24 Nº 78, marzo de 2011 La constitución del estado nacional NÚMERO 7 La Iglesia y la constitución del Estado nacional en el siglo XIX burguesía y el naciente socialismo. Algunos de los hechos censurables que aparecieron en el Catálogo fueron: el panteísmo, el naturalismo y el racionalismo absoluto; el racionalismo moderado; el indiferentismo y latitudinarismo (la aceptación de las diferentes religiones); el socialismo, el comunismo, las sociedades secretas, las sociedades bíblicas y las sociedades clérico-liberales; la definición civil de los derechos de la Iglesia y el ejercicio de la autoridad de la Iglesia por la autorización del gobierno. Miguel Ángel Urrego L Instituto de Investigaciones Históricas Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo a dominación del imperio español sobre el territorio americano se basó no solamente en una superioridad militar sino en la existencia de una institución, la Iglesia católica, que a la vez que garantizaba el sometimiento al poder del monarca –que para la época se concebía como una autoridad de origen divino– desestructuraba simbólicamente el mundo de las comunidades indígenas al sustituir sus sistemas religiosos y sus formas de organizar la vida cotidiana. A finales del siglo XIX la Iglesia intentó enfrentar la modernidad con una adecuación de sus principios a los nuevos tiempos. En efecto, el Papa León XIII dio un giro para asumir el reto de dialogar con nuevos interlocutores: la clase obrera. El Papa emitió la encíclica Rerum Novarum en 1891 con la intención de ganar adeptos entre los trabajadores, impulsar el sindicalismo católico y adoptar un lenguaje que le diese un contenido distinto a los conceptos de socialistas y liberales. Paralelamente, la Iglesia impulsó un neocatolicismo con el que pretendió adecuar los grandes cambios que vivía el mundo y el desarrollo tecnológico a la voluntad de Dios. La corona española estableció una sólida alianza de las autoridades militares y civiles y la alta jerarquía eclesiástica al justificar la conquista de los nuevos territorios en nombre de la evangelización; unificó el destino de los poderes locales y la Iglesia al establecer la encomienda, la distribución de tierras e indígenas a españoles a cambio de instrucción religiosa para los nativos; y reconoció el derecho a las comunidades religiosas del cobro de algunos impuestos. Por ésta razones la Iglesia fue una de las instituciones más importantes del orden colonial. Con la Independencia y especialmente con la conformación de los partidos políticos, el Liberal y el Conservador, se inauguró una larga disputa, que duraría todo el siglo XIX, por definir cuál era el elemento fundamental de cohesión de las sociedades, el cual tomó en la polémica la polaridad Iglesia/ciudadanía. Dicho de otra manera, o era una sociedad cohesionada por la Iglesia (su moralidad y su estructura) o era una sociedad formada por individuos que ejercían derechos y se agrupaban voluntariamente, es decir, por ciudadanos. En el pensamiento liberal la constitución fue definida como el andamiaje legal que posibilitaba el funcionamiento de la ciudadanía. Durante la larga confrontación entre liberales y conservadores a lo largo del siglo XIX la redefinición de los marcos constitucionales se presentó en aquellas coyunturas donde la guerra permitió a uno de los partidos el control del Estado. La respuesta de la alta jerarquía eclesiástica y el conservatismo a las ideas liberales se desarrolló en diferentes niveles. En el terreno de la filosofía el clero se vio en la necesidad de reformular los conceptos de Iglesia, pueblo, progreso y libertad, máxime cuando el liberalismo había hecho avances notables en la laicización de tales nociones. Concretamente, la Iglesia adoptó para sí el principio de progreso como expresión en los pueblos de la voluntad divina; hizo apología de las formas organizativas que tradicionalmente había impul- Fernando Botero. El nuncio, 2004. Óleo, cm 203 x 160. sado y las consideró modelo y fundamento para la organización de la sociedad; y estableció la imposibilidad para el Estado de vivir al margen del fundamento religioso. La aceptación de algunos conceptos en boga representó un cierto avance, sobre todo con respecto a las posiciones del Papa Gregorio XVI quien había declarado su rechazo al ferrocarril y a la iluminación a gas, no obstante en el terreno político las posiciones más tradicionales se fortalecieron. El Papa Pío IX desató una profunda ofensiva contra las consignas de liberales y socialistas, alcanzando su mayor radicalización con la publicación del “Syllabus” o Catálogo de los principales errores de nuestra época censurados en las alocuciones consistoriales, Encíclicas y demás letras apostólicas de nuestro santísimo padre el Papa Pío IX, desde donde enfrentó las bases filosóficas del liberalismo decimonónico europeo y fundamentalmente los principio de organización liberal de las sociedades. Este Catálogo está compuesto por 10 títulos generales que contienen a su vez 80 casos específicos de condenas, todas contra las manifestaciones del proceso de consolidación de la A pesar de estos cambios, en Colombia la Iglesia y el conservatismo no abandonaron su pretensión de definición del orden social desde los fundamentos más tradicionales del catolicismo y, por ello, defendieron la idea de que la Iglesia debía participar activamente en la configuración del Estado y la nación. El triunfo del movimiento de la Regeneración y el establecimiento de la Hegemonía Conservadora (1880-1930) permitieron construir un proyecto de Estado nacional en el cual la Iglesia apareció como su fundamento básico. La ciudadanía fue concebida para los católicos; a la Iglesia se le reconocieron amplios poderes en la definición del arte moralmente aceptable y la educación; se le otorgó a las comunidades religiosas el control de los principales resguardos del país, especialmente en Chocó, los Llanos Orientales y la Costa Atlántica; se consideró al liberalismo un pecado y se le marginó de la educación; y se prohibieron las sociedades masónicas. En la Colombia del siglo XIX dos modelos de orden político pugnaron por el control del Estado. El orden político liberal se definió como mutuamente construido, a partir de la existencia de individuos libres que elaboran un acuerdo y protegidos por una constitución. El orden político conservador se basó en la sustitución del ciudadano por el católico virtuoso. Se definió igualmente por una activa participación de la Iglesia en la construcción del Estado y de la nación. La beligerancia de estos sectores llevó a la construcción de un proyecto altamente excluyente y violento que tuvo vigencia en Colombia hasta finales del siglo XX.