Vender el alma al diablo

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OpiniónEditorial
Frase del día
Zócalo Saltillo Domingo 31 de enero de 2010
5a
» “Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible,
porque es una manera de vivir con bastante facilidad”. Miguel Delibes, escritor español
VOZ PÚBLICA
clandestinidad.
Eliseo Mendoza Berrueto
Vender el
alma al diablo
En política son cosa común las
alianzas, pero la que está a punto
de cristalizarse es un grave error
histórico
S
i hay dos polos opuestos en
el campo ideológico-político, no sólo
en México sino en el mundo entero,
son la izquierda y la derecha. Ésta,
conservadora y reaccionaria; la
izquierda, progresista y a veces radical.
L
a historia de los partidos
políticos mexicanos recoge su evolución
ideológica. A partir de la Revolución,
nace en 1929 el Partido Nacional Revolucionario con el objeto de integrar por la vía electoral
un gobierno cuya tarea básica sería plasmar
en realidades las causas revolucionarias. Le
sucede el Partido de la Revolución Mexicana
con una orientación de izquierda radical y, por
último, el Partido Revolucionario Institucional
que en su última asamblea se declaró social-
demócrata.
E
n 1938, un grupo de mexicanos,
opuestos al izquierdismo cardenista, a
su política agraria, al Estado laico, a su
nacionalismo y a la expropiación petrolera,
crea el Partido Acción Nacional. Así quedaron
definidos dos partidos radicalmente opuestos:
el de los revolucionarios y el de los conservadores.
C
on el tiempo surgieron otros
grupos de izquierda radical, con orientación socialista e inclusive comunista.
La reforma política “de Reyes Heroles”, que
produjo el primer Código Federal Electoral,
abrió las puertas a todas las corrientes ideológicas, inclusive a aquellas que operaban en la
PORTARRETRATO
Raymundo Riva Palacio
D
espués de diversos acomodos, quedaron en la palestra tres
grandes partidos: el PRI, social demócrata; el PAN, conservador y de derecha, y el
PRD, que acabó por aglutinar a las diversas
corrientes de izquierda,
algunas radicales.
E
stas corrientes ideológicas se han con-
derón, finalmente y con el apoyo del PRI, asumir el cargo. Todavía hace unos meses, cuando el senador Navarrete del PRD fue electo
presidente del Senado, éste se abstuvo de presentarse ante Calderón. (Ahora se le nota condescendiente y solícito ante los panistas). El
enfrentamiento entre ambos partidos ha sido
brutal y a veces grosero.
El recuento de daños es
grave e interminable.
Da la impresión
de que se juntan
para hacer un
atraco
Y
ahora salen
con que van
frontado radicalmente,
sobre todo a partir de las
elecciones federales del
2000. La polarización más
evidente es la que representan las posiciones radicales del PAN y del PRD.
Este patrón venía prevaleciendo en las diversas contiendas electorales hasta que, sorpresivamente, el PAN y el PRD acaban de hacer
pública su intención de aliarse políticamente
para presentar candidatos comunes en algunas de las próximas contiendas donde habrá
elecciones para gobernador del estado.
a construir una
alianza. ¿Sobre qué bases?
¿Cómo es posible ayuntar
a quienes apenas ayer eran
enemigos históricos irreconciliables? Da la impresión de que se juntan como
las pandillas de barrio, para hacer un atraco. Ilusamente creen que todos los perredistas van a
votar por cualquier candidato que les ponga el
PAN, y viceversa, que todos los panistas votarán por un candidato perredista. Ambos partidos
van a salir perdiendo, pero lo más grave es que la
política pierde y la democracia sale abollada.
S
Y
i bien es cierto que en política
son cosa común las alianzas, la que ahora
está a punto de cristalizar representa, a
mi modesto entender, un grave error histórico
para ambos partidos, incluido para el presidente Calderón.
V
oy a explicarme: a partir
del discutible resultado de las elecciones de 2006, los perredistas dieron
por calificar a Calderón como el presidente
“espurio” y en el Zócalo de la capital ungieron
a López Obrador como presidente “legítimo”.
Los perredistas intentaron boicotear la toma
de posesión presidencial, por lo que la Mesa
Directiva, bajo la presidencia del PAN, tuvo
que urdir una mecánica que le permitió a Cal-
o comparto la indignación
de muchos mexicanos ante tan delez-
nable espectáculo. Quizá la desesperación por los resultados de las últimas elecciones los llevó a cometer tan craso error. El
PAN perdió más de 5 millones de votos, más
de la mitad de las alcaldías y decenas de diputaciones, así como los estados de Querétaro y
San Luis Potosí. En Nuevo León, Campeche y
Colima perdieron abrumadoramente.
C
alderón, mal asesorado, al
privilegiar una eventual victoria
en dos o tres estados, pone en grave
riesgo la reforma fiscal y la política que tanto
le urgen a México. Eso se llama miopía, por
decirlo con suavidad.
Calderón en Davos
Fisgón
Cabañas no es santo
Ni el futbolista ni su agresor eran
clientes primerizos en el antro
S
alvador Cabañas pasó a
ser de famoso jugador de futbol
a ejemplo de la corrupción en la
Ciudad de México en forma instantánea. Un disparo que recibió en la
cabeza la madrugada del lunes pasado generó
un clima de linchamiento mediático, encabezado por Televisa, contra las autoridades.
el Bar Bar, un club privado que podía operar
las 24 horas del día, en el cual había alrededor
de 50 personas. Ni el futbolista ni su agresor,
eran clientes primerizos en el antro. ¿Quién
puede ir a emborracharse hasta que amanece
el sol en lunes? Quien no tiene obligaciones
convencionales.
