HAY MALES QUE DURAN CIEN AÑOS Y SI HAY CUERPOS QUE LOS RESISTAN: EL CASO DE BUENAVENTURA. Bladimir Carabali Hinestroza Laura Silva Chica Introducción Las primeras teorías de desarrollo establecían que el crecimiento económico era sinónimo de calidad de vida de las sociedades. No obstante, las nuevas teorías de desarrollo económico sostienen que si bien es cierto que el crecimiento económico es importante, éste no suficiente para un mejoramiento de la calidad de vida de las personas. En el contexto social de Buenaventura, el crecimiento económico de la región no se ha expresado en una transformación beneficiosa para las condiciones de vida de los habitantes. Por el contrario, se podría incluso hablar de un estado de estancamiento económico en la comunidad. Este hecho contribuye a remarcar la diferencia que existe entre los conceptos de “Crecimiento económico” y “Desarrollo económico” refiriéndonos al primero como un crecimiento expresado en términos estrictamente productivos (PIB), y con el segundo a un incremento que va más allá del factor monetario para fijar sus objetivos en términos del desarrollo de las libertades del ser humano y sus condiciones de vida. El “desarrollo” en Buenaventura aparece entonces como un discurso que pregona la urgencia de un rápido crecimiento económico a partir de la implementación de macroproyectos que implican la ampliación del puerto, el crecimiento urbano y la llegada de múltiples agentes económicos y de diversa índole a la zona. Esto obedece en cierta medida, a una lógica mercantil y comercial en la cual se está enmarcando la región y el país, por lo cual Buenaventura es un foco importante donde la expansión comercial se expresa de manera contundente en estos macroproyectos. Pero hay que reconocer que este crecimiento económico que se supone redunda en beneficios para el país, y la apertura económica con el mercado mundial, no se está expresando ni consolidando en las condiciones de vida de de los habitantes de Buenaventura. 1 Las nuevas políticas de desarrollo social en la ciudad requieren de la participación activa de las comunidades en la construcción de ellas. La forma como las comunidades perciben o han construido sus territorios deben ser el debate central de cualquier modelo de desarrollo para la ciudad. En ese sentido, se busca realizar una aproximación a la divergencia entre el modelo económico de la ciudad y la comunidad. Este fenómeno lo encontramos en dos territorios específicos: La vereda la Gloria y el barrio Lleras. El presente documento pretende describir la ausencia de articulación del modelo económico y el querer de la comunidad, en especial en los dos territorios mencionados. En ese sentido, la estructura de este trabajo la componen cuatro parte: Primero, Buenaventura: aspectos históricos y geográficos; Segundo, Buenaventura Puerto Vs Comunidad; Tercero, Tensiones económicas, políticas y sociales: La vereda la Gloria y el Barrio Lleras; Cuarto, Comentarios Finales. I) Buenaventura: aspectos históricos y geográficos El municipio de Buenaventura está ubicado en el departamento del Valle del Cauca. Existen varias razones por las cuales Buenaventura es visto como un lugar de interés para investigaciones, debido a los fenómenos sociales que atraviesan a los habitantes de este territorio. Algunos de ellos son el conflicto armado, el desplazamiento forzado, las características étnico-raciales, el desarrollo, el manejo del territorio, los altos índices de pobreza, el comercio, etc. El puerto de Buenaventura sobresale por su importancia al interior de las Sociedades Portuarias Regionales. En el año 2005, Buenaventura movilizó cerca de 7,5 millones de toneladas de carga. Para la economía nacional, este puerto se convierte en un importante centro comercial, ya que de los 7,5 millones de toneladas que movilizó, el 70% correspondía a importaciones. En términos demográficos los afrocolombianos representan el 10,62% del total de la población del país (4.311.757 personas). En el Valle del Cauca el 27,20% de la población corresponde a población afro descendiente. El 57,28% de afrocolombianos (más de la mitad de la población afrocolombiana en el país) está ubicada en los departamentos del Valle del Cauca, Antioquia, Bolívar y Chocó; por su parte, el 17,48% reside en los departamentos de Nariño, Cauca y Atlántico1. Según la Infraestructura Colombiana de Datos (ICD), el 83,6% de la población que habita en Buenaventura se autorreconoce como negra. El 15,6% no se adscribe a ningún grupo étnico (población blanca y/o mestiza), y tan sólo un 0,8% son indígenas. Esto hace que el municipio cobre unos rasgos específicos ligados a la cuestión étnica en nuestro país, lo que va a asociado a jurisdicciones 1 Ibíd (NO HAY PIE DE PÄGINA ANTERIOR) 2 especiales y a normas como lo es la titulación de tierras colectivas, que ha generado muchos vicios y desacuerdos entre el Estado y las comunidades negras. Por medio de la Ley 70 de 1993 se ha puesto atención a temas como la protección del medio ambiente, el derecho a la propiedad colectiva de la tierra, uso y protección de los territorios titulados, conformación de consejos colectivos y diversas formas de conciliación y resolución de conflictos.2 Esta ley surge posterior al reconocimiento que se hace en la Constitución Política de Colombia de 1991, del país como pluriétnico y multilingüe. Por sobre todo, esta ley se centra en la demarcación y titulación de territorios colectivos de las comunidades negras. Actualmente en la región se encuentran 132 territorios colectivos titulados de comunidades negras. Estos ocupan 4.717.269 hectáreas de territorio que corresponden al 4.13% de las tierras del país (Tomado del INCODER Instituto Colombiano para el Desarrollo Rural)3. Sin embargo, el enfrentamiento de grupos ilegales en las regiones de Urabá y del medio Atrato y la expansión de cultivos ilícitos en las regiones de los ríos Patía y Naya, han ocasionado que la población afrocolombiana migre hacia centros urbanos luego de haber vivido la experiencia del desplazamiento forzado. Como consecuencia del conjunto de estas acciones, el 29,2% de la población afrocolombiana que residía en estas zonas o regiones aledañas se encuentra viviendo actualmente en Cali, Cartagena, Medellín, Barranquilla y Bogotá.4 Algunos antecedentes históricos importantes: Buenaventura como población tiene su origen en el año 1515. Desde sus inicios, Buenaventura se constituyo una vía de acceso libre hacia el interior del territorio nacional, más que una población propiamente dicha. Esto marcó significativamente a la región y fue el primer paso para que Buenaventura sea considerado hoy en día uno de los puertos más importantes del país, además el inicio de un modelo que separaba los intereses económicos nacionales, de la condiciones sociales de la comunidad. En 1539 y 1540 con la llegada de Juan de Ladrillero y Pascual de Andagoya se reitera que los conquistadores que llegaban a la región no tenían latente la intención de establecer alguna población en Buenaventura. Algunas de las razones que se tienen en cuenta para justificar estos hechos, figuran por ejemplo la marcada resistencia de los nativos, la densidad de la selva, la alta humedad, las altas temperaturas, y el conjunto de todas sus características geográficas que ponían en riesgo la posibilidad de instalar un centro de operaciones (conquistador) en la región (Pérez 2008). 