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3.3.2. Interacciones entre la ciencia y la tecnología en la satisfacción de necesidades e
interés.
Como se ha venido mencionado, diversas enfermedades atacan el aparato respiratorio y desde la
antigüedad el hombre ha utilizado compuestos orgánicos para tratarlos. Hace 3000 años, en
Egipto y China se utilizaban hongos y el moho que aparecía con la humedad para tratar diferentes
padecimientos. Sin embargo, en aquella época, se pensaba que estos remedios eran mágicos. No
se comprendía que era en realidad lo que curaba a las personas. Los tratamientos eran poco
efectivos y no todos los enfermos reaccionaban al mismo. En el siglo XIX, Luis Pasteur demostró
que existían organismos microscópicos, las bacterias, que eran capaces de provocar
enfermedades.
Hoy en día se define a los antibióticos como sustancias químicas que se obtienen a partir de
microorganismos (bacterias u hongos) y que son dañinas para otros. El suceso más importante fue
cuando Alexander Fleming descubrió la penicilina, un hongo capaz de inhibir el crecimiento de
algunas bacterias, debilitando su pared celular, lo que provoca que las bacterias mueran.
Es muy importante que la utilización de los antibióticos sea supervisada por un médico para
asegurar que el tratamiento funcione y no afecte al paciente. Se deben respetar tres puntos:
1.- Se debe elegir un antibiótico capaz de matar el agente causal de la enfermedad.
2.- La dosis recetada debe afectar al mayor número de microorganismos sin que produzca en el
paciente efectos secundarios.
3.- La administración debe ser por el tiempo necesario para erradicar por completo la enfermedad,
es decir que el paciente ya esté sano.
Si no se cumplen con estos tres puntos, se favorece que los microorganismos se vuelvan
resistentes a los medicamentos y que los pacientes desarrollen alergias a ellos.
Antivirales.
A diferencia de los antibióticos que destruyen a los microorganismos, los antivirales no destruyen,
sólo retrasan el crecimiento de nuevos virus, o lo impiden. Con la ayuda de la Industria
farmacéutica se pueden obtener antivirales naturales a partir de aceites de plantas, frutas, árboles
y hierbas como el ajo, la naranja o el eucalipto que son útiles para aliviar los síntomas de
padecimientos como el refriado común.
Fabricar antivirales es complicado porque los virus son organismos que utilizan las células del
propio paciente para replicarse, por lo que la industria farmacéutica debe obtener productos que
afecten sólo al virus y no a la célula que lo contiene.
Antimicóticos.
La obtención de antimicóticos se empezaron a obtener hasta 1940, pero fue hasta finales de 1960
cuando se obtuvieron resultados exitosos.
Algunos de estos medicamentos se administran de forma oral, pero otros deben ser inyectados o
incluso tiene que ser administrados de manera intravenosa. Como ocurre con otros medicamentos
que se han mencionado con anterioridad, uno de los principales retos para la industria
farmacéutica es que los medicamentos dañen a los organismos patógenos sin afectar al paciente y
que produzcan los menos efectos secundarios, lo cual es muy complicado en el caso de los
hongos ya que sus células comparten muchas características con las células animales. Los
antimicóticos son muy útiles en los pacientes con asma que se vuelven más propensos a ser
atacados por esporas de hongos.
Antisépticos.
La industria no sólo trabaja en productos que curen enfermedades, sino en productos que los
prevengan y limiten su propagación. Dentro de éstos se encuentran los antisépticos, los
desinfectantes y las vacunas.
Los antisépticos son sustancias antimicrobianas que se pueden aplicar sobre tejidos vivos como la
piel. Su uso más común es en las heridas, donde ayudan a prevenir la entrada de los microbios al
organismo, pero también son muy útiles en la limpieza de manos, lo que ayuda a prevenir el
contagio de una persona a otra cuando saludamos.
Desinfectantes.
Los desinfectantes son sustancias que pueden destruir microbios presentes en objetos no vivos,
como pisos, teléfonos, agua, etc. Éstos son muy importantes para prevenir la propagación de
enfermedades respiratorias como el resfriado o la gripa, pues muchos de estos desinfectantes
destruyen los virus que se expulsan cuando se estornuda o tose.
Vacunas.
Las vacunas son sustancias que cuando se introducen al organismo, activan el sistema
inmunológico permitiendo que éste combata eficazmente el ataque por ciertos virus o bacterias. Se
debe recordar que, como se mencionó anteriormente, los virus cambian constantemente, lo que
dificulta la fabricación de vacunas en su contra. Además, algunas enfermedades respiratorias,
como el resfriado común, son causadas por más de 200 virus diferentes, lo que complica la
generación de vacunas en contra de éstos.
Productos útiles para prevenir la adquisición y la propagación de enfermedades respiratorias.
Antisépticos
Desinfectantes
Vacunas.
Alcohol
Alcohol
Contra el virus de la influenza
Jabones
Detergentes
Contra la tuberculosis
Peróxido de hidrógeno
(agua oxigenada)
Hipoclorito de sodio (cloro)
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Yodo
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Las enfermedades respiratorias han causado grandes males a las personas de todas las épocas y
lugares; sin embrago, la ciencia ha logrado combatirlas en buena medida. Algunos
descubrimientos, como la penicilina permitieron curar muchas enfermedades respiratorias y de
otros tipos.
Virus, bacterias y otros organismos que causan enfermedades están en continuo cambio. Por esa
razón, científicos, gobiernos, y empresas investigan constantemente medicamentos, vacunas y
otras formas de prevenir y curar las nuevas enfermedades o sus variables.
La medicina es una de las áreas donde más ha influido la ciencia y tecnología. Cada día, los
médicos y otros especialistas de la salud descubren más herramientas para tratar las
enfermedades.
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