Trabajo decente en el transporte marítimo. Francisco Arnau Navarro

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Trabajo decente en el transporte
marítimo
FRANCISCO ARNAU NAVARRO*
INTRODUCCIÓN
L
a Resolución conjunta adoptada en
2001 por las Organizaciones Internacionales de Armadores y de Gente de
Mar, apoyada posteriormente por los Gobiernos, señala que el sector del transporte marítimo es «la primera industria de alcance realmente mundial» que estaba necesitada de
normas internacionales adecuadas. Es por
ello por lo que el sector pidió a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la elaboración de las mismas.
El sector del transporte marítimo es, por
definición, internacional. Por otro lado, la globalización económica en curso si bien no afecta a su esencia está condicionando su volumen, porque el 90% de los intercambios
comerciales que se llevan a cabo en el mundo,
que han aumentado de forma considerable
como consecuencia de la mundialización de la
economía, se realizan por mar.
Sus actores, la gente de mar, constituyen
una fuerza de trabajo que, en consonancia
con lo dicho, opera en el espacio mundial y al
* Consejero de Trabajo en la Representación de
España ante la Organización Internacional del Trabajo
(OIT).
servicio de las transacciones económicas globalizadas. El número de personas que prestan su trabajo en el sector, que superan con
creces el millón, constituye otro dato significativo que concede pleno sentido a una norma
internacional de regulación laboral en el sector.
El Convenio sobre el Trabajo Marítimo,
conocido como Convenio Marítimo en contraposición al Convenio Pesquero y también
como Convenio Refundido sobre el Trabajo
Marítimo, es el fruto de casi 5 años de trabajo
aportado por los Gobiernos, armadores y
marineros de todo el mundo, de forma tripartita.
Se trata del «cuarto pilar» del régimen normativo internacional que garantiza la calidad del transporte marítimo y la dignidad o
decencia del trabajo prestado en el sector.
Complementa los Convenios fundamentales
de la Organización Marítima Internacional
(OMI), como el Convenio SOLAS para la
Seguridad de la Vida Humana en el Mar,
1974, el Convenio de Formación, 1978, y el
Convenio MARPOL 73/78 para Prevención de
la Contaminación por los Buques.
Tiene la virtud este Convenio de haber
actualizado otras normas ya desfasadas,
pero, sobre todo, cabe otorgarle la de ser un
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ESTUDIOS
instrumento ajustado a los tiempos actuales
en un doble sentido:
Primero, por disponer de un fácil y rápido
procedimiento de actualización o de adaptación a cualquier cambio que pudiera sobrevenir en el sector, en función de nuevas circunstancias acaecidas. El Siglo XXI se define por
el cambio y en el mundo laboral, como señala
Patrick Bolle (Revista Internacional del Trabajo, Vol. 120, 2001, núm. 4), frente a la
garantía de estabilidad y perennidad anterior «ahora están cambiando rápidamente la
organización del trabajo, el contenido de la
relación laboral, la concepción del Estado
benefactor y el alcance de la protección
social». Se pregunta, además, si estamos ante
una nueva cuestión social.
Es de reconocer dicha virtualidad dado
que habría que advertir que, con demasiada
frecuencia, las Organizaciones Internacionales son reticentes a su adaptación a los cambios pese a que éstos son los que definen
nuestra época. Protegidas por el caparazón
de la inercia, les cuesta a menudo someterse
a la crítica de su obsolescencia que permanece en algunas de sus formas de actuar. Cuesta, por ejemplo, entender que los órdenes del
día de las Conferencias Internacionales del
Trabajo sean fijados con más de dos años de
antelación. Ello obligará a que el Consejo de
Administración de marzo de 2009 modifique,
por la necesidad de estar al día con respecto a
la crisis económica actual, la agenda establecida hace casi tres años para la Conferencia
Internacional del Trabajo de 2009.
Pero, en segundo lugar, quiero destacar
que el Convenio Marítimo es el primer intento serio y responsable para proporcionar una
dimensión socialmente justa a todo un sector
económico globalizado.
Es por ello por lo que esta Norma Internacional debe quedar inscrita en el marco que
desde 2000 lleva a cabo la OIT en favor de
conseguir la necesaria dimensión social de la
globalización. Hay que ubicarla en el lema
18
general que define hoy en día el conjunto de
las funciones y actuaciones de la OIT: el Trabajo Decente.
