EL ERROR COMUN COMO PRINCIPIO GENERAL DEL DERECHO

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EL ERROR COMUN COMO PRINCIPIO GENERAL
DEL DERECHO
Por:
Claudia Prieto
Claudia Rodríguez
Karol Zambrano.
UNIVERSIDAD DE SAN BUENVENTURA – CALI - COLOMBIA
Los Vicios Del Consentimiento (De La Voluntad)
Art. 1508: "Vicios del Consentimiento. Los vicios de que puede adolecer el
consentimiento, son error, fuerza y dolo".
CONCEPTO DE ERROR:
Es común entre los autores modernos considerar que en el Derecho Penal carece
de importancia la distinción entre error e ignorancia, por producir idénticas
consecuencias en la exclusión de la responsabilidad penal. En efecto, el error es un
conocimiento falso y la ignorancia es falta de conocimiento, de manera que si el
agente ha obrado con una falsa representación de algo, o si directamente lo ignora,
el elemento cognoscitivo queda excluido de igual forma, y con él la voluntad
realizadora del tipo. Mutatis mutandis: ignoti ñutía cupido, decía Ovidio.
Los ejemplos de error son clásicos: la madre que pone veneno a la leche de su hijo
en la creencia falsa de que es azúcar y el que dispara contra un hombre creyendo
que lo hacía contra una presa de caza. En uno y otro caso ha desaparecido el dolo
de homicidio, es decir, la voluntad de matar, y el hecho que parecía delictivo se
convierte en una desgracia.
El principio ignorantia iuris non excusa no riñe con el carácter eximente del error.
Ciertamente nadie puede alegar ignorancia de que el homicidio está penado, pero sí
puede alegar haber desconocido que mataba.
El error no siempre exime de responsabilidad, pues si éste es atribuible a la falta de
cuidado del autor el hecho será culposo, sí por otra parte el delito del que se trata
admite realización culposa.
REQUISITOS DEL ERROR PARA QUE SEA LEGAL. PARA QUE PUEDA
ALEGARSE:
Determinante: Si la parte no hubiera incurrido en él, no hubiera celebrado el acto o
contrato.
Únicamente el
consentimiento.
error
determinante
puede
considerarse
como
vicio
del
Indiferente: Aquel que no vicia el consentimiento, no lo afecta. Ejemplo: Propiedad
avaluada en $100 millones y vendida en $40 millones, hubo error en cuanto al valor
de la propiedad. Ese error no está contemplado en el código civil.
EL ERROR DE HECHO
Lo primero que hay que señalar, es que sólo se acepta por parte del Código Civil
Colombiano, que se alegue el error como vicio del consentimiento en aquellos
casos taxativamente establecidos. Esos casos están contemplados de los artículos
1510 a 1512 y son los siguientes:
Art. 1510: "El error vicia el consentimiento cuando recae sobre la especie de acto o
contrato que se ejecute o celebra, como si una de las partes entendiese empréstito
y la otra donación; o sobre la identidad de la cosa específica de que se trata, como
si en el contrato de venta el vendedor entendiese vender cierta cosa determinada, y
el comprador entendiese comprar otra".
Art. 1511: "El error de hecho vicia asimismo el consentimiento cuando la sustancia
o calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato, es diversa de lo
que se cree; como si por alguna de las partes se supone que el objeto es una barra
de plata, y realmente es una masa de algún otro metal semejante... El error acerca
de otra cualquiera calidad de la cosa no vicia el consentimiento de los que
contratan, sino cuando esa calidad es el principal motivo de una de ellas para
contratar, y este motivo ha sido conocido de la otra parte".
Art. 1512: "El error acerca de la persona con quien se tiene intención de contratar,
no vicia el consentimiento, salvo que la consideración de esta persona sea la causa
principal del contrato... Pero en este caso la persona con quien erradamente se ha
contratado tendrá derecho a ser indemnizada de los perjuicios en que de buena fe
haya incurrido por la nulidad del contrato".
-Error sobre la naturaleza del acto o contrato, ejemplo: Una parte cree celebrar un
contrato de donación, pero en realidades un contrato de compraventa.
