El Fundamento de los Derechos Humanos y Naturales

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EL FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS Y NATURALES: LA TRADICIÓN JUDAICO1
CRISTIANA Y LA HISTORIA
Ricardo Libel Waldman2
INTRODUCCIÓN
El fundamento de los derechos humanos es un tópico que ha ocupado la filosofía
jurídica desde hace unos cuatro siglos, cuando los primeros teóricos iusracionalistas han
escrito sobre los derechos naturales. El consenso sobre ellos, visible en la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre (1948), explica la posición de BOBBIO (1992, p. 24
passim), el que habla que el problema ahora sería sólo el carácter efectivo de tales derechos.
Pero tal consenso es reducido, pues se refiere a los cuarenta y ocho países que aprobaron la
Declaración del Postguerra (BOBBIO:1992, p. 27), cuando hoy tenemos casi doscientos
países, y todavía presenta una noción vaga, los ‘derechos del hombre’ (BOBBIO:1992, pp.
17-18). En realidad, el consenso debe ser construido, así como el carácter efectivo de los
derechos.
De ese modo, ese trabajo tiene por objetivo discutir los aspectos del problema del
fundamento de los derechos humanos, que hacen necesario un análisis en clave iusnaturalista,
buscando hacerlo de manera compatible con el debate iusfilosófico actual. Para ello,
primeramente se tratará del problema del fundamento de los derechos humanos y, relacionado
a este, del derecho ambiental, en el que toca a las principales teorías iusfilosóficas. En la
tercera parte, será presentada una visión iusnaturalista de la cuestión, con base en la tradición
judaico-cristiana de influencia aristotélica. Por fin, se discutirá como tales teorías,
provenientes de la Antigüedad y de la Edad Media, pueden servir de hipótesis plausibles para
1
Ese artigo es una versión ampliada de trabajo ya presentado en las XXI Jornadas Argentinas de Filosofía
Jurídica y Social en Santa Fe, Argentina (ocurrida en los días 15 a 17 de septiembre de 2006) y en la 2ª Semana
de la Investigación del Centro Universitário Ritter dos Reis, en la ciudad de Porto Alegre, Brasil (ocurrida en los
días 23 a 27 de octubre de 2006) Ese trabajo presenta algunos resultados de investigación colectiva financiada
por el Centro Universitário Ritter dos Reis, en que también han participado otros profesores (Cláudio Maraschin
y Marcos Dusso) con el título “Fundamentação dos Direitos Humanos”.
2
Profesor de Derecho en el Centro Universitário Ritter dos Reis (UniRitter) y la Pontifícia Universidade
Católica do Rio Grande do Sul (PUC-RS). Socio-fundador del ‘Instituto de Filosofía y Ciencia del Derecho –
Lex et Ius’. Socio adherente de la Asociación Argentina de Filosofía del Derecho. Coordinador del Núcleo de
Extensão de Direito Ambiental (UniRitter). Miembro del Núcleo de Estudos e Pesquisa Ambiente e Direito
(PUC-RS).
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la solución de cuestiones de tal actualidad y, finalmente será discutido el tema de los derechos
de los animales y sus consecuencias para los derechos humanos, talvez naturales.
1 FUNDAMENTOS DE LOS DERECHOS HUMANOS Y TEORÍA DEL DERECHO
Aunque el positivismo jurídico está lejos de su auge, sus críticos aun no desean
identificarse con su adversario histórico, el iusnaturalismo. Al contrario, han preferido adoptar
teorías constructivistas, buscando fundamentos intersubjetivos para el derecho, de donde los
derechos humanos serían originados en acuerdos hechos por intermedio de procedimientos
ideales y regulados por reglas también acordadas (MASSINI:1998, pp. 19-22).
Por otro lado, dos debates recientes y relacionados muestran la insuficiencia de
cualquier teoría no-iusnaturalista sobre la naturaleza y fundamento del derecho. Son ellos, los
derechos humanos y el derecho ambiental.
Sobre los primeros, entienden todos que:
“son ‘previos’, tanto en sentido deóntico como cronológico a cualquier
derecho positivo esto significa que no sólo no son conferidos originariamente
por la legislación positiva de las diversas naciones, sino que se poseen aun
en el caso de que esa legislación los desconozca o aun cuando los niegue
expresamente” (MASSINI:1998, p. 25).
