REVISTA DE TROPAS COLONIALES PROPAGADORA D E E S T U D I O S HISPANO-AÍTRICANOS ^OCAII AÑO II NUM. 2 CEUTA F E B R E R O 1925 i " T 7 Í \ -- D E S C A N S O DE L A C A R A V A N A l»OR M . BENTUCKt Núm. suelto: V 2 5 Ptas. ¡SOLDADOS! ]^(ada descansa laalo de las Jaligas de la vida de campana como lavarse bien coíi el 3 ) ^ 3 ^ ^ Tlores del Campo" Revista de T r o p a s Coloniales P R O P A G A D O R A D E KHTÜDIOS HISPANO-A FRÍCANOS DKCLARADA DK UTILIDAD POR REAI, ORDKN CEUTA FEBRERO 1925 D I R E C T O R FRANCISCO FRANCO BAAMONDE ÉPOCA I I — AÑO IX NÚM.2 TÁNGER La ciudad amiga, la antigua corte diplomática del Imperio de Marruecos, siguiendo su vida de intrigas y pasiones muere ahogada entre los apretados brazos de sus queridos defensores. Aquella bonita villa musulmana, tan visitada como admirada por el turista europeo, arrastra la vida lánguida de las ciudades marroquíes merced a egoísmos que convierten en lucha de pasiones el que pudo ser solar de hidalguía y compenetración entre los pueblos. No preguntéis jamás a un tangerino como piensa; enteraros tan solo qué círculo frecuenta, y alli encontraréis la clave de los males que la buena voluntad de los representantes europeos no llega a deshacer. Enclavada en la zona del Protectorado español, fué siempre Tánger el centro de las mayores intrigas marroquíes. El espíritu que dictó las cláusulas de los tratados quedó oculto bajo la cruel realidad de las pasiones desenfrenadas del colonismo galo, y lo que pudo ser lazo de unión entre los pueblos es hoy motivo del constante malestar y de continua querella. Tánger fué siempre refugio de cuantos en nuestra zona levantaron contra el Magzén o la Nación protectora, la bandera de la rebeldía; en Tánger encontraron acogida los cabecillas rebeldes y agitadores rífenos, y Tánger fué la puerta por donde se recibieron armas y dinero con que fomentar la rebelión. Periódicos tangerinos han dado acogida a las más burdas patrañas urdidas por la pasión, mal llamada colonista, y periódicos tangerinos son, los que simulando defender un principio de derecho indígena, publican extensos titulares en que a grandes voces se pregona la neuiralidad de la zona internacional, extenso campo de donde muchas veces partieron las agresiones a nuestras posiciones o convoyes. No alcéis la voz amables vecinos por la defensa de esa neutralidad, jamás comprometida por España, no encumbréis más la pasión y la intriga con la gastada máscara del carácter internacional de la zona tangerina; perseguid en cambio a los desertores, a los cabecillas y a los agitadores que en ese gran solar internacional crean un foco de agitación y rebeldía para la zona Umitrofe, que ha sido centro del contrabando constante en la región anyerina. No excitéis tampoco el odio musulmán sembrando lencor^s contra una Nación hermana, no olvidéis un momento la débil cimentación de vuestra obra, que puede ser derribada por el huracán levantado con vuestras pasiones. No pretendáis tampoco apartarnos del sentir musulmán; a nadie s? oculta nuestra carencia de ambiciones en la zona marroquí, en la que solo aspiramos a ser honrados tutores, sin que mañana al resurgir el pueblo marroquí civilizado, tengamos que retenerle con pesadas cadenas. Nuestra historia es abono de nuestra hidalguía, y la libertad un día del Imperio de Marruecos, no ha de traer para nosotros trastorno, ni ha de despertar en las colonias muáulmanas, que no tenemos, esos nacionalismos que han de ser mañana el dorado fruto de vuestra siembra. Que Tánger sea para todos lazo de unión y confraternidad, y que al resurgir la población musulmana bajo el nuevo estatuio, estirpe la mala semilla de aquellos que llevados de un mal entendido sectarismo, levantan pasiones con que se aleja el día de vuestras esperanzas, en que Marruecos civilizado, tenga en Tánger una hermosa villa diplomática y España sea vuestra Nación hermana^ Francisco FRANCO La "Revista de Tropas Coloniales" en la última campaña DON FRANCISCO JAVIER RAMOS WINTHUYSSEN El Capitán Jefe del tabor de Caballería de la Mehal-la de Larache, número 3, D, Javier Ramos Winthuyssen, nació en Madrid el 20 de Diciembre de 1888. El 18 de Septiembre de 1906 ingresó en la Academia de Caballería siendo promovido a segundo teniente el 10 de Julio de 1909 y a primer teniente dos años más tarde. En 31 de Agosto de 1918, fué ascendido a capitán. Fué un oficial entusiasta y estudioso que dedicó a su profesión todas sus actividades. Enamorado del problema de Marruecos y atraído por esa fuerza irresistible de las tropas indígenas sacrificó por ellas su bienhestar, la tranquilidad de su hogar y su salud. Vivió para sus askaris y para sus trabajos literarios y estudios africanos. Sus cualidades militares quedaron bien palpables durante su estancia en el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla y recientemente en su actuación militar al frente de su tabor en el castigo a Beni Ider, como consecuencia de la agresión a Rokba el Gozal en el combate del 31 de Agosto último y en el convoy a Xunna en los primeros días de Septiembre. Por extraña voluntad del destino, murió cuando se cumplían sus mayores ilusiones,- desempeñar una oficina de Intervención, puesto para el que estaba tan preparado y cu^ a labor abnegada, oscura, silenciosa, pero llena de satisfacción interior de servir a la Patria, de crear cada dia algo que perdurará más allá de nosotros, le atraía tan intensamente. Su prestigio como africanista era muy sólido. Sus opiniones se escuchaban con respeto y se apreciaban justamente. Su firma Un veterano de treinta años llegó adquirir una reputación envidiable. Había escrito numerosos trabajos de prensa, teniendo en preparación varios libros del mayor interés. Ha dejado multitud de notas interesantes reveladoras de su inteligencia y de su laboriosidad, y trabajos terminados que se irán publicando sucesivamente y que harán definitivo el juicio tan laudatorio que a todos mereciera. Era autor de una obra titulada: Misión política y táctica de las Fuerzas Indígenas en nuestra zona de penetración del Norte de Marruecos, que fué premiada en el concurso abierto por el Ministerio de la Guerra el año 1921. Fué desde los primeros números de esta REVISTA colaborador entusiasta, y sus trabajos literarios y notas biográficas eran leídas con gran interés por todos los que hoy estiman en su justo valor la pérdida sensible de tan distinguido africanista. Estaba recompensado con dos cruces y rojas y una blanca de primera clase del Mérito Militar y la medalla de Marruecos con los pasadores de Melilla y Larache. El día 25 de Septiembre y con motivo de la operación de Maida sufrió una fuerte insolación a consecuencia de la cual falleció, pocos días después, en el hospital de Larache. Su talento, la afabilidad de su trato, su compañerismo le captaron las simpatías y el cariño de todos. En esta casa se le quería y admiraba como a nuestro colaborador más preferido. Viol de MORLA Larache, 1925 El 'no-imperialismo del Oriente POR AMOR BENOMAR España carece de espíritu de agresión, que cuando lo hubo fué solo metamorfosis del espíritu territorial, alimentada y sostenida por elementos extraños. El espíritu guerrero (defensivo) y el militar (agresivo) son opuestos entre si. El pueblo español es por esencia, porque así lo exige el espíritu de su territorio, un pueblo guerrero. Ansel GANIVET Foto R U B I O . El período de reorganización y transformación que ha seguido a la guerra europea, ha traído consigo el res' <luebrajamiento de muchos ideales, entre los cuales el imperialismo ocupa un puesto de honor. Las baterías de la opinión han descargado sus iras sobre esta fuerte idea, envuelta en ráfagas de exaltación, favorable o •adversa. La idea del respeto a las pequeñas naciones victimas del furor avasallador de la conquista; puesta en juego frente a la ambición germánica, se vuelve ahora contra sus creadores, al salir de los límites europeos entrando en el campo de los viejos mundos muertos. Y ante el apetito de potencia de Nietzsche popularizado y divulgado entre las naciones fuertes, se alza la protesta de las viejas razas madres y de grandes masas intelectuales saturadas de wrílsonismo. Mas por un fenómeno curioso, la excitación antimPerial del pensamiento coincide con el período de mayor ansia dominadora y del Pacífico al Atlántico soplan niil ráfagas de soberbia. Y mientras las águilas imperiales se devoran entre sí y las pequeñas naciones de Europa y América solo cuentan con el apoyo bastante problemático de esa institución un poco utópica que se llama la Sociedad de las Naciones allá en el Oriente, surge el horror a las luchas feroces y el deseo de aislamiento y no-cooperación tratando de conseguir este apartamiento por sistemas pacíficos, ya sea la resistencia pasiva de los árabes o el Satyaagraha indio, (fuerza de verdad). Asi ha surgido el moderno nacionalismo oriental, nacionalismo quizás demasiado idealista, llamamiento a las más profundas aspiraciones místicas de aquella tierra y de aquella raza. No es una fórmula de vida; una doctrina política; un plan de realización práctica o sentimental. Es una fé. Los jefes naturales del movimiento son profesores sacerdotes, escritores, periodistas, ascetas. En Occidente son políticos, financieros, hombres de acción que pro- claman para triunfar, la fuerza del Derecho, si, percv atin más el derecho de la fuerza. Y como a la intelectualidad oriental le faltaba fuerza para sacudir los yugos extraños, han empleado un arma bien suya: la no-violencia forma dinámica del sufrimiento consciente. El Oriente tiene una fuerza poderosa e indestructible, porque su alma posee una fuerza de resistencia que puede triunfar de todos los males a condición de hacerles cara. Es la vieja doctrina que hizo a un grupo de sirios y unos cuantos discípulos occidentales aniquilar al todopoderoso imperio romano, con su dulzura y espíritu de sacrificio. Pero los criscianos eran una minoría ínfima en el gran territorio y una minoría religiosa, y la originalidad del espíritu de transformación que sacude hoy al Asía anterior consiste en su carácter laico y en las enormes masas humanas a que afecta, sin contar con que aún está en el período de organización. Vuelto a la vida en los territorios indios, país oriental más poblado que ningún otro y en el cual se resumen todas las religiones y todas las filosofías del territorio, proclama así sus teorías: «La busca de la verdad y el bien no autoriza a recurrir a la violencia contra su adversario, sino sufrienda uno mismo. Debe procurar sacarle de su error, y sino loconsiguiese debe juntarse a sus conciudadanos para despreciar las leyes injustas y extrañas, cuyo extricto cumplimiento trae consigo una decadencia moral.» Y también: «El perdón es la gala del guerrero. P e r a abstenerse no es perdonar más que si hay posibilidad de castigar, la abstención no vale cuando es hija de la impotencia. Es inútil el tratar de intimidar a quinientos millones de orientales, seres humanos extremadamente idealistas. Un perdón completo sería el reconocimiento de nuestra fuerza. Renunciemos al derecho de castigar y esperemos la hora de la verdad.» Estas doctrinas de pasividad dinámica que constituyen para el Occidente la más formidable de las a m e - nnzas es (y he aqui el aspecto más interesante de la cuestión) una idea de vieja tradició)i ibérica no estudiada quizás, pero de un enorme interés para España, avanzada del mundo oriental, cuyo pueblo la ha sentido siempre instintivamente e instintivamente la siente aún. En los albores de la historia hispánica el senequismo condensaba sus ideales en forma muy parecida a la moderna de los renacentistas del Asia morena: «No te dejes vencer por nada extraño a tu espíritu; piensa en medio de los accidentes de la vida que llevas dentro de tí una fuerza madre, algo fuerte e indestructible co.ao un eje diamantino, alredor del cual, gira la trama del humano vivir; y sean cuales fueren los sucesos que sobre ti caigan, sean de los que llamamos prósperos, sean de los que llamamos adversos o de los que parezcan envilecernos con su con su contacto, mantente de tal modo firme y erguido que al menos pueda decirse siempre de tí que eres un hombre.» En esta idea se concentra todo lo que el espíritu español tiene de característico, toda su fuerza étnica, y esto es hindú, árabe, la fuerza de sacrificio del cristianismo y el islam, del mahometanismo. El espíritu oriental de la no-violencia hispano-senequista se completa con nuestra curiosa idea del fin jurídico del Derecho penal. La Ley de la disolución jurídica de que habla Ganivet