.
La rebelión del cuerpo contra el alma es consecuencia del
pecado original, del que proceden la concupiscencia y la
130
Introducción a la Filosofía
ignorancia. El alma, orientada desde entonces a lo sensible, se
agota al producir imágenes y puede terminar tomándose a sí
misma por un cuerpo. San Agustín comprendió la necesidad de la
gracia para poder salir del pecado y cumplir la ley de Dios. La
gracia restituye al libre albedrío eficacia para hacer el bien.
e. Las dos ciudades
Las dos ciudades son: la ciudad terrestre, que es la
temporal, la que vivimos en este mundo, y la ciudad celeste, es la
intemporal y que se puede encontrar post mortem. Las sociedades
temporales, afirma San Agustín, están destinadas a conseguir los
bienes temporales necesarios para la vida. Además, los cristianos
de todos los pueblos y de todos los tiempos, en virtud de su amor
a Dios, componen la Ciudad de Dios, cuya construcción es lo que
da sentido a la historia universal.
Cada una de estas dos ciudades tienen su propia misión,
que no debe entrar en colisión con la otra. Esta fue la primera
solución al problema de las relaciones Iglesia-Estado, que ha
atravesado la historia política de Occidente hasta nuestros días.
2. SANTO TOMÁS DE AQUINO (1225-1274)
La doctrina de Santo Tomás representa la más alta obra
especulativa de síntesis entre fe y razón. En Santo Tomás cristaliza
de modo singular toda la tradición teológica de los Padres de la
Iglesia. Santo Tomás pone al servicio de la teología la síntesis más
alta de aristotelismo y platonismo.
Nació en 1225, es educado por los benedictinos del
Monasterio de Montecasino. Estudia en Nápoles, donde se inicia
en la filosofía aristotélica. A pesar de la oposición familiar ingresa
en los dominicos. Después, es alumno del "Estudio General" de
Colonia. Con las enseñanzas de San Alberto, que es su maestro,
conoce la doctrina de Aristóteles.
Tras su ordenación sacerdotal empieza a enseñar. El primer
período italiano de su enseñanza (1259-1268) es el más tranquilo
y transcurre trabajando en la Universidad de la Corte Pontificia en
Viterbo y Orvieto. El segundo período, (1269-1271) el de su
enseñanza en París se caracteriza por la defensa filosófica de la
doctrina cristiana contra el averroísmo. En 1272 vuelve a Nápoles
131
Genara Castillo Córdova
a reorganizar la enseñanza de teología en la Universidad. Muere en
Fossanova en marzo de 1274, de camino hacia el concilio de Lyón.
Su obra es muy fecunda. La mayoría son comentarios
ligados al método de la enseñanza universitaria, de entre ellos
sobresalen los Comentarios del Antiguo y Nuevo Testamento, así
como los Comentarios a Aristóteles. Los demás escritos se deben a
encargos o necesidades apostólicas, consultas, predicación, etc. El
más importante es la Suma Teológica, escrita para facilitar el
aprendizaje de la teología. La Suma contra Gentiles se debe al
encargo de San Raimundo de Peñafort, general de la Orden.
a. Algunas líneas importantes de su pensamiento.
- Es el primero en haber concebido la teología como ciencia
que tiene como primeros principios recibidos los artículos de la fe,
y que a partir de ellos obtiene conclusiones con ayuda del
conocimiento natural metafísico.
- Logra una distinción rigurosa entre el orden de la gracia y
el de la naturaleza, cada uno de los cuales tienen principios
propios. Hay unión en el creyente, pero no confusión.
- Rechaza el platonismo puro: el mundo no es mera
apariencia,
sino que tiene una propia consistencia real y
verdadera, que es camino para descubrir a Dios.
-El hombre ve el reflejo de Dios en este mundo, pero puede
obtener el conocimiento de éste por vía natural, gracias a su
propio intelecto y no por iluminación divina.
-La doctrina tomista del intelecto agente contribuye a ver la
consistencia ontológica de la persona capaz de conocer y querer.
-Los primeros principios del conocimiento no son innatos,
sino fruto de una inducción a partir de lo sensible.
b. La metafísica tomista
Tomás de Aquino se fundamenta en la metafísica de
Aristóteles, por ello no expondremos más que lo propiamente
nuevo u original respecto a aquella.
Su logro máximo es la distinción real de esencia y acto
de ser. Santo Tomás acepta que existen entes o sustancias en el
universo, pero aunque considera que la doctrina aristotélica del
acto es muy valiosa; sin embargo cabe una nueva concepción del
acto y correlativamente sobre la potencia. El acto de ser creado no
es sólo perfección intrínseca del ente, como decía Aristóteles, sino
132
Introducción a la Filosofía
que se trata de un acto de ser que es participación del Acto Puro y
Personal: Dios mismo.