2 Tomado de: Colombia una nación multicultural. Su diversidad étnica. Documento del DANE. Mayo de 2007 Ibíd 4 Ibíd 3 3 Durante los siglos XVI y XVII el establecimiento de centros poblacionales definitivos resultó una tarea imposible en Buenaventura. Durante este periodo de tiempo varias actividades portuarias se suspendieron a pesar de los numerosos intentos por restablecerlas. Esta situación logró que las autoridades caleñas reconocieran la importancia y lo que significaba para Cali el funcionamiento del Puerto de Buenaventura. Ya para el siglo XIX, la población de Buenaventura se encontraba situada en la Isla de Cascajal que estaba habitada por comerciantes e indígenas de la región que encontraron sustento en la pesca y el cultivo de productos agrícolas. Existían edificaciones en madera, y se había nombrado alcalde parroquial, notario, registrador y gobernador para la Provincia de Buenaventura. Adicionalmente se hizo oficial la apertura del puerto como puerto franco. Posteriormente, el gobierno se encargó de realizar algunas acciones que buscaban promover el poblamiento de Buenaventura. Algunos ejemplos de estas acciones fueron la adjudicación de terrenos y construcción de nuevas viviendas. De esta forma empezaron a llegar también extranjeros que construyeron muelles privados e incluso empezaron a funcionar consulados en la isla. Finalizando el siglo XIX, algunos de esos extranjeros que habían llegado al lugar, se atrevieron a afirmar que de no ser por la actividad portuaria de Buenaventura y su gran potencial, se la podía considerar un lugar donde se agrupaban chozas sobre pilotes. Nunca se dudó del futuro próspero de Buenaventura, sin embargo, siempre estuvieron presentes las dificultades y limitaciones geográficas que tenían los pobladores para instalarse en la isla. Por esta misma época (finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX), ocurrieron en la isla de Cascajal un conjunto de hechos lamentables. La fiebre amarilla y la viruela fueron las responsables de acabar con gran parte de la población; los incendios destruyeron edificaciones; finalmente en 1906 aconteció un maremoto producido por un terremoto en las costas de Tumaco. A pesar de las condiciones adversas, la población se empeñó en quedarse y transformar a Buenaventura en un mejor lugar. Cuando se iniciaron obras en la ciudad con el propósito de reconstruirla, aumentaron las actividades comerciales. Hacia 1925 por el puerto de Buenaventura se movían aproximadamente el 15% de las exportaciones de café lo que da una idea de la importancia que fue adquiriendo el puerto a nivel nacional. En 1931, Buenaventura fue escenario de otra tragedia de mayor magnitud que las anteriores: un nuevo incendio que se inició en una de las principales calles de la ciudad. Este tuvo consecuencias catastróficas debido a que a su alrededor se encontraban algunas de las principales edificaciones (oficina del ferrocarril, la aduana, la capitanía del puerto, los consulados, bancos, hoteles, casa del comercio, entre otros.) 4 Cuando se propusieron ideas para reconstruir una vez más la ciudad, primaron las buenas intenciones pero al momento de ejecutar los proyectos primó la ausencia. De esta manera y en pleno siglo XX, Buenaventura continuaba mostrando grandes contrastes entre la magnitud de la riqueza que ingresaba por el puerto y lo que de ella podían aprovechar los habitantes del mismo. Entorno geográfico: Las poblaciones ubicadas en la Costa Pacífica colombiana se encuentran separadas del interior del país por la cadena montañosa de la cordillera occidental. Por ser tierras bajas el clima cálido es el predominante en la región. El conjunto de estas tierras conforma la llanura del pacífico. El relieve del Valle del Cauca se destaca por cuatro aspectos particulares. El primero es la llanura del pacífico que se extiende por el litoral hasta el piedemonte andino; la segunda es la cordillera occidental; la tercera es el Rio Cauca y la cuarta es el lado occidental de la cordillera Central. Se puede decir entonces, que el departamento del Valle es bastante heterogéneo. El departamento del Valle está dividido por la cordillera occidental, y, aunque no en todos los casos las características geográficas son determinantes a la hora de establecer vínculos entre poblaciones, esta es posiblemente una de las explicaciones para sus diferencias socio-económicas y culturales tan marcadas en las poblaciones localizadas a ambos lados de la cordillera. Buenaventura está localizado del lado izquierdo de la Cordillera Occidental sobre la Costa Pacífica. Al norte limita con el departamento de Chocó, al sur con Cauca, al oriente con los municipios Calima, Dagua, Cali y Jamundí, por el oriente limita con el Océano Pacífico. II) Buenaventura Puerto Vs comunidad: Identificación y caracterización de los conflictos existentes Durante las últimas décadas, la región del Pacífico colombiano ha sido objeto de grandes intereses económicos, por su ubicación geoestratégicas con respecto a los países asiáticos que vienen avanzando en su crecimiento económico. Por esta razón, el municipio de Buenaventura se ha venido transformando tanto físicamente (nuevos puerto) como institucionalmente (Distrito especial), con el fin de fortalecer el vínculo nacional con el sistema económico mundial. 5 Puede decirse específicamente, que desde el comienzo de la apertura comercial se han propuesto en los de planes desarrollo, como objetivo, garantizar el acceso definitivo del pacífico a la modernidad. Con esto, la apertura de la región a un sistema económico global que tiene por lógicas el capital, la tecnología y el mercado. El puerto de Buenaventura moviliza más del 50% de carga de Colombia, además se proyecta como unos de los puertos más importantes de Latinoamérica. Esta característica como la riqueza en recursos naturales, hace a Buenaventura uno de los municipios más importantes de Colombia. En ese sentido, en los últimos años se han incrementado las inversiones en la ciudad, como es la construcción de la doble Calzada BuenaventuraLoboguerro, Terminal de contenedores de Buenaventura (Tcbuen) además se tienen proyectos en marcha como el terminal de Aguadulce, Muelle cementero, Terminal Marítimo Delta del Río Dagua (TMD) y la ampliación del puerto de Buenaventura. Son evidentes los avances en términos de la logística para sector transporte y el comercio nacional e internacional. No obstante, el auge de inversiones en la ciudad obedece a la necesidad del comercio internacional, como es señalado en el CONPES 3342 de 2005. Es decir, el crecimiento económico de Colombia está afectado por las condiciones logísticas de los puertos, en especial el de Buenaventura. “Alcanzar un desarrollo equilibrado y sostenible de los puertos colombianos, con la eficiente explotación de la infraestructura pública, la óptima vinculación de capital privado en el desarrollo del sector y la adecuada protección de las zonas de uso público y los recursos ambientales existentes, asegurando la mejora continua de los niveles de eficiencia, así como el aumento de la competitividad del sector facilitando el comercio exterior y generando crecimiento económico para el país (CONPES 3342)”. Las políticas del mejoramiento logístico de las ciudades puertos han tenido avances en términos de inversiones del sector público y privado como lo señalamos anteriormente; sin embargo, no es claro su relación con el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de Buenaventura (salud, educación, saneamiento básico, empleos), probablemente porque el crecimiento económico está representado solamente el agregado de la producción de bienes y servicios de Colombia y no las condiciones de vida de las personas. La precariedad de las condiciones de vida de los habitantes de Buenaventura ha sido una constante histórica, desde los años setenta se vienen estipulando políticas que ayuden a la mejora del bienestar. En ese momento se estipulo en Buenaventura la creación de una zona Franca, además la instauración de industrias (Arboleda 2004). La constitución del Conpes 3410 del 2006 parte de la aguda crisis social que enfrenta la ciudad. Lo cual hace necesario establecer políticas para enfrentar la situación. Sin embargo la efectividad de dichas políticas quedan entre dicho. La actividad portuaria de Buenaventura representa la existencia de un crecimiento económico importante, pero su desarrollo social o humano sigue siendo muy limitado. Si 6 bien es cierto la concepción de desarrollo humano o social todavía se encuentre en discusión, existen una condiciones necesarias para mejorar las condiciones de vida de una sociedad. Según Sen (1998) el desarrollo es un proceso de expansión de libertades reales que gozan los individuos, el crecimiento económico, el aumento de las rentas personales; entiendo que la industrialización no puede ser el fin del desarrollo de una sociedad. Éstas características en el desarrollo pueden entenderse como un medio para la mejora del bienestar social de las personas. El desarrollo exige entonces, como lo menciona Sen (1998), la eliminación de las primeras fuentes de privación de la libertad: pobreza, escasez de oportunidades económicas, negación o restricción de