el pensador granadino. Ley que consiste en un espíritu aterrador de desorganización resumido en un ciiterio anárquico muy beduino. Veamos en qué consiste: Un criterio jurídico práctico se atiene a la legislación positiva y acepta de buen grado las desviaciones, que la idea sufre al tomar cuerpo en instituciones y leyes; un criterio jurídico idealista reacciona continuamente contra el estado de derecho impuesto por la necesidad; el primero pretende remontarse a la aplicación uniforme, metódica; acompasada de las leyes (es el latino-germano): el segundo lleva al ideal jurídico del hombre verdaderamente cristiano, a regirse por la justicia, no por la ley. y a aplacar después los rigores de la justicia extricta por la caridad, por el perdón generosamente concedido (es el beduino-beréber). El monoteísmo semita no ha imperado un solo día •en el mundo. El Evangelio y el Corán triunfaron de los corazones y de las inteligencias, mas no han podidos triunfar de los instintos sociales, aferrados brutalmente a principios que nuestros sentimientos condenan quizás, pero que juzgamos convenientes para mantener el buen orden social. Existe pues, a veces, una contradicción entre la letra y el espíritu de los códigos y eso ocasiona las anomalías del espíritu jurídico tan palpables en orientales y españoles. Hay a lo largo de la historia ibera un espíritu latente de rebeldía contra la administración que no es una corrupción de la idea de justicia, sino al contrario, arranca de su exaltación, la cual tiene dos formas opuestas y complementarias: la aspiración a la justicia pura, con un precepto cristalino e implacable, un quijotismo jurídico que exagera nuestras menores faltas, y la piedad excesiva que pone en salvar al caído tanto em' peño como puso en derribarlo. Es el «odia al delito y compadece al delincuente» idea tan nuestra y que Ganivet pone en claro con tan asombrosa pi-ecisión. El genio popular español, anticipándose al pacifismo enérgico del Oriente moderno y coincidiendo estrechamente con el gandhismo, exigió una observancia absoluta de la ley moral pura, teniendo una infinita piedad para sus infractores, por considerar que de ello todos tenemos un poco. Del examen de estos hechos se desprende la necesidad de estudiar a fondo, todas las teorías de la dulzura política oriental para enlazarlas a nuestras tradiciones, tan orientales también, aprovechando la renovación de ideales iniciada en Granada. El papel de Tánger en este movimiento puede ser el de servir de terreno de contacto donde españoles y orientales arrastren al pueblo mogrebí en este movimiento de concordia empujando las corrientes afectivas de este Islam ¡tan nuestro! hacia su centros naturales, andaluces o nó; Sevilla, Valencia, Toledo, Córdoba y GRANADA, la Meca de Occidente. Amor Madrid, 1925. BENOMAR La Cooperación Civil en el Protectorado ^IIIIHP El Ferrocarril Ceuta-Tetuán No es únicamente la lucha tenaz, en pie yá largos años, con un pueblo aferrado a un bárbaro estado de estancamiento y fanatismo, ni aun tampoco la villana y canallesca hostilidad farisaica del imperialista y monopolizante colonismo extranjero, lo que inviste Va con caracteres de homérica y titánica empresa a la obra española —mejor aún de los españoles —en Marruecos. Es también la fría apatía, el desvío desconocedor de la opinión nacional la que hace sublime esta dolorosa perseverancia, este generoso instinto de sacrificio, de valor y de actividad, conque el soldado y el hombre civil españoles, aportan todo el rendimiento de voluntades y corazones, por un porvenir soñado para España, esperado para España, por el honor, por la inmensidad de la Patria, Como nunca ahora, que la barbarie indomable, la rebeldía insensata, jamás comprensible, trajeron negruras inquietantes, horas de amargura tan hondas y desgarradoras,-cuando volvió a escribir la sangre sus doloridos enormes poemas,-engendróse ese firmísimo espíritu de comunión de los patriotas fuera de su hogar nacional que hace invencible nuestra raza, que es abrazo de hermanos y que ha unido en la abnegación a hombres civií s s y gentes de guerra confundidos en su esfuerzo hasta €l punto de que a veces, fué difícil trazar la línea racional donde acababa el militar y empezaba el ciudadano. Es para el luchador civil en Marruecos para quien queremos ahora atraer el reconocimiento de España, y es su obra de paz y su concurso formidable y alentador en la guerra, los que por justicia y orgullo nacional deen ser conocidos y apreciados por cuantos españoles conscientes ponen su atención y su fé en la España del iado africano del Estrecho. El carril que une Ceuta con Tetuán o seáse España con África. He aquí la primer raíz firme que el milenario secular árbol de Hesperia hundió en el suelo virgen de Mauritania. Para él debe ser el primer artículo de esta sección, en que queremos patentizar que hay en Marruecos algo más que chumberas estériles y pedruscos áridos y que en el desempeño de la tnisión que Europa nos delegó, algo más hicimos que montar blocaos y tender alambrada. Horas realmente difíciles trajo para España en esta zona, la casi total rebeldía de la mayor parte de las cabilas de Yebala y todavía más, la cobarde e injustificada defección de Anyera y la sospechosa actitud del Haus. Como bandada de grajos cernióse sobre la querida Patria, el engendro odioso del colonismo europeo legítimamente desautorizado; la rabiosa prensa imperialista. Aves de siniestro agüero parecían querer arrastrar los hados y el porvenir hacia el descrédito y hasta el de sahucio de España en Marruecos. Cayeron sobre lo que yá creían carroña de un gran pueblo, como si la historia y la grandeza de una raza creadora de un mundo, vivificadora de dos continentes, pudiese derrumbarse en una sola hora de inquietud, ante una traición vil y una rebeldía mezquina. Nos hirieron con el g-aznido ridiculo de su compasión h i p ó c r i t a - d e presuntos herederos abint e s t a t o - y con mogigaterías aprendidas en Tartufo, lanzaron al mundo entero la noticia del asedio primero, de la caída después, de la primer ciudad de nuestro protectorado. ¡Enterradores entrometidos y prematuros, sabed que ni un solo día, ni una sola hora, ni un solo minuto ha logrado el rebelde impedir el estrecho abrazo de Tetuán con Ceuta! Rodando ligera a lo largo del mar, des- ¡izándose a veces, ágil como un reptil, entre la espesa gaba, cruzando las verdes tembladeras del Smir y el Negro o internándose en el desfiladero del Medik fué, ella, la locomotora triunfadora y palpitante, patriota y española, con pechó de acero y corazón de hombre, el firme enlace de España con su Ejército y con sus hijos y protegidos. Es cierto que en ocasiones el convoy ferroviario ha podido jactarse de cruzar regiones que la rebeldía y la traición convirtieran momentáneamente en línea avanzada, pero ni faltó oportuna la previsión militar ni se interrumpió el tránsito de los trenes, ni un solo hombre del personal civil del camino de hierro, opuso el menor reparo, sintió la menor tibieza para seguir prestando su servicio, llenando su cometido importante o secundario, con toda normalidad, con la serenidad y firmeza de hombres que saben alcanzar la transcendencia de un deber que las circunstancias hacían sagrado patriotismo. Durante la noche algunas de las estaciones del trayecto fueron puesto de honor frente al rebelde; los empleados no las abandonaron sin embargo ni en una sola ocasión. Ni un solo día estos hombres fuertes del tren, han tenido que ser sustituidos total ni parcialmente por el personal especializado del Ejército. En las descubiertas matutinas junto a las guerrillas de reconocimiento marchó alegre el obrero de la vía. ¡También él había sido soldado y querría serlo siempre, cuando España necesitase más hijos para su honor y para su venganza! carril con el mando militar. Se han trasladado rápidamente cuantos núcleos de fuerza han sido precisos y con la oportunidad que ha requerido el alto mando, y se ha llegado en el transporte de material de guerra al rendimiento pleno que en cada momento exigieron las circunstancias y las incidencias de la campaña. ¡A esto llamó incomunicación entre Tetuán y Ceuta la prensa enemiga de España! También prestó el ferrocarril eficacísimo concurso a los servicios de Sanidad Militar y por la empresa explotadora fueron habilitados trenes sanitarios, en cuya organización el concesionario, Sr. Arango, puso todo el entusiasmo que como presidente local de la Cruz Roja, ha aportado al humanitario fin de reducir los daños de la guerra y el aliviar el dolor de los caídos en el horror de sus iras. Esta decisión honrosa de cumplir cada uno con su deber desde el más alto al más humilde, ha traído como resultante una brillantísima actuación, una eficacísima cooperación de la locomotora con el soldado, del ferro- miento, cuando el estallido de la anormahdad obligó por el momento a dedicar la atención de este puñado de españoles hacia más elevadas e inmediatas necesidades. No obstante, esta interrumpida laboriosidad no ha Pero también en las felices horas de la pa% aportó el ferrocarril Ceuta-Tetuán, el valioso concurso que de semejante índole de empresas es de esperar en una obra de civilización, colonización y fomento de intereses materiales del país protegido. (1) Meses antes de enconarse la rebeldía fué emprendida por la nueva sociedad concesionaria, una intensa propaganda en pro del turisma hacia nuestra Zona de influencia en Marruecos. Tetuán y Ceuta recogieron muy principalmente el fruto de halagüeños resultados conseguidos desde los primeros momentos y una interesante desviación del turismo Mediterráneo hacia nuestra zona de Yebala, se hallaba yá en franco encauza- sido olvidada y el anuncio de una nueva era de firme garantía, ha bastado para que las empresas mundiales de turismo hayan yá requerido los servicios de la Compañía Ferroviaria Ceuta-Tetuán. * * * Que nuestras líneas sirvan de aliento a cuantos en ella, desde el Sr. Arango hasta el último operario de la vía, han sabido servir honrada y noble- (1) He aquí algunos datos expresivos del rendimiento de la línea férrea Ceuta-Tetuán durante el segundo semestre del pasado año 1924: Juan SAl^ TILLAN A Es de observar que la Compañía explotadora arrendataria no contaba en dicha fecha más que con el siguiente maíerial móvil, propiedad del Estado: Coches de viajeros. . Vagones de mercancías. TONELADAS TRA.N'SPORTADAS Seruicio ordinario Transportes militares 27.204 9.262 Total toneladas. 36.466 TRANSPORTES DE VI.\JEROS Ordinario. Militar. . 131.187 104.830 Total üiajeios. Trenes organizados especiales . mente el interés, la necesidad y el porvenir de España en Marruecos. Que no hay distancia entre militar y el trabajador y que el estruendo de las armas no impidió oir el ruido de los yunques, ni el heroísmo de la sangre ha hecho olvidar la abnegación de la inteligencia y el trabajo. 236.017 . . 