De modo que no dependen de acuerdo, son consecuencias de algo que está fuera del
alcance de la voluntad o de los acuerdos humanos y que no cambiarán a causa de ellos, es
decir el concepto mismo de derechos humanos parece exigir un fundamento iusnaturalista. La
anterioridad cronológica de los derechos humanos es algo a discutir, al menos en cierto
sentido, pero el hecho es que cuando pensamos en derechos humanos, no pensamos en
derechos creados por el derecho positivo, sino en derechos que suelen ser reconocidos por él.
Eso es el sentido de las declaraciones de derechos.
En el caso del derecho ambiental, su desarrollo parece tener dos fundamentos
centrales, sin los que no haría sentido: “a) la existencia de un orden en la naturaleza,
independiente de la razón y del querer humanos, y b) que ese orden es, en algún sentido al
menos, éticamente normativo para el hombre” (MASSINI:1998, p.26). Nuevamente, no hay
como huir de una base iusnaturalista.
3
La búsqueda de un fundamento para los derechos humanos sólo puede ser pensada en
términos de una ética objetiva. No hay forma de argumentar en favor de un derecho humano,
cualquiera que sea, a la vida, por ejemplo, con personas que tengan diferencias culturales
fundamentales y que, por supuesto, no van a concordar con la existencia de un dado derecho
humano, o de todos ellos, eso partiendo de premisas que dependan de aceptación para su
validez.
Dicho de otra manera, el derecho de igualdad de tratamiento de las mujeres ante los
hombres, no puede ser meramente “contratado” con los países islámicos, pues tal contrato no
es de su interés. Lo que se puede hacer, en tesis, partiendo de hechos que los ciudadanos de
esos países puedan percibir en su propia experiencia, sería buscar convencerlos sobre lo
cierto, objetivamente hablando y no sólo para los occidentales o, sencillamente, para aquellos
que aceptan determinadas reglas de diálogo.
En este sentido, gana importancia el examen de teóricos de la tradición judaicocristiana, que buscan estudiar los deberes éticos fundando en los datos de la naturaleza
humana y de la convivencia social. Son estos datos que posibilitan y sirven de criterio para la
legitimación de un consenso, y no lo contrario como dicen algunos, de buscar un consenso
que venga a definir la naturaleza humana y los derechos de ella resultantes (HERRERA:2006,
p. 3).
2 LA FUNCIÓN DE LA LEY Y LOS DERECHOS HUMANOS
Uno de los teóricos más importantes de esa tradición fue el Rabí Moshé ben Maimon,
conocido también por la versión griega de su nombre, Maimónides3.
3
Es necesaria una breve mención a la biografía de Moshé ben Maimon, porque no es conocido como los otros
autores mencionados, principalmente teniendo en cuenta su importancia en la tradición judaica. Nació en
Córdoba, España, en 1135, época del dominio islámico. Fue un estudioso de Talmud, comentador de la Torah,
médico y filósofo de los más influyentes en sus días, siendo citado por autores como Tomás de Aquino, Ignacio
de Loyola, Leibniz e Baruch Spinoza, entre otros. (NAHAÏSSI, in MOSHÉ BEN MAIMON: 2003, pp. 22-23).
Los principales temas que Maimónides debatió con sus contemporáneos fueron: 1) la orientación del pueblo
judío delante del fundamentalismo islámico de los Almohadas; 2) la organización de su libro “Mishnê Tora” que
no cita ninguna fuente en la codificación de las leyes; 3) la legitimación de la filosofía, principalmente con la
publicación del “Guía de los Perplejos” y del libro “Madá” (Conocimiento), parte de la obra “Mishnê Tora”
(PINTO in MOSHÉ BEN MAIMON: 2003, p. 13).
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De acuerdo con Maimónides, que sigue en gran parte a ARISTÓTELES, el ser
humano es social, necesita de la vida en comunidad, pues en ella podemos colaborar entre
nosotros en la realización de nuestras diversas potencialidades, intentando hacernos personas
mejores (MOSHÉ BEN MAIMON: 2003, p. 181, 214).