los servicios públicos, los conflictos, la represión del Estado. Partiendo de la concepción de desarrollo como libertad, el municipio de Buenaventura presenta condiciones que limitan significativamente las condiciones de vida de la población. Según el DANE el 35,9% de las personas presentan alguna Necesidad Básica Insatisfecha, 19% de las personas no consumieron al menos unas de las tres comidas diarias mientras que la ciudad de Cali sólo el 5%; el 13,4% de la población no sabe leer ni escribir. La falta de libertad se encuentra relacionada con la pobreza económica, ésta restringe por lo menos el acceso a alimentos, al agua potable, empleo etc. Las nuevas políticas de desarrollo social en la ciudad requieren de la participación activa de las comunidades en la construcción de ellas. La forma como las comunidades perciben o han construido sus territorios deben ser el debate central de cualquier modelo de desarrollo para la ciudad. Buenaventura en su proceso de construcción como sociedad ha enfrentado un proceso de exclusión histórica en lo económico y político; eso conllevo a que la ciudad se construyera desde la marginalidad y por tanto la sobrevivencia es lo más importante. Es por esto, fácil entender el descontento de la comunidad ante cualquier proceso de desplazamiento o cambios en el ordenamiento territorial. La comunidad entiende la importancia del municipio pero al mismo tiempo comprende la necesidad de reafirmarse en su territorio, con el fin de aprovechar de los recursos de la zona. En tanto que las formas de resistencia se encuentra desde lo legal (grupos, asociaciones, consejos comunitarios) y lo ilegal (Narcotráfico, grupos al margen de la ley). La tensión en el municipio Buenaventura pasa por el hecho que no existe una articulación entre modelo económico central (puertos) y las condiciones de vida la población. Para nosotros es claro qué el crecimiento económico ha sido el principal objetivo de todos los grupos sociales que históricamente han tomado las decisiones económicas y políticas del municipio de Buenaventura. El sector empresarial promueve una ciudad especializada en logística portuaria de nivel internacional, además de almacenamiento de Carga, como se puede intuir desde los proyectos inversión más importante de la ciudad. Sin embargo, no es claro como estos mejoran las condiciones sociales de la comunidad. 7 III) Tensiones económicas, políticas y sociales : Los barrios de la gloria y el LLeras El conflicto armado ha sido una forma de rastrear las tensiones económicas, políticas y sociales en el pacífico colombiano. Las comunidades han sufrido del proceso de la expansión económica, a través de proyectos de envergadura nacional e internacional. Los espacios físicos donde estas comunidades han construido sus territorios se caracterizan por la riqueza natural; esto ha sido el principal argumento para que el conflicto armado se instaure sus localidades y termine desplazando a las comunidades. Por eso importante entender el conflicto en el pacifico y las formas de organización de las comunidades. Aproximación al conflicto armado en el Pacífico colombiano: En Colombia y particularmente en la región del Pacífico, el conflicto armado se ha caracterizado por generar intensos procesos de des-territorialización como los desplazamientos forzados o el encarcelamiento de los habitantes al interior de sus mismas comunidades evitando a toda costa la movilidad de la población por el territorio. Para el caso de los procesos organizativos de las comunidades negras en el Pacífico, estas dinámicas propias del conflicto armado han significado un obstáculo para hacer efectivos aquellos cambios constitucionales que les han garantizado derechos territoriales colectivos. Desde el reconocimiento que le otorga la Constitución de 1991 a las particularidades de la gente afrodescendiente ubicada a lo largo de la región Pacífica, materializado en la Ley 70 de 1993, se han titulado colectivamente alrededor de cinco millones de hectáreas pertenecientes a comunidades negras. Estas comunidades en el marco legal, son las encargadas de velar por el uso sustentable de la tierra. A pesar de esto, lo que parecía en un principio ser un logro jurídico de estas comunidades con el transcurrir del tiempo se ha convertido en un problema de extensas magnitudes puesto que al momento en que se tiene el reconocimiento legal del territorio, inicia una disputa con los actores armados presentes en la región por el control político y social del territorio. El caso del Pacífico colombiano es la fiel representación de un espacio en el que convergen múltiples intereses que se limitan a perspectivas económicas de la región en términos de productividad, a partir de ahí se han construido unas lógicas claves en las disputas por el territorio por parte de actores armados, gobierno y comunidades negras. El control territorial por parte de los actores armados, ha limitado la movilización política de las comunidades negras en términos de recuperación de tierras ancestrales colectivas. Esto responde, como lo dice Oslender, a una geografía de poder cambiante caracterizada por la desigualdad, la fragmentación, la tensión y el conflicto. El uso del concepto de “geografías de terror” aplicado al caso particular del Pacífico colombiano resulta muy útil puesto que: 8 “Por un lado, estamos presenciando un re-mapeamiento de la geopolítica internacional, llevándonos a una nueva fase de neoimperialismo acompañado por el recorte de las libertades civiles. Por otro lado, nuestra conciencia social colectiva se ha llenado con lo que se podría llamar un “sentido de terror” que es tan amenazador y desestabilizador como inconcreto e intangible.” (Oslender: 2004: 40) Las comunidades negras no han sido agentes pasivos dentro de los procesos políticos que se han desarrollado a partir del reconocimiento del conflicto armado en la región. Estas han creado mecanismos de defensa y denuncia contra las realidades de violencia a las que continuamente se encuentran expuestas. Es el caso por ejemplo del PCN (Proceso de Comunidades Negras) que lleva varios años denunciando en espacios políticos y académicos la dramática situación del conflicto en el Pacífico colombiano. Procesos Organizativos de las Comunidades Negras Con el pasar del tiempo se ha hecho evidente como la politización de las comunidades negras ha generado cambios impensables no solo en los marcos ideológicos de los proyectos nacionales, sino también en los marcos jurídicos que los sustentan. Estos cambios van de la mano con un proceso de redimensión del rol de la región Pacífica frente al contexto nacional haciendo además evidente la forma en que “la región” constituye un escenario de disputa por el control desde las visiones que los distintos actores presentes en ella tienen sobre la misma. Resulta importante en este espacio retomar las etapas del proceso de reivindicación étnico-territorial que identifica Rosa Emilia Bermúdez Rico5. Según Bermúdez, la primera etapa se refiere al debate entablado alrededor del reconocimiento de la propiedad colectiva de los territorios ancestrales, que en otros momentos fueron declarados territorios baldíos por el Estado colombiano. Una segunda etapa del reconocimiento étnico-territorial surge desde el año 1998 tras el contexto de desplazamiento forzado a nivel interno que generó la des-territorialización de las comunidades negras de sus tierras reconocidas como propiedades colectivas. El auge de esta práctica propia del conflicto armado está asociado, según Bermúdez, a un proceso de centralización del mismo en la región. Cuestiones como la aprobación del artículo transitorio 55 (Constitución del 91), promulgación de la ley 70 de 1993, configuración y fortalecimiento de los consejos comunitarios como máximas autoridades locales, hacen evidente que lo que está en discusión es justamente el reconocimiento ya no desde el discurso, sino desde el hecho aquellas particularidades de las dinámicas simbólicas de las comunidades negras 5 Bermúdez, Rosa Emilia (2009). “Gobernabilidad y control territorial en el Pacífico colombiano”. En: Poblaciones y Territorios en Disputa. Colección: El sur es cielo roto. Universidad Icesi. Cali. 9 integradas al proyecto nacional. En el municipio de Buenaventura llama la atención dos procesos que