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El origen de la vida fue más fácil de lo que se pensaba
El origen de la vida fue más fácil de lo que se pensaba
15.09.2005. Investigar - Científicos de la UAB han descubierto que las moléculas primigenias de ARN, que
pudieron originar la vida, eran mucho más resistentes a las mutaciones de lo que se pensaba hasta ahora. Según la
investigación, podrían haberse desarrollado hasta alojar un centenar de genes, una cantidad considerada como el
mínimo para originar los organismos primitivos más básicos.
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En la sopa primigenia que dio lugar a la vida sobre la Tierra había moléculas orgánicas que, al combinarse, dieron lugar a las
primeras cadenas de ácidos nucleicos, los primeros elementos con capacidad de autoreplicación. Según una de las teorías
más aceptadas, estas moléculas fueron cadenas de acido ribonucléico (ARN), una molécula prácticamente idéntica al ADN y
que, actualmente, tiene el papel secundario dentro de las células de leer la información codificada en el ADN y transformarla en
proteínas, las cuales sí que tienen un papel activo directamente en las reacciones químicas de la célula. En los momentos de
los inicios de la vida, parece que las primeras cadenas de ARN habrían tenido el doble papel de replicarse (como ahora tiene el
ADN) y de participar activamente en las reacciones químicas de la actividad de la célula (el papel que actualmente desarrollan
las proteínas). A estas cadenas, por su doble papel, se las denomina ribozimas (una contracción de ribosoma y enzima). Pero
la teoría de las ribozimas como origen de la vida tiene un escollo importante: su longitud no podía ser demasiado larga, al no
poder corregir los errores de replicación (las mutaciones). De este modo, no podían contener un número de genes suficientes
como para poder desarrollar ni siquiera los organismos más sencillos.
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Una investigación llevada a cabo por el catedrático del Departamento de Genética y de Microbiología de la Universitat
Autònoma de Barcelona, Mauro Santos, junto con dos científicos húngaros, ha demostrado que el umbral de error, es decir,
el número máximo de errores que pueden tener lugar en el proceso de replicación de las ribozimas sin que ello afecte a su
funcionalidad, es más elevado del que se había calculado previamente. En la práctica, esto quiere decir que los primeros
riboorganismos (protocélulas donde el ARN es responsable de la información genética y de las reacciones metabólicas) podían
tener un genoma mucho más largo de lo que se pensaba hasta ahora: en total podían alojar más de 100 genes diferentes
con una longitud de 70 bases cada uno de ellos (las bases son las unidades que conforman los genes y que codifican la
información), o bien más de 70 genes con 100 bases cada uno. Conviene recordar que los tARN (moléculas esenciales en la
síntesis de proteínas) tienen una longitud aproximada de 70 bases.
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El descubrimiento ha relajado enormemente las condiciones necesarias para el desarrollo de los primeros organismos
vivos. "Esta cantidad de genes sería suficiente para un organismo sencillo con suficiente actividad funcional", afirman los
investigadores. Análisis recientes sobre el número mínimo de genes de ADN necesarios para constituir una bacteria, el
organismo actual más simple, consideran suficientes alrededor de 200 genes. Pero en los riboorganismos, este número de
genes puede ser muy inferior, ya que los genomas de ADN incluyen numerosos genes encargados de hacer funcionar el
sistema de traducción a ARN (para poder producir proteínas), que en los organismos basados en ARN no serían necesarios.
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