consumo de sustancias en chicas adolescentes

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CONSUMO DE SUSTANCIAS
EN CHICAS ADOLESCENTES
Investigación financiada por el
FONDO SOCIAL EUROPEO y el INSTITUTO CANARIO DE LA
MUJER, diseñada y realizada por el
COLEGIO OFICIAL DE PSICÓLOGOS DE LAS PALMAS
FUNDACIÓN CANARIA PARA LA PREVENCIÓN E INVESTIGACIÓN DE LAS
DROGODEPENDENCIAS (FUNCAPID)
CONSEJERÍA DE SANIDAD. GOBIERNO DE CANARIAS
COLEGIO OFICIAL DE PSICÓLOGOS DE LAS PALMAS
CONSUMO DE SUSTANCIAS
EN CHICAS ADOLESCENTES
AUTORES:
Lourdes García Averasturi
Mª Teresa González González
Eugenio Egea Molina (coordinador)
COLABORADOR:
Ángel H. García
BASE DE DATOS
Sandra Sardiña García
Conste nuestro agradecimiento a la CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DEL
GOBIERNO DE CANARIAS, así como a la directiva y profesorado de los
INSTITUTOS DE ENSEÑANZA SECUNDARIA participantes; y especialmente, a
las jóvenes que intervinieron voluntariamente en la investigación.
Por su reedición, a la CONSEJERÍA DE SANIDAD DEL GOBIERNO DE CANARIAS
y, al personal de la FUNCAPID, que han hecho posible que este trabajo
tenga una mayor difusión.
CONSUMO DE SUSTANCIAS
EN CHICAS ADOLESCENTES
AUTORES:
Lourdes García Averasturi
Mª Teresa González González
Eugenio Egea Molina (coordinador)
1ª edición: febrero 2002
Reedición: junio 2008 (corregida)
EDICIÓN
© COLEGIO OFICIAL DE PSICÓLOGOS DE LAS PALMAS
C. Carvajal 12, bajo
35004 Las Palmas de Gran Canaria. Islas Canarias.
Teléfono: 928 24 96 13
Web: www.coplaspalmas.org
Correo-e: [email protected]
COORDINACIÓN EDITORIAL
Eugenio Egea Molina
PORTADA Y MAQUETACIÓN
Alfredo Rodríguez Matos
INFORMÁTICA
Luis A. Fernández Rodríguez
Impreso en Gráficas Atlanta
La presente edición ha sido financiada por:
FUNDACIÓN CANARIA PARA LA PREVENCIÓN E INVESTIGACIÓN DE LAS
DROGODEPENDENCIAS (FUNCAPID).
CONSEJERÍA DE SANIDAD. GOBIERNO DE CANARIAS
D.L.: GC 46-2002
ISBN: 84-931955-4-5
PRÓLOGO A LA REEDICIÓN
La investigación “Consumo de Sustancias en Chicas Adolescentes”
ha sido desarrollada para estudiar el consumo de sustancias, legales
e ilegales, en chicas adolescentes gran canarias de los centros de
enseñanza secundaria pertenecientes a la Consejería de Educación
del Gobierno de Canarias.
En este estudio se atiende a los factores sociales, familiares y
personales para conocer cuál es la situación de las adolescentes
ante la problemática de las drogas y la realidad en la que se ven
envueltas.
La publicación ha contado con una primera edición en 2002 que,
dada su acogida por parte de la comunidad de profesionales de
nuestra Comunidad Autónoma, la Consejería de Sanidad del
Gobierno de Canarias –a través de la Fundación Canaria para la
Prevención e Investigación de las Drogodependencias (Funcapid)-,
ha decidido realizar una segunda edición del trabajo.
La Fundación Canaria para la Prevención e Investigación de las
Drogodependencias fue creada por el Gobierno de Canarias con el
interés de beneficiar tanto a personas físicas residentes en Canarias
como a aquellas instituciones, asociaciones o entidades en las que
haya de revertir las actividades de prevención, promoción,
investigación, desarrollo y cooperación en materia de
drogodependencias. La prevención del consumo de drogas es uno de
los ejes fundamentales de acción de nuestra Fundación,
entendiendo que las actividades, acciones y programas dirigidos a la
prevención del fenómeno de las drogas deben tener como eje a la
persona fomentando su participación activa, creando conciencia de
corresponsabilidad social, fomentando los factores de protección de
las personas frente al consumo y disminuyendo los factores de
riesgo.
Esta Fundación realiza una serie de actuaciones que permiten
mejorar la situación actual de la prevención, formación e
investigación sobre drogodependencias en la Comunidad Autónoma
de Canarias. El II Plan Canario sobre Drogas recoge varias
intervenciones, partiendo de la premisa de que cualquier línea que
se desarrolle en esta materia debe realizarse en colaboración con
entidades privadas e instituciones, enmarcadas siempre en un
ámbito general de promoción y educación para la salud.
Esta publicación que ahora presentamos “Consumo de sustancias en
chicas Adolescentes” está encuadrada, precisamente, en las
actuaciones de investigación de la Fundación Canaria para la
Prevención e Investigación de las Drogodependencias. En esta área
es necesario hacer partícipes de ella a todas las instituciones
implicadas en la intervención en drogodependencias y favorecer la
formación investigadora y la participación en los foros de
investigación en drogodependencias a los agentes que participen de
forma directa en la misma.
La investigación en drogodependencias, tal y como recoge el II Plan
Canario sobre Drogas, es un requisito indispensable que permita la
evolución del sistema de atención a las drogodependencias. Es la
herramienta principal de comunicación rigurosa que posee la
comunidad científica y, por lo tanto, los profesionales en
drogodependencias.
Mercedes Roldós Caballero
Consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias
Presidenta de la Fundación Canaria para la Prevención e
Investigación en Drogodependencias
PRESENTACIÓN A LA REEDICIÓN
Es gratificante el reconocimiento de un trabajo realizado con
dedicación y profesionalidad que es lo que ocurre con la reedición
de los siguientes libros de investigación realizados por el Ilustre
Colegio Oficial de Psicólogos de Las Palmas como son: Adicciones
Ocultas (psicofármacos), Consumo de sustancias en chicas
adolescentes y Adicciones en Mujeres que, en su momento contaron
con el apoyo del Instituto Canario de la Mujer, que en su reedición
actual cuenta con la financiación de la Fundación Canaria para la
Prevención e Investigación de las Drogodependencias-Consejería de
Sanidad.
Estas investigaciones que se pueden englobar en la temática de
Género y Drogas, expresan el compromiso de esta Corporación
Profesional de participar activamente en la promoción de la salud y
el bienestar de la población, así como, de la estrecha colaboración
con entidades públicas encargadas de las políticas sanitarias y
sociales de la Comunidad Canaria.
Su presente revisión y publicación pone de manifiesto la actualidad
de la materia tratada y la metodología de estudio empírico
empleada, complementada con técnicas de índole cuantitativa y
cualitativa que traspasaron el ámbito natural de su investigación y
que han sido obras de referencia para numerosos profesionales e
investigadores.
Seguro que la presente reedición de estos trabajos obtienen la
misma aceptación que las anteriores y permitirán que sigamos
aportando nuestra contribución a la mejora de la calidad de vida en
nuestra sociedad. Sólo queda reiterar mi agradecimiento a las
instituciones que han hecho posible que estas monografías estén
otra vez a disposición del público.
Francisco Javier Sánchez Eizaguirre
Decano del Colegio Oficial
de Psicólogos de Las Palmas
PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN
Por iniciativa del Instituto Canario de la Mujer, con la
cofinanciación del Fondo Social Europeo; el Colegio Oficial de
Psicólogos de Las Palmas ha podido realizar la investigación
denominada Consumo de Sustancias en Mujeres Adolescentes, y a su
vez hacerla pública en este monográfico. Estudio realizado, desde
una perspectiva de género, en centros de enseñanza secundaria de
Gran Canaria, dependientes de la Consejería de Educación del
Gobierno de Canarias.
Los autores, psicólogos de la Comisión de Drogodependencias y
Adicciones, han llevado a cabo esta investigación acerca del
consumo de sustancias (legales e ilegales) en chicas adolescentes,
atendiendo a factores sociales, familiares y personales (afectivos,
conductuales y cognitivos). Lo que ha proporcionado una importante
información sobre la situación de las adolescentes ante la
problemática de las drogodependencias; así como una aproximación
a su realidad.
Como acercamiento al conocimiento del mundo de las adolescentes,
tienen trascendencia los resultados obtenidos al vislumbrar los
factores de riesgo y protección de las drogodependencias.
Convirtiéndose en una interesante consulta de cara a la elaboración
de programas preventivos con jóvenes, colectivo de edad
considerado de riesgo, incidiendo en la consideración de la
necesidad de intervenciones que tengan en cuenta el género de las
personas sobre las que se va a intervenir.
Con nuestra pequeña aportación esperamos colaborar en la mejora
de la calidad de vida y el bienestar de nuestros jóvenes, reiterando
nuestro agradecimiento a las instituciones que nos han implicado en
este interesante y gratificante trabajo.
Cristina López Díaz
Decana del Colegio Oficial de
Psicólogos de Las Palmas
(1997-2006)
INDICE
Introducción
9
Marco conceptual
17
Objetivos del Estudio
27
Métodos
29
Mediciones
30
Resultados
35
Discusión
64
Conclusiones
70
Bibliografía
73
INTRODUCCIÓN
El Problema
La experimentación con alcohol, tabaco y otras sustancias
psicoactivas durante la adolescencia, es común. La mayoría de los
adolescentes, solamente experimentará con las sustancias o
continuará
consumiéndola
ocasionalmente,
sin
problemas
significativos. Algunos, sin embargo, desarrollarán dependencia,
moviéndose hacia drogas más peligrosas y causándose daño a sí
mismo y a los demás.
El consumo de sustancias psicoactivas puede asociarse a una
variedad de consecuencias negativas, incluyendo un aumento en el
riesgo de consumo de drogas años más tarde, fracaso escolar e
irresponsabilidad, que pueden poner al adolescente en riesgo de
accidentes, violencia, relaciones sexuales no planificadas e
inseguras, así como suicidio.
El consumo y abuso de drogas por los adolescentes está
ampliamente reconocido como un problema social y de salud
pública. El consumo de sustancias psicoactivas se asocia con las
tres primeras causas de muerte entre los adolescentes: accidentes
(especialmente de coche), suicidios y homicidios. Además, dicho
consumo se ha asociado consistentemente con una gama de otros
comportamientos perjudiciales a la salud (por ejemplo, violencia no
letal, como agresor o como víctima), así como innumerables
padecimientos de salud.
En este sentido, con relación al tabaco, por ejemplo, los
jóvenes que lo consumen corren el riesgo de adicción a la
nicotina. Las personas que comienzan a edades tempranas a
fumar tienen más dificultad para dejar el hábito, tienden a
convertirse en fumadores regulares, así como a contraer
enfermedades relacionadas con este hábito. Los numerosos
problemas de salud causados por el tabaco en los
adolescentes incluyen reducciones en la tasa de crecimiento
del pulmón y en el nivel de su funcionamiento máximo,
9
aumento en la severidad de las enfermedades respiratorias y
efectos perjudiciales sobre los niveles de lípidos en sangre (lo
que puede acelerar el desarrollo de la enfermedad
cardiovascular) (Center for Disease Control, 2001).
Asimismo, se ha encontrado últimamente que los adolescentes de
ambos sexos que fuman, tienden más a desarrollar síntomas
depresivos que sus compañeros no fumadores. Un estudio
(Goodman, E. 2000) demostró que los adolescentes no deprimidos
que fumaban en el mes anterior enfrentaban
un riesgo
aproximadamente cuatro veces mayor a desarrollar depresión que
los no fumadores. La nicotina puede afectar el sistema nervioso
central, causando el riesgo aumentado de padecer depresión.
Por otro lado, las chicas que consumen cantidades elevadas de
alcohol tienen cinco veces más probabilidad de comenzar
tempranamente las relaciones sexuales y tres menos de usar
preservativos, lo que puede resultar en embarazo, enfermedades de
transmisión sexual (ETS), virus de inmunodeficiencia humano (VIH) y
síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). En un estudio se
encontró que en las chicas de octavo curso que consumían gran
cantidad de alcohol, el 37 por ciento informaron de intentos
suicidas, comparado con el 11 por ciento de las que no bebían
(NCADI, 2001).
Los efectos perjudiciales del hachís para los adolescentes son
ampliamente conocidos: problemas con la memoria y el
aprendizaje, percepción distorsionada (visual, auditiva y del tacto),
así como dificultades en la percepción del paso del tiempo, para
pensar claramente y para resolver problemas; menos coordinación
física y ansiedad, así como aceleración del corazón. Estos efectos
son aún más graves cuando se mezcla el hachís con otras drogas
(NIDA, 1998).
10
La Progresión en el Consumo de Drogas
Innumerables estudios en las dos décadas pasadas han intentado
determinar los orígenes y vías del abuso de drogas: cómo comienza
el problema y cómo se desarrolla progresivamente. Duncan y
Duncan (1998), entre otros, han estudiado el fenómeno. La
secuencia más comúnmente propuesta distingue el consumo inicial
de alcohol o cigarrillo, seguido de marihuana o hachís, continuando
con otras drogas ilegales, aunque también existe evidencia de una
progresión de alcohol hacia cigarrillos y una aparición de un elevado
consumo de alcohol en la etapa entre el consumo de hachís y otras
drogas ilegales. Esos resultados han llevado a etiquetar al alcohol y
a los cigarrillos como las”drogas puerta de entrada”, aquéllas que
supuestamente abren la puerta a la implicación en el consumo de
sustancias ilegales.