pueden aproximarnos a las tensiones sociales que se presenta cuando no existe articulación entre las políticas económicas con el querer de las comunidades. Esto se ha manifestado de una forma perversa en el conflicto. Éste históricamente ha estado relacionado con el crecimiento económico en la región del pacifico (Escobar 2004). El Caso del Barrio Lleras: “Pero uno como que siente que tiene que volver a su territorio, o sea, como que el Lleras es una parte más de la vida de uno. Uno se va y uno puede durar un año, dos años, cinco, seis, diez años, pero uno vuelve acá a su territorio, vuelve acá a su Lleras. O sea, esto como que es el ombligo de uno. Hace parte también de esa esencia de su vida. Esto es el mejor barrio de Buenaventura, con sus dificultades que hemos tenido, pero hay gente que queremos este barrio. Y que donde vamos nos sentimos orgullosos de decir “somos del barrio Lleras”. Si toca perder la vida por este barrio hay que perderla, pero esto no puede seguir en lo mismo”6. Dinámicas económicas y políticas de la comunidad: En su mayoría, la gente del Lleras se ha dedicado por generaciones al corte de madera y a la pesca en su forma artesanal. Sin embargo, hoy en día se reconoce que estas dos actividades no representan actividades económicas rentables para quienes aún se dedican a ellas. Por esta razón, la población se ha dedicado últimamente a trabajar en negocios informales. Algunos jóvenes, trabajan en la sociedad portuaria. Aunque no hay actualmente en la zona industrias grandes que sean representativas para la comunidad en términos de generación de empleos o capital, no siempre fue así. En los años del 80 al 92 el negocio que existía era Cartón Colombia. Según la comunidad, fue justamente en este período donde se vio el progreso y la plata. Posteriormente se desarrolló en la región la corta de bloques de madera del mangle pero años más tarde, la CVC prohibió la corta debido a que el desarrollo de esta industria representaba una amenaza para la fauna ya que la usencia de hojas de mangle limitaba la reproducción de los camarones y los peces. Frente al acceso laboral, la comunidad hace manifiesta su preocupación por la estigmatización de la comunidad. Cuando en la hoja de vida leen que provienen del Lleras, dejan de ser tenidos en cuenta y se los excluye de las posibilidades laborales, se hace evidente en este espacio pues, la discriminación por clase. 6 Entrevista Realizada en el barrio Lleras a Don Amtero y Genyer Manyoma habitantes del sector, el 16 de octubre de 2010. 10 Frente a la organización política del Lleras, existe la junta de acción comunal que funciona actualmente per que se encuentra fragmentada por la división de opiniones que ha generado la entrada al sector de Bajamar de los macroproyectos de desarrollo. Durante los años 2004 y 2008, se vivió en el sector un período de intensificación de la violencia donde sobre todo los hombres corrían un riesgo significativo de ser ingresados forzosamente a las filas de la insurgencia. Hoy en día la “enfermedad”, como la denomina don Amtero líder comunitario del Lleras, ha bajado. Respecto a los consejos comunitarios, por parte de la comunidad hay una preocupación por la dificultad para que estos se hagan efectivos en territorios urbanos ya que para ellos la Ley 70 de 1993 se quedo, de una u otra forma, corta en este aspecto. Sin embargo, se plantea la urgencia de consolidar organizaciones “étnicas” que se vinculen con las fundaciones que han venido trabajando sobre las problemáticas sociales del sector. Referente al trabajo y la organización de la comunidad del Lleras sobre el problema de la reubicación que se desea emprender impulsada por la implementación del Malecón y la expansión portuaria, los líderes del barrio son parte activa de la mesa de concertación para la reubicación. En el caso particular del Lleras, su líder comunitario ha adquirido el rol de coordinador de la mesa. El conflicto armado y su relación con la vida de los habitantes del Lleras: “Porque acá hubo un problema que los del Lleras no podían pasar para el barrio de allá que es Alfonso López, que se encuentran en la misma comuna, porque los de acá eran de un grupo guerrillero y los de allá eran de un grupo paramilitar, no podía pasar así estuviera metido o no en el cuento. Hoy ya se puede trascurrir en el territorio” (Entrevista Realizada en el barrio Lleras a Don Amtero habitantes del sector, el 16 de octubre de 2010) No pocas veces los residentes del barrio Lleras se preguntaron por cúal podría ser realmente el trasfondo del conflicto armado que se intensificó entre los años de 2004 al 2006. “Porque es que muchas veces no se justifica que usted es de mi raza y cómo si usted no me ha hecho nada, yo ¿cómo voy a matarlo a usted? Dígame pues, ¿apenas porque usted piensa distinto a cómo yo pienso? Nadie podemos pensar iguales, todos tenemos nuestra forma de pensar y actuar” (Entrevista Realizada en el barrio Lleras a Don Amtero habitantes del sector, el 16 de octubre de 2010) 11 Mientras los mismos actores armados eran miembros de la comunidad, la incertidumbre diaria de la gente crecía sin encontrar los motivos por los cuales se había generado una guerra en el sector, y lo más importante y aterrador, entre vecinos que crecieron juntos. La mayoría de los sujetos que mataban eran jóvenes que se habían criado en el Lleras. El primer actor armado que hizo presencia en la zona fue la guerrilla que se dedicó a vincular jóvenes que tenían relación con la droga. Posteriormente, los paramilitares apoyados en el narcotráfico vislumbraron el barrio como una parte fundamental dentro del corredor de entrada y salida de drogas al cual pretendían controlar. La situación en el Lleras cada día se ponía más tensionante por aquellos años. Caminar por las calles con un arma, a pesar de ser un joven criado en el Lleras con todos los otros, otorgaba un estatus de poder significativo que motivaba al resto de jóvenes a tomar la vinculación con estos grupos como una posibilidad de obtener control y poder que la vida por fuera del Lleras les había negado. Los habitantes del Lleras dicen que los jóvenes que se han involucrado de cerca con el conflicto armado perteneciendo a uno u otro bando, lo han hecho por razones como la necesidad de control sobre algo propio, la falta de empleo, o porque el actor opuesto al que se adscriben les mató un familiar y desean tomar venganza por su propia cuenta. Desde la población se ha intentando implementar estrategias que animen a los jóvenes a dejar estos grupos y a dedicarse a luchar más bien por su barrio, el Lleras. A pesar de esto, muchos de los líderes de estas estrategias se han visto amenazados por su misma causa acusados de creerse de un estatus social o nivel mayor que los otros. Según los testimonios de uno de los líderes comunitarios, la imposibilidad de acceder al sistema de empleos en el país y sobre todo en la región, conjugado con la estigmatización impulsan a que las ofertas provenientes de los grupos armados ilegales que hacen presencia en las zonas de bajamar en Buenaventura, sean efectivas en la comunidad. Por medio de ellos la gente puede acceder a bienes y servicios que de otra manera sería muy complejo o incluso imposible obtener. El Lleras y los macroproyectos de desarrollo regional: “Pero hoy en día si usted es una persona preparada, la vida del hombre que es lo más preciado que uno tiene, es tan poca cosa ahora en algunos sectores, que más se cuida un árbol que la vida de un hombre, porque si esa persona o esas personas están estorbando hagámoslas para un lado o busquemos la forma de sacarla del camino y hagamos lo que vamos a hacer. Y eso viene del mismo estado, porque eso no nos digamos mentiras, viene del mismo estado y ¿Qué nos ha pasado a nosotros acá? Esto acá lo necesita el 12 estado, para hacer malecón, para hacer un centro de recreación”. (Palabras de Don Amtero, Líder comunitario del Lleras, 2010) En la medida en que se piensa reconstruir la estructura urbana de Buenaventura en términos de ser una zona turística e industrial, el proyecto que se tiene pensado implementar en el sector donde se ubica actualmente el barrio Lleras, sería un malecón con fines turísticos. Algunas de las zonas aledañas que también están ubicadas en la parte de Bajamar, están siendo pensadas