- CONSUMO DE SUSTANCIAS EN CHICAS ADOLESCENTES Investigación financiada por el FONDO SOCIAL EUROPEO y el INSTITUTO CANARIO DE LA MUJER, diseñada y realizada por el COLEGIO OFICIAL DE PSICÓLOGOS DE LAS PALMAS FUNDACIÓN CANARIA PARA LA PREVENCIÓN E INVESTIGACIÓN DE LAS DROGODEPENDENCIAS (FUNCAPID) CONSEJERÍA DE SANIDAD. GOBIERNO DE CANARIAS COLEGIO OFICIAL DE PSICÓLOGOS DE LAS PALMAS CONSUMO DE SUSTANCIAS EN CHICAS ADOLESCENTES AUTORES: Lourdes García Averasturi Mª Teresa González González Eugenio Egea Molina (coordinador) COLABORADOR: Ángel H. García BASE DE DATOS Sandra Sardiña García Conste nuestro agradecimiento a la CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DEL GOBIERNO DE CANARIAS, así como a la directiva y profesorado de los INSTITUTOS DE ENSEÑANZA SECUNDARIA participantes; y especialmente, a las jóvenes que intervinieron voluntariamente en la investigación. Por su reedición, a la CONSEJERÍA DE SANIDAD DEL GOBIERNO DE CANARIAS y, al personal de la FUNCAPID, que han hecho posible que este trabajo tenga una mayor difusión. CONSUMO DE SUSTANCIAS EN CHICAS ADOLESCENTES AUTORES: Lourdes García Averasturi Mª Teresa González González Eugenio Egea Molina (coordinador) 1ª edición: febrero 2002 Reedición: junio 2008 (corregida) EDICIÓN © COLEGIO OFICIAL DE PSICÓLOGOS DE LAS PALMAS C. Carvajal 12, bajo 35004 Las Palmas de Gran Canaria. Islas Canarias. Teléfono: 928 24 96 13 Web: www.coplaspalmas.org Correo-e: [email protected] COORDINACIÓN EDITORIAL Eugenio Egea Molina PORTADA Y MAQUETACIÓN Alfredo Rodríguez Matos INFORMÁTICA Luis A. Fernández Rodríguez Impreso en Gráficas Atlanta La presente edición ha sido financiada por: FUNDACIÓN CANARIA PARA LA PREVENCIÓN E INVESTIGACIÓN DE LAS DROGODEPENDENCIAS (FUNCAPID). CONSEJERÍA DE SANIDAD. GOBIERNO DE CANARIAS D.L.: GC 46-2002 ISBN: 84-931955-4-5 PRÓLOGO A LA REEDICIÓN La investigación “Consumo de Sustancias en Chicas Adolescentes” ha sido desarrollada para estudiar el consumo de sustancias, legales e ilegales, en chicas adolescentes gran canarias de los centros de enseñanza secundaria pertenecientes a la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias. En este estudio se atiende a los factores sociales, familiares y personales para conocer cuál es la situación de las adolescentes ante la problemática de las drogas y la realidad en la que se ven envueltas. La publicación ha contado con una primera edición en 2002 que, dada su acogida por parte de la comunidad de profesionales de nuestra Comunidad Autónoma, la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias –a través de la Fundación Canaria para la Prevención e Investigación de las Drogodependencias (Funcapid)-, ha decidido realizar una segunda edición del trabajo. La Fundación Canaria para la Prevención e Investigación de las Drogodependencias fue creada por el Gobierno de Canarias con el interés de beneficiar tanto a personas físicas residentes en Canarias como a aquellas instituciones, asociaciones o entidades en las que haya de revertir las actividades de prevención, promoción, investigación, desarrollo y cooperación en materia de drogodependencias. La prevención del consumo de drogas es uno de los ejes fundamentales de acción de nuestra Fundación, entendiendo que las actividades, acciones y programas dirigidos a la prevención del fenómeno de las drogas deben tener como eje a la persona fomentando su participación activa, creando conciencia de corresponsabilidad social, fomentando los factores de protección de las personas frente al consumo y disminuyendo los factores de riesgo. Esta Fundación realiza una serie de actuaciones que permiten mejorar la situación actual de la prevención, formación e investigación sobre drogodependencias en la Comunidad Autónoma de Canarias. El II Plan Canario sobre Drogas recoge varias intervenciones, partiendo de la premisa de que cualquier línea que se desarrolle en esta materia debe realizarse en colaboración con entidades privadas e instituciones, enmarcadas siempre en un ámbito general de promoción y educación para la salud. Esta publicación que ahora presentamos “Consumo de sustancias en chicas Adolescentes” está encuadrada, precisamente, en las actuaciones de investigación de la Fundación Canaria para la Prevención e Investigación de las Drogodependencias. En esta área es necesario hacer partícipes de ella a todas las instituciones implicadas en la intervención en drogodependencias y favorecer la formación investigadora y la participación en los foros de investigación en drogodependencias a los agentes que participen de forma directa en la misma. La investigación en drogodependencias, tal y como recoge el II Plan Canario sobre Drogas, es un requisito indispensable que permita la evolución del sistema de atención a las drogodependencias. Es la herramienta principal de comunicación rigurosa que posee la comunidad científica y, por lo tanto, los profesionales en drogodependencias. Mercedes Roldós Caballero Consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias Presidenta de la Fundación Canaria para la Prevención e Investigación en Drogodependencias PRESENTACIÓN A LA REEDICIÓN Es gratificante el reconocimiento de un trabajo realizado con dedicación y profesionalidad que es lo que ocurre con la reedición de los siguientes libros de investigación realizados por el Ilustre Colegio Oficial de Psicólogos de Las Palmas como son: Adicciones Ocultas (psicofármacos), Consumo de sustancias en chicas adolescentes y Adicciones en Mujeres que, en su momento contaron con el apoyo del Instituto Canario de la Mujer, que en su reedición actual cuenta con la financiación de la Fundación Canaria para la Prevención e Investigación de las Drogodependencias-Consejería de Sanidad. Estas investigaciones que se pueden englobar en la temática de Género y Drogas, expresan el compromiso de esta Corporación Profesional de participar activamente en la promoción de la salud y el bienestar de la población, así como, de la estrecha colaboración con entidades públicas encargadas de las políticas sanitarias y sociales de la Comunidad Canaria. Su presente revisión y publicación pone de manifiesto la actualidad de la materia tratada y la metodología de estudio empírico empleada, complementada con técnicas de índole cuantitativa y cualitativa que traspasaron el ámbito natural de su investigación y que han sido obras de referencia para numerosos profesionales e investigadores. Seguro que la presente reedición de estos trabajos obtienen la misma aceptación que las anteriores y permitirán que sigamos aportando nuestra contribución a la mejora de la calidad de vida en nuestra sociedad. Sólo queda reiterar mi agradecimiento a las instituciones que han hecho posible que estas monografías estén otra vez a disposición del público. Francisco Javier Sánchez Eizaguirre Decano del Colegio Oficial de Psicólogos de Las Palmas PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN Por iniciativa del Instituto Canario de la Mujer, con la cofinanciación del Fondo Social Europeo; el Colegio Oficial de Psicólogos de Las Palmas ha podido realizar la investigación denominada Consumo de Sustancias en Mujeres Adolescentes, y a su vez hacerla pública en este monográfico. Estudio realizado, desde una perspectiva de género, en centros de enseñanza secundaria de Gran Canaria, dependientes de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias. Los autores, psicólogos de la Comisión de Drogodependencias y Adicciones, han llevado a cabo esta investigación acerca del consumo de sustancias (legales e ilegales) en chicas adolescentes, atendiendo a factores sociales, familiares y personales (afectivos, conductuales y cognitivos). Lo que ha proporcionado una importante información sobre la situación de las adolescentes ante la problemática de las drogodependencias; así como una aproximación a su realidad. Como acercamiento al conocimiento del mundo de las adolescentes, tienen trascendencia los resultados obtenidos al vislumbrar los factores de riesgo y protección de las drogodependencias. Convirtiéndose en una interesante consulta de cara a la elaboración de programas preventivos con jóvenes, colectivo de edad considerado de riesgo, incidiendo en la consideración de la necesidad de intervenciones que tengan en cuenta el género de las personas sobre las que se va a intervenir. Con nuestra pequeña aportación esperamos colaborar en la mejora de la calidad de vida y el bienestar de nuestros jóvenes, reiterando nuestro agradecimiento a las instituciones que nos han implicado en este interesante y gratificante trabajo. Cristina López Díaz Decana del Colegio Oficial de Psicólogos de Las Palmas (1997-2006) INDICE Introducción 9 Marco conceptual 17 Objetivos del Estudio 27 Métodos 29 Mediciones 30 Resultados 35 Discusión 64 Conclusiones 70 Bibliografía 73 INTRODUCCIÓN El Problema La experimentación con alcohol, tabaco y otras sustancias psicoactivas durante la adolescencia, es común. La mayoría de los adolescentes, solamente experimentará con las sustancias o continuará consumiéndola ocasionalmente, sin problemas significativos. Algunos, sin embargo, desarrollarán dependencia, moviéndose hacia drogas más peligrosas y causándose daño a sí mismo y a los demás. El consumo de sustancias psicoactivas puede asociarse a una variedad de consecuencias negativas, incluyendo un aumento en el riesgo de consumo de drogas años más tarde, fracaso escolar e irresponsabilidad, que pueden poner al adolescente en riesgo de accidentes, violencia, relaciones sexuales no planificadas e inseguras, así como suicidio. El consumo y abuso de drogas por los adolescentes está ampliamente reconocido como un problema social y de salud pública. El consumo de sustancias psicoactivas se asocia con las tres primeras causas de muerte entre los adolescentes: accidentes (especialmente de coche), suicidios y homicidios. Además, dicho consumo se ha asociado consistentemente con una gama de otros comportamientos perjudiciales a la salud (por ejemplo, violencia no letal, como agresor o como víctima), así como innumerables padecimientos de salud. En este sentido, con relación al tabaco, por ejemplo, los jóvenes que lo consumen corren el riesgo de adicción a la nicotina. Las personas que comienzan a edades tempranas a fumar tienen más dificultad para dejar el hábito, tienden a convertirse en fumadores regulares, así como a contraer enfermedades relacionadas con este hábito. Los numerosos problemas de salud causados por el tabaco en los adolescentes incluyen reducciones en la tasa de crecimiento del pulmón y en el nivel de su funcionamiento máximo, 9 aumento en la severidad de las enfermedades respiratorias y efectos perjudiciales sobre los niveles de lípidos en sangre (lo que puede acelerar el desarrollo de la enfermedad cardiovascular) (Center for Disease Control, 2001). Asimismo, se ha encontrado últimamente que los adolescentes de ambos sexos que fuman, tienden más a desarrollar síntomas depresivos que sus compañeros no fumadores. Un estudio (Goodman, E. 2000) demostró que los adolescentes no deprimidos que fumaban en el mes anterior enfrentaban un riesgo aproximadamente cuatro veces mayor a desarrollar depresión que los no fumadores. La nicotina puede afectar el sistema nervioso central, causando el riesgo aumentado de padecer depresión. Por otro lado, las chicas que consumen cantidades elevadas de alcohol tienen cinco veces más probabilidad de comenzar tempranamente las relaciones sexuales y tres menos de usar preservativos, lo que puede resultar en embarazo, enfermedades de transmisión sexual (ETS), virus de inmunodeficiencia humano (VIH) y síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). En un estudio se encontró que en las chicas de octavo curso que consumían gran cantidad de alcohol, el 37 por ciento informaron de intentos suicidas, comparado con el 11 por ciento de las que no bebían (NCADI, 2001). Los efectos perjudiciales del hachís para los adolescentes son ampliamente conocidos: problemas con la memoria y el aprendizaje, percepción distorsionada (visual, auditiva y del tacto), así como dificultades en la percepción del paso del tiempo, para pensar claramente y para resolver problemas; menos coordinación física y ansiedad, así como aceleración del corazón. Estos efectos son aún más graves cuando se mezcla el hachís con otras drogas (NIDA, 1998). 