62 18 60 La Delegación de Fomento en vista de las necesidades del servicio y reconociendo el esfuerzo realizado por la empresa, propuso al Excmo. Sr. Alto Comisario y éste aprobó en el acto la adquisición del siguiente material: Coches de viajeros Ambulancia de Sanidad Vagones de mercancías Locomotoras 10 1 10 2 El tren sanitario durante el pasado periodo de operaciones fué organizado a costa del material de transporte de mercancías de que podía disponerse. L E Y E N D A S En las ruinas del castillo moro, entre manchas de jaramagos y cascotes de piedra, el ambiente era como un fluido sutil que embriagaba la imaginación, llevándola a revivir leyendas y recuerdos de tiempos remotos. Desde allí podía contemplarse todo el inmenso escenario de la tradición, escrita con sangre en las rocas abruptas que escalaban el cerro; en el torrente que se despeñaba monte abajo espumeando de furia; en la veéa que a lo lejos se extendía como un tablero de cuadros verdes y rojos, salpicado de blancos caseríos. Caía la tarde; el sol, como una gigantesca naranja despanzurrada al arrojarla contra el cielo la mano de un titán, dejaba caer las últimas gotas de luz sobre la fortaleza, transfigurándola y dándole nueva vida. Creeríase percibir el continuo chocar de las espuelas y armaduras; el piafar de los caballos enjaezados para la caza o la guerra; el huir de las doncellas que cruzan los miradores con gracioso aleteo de tocas y blancuras; el sonar de añafiles y dulzainas; y el esplendor de las fiestas, y ^1 griterío de las zambras, y el recitar de los poetas que de la Corte granadina venían al castillo a celebrar las hazañas guerreras del waií, y las gracias de su hija Zaira; la musulmana más bella de todo el reino. Luego surgía el drama que originó la leyenda: El caballero de Castilla que traen cautivo; las blanduras de corazón de Zaira; la discreta dueña que concierta las entrevistas; los secretos coloquios, donde quemaban las palabras y ardía la sangre, fundiendo el fanatismo y el odio de razas. Mas tarde la traición, que nunca falta en estas historias: el walíque llega con tropel de gentes, sorprendiendo el misterio de las citas; la muerte del caballero a nianos de los sicarios; las lágrimas de la doncella; y la cimitarra del iracundo padre que siega el cuello blanco y imo, hecho para ceñir collares de caricias. I al fin, las tropas cristianas que cercan la plaza; el Choque de los ejércitos; el fragor de la batalla; la conquista de la ciudad; y Ja muerte del valí al frente de sus nuestes. Con vertiginosa rapidez pasaban los acontecimienTOS ante mis ojos, caldeando la fantasía. A donde quiera que miraba era para hallar el recuerdo de una haza- ña, el perfume de una conseja, o las reliquias de un combate, y presidiéndolo todo, la figura pálida de la hermosa sarracena. No sabría decir si era tajante espada el bastón que en la mano llevaba, y cota de mallas el traje que vestía. De pronto, en el arco romano que a modo de puente cruzaba la torrentera, apareció una graciosa figura de mujer, destacando en la claridad de la atmósfera el donaire de su silueta. Yo estaba seguro de que era la mora que había vuelto a aquellos lugares al conjuro de mi invocación. Esperé en mi escondrijo por no ahuyentarla. A poco se les unió un hombre, el caballero cautivo, el cual le cogió una rnano amorosamente, y, Dios me perdone, pero juraría que cambiaron un beso. ¿Qué sucedería luego? ¿tomaría forma corpórea la historia de odios y sangre que revivía en mi imaginación? Por unas chumberas veíanse asomar dos turbantes blancos que avanzaban hacia los amantes. Ya no había dudas, eran los fanáticos que venían a despedazarlos. Los hombres del turbante llegaron al arco. — Buenas tardes—, dijeron las víctimas. — Buenas tardes — , contestaron sonriendo. Y siguieron la marcha camino del pueblo. Era una pareja de la guardia civil, con los tricornios enfundados de blanco. Todo el edificio que levantó la fantasía, vino abajo con estruendo. Tradiciones, consejas, epopeyas... ¿quién pensaba ya en aquello? La realidad, la vida misma, había venido a aventar este fárrago de barbarie y ferocidad. Despacito, para no turbar el idilio, salí del castillo. AlU no quedaban odios, ni intransigencias, ni leyendas inhumanas; sino el amor de dos zagales en la paz de la campiña; quedaba el sentido común que había vuelto después de largo destierro. De haber reinado en aquellos tiempos, la media luna de los israelitas y la cruz de los cristianos hubieran tendido sus brazos para estrecharse; y los amantes habrían vivido en el sosiego del hogar, y los ejércitos de ambos bandos, al encontrarse frente a frente, hubieran depuesto las armas para beber juntos una taza de te y una copa de buen vino a la salud de los novios. Fernando ALARCÓN El abandono de las plazas de África ,. lili Enseñanzas históricas lillililii II Conquista del Peñón de Vélez, según un grabado de la época El resumen cronológico de los proyectos de abandono de las plazas de África desde 1673 hasta nuestros días, objeto de nuestro anterior artículo, proclama la obstinación y fracaso de los abandonistas. Sinteticemos ahora los más notables informes de las Comisiones, de provechosa lectura, pues ellos patentizan como, a través del tiempo, se repiten razones y argumentos, idénticos en el fondo; también demuestran el estrecho espíritu que inspira a los partidarios de la dejación, cuyos puntos de vista se circunscriben a determinados aspectos del problema, —generalmente el económico,—y a circunstancias transitorias, con notorio olvido del porvenir, cual si los siglos no fueran minutos en la historia de los pueblos, y olvido también del pasado, como si los pueblos que ocuparon las costas hispanas, no hubiesen dominado siempre las del Mogreb para su defensa y seguridad. Los abandonistas de la segunda mitad del siglo XVIII sostienen, que la conservación de las posesiones africanas no es útil a la Religión, por no haber esperanzas de conversiones; ni al Estado, por no apreciarse beneficios para el comercio, ni evitar las correrlas de los moros, ya que solo protejen los recintos amurallados. Son numerosos los cautiverios y las deserciones; elevado el transporte de mercancías, por la necesidad de asegurarlas; y considerables los desembolsos, que se elevan a 2.136,000 reales de vellón, aparte los que motiva la permanencia en Málaga de dos Regimientos para las guarniciones extraordinarias. Los partidarios de la conservación rebaten con fortuna las indicadas razones. Los Presidios cumplen los fines de la conquista: Reprimir la piratería y destruir la marina de los moros. En aquella remota fecha, poseyendo España la más poderosa marina del mundo, no podía impedir que los berberiscos saquearan las costas andaluzas. Fué razón de propia defensa, no idea mercantil Bahía de Alhucemas y los peñones. ni religiosa. Prelados hubo en Málaga, como Blanco y Mendoza, en 1567 y 1623, que a sus expensas construyeron los Castillos de Terrero, San Simón y la Caleta contra los corsarios. Los más temibles procedían de Argel y Trípoli, después de haberlos abandonado España favorecidos secretamente por las naciones enemigas. Entre esos informes, merecen especial mención los de los Brigadieres de Ingenieros Lucuce y Martín Cermeño y Veedor Monsalves. En pro del mantenimiento alegan razones de orden político, militar y económico. Los dos primeros consideran a España como una plaza fortificada, cuyo foso es el Mediterráneo y los cinco Presidios otras tantas plazas de armas que alejan al enemigo —para ellos los moros serán eternamente nuestros enemigos- cubren las costas andaluzas y levantinas, contribuyen al dominio de la parte de mar próxima al Estrecho, sirven de refugio a nuestros barcos y evitan reacciones ofensivas contra la Península. En apoyo de esta tesis, citan el juicio del célebre escritor político, fundador de la c i e n c i a estadística, Juan Botero {el Benicio). En su notable obra «La Razón de Estado», refiriéndose a las fronteras de Europa escribe: *Y si no solamente estuvieran lejos de nosotros, si»no en tierras del enemigo, darán mayor seguridad, co>>mo Oran, Melilla, Peñón de Velez, Ceuta, Tánger, *Mazagán y Arcila, plazas del Rey Católico en África, ^respecto de España. Y como la situación natural no ^^está expuesta a las mudanzas que hacen los tiempos en »las Monarquías y en sus Gobiernos, gozan en el día el ^^mismo crédito de ventajosas y lo conservarán en lo su»cesivo». Demuestran que la decadencia de las plazas a que aluden los abandonistas, se debe a las economías introducidas y esa decadencia más pide remedio que abandono. «Hay ahorros que parecen economías y a la larga resultan dispendios». Abogan por la creación de cuerpos fijos, especializados, diestros en el modo de guerrear de los moros, y reputan la demohción y el abandono, más costosos que nuevas conquistas. Invocan una razón de piedad cristiana: «La sangre heroica vertida en los campos y en las mismas plazas »que las hacen acreedoras a su conservación». El abandono, contribuiría directamente a beneficiar los intereses de Inglaterra y Francia y prestaría alientos a los berberiscos que no tardarían en asestarnos nuevos golpes. El Rey es justo, la intención del Ministerio, recta, pero si en los informes no se tiene perfecto conocimiento de la materia que se trata, las resoluciones son desgraciadas. Los últimos párrafos de este informe, redactados en 1764 dicen así: «Es desgracia común no estimar el bien, hasta que »se padece el mal. Sobran los ejemplos en la historia y »ninguno más visible que el de Gibraltar. No conocimos »su utilidad por atender a otras urgencias cuando la »manteníamos con solo ochenta hombres sin artilleros »ni municiones. Después de perdida reconocimos con »sentimiento su importancia.» «Siempre que llegue a dudarse si conviene o no con»servar los Presidios, porque se presenten razones por »uno y otro partido, debe prevalecer constantemente el »de la posesión, como el más seguro y por ningún caso »ha de aventurarse el Estado a sufrir los detrimentos no »previstos de un abandono que tal vez serán irreme»diables». * * Las razones del Veedor Monsalves las suscriben tainbién los citados Brigadieres. De este informe queremos reproducir los siguientes párrafos, conservando es tilo y ortografía de la copia que hemos encontrado en la biblioteca del cultísimo D.. Narciso Diaz Escobar. «Oy está todo variado: Quando las tropas de las »Guarniciones extraordinarias tenían su haver efectivo »enestos Presidios que faltava en España, en donde por »las causas que todos sabemos apenas se lograva una »media paga, amaban con empeño aquellos destinos, »como los más útiles a la Monarquía; pero luego que »respiró el Herario y pucieron corrientes todas las obli»gaciones de la Corona, nada ay más yngrato ni más »inutil, y como se haian propagado estas quejas y pro»pociciones de aquellos individuos que no de grado, »sino se destinan aserbir en ellos a Gefes y oficiales del »mas alto carácter, no habrán faltado que algunos que »aproporción del concepto o juicio que les haian hecho »estas impreciones patrocinen las consultas o proyectos^ »dictados de personales resentimientos, sobre si pueden »ono ser combeníentes a el Estado o destinarse los gas»tos que ocacionan con mejores resultado aotro modo d e »hazer la Guerra a los moros; pero devemos presumir »que no hantenido para la duda bastante conocimiento »y experiencia. Las guarniciones ordinarias que llevan »lo más penoso y arriesgado del servicio (porque las »extraordinarias solo entienden en la custodia de la Pla»za y sugecion délos desterrados, fueron reducidas a su »mitad, en MelíUa y el Peñón el año de 1746. A esta »economia siguieron las de que todas las familias délos »que mueren en los tres Precídios vengan a recidir en »España, con cuio motivo muchos jóbenes se crían y »ocupan por acá y las plazas pierden un soldado en cada »uno; que no seden plazas a casados ni desterrados cum»plidos que hallí quieren establecerse, porque muertos »ellos no halla que dispensar raciones asus viudas e hi»jos. Por estas y otras dispersaciones económicas han «provenido queno se puedan completar de gente ni aun »de mediana disposición dichas guarniciones. «Me parece haber demostrado eficazmente quanto »interesa a esta Monarquía la permanencia de los tres «Presidios menores y que sus gastos exagerados hasta »lo sumo, con ignorancia y malicia, no pueden justa»mente substituirse en otro fin más útil de hazer la Gue»rra a los moros, de tener en reposo nuestras costas y »deque no se extingua tal qual nuestro comerzio nazio»nal en el Mediterráneo. Pero si aun todavía prevalece »la queja de yncomodidad, quede la tropa extraordína»ria destinada a servir por algún tiempo en ellos, pues »se mui bien que la ojeriza contra los Presidios la mul»titud de proyectos y todas las especies que han po»dido corroborar la superioridad, vienen solo de esta »parte, aun que llenos de resentimientos personales y de »absoluta falla de experiencia y conocimiento de lo pa»sado délo presente y de lo futuro; pero de otra queja y »molestia fuera mas fácilebacuarla, destinándose cuerpos «establecidos, puramente para el servicio de los tres Pre»sidios y escoltas como los Batallones de marina y en- »tonces acavaria todo el rumor con el seguro de que esta »tropa se haría mas natal y de mas utíl por mar y por »tíerra» El inás luminoso informe del siglo XIX lo suscribíóen 1869 la Comisión presidida por el General Baumont. Aboga porque se conserven Melílla y Chafarínas y se abandonen Alhucemas y el Peñón. El tiempo ha rebatido los argumentos de ese abandono. La posesión de las cinco plazas fué considerada en Algeciras derecho preferente de España a una parte de Marruecos. Respecto a la falta de solidez de Alhucemas, la gruesa artillería en ella emplazada proclama que es dicha Isla magnífica batería flotante, de valor extraordinario y gran utilidad para protejer cualquier proyecto de desembarco en la costa vecina. Recientemente, el prestigioso Comité organizador de la Exposición Hispano Africana de Granada, nos habla del ideal africano, con razones y fundamentos análogos a los emitidos en los dictámenes del siglo XVIII. A juicio de tan preclaros varones, la Historia, la Geografía y el Interés Económico, orientan y justifican el enlace