Pero, al mismo tempo, “somos tan diferentes unos y otros, a punto que parece que
somos realmente de especies diferentes”, de donde se ve que la ley es necesaria para
coordinar las conductas, permitiendo que todos sigan reglas generales (MOSHÉ BEN
MAIMON: 2003, p. 182),
La ley suele orientar los hábitos morales del pueblo, para que él no se desvirtúe y para
prevenir remedios para los que actúan en el exceso o en la falta. Es para eso que existe la Ley
Divina, la Torah, en la visión de la tradición que estamos analizando, pero que se puede decir
es la función esencial de la ley, la ley que es por naturaleza, la ley natural. La ley natural es un
conjunto de preceptos de la razón práctica (AQUINO:1980, Q. XC a. I). Los primeros
principios, tales como “se debe hacer y buscar el bien y evitar el mal”, la vida humana debe
ser preservada (naturaleza común a todas las substancias), evitar la ignorancia, no ofender a
los demás (naturaleza racional - AQUINO: 1980, Q. XCIV, a. II) – y aun ama al prójimo
como a ti mismo (a este último, afirma Tomás de Aquino, pueden sir reducidos todos los
demás principios morales – AQUINO: 1980, Q. XCIX, a. I) – son evidentes inmutables y
valen para todos, mientras su conocimiento pueda sir confundido (AQUINO: 1980, Q. XCIV,
a. IV). Derivados como conclusiones de estos primeros principios son los preceptos
secundarios, como restituir los depósitos, siendo tales mudables conforme las circunstancias
concretas, de manera que no valen en todos los casos para todos (AQUINO: 1980, Q. XCIV,
a. IV).
Los principios generales de la ley natural son insuficientes para regular la acción
moral y jurídica (HERRERA:2006, p. 6). Así, la ley humana es la adecuación, por la
autoridad humana, de la ley natural a las necesidades del tiempo y espacio concretos. Tal
adecuación ocurre por conclusión cuando la ley natural sólo es respetada por la ley positiva de
una determinada forma con respecto a la naturaleza misma de las cosas humanas y jurídica, y
por determinación cuando la regulación podría ser de más de una forma, pero, una vez
especificada por la ley en razón de diversas orientaciones prudenciales, para completar la ley
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natural (HERRERA:2006, p. 6), se convierte en debida (AQUINO: 1980, Q. XCV, a. IV) En
el primer caso, la ley tiene fuerza por ser exigencia de la ley natural; en el segundo, sólo por
su institución por la autoridad competente (AQUINO: 1980, Q. LVII, a. IV). El primer es ius
gentium y el segundo, ius civile, pues cuando la derivación se da por conclusión tiene valor
para todos los pueblos, pero cuando se da por determinación, es solamente para comunidades
específicas.
Aunque se trate de derivación por conclusión, no significa que no pueda haber cambio
conforme las circunstancias históricas. Por ciertas veces, el hombre se inclina a ciertos
excesos, en razón de circunstancias, que van exigir que la ley determine una respuesta en
dirección a otro exceso (MOSHÉ BEN MAIMON: 1992, pp. 25-26). Así, por ejemplo, la
Constitución Federal brasileña determina, para el Estado de Defensa y el Estado de Sitio,
limitaciones a libertades que podrían llegar a ser mal utilizadas, aunque sin que hubiese la
intención, en momentos difíciles para el país, como en caso de guerra o calamidades públicas;
o sea el risco a la seguridad de las personas acaba por exigir una limitación a las libertades
que no sería lo ideal en circunstancias normales, cuando incluso se la considera excesiva.
MOSHÉ BEN MAIMON afirma que la ley debe remover “las injusticias de nuestro
medio, esto es limitando las acciones humanas de modo que ningún ciudadano pueda hacer
sólo lo que desea y que esté orientado a hacer solamente lo que es para el bien común”, de
donde se debe educar “cada individuo para que se haga útil a la sociedad” y permitir que los
negocios del Estado” ocurran “sin perturbaciones” (MOSHÉ BEN MAIMON: 2003, p. 213).
Además, afirma el gran Rabí que la condición para la “utilidad social” es la sanidad
física y mental, con la garantía de condiciones materiales de vida, “condiciones de alimentos
y los demás requisitos básicos, como abrigo, higiene, etc. (MOSHÉ BEN MAIMON: 2003, p.
214). Igualmente, el Estado debe garantizar la educación que desarrolle las virtudes
intelectuales, de donde ambos deben ser objetivos a alcanzar al mismo tiempo (MOSHÉ BEN
MAIMON: 2003, p. 214). Promover la investigación, en ese contexto, gana importancia, pero
visando “la perfección espiritual” (MOSHÉ BEN MAIMON: 2003, p. 214), no como un fin
en sí mismo, y además, toda la vida humana debe tener como finalidad la búsqueda de la
perfección espiritual.