10 La Progresión en el Consumo de Drogas Innumerables estudios en las dos décadas pasadas han intentado determinar los orígenes y vías del abuso de drogas: cómo comienza el problema y cómo se desarrolla progresivamente. Duncan y Duncan (1998), entre otros, han estudiado el fenómeno. La secuencia más comúnmente propuesta distingue el consumo inicial de alcohol o cigarrillo, seguido de marihuana o hachís, continuando con otras drogas ilegales, aunque también existe evidencia de una progresión de alcohol hacia cigarrillos y una aparición de un elevado consumo de alcohol en la etapa entre el consumo de hachís y otras drogas ilegales. Esos resultados han llevado a etiquetar al alcohol y a los cigarrillos como las”drogas puerta de entrada”, aquéllas que supuestamente abren la puerta a la implicación en el consumo de sustancias ilegales. La preocupación por las progresiones en el consumo de sustancias psicoactivas se justifica, puesto que la aparición y consumo de las mismas en la adolescencia temprana es predictora de problemas de droga en la adultez temprana. El concepto de progresión en el consumo de drogas se basa en la premisa de que existe un ordenamiento sistemático en la participación en diferentes clases de sustancias (Duncan et al., 1998). Se derivan de ello implicaciones importantes para el diseño de intervenciones que demoren la aparición de las drogas más tempranas, reducir el nivel y el desarrollo de su consumo o detener o reducir la progresión hacia otras formas de consumo de sustancias. Duncan et al. (1998) encontraron en sus estudios que el consumo de cigarrillos y no el de alcohol, es el antecedente significativo. Los consumidores regulares de cigarrillos tienden a consumir más hachís. El consumo de cigarrillos, por otro lado, se relacionó además con el estado inicial y cambio en el consumo de alcohol. Estos autores consideran que el efecto más fuerte del cigarrillo (más que el consumo de alcohol) sobre el consumo de hachís no es sorprendente, teniendo en cuenta la similitud en métodos de consumo. Ambos requieren fumar y puede ser que la práctica con cigarrillos facilite la adquisición del consumo de hachís en una etapa posterior. 11 El impacto consistentemente fuerte del nivel de consumo de tabaco en el posterior consumo de sustancias psicoactivas, sugiere que éste sería un comportamiento temprano que coloca al adolescente en riesgo particular para un mayor consumo de sustancias y quizás para involucrarse en otros comportamientos problema (Duncan, 1998). Concluyen los autores afirmando que el consumo de cigarrillos en la adolescencia puede ser uno de los consumos de sustancias más destructivos para el funcionamiento posterior y, por ello merece considerable atención en los programas de investigación y prevención. Diferencias de Género en el Consumo y Efecto de las Sustancias Adictivas Anteriormente la tendencia era que más chicos que chicas consumían sustancias, tanto legales, como ilegales. En años recientes, ya esta realidad ha cambiado. Se conoce por la Encuesta Nacional sobre Drogas a la Población Escolar -de 14 a 18 años(Observatorio Español, 1998), que en España más chicas que chicos consumen alcohol, tabaco y tranquilizantes, y que la frecuencia de consumo de las restantes sustancias psicoactivas es casi tan elevado como la de los chicos. Este patrón de consumo está apareciendo también en otros países desarrollados, donde se observa que las tres sustancias consumidas en España por más chicas que chicos, también aparecen en ellos con mayor frecuencia en el sexo femenino. Por ejemplo, la tendencia de que las chicas estén fumando más que los chicos, está sucediendo en 15 a 20 países (Wilson, 2000). Asimismo, en Estados Unidos las encuestas han mostrado que las tasas masculinas y femeninas de consumo de alcohol entre los 12 y 17 años fueron similares por primera vez al principio de los años noventa. En ese país las chicas están comenzando a beber a edades más tempranas que nunca (NCADI, 5 de marzo de 2001). Son varios los análisis que se realizan para explicar por qué ha aumentado el consumo de sustancias en las chicas. Por ejemplo, se afirma que las chicas reportan que fuman para hacer amistades y para tener relaciones sociales; que fuman como forma de rebelarse contra sus padres, otras autoridades, la escuela o la sociedad en 12 general. También se dice que reportan niveles más elevados de estrés en sus vidas (Wilson, 2000). Por otro lado, la influencia de los medios masivos de comunicación se pone de manifiesto al tener en cuenta que en algunos países se ha conformado una imagen corporal que se expresa en un deseo de estar delgada y consideran el fumar como una oportunidad para perder peso (Wilson, 2000). Con respecto al consumo de alcohol se han ofrecido algunas explicaciones de las diferencias de género (NCADI, 2001). Por ejemplo, al conocerse que las chicas sufren más depresión que los chicos, ello puede disparar el consumo de alcohol. Las chicas que consumen mucho alcohol (beben cinco o más copas seguidas varias veces en el mes) tienden más que los chicos a decir que beben para escapar a los problemas o por frustración o enfado. Asimismo, las amistades tienen una gran influencia en las chicas en general, pero son particularmente susceptibles a la presión de los iguales cuando se trata de beber y son introducidas con frecuencia al alcohol por los novios, que pueden ser mayores y tienden más a beber. Con respecto al abuso de sustancias psicoactivas, aunque en todo el mundo más hombres que mujeres abusan de las drogas, el abuso y dependencia de las drogas le plantea a la mujer problemas significativos. Wasilow-Mueller et al. (2001) hacen un análisis de esta realidad. Por ejemplo, con relación al tabaco, se ha reconocido que el tema del fumar es claramente un asunto que afecta particularmente a la mujer. El fumar es la primera causa prevenible de muerte y enfermedad entre las mujeres. En muchos países occidentales más mujeres mueren de cáncer del pulmón que de cáncer de mama. Son muchas las consecuencias negativas del tabaco en la salud de la mujer. El fumar es la causa principal de los cánceres de boca y faringe, vejiga, hígado, colon y recto, de cuello del útero, de páncreas y riñón. El fumar es también la causa fundamental de enfermedad coronaria en la mujer, aumenta el riesgo de hemorragia cerebral, de aneurisma de aorta abdominal y de ateroesclerosis carótida. Asimismo, es la causa primera de enfermedad obstructiva pulmonar crónica. El riesgo aumenta con el número de cigarrillos fumados y la duración del hábito de fumar. 13 Las mujeres que fuman tienen riesgos aumentados de infertilidad primaria y secundaria, así como de embarazo ectópico y aborto espontáneo. Las mujeres postmenopáusicas que fuman tienen una densidad ósea inferior y un riesgo aumentado de fractura de cadera, en comparación con las que no fuman. Existen también diferencias de género en el fumar (NIDA, 2001). Los ensayos de cesar de fumar en gran escala muestran que las mujeres tienden menos a iniciar el abandono y a reincidir si abandonan. El síndrome de abstinencia es más intenso en ellas y tienden más que los hombres a ganar peso cuando lo abandonan. Con relación al alcohol, los estudios muestran que las mujeres son más vulnerables que los hombres a lesiones en los órganos relacionados con el alcohol y al trauma resultante de accidentes de tráfico y violencia. Las mujeres se embriagan más que los hombres con cantidades idénticas de alcohol. Con menos contenido de agua y más contenido de grasa en sus cuerpos, el alcohol se diluye menos en las mujeres que en los hombres. Las enzimas que ayudan a metabolizar el alcohol en el cuerpo son menos eficientes en las mujeres que en los hombres. La cirrosis hepática que resulta del consumo crónico de alcohol ocurre en las mujeres en menos tiempo de consumo que en los hombres (NCADI, 1998). Las mujeres tienen un riesgo relativo mayor de lesiones por conducción de vehículos que los hombres con las mismas concentraciones de alcohol. Los estudios de laboratorio sugieren que puede haber diferencias de género en cómo el alcohol afecta la realización de las tareas de conducir vehículos (Wasillow-Mueller, 2001). Asimismo, las mujeres tienden más que los hombres a combinar alcohol con medicamentos. La interacción peligrosa alcohol-droga o droga-droga ocurre con más frecuencia en mujeres que en hombres. Con respecto al hachís, si bien no se han encontrado hasta el momento que las mujeres sufran efectos más adversos que los hombres (a excepción del consumo durante el embarazo, que afecta al feto en crecimiento), la nocividad que comporta para ambos sexos hace de su consumo un problema grave también para la mujer. A corto plazo, el hachís puede ocasionar problemas con la memoria y el aprendizaje, percepción distorsionada, trastornos en 14 el pensamiento y en la solución de problemas, pérdida de coordinación y un aumento del ritmo cardíaco, así como ansiedad. A largo plazo, consumir mucho hachís puede jugar un papel en algunos tipos de cáncer, ya que en esta planta se encuentran las mismas sustancias químicas halladas en el humo del tabaco. Por otro lado, produce los mismos tipos de problemas respiratorios de los fumadores de cigarrillos: tos y disnea. Los consumidores regulares tienden a padecer más catarros y están en riesgo mayor de adquirir infecciones pulmonares, como la neumonía (NIDA, 1998). El consumo de hachís tiene el agravante de que aumenta la probabilidad de comenzar a consumir otras drogas ilegales. El riesgo de consumir cocaína, por ejemplo, es 104 veces mayor para aquellos que han probado el hachís, que para los que no lo han hecho. Muy pocos jóvenes comienzan el consumo de las llamadas drogas duras, sin haber consumido hachís. El consumo de hachís coloca al adolescente en contacto con las personas que son consumidores y vendedores de otras drogas (NIDA, 1998). Con respecto al consumo no médico de drogas de prescripción, se ha encontrado (NCADI, 2001) que el aumento más importante en nuevos consumidores ocurre entre los 12 y 17 años. Con respecto a las diferencias de género, aunque en general, los hombres y las mujeres tienen tasas más o menos similares de consumo no médico de drogas de prescripción, más chicas que chicos consumen medicamentos psicoterapéuticos en el rango de edad de 12 a 17 años. Además, las investigaciones han mostrado que las mujeres y hombres que consumen opioides tienden igualmente a hacerse adictos. Sin embargo, entre las mujeres y los hombres que consumen, tanto sedantes, ansiolíticos, como hipnóticos, las mujeres tienen el doble de probabilidad de hacerse adictas. Esta realidad adversa para la mujer hace necesario plantearse estudios dirigidos específicamente a la población femenina, que profundicen en la problemática del consumo de sustancias psicoactivas, para adecuar las medidas preventivas a sus necesidades particulares. Como quiera que estos comportamientos aparecen y evolucionan en la adolescencia, es necesario indagar en el por qué unas chicas consumen sustancias y otras no. 15 El Problema de Investigación Se han identificado varios factores que diferencian a aquellos adolescentes que consumen drogas, de los que no consumen. Los factores asociados con un mayor potencial para el consumo de drogas se denominan “factores de riesgo” y aquellos asociados con el potencial reducido para tal consumo se denominan “factores protectores” (NIDA, 2001). Un factor de riesgo (Luengo Martín, 2000) es una característica (personal, familiar, grupal, social, etc.) cuya presencia aumenta la probabilidad de que se produzca un determinado fenómeno (por ejemplo, el consumo de sustancias o la conducta antisocial). Un factor de riesgo vendría a ser una característica que permite predecir el desarrollo de la conducta en particular; una variable que en alguna medida sitúa al sujeto en una posición de vulnerabilidad hacia este tipo de comportamientos. Wills T.A. (1996) resume el cuadro general afirmando que se ha reconocido el hecho de que, aunque muchos adolescentes experimentan con el tabaco y el alcohol, solamente algunos continúan desarrollando problemas de consumo de sustancias en la adolescencia tardía y adultez temprana. Consecuentemente, la investigación se ha focalizado en determinar los factores que discriminan a los adolescentes que desarrollan un consumo de elevada intensidad, de aquellos que nunca consumen cigarrillos, alcohol u otras sustancias, o que permanecen en un nivel bajo de experimentación. En los datos epidemiológicos de muestras de adolescentes de la población general se observa un aumento estable en la prevalencia del tabaco, alcohol y otras sustancias de los 12 a los 18 años. La experiencia inicial con las sustancias ocurre típicamente durante el 7º y 8º grados y la frecuencia y número de sustancias consumidas se incrementa durante el período de la adolescencia. En la adolescencia posterior, las tasas de experimentación de sustancias son altas, mientras que las tasas de consumo elevado son considerablemente bajas. Estos datos implican que un subgrupo de adolescentes presenta una escalada rápida hacia un elevado consumo de sustancias, mientras que otros permanecen en una experimentación mínima. Es decir, que un subgrupo particular de adolescentes es vulnerable a una escalada en el consumo de sustancias. 