baja tolerancia y conductas violentas en los

Anuncio
“BAJA TOLERANCIA Y CONDUCTAS VIOLENTAS EN LOS
ADOLESCENTES”
Msc. Noleida Torres
A lo largo de este ensayo analizaremos con detenimiento como la baja
tolerancia y las conductas violentas en los adolescentes han ido creciendo
considerablemente en los últimos años produciendo graves problemas difíciles de
afrontar para el sistema educativo y la sociedad en general. Por ello, una vez
examinadas las causas y consecuencias de estos comportamientos violentos en
los jóvenes estudiantes de secundaria conviene presentar alternativas para
modificar, extinguir o prevenir dichas conductas contando con la participación de
agentes socializadores de primordial importancia para el desarrollo biopsicosocial
del adolescente como son: la familia, la sociedad y la escuela.
Con respecto a, la baja tolerancia a la frustración Ellis (1998) la describe
como “un síndrome psicológico” (citado en Bisquerra, 2008, p.148),
es decir,
cuando un sujeto experimenta ciertas situaciones frustrantes, percibidas de
manera exagerada y abrumadora, producto de creencias irracionales de que todo
en la vida debe ser fácil y lo más placentero posible,
pero al chocar con la
realidad, se manifiesta el enojo, la tristeza, la ansiedad, la depresión y hasta la ira.
Ahora bien, si la ira es comúnmente conocida como aquella emoción que da
origen a comportamientos que son causa de problemas interpersonales y sociales,
entonces, se podría afirmar que, la ira es un factor importante en la activación de
comportamientos violentos. Por lo tanto, la violencia asociada a la conducta del
individuo, se define como “conductas violentas”, es decir, aquellas conductas de
los individuos que intenten, amenacen u ocasionen daño físico y de otro tipo.
Como lo expresa, Palomero y Fernández (2009),” la violencia es propiciada por
una estructura social de poder que somete al hombre desde un modelo represivo
de todas las formas de vida existentes”. Así pues, en las instituciones educativas
son cada vez más frecuentes las conductas violentas emitidas por jóvenes
adolescentes cuando intimidan o maltratan a un compañero, muchas veces con la
creencia de que los problemas se solucionan a través de la agresión física, verbal
o psicológica.
Dicho de otro modo, por Gómez (2005), “la violencia es el proceso mediante
el cual un individuo o un grupo violan la integridad física, social y/o psicológica de
otra persona o grupo. La violencia inhibe el desarrollo de los estudiantes, anula su
potencial, y puede dejar secuelas permanentes en la personalidad, pues el
desarrollo de la misma está relacionado no solamente con las actitudes que se le
inculcan, sino con la realización de las mismas, así como de las frustraciones
sufridas en la escuela, y con sus condicionamientos para favorecer o entorpecer
su realización posterior.” (p.700). En otras palabras, al referirnos a la violencia,
utilizada a través de la fuerza, que se verifica cuando los sujetos atrapados en el
conflicto se ven impedidos para desenvolverse operativamente como lo exige la
relación de poder, le obliga a ejercitar las amenazas y contra-amenazas
respectivas.
Como lo expresa, Monroy (2004), la adolescencia es la etapa del desarrollo
humano, que tiene un comienzo y una duración variables, la cual marca el final de
la niñez y crea los cimientos para la edad adulta. Además, está marcada por
cambios interdependientes en las dimensiones biológicas, psicológicas y sociales
del ser humano (p.12). En este orden de ideas, la adolescencia es la etapa en la
que el joven experimenta grandes cambios de personalidad, los cuales denotan
cambios en su conducta e inestabilidad emocional, se evidencia mucha energía
que han de aprender a controlar, así como también, formar su propia identidad, de
ello dependerá en gran medida como se ajusten a dichos cambios.
destacar que,
Es de
si el adolescente desde el punto de vista psicosocial, no logra
integrar sus convicciones, ideales, normas y creencias, por una parte y las
conductas, por la otra, se desencadenaría el llamado adolescente violento, quien
amenaza a compañeros y/o profesores, es intolerante, impulsivo, inconformista
provoca peleas o disturbios.
Con base a los planteamientos de la Da. Aparicio, (2004), son diversas las
causas del comportamiento violento en los adolescentes, a saber son:
1) Entorno familiar violento.