íntimo de España y África. Es un bello canto a la conservación y desarrollo de nuestras posesiones africanas y un anatema contra los abandonistas. El siglo XX ha registrado actos de piratería en el Estrecho de Gíbraltar. La marítima, no es hoy temible, m á s puede serlo la aérea, suprema aspiración rifeña. El abandono nos traería este peligro, de incalculables consecuencias y tal vez se repitiera el caso de las Cortes de Monzón. En ellas, los Reinos suplicaron a Felipe II expugnase la costa de África El Peñón de Vélez de la Gomera Cándido LOBERA Illlllllllllllll LA VIDA RELIGIOSA lllllllllllllll! TETUAN Y S U S MEZQUITAS Yama-a'Sok-el'Foqui, hállase situada en uno de Jos sitios más bonitos y pintorescos de la morería; en una plazoleta rodeada de tiendas pequeñitas y bajas que se suceden en infinita variedad, formando «es-sok-el toqui» o mercado alto, que precisamente ha dado nombre a la Mezquita de que vamos a tratar y a cuyas paredes están adosadas varias abacerias, «bacalitos» y oficinas de los notarios «benicas de los adul», en su mayor parte propiedades de los bienes Habus. Tiene la Mezquita de Sok el foqui, dos puertas; una de ellas, la principal, que da al mismo mercado, frente a la Zauia de Sidi el Hach Ali Baraca, ostenta sobre el arco que descansa en dos columnas figuradas, un dibujo de forma geométrica de muy escaso mérito, pero que rompe la monotonía de una pared totalmente lisa. Encima de la puerta, sobresale un tejadillo volado de tejas esmaltadas en verde de antigua fabricación tetuaní, La segunda puerta que da a la calle de «Tala-a» (la pendiente o subida) que conduce a la Alcazaba, es de construcción muy sencilla y de menos mérito arquitectónico que la primera. En esta aparece la fecha de 1.273 de la Hegira (1856-57 de J. C ) , época, sin duda, de su restauración, pues según hemos podido averiguar, la Mezquita de referencia existia ya el siglo XI de la Hegira (1688-89 de J. C.) y en ella hacía las «jotba» o sermones de los viernes, el célebre santón Sidi el Hach Ali Baraca de quien hablaremos oportunamente cuando tratemos de las Zauias, En aquella época, me refieren algunos indígenas antiguos, era la Mezquita de Sok-el-foqui, de dimensiones bastante más reducidas de las que actualmente tiene; sus condiciones higiénicas dejaban mucho que desear, pues la gran abundancia de aguas que existen en dicho lugar la hacían sumamente húmeda, por cuya razón era por aquel entonces poco frecuentada. Durante el reinado de Muley Abd-er-Rahman Ben Abd-Allah, fué nombrado Bajá de Tetuán, en 1266 de la Hegira (1849 50 de J. C.) el Hach Ahmed el Hadad perteneciente a una familia de «chorfas» oriundos de la kabila de Beni-Gorfet. Este, por orden del Sultán procedió a la restauración completa de la referida Mezquita, terminando las obras dos años antes de su muerte que tuvo lugar en 1275 de la Hegira. Desde fuera, aún cuando no pueden precisarse detalles, puede verse la disposición interior de la Mezquita que posee cuatro naves altas, con arcos de herradura que descansan sobre unas columnas rudimentariasmuy feas y de muy escaso mérito. Al lado de la segunda puerta que da acceso al «Tala-a» hay un amplio patio con «a!-maida» o aljibe destinado a las abluciones que necesariamente han de hacer las creyentes antes de las oraciones. El minarete es de planta cuadrada con terraza almenada blanqueada, sobre la que se levanta una torrecilla construida de fábrica de ladrillos decorada sencillamente con mosaicos y rematada en forma cónica. Adosada a la misma lleva un asta para izar la banderita (1) que sirve para indicar a los fieles que ha llegado la hora de las oraciones. El «mihrah» que marca la dirección fija de la tierra sagrada, la Meca, hacia la que han de volverse los creyentes en el momento de sus plegarias (2) es una especie de nicho sin adornos de ninguna especie. En algunas Mezquitas suelen estar, desde luego, primorosamente adornados y decorados, como los que (1).— Revista de T. C. n° 8.—Segundo párrafo. (2).—Respecto a la observancia de esta dirección por los Musulmanes, en la Sura II, versículo 139, se lee lo que sigue: «Nosotros no hemos establecido ia presente «kibla» mas que para distinguir a aquel de nosotros que haya seguido al Profeta del que se aparte de él. Este cambio es una molestia, más no para aquellos a quienes Dios dirige. No es Dios el que dejara el fruto de nuestra ley. pues esta lleno de bondad y misericordia para los hombres». Igualmente en el versículo 145 de la misma sura se lee la siguiente recomendación. «De cualquier lugar que salgas, vuelve tu rostro hacia el oratorio sagrado. En cualquier lugar que estéis volved vuestro rostro hacia ese lado, a fin de que los hombres no tengan pretexto alguno de disputa contra vosotros. Respecto a los impíos no los temáis, pero temedme, he podido ver en algunas Mezquitas de Damasco y Egipto, especialmente el «mihrab», de la Mezquita de las Omiades o Ben-Umeyas de Damasco. El «mimbar» o pulpito donde todos los viernes el «jatib» predicador pronuncia la «jotba» es como casi todas de madera tallada con dibujos geométricos hechos a fuerza de trazados de líneas horizontales. No fué esta Mezquita la única obra que dejara el Kaid Sid el Hach Ahmed el Hadad como recuerdo de su etapa de Gobierno, En los nueve años que conservó el mando de la ciudad ('1266-1275) hizo además construir el puente llamado de Busfeha y el mercado de cereales o Sok-es-Zra-a. Uno de sus hijos que aún vive, Sid Abd-el-Krim el Hadad, ha sido en distintas ocasiones funcionario del Majzen; actualmente es auxiliar «auan» del Jalifa del Kadi el Kodat, Sid el Hassan Afailal. Cuenta con grandes simpatías entre los indígenas, sobre todo entre los de la clase modesta, pues dase gran maña para arreglar por las buenas y amistosamente, dejando a todos contentos, la infinidad de pleitos de menor cuantía que muchos a lo mejor en momentos pasajeros de acaloramiento y obcecación, pretenden llevar ante el Juez. El hijo de este modestísimo funcionario y nieto del difunto kaid, Sid Mohammed Ben Abd-el-Krim el Haddad, joven por cierto muy simpático y adicto a España, ha sido durante más de tres años secretario indígena de la actual Delegación General de la Alta Comisaría y un valioso auxiliar de la Sección de Interpretación, mereciendo por su cultura y laboriosidad se le ascendiera a Secretario de 3." del Gran Viziriato, en cuyo puesto continúa. Cuéntase que una de las «baracas» (3) peculiares de esta Mezquita de Sok-el-foqui, es la presencia en ella, de vez en cuando, invisible desde luego naturalmente, para los infelices creyentes, de «Muley-es-sa-a» (4) eí Señor de la hora, quien escuchando las fervientes suplicas de los devotos musulmanes en demanda de algún especial favor, acude a concederles los votos hechos. Hemos querido comprobar todo esto y adquirir alguna noticia pero hemos tropezado como casi siempre, con el fanatismo, que, como barrera infranqueable se intercepta en nuestro camino, para vedarnos todo cuanto se relacione con el misterio de la Religión. Posee Yama- a Suk- el Foqui, numerosos bienes Habus que están agregados a los de la Mezquita Grande que administra el Nader Sid Mohamed Ben Merzok de quien ya hemos tratado en otros artículos. Con los fondos procedentes de estos bienes sostiene la Mezquita varios «Muarriquin» o lectores; diez o doce «Haz-zaba» o recitadores del Coran; un «Imán» y «Jatib» cuyas funciones desempeña el ex-kadi de Tetuan, Sid Ahmed EzZuaki, actualmente Cheij el Ulum, jefe de los conocimientos islámicos. Este desempeña igualmente las fun clones de «mudarres» profesor y explica un curso de «fikh», Dexecho a varios tolbas. La Mezquita del mercado alto es muy frecuentada por el elemento musulmán y especialmente por el gremio de pequeños comerciantes e industriales que ocupan las tiendas del mercado, quienes al oír la voz sonora del «Mud-dér», almuédano, invitándoles a la oración se apresuran a dejar sus tiendas vacias, los breves instantes que duran sus plegarias, siempre agradables a Dios. Fermín de VILLLALTA. a fin de que yo realice mis beneficios para vosotros y que estéis en la senda derecha. (3).—La «baraca» es la bendición suprema, la gracia incomensurable, el poder infinito que se manifiesta indistintamente para hacer ol bien o el mal. La «baraca» es una bendición que se transmite degeneración en generación, en los herederos espirituales de los santones, chorfas, morabitos. (4).—Como ya hemos dicho, nada en concreto hemos podido averiguar respecto á «Mules-sa-a» Señor de la hora. En el Koran sura VI, versículo 5, se lee lo que sigue: «Han tratado de menfira la verdad que les había llegado; pronto les vendrá un mensaje concerniente a lo que han tomado por objeto de sus burlas» de donde viene sin duda la creencia de los musulmanes, de que Mules-Sa-a es, el en otros términos llamado Medhi, que según la tradición deberá nacer de un descendiente del Profeta y será enviado por Dios para restablecer en tierra el triunfo de la jusficia. COSTUMBRES MARROQUÍES.-DÍA D E ZOCO iiHiiiiiii;i;iiiiiiiii¡iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii He aquí el Zoco, manifestación más única y completa del vivir comercial, industrial, económico y social de todo Marruecos. Como el clásico mercado de nuestras regiones montañesas, el Zoco resume en un día determinado de la semana toda vibración de existencia en sociedad; toda manifestación de cooperación liumana, de división del trabajo. Allí acude el labriego con los frutos de su tierra, el ganadero con sus reses de venta y el artesano con su tosca pero útil manufactura. También el chamarilero y aún el particular apremiado, con la alfombra o el haiti, la cama de bronce o el taifor policromo, que son allí subastados. Y el médico, con su ciencia casi gemela de la que enseñó Esculapio, y el narrador, mitad bufón, mitad trovero, y el sugestionador de serpientes, y el santo que obra milagros de insensibilidad sobre la propia carne.... En el Zoco se otorgan las escrituras ante los graves adules, o se consultan minuciosamente los litigios con el sabio doctor de la Ley, de redondas enormes gafas, barbas albas y patriarcales. DIBUJO DE M. B E R T U C H I . Illllll DIVAGACIONES IJÍ" El problema social: Si todos los seres que pueblan el Universo, se mueven dentro de sus límites naturales y justos, establecidos por la sabiduría Divina como prenda segura del orden, armonía y hermosura de la Creación; si la limitación es, pues, ley constante y natural, y, por tanto, moral, del orden creado, forzoso es reconocer que la propiedad civil, con los caracteres de ilimita' ción que le dan las leyes, no está contenida en los designios del Creador y en el orden Universal. Hija de la codicia humana, pasión insaciable, infinita, sin limites, que antes rompe el saco que lo dá por lleno, la propiedad civil viene al mundo de las leyes con los mismos caracteres de abuso e ilimitación que su progenitora; y de ellos precisamente nace el conflicto. Porque si el instinto de adquisición, mientras está contenido dentro de sus justos límites, es de necesidad natural, y por tanto, moral, en cuanto se envicia e inflama, avasallando todos nuestros resortes morales, y se convierte en codicia, deja de ser manifestación de una tendencia natural y armónica, deja de ser instinto de higiene y fisiología moral, para convertirse en mal, en vicio, en abuso, en desorden moral. Considerado desde este punto de vis ta el problema social es más bien problema de orden, natural; y los obreros, con su programa de reivindicaciones, en cuanto tienen de justas, resultan ser agentes fatales e involuntarios de las fuerzas naturales, pues tratan de restablecer el orden creado. Mas, entiéndase bien, que ese aspecto natural, ¿providencial?, de las reivindicaciones obreras les viene tan solo de su carácter general de protesta contra el abuso y extensión iÜmitada de la propiedad civil, y no del contenido positivo del programa obrero escrito por el odio y el furor de las ciegas multitudes. En este punto, la reacción —reivindicaciones obreras —nada tiene que envidiar a la acción—abuso de la propiedad civil—por ser a acción y reacción fuerzas iguales, si bien contrarias, según ley física, Tan abusiva y generadora de desorden es la doctrina que hace a la propiedad civil ilimitada como la que pretende hacer tabla rasa de la misma. Los extremos aquí se tocan más allá de la moral. Y si la propiedad civil ilimitada ha traído consigo todos los males cuyos gérmenes se agitan dentro del llamado proMema social ¿cuántos males no trae consigo la llamada Dictadura del proletariadoR «Sin una gran