16 MARCO CONCEPTUAL Diferentes modelos teóricos han pretendido integrar los factores de riesgo identificados en las investigaciones en las dos décadas pasadas, tanto de corte transversal, como longitudinales. A continuación presentamos algunos de los más importantes en la literatura científica de psicología del desarrollo, los cuales abarcan los principales aportes de los resultados de dichos estudios. El modelo de la teoría de la acción razonada Este es uno de los modelos más difundidos sobre la relación entre los factores cognitivos y consumo de drogas. Fue elaborado por Fishbein y Azjen y claramente explicado por Luengo Martín (2000). De modo resumido, se plantea que la causa más inmediata del uso de drogas será las intenciones para consumir o no consumir. Estas intenciones (o decisiones) estarán determinadas por dos componentes: las actitudes hacia el consumo y, por otra parte, las creencias “normativas” sobre el consumo. Las actitudes vienen dadas por las consecuencias (positivas y negativas) que esperan los adolescentes del consumo de drogas y por el valor afectivo que esas consecuencias tengan para el sujeto. Si el joven le concede más valor a los beneficios que a los costes del consumo, mostrará actitudes positivas hacia el mismo. Las creencias normativas o normas subjetivas, por otro lado, dependen de la percepción que los jóvenes tengan de que otras personas importantes para ellos aprueban, esperan y desean su consumo, así como del convencimiento de que el consumo está ampliamente extendido y aceptado en sus grupos de referencia. Las actitudes positivas hacia el consumo de sustancias y las creencias normativas que consideran que el consumo está ampliamente difundido en su ambiente social favorecen el consumo de sustancias en el propio adolescente. El modelo social-contextual Diferentes modelos teóricos pretenden explicar el desarrollo de los comportamientos problema como el consumo de sustancias, que 17 incluyen una variedad de factores de riesgo y protectores del contexto social. El marco social contextual de los factores de riesgo y protectores ha sido básicamente planteado por Hawkins, J. y Catalano, R. (1992) y desarrollado por diferentes autores. Generalmente han enfocado a la familia, los amigos y la escuela. El ámbito familiar ha sido uno de los más estudiados como contexto primario de socialización que transmite valores, normas de conducta, concepciones del mundo, actitudes y estilos de vida. La familia es una institución social, un grupo humano, cuyos miembros están emocionalmente implicados, y configurada por interrelaciones entre sus miembros; se trata del primer entorno donde se desenvuelve el niño. La familia constituye el primer núcleo de aprendizaje y de socialización de los hijos: adquisiciones básicas, normas, creencias y, en general, en ella se conforma su personalidad y se desarrollan sus capacidades afectivas y sociales (Egea E., 1999). En relación con el consumo de sustancias psicoactivas, los estudios han diferenciado la estructura familiar del funcionamiento familiar. La estructura se refiere a si los adolescentes conviven o no con ambos padres. El funcionamiento familiar se refiere a las relaciones y comunicación con los padres, las prácticas educativas o de crianza de éstos y la influencia de padres y hermanos como modelos (Luengo Martín, M.A. et al. 2000). Estructura familiar. Se han encontrado niveles superiores de consumo de alcohol, tanto por los adolescentes, como por sus padres, en familias desintegradas. Asimismo, los adolescentes en familias monoparentales con la madre solamente tienen más probabilidad de consumir sustancias que los que conviven con ambos padres (Hops, H. et al., 1996). Relaciones con los padres. Varios investigadores han demostrado que el consumo de sustancias se asocia a relaciones tensas y conflictivas en el medio familiar, a la poca implicación de los padres en las relaciones con los hijos, al poco tiempo empleado por los hijos con la familia. La adolescencia es considerada con frecuencia como un momento de conflicto elevado con los padres, en la medida en que el niño lucha hacia una autodefinición y se prepara para independizarse de la familia. Mientras que parece normal una cierta cantidad de 18 conflicto, parte normal de la vida familiar, el conflicto severo daña tanto a los adolescentes como a sus padres (Currie, C. 2000). En particular, los métodos de los miembros de la familia para resolver conflictos pueden ser importantes para el desarrollo, tanto de factores protectores (por ejemplo, habilidades interpersonales), como factores de riesgo, como baja autoestima, depresión y abuso de sustancias. En el estudio que está realizando cada cuatro años la OMS en una muestra representativa de escolares de 11, 13 y 15 años de 29 países desarrollados (Currie, C. 2000) se encontró que las chicas y los chicos tienen menos dificultad en comunicarse con sus madres que con sus padres. En cada país, los jóvenes parecen ver a sus madres como más asequibles que sus padres; las madres por eso juegan un papel más sustancial en ayudar a los hijos con sus problemas. Este estudio arrojó asimismo que los fumadores regulares son mucho más numerosos entre aquéllos con una pobre comunicación con la familia. Esta relación es mucho más fuerte para las chicas que para los chicos. Las asociaciones son más fuertes también en las chicas con relación al consumo de alcohol. (Currie, C. 2000). Asimismo, los estudios han mostrado que aquellos adolescentes que pasan más tiempo con sus familias y menos con los amigos, particularmente amistades desviadas, tienen un riesgo menor de involucrarse en el consumo de sustancias. La supervisión parental. Dentro de las prácticas educativas de los progenitores que promueven el consumo de sustancias se ha identificado la poca supervisión paterna, definida ésta como “el conjunto de comportamientos parentales correlacionados dirigidos a atender y seguirle la pista de las andanzas, actividades y asociaciones de los hijos” (Stattin et al. 2000). Dónde van los niños y adolescentes y con quienes emplean el tiempo después de las horas escolares se ha convertido en una preocupación central para padres, investigadores y políticos. La necesidad de comprender mejor la dinámica de la experiencia después del horario escolar es especialmente importante en los primeros años adolescentes, un período durante el cual comienza el autocuidado y donde abundan las oportunidades de actividades dirigidas por sí mismo con o sin 19 padres y otros supervisores adultos presentes. Teniendo en cuenta que la mayor parte de la actividad desviada tiene lugar en las horas libres después de la escuela, se hace necesario identificar las condiciones y contextos que pueden aumentar o atenuar los riesgos asociados con la actividad no supervisada (Pettit, G.S et al. 1999). La ausencia de supervisión ha demostrado ser un factor clave para el cambio hacia los iguales desviados. Es lógico, entonces, que la relativa ausencia de supervisión efectiva, combinada con un elevado grado de implicación del adolescente en las actividades con los iguales, en donde no está presente ninguna supervisión adulta, puede constituir una mezcla potencialmente peligrosa (Pettit G.S. et al., 1999). Los adolescentes que son poco supervisados por sus padres en cuanto a amistades, actividades y empleo del tiempo libre tienden a consumir sustancias y presentar otros tipos de comportamientos problema. Los padres como modelos. En diferentes estudios se ha mostrado que la influencia de los padres como modeladores de comportamiento ha tenido una significación importante como predictor de consumo de sustancias psicoactivas en los hijos. Los adolescentes aprenden sus comportamientos de beber observando e imitando a los padres. Los padres que consumen drogas y alcohol tienden a tener hijos que también presentan esos hábitos. Cuando los padres ven el consumo de sustancias como algo normal en su propia vida, hay una proporción mayor de iniciación, escalada y consumo continuado en los hijos. Las normas parentales pueden ser comunicadas indirectamente a los adolescentes a través de cómo los padres involucran a sus hijos en su propio consumo. Se ha encontrado que aumenta el riesgo de fumar en las chicas cuando ambos padres fuman. Las chicas tienden más a fumar cuando las madres fuman (Ahgi, M. et al. 2001). Los padres fumadores no sólo sirven de modelos para el consumo en sus hijos; pueden influir de otros modos también. En un hogar donde los padres fumen se expone al joven a una gran cantidad de humo de tabaco; esa exposición puede acostumbrar a los hijos a la presencia del cigarrillo. Los padres que fuman pueden también facilitar a sus hijos el fumar simplemente ofreciéndoles mayor acceso a los productos del tabaco. Finalmente, los padres que fuman pueden 20 tender menos a oponerse a que sus hijos fumen una vez que la influencia de los iguales presione a experimentar. También existe evidencia que los adolescentes tienden a fumar si sus hermanos mayores lo hacen (Ahgi, M. et al., 2001). Hop H. et al. (1996) resumen este punto afirmando que la generación actual de adolescentes puede ser la primera cuyos padres crecieron durante los años 60 y 70, una época en que las tasas de drogas ilegales crecieron. Los padres de los actuales adolescentes pueden ser los primeros en propiciar modelos y ofrecer o estimular el consumo de sustancias como el hachís. El elevado consumo por sólo uno de los dos progenitores puede ser suficiente para influir positivamente en sus hijos adolescentes. Aunque las relaciones familiares, las prácticas parentales y el proceso de su modelado con respecto a las sustancias han sido identificados como muy importantes en predecir el consumo de sustancias en los hijos, otros contextos sociales afectan también el desarrollo del consumo de sustancias. El grupo de iguales. En la medida en que crecen los niños, pasan más tiempo con sus iguales, promoviendo el potencial para recibir influencias, tanto positivas como negativas. Los iguales han sido definidos como compañeros de clase, amistades, mejores amigos, amigos del sexo opuesto o del mismo sexo y novios y novias (Ahgi, M. et al. 2001). Los adolescentes se enfrentan a un número de tareas del desarrollo para probarse a sí mismos en sus grupos de referencia. Si el grupo de referencia dominante consiste fundamentalmente de iguales que valoran el consumo de drogas como un “comportamiento adulto” o como indicador de madurez o independencia de los padres, entonces el adolescente tratará de satisfacer estas expectativas (Tang, C. et al. 1996). Las chicas que tienen una mejor amiga que fuman son nueve veces más proclives a ser fumadoras (Ahgi, M. et al. 2001). Se supone que el fumar es una actividad con importantes funciones socializadoras para la chica adolescente. La asociación con iguales en marcos no supervisados con frecuencia es el más fuerte predictor de consumo de sustancias entre los adolescentes. La influencia de los amigos es trascendental, según muestran los estudios. Los amigos configuran 21 las actitudes sobre las drogas, proporcionan las sustancias, comparten ideas y creencias que justifican el consumo de las mismas. Con su comportamiento son importantes modelos a imitar. El tiempo pasado con los amigos ha sido correlacionado con diferentes comportamientos problema, entre ellos el consumo de sustancias. Muy relacionado con esto, está el empleo del tiempo libre o de ocio, lo cual también ha sido ampliamente estudiado por su importancia como factor predictivo de consumo de sustancia. Por ejemplo, comparados con los escolares que pasan de 1-4 horas a la semana en actividades extracurriculares, los estudiantes que no pasaban tiempo en actividades patrocinadas por la escuela tenían 49% más probabilidad de consumir drogas y 35% más probabilidad de fumar cigarrillos (Zill, N. 1995). Para fundamentar parte de lo anteriormente tratado, la encuesta más grande de adolescentes realizada en Estados Unidos (Blum R. et al. 2001), en la cual se estudiaron 12 000 estudiantes de 7º a 12º grados, se encontró que lo que más importancia tenía para el consumo de sustancias fueron el aprovechamiento escolar, el cómo emplean el tiempo libre, el comportamiento de los amigos y las relaciones con la familia. Los resultados más relevantes fueron: los problemas con el trabajo escolar estuvieron relacionados con el fumar y el consumo de alcohol; andar por ahí con los amigos estuvo asociado con consumo de cigarrillos y consumo de alcohol; y tener amigos que beben y fuman se relacionó con ambos comportamientos. El contexto escolar. Otro de los ámbitos más investigados es el escolar. La escuela es otro órgano de socialización prioritario con función en la formación para un funcionamiento socialmente adaptado. El consumo de drogas se relaciona con un bajo rendimiento en el medio escolar, un mayor ausentismo y, en general, una baja implicación en las actividades académicas (y también en las actividades extracurriculares ligadas al medio escolar). Además de los factores de contexto familiar y social, algunos investigadores (Duncan, S. y Duncan, T. 2000) también han examinado si el fracaso académico es un “indicador principal” del 22 consumo de sustancias, en el sentido que predice el desarrrollo de las mismas. Plantean que existe evidencia creciente de que el fracaso escolar es un factor de riesgo para el desarrollo del consumo de sustancias y otros comportamientos problema. El fracaso académico predice el desarrollo de la depresión, problemas de conducta y consumo de tabaco y otras sustancias. Es decir, que aquéllos que se desempeñan pobremente en la escuela están en riesgo mayor de asociarse con iguales desviados y en participar en consumo de sustancias y otros comportamientos problema. Este resultado implica que puede ser posible prevenir el consumo acelerado de sustancias previniendo el fracaso académico y mejorando o promoviendo el éxito académico. El Modelo de los Comportamientos Problema Complementando al modelo anterior, el modelo teórico de los comportamientos problema para estudiar y comprender el consumo de sustancias en la adolescencia fue planteado y desarrollado por Jessor y Jessor (1977). Definen a los comportamientos problema como aquel tipo de actividades definidas socialmente como problemáticas, que son fuente de preocupación, o que se consideran indeseables para las normas convencionales. Además, su ocurrencia provoca algún tipo de respuesta de control, la cual puede ser leve (la reprobación, la amonestación por parte de los adultos) o puede ser más severa (por ejemplo, el encarcelamiento) (Luengo Martín, 2000). Jessor y Jessor (1977) afirman que los comportamientos tales como consumo de sustancias, comportamiento antisocial, fracaso académico y comportamiento sexual son concurrentes. Plantearon la hipótesis de que un único factor de comportamiento no convencional es común a todos los comportamientos problema en los adolescentes, basándose en sus resultados de sólidas correlaciones entre elevado consumo de alcohol, consumo de marihuana, relaciones sexuales tempranas y desviación general. La teoría de comportamientos problema de Jessor y Jessor ha sido apoyada por la investigación empírica demostrando relaciones entre el consumo de alcohol, cigarrillo, hachis y consumo y abuso de otras sustancias, delincuencia, comportamiento antisocial, práctica sexual precoz e insegura y fracaso académico o bajas expectativas de logro académico. 