La preocupación por las progresiones en el consumo de sustancias
psicoactivas se justifica, puesto que la aparición y consumo de las
mismas en la adolescencia temprana es predictora de problemas de
droga en la adultez temprana. El concepto de progresión en el
consumo de drogas se basa en la premisa de que existe un
ordenamiento sistemático en la participación en diferentes clases
de sustancias (Duncan et al., 1998). Se derivan de ello implicaciones
importantes para el diseño de intervenciones que demoren la
aparición de las drogas más tempranas, reducir el nivel y el
desarrollo de su consumo o detener o reducir la progresión hacia
otras formas de consumo de sustancias. Duncan et al. (1998)
encontraron en sus estudios que el consumo de cigarrillos y no el de
alcohol, es el antecedente significativo. Los consumidores regulares
de cigarrillos tienden a consumir más hachís. El consumo de
cigarrillos, por otro lado, se relacionó además con el estado inicial y
cambio en el consumo de alcohol. Estos autores consideran que el
efecto más fuerte del cigarrillo (más que el consumo de alcohol)
sobre el consumo de hachís no es sorprendente, teniendo en cuenta
la similitud en métodos de consumo. Ambos requieren fumar y
puede ser que la práctica con cigarrillos facilite la adquisición del
consumo de hachís en una etapa posterior.
11
El impacto consistentemente fuerte del nivel de consumo de tabaco
en el posterior consumo de sustancias psicoactivas, sugiere que éste
sería un comportamiento temprano que coloca al adolescente en
riesgo particular para un mayor consumo de sustancias y quizás para
involucrarse en otros comportamientos problema (Duncan, 1998).
Concluyen los autores afirmando que el consumo de cigarrillos en la
adolescencia puede ser uno de los consumos de sustancias más
destructivos para el funcionamiento posterior y, por ello merece
considerable atención en los programas de investigación y
prevención.
Diferencias de Género en el Consumo y Efecto de las Sustancias
Adictivas
Anteriormente la tendencia era que más chicos que chicas
consumían sustancias, tanto legales, como ilegales. En años
recientes, ya esta realidad ha cambiado. Se conoce por la Encuesta
Nacional sobre Drogas a la Población Escolar -de 14 a 18 años(Observatorio Español, 1998), que en España más chicas que chicos
consumen alcohol, tabaco y tranquilizantes, y que la frecuencia de
consumo de las restantes sustancias psicoactivas es casi tan elevado
como la de los chicos.
Este patrón de consumo está apareciendo también en otros países
desarrollados, donde se observa que las tres sustancias consumidas
en España por más chicas que chicos, también aparecen en ellos con
mayor frecuencia en el sexo femenino. Por ejemplo, la tendencia de
que las chicas estén fumando más que los chicos, está sucediendo
en 15 a 20 países (Wilson, 2000). Asimismo, en Estados Unidos las
encuestas han mostrado que las tasas masculinas y femeninas de
consumo de alcohol entre los 12 y 17 años fueron similares por
primera vez al principio de los años noventa. En ese país las chicas
están comenzando a beber a edades más tempranas que nunca
(NCADI, 5 de marzo de 2001).
Son varios los análisis que se realizan para explicar por qué ha
aumentado el consumo de sustancias en las chicas. Por ejemplo, se
afirma que las chicas reportan que fuman para hacer amistades y
para tener relaciones sociales; que fuman como forma de rebelarse
contra sus padres, otras autoridades, la escuela o la sociedad en
12
general. También se dice que reportan niveles más elevados de
estrés en sus vidas (Wilson, 2000).
Por otro lado, la influencia de los medios masivos de comunicación
se pone de manifiesto al tener en cuenta que en algunos países se
ha conformado una imagen corporal que se expresa en un deseo de
estar delgada y consideran el fumar como una oportunidad para
perder peso (Wilson, 2000).
Con respecto al consumo de alcohol se han ofrecido algunas
explicaciones de las diferencias de género (NCADI, 2001). Por
ejemplo, al conocerse que las chicas sufren más depresión que los
chicos, ello puede disparar el consumo de alcohol. Las chicas que
consumen mucho alcohol (beben cinco o más copas seguidas varias
veces en el mes) tienden más que los chicos a decir que beben para
escapar a los problemas o por frustración o enfado. Asimismo, las
amistades tienen una gran influencia en las chicas en general, pero
son particularmente susceptibles a la presión de los iguales cuando
se trata de beber y son introducidas con frecuencia al alcohol por
los novios, que pueden ser mayores y tienden más a beber.
Con respecto al abuso de sustancias psicoactivas, aunque en todo el
mundo más hombres que mujeres abusan de las drogas, el abuso y
dependencia de las drogas le plantea a la mujer problemas
significativos. Wasilow-Mueller et al. (2001) hacen un análisis de
esta realidad. Por ejemplo, con relación al tabaco, se ha reconocido
que el tema del fumar es claramente un asunto que afecta
particularmente a la mujer. El fumar es la primera causa prevenible
de muerte y enfermedad entre las mujeres. En muchos países
occidentales más mujeres mueren de cáncer del pulmón que de
cáncer de mama. Son muchas las consecuencias negativas del
tabaco en la salud de la mujer. El fumar es la causa principal de los
cánceres de boca y faringe, vejiga, hígado, colon y recto, de cuello
del útero, de páncreas y riñón. El fumar es también la causa
fundamental de enfermedad coronaria en la mujer, aumenta el
riesgo de hemorragia cerebral, de aneurisma de aorta abdominal y
de ateroesclerosis carótida. Asimismo, es la causa primera de
enfermedad obstructiva pulmonar crónica. El riesgo aumenta con el
número de cigarrillos fumados y la duración del hábito de fumar.
13
Las mujeres que fuman tienen riesgos aumentados de infertilidad
primaria y secundaria, así como de embarazo ectópico y aborto
espontáneo. Las mujeres postmenopáusicas que fuman tienen una
densidad ósea inferior y un riesgo aumentado de fractura de cadera,
en comparación con las que no fuman.
Existen también diferencias de género en el fumar (NIDA, 2001). Los
ensayos de cesar de fumar en gran escala muestran que las mujeres
tienden menos a iniciar el abandono y a reincidir si abandonan. El
síndrome de abstinencia es más intenso en ellas y tienden más que
los hombres a ganar peso cuando lo abandonan.
Con relación al alcohol, los estudios muestran que las mujeres son
más vulnerables que los hombres a lesiones en los órganos
relacionados con el alcohol y al trauma resultante de accidentes de
tráfico y violencia. Las mujeres se embriagan más que los hombres
con cantidades idénticas de alcohol. Con menos contenido de agua y
más contenido de grasa en sus cuerpos, el alcohol se diluye menos
en las mujeres que en los hombres. Las enzimas que ayudan a
metabolizar el alcohol en el cuerpo son menos eficientes en las
mujeres que en los hombres. La cirrosis hepática que resulta del
consumo crónico de alcohol ocurre en las mujeres en menos tiempo
de consumo que en los hombres (NCADI, 1998).
Las mujeres tienen un riesgo relativo mayor de lesiones por
conducción de vehículos que los hombres con las mismas
concentraciones de alcohol. Los estudios de laboratorio sugieren
que puede haber diferencias de género en cómo el alcohol afecta la
realización de las tareas de conducir vehículos (Wasillow-Mueller,
2001). Asimismo, las mujeres tienden más que los hombres a
combinar alcohol con medicamentos. La interacción peligrosa
alcohol-droga o droga-droga ocurre con más frecuencia en mujeres
que en hombres.
Con respecto al hachís, si bien no se han encontrado hasta el
momento que las mujeres sufran efectos más adversos que los
hombres (a excepción del consumo durante el embarazo, que afecta
al feto en crecimiento), la nocividad que comporta para ambos
sexos hace de su consumo un problema grave también para la
mujer. A corto plazo, el hachís puede ocasionar problemas con la
memoria y el aprendizaje, percepción distorsionada, trastornos en
14
el pensamiento y en la solución de problemas, pérdida de
coordinación y un aumento del ritmo cardíaco, así como ansiedad.
A largo plazo, consumir mucho hachís puede jugar un papel en
algunos tipos de cáncer, ya que en esta planta se encuentran las
mismas sustancias químicas halladas en el humo del tabaco. Por
otro lado, produce los mismos tipos de problemas respiratorios de
los fumadores de cigarrillos: tos y disnea. Los consumidores
regulares tienden a padecer más catarros y están en riesgo mayor
de adquirir infecciones pulmonares, como la neumonía (NIDA, 1998).
El consumo de hachís tiene el agravante de que aumenta la
probabilidad de comenzar a consumir otras drogas ilegales. El riesgo
de consumir cocaína, por ejemplo, es 104 veces mayor para
aquellos que han probado el hachís, que para los que no lo han
hecho. Muy pocos jóvenes comienzan el consumo de las llamadas
drogas duras, sin haber consumido hachís. El consumo de hachís
coloca al adolescente en contacto con las personas que son
consumidores y vendedores de otras drogas (NIDA, 1998).
Con respecto al consumo no médico de drogas de prescripción, se ha
encontrado (NCADI, 2001) que el aumento más importante en
nuevos consumidores ocurre entre los 12 y 17 años. Con respecto a
las diferencias de género, aunque en general, los hombres y las
mujeres tienen tasas más o menos similares de consumo no médico
de drogas de prescripción, más chicas que chicos consumen
medicamentos psicoterapéuticos en el rango de edad de 12 a 17
años. Además, las investigaciones han mostrado que las mujeres y
hombres que consumen opioides tienden igualmente a hacerse
adictos. Sin embargo, entre las mujeres y los hombres que
consumen, tanto sedantes, ansiolíticos, como hipnóticos, las
mujeres tienen el doble de probabilidad de hacerse adictas.
Esta realidad adversa para la mujer hace necesario plantearse
estudios dirigidos específicamente a la población femenina, que
profundicen en la problemática del consumo de sustancias
psicoactivas, para adecuar las medidas preventivas a sus
necesidades particulares. Como quiera que estos comportamientos
aparecen y evolucionan en la adolescencia, es necesario indagar en
el por qué unas chicas consumen sustancias y otras no.
15
El Problema de Investigación
Se han identificado varios factores que diferencian a aquellos
adolescentes que consumen drogas, de los que no consumen. Los
factores asociados con un mayor potencial para el consumo de
drogas se denominan “factores de riesgo” y aquellos asociados con
el potencial reducido para tal consumo se denominan “factores
protectores” (NIDA, 2001). Un factor de riesgo (Luengo Martín,
2000) es una característica (personal, familiar, grupal, social, etc.)
cuya presencia aumenta la probabilidad de que se produzca un
determinado fenómeno (por ejemplo, el consumo de sustancias o la
conducta antisocial). Un factor de riesgo vendría a ser una
característica que permite predecir el desarrollo de la conducta en
particular; una variable que en alguna medida sitúa al sujeto en una
posición de vulnerabilidad hacia este tipo de comportamientos.
Wills T.A. (1996) resume el cuadro general afirmando que se ha
reconocido el hecho de que, aunque muchos adolescentes
experimentan con el tabaco y el alcohol, solamente algunos
continúan desarrollando problemas de consumo de sustancias en la
adolescencia tardía y adultez temprana. Consecuentemente, la
investigación se ha focalizado en determinar los factores que
discriminan a los adolescentes que desarrollan un consumo de
elevada intensidad, de aquellos que nunca consumen cigarrillos,
alcohol u otras sustancias, o que permanecen en un nivel bajo de
experimentación. En los datos epidemiológicos de muestras de
adolescentes de la población general se observa un aumento estable
en la prevalencia del tabaco, alcohol y otras sustancias de los 12 a
los 18 años. La experiencia inicial con las sustancias ocurre
típicamente durante el 7º y 8º grados y la frecuencia y número de
sustancias consumidas se incrementa durante el período de la
adolescencia.
En la adolescencia posterior, las tasas de
experimentación de sustancias son altas, mientras que las tasas de
consumo elevado son considerablemente bajas.
Estos datos
implican que un subgrupo de adolescentes presenta una escalada
rápida hacia un elevado consumo de sustancias, mientras que otros
permanecen en una experimentación mínima. Es decir, que un
subgrupo particular de adolescentes es vulnerable a una escalada en
el consumo de sustancias.
16
MARCO CONCEPTUAL
Diferentes modelos teóricos han pretendido integrar los factores de
riesgo identificados en las investigaciones en las dos décadas
pasadas, tanto de corte transversal, como longitudinales. A
continuación presentamos algunos de los más importantes en la
literatura científica de psicología del desarrollo, los cuales abarcan
los principales aportes de los resultados de dichos estudios.
El modelo de la teoría de la acción razonada
Este es uno de los modelos más difundidos sobre la relación entre
los factores cognitivos y consumo de drogas. Fue elaborado por
Fishbein y Azjen y claramente explicado por Luengo Martín (2000).
De modo resumido, se plantea que la causa más inmediata del uso
de drogas será las intenciones para consumir o no consumir. Estas
intenciones (o decisiones) estarán determinadas por dos
componentes: las actitudes hacia el consumo y, por otra parte, las
creencias “normativas” sobre el consumo. Las actitudes vienen
dadas por las consecuencias (positivas y negativas) que esperan los
adolescentes del consumo de drogas y por el valor afectivo que esas
consecuencias tengan para el sujeto. Si el joven le concede más
valor a los beneficios que a los costes del consumo, mostrará
actitudes positivas hacia el mismo. Las creencias normativas o
normas subjetivas, por otro lado, dependen de la percepción que los
jóvenes tengan de que otras personas importantes para ellos
aprueban, esperan y desean su consumo, así como del
convencimiento de que el consumo está ampliamente extendido y
aceptado en sus grupos de referencia. Las actitudes positivas hacia
el consumo de sustancias
y las
creencias normativas que
consideran que el consumo está ampliamente difundido en su
ambiente social favorecen el consumo de sustancias en el propio
adolescente.