para la expansión portuaria. “¿Quiénes viven acá en esta parte? Es el primer puerto donde los pobres viven en la parte más rica, que es el mar. Que afortunadamente tenemos nosotros ese privilegio. Vivir nosotros acá, cuando acá debe de vivir los ricachones, los que tienen la plata. Y están buscando eso y lo van a lograr, porque ya es una política del estado y nosotros debemos de irnos”. (Palabras de Don Amtero, Líder comunitario del Lleras, 2010) Para la gente que vive en el Lleras actualmente, la pelea con estos planes de desarrollo urbanístico se da exigiendo condiciones dignas de vida. A pesar de que nadie se quiere ir del barrio por múltiples razones, ya se ha pensado que tarde o temprano llegará el día en que los saquen para la reubicación. Es en ese momento justamente cuando se deben revisar los puntos de negociación por parte de la comunidad: los colegios, los puestos de salud, los parques, los servicios de acueducto, alcantarillado, entre otros. Sin embargo, y pese a los múltiples intentos de negociación, continúan los desacuerdos no solo entre la comunidad del Lleras y el Gobierno, sino entre la misma comunidad por ideas divididas. Un punto que emerge constantemente en los debates es el momento en que se realizó la consulta previa. Es un punto neurálgico pues según habitantes uno de los ministros que hizo presencia en el barrio dijo que no aplicaba. A partir de ahí, empieza la etapa de concertación en la que la comunidad aprovechará y reivindicará sus exigencias para la transferencia a otro territorio. “¿Hoy porque nos quieren sacar? Si esto es algo que se construyó. A mí me tocó, rellenar con basura muchas calles de acá. Con escombros, y hasta hoy ya que la gente se ha matado con el sudor de su frente ha hecho el esfuerzo de que hoy esto sea calle, hoy quieren sacarnos porque dicen que viene un tsunami. Si viene un tsunami para buenaventura y hay advertencia de tsunami y no sé qué, por qué quieren invertir tanta plata en un malecón. En un megaproyecto. Ahí está la pregunta, porque tanta plata en un megaproyecto si viene un tsunami. Y un tsunami va a destruir todo”. (Palabras de Genyer Manyoma, Habitante del barrio Lleras, 2010) 13 Por otra parte, frente a los procesos de comunicación comunidad Lleras-gobierno, se reconoce la existencia de un proceso de socialización en el que han participado de forma activa las personas. La Universidad del Pacífico se ha vinculado igualmente al proceso que parte de la reunión de los líderes de las comunidades involucradas, y posteriormente los líderes van a sus comunidades a comentar lo que en las reuniones se planteó. Concretamente lo que se socializó en la reunión fue la cuestión de la reubicación, el por qué quería reubicarse a la gente, y a que intereses respondía. Dentro del proceso se ha intentado que la comunidad interiorice “que el desarrollo no se puede coartar”7. “El gobierno lo que quiere es que como es el primer puerto en el Pacífico y es la parte donde el 80% de la mercancía de la nación entra por aquí, entra otra gente de otros países y muestra esta cara de buenaventura, pero lo primero que dicen es, con tanta plata que le entra la cara de Buenaventura no es la mejor. Cuando uno se levanta lo primero que uno hace es que se lava la cara se ve en el espejo, las mujeres que son mas vanidosas se peinan y dicen ahora si aguanta que me echen un piropo, pero cuando no ay usted se le cae la autoestima. Todo eso hace que el gobierno nacional esté buscando mejorar este entorno”. (Palabras de Don Amtero, Líder comunitario del Lleras, 2010) En un pasado no muy lejano, existió la idea de mejorar el entorno físico del barrio sin mover la gente de donde estaba. Sin embargo, luego de los análisis se decidió que no era una propuesta viable dentro de las lógicas neoliberales de acumulación desbordada de capital. Actualmente, una de las preocupaciones para los residentes de las casas que no se necesita eliminar de la zona, es la titulación de las tierras. Se involucran muy de cerca en esta problemática factores como el incremento del estrato socioeconómico, pues hoy en día es estrato cero. Mientras distintos entes estatales se han dedicado a investigar múltiples aspectos en la comunidad, la gente del barrio ha elaborado sus propios análisis sobre el origen de la problemática. Para don Amtero por ejemplo, el detonante se encuentra en unas reuniones que se llevaron a cabo tiempo atrás en las que se le preguntó a la comunidad de Buenaventura cómo se imaginaba a la ciudad en quince años. La gente respondió e incluso se hicieron ejercicios de cartografía donde la gente ubicaba sus ideas para embellecer el puerto. Esto le facilitó la tarea al Estado, en la medida en que los argumentos con los que hoy hace su arremetida en el Lleras se cubren con la frase “pero es que la comunidad dijo”. “Y me acuerdo yo de la reunión esa y le digo hombre nosotros mismos metimos la pata. Porque nosotros mismos dijimos esto, esto y esto e inclusive dibujamos que era lo que queríamos. De ahí para acá nos cogieron y ya prácticamente nosotros hemos 7 Frase reiterativa dentro de los comentarios de la gente en el barrio Lleras. 14 entregado las cosas. Y ahora para dar el reversazo”. (Palabras de Don Amtero, Líder comunitario del Lleras) A partir de estas experiencias, los habitantes del Lleras enviaron al Ministerio de vivienda once puntos donde se dejan por escrito las condiciones mínimas que deben tener las viviendas y en general el sector donde serán reubicados. Sobre este documento se empezarán nuevas negociaciones que incluirán los puntos que se dijo se cumplirían y hoy en día aún no se ven cercanos de hacerse realidad. “Compañeros de todas formas esto esta complicado. Y la verdad yo hace rato que me acuesto y pienso “no, esto es un laberinto”, yo no sé cómo descifrar eso porque esta complicadísimo. Es que hay una cosa, unos vivimos de una cosa y otros viven de otra. Y la única forma que yo veo es que nosotros somos nómadas. Por naturaleza el hombre es nómada. Hoy está aquí, mañana está allá. Nos toca acostumbrarnos a vivir o con el mal o con el bien y en el lugar que nos toque, pero, ahí es la situación: que debe ser en condiciones dignas y cómo lo vamos a conseguir. Cómo lo vamos a conseguir. Ese es el rompecabezas que a veces dice uno pero qué hacer. Y se mete uno en esta vaina de liderazgo y esto lo confunde más a uno”. (Palabras de Don Amtero, Líder comunitario del Lleras) El caso de La vereda la gloria La Vereda La Gloria: zona límite entre lo urbano y lo rural La Vereda La Gloria se caracteriza por ser una comunidad ancestral que lleva una trayectoria histórica de 45 años. Durante este tiempo, los habitantes han ocupado, trabajado y luchado por el territorio que ocupan. Cuenta José Mario8 que en sus inicios, las primeras personas que llegaron a la zona fueron “una familia compuesta por 5 personas, *…+ Baltasar Riascos y Doña Juana Francisca Riascos, que era la pareja de mayores. Y llegaron con tres muchachos: Fermín, Hoover y Mario”. Esta vereda9 está ubicada en los límites de la cabecera urbana de la ciudad de Buenaventura. La comunidad que la habita es población en su gran mayoría afrodescendiente, reconocida como un barrio de la ciudad de Buenaventura, pese a que las dinámicas entabladas y desarrolladas en tal zona, son diferenciadas en relación a las 8 José Mario es uno de los líderes comunitarios de la Vereda La Gloria, y también es uno de los habitantes más antiguos de tal territorio. Con él se tuvo la oportunidad de hablar en varias ocasiones y fue quién ayudó de manera importante en el desarrollo de esta investigación. 9 Estas primeras observaciones y descripciones que hago sobre la vereda, provienen de una salida de campo a Buenaventura, realizada en el marco del Laboratorio Etnográfico de la Universidad ICESI, así como, de información del Proyecto “Intersecciones entre espacio, desarrollo y diferencia social”. 