Psicología del adolescente.

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Psicología del
adolescente.
Desarrollo del concepto de sí mismo o del yo.
Valeria Sosa M.
24/09/2013
La adolescencia es un periodo en el que el
individuo trata de llegar a un acuerdo consigo
mismo y con su medio ambiente. Es una
época de desarrollo de un conjunto de
conceptos del yo cuya confirmación e
integración será crucial para determinar la
conducta personal y social del adolescente,
así como su estatus futuro como individuo
funcionalmente maduro.
La época más difícil para resolver los
problemas que plantea la formulación final
del concepto del yo parece encontrarse entre
los 14 y 18 años.
conceptos y formas de ser explicado, pero
todas llegan al esfuerzo del hombre para
entenderse a sí mismo.
Los psicólogos acuñaron el término concepto
del yo y, debido a su interés por la
clarificación mediante la investigación.
James, en su obra Principales, dedicó un
capítulo entero al yo. A pesar de
innumerables psicólogos en el concepto del
yo, debemos estar conscientes de que
muchos otros psicólogos, en particular los
conductistas opinan que las ideas del yo y
del concepto del yo constituyen un constructo
demasiado “mental” para sus propósitos.
La importancia de los conceptos del yo.
La definición del yo.
La única realidad que el ser humano posee
es su yo, y eso no deja de ser curioso porque
de todos sus atributos éste es el menos
tangible y el más amorfo. A partir del
nacimiento, el organismo humano emprende
la larga tarea del desarrollo, que consiste en
construir un conjunto de identidades con las
cuales puede interpretar y enfrentarse no
sólo a su ambiente social y físico, sino
también a sí mismo como un organismo
físico en funcionamiento.
La cultura se asimila en la forma de
organización simbólica que conduce a
patrones de adaptación integrados hasta el
punto que permitan: a) Independencia, b) Un
conjunto de identidades propias, c)
conceptualización de una dirección para el
futuro, d) arrogación de responsabilidad para
el yo y para otros, como el vértice del
proceso, e) la consecución de la capacidad
para el amor desinteresado.
El proceso de construcción del yo y de la
identidad es la principal tarea del desarrollo
en el área psíquica o afectivo cognoscitiva
del organismo humano.
Antecedentes del concepto.
El concepto del yo tiene una larga historia en
el desarrollo del ser humano. Existen varios
Para explicar el yo es preferible rechazar las
definiciones que lo conciben como una
entidad existente en forma de componente
tangible o intangible del organismo. El yo
representa la continua organización afectivocognoscitiva de las experiencias pasadas del
individuo, de la experiencia del presente, y
del pronóstico del futuro.
Gordon entiende el concepto del yo como: “la
estructura de significados de autorreferencia
asequibles a los procesos interpretativos
conscientes de un individuo”.
Horroks, Jackson y Lifton señalan que el yo
es un proceso mediante el cual el organismo
infiere y forma conceptos del yo, los cuales,
en conjunto, representan la interpretación y el
significado que tiene el organismo de sí
mismo. En esta relación, el organismo es la
identidad, y el yo es el proceso que elabora
representaciones de su propia identidad y de
sus actividades mentales y conductuales
relacionadas.
El concepto del yo forma parámetros dentro
de los cuales operan los procesos
cognoscitivos en el nivel de la conducta
consciente. Hasta cierto punto el desarrollo
del concepto del yo tiene una relación
integral con el desarrollo de la habilidad de
raciocinio, concebida esta última como una
elaboración del estado consciente.
La identidad y el yo.
El yo es el proceso que hipotetiza la
identidad conforme el individuo es capaz de
expresar oralmente a sí mismo y a otras
personas quién es y qué es. Una identidad es
un concepto del yo producido por el proceso
del yo.La identidad es el constructo del
propio yo, que se elabora a partir del
desarrollo fisicofisiológico de un organismo
que posea conciencia y por tanto,
entendimiento. Este constructo debe estar
basado en una serie de postulados que han
de comprobarse con la realidad.
La identidad hipotetizada.
Inhelder y Piaget tienen importancia en que
es importante dictaminar la habilidad
intelectual del niño para formular hipótesis.
Ya que nos permiten entender los enfoques
que emplea el individuo en las diversas
etapas del desarrollo, a medida que
construye su identidad hipotetizada. Piaget
informa que durante el periodo de edad
cronológica que va de los 7 a los 11 años, el
niño existe en un mundo concreto y simple.
También Piaget dice que durante el periodo
final que se encuentra entre los 11 y 12 años,
se desarrolla la habilidad para razonar por
hipótesis, ahora puede aceptar cualquier tipo
de datos como hipotéticos y es capaz de
razonar a partir de ellos. El adolescente
intenta descubrir todas las combinaciones
posibles, con el propósito de seleccionar lo
verdadero y descartar lo falso. El adolescente
está en búsqueda de sí mismo. Durante su
adolescencia hipotetiza y rechaza, siente la
necesidad de explicar.
Descubrimiento del yo.
La medición
adolescentes
cuestionarios,
descripciones
del concepto del yo de los
suele obtenerse mediante
clasificaciones de sí mismo,
personales realizadas por el
interrogado o por clasificadores adultos que
usen conductas estipuladas como criterio.