Con el fin de situar el Convenio Marítimo
en tales marcos, me propongo describirlos de
manera que su análisis técnico pueda quedar
debidamente integrado en el más general de
lo que la Organización Internacional del Trabajo «en el año de su 90 Aniversario» persigue
para hacer efectivos los mismos valores de
justicia social que determinaron su fundación, aunque en circunstancias económicas y
sociales muy distintas a las de 1919.
Los artículos 3 y 4 del Convenio podrían
ser considerados como los más característicos
del mismo en lo relativo a los principios generales que deben regir el transporte marítimo.
Su redacción fue adoptada sin objeción alguna en su discusión en la Conferencia Marítima de 2006. No hubo enmiendas.
Deseo mencionar que en el debate del Proyecto del Convenio se suscitaron diversas
apelaciones a la necesidad de flexibilidad de
sus cláusulas. Es algo muy corriente en los
tiempos actuales cuando son debatidas las
normas internacionales del trabajo. A menudo se utiliza en la promoción de la flexibilidad
la coartada de que sin ella las ratificaciones
pueden ser escasas. El Convenio Marítimo no
fue una excepción. Sin embargo, conviene
recordar que fue adoptado por votación nominal con 314 votos a favor y ninguno en contra.
Seguramente porque se consiguió el necesario equilibrio entre seguridad y flexibilidad.
LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL
DEL TRABAJO (OIT)
EN LA ACTUALIDAD
Las normas internacionales del trabajo
son seguramente el principal instrumento
con que cuenta la comunidad internacional
para lograr una globalización justa. La OIT,
que asume las competencias de esta regulación internacional dentro del Sistema de
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Naciones Unidas, está actualmente empeñada en lograr la extensión en el mundo del Trabajo Decente. Preocupa la calidad del trabajo
y no solamente la cantidad de puestos de trabajo que puedan crearse con el fin que sea
respetada la dignidad de los seres humanos
que lo prestan.
Si la Organización Internacional del Trabajo ha perdurado durante 90 años se debe a
que, por una parte, sus valores y cometidos no
han perdido vigencia y, por otra, a que ha ido
adaptando su función a las necesidades que el
mundo del trabajo ha ido planteando en cada
periodo histórico.
Si durante la revolución industrial la principal preocupación fue limitar la jornada de
trabajo de manera que la salud de los trabajadores quedara salvaguardada, la etapa que
vivimos de globalización económica y masiva
utilización de nuevas tecnologías en el trabajo implica la internacionalización del empleo
y la necesidad de que de las nuevas oportunidades surgidas se aprovechen debidamente,
justamente, quienes prestan por cuenta ajena o propia un trabajo.
Al final de la Primera Guerra Mundial se
estableció una Oficina Internacional del Trabajo que sirvió de apoyo a las conferencias
que organizaba la Asociación Internacional
para la Legislación del Trabajo, constituida
en Basilea (Suiza) en 1900. Sus primeras
actuaciones las encaminó a proteger el trabajo de las mujeres en la industria y a prohibir
sustancias nocivas, como el fósforo blanco en
la fabricación de cerillas. Estos, entre otros,
pueden considerarse como antecedentes de la
OIT.
Los retos concretos que en el día de hoy se
plantean en el terreno laboral son, en cambio,
muy distintos a los de hace casi un siglo. Sin
embargo, el fin último sigue siendo el mismo:
paz mediante la justicia social. Por ello, la
OIT con su «estructura tripartita» sigue siendo útil e incluso absolutamente necesaria. Se
quiere conseguir la prosperidad para todos y
procurar que la mundialización no dé origen
a mayores desigualdades entre pueblos y personas, lo que podría amenazar de nuevo la
paz en el mundo, en tanto que caldo injusto de
cultivo de otros conflictos mundiales.
Hoy en día el mundo de las relaciones laborales está experimentando el mismo proceso
de cambio que afecta, en general, a la economía que subyace en su propia base.
Si la coordinación entre las políticas económicas nacionales resulta obligada por la misma naturaleza de los intercambios comerciales transnacionales y la movilidad de capitales entre países, las políticas sociales y laborales exigen acciones normativas consensuadas entre los agentes sociales y los gobiernos
en el plano mundial. Las diferencias entre las
naciones ~culturales, políticas y económicas~
no tendrían que ser obstáculo para el acuerdo, al menos en aquellos mínimos exigidos
por el carácter humano del trabajo, que sigue
sin ser una mercancía más, al menos en el
terreno de los principios y de los valores.