2) La ausencia de normas o de límites.
3) El consumo de alcohol y drogas.
4) Problemas psicológicos, cuando no se ha podido conseguir un objetivo, por
cobardía, frustraciones, complejos o por un sentimiento de inferioridad.
Es de destacar que, un ambiente familiar provisto de buena comunicación
entre sus miembros, afecto y apoyo entre los padres, es garante de un desarrollo
psicosocial sano y adecuado en el adolescente, mientras que, un ambiente familiar
con frecuentes conflictos y tensiones tiende a dificultar el buen desarrollo
psicosocial del adolescente aumentando la probabilidad de que surjan conductas
violentas en él.
Por otra parte, los desajustes que el adolescente ha experimentado en el
desarrollo de su ciclo vital y que lo impulsan a emitir conductas poco tolerantes y
violentas, le trae consecuencias negativas, tales como: agresividad, bajo
rendimiento académico, impulsividad, hostilidad, o problemas de personalidad,
entre otros. En ese sentido, la familia como principal agente socializador cumple
un papel muy importante, ya que es en el contexto familiar donde las personas
inician su desarrollo incorporando todas aquellas creencias, valores, normas y
actitudes que se van adquiriendo desde la niñez hasta la vejez y la adolescencia
no constituye la excepción. De igual forma, dentro de ese proceso socializador del
adolescente, la escuela tiene una influencia tan importante como la familia, porque
en ella se fomentan un conjunto de pautas de comportamientos que más adelante
definirán la personalidad de un adulto autónomo. Sin embargo en la sociedad
actual los modelos de comportamientos de los maestros, profesores y figuras de
autoridad, y las relaciones establecidas con los adolescentes muchas veces llegan
a generar situaciones de competencia, donde se trata de demostrar quién es el
más fuerte, llegándose a cometer acciones que generan conductas violentas.
Por tanto, para prevenir o modificar conductas violentas en los adolescentes
es necesario educar principalmente a los padres, para que a través del ejemplo, la
constancia y la coherencia aprendan a resolver sus conflictos dialogando y
enseñen a sus hijos a actuar de igual forma, dentro del marco del respeto, la
implementación de normas claras y precisas, así como también, la administración
oportuna de reforzamientos positivos y castigos, no olvidando la adecuada
comunicación e intercambio entre la escuela y la familia, promoviendo la
participación activa de los padres y tutores de la escuela.
Para finalizar, son muchos los factores de pueden desencadenar en el
adolescente baja tolerancia a la frustración, cuando sus expectativas, objetivos o
metas no son cumplidos, generando emociones negativas, que luego se traducen
en conductas violentas, muchas de estas causando daño físico, psicológico o
emocional a otro u otros sujetos. Pero, no hay que olvidar aquellos cambios de
personalidad que ocurren propiamente en el adolescente que denotan
inestabilidad emocional y conductual, haciendo de estos seres agresivos,
impulsivos, hostiles, entre otros. Por tal razón quedan los diversos agentes
socializadores (familia, escuela y sociedad) a cargo de la oportuna intervención
para educar en aras de prevenir dicha problemática.
Abril, 2015
Referencias Bibliográficas y Electrónicas
Bisquerra, R. Educación para la ciudadanía y convivencia. El enfoque de la
educación emocional. Editorial Wolters Kluwer, S.A.: España, (2008).
Dryden, W. y Matweychuck, W. Cómo superar las adicciones. Editorial Hispano
Europea, S.A.: Barcelona – España, (2009).
Palomero, J. y Fernández, M. “La violencia escolar, un punto de vista glob
al”. Revista Interuniversitaria de Formación de Profesorado. Universidad de
Zaragoza. Número 41. (2001): pp.19-38.
Gómez N. “Investigación temática, violencia e institución educativa”. Revista
Mexicana de Investigación Educativa. Número 26. (2005): pp. 693-718
Monroy, A. Salud y sexualidad en la adolescencia y juventud. Editorial Pax
México: México: (2004)
Aparicio, T. “Como prevenir la violencia en los adolescentes” Revista educación y
prevención, Fundación de investigaciones sociales, A.C. Num. 1. (2004): pp. 1-3
Descargar