-Error sobre la identidad de la cosa sobre la cual recae el acto. Ejemplo: uno cree
que le venden un caballo y está comprando otro animal.
-Error sobre la sustancia o calidad esencial del objeto sobre el cual recae el acto
como si por alguna de las partes se cree que es una barra de plata y en realidad es
otra masa de otro metal semejante (Art. 1511).
Sustancia: Compro un anillo pensando que es de oro y resulta que es otro metal
amarillo.
Calidad Esencial: Confundir un objeto con otro en relación con sus funciones, que
no cumpla con ellas, es decir, que no tenga esos fines.
Error sobre una calidad o cualidad no esencial de la cosa, pero si ese fue el motivo
que impulsó a una de las partes a celebrar el acto- ejemplo: compro una vajilla con
el convencimiento de que perteneció a Santander, pero en realidad no era de éstela vajilla es la misma (de su calidad esencial), pero interesó fue a quién pertenecía,
hay un motivo secundario para adquirir el objeto.
Error sobre la persona con quien se celebra el acto. (Art. 1512), este no vicia el
consentimiento, salvo que la consideración de esta persona sea la causa principal
del contrato. Ejemplo: En el matrimonio, equivocadamente se hace con otra
persona; la donación a una persona que creo que es mi hijo y resulta que no lo era
(intuito persona); celebro un contrato con un artista para que me ejecute una obra y
la hace otro distinto y lo descubro, ese contrato también es intuito persona.
El error es con respecto a la persona que se contrata.
EL ERROR DE DERECHO
El Art. 1509 del C.C dice que el error de derecho no vicia el consentimiento, y el Art.
9 de la misma obra, que acoge la presunción jurís et de jure de los romanos
contenida en el aforismo jurís ignorantia non excusat, dice que la ignorancia de la
ley no sirve de excusa. Significa lo anterior que el error sobre un punto de derecho
no constituye base suficiente para impugnar la valides del acto jurídico.
Pero el alcance de estos principios no es tan absoluto como parece a primera vista,
por que en determinados casos puede llegarse a la nulidad absoluta del acto
jurídico por haberse incurrido en un error de derecho.
Debe considerarse que el consentimiento es tan solo uno de los elementos del acto
jurídico y que en este último, además de aquel, debe concurrir siempre, como
elementos esenciales, el objeto lícito, la causa lícita y la capacidad de quienes son
partes.
Puede suceder que el error de derecho recaiga sobre la causa. En tales
condiciones, ¿puede ser valido el acto jurídico por el solo hecho de preceptuar la
ley que el error de derecho no vicia el consentimiento? No- Por que si se presto
sobre una causa inexistente o falsa en la creencia equivocada de estar ella
contenida en una norma legal, haría falta al acto jurídico ese elemento esencial.
No seria atacable el acto aduciendo vicio del consentimiento sino carencia de
causa, o falsa causa o causa ilícita, según los casos.
Sin la concurrencia de los cuatro elementos esenciales no puede darse un acto
jurídico valido. Y una causa errónea que por razón del error de derecho se tuvo
como existente o eficaz sin serlo, no puede ser elemento del acto jurídico. Se
concluye entonces que cuando el error de derecho recae sobre la causa a pesar de
los preceptos contenidos en los Art. 1509 y 9 del C.C el acto, queda afectado de
nulidad por ausencia de uno de sus elementos esenciales.
Es lo expuesto por la corte suprema de justicia en sentencia de casación del 19 de
septiembre de 1935:
"En Colombia es absolutamente nula y aun inexistente la obligación contraída sin
mas fundamento que un error de derecho, por que este no puede aprovechar al que
lo alega para hacer una ganancia, sino concurre también una capacidad legal, un
objeto licito y una causa jurídica del error mismo, aunque es causa no sea civil sino
apenas natural."
En derecho civil francés el código no establece diferenciación entre el error de
hecho y el error de derecho, por lo cual se admite indistintamente uno y otro como
vicio del consentimiento.