Advierte Lionel Jospin en su libro «Le
monde comme je le vois» (Éditions Gallimard, octubre 2005) que «ir hacia un nuevo
gobierno mundial supone la presencia en las
instituciones y voluntad política. Las instituciones existen. Condenarlas y querer suprimirlas, como reclaman ciertos altermundialistas, esperando crear ex nihilo una arquitectura internacional completamente nueva,
es ilusorio y puede resultar nefasto. En un
mundo en el cual el juego de las organizaciones internacionales esté paralizado se
impondría la ley de la selva, la razón del más
fuerte y el unilateralismo. Partamos más
bien de lo que subsiste de las grandes ambiciones reformadoras del periodo posterior a
la Segunda Guerra Mundial. Reformemos la
Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario y el Banco Mundial. Reforcemos el papel de la Organización Internacional del Trabajo, para asegurar la toma de
conciencia de normas sociales en la vida
económica internacional» .
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ESTUDIOS
LA DIMENSIÓN SOCIAL
DE LA GLOBALIZACIÓN
La Organización Internacional del Trabajo sigue examinando la repercusión social de
la globalización económica en curso. Al mismo tiempo, lleva a cabo actuaciones en diversos países a través de los Programas de Trabajo Decente por país. El hito inicial fue la
creación de la Comisión Mundial independiente sobre la Dimensión Social de la Globalización, que fue copresidida por la Presidenta de la República de Finlandia, Sra. Halonen, y el Presidente Mkapa, de la República
Unida de Tanzania. La Comisión comenzó a
trabajar en febrero de 2002 y su informe se
publicó el 24 de febrero de 2004. Se compuso
de 26 miembros, que reunían la condición de
legisladores, expertos sociales y económicos,
representantes de la industria, de los sindicatos, círculos académicos y sociedad civil. Conjuntamente, reflejaban todos los puntos de
vista en el debate. Surgió responsablemente
una única opinión convergente: la globalización puede y debe cambiar.
La Oficina Internacional del Trabajo reconoce el potencial saludable de la globalización
en tanto que promotora de economías abiertas
y del consiguiente intercambio más libre de
mercancías, conocimientos e ideas. Al mismo
tiempo, existen desequilibrios a los que hacer
frente y que se juzgan «éticamente inaceptables y políticamente insostenibles». Antes ya
de la crisis se tradujeron en un crecimiento
global del PIB que no repercutió en un crecimiento paralelo de los empleos en el mundo.
Globalmente, el desempleo está en un nivel
más alto que nunca, de forma que más de mil
millones de personas están desempleadas o
subempleadas, o bien son trabajadores pobres.
Por otra parte, la disparidad entre los
ingresos de las personas en los países más
ricos y más pobres nunca ha sido tan amplia,
habiendo pasado de una relación de 50:1 en el
decenio de 1960 a más de 120:1 hoy en día.
Según el Informe Global Wage Report de la
Organización Internacional del Trabajo sobre
20
la evolución de los salarios en el mundo
(periodos 1995-2000 y 2001-2007) los trabajadores asalariados no se han beneficiado, en
absoluto, de la globalización económica que
tantas riquezas ha reportado para los países
más avanzados, los mismos cuyos Gobiernos
han tenido que insuflar dinero público al sistema financiero para seguir vivo.
Con datos obtenidos en 83 países, que
representan alrededor del 70% de la población mundial, se evidencia que mientras el
PIB per cápita ha aumentado un 4,6% anual,
los salarios medios no han llegado a subir ni
el 2% en la mitad de los países examinados.
Los salarios bajos son cada vez más bajos y, al
contrario, los altos son cada vez más altos.
Por otra parte, la disparidad salarial entre
hombres y mujeres se atenúa muy lentamente y sigue siendo importante.
El Informe de la Comisión Mundial es
equilibrado, crítico, práctico y tiene sentido
común, según el Director General de la Oficina, Sr. Somavia. Es crítico, porque declara
que los beneficios no llegan a suficientes personas y que la trayectoria que siguen actualmente no es sostenible. Es práctico, porque
no se trata de detener la globalización, sino
de gestionarla y estructurarla con normas
justas, una mayor ampliación de oportunidades, beneficios que lleguen a más gente, y costos que se reduzcan efectivamente al mínimo.