disciplina moral y social, ha dicho Wandervelde, autoridad nada sospechosa en la materia, el reinado de los trabadores sería abominable y el mundo volvería a sumergirse en brutalidades, sufrimientos e injusticias mayores que en los peores tiempos de la historia.» ¡Qué horas tan tristes sonarían por la humanidad! Negada en absoluto la individualidad humana, a cuyas diversas manifestaciones y libres iniciativas se debe cuanto hay en la vida de bello, armonioso y fecundo; forzados los individuos a que se aparten cada vez más de su condición natural, a que dejen cada vez más de ser hombres y se conviertan en meros engranajes materiales de la gran máquina social, la alegría de vivir se ausentará de la tierra; y no nos quedará más, junto con la disciplina social, con la uniformidad social, con el látigo social, con el aplastamiento social, que el tedio IIIINI lili de vivir. ¡Cuánta grandeza desaparecería del mundo, y cuánta barbarie, cuanta rudeza, cuanta mezquindad, cuanta grosería vendría sobre la sociedad! Todo cuánto constituye libertad y progreso y justicia y belleza, todas esas flores tan preciadas de la civilización moderna, quedarían aplastadas bajo las alpargatas. El sudor de pies, sería el perfume característico del mundo. Y contra eso, francamente no hay más salida que el suicidio cósmico. Enseñanzas históricas. La historia, esa gran m a e s ' tra de la vida, como la llamó Cicerón, debe ser escucha' da y atendida. Escribe sus avisos con sangre, y no son para tomados a broma. ¡Cualquiera juega con la historia! Ella nos dice que la Edad de oro, ese feliz tiempo que, juzgando por el presente, nos parece el sueño de poeta, fué un hecho real, que sucedió en la vida y disfrutó aquella afortunada humanidad que vivió en la época en que las leyes limitaban la extensión de la propiedad civil, ¡Tiempos venturosos y felices en que pudo darse el caso de un Curio Dandato rehusando, como riqueza indigna de un romano, las cincuenta jugadas de tierra con cuya propiedad quiso el pueblo premiar sus servicios! Ella nos dice que en Creta en tiempo de Minos, en Esparta en el de Licurgo y en Roma en la de Numa, la Edad de oro fué un hecho, la armonía social una realidad y la felicidad humana un deseo logrado, porque no permitían las leyes la acumulación indefinida de bienes en una misma persona; porque «repartió el primitivo territorio entre los ciudadanos más necesitados, entendiendo y con razón, que la pobreza era preciso origen de injusticia y malestar social» (Plutarco. Vida de Numa). Ella nos dice que lo mismo que se hizo entonces puede hacerse ahora, porque no ha cambiado la naturaleza humana, y los hombres son de igual condición que antes, y lo único que han cambiado son las leyes, entonces sabias y prudentes. Ella nos descubre que el carácter de los hombres es materia plástica en manos del legislador, y allá van hombres do quieren leyes; y que si aquel es enérgico, sabio, prudente, humano, el carácter del pueblo encajará en los moldes de la virtud. Ella nos enseña como a un estado legal de ilimitación de la propiedad, ha respondido siempre la acumulación progresivamente monstruosa de bienes en una misma persona; y que a ese estado de hecho, ha sucedido siempre una era de convulsiones política-sociales que han puesto en peligro el régimen social. Y ella, por último, desgraciadamente nos muestra el enorme y sangriento fracaso de la humanidad en su camino histórico en busca de la felicidad, cuyo recorrido puede reducirse a cero, pues todo el tiempo se le fué en dar vueltas, igual que un asno de noria, en torno de la lanza quintaría, símbolo de la propiedad civil, ¡Resultado de nuestro loco empeño de buscar la felicidad en la simple riqueza material! Por lo que en cuestión de felicidad nos hallamos tan atrasados, tan despistados, como en el primer día. Nada, a través de un mar de sangre. Así vemos palpitar en el fondo de cuantas convulsiones agitaron el seno de las repúblicas griegas, una vez roto el freno propietario, el mismo problema aún insoluble al presente; el problema social. Y tanto es así <iue toda su historia política puede reducirse al relato de dos revoluciones, como dice Foustel de Coulanges; una que despojaba a los ricos y otra que les devolvía la propiedad, Los romanos no escaparon, ni con mucho del peligro, no obstante su fama de maestros en derecho. El acaparamiento de la propiedad, una vez perdidas las virtudes del buen tiempo antiguo, llegó en Roma a punto inconcebible. Apenas habia 2.000 propietarios en una población de un 1.200,000 almas, lo que da un contingente de 1;180,000 proletarios. !Y esto en la cabeza del mundo, en la ciudad universal! En tiempos de Nerón toda la propiedad del África romana pertenecía solamente a seis ciudadanos. Este abuso fué creciendo en proporciones espantosas hasta fines del siglo IV. ¿Qué resultó de todo eso? La liquidación social del mundo antiguo. Esa inmensa acumulación de la propiedad territorial en pocas manos, fué una de las causas que precipitaron la caida del imperio romano: latifundia, decía Plinio el viejo, perdidere Itáliam jan vero... etcé' tera provincias. Instrumento de la justicia divina, innumerables legiones de bárbaros cayeron sobre el mundo antiguo, desde todos los puntos del horizonte, y reivindicaron su derecho, con las armas en la mano, a ocupar un lugar en la tierra. Atila, pudo con razón apedillarse «Martillo de Dios». Los nuevos conquistadores encontraron muy poca resistencia en sus establecimientos y repartos de tierras. Representaban un principio de eterna justicia y esto les dada cierto aire providencial. Los visigodos se establecieron con suma felicidad en nuestra patria y se adjudicaron dos tercios de la propiedad rústica y un tercio de la urbana, dejando en común los pastos / -^ y bosques. Ayer como hoy el problema se plantea igual y es producido por las mismas causas. La ambición y codicia de unos cuantos rompe el equilibrio propietario, y los desposeídos, que son los más. tratan de restablecerlo despojando a los primeros y apropiándose el despojo. Pero como este es total y absoluto, el equilibrio resulta igualmente roto, ¡siquiera los bárbaros fueron más humanos! He ahí todo cuanto late y palpita en el fondo del problema. El expoliador de hoy será el expoliado de mañana. El propietario de hoy el proletario de mañana. La injusticia y el despojo oscilando en los dos platillos y en el fiel la guerra social. He ahí todo el contenido del problema. Formulado en nombre y para la mayor felicidad del género humano no contiene más que materia inmoral: odio, venganza, codicia. De justicia no hablemos. Muy cacareada en teoría hay que buscarla en la práctica en el fondo de un pozo. En el mismo sitio donde Demócrito sospechó se ocultaba la verdad. C. LERIA Abu el Abbas Ahmed ben Yaafar el Jozchi-es-Ceutí Illlllll lililí iiiiiiiiiiiiiiü lili lili , Traducción directa de un manuscrito árabe titulado " Virtudes de los Santos Marroquíes" cayo zmtores Aba lakoblusef Ettadlli 'Ezgtatr I I Me cuenta tambirn Abu el Hasem Ali Abu Ahmed, lo siguiente: He servido a Abu el Abbas Es-Ceutí durante cuatro años, en la creencia de que era impío. Un día, en la mañana de Arafa (1), fui a rezar a la mezquita la oración del feyer. y me encontré con el Santo, quien me preguntó: — ¿Qué día es hoy? — Lunes,—le contesté. —¿Y qué más? — Es el día de Arafa. (2) — ¿Quieres saber lo que significa este dia? —Sí,—le contesté. Y me hizo acompañarle hasta Bad-Ed-debaguin, (Puerta de las tenerías), que hallamos cerrada. Entonces me dijo: —Sí tú tienes algo que puedas dar, ven conmigo, y si no vuélvete. — Todo lo que tengo puedo darlo, — respondile. Tenía siete monedas, que me ordenó entregase al primero que entrase por la puerta, «¡Por el amor de Dios y sin arrepentirme, aunque fue' ra un judío quién pasará!» Pero la primera que pasó al abrir la puerta fué una anciana, a quien entregué mí dinero. De allí fuimos a una hermosa huerta llamada Behirat Erregaiek. El entró con los ojos fijos en el cielo y moviendo los labios. Al llegar al fondo de una arboleda de granados, donde está la alberca, me dijo: — ¿Porqué no te humillas y doblas tu cintura? Extrañado, le pregunté: — ¿Qué significa esto en este dia? — Pues no digo sino que sigas tu costumbre; hacer oración. Avancé bástalos granados, volví mi rostro hacia el sur y empecé la oración, arrodillándome dos veces... Pero él me miraba fijamente. Y pensé entonces: «Si es que tampoco le parece bien esta oración, debiera matarle por su despotismo y así descansaba de él...» Tan pronto acabé de rezar volví a su lado, y tomando mi mano, la besó dicíéndonme: — ¡Seas bien venido, karrán el korún!,. (3) Cuando escuché este insulto le pregunté dolorido de su injusticia. — ¿Porqué me ofendes con esas duras palabras?.. Entonces sonriendo, me dijo: —Mis palabras no tienen nada de ofensivas, puesto que hablo en sentido metafórico, refiriéndome a los cuernos porque es lo que está separado: lo que tiende a desunirse. Y quiero decirte con esto que tú has sabido unir en un solo acto la oración y la limosna... Por la acequia corría rumurosa el agua, saltando luego para caer sobre el cristal limpio de la alberca. — Este día se llama de Arafa por que hoy se extiende la misericordia a todo quien lo emplee en la obediencia. Como no podemos ir a donde se celebra esta gran fiesta, lo simbohzaremos en en este lugar ameno y haremos aquí lo que allá se hace, para que asi Dios nos colme con su misericordia. La fuente —añadió El Abbas — simboHzará la Caoba (4), la acequia simbolizará la piedra negra (5) y este lugar simbolizará el monumento de Abraham, ¡que la paz de Dios sea sobre él! Luego dio siete vueltas alrededor de la fuente y yo le acompañé (6). Y al final de cada vuelta, paraba al lado de la fuente y repetía las palabras del dogma: «¡Al-lahu Acbar!.. ¡Al-lahuAcbor!..» ¡Dios es grande!.. ¡Dios es grande!.. Y rezaba con el mismo fervor que si se hallase en el lugar sagrado de la Meca. Arrodillóse dos veces y luego quedó largo tiempo así. Cuando acabó su meditación, se apoyó sobre un árbol, como rendido, causándome una tan gran admiración que no sabría explicarla. Después de un prolongado silencio, me dijo: — Pide lo que quieras de este mundo y te será otorgado, pues Dios me ha prometido que a quien haga esta ceremonia le serán satisfechos sus anhelos. Yo le contesté que no quería más que la asistencia de Dios. w . Y él me dijo: ' --....— No; desde que cruzaste la puerta de la ciudad eres asistido de Dios. Puedes pedir lo que quieras en tu vida y no lo que yá posees por ser digno de tí — No quiero más que la asistencia divina, —le respondí—para obrar según la voluntad de Dios, y no ambiciono más en este mundo. — Aun queda algo más en tu deseo —me dijo, — Si, en verdad, queda mucho. — Dime algo de lo que deseas. — De nada me servirá decírtelo-contesté—, puesto que hace tiempo que te acompaño a todas partes y jamás he logrado saber nada tuyo. — ¡Ah! ¿Tienes deseo de conocer cosas mías?... Pues jura por el Profeta que nunca te he ocultado nada de mis secretos... Entonces le besé la mano y le dije: — Señor, la gente sostiene que tú autorizas el amor a la mujer sin el vínculo legal del matrimonio. ¿Es esto cierto? — Tu te has colocado —me respondió —entre dos situaciones: la de los demonios, por haber puesto oídos ^ esta versión, y la de los ángeles, por haber sospechado injustamente de la moral de mi doctrina. Tu debes arrePentirte y no volver nunca a creer tal cosa en mí, pues quien autorice el logro de una mujer sin casamiento 'sgal, es un infiel, ¿Tu me has oído sostener eso alguna vez?... Le contesté, naturalmente, que no. Entonces me dijo: — Di la verdad de lo que has visto en mí. —Te he visto a las horas de la oración en las mezquitas, pero no rezabas... —Me has visto así, porque seguramente no hallé un mtercesor para ofrecer mis oraciones. El Profeta (jque la oración y la paz de Dios sean con él!) ha dicho: «Los imanes (7) son vuestros intercesores. Ved, pues, quien intercede por vosotros». No es cierto que yo haya aconsejado el abandono de la oración y quien diga eso es un niiel y ahora dime lo que sepas de mí, para en el cdso de que tu seas preguntado en presencia de Dios, puedas atestiguar. - N o acuerdo de haberte oído palabras f a l s a s - l e respondí—a pesar de que Dios ha dicho: «Nadie dice una palabra sin que tenga un vigilante». —Tu te acuerdas —me respondió —de lo que ha dicho Maad (8) referente a Is intención? Le contesté que sus palabras eran .muy reputadas. Y me dijo: • ' — Repítemelo. Se lo repetí todo hasta el último párrafo que dice; «Reflejad