Algunas disposiciones del Código Civil Colombiano hacen mención expresa de error
de derecho. Así, por ejemplo:
El Art. 2315 dice "se podrá repetir aun lo que se ha pagado por error de derecho,
cuando el pago no tenia por fundamento ni aun una obligación puramente natural".
El Art. 2317 estatuye; "del que da lo que no debe no se presume que lo dona, a
menos de probarse que tuvo perfecto conocimiento de lo que hacia tanto en el
hecho como en el derecho".
Y el Art. 768 preceptuadla buena fe es la conciencia de haberse adquirido el
dominio de la cosa por medios legítimos exentos de fraude y de todo otro vicio.
Así, en los títulos traslaticios de dominio, la buena fe supone de la persuasión de
haberse recibido la cosa de quien tenía la facultad de enajenarla y de no haber
habido fraude ni otro vicio en el acto o contrato,
"Un justo error en materia de hecho no se opone a la buena fe.”
"Pero error en materia de derecho constituye una presunción de mala fe, que no
admite prueba en contrario"
ERROR COMÚN (ERROR COMMUNIS FACIT JUS)
Mientras que el error individual vicia el consentimiento y puede constituirse en
causal de nulidad del acto, el error común o colectivo, en vez de anular el acto, lo
valida plenamente.
El error común es el padecido por la generalidad de las personas sin su culpa y con
la más absoluta buena fe. Puede presentarse en diversas situaciones. Así por
ejemplo, cuando una persona presenta a otra un poder para enajenar un inmueble y
dicho poder, a pesar de aparecer suscrito aparentemente por el verdadero dueño,
no lo esta por haber sido falsificada su firma, un poder en tales condiciones induce
al error al comprador y además a todas las personas que lo examinen. El error
sufrido es entonces colectivo o generalizado, y quien lo sufre incurre en el sin su
culpa y con absoluta buena fe este caso fue examinado el 3 de agosto de 1983 por
la Corte en sentencia, el tribunal declaro inexistente el contrato de compraventa
como consecuencia de la falta absoluta de voluntad en el vendedor. El comprador
se opuso alegando que había incurrido en un error común y que por tanto debía ser
protegido, pues no debía imputarse culpa y además había procedido con buena fe.
Sin embargo la corte no casó la sentencia debido a que no se había demostrado la
concurrencia de sus elementos axiológicos, pues la compraventa se había
efectuado a plazos y no se probo a quien se había efectuado el pago del saldo del
precio: si al apoderado, o directamente a quien era dueño del inmueble.
En la misma sentencia la corte precisa cuates son los requisitos para dar aplicación
a la doctrina del error común creador de derechos, así:
"1. Debe existir una situación que realmente sea contraria a la normatividad, pero
oculta es decir que no es fácil advertirla, la cual sea necesariamente ajena a su
etiología y desarrollo a quien eventualmente resultare perjudicado con la apariencia
de juridicidad. Es obvio que si quien pretende ser favorecido con la aplicación de la
doctrina tuvo alguna parte en los proceso que determinaron la creación de la
apariencia de derecho, mal puede invocar a su favor la apariencia de legalidad, que
en tales condiciones dejaría de serio para ella.”
"2- Que esa situación de apariencia de legalidad este respaldada en hechas
situaciones o documentos cuyo vicio no sea posible advertir con diligencia y cuidado
propio de un buen padre de familia.”
"3. Que la conducta de quien resulto perjudicado con la situación aparente de
legalidad este respaldada por una buena fe del particular no simplemente presunta,
sino probada permanente y no transitoria, paradigmática, sin sombra de mácula. Es
esa buena fe la que permite que se cree el derecho en donde normalmente no
existía y, correlativamente se extinga en quien verdaderamente era su titular.”
"4. Que la situación no este regulada expresamente por una ley imperativa que
imponga soluciones diferentes a las que resultarían de la aplicación de la doctrina".