15 prácticas que se presentan en el casco urbano: sus pobladores están ligados a prácticas de agricultura tradicional, minería artesanal y piscicultura, es decir, modos de producción y organización rurales. En este espacio se encuentra una reserva natural con 71 hectáreas de bosque y afluentes hídricos que sus habitantes han salvaguardado. De esta manera, estas personas han protegido el territorio en el que habitan y han creado un estrecho lazo con él, convirtiéndose en un elemento de su identidad étnica que hoy en día está viéndose amenazado. Esta amenaza10 se debe a las modificaciones del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) del municipio de Buenaventura, que pretende incorporar tierras que se encuentran en proceso de titulación colectiva a las zonas de expansión urbana. Como consecuencia, las prácticas tradicionales ligadas al territorio se verían afectadas, así como la organización social y la salvaguarda de los recursos naturales, produciéndose una reconfiguración de la identidad étnica de sus pobladores como consecuencia del desalojo y la posterior reubicación de la comunidad. En este punto, es importante analizar la manera en que se ha dado este proceso, evidenciando los principales puntos en los cuales se está dando una confrontación y lucha por el territorio frente a estas entidades municipales y estatales. Ahora bien, hay que tener en consideración ciertas condiciones internas de la comunidad de La Gloria, ya que se han venido dando procesos que han ido cambiando las concepciones y las configuraciones que se tejen alrededor de lo que significa ese territorio para la comunidad, que no pasan necesariamente por la influencia de los proyectos de desarrollo y las políticas poblacionales. Algunos de sus habitantes manifiestan que se ha “venido perdiendo la valoración y apropiación del territorio, y se han modificado las prácticas culturales y comunitarias por intereses económicos particulares. Por ejemplo, hay abandono de la agricultura y las fincas familiares están siendo vendidas: ‘la gente de afuera viene a comprar y los de aquí están dispuestos a vender’; las minas de oro que antes eran aprovechadas de poco a poco para mantenerlas y con una ritualidad de cuidado y respeto, han sido explotadas intensamente y hoy son ‘una forma de rebusque más’. Esto significa la fragmentación y debilitamiento de nuestra comunidad para ejercer el control social del territorio: hoy son los grupos armados quienes lo controlan con balaceras, desplazamiento forzado y amenazas a quienes nos quedamos”11. De esta manera, el proceso de reconocimiento y de conformación de una comunidad unida por la lucha del territorio, la cultura y la ancestralidad, se ve limitada (en cierta 10 Tomado de la Ficha Técnica del Proyecto “Intersección entre espacio, desarrollo y diferencia social” del grupo de investigación interdisciplinario de estudios socioculturales y psicológicos. NeXos del Departamento de Estudios Sociales de la Universidad ICESI (Cali). 11 “Reconciliémonos… para vivir bien”. Guía conceptual y metodológica para la realización de diagnósticos comunitarios y planes de acción barriales y veredales en Buenaventura. CHF Internacional. Programa Reconciliar, 2008. 16 medida) por procesos internos de lucha que no permiten una conciliación y consenso entre los mismos habitantes de la comunidad, lo cual redunda en el impedimento de alcanzar la estabilidad institucional y política que se busca, mediante la reciente conformación del consejo comunitario de la vereda. Teniendo en cuenta lo anterior, la situación de La Gloria no se desliga de los procesos a gran escala y estructurales, que no sólo están teniendo una fuerte influencia en esta localidad, sin que también inciden en los planos regionales, nacionales y en muchos casos (especialmente por ser un municipio distrital especial, debido a tener el puerto marítimo más importante de Colombia en el océano Pacífico), responden a procesos de nivel inter y transnacional. Estamos hablando específicamente de tres procesos y contextos de estudio en los que se enmarca esta investigación: 1) Políticas poblaciones: repercusiones del POT, ampliación del perímetro urbano mediante la integración de zonas rurales; 2) Proyectos de desarrollo: ampliación portuaria, reubicación de los habitantes de la zona, intereses empresariales en la zona y 3) Dinámicas del conflicto: presencia y acciones de grupos armados legales e ilegales en el sector. Situación actual de La Gloria: Los procesos de reivindicación en la vereda La Gloria se han venido dando a partir de lo que las políticas poblacionales del municipio de Buenaventura quieren establecer en la zona. Los habitantes de la vereda manifiestan que las relaciones entre la comunidad y el gobierno municipal han sido bastante difíciles. A pesar de que existe un reconocimiento del lugar dentro del perímetro urbano de Buenaventura, hay una desatención por parte de las autoridades municipales a tal punto que los recursos del gobierno no llegan a la vereda, es decir, no hay acciones en las cuales se vea la presencia del Estado en la zona. Por ello, los habitantes manifiestan que son escasos, o prácticamente no se ven, los beneficios que se le deben otorgar a la vereda por ser parte del municipio. En este punto incide fuertemente la dicotomía entre lo urbano y lo rural. El hecho de que esta comunidad sea principalmente rural, ha implicado un aislamiento para ella, de tal modo que las transferencias de recursos que el gobierno debe otorgar de acuerdo a la ley, no han redundado en el impacto social que necesita la comunidad para la mejora de sus condiciones de vida. De este modo, los líderes de la Vereda La Gloria cuestionan el manejo que da la administración municipal en materia de las políticas poblacionales que se expresan en el Plan de Ordenamiento Territorial. El municipio ha concebido a esta comunidad como un territorio urbano, a sabiendas de que la comunidad que la habita no se reconoce ni se identifica con este tipo de prácticas, porque sus principales actividades y formas de organización y producción tienen sus bases en una estructura rural. Esta concepción del territorio, la cual se cuestiona por eludir una consulta previa a la comunidad, ha hecho 17 que no se le otorgue a la comunidad un total reconocimiento como Consejo Comunitario. Sin embargo, se debe hacer la salvedad de que si una comunidad afrodescendiente está ubicada en un territorio urbano, no implica que no pueda ser reconocida a través de un consejo comunitario. Por lo tanto, tal como lo manifiesta el líder de la comunidad de la Vereda La Gloria, José Mario, el gobierno municipal, “Lo que debe hacer es reconocernos nuestro consejo comunitario y así estemos en zona urbana pertenecemos al proceso de comunidad negra, al proceso ancestral, a ese derecho que nos cobija como hombres y como mujeres. Porque hoy vemos con tristeza que se repite la historia: si nos sacaron de nuestra madre África y nos esclavizaron, hoy estando acá, 400 años después, se nos sigue esclavizando, se nos sigue masacrando, se nos sigue persiguiendo, se nos sigue desplazando y no es justo que a un ser humano en pleno siglo XXI se le haga estas cosas”. En este sentido, esta comunidad se encuentra en un proceso de lucha y resistencia, que se cimenta en la cultura que los caracteriza, en la ancestralidad y en lo tradicional. Esta lucha se encamina a la reivindicación como comunidad negra que hace parte de un proceso de comunidades negras, pero también a un reconocimiento del territorio que se habita, se vive, y que ellos lo sienten como parte de su afirmación identitaria. Este tipo de prácticas son las que ponen en cuestión la dicotomía entre lo urbano y lo rural, puesto que desde una base rural, se pretende vivir en un territorio que se ha establecido como parte del perímetro urbano de Buenaventura, pero donde las prácticas que se llevan a cabo fomentan y se basan en producciones, organizaciones y dinámicas estrictamente rurales. Las dinámicas del conflicto tampoco escapan a la realidad social que se vive en la vereda La Gloria y como se veía anteriormente, hay una gran presencia en la zona de los actores armados, tanto legales como ilegales, que se encargan de atemorizar a la población para obtener el control del territorio. La presencia de grupos armados en la zona es palpable hoy en día, y de acuerdo a los testimonios expresados, estos tienen cierto poder en la zona, de manera que influyen en muchas de las decisiones que se toman en la vereda. Aunque de acuerdo a los testimonios de los habitantes, su presencia ha disminuido hoy en día en comparación con anteriores épocas, pero esto no ha sido un indicador para que sean una fuerza minoritaria en la zona. Por el contrario, aún siguen teniendo el poder sobre muchas de las actividades que se realizan, en especial lo que tiene que ver con procesos agrícolas y políticos. 