M. C. A. y Otro c/Arzobispado de Buenos Aires y Otros s/daños y

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Cuando una alumna se lesiona durante la práctica de un deporte en educación
física, por una caída que no registra participación de otra persona ni deriva de
vicios o desperfectos del piso, debe tenerse por configurado el caso fortuito que
exime al establecimiento educativo del deber de responder.
Habiéndose probado en autos que en el hecho no participó ningún otro alumno o persona
del establecimiento, ni se acreditó que el piso presentare vicios o desperfectos, debe
considerarse que la caída de la menor, sin que nadie la provocare, constituye un caso
fortuito (…)conforme a lo expresado, y en razón que la lesión de la menor tuvo su
causa exclusivamente en una caída –producto de la fatalidad- no corresponde hacer
lugar a la demanda entablada.
CNCIV – SALA K – 08/02/2011 - "M. C. A. y Otro c/Arzobispado de Buenos Aires y
Otros s/daños y perjuicios"
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala K
En la Ciudad de Buenos Aires, a los 08 días del mes de Febrero de 2011, hallándose
reunidos los Señores Vocales de la Sala K de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Civil, a fin de dictar sentencia en los autos: "M. C. A. y otro c/ARZOBISPADO DE
BUENOS AIRES y otros s/daños y perjuicios" y habiendo acordado seguir en la
deliberación y voto el orden del sorteo de estudio, el Dr. Ameal dijo:
I.- Vienen estos autos a este tribunal con motivo del recurso de apelación interpuesto
contra la sentencia de Primera Instancia dictada a fs. 378/380, expresando agravios la
actora en la memoria de fs. 440/445, cuyo traslado fue contestado a fs. 457/460 y fs.
461/462.
II.- Antecedentes:
G. A. G. y C. A. M., por sí y en representación de su hija menor de edad, S. M. G.,
promueven la presente demanda de daños y perjuicios contra el Arzobispado de Buenos
Aires-Instituto Inmaculada Concepción-, con motivo de las lesiones sufridas por su hija el
día 31 de octubre de 2003 mientras se encontraba practicando handball en el
establecimiento educacional al que asiste, siendo alrededor de las 15:30 hs., cayendo
sentada al suelo padeciendo de inmediato un fuerte dolor en su rodilla derecha.
Refieren que luego de ocurridos los hechos fue trasladada al Hospital Argerich donde le
tomaron placas radiográficas y le realizaron las primeras curaciones. Luego de ello, fue
atendida en el Hospital de Clínicas, con diagnóstico de lesión en los ligamentos de la
rodilla derecha. Agregan que este tipo de lesiones sólo se reparan con una intervención
quirúrgica para la que la menor esta actualmente siendo preparada. Como consecuencia
de lo ocurrido, pretenden una indemnización por incapacidad sobreviniente, daño
psicológico, daño moral, pérdida de chance, gastos varios, futura intervención quirúrgica
y rehabilitación (v.fs. 19/24).
La citada en garantía Berkley Internacional Seguros S.A. si bien reconoció la ocurrencia
del hecho, negó la mecánica descripta por la parte actora, toda vez que la menor
realizando la actividad física piso mal, produciéndose la lesión por la que reclama. De este
modo expresó que la causa de los hechos de autos es por un evidente caso fortuito (v.fs.
41/47).
La accionada manifestó que se adhería en un todo al escrito de contestación de demanda
presentada por la citada en garantía (v.fs. 51).
III.- Sentencia.
La "A-quo" rechazó la demanda promovida por la actora, con fundamento en que la caída
de la menor no podía atribuirse al incumplimiento del deber tácito de seguridad asumido
por la demandada como titular del colegio, sino a la conducta de la propia alumna que
resultó inevitable para la maestra de gimnasia. Consideró que no () se había acreditado
deficiencias en la guarda o asistencia que tenga relación causal con el daño padecido por
la menor (v.fs. 378/380).
IV. Agravios.
Contra dicha decisión se alza la parte actora.
La accionante se agravia de que se haya rechazado la demanda, debiendo a su entender
admitirse pues se ha probado el daño sufrido por la actora en circunstancias en que se
encontraba bajo la dependencia de la institución demandada practicando handball y
pudo ser evitado, no habiéndose acreditado culpa de la víctima ni caso fortuito (v.fs.
440/445).
V. Corresponde, en primer término, recordar que en la sustanciación del recurso de
apelación, el cumplimiento de sus requisitos debe ponderarse con tolerancia, mediante
una interpretación amplia que los tenga por cumplidos aún frente a la precariedad de la
crítica del fallo apelado directiva que tiende a la armonía en el cumplimiento de los
requisitos legales y la aludida garantía de la defensa en juicio, y delimitar restrictivamente
el ámbito de las sanciones que importan pérdida o caducidad de los derechos del apelante
(conf. CNCiv., sala E, del 24/9/74, LL 1975-A-573;; íd. Sala G, del 10/4/85, LL 1985-C267; conf. CNEsp. Civ. y Com. Sala I, del 30/4/84, ED 111-513).
Teniendo en cuenta ello, y dado que en la expresión de agravios de fs. 440/445 se
satisface en mínima medida las exigencias del art. 265 del ritual, así como el criterio de
amplia flexibilidad, más acorde con la garantía constitucional de la defensa en juicio,
pasaré a tratar los agravios vertidos.
VI. Conviene recordar que el art. 1117 del Cód. Civil (texto ley 24.830), dispone: "Los
propietarios de establecimientos educativos privados o estatales serán responsables por
los daños causados o sufridos por sus alumnos menores cuando se hallen bajo el control
de la autoridad educativa, salvo que probaren el caso fortuito".