Y en sentencia anterior la Corte misma había dicho:
“La máxima error communis facit Jus requiere indispensablemente y con exigente
calificación probatoria, que se demuestre la existencia de un error común o
colectivo, que sea excusable o invencible y limpio de toda culpa y en el cual se haya
incurrido con perfecta buena fe- Faltando uno de estos elementos jurídicamente
esenciales, el error no puede ser fuente de derecho contra la ley y la buena fe no
puede ser simplemente alegada como motivo suficiente para justificar su
contravención"
Otro caso donde se puede ver error común seria el caso del notario irregularmente
elegido para et cargo, pero como la gente cree que se trata de un funcionario
legalmente designado, otorgan ante él sus actos solemnes. Estos serían validos
ciertamente con fundamento en el error común y la buena fe:
ERROR. COMÚN CONVALIDACIÓN DEL ACTO.
Cuando un contrato se halla viciado por error de hecho o de derecho, la
consecuencia lógica que tal situación acarrea es la invalidación o rescisión del actoPero por tal virtud de la teoría del error común-resumida en la máxima error
communis facit jus’, los efectos de la violación de las normas legales, se invierten, y
el acto se convalida. "Allá es fundamento para invalidar el contrato; aquí sanes el
acto nulo. Allá se sanciona con la nulidad; aquí con la validez".
Esto es lo que se expresa con el aforismo error communis facit jus, el error común
constituye derecho, que no es otra cosa que la función creadora de la buena fe
exenta de culpa- Cuando se ha omitido un requisito legal o se ha contrariado una
prescripción imperativa del orden jurídico, el acto así realizado debe caer, y solo se
impide su anulación en presencia de la buena fe exenta de culpa creadora de
derechos, resultado de un error común (Art. 1526). En este sentido y unidamente en
este, debe entenderse la locución "creadora de derechos" en tanto impide la
desaparición del acto y, por lo tanto permite la consagración del derecho que por
aquel acto se adquirió. "En este sentido constituye derecho; no en el que erija
normas legales, determine principios, como ocurre con la costumbre". Mas claro aun
se vera expuesto si se para mientes en su origen romano.
En Roma los libertos no podían desempeñar funciones públicas BARABRIO FILIPO
siendo liberto, llego a ser pretor. Conocida la verdad se le destituyo y condeno a la
Deminutio máxima. Los jurisconsultos romanos, ante la sentencias dictadas por el
pretor que había sorprendido la fe publica, determinaron que las situaciones nacidas
al amparo del error debían mantenerse. Así se consagro el principio del error común
convalidante del acto jurídico, que tiene por fundamento la conveniencia publica, el
interés social y la seguridad que los asociados tienen derecho a exigir del
ordenamiento jurídico en las relaciones que entablen entre si.
Es un principio de carácter general, aplicable cada vez que sus requisitos
esenciales se reúnan, pero por tener por objeto sancionar la contravención a la ley y
esta debe ser acatada, los jueces no deben hacerle producir eficacia "sino en
aquellos casos en que su desconocimiento importaría consagrar una injusticia o una
iniquidad manifiesta". Mas no hay que temer, porque como lo dice el muy ilustre
autor citado, no es precisamente el espíritu revolucionario e innovador el que impera
en las sentencia de los tribunales.
REQUISITOS Y APLICACIONES DEL PRINCIPIO ERROR COMMUNIS FACIT
JUS
Para que el error común constituya derecho y produzca efectos que le son propios
de hacer subsistir el acto ejecutado en contravención a la ley, se requiere:
a) Que sea común en el sentido de que sea generalizado, es decir, un error no
universal, pero si colectivo;
b) Que el error sea excusable o invencible y en forma calificada, hasta el punto que
los hombres más prudentes y avisados lo habrían cometido;
c) Que se haya incurrido en el de buena fe exenta de toda culpa.
En casación de 27 de julio de 1945, señalo la Corte sus requisitos, así: "La máxima
error communis facit jus requiere necesariamente y con exigente calificación
probatoria, que se demuestre la existencia de un error común o colectivo, que sea
excusable o invencible y limpio de toda culpa y en el cual haya incurrido con
perfecta buena fe"
Para MAZEAUD, que se preocupo por estudiar las relaciones entre el error común y
la teoría de la apariencia, aquella máxima no es sino expresión de los aspectos mas
interesantes de esa teoría. A su turno, la Corte tiene establecido (casación de mayo
20 de 1936):" El error común que se presenta bajo la forma engañosa de la verdad,
es tratado como la verdad misma"
El principio del error communis fácil jus, tiene aplicaciones légales y la apariencia
del derecho, la buena fe exenta de culpa creadora de derechos- de fa cual aquel no
seria mas que la explicación y reglamentación de sus principales efectos- tiene
desarrollos jurisprudenciales de primer orden. Verbigracia, los Art. 149 y 150 que
reglamentan los efectos del matrimonio putativo, y conforme a los cuales son
legítimos los hijos procreados en un matrimonio declarado nulo.