Tiene sentido común, porque las recomendaciones son viables y realistas. Algunas quizás
sean más difíciles de aplicar que otras, pero
todas son factibles.
PRINCIPALES PROPUESTAS
CONTENIDAS EN EL INFORME
DE LA COMISIÓN MUNDIAL
1. Hacer del Trabajo Decente un objetivo
global: este objetivo ha sido conseguido al ser
asumido por la Asamblea General de Naciones Unidas y la Cumbre de Jefes de Estado y
Gobierno en septiembre de 2005.
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La idea del «Trabajo Decente» incluye cuatro dimensiones estratégicas: promoción de
las normas internacionales y principios fundamentales del trabajo, evitar la discriminación entre mujeres y hombres, mejorar la protección social y fortalecer la libertad sindical
y el diálogo social en el mundo.
2. Políticas nacionales para abordar la
globalización: se incluyen estrategias nacionales de reducción de la pobreza, integración
nacional, Trabajo Decente en el desarrollo
local y otros objetivos sociales.
3. En los sistemas de producción global: se
mencionan el desarrollo empresarial y la creación de empleo, aumentar la eficacia de las
iniciativas empresariales y promoción del
entorno socioeconómico adecuado.
4. Crecimiento, inversiones y empleo. Se
exige coherencia política mundial: el progreso
social depende en gran medida de la evolución de la economía, las finanzas, el comercio,
la tecnología, las inversiones, el entorno y
otros campos conexos. Sin embargo, en los
planos mundial y nacional, las políticas de
estos distintos campos a menudo se aplican
de manera paralela sin tener suficientemente
en cuenta las interacciones que existen entre
ellas. La división sectorial de responsabilidades entre distintos Ministerios Nacionales y
Organizaciones Internacionales refuerza
esta tendencia.
En este contexto, el Informe de la Comisión señala que la obtención de una mayor
coherencia política internacional en la búsqueda de una globalización justa e incluyente
constituye una importante estrategia global
para el sistema multilateral. Sostiene que la
falta de coherencia política entre las políticas
comerciales, de inversiones, financieras y
sociales de las diferentes organizaciones
explica en parte por qué la globalización no
ha permitido alcanzar plenamente objetivos
clave tales como equidad, oportunidades y
empleo.
Por otra parte, la necesidad de contar con
políticas sociales y económicas integradas se
ha hecho más urgente a medida que se ha ido
intensificando la globalización. La evolución
registrada en campos concretos se extendió
con mayor rapidez a otros campos distintos.
Por ejemplo, la crisis financiera se ha convertido rápidamente en crisis de empleo y pobreza. Del mismo modo, la mayor interdependencia entre los países hace que los cambios
de política en un país, por ejemplo, modificaciones de los tipos de cambio o de los tipos de
interés, produzcan cambios en las exportaciones y en el empleo en otros países.
Por consiguiente, y a fin de subsanar esta
grave deficiencia, el Informe de la Comisión
propone una serie de «iniciativas de coherencia política» entre las Organizaciones del sistema multilateral. El objetivo de estas iniciativas consiste en «mejorar la calidad de la
coordinación de las políticas entre las Organizaciones Internacionales en las esferas en las
que la ejecución de sus mandatos coincide y
sus políticas interactúan».
Cada Organización debería actuar en el
marco de su mandato y a través de sus instrumentos de política específicos. Todas las
conclusiones concertadas deberían presentarse posteriormente a los órganos rectores
de las Organizaciones que participen en cada
iniciativa, para que las examinaran e impartieran orientaciones adicionales.
En dicho sentido está actuando la Junta de
Jefes Ejecutivos del sistema de las Naciones
Unidas y el Consejo Económico y Social de la
ONU (ECOSOC). Se recalca que, siguiendo
esta orientación, la OIT y la OMC han elaborado recientemente un Informe conjunto
sobre la Repercusión en el Empleo de la Liberalización Comercial, que ha sido examinado
en los Consejos de Administración de la OIT
de marzo y noviembre de 2007, habiéndose
estimado por las delegaciones, España entre
ellas, como un modelo a seguir en la relación
con las instituciones de Bretton Woods.
