BREVE REFLEXIONES SOBRE EL DESALOJO ANTICIPADO COMO CONDENA DE FUTURO. En nuestras anteriores publicaciones analizamos al contrato de arrendamiento rural comentando acerca de su legislación específica y remitiéndonos al el Decreto Ley No. 14.384 de junio de 1975, con características muy marcadas de dirigismo contractual y un claro régimen estatutario, y la Ley 16.223 de setiembre de 1991 rigiendo primariamente el principio de la autonomía de la voluntad con las salvedades que comentaremos. Muchas son las consultas que hemos recibido sobre el desalojo anticipado como condena de futuro y sus efectos. El art. 1 de la Ley. 16.223 define al arrendamiento rural como aquel contrato “por el cual una de las partes se obliga a conceder a otra el uso y el goce de un predio rural con destino a cualquier explotación agrícola, pecuaria o agropecuaria, y la otra a pagar por ese uso o goce un precio en dinero o en frutos naturales o productos de la cosa, se estará al plazo que fijen las partes, con la limitación que establece el artículo 1782 del Código Civil y sin perjuicio de la excepción prevista en el artículo 2º”. No es intención volver en estas líneas sobre los caracteres del contrato de arrendamiento aunque a los efectos de adentrarnos en el régimen del desalojo anticipado como condena de futuro, recordamos que respecto del plazo de este acuerdo rige el principio de autonomía de la voluntad de las partes salvo para la actividad lechera existiendo un plazo legal de radicación mínima a favor del arrendatario de cuatro años. Desalojo: Comentábamos que una de las principales causas que desalientan el arrendamiento rural es el año de desalojo por buen pagador en beneficio del arrendatario, sumado a una posterior instancia de lanzamiento que hace larga y tediosa la devolución del predio rural. El artículo 41 de la ley 14.348 establece que “El plazo de desalojo contra arrendatarios buenos cumplidores de sus obligaciones como tales, será de un año. En caso de desalojo por mora en el pago de los arrendamientos, el plazo será de sesenta días”… No existen prohibiciones generales en lo relativo a plazos mínimos para los contratos de arrendamientos rurales. El art. 1782 del CC establece que no podrán pactarse plazos de arrendamiento superiores a los quince años salvo “ aquellos inmuebles que tengan como destino apoyar una presa o embalsar el agua o la generación de energía eléctrica… o el arrendamiento de inmuebles con destino a forestación …” en cuyo caso cuyo caso el plazo máximo será de treinta años, el que se hiciere por un mayor tiempo caducará a los treinta años pero no tenemos limitación a la baja. Esta autonomía de voluntad a la hora de contratar puede generar y normalmente genera dificultades en cuanto a la posibilidad del arrendador de cumplir ciertamente con su intención de desprenderse del inmueble por un periodo corto de tiempo, periodo que en el contrato se establece y con la intención de que el inmueble le sea devuelto en el plazo contractual establecido. Esta situación —tan común en la práctica— enfrenta a la autonomía de la voluntad con el dirigismo contractual aún vigente en materia de desalojos rurales, teniendo el arrendatario derechos que no pueden ser limitados por acuerdo entre partes. El arrendador se encuentra en una situación de incertidumbre ya que estará a la buena fe del arrendatario para la devolución del predio (siempre que este haya cumplido con sus obligaciones) en el plazo establecido, o en su defecto no tener la disponibilidad del inmueble arrendado por el plazo de un año para el desalojo, el cual deberá iniciarse. Es común ver en contratos de arrendamiento multas, astreintes y toda clase de mecanismos sancionatorios que intenten desestimular la retención del inmueble arrendado por parte del arrendatario una vez vencido el plazo contractual, situación que la Suprema Corte de Justicia dirimió en favor del arrendatario, no permitiendo la fijación de mecanismos sancionatorios que prohíban la posibilidad del que el arrendatario goce de un año de desalojo por buen cumplidor de sus obligaciones. El desalojo anticipado como condena de futuro es una muy buena medida para eliminar instancias procesales a los efectos de la devolución del predio. El desalojo anticipado como condena de futuro se encuentra regulado en el artículo 546.8 del Código General del Proceso, por el cual modificó el mecanismo establecido en los artículos 56 y siguientes del Decreto Ley 14.384. La norma establece que la devolución del predio se reclamará por el proceso de desalojo, “el que podrá promoverse con anterioridad no menor de un año ni mayor de dieciocho meses a la extinción del derecho del arrendatario a la permanencia en el inmueble, como condena a futuro a ejecutarse una vez extinguido aquel derecho”. Con esta herramienta, poco utilizada por desconocimiento, se logra que conjuntamente con los 18 o 12 meses anteriores al plazo contractual del arrendamiento rural corra el plazo de una año de desalojo por buen cumplidor de sus obligaciones, pudiendo el arrendador al tiempo de vencimiento del contrato y habiendo cumplido con este proceso, solicitar el lanzamiento del inmueble en caso de que el arrendatario no quiera entregarlo. Dr. Juan Fco. Baldomir Montevideo - Tel.: (+598) 2.600.17.67 I Buenos Aires - Tel: (+5411) 59176495 I www.ba.com.uy I [email protected]