CUENTA.- En esta fecha se da cuenta al Magistrado Instructor de la Sala Constitucional-Electoral del Tribunal Superior de Justicia en el Estado de Nayarit, licenciado Rafael Pérez Cárdenas, con oficio 193/2012, signado por el Magistrado Presidente de ese ente colegiado, así como escrito de juicio de protección de derechos fundamentales anexado al mismo.- CONSTE. Tepic, Nayarit a veintisiete de marzo de dos mil doce. Téngase por recibido el oficio de cuenta signado por el Magistrado Presidente de la Sala Constitucional-Electoral del Tribunal Superior de Justicia en el Estado de Nayarit, mediante el cual remite el juicio de protección de derechos fundamentales promovido por Carlos Badhir Estrada Urciaga, contra actos de las Mesas de Ministerio Público del fuero común en el poblado de Villa Hidalgo, municipio de Santiago Ixcuintla, Nayarit. Fórmese el expediente SC-E-JPDF 16/2012, radíquese ante el suscrito magistrado. Del análisis de la demanda de referencia se advierte que la misma es notoriamente improcedente, lo que conduce a desecharla de plano, de conformidad con lo previsto en los artículos 30 y 95, de la Ley de Control Constitucional en el Estado de Nayarit, los cuales literalmente establecen: “Artículo 30.- El magistrado instructor examinará el escrito de demanda y si encontrare motivo manifiesto e indudable de improcedencia, la desechará de plano.” “Artículo 95.- Recibida la demanda, se turnará al magistrado instructor de la Sala Constitucional que 1 corresponda, quien determinará la admisión o rechazo de la misma y decidirá sobre la suspensión del acto reclamado, sin que sea necesario formar incidente y en general proveerá todo lo conducente hasta poner el asunto en estado de resolución.” Para arribar a la anterior conclusión, es pertinente citar el numeral 90 de la citada ley, el cual señala: “Artículo 90.- El juicio podrá promoverse por quien o quienes reciban un agravio personal y directo, por el acto de autoridad violatorio de los derechos fundamentales.” El artículo en comento, establece dos requisitos para que el juicio de protección de derechos fundamentales sea procedente a saber: a). Elemento material que lo constituye la existencia de un acto de autoridad que cause perjuicio personal y directo al gobernado b). Elemento jurídico consistente en la forma, ocasión o manera bajo las cuales la autoridad estatal causa el daño o el perjuicio, o sea mediante la violación de las garantías individuales. En el caso concreto, del escrito inicial se advierte que el recurrente en el apartado que denominó como Pretensión, asentó lo que por su importancia se trascribe: “[…] La Posible Investigación en mi contra por Delito Dezconocido; así como Querella ó Denuncia por persona Desconocida; para efectos de que se me Respete mi Garantía de Audiencia.”. Luego, reclamó de los fiscales investigadores de mérito, lo siguiente: “[…] La Posible Investigación de algún Hecho Delictuoso en mi contra, por posible Denuncia ó Querella; así como la 2 Incertidumbre que se genera sí las responsables me están Investigando sin existir Denuncia o Querella en mi Contra e Incluso se me Consigne sín Respetárseme Mí Garantía de Audiencia; Lo que trae Aparejada actos de Arbitrariedad.”. Al respecto, tocante a dichos actos se afirma que se actualiza la causa de improcedencia prevista en el numeral 22, fracción VII, de la Ley de Control Constitucional, pues el juicio de protección de los derechos fundamentales debe promoverse a instancia de parte agraviada, entendiéndose esta como el gobernado que recibe o a quien se le infiere un agravio. Ahora bien el alcance jurídico de este concepto implica la causación de un daño, es decir, de un menoscabo patrimonial o no patrimonial, de un perjuicio, o bien, cualquier afectación cometida a la persona o a su esfera jurídica. A este respecto ha establecido la Suprema Corte en la jurisprudencia cuyo rubro y texto son: 1 INTERÉS JURÍDICO EN EL JUICIO DE AMPARO. NO LO ACREDITA LA EXISTENCIA DEL ACTO RECLAMADO. Cuando alguna autoridad emite un acto que el gobernado estime violatorio de sus garantías individuales, y lo impugne a través del medio de defensa instituido para atacar tales violaciones, como lo es el juicio de amparo, deberá observar las reglas que para su procedencia establece la ley respectiva. Así tenemos que para acudir al juicio de amparo, es necesario que exista un acto autoritario que, según la apreciación subjetiva del gobernado, sea violatorio de sus derechos fundamentales consagrados en nuestra Constitución Política. Ahora bien, no basta que exista el acto autoritario para que prospere el juicio de garantías, sino que es necesario que el peticionario del 1 Semanario Judicial de la Federación. III, Segunda Parte-2, Enero a Junio de 1989. Materia(s): Administrativa Tesis: I. 1o. A. J/3. Página: 923. Genealogía: Gaceta número 13-15, Enero-Marzo de 1989, página 81. Apéndice 1917-1995, Tomo VI, Segunda Parte, tesis 853, página 581. Octava Época. Registro: 229368. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Jurisprudencia 3 amparo acredite que dicho acto afecta su esfera de derechos subjetivos otorgados por la ley. Lo anterior es así ya que, entre otros requisitos de procedencia del juicio de garantías, el artículo 107 constitucional, en su fracción I, reglamentada por el artículo 4o. de la Ley de Amparo, señala que dicho juicio se seguirá siempre a instancia de parte agraviada, lo que equivale a decir que no basta que el acto autoritario exista, sino que es necesario, para efectos de procedencia del juicio de amparo, que transgreda un derecho subjetivo que le otorgue nuestra Carta Fundamental al quejoso.” La presencia del daño o del perjuicio constituye pues, como ya se dijo, el elemento material del agravio. Pero no basta que exista dicho elemento para que haya agravio, desde el punto de vista jurídico, sino que es menester que sea causado o producido en determinada forma. En efecto, es necesario que el daño o el perjuicio sean ocasionados por una autoridad al vulnerar los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución local, como se encuentra establecido en su fracción V del artículo 91. Lo anterior nos lleva a decir, que para que el agravio pueda ser generador del juicio para la protección de los derechos fundamentales, necesita ser personal, es decir, recaer precisamente en una persona determinada. Por ende, los daños o perjuicios que pueden manifestarse como agravios que no afecten a su persona no pueden reputarse como tal desde el punto de vista constitucional, no originando, por tanto la procedencia del medio de control constitucional en que se provee. Además de la personal determinación del agravio, éste debe ser directo, es decir, de realización presente, pasada o inminentemente futura. En consecuencia, aquellas posibilidades o eventualidades en el sentido de que cualquier 4 autoridad estatal cause a una persona determinada un daño o un perjuicio, sin que la producción de éste sea inminentemente pronta a suceder, no pueden reputarse como integrantes del concepto de agravio, tal como se ha expuesto, para hacer procedente el juicio para la protección de los derechos fundamentales. En la especie, los actos reclamados a las Mesas de Ministerio Público del fuero común en el poblado de Villa Hidalgo, municipio de Santiago Ixcuintla, Nayarit, de ningún modo afectan los intereses jurídicos del impetrante de garantías, habida cuenta que el desahogo de diligencias tendentes a la investigación de un delito, no causan un daño o perjuicio al gobernado contra el cual se hayan iniciado las investigaciones correspondientes. Pues esa autoridad por imperativo del artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es el órgano encargado de la investigación y persecución de delitos; toda vez que la forma como cumple con el mandato constitucional, es a través del ejercicio de la acción penal, es decir, el fiscal investigador, órgano persecutor de ilícitos, al consignar averiguación previa, ejerce la facultad del deber que le impone la norma suprema del país. En esa virtud, a efecto de iniciar este período de “preparación del ejercicio de la acción procesal penal”, es menester contar con la presentación de la denuncia o querella y, una vez reunido este requisito de procedibilidad, el Ministerio Público por imperativo constitucional, realizará los actos de investigación, para determinar fundamentalmente, si en el caso están probados los elementos que integran el cuerpo del delito de que se trate, así como la probable responsabilidad del inculpado, pues ello constituye la 5 actividad investigadora de aquél, en razón de que es la parte toral de la averiguación en comento. En ese orden de ideas, para el desarrollo de tan trascendente actividad, el Ministerio Público cuenta con la policía que se encuentra bajo su autoridad y mando inmediato, además de los servicios periciales que adquieren vital importancia; asimismo, debe decirse que en esta fase investigadora, el fiscal citado actúa con el carácter de autoridad, con todas las implicaciones que ello acarrea, de ahí que esté facultado para practicar todas las diligencias que estime conducentes al esclarecimiento de los hechos que llegaron a su conocimiento a través de la indicada denuncia o querella. Dado que procederá a interrogar testigos, practicará careos, dará fe de hechos, inspeccionará objetos, lugares o personas, recabará documentos, podrá aplicar medidas disciplinarias o de apremio y, en fin, desahogará cualquier medio probatorio y con la ayuda de sus auxiliares allegarse de peritajes, estudios de criminalística, medicina forense, etcétera, estimados como necesarios para esclarecer la verdad de los