Mientras Cabañas luchaba en el
Cabañas llevaba cuatro horas
ingiriendo bebidas alcohólicas, como
hospital contra la muerte, el furor se elevaba.
El coro pedía que el delegado en la demarcación
donde se encontraba el bar en el cual lo atacaron, que lleva escasos tres meses en el cargo,
renunciara. Era objeto de denostación porque no
conocía a los 14 verificadores que trabajan en la
delegación a su cargo, que emplea a cientos de
personas. Le recriminaban que no hubieran verificado el bar en el cual se atacó al futbolista, sin
importar que en los 90
días en funciones, para
el número estimado de
negocios de todo tipo
que se tienen que verificar, se necesitaría que
cada uno hubiera ido a 3
mil 521 de ellos, o lo que
es lo mismo 40 por día, ó
1.6 verificaciones/hora.
demostró el examen toxicológico que le aplicaron en el hospital donde intentan salvarle la
vida. Aunque iba con su esposa, junto con su
concuño había estado comentando la belleza
de unas bailarinas cubanas, una de las cuales
comenzó a coquetear con su pariente político, desde la mesa en donde ella acompañaba
al agresor de Cabañas, José Jorge Balderas.
Quizás le pueda parecer normal a algunos
que ese tipo de coqueteos
y temeridad sea natural
entre los hombres, pero
en realidad cualquiera
que tiene un poco de sentido común se cuida muy
bien de no meterse en problemas en lugares donde
se bebe alcohol sin moderación.
En Eduardo Santillana, el delegado en Álvaro Obregón, se galvanizó la
H ubo miradas y
susurros entre la
Llevaba cuatro
horas ingiriendo
bebidas
alcohólicas
indignación por el atentado a Cabañas. Los
predicadores en televisión y radio descalificaban a todo aquél que insinuara que, en realidad, no eran ni horas ni el lugar como para
que un deportista, aún en día de descanso, se
emborrachara en un bar. A quienes buscaron
ver las cosas desde otra perspectiva, se les fueron encima. No hubo margen de discrepancia.
Cabañas era el bueno por encima de todas las
cosas.
El atentado a Cabañas se dio la
madrugada del lunes, entre las 5:18 y las 5:20
horas, cuando millones de capitalinos se preparan, más bien, a iniciar su jornada. Fue en
cubana y Balderas y su guardaespaldas, apodado “Paco”, pero no hubo reclamo. Empapados
ambos en el alcohol, como se pudo apreciar en
horas de grabación de las cámaras de seguridad,
se hicieron de palabras en el baño por un reclamo
de Balderas a Cabañas por fallar goles y éste le
respondió desafiante. Su enfrentaron oralmente
por una tontería, en un estado poco conveniente,
y el futbolista retó a Balderas.
El escándalo era del porqué había
un hombre armado dentro del bar, y se culpó
a la autoridad. La responsabilidad de que se
hubiera dado esa agresión en la madrugada
fue aprovechada para denunciar nuevamente
a las autoridades, ignorando una vez más que
era un club privado. Balderas no fue revisado cuando entró al antro, lo que motivó otra
condena al Gobierno. Que la propiedad privada empieza cuando termina la calle no parece
relevante. Tampoco que el dueño, Simón Charaf, los conocía hace tiempo, mejor a Balderas
que a Cabañas, pero no menos que a muchos
otros deportistas y artistas, de equipos y programas de Televisa donde tiene una asociación
empresarial y goza de uno de los palcos mejor
ubicados que hay en el estadio Azteca.
Cabañas y Balderas tuvieron esa
madrugada un comportamiento anormal al que
habían tenido en las tantas otras ocasiones en
que fueron al Bar Bar, sin haber establecido
ningún contacto previo. De Balderas poco se
sabe. Su perfil sicológico será realizado una
vez que lo detengan, si eso llega a suceder, y la
opinión pública podrá determinar su grado de
tolerancia y explosividad. De Cabañas, figura pública por ser un eficaz delantero, se sabe
mucho más de su carácter.
Paraguayo, Cabañas ha mostrado en la cancha ser muy sanguíneo, temperamental y bronco. Ha sido un jugador echado para adelante y, como lo prueba la actitud
tomada esa madrugada en el Bar Bar, hasta
cierto punto irresponsable. Sólo los que no
entienden la realidad en la que se encuentran
en la Ciudad de México son capaces de desafiar a desconocidos en la calle, menos aún en
un bar. Abundan los casos donde por la menor
provocación matan a una persona que salió
respondona, sienten que los miró feo o que,
simplemente, no les gustó.
Cabañas Ahora pasó a ser un número
más en la estadística. Su caso no se limita al frío
número por la prominencia de su figura. Pero
ésta misma tampoco le crea un halo de impunidad para sus errores y omisiones. Es muy triste
lo que sucedió, como son harto lamentables los
asesinatos que por encontrarse alguien en el
lugar no indicado, o haber desafiado su destino
y terminan abatidos.
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