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ESTUDIOS
5. Crear una base socioeconómica: no ha
sido definida con detalle esta base socioeconómica. Se sugiere, no obstante, que la misma
consista en garantizar la protección social y
la Seguridad Social básica en el proceso de
globalización, dentro de un esfuerzo más
amplio para convertir el Trabajo Decente en
un objetivo mundial.
6. La economía mundial y el movimiento
transfronterizo de personas: de gran relevancia para España en tanto que país receptor de
inmigración. La Comisión propuso revitalizar los acuerdos internacionales vigentes en
materia de migración, desarrollar el diálogo
entre los países de origen y los países de destino y preparar un proceso para elaborar un
marco multilateral.
7. Movilización para el cambio. el papel de
la OIT: la OIT se encuentra en la actualidad
debatiendo su «reforzamiento» en el marco
del proceso de reforma One UN. Existen
actualmente ocho países pilotos en los que
está participando la OIT y se persigue expresamente que la «ventanilla única» prevista
para la ONU no llegue a difuminar la esencia
tripartita de la Organización.
MENSAJES DEL DIRECTOR
GENERAL EN RELACIÓN CON
EL INFORME DE LA COMISIÓN
Pueden sintetizarse de la siguiente manera:
1. «Empezar por la propia casa»: no se
puede lograr con éxito una globalización justa si no existen resultados satisfactorios a
nivel local.
2. Centrarse en la equidad: se necesitan
normas equitativas para el comercio, las
corrientes de capital y tecnológicas, la migración y las normas laborales. Resulta urgente
ocuparse de la inestabilidad de los precios de
las materias primas, las cargas excesivas de
la deuda, y del mayor y mejor acceso a los
22
mercados. Ello producirá una mayor identificación nacional con las políticas de desarrollo, especialmente en los países menos adelantados.
3. Replantearse la gobernanza global:
para lograr todos los beneficios de una buena
gobernanza global se necesita que sea transparente, rinda cuentas, sea democrática, eficiente y equitativa. La consecución de los
Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de
reducir la pobreza a la mitad obliga a que se
movilice el tripartismo en pro de la acción
global utilizando a la OIT como actor global.
MENCIÓN ESPECIAL A ÁFRICA
El Informe está a la altura de las aspiraciones del NEPAD, que señala que: «la pobreza y atraso de África contrastan fuertemente
con la prosperidad del mundo desarrollado.
La constante marginación del continente
africano del proceso de globalización así como
la expulsión social de una gran mayoría de su
población constituyen una seria amenaza
para la estabilidad mundial». El Presidente
de Tanzania, Sr. Mkapa, citando en la Conferencia de 2004 a Confucio dijo que: «en un
país bien gobernado la pobreza es algo vergonzoso». Así mismo, añadió, que la faceta
contra la cual la mayoría de la gente protesta
es la del comercio global tal como actualmente lo gestiona la OMC.
DECLARACIONES SOBRE EL TRABAJO
DECENTE Y LA DIMENSIÓN SOCIAL
DE LA GLOBALIZACIÓN
EN LOS ORGANISMOS REGIONALES
Y MULTILATERALES
El Presidente del Gobierno de España dijo
ante los delegados de la Conferencia Internacional del Trabajo de 2004 que la OIT constituye una plataforma para el debate internacional sobre las «ideas muy útiles para una
reflexión estratégica» contenidas en el Infor-
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FRANCISCO ARNAU NAVARRO
me de la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización, añadiendo
que «nuestro potencial para el futuro es
inmenso. Sin embargo, la comparación entre
realidades que hoy conocemos ofrece resultados vergonzosos: países inmensamente ricos
y otros casi mendigos».
El Consejo de la Unión Europea, ya en
marzo de 2005, animó particularmente al
diálogo y la cooperación entre la Organización Mundial del Comercio, las instituciones
de Bretton Woods y la Organización Internacional del Trabajo con el fin de promover un
Trabajo Decente para todos. También instó a
todas las demás Organizaciones Internacionales a que cooperen con el fin de promover el
Trabajo Decente para todos, como instrumento para garantizar la coherencia en el fomento del crecimiento económico, el empleo y la
gobernanza social en el contexto de la globalización.