Art. 109. num. 4to hay un error común en creer que el desaparecido y declarado
muerto presuntivo, ha muerto realmente;
Art. 766 in fine, efectos de la posesión efectiva en el heredero putativo a quien le
sirve de justo titulo el decreto judicial;
Art. 1547 y 1548, efectos de la condiciona resolutoria respecto de terceros
poseedores de buena fe;
Art. 1634: "El pago hecho de buena fe a la persona que estaba entonces en
posesión del crédito, es valido, aunque después aparezca que el acredito no le
pertenecía";
Art. 1766, teoría de la simulación en los negocios jurídicos;
Art. 1940 en concordancia con los Art. 1547 y 1548, efectos contra terceros en el
pacto de retroventa;
Art. 1944, aplicación de las disposiciones del Art. 1940 al pacto aditio in diem en la
compraventa;
Art. 2199, expiración del mandato sin conocimiento del mandatario y derechos de
terceros de buena fe en contra del mandante.
Art. 768, la buena fe es la conciencia de haber adquirido el dominio de la cosa por
medios legítimos exentos de fraude y de otro vicio- Así los títulos traslaticios de
dominio, la buena supone la persuasión de haber recibido la cosa de quien tenia la
facultad de enajenaría y de no haber habido fraude ni otro vicio en el acto o
contrato.
Art. 1633, cuando la cosa pagada es fungible y el acreedor (a consumido de buena
fe, se valida el pago aunque haya sido hecho por el que no era dueño o no tuvo la
facultad de enajenar.
Art. 1933 la resolución por no haberse pagado el precio, no da derecho contra
terceros poseedores sino en conformidad con el Art. 1547 y 1548.
Art. 2320 el que de buena fe ha vendido la especie que se le dio como debida sin
serio es solo obligado a restituir el precio de la venta, y a ceder las acciones que
tenga contra el comprador que no fe haya pagado debidamente.
-Racionalmente invencible: El error es invencible cuando el autor pese haber
obrado con la diligencia debida para superar el yerro, aún permanece incurso en él.
En tal caso exime de toda responsabilidad. Por el contrario, si el error hubiera
podido superarse empleando el autor el deber de cuidado que le era exigible para
conocer la situación típica, habrá tipicidad culposa, y de no existir esta última, el
hecho será atípico.
ERROR COMÚN CREADOR DE DERECHO / IGNORANCIA DE LA LEYALCANCE.
El principio general según el cual el error común e invencible crea derecho,
constituye uno de los casos, excepcionales dentro de nuestro ordenamiento, en los
que se admite que de la creencia errónea y de buena fe sobre la legalidad de un
acto, se puedan derivar consecuencias jurídicas avaladas por el propio
ordenamiento. La ficción de que nadie ignora la ley, no tiene alcance absoluto, ni
siquiera en derecho privado. Si en ocasiones se le reconoce relevancia a una
situación que en apariencia armoniza con el derecho aunque en realidad lo
contraviene, derivada de un error particular (como en el caso del matrimonio
putativo), el error colectivo o común genera efectos aún más significativos, pues
puede convalidar situaciones generales que en principio son contrarias al
ordenamiento- Tal es el caso del error comunis reconocido desde el derecho
romano como fuente generadora de derechos. La jurisprudencia ha delimitado el
alcance de este principio exigiendo, para su aplicabilidad, que el error sea
"invencible", queriendo significar con ello que, además de ser común a muchos,
hasta el más prudente de los hombres habría podido cometerlo. Considera la Sala,
que el principio del error común es aplicable a la peticionaria y a todas las personas
que, de buena fe, efectuaron diligencias de registro ante un funcionario
aparentemente competente, creyendo erradamente que con el trámite efectuado
habían quedado válidamente inscritas. Con mayor razón es aplicable este principio,
si se tiene en cuenta que fue la falla de la administración la que indujo a error a
tales personas, al designar a un funcionario que, según la ley, carecía de
competencia para efectuar el tramite del registro, pero dando toda apariencia de
legalidad a la actuación.