23 De acuerdo a la teoría de comportamientos problema, existen fuertes interrelaciones entre los comportamientos problemas en el adolescente porque tienen causas o influencias comunes. Estas serían los factores de riesgo en los contextos sociales referidos por Hawkins y Catalano (1992) y anteriormente explicados. El Modelo de la Regulación Afectiva Para comprender los factores de riesgo que favorecen el consumo de drogas se ha concebido también el modelo de regulación afectiva. Este modelo se interesa en el estrés, el afecto negativo y la regulación de los estados de ánimo. De acuerdo a este modelo, los adolescentes que consumen sustancias psicoactivas, lo hacen para regular los estados afectivos, por ejemplo, para escapar, evitar estados de ánimo desagradables y para lograr otros más placenteros cuando se encuentran frente a situaciones estresantes. Los estresores vitales -sean o no vitales normativos- y las cargas crónicas relacionadas con la escuela y la familia están consistentemente relacionados fuertemente con niveles más elevados de consumo de cigarrillos, alcohol y drogas ilegales. (Gray-Cerbone, 2000). Según Hoffmann et al. (2000), que han desarrollado la teoría del estrés-enfrentamiento para enfocar los problemas del consumo de sustancias en la adolescencia, la adolescencia temprana es una etapa en que los jóvenes amplían sus marcos sociales y asumen más responsabilidades en la escuela y en el hogar. Consecuentemente, existen potencialmente más situaciones en que los adolescentes experimenten situaciones estresantes. Asimismo, los adolescentes, más que los niños o los adultos, tienden a ver su ambiente como antagónico. Debido a las características del desarrollo cognitivo en esa etapa, las percepciones del mundo social son frecuentemente dirigidas hacia sí mismos e introspectivas. Los estresores percibidos juegan un papel creciente en la vida de los adolescentes. Además, algunos estudios apuntan a que los adolescentes realmente experimentan más acontecimientos vitales que los niños o los adultos. De esta forma, la carga real o percibida de estrés durante la adolescencia lleva frecuentemente a adaptaciones negativas, tales como un aumento en el consumo de drogas. 24 Otra característica de la etapa de la adolescencia es que existe una inclinación creciente a reaccionar ante la adversidad a través de una variedad de comportamientos desadaptativos. Los jóvenes están pobremente preparados para manejar la adversidad y carecen del poder para afrontar con efectividad las situaciones difíciles que les ocurren. Comparados con los niños, los adolescentes tienden más a reaccionar a los eventos estresantes con emociones negativas y reacciones psicológicas tales como depresión, ira, frustración, nerviosismo y ansiedad (Hoffman, J. 2000). Además, en la medida en que el número de acontecimientos vitales aumenta, la probabilidad de involucrarse en el consumo de drogas, delincuencia y otros comportamientos desviados, aumenta. Duncan et al. (1977) mencionan diferentes estudios para avalar esta realidad. Se ha encontrado que aquellos jóvenes que aumentaron su policonsumo de sustancias psicoactivas presentaron más ideas suicidas que los que aumentaron poco su consumo de sustancias. Los niveles promedio de consumo de alcohol en los adolescentes se relacionaron con las ideas suicidas en la adultez joven para ambos sexos. Asimismo, se concluye que el consumo de sustancias interfiere o deteriora el funcionamiento físico, psicológico o emocional, incluyendo las ideas suicidas. Relacionado con esto, King, R.A. et al. (2001) encontraron que la implicación en riñas físicas, la aparición de actividad sexual y el consumo (aunque sea de nivel bajo) de tabaco, hachís o alcohol aumentaban significativamente el riesgo de ideas suicidas o tentativa de suicidio Consideran estos autores que, consiguientemente, entonces, la autodestrucción hacia dentro aparentemente viaja junto con el comportamiento antisocial hacia afuera. Es decir, que la interiorización de los problemas expresada en comportamientos autodestructivos concurre con la exteriorización de los problemas, manifestada en los comportamientos desviados. Encontraron, asimismo, que el riesgo aumentado de ideas suicidas y tentativa de suicidio estuvieron relacionados con la baja supervisión parental; estos autores explican este resultado afirmando que la supervisión en sí misma puede facilitar la comunicación y la auto revelación y apertura por parte del hijo, por lo cual los padres pueden saber si el estado emocional del hijo puede necesitar ayuda. 25 Abundando sobre la relación entre estrés emocional y consumo de sustancias Windle et al., 2001, estudiaron la relación entre el consumo de sustancias y la depresión en los adolescentes e identificaron una concurrencia significativa de la misma con los problemas del abuso de alcohol y otras sustancias, siendo el cigarrillo el más fuerte predictor de sentimientos depresivos que encontraron. Afirman que se hace necesario reconocer que hay una concurrencia sustancial entre los comportamientos de fumar y los síntomas depresivos en la adolescencia. Consecuentemente, para maximizar la efectividad del tratamiento, es importante que las intervenciones contra el fumar evalúen los niveles de problemas de internalización (como estado de ánimo depresivo, baja autoestima e ideas suicidas) y cuando sea apropiado, incluir componentes que se dirijan, tanto a los comportamientos de fumar, como a los síntomas concomitantes de internalización. Para resumir la importancia de la presencia de estrés, Wills, T.A. et al. (1996) afirman que el estrés en la vida es un factor de riesgo para el consumo de sustancias a través de todas las fases del consumo, desde el inicio hasta el mantenimiento, y la forma en que las personas responden a situaciones estresantes son predictores importantes del consumo. 26 OBJETIVOS DEL ESTUDIO Si bien se tiene cierta información sobre el problema del consumo de sustancias psicoactivas en las chicas adolescentes escolares españolas, no es menos cierto que la realidad grancanaria no está plenamente estudiada. Es necesario conocer con mayor profundidad el problema del consumo de sustancias en las chicas adolescentes de los centros de educación secundaria grancanarios, la frecuencia con que se presenta, características del consumo, creencias y actitudes que poseen las chicas hacia las sustancias, así como adentrarnos en el análisis del por qué unas chicas adoptan estos comportamientos y otras no, teniendo en cuenta los factores de riesgo planteados en la bibliografía revisada dentro del marco conceptual. Esta información permite diseñar programas preventivos que satisfagan las necesidades particulares de la población femenina en esta importante etapa de la vida. Este estudio tuvo como objetivos los siguientes: 1) Determinar la frecuencia del consumo de cigarrillos, alcohol, hachís, tranquilizantes, y el resto de drogas ilegales, así como las creencias y actitudes hacia las tres primeras. 2) Identificar la presencia en la población femenina adolescente de factores de riesgo seleccionados. 3) Conocer si existe relación entre el consumo de cigarrillos, alcohol, marihuana y los siguientes factores: • Contexto familiar: estructura familiar, relaciones afectivas con los padres, percepción de comprensión, presencia de conflictos, gusto por estar en la casa; tiempo empleado con los padres, supervisión parental y consumo de sustancias en los padres y hermanos; tolerancia de los padres hacia el consumo de sustancias en las hijas. • Contexto social: consumo de sustancias en las amistades, tiempo en compañía de los amigos; empleo del tiempo libre: (actividades deportivas, andar por la calle, irse de marcha, leer, tocar instrumentos, usar internet). 27 • Contexto escolar: absentismo voluntario a clases, insatisfacción con la escuela y notas que generalmente obtiene. • Comportamientos antisociales: agresión a propiedad ajena, hurto a familia y comercio, burla de compañero y riñas. • La frecuencia y tipos de acontecimientos vitales experimentados en el año anterior; las ideas y tentativas suicidas, el consumo de psicofármacos. 28 METODO Se realizó un estudio de corte transversal de la población de sexo femenino que asiste a los institutos de enseñanza media de Gran Canaria. La muestra estuvo compuesta por 204 chicas de tres institutos de Gran Canaria, tomados al azar y representativos de las diferentes zonas de la isla. En cada centro se tomó una submuestra de 3 aulas al azar y en ellas se encuestaron a todas las chicas. La edad promedio de las encuestadas fue 16,3 años. La composición sociodemográfica fue la siguiente: TABLA Nº. 1 CON QUIEN VIVE ACTUALMENTE ESCOLARIDAD PADRES f % Ambos padres 160 78,43 Con la madre 34 16,67 Con el padre 04 Con ninguno TOTAL PADRE MADRE f % f % Sin estudios 31 15,20 23 11,24 1,96 Graduado escolar 82 40,20 87 42,65 06 2,94 Bachiller 31 15,24 38 18,63 204 100,00 E. Universitarios 33 16,16 30 14,73 No Sabe 27 13,22 26 12,75 TOTAL 204 100,00 204 100,00 29 MEDICIONES Se elaboró un cuestionario al efecto con items de cuestionarios de diferentes autores (Ary D.V., 1999; Duncan S et al. 1998; 2000; Hoffmann J., 2000; Peretti C. et al. 1999; Wills T.A. et al. 1996) que respondieran a los objetivos del estudio. Además, se realizó un pretest en el que se probó el cuestionario en un grupo de 30 chicas. El cuestionario, autoadministrado, de carácter anónimo, se aplicó en grupo, en las aulas de los institutos por las investigadoras. Se midieron las siguientes variables: Sociodemográficas: Con quién vive actualmente: ambos padres-con la madre-con el padre-con ninguno. Nivel de escolaridad del padre y de la madre: sin estudios-graduado escolar-bachiller- estudios universitarios Consumo de sustancias psicoactivas: Frecuencia y características Consumo de tabaco: Frecuencia: Cuántas veces ha fumado: nunca-fumaba y lo dejó-una sola vez en la vida-4 o 5 veces-varias veces al mes-varias veces a la semana-todos los días. Creencias y actitudes: Responder Si o No si cree que el cigarrillo: calma los nervios-da más seguridad-es difícil negarse cuando la invitan-le gusta-le ayuda a adelgazar-le gusta fumar con amigos. Consumo de alcohol: Frecuencia: Con cuánta frecuencia bebe: nunca-una vez en la vidavarias veces en la vida-varias veces al mes-varias veces a la semanasolamente los fines de semana-diariamente. Cuántas veces se ha embriagado: ninguna-una sola vez -varias veces en la vida-una o dos veces al mes-más de dos veces al mes. Si en el último mes ha bebido 3 o más copas en una sola noche: nunca-una vez-dos o más veces 30 Responder SI o NO si considera que su consumo excesivo de alcohol es un problema para ella. Creencias y actitudes: Responder Si o NO si cree que: es agradable tomarse unas copas con los amigos- le gusta- le hace sentir más segura- calma los nervios-no puede negarse cuando la invitan. Consumo de hachís: Frecuencia: con cuánta frecuencia ha consumido hachís: nunca-uno o dos veces en la vida-más de 10 veces-varias veces al mes-varias veces a la semana-diariamente. Creencias y actitudes: Responder SI o NO: si cree que es dañino para la salud-si puede afectar el rendimiento escolar-si cree que puede provocar dependencia-si cree que es responsable de gran número de accidentes-si cree que es un hábito como otro cualquiera-si calma los nervios-le gusta consumirlo con amigos-le cuesta negarse cuando la invitan-le gusta consumirlo sola. Para las consumidoras: Por qué consume hachís: por curiosidad-para estar en la onda-le apetece, es bueno, agradable; le hace sentirse bien-porque lo hacen los amigos-para enfrentarse a los problemaspara desconectarse-para buscar nuevas sensaciones. Contexto familiar. Estructura familiar: Con quién vive actualmente: con ambos padrescon la madre sólo- con el padre sólo-con ninguno de los dos. Relaciones con los padres: Responder SI o NO: si le gusta estar en casa-si los padres tratan de comprenderla-cómo es la relación con el padre y con la madre: muy buena-buena-regular-mala-muy mala; tiene conflictos con los padres: nunca-casi nunca-a veces –casi siempre-siempre. Tiempo empleado con los padres: Cuántas tardes o noches pasa durante la semana hablando o saliendo con la familia, desde ninguna hasta 5 o más; cuánto tiempo pasa durante el fin de semana con la familia: mucho-bastante-poco- muy poco. 31 Supervisión parental: Responder SI o NO: si los padres la dejan ir a cualquier sitio sin tener que pedirles permiso-si puede hacer cosas los fines de semana sin decirle a los padres exactamente a dónde va. Consumo de sustancias por los padres: ninguno consume-sólo el padre-sólo la madre-los dos Tolerancia de los padres hacia el consumo de sustancias en la hija Responder SI o NO: le prohíben el consumo-pueden consumir en ciertas circunstancias-puede hacer lo que desee. Consumo de sustancias por los hermanos: ninguno consume-algunostodos. Contexto social: Consumo de sustancias por los iguales: cuántos amigos consumen: ninguno-uno-dos-tres-más de 3. Empleo del tiempo con iguales: cuántas tardes o noches pasa a la semana hablando, haciendo deportes o saliendo con amigos: desde ninguna hasta cinco o más; cuánto tiempo pasa el fin de semana con los amigos hablando, haciendo deportes o saliendo, desde ninguno hasta mucho. Empleo del tiempo libre: Cuántas tardes o noches a la semana emplea generalmente en: deportes-actividades organizadas por la escuela-estar en la calle-salir de marcha-tocar un instrumento-leerInternet, desde ninguna hasta cinco o más. Contexto escolar: Satisfacción con la escuela: Si le gusta ir a clase: mucho-poco-nada; responder SI o NO si ha dejado de ir a clases porque no le apetecía. Aprovechamiento escolar: cómo son generalmente sus notas: sobresaliente-notable-aprobado. Ausentismo voluntario: Responder SI o NO si ha faltado a clase porque no le apetecía. 