La Cumbre Mundial de Naciones Unidas
de 2005 definió el empleo pleno y productivo y
el Trabajo Decente para todos como objetivos
mundiales y elementos esenciales de las
estrategias nacionales de desarrollo. Se instó
en el documento final de esta cumbre a que la
OIT elaborara una estrategia para movilizar
recursos que sea sólida, ambiciosa y realista.
LA DECLARACIÓN DE 2008
El instrumento internacional más destacado de carácter general, aprobado últimamente por la Conferencia Internacional del
Trabajo en 2008 es sin duda la «Declaración
de la OIT sobre la Justicia Social para una
Globalización equitativa», conocida también
como Declaración de 2008. En el Prefacio de
la misma el Director General, Sr. Somavia,
indica que la «Declaración surge en un
momento político crucial, que refleja el
amplio consenso acerca de la necesidad de
una fuerte dimensión social en la globalización que permita conseguir mejores resultados y que éstos se repartan de manera más
equitativa entre todos. Constituye una brújula para la promoción de una globalización
equitativa basada en el Trabajo Decente, así
como una herramienta práctica para acelerar
el progreso en la aplicación de la Agenda de
Trabajo Decente a nivel de país. Asimismo,
refleja una perspectiva productiva que destaca la importancia de las empresas sostenibles
para la creación de más empleo y oportunidades de ingresos para todos y plantea un
desafío a la Conferencia Internacional del
Trabajo, al Consejo de Administración y a la
Oficina Internacional del Trabajo al señalar
que la Organización debería revisar y adaptar sus prácticas institucionales para mejorar la gobernanza y desarrollar la capacidad,
a fin de utilizar de la mejor manera posible
sus recursos humanos y financieros y la ventaja única que representan su estructura tripartita y su sistema normativo».
EUROPA, LA OIT Y LA GLOBALIZACIÓN:
PERSPECTIVAS COMUNES
Europa no puede esperar alcanzar el equilibrio económico y social en un mundo injusto
e inestable. A medida que el ritmo de la globalización se acelera, la importancia de las
recomendaciones de la Comisión Mundial
sobre la Dimensión Social de la Globalización
está siendo reconocida por muchos líderes
políticos, empresarios, sindicalistas y líderes
de la sociedad civil. Dentro de las Naciones
Unidas y el sistema multilateral, los países
europeos y la propia Unión se han asegurado
de que se realicen todos los esfuerzos para
reforzar y aumentar la importancia de la cooperación internacional sobre las políticas
económicas y sociales.
Estas cuestiones se debatieron en la Conferencia sobre la Internacionalización del
Empleo de Annecy en 2001, en la que se
resaltó la importancia de la adopción de un
enfoque internacional sobre las políticas de
empleo. Se reconoció mucho antes de la
actual crisis que los importantes cambios en
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ESTUDIOS
los modelos comerciales y en la inversión,
junto al rápido cambio tecnológico están causando gran turbulencia en el empleo mundial. Muchas, grandes e influyentes corporaciones están desarrollando estratégicas de
«global sourcing» para aumentar la flexibilidad necesaria a fin de hacer frente a los cambios que se producen en los crecientes mercados globales de consumo. Contemplado desde
una perspectiva global, esto forma parte de
un proceso que da lugar a mejores niveles de
vida, se dijo, aunque el impacto de estos cambios no siempre sea el mismo.
Dentro de los diferentes países, los despidos en un sector o región no conllevan necesariamente contrataciones en otras empresas.
Entre países, la tendencia de los últimos años
muestra que los menos desarrollados apenas
atraen inversión extranjera directa, excepto
en la extracción de determinados minerales.
Este informe de la reunión de Annecy sirvió de base para la Reunión de Ministros de
Trabajo y Asuntos Sociales de Europa de
2005 y ofreció una oportunidad para revisar
el alcance para una mayor colaboración y
para identificar formas en las que pueden
perseguirse objetivos comunes de forma más
efectiva.