El modelo social-contextual
Diferentes modelos teóricos pretenden explicar el desarrollo de los
comportamientos problema como el consumo de sustancias, que
17
incluyen una variedad de factores de riesgo y protectores del
contexto social.
El marco social contextual de los factores de
riesgo y protectores ha sido básicamente planteado por Hawkins, J.
y Catalano, R. (1992) y desarrollado por diferentes autores.
Generalmente han enfocado a la familia, los amigos y la escuela.
El ámbito familiar ha sido uno de los más estudiados como contexto
primario de socialización que transmite valores, normas de
conducta, concepciones del mundo, actitudes y estilos de vida. La
familia es una institución social, un grupo humano, cuyos miembros
están emocionalmente implicados,
y configurada por
interrelaciones entre sus miembros; se trata del primer entorno
donde se desenvuelve el niño. La familia constituye el primer
núcleo de aprendizaje y de socialización de los hijos: adquisiciones
básicas, normas, creencias y, en general, en ella se conforma su
personalidad y se desarrollan sus capacidades afectivas y sociales
(Egea E., 1999).
En relación con el consumo de sustancias
psicoactivas, los estudios han diferenciado la estructura familiar del
funcionamiento familiar. La estructura se refiere a si los
adolescentes conviven o no con ambos padres. El funcionamiento
familiar se refiere a las relaciones y comunicación con los padres,
las prácticas educativas o de crianza de éstos y la influencia de
padres y hermanos como modelos (Luengo Martín, M.A. et al. 2000).
Estructura familiar. Se han encontrado niveles superiores de
consumo de alcohol, tanto por los adolescentes, como por sus
padres, en familias desintegradas. Asimismo, los adolescentes en
familias monoparentales con la madre solamente tienen más
probabilidad de consumir sustancias que los que conviven con ambos
padres (Hops, H. et al., 1996).
Relaciones con los padres. Varios investigadores han demostrado
que el consumo de sustancias se asocia a relaciones tensas y
conflictivas en el medio familiar, a la poca implicación de los padres
en las relaciones con los hijos, al poco tiempo empleado por los
hijos con la familia.
La adolescencia es considerada con frecuencia como un momento
de conflicto elevado con los padres, en la medida en que el niño
lucha hacia una autodefinición y se prepara para independizarse de
la familia. Mientras que parece normal una cierta cantidad de
18
conflicto, parte normal de la vida familiar, el conflicto severo daña
tanto a los adolescentes como a sus padres (Currie, C. 2000). En
particular, los métodos de los miembros de la familia para resolver
conflictos pueden ser importantes para el desarrollo, tanto de
factores protectores (por ejemplo, habilidades interpersonales),
como factores de riesgo, como baja autoestima, depresión y abuso
de sustancias.
En el estudio que está realizando cada cuatro años la OMS en una
muestra representativa de escolares de 11, 13 y 15 años de 29
países desarrollados (Currie, C. 2000) se encontró que las chicas y
los chicos tienen menos dificultad en comunicarse con sus madres
que con sus padres. En cada país, los jóvenes parecen ver a sus
madres como más asequibles que sus padres; las madres por eso
juegan un papel más sustancial en ayudar a los hijos con sus
problemas.
Este estudio arrojó asimismo que los fumadores regulares son mucho
más numerosos entre aquéllos con una pobre comunicación con la
familia. Esta relación es mucho más fuerte para las chicas que para
los chicos. Las asociaciones son más fuertes también en las chicas
con relación al consumo de alcohol. (Currie, C. 2000).
Asimismo, los estudios han mostrado que aquellos adolescentes que
pasan más tiempo con sus familias y menos con los amigos,
particularmente amistades desviadas, tienen un riesgo menor de
involucrarse en el consumo de sustancias.
La supervisión parental. Dentro de las prácticas educativas de los
progenitores que promueven el consumo de sustancias se ha
identificado la poca supervisión paterna, definida ésta como “el
conjunto de comportamientos parentales correlacionados dirigidos a
atender y seguirle la pista de las andanzas, actividades y
asociaciones de los hijos” (Stattin et al. 2000). Dónde van los niños
y adolescentes y con quienes emplean el tiempo después de las
horas escolares se ha convertido en una preocupación central para
padres, investigadores y políticos. La necesidad de comprender
mejor la dinámica de la experiencia después del horario escolar es
especialmente importante en los primeros años adolescentes, un
período durante el cual comienza el autocuidado y donde abundan
las oportunidades de actividades dirigidas por sí mismo con o sin
19
padres y otros supervisores adultos presentes. Teniendo en cuenta
que la mayor parte de la actividad desviada tiene lugar en las horas
libres después de la escuela, se hace necesario identificar las
condiciones y contextos que pueden aumentar o atenuar los riesgos
asociados con la actividad no supervisada (Pettit, G.S et al. 1999).
La ausencia de supervisión ha demostrado ser un factor clave para
el cambio hacia los iguales desviados. Es lógico, entonces, que la
relativa ausencia de supervisión efectiva, combinada con un elevado
grado de implicación del adolescente en las actividades con los
iguales, en donde no está presente ninguna supervisión adulta,
puede constituir una mezcla potencialmente peligrosa (Pettit G.S.
et al., 1999).
Los adolescentes que son poco supervisados por sus padres en
cuanto a amistades, actividades y empleo del tiempo libre tienden a
consumir sustancias y presentar otros tipos de comportamientos
problema.
Los padres como modelos. En diferentes estudios se ha mostrado
que la influencia de los padres como modeladores de
comportamiento ha tenido una significación importante como
predictor de consumo de sustancias psicoactivas en los hijos. Los
adolescentes aprenden sus comportamientos de beber observando e
imitando a los padres. Los padres que consumen drogas y alcohol
tienden a tener hijos que también presentan esos hábitos. Cuando
los padres ven el consumo de sustancias como algo normal en su
propia vida, hay una proporción mayor de iniciación, escalada y
consumo continuado en los hijos. Las normas parentales pueden ser
comunicadas indirectamente a los adolescentes a través de cómo los
padres involucran a sus hijos en su propio consumo.
Se ha encontrado que aumenta el riesgo de fumar en las chicas
cuando ambos padres fuman. Las chicas tienden más a fumar
cuando las madres fuman (Ahgi, M. et al. 2001). Los padres
fumadores no sólo sirven de modelos para el consumo en sus hijos;
pueden influir de otros modos también. En un hogar donde los
padres fumen se expone al joven a una gran cantidad de humo de
tabaco; esa exposición puede acostumbrar a los hijos a la presencia
del cigarrillo. Los padres que fuman pueden también facilitar a sus
hijos el fumar simplemente ofreciéndoles mayor acceso a los
productos del tabaco. Finalmente, los padres que fuman pueden
20
tender menos a oponerse a que sus hijos fumen una vez que la
influencia de los iguales presione a experimentar. También existe
evidencia que los adolescentes tienden a fumar si sus hermanos
mayores lo hacen (Ahgi, M. et al., 2001).
Hop H. et al. (1996) resumen este punto afirmando que la
generación actual de adolescentes puede ser la primera cuyos
padres crecieron durante los años 60 y 70, una época en que las
tasas de drogas ilegales crecieron. Los padres de los actuales
adolescentes pueden ser los primeros en propiciar modelos y ofrecer
o estimular el consumo de sustancias como el hachís. El elevado
consumo por sólo uno de los dos progenitores puede ser suficiente
para influir positivamente en sus hijos adolescentes.
Aunque las relaciones familiares, las prácticas parentales y el
proceso de su modelado con respecto a las sustancias han sido
identificados como muy importantes en predecir el consumo de
sustancias en los hijos, otros contextos sociales afectan también el
desarrollo del consumo de sustancias.
El grupo de iguales. En la medida en que crecen los niños, pasan
más tiempo con sus iguales, promoviendo el potencial para recibir
influencias, tanto positivas como negativas. Los iguales han sido
definidos como compañeros de clase, amistades, mejores amigos,
amigos del sexo opuesto o del mismo sexo y novios y novias (Ahgi,
M. et al. 2001).
Los adolescentes se enfrentan a un número de tareas del desarrollo
para probarse a sí mismos en sus grupos de referencia. Si el grupo
de referencia dominante consiste fundamentalmente de iguales que
valoran el consumo de drogas como un “comportamiento adulto” o
como indicador de madurez o independencia de los padres,
entonces el adolescente tratará de satisfacer estas expectativas
(Tang, C. et al. 1996).
Las chicas que tienen una mejor amiga que fuman son nueve veces
más proclives a ser fumadoras (Ahgi, M. et al. 2001). Se supone que
el fumar es una actividad con importantes funciones socializadoras
para la chica adolescente. La asociación con iguales en marcos no
supervisados con frecuencia es el más fuerte predictor de consumo
de sustancias entre los adolescentes. La influencia de los amigos es
trascendental, según muestran los estudios. Los amigos configuran
21
las actitudes sobre las drogas, proporcionan las sustancias,
comparten ideas y creencias que justifican el consumo de las
mismas. Con su comportamiento son importantes modelos a imitar.
El tiempo pasado con los amigos ha sido correlacionado con
diferentes comportamientos problema, entre ellos el consumo de
sustancias.
Muy relacionado con esto, está el empleo del tiempo libre o de
ocio, lo cual también ha sido ampliamente estudiado por su
importancia como factor predictivo de consumo de sustancia.
Por ejemplo, comparados con los escolares que pasan de 1-4 horas a
la semana en actividades extracurriculares, los estudiantes que no
pasaban tiempo en actividades patrocinadas por la escuela tenían
49% más probabilidad de consumir drogas y 35% más probabilidad de
fumar cigarrillos (Zill, N. 1995).
Para fundamentar parte de lo anteriormente tratado, la encuesta
más grande de adolescentes realizada en Estados Unidos (Blum R. et
al. 2001), en la cual se estudiaron 12 000 estudiantes de 7º a 12º
grados, se encontró que lo que más importancia tenía para el
consumo de sustancias fueron el aprovechamiento escolar, el cómo
emplean el tiempo libre, el comportamiento de los amigos y las
relaciones con la familia. Los resultados más relevantes fueron: los
problemas con el trabajo escolar estuvieron relacionados con el
fumar y el consumo de alcohol; andar por ahí con los amigos estuvo
asociado con consumo de cigarrillos y consumo de alcohol; y tener
amigos que beben y fuman se relacionó con ambos
comportamientos.
El contexto escolar. Otro de los ámbitos más investigados es el
escolar. La escuela es otro órgano de socialización prioritario con
función en la formación para un funcionamiento socialmente
adaptado.
El consumo de drogas se relaciona con un bajo
rendimiento en el medio escolar, un mayor ausentismo y, en
general, una baja implicación en las actividades académicas (y
también en las actividades extracurriculares ligadas al medio
escolar).
Además de los factores de contexto familiar y social, algunos
investigadores (Duncan, S. y Duncan, T. 2000) también
han
examinado si el fracaso académico es un “indicador principal” del
22
consumo de sustancias, en el sentido que predice el desarrrollo de
las mismas. Plantean que existe evidencia creciente de que el
fracaso escolar es un factor de riesgo para el desarrollo del consumo
de sustancias y otros comportamientos problema.
El fracaso
académico predice el desarrollo de la depresión, problemas de
conducta y consumo de tabaco y otras sustancias. Es decir, que
aquéllos que se desempeñan pobremente en la escuela están en
riesgo mayor de asociarse con iguales desviados y en participar en
consumo de sustancias y otros comportamientos problema. Este
resultado implica que puede ser posible prevenir el consumo
acelerado de sustancias previniendo el fracaso académico y
mejorando o promoviendo el éxito académico.
El Modelo de los Comportamientos Problema
Complementando al modelo anterior, el modelo teórico de los
comportamientos problema para estudiar y comprender el consumo
de sustancias en la adolescencia fue planteado y desarrollado por
Jessor y Jessor (1977). Definen a los comportamientos problema
como aquel tipo de actividades definidas socialmente como
problemáticas, que son fuente de preocupación, o que se
consideran indeseables para las normas convencionales. Además, su
ocurrencia provoca algún tipo de respuesta de control, la cual
puede ser leve (la reprobación, la amonestación por parte de los
adultos) o puede ser más severa (por ejemplo, el encarcelamiento)
(Luengo Martín, 2000). Jessor y Jessor (1977) afirman que los
comportamientos
tales
como
consumo
de
sustancias,
comportamiento antisocial, fracaso académico y comportamiento
sexual son concurrentes. Plantearon la hipótesis de que un único
factor de comportamiento no convencional es común a todos los
comportamientos problema en los adolescentes, basándose en sus
resultados de sólidas correlaciones entre elevado consumo de
alcohol, consumo de marihuana, relaciones sexuales tempranas y
desviación general. La teoría de comportamientos problema de
Jessor y Jessor ha sido apoyada por la investigación empírica
demostrando relaciones entre el consumo de alcohol, cigarrillo,
hachis y consumo y abuso de otras sustancias, delincuencia,
comportamiento antisocial, práctica sexual precoz e insegura y
fracaso académico o bajas expectativas de logro académico.
23
De acuerdo a la teoría de comportamientos problema, existen
fuertes interrelaciones entre los comportamientos problemas en el
adolescente porque tienen causas o influencias comunes. Estas
serían los factores de riesgo en los contextos sociales referidos por
Hawkins y Catalano (1992) y anteriormente explicados.
El Modelo de la Regulación Afectiva
Para comprender los factores de riesgo que favorecen el consumo
de drogas se ha concebido también el modelo de regulación
afectiva. Este modelo se interesa en el estrés, el afecto negativo y
la regulación de los estados de ánimo. De acuerdo a este modelo,
los adolescentes que consumen sustancias psicoactivas, lo hacen
para regular los estados afectivos, por ejemplo, para escapar, evitar
estados de ánimo desagradables y para lograr otros más placenteros
cuando se encuentran frente a situaciones estresantes.
Los estresores vitales -sean o no vitales normativos- y las cargas
crónicas relacionadas con la escuela y la familia están
consistentemente relacionados fuertemente con niveles más
elevados de consumo de cigarrillos, alcohol y drogas ilegales.
(Gray-Cerbone, 2000).
Según Hoffmann et al. (2000), que han desarrollado la teoría del
estrés-enfrentamiento para enfocar los problemas del consumo de
sustancias en la adolescencia, la adolescencia temprana es una
etapa en que los jóvenes amplían sus marcos sociales y asumen más
responsabilidades en la escuela y en el hogar. Consecuentemente,
existen potencialmente más situaciones en que los adolescentes
experimenten situaciones estresantes. Asimismo, los adolescentes,
más que los niños o los adultos, tienden a ver su ambiente como
antagónico. Debido a las características del desarrollo cognitivo en
esa etapa, las percepciones del mundo social son frecuentemente
dirigidas hacia sí mismos e introspectivas. Los estresores percibidos
juegan un papel creciente en la vida de los adolescentes. Además,
algunos estudios apuntan a que los adolescentes realmente
experimentan más acontecimientos vitales que los niños o los
adultos. De esta forma, la carga real o percibida de estrés durante
la adolescencia lleva frecuentemente a adaptaciones negativas,
tales como un aumento en el consumo de drogas.
24
Otra característica de la etapa de la adolescencia es que existe una
inclinación creciente a reaccionar ante la adversidad a través de
una variedad de comportamientos desadaptativos. Los jóvenes están
pobremente preparados para manejar la adversidad y carecen del
poder para afrontar con efectividad las situaciones difíciles que les
ocurren. Comparados con los niños, los adolescentes tienden más a
reaccionar a los eventos estresantes con emociones negativas y
reacciones psicológicas tales como depresión,
ira,
frustración,
nerviosismo y ansiedad (Hoffman, J. 2000). Además, en la medida
en que el número de acontecimientos vitales aumenta, la
probabilidad de involucrarse en el consumo de drogas, delincuencia
y otros comportamientos desviados, aumenta.
Duncan et al. (1977) mencionan diferentes estudios para avalar esta
realidad. Se ha encontrado que aquellos jóvenes que aumentaron
su policonsumo de sustancias psicoactivas presentaron más ideas
suicidas que los que aumentaron poco su consumo de sustancias.
Los niveles promedio de consumo de alcohol en los adolescentes se
relacionaron con las ideas suicidas en la adultez joven para ambos
sexos. Asimismo, se concluye que el consumo de sustancias
interfiere o deteriora el funcionamiento físico, psicológico o
emocional, incluyendo las ideas suicidas.
Relacionado con esto, King, R.A. et al. (2001) encontraron que la
implicación en riñas físicas, la aparición de actividad sexual y el
consumo (aunque sea de nivel bajo) de tabaco, hachís o alcohol
aumentaban significativamente el riesgo de ideas suicidas o
tentativa de suicidio
Consideran estos autores que,
consiguientemente, entonces, la autodestrucción hacia dentro
aparentemente viaja junto con el comportamiento antisocial hacia
afuera. Es decir, que la interiorización de los problemas expresada
en
comportamientos
autodestructivos
concurre
con
la
exteriorización
de los
problemas,
manifestada
en
los
comportamientos desviados.
Encontraron, asimismo, que el riesgo aumentado de ideas suicidas y
tentativa de suicidio estuvieron relacionados con la baja supervisión
parental; estos autores explican este resultado afirmando que la
supervisión en sí misma puede facilitar la comunicación y la auto
revelación y apertura por parte del hijo, por lo cual los padres
pueden saber si el estado emocional del hijo puede necesitar ayuda.
25
Abundando sobre la relación entre estrés emocional y consumo de
sustancias Windle et al., 2001, estudiaron la relación entre el
consumo de sustancias y la depresión en los adolescentes e
identificaron una concurrencia significativa de la misma con los
problemas del abuso de alcohol y otras sustancias, siendo el
cigarrillo el más fuerte predictor de sentimientos depresivos que
encontraron. Afirman que se hace necesario reconocer que hay una
concurrencia sustancial entre los comportamientos de fumar y los
síntomas depresivos en la adolescencia. Consecuentemente, para
maximizar la efectividad del tratamiento, es importante que las
intervenciones contra el fumar evalúen los niveles de problemas de
internalización (como estado de ánimo depresivo, baja autoestima e
ideas suicidas) y cuando sea apropiado, incluir componentes que se
dirijan, tanto a los comportamientos de fumar, como a los síntomas
concomitantes de internalización.
Para resumir la importancia de la presencia de estrés, Wills, T.A. et
al. (1996) afirman que el estrés en la vida es un factor de riesgo
para el consumo de sustancias a través de todas las fases del
consumo, desde el inicio hasta el mantenimiento, y la forma en que
las personas responden a situaciones estresantes son predictores
importantes del consumo.
26
OBJETIVOS DEL ESTUDIO
Si bien se tiene cierta información sobre el problema del consumo
de sustancias psicoactivas en las chicas adolescentes escolares
españolas, no es menos cierto que la realidad grancanaria no está
plenamente estudiada.
Es necesario conocer con mayor
profundidad el problema del consumo de sustancias en las chicas
adolescentes de los centros de educación secundaria grancanarios,
la frecuencia con que se presenta, características del consumo,
creencias y actitudes que poseen las chicas hacia las sustancias, así
como adentrarnos en el análisis del por qué unas chicas adoptan
estos comportamientos y otras no, teniendo en cuenta los factores
de riesgo planteados en la bibliografía revisada dentro del marco
conceptual.
Esta información permite diseñar programas
preventivos que satisfagan las necesidades particulares de la
población femenina en esta importante etapa de la vida.
Este estudio tuvo como objetivos los siguientes:
1)
Determinar la frecuencia del consumo de cigarrillos, alcohol,
hachís, tranquilizantes, y el resto de drogas ilegales, así como
las creencias y actitudes hacia las tres primeras.
2)
Identificar la presencia en la población femenina adolescente
de factores de riesgo seleccionados.
3)
Conocer si existe relación entre el consumo de cigarrillos,
alcohol, marihuana y los siguientes factores:
•
Contexto familiar: estructura familiar, relaciones afectivas
con los padres, percepción de comprensión, presencia de
conflictos, gusto por estar en la casa; tiempo empleado
con los padres, supervisión parental y consumo de
sustancias en los padres y hermanos; tolerancia de los
padres hacia el consumo de sustancias en las hijas.
•
Contexto social: consumo de sustancias en las amistades,
tiempo en compañía de los amigos; empleo del tiempo
libre: (actividades deportivas, andar por la calle, irse de
marcha, leer, tocar instrumentos, usar internet).
27
•
Contexto escolar: absentismo voluntario a clases,
insatisfacción con la escuela y notas que generalmente
obtiene.
•
Comportamientos antisociales: agresión a propiedad ajena,
hurto a familia y comercio, burla de compañero y riñas.
•
La frecuencia y tipos de acontecimientos vitales
experimentados en el año anterior; las ideas y tentativas
suicidas, el consumo de psicofármacos.
28
METODO
Se realizó un estudio de corte transversal de la población de sexo
femenino que asiste a los institutos de enseñanza media de Gran
Canaria.
La muestra estuvo compuesta por 204 chicas de tres institutos de
Gran Canaria, tomados al azar y representativos de las diferentes
zonas de la isla. En cada centro se tomó una submuestra de 3 aulas
al azar y en ellas se encuestaron a todas las chicas. La edad
promedio de las encuestadas fue 16,3 años.
La composición sociodemográfica fue la siguiente:
TABLA Nº. 1
CON QUIEN VIVE
ACTUALMENTE
ESCOLARIDAD PADRES
f
%
Ambos
padres
160
78,43
Con la
madre
34
16,67
Con el padre
04
Con ninguno
TOTAL
PADRE
MADRE
f
%
f
%
Sin estudios
31
15,20
23
11,24
1,96
Graduado
escolar
82
40,20
87
42,65
06
2,94
Bachiller
31
15,24
38
18,63
204
100,00
E.
Universitarios
33
16,16
30
14,73
No Sabe
27
13,22
26
12,75
TOTAL
204
100,00
204
100,00
29
MEDICIONES
Se elaboró un cuestionario al efecto con items de cuestionarios de
diferentes autores (Ary D.V., 1999; Duncan S et al. 1998; 2000;
Hoffmann J., 2000; Peretti C. et al. 1999; Wills T.A. et al. 1996)
que respondieran a los objetivos del estudio. Además, se realizó un
pretest en el que se probó el cuestionario en un grupo de 30 chicas.
El cuestionario, autoadministrado, de carácter anónimo, se aplicó
en grupo, en las aulas de los institutos por las investigadoras.
Se midieron las siguientes variables:
Sociodemográficas:
Con quién vive actualmente: ambos padres-con la madre-con el
padre-con ninguno.
Nivel de escolaridad del padre y de la madre: sin estudios-graduado
escolar-bachiller- estudios universitarios
Consumo de sustancias psicoactivas: Frecuencia y características
Consumo de tabaco:
Frecuencia: Cuántas veces ha fumado: nunca-fumaba y lo dejó-una
sola vez en la vida-4 o 5 veces-varias veces al mes-varias veces a la
semana-todos los días.
Creencias y actitudes: Responder Si o No si cree que el cigarrillo:
calma los nervios-da más seguridad-es difícil negarse cuando la
invitan-le gusta-le ayuda a adelgazar-le gusta fumar con amigos.
Consumo de alcohol:
Frecuencia: Con cuánta frecuencia bebe: nunca-una vez en la vidavarias veces en la vida-varias veces al mes-varias veces a la semanasolamente los fines de semana-diariamente.
Cuántas veces se ha embriagado: ninguna-una sola vez -varias veces
en la vida-una o dos veces al mes-más de dos veces al mes.
Si en el último mes ha bebido 3 o más copas en una sola noche:
nunca-una vez-dos o más veces
30
Responder SI o NO si considera que su consumo excesivo de alcohol
es un problema para ella.
Creencias y actitudes: Responder Si o NO si cree que: es agradable
tomarse unas copas con los amigos- le gusta- le hace sentir más
segura- calma los nervios-no puede negarse cuando la invitan.
Consumo de hachís:
Frecuencia: con cuánta frecuencia ha consumido hachís: nunca-uno
o dos veces en la vida-más de 10 veces-varias veces al mes-varias
veces a la semana-diariamente.
Creencias y actitudes: Responder SI o NO: si cree que es dañino para
la salud-si puede afectar el rendimiento escolar-si cree que puede
provocar dependencia-si cree que es responsable de gran número de
accidentes-si cree que es un hábito como otro cualquiera-si calma
los nervios-le gusta consumirlo con amigos-le cuesta negarse cuando
la invitan-le gusta consumirlo sola.
Para las consumidoras: Por qué consume hachís: por curiosidad-para
estar en la onda-le apetece, es bueno, agradable; le hace sentirse
bien-porque lo hacen los amigos-para enfrentarse a los problemaspara desconectarse-para buscar nuevas sensaciones.
Contexto familiar.
Estructura familiar: Con quién vive actualmente: con ambos padrescon la madre sólo- con el padre sólo-con ninguno de los dos.
Relaciones con los padres: Responder SI o NO: si le gusta estar en
casa-si los padres tratan de comprenderla-cómo es la relación con el
padre y con la madre: muy buena-buena-regular-mala-muy mala;
tiene conflictos con los padres: nunca-casi nunca-a veces –casi
siempre-siempre.
Tiempo empleado con los padres: Cuántas tardes o noches pasa
durante la semana hablando o saliendo con la familia, desde
ninguna hasta 5 o más; cuánto tiempo pasa durante el fin de
semana con la familia: mucho-bastante-poco- muy poco.
31
Supervisión parental: Responder SI o NO: si los padres la dejan ir a
cualquier sitio sin tener que pedirles permiso-si puede hacer cosas
los fines de semana sin decirle a los padres exactamente a dónde
va.
Consumo de sustancias por los padres: ninguno consume-sólo el
padre-sólo la madre-los dos
Tolerancia de los padres hacia el consumo de sustancias en la hija
Responder SI o NO: le prohíben el consumo-pueden consumir en
ciertas circunstancias-puede hacer lo que desee.
Consumo de sustancias por los hermanos: ninguno consume-algunostodos.
Contexto social:
Consumo de sustancias por los iguales: cuántos amigos consumen:
ninguno-uno-dos-tres-más de 3.
Empleo del tiempo con iguales: cuántas tardes o noches pasa a la
semana hablando, haciendo deportes o saliendo con amigos: desde
ninguna hasta cinco o más; cuánto tiempo pasa el fin de semana con
los amigos hablando, haciendo deportes o saliendo, desde ninguno
hasta mucho.
Empleo del tiempo libre: Cuántas tardes o noches a la semana
emplea generalmente en: deportes-actividades organizadas por la
escuela-estar en la calle-salir de marcha-tocar un instrumento-leerInternet, desde ninguna hasta cinco o más.
Contexto escolar:
Satisfacción con la escuela: Si le gusta ir a clase: mucho-poco-nada;
responder SI o NO si ha dejado de ir a clases porque no le apetecía.
Aprovechamiento escolar: cómo son generalmente sus notas:
sobresaliente-notable-aprobado.
Ausentismo voluntario: Responder SI o NO si ha faltado a clase
porque no le apetecía.
32
Esfera de la regulación afectiva:
Acontecimientos Vitales : Responder SI o NO si le ha sucedido en el
último año los siguientes acontecimientos: se enfermó o tuvo un
accidente grave-un hermano/hermana se enfermó o tuvo un
accidente grave-uno de sus padres perdió su trabajo o lo dejó-su
familia tuvo serios problemas económicos-se mudaron a otra casavio menos a alguno de sus padres-sus padres se divorciaron o
separaron-su padre o madre se volvió a casar-vino a vivir a su casa
la pareja de su padre o de su madre-sus padres comenzaron a tener
problemas emocionales-su padre o madre falleció-alguno de sus
hermanos falleció-alguno de sus abuelos, tíos o primos falleció-un
amigo cercano falleció-se cambió de instituto-ella y su novio
terminaron-tuvo problemas en el instituto-comenzó una relación
seria-se quedó embarazada-tuvo problemas con la policía-tuvo
problemas con el novio-tuvo peleas con sus padres-tuvo problemas
con los amigos.
Ideación y tentativa suicida: Responder SI o NO: si ha deseado
alguna vez suicidare o si ha intentado alguna vez suicidarse.
Consumo de psicofármacos:
Con cuanta frecuencia ha consumido tranquilizantes o
antidepresivos: nunca-una sola vez en la vida-cuatro o cinco veces
en la vida-varias veces al mes-todos los días.
Comportamientos Antisociales:
Responder SI o NO si alguna vez ha cometido actos vandálicos,
rompiendo escaparates de tiendas, coches, cabinas de teléfonos-ha
cogido dinero de su familia sin permiso- ha cogido artículos de un
centro comercial, tienda o estanco-ha ignorado, se ha burlado o
molestado a algún compañero-se ha visto envuelta en alguna pelea.
Análisis Estadístico
Se calcularon las frecuencias de las variables en tantos por ciento;
para la relación entre variables se halló la significación de la
asociación entre ellas mediante la prueba de chi cuadrado y en
aquellas variables que estaban asociadas, se estimó la magnitud de
33
esa asociación, a través del Odd Ratio y su intervalo de confianza,
con una confiabilidad del 95,0%.
34
RESULTADOS.
Consumo de sustancias psicoactivas
La Tabla nº 2 muestra los resultados de la frecuencia del consumo
de sustancias psicoactivas en las chicas; los mismos son bastante
similares a los encontrados en la Encuesta sobre Drogas a la
Población Escolar (Observatorio Español, 1998).
TABLA Nº. 2. CONSUMO DE SUSTANCIAS (N=204)
Alguna vez en la vida y más
Alcohol
Cigarrillo
Hachís
Psicofármacos
Cocaína
Extasis
Speed/anfetaminas
Alucinógenos
Sust. Volátiles
f
166
130
55
27
06
05
03
02
02
%
81,07
63,75
27,45
13,24
2,94
2,45
1,47
0,98
0,98
Comparando con los datos sobre consumo de drogas fuertes en
chicas de países desarrollados, se tienen los resultados de la
encuesta francesa en liceos parisinos (Peretti, C. et al., 1999); las
chicas grancanarias reportan consumir un poco más cocaína y un
poco menos sustancias volátiles y alucinógenos que las parisinas y
ambas poblaciones presentan proporciones similares de consumo de
éxtasis.
La Tabla 2A ofrece la información sobre el consumo del alcohol.
La gran mayoría de chicas, por lo menos, ha experimentado con el
alcohol, ya que solamente 18,63 % nunca lo ha probado.
Comparando con otros países desarrollados, por ejemplo con
Francia, mayores proporciones de chicas escolares de 15 años de los
liceos parisinos (28,3%) no han experimentado jamás con el alcohol
(Peretti, C. et al. 2000). Sin embargo, si tenemos en cuenta los
35
resultados obtenidos en poblaciones femeninas de 15 años de la
encuesta de la OMS (Currie, C. 2001) en otros países europeos, la
cifra de no consumidoras de alcohol de nuestro estudio es similar a
la que se obtuvo para países como Suiza (17%) y Noruega (14%), que
son los que más se acercan a nuestros resultados, ya que, a
excepción de Israel (en que 38% nunca ha bebido), en los demás
países, proporciones muy bajas de chicas expresan no haber
experimentado nunca con el alcohol; hay países como Escocia y
República Checa en que sólo 2% y 3 % de chicas de 15 años nunca
han probado el alcohol. La Tabla 2A muestra también que la
tercera parte de chicas en nuestro estudio son bebedoras regulares
(beben varias veces al mes, varias veces entre semana y sólo los
fines de semana) y que casi la mitad se ha embriagado, por lo
menos, una vez. Las chicas de 15 años de los liceos parisinos, por
ejemplo, reportaron en una proporción algo menor (39,4%) haberse
embriagado por lo menos una vez (Peretti, C. et al. 1999). En
nuestro estudio hay un grupo de chicas, (11,27%), que afirma haber
bebido tres o más copas en una noche en el último mes; esta
proporción es también más baja en las chicas parisinas (7,8%)
(Peretti, C. et al. 1999)
TABLA Nº. 2A
Consumo de alcohol
f
%
Nunca
38
18,63
Una vez en la vida
23
11,27
Varias veces en la vida.
70
34,32
Varias veces al mes
18
8,82
Varias veces a la semana
02
0,98
36
Solo fines de semana
53
25,98
Diariamente
00
0,00
TOTAL
204
100,00
Se ha embriagado alguna vez
93
45,59
f
%
3 o más copas en una
noche
23
11,27
Su consumo excesivo es
un problema (N=26)
13
50,00
TABLA Nº. 2A continuación
Consumo de alcohol
Opiniones sobre el consumo de alcohol
Es agradable beber con
amigos
Le gusta
Fácil acceder a presión
social
Calma los nervios
Hace sentir más segura
146
71,57
104
50,98
63
30,88
22
04
10,28
1,96
Si observamos las creencias y actitudes hacia el consumo de alcohol
(Tabla 2A), es muy común en las adolescentes estudiadas el
atribuirle disfrute al consumo social del alcohol y el agrado por la
37
sustancia; sin embargo, pocas le confieren al alcohol un carácter
relajante.
Aunque en menor proporción que el alcohol, la experimentación con
el tabaco también está generalizada (Tabla No. 2B), ya que la
mayoría ha fumado cigarrillos alguna vez y cerca de la quinta parte
lo consume actualmente (varias veces al mes, a la semana o todos
los días). Se observa que la décima parte fuma diariamente. Esta
proporción es similar a la de Portugal y Eslovaquia (10%), aunque
inferior a la de Alemania, por ejemplo, en que el 25% de chicas de
15 años fuma diariamente (Currie, C. 2001). Con relación a las
creencias y actitudes hacia el tabaco (Tabla 2B), una minoría de
chicas le confiere al cigarrillo ciertas propiedades positivas, tales
como que es relajante y que ayuda a adelgazar, ya que la mayoría ,
a pesar de haber experimentado con el cigarrillo, no presenta
actitudes positivas hacia el tabaco.
TABLA Nº. 2B
Consumo de cigarrillos
f
%
Nunca
74
36,27
Fumaba y lo dejó
26
12,75
Una vez en la vida
33
16,18
Cuatro o cinco veces
32
15,69
Varias veces al mes
12
5,89
Varias veces a la semana
5
2,66
Todos los días
22
10,76
TOTAL
204
100,00
38
Opiniones sobre el cigarrillo
%
f
Calma los nervios
Ayuda a adelgazar
Da más seguridad
44
21,57
32
15,69
7
3,45
La mayoría de chicas nunca ha consumido hachís; sin embargo, la
tercera parte (26,96%) ha experimentado o es consumidora
ocasional o regular (Tabla nº 2C). Esta cifra es algo inferior a la que
presentan las adolescentes parisinas, en que el 37% a los 15 años ya
ha probado el hachís por los menos una vez (Peretti, C. et al.,
1999). Con relación a las creencias y actitudes hacia el hachís, hay
un grupo de chicas en nuestro estudio que infravalora o ignora los
peligros de esa droga. Una buena proporción (38,76%) le confiere
propiedades relajantes. Las razones del consumo de hachís por las
chicas consumidoras aparecen también en la Tabla 2C. El disfrute,
la curiosidad, la evasión y la búsqueda de sensaciones son las
ofrecidas con más frecuencia.
TABLA Nº. 2C
Consumo de hachís
f
%-
Nunca
149
73,04
Una o dos veces en la vida
31
15,20
Más de 10 veces en la vida
14
6,86
39
Varias veces al mes
7
3,43
Varias veces a la semana
3
1,47
204
100,00
Calma los nervios
79
38,76
No es responsable de
accidentes
53
25,98
No afecta el rendimiento
escolar
26
12,75
No es dañino para la salud
23
11,27
No provoca dependencia
21
10,29
Me apetece, es bueno,
agradable
26
47,27
Me hace sentirme bien
24
43,64
TOTAL
Opiniones sobre el hatchís
Razones de consumo (N=55)
40
Por curiosidad
24
43,64
Para desconectarme
20
36,36
Buscar nuevas sensaciones
19
34,55
Enfrentar los problemas
04
07,27
Para estar en la onda
02
03,64
Porque lo hacen mis
amigos
01
01,82
TABLA Nº. 2C continuación
La Tabla 3 muestra la frecuencia de las variables estudiadas del
contexto familiar. La gran mayoría de las chicas parece no
presentar dificultades en el área de las relaciones con los padres, si
bien es de señalar que casi la cuarta parte afirma que tiene una
relación con el padre de regular a muy mala; esta cifra desciende al
14,70% en el caso de la madre.
41
TABLA Nº. 3 CONTEXTO FAMILIAR (N=204)
f
%
No le gusta estar en la
casa
27
13,24
Los padres no tratan de
entenderla
34
16,67
Relación con el padre de
regular a muy mala
47
23,04
Relación con la madre de
regular a muy mala
30
14,70
Conflictos con los padres
casi siempre o siempre
16
07,84
f
%
21
10,29
Relaciones Familiares
TABLA Nº. 3 continuación
Empleo del Tiempo con la Familia
No pasa ninguna tarde o
noche a la semana
42
Emplea poco o ningún
tiempo el fin de semana
83
40,68
Le dejan ir a cualquier
sitio sin pedir permiso
29
14,22
Puede salir los fines de
semana sin decir a dónde
va
45
22,06
Uno o ambos suelen beber
102
50,00
Tolerancia total o parcial
136
66,17
Uno o ambos padres fuman
121
59,31
Hermanos fuman (N=180)
53
28,89
Tolerancia total o parcial
padres
64
31,38
Supervisión Parental
Consumo alcohol padres
y tolerancia hacia beber en hijos
Consumo de cigarrillos por
padres, hermanos
43
TABLA Nº. 3 continuación
f
%
11
5,39
12
5,88
Consumo de hachís en padres
Alguno o ambos padres
consumen
Tolerancia total o parcial
de padres
La mayoría pasa bastante tiempo con la familia, más en las tardes o
noches entre semana (de lunes a viernes) que los fines de semana.
Si bien también la mayoría es supervisada por los padres en las
salidas, esta supervisión es mayor entre semana que los fines de
semana. En este último caso, más de la quinta parte afirma que
puede salir sin decir a dónde va.
Con respecto al consumo de sustancias en los padres (Tabla No. 3)
es interesante señalar que es muy frecuente el consumo de alcohol
y cigarrillos, siendo este último hábito más generalizado, llegando a
proporciones muy elevadas (59,31%). Casi la tercera parte de los
hermanos también fuma. Según el 50% de las chicas, uno o ambos
padres suelen beber. Vale la pena destacar que la tolerancia de los
padres hacia el consumo de alcohol y cigarrillos en las hijas se
diferencia en que es mucho mayor para el hábito de beber, ya que
la gran mayoría le permite a las hijas libremente o en ocasiones
consumir alcohol, respondiendo a la aprobación social que se le
confiere al hábito de beber. Contrariamente, los padres fumadores
44
(que son un poco más que los que suelen beber), en su mayoría le
prohíbe a las hijas que fumen, siendo menos de la tercera parte los
que son tolerantes total o parcialmente.
Muy pocos padres consumen hachís, según lo referido por las hijas y
la gran mayoría de ellos les prohíben el uso de dicha droga (Tabla nº
3).
En la Tabla nº 4 se puede observar la percepción de la frecuencia
del consumo de sustancias que tienen las chicas de sus amistades.
La gran mayoría percibe que el hábito de fumar es frecuente en su
entorno y una buena proporción (44,61%), que el consumo de
hachís también está generalizado. La gran mayoría de chicas pasa
bastante tiempo en compañía de las amistades entre semana y los
fines de semana.
TABLA Nº. 4 CONTEXTO SOCIAL (N=204)
f
%
Tres y más amigos fuman
155
75,98
Cuatro y más amigos
consumen hachís
91
44,61
Bastante o mucho tiempo
con amigos fines de
semana
148
72,55
Dos o más tardes a la
semana con las amistades
137
67,15
45
Empleo del tiempo libre:
Dos y más tardes
o noches a la semana:
Estar en la calle
145
71,08
Leer
117
57,36
Deportes
105
54,91
f
%
Internet
88
43,13
Salir de marcha
71
34,08
Actividades organizadas
escuela
06
02,94
Tocar instrumento
05
02,83
TABLA Nº. 4 continuación
Con relación a las actividades en el tiempo libre (Tabla No. 4) llama
la atención que estar en la calle fue la actividad más frecuente,
46
respondida por el 71,08% de las chicas. Un poco más de la mitad
afirma que lee dos o más tardes o noches a la semana y es bastante
la proporción que navega por Internet. Un buen grupo de estas
escolares (la tercera parte) tiene el hábito de salir de marcha. Es
interesante destacar que prácticamente no se estudia música, ya
que sólo cinco tocan un instrumento.
El contexto escolar (Tabla No. 5) resulta poco favorable, según los
resultados, ya que la mayoría tiene un bajo rendimiento académico
(57,35% con notas generalmente de aprobado) y está disgustada
con la escuela (al 64,70% le gusta poco o nada ir a clase). Este
disgusto por la escuela está generalizado en las adolescentes de
países desarrollados, ya que se obtuvieron cifras similares para
Portugal (65%) y proporciones superiores para otros países, tales
como Noruega (75%) y Suecia (91%) (Currie, C. 2001).
TABLA Nº. 5 CONTEXTO ESCOLAR (N=204)
f
%
117
57,35
Le gusta poco o nada ir a
clase
132
64,70
Absentismo voluntario a
clase
39
19,12
Notas generalmente
aprobado
Insatisfacción con la escuela:
En la Tabla No. 6 aparecen los 6 acontecimientos vitales más
frecuentes experimentados por las escolares en el último año. Se
observa que los 4 primeros son de naturaleza interpersonal, es
decir, del área de las relaciones con los padres y sentimentales, de
carácter más subjetivo en la apreciación. El resto son
acontecimientos objetivos, como pérdidas de familiares, cambio de
47
instituto, enfermedad y problemas económicos. Estos datos
coinciden esencialmente con los encontrados en una encuesta de 4
300 estudiantes de secundaria en Estados Unidos (Garfindel et al.
1986), ya que los más frecuentes resultaron ser en aquella
población: romper con el novio, aumento de peleas con los padres,
fallecimiento de familiares, problemas financieros y problemas con
las amistades. Es decir, que se corrobora que las tensiones en la
familia, y en las relaciones amorosas y sociales, así como las
pérdidas y dificultades financieras son estresores comúnmente
experimentados en la etapa de la adolescencia.
TABLA Nº.6 REGULACIÓN AFECTIVA (N=204)
f
%
Tuvo peleas con los padres
63
30,88
Comenzó una relación
seria
58
28,43
Tuvo problemas con el
novio
54
26,47
Terminó con el novio
49
24,02
Se cambió de instituto
45
22,06
Serios problemas
económicos en familia
28
13,73
Acontecimientos vitales
en el último año :
48
Ideas y tentativa de suicidio:
Deseo de suicidio
57
27,94
Intento de suicidio
16
7,84
Con respecto a las ideas y tentativa de suicidio, se observa en la
Tabla No. 6 que una proporción apreciable de chicas afirma haber
deseado suicidarse y que 16 de ellas lo han intentado. Estas cifras,
aunque elevadas, son inferiores a las encontradas en los liceos
parisinos (34,9% y 15,5%, respectivamente) (Peretti, C. et al. 1999).
Por último, aunque no están generalizados los comportamientos
antisociales, alrededor de la quinta parte y menos (Tabla No. 7) ha
cometido delitos de mayor o menor gravedad o se ha visto envuelta
en riñas.
TABLA Nº. 7. COMPORTAMIENTOS ANTISOCIALES ( N=204)
f
%
Burlarse de un compañero
88
43,14
Coger artículos sin pagar
44
21,57
Verse envuelto en peleas
38
18,63
Coger dinero a familiares
33
16,18
Dañar propiedad pública o
ajena
09
04,41
49
Factores relacionados con el consumo de sustancias
No se encontró relación entre ningún factor de los estudiados y el
consumo de alcohol solamente, ni siquiera en el caso de las 35
bebedoras regulares que no consumen ninguna otra sustancia.
En el caso del cigarrillo, no se analizó la relación entre los factores
con el consumo de cigarrillos, puesto que prácticamente no hay
chicas que solamente fumen cigarrillos, ya que todas las 71 chicas
que han fumado por lo menos 3 o 4 veces y más (experimentales,
ocasionales y regulares) han consumido alcohol, por lo menos 3 o 4
veces en la vida, y las fumadoras regulares, casi todas fuman
hachís.
Con respecto al hachís, no hay ninguna chica que lo consuma
solamente.
Se buscó, entonces, la significación estadística y magnitud de la
relación entre el consumo de sustancias y el hachís, lo que se
muestra en la Tabla No. 8. Todas las sustancias están fuertemente
relacionadas con el consumo de hachís. Como se observa en la
Tabla No. 8, de las 22 fumadoras regulares (fuman diariamente) que
hay en la población total, 19 consumen hachís, teniendo estas
chicas casi 26 veces más probabilidad de consumir hachís que las
que no son fumadoras, o son
fumadoras experimentales u
ocasionales. La influencia del cigarrillo sobre el hachís evidencia
también en que aun las ex – fumadoras tienen tres veces más
probabilidades de consumir hachís.
TABLA Nº. 8 RELACION ENTRE CONSUMO DE SUSTANCIAS Y HACHIS
Sustancias
Hachis
No Hachis
Total
N=55
N=149
N=204
f
%
f
%
f
%
p*
OR **
IC ***
Fuma
diariamente
19 34,55
03
01,47
22
10,75
<0.000 25.685 6.664-15.982
Exfumadora
12 21,82
14
06,86
26
12,75
<0.033
50
2.691
1.069-6.764
Bebe varias
veces al mes
y más
33 60.00
40
26,85
73
35,78
<0.000
4.087
2.034-8.260
Embriagada
varias veces
y más
32 58,18
19
12,75
51
25,00
<0.000
9.519
4.373-209.37
Drogas
ilegales por
19 34,55
lo menos una
vez
00
00.00
19
9,31
<0.000
Inf.
14.882-inf
*Chi cuadrado
** El odds ratio alcanza valores entre cero (“0”) e infinito. Uno (“1”) es el valor
neutral y significa que no existen diferencias entre los grupos comparados; cercano
a cero o a infinito significa una gran diferencia. Un odds ratio mayor que uno
significa que el grupo uno tiene una mayor proporción que el grupo dos; si lo
opuesto fuera la realidad, el odds ratio será menor que uno.
*** Intervalo de Confianza del 95%
El consumo de alcohol muestra una relación similar con el consumo
de hachís, aunque de menor magnitud. De las 73 bebedoras
regulares (bebe varias veces al mes y más) de la población escolar
femenina total estudiada, 33 son consumidoras de hachís, lo que
representa que tienen 4 veces más probabilidad de consumir hachís
que las que nunca han probado el alcohol, o lo han experimentado o
consumido ocasionalmente. En esta misma línea, las que se han
embriagado varias veces y más, tienen casi 10 veces más
probabilidades que las que se han embriagado una o ninguna vez.
Con respecto a las drogas ilegales, la totalidad de las que han
consumido las mismas son consumidoras de hachís, teniendo
grandísimas probabilidades de consumo frente a las que nunca han
probado una droga ilegal.
Por tanto, exceptuando las 35 chicas bebedoras regulares que no
consumen ninguna otra sustancia, lo que predomina es un patrón de
policonsumo de sustancias.
51
Factores relacionados con el consumo de hachís
La Tabla No. 9 muestra los factores que se encontraron
significativamente relacionados con el consumo de hachís, así como
la magnitud de dicha relación.
Como se observa, con respecto al
contexto familiar, se
identificaron factores, tanto de estructura como de funcionamiento.
En el primer caso, las chicas de hogares desintegrados tienen más
del doble de probabilidad de consumo de hachís que las de hogares
donde conviven con ambos padres. En cuanto a factores de
funcionamiento familiar, fueron significativos los de poco o ningún
tiempo empleado con la familia el fin de semana (que casi triplica
en la chica la probabilidad de consumir hachís), el consumo de
alcohol en uno o ambos padres (no se encontró, sin embargo,
relación con el consumo de tabaco o hachís en ellos) y estilos
educativos relacionados con la tolerancia hacia el consumo de
sustancias (tolerancia total o parcial hacia el consumo de alcohol y
de hachís, en este caso aumentando la probabilidad de consumo en
las hijas en 6 veces). Asimismo, las chicas con poca o ninguna
supervisión de los padres durante las salidas de fines de semana
consumen hachís
dos y media veces más que las que son
supervisadas por sus padres. No se encontró ninguna relación con
factores de percepción de dificultades en las relaciones con los
padres, disgusto por estar en la casa, incomprensión o presencia de
conflictos y consumo de hachís.
52
TABLA Nº. 9 FACTORES RELACIONADOS CON EL CONSUMO DE HACHIS
Factores
Hachis
No
Hachis
Total
N=55
N=149
N=204
f
%
f
%
f
p*
OR **
IC***
%
CONTEXTO
FAMILIAR:
No convive
con ambos
padres
20
36,36 29
19,46
49
24,02 <0.012
2.365
1.194-4.681
Uno o
ambos
padres
suelen
beber
35
63.63 66
44.30
101 49,51 <0.014
2.201
1.163-4.163
Una o
ninguna
noche con
familia
22
40,00 31
20,81
53
25,98 <0.010
2.538
1.233-5.227
Poco o
ningún
33
tiempo
familia fin
de semana.
60,00 50
33,56
83
40,69 <0.002
2.970
1.498-5.913
Tolerancia
padres
consumo
hachis
14,55 04
02,68
12
05,88 <0.005
6.170
1.588-25.705
08
53
TABLA Nº. 9 Continuación
Factores
Tolerancia
padres
beber hija
Hachís
No
Hachís
Total
N=55
N=149
N=204
f
44
No
supervisión
199
padres fin
de semana
f
p*
OR**
IC***
%
%
f
%
80,00
91
61,07
135 66,18
<0.018
2.549
1.157-5.719
34,55
26
17,45
45
22,06
<0.016
2.549
1.157-5-71
CONTEXTO
SOCIAL:
Dos y más
amistades
fuman
54
98,18
97
65,10
151 74,02
<0.000
28.948
3.892-15.306
Tres y más
amistades
fuman
hachís
39
70,91
64
42,95
103 50,49
<0.000
4.547
2.321-8.907
Cuatro y
más tardes
o noches a
la semana
con
amistades
36
65,45
80
53,79
116 56,86
<0.023
2.185
1.104-4.324
Mucho
tiempo fin
de semana
con
amistades
34
61,82
52
34,89
86
<0.000
3.111
1.639-5.904
54
42,16
Empleo del
tiempo
libre:
Estar en la
calle 5 o
más tardes
24
43,64
42
28,19
66
32,35
<0.000
3.663
1.855-7.232
39
70,90
81
54,36
120 58,82
<0.017
2.219
1.141-4.313
CONTEXTO
ESCOLAR:
Notas
generalmente
aprobado
TABLA Nº. 9 continuación
Factores
Hachís
No
Hachís
Total
N=55
N=149
N=204
f
Absentismo
voluntario 20
a clases
p*
OR**
IC***
%
f
%
f
%
36,36
19
12,75
39
19,12
<0.000
3.910
1.883-8.117
REGULACIÓN
AFECTIVA:
Problemas
en el
último año:
Con el
novio
21
38,18
33
22,15
54
26,47
<0.021
2.171
1.114-4.232
En el
instituto
06
10,91
13
08,72
19
09,31
<0.000
3.959
1.833-8.554
55
Ideación y
tentativa
suicida: ha
deseado
suicidarse.
28
59.91
29
19,46
57
27,94
<0.000
4.291
2.204-8.355
Ha
intentado
suicidarse
09
16,36
07
04,70
16
07,84
<0.006
3.969
1.400-11.254
Psicofárma
cos una vez 13
y más
23,64
16
7,84
29
14,22
<0.034
2.537
1.063-6.217
<0.000
10.719 2.153-53.352
CONDUCTAS
ANTISOCIALES:
Dañar
propiedad
pública
07
12,73
02
01,34
09
04,41
Coger
dinero a
familiares
19
34,55
14
09,40
33
16,18
Coger
artículos
sin pagar
23
41,82
21
14,09
44
21,57
Verse
envuelta en 21 38,18 17 11,41
peleas
38
Burlarse de
compañeros
88
34
61,82 54
36,24
56
5.089
2.328-1.126
<0.000
4.381
2.160-8.885
18,63
<0.000
4.796 2.283- 10.075
43,14
<0.001
2.848
<0.000
1.504-5.393
TABLA Nº. 9 continuación
Factores
f
Hachís
No
Hachís
Total
N=55
N=149
N=204
%
f
%
f
p*
OR**
IC***
%
CREENCIAS
Y ACTITUDES:
Cigarrillo
calma los
nervios
29 52,73
37,75 <0.007 2.347
1.249-4.412
Agradable
beber con
amigos
46 83,64 100 67,11 146 71,57 <0.020 2.504
1.134-5.529
Hachís no
provoca
dependencia
13 23,64
08
05,37
21
10,29 <0.000 4.815 1.924-12.048
Hachís no
responsable
accidentes
23 41,82
30
20,13
53
25,98 <0.002 2.815
1.461-5.565
Hachís no
afecta el
rendimiento
escolar.
14 25,45
12
08,05
26
12,75 <0.000 3.898
1.672-9.087
48
32,21
77
*Chi cuadrado
** El odds ratio alcanza valores entre cero (“0”) e infinito. Uno (“1”) es el valor
neutral y significa que no existen diferencias entre los grupos comparados; cercano
a cero o a infinito significa una gran diferencia. Un odds ratio mayor que uno
significa que el grupo uno tiene una mayor proporción que el grupo dos; si lo
opuesto fuera la realidad, el odds ratio será menor que uno.
*** Intervalo de Confianza del 95%
La influencia del contexto social, básicamente de las amistades
(Tabla nº 9), se vio reflejada en la fuerte significación estadística
de la relación con su papel como modelos. Las chicas que tienen
57
dos y más amistades que fuman cigarrillos consumen hachís casi 29
veces más que las que tienen una o ninguna amistad que fume.
Asimismo, consumen hachís casi cinco veces más las chicas con tres
y más amistades fumadoras de hachís. Por otro lado, influye mucho
también la elevada cantidad de tiempo empleado con las amistades,
tanto entre semana, como los fines de semana. Consecuentemente
con esta realidad, la actividad de empleo del tiempo libre que
resultó significativamente más frecuente en las consumidoras de
hachís, fue el estar en la calle dos y más tardes o noches, lo cual
aumenta su probabilidad de consumo en casi cinco veces más, que
las que están en la calle una o ninguna tarde o noche. Ninguna otra
actividad de tiempo libre se relacionó con el consumo de hachís.
En cuanto al contexto escolar (Tabla nº 9), se observa que el pobre
desempeño escolar (notas generalmente de aprobado) y la
insatisfacción con la escuela (ausentismo voluntario a clase) ponen a
la chica en dos y casi cuatro veces más probabilidades de consumir
hachís. En la encuesta periódica de la OMS en países desarrollados
(Curie, C. et al., 2000) también se encontró que “hacer novillos”
está fuertemente asociado al consumo de cigarrillos y alcohol en las
chicas. (En aquella investigación no se estudiaron las drogas
ilegales).
Los factores que recoge el modelo de regulación afectiva también
se vieron reflejados en su relación con el consumo de hachís. Dos
fueron los acontecimientos vitales experimentados en el último año
por las chicas que tuvieron relación con el consumo: los problemas
con el novio y los problemas con el instituto, los cuales duplican (el
primero) y casi cuadruplican (el segundo), las probabilidades de
consumir hachís frente a aquéllas que no han sufrido ninguno de
esos dos problemas. El resto de los problemas no tuvo ninguna
relación.
Asimismo, las chicas que han deseado o intentado suicidarse tienen
cuatro veces más probabilidades de consumir hachís, que las que no
han presentado ideas o tentativa de suicidio. Muy relacionado con
esto, el consumo de psicofármacos (tranquilizantes y
antidepresivos) se da también más de dos veces y media en las
chicas que consumen hachís que en las que no consumen (Tabla No.
9).
58
Los comportamientos antisociales estudiados, están, en su
totalidad, fuertemente relacionados con el consumo de hachís
(Tabla nº 9). Dañar la propiedad pública/ajena se observa casi 11
veces más en las que emplean esta sustancia; el coger dinero a
familiares, cinco veces más; el coger artículos sin pagar de una
tienda, más de cuatro veces; el verse envuelta en peleas, casi
cinco veces más; y el burlarse de compañeros, casi tres veces más
que las chicas que no consumen hachís.
Por último, las chicas con algunas creencias y actitudes positivas
hacia el consumo de sustancias tienen más probabilidades de fumar
hachís, respondiendo a lo que plantea el modelo de acción
razonada, que las que no presentan esas creencias y actitudes
(Tabla nº 9). Estas son: conferirle al tabaco propiedades relajantes,
minimizar o ignorar algunos de los peligros del hachís y achacar al
beber una dimensión de disfrute social.
Factores Relacionados con el No Consumo de Sustancias
Psicoactivas
Como complemento del anterior análisis estadístico, nos propusimos
conocer qué factores están relacionados con el no consumo de
sustancias, es decir, con el no haber probado nunca ninguna
sustancia.
Ello nos ayuda a conocer los llamados “factores
protectores” para profundizar en la comprensión del problema de
consumo de sustancias con fines preventivos. Solamente 27 chicas
de las estudiadas no han probado nunca una sustancia.
Con respecto al contexto familiar (Tabla nº 10) aparecen algunos
factores de funcionamiento y ninguno de estructura. Llama la
atención que las chicas que tienen una buena o muy buena relación
con su padre tienen más de 9 veces más probabilidad de no
consumir ninguna droga, que las que tienen una relación regular,
mala o muy mala. Esto coincide en gran medida con los resultados
de países desarrollados, en que se encontró una moderada relación
entre menos dificultad para conversar con el padre y abstenerse del
alcohol (Currie, C. et al. 2000). La relación buena con la madre, sin
embargo, no mostró una relación con el no consumo. El pasar
mucho tiempo con los padres las aleja del consumo de sustancias,
ya que aumenta la probabilidad del no consumo en cinco veces si es
59
entre semana y en casi tres los fines de semana. Las hijas de padres
que no suelen beber tienen 10 veces más probabilidad de no
consumir sustancias. Al igual que en el análisis anterior, el que los
padres fumen cigarrillos o hachís no influye en el no consumo de
sustancias en las hijas. Por otro lado, los padres de las chicas que
son intolerantes parcial o totalmente a que ellas fumen, las colocan
en siete veces menos probabilidades de consumir hachís y los que
son intolerantes con el beber, en casi cinco veces menos. No se
encontró relación con la prohibición por parte de los padres del
consumo de hachís y la abstinencia de esta sustancia en las hijas.
El influencia del contexto social en el no consumo de sustancias
(Tabla nº 10). También se hizo patente en este estudio. Las chicas
que no tienen ninguna amistad que fume hachís tienen nueve
veces más probabilidades de no consumir hachís. El no tener
amistades que fumen cigarrillos no tuvo relación con abstenerse de
consumir sustancias. Resultó ser muy fuerte la relación de no pasar
ninguna o solamente una tarde o noche con los amigos entre semana
(17 veces más probabilidad de no consumo), así como pasar poco o
ningún tiempo en su compañía los fines de semana (casi nueve veces
más). Esto también se constató en el estudio de la OMS, ya que
pasar menos noches con amistades resultó relacionado con el no
consumo de alcohol (Curie C., et al., 2000). Dos fueron las
actividades de tiempo libre que resultaron relacionadas con la
abstinencia de las sustancias: estar en la calle una o ninguna tarde o
noche (seis veces más de probabilidad de no consumo) y leer dos
días y más a la semana (casi cuatro veces más).
El contexto escolar estuvo representado en el aprovechamiento
académico y la satisfacción con la escuela. Las chicas que obtienen
notas generalmente de
sobresaliente y que les gusta ir a clases
tienen cinco y casi cuatro veces menos probabilidad de consumir
sustancias que las demás.
Este último factor también estuvo
relacionado con abstenerse del alcohol en las chicas de otros países
desarrollados (Curie, C., et al., 2000).
60
TABLA Nº. 10
FACTORES RELACIONADOS CON EL NO CONSUMO DE SUSTANCIAS
FACTORES
No
consumo
Consumo
Total
N=27
N=177
N=204
f
%
f
%
f
p*
OR**
IC***
%
CONTEXTO
FAMILIAR:
Relación
buena con
padre
26
96,30
130 73,45 156 76,47 <0.000
9.400
1.241-71.216
Dos y más
tardes o
noches con
familia
25
92,59
126 71,19 151 74,02 <0.018
5.060
1.156-22.150
Bastante o
mucho
tiempo con
familia fin
semana
21
77,78
100 56,50 121 59,31 <0,036
2.695
1.037-7.002
Ningún
padre suele
beber
24
88,89
78
44,07 102 50,00 <0.000
10.154
2.949-34.961
Intolerancia
padres
fumar hija
25
92,59
113 63,84 138 67,65 <0.003
7.080
1.624-30.871
Intolerancia
padres
beber hija
18
66,67
51
28,81
69
33,82 <0.001
4.941
2.083-11.721
77,78
49
27,68
70
34,31 <0.000
9.143
3.483-24.003
CONTEXTO SOCIAL:
Ningún
amigo
consume
hachís
21
61
Una
o
ninguna
tarde
o 15
noche
con
amistades
55,56
12
6,78
27
13,24 <0.000
17.188
6.588-44.843
Poco tiempo
con
amistades
fin de
semana
44,44
32
18,08
44
21,57 <0.002
9.626
1.549-8.483
12
TABLA Nº. 10 Continuación
[Marco1] Empleo del tiempo libre:
Estar en la
calle uno o
ningún día a
la semana
17
64.2
38
21,42
55
26,92 <0.000
6.218
2.445-16.062
Leer dos días
22
y más a la
semana
81,48
95
53,67
117 57,35 <0.007
3.798
1.376-10.480
CONTEXTO ESCOLAR:
Notas
generalment
e
09
sobresalient
e
33,33
16
09,04
25
12,25 <0.000 5.031
1.944-13.021
Le gusta
mucho ir a
clases
62,96
53
29,94
70
34,31 <0.000 3.977
1.709-9.257
17
REGULACIÓN AFECTIVA:
Acontecimientos
vitales:
Problemas
con el novio
02
7,69
51
28,81
53
26,11 <0.022 0.206
0.047-0.903
Peleas con
padres
03
11,11
60
33,90
63
30,88 <0.017 0.244
0.071-0.842
62
Ideación
y tentativa
suicida:
No ideación
suicida
26
96,30 140
79,10
166 81,37 <0.033 6.971
0.903-52.316
No tentativa
suicida
26
96,30 140
79,10
166 81,37 <0.033 6.971
0.903-52.316
COMPORTAMIENTOS
ANTISOCIALES:
No cogido
artículo
26
96,30
137
77,40 163 79,90 <0.023 7.591
0.999-57.694
No burla
comp..
24
88,89
89
50,28 113 55,39 <0.000 7.910
2.298-27.22
Dentro del marco de la regulación afectiva (Tabla nº 10), con
respecto a los acontecimientos vitales experimentados en el último
año, la ausencia de problemas con el novio y de peleas con los
padres estuvieron relacionados con el no consumo de sustancias.
Las chicas sin problemas con el novio tienen cinco veces más
probabilidades de no fumar hachís que las que tienen problemas y
las que no tienen problemas con los padres, cinco veces más. La
ausencia de ideas y tentativa de suicidio, por otro lado, les
confiere a las chicas siete veces más probabilidad de no consumir
sustancias.
Con respecto a los comportamientos antisociales, la ausencia de
todos los comportamientos estudiados promueve el no consumo de
sustancias (Tabla nº 10).
63
DISCUSIÓN
Se cumplieron los objetivos del estudio, ya que se logró identificar
la frecuencia del consumo de sustancias psicoactivas en las chicas
adolescentes escolares, así como sus creencias y actitudes hacia las
tres más frecuentes, alcohol, cigarrillo y hachís, lo que permitió
caracterizarlas en este sentido. De igual forma, se conoció la
proporción de chicas que presentan los factores de riesgo
seleccionados para su estudio.
Además de esta información
descriptiva, se determinaron los factores que resultaron
relacionados con el consumo de sustancias y los que protegen de su
consumo, constatando lo acertado de los modelos teóricos
escogidos, que integran gran parte de los factores de riesgo para el
consumo de sustancias psicoactivas reconocidos en la literatura
internacional.
El consumo de sustancias psicoactivas en las chicas estudiadas se
enmarcó en la realidad de los países desarrollados, lo cual
contribuye a ubicar el problema en su justa dimensión actual.
España y, particularmente, Canarias, no son ajenas a las múltiples
influencias que le llegan a los jóvenes para promover en ellos el
consumo de las diferentes sustancias y drogas ilegales, así como la
relativa disponibilidad y accesibilidad a las mismas. La involucración
creciente de las chicas en el consumo tradicionalmente masculino
que se ha patentizado en España y corroborado en este estudio, es
un hecho presente también en muchos países desarrollados, tal
como se analizó anteriormente.
Aunque hay países en situaciones más serias, el consumo de alcohol
en las chicas estudiadas está muy generalizado; en el grupo de
bebedoras regulares predomina el patrón de beber los fines de
semana y una proporción elevada de chicas ya se ha embriagado
varias veces a estas edades tan tempranas. El alcohol es una
sustancia con una amplia aceptación entre estas adolescentes, que
lo valoran en su disfrute social y por el carácter placentero que
perciben en el alcohol. Muy relacionado con esto, el estudio puso
de manifiesto la gran proporción de padres (la mitad) que suele
beber y, además, posee un estilo educativo bastante permisivo
hacia el consumo de alcohol en sus hijas, lo cual les proporciona
64
modelos de comportamiento y facilita en ellas una actitud positiva
hacia el consumo social o habitual.
La experimentación con el cigarrillo también está generalizada en la
población estudiada, como sucede en otros países desarrollados,
siendo ya la décima parte de ellas fumadoras habituales,
consumiendo cigarrillos diariamente. Esto sucede a pesar de que la
gran mayoría expresa actitudes negativas hacia el hábito de fumar,
incluyendo la no consideración del cigarrillo como facilitador del
adelgazamiento en ellas, esto último, algo que no era esperado.
También las chicas de este estudio están expuestas en su mayoría al
consumo de tabaco en los padres, aunque en el caso de esta
sustancia, son más restrictivos con el fumar en las hijas,
presentando inconsistencia entre la prohibición del consumo y el
ejemplo que les ofrecen.
Con respecto al hachís, droga ilegal consumida en tercer lugar por
las escolares estudiadas, aunque nunca ha sido probado por la
mayoría, su empleo, bien sea experimental, ocasiona, o regular, ya
está presente en más de la cuarta parte de estas escolares, de
modo similar a lo que está sucediendo en otros países desarrollados.
Con respecto a las creencias y actitudes que presentan, si bien la
gran mayoría se mostró en contra de su consumo, reconociendo sus
peligros, una buena parte (cerca del 40%) le confiere propiedades
relajantes. Es interesante señalar que, comparando las creencias
de las chicas sobre las posibles propiedades relajantes de las tres
sustancias psicoactivas, es el hachís la más señalada, luego el
cigarrillo (poco más del 20% de respuestas) y, por último, el alcohol
(alrededor del 10%), poniendo de manifiesto que aquella droga
ilegal es la más considerada en su capacidad tranquilizante.
El consumo de hachís en los padres es muy bajo y comparando la
tolerancia de los padres hacia el consumo en las hijas de las tres
sustancias, es interesante destacar que el estilo educativo más
permisivo aparece con respecto al beber alcohol (la mayoría de las
chicas tiene libertad total o en ciertas ocasiones para su consumo),
siendo esto expresión de la gran aceptación social de dicha
sustancia.
El resto de drogas ilegales, aunque su empleo en las chicas es en
bajas proporciones y era esperado, resulta alarmante que a edades
65
tan tempranas un grupo de escolares ya se haya iniciado en su
consumo.
La mayor parte de la población estudiada percibe un clima familiar
positivo, buenas relaciones y comprensión de sus padres, pasa
mucho tiempo en compañía de su familia y sus salidas son
supervisadas por sus padres, aunque más entre semana que los
fines de semana. Esta situación de armonía hogareña predomina
también en las chicas parisinas (Peretti, C. et al. 1999), lo cual
indica que predominan las familias que suelen brindar condiciones
favorables a los hijos en la etapa de la adolescencia. El hecho que
las relaciones con el padre sean más difíciles que con la madre en la
adolescencia, tal como se encontró en este estudio, es un hallazgo
generalizado en las investigaciones (Currie, C. 2000; García
Averasturi, L. 1996).
Las relaciones sociales están bastante extendidas en las escolares
estudiadas, gran parte de las cuales pasa mucho tiempo fuera de
clases en compañía de las amistades, tanto entre semana (67,15%
dos o más tardes a la semana), como los fines de semana. Estas
proporciones son inferiores en otros países desarrollados en lo que
respecta a dos o más tardes entre semana, de lo cual se tienen
datos: 53% en Noruega, 44% en Alemania, 33% en Portugal, 28% en
Francia (Currie, C. 2000), poniendo en evidencia el potencial mayor
de las chicas grancanarias a las influencias de las amistades, por la
gran cantidad de tiempo que pasan en su compañía. Asimismo, su
empleo del tiempo libre deja mucho que desear, ya que la actividad
extraescolar más común es estar en la calle. Por otro lado, las
chicas sobrevaloran el consumo de sustancias en las amistades,
puesto que, según ellas, está generalizado el hábito de fumar
cigarrillos y hachís. Estos resultados corroboran lo planteado por
diferentes autores de que las creencias normativas que poseen los
adolescentes sobre las frecuencias de consumo de sustancias en su
entorno pueden no corresponder con las frecuencias reales, que son
mucho menor; percepción que facilita el consumo.
La vida escolar para las adolescentes estudiadas es, en general,
poco gratificante. A la mayoría no le gusta ir a clase, lo que es
común en los países desarrollados. El aprovechamiento escolar es
bajo en general, lo cual es algo muy desfavorable, tanto para el
desenvolvimiento de sus capacidades y futuro académico, como
66
para su equilibrio psicológico, teniendo en cuenta el importante
papel que debe jugar la escuela en el desarrollo integral y la
realización personal de los jóvenes.
Los acontecimientos vitales experimentados más frecuentemente
por la población estudiada son de carácter interpersonal, del área
familiar y sentimental, lo cual ratifica los resultados de otras
investigaciones de los estresores normales en la adolescencia.
Con respecto a las ideas y tentativa de suicidio, las proporciones,
aunque elevadas, son las esperadas para la población femenina
adolescente, según diferentes estudios. Correspondientemente, el
consumo de psicofármacos en un grupo de chicas, que asciende al
14 %, es indicador de que una proporción de estas escolares puede
estar sufriendo ansiedad y sentimientos depresivos.
La gran mayoría de las escolares estudiadas no expresa haber
cometido delitos de menor o mayor gravedad, ni se han implicado
en riñas, consecuentemente con lo arrojado por otros estudios, en
que estas conductas aparecen con más frecuencia en la población
masculina adolescente. Sin embargo, una minoría confiesa haberse
involucrado en ellos alguna vez, siendo expresión
de una
externalización de sus problemas emocionales.
Con respecto a los factores relacionados con el consumo de
sustancias psicoactivas, gran parte de los factores que proponen los
modelos teóricos analizados en este estudio estuvieron relacionados
con el consumo de sustancias psicoactivas, aportando fuerza a la
base conceptual de dichos modelos para comprender esta realidad
en la población femenina adolescente.
En primer lugar, el estudio permitió conocer que las escolares
adolescentes que consumen sustancias psicoactivas regularmente,
no consumen una única sustancia (con excepción del consumo
regular únicamente de alcohol en un grupo de chicas, lo cual no se
encontró relacionado con ningún factor de riesgo estudiado), sino
que lo que se presenta
es un policonsumo
de sustancias
psicoactivas, incluyendo el empleo de drogas ilegales fuertes.
Se confirmó el papel relevante que juega el contexto familiar en el
consumo de sustancias psicoactivas, aunque no todos los factores
estudiados resultaron asociados. Se confirmó la importancia de la
67
estructura familiar (en este caso, la no convivencia con ambos
padres), así como la poca implicación de los padres con la hija, en
términos de poco tiempo en su compañía, poca o ninguna
supervisión de sus salidas los fines de semana y permisividad hacia
el consumo de alcohol y hachís, al estar todo esto relacionado con
el policonsumo regular de sustancias psicoactivas. Llama la atención
que las chicas con consumo múltiple de sustancias no reportan más
dificultades, incomprensión o conflictos en las relaciones con los
padres, que las chicas que no consumen sustancias o las consumen
experimental u ocasionalmente, contrariamente a lo esperado.
El papel de los padres en el modelado de comportamientos de
consumo de sustancias en las hijas se vio reflejado únicamente en el
hábito de beber, ya que el consumo de tabaco o hachís en los
padres no arrojó diferencias entre las chicas policonsumidoras y las
que sólo consumen alcohol o no consumen ninguna sustancia. En
este estudio resultó central, entonces, el papel del consumo de
alcohol en uno o ambos padres en su influencia negativa sobre el
consumo de sustancias psicoactivas en las hijas.
Pero el factor de consumo de personas allegadas a la adolescente
más fuertemente relacionado con el propio policonsumo, fue el
consumo de cigarrillos en las amistades, lo cual pone a la chica en
30 veces más probabilidades de policonsumo; fuerte es también,
aunque en menor escala, la influencia del consumo de hachís por
las amistades sobre el empleo de esta droga en la adolescente
escolar. Ello, unido a la relación encontrada entre el mucho tiempo
empleado con las amistades (entre semana y los fines de semana) y
en andar en la calle como actividad fundamental fuera del horario
de clases, con el policonsumo de sustancias psicoactivas, ratifica la
presencia del cuadro descrito en la literatura científica que
favorece el consumo de drogas y resumida por el modelo socialcontextual: poca involucración de la familia con la adolescente,
poca supervisión de sus actividades y permisividad para consumir
sustancias, proporcionándoles asimismo, modelos de consumo,
mientras las chicas emplean la mayor parte del tiempo libre con
amistades consumidoras de sustancias, sin realizar actividades
extraescolares formativas.
El modelo de comportamientos problema también se vio
comprobado en este estudio, al encontrar relaciones entre una
68
negativa
implicación
emocional
con
la
escuela
(bajo
aprovechamiento académico, absentismo voluntario a clases y
problemas con el instituto), así como comportamientos antisociales
en las chicas que consumen sustancias psicoactivas, poniendo de
manifiesto que se presentan conjuntamente.
También se puso en evidencia el modelo de regulación afectiva, ya
que se encontró vinculado el empleo de psicofármacos y las ideas y
tentativa suicidas, indicadores de la presencia de estados afectivos
negativos, con el consumo múltiple de sustancias psicoactivas.
Por último, algunas actitudes positivas hacia las sustancias
psicoactivas estuvieron relacionadas con el policonsumo regular en
las chicas estudiadas, confirmando en parte lo planteado por el
modelo de la acción razonada.
Cuando se analizaron los factores que se relacionan con el no
consumo de sustancias psicoactivas, se identificaron aquéllos que
protegen de dicho consumo, lo cual complementa la información
encontrada en cuanto a factores de riesgo para su consumo, dado
que en su mayoría coinciden en un mismo núcleo de características
del entorno familiar, social y escolar, así como en la esfera del
comportamiento. Sin embargo, se presentaron algunas diferencias a
tener en cuenta. Resultó un hallazgo nuevo el carácter protector
del consumo de sustancias en las hijas de la buena relación con el
padre y de no experimentar peleas con los padres en el último años,
ya que se había encontrado que factores del funcionamiento
familiar, en términos de la percepción de relaciones regulares o
malas con los progenitores, incomprensión, conflictos con la familia,
no estuvieron relacionados con el policonsumo de sustancias. Por
otro lado, resultó relacionado con la abstinencia el no consumo de
hachís en las amistades, no así el no consumo de cigarrillo, que
había estado fuertemente vinculado al consumo de sustancias.
69
CONCLUSIONES
Se ha puesto en evidencia la necesidad de fortalecer el trabajo
preventivo que se viene realizando actualmente en Gran Canaria
con respecto al consumo de sustancias psicoactivas en la población
adolescente y, particularmente, en las chicas, que, entre otras
razones, por la mayor sensibilidad de la mujer a los efectos dañinos
de las drogas, las convierte en una población a priorizar. Las
intervenciones educativas deben contemplar la divulgación de los
peligros que le acarrea el consumo de cada una de las sustancias y
de los diferentes factores de riesgo planteados por la literatura
científica y avalados en este estudio, debiendo abarcar al ámbito
escolar, familiar y la comunidad en general, tanto directamente,
como través de
una mayor utilización de los medios de
comunicación masiva locales.
Son aspectos importantes a destacar los siguientes:
1) El papel del cigarrillo como una de las sustancias más
destructivas en todos los sentidos, no sólo por su nocividad
para la salud física sino, también, para el bienestar
psicológico (según los recientes hallazgos de su posible
etiología en la depresión), así como en su fuerte relación con
el consumo de drogas ilegales, teniendo en cuenta, entre
otros, los resultados de nuestro estudio, que evidenció que
las chicas fumadoras, en su casi totalidad, consumen hachís
y que éstas, a su vez, son las que experimentan con las
drogas fuertes. Se hace imprescindible evitar el inicio del
consumo de cigarrillos en las chicas, así como propiciar el
abandono del hábito en aquéllas que son fumadoras.
2) El papel relevante que juegan la gran aceptación social del
consumo de alcohol, el hábito de beber en los padres y su
actitud permisiva hacia el consumo de alcohol en las hijas,
en promover en ellas la generalización del consumo de dicha
sustancia, así como la aparición del consumo de otras
70
sustancias, como tabaco y hachís. Deben particularizarse
estos peligros en las campañas informativas contra el
consumo de alcohol.
3) El papel de la no convivencia con ambos padres en promover
el consumo de sustancias en las hijas y de la buena relación
con la figura paterna en particular, en evitar el policonsumo
de sustancias. Esto crea la necesidad de responsabilizar más
al padre en la implicación afectiva y comunicación con la
adolescente. También se requiere promover en ambos
progenitores la conciencia de la necesidad de una
supervisión adecuada de las actividades de las hijas,
mediante una relación de confianza y una comunicación
abierta.
4) El papel del contexto escolar, cuando es percibido por las
adolescentes como poco gratificante y el desempeño
académico es deficiente, es relevante en promover el
consumo de sustancias psicoactivas, por lo que se hace
necesario optimizar las condiciones de vida escolar y buscar
el éxito académico en las estudiantes.
5) La escasa presencia de actividades formativas en el tiempo
libre de las chicas (ya que predomina el andar en la calle
entre semana) y la gran cantidad de tiempo empleado con
las amistades y su papel en favorecer en ellas el consumo de
sustancias psicoactivas, lo cual demanda una política social y
comunitaria encaminada a ofrecer otras alternativas más
constructivas para el desarrollo de la personalidad.
Asimismo, este estudio ha evidenciado que el subgrupo de chicas
policonsumidoras de sustancias (casi la tercera parte de la
población estudiada) puede considerarse en alto riesgo psicológico,
ya que presenta, además, mecanismos de internalización (estados
afectivos negativos, expresados en consumo de tranquilizantes,
antidepresivos e ideas y tentativa de suicidios), así como otros
comportamientos de externalización (bajo rendimiento académico,
absentismo voluntario a clases, y comportamientos antisociales).
Esto significa que debe identificarse a tiempo en los centros
escolares estos subgrupos de chicas, para una atención psicológica
oportuna que les evite en un futuro, no sólo una posible escalada en
71
la intensidad del consumo de sustancias, incluyendo el avance
hacia otras drogas, sino que prevenga las reacciones emocionales
adversas, como ansiedad y sentimientos depresivos, que pongan en
peligro el bienestar psíquico y hasta la vida de algunas de estas
chicas en riesgo.
Deben continuar las investigaciones de consumo de sustancias
psicoactivas en la adolescencia con un enfoque de género, tal como
hemos venido apuntando (DE LA CRUZ, Mª J. FARIÑAS, B. HERRERA,
A, GONZÁLEZ, Mª T. y EGEA, E. 2001 y DE LA CRUZ Mª J., HERRERA,
A. y EGEA, E. 2002). La adolescencia es una etapa fundamental para
construir la identidad masculina y femenina, muchos de los
comportamientos arriesgados en salud y reacciones emocionales
adversas de los adolescentes son una manifestación de las
dificultades para expresar o confirmar que se está deviniendo en
hombre o mujer. Las cargas y problemas que sufren los chicos y las
chicas tienen una experimentación y afrontamiento diferentes en
ellos, por lo que requieren un tratamiento particular, de manera
que las medidas preventivas y las intervenciones psicológicas
oportunas sean más efectivas (GARCÍA AVERASTURI, L. LÓPEZ DÍAZ,
C. y EGEA MOLINA, E. 2008).
72
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