32 Esfera de la regulación afectiva: Acontecimientos Vitales : Responder SI o NO si le ha sucedido en el último año los siguientes acontecimientos: se enfermó o tuvo un accidente grave-un hermano/hermana se enfermó o tuvo un accidente grave-uno de sus padres perdió su trabajo o lo dejó-su familia tuvo serios problemas económicos-se mudaron a otra casavio menos a alguno de sus padres-sus padres se divorciaron o separaron-su padre o madre se volvió a casar-vino a vivir a su casa la pareja de su padre o de su madre-sus padres comenzaron a tener problemas emocionales-su padre o madre falleció-alguno de sus hermanos falleció-alguno de sus abuelos, tíos o primos falleció-un amigo cercano falleció-se cambió de instituto-ella y su novio terminaron-tuvo problemas en el instituto-comenzó una relación seria-se quedó embarazada-tuvo problemas con la policía-tuvo problemas con el novio-tuvo peleas con sus padres-tuvo problemas con los amigos. Ideación y tentativa suicida: Responder SI o NO: si ha deseado alguna vez suicidare o si ha intentado alguna vez suicidarse. Consumo de psicofármacos: Con cuanta frecuencia ha consumido tranquilizantes o antidepresivos: nunca-una sola vez en la vida-cuatro o cinco veces en la vida-varias veces al mes-todos los días. Comportamientos Antisociales: Responder SI o NO si alguna vez ha cometido actos vandálicos, rompiendo escaparates de tiendas, coches, cabinas de teléfonos-ha cogido dinero de su familia sin permiso- ha cogido artículos de un centro comercial, tienda o estanco-ha ignorado, se ha burlado o molestado a algún compañero-se ha visto envuelta en alguna pelea. Análisis Estadístico Se calcularon las frecuencias de las variables en tantos por ciento; para la relación entre variables se halló la significación de la asociación entre ellas mediante la prueba de chi cuadrado y en aquellas variables que estaban asociadas, se estimó la magnitud de 33 esa asociación, a través del Odd Ratio y su intervalo de confianza, con una confiabilidad del 95,0%. 34 RESULTADOS. Consumo de sustancias psicoactivas La Tabla nº 2 muestra los resultados de la frecuencia del consumo de sustancias psicoactivas en las chicas; los mismos son bastante similares a los encontrados en la Encuesta sobre Drogas a la Población Escolar (Observatorio Español, 1998). TABLA Nº. 2. CONSUMO DE SUSTANCIAS (N=204) Alguna vez en la vida y más Alcohol Cigarrillo Hachís Psicofármacos Cocaína Extasis Speed/anfetaminas Alucinógenos Sust. Volátiles f 166 130 55 27 06 05 03 02 02 % 81,07 63,75 27,45 13,24 2,94 2,45 1,47 0,98 0,98 Comparando con los datos sobre consumo de drogas fuertes en chicas de países desarrollados, se tienen los resultados de la encuesta francesa en liceos parisinos (Peretti, C. et al., 1999); las chicas grancanarias reportan consumir un poco más cocaína y un poco menos sustancias volátiles y alucinógenos que las parisinas y ambas poblaciones presentan proporciones similares de consumo de éxtasis. La Tabla 2A ofrece la información sobre el consumo del alcohol. La gran mayoría de chicas, por lo menos, ha experimentado con el alcohol, ya que solamente 18,63 % nunca lo ha probado. Comparando con otros países desarrollados, por ejemplo con Francia, mayores proporciones de chicas escolares de 15 años de los liceos parisinos (28,3%) no han experimentado jamás con el alcohol (Peretti, C. et al. 2000). Sin embargo, si tenemos en cuenta los 35 resultados obtenidos en poblaciones femeninas de 15 años de la encuesta de la OMS (Currie, C. 2001) en otros países europeos, la cifra de no consumidoras de alcohol de nuestro estudio es similar a la que se obtuvo para países como Suiza (17%) y Noruega (14%), que son los que más se acercan a nuestros resultados, ya que, a excepción de Israel (en que 38% nunca ha bebido), en los demás países, proporciones muy bajas de chicas expresan no haber experimentado nunca con el alcohol; hay países como Escocia y República Checa en que sólo 2% y 3 % de chicas de 15 años nunca han probado el alcohol. La Tabla 2A muestra también que la tercera parte de chicas en nuestro estudio son bebedoras regulares (beben varias veces al mes, varias veces entre semana y sólo los fines de semana) y que casi la mitad se ha embriagado, por lo menos, una vez. Las chicas de 15 años de los liceos parisinos, por ejemplo, reportaron en una proporción algo menor (39,4%) haberse embriagado por lo menos una vez (Peretti, C. et al. 1999). En nuestro estudio hay un grupo de chicas, (11,27%), que afirma haber bebido tres o más copas en una noche en el último mes; esta proporción es también más baja en las chicas parisinas (7,8%) (Peretti, C. et al. 1999) TABLA Nº. 2A Consumo de alcohol f % Nunca 38 18,63 Una vez en la vida 23 11,27 Varias veces en la vida. 70 34,32 Varias veces al mes 18 8,82 Varias veces a la semana 02 0,98 36 Solo fines de semana 53 25,98 Diariamente 00 0,00 TOTAL 204 100,00 Se ha embriagado alguna vez 93 45,59 f % 3 o más copas en una noche 23 11,27 Su consumo excesivo es un problema (N=26) 13 50,00 TABLA Nº. 2A continuación Consumo de alcohol Opiniones sobre el consumo de alcohol Es agradable beber con amigos Le gusta Fácil acceder a presión social Calma los nervios Hace sentir más segura 146 71,57 104 50,98 63 30,88 22 04 10,28 1,96 Si observamos las creencias y actitudes hacia el consumo de alcohol (Tabla 2A), es muy común en las adolescentes estudiadas el atribuirle disfrute al consumo social del alcohol y el agrado por la 37 sustancia; sin embargo, pocas le confieren al alcohol un carácter relajante. Aunque en menor proporción que el alcohol, la experimentación con el tabaco también está generalizada (Tabla No. 2B), ya que la mayoría ha fumado cigarrillos alguna vez y cerca de la quinta parte lo consume actualmente (varias veces al mes, a la semana o todos los días). Se observa que la décima parte fuma diariamente. Esta proporción es similar a la de Portugal y Eslovaquia (10%), aunque inferior a la de Alemania, por ejemplo, en que el 25% de chicas de 15 años fuma diariamente (Currie, C. 2001). Con relación a las creencias y actitudes hacia el tabaco (Tabla 2B), una minoría de chicas le confiere al cigarrillo ciertas propiedades positivas, tales como que es relajante y que ayuda a adelgazar, ya que la mayoría , a pesar de haber experimentado con el cigarrillo, no presenta actitudes positivas hacia el tabaco. TABLA Nº. 2B Consumo de cigarrillos f % Nunca 74 36,27 Fumaba y lo dejó 26 12,75 Una vez en la vida 33 16,18 Cuatro o cinco veces 32 15,69 Varias veces al mes 12 5,89 Varias veces a la semana 5 2,66 Todos los días 22 10,76 TOTAL 204 100,00 38 Opiniones sobre el cigarrillo % f Calma los nervios Ayuda a adelgazar Da más seguridad 44 21,57 32 15,69 7 3,45 La mayoría de chicas nunca ha consumido hachís; sin embargo, la tercera parte (26,96%) ha experimentado o es consumidora ocasional o regular (Tabla nº 2C). Esta cifra es algo inferior a la que presentan las adolescentes parisinas, en que el 37% a los 15 años ya ha probado el hachís por los menos una vez (Peretti, C. et al., 1999). Con relación a las creencias y actitudes hacia el hachís, hay un grupo de chicas en nuestro estudio que infravalora o ignora los peligros de esa droga. Una buena proporción (38,76%) le confiere propiedades relajantes. Las razones del consumo de hachís por las chicas consumidoras aparecen también en la Tabla 2C. El disfrute, la curiosidad, la evasión y la búsqueda de sensaciones son las ofrecidas con más frecuencia. TABLA Nº. 2C Consumo de hachís f %- Nunca 149 73,04 Una o dos veces en la vida 31 15,20 Más de 10 veces en la vida 14 6,86 39 Varias veces al mes 7 3,43 Varias veces a la semana 3 1,47 204 100,00 Calma los nervios 79 38,76 No es responsable de accidentes 53 25,98 No afecta el rendimiento escolar 26 12,75 No es dañino para la salud 23 11,27 No provoca dependencia 21 10,29 Me apetece, es bueno, agradable 26 47,27 Me hace sentirme bien 24 43,64 TOTAL Opiniones sobre el hatchís Razones de consumo (N=55) 40 Por curiosidad 24 43,64 Para desconectarme 20 36,36 Buscar nuevas sensaciones 19 34,55 Enfrentar los problemas 04 07,27 Para estar en la onda 02 03,64 Porque lo hacen mis amigos 01 01,82 TABLA Nº. 2C continuación La Tabla 3 muestra la frecuencia de las variables estudiadas del contexto familiar. La gran mayoría de las chicas parece no presentar dificultades en el área de las relaciones con los padres, si bien es de señalar que casi la cuarta parte afirma que tiene una relación con el padre de regular a muy mala; esta cifra desciende al 14,70% en el caso de la madre. 41 TABLA Nº. 3 CONTEXTO FAMILIAR (N=204) f % No le gusta estar en la casa 27 13,24 Los padres no tratan de entenderla 34 16,67 Relación con el padre de regular a muy mala 47 23,04 Relación con la madre de regular a muy mala 30 14,70 Conflictos con los padres casi siempre o siempre 16 07,84 f % 21 10,29 Relaciones Familiares TABLA Nº. 3 continuación Empleo del Tiempo con la Familia No pasa ninguna tarde o noche a la semana 42 Emplea poco o ningún tiempo el fin de semana 83 40,68 Le dejan ir a cualquier sitio sin pedir permiso 29 14,22 Puede salir los fines de semana sin decir a dónde va 45 22,06 Uno o ambos suelen beber 102 50,00 Tolerancia total o parcial 136 66,17 Uno o ambos padres fuman 121 59,31 Hermanos fuman (N=180) 53 28,89 Tolerancia total o parcial padres 64 31,38 Supervisión Parental Consumo alcohol padres y tolerancia hacia beber en hijos Consumo de cigarrillos por padres, hermanos 43 TABLA Nº. 3 continuación f % 11 5,39 12 5,88 Consumo de hachís en padres Alguno o ambos padres consumen Tolerancia total o parcial de padres La mayoría pasa bastante tiempo con la familia, más en las tardes o noches entre semana (de lunes a viernes) que los fines de semana. Si bien también la mayoría es supervisada por los padres en las salidas, esta supervisión es mayor entre semana que los fines de semana. En este último caso, más de la quinta parte afirma que puede salir sin decir a dónde va. Con respecto al consumo de sustancias en los padres (Tabla No. 3) es interesante señalar que es muy frecuente el consumo de alcohol y cigarrillos, siendo este último hábito más generalizado, llegando a proporciones muy elevadas (59,31%). Casi la tercera parte de los hermanos también fuma. Según el 50% de las chicas, uno o ambos padres suelen beber. Vale la pena destacar que la tolerancia de los padres hacia el consumo de alcohol y cigarrillos en las hijas se diferencia en que es mucho mayor para el hábito de beber, ya que la gran mayoría le permite a las hijas libremente o en ocasiones consumir alcohol, respondiendo a la aprobación social que se le confiere al hábito de beber. Contrariamente, los padres fumadores 44 (que son un poco más que los que suelen beber), en su mayoría le prohíbe a las hijas que fumen, siendo menos de la tercera parte los que son tolerantes total o parcialmente. Muy pocos padres consumen hachís, según lo referido por las hijas y la gran mayoría de ellos les prohíben el uso de dicha droga (Tabla nº 3). En la Tabla nº 4 se puede observar la percepción de la frecuencia del consumo de sustancias que tienen las chicas de sus amistades. La gran mayoría percibe que el hábito de fumar es frecuente en su entorno y una buena proporción (44,61%), que el consumo de hachís también está generalizado. La gran mayoría de chicas pasa bastante tiempo en compañía de las amistades entre semana y los fines de semana. TABLA Nº. 4 CONTEXTO SOCIAL (N=204) f % Tres y más amigos fuman 155 75,98 Cuatro y más amigos consumen hachís 91 44,61 Bastante o mucho tiempo con amigos