A este respecto, en la Reunión Regional de
Asia Central y Europa celebrada en Budapest en 2005 se acordó que «estos elementos
comunes incluyen el crecimiento y la competitividad, más y mejores puestos de trabajo y
cohesión social, igualdad y justicia, así como
respeto a los principios fundamentales y
derecho en el trabajo». La reunión de Budapest destacó también la «valiosa relación de
trabajo entre la OIT y las instituciones de la
UE, las cuales pueden apoyar la coherencia
de las políticas económicas y sociales en el
sistema multilateral y dar forma al desarrollo de la cooperación teniendo como referencia
la promoción de él en la región y en todo el
mundo». La reunión Regional de Lisboa, de
febrero de 2009 acaba de insistir sobre los
mismos parámetros, además de orientar
24
sobre la forma de afrontar la actual crisis de
empleos.
LA PROMOCIÓN DEL TRABAJO
DECENTE A TRAVÉS
DE LA COOPERACIÓN TÉCNICA
DESARROLLADA POR LA OIT
La OIT tiene declarado que el empleo es el
motor fundamental del desarrollo. Así, la
Conferencia Internacional del Trabajo en su
95ª reunión en Ginebra 2006 adoptó 38 conclusiones relativas a la cooperación técnica,
pudiendo destacarse las siguientes:
• El empleo pleno y productivo y el Trabajo Decente son motores fundamentales del desarrollo y, por consiguiente,
objetivos prioritarios de la cooperación
internacional.
• La cooperación técnica es esencial para
alcanzar los cuatro objetivos estratégicos de la Organización, a saber, la promoción de las normas y los derechos en
el trabajo, el empleo, la protección social
y el diálogo social, así como la cuestión
de la igualdad de género, que incumbe a
todas las áreas. Ello también contribuirá a reducir la pobreza y mejorar la
vida de los trabajadores vulnerables.
• Los Programas de Trabajo Decente por
País (PTDP), elaborados mediante un
proceso de consultas tripartitas a nivel
nacional, constituyen un mecanismo
esencial para canalizar la cooperación
técnica.
• Los interlocutores sociales desempeñan un papel esencial en el desarrollo social y económico, y su función y
responsabilidades deberían ser reforzadas, por lo que la OIT ha de facilitar
la participación de sus mandantes tripartitos en los procesos de programación nacionales, regionales y de las
Naciones Unidas.
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• La cooperación técnica de la OIT en el
ámbito del empleo debe abarcar el
fomento del espíritu empresarial, la
creación de empresas, la promoción de
la productividad y el desarrollo de las
calificaciones profesionales, en particular por lo que respecta a las microempresas y las pequeñas y medianas
empresas, y la formalización de la economía informal. Debe tenerse presente
la Recomendación sobre la creación de
empleos en las pequeñas y medianas
empresas, 1998 (num.189), el Convenio
y el Programa Global de Empleo. Por
otra parte, habida cuenta de la extraordinaria labor y los resultados obtenidos
con el Programa Internacional para la
Erradicación del Trabajo Infantil
(IPEC), se exige a la OIT que siga
centrándose en la eliminación del trabajo infantil y en el empleo de los jóvenes, a la luz de los ODM.
• Debe abordarse la cuestión de la emigración laboral, que esta cobrando una
importancia cada vez mayor en el plano mundial.
• La libertad sindical y el derecho de sindicación constituyen la esencia de los
derechos fundamentales de todos los
trabajadores. La existencia de organizaciones sólidas e independientes de
empleadores y de trabajadores es vital
para el desarrollo.
A MODO DE EPÍLOGO
El sector del transporte marítimo ínternacional ha sido y esta siendo protagonista del
proceso de globalización actual, caracterizado por el incremento de la competencia entre
mercados nacionales. Constituye, además,
un observatorio privilegiado para comprobar
cómo se están localizando muchas empresas
lejos de los consumidores y en fábricas, a
veces diferentes, con fases productivas o de
servicios a menudo distintos. Sus actores rea-
les, empleadores y trabajadores, están en
mejores condiciones que nadie para entender
que la coordinación de las políticas laborales
nacionales es indispensable para recuperar el
empleo perdido con la recesión económica,
para incrementarlo y siempre en las condiciones humanas que los Programas de Trabajo
Decente de la OIT están exigiendo.
Coíncidíendo con su 90º Aniversario, la
OIT ha acogido la Cumbre sobre la Crisis
Mundial del Empleo dentro de su Conferencia Internacional del Trabajo de junio de
2009. Nunca antes la Organización congregó
a tantos Jefes de Estado y Presidentes de
Gobierno como en esta ocasión. El Pacto
Mundial para el Empleo, resultante de la
Cumbre y de la Conferencia, persigue esencialmente el logro de la coordinación y la
coherencia de las medidas laborales y económicas que vienen adoptándose en el orden
doméstico nacional como condición para su
máxima efectividad.
Se espera el apoyo de los países del G-20.
cuya reunión de abril de 2009 en Londres
derivó en un llamamiento a la OIT para llevar a cabo la evaluación de las medidas adoptadas y para que proponga las que fueran
necesarias en el futuro (punto 26). No parece
que sería positivo que en la concertación
social nacional, que se lleva a cabo en muchos
paises, los interlocutores sociales dieran la
espalda a lo que ellos mismos han consensuado en Ginebra en la Conferencia de junio. En
la OIT está representada la economía real
mundial y debidamente estructurada para
dialogar, concertar, regular y, además, controlar la aplicación de las Normas Internacionales del Trabajo, muchas de ellas, como el
Convenio de Trabajo Marítimo, señeras en el
camino para conseguir la dimemsión ética de
la globalización compatible con una enconomía efectivamente productiva.
Las políticas laborales deberían salir ya
del recinto cerrado de las tradiciones nacionales en el que se han desarrollado. Habría
que impulsar patrones comunes en los países,
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ESTUDIOS
en consonancia con la realidad actual de la
mundialización, y al servicio de la dignidad
universal del trabajo.
ferencia Internacional del Trabajo, Marítima, de febrero de 2006. Es la finalidad última
del Convenio Marítimo en tanto que promueve condiciones de trabajo y de vida decentes.
CONCLUSIÓN: EL BIENESTAR
DE LA GENTE DE MAR
A su bienestar se refiere una de las Resoluciones adoptada por la 94ª Sesión de la Con-
26
Es también el objetivo de cualquier Norma
Internacional del Trabajo para la población
laboral. Queda en manos de los agentes sociales y de los Gobiernos su efectiva promoción y
aplicación en la práctica.
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RESUMEN
El presente trabajo tiene por finalidad situar el CTM (2006) en el marco que desde 2000 lleva a cabo la OIT en favor de conseguir la necesaria dimensión social de la globalización en
el conjunto de actuaciones a favor del Trabajo Decente.
Con el fin de situar el Convenio Marítimo en tales marcos, me propongo describirlos de
manera que su análisis técnico pueda quedar debidamente integrado en el más general de
lo que la Organización Internacional del Trabajo «en el año de su 90 Aniversario» persigue
para hacer efectivos los mismos valores de justicia social que determinaron su fundación,
aunque en circunstancias económicas y sociales muy distintas a las de 1919. Si durante la
Revolución Industrial la principal preocupación fue limitar la jornada de trabajo, de manera que la salud de los trabajadores quedara salvaguardada, la etapa que vivimos de globalización económica y masiva utilización de nuevas tecnologías en el trabajo implica la internacionalización del empleo y la necesidad de que de las nuevas oportunidades surgidas se
aprovechen debidamente, justamente, quienes prestan por cuenta ajena o propia un trabajo. Para la Organización Internacional del Trabajo la globalización tiene un potencial
saludable en tanto que promotora de economías abiertas y del consiguiente intercambio
más libre de mercancías, conocimientos e ideas pero siempre y cuando seamos capaces de
hacer frente a los importantes desequilibrios que están haciendo que nunca la brecha entre
pobres y ricos sea tan amplia. El trabajo examina el proceso hasta la adopción de la fundamental «Declaración de la OIT sobre la Justicia Social para una Globalización equitativa»,
adoptada por la Conferencia Internacional del Trabajo de 2008, así como algunas actuaciones posteriores.
También se analiza el papel de la Unión Europea en esta materia en el entendimiento de
que es imprescindible reforzar y aumentar la cooperación internacional sobre las políticas
económicas y sociales dando noticia de las distintas actuaciones a nivel europeo en este
sentido hasta la muy reciente Reunión Regional de Lisboa, celebrada el mes de febrero de
2009.
Finalmente, el trabajo analiza el papel realizado por la OIT en la promoción del Trabajo
Decente a través de la cooperación técnica, señalando las mas importantes Conclusiones
relativas a la cooperación técnica en esta materia adoptadas en la Conferencia Internacional del Trabajo en su 95ª reunión en Ginebra 2006.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
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