DONACIÓN MORTIS CAUSA. REGLAS DE INTERPRETACIÓN DEL

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162375. I.3o.C.921 C. Tribunales Colegiados de Circuito. Novena Época. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXXIII, Abril de 2011, Pág. 1304.
DONACIÓN MORTIS CAUSA. REGLAS DE INTERPRETACIÓN DEL CONTENIDO
DEL ACTO. La interpretación de todo acto de donación mortis causa equiparable para tales
efectos a un testamento, implica la indagación sobre el sentido de sus disposiciones, esto es,
la voluntad de su autor, la última en el ámbito jurídico, por lo que las normas de
interpretación de los contratos deben siempre ponderarse en casos como éste, de manera que
esa voluntad debe ser inducida de sus cláusulas para aclarar las que aparezcan como oscuras,
imprecisas, dudosas o confusas, sin traer circunstancias ajenas al acto que puedan significar
la suplantación de la voluntad del autor, de manera que deba tomarse en cuenta el aspecto
externo de la manifestación de la voluntad como una cuestión que se apoya en el significado
que las personas ordinarias atribuirían a dichas manifestaciones y, por otro, al aspecto
interno, averiguando la voluntad del autor del acto, que se apegue a lo que éste ha querido.
En estos casos, siendo la donación mortis causa una declaración de voluntad que puede
implicar falta de claridad, duda o confusión, el juzgador debe atender para su interpretación a
circunstancias exteriores al mismo, pero sobre la base de que el eje de su referencia será el
contenido del acto y éste, la manifestación de la voluntad de su autor. Por ello, el artículo
1302 del Código Civil para el Distrito Federal, aplicable a la donación mortis causa, indica
que toda disposición testamentaria deberá entenderse en el sentido literal de las palabras a no
ser que aparezca con manifiesta claridad que fue otra la voluntad del testador. Por ende,
cuando el texto de las cláusulas testamentarias o las que derivan de una donación sea claro y
preciso de modo que su significado pueda obtenerse de modo inequívoco, el Juez debe
atenerse al sentido literal del texto, pero cuando subsista la oscuridad, la ambigüedad o las
palabras sean inexpresivas, el juzgador deberá tomar en consideración las circunstancias del
caso para dar a las palabras el sentido que más corresponda a la situación, ideas, hábitos y
proceder del autor, porque se parte del supuesto que las palabras proceden de su voluntad
quien les ha impreso un significado determinado y que debe analizarse el contexto en que se
producen y expresan. En este sentido resulta ilustrativo que el propio legislador ha
establecido diversas normas interpretativas de la voluntad del testador, como la señalada en el
artículo 1300 del Código Civil para el Distrito Federal, que se refiere a que la disposición
hecha en términos vagos a favor de los parientes del testador, se entenderá que se refiere a los
parientes más próximos, según el orden de la sucesión legítima; el artículo 1381 del citado
ordenamiento legal, relativo a que los herederos instituidos sin designación de la parte que a
cada uno corresponda, heredarán por partes iguales; el artículo 1383 del Código Civil para el
Distrito Federal, que establece los parámetros para interpretar la voluntad del testador cuando
señala los efectos de la institución de herederos nombrados individual y colectivamente; el
artículo 1384 del Código Civil para el Distrito Federal, establece la regla de institución de
herederos a favor de los hermanos del testador, dividiéndose la herencia como en el caso de
intestado; el artículo 1385 del Código Civil para el Distrito Federal, que indica que cuando el
llamamiento se hace a una persona y a sus hijos, debe entenderse simultáneamente y no
sucesivamente; o el diverso 1301 del Código Civil para el Distrito Federal, que señala que las
disposiciones hechas a título universal o particular no tienen ningún efecto cuando se funden
en una causa expresa que resulte errónea, si ha sido la única que determinó la voluntad del
testador. En estos casos, ha sido el legislador el que ha suplido el silencio del testador, pero
ello sólo cuando no conste de modo claro cuál ha sido la voluntad del testador, es decir,
resulta supletorio a esa manifestación de voluntad que se interpreta; empero cuando ninguna
de tales interpretaciones resulta adecuada, porque no existe de modo claro y evidente esa
voluntad expresada del testador, ni el legislador estableció una presunción de la existencia de
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162375. I.3o.C.921 C. Tribunales Colegiados de Circuito. Novena Época. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXXIII, Abril de 2011, Pág. 1304.
esa voluntad en determinado sentido, corresponde al juzgador interpretar la disposición
testamentaria correspondiente, sobre la base de las reglas aplicables ajustándose en su caso, a
la interpretación gramatical si no son oscuras y ambiguas las cláusulas, al elemento lógico y
armónico de las disposiciones y los elementos exteriores al acto que permitan desentrañar el
proceder y la intención del otorgante.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 795/2007. Erika Garay Canales. 12 de junio de 2008. Mayoría de votos.
Disidente: Benito Alva Zenteno. Ponente: Neófito López Ramos. Secretario: José Luis
Evaristo Villegas.
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