fines de semana 148 72,55 Dos o más tardes a la semana con las amistades 137 67,15 45 Empleo del tiempo libre: Dos y más tardes o noches a la semana: Estar en la calle 145 71,08 Leer 117 57,36 Deportes 105 54,91 f % Internet 88 43,13 Salir de marcha 71 34,08 Actividades organizadas escuela 06 02,94 Tocar instrumento 05 02,83 TABLA Nº. 4 continuación Con relación a las actividades en el tiempo libre (Tabla No. 4) llama la atención que estar en la calle fue la actividad más frecuente, 46 respondida por el 71,08% de las chicas. Un poco más de la mitad afirma que lee dos o más tardes o noches a la semana y es bastante la proporción que navega por Internet. Un buen grupo de estas escolares (la tercera parte) tiene el hábito de salir de marcha. Es interesante destacar que prácticamente no se estudia música, ya que sólo cinco tocan un instrumento. El contexto escolar (Tabla No. 5) resulta poco favorable, según los resultados, ya que la mayoría tiene un bajo rendimiento académico (57,35% con notas generalmente de aprobado) y está disgustada con la escuela (al 64,70% le gusta poco o nada ir a clase). Este disgusto por la escuela está generalizado en las adolescentes de países desarrollados, ya que se obtuvieron cifras similares para Portugal (65%) y proporciones superiores para otros países, tales como Noruega (75%) y Suecia (91%) (Currie, C. 2001). TABLA Nº. 5 CONTEXTO ESCOLAR (N=204) f % 117 57,35 Le gusta poco o nada ir a clase 132 64,70 Absentismo voluntario a clase 39 19,12 Notas generalmente aprobado Insatisfacción con la escuela: En la Tabla No. 6 aparecen los 6 acontecimientos vitales más frecuentes experimentados por las escolares en el último año. Se observa que los 4 primeros son de naturaleza interpersonal, es decir, del área de las relaciones con los padres y sentimentales, de carácter más subjetivo en la apreciación. El resto son acontecimientos objetivos, como pérdidas de familiares, cambio de 47 instituto, enfermedad y problemas económicos. Estos datos coinciden esencialmente con los encontrados en una encuesta de 4 300 estudiantes de secundaria en Estados Unidos (Garfindel et al. 1986), ya que los más frecuentes resultaron ser en aquella población: romper con el novio, aumento de peleas con los padres, fallecimiento de familiares, problemas financieros y problemas con las amistades. Es decir, que se corrobora que las tensiones en la familia, y en las relaciones amorosas y sociales, así como las pérdidas y dificultades financieras son estresores comúnmente experimentados en la etapa de la adolescencia. TABLA Nº.6 REGULACIÓN AFECTIVA (N=204) f % Tuvo peleas con los padres 63 30,88 Comenzó una relación seria 58 28,43 Tuvo problemas con el novio 54 26,47 Terminó con el novio 49 24,02 Se cambió de instituto 45 22,06 Serios problemas económicos en familia 28 13,73 Acontecimientos vitales en el último año : 48 Ideas y tentativa de suicidio: Deseo de suicidio 57 27,94 Intento de suicidio 16 7,84 Con respecto a las ideas y tentativa de suicidio, se observa en la Tabla No. 6 que una proporción apreciable de chicas afirma haber deseado suicidarse y que 16 de ellas lo han intentado. Estas cifras, aunque elevadas, son inferiores a las encontradas en los liceos parisinos (34,9% y 15,5%, respectivamente) (Peretti, C. et al. 1999). Por último, aunque no están generalizados los comportamientos antisociales, alrededor de la quinta parte y menos (Tabla No. 7) ha cometido delitos de mayor o menor gravedad o se ha visto envuelta en riñas. TABLA Nº. 7. COMPORTAMIENTOS ANTISOCIALES ( N=204) f % Burlarse de un compañero 88 43,14 Coger artículos sin pagar 44 21,57 Verse envuelto en peleas 38 18,63 Coger dinero a familiares 33 16,18 Dañar propiedad pública o ajena 09 04,41 49 Factores relacionados con el consumo de sustancias No se encontró relación entre ningún factor de los estudiados y el consumo de alcohol solamente, ni siquiera en el caso de las 35 bebedoras regulares que no consumen ninguna otra sustancia. En el caso del cigarrillo, no se analizó la relación entre los factores con el consumo de cigarrillos, puesto que prácticamente no hay chicas que solamente fumen cigarrillos, ya que todas las 71 chicas que han fumado por lo menos 3 o 4 veces y más (experimentales, ocasionales y regulares) han consumido alcohol, por lo menos 3 o 4 veces en la vida, y las fumadoras regulares, casi todas fuman hachís. Con respecto al hachís, no hay ninguna chica que lo consuma solamente. Se buscó, entonces, la significación estadística y magnitud de la relación entre el consumo de sustancias y el hachís, lo que se muestra en la Tabla No. 8. Todas las sustancias están fuertemente relacionadas con el consumo de hachís. Como se observa en la Tabla No. 8, de las 22 fumadoras regulares (fuman diariamente) que hay en la población total, 19 consumen hachís, teniendo estas chicas casi 26 veces más probabilidad de consumir hachís que las que no son fumadoras, o son fumadoras experimentales u ocasionales. La influencia del cigarrillo sobre el hachís evidencia también en que aun las ex – fumadoras tienen tres veces más probabilidades de consumir hachís. TABLA Nº. 8 RELACION ENTRE CONSUMO DE SUSTANCIAS Y HACHIS Sustancias Hachis No Hachis Total N=55 N=149 N=204 f % f % f % p* OR ** IC *** Fuma diariamente 19 34,55 03 01,47 22 10,75 <0.000 25.685 6.664-15.982 Exfumadora 12 21,82 14 06,86 26 12,75 <0.033 50 2.691 1.069-6.764 Bebe varias veces al mes y más 33 60.00 40 26,85 73 35,78 <0.000 4.087 2.034-8.260 Embriagada varias veces y más 32 58,18 19 12,75 51 25,00 <0.000 9.519 4.373-209.37 Drogas ilegales por 19 34,55 lo menos una vez 00 00.00 19 9,31 <0.000 Inf. 14.882-inf *Chi cuadrado ** El odds ratio alcanza valores entre cero (“0”) e infinito. Uno (“1”) es el valor neutral y significa que no existen diferencias entre los grupos comparados; cercano a cero o a infinito significa una gran diferencia. Un odds ratio mayor que uno significa que el grupo uno tiene una mayor proporción que el grupo dos; si lo opuesto fuera la realidad, el odds ratio será menor que uno. *** Intervalo de Confianza del 95% El consumo de alcohol muestra una relación similar con el consumo de hachís, aunque de menor magnitud. De las 73 bebedoras regulares (bebe varias veces al mes y más) de la población escolar femenina total estudiada, 33 son consumidoras de hachís, lo que representa que tienen 4 veces más probabilidad de consumir hachís que las que nunca han probado el alcohol, o lo han experimentado o consumido ocasionalmente. En esta misma línea, las que se han embriagado varias veces y más, tienen casi 10 veces más probabilidades que las que se han embriagado una o ninguna vez. Con respecto a las drogas ilegales, la totalidad de las que han consumido las mismas son consumidoras de hachís, teniendo grandísimas probabilidades de consumo frente a las que nunca han probado una droga ilegal. Por tanto, exceptuando las 35 chicas bebedoras regulares que no consumen ninguna otra sustancia, lo que predomina es un patrón de policonsumo de sustancias. 51 Factores relacionados con el consumo de hachís La Tabla No. 9 muestra los factores que se encontraron significativamente relacionados con el consumo de hachís, así como la magnitud de dicha relación. Como se observa, con respecto al contexto familiar, se identificaron factores, tanto de estructura como de funcionamiento. En el primer caso, las chicas de hogares desintegrados tienen más del doble de probabilidad de consumo de hachís que las de hogares donde conviven con ambos padres. En cuanto a factores de funcionamiento familiar, fueron significativos los de poco o ningún tiempo empleado con la familia el fin de semana (que casi triplica en la chica la probabilidad de consumir hachís), el consumo de alcohol en uno o ambos padres (no se encontró, sin embargo, relación con el consumo de tabaco o hachís en ellos) y estilos educativos relacionados con la tolerancia hacia el consumo de sustancias (tolerancia total o parcial hacia el consumo de alcohol y de hachís, en este caso aumentando la probabilidad de consumo en las hijas en 6 veces). Asimismo, las chicas con poca o ninguna supervisión de los padres durante las salidas de fines de semana consumen hachís dos y media veces más que las que son supervisadas por sus padres. No se encontró ninguna relación con factores de percepción de dificultades en las relaciones con los padres, disgusto por estar en la casa, incomprensión o presencia de conflictos y consumo de hachís. 52 TABLA Nº. 9 FACTORES RELACIONADOS CON EL CONSUMO DE HACHIS Factores Hachis No Hachis Total N=55 N=149 N=204 f % f % f p* OR ** IC*** % CONTEXTO FAMILIAR: No convive con ambos padres 20 36,36 29 19,46 49 24,02 <0.012 2.365 1.194-4.681 Uno o ambos padres suelen beber 35 63.63 66 44.30 101 49,51 <0.014 2.201 1.163-4.163 Una o ninguna noche con familia 22 40,00 31 20,81 53 25,98 <0.010 2.538 1.233-5.227 Poco o ningún 33 tiempo familia fin de semana. 60,00 50 33,56 83 40,69 <0.002 2.970 1.498-5.913 Tolerancia padres consumo hachis 14,55 04 02,68 12 05,88 <0.005 6.170 1.588-25.705 08 53 TABLA Nº. 9 Continuación Factores Tolerancia padres beber hija Hachís No Hachís Total N=55 N=149 N=204 f 44 No supervisión 199 padres fin de semana f p* OR** IC*** % % f % 80,00 91 61,07 135 66,18 <0.018 2.549 1.157-5.719 34,55 26 17,45 45 22,06 <0.016 2.549 1.157-5-71 CONTEXTO SOCIAL: Dos y más amistades fuman 54 98,18 97 65,10 151 74,02 <0.000 28.948 3.892-15.306 Tres y más amistades fuman hachís 39 70,91 64 42,95 103 50,49 <0.000 4.547 2.321-8.907 Cuatro y más tardes o noches a la semana con amistades 36 65,45 80 53,79 116 56,86 <0.023 2.185 1.104-4.324 Mucho tiempo fin de semana con amistades 34 61,82 52 34,89 86 <0.000 3.111 1.639-5.904 54 42,16 Empleo del tiempo libre: Estar en la calle 5 o más tardes 24 43,64 42 28,19 66 32,35 <0.000 3.663 1.855-7.232 39 70,90 81 54,36 120 58,82 <0.017 2.219 1.141-4.313 CONTEXTO ESCOLAR: Notas generalmente aprobado TABLA Nº. 9 continuación Factores Hachís No Hachís Total N=55 N=149 N=204 f Absentismo voluntario 20 a clases p* OR** IC*** % f % f % 36,36 19 12,75 39 19,12 <0.000 3.910 1.883-8.117 REGULACIÓN AFECTIVA: Problemas en el último año: Con el novio 21 38,18 33 22,15 54 26,47 <0.021 2.171 1.114-4.232 En el instituto 06 10,91 13 08,72 19 09,31 <0.000 3.959 1.833-8.554 55 Ideación y tentativa suicida: ha deseado suicidarse. 28 59.91 29 19,46 57 27,94 <0.000 4.291 2.204-8.355 Ha intentado suicidarse 09 16,36 07 04,70 16 07,84 <0.006 3.969 1.400-11.254 Psicofárma cos una vez 13 y más 23,64 16 7,84 29 14,22 <0.034 2.537 1.063-6.217 <0.000 10.719 2.153-53.352 CONDUCTAS ANTISOCIALES: Dañar propiedad pública 07 12,73 02 01,34 09 04,41 Coger dinero a familiares 19 34,55 14 09,40 33 16,18 Coger artículos sin pagar 23 41,82 21 14,09 44 21,57 Verse envuelta en 21 38,18 17 11,41 peleas 38 Burlarse de compañeros 88 34 61,82 54 36,24 56 5.089 2.328-1.126 <0.000 4.381 2.160-8.885 18,63 <0.000 4.796 2.283- 10.075 43,14 <0.001 2.848 <0.000 1.504-5.393 TABLA Nº. 9 continuación Factores f Hachís No Hachís Total N=55 N=149 N=204 % f % f p* OR** IC*** % CREENCIAS Y ACTITUDES: Cigarrillo calma los nervios 29 52,73 37,75 <0.007 2.347 1.249-4.412 Agradable beber con amigos 46 83,64 100 67,11 146 71,57 <0.020 2.504 1.134-5.529 Hachís no provoca dependencia 13 23,64 08 05,37 21 10,29 <0.000 4.815 1.924-12.048 Hachís no responsable accidentes 23 41,82 30 20,13 53 25,98 <0.002 2.815 1.461-5.565 Hachís no afecta el rendimiento escolar. 14 25,45 12 08,05 26 12,75 <0.000 3.898 1.672-9.087 48 32,21 77 *Chi cuadrado ** El odds ratio alcanza valores entre cero (“0”) e infinito. Uno (“1”) es el valor neutral y significa que no existen diferencias entre los grupos comparados; cercano a cero o a infinito significa una gran diferencia. Un odds ratio mayor que uno significa que el grupo uno tiene una mayor proporción que el grupo dos; si lo opuesto fuera la realidad, el odds ratio será menor que uno. *** Intervalo de Confianza del 95% La influencia del contexto social, básicamente de las amistades (Tabla nº 9), se vio reflejada en la fuerte significación estadística de la relación con su papel como modelos. Las chicas que tienen 57 dos y más amistades que fuman cigarrillos consumen hachís casi 29 veces más que las que tienen una o ninguna amistad que fume. Asimismo, consumen hachís casi cinco veces más las chicas con tres y más amistades fumadoras de hachís. Por otro lado, influye mucho también la elevada cantidad de tiempo empleado con las amistades, tanto entre semana, como los fines de semana. Consecuentemente con esta realidad, la actividad de empleo del tiempo libre que resultó significativamente más frecuente en las consumidoras de hachís, fue el estar en la calle dos y más tardes o noches, lo cual aumenta su probabilidad de consumo en casi cinco veces más, que las que están en la calle una o ninguna tarde o noche. Ninguna otra actividad de tiempo libre se relacionó con el consumo de hachís. En cuanto al contexto escolar (Tabla nº 9), se observa que el pobre desempeño escolar (notas generalmente de aprobado) y la insatisfacción con la escuela (ausentismo voluntario a clase) ponen a la chica en dos y casi cuatro veces más probabilidades de consumir hachís. En la encuesta periódica de la OMS en países desarrollados (Curie, C. et al., 2000) también se encontró que “hacer novillos” está fuertemente asociado al consumo de cigarrillos y alcohol en las chicas. (En aquella investigación no se estudiaron las drogas ilegales). Los factores que recoge el modelo de regulación afectiva también se vieron reflejados en su relación con el consumo de hachís. Dos fueron los acontecimientos vitales experimentados en el último año por las chicas que tuvieron relación con el consumo: los problemas con el novio y los problemas con el instituto, los cuales duplican (el primero) y casi cuadruplican (el segundo), las probabilidades de consumir hachís frente a aquéllas que no han sufrido ninguno de esos dos problemas. El resto de los problemas no tuvo ninguna relación. Asimismo, las chicas que han deseado o intentado suicidarse tienen cuatro veces más probabilidades de consumir hachís, que las que no han presentado ideas o tentativa de suicidio. Muy relacionado con esto, el consumo de psicofármacos (tranquilizantes y antidepresivos) se da también más de dos veces y media en las chicas que consumen hachís que en las que no consumen (Tabla No. 9). 