SINTESIS DEL FORO 1 Para Esta semana el debate se planteó en torno a los siguientes cuestionamientos: En la Constitución de 1991, la Ley 100 del 1993 y el Decreto 1757/1994; la participación social en salud se señala como elemento fundamental en la organización y control de las instituciones del Sistema de Salud, es definida como derecho y deber del individuo y se instituyen una serie de mecanismos de uso individual (buzón de quejas, línea telefónica, Oficina de Atención al Usuarios –OAU); así como, mecanismos institucionales para la participación colectiva (asociaciones de usuarios, comités de ética hospitalaria, comités de veeduría y representantes de las asociaciones de usuarios en las Juntas Directivas de Instituciones Prestadoras de Servicio y de las Entidades Promotoras de Salud públicas). Teniendo en cuenta este marco normativo y comparándolo con la realidad de la participación social en las instituciones en las que ustedes trabajan: ¿La participación social de los usuarios , de qué manera y hasta donde debe incidir en la humanización y calidad del servicio prestado? ¿Los mecanismos de uso individual o colectivo que conocen en sus instituciones reflejan concepciones como la de usuario-sujeto, enfoque comunitario (acción institucional en función del desarrollo social y no al contrario)? En la discusión se retomaron varios elementos: Sobre los Mecanismos de participación Con respecto a la existencia y aplicación de los mecanismos de participación individual y colectiva, el balance fue positivo. La mayoría de las instituciones cuentan con estos espacios que son puentes entre usuarios e instituciones, facilitando la comunicación entre los mismos. Falta insistir aún, en la continuidad de los procesos, en su transversalizacion, su apropiación por parte de los usuarios y usuarias, su mejoramiento permanente Las dificultades en el establecimiento de mecanismos de participación, se dan cuando hay unilateralismo (bien de la institución, bien de los usuarios o usuarias), que conduce a las confusiones y disgustos, que sin embargo pueden superarse en tanto se busquen superar conjuntamente. Alrededor de los mecanismo hay una discusión que queda abierta para el debate: estos pueden ser, como mecanismos de consulta impulsores del empoderamiento de usuarias y usuarios que redunden en su participación activa o bien pueden estancarse en la recepción de quejas. Esto depende muchísimo de nuestra labor como funcionarias y funcionarias y de nuestra capacidad de dinamizarlos. Sobre la Concepción de Usuario sujeto En sus aportes, se destacaron algunas de las ventajas que implican para los usuarios y las instituciones, la concepción de usuario-sujeto: ser parte activa de los procesos participativos; la posibilidad efectiva de solución de conflictos; el acceso a la información; que los usuarios conozcan sus limites y posibilidades; que sean actores protagónicos en el mejoramiento de la calidad; que sean concebidos como sujeto en sentido amplio (parte de una familia, localidad, comunidad, etc.); que se facilite la comunicación y el apoyo emocional. Frente esta concepción, es evidente la aceptación y potencialidad en el proceso de humanización del servicio. Sobre los Beneficios para las instituciones Gracias a sus aportes, también se destaca que el proceso de participación no significa un beneficio solamente para usuarias y usuarios sino también para la institución: primero, porque desde la concepción de usuario sujeto se concibe al usuario como parte de la institución: su beneficio tiene un efecto positivo en la mejora colectiva de la institución; segundo, porque el usuario verifica, controla, mide, etc., desde su vivencia la calidad del servicio que se presta, ayudando a mejorar la CALIDAD en el servicio. Por ejemplo, Gloria y otras compañeras nombraron el tema de los SOGCS como un ejemplo palpable de las ventajas de la participación del usuario-sujeto en el mejoramiento de las instituciones. Sobre la articulación usuarios-instituciones El enfoque de usuario sujeto implica que el usuario sea concebido dentro del proceso de mejoramiento de la política de salud. Hay una comprensión de la participación, no como obstáculo para la institución (cuando solo se limita quejas por ejemplo) sino para su mejoramiento y humanización, debiendo ser protagonista en los procesos de planeación y transversal a las diferentes estrategias de la política en salud. Los mecanismos de participación son fundamentales en tanto son aquellos que permiten que la información circule y se intercambie entre usuarios e instituciones, esto es, son los que permiten la articulación conjunta, la verdadera participación, sin estos mecanismos tendríamos opiniones y acciones unilaterales, desconociendo la integralidad y la importancia de todos las actores, Martha pone un buen ejemplo, el de las asociaciones , que actúan como facilitadoras y puentes en ese proceso; algunas otras hablan de programas como salud a su casa que también se tienen como puentes que facilitan la comunicación y el acceso. Un compañero, hace referencia a la importancia de analizar, de poner en la balanza usuarios e instituciones/ funcionarios, esta mención es importante, pues los procesos de participación no son un escenario de confrontación entre la institución y los usuarios, en cambio, deben construirse como posibilidades de construcción conjunta tanto de la institución como de la prestación del servicio, teniendo el cuenta el principio dialógico que permite reconocer a mi interlocutor como un actor válido. Otra compañera, destaca como esa construcción depende de un trabajo articulado entre usuarios, instituciones y funcionarios en aras del mejoramiento y humanización de los servicios. ¿Hasta donde la participación? Sin embargo, las necesidades de los usuarios y las usuarias y de las instituciones, hacen que la participación como proceso desborde los mecanismos existentes, haciendo que algunas veces no sean del todo efectivos. Al respecto, se encuentran varios aportes que apuntan a entender que la participación se genera de manera importante a través de los mecanismos que hemos nombrado pero su capacidad no se agota allí. La participación, no solamente se limita a los mecanismos de participación institucionalmente existentes, en cambio, debe ser un proceso transversal a toda la estructura organizativa así como a las diferentes personas que las conforman, esto es fundamental para no ver a la participación como un proceso marginal del que se ocupan solo ciertas instancias. En este sentido, también hay algunos avances, de un lado se nombró el ejemplo del proceso de acreditación que fue enriquecido con la participación de los usuarios, los programas de salud a su casa, Hospital seguro entre otros programas donde la participación es eje fundamental. De otro lado, el ejemplo de José Néstor, pone en evidencia concreta, la necesidad de la participación como un proceso permanente, ambicioso y en continuo crecimiento. La idea de Integralidad del Cuidado es coherente con la concepción de usuario-sujeto, su participación en la toma de decisiones parte de concebir al usuario como interlocutor válido y capaz de decidir sobre las políticas que incidirán en su calidad de vida. Ilustra la importancia de la transversalidad de la participación en los proceso de definición de políticas en salud y su trascendencia en el mejoramiento de la calidad del servicio.