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3 LOS DERECHOS HUMANOS Y LA HISTORIA
Podemos decir a partir de las lecciones de Maimónides y Tomás de Aquino, que los
derechos humanos, en primer lugar, surgen de la percepción práctica que se origina en
determinado momento histórico. Tal percepción es la de que, para la ley humana alcanzar sus
propósitos de organizar una sociedad en la que los sujetos al mismo tiempo en que tengan
condiciones de realización individual, tanto material cuanto espiritual, puedan atender a las
exigencias del bien común, es necesario que tal ley humana respete ciertos límites, para que
no siga mas allá de su mandato cambiando la autoridad que pone la ley por la tiránica. “Los
derechos humanos tienen su fundamento en la ley natural, o sea, derivan de la aplicación de
los primeros principios de la razón practica a las circunstancias históricas cambiables”
(BARZOTTO: 2005, p. 83).
Los derechos naturales no es un conjunto de derechos que existe antes de la sociedad,
que no depende de contextos históricos; según apunta HERRERA (2006, p. 5), se debe
entender a los derechos humanos
“como derechos inherentes al homo in natura, en un estado de naturaleza
individual (o más bien individualista) y presocial, incorporados a través de la
autonomía de la voluntad al contrato social por el cual al mismo tiempo se
constituye la sociedad y se garantizan estos derechos”
la ley natural no es su fundamento. Los derechos humanos resultan de la prudencia humana,
adquirida a dura pena y no sin sacrificio de muchas victimas. La afirmación de los derechos
humanos como exigencias objetivas de la moralidad no significa negar su historicidad. Lo que
no cambia históricamente, en las palabras de MOSHÉ BEN MAIMON, es el hecho de que el
hombre solamente puede realizarse en comunidad y que esa realización posee elementos
materiales y espirituales, como la salud, la educación, y añadimos el medio ambiente y
libertades básicas que actualmente se protegen por los derechos humanos.
En esa línea de razonamiento, derechos subjetivos son aspectos del bien común, a
partir del punto de vista individual (FINNIS:1999, p. 210). Nadie puede tener un derecho
cuando es claro que todos los demás quedaron en situación peor, pero las personas tienen que
tener algunos derechos si el bien común es para ser alcanzado.
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Es evidente que las libertades de expresión, de religión, de asociación suelen ser
garantizadas. La historia muestra eso. También es claro que si la libertad puede ser necesaria,
no significa que sea absoluta. “El contenido concreto de esta libertad, lo que ella establece en
circunstancias especificas” solamente puede ser definida a través de “un debate en el cual se
confrontan argumentos y los puntos de vista en comunidades particulares. La teoría de la ley
natural exige una teoría de la democracia” (BARZOTTO: 2005, pp. 83-84).
4 DERECHOS DE LOS ANIMALES?
Además, se debe recordar que, más recientemente, la historia hizo con que los seres
humanos identificasen como propio un nuevo derecho: el derecho al medio ambiente
ecológicamente equilibrado, o al desarrollo sostenible, o, más sencillamente, al ambiente, que
nos hace reflexionar sobre la forma por la cual se hace referencia a los derechos que no
dependen del derecho positivo. La razón para eso es el hecho de que el interés en el ambiente
no es sólo de los seres humanos, aunque solamente ellos pueden decirlo.
El derecho brasileño prohíbe la crueldad para con los animales y establece un tipo de
acción judicial contra quienes no cumplen esa regla. El interés protegido no es del animal,
pues no hay daño a ningún ser humano si un individuo maltrata su perro. Los requisitos
formales por lo menos para que se tenga un derecho subjetivo (aunque en sentido analógico,
están presentes, son ellos “titulares, contenido, objeto y protección jurídica” - FERRAZ
JUNIOR: 2003, pp. 153-154). Los titulares son aquellas personas o otros entes jurídicos que
son parte de relaciones de derechos subjetivos. Así:
Contenido: una cierta facultad que el derecho atribuye para que el titular del lado
activo pueda interferir en las conductas del titular del lado pasivo.
Objeto: el bien jurídico protegido.
Protección jurídica: el derecho de acción (WALDMAN: 2006).
En el caso del titular no poder ejercer el derecho de acción, razón por la que el
ejercicio del derecho es atribuido al Ministerio Público.
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Para MOSHÉ BEN MAIMON, el mandamiento de no ser cruel con los animales tiene
por fundamento le orden “No coma el miembro de un animal vivo”. “Esto lleva a un respeto
más sensible por todas las cosas vivas. El potencial espiritual más elevado del hombre le
permite el dominio poniéndolo en el papel de guardián de toda la Creación. También lo obliga
a usar toda la Creación de manera respetuosa y responsable” (MOSHÉ BEN MAIMON:
10992, p. 89).