58 Los comportamientos antisociales estudiados, están, en su totalidad, fuertemente relacionados con el consumo de hachís (Tabla nº 9). Dañar la propiedad pública/ajena se observa casi 11 veces más en las que emplean esta sustancia; el coger dinero a familiares, cinco veces más; el coger artículos sin pagar de una tienda, más de cuatro veces; el verse envuelta en peleas, casi cinco veces más; y el burlarse de compañeros, casi tres veces más que las chicas que no consumen hachís. Por último, las chicas con algunas creencias y actitudes positivas hacia el consumo de sustancias tienen más probabilidades de fumar hachís, respondiendo a lo que plantea el modelo de acción razonada, que las que no presentan esas creencias y actitudes (Tabla nº 9). Estas son: conferirle al tabaco propiedades relajantes, minimizar o ignorar algunos de los peligros del hachís y achacar al beber una dimensión de disfrute social. Factores Relacionados con el No Consumo de Sustancias Psicoactivas Como complemento del anterior análisis estadístico, nos propusimos conocer qué factores están relacionados con el no consumo de sustancias, es decir, con el no haber probado nunca ninguna sustancia. Ello nos ayuda a conocer los llamados “factores protectores” para profundizar en la comprensión del problema de consumo de sustancias con fines preventivos. Solamente 27 chicas de las estudiadas no han probado nunca una sustancia. Con respecto al contexto familiar (Tabla nº 10) aparecen algunos factores de funcionamiento y ninguno de estructura. Llama la atención que las chicas que tienen una buena o muy buena relación con su padre tienen más de 9 veces más probabilidad de no consumir ninguna droga, que las que tienen una relación regular, mala o muy mala. Esto coincide en gran medida con los resultados de países desarrollados, en que se encontró una moderada relación entre menos dificultad para conversar con el padre y abstenerse del alcohol (Currie, C. et al. 2000). La relación buena con la madre, sin embargo, no mostró una relación con el no consumo. El pasar mucho tiempo con los padres las aleja del consumo de sustancias, ya que aumenta la probabilidad del no consumo en cinco veces si es 59 entre semana y en casi tres los fines de semana. Las hijas de padres que no suelen beber tienen 10 veces más probabilidad de no consumir sustancias. Al igual que en el análisis anterior, el que los padres fumen cigarrillos o hachís no influye en el no consumo de sustancias en las hijas. Por otro lado, los padres de las chicas que son intolerantes parcial o totalmente a que ellas fumen, las colocan en siete veces menos probabilidades de consumir hachís y los que son intolerantes con el beber, en casi cinco veces menos. No se encontró relación con la prohibición por parte de los padres del consumo de hachís y la abstinencia de esta sustancia en las hijas. El influencia del contexto social en el no consumo de sustancias (Tabla nº 10). También se hizo patente en este estudio. Las chicas que no tienen ninguna amistad que fume hachís tienen nueve veces más probabilidades de no consumir hachís. El no tener amistades que fumen cigarrillos no tuvo relación con abstenerse de consumir sustancias. Resultó ser muy fuerte la relación de no pasar ninguna o solamente una tarde o noche con los amigos entre semana (17 veces más probabilidad de no consumo), así como pasar poco o ningún tiempo en su compañía los fines de semana (casi nueve veces más). Esto también se constató en el estudio de la OMS, ya que pasar menos noches con amistades resultó relacionado con el no consumo de alcohol (Curie C., et al., 2000). Dos fueron las actividades de tiempo libre que resultaron relacionadas con la abstinencia de las sustancias: estar en la calle una o ninguna tarde o noche (seis veces más de probabilidad de no consumo) y leer dos días y más a la semana (casi cuatro veces más). El contexto escolar estuvo representado en el aprovechamiento académico y la satisfacción con la escuela. Las chicas que obtienen notas generalmente de sobresaliente y que les gusta ir a clases tienen cinco y casi cuatro veces menos probabilidad de consumir sustancias que las demás. Este último factor también estuvo relacionado con abstenerse del alcohol en las chicas de otros países desarrollados (Curie, C., et al., 2000). 60 TABLA Nº. 10 FACTORES RELACIONADOS CON EL NO CONSUMO DE SUSTANCIAS FACTORES No consumo Consumo Total N=27 N=177 N=204 f % f % f p* OR** IC*** % CONTEXTO FAMILIAR: Relación buena con padre 26 96,30 130 73,45 156 76,47 <0.000 9.400 1.241-71.216 Dos y más tardes o noches con familia 25 92,59 126 71,19 151 74,02 <0.018 5.060 1.156-22.150 Bastante o mucho tiempo con familia fin semana 21 77,78 100 56,50 121 59,31 <0,036 2.695 1.037-7.002 Ningún padre suele beber 24 88,89 78 44,07 102 50,00 <0.000 10.154 2.949-34.961 Intolerancia padres fumar hija 25 92,59 113 63,84 138 67,65 <0.003 7.080 1.624-30.871 Intolerancia padres beber hija 18 66,67 51 28,81 69 33,82 <0.001 4.941 2.083-11.721 77,78 49 27,68 70 34,31 <0.000 9.143 3.483-24.003 CONTEXTO SOCIAL: Ningún amigo consume hachís 21 61 Una o ninguna tarde o 15 noche con amistades 55,56 12 6,78 27 13,24 <0.000 17.188 6.588-44.843 Poco tiempo con amistades fin de semana 44,44 32 18,08 44 21,57 <0.002 9.626 1.549-8.483 12 TABLA Nº. 10 Continuación [Marco1] Empleo del tiempo libre: Estar en la calle uno o ningún día a la semana 17 64.2 38 21,42 55 26,92 <0.000 6.218 2.445-16.062 Leer dos días 22 y más a la semana 81,48 95 53,67 117 57,35 <0.007 3.798 1.376-10.480 CONTEXTO ESCOLAR: Notas generalment e 09 sobresalient e 33,33 16 09,04 25 12,25 <0.000 5.031 1.944-13.021 Le gusta mucho ir a clases 62,96 53 29,94 70 34,31 <0.000 3.977 1.709-9.257 17 REGULACIÓN AFECTIVA: Acontecimientos vitales: Problemas con el novio 02 7,69 51 28,81 53 26,11 <0.022 0.206 0.047-0.903 Peleas con padres 03 11,11 60 33,90 63 30,88 <0.017 0.244 0.071-0.842 62 Ideación y tentativa suicida: No ideación suicida 26 96,30 140 79,10 166 81,37 <0.033 6.971 0.903-52.316 No tentativa suicida 26 96,30 140 79,10 166 81,37 <0.033 6.971 0.903-52.316 COMPORTAMIENTOS ANTISOCIALES: No cogido artículo 26 96,30 137 77,40 163 79,90 <0.023 7.591 0.999-57.694 No burla comp.. 24 88,89 89 50,28 113 55,39 <0.000 7.910 2.298-27.22 Dentro del marco de la regulación afectiva (Tabla nº 10), con respecto a los acontecimientos vitales experimentados en el último año, la ausencia de problemas con el novio y de peleas con los padres estuvieron relacionados con el no consumo de sustancias. Las chicas sin problemas con el novio tienen cinco veces más probabilidades de no fumar hachís que las que tienen problemas y las que no tienen problemas con los padres, cinco veces más. La ausencia de ideas y tentativa de suicidio, por otro lado, les confiere a las chicas siete veces más probabilidad de no consumir sustancias. Con respecto a los comportamientos antisociales, la ausencia de todos los comportamientos estudiados promueve el no consumo de sustancias (Tabla nº 10). 63 DISCUSIÓN Se cumplieron los objetivos del estudio, ya que se logró identificar la frecuencia del consumo de sustancias psicoactivas en las chicas adolescentes escolares, así como sus creencias y actitudes hacia las tres más frecuentes, alcohol, cigarrillo y hachís, lo que permitió caracterizarlas en este sentido. De igual forma, se conoció la proporción de chicas que presentan los factores de riesgo seleccionados para su estudio. Además de esta información descriptiva, se determinaron los factores que resultaron relacionados con el consumo de sustancias y los que protegen de su consumo, constatando lo acertado de los modelos teóricos escogidos, que integran gran parte de los factores de riesgo para el consumo de sustancias psicoactivas reconocidos en la literatura internacional. El consumo de sustancias psicoactivas en las chicas estudiadas se enmarcó en la realidad de los países desarrollados, lo cual contribuye a ubicar el problema en su justa dimensión actual. España y, particularmente, Canarias, no son ajenas a las múltiples influencias que le llegan a los jóvenes para promover en ellos el consumo de las diferentes sustancias y drogas ilegales, así como la relativa disponibilidad y accesibilidad a las mismas. La involucración creciente de las chicas en el consumo tradicionalmente masculino que se ha patentizado en España y corroborado en este estudio, es un hecho presente también en muchos países desarrollados, tal como se analizó anteriormente. Aunque hay países en situaciones más serias, el consumo de alcohol en las chicas estudiadas está muy generalizado; en el grupo de bebedoras regulares predomina el patrón de beber los fines de semana y una proporción elevada de chicas ya se ha embriagado varias veces a estas edades tan tempranas. El alcohol es una sustancia con una amplia aceptación entre estas adolescentes, que lo valoran en su disfrute social y por el carácter placentero que perciben en el alcohol. Muy relacionado con esto, el estudio puso de manifiesto la gran proporción de padres (la mitad) que suele beber y, además, posee un estilo educativo bastante permisivo hacia el consumo de alcohol en sus hijas, lo cual les proporciona 64 modelos de comportamiento y facilita en ellas una actitud positiva hacia el consumo social o habitual. La experimentación con el cigarrillo también está generalizada en la población estudiada, como sucede en otros países desarrollados, siendo ya la décima parte de ellas fumadoras habituales, consumiendo cigarrillos diariamente. Esto sucede a pesar de que la gran mayoría expresa actitudes negativas hacia el hábito de fumar, incluyendo la no consideración del cigarrillo como facilitador del adelgazamiento en ellas, esto último, algo que no era esperado. También las chicas de este estudio están expuestas en su mayoría al consumo de tabaco en los padres, aunque en el caso de esta sustancia, son más restrictivos con el fumar en las hijas, presentando inconsistencia entre la prohibición del consumo y el ejemplo que les ofrecen. Con respecto al hachís, droga ilegal consumida en tercer lugar por las escolares estudiadas, aunque nunca ha sido probado por la mayoría, su empleo, bien sea experimental, ocasiona, o regular, ya está presente en más de la cuarta parte de estas escolares, de modo similar a lo que está sucediendo en otros países desarrollados. Con respecto a las creencias y actitudes que presentan, si bien la gran mayoría se mostró en contra de su consumo, reconociendo sus peligros, una buena parte (cerca del 40%) le confiere propiedades relajantes. Es interesante señalar que, comparando las creencias de las chicas sobre las posibles propiedades relajantes de las tres sustancias psicoactivas, es el hachís la más señalada, luego el cigarrillo (poco más del 20% de respuestas) y, por último, el alcohol (alrededor del 10%), poniendo de manifiesto que aquella droga ilegal es la más considerada en su capacidad tranquilizante. El consumo de hachís en los padres es muy bajo y comparando la tolerancia de los padres hacia el consumo en las hijas de las tres sustancias, es interesante destacar que el estilo educativo más permisivo aparece con respecto al beber alcohol (la mayoría de las chicas tiene libertad total o en ciertas ocasiones para su consumo), siendo esto expresión de la gran aceptación social de dicha sustancia. El resto de drogas ilegales, aunque su empleo en las chicas es en bajas proporciones y era esperado, resulta alarmante que a edades 65 tan tempranas un grupo de escolares ya se haya iniciado en su consumo. La mayor parte de la población estudiada percibe un clima familiar positivo, buenas relaciones y comprensión de sus padres, pasa mucho tiempo en compañía de su familia y sus salidas son supervisadas por sus padres, aunque más entre semana que los fines de semana. Esta situación de armonía hogareña predomina también en las chicas parisinas (Peretti, C. et al. 1999), lo cual indica que predominan las familias que suelen brindar condiciones favorables a los hijos en la etapa de la adolescencia. El hecho que las relaciones con el padre sean más difíciles que con la madre en la adolescencia, tal como se encontró en este estudio, es un hallazgo generalizado en las investigaciones (Currie, C. 