su intención en el rostro, para conocer hacia donde dirige su pensamiento». Cuando escuchó esto, ventoseó con la boca. — ¿Qué es esto?, le pregunté extrañado. — Es la contestación que mereces... Los ángeles son los testigos de las buenas obras y solo Dios conoce cuando el peasamiento se aparta de la oración. En un Hadít (9) se relata lo siguiente: En el día de la Resurrección se hace comparecer a los pecadores al Paraíso y una vez que han podido ver y admirar su belleza y su magnificencia se ordena por Dios que sean arrojados, porque no lo merecen. Y ellos salen con amargura semejante a la de aquellos primeros que fueron expulsados del Paraíso. Ante esta pena, dicen los castigados: «¡Dios nuestro! Si nos hubieras enviado al fuego antes de conocer el Paraíso, ¿no sería menos doloroso?» Y Dios contesta: «Ha sido mi castigo. Porque habéis intentado engañarme apartando de mí vuestro pensamiento durante la oración. Habéis guardado a las gentes, mas consideración que a Mí. Habéis temido al mundo más que a Mí: Habéis rendido honores a los hombres mas que a Mí. Por esto os hago sufrir esta gran pena, para engañaros también, para haceros conocer lo que habéis perdido». Luego me preguntó; — ¿Has observado alguna vez en mí el uso de palabras groseras? —He observado—le respondí—que tú aplicas a todos el calificativo de cabrones y esa palabra es fea e insultante y causa el enfado. A esto respondió: — Quiero significar con esa palabra los que van delante, los primeros, los destacados; los preferidos, los preeminentes, y no he visto a nadie que no quiera ser el primero, el mejor, que es una cualidad del macho cabrio, que siempre quiere ir delante... — Pero además, tu siempre dices a quien te habla «kattim» o sea el macho enfurecido... — Porque esa es la condición del que trabaja con gran empeño para enriquecerse y lo guarda todo para sí. —También—le dije —tus ordenas a todos los que vienen con una queja, que den limosna; y, si no tuvieran nada para dar, tu les dices: «Pon en tu espalda una culebra». — ¿Qué significa esto? — Esto significa—me respondió —que yo no digo a la gente más que lo que tiende al bien, puesto que toda adversidad tiene su remedio en el Libro (el Koran), en la Tradición o en las Máximas de los Santos; y cuando en ellos no se hallare, aun queda la oración; y a quien no se acuerda de ella, le digo: «entonces pon en tu espalda una culebra». — ¿Has ordenado alguna vez que se rece de noche? —Te digo en verdad —me respondió —que ^i hubie se aconsejado tal cosa, la persona que recibiera este bien tendría que besarme la mano, y esto podría llenarme de orgullo y vanidad, y por el orgullo y la vanidad perdiá el Demonio el Paraíso. Le rogué después que me contase su historia desde un principio y que me instruyese sobre cómo hemos de ajusfar nuestros actos en la vida,... '—Respecto a lo último—me dijo —es cosa que no s e aprende más en la práctica. Mi historia es breve. En el principio de mi vida víme huérfano en una ciudad y mi madre me llevaba a los senderos para trabajar y aprender, pero yo me escapaba para ir donde se sentaba Abu Abd Al-lah El Fajjar. Mi madre me pegaba como castigo por esta desobediencia, hasta que una vez le dijo Abu Abd Al-lah, «¿Porqué pegas a este muchacho?» Mi madre le contestó: «Es huérfano y se niega a trabajar, no teniendo de qué vivir». Abu Abd Al-lah me dijo entonces: «Hijo mío, porqué no cumples lo mandado por tu madre?». «Prefiero tus palabras mejor que ningún otro beneficio»—le respondí. Abu Abd Al-lah dijo a mi madre: «Déjalo y yo te abonaré la cantidad que ganaba tu hijo y también costearé su educación». He leído el Koran, que sé de memoria. Leí el libro «Al-Ahkam». Y a los veinte años fui a Argelia y luego vine a Marraquech. (1) Arafa, monte cercano a la Meca. (2) El día 9 del mes de la peregrinación los musulmanes van a dicho monte y dirigidos por el Imán entonan cantos de gratitud a Dios por haberles permitido realizar la peregrinación. Después, al regresar, recojan siete piedras que arrojan al día siguiente a su alrededor para lapidar al demonio. (3) Karran, en árabe vulgar, es una palabra despectiva que se aplica al que consiente el adulterio de su esposa. Korun, plural de karn, significa cuerno. En árabe puede hacerse un ingenioso juego de palabras. «Si te hubiera querido ofender—le dijo El Abbas a su discípulo—te hubiera llamado karnan y no kanan.y Porque karnan, en árabe literal, sí tiene ese significado injurioso. De este modo, la frase varió por completo el significado. Entonces, en su sentido metafórico, quiso decir: «acerca lo que está desunido», «junta lo divergente». El espíritu socarrón del Santo ceutí, gustaba de estas bromas que con harta frecuencia, aplicaba a sus discípulos para acostumbrarlos a reflexionar, haciéndolos prudentes. (4) Templo de la Meca. (5) Amuleto sagrado que se venera en el templo de la Caaba, antiguamente adorado por los paganos y que, según la tradición, fué traída del Paraíso por el ángel Gabriel. (6) Siete vueltas han de dar los peregrinos alrededor de la Caaba. (7) Imán. Especie de sacerdote o ministro que preside a los moros en las ceremonias religiosas. (8) Benu Maad, uno de los discípulos del Profeta. (9) Conversaciones del Profeta. Nemat A. DAHDAH Tetuán - Febrero -1925 {Continuará} Rogamos a nuestos colaboradores nos remitan sus trabajos dentro de la primera quincena de cada mes. _ ülllll E C O S iiiiiiiiiiiiiiii lili lili El frente Norte francés en Marruecos carreteras y puentes sólidos tan pronto es posible después de la ocupación. He aquí algunos datos de interés facilitados al Times La vista que se extiende desde Taounat es muy ampor su corresponsal en información remitida en Enero plia y muy bella. Las pendientes del Tarzout, situado último. Si como se puede apreciar el Alto Mando fran- enfrente, están sembradas de aldeas construidas de piecés está decidido a impedir toda relación de Abd-el-Krin dra, por encima de las cuales se encuentran racimos de con las cabilas fronterizas de su zona de influencia el bosques de cedros que se extienden hasta las rocas y la bloqueo del rebelde será totalmente eficaz y permite es- nieve de los picachos, hoy día ocupados por Abd-el-KriU; perar resultados positivos. pero los habitantes del país aplaudirían la ocupación «Invitado por el General Colombad, Comandante de francesa y serían desembarazados de la tiranía actual. la región de Fez y guiado por el Coronel Nogués, Co- Estas aldeas ocupadas por rífenos se encuentran no obsmandante del frente Norte de esta región, he podido vi- tante en el interior del protectorado francés, ya que la sitar ayer las posiciones francesas del Alto Ouergha en frontera de la Zona Española está por debajo a lo largo de la vertiente de la montaña. Al Sur la vista se extiende la frontera de la Zona Española. Se llega a este frente por una carretera con firme, de sobre un país montañoso detrás de los picos nevados 96 Km. de longitud en dirección casi Norte Sur desde del espolón Norte del Atlas, cerca de Tazza. Las tropas de Abd-el-Krin al Norte mismo de TaouFez. La carretera está ya casi terminada en la región nat ocupan una faja de 16 Km. de ancho de territorio Norte y abierta al tránsito de los autos militares. Brigadel protectorado francés. No es dudoso que los franceses das de obreros están dedicadas a terminar la construcción en un mes. Hay ya puentes sobre los cursos de agua. se verán obligados a ocupar esta faja de tierra probableEl país atravesado es montañoso pero bien cultivado. mente después de haber sido atacados por las tropas de Alcanzamos el Río Ouergha a 85 Km, de Fez, corriendo Abd-el-Krin. Todo se prepara para recibir el ataque rifepor ancho valle de suelo muy rico que constituye una de ño que parece inevitable. A continuación de la marcha de los franceses en Mayo último, Abd-el-Krin perdió su las más bellas regiones de Marruecos. principal fuente de provisiones y se esforzará sin duda Hasta Mayo último, los franceses no hablan ocupaen volver a tomar esta rica región. Los puestos con sus do el país más allá del Ouergha, encontrándose su línea cañones de 75, están colocados de tal manera que todo avanzada sobre la orilla Sur de este río. Pero Abd-elataque que venga del Norte cae bajo el fuego de sus caKrin, el jefe rifeño, había ocupado la orilla Norte situañones, mientras que los rífenos no poseen artillería que da dentro de los limites del Protectorado Francés, y la pueda servirles y los indígenas que antes sufrían la tirapresencia de sus tropas era una causa constante de zonía de los rífenos no piden otra cosa que ser autorizados zobra y peligro para las posiciones francesas. Era indispara atacar a sus opresores. pensable efectuar un avance para poner fin a esta ameNo hay sino muy pocas tropas en el frente; los frannaza. La tiranía de Abd-el-Krin, hizo que los habitantes ceses piensan que es más práctico tenerlas en reserva y de esta región aceptaran gustosos la ocupación francesa, con este objeto han construido más de 200 Km. de ca, cuando en Mayo de 1923 dos columnas avanzaron y ocurreteras ligando los puestos entre si. Las principales reparon la cresta de las montañas de la vertiente Norte servas están en Fez de donde una numerosa columna del Río Ouergha, la población local no disparó ni un solo puede ser llevada en algunas horas. Además hay víveres tiro. Las tropas francesas fueron guiadas y aclamadas depositados en el frente en cantidad suficiente para supor estos poblados que permanecen fieles. Libertados ministrar un gran número de hombres esperando la lleahora de la opresión de Abd-el-Krin, cultivan en paz y gada de los convoyes. con éxito sus rico terrenos. Desde el mes de Mayo la frontera francesa ha siAl Norte, igualmente, a través de un estrecho valle, do atacada varias veces por Abd-el-Krin, en Julio y en se encuentra la alta cadena de Tarzout que constituye el Agosto. Dos pequeños puestos defendidos por tropas centro mismo del Rif Septentrional, se extiende de Este senegalesas fueron cercadas, pero libradas sin dificultad a Oeste y sobre una gran longitud sin una carretera ni y los rífenos que atacaban fueron derrotados y tuvieron un camino de herradura. que retroceder. A fin de ocultar su despecho, Abd-elAvanzamos hacia Taounat donde los franceses han Krin dijo que el había terminado un acuerdo con los construido un puesto militar sobre las crestas llenas de franceses. Todo este valle del Alto Ouergha es una de bosques de una montaña abrupta a una altura de 660 las más ricas regiones agrícolas del Marruecos francés, metros. donde la seguridad es ya tan cierta que los europeos la En frente la cadena de Tarzout se eleva a una altura pueden atravesar en todos sentidos detrás de la línea de 2310 m. con nieve en la cresta. Desde Taounat se del frente, sin escolta y sin guardia.» puede ver la larga línea de puestos franceses encaraLa actitud oficial Francemados sobre las puntas que se extienden de Este a Oessa ante la zona Española te con una segunda línea de puestos de reserva, ligeramente a retaguardia. Todos estos puestos están sólidaEn la Cámara de la vecina nación—5 de Febrero —el mente construidos y tienen por objeto dar a los indíge- diputado Fontanier ha provocado una declaración minas la impresión de una ocupación permanente. Por to- nisterial interesante: das partes, según esta política, los franceses construyen El orador ha hecho observar que su partido perma- nece fiel a la doctrina de Jaures en lo que respecta a la obra de Franci? en Marruecos y ha añadido: «La evacuación del Riff por España puede tener repercusiones serias en el mundo del Islam (¿l!?) Algunos aconsejan la conquista del Riff por Francia. Es la opinión de algunas personalidades militares; felizmente no es la del Gobierno ni la del mariscal Lyautey. En todo caso debemos oponernos a aquélla con toda^ nuestras fuerzas». El ministro de la Guerra contesta a las observaciones que se han formulado acerca de la cuestión marroquí. Ltiego de protestar con toda energía de las imputaciones del diputado comunista Doriot, el general Nollet pasa a demostrar que Francia no puede en el estado actual d; cosas suprimir su Cuerpo de ocupación de Marruecos: «Si el radio de acción de la autoridad civil no está más extendido en Marruecos, es porque la pacificación no es total todavía. Existen aún tres focos de posibles desórdenes que es necesario encerrar en una red muy estrecha de puestos militares: región de Taza, Valle del oued Hebid y valle del Souss». El ministro recuerda que el mariscal Lyautev ha pe" dido refuerzos y un crédito suplementario de cinco m i ' llones para equipar