De otro lado, algunos ambientalistas defienden usar la nomenclatura de derechos
fundamentales, pero la más adecuada parece ser llamarlos de derechos naturales, como
consecuencia de la naturaleza humana, animal, etc. y de las circunstancias históricas. Por lo
menos, los animales tienen un instinto de supervivencia que podría afirmarse como derecho,
el que, para ser ejercitado, es verdad, necesita de actuación humana. Tenemos varias
funciones como los demás seres vivos, tales como la nutrición y la reproducción, pero no son
en la misma forma (MOSHÉ BEN MAIMON: 1992, pp. 12-13), de modo que no es posible a
un ser racional desconsiderar, por ejemplo, el dolor o el hambre de un animal. Por otro lado,
no podemos desconocer que cada ser tiene su propia función y es para el bien de todos que
ella se concrete y que pueda ser jurídicamente tutelada, con su peso relativo. Cada ser tiene
sus propias características, aunque semejantes, lo que no significa que los derechos de entes
no-humanos, considerados como individuos o como especie, tendrían necesariamente el
mismo peso que los derechos de seres humanos, considerados como individuos o como
especie, sino que todos tienen derecho a tener sus intereses tomados en serio y es uno de los
criterios de aferición de estos intereses la especie de ser no-humano que está en el caso.
Maimónides afirma:
“Jamás debemos causar sufrimiento indebido y sin propuesto,
debemos empeñarnos en mostrar nuestra compasión para con cada animal,
excepto cuando nuestras necesidades dictan lo contrario, como en el caso del
versículo: ‘Cuando... diceres: ‘Comeré carne’, pues tu alma deseará comer
carne; con todo deseo de tu alma puedes comer carne’ (Deuteronomio 12:20).
Eso significa que no debemos sacrificar animales meramente por crueldad o
por frivolidad”.
Pero eso debe sir entendido en el contexto en que la Torah quiere que el hombre siga
el camino del medio, el que deberá hacerlo incluso en lo que respecta a lo que se va a comer
(MOSHÉ BEN MAIMON: 1992, p. 28).
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CONCLUSIÓN
La breve síntesis desarrollada sobre el fundamento de los derechos humanos nos
indica la confirmación de la hipótesis que presentamos al inicio, de que la mejor manera de
fundamentar los derechos humanos es por un orden moral objetivo de característica
iusnaturalista.
Eso no define una ética sin historia, por contrario. Los derechos humanos, tal vez
naturales, resultan de una concreción histórica de la ley natural, que determina que la
comunidad
humana busque hacer posible a los individuos condiciones materiales y
espirituales para que puedan desarrollarse de la mejor forma posible.
De otro lado, el tema de los derechos humanos está ligado de modo importante con la
relación de los seres humanos con lo restante de la naturaleza, razón por la cual nuestras
relaciones con los animales suelen seguir patrones éticos, pues son portadores de valor moral
en ellos mismos (animales) y que nosotros, seres humanos, podemos percibir por nuestra
racionalidad. De ahí el título “derechos naturales”, para tratar de los derechos que tienen
fundamento en la naturaleza, no solamente humana, como, por ejemplo, el derecho a la vida,
de donde puede representar mejor su esencia.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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BARZOTTO, Luis Fernando. “Os direitos humanos como direitos subjetivos: da dogmática
jurídica à ética”. In O desafio dos direitos sociais. MELLO, Cláudio Ari (coord.). Revista do
Ministério Público do Rio Grande do Sul nº 56 – set./dez. 2005. pp. 47-88.
BOBBIO, Norberto. A era dos direitos. Rio de Janeiro: Campus, 1992.
CORREAS, Carlos Ignacio Massini. El derecho natural y sus dimensiones actuales. Buenos
Aires, 1998.
FERRAZ JR, Tércio Sampaio. Introdução ao estudo do direito. 4 ed. São Paulo: Atlas, 2003.
FINNIS, John. Natural Law and Natural Rights. Oxford: Clarendon, 1999.
HERRERA, Daniel Alejandro. Ley natural y multiculturalismo: verdad y diálogo. Disponible
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MOSHÉ BEN MAIMON. Os oito capítulos: Introdução à ética dos pais.. São Paulo:
Maaynot, 1992.
NAHAÏSSI, Gilberto. “Maimônides: vida e obra” In MOSHÉ BEN MAIMON. Guia dos
perplexos (coletânea). São Paulo: Sefer, 2003.
PINTO, Samy. “Introdução à edição brasileira” In MOSHÉ BEN MAIMON. Guia dos
perplexos (coletânea). São Paulo: Sefer, 2003.
WALDMAN, Ricardo Libel. Ética clássica, ética ambiental e direitos humanos. Disponible
en www.maritain.com.br, acceso en 27 de octubre de 2006.
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