2000; García Averasturi, L. 1996). Las relaciones sociales están bastante extendidas en las escolares estudiadas, gran parte de las cuales pasa mucho tiempo fuera de clases en compañía de las amistades, tanto entre semana (67,15% dos o más tardes a la semana), como los fines de semana. Estas proporciones son inferiores en otros países desarrollados en lo que respecta a dos o más tardes entre semana, de lo cual se tienen datos: 53% en Noruega, 44% en Alemania, 33% en Portugal, 28% en Francia (Currie, C. 2000), poniendo en evidencia el potencial mayor de las chicas grancanarias a las influencias de las amistades, por la gran cantidad de tiempo que pasan en su compañía. Asimismo, su empleo del tiempo libre deja mucho que desear, ya que la actividad extraescolar más común es estar en la calle. Por otro lado, las chicas sobrevaloran el consumo de sustancias en las amistades, puesto que, según ellas, está generalizado el hábito de fumar cigarrillos y hachís. Estos resultados corroboran lo planteado por diferentes autores de que las creencias normativas que poseen los adolescentes sobre las frecuencias de consumo de sustancias en su entorno pueden no corresponder con las frecuencias reales, que son mucho menor; percepción que facilita el consumo. La vida escolar para las adolescentes estudiadas es, en general, poco gratificante. A la mayoría no le gusta ir a clase, lo que es común en los países desarrollados. El aprovechamiento escolar es bajo en general, lo cual es algo muy desfavorable, tanto para el desenvolvimiento de sus capacidades y futuro académico, como 66 para su equilibrio psicológico, teniendo en cuenta el importante papel que debe jugar la escuela en el desarrollo integral y la realización personal de los jóvenes. Los acontecimientos vitales experimentados más frecuentemente por la población estudiada son de carácter interpersonal, del área familiar y sentimental, lo cual ratifica los resultados de otras investigaciones de los estresores normales en la adolescencia. Con respecto a las ideas y tentativa de suicidio, las proporciones, aunque elevadas, son las esperadas para la población femenina adolescente, según diferentes estudios. Correspondientemente, el consumo de psicofármacos en un grupo de chicas, que asciende al 14 %, es indicador de que una proporción de estas escolares puede estar sufriendo ansiedad y sentimientos depresivos. La gran mayoría de las escolares estudiadas no expresa haber cometido delitos de menor o mayor gravedad, ni se han implicado en riñas, consecuentemente con lo arrojado por otros estudios, en que estas conductas aparecen con más frecuencia en la población masculina adolescente. Sin embargo, una minoría confiesa haberse involucrado en ellos alguna vez, siendo expresión de una externalización de sus problemas emocionales. Con respecto a los factores relacionados con el consumo de sustancias psicoactivas, gran parte de los factores que proponen los modelos teóricos analizados en este estudio estuvieron relacionados con el consumo de sustancias psicoactivas, aportando fuerza a la base conceptual de dichos modelos para comprender esta realidad en la población femenina adolescente. En primer lugar, el estudio permitió conocer que las escolares adolescentes que consumen sustancias psicoactivas regularmente, no consumen una única sustancia (con excepción del consumo regular únicamente de alcohol en un grupo de chicas, lo cual no se encontró relacionado con ningún factor de riesgo estudiado), sino que lo que se presenta es un policonsumo de sustancias psicoactivas, incluyendo el empleo de drogas ilegales fuertes. Se confirmó el papel relevante que juega el contexto familiar en el consumo de sustancias psicoactivas, aunque no todos los factores estudiados resultaron asociados. Se confirmó la importancia de la 67 estructura familiar (en este caso, la no convivencia con ambos padres), así como la poca implicación de los padres con la hija, en términos de poco tiempo en su compañía, poca o ninguna supervisión de sus salidas los fines de semana y permisividad hacia el consumo de alcohol y hachís, al estar todo esto relacionado con el policonsumo regular de sustancias psicoactivas. Llama la atención que las chicas con consumo múltiple de sustancias no reportan más dificultades, incomprensión o conflictos en las relaciones con los padres, que las chicas que no consumen sustancias o las consumen experimental u ocasionalmente, contrariamente a lo esperado. El papel de los padres en el modelado de comportamientos de consumo de sustancias en las hijas se vio reflejado únicamente en el hábito de beber, ya que el consumo de tabaco o hachís en los padres no arrojó diferencias entre las chicas policonsumidoras y las que sólo consumen alcohol o no consumen ninguna sustancia. En este estudio resultó central, entonces, el papel del consumo de alcohol en uno o ambos padres en su influencia negativa sobre el consumo de sustancias psicoactivas en las hijas. Pero el factor de consumo de personas allegadas a la adolescente más fuertemente relacionado con el propio policonsumo, fue el consumo de cigarrillos en las amistades, lo cual pone a la chica en 30 veces más probabilidades de policonsumo; fuerte es también, aunque en menor escala, la influencia del consumo de hachís por las amistades sobre el empleo de esta droga en la adolescente escolar. Ello, unido a la relación encontrada entre el mucho tiempo empleado con las amistades (entre semana y los fines de semana) y en andar en la calle como actividad fundamental fuera del horario de clases, con el policonsumo de sustancias psicoactivas, ratifica la presencia del cuadro descrito en la literatura científica que favorece el consumo de drogas y resumida por el modelo socialcontextual: poca involucración de la familia con la adolescente, poca supervisión de sus actividades y permisividad para consumir sustancias, proporcionándoles asimismo, modelos de consumo, mientras las chicas emplean la mayor parte del tiempo libre con amistades consumidoras de sustancias, sin realizar actividades extraescolares formativas. El modelo de comportamientos problema también se vio comprobado en este estudio, al encontrar relaciones entre una 68 negativa implicación emocional con la escuela (bajo aprovechamiento académico, absentismo voluntario a clases y problemas con el instituto), así como comportamientos antisociales en las chicas que consumen sustancias psicoactivas, poniendo de manifiesto que se presentan conjuntamente. También se puso en evidencia el modelo de regulación afectiva, ya que se encontró vinculado el empleo de psicofármacos y las ideas y tentativa suicidas, indicadores de la presencia de estados afectivos negativos, con el consumo múltiple de sustancias psicoactivas. Por último, algunas actitudes positivas hacia las sustancias psicoactivas estuvieron relacionadas con el policonsumo regular en las chicas estudiadas, confirmando en parte lo planteado por el modelo de la acción razonada. Cuando se analizaron los factores que se relacionan con el no consumo de sustancias psicoactivas, se identificaron aquéllos que protegen de dicho consumo, lo cual complementa la información encontrada en cuanto a factores de riesgo para su consumo, dado que en su mayoría coinciden en un mismo núcleo de características del entorno familiar, social y escolar, así como en la esfera del comportamiento. Sin embargo, se presentaron algunas diferencias a tener en cuenta. Resultó un hallazgo nuevo el carácter protector del consumo de sustancias en las hijas de la buena relación con el padre y de no experimentar peleas con los padres en el último años, ya que se había encontrado que factores del funcionamiento familiar, en términos de la percepción de relaciones regulares o malas con los progenitores, incomprensión, conflictos con la familia, no estuvieron relacionados con el policonsumo de sustancias. Por otro lado, resultó relacionado con la abstinencia el no consumo de hachís en las amistades, no así el no consumo de cigarrillo, que había estado fuertemente vinculado al consumo de sustancias. 69 CONCLUSIONES Se ha puesto en evidencia la necesidad de fortalecer el trabajo preventivo que se viene realizando actualmente en Gran Canaria con respecto al consumo de sustancias psicoactivas en la población adolescente y, particularmente, en las chicas, que, entre otras razones, por la mayor sensibilidad de la mujer a los efectos dañinos de las drogas, las convierte en una población a priorizar. Las intervenciones educativas deben contemplar la divulgación de los peligros que le acarrea el consumo de cada una de las sustancias y de los diferentes factores de riesgo planteados por la literatura científica y avalados en este estudio, debiendo abarcar al ámbito escolar, familiar y la comunidad en general, tanto directamente, como través de una mayor utilización de los medios de comunicación masiva locales. Son aspectos importantes a destacar los siguientes: 1) El papel del cigarrillo como una de las sustancias más destructivas en todos los sentidos, no sólo por su nocividad para la salud física sino, también, para el bienestar psicológico (según los recientes hallazgos de su posible etiología en la depresión), así como en su fuerte relación con el consumo de drogas ilegales, teniendo en cuenta, entre otros, los resultados de nuestro estudio, que evidenció que las chicas fumadoras, en su casi totalidad, consumen hachís y que éstas, a su vez, son las que experimentan con las drogas fuertes. Se hace imprescindible evitar el inicio del consumo de cigarrillos en las chicas, así como propiciar el abandono del hábito en aquéllas que son fumadoras. 2) El papel relevante que juegan la gran aceptación social del consumo de alcohol, el hábito de beber en los padres y su actitud permisiva hacia el consumo de alcohol en las hijas, en promover en ellas la generalización del consumo de dicha sustancia, así como la aparición del consumo de otras 70 sustancias, como tabaco y hachís. Deben particularizarse estos peligros en las campañas informativas contra el consumo de alcohol. 3) El papel de la no convivencia con ambos padres en promover el consumo de sustancias en las hijas y de la buena relación con la figura paterna en particular, en evitar el policonsumo de sustancias. Esto crea la necesidad de responsabilizar más al padre en la implicación afectiva y comunicación con la adolescente. También se requiere promover en ambos progenitores la conciencia de la necesidad de una supervisión adecuada de las actividades de las hijas, mediante una relación de confianza y una comunicación abierta. 4) El papel del contexto escolar, cuando es percibido por las adolescentes como poco gratificante y el desempeño académico es deficiente, es relevante en promover el consumo de sustancias psicoactivas, por lo que se hace necesario optimizar las condiciones de vida escolar y buscar el éxito académico en las estudiantes. 5) La escasa presencia de actividades formativas en el tiempo libre de las chicas (ya que predomina el andar en la calle entre semana) y la gran cantidad de tiempo empleado con las amistades y su papel en favorecer en ellas el consumo de sustancias psicoactivas, lo cual demanda una política social y comunitaria encaminada a ofrecer otras alternativas más constructivas para el desarrollo de la personalidad. Asimismo, este estudio ha evidenciado que el subgrupo de chicas policonsumidoras de sustancias (casi la tercera parte de la población estudiada) puede considerarse en alto riesgo psicológico, ya que presenta, además, mecanismos de internalización (estados afectivos negativos, expresados en consumo de tranquilizantes, antidepresivos e ideas y tentativa de suicidios), así como otros comportamientos de externalización (bajo rendimiento académico, absentismo voluntario a clases, y comportamientos antisociales). Esto significa que debe identificarse a tiempo en los centros escolares estos subgrupos de chicas, para una atención psicológica oportuna que les evite en un futuro, no sólo una posible escalada en 71 la intensidad del consumo de sustancias, incluyendo el avance hacia otras drogas, sino que prevenga las reacciones emocionales adversas, como ansiedad y sentimientos depresivos, que pongan en peligro el bienestar psíquico y hasta la vida de algunas de estas chicas en riesgo. Deben continuar las investigaciones de consumo de sustancias psicoactivas en la adolescencia con un enfoque de género, tal como hemos venido apuntando (DE LA CRUZ, Mª J. FARIÑAS, B. HERRERA, A, GONZÁLEZ, Mª T. y EGEA, E. 2001 y DE LA CRUZ Mª J., HERRERA, A. y EGEA, E. 2002). La adolescencia es una etapa fundamental para construir la identidad masculina y femenina, muchos de los comportamientos arriesgados en salud y reacciones emocionales adversas de los adolescentes son una manifestación de las dificultades para expresar o confirmar que se está deviniendo en hombre o mujer. Las cargas y problemas que sufren los chicos y las chicas tienen una experimentación y afrontamiento diferentes en ellos, por lo que requieren un tratamiento particular, de manera que las medidas preventivas y las intervenciones psicológicas oportunas sean más efectivas (GARCÍA AVERASTURI, L. LÓPEZ DÍAZ, C. y EGEA MOLINA, E. 2008). 72 BIBLIOGRAFÍA - AARO, L. 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