West, a través de un estudio llegó a la
conclusión de que las niñas tienden a ser
más circunspectas al elegir a las personas en
quienes depositarán su confianza, mientras
que los muchachos tienden a ser mas
circunspectos en lo que dicen, pero menos
en cuanto a la persona que seleccionan para
depositar su confianza.
Rivenbark observa que las relaciones con
amigos de la misma edad se incrementan
durante la adolescencia, las manifestaciones
personales suelen hacerse con mayor
frecuencia, sobre todo a los compañeros del
mismo sexo.
Sinha, con un estudio que realizó con
muchachas de 12 a 18 años, observó que el
grado de manifestación del yo varió con el
avance de la adolescencia, observó que el
grado de manifestación del yo varió con el
avance de la adolescencia y señaló que a
medida que las muchachas avanzan de edad
cronológica, de la adolescencia temprana a
la media, se vuelven más conscientes de su
yo y comienzan a inhibir su expresión de
apertura a otras personas. Cuando
abandonan la adolescencia media, su
conciencia del yo madura y comienzan a
revelarse a sí mismas.
Lubin, Pederson, Higbee, Halverson, entre
otros han indicado la relación que guarda el
descubrimiento del yo con la personalidad, y
Jourard, Dimon y Hellkamp han situado
correlaciones con la raza y la cultura.
Precisión en los informes del yo.
Jones et al, informan en un estudio de
descripciones del yo, que las personas
tienden a señalar lo mejor de sí mismos en
los informes. Muchas cosas dependen de la
manera de provocar informes del yo y de la
percepción que tenga el adolescente de la
razón para recopilar esos datos. La distorsión
se vuelve más factible cuando la información
se obtiene mediante ensayos de sí mismos o
entrevistas. Jones et al, observan que las
personas que hacen informes del yo por lo
general se describen a sí mismas como
individuos no amenazadores, al presentarse
como carentes de agresividad, introvertidos,
cohibidos, y hasta sentimentales.
Jung informó que a medida que un individuo
avanza hacia la adolescencia y progresa en
la escuela, la exactitud de los informes de sí
mismo tiende a incrementarse en términos de
la concordancia con los informes que de él
realizan otras personas, aunque en la última
parte de la adolescencia parece haber una
pequeña disminución de esta concordancia.
La exteriorización de la identidad.
A medida que el sentido de identidad del
individuo se desarrolla a partir de su
concepto de sí mismo, o incluso después de
que la identidad está bien formulada y se ha
comprobado exitosamente con la realidad, e
integrado en la conducta, el individuo puede
exteriorizar su identidad a algunas personas
u objetos en el ambiente real hipotetizado. La
exteriorización sólo puede ser parcial, en el
sentido de que nosotros podemos proyectar
algunos aspectos de nuestra identidad a un
objeto o a una persona y retener otros
aspectos para nosotros mismos. Para la
mayoría de nosotros, la idea de proyectarnos
hacia un objeto inanimado es muy
extravagante, pero hacer tal proyección hacia
otras personas parece más lógico, aunque
psicológicamente es lo mismo.
Los cambios en el concepto del yo.
Lo que una persona es en la actualidad tal
vez no lo sea en el futuro, hasta el punto de
que pierda continuidad consigo misma.
Degenhardt, informó acerca de una
modificación continua de la imagen de sí
mismo durante los primeros años de la
adolescencia.
Undeutsh informó que durante los años de la
adolescencia temprana y media, la habilidad
para ser consciente de las emociones y de
los procesos motivacionales en uno mismo,
se desarrolla y se vuelve diferenciada.
Long et al, al discutir una teoría autosocial de
la personalidad, hipotetizan cambios en el
concepto del yo durante la infancia, y
observan que la calificación en la escuela se
relaciona con la estimulación, la dependencia
social, la individualización, el poder relativo
del maestro, y la identificación con otras
personas.
Difusión de la identidad.
Erikson sacó la conclusión de que el conflicto
principal de la adolescencia es el de la
identidad contra la difusión de la identidad.
Contempla a la adolescencia como una épica
donde las identificaciones parciales ya
adquiridas han de encontrar combinación con
nuevas identificaciones y con la elección de
un patrón para la conducta futura del rol.
Para él, la adolescencia es una época de
consolidación de la identidad.
El negativismo en la adolescencia.
Al llegar a la adolescencia y todas sus
exigencias para comprobar en realidad la
estructura del yo que se ha construido, hacen
que el adolescente entre en un periodo de
negativismo. Dos aspectos de su vida
contribuyen a esto, el primero, la mayor
movilidad y el nuevo estatus del adolescente
tarde o temprano sus padres y otros adultos
bloqueen su motivación de dominio. El
segundo, la identidad hipotetizada del
adolescente tiene dificultades cuando intenta
comprobar la realidad, la adaptación y el
reanálisis resultan incómodos, pues son
frustrantes e inducen ansiedad.
Autoestimación y la autoestima como una
actitud.
Al haber construido un concepto de sí mismo
y formado una identidad a partir de él, el
joven se pregunta si lo que ha formado posee
un valor. Es aquí donde entra su elección
vocacional y decidir si es capaz o no de
realizar los retos que se le presenten.
También las habilidades que tiene para
participar en diversas actividades, ya sean
deportivas, escolares o sociales.
Rosenberg ha observado que cuando el
individuo se enfrenta a una decisión seria y
urgente.
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