la defensa del frente norte; estos refuerzos no están destinados sino a una acción defensiva eventual y el solo anuncio de su llegada puede hacer in necesario su empleo». «El Gobierno los ha concedido para una acción defensiva, enérgica y eventual excluyendo toda operación que pudiera traer como resultado el franqueamiento de los límites con la zona Española». El ministro rindió después homenaje a los eminentes servicios del mariscal Lyautey, jefe y diplomático incomparable que, en plena guerra europea, ha dado a su país el más hermoso imperio colonial.» Por fin del debate y después de lamentarse el diputado Ernesto Laffón de la insuficiencia de informes acerca de la situación real no sólo en Marruecos, sino también en Túnez y Argelia, fué rechazada la enmienda del comunista Doriot, que pretendía la supresión del crédito afecto a las tropas de ocupación en Marruecos. Constantina M. Morinau, con motivo de la discusión del presupuesto de asuntos extranjeros. Habiendo insistido este señor acerca del problema italiano en Túnez, el presidente Herriot hizo las siguientes declaraciones: «En el curso de su discurso, que ha interesado a toda la Cámara y que revela una vez más su perfecto conocimiento de las cuestionss de África del Norte. M. Morinau ha tratado el problema de Túnez. «En primer lugar hay una cuestión sobre la cual se ha detenido al final de su discurso: La cuestión italiana, la cuestión de la naturalización, el dilema de mantener o modificar el régimen existente, respecto a ella.» «Como ha dicho en esta parte de su discurso, este negocio difícil y muy complicado es en la actualidad objeto de una negociación entre el gobierno francés y el italiano. Hace algún tiempo el palacio Chigi me preguntó si estaba dispuesto a reanudar la conversación acerca de este asunto. He aceptado. Debo decir que aquella no está todavía orientada hacia una solución clara pero la llevaremos evidentemente con el cuidado de defender los derechos de Francia.» «Italia es demasiado brava, demasiado celosa de sus propios privilegios para no comprender que Francia procure reivindicar y ejercer todos los suyos.» Aquí el orador hace un elogio grandilocuente de la intervención y el papel de Italia en la gran guerra. Después añade: «Queda el conjunto de problemas que se plantean con respecto a indígenas y franceses. Soy de la opinión de M. Morinau; Será ante todo necesaria una política de población.» No son bastantes en Túnez 55.000 franceses frente a 90.000 italianos —es la cifra citada a cada momento y que ha sido dada por el gobierno de Roma —y cerca de dos millones de indígenas. Yo he ensayado recientemente la forma de robustecer esta política de población en circunstancias que no he de exponer aquí. Algunas gentes han pedido la protección de Francia. Yo he hecho todo lo que he podido para animarles a ir a Túnez. Es necesario orientar los franceses hacia Túnez. M. Andre Berthon. — iPero si no hay bastantes en Francia! Los campos se despueblan.» El bloqueo de Yebala El Presidente del Consejo.—«La alegación de S. S. es singularmente exagerada. Los campos sufren en parLa prensa colonial francesa a pesar de su característicular, porque ellos han hecho durante la guerra un estica nerviosidad al tratar nuestra nueva táctica en Mafuerzo heroico (aplausos). Es necesario reconstruirlos. rruecos recoge sin embargo este comunicado de Tánger El Gobierno piensa en ello y ha depositado en los prirelativo a los efectos del bloqueo de Anyera: «La semameros días de la sesión un proyecto de ley que afecta a na ha sido de relativa calma en la zona española y hasta la maternidad. La Cámara querrá seguramente discutirahora -15 de Febrero- no se señalan sino concentraciolo y votarlo lo más rápidamente posible; porque he aquí nes de las tribus en la región de Arcila. Consolidadas una cuestión que debe ser sustraída a toda dificultad.» las líneas españolas en todo el territorio vecino a la zona M. Desiré Ferri.—Su. solución es urgente. de Tánger el acceso a la ciudad se ha hecho imposible El Sr. Presidente del Consejo.—«S'm duda. Indispara los miembros de la tribu de Yebala que comienzan a padecer hambre. Todas las noches sin embargo mon- cutiblemente hay un problema de población. Lo sentitañeses V mujeres se aventuran entre los blokaos con la mos tanto más cuanto que vemos a Italia en posición esperanza de llegar a Tánger u otras ciudades para abas- inversa a la nuestra.» tecerse. Gran número han sido muertos por los centíne«En tanto que nosotros desenvolvemos penosamenlos españoles.» te nuestra población, Italia por el contrario tiene cada El periódico insertante nos confirma el éxito del año una población excedente. Hoy día tiene más poblabloqueo mediante éste hipócrita comentario: «Muchos ción que Francia. Un hombre político que reflexione dese preguntan si el bloqueo será favorable a los españoles be preguntarse qué ocurrirá dentro de diez o quince o si las poblaciones rurales que por otra parte están su- años, si como hay motivos para creerlo Italia continúa friendo mucho con los bombardeos aéreos no se revolu- teniendo este excedente de población. Italia busca colocionarán en vez de someterse,» car a sus nacionales en Túnez y en otras partes.» «Es pues una cuestión de población y estimo que La cuestión tunecina algunos miles de franceses que se instalasen allá para hacer colonización prestarían un servicio considerable. La cuestión tunecina ha sido planteada en la Cáma- Mi gobierno está en absoluto dispuesto a favorecer esta ra Francesa (sesión del 20 de Enero) por el diputado por obra.» Comentarios a la Prensa Extranjera La fotografía en Marruecos: Una calle de Tetuán Los últimos acontecimientos de Yebala como han Sido las presiones que para sojuzgarla han realizado ^ s gentes de Abdelkrin han sido nuevo motivo para que ^ prensa extranjera avive el fuego de sus campañas en contra de España, cuya situación en Marruecos algunos periódicos han calificado de desesperada. La fantasía de los corresponsales y enviados de roativos mundiales, está volando por el espacio, sin freno alguno que la estorbe, amparada en el desconocimiento <me su público lector tiene de los asuntos marroquíes. No de otra forma, que ignorando hasta lo más vulgar y corriente de estos, puede admitirse trague tan cómodamente tanta información inverosímil. Como antecedente de este abuso de confianza que corresponsales y periódicos cometen con sus lectores, figuran las campañas de escándalo antiespañolas, mantenidas con una consecuencia digna de mejor causa, por parte de la prensa internacional. ijar. Ya lo advierten los periódicos de la zona francesa entre estos la Vigié Marocaine. * * * Respecto a las consecuencias las auguran malas. Sin embargo ha pasado cerca del mes de producirse la prisión de Raisuni y no se ha hundido el firmamento. Nuestras autoridades siguen con el arma al brazo. Esto es lógico y más vale pecar por exceso que no por defecto en precauciones. Pero conviene notar que el miedo de los yebalas a los rifeños no elimina las posibilidades de que pronto se reanuden o se hagan más ostensibles las diferencias que separan a unos y otros. Los últimos están actuando como conquistadores y amos a la vieja usanza y dentro de Anyera han querido abusar de las mujeres motivando un serio incidente que terminó a tiros y que costó la vida a varios secuaces de Abd-el-krin. La personalidad de Abdelkrin ha sido ensalzada y en cierto modo hecha por los órganos del colonismo. Sugestiones colonistas se han dejado sentir constantemente en Axdir a partir del año 21 y han aprovechado las circunstancias para azuzar en cierto modo al Rif contra el Majzen protejido de España. Pero se ha estado manejando un arma de dos filos y hoy ante los resultados de su obra, se pregunta: si Abdelkrin sueltas sus ambiciones y apoyado por los núcleos rebeldes y por los descontentos ante el régimen francés, no intentaría provocar un gran movimiento hacia Fez, centro político y religioso de Marruecos, donde aquel se podría coronar Sultán. Porque el sentimiento nacionalista de los marroquíes no puede concretarse únicamente a una parte del viejo Imperio Filali, sino a todos sus límites geográficos e históricos y hoy aparece amenazante para quienes no tuvieron escrúpulo en avivarle al tratarse de una nación colaboradora en la misma obra. Esta inquietud se traduce en los periódicos franceses, en los comunicados de la Residencia de Rabat y sobre todo, en los preparativos de aquellas autoridades a fin de que los acontecimientos no las cojan desprevenidas. Y es que a pesar de todas las declaraciones de Abdelkrin no se fían. Decía éste al enviado especial de Chicago Tribune: «El movimiento panislamico no existe. Todo ese ruido alrededor del panislamismo tiene por objeto solamente asustar a los franceses y a los ingleses a fin de adoptar una actitud de oposición hacia el Gobierno del Rif. Nosotros no tenemos relación alguna con los movimientos árabes en el Marruecos francés, en Argelia, en Túnez o Egipto, ni pretendemos ensayar m o vimientos análogos. Nuestras luchas son exclusivamente nacionales y nuestro solo enemigo, España. La paz vendrá cuando España quiera, ya que nosotros deseamos ante todo paz y libertad. Antes que nadie desearíamos^ que España estuviese en paz con nosotros y se convirtiese a ser posible, en nuestra amiga y nuestra aliada, Todos los soldados españoles en Marruecos, de la frontera atlántica a la oriental, deben ser enviados a Ceuta, Melilla o España. Lo único que podria satisfacernos es ver a España abandonar su Protectorado y lo pedimos en nombre de toda la nación marroquí. Para que nuestros vecinos se convenzan de qué casta de nacionalismo es el que pregona el jefe de Beni Urriaguel. * * * The British Merchants Morocco Association, después de hacer constar que la lucha en el Rif ha sido, naturalmente, adversa al comercio en la zona española, comenta en forma favorable la retirada de nuestras tropas ordenada por el Directorio, puesto que supondrá una gran economía en hombres y en dinero y al fin quedará probado que este método ha de ser más rápido para la apertura al comercio, de todo el territorio. En cuanto a argumentos favorables a la retirada, cita la política llevada a cabo por la Gran Bretaña en la India, donde se mantiene en sus fronteras y costas, asi como Francia en su zona de Marruecos, la cual ocupa las planicies defendiendo a sus habitantes contra las incursiones de las tribus del Atlas. * * * Nuestra prensa nacional continúa su abstención respecto a comentarios de asuntos marroquíes. Reconocemos que el régimen no es propicio a disquisiciones, sobre todo en el plan audaz en que gran parte de periódicos y publicistas se mantenían. Sin embargo; hay campo amplio para que los estudiosos puedan echar su cuarto a espadas, sin pisar el terreno prohibido. Solamente en El Sol, López Rienda se destaca por sus constantes informaciones especialmente acerca de la marcha de la campaña. A B C, en sueltos y crónicas telegráficas recoje lo más esencial de artículos y comentarios de prensa extranjera, siempre en el mismo tono españolista. Y de África, todos los periódicos y en p r i mer término el infatigable Telegrama del Rif. Emilio L. LÓPEZ. Tetuán, Febrero. Illlllll lllllll UNA OBRA NECESARIA lili Un año y otro fuimos tropezando, en nuestras expediciones africanas con la falta de preparación y constancia para el fin propuesto, que se tradujo en gastos cuantiosos y excesos de sangre derramada, poniéndose constantemente a contribución el espíritu de sacrificio del Ejército y el patriotismo de nuestros ciudadanos. Pasaron los años en constante ensayo, en que los frecuentes cambios de personas y política hicieron perderse las enseñanzas de tanto trabajo y de tan costosas lecciones. Al crear la REVISTA DE TROPAS COLONIALES nos guió solamente el patriótico fin de ir llenando el hueco, cada día mayor en nuestra obra colonial, ofreciendo un campo apropiado a los veneros de la actividad española perdidos un dia y otro en esta ardiente tierra ante una glacial indiferencia. Las enseñanzas y doctrinas de nuestra obra pasada tan ligeramente estudiada, como poco divulgada, dejan al oficial desamparado en su labor colonial en un país exótico, de religión y costumbres tan distintas, donde ha de guerrear, mandar a los indígenas y aún intervenirlos. Por ello solicitamos constantemente la cooperación de todos, confiando que estos estudios más reales que literarios alumbren el camino de los llamados mañana a sucedemos, y sean los jalones de futuros manuales que sirvan de guia y orientación al Oficial o español en