18 De una u otra manera, grupos armados como los paramilitares, se han convertido en una amenaza para el progreso y bienestar de la vereda. Esto se debe porque en cierta medida son una fuerza importante en la región como tal, en el Pacífico, que controla las rutas de comercialización de los productos y tiene una influencia bastante grande en lo que es el puerto de Buenaventura. Pero también porque son actores que inciden en la política de la región, hasta el punto que están llegando a tener participación en muchas de las decisiones que se toman en el municipio. Son grupos que ejercen su poder de manera autónoma y su presencia en la vereda solo redunda en consecuencias sociales negativas para la comunidad, que van en detrimento de la integridad de los hombres y mujeres que residen en ella. La situación de la vereda se vive de esta manera. Los paramilitares vigilan cada movimiento y cada acción que se realiza en la zona. Están pendientes de todo lo que sucede, con el fin de que no vengan otros grupos armados a competir con ellos por el territorio. Pero también abusan de la población, les roban algunos de sus víveres o se los arrebatan, y los amenazan en caso de que se rehúsen a hacerlo. Por más de que la comunidad se haya organizado para sacar a estos actores del conflicto de la zona, no se ha logrado precisamente por el poderío que han logrado debido a las intimidaciones que ejercen sobre los habitantes. Por otro lado, como se mostraba en el contexto, el conflicto armado surge a la par de los proyectos de desarrollo en la zona. El desarrollo en el municipio de Buenaventura aparece como un discurso que pregona la urgencia de un rápido crecimiento económico a partir de la implementación de macro proyectos que implican la ampliación del puerto, el crecimiento urbano y la llegada de múltiples agentes económicos y de diversa índole a la zona. Esto obedece en cierta medida, a una lógica mercantil y comercial en la cual se está enmarcando la región y el país, por lo cual Buenaventura es un foco importante donde la expansión comercial se expresa de manera contundente en estos macroproyectos. Pero hay que reconocer que este crecimiento económico que se supone redunda en beneficios para el país, y la apertura económica con el mercado mundial, no se está expresando ni consolidando en las condiciones de vida de los habitantes de Buenaventura. En la vereda La Gloria, los habitantes de la misma, manifiestan que posiblemente existen intenciones por parte de las diferentes autoridades para reubicar a la población de esta zona, debido a que hay intereses por parte de ciertos empresarios para establecer sus negocios en la zona o para extraer recursos de la misma. Ahora bien, más allá de si van a ser reubicados o no, la cuestión es que hoy en día no se evidencian beneficios en materia de desarrollo para los habitantes de la zona, es decir, que son una población que tiene parte de sus necesidades básicas insatisfechas, debido al descuido estatal y la poca inversión que se hace en esta zona, a pesar que Buenaventura es el polo de crecimiento económico más importante para el país. 19 Estos proyectos de desarrollo no se preocupan por el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de la vereda, y tampoco tienen en cuenta el mantenimiento de las actividades productivas que han caracterizado la zona. La lógica que se maneja es la de una aparente desalojo total, lo que implicaría un cambio y resignificación de las actividades y prácticas productivas que se desarrollan en la vereda La Gloria. En este sentido, es importante diferenciar que en la vereda existe, por decirlo así, una mezcla de prácticas de carácter tradicional y aquellas que pueden denominarse como modernas, es decir, que corresponden a otras lógicas que no son propias de la ancestralidad y raíces de la comunidad. Esta oposición entre lo tradicional/moderno está presente en las formas de producción que se dan en la zona. En un principio, los habitantes de la vereda vivían de la tala forestal, pero este recurso natural se agotó. Sin embargo, en la zona se encuentra ubicada una mina de oro y una reserva natural, las cuales se han convertido en dos fuentes de recursos bastante preciados para la comunidad. No sólo porque representan un lucro en materia económica, sino también porque hacen parte de la tradición y la ancestralidad de la comunidad: son prácticas heredadas de sus antepasados y que hoy en día permanecen y siguen funcionando en la Vereda, aunque con un menor impacto como el que tenían en una época remota. La mina de oro es trabajada en un promedio de 10 a 12 personas. Muchas personas de la vereda subsisten del recurso que se extrae de ella. Por más de 30 años, la actividad minera ha identificado a esta comunidad. Hoy en día, se enfrentan también al hecho de que el gobierno considere este tipo de extracción minera como una actividad ilegal. Sin embargo, la comunidad la defiende por ser una herencia de sus ancestros y porque es un modo de subsistencia para la gente que habita en ella. Este recurso no renovable está próximo a agotarse en la mina, lo cual implica, por un lado, que se busquen otro tipo de alternativas de ingreso económico para la región, y por otro, una pérdida en términos del significado que tiene para la comunidad. En este sentido, cabe resaltar que se han implementado proyectos productivos en la zona, implementando otras actividades como fuente de recursos económicos para el sostenimiento alimentario. Por el lado de la reserva natural, cabe decir que hace más de 37 años esta comunidad conserva cerca de 72 hectáreas de terreno forestal. La labor de la comunidad con esa reserva es precisamente defender, cuidar y proteger un patrimonio natural del territorio donde se encuentran establecidos. En esta instancia no solamente se invierte una parte económica, sino que también son importantes los saberes y el conocimiento que se vincula a este tipo de prácticas. La reserva se convierte en un elemento por medio del cual 20 los mayores le dejan un legado a las generaciones más jóvenes, con el fin de guiarlos en la conservación de la tierra Con el apoyo de algunas ONG y acompañados del Proceso de Comunidades Negras, hoy en día hay cerca de 75 familias están cobijadas con los proyectos productivos que se vienen adelantando en la zona. Estos proyectos buscan que la comunidad tenga soberanía alimentaria, que pueda sobrevivir por medio de la cría y cultivo de estos productos, pero que a su vez se conviertan en una fuente de ingresos para la comunidad. Dentro de los cultivos que se presentan hoy en día en la vereda, se encuentran productos como la yuca, el ñame, el plátano. De igual forma, se están criando animales para el consumo interno y la venta como lo son el pollo, el cerdo, el camarón de río, la cachama y la tilapia. Parte este proceso consiste en recuperar las quebradas de agua, para que los peces de río puedan ser criados. Todo esto hace parte de una serie de procesos que se vienen adelantando para que los habitantes de esta comunidad puedan vivir en unas condiciones dignas que el Estado no les ha garantizado: “vamos a tener viviendas dignas, alimentación, estudios para nuestros hijos y lo más importante, la soberanía en nuestros territorios” (Testimonio de José Mario, líder de la zona). Estos procesos productivos que se están implementando, pretenden ser extendidos a las 256 familias que habitan la comunidad, para de esta manera lograr la soberanía alimentaria que está buscando esta comunidad y lograr un mejor bienestar. Ahora bien, la implementación de todas estas prácticas puede verse como estrategias que construye la comunidad para confrontar las políticas estructurales del desarrollo. En este sentido, la adecuación de este tipo de prácticas pone en tela de juicio la manera en que se están pensando los planes de desarrollo, lo cual entra en tensión con los procesos productivos tradicionales que buscan la soberanía alimentaria. Por ello, las prácticas productivas que se vienen dando en a comunidad de la vereda La Gloria, muestran que se debe replantear la manera en que se están elaborando tales proyectos, con el propósito de