LA VERDAD SOBRE EL CASO SAVOLTA. Eduardo Mendoza En 1975 aparece esta obra y los juicios de la crítica fueron unánimes: rara vez una “ópera prima” ha revelado tal solidez, tal maestría. Al año siguiente recibe el Premio de la Crítica. El argumento. La novela recoge los recuerdos de Javier Miranda, espectador y protagonista de unos hechos ocurridos en Barcelona entre 1917 y 1919. Es un mundo de tensiones sociales, visto en torno a una importante empresa industrial de armas y presididos por un aventurero enigmático, Lepprince, que se entretejen con una trama amorosa. Hay, pues, una combinación de peripecias individuales y de acontecimientos colectivos, con ciertos ribetes de novela histórica. Entramado histórico y social. Hay todo un panorama muy completo de la Barcelona de la época. Junto con el auge de los negocios durante la guerra europea, la crisis económica tras la contienda y la crisis social agudizada desde 1917. Retrata en profundidad a la alta burguesía. Se observa, por un lado sus fiestas sociales que pone de relieve su superficialidad, sus intereses, sus bodas de conveniencia, sus prejuicios, su incultura…Por otro lado, se ve la dureza implacable de los directivos de las empresas, los métodos expeditivos de los patronos para frenar las protestas obreras, su connivencia con la policía en la represión… La clase obrera aparece explotada, sometida a unas duras condiciones de trabajo. Se habla de los suburbios en donde se hacinan los trabajadores, de los inmigrantes... La lucha social recorre la novela del principio al fin: mítines, discursos, huelgas, atentados…Frente a los matones al servicio de los patrones, están los militantes anarquistas, idealistas o pistoleros. A la violencia obrera, responde la represión más drástica. Personajes. De entre todos los personajes que aparecen destacan tres: .- Javier Miranda. Ambiguo y contradictorio. Hay en él nobleza, bondad, sentido de la justicia; pero es también débil, vulnerable. Es un hombre triturado por la vida, porque no ha sabido ser ni un héroe, ni un pícaro, ni un canalla. Su trayectoria conduce inevitablemente al desencanto: tal es lo que tiene de significativo y, a la par, de conmovedor y humano. .- Lepprince. Viene a ser la contrafigura de Javier. Se define ante todo por su ambición, por su falta de escrúpulos, por su individualismo absoluto. Sabe analizar con lucidez la sociedad que le rodea, una selva deforme en la que se ha propuesto triunfar con procedimientos que no difieren de los habituales ente los poderosos. Nada le detiene, recurre fríamente al crimen. .- María Coral. Es una gitanilla de 18 o 19 años, artista de cabaret, es un producto de la miseria; de ahí sus contradictorios perfiles. Conoce el poder de su belleza, la impresión que produce en los hombres, y juega con ellos, como si se complaciera en dominarlos. Pero a la vez no deja de ser una niña pobre y asustada como dice Javier que se defiende a su manera. Es tan capaz de amar como de engañar. Estructura del texto. La novela recoge en su conjunto una serie de recuerdos del protagonista, surgidos con ocasión de un pleito judicial muy posterior a los hechos recordados. Sin embargo, como las razones de ese pleito no aparecen hasta la antepenúltima página, las primeras impresiones del lector son de sorpresa, de desconcierto. A ello se añade la presentación sincopada de la historia, los múltiples puntos que permanecen oscuros. Y así la obra se nos presenta, en buena parte, como una novela enigma, estructura claramente emparentada con la novela policiaca. Todo esto está dentro de un desorden cronológico con distintos materiales: fragmentos de interrogatorios policiacos, textos periodísticos, documentos, cartas…entrelazados con los recuerdos del protagonista, pero de forma muy inconexa. Sentido de la obra. Ofrece una pintura exacta del ambiente social y político de una época y además posee la talla de una honda novela de amor, a pesar de su mirada desoladora y pesimista sobre el sentido de la vida. Adaptación de un fragmento extraído de Literatura española. Vicente Tusón y Fernando Lázaro Carreter.