Marruecos. La actividad francesa en sus textos y publicaciones coloniales nos muestra un alto y saludable ejemplo. No pasa día sin que los editores franceses saquen a la luz nuevas obras en las que las costumbres marroquíes o ios problemas coloniales son estudiados y desarrollados ^on ejemplar maestría. La bibliografía colonial se vé asi enriquecida con los pequeños trabajos de cuantos, apartados de su Patria, encuentran con sus libros el mejor niodo de servirla. Cada momento de Francia en su obra marroquí tuvo su libro. Fué la dirección oficial la que encauzó y uió forma a las enseñanzas del ayer. La necesidad de preparar y prevenir a sus Oficiales en las modalidades de la guerra, cristalizó en La guerra en África, de Frich, que durante mucho tiempo fué inseparable compañero 1 iiiiiiiiiiiiiiii lili del Oficial en Marruecos, en el que están hermanados los sabios preceptos de los reglamentos modernos con las modalidades propias de la guerra africana. Ocupado gran parte del territorrío del protectorado, la Residencia general francesa cree conveniente divulgar su obra civiHzadora y mihtar, y en el libro por ella editado de Diez años de Protectorado, da cuenta de la labor desarrollada y nos presenta un estudio de su labor en todos sus aspectos. En ella se encuentran los distintos extremos que un protectorado abarca, y a los estudios de Religión, Artes y costumbres, suceden los económicos, agrícolas y comerciales, la política indígena y la obra militar. Constituyendo el conjunto, materia de estudio indispensable para los llamados a intervenir en los asuntos marroquíes. Mas no paró aquí la actividad oficial. La necesidad de dotar al militar en ultramar, de normas a qne sujetar su conducta, completando la rigidez de los reglamentos y rutinas de las guarniciones de la metrópoli y abriéndole camino para los mil problemas que la actividad colonial demanda, motiva la reciente aparición del «Manual a l'usage des troupes employees outre-mer», que compendia cuanto el Oficial puede necesitar en las colonias. Su redacción fué encomendada a los más prestigiosos Generales y Jefes especializados en materias coloniales y es Mangin, el Director General de las tropas coloniales, el que secundado por los Generales Marsillier, Guerin, Peyregne, Mangin (Emile), Reguesil, Tardo y Crepy y varios Jefes, corona la obra. Prestigioso cuadro de Redacción que es elocuente muestra del valor que nuestros vecinos dan a la preparación del Oficial. (*) Algo análogo deseamos nosotros para nuestros Oficiales y funcionarios coloniales, ya que en nuestro propio solar contamos con excelentes materiales para la obra, y mientras el momento no llega, mientras no se reglamente y se determinen las normas necesarias para hacer nuestra actuación más provechosa, nosotros seguiremos nuestra labor recomendando a nuestra Oficialidad la lectura de tan reciente obra de la actividad francesa, para nosotros tan necesaria, como esperada. Coronel FRANCO Coronel [hos, de la sección de estudios del Comité consultivo de defensa de las colonias.—Secretario. (*) La comisión de Redacción la formaron: Coronel Auroux, Jefe de la sección de África y Oriente, . General Mangin, miembro del Consejo superior de la Guerra, E. M. del Ejército. "ispector general de las Tropas Coloniales.—Presidente. Coronel Bezii, comandante del 103 Regimiento de Infantería. . General Mazillier, comandante del Cuerpo de Ejército CoCoronel Thierry, del E. M. del General Mangin. lomal.-Vice-Presidente. Coronel K/.r, Jefe del E. M. del Cuerpo de Ejército CoGeneral de División, Guerin, miembro del consultivo de de- lonial. fensa de las colonias. Coronel Bernard, sub-director del servicio militar en el Mi, General de División, Peuregne, comandante de la 3." división nisterio de Colonias. ae infantería colonial. Coronel Prioiix, comandante del 23 Regimiento colonial. forfr'^lf™' ^'^ i^ivisión, tmile Mangin, comandante del Grupo Teniente Coronel Corap, del E. M. del Ejército (3." nertmcado de los Alpes Marítimos y de la subdivisión de Niza. gociado. 0.,„ ^"^''''' ^^ División, Piquemal, comandante de Artillería del Jefe de Batallón Darde, del E. xM. del Ejército. (Negociado '-uerpo de Ejército Colonial. de Academias.) ri-nn -/'Jí.''^' ^^ División, Tantot, comandante de la división maJefe de escuadrón Picard, de la sección técnica de Tropas Toqu, (Ejercito francés del Rhin.) Coloniales. Eiprrif"^'''^' '^^ Brigada, Creptj, comandante de Artillería del La obra se vende por Carlos Lavouzelle, editor militar, '^•lercito francés del Rhin. París, Bouleví'.rd Saint Germain, 124. Illlllllllllllll REVISTA ROMANCES DE FRONTERIZOS Una somera relectura del Romancero ha de sorprender sin duda al n o siempre bien avisado lector de nuestra zona con el hallazgo de alguna nota de fresca y viva actualidad, enzarzada de vez en cuando entre las evocaciones históricas de s u s columnas. Refiriéndose a los artículos de Larra, que p a r e c e n a veces escritos para hoy, decía un crítico que esta rara supervivencia se debe m á s que a profetices atisbos del autor a que subsisten todavía las condiciones y circunstancias que los motivaron. D e igual manera se d^ con la razón de c ó m o el Romancero, a través de los siglos, n o s ofrece entre sus apagados aromas un inesperado y penetrante olor de actualidad. Fuera fácil empresa, la de colegir u n o s cuantos textos, a un tiempo prueba y ejemplo de lo que digo, pero n o m e parece oportuno hacerlo, ni este el lugar, y prefiero, reseñado el h e c h o , derivar el tema hacia un cauce m u y próximo y m á s amplio. D o n Agustín Duran, el curioso colector de la flor de nuestros romances, escribió al margen de uno de ellos: «La benignidad con los vencidos n o era ajena en los p e c h o s castellanos. La misma política la aconsejaba y el t i e m p o la a u m e n t ó hasta el punto de convertirla en cortesanía y aun en una lucha de generosidad entre dos pueblos enemigos.» B a s t a aquella somera relectura para penetrar la verdad del aserto. Las tres figuras que m á s destaca y adorna el R o mancero s o n seguramente Bernardo del Carpió que en unión del rey moro Marsilio, labró para los franceses, llamados por Alfonso el Casto, la rota de Roncesvalles, Mudarra, hijo del «buen G o n z a l o Gustios» y de una hermana de Almanzor, y Rodrigo de Vivar, a quien m o ros y cristianos llamaron Cid o «sidi» por excelencia. P u e s bien, estas tres figuras tan briosamente levantadas deben en parte su prestigio a la mixtura de los dos elementos árabe e hispano que en ellos obtuvieron u n ajustado encaje, y a la bella manera c o n que supieron ser a m i g o s de sus enemigos. Es cosa sencilla deducir la tácita moraleja de estos romances que demuestran, c o m o una lucha secular afina las cualidades caballerescas de d o s pueblos enemigos y auna y armoniza sus virtudes en una mutua penetra ción. Es inútil, sin embargo, querer por vía preceptiva una traducción literal de tales e n s e ñ a n z a s al m o m e n t o presente. Aunque h o y a n d e m o s , c o m o s o l í a m o s en la Edad M e d i a , a l i a d o s y p r o t e g i e n d o a u n o s m o r o s y e n pugna con los del bando contrario, no es esta ocasión la que de nuevo ponga vigente el espíritu del Romancero, ni tendría razón de ser una tentativa tan anacrónica. Aparte de que las rebeliones son m á s propicias a la traición que a la caballerosidad. Pero, si la reconstrucción es imposible e inútil, el recuerdo en cambio, será siempre conveniente, n o tanto por el gusto de ejercitar la memoria, c o m o para despertarla en los que han olvidado. Quizá no fuera totalmente descabellada la idea de leer a nuestros soldados, luego de las leyes penales, algún viejo y limpio romance. Pero la que sí m e parece excelente—y desde aquí* se la brindo a quien pueda y quiera recogerla —es la de publicar en árabe una breve y bien escogida selección de nuestro R o mancero, para que cundan entre l o s indígenas y les en- LIBROS Illlllllllllllll señen algo de lo que hicieron nuestros abuelos cuando convivieron con los suyos, y estuvieron a punto u n o s y otros de fundirse en una común civilización, cuyas grandezas solo acertarán a imaginar los amigos habituales de las fantasías h i s t ó r i c a s . Por el camino de Annual. —J. M. Arauz de Robles. Editorial '<Voluntad». Madrid. 1924. El Sr. Arauz de Robles tiene ya una abundante preparación literaria. Ha publicado varias novelas que no conozco y acaso algún libro más. Escritor de amplio estilo oratorio, no tiene necesidad de estimular con artificios el caudal de sus palabras que fluyen espontáneas y abundantes, consiguiendo mantener fácil y ameno el discurso aun en aquellos momentos que amenazaban, como un peligro literario, con su aridez. Deja dividido su libro en dos partes difícilmente casables y de transición un poco violenta: Apuntes y Comentarios. La primera está formada por las notas y recuerdos de un soldado—el autor—durante las operaciones de otoño e invierno del 21 en la zona oriental. Nótase desde luego en su factura la influencia de las modas francesas de la literatura de la guerra: la prosa gris y dolida de Barbusse y los poemas sollozantes de Vildrac. Esta influencia seguramente voluntaria y ocasional pugna con la habitual manera del Sr. Araúz y es curioso apreciar las diferentes fases del encuentro en que su estilo, acostumbrado a mayores holguras, se ciñe y comprime sin alcanzar la enjuta sequedad de los modelos. Mueve al autor un prurito de mostrar, tal como lo vivió, descarnada y sin adobos patrioteros, la verdad de la campaña; y dócil a este propósito escribe alguna página, que acaso parezca a alguien pesimista. Previniendo el dictado y adelantándose a él en la Introducción, hace protestas de optimismo, y rechaza de sí toda idea derrotista. Su exculpación está justificada. Errado iría quien exigiera al punto de vista de un soldado las amplitudes panorámicas que se abarcan desde la altura del mando o desde el recogido gabinete del estudioso. Pero errado irá también quien crea que lo que ha visto ese soldado es toda la guerra; y únicamente acertará el que solo vea en estos Apuntes, como eii todos los relatos del mismo tipo, una partícula del complejo espectáculo, precisamente aquella que por su rasero y contigüidad menos grandeza tiene, y más falta está de perspectiva. Dentro del género, al que no se le puede negar un evidente valor literario, hay que agradecer al autor, en esta primera parte de su libro, que se haya mantenido en su modesto observatorio de soldado, renunciando a utihzar aptitudes que tiene para ver y decir más, y dejándola como un documento vivo y sencillo, historia menor de la pasada campaña, a la manera del álbum de fotografías que guarda amorosamente el repatriado, en recuerdo de los sacrrficios, fatigas y alegrías de su pequeña vida de soldado colonial. Muy otra cosa son los Comentarios. Utilizando el anterior relato como premisa menor de un silogismo cuya mayor se refiriera a las obligaciones de España en África, el autor procura establecer alguna conclusión. Los Comentarios pues, son una desmesurada moraleja de la fábula real que va delante. En ellos el Sr. Arauz se nos presenta en un nuevo aspecto: ya no es el soldado expedicionario; es el hombre de estudio o, mejor, el político, dicho sea esto en el más limpio sentido de la palabra. Afecto, como tal al partido social popular, desarrolla unas bases de organización del Ejército y del Protectorado, ajustadas a las líneas generales del programa de dicho partido. No es e s t a r e seña sitio adecuado para discutirla, ni siquiera para hacer una sumaria exposición de su contenido; pero conviene, en cambio, subrayar su interés. Se trata del trabajo que prepara desde la oposición un partido qué aspira a gobernar. Las novaciones que se proponen, algunas francamente plausibles, pueden ser un día realidad. Y aunque asi no sea, la moderna permeabilidad de los credos políticos permitirá que esta orientación se filtre de una manera más o menos completa en las reformas del porvenir. De la lectura de este libro, en suma, trasciende una grata impresión por el afán constructivo y el concienzudo patriotismo que lo inspiran y por el modo inteligente, estudioso y hábil de llevarlo a término. Complace además, ver cómo un soldado, venido a estas tierras africanas por un azar de la campaña, ha regresado luego al suelo patrio, llevando en su mochila las primeras notas de un libro tan preocupador y estimulante como éste. /. O. C. JVOTA—£n esta sección se dará noticia de cuantos libros nos remitan por s u s autores o editores. bibliográfica duplicadch