ERROR COMÚN CREADOR DE DERECHO
El principio general según el cual el error común e invencible crea derecho,
constituye uno de tos casos, excepcionales dentro de nuestro ordenamiento, en los
que se admite que de la creencia errónea y de buena té sobre la legalidad de un
acto, se puedan derivar consecuencias jurídicas avaladas por el propio
ordenamiento.
La ficción de que nadie ignora la ley, no tiene alcance absoluto, ni siquiera en
derecho privado. Si en ocasiones se le reconoce relevancia a una situación que en
apariencia armoniza con el derecho aunque en realidad lo contraviene, derivada de
un error particular (como en el caso del matrimonio putativo), el error colectivo o
común genera efectos aún más significativos, pues puede convalidar situaciones
generales que en principio son contrarias al ordenamiento. Tal es el caso del error
comunis, reconocido desde el derecho romano como fuente generadora de
derechos.
La jurisprudencia ha delimitado el alcance de este principio exigiendo, para su
aplicabilidad, que el error sea "invencible", queriendo significar con ello que, además
de ser común a muchos, hasta el más prudente de los hombres habría podido
cometerlo.
En un caso que guarda una bella similitud con el puesto ahora a consideración de
esta Sala, el Consejo de Estado napoleónico sostuvo, en 1807, la regla del error
común:
"Considerando que, en todos los tiempos y en todas las legislaciones, el error
común y la buena fe han sido suficientes para subsanar los actos, e incluso en tos
fallos, las irregularidades que las partes no hubieran podido prever ni impedir". Se
trataba de una dificultad nacida con ocasión del libramiento de copias auténticas de
las partidas del registro civil; durante la Revolución, los secretarios de los municipios
habían tenido competencia para librar copias; el Código civil confió esa función
exclusivamente a los depositarios de los registros, es decir, a los secretarios y a los
oficiales del registro civil (alcaldes, adjuntos de alcalde, concejales); pues bien, pese
al Código, los secretarios de municipio continuaron librando copias. El Consejo de
Estado las consideró como válidas en razón del error invencible cometido por las
personas que habían recibido esos extractos, aun cuando el texto fuera
perfectamente claro."
Considera la Sala que el principio del error común es aplicable a la peticionaria y a
todas las personas que, de buena fe, efectuaron diligencias de registro ante un
funcionario aparentemente competente, creyendo erradamente que con e) trámite
efectuado habían quedado válidamente inscritas. Con mayor razón es aplicable este
principio, si se tiene en cuenta que fue la falta de fa administración fa que indujo a
error a tales personas, al designar a un funcionario que, según la ley, carecía de
competencia para efectuar el trámite del registro, pero dando toda apariencia de
legalidad a la actuación.
En nuestro caso, la joven Enadis Estela se encuentra ante una encrucijada: debido
a una falla de la administración, el padre de esta creyó, erradamente y de buena fe,
que el secretario de la alcaldía era el funcionario encargado de efectuar la
inscripción del acta de reconocimiento de su hija en el registro. No siendo así por
falla en el servicio, se insiste-, a la joven Enadis Estela se le expidió un registro civil
al que la ley considera inexistente, sin que pudiera serie exigible conocer el vicio del
que este registro adolecía. Por otra parte, en cumplimiento estricto de la ley, la
autoridad competente (el Registrador Municipal de Buenavista) se encuentra
impedida para convalidar tal registro.
Es claro, según el artículo 83 de la Carta Política, que la buena fe se presume en
todas las actuaciones que los particulares adelanten ante las autoridades públicas
y, en el caso del registro de Enadis Estela Espinosa, todo indica que sus padres
actuaron de buena fe y cumpliendo responsablemente con (as obligaciones que les
impone la filiación, cuando se acercaron a la alcaldía para registrar y reconocer a la
actora.