A ese acto de ser creado le corresponde una esencia que es
potencial respecto del acto. Estos dos principios se distinguen
realmente. Observamos que "lo que es" el ente no incluye en sí y
de por sí la necesidad de ser, pues podría no haber sido e incluso,
a veces, puede dejar de ser lo que es. De ahí se descubre la
distinción entre "aquello por lo que una cosa es lo que es", lo cual
llamamos "esencia", y aquello por lo que el ente "es o existe" que
podemos llamar ser, acto de ser, o según la terminología latina:
esse.
A esta doctrina del Acto se une la Doctrina de la
participación. El ente es por participación, pero ésta no se entiende
como un único proceso de degradación a partir de una esencia,
sino que la participación del ser en la criatura se da por su
recepción en la esencia. Se trata de una relación recipienterecibido, participante-participado, potencia-acto. El acto de ser
creado es recibido por la esencia.
c. El ser humano
El hombre es entonces una criatura que ha recibido de Dios
el ser personal, es imagen y semejanza suya y sus operaciones
más propias son las espirituales. El conocimiento humano parte de
lo sensible y llega a lo intelectual, lo cual corre a cargo del
intelecto agente que desmaterializa la imagen sensible y de la
inteligencia pasiva que recibe esa esencia conociéndola. De este
modo se producen las ideas, con las cuales se forman los juicios y
razonamientos.
La voluntad por su parte, debe actuar junto a la inteligencia
en la acción práctica especialmente. La libre voluntad debe elegir
personalmente su Fin Último que es Dios, hacia lo cual apunta
todo el orden moral. Con todo, la realidad más plena, Dios, no es
objeto de conocimiento natural sino de otro nivel, del sobrenatural,
que tiene una naturaleza propia.
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Genara Castillo Córdova
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Introducción a la Filosofía
III. LA FILOSOFÍA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA
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Genara Castillo Córdova
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Introducción a la Filosofía
Es difícil explicar en pocas palabras lo que ha sido la
filosofía moderna y contemporánea. Lo que hemos visto a través
de la Filosofía Antigua y Medieval, son las bases para una
perspectiva filosófica acertada, ya que el cambio que se da a partir
de la filosofía moderna y contemporánea es radical.
1. El legado de la filosofía tardomedieval.
Guillermo de Occam (1295/6-1349/50) es quien da el giro
del pensamiento escolástico de manera definitiva. Recibe de su
maestro Duns Escoto, el postulado de que es imposible llegar al
conocimiento de Dios con la abstracción intelectual. Según Escoto, la
capacidad humana no puede medirse con la Realidad Divina. Esta
desconfianza de la inteligencia humana les hacen volver la mirada
a la simple fe,
como único recurso para acceder a ese
conocimiento, con lo cual la síntesis que Augustín de Hipona y
Tomás de Aquino habían elaborado se vio claramente cuestionada.
De ahora en adelante la teología discurre separada de la filosofía.
Los planteamientos de Occam, son básicamente los
siguientes:
-Principio de la economía: Es la llamada la "navaja" de Occam
y afirma que se deben simplificar al máximo las explicaciones,
eliminando los numerosos conceptos empleados por la
escolástica hasta ese momento.
-Todo lo que existe es singular, es decir, que no existen
naturalezas o esencias universales, comunes a varios
individuos.
-Prioridad de la experiencia: Se le da la primacía al
conocimiento intuitivo del singular.
-Nominalismo: El concepto universal no tiene un contenido
real, La palabras son puros nombres, voces vacías (flatus
vocis)
-Voluntarismo: Si la inteligencia se declara incapaz de tener un
alcance respecto al conocimiento profundo de la realidad sólo
queda la voluntad, hasta tal punto que los mismos mandatos
divinos sólo son producto de la omnipotencia divina, Dios
mismo es mera voluntad, de manera que si Dios mandara
odiarle, habría que hacerlo, es decir, que no hay nada que
justifique los mandamientos sino la simple arbitrariedad
divina.
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2. Las revoluciones científicas y culturales.
Como se sabe, son muy importantes el movimiento del
Renacimiento, y especialmente la nueva concepción del universo,
que llevan a cabo Copérnico, Kepler y Galileo, cuya influencia fue
enorme. Junto con esto una nueva metodología científica (Bacón),
se convierte en el modelo de método a seguir. A todo esto se
añade la Reforma protestante (Lutero) y los cambios económicos
de está época, lo cual origina una nueva actitud del hombre
moderno ante la realidad.
3. Descartes (1596-1650)
Es considerado el Padre de la Filosofía Moderna y su
método cartesiano, matemático busca extenderse más allá de
extenso material. Lo que se busca es la certeza, lo claro y distinto
para el propio sujeto. La primera regla del método cartesiano es la
de la evidencia según la cual no se considera como verdadero
nada que no sea evidente. A la regla de la evidencia le siguen el
análisis y la síntesis, junto con la revisión.
