OBLIGACIONES MERCANTILES CON INTERESES. APLICACION

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221100. . Tribunales Colegiados de Circuito. Octava Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo VIII, Diciembre de 1991, Pág. 251.
OBLIGACIONES MERCANTILES CON INTERESES. APLICACION DE LAS
ENTREGAS A CUENTA. En el sistema legal rector de las obligaciones mercantiles con
intereses, no se autoriza al deudor a liberarse unilateralmente del capital, mediante la entrega
de su monto sin cubrir los réditos, según se advierte en lo dispuesto por el artículo 2094 del
Código Civil para el Distrito Federal, en el sentido de que: "Las cantidades pagadas a cuenta
de deudas con intereses, no se imputarán al capital mientras hubiere intereses, vencidos y no
pagados, salvo convenio en contrario. "Esto es, conforme a esta norma, la aplicación de las
cantidades entregadas a cuenta de deudas con intereses vencidos insolutos, sólo pueden
resultar de dos fuentes: a) Del acuerdo de voluntades entre acreedor y deudor, y b) De lo
dispuesto en la ley cuando falta ese concurso de voluntades. De esta manera, si las partes
convienen expresa o implícitamente, ya sea en el contrato, en el acto de la entrega o hasta con
posterioridad, en hacer aplicación de lo entregado al capital, a los intereses o una parte de
cada concepto, tal imputación es correcta, al estar prevista de manera concreta en el
ordenamiento jurídico, independientemente de no atentar contra disposiciones de orden
público o de interés social; pero si no se da ese consenso y, por ejemplo, el deudor manifiesta
su voluntad de aplicar la entrega al capital y el acreedor se opone, porque quiere aplicarla
primero al pago de réditos vencidos y no cubiertos, este conflicto lo resuelve supletoriamente
la ley determinando que la imputación se haga primero al pago de intereses devengados y no
cubiertos y después a la suerte principal. Estos lineamientos jurídicos son aplicables
supletoriamente a los actos mercantiles, al tenor del artículo 2o. del Código de Comercio, por
referirse a una institución jurídica contemplada en ese ordenamiento, pero no reglamentada
íntegramente en el aspecto de nuestra atención; pero no contraponerse con ningún precepto o
principio consignado en la legislación de la materia; y por no existir en ésta norma de
excepción excluyentes. En efecto, los elementos de supletoriedad apuntados se actualizan en
el caso, porque en el Código de Comercio sólo existen dos normas específicas para el pago de
las deudas con intereses, contenidas ambas en el artículo 364, con el siguiente texto: "El
recibo del capital por el acreedor, sin reservarse expresamente el derecho a los intereses
pactados o debidos, extinguirá la obligación del deudor respecto a los mismos. Las entregas a
cuenta, cuando no resulte expresa su aplicación, se imputarán en primer término, al pago de
intereses por orden de vencimientos, y después al del capital". La primera regla no tiene
relación con el punto de nuestro estudio, con la segunda, el legislador suple la omisión de las
partes cuando el deudor entrega y el acreedor recibe cantidades a cuenta, sin ponerse de
acuerdo sobre su aplicación. Pero no se aporta ningún elemento tendiente a facultar al deudor
a pagar primero la suerte principal y después los intereses, tal autorización tampoco se
manifiesta en una posible aplicación a contrario sensu de la regla en comento, primero,
porque es claro el propósito del legislador de llenar supletoriamente un vacío dejado por las
partes con su actuación, y no el de regular todo lo concerniente a esa clase de pagos; segundo,
porque al construir de ese modo contrario el mandamiento, sólo nos encontraríamos ante la
existencia de entregas a cuenta, en las cuales resulta una aplicación expresa determinada, sin
conocerse la fuente de donde emana, por lo cual resulta ser un elemento insuficiente, a todas
luces, para deducir de ahí el facultamiento al deudor para decidir por sí, sin la admisión del
acreedor, el destino de la entrega; ante lo cual mantiene su vigor el principio referente a que
no se puede imputar ningún pago al capital mientras estén insolutos los intereses, salvo
convenio de las partes, que se traduce en que, si sólo una de ellas quiere la aplicación de lo
entregado a la deuda principal y la otra a los intereses, lo procedente es esto último al no
lograrse un convenio.
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221100. . Tribunales Colegiados de Circuito. Octava Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo VIII, Diciembre de 1991, Pág. 251.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Amparo en revisión 1120/91. Bernardo Adrián García Zamora. 24 de octubre de 1991.
Unanimidad de votos. Ponente: Gilda Rincón Orta. Secretario: Alejandro Villagómez
Gordillo.
Amparo en revisión 688/91. Amara, S.A. de C.V. 20 de junio de 1991. Unanimidad de votos.
Ponente: Leonel Castillo González. Secretario: Ricardo Romero Vázquez.
Tomo VIII-Agosto, Pág. 197.
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