La referida norma regula conjuntamente la responsabilidad contractual y
extracontractual; en tal sentido, pretende dar el mismo régimen a los daños que el
alumno causa a otro (tercero ajeno o no al sistema educativo-responsabilidad
extracontractual por el hecho de otro) y a los daños sufridos por el alumno
(responsabilidad contractual).
Desde antiguo, se afirma que entre los representantes legales de los alumnos y los
establecimientos educativos a donde éstos concurren existe un vínculo jurídico
preexistente que hace emerger una responsabilidad de carácter contractual, ya sean
dichos establecimientos gratuitos u onerosos, privados o estatales (Mathov, Enrique,
"Responsabilidad civil de los establecimientos educativos", La Ley, 1996-A, 1305;
Sagarna, Fernando A., "El legitimado pasivo en la responsabilidad civil de los docentes",
DJ, 1997-1,907). Consecuentemente, los daños sufridos por los alumnos son supuestos
regulados por las normas de la responsabilidad contractual.
Ya en el ámbito de la responsabilidad contractual, la responsabilidad nace del
incumplimiento de una obligación de seguridad emanada del acto celebrado. Es así que
"los establecimientos educativos asumen contractualmente, junto con la obligación
principal de prestar educación, una obligación de seguridad cuyo incumplimiento hace
nacer su responsabilidad directa; y que "la asunción de la obligación de seguridad
simultáneamente asumida por el establecimiento educativo significa garantizar la
indemnidad del menor en su integridad física y moral como bien diferente a la obligación
principal del contrato, que impartir educación" ( conf. Martinez Crespo, Mario
"Responsabilidad Civil de los establecimientos educativos, directores y maestros", Foro de
Córdoba, No. 31, p.110).
Ahora bien, el citado art. 1117 del Cód. Civil prevé como único eximente de
responsabilidad el caso fortuito, definido por el art. 514 del mismo cuerpo legal como
"aquel que no ha podido preverse, o que previsto, no ha podido evitarse". No contempla la
liberación de responsabilidad por el hecho de la víctima o de un tercero, como las normas
básicas referidas a responsabilidad objetiva – art. 1113 CC -.
A pesar de ello, si el hecho de la víctima o del tercero reúne los requisitos del caso fortuito
(acontecimiento imprevisible, inevitable, actual, sobreviniente, extraño e insuperable),
podrán también actuar como eximente de responsabilidad, al fracturar la causalidad
entre el hecho y el daño, eliminándose presupuestos indispensables para que exista
responsabilidad civil.
En autos, la propia actora describe en su demanda que con fecha 31 de octubre de 2003
la menor S. M. G., quien contaba con 14 años de edad, se encontraba practicando
handball en el establecimiento educacional al que asiste, Instituto Inmaculada
Concepción, sito en Carlos Calvo 1186, siendo alrededor de las 15:30 hs cayó sentada al
piso padeciendo de inmediato un fuerte dolor en la rodilla derecha, produciéndose una
lesión en sus ligamentos (v.fs. 19 y vta.). Es decir no invoca la intervención en el hecho de
otro alumno o persona del establecimiento, sino que le endilga a la demandada el
incumplimiento del deber de seguridad, que importa la realización de todos los actos
tendientes a evitar daños a los menores bajo su guarda.
Los testigos que declaran en estos obrados no han visualizado el momento en que ocurrió
el accidente sufrido por la menor. El único que se encontraba en el lugar de los hechos es
A. N. Q. quien expresó que no sabía en sí lo que había pasado pero vio a la chica en el
piso. Agregó además que se encontraba presente la profesora de gimnasia y que al rato
concurrió un servicio médico (v.fs. 239).
El informe de fs. 190 demuestra que el día 31 de octubre de 2003 "Ayuda Médica" asistió
a la Srta. S. M. G. en el colegio ubicado en la calle Carlos Calvo 1186 de Capital Federal.
Con posterioridad a ello, fue derivada al Hospital Argerich donde se le diagnosticó
esguince de rodilla derecha, practicándosele un vendaje en la zona afectada y le indicaron
la toma de un antiflamatorio (v.fs. 276/279).
En función de ello, se puede concluir que de toda la prueba rendida en autos no existe
otra causa posible que no fuera el caso fortuito, como lo decidiera la "A-quo", pues se
trató de un hecho súbito, repentino e imprevisible que impidió una intervención eficaz y
tempestiva por parte de la demandada, no pudiéndose atribuir un incumplimiento al
deber tácito de seguridad asumido, ni se probó deficiencias en la guarda o asistencia, ya
que la existencia de más profesores en el lugar de los hechos tampoco hubieran evitado
su ocurrencia.
En tal sentido, habiéndose probado en autos que en el hecho no participó ningún otro
alumno o persona del establecimiento, ni se acreditó que el piso presentare vicios o
desperfectos, debe considerarse que la caída de la menor, sin que nadie la provocare,
constituye un caso fortuito.
En conclusión, conforme a lo expresado, y en razón que la lesión de la menor tuvo su
causa exclusivamente en una caída –producto de la fatalidad- no corresponde hacer lugar
a la demanda entablada.
VII. Por las razones expuestas, expido mi voto porque se confirme la sentencia apelada.
Las costas de la Alzada se imponen a cargo de la parte vencida (art. 68 del ritual).
La Dra. Hernández por las consideraciones y razones aducidas por el Dr. Ameal, vota en
igual sentido a la cuestión propuesta.
Buenos Aires, febrero de 2011.
Y visto lo deliberado y conclusiones establecidas en el Acuerdo trascripto
precedentemente, por mayoría de votos, el Tribunal decide: confirmar la sentencia
apelada e imponer las costas de la Alzada a cargo de la parte vencida (art. 68 del ritual).
Firmado.: Oscar J. Ameal - Lidia B. Hernandez
Camilo Almeida Pons (Secretario)
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