Sin embargo, con este planteamiento se simplifica el
conocimiento de la realidad y reaparece de nuevo el dualismo
antiguo: materia-espíritu, ya que según Descartes, las evidencias
contundentes, indubitables son dos, por una parte el cogito, el
pensamiento, es la res pensante, y por otro la res extensa: la
sustancia material. Esta escisión se aplica también al ser humano,
originando el dualismo cuerpo-alma
A partir de esta ruptura de la realidad y del ser humano hay
quienes toman partido por uno u otro extremo con exclusión de su
opuesto: el racionalismo por un lado (Leibniz, Spinoza), que toma
partido por la res pensante, y el empirismo (Hobbes, Locke,
Berkeley y Hume) que defiende la res extensa reduciendo la
realidad a sólo lo material cuantificable.
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Introducción a la Filosofía
4. Manuel Kant, (1724-1804)
Es
quien
realiza el
gran intento de unir aquella
desgarradura o escisión de la realidad. Kant es un importante
pensador alemán que intenta unir la realidad externa con el
espíritu humano. En el conocimiento la realidad aporta un flujo de
sensaciones que serán ordenadas por unas formas y categorías
mentales. Según la filosofía kantiana se trata de responder a tres
cuestiones: ¿qué puedo yo saber?, ¿qué debo yo hacer? y ¿qué
me cabe esperar?
En definitiva Kant llega a considerar que la realidad, en
último término, es incognoscible, es la cosa en sí kantiana, que se
resiste a ser conocida. De acuerdo con esto la pregunta sobre la
filosofía práctica no tiene asidero posible, y Kant llega a formular
para la práctica su famoso imperativo categórico: "Obra de tal
manera que tu obrar pueda ser erigido como norma de conducta
universal". Es decir, si no ha tenido respuestas ciertas en la teoría
la práctica no se puede iluminar, más que con la fuerza voluntaria
manifestada en el imperativo. Por su parte, la última pregunta
tampoco puede ser contestada desde la filosofía, por tanto el
recurso a la sola fe es inminente.
Kant con su criticismo y su planteamiento cognoscitivo de
sujeto-objeto, pone los antecedentes de lo que sería el gran
idealismo moderno, representado por Federico Hegel.
5. Federico Hegel (1770-1831)
Llega a absolutizar el idealismo crítico kantiano. El
problema del idealismo kantiano es pretender que la cosa en sí sea
incognoscible y que todavía se la siga conservando y haciéndole
caso. Hegel no tiene ningún problema en pasarla por alto, y
sostiene que la Razón Absoluta se despliega a lo largo de la
historia, aunque un tanto enajenada. El Absoluto procede según un
proceso dialéctico: tesis- antítesis, de nuevo tesis, y así superando
la antítesis, la negación que ésta conlleva, se puede ir avanzando
hasta la síntesis, de modo que se consiga el progreso en la
racionalidad, que por otra parte se identifica con lo real: "Todo lo
real es racional y todo lo racional es real".
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6. El post hegelianismo.
El idealismo absoluto de Hegel es contestado
inmediatamente de
una manera
muy aguda
por Soren
Kierkegaard, quien es el antecedente próximo del existencialismo
moderno. Según Kierkegaard no hay una verdad en sí misma, sino
una verdad "para mí". Lo más importante no será llegar a los
conceptos, sino la realidad concreta. Junto a Kierkegaard se le
unirá posteriormente Federico Nietszche cuyo voluntarismo es muy
acentuado, y también J. P. Sartre y Heidegger.
Así pues, después de Hegel hay un desplome del
pensamiento, los filósofos post-hegelianos reaccionaron en contra
de ese idealismo absoluto y enarbolaron la bandera de la
existencia humana, concreta, subjetiva. Mucha gente renunció al
esfuerzo de pensar en rigor, si el gran Hegel lo había intentado y
había fallado, qué se podía esperar de uno, con condiciones más
precarias. Desde ese momento se ha renunciado a las
formulaciones potentes, a los grandes sistemas, y la mayoría se ha
dedicado a cositas más inmediatas, no tan altas; se ha desistido
de pensar con todas sus exigencias y de esa manera se ha
ahondado más la crisis presente.
La sospecha de la razón, la vacilación, la duda de sí es
posible alcanzar la verdad ha cobrado ya muchas víctimas y ha
sembrado mucha confusión, dolor y desorientación. Por eso, el
reto que tiene planteada la filosofía hoy es la de renacer, la de
tomar pie en la Filosofía aristotélico-tomista, entrar en diálogo con
los principales filósofos modernos, contemporáneos y actuales e
iniciar un período de resurgimiento. El reto es muy difícil ya que el
conocimiento se ha hecho más extensivo, así, las ciencias
particulares han conquistado cada vez más saber que una nueva y
potente filosofía debería saber alumbrar e integrar.
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