hechos controvertidos. Empero, dichas actuaciones no trastocan la esfera jurídica del gobernado, al no irrogarle perjuicio alguno, ya que éste, en todo caso, se materializaría hasta que la autoridad judicial, a quien corresponda conocer de la causa penal, determine en un momento dado si resulta procedente o no librar la correspondiente orden de aprehensión. Es aplicable por analogía, la tesis de jurisprudencia emitida por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el Tomo XX, del mes de diciembre de dos mil cuatro, página mil ciento trece, de la Novena Época del 6 Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, misma que se lee: “AVERIGUACIÓN PREVIA. SU TRÁMITE, GENERALMENTE, NO ES SUSCEPTIBLE DE CONTROL CONSTITUCIONAL. La averiguación previa consiste en una serie de diligencias realizadas por la autoridad investigadora en ejercicio de sus funciones de orden público y en cumplimiento de un imperativo constitucional, con objeto de indagar si hay elementos para determinar la existencia o inexistencia de un delito, así como, en su caso, a sus probables responsables; por tanto, como dentro de este procedimiento no se sabe de antemano cuál será el resultado, su trámite, generalmente, no propicia afectación alguna reparable por los medios de control constitucional; sin que con tal afirmación se soslaye que ciertos actos dentro de una averiguación previa sí puedan, por sus características y efectos propios y particulares, ser susceptibles de ese control.”. Así como el criterio sostenido por el Tercer Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, localizable en el Tomo III, correspondiente al mes de enero de mil novecientos noventa y seis, página 264, de la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación, que dice: “AVERIGUACION PREVIA, CONTRA LAS DILIGENCIAS TENDENTES A INTEGRARLA, ES IMPROCEDENTE EL JUICIO DE AMPARO. El artículo 21 constitucional en lo atinente, dispone que el Ministerio Público está facultado para llevar a cabo aquellas diligencias necesarias para esclarecer posibles hechos delictuosos y, en su caso integrar la correspondiente averiguación previa, de ahí, que el desahogo de diligencias tendentes a su integración, no causan daño o perjuicio a la persona contra la que se iniciaron las investigaciones, por ser de orden público, según lo establece el máximo ordenamiento legal del país; 7 siempre y cuando en ellas no se ordene que se le prive de su libertad, posesiones o derechos. En razón de lo anterior, es improcedente el juicio de garantías en que se señalen como acto reclamado tales diligencias ministeriales.” De ahí que los actos reclamados no se consideren como actos de autoridad que afecten en forma personal y directa al quejoso, por lo que no se le causa un agravio personal y directo. Se funda la anterior en la propia naturaleza jurídica del agravio, en efecto este, se afirma se traduce en los daños o perjuicios que experimente una persona en los diversos bienes u objetos tutelados constitucionalmente a través de las garantías individuales en especial. Los bienes jurídicos de un sujeto son algo real, objetivo de existencia ontológica, ya que entes ideales, considerados como meras suposiciones del individuo son producto de una elaboración meramente subjetiva, son indiferentes al derecho. Por ello toda afectación a los bienes u objetos jurídicamente protegidos deben participar de la naturaleza real u objetiva de éstos, a fin de que sean susceptibles de reparación por el derecho. En consecuencia, de los agravios que expresa el quejoso, no se infiere el daño o perjuicio personal que sufre en su esfera jurídica que le afecte real y objetivamente, de ahí que no puede decirse que existe agravio en el sentido jurídico del concepto, atendiendo a la falta del elemento material de que hablamos en ocasión precedente. Por lo que al existir imposibilidad jurídica de que se analicen los actos reclamados a las Mesas de Ministerio Público del fuero común en el poblado de Villa Hidalgo, municipio de Santiago Ixcuintla, Nayarit, con fundamento en los numerales 30 y 95 de la Ley de Control Constitucional del Estado de Nayarit, procede desechar de plano la demanda 8 de juicio para la protección de los derechos fundamentales, promovido por Carlos Badhir Estrada Urciaga, por actualizarse la causa de improcedencia prevista en el numeral 22 fracción VII, de esa legislación. Se tiene como domicilio del promovente para recibir notificaciones, en calle Villa de Valentino numero 87, del fraccionamiento Vistas de la Cantera de esta ciudad. Notifíquese personalmente. Así, lo acordó el Magistrado Instructor de la Sala Constitucional Constitucional-Electoral del Tribunal Superior de Justicia en el Estado de Nayarit, licenciado Rafael Pérez Cárdenas, ante el Secretario de acuerdos Gabriel Gradilla Ortega, quien autoriza y da fe. 9