Ellos, como muchos otros de sus conciudadanos, y como lo haría "el más prudente
de los hombres", confiaron de buena fe en que las autoridades ante las que
concurrieron para efectuar el registro civil de su hija, conocían las leyes que debían
aplicar en casos como ese, y que ejercían "...sus funciones en la forma prevista por
la Constitución y el reglamento" (Art. 123 de la Carta Política; véanse también sus
Art. 121 y 122).
Nueve años después de que la buena fe de los padres de Enadis Estela y su actuar
acorde a la ley resultaran burlados por el comportamiento ilegal de las autoridades,
no puede el Estado pretender que sea la adora quien soporte la carga de corregir
una actuación irregular que no es imputable a sus padres, y mucho menos a ella. Al
hacerlo, el registrador viola los derechos fundamentales de la demandante, y esa
violación no desaparece ni se justifica por el celo con el que, ahora sí las
autoridades insisten en aplicar implacablemente las leyes desfavorables a la
ciudadana afectada por la falla de los agentes del Estado en la prestación del
servicio.
Con base en lo anterior es forzoso concluir que fa tutela es el único camino que le
queda a la peticionaria para proteger sus derechos fundamentales a la educación y
a la personalidad jurídica vulnerados en circunstancias tan especiales. Si bien la
negativa del registrador a convalidar el registro, como acto administrativo que es,
puede ser demandado ante la jurisdicción contencioso-administrativa, tal demanda,
no obstante versar sobre una actuación violatoria de la Constitución, estaría llamada
a no prosperar, pues fa actuación del registrador encuentra respaldo legal en las
normas que establecen: la inexistencia del registro civil de la peticionaria, la
obligación del registrador de advertir la inexistencia en nota marginal a la copia del
registro, y en su incompetencia para sanearlo.
No puede entonces entenderse que la vía contenciosa constituya otro medio judicial
de defensa que haga improcedente la tutela pues el asunto a decidir ante esa
jurisdicción sería únicamente sobre la legalidad de un acto administrativo -que en
este caso no admite cuestionamiento alguno-, mientras que la vulneración de los
derechos fundamentales de la actora continuaría presentándose indefinidamente.
Juez de tutela no puede ser ajeno a situaciones como la aquí planteada, en las
cuales la administración, pretendiendo ignorar su propia culpa y escudándose en el
cumplimiento estricto de una norma, coloca al administrado en una trampa de la
cual no puede salir sin desmedro de sus derechos fundamentales.
La manera de lograr que los derechos de Enadis Estela no sean conculcados por el
celo del actual funcionario, es ordenar que el acto de registro civil de nacimiento al
que indebidamente se le diera apariencia de legalidad burlando la buena fe de sus
padres, surta los mismos efectos que se derivarían de un registro legalmente
producido.
Por lo tanto, haciendo prevalecer la buena fe de quienes registraron a la actora,
sobre el incumplimiento de la ley por parte de quienes dieron apariencia de
legalidad a esa actuación, se ordenará al registrador de Buenavista que, para todos
los efectos presentes y futuros, se tenga como válidamente producido el registro
civil de Enadis Estela Espinosa Casarrubia, en virtud de esta sentencia y de la
norma a la que dieron origen las autoridades municipales, al inducir a error común a
los padres de la actora y a otros muchos ciudadanos.
BIBLIOGRAFÍA
UPEGUI Baena, Mario: Curso de Obligaciones. ORTIZ Monsalve, Álvaro: Manual de
Obligaciones.
ROMÁN, Raimundo Emifiani: Conferencias de Obligaciones, Bogotá, Editorial
Temis, 1980.
ISAZA Cardoso, Jorge: Apuntes Sobre Obligaciones Civiles y mercantiles, Bogotá,
Librería
Jurídicas
Wilches.
Segunda
edición,
1986.
TAFUR Gonzáles Álvaro: Código Civil Compilado, comentado y anotado, Grupo
editorial Leyer, 1998.
TAMAYO Lombana Alberto: Manual de derecho Obligaciones
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