tener en cuenta a la población, y no solo eso, sino también la relación que tiene ésta con el territorio. Hay que decir que la labor de los mayores es inducir a los jóvenes para que se involucren con estos procesos comunitarios, que la población más joven se apropie de las riquezas naturales del territorio y que participen de los procesos productivos que se están llevando a cabo. Se trata que por medio de estas actividades, se luche de manera conjunta para formar una conciencia colectiva entre el pueblo, entre la comunidad, dejando de los intereses particulares que se dan por las mismas condiciones estructurales del conflicto y de las actividades económicas de la zona, que obligan a muchos a tener que acoplarse a las condiciones del sistema dejando atrás la lucha colectiva. En esta medida, algunos de los habitantes se han dedicado a otras labores de carácter asalariado como lo es la 21 construcción. Sin embargo, este tipo de trabajos no resulta ser muy rentable para los habitantes puesto que los salarios son muy bajos y no les alcanza para sostenerse ellos mismos y a sus familias. Un aspecto clave de las luchas que ha dado esta comunidad, donde se involucran los procesos organizativos, ha sido la creación del Consejo Comunitario de la Vereda La Gloria con el fin de reclamar un derecho a la tierra que ellos están ocupando, es decir, un reconocimiento a partir de la titulación colectiva del terreno. Esto hace parte, como lo mencionábamos anteriormente, de un proceso de lucha que se ha venido dando desde años atrás. No obstante, hay que aclarar que actualmente el Consejo todavía no está constituido legalmente en un 100%, puesto que todavía no se ha dado la titulación respectiva. Sin embargo, en este proceso se han dado grandes pasos para lograr que se les reconozca a la comunidad los derechos ancestrales que están reclamando. En esta medida, se está esperando que la alcaldía y el gobierno municipal den el respectivo aval para que se consolide el Consejo Comunitario como debe ser. Para la comunidad el no reconocimiento del Consejo redunda en un acto de rechazo y discriminación por parte del gobierno, puesto que no se están haciendo efectivos los derechos que cobijan a las comunidades negras en el país y que se amparan en ciertas reglamentaciones jurídicas como lo son el Artículo transitorio 55 de la Constitución Política de Colombia, la Ley 70 de 1993, y más recientemente, el Auto 005. Esto da cuenta que por más que haya una serie de leyes que procuran la defensa, el reconocimiento y la protección de las comunidades afrocolombianas, hoy en día existen falencias para el cumplimiento inmediato de esta normatividad, es decir, para que se exprese en acciones concretas, como es el caso de lo que está sucediendo en La Gloria. En el proceso de creación del Consejo Comunitario se ha buscado que toda la población de la Vereda participe activamente en el proceso. Antes de la creación del Consejo, la comunidad estaba organizada por medio de la junta de acción comunal. Aunque hoy en día, esta última entidad todavía sigue ejerciendo en la zona. Sin embargo, en procura de mejorar las condiciones de vida de la población, se inicia el proceso para la conformación del consejo. A través del Programa Reconciliar que apoyó la entidad CHF Internacional12, surgen alrededor de 42 líderes y lideresas comunitarios en los diversos barrios de Buenaventura. Posterior a ello, y con los resultados que dejó este programa para la comunidad, se crea el Consejo Comunitario. A partir de este momento, la comunidad de la vereda La Gloria se ha fortalecido en diversos niveles, se han abierto espacios de discusión en los cuales se hable sobre el futuro de la comunidad, donde se tomen decisiones de 12 CHF Internacional es un desarrollo internacional y ayuda humanitaria de la organización que opera en una treintena de países por año. La organización sin fines de lucro fue fundada en 1952 como la Cooperativa de Vivienda y la Fundación proporciona viviendas asequibles para familias de bajos ingresos en las zonas rurales y urbanas de América. CHF comenzó a trabajar en el extranjero en los años 60, y hoy en día, la organización implementa una variedad de programas en las áreas de la salud mundial, el desarrollo económico , vivienda e infraestructura, la respuesta de emergencia, y la democracia y la gobernabilidad 22 manera colectiva para el beneficio de todos, encontrando una nueva dirección hacia donde encaminar sus actuaciones como grupo social, e inclusive como movimiento social. La presencia de diferentes ONGs en la zona ha sido fruto del proceso que se ha venido realizando hace aproximadamente unos 3 años desde la creación del consejo. Las visiones a futuro que tiene la comunidad respecto al consejo comunitario, es poder tener escenarios en los que se tomen decisiones conjuntas, donde haya un proceso de conciliación entre las diferentes personas de la comunidad, donde también se haya limpiado el territorio de los grupos armados que lo acechan, y así mismo, luchar por los derechos que les han sido negados y que aun no se les ha otorgado. Esta comunidad de más de 2000 habitantes que hoy en día carece de servicio de alcantarillado, de agua potable y de vías de comunicación, aboga por conseguir estos derechos, en busca de vivir en condiciones dignas dentro del territorio, que tengan voz y voto en las decisiones que se toman con libre arbitrio sobre ellos, sin contar con su participación. Paralelo al proceso de creación del Consejo Comunitario, cabe decir que en La Gloria también se presentan otro tipo de procesos organizativos a nivel político y social mediante los cuales se viene ejerciendo resistencia y conformando un movimiento político que les permita obtener cierto reconocimiento político. En la comunidad existen organizaciones de jóvenes y de mujeres, mediante las cuales se vienen adelantando procesos de organización donde la cultura se convierte en la herramienta que abandera los intereses y necesidades de la población articulándolos al movimiento de resistencia del Proceso de Comunidades Negras. Por ejemplo, existe una organización llamada “Madres por la Vida”, la cual se encarga de reunir a las mujeres de la zona para tomar decisiones que redunden en beneficios para ellas y así mismo tener una forma de participación e integración dentro de la misma comunidad. En términos de política, la comunidad ha buscado la manera de obtener representación en este nivel, postulando a algunos de sus habitantes para la ocupación de cargos públicos en el municipio. De esta manera, se pretende incidir en el proceso de toma de decisiones en la ciudad, teniendo representación política de una persona perteneciente a su comunidad, que pueda hablar por ellos, y que tenga voz y voto frente a las diferentes autoridades locales. Por ello, la comunidad plantea la necesidad de crear un movimiento político que reivindique y represente los derechos de la misma comunidad, y que surja a partir de la asociación de las juntas de acción comunal de distintos barrios que también se encuentran en la búsqueda de una política justa y equitativa para todos. 23 BIBLIOGRAFÍA Libros: Escobar, Arturo. 2010 “territorios de diferencia lugar, movimiento, vida, redes. Envión editores. Ulloa, Astrid. “El nativo ecológico. Movimientos indígenas y medio ambiente en Colombia” en: Movimientos sociales, estado y democracia en Colombia. Mauricio Archiva y Mauricio Prado eds. Bogotá. ICANH-CES-Universidad Nacional. 2001. Escobar, Arturo. 1999. “El mundo posnatural: elementos para una ecología política antiesencialista”, en El final del salvaje, CEREC-ICAN. Knight A. 2002.”Identidad nacional ¿Mito, rasgo o molde? en Museo, memoria y nación. Pag 155.Editorial ICANH y museo Nacional. Artículo: Sanchez, Leopoldo. “Bahía Málaga, 1910-2010: cien años de confusión y olvido”, articulo de: Concurso de crónica de los pueblos olvidados de Colombia, 2010, Bogotá. Páginas Web: Consultada el 24 de Marzo de 2011 http://tarabitares-y-divaneos.blogspot.com/2010/10/blog-post.html Municipio de Buenvantura, Red virtual. Consultada el día 19 de Junio de 2011 www.buenaventura.gov.co Video sobre Málaga.http://www.youtube.com/watch?v=2O60sdD6keI Página de la gobernación: http://www.valledelcauca.gov.co/etnicos/ Pagina web de la Corte Constitucional: http://www. 24