Relevancia de una adecuada suplementación mineral-vitamínica en los actuales sistemas de producción bovina Minerales y vitaminas son nutrientes con los cuales los productores se hallan cada vez mas familiarizado. Debido a la generalización es importante preguntarnos que son estos nutrientes, para que los utilizamos y cuál es la forma más racional de uso. A la primera pregunta podemos contestarla de la siguiente forma: casi todos los minerales y vitaminas de uso frecuente en alimentación animal son nutrientes esenciales, indispensables para el crecimiento, producción y reproducción de nuestros animales. Son esenciales ya que deben ser provistos con la dieta para cubrir los requerimientos diarios. Por ser esenciales, la deficiencia de uno o varios de ellos puede provocar efectos deletéreos similares a los producidos por falta de energía o proteína en la dieta. A los minerales los dividmos en aquellos que los animales requieren en cantidades tales como gramos por día o macrominerales) (ej: calcio, magnesio y fosforo), y aquellos que son requeridos en miligramos por día o microminerales, (ej: cobre, zinc, selenio, manganeso, hierro, iodo y cobalto). Las vitaminas se agrupan en liposolubles (A, D, E y K) e hidrosolubles (complejos B y C). A la segunda pregunta podemor responderla diciendo que la utilización de cada uno de estos elementos está directamente vinculado a la o las funciones que desempeñan en el organismo. Así, por su participación en el desarrollo y funcionalidad ósea y tisular, minerales como el calcio, el magnesio y el fosforo, están estrechamente vinculados a funciones estructurales, a la vez que adquieren un rol preponderante tanto en la contracción de los tejidos musculares como en la propagación de estímulos nerviosos. Minerales como el cobre, el zinc, el selenio y el manganeso son considerados básicamente minerales con funciones catalíticas, ya que su presencia es esencial para el funcionamiento de numerosas moléculas orgánicas (proteínas con funciones regulatorias y/o enzimáticas). Muchas de estas moléculas orgánicas son parte indispensable de los mecanismos de defensa antioxidantes, del sistema de respuesta inmune y de múltiples reacciones que tienen un impacto reproductivo directo. Otros minerales, poseen actividades múltiples o combinadas, pero son reconocidos por su función más visible, como son los casos del flúor en la protección y desarrollo de los dientes, el iodo y su relación con la actividad de la glándula tiroides o el cobalto y su vinculación con la síntesis de vitamina B12. Las vitaminas también poseen funciones específicas y funciones generales. Las vitaminas A y E, así como muchas de las vitaminas hidrosolubles cumples funciones vinculadas con la respuesta orgánica antioxidante. Además, muchas de ellas se asociación a funciones específicas, como los casos de la visión y la vitamina A, la absorción de calcio y fósforo con la vitamina D y la coagulación de la sangre y la vitamina K. La última pregunta, “cuál es la forma más racional de utilización” es la más compleja de responder ya que exige una combinación de conocimientos de fisiología veterinaria combinados con aspectos productivos, de manejo e industriales. Es por ello que solo es posible hacer generalizaciones con fines ilustrativos. Los aspectos más relevantes a ser tenidos en cuenta al suplementar minerales son el requerimiento diario y la existencia o no de órganos de depósito. Minerales como calcio, fosforo, magnesio o sodio son requeridos en gramos por días, por lo cual difícilmente podamos realizar una suplementación eficiente por la vía inyectable. Esta opción nos obligaría a pasar a los animales por la manga prácticamente a diario. Razón por la cual estos elementos deben ser suplementados por la vía oral continua, quedando reservada la vía parenteral solo para solucionar cuestiones puntuales como son los casos de vaca caída por hipocalcemia o bien en situaciones de hipomagnesemia aguda.. Para los microminerales, la utilidad de la vía parenteral dependerá de la existencia o no de órganos de depósito. El ejemplo clásico es el del cobre, que puede ser suplementado por la vía inyectable ya que se almacena en hígado, pudiendo durar su efecto hasta dos meses. En caso de no existir órgano de depósito se recomienda, al igual que para los macrominerales, su suplementación oral. Los aspectos fundamentales a ser tenidos en cuenta cuando se suplementan vitaminas son que las vitaminas liposolubles se almacenan en los tejidos y una sobredosis inyectable puede ocasionar toxicidad, mientras que las hidrosolubles no suelen almacenarse y su riesgo de toxicidad es más bajo. Ambos tipos pueden ser suministradas por la vía oral. En el caso de los bovinos las vitaminas hidrosolubles no suelen ser incorporadas regularmente a la dieta ya que estas pueden ser sintetizadas normalmente por la flora ruminal. La suplementación oral con vitaminas B o C en rumiantes puede justificarse en situaciones puntuales tales como vacas lecheras de muy alto rendimiento, o tras un cuadro de ácidos, en el cual gran parte de la flora bacteriana á sido destruida, y con ella su capacidad de síntesis vitamínica. Un ejemplo característico de esta situación es la deficiencia de tiamina (vitamina B1), no siempre reconocida como tal, y que cursa con signos de encefalitis y ceguera. Otro aspecto relevante es cuál es la cantidad y cuál es la forma adecuada de incorporarción de los minerales en el alimento. Las cantidades están establecidas en lo que se denomina tablas de requerimientos, y son el resultado de años de investigación en diferentes lugares del mundo. Es importante destacar que el mejor suplemento o alimento no es el que aporta más minerales, sino aquel que adecúa el aporte a las necesidades reales de los animales. Esto es importante pues un exceso de minerales y vitaminas pueden ser tan o más perjudiciales que un déficit, ya que al incremento de los costos por el uso en exceso y a los riesgos de intoxicación se les suman las necesidades de eliminación del exceso, que en muchos casos pueden tener un alto costo metabólico. También es importante la fuente de minerales y vitaminas a utilizar. Para los minerales suelen usarse diferentes sales minerales, que pueden ser sulfato, óxidos, carbonatos o cloruros. Cada tipo de sal posee una concentración particular del mineral, pero no todas las sales tienen la misma capacidad de liberarlo y que sea absorbible por el organismo (biodisponibilidad). Generalmente los sulfatos suelen tener más biodisponibilidad que los cloruros, estos que los carbonatos y estos que los óxidos. En términos prácticos esto implica que el dato más importante es (mas que la cantidad en si) la sal utilizada y su biodisponibilidad. Estós parámetros determinarán en forma real cuanto mineral recibirá el animal. Para las vitaminas, la cuestión se centra en la existencia o no de procesos químicos asociados que transformen a la vitamina en lo que se conoce como vitamina modificada o protegida, capaz entre otras cosas, de resistir a los procesos térmicos, de oxidación, etc. Dicha modificación suele alargar la vida útil de las vitaminas en el producto final y otorgarle más resistencia, especialmente cuando las condiciones de almacenamiento no son las adecuadas. Finalmente, tanto a nivel industrial como en los propios establecimientos ganaderos, la utilización de este tipo de nutrientes exige un riguroso control de las condiciones de almacenamiento y de las condiciones de mezclado. El primer aspecto es fundamental para las vitaminas ya que la luz, la temperatura o humedad elevadas pueden reducir significativamente sus concentraciones originales, haciendo que nuestro aporte real sea muy inferior al esperado. El segundo aspecto es igualmente importante tanto para vitaminas como para minerales, ya que una inadecuada distribución de estos elementos puede ocasionar un déficit de aporte para un grupo de animales, mientras que para otros puede resultar en exceso e incluso toxicidad. Por ello es especialmente importante verificar